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1. A LAS PRENDAS.

Antón, Antón,
Antón pirulero,
cada cual, cada cual,
que atienda a su juego
y el que no lo atienda
pagará una prenda.
Antón, Antón.
Antón pirulero,
cada cual, cada cual,
que atienda a su juego
y el que no lo atienda
pagará una prenda.

2. TENGO UNA MUÑECA

Tengo una muñeca


vestida de azul
con su camisita
y su canesú.
La saqué a paseo,
se me constipó,
la tengo en la cama
con mucho dolor.
Esta mañanita
me dijo el doctor
que le dé jarabe
con un tenedor.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho
y ocho dieciséis;
y ocho veinticuatro
y ocho treinta y dos,
ánimas benditas
me arrodillo yo.
3. EL BURRO ENFERMO.
A mi burro, a mi burro
le duele la cabeza,
el médico le ha puesto
una corbata negra.
A mi burro, a mi burro
le duele la garganta,
el médico le ha puesto
una corbata blanca.
A mi burro, a mi burro
le duelen las orejas,
el médico le ha puesto
una gorrita negra.
A mi burro, a mi burro
le duelen las pezuñas,
el médico le ha puesto
emplasto de lechugas.
A mi burro, a mi burro
le duele el corazón,
el médico le ha dado
jarabe de limón.
A mi burro, a mi burro
ya no le duele nada,
el médico le ha dado
jarabe de manzana.
4. AL PASAR POR EL CUARTEL
Al pasar por el cuartel
se me cayó un botón
y vino el coronel
a pegarme un pisotón.
¡Qué pisotón me dio
el cacho de animal
que estuve siete días
sin poderme levantar!
Las niñas bonitas
no van al cuartel
porque los soldados
les pisan el pie.
- Soldado valiente,
no me pise usted,
que soy pequeñita
y me puedo caer.
- Si eres pequeñita
y te puedes caer,
cómprate un vestido
de color café,
cortito por delante,
larguito por detrás
con cuatro volantes
y ¡adiós mi capitán!
5. CINCO LOBITOS
Cinco lobitos
tubo la loba,
cinco lobitos,
detrás de la escoba.
Cinco parió,
cinco crió,
y a los cinco lobitos
tetita les dio.

DEBAJO UN BOTÓN
Debajo un botón, ton, ton,
que encontró Martín, tin, tin,
había un ratón, ton, ton.
¡Ay! qué chiquitín, tin, tin.
¡Ay! qué chiquitín, tin, tin.
era aquel ratón, ton, ton,
que encontró Martín, tin, tin,
debajo un botón, ton, ton.
EL HADA DE LA NAVIDAD

PRIMER ACTO
El telón se abre y observamos a la familia de Lily, una niña muy explosiva, reunida en torno a un árbol debajo del
cual únicamente hay dos regalos pequeños, para ella y su hermano.
Ella abre el suyo y se molesta al ver que recibió una muñeca de trapo.
Lily: ¿Una tonta muñeca? ¡Mamá, yo quería un scooter!
Hermano: Y yo quería una consola de videojuegos, ¡esta pelota barata no me gusta!
Mamá (malhumorada): Pues fue para lo único que nos alcanzó este año, ¡agradecidos deberían estar de que les
dimos regalos!
Papá: Desde que nos quedamos sin empleo, las cosas han estado muy difíciles y lo saben. ¡Son un par de
malcriados! Hermano: ¡Pues yo quiero mi consola!
Lily arroja la muñeca al piso. Lily: ¡Esta es la peor Navidad de todas!
Enfurruñada, sale del escenario mientras su familia discute.

SEGUNDO ACTO
En su habitación, Lily refunfuña y se queja de su familia.
Lily: Vaya Navidad más fea estamos pasando. Los odio a todos.
De pronto, un resplandor se hace presente en un extremo del escenario y la niña se sorprende. Entra en escena una
muchacha muy hermosa, ataviada con un largo vestido blanco, alas doradas y una varita mágica.
Lily: ¿Quién eres tú? Altea: Soy Altea, el Hada de la Navidad. Y estoy aquí porque en esta casa hace falta bastante
espíritu navideño.
Lily: Pues sí, ¡mis papás me dieron el peor regalo de todos! ¿Así cómo voy a poder disfrutar de la Navidad?
Altea: Lily, te estás equivocando, Navidad no se trata de los regalos que recibimos, sino de agradecer lo que
tenemos y compartir el amor que sentimos por nuestros seres queridos. ¿Tienes idea de lo mucho que tus padres se
esforzaron para comprar esas cosas?
Lily: Pues… creo que no.
Altea: Tus padres te aman, Lily, a ti y a tu hermano pero ahora están pasando por un mal momento, y necesitan todo
su apoyo. Que pena que pasen una Navidad tan triste, teniendo que discutir con sus hijos a causa de los obsequios.
Lily: Tienes razón, Altea. He sido muy egoísta. Altea: ¿Prometes ahora que disfrutarás la Navidad, pase lo que pase?
Lily: Sí, lo prometo. Altea la toca con su varita.
Altea: Ahora la ilusión navideña permanecerá viva en ti, para compartir con la gente que amas.

TERCER ACTO
Lily entra en escena, donde sus padres y su hermana se encuentran sentados cerca del árbol de Navidad, apáticos y
decepcionados. La pequeña abraza a su mamá y besa su mejilla.
Mamá: Lily, ¿qué pasó? Lily: Pasa que es Navidad, mamá y todos deberíamos estar felices por estar juntos. Su
familia se mira con sorpresa.
Lily: Perdón por haberme portado tan mal como ustedes. No me importan los regalos, solo me importa pasar esta
Navidad con las personas que quiero.
Papá: Perdónanos a nosotros, por no entenderlo también, hijita.
Hermano: Sí, hermanita. Tienes razón, lo único que importa es que estamos juntos.
La familia se abraza con cariño, deseándose los unos a los otros una feliz Navidad.

FIN

EL CONEJITO QUE SE BURLABA DE TODO


PRIMER ACTO
Se abre el telón mostrándonos a un Conejo en escena, muy aburrido. él bosteza y mira alrededor,
desdeñoso.
Conejo: ¡Qué aburrimiento! Como no pase algo emocionante pronto, voy a morirme del asco.
Entra en escena la ardilla, agitando la mano para saludar.
Ardilla: Hola Conejo, ¿no has visto de casualidad alguna nuez por aquí?
El conejo la mira y luego se ríe de mala manera.
Ardilla: ¿Qué pasa?
Conejo: No me había dado cuenta, ¡qué dientes tan grandes y chuecos tienes!
Mientras el Conejo se sujeta el estómago de la risa, la ardilla sale de escena, muy ofendida. Entra el ciervo
después de ella, luciendo una bufanda muy colorida. Ciervo: ¿Qué tal, Conejo? ¿Te gusta mi nueva
bufanda? Conejo: ¿Eso? ¡Qué mal gusto! Pareces un payaso.
El Conejo ríe una vez más en tanto el Ciervo sale de escena, con la nariz en alto y una expresión muy
molesta. Entra en escena el Zorro, saludando afablemente.
Zorro: ¿Cómo estás, Conejo? ¿Quieres ir a recoger bayas?
Conejo: ¿Bayas? ¿Contigo? No gracias, eres tan malo cazando que no creo que puedas ni siquiera coger
una simple fruta. El Zorro lo mira enojado y va tras sus compañeros, mientras el Conejo ríe y ríe.

SEGUNDO ACTO
El zorro, la ardilla y el ciervo están decorando el bosque para hacer una fiesta navideña.
Ardilla: ¡Qué bonito va a quedar todo! Ya quiero que sea Navidad. De pronto, el conejo entra en escena
sonriendo socarronamente. Conejo: ¡Una fiesta! ¡Qué bien, ya estaba empezando a aburrirme!
Zorro (mirándolo con desdén): Tú ni siquiera estás invitado.
Conejo: ¿Y por qué no? ¡Todo mundo sabe que soy el alma de la fiesta! Ciervo: Pues de esta no, después
de como nos trataste esta mañana, creo que sales sobrando. Ardilla: Vete Conejo, no queremos discutir
contigo. Los animalitos le dan la espalda para seguir decorando y el Conejo se aleja hacia un rincón del
escenario, pensativo.
Conejo: ¿De verdad me habré portado tan mal con mis amigos? ¡Chispas! Esta será la primera vez que
pase la Navidad solo… ay no.
Desanimado, el Conejo sale de escena arrastrando los pies.

TERCER ACTO
El conejito, arrepentido, entra en escena llevando un pastel mientras los otros animalitos lo miran con el
ceño fruncido. Ciervo: ¿Y ahora qué quieres? Conejo: Vengo a pedirles una disculpa por ser tan burlón, no
quería ofenderlos. Me siento muy solo y hoy que es Navidad, me gustaría pasarla con ustedes. Si me
dejan. Zorro: No lo sé, fuiste muy malo con nosotros.
Ardilla: Vamos amigos, no hay que ser así. Después de todo, Navidad también se trata de perdonar, ¿lo
recuerdan? Los animales se miran entre ellos y luego sonríen.
Zorro: Tienes razón, Ardilla. Te perdonamos, Conejo, pero tienes que prometer que serás bueno de ahora
en adelante. Conejo: Así será, amigos míos. Feliz Navidad.
Ciervo: ¡Feliz Navidad, Conejo! Los cuatro amigos se abrazan una vez que el Conejo deja su pastel en la
mesa y entonces, se sientan a la mesa para cenar, riendo.

FIN

TOM Y EL MUÑECO DE NIEVE


PRIMER ACTO
Tom, un niño muy simpático y vestido con ropa de invierno, se encuentra fuera de su casa haciendo un muñeco de
nieve.
Tom: Creo que voy a llamarte Billy, parece un buen nombre para un muñeco de nieve.
A lo lejos, se escucha la voz de su madre llamándolo a cenar.
Mamá (voz fuera de escena): Tom, ¡la cena está lista!
Tom suspira y mira al muñeco.
Tom: ¿Sabes? En este vecindario no hay niños con los cuales jugar, ¡cómo desearía que tú fueras de verdad para que
pudiéramos ser amigos!
Tom sale de escena sin percatarse de como, en el escenario, una estrella fugaz pasa como relámpago y su muñeco
comienza a moverse.

SEGUNDO ACTO
Tom entra en escena colocándose unos guantes. Su muñeco de nieve lo mira y sonríe.
Billy: ¡Hola, Tom! ¡Ya podemos ser amigos!
Tom salta asustado y lo contempla con los ojos abiertos.
Tom: Pero… pero… ¡estás vivo!
Billy: Tal y como lo deseaste.
Tom: Vaya… (se acerca a Billy, lo examina con cuidado y se pellizca el brazo). No estoy soñando.
Billy: Claro que no, tonto. ¿Vamos a jugar o qué?
Tom: ¡Por supuesto! Esto es genial, mi propio muñeco para jugar.
Billy lo empuja sobre la nieve. Riendo, Tom se lanza contra él y juntos se enfrascan en una pelea de bolas nevadas.
Tom: ¡Eres muy divertido, Billy! No puedo esperar a que mis padres te conozcan…
De pronto, Billy tiene un mareo y cae al suelo, sintiéndose muy débil. Tom corre a su lado preocupado.
Tom: ¡Billy! ¿Qué te sucede?
Billy: Es el sol… Tom, me estoy derritiendo.
Tom: ¡No, no! Resiste, seguro hay algo que podremos hacer.
Billy: ¿Qué? Estoy hecho de nieve, tarde o temprano llegará la primavera y yo me habré desvanecido para siempre.
Al menos tuve la suerte de ser tu amigo.
Tom: No dejaré que te derritas, espérame aquí. Voy a buscar a mis padres.
Tom sale corriendo de escena.

TERCER ACTO
Tom entra en escena acompañado por sus padres, preocupado.
Tom: ¡Aquí está! ¿Lo ven? ¡Era verdad lo que les dije!
Billy, medio derretido, mueve la cabeza y los padres lo miran con asombro.
Papá: Es increíble.
Mamá: Pero Tom, ¿entonces este es Billy, tu amiguito?
Tom: Sí, mamá y ahora estoy a punto de perderlo. ¡El sol va a acabar con él!
Papá: Tengo una idea.
El padre sale momentáneamente de escena y regresa arrastrando un enorme congelador.
Papá: Bien, ¿qué esperamos? ¡Vamos a ponerlo dentro!
La familia carga a Billy y lo coloca en el congelador. Billy siente un escalofrío, se sacude y se incorpora
graciosamente.
Billy: ¡Vaya, ya me siento mejor! Muchas gracias a todos.
Tom le da un abrazo y mira a sus padres.
Tom: ¿Eso significa que Billy puede quedarse con nosotros?
Mamá y papá se miran, antes de sonreír y asentir con la cabeza.
Mamá: Supongo que las navidades serán más divertidas a partir de ahora.
La familia entera ríe y se une al abrazo con el muñeco de nieve.

FIN
LA NOCHE DE LOS REYES MAGOS
ACTO ÚNICO
Los Reyes Magos entran en escena, exhaustos y arrastrando los pies. Ha sido un día realmente agotador para ellos,
después de darle la vuelta al mundo y entregar millones de obsequios. Todos se dejan caer sobre sus camas,
adornadas al estilo oriental, muy cansados.
Melchor: ¡Ay, que nochecita! Yo ya no soporto mis pies.
Baltasar: ¡Ni que lo digas! Cada vez hay más niños en el mundo y todos ellos cuentan con nosotros.
Gaspar: Amigos míos, no se quejen, imagínense sus caras de felicidad cuando abran sus regalos. Solo por eso vale
la pena el largo viaje, ¿no creen?
Baltasar: Pues sí, pero eso no quita que estemos cansados. Además… no sé…
Gaspar: ¿Qué?
Baltasar: Por una vez me gustaría ver como los niños abren sus obsequios, para sentir que hemos hecho un buen
trabajo.
Melchor: Es verdad, ¡siempre nos vamos antes de que empiece la fiesta!
Gaspar: Pero ya saben cuales son las reglas, no podemos hacer más que entregar los regalos. Además, si no
hiciéramos un buen trabajo, los niños y niñas no nos dejarían leche y galletas.
Melchor: Eso es otra cosa, ¡me voy a poner gordo si sigo comiendo tantas galletas!
Baltasar: Gordo ya estás, Melchorcito. ¿Qué no te has visto en un espejo?
Melchor lo golpea con una almohada y Baltasar cae con estrépito al suelo.
Gaspar: Bueno, bueno, basta ya amigos. Es hora de dormir tras un viaje tan intenso. Vamos todos a la cama.
Los tres Reyes Magos se meten en sus respectivas camas para dormir, luego de ponerse antifaces en los ojos y
gorros para el sueño.
Gaspar: Y recuerden, si oyen cualquier ruido no se levanten.
Melchor: Buenas noches, compañeros.
Baltasar: Buenas noches.
Gaspar: Buenas noches a los dos.
Las luces se apagan y tan pronto como el escenario se queda a oscuras, se oyen unas risas infantiles.
Melchor: Oigan, ¿escucharon eso?
Gaspar: Seguramente no es nada.
Las risitas se vuelven a escuchar y uno de los reyes deja escapar un grito ahogado.
Baltasar: ¡Ahora yo también lo escuché!
Melchor: ¿Hay alguien ahí?
Las risas de niños y niños vuelven a oírse, esta vez con más fuerza y entonces, se enciende la luz. Los Reyes Magos
se quedan pasmados al observar como un montón de pequeños están en sus aposentos, observándolos muy risueños.
Cada uno de ellos sostiene en sus manos algún juguete.
Gaspar: ¿Pero qué es esto? ¿Cómo es que entraron aquí?
Niños: ¡Feliz Día de Reyes! ¡Gracias por nuestros regalos!
Los Reyes Magos sonríen.
Melchor: ¿Así que se las arreglaron para seguirnos a casa y agradecernos por nuestros obsequios?
Todos los niños asienten con la cabeza y responde afirmativamente.
Baltasar: Ustedes se los ganaron, ¡han sido chicos muy buenos durante todo el año!
Gaspar: Bueno, creo que ahora tendremos que llevar a todos estos pequeños a casa.
Los niños se lamentan.
Gaspar: Pero antes, ¿les gustaría quedarse a jugar un rato con nosotros?
Todos los chiquillos vuelven a responder afirmativamente y ríen. Los reyes salen de sus camas y todos juntos
disfrutan de los juguetes.

LA ESTRELLA DE BELÉN
PRIMER ACTO
Estrellita es una pequeña estrella que vive en el cielo y se está probando su vestido de nuevo de plata. Detrás de ella,
la escenografía nos muestra un magnífico cielo estrellado, con galaxias y nebulosas.
Estrellita: Que noche tan bonita está haciendo hoy, no sé porque, pero presiento que hoy va a suceder algo muy
importante. Ojalá mi vestido nuevo me ayude a brillar.
Entran en escena tres estrellas, ataviadas con vestidos mucho más lujosos que el suyo y la miran despectivamente.
Estrella 1: ¿Tú brillar? ¿Es que no te has visto en un espejo?
Estrella 2: ¡Mira lo minúscula que eres! ¡Y lo feo que es tu vestido!
Estrellita: ¿Qué tiene de malo? Yo siempre hago mi trabajo con mucha ilusión, dando lo mejor de mí.
Estrella 3: No es suficiente. Acéptalo, eres tan pobre e insignificante, que jamás conseguirás brindarle luz ni a una
hormiga.
Las estrellas salen de escena riendo cruelmente, mientras Estrellita agacha la cabeza, triste.
Estrellita: Tienen razón, soy tan poca cosa que nunca conseguiré alumbrar a nadie en el mundo.
Estrellita sienta y abraza sus rodillas, deprimida.

SEGUNDO ACTO
Encogida en un rincón del cielo, la estrellita llora por los comentarios de sus compañeras. De pronto, escucha una
voz que dice su nombre.
Niño Jesús (voz fuera de escena): Estrellita… estrellita…
Estrellita: ¿Quién es?
Niño Jesús : Soy yo, el niñito Jesús.
La estrellita busca por todo el escenario, hasta que entra en escena un niño pequeño, vestido con una túnica blanca y
con una aureola en la cabeza.
Estrellita: ¡Pero que niño tan bonito eres! ¿Qué quieres de mí?
Niño Jesús: Quiero que vayas a iluminar el humilde portal en el que acabo de nacer, allá en Belén. Que sepas que te
he elegido a ti para tan importante tarea.
Estrellita: ¿Yo? Pero Jesús, ¡acaso no ves lo chiquita e insignificante que soy? Hay estrellas más brillantes, más
grandes y bonitas que yo.
Niño Jesús: Yo no quiero a la estrella más grande ni a la más brillante o bonita. Quiero una estrella sincera y buena
de corazón, y tú lo eres. Ven a Belén a iluminar mi nacimiento, ¡te voy a estar esperando!
El Niño Jesús sale de escena y la estrella se queda pensativa.
Estrellita: Pues si Jesús me necesita, ¡voy con él! No me importa lo que digan las demás.
La estrella sale corriendo de escena.

TERCER ACTO

Sobre el portal de Belén que ocupa todo el escenario, desciende desde el cielo la estrella, que hoy sonríe de felicidad
y brilla más que nunca. La Virgen María y San José la miran boquiabiertos.
José: ¿Ya viste, María? Es la estrella más hermosa que he visto jamás.
María: No cabe duda de que Dios nos ha enviado a la mejor de sus estrellas para cuidar de nuestro hijo.
José (mirando a lo lejos): ¡Mira! Ya vienen los pastores.
Ambos se ponen a arropar al Niño Jesús, que ahora es un recién nacido envuelto en mantas, mientras un coro
celestial suena de fondo.

FIN

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