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IED Floridablanca Filosofía, 1003 JM, 2018

¿REALMENTE SOMOS FELICES?

L. Bustillo
D. Fonseca

RESUMEN:

En esta ponencia se discute el problema ¿Qué es la felicidad den nuestros tiempos? Se considera
que una idea que responde a esta cuestión, afirma que la felicidad no existe. Frente a esta idea,
se defiende que la felicidad realmente no es algo que complemente al hombre y se argumenta,
con Aristóteles, que hay personas superiores, pero que realmente no hay nadie feliz, no hay algo
que realmente satisfaga al hombre.

PALABRAS CLAVES: Felicidad, complementar, hombre, personas superiores, satisfacer.

ABSTRACT: In this paper the problem is discussed what is happiness in our times? It is
considered that an idea that answers this question, affirms that happiness does not exist. Faced
with this idea, it is argued that happiness really is not something that complements man and
argues, with Aristotle, that there are superior people, but that there really is no one happy, there
is not something that really satisfies man.

KEY WORDS: Happiness, complement, man, superior people, satisfy.

INTRODUCCIÓN:

En esta ponencia la felicidad no existe, como ya se dijo anteriormente, es una gran cuestión en sí,
porque no hay algo realmente concreto que complemente al hombre, por decirlo así, ya que
como seres humanos, por cualquier motivo, razón y/o momento, siempre estaremos
insatisfechos. Un ser humano no alcanza una felicidad verdadera y absoluta, porque para cada
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persona hay un motivo que nos lleva a la “Felicidad”, para Aristóteles, existen personas
superiores, que supuestamente son felices, pero nadie es más superior que nadie y nadie es más
feliz que nadie.

Aquella persona que es feliz supuestamente solo se va a encontrar en un momento en el cual se


siente agradado, emocionado y/o satisfecho con algo que logra alcanzar o conseguir, pero en si
esa felicidad solo va a ser algo realmente momentáneo, algo por cualquier situación que nos
afecte se va a ir, siempre tendremos una razón para sentirnos emocionados, pero a pesar de esto
pensamos que es la felicidad, pero no lo es, es un momento en el cual solo estamos conformes
con nuestro entorno, con los que nos rodean, y con nosotros mismos.

PLANTEAMIENTO Y JUSTIFICACION DEL PROBLEMA:

¿Qué es la felicidad en nuestros tiempos?... ¿Por qué debemos saber que es la felicidad para
nosotros en esta época?... ¿Para qué sirve la felicidad?... Bueno la felicidad en esta época o en
este entorno y momento, no es algo realmente relativo para las personas, porque para las
personas la felicidad es tener una imagen “ficticia” hacia los demás, ya que en realidad pues
aquel que es realmente feliz no tiene la necesidad de mostrar algo que no es en sí mismo, no
tiene que crear una “mascara” ante nadie ya que sencillamente está conforme con lo que ha
hecho, lo que es, lo que ha conseguido; una persona que tiene que mostrar que es “feliz” solo por
conseguir aceptación, o por mostrar una supuesta alegría que en realidad no tiene, con esto
tampoco se da a entender que todas las personas fingen la felicidad, no se refiere a eso, sin
embargo hay que aclarar que la mayoría de las personas piensan que tener felicidad es tener
dinero, riqueza. Etc.

Pero la realidad en la que vivimos (robos, corrupción, fraude, muertes, injusticias), ¿existe
alguien feliz? … al momento de ver la sociedad, podemos darnos cuenta que no lo hay, ya que la
supuesta felicidad de las personas está basada en estereotipos absurdos. La felicidad para que se
necesita si realmente nadie la tiene…

DEBATE:
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A veces, o, mejor dicho, siempre queremos ser felices, pero de verdad no sabemos ni qué es la
felicidad, ni lo que buscamos, ni lo que queremos, además ni cómo hacemos para conseguirla.

Es que pensamos que la felicidad la encontraremos según lo que nosotros creemos, y la manera
en que la obtenemos pueden ser por diferentes causas y motivos. Pero a veces no es así, andamos
un poco equivocados. Todos sabemos que la felicidad es un término muy difícil de definir, ya
que podemos ser y estar felices por diferentes causas. Y pasa luego que lo que a mí me da
felicidad, a ti no te la da.

No hay felicidad ni paz para los hombres si ellos rechazan la moderación de los deseos y el
respeto a la justicia. La felicidad consiste ciertamente en vivir conforme a la virtud, en vivir
conforme a la naturaleza del hombre, pero, ahora, con Aristóteles, la vida es tanto teoría como
práctica y, de manera más precisa, la vida feliz se lleva en el deseo, en un deseo hablado,
comprendido, en una frase que tiene una estructura de sentido que le es fundamental. Si
Aristóteles define la felicidad por la función propia del hombre, es decir, por la actividad de la
parte racional del alma, debemos ahora entender que se trata de la vida práctica de esta virtud
reflexiva de todas las demás virtudes que es la felicidad, de una constante reflexión que pone en
juego una razón capaz de hacer siempre, pero en condiciones siempre diferentes, el camino que
va de la norma al caso singular. Tal camino es el que, partiendo de un deseo general, y por ende
ineficaz, pasa por la deliberación y acerca de los medios que, para nosotros, nos permiten hacer
la mejor elección.

La felicidad está ligada al tiempo: exige estabilidad y continuidad. Pensar que la felicidad puede
llegar a acabarse es viciar el momento feliz que se llegó a vivir, con la angustia de que cesará.
Este carácter temporal permite distinguir entre felicidad y placer. Felicidad no es placer, ya que
este último indica la satisfacción momentánea de una tendencia particular; sigue siendo limitado,
superficial y momentáneo. La felicidad es, por el contrario, la tonalidad global de toda una vida,
al menos de un período de ésta y es poco común que la felicidad sea vivida como un presente
que se eterniza. Si la desdicha entraña el repliegue sobre sí mismo y aguza la conciencia de sí, el
hombre feliz generalmente se deja vivir sin darse claramente cuenta de su estado, sin interrogarse
acerca de la naturaleza de su felicidad. Prueba del carácter temporal de la felicidad es la de que
se suele hablar en pasado del tiempo feliz: fuimos felices durante un período de nuestra vida.
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Contrastamos la felicidad pasada con las desgracias presentes, y nuestro pasado, decantado por la
memoria, se ve revalorizado. Y en este pasado sacamos nuevas fuerzas, hasta nuevas razones de
esperar. Es entonces en el futuro que proyectamos nuestra felicidad. Vivimos demasiado a
menudo el presente de manera pasiva y neutra. La banalidad cotidiana, ni feliz ni infeliz, llena de
tareas monótonas, se desenvuelve bajo el modo del aburrimiento, de la distracción o de la espera.
Arrastrada por la huida del tiempo, rechazada en el pasado, proyectada en el futuro, la felicidad
parece, en efecto, difícil de captar y si realmente sabes ser felices o no.

Buscar la felicidad en un mundo tan trastornado por las injusticias y los dramas puede parecer
egoísta. Nuestra propia felicidad está siempre ligada a la búsqueda de la felicidad de los demás.
Esta búsqueda nos ayuda a vivir. En el valor de la felicidad, con todo, la condición humana
parece muy poco favorable para la felicidad. El hombre es un ser para la muerte. Está preso del
tiempo que lo arrastra inexorablemente hacia la decadencia. El hombre es un ser limitado en su
potencia, condenado al fracaso, a la duda y a la insatisfacción. El hombre necesita al otro, pero
éste se escurre, no podrá encontrarse la felicidad sino en la salvación.

CONCLUSIÓN:

Una felicidad vivida en la opresión no sería una auténtica felicidad, una felicidad coaccionada
sería un sufrimiento: la felicidad debe ser vivida en la independencia y en la libertad al igual que
la libertad debe ser experimentada como felicidad y satisfacción. La ética como búsqueda de los
caminos que conducen a la felicidad tiene repercusiones políticas, en la medida en que el
combate personal y reflexivo por la felicidad tan sólo es posible mediante la elaboración de una
organización política de la sociedad, y eso no es posible porque siempre van hacer un placer o
una imitación de que son felices, pero en otro ángulo esas personas no son valoradas ni queridas
por nadie, y realmente siempre habrá sufrimiento en busca de la felicidad y de ser una persona
que tenga satisfacción por que la encontró, pero nunca habrá felicidad alguna por la crisis en que
estamos y que seremos unos esclavos de la verdadera realidad en que vivimos y en ser
descubiertos como somos.
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No hay felicidad ni paz para los hombres si se rechazan la moderación de los deseos y el respeto
a la justicia. Entonces, uno ya no depende del todo de los demás y se convierte en un punto
sólido, capaz de ser feliz, de dar felicidad y de "procurar el bien general de todos los hombres en
la medida en que está a nuestro alcance". No debemos contemplar con pesimismo y resignación
que somos felices y que las circunstancias no son favorables. Debemos actuar, si queremos la
felicidad.

BIBLIOGRAFIA:

Aristóteles (1911) Ética nicomáquea, Antigua Grecia

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