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Romanos 5:3,4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3. También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan
a desarrollar resistencia.

4. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza


segura de salvación.

Características de la Madurez Cristiana:

Marca # 12: Resistencia o Perseverancia y Paciencia

Por J. Hampton Keathley III

Traducido por Juanita Contesse G.

Introducción

Tal como lo declara el salmista, el mundo en el cual vivimos refleja maravillosamente la gloria
de Dios (Salmo 19:1-6); en realidad, no es sólo una revelación poderosa de Su poder divino
(Romanos 1:20), sino de la diaria gracia y misericordia de la providencia de Dios (Hechos 14:17;
Job 5:9-10; Salmo 65). La vida está llena de una variedad de maravillosas bendiciones que Dios
nos ha dado para disfrutarlas (1ª Timoteo 6:17). Pero también es verdad, si miramos en forma
realista el otro lado de la moneda, que la vida es también como una jungla; un mundo pecador
y caído que actúa bajo las políticas dominantes, siniestras y engañosas de alguien a quien la
Biblia describe como “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31; 14:30; 16:11) y como “el dios de
este siglo” (2ª Corintios 4:4). Debido a las actividades engañosas de Satanás y a los efectos
devastadores de la caída del hombre, según se registra en Génesis 3, que incluye una creación
que gime bajo la maldición que siguió a la caída (Romanos 8:19-22), vivimos en un mundo
cruel que con frecuencia es extremadamente hostil. La historia de la humanidad y las noticias
de cada día, son un testimonio característico de este hecho.

En este mundo, el hombre vive en rebelión en contra de Dios y con un alto grado de hostilidad
hacia el resto de los hombres, especialmente por aquellos que son leales al Señor Jesús (cf.
Juan 15:18-23). Verdaderamente, ¡es una jungla! Las noticias diarias de primera página son un
testimonio de esta realidad. Nos enteramos de desastres y catástofres. Existen terremotos
asesinos, huracanes y tornados mortales e inundaciones en algunos lugares del mundo
mientras que mortales sequías destruyen otras áreas. Además, hemos sido testigos de la
degeneración moral en cada uno de los niveles sociales de nuestra sociedad. Sólo en este país
—que alguna vez fue una nación cristiana dirigida por hombres de gran fe y coraje— hemos
visto una tremenda ruptura moral según se evidencia en tantos eventos que quebrantan el
corazón. Recientemente, hemos sido testigos una seguidilla de tiroteos escolares en los que
niños han disparado a maestros y alumnos. Además, hemos sido testigos de atentados en
contra de iglesias, abusos familiares e incluso padres que han asesinado a sus propios hijos.
Nuestras calles están llenas de crímenes —drogas, asesinatos, robos, fraudes y la lista sigue y
sigue.
Igualmente perturbador es la gran indecencia de la que hemos sido testigos en el capitolio de
nuestra nación al más elevado nivel de nuestros líderes; pero aún más problemático es el
hecho del comportamiento de nuestro presidente, que pareciera no haber molestado a
muchos estadounidenses. Pareciera ser que estaban más preocupados de la prosperidad
financiera o por mantener su cómodo estilo de vida y no estuvieron dispuestos a romper la
armonía. Pero esta breve visión de lo que estamos enfrentando en nuestro mundo caído, ni
siquiera rozan tantos problemas que cada uno de nosotros tenemos, como: enfermedades,
disturbios y destrucción de vidas y de familias. Finalmente, además de todo lo dicho, se ha
visto un ataque en aumento en contra de la comunidad cristiana, muchas veces incluso
viniendo de nuestro propio gobierno a través de las cortes. Los golpes e intimidaciones hacia
los cristianos es algo cada vez más común por la muchedumbre liberal y de Hollywood, un
grupo que se degenera más y más, con el paso de los años.

Debido a estas condiciones, que están en alza (2ª Timoteo 3:12-13), la vida cristiana a veces es
caracterizada en la Biblia como la carrera que debe correrse (1ª Corintios 9:24; Hebreos 12:1;
2ª Timoteo 4:7) y como una lucha o una competencia atlética en la que se debe actuar (1ª
Tesalonicenses 2:2; 1ª Timoteo 4:9; 6:12; 2ª Timoteo 2:5; Hebreos 10:32). Otros términos
importantes usados para referirse a la vida cristiana en el mundo, son: labor o trabajo (1ª
Corintios 3:8; 15:58; 2ª Corintios 11:27; 1ª Tesalonicenses 2:9; 2ª Tesalonicenses 3:8) y pruebas
o desafíos (Santiago 1:2-4; 1ª Pedro 1:6; 4:12). Obviamente, nadie puede continuar la carrera,
estar firmes en las luchas de la vida, trabajar efectivamente o manejar los desafíos de la vida
sin resistencia o perseverancia y paciencia.

De acuerdo a lo mencionado en esta serie, la meta de la madurez espiritual es llegar a la


semejanza de Cristo, alcanzando la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13)
o ser transformado en Su imagen de gloria a gloria (cf. Romanos 8:28-29; 2ª Corintios 3:18).
Por lo tanto, en contraste a la gloria siempre disminuida del rostro de Moisés, Pablo pudo
escribir:

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”
(2ª Corintios 3:18).

Al igual que con todas las características de la madurez espiritual, el Señor Jesús es nuestro
ejemplo perfecto de las cualidades maduras de resistencia o perseverancia y paciencia. Por lo
tanto, para animar a sus lectores a resistir los desafíos de la vida, el autor de Hebreos en primer
lugar señaló a los héroes de la fe descritos en el Capítulo 11, como una gran nube de testigos
que resistieron las pruebas por fe en las promesas y propósitos de Dios. Al conocer la historia
de sus vidas, estos santos del Antiguo Testamento, vemos un testimonio constante (Hebreos
12:1). Sin embargo, señaló al Señor Jesús como el pináculo o la ilustración suprema de quien
resistió la cruz y todas las hostilidades de los pecadores. Él se nos muestra como el Pionero o
el Perfeccionador de nuestra fe o literalmente y simplemente, como ‘la fe’. Él es la última
ilustración de vivir la fe como estilo de vida. ¿Qué es lo que Cristo hizo? Él resistió. Por lo
tanto, en este gran pasaje tan conmovedor, el autor nos señala la Cruz y todas las hostilidades
que el Salvador resistió como catalizador y el ejemplo que debe fortificar a los cristianos a
resistir en el momento de enfrentar las dificultades involucradas al vivir su fe en este mundo
hostil y difícil.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra
del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí
mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:1-3).

He leído que las siguientes palabras estaban escritas con luces en las 18as Olimpíadas de Tokio,
en 1964:

«Lo más importante en los Juegos Olímpicos, no es ganar sino participar; de la misma manera
que lo más importante en la vida no es el triunfo, sino la lucha. Lo esencial es… haber peleado
bien»

Recuerdo algunas de las últimas palabras de Pablo animando a Timoteo a perseverar o a


resistir:

“Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu
ministerio. Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He
peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí,
sino también a todos los que aman su venida” (2ª Timoteo 4:5-8, énfasis del autor).

El Significado de la Resistencia o Perseverancia y Paciencia

La idea Básica y el Significado en la Lengua Inglesa

El Diccionario American Heritage, define perseverancia, como: ‘Firmeza y constancia en la


ejecución de los propósitos y en las resoluciones del ánimo’. Define resistencia, como: ‘El acto,
cualidad o poder de sobrellevar una acción o un propósito’; pero como segunda definición,
dice lo siguiente: ‘estado o acto de perseverar’ [1] Aún cuando son sinónimos y cada una de
las palabras conlleva la idea de ‘continuidad’, la perseverancia pone énfasis en el curso de una
acción frente a una dificultad u oposición. Tal vez, la perseverancia añade con mayor fuerza la
idea de continuar bajo resistencia o frente a las adversidades de la vida, de seguir adelante a
pesar de las dificultades, como ‘resistir un invierno ártico’. La paciencia, se refiere a la calidad
del dolor que resiste, trabajo duro, provocación o al fastidio frente a la calma. Además, la
paciencia puede incluir el deseo tranquilo de tolerar la demora. Sin embargo, en el Nuevo
Testamento, la palabra griega generalmente empleada, está más relacionada con tener
paciencia con la gente y la resistencia o la perseverancia, con las condiciones, circunstancias y
propósitos. Con esto en la mente, observemos las palabras claves en griego y algunos de los
pasajes del Nuevo Testamento involucrados con esta cualidad de ser semejantes a Cristo.

El Significado de las Palabras Griegas para Resistencia y Paciencia, en el Nuevo Testamento

Al igual que en los términos ingleses, todas las palabras que veremos relacionadas con la
resistencia del hombre o con la perseverancia y la paciencia al enfrentarse con las variadas
dificultades de la vida, sea nuestro comportamiento el de un resistente pacífico o activo o una
resistencia valiente con paciencia.

1. Hupomone,, (sustantivo) y Hupomeno,, (verbo).

La mayoría de las traducciones se refieren a estas palabras como ‘resistencia’ o ‘perseverancia’,


dependiendo del contexto. A menudo, cuando la continuidad de una acción está a la vista,
generando frutos o buenas obras, se usa ‘perseverancia’. Por otro lado, cuando esta
continuidad se refiere a condiciones difíciles, se usa ‘resistencia’; pero esto varía en las
diferentes traducciones. Estas palabras derivan de dos palabras que significan ‘bajo’ y otra que
significa ‘permanecer, habitar’. Fundamentalmente, conllevan la idea de permanecer bajo
presiones en el sentido de resistir, mantenerse bajo determinadas condiciones. Dadas las
consideraciones ya hechas, la condición caída del mundo y su hostilidad hacia quienes desean
vivir santamente y seguir al Señor, estas palabras se usan naturalmente con relativa frecuencia
en el Nuevo Testamento. El sustantivo ‘hupomone,,’, se usa 32 veces y el verbo ‘hupomone,,’,
17 veces. Debido al número de veces que se emplean estos términos, al tiempo y a la
naturaleza de este estudio, sólo analizaremos algunas de las claves usadas.

2. Kartereo,,

‘Kartereo,,’, se usa sólo una vez en el Nuevo Testamento —Hebreos 11:27— pero el significado
de esta palabra y su uso aquí, es importante para un estudio sobre la resistencia. ‘Kartereo’ (de
karatos: ‘fuerza’), significa: ‘ser fuerte, estar bien parado, resistir’. Hablando de Moisés, el
autor de Hebreos 11:27 demuestra que la razón de la falta de temor y de la resistencia que
tenía Moisés, estaba en que por fe… se sostuvo como viendo al Invisible. Al igual que en
Hebreos 12:1, un elemento vital que refuerza al corazón para resistir, es mantener nuestros
ojos en el Señor o vivir enfocados en Él al igual que nuestro victorioso Salvador. Aunque Él sea
físicamente invisible a nuestros ojos, sin embargo se nos revela en la Palabra escrita. Es allí, en
la Palabra, donde debemos fijar nuestros ojos —en el Salvador.

3. Makrothumeo,, y Makrothumia
‘Makrothumeo,,’ (el verbo, usado 10 veces en el Nuevo Testamento) y ‘makrothumia’ (el
sustantivo, usado 14 veces), derivan de una palabra compuesta de (‘makros’) ‘gran’ y
(‘thumos’) ‘temperamento, pasión’; por lo tanto, ‘gran – temperamento’. En el griego secular,
el significado era perseverancia más que paciencia; pero en el Nuevo Testamento, estas
palabras adquirieron un nuevo sabor y significado. En el griego bíblico, ‘denotan en forma
particular, un dominio divino que se debía emular al enfrentar los problemas. Es posible que la
Carta de Aristeas, tuviera este nuevo significado. ‘Al demostrar clemencia (‘makrothumia’)’,
decía el enviado al rey, ‘es posible que la gente abandone el mal’ (p. 188). [2]

En el Nuevo Testamento, se usa el verbo activamente, con un significado de ‘perseverar,


resistir’ (Hebreos 6:15) o en forma pasiva: ‘ser pacientes, resistentes al dolor prolongado’
(Santiago 5:7-8). Por lo tanto, estas palabras pueden describir ya sea perseverancia bajo
desafíos (ver Hebreos 6:12 para este uso con el sustantivo) o la actitud de auto-moderación
que se rehúsa obtener un bien de un mal que se haya echo; pero que pacientemente resiste
más que desquitarse. Por lo tanto, estas palabras representan distintivamente la paciencia del
sufrimiento prolongado más relacionado con las personas que con las cosas. [3]

4. Anecho,,

‘Anecho,,’: ‘resistir, tener dominio, aguantar’. ‘Anechomai’, significa ‘soportar ya sea a alguien
(Efesios 4:2; Colosenses 3:3) o algo como una presión difícil o una aflicción (2ª Tesalonicenses
1:4).

5. Anexikakos

Esta palabra, que sólo la vemos en 2ª Timoteo 2:24, significa ‘soportar el mal sin resentimiento,
ser pacientes’. Deriva de la forma futura (anexomai) del verbo recién descrito: ‘anecho,,’:
‘resistir’ más el sustantivo ‘kakos’: ‘mal’. Por lo tanto, significa: ‘resistir el mal pacientemente’.

Importantes Lecciones del Nuevo Testamento, Sobre la Resistencia y la Paciencia

La Resistencia de Cristo (2ª Tesalonicenses 3:5)

En 2ª Tesalonicenses 3:5, vemos una interesante declaración con relación a la resistencia, como
una cualidad de Cristo que Dios desea desarrollar en nuestras vidas como parte de nuestro
crecimiento espiritual. “Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la
paciencia de Cristo”. Existen tres formas posibles de tomar gramáticamente este pasaje y las
tres pueden aplicarse; pero la tercera es probablemente la mejor y la más importante para
nuestro estudio.

En esta oración, Pablo oraba para: (1) pudieran esperar pacientemente la venida del Salvador,
según la versión KJV “en la espera paciente de Cristo” (genitivo objetivo), o (2) que pudieran
tener la resistencia que da Cristo, una resistencia que viene de estar en comunión con Él
(Genitivo subjetivo), o (3) que pudieran experimentar esa clase de resistencia que pertenece a
Cristo o la que fue mostrada en los sufrimientos que Él padeció en la tierra y que está
demostrando incluso ahora mientras espera que sus enemigos den un mal paso (Hebreos 12:2;
10:13, genitivo posesivo o atributivo). Estas tres opciones son verdaderamente bíblicas y es
posible que las tres estuvieran en sus intenciones. Entonces esto sería lo que a veces llamamos
una construcción plenaria en donde el autor tiene la intención que se entienda que en lo
escrito hay más de una idea. Sin embargo, la opción número tres, era probablemente la que
Pablo pretendía. Aún cuando deseamos evitar una exégesis demasiado profunda,
probablemente sea conveniente parafrasear: “el Señor les enseña y les permite amar de la
misma forma como ama Dios y a ser pacientes de la misma forma como Cristo lo es”. [4] Por
lo tanto, reiteramos, la madurez a la semejanza de Cristo, es el objetivo.

En forma similar, Lucas 8:11 y Santiago 1:2-4, relacionan la resistencia al tema del crecimiento
espiritual y a la madurez. En Lucas 8:15, Jesús dijo: “Mas la que cayó en buena tierra, éstos
son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia
[hupomone,,]”. Debido a las presiones hostiles mencionadas en los tipos de tierras previos (vs.
12-14), producir frutos toma tiempo y requiere un crecimiento que aquí es descrito como una
resistencia constante, lo mismo que requiere el campesino.

La relación entre el sufrimiento, la resistencia y la esperanza en el crecimiento y madurez de los


cristianos, también se ve en Romanos 5:3-4: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos
en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la
prueba, esperanza”

Resistencia en los Desafíos y en las Tribulaciones

Naturalmente, nuestras palabras por “resistencia”, ‘hupomone,,’ y ‘hupomeno,,’ a menudo son


empleadas con relación a los desafíos o a las tribulaciones; pero nunca en el sentido de una
mera resignación o en una actitud de ‘soportar’. Otras cualidades bíblicas o propósitos,
siempre están asociadas con su uso en el contexto (a) Son usadas frecuentemente en relación
el uso que Dios tiene hacia los desafíos, como herramientas para nuestro crecimiento y
madurez. “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que
la tribulación produce paciencia (hupomone,,); y la paciencia (hupomone,,), prueba; y la
prueba, esperanza” (Romanos 5:3-4). “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis
en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la
paciencia su obra completa, para que seáis perfecto y cabales, sin que os falte cosa alguna”
(Santiago 1:2-4, ver también Hebreos 12:7). (b) ‘Hupomone,,’ o la resistencia en presencia de
la aflicción, también es un significado de establecer la realidad de Cristo en la vida del cristiano
o como una prueba del carácter del que camina con el Salvador (cf. 1ª Tesalonicenses 1:4; 2ª
Corintios 6:4; Santiago 1:12).

Resistencia con Esperanza

Las palabras que usamos para “resistencia”, ‘hupomone,,’ y ‘hupomeno,,’, a menudo se usan
relacionándolas con la esperanza. En el Nuevo Testamento, es posible que la esperanza esté
dirigida hacia la actividad: esperando o al objeto o contenido de nuestra esperanza, con las
cosas que esperamos. Es la esperanza del cristiano, su expectación confiada en lo que Dios
está haciendo como Dios soberano, y en lo que Él hará, uno de los motivos de su resistencia en
la aflicción o en el desafío. Como haremos hincapié más adelante, la resistencia está
relacionada con los tesoros celestiales, con las recompensas y con el futuro eterno,
especialmente con el regreso del Señor y en las glorias que le seguirán. En 1ª Tesalonicenses,
que enfatiza fuertemente el regreso del Señor (se refiere a ella en todos los capítulos), Pablo
les pide a los tesalonicenses que sean “resistentes con esperanza”. Según la traducción de la
NIV, esto significa: “su resistencia inspirada por la esperanza”, su esperanza en el regreso del
Señor (cf. 1ª Tesalonicenses 1:3 con el versículo 10). Sosteniendo este enfoque en el regreso
de Cristo y en las bendiciones que con Él vendrán, Santiago nos recuerda que aquellos que
resisten los desafíos, recibirán la corona de vida (Santiago 1:12).

Resistencia y Paciencia con Gozo

“Resistencia” (‘hupomone,,’ y ‘hupomeno,,’) y paciencia (‘makrothumia’ y ‘makrothumeo,,’),


son usadas en conexión con gozo porque la resistencia de los creyentes en la presencia de
desafíos o paciencia hacia los demás, nunca debería ser un asunto de resignación frente a una
situación o a una persona que pudiera estar probando nuestra paciencia. Sabemos que la
rutina de ‘aguantar y seguir’, tiene un sello oculto de impaciencia. Más bien, debido a que
tanto la resistencia como la paciencia debieran estar motivadas por la esperanza en la Persona,
propósitos, promesas y principios de Dios, tal como los encontramos en Su Palabra: la
resistencia bíblica y la paciencia deben estar envueltas en el gozo (ver Romanos 5:2-5; 12:12;
Colosenses 1:11-12; Hebreos 12:2).
“... por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cal estamos firmes, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos
en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la
prueba, esperanza” (Romanos 5:2-4).

“Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración” (Romanos


12:12).

La esperanza constante, la expectación confiada en los que Dios es y en lo que hará, dan la
capacidad de resistir con gozo. Nuevamente, el Señor es nuestro ejemplo y la ilustración
perfecta de alguien cuya resistencia estaba ligada al gozo y a los propósitos y promesas de Dios.

“…y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz...” (Hebreos
12:1b-2ª)

Al igual que un fruto llenándose con el conocimiento de Dios en toda sabiduría espiritual y
comprensión, Pablo también une la resistencia y la paciencia a un espíritu gozoso de
agradecimiento.

“…fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de s gloria, para toda paciencia y
longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la
herencia de los santos en luz” (Colosenses 1:11-12)

Aún cuando es discutible si “con gozo” debiera relacionarse con “la resistencia imperturbable y
con la paciencia” o con “dando gracias”, el elemento del gozo como una cualidad importante
para la resistencia y la paciencia, es evidente en este pasaje. Si la primera construcción,
“longanimidad con gozo”, es correcta, el gozo es considerado como el elemento necesario que
se requiere junto a la resistencia y a la paciencia. Si “dando gracias” es correcto, el pasaje
enfatiza que la resistencia y la paciencia deberían estar acompañadas por el “gozo”, no de mala
gana, agradeciendo al Padre. Pablo, rápidamente continúa describiendo el tipo de cosas por
las que debemos estar agradecidos: “…con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos
para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados” (Colosenses 1:12-14). Nuestra capacidad de resistir y de ser pacientes,
está directamente relacionado a la respuesta que tengamos a nuestra nueva vida en cristo, más
que a los desafíos transitorios de la vida.

Colosenses 1:11, es una parte de la oración de Pablo en los versículos 4-9, donde ora por el
crecimiento fructífero de los colosenses. Primero, ora para que los colosenses puedan ser
llenos del conocimiento de la voluntad de Dios. El objetivo de tal conocimiento es tener un
desempeño valioso, uno que sea consecuente con lo que el creyente es en Cristo (versículos 9-
10). Después continúa con los versículos 11-14, con lo que debería ser el resultado, el fruto de
tener tal conocimiento en toda la sabiduría y el conocimiento espiritual: (1) llevar el fruto en
toda buena obra, (2) crecer constantemente en el conocimiento de Dios, (3) ser fortificado con
todo el poder… para el desarrollo de toda la paciencia y la resistencia, y (4) dando gracias con
gozo al Padre… En este punto, debemos observar dos principios muy importantes: Primero,
tanto la paciencia como la resistencia, son el resultado del crecimiento, de la madurez en la
verdad de Dios, en la medida que el creyente aprenda quién es él en Cristo, completo y
bendecido con toda bendición espiritual (Colosenses 2:10; Efesios 1:3), porqué es aquí en la
tierra un embajador de Cristo y adónde irá como uno que aquí sólo tiene una residencia
temporal y que se dirige hacia las glorias y recompensas eternas. Segundo, la paciencia o la
resignación y la resistencia, siempre necesitan el influjo habitual de la fuerza de Dios, porque
nada que no sea la fuerza sobrenatural de Dios, se necesita para transformar a los pecadores
impacientes en santos perseverantes y pacientes. Finalmente, como ya se ha enfatizado, la
paciencia y la resistencia necesitan esa actitud maravillosa que cambia la vida del gozo, caso
contrario sólo es una mera resignación. “La resistencia y la resignación de algunos santos, es
un tipo de resignación amarga a la voluntad de Dios; la paciencia que tienen les paraliza. En
realidad, lo que acompaña a estas virtudes, debe ser el júbilo y no la resignación (vf. Filipenses
1:29)”. [5]

La Resistencia y las Imágenes del Esfuerzo Derrochado

A medida que estudiamos el Nuevo Testamento, encontramos también que nuestras palabras
para ‘resistencia (‘hupomone,,’ y ‘hupomeno’), son usadas en conexión con las imágenes de la
vida cristiana, como una carrera que debe correrse, como una meta que debe buscarse y como
una batalla que debe pelearse (ver Hebreos 12:1; 1ª Timoteo 6:11-12). Si no tenemos la
resistencia de estar constantemente enfocados en el Señor Jesús, jamás podremos correr la
carrera que Dios nos ha impuesto aquí en la tierra. Por lo tanto, la resistencia es la cualidad
que debe buscarse con gran esfuerzo.

“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la
paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la
cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho l a buena profesión delante de muchos testigos”
(1ª Timoteo 6:11-12).
La Resistencia y la Paciencia del Amor

Es muy significativo que tanto el grupo de palabras para resistencia (‘hipomone,, y


‘hupomeno’) y para la paciencia (‘makrothumia’ y ‘makrothumeo,,’), son usadas en conexión
con el amor cristiano (1ª Corintios 13:4, 7; 2ª Timoteo 2:10). El amor es una constante o resiste
frente a circunstancias desagradables y frente a gente difícil. El amor es paciente (1ª Corintios
13:4) y soporta todo (1ª Corintios 13:7). El amor (agape,,), que es el producto de ser llenos del
Espíritu (Gálatas 5:23), da la capacidad de permanecer inmutables para el bien de los demás.
Por lo que Pablo pudo decir: “Por tanto, todo lo soporto amor de los escogidos, para que ellos
también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna” (2ª Timoteo 2:10).
Primera de Corintios 13 —el gran capítulo del amor agape,, cristiano— nos da una descripción
de la naturaleza del amor, en los versículos 4-7, con sus cualidades a la semejanza de Cristo.
Estas cualidades, aunque ciertamente son el producto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) [6] ,
también nos da una descripción de Cristo. Para la iglesia en Corinto, que estaba tan dividida,
las cualidades de los versículos 4-7, proveyeron la solución a todos sus problemas, lo mismo
que para la iglesia de hoy. Es interesante observar que la primera cualidad que se nos da es “el
amor es paciente” (‘makrothumei’: tiempo presente nómico de una verdad general sin
tiempo). En otras palabras, el amor nunca ejerce represalia o busca desquitarse. Si se da esta
situación, es porque el amor no existe.

La Resistencia y la Paciencia como Cualidades Distintivas del Carácter

En 2ª Corintios 6:4-6, tanto la resistencia (‘hupomone,,’) y la paciencia (‘makrothumia’) se


incluyen entre muchas cualidades que demuestran o claramente establecen a Pablo y a sus
asociados, como maduros “siervos de Dios”; como personas que están completamente
dedicadas al Señor y a Su servicio y llamado. La “paciencia” y la “resistencia”, son cualidades
que marcan al creyente como un siervo de Cristo, maduro y comprometido.

La Resistencia y la Paciencia, un Camino Digno y la Unidad Cristiana

En Cristo, todas las diferencias humanas básicas que consistentemente ocultan las relaciones
de amor y de unidad, son eliminadas a pesar de todas las diferencias que existen, las que con
tanta frecuencia provocan impaciencia. Este es uno de los temas tratados tanto en Efesios (ver
Efesios 2:11-22) como en Colosenses. Hablando de nuestra nuevas relaciones de los unos con
los otros, Pablo escribió:
“…donde no hay griego, ni judío, circuncisión o incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre,
sino que Cristo es el todo, y en todos” (Colosenses 3:11).

Norman L. Geisler escribió un excelente resumen sobre esto en la edición del Nuevo
Testamento, de The Bible Knowledge Commentary [Comentario del Conocimiento de La Biblia:

«En Cristo, las diferencias son eliminadas. Esto incluye las diferencias nacionales (Griegos o
judíos; se consideran judíos todos quienes están fuera de la nación griega; cf. Gálatas 3:28);
diferencias religiosas (circuncidados o incircuncidados); diferencias culturales (todos los que
eran extraños para la cultura griega, eran bárbaros y el escita era un nómade salvaje) y las
diferencias económicas o sociales (siervo o libre). Si un griego, una persona incircuncisa, un
bárbaro, un escita o un esclavo se hacía creyente, era una “nueva criatura” (2ª Corintios 5:17) o
un “nuevo” (Colosenses 3:10), igual que un judío o una persona libre que se hacía cristiano.
Pues Cristo es el todo, y en todos. Es decir, las diferencias humanas típicas, se eliminan por la
unión que tenemos en Cristo

Todas las barreras se destruyen en Cristo y todos los creyentes son verdaderamente “creados
iguales”. Por lo que se debe esperar que todo creyente —sin considerar su nacionalidad,
religión anterior, cultura o situación económica— debe abandonar sus anteriores prácticas
pecaminosas y debe vivir de acuerdo con su “nueva creación”». [7]

Esta nueva vida en Cristo, requiere un estilo de vida muy diferente; uno que sea consecuente
con quién es el cristiano en Cristo. Es un estilo de vida que cambia dramáticamente nuestras
actitudes hacia los demás cristianos. Por ello, Pablo escribió:

“Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis
llamados” (Efesios 4:1).

El “pues” del versículo 1, hace que los lectores regresen a lo que Pablo escribió en los capítulos
1-3, como la base de su necesidad de caminar dignos del Señor. Naturalmente, nunca
podríamos caminar siendo dignos de la gracia y de la misericordia del Señor. La palabra
“digno” (axio,,s), significa “el mismo peso” y simplemente está llamando a los creyentes a un
comportamiento que debe estar en equilibrio con lo que ahora son en Cristo, donde todas las
diferencias humanas se han eliminado. El punto es que el caminar del cristiano con Cristo,
impacta tanto su vida personal interna en sus creencias y actitudes y en la responsabilidad
hacia los demás creyentes, en el cuerpo de Cristo.
Por lo tanto, caminar en una forma que sea consecuente con la nueva vida en Cristo, requiere
ciertas cualidades a la semejanza de Cristo que incluyen la paciencia y la tolerancia hacia los
demás, como cualidades vitales para un andar digno en unidad con los demás creyentes.

“.con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en
amor, solícitos en guardarla unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:2-3)

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de


benignidad, de humilad, de mansedumbre, de paciencia; soportáandoos unos a otros…”
(Colosenses 3:12-13).

Cuando pensamos en las tantas diferencias de la gente que ha llegado al cuerpo de Cristo —
sociales, religiosas, económicas, raciales, nacionalidades y de edad; para no mencionar las
grandes diferencias de personalidad— es esencial ser tolerantes en amor para vivir y servir al
Señor Jesús en unidad, con armonía y eficacia. Mi abuela solía citar lo que un campesino
quákero le decía ocasionalmente a su esposa para expresarle la paciencia que ella debía tener
con los demás. Le decía: “Todos son extraños, excepto tú y yo; y tú también un poco”.

La naturaleza de la paciencia (makrothumia), al requerir tolerancia hacia los demás, se origina


fuertemente en las palabras que siguen en forma inmediata tanto en Efesios 4:2 y en
Colosenses 3:12-13. Esto demuestra cómo la paciencia siempre debiera expresarse como
“soportándoos con paciencia los unos a los otros”. Soportar a otro (anechomai: “soportar,
resistir”), es tolerar sus errores, diferencias y peculiaridades (al menos lo que a nosotros nos
parecen como tales). Debemos ser tolerantes porque sabemos que también las tenemos,
porque no deseamos dañar la unidad del cuerpo, porque la gente es creada a la imagen de
Dios y porque sabemos que Dios usa esas diferencias de la misma forma como las diferencias
de nuestro cuerpo son vitales para que funcionemos (1ª Corintios 12).

La Resistencia y la Paciencia en la Comunicación y Recepción de la Verdad de Dios

Hay otros dos pasajes que usan dos palabras griegas diferentes que señalan otra situación
importante que requiere la cualidad de la paciencia: comunicar el mensaje del evangelio a
otros Con mucha frecuencia, comunicar la verdad de Dios, no sólo encuentra resistencia, sino
que también hostilidad. Esto se ve en el evangelismo de no cristianos o cuando se pretende
enseñar y entrenar a cristianos en la verdad de la Palabra. Cuando Pablo predicó en Tesalónica
(Hechos 17:1-10), algunos judíos y griegos que le temían a Dios fueron persuadidos; pero
muchos judíos se sintieron celosos con el resultado que Pablo tuvo que irse a Berea. Entonces,
cuando predicó la resurrección a los filósofos de Atenas, algunos se burlaron mientras que
otros querían seguir escuchándole (Hechos 17:16-34). Satanás, el dios de este siglo, están en
contra de la verdad y hace todo lo posible para nublar la mente de los hombres frente a la
verdad de Dios (2ª Corintios 4:4s).

Lamentablemente, tal resistencia y hostilidad también provienen de los cristianos. La iglesia de


Corinto no sólo cuestionó la autoridad apostólica de Pablo, sino que criticaron a Pablo como
persona y a su ministerio, diciendo: “Sus cartas tienen peso e impresionantes; pero su
presencia física es débil y lo que habla no cuenta”. Si usted pretende ser testigo del Salvador,
enseñando a otros, es posible que también tenga resistencia. Ocasionalmente, tenemos esa
experiencia en nuestro ministerio de enseñar a través de Internet. Por lo tanto, ser testigos,
enseñar, predicar, etc., requiere tener mucha paciencia.

El primer pasaje y el que usa ‘makrothumia’, es 2ª Timoteo 4:2. En vista de la realidad de la


venida del Señor y de Su juicio, Pablo escribió: “…que prediques la palabra; que instes a
tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. A esto
lo sigue en forma inmediata la razón y la necesidad de tener toda la paciencia.

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir,
se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el
oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de
evangelista, cumple tu ministerio” (2ª Timoteo 4:3-5).

Primero, en vista del hecho que a menudo nos enfrentamos la resistencia, Pablo no sólo hizo
un llamado a tener toda la paciencia, sino que paciencia completa e instrucción. La palabra
“completa” modifica realmente ambos sustantivos. La realidad de la resistencia no debe hacer
que nos encerremos o hacernos no desear ser testigos, enseñar o discutir. En vez de ello, tales
condiciones requieren que tengamos aún más instrucción y diálogo; pero siempre
acompañados de la paciencia. Tal como se menciona en 2ª Timoteo 4:2 en conexión con el
mandato “predicar la palabra”, Pablo también dijo literalmente: “instes a tiempo y fuera de
tiempo”, que significa “estar listos”. Estar listos involucra estar preparados espiritualmente
(controlados y guiados por el Espíritu), académicamente (saber lo que creemos y por qué) y
emocionalmente (hacerlo en amor y con paciencia). Reitero, es necesario que conozcamos lo
que creemos y sus razones y estar siempre dispuestos a hacer una defensa verbal de nuestra fe
o creencias, de acuerdo a la evidencia de los hechos históricos del Nuevo Testamento y a la
enseñanza clara de la Palabra (ver 1ª Pedro 3:13-16, especialmente el versículo 15); pero es de
vital importancia el espíritu con el cual comuniquemos la Palabra. La meta no es ganar una
discusión, sino ganar un alma.
El otro pasaje que hace un llamado a la paciencia al dar nuestro testimonio o al enseñar una
situación dada, es 2ª Timoteo 2:24. Aquí, Pablo emplea una palabra griega muy diferente:
‘anexikakos’: “soportar el mal sin resentimiento, con paciencia”. Este sustantivo “…implícito en
la cualidad de afirmar pacientemente una creencia en frente de las burlas” (Sabiduría 2:19).
Está relacionado con ‘epiekeia’ (racionalidad, gentileza). El cuadro es el siguiente: un maestro
implacable que firmemente ignora las consecuencias dolorosas de sus afirmaciones”. [8]
Reitero, el contexto en 2ª Timoteo 2:24, es una resistencia de aquellos que se oponen a la
verdad y que han sido víctimas de la trampa de Satanás y aquí, ‘anexikakos’ está ligado a
‘praute,,s: “gentileza, cortesía, humildad, consideración”. [9]

“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que
de corazón limpio invocan al Señor. Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo
que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amble
para con todos, apto para enseñar,, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen,
por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del
diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2ª Timoteo 2:22-26).

Como lo ilustra este pasaje, llegar al arrepentimiento y al conocimiento de la verdad, es obra


de Dios y no nuestra capacidad o metodología. Mientras que nuestra responsabilidad es
presentar la verdad con dependencia del ministerio del Espíritu, también vemos en este pasaje
que nuestra actitud juega un rol importante y que puede ser una herramienta que Dios usa, o
un obstáculo usado por Satanás al comunicar la vedad.

Las palabras para ‘resistencia’ o ‘soportar’ algo o a alguien, no sólo se usan con relación a la
responsabilidad del mensajero, sin que también con los que están recibiendo el mensaje. A
menudo el mensajero debe exhortar a quienes le oyen a la sana doctrina o a alguna forma de
acción espiritual que necesitará sometimiento, obediencia y un cambio espiritual, de manera
que los oyentes deben soportar el mensaje, resistirlo en una forma positiva. Por lo tanto, el
autor de Hebreos escribió: “Os ruego, hermanos, que soportéis (‘anechomai’) la palabra de
exhortación, pues os he escrito brevemente” (Hebreos 13:22). Pero a veces, debido a la
dureza espiritual y a la indiferencia que se ve en el corazón de la gente, llegan a un punto en el
que no serán capaces de soportar la sana doctrina. Por lo que Pablo escribió: “Porque vendrá
tiempo cuando no sufrirán (‘anechomai’) la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir,
se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2ª Timoteo 4:3).

Otro pasaje interesan es 2ª Corintios 11:4. Aquí, Pablo emplea una forma de ironía sarcástica:
“Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís
otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo
toleráis (‘anechomai’)”.
Aquí, el apóstol expresó la incongruencia entre lo que se podría haber esperado y lo que
realmente ocurrió, debido a la forma tan fácil en que los corintos habían tolerado la falsa
enseñanza. Oyeron con mucha voluntad a los maestros del error (cf. 2ª Corintios 11:19). El
punto es que los cristianos necesitan tener un discernimiento bíblico y no deben soportar o
tolerar ninguna clase de enseñanza o maestros falsos.

La Resistencia, la Paciencia y la Venida del Señor

Finalmente, las palabras para ‘resistencia’ y ‘paciencia’ a menudo se usan en un sentimiento


profético o escatológico en relación a (1) la venida del Señor, (2) heredar las promesas de Dios
y (3) las recompensas eternas. En estos pasajes, se nos muestra cómo nuestra eterna
esperanza y las seguras promesas de Dios, son absolutamente el fundamento y el significado
de tener paciencia con la gente, o perseverancia en las situaciones difíciles. Hebreos 6:12,
ilustra esto: “…a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y
la paciencia heredan las promesas”. Entonces, como una ilustración, el autor señala a Abraham
y escribió: “Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa” (Hebreos 6:15). Moisés
deseaba abandonar los tesoros de Egipto: “prefiriendo soportar el maltrato junto al pueblo de
Dios, que disfrutar los placeres pasajeros del pecado; considerando el reproche de las grandes
riquezas de Cristo que los tesoros de Egipto, pues él quería la recompensa”. Era la recompensa
invisible y futura; pero muy real, que le dio a Moisés la capacidad de soportar el maltrato que
se le daba a su pueblo en Egipto.

Un pasaje que resalta con fuerza este elemento profético o escatológico y la forma en que
debe impactar nuestra capacidad de resistir y mostrar nuestra paciencia, es Santiago 5:1-11.
En este pasaje, Santiago usó ‘makrothumia’ = paciencia y ‘makrothumeo’ = ser pacientes; pero
en el versículo 11, también usó otras dos palabras que ya hemos analizado: ‘hupomeno,, =
resistir y ‘hupomone,, = soportar.

Antes de estudiar estos versículos, debemos recordar que los lectores de Santiago estaban muy
afligidos con el materialismo o con el espíritu mundano (ver Santiago 4:1-5). Más que
preocupados del regreso del Señor y de la importancia de la gloria eterna, lo estaban de los
detalles de esta vida y de sus comodidades. Como evidencia de esto, estaban preocupados en
acaparar riquezas (cf. 4:1-4; 2:1s) y se vanagloriaban de lo que habían procurado, planificando
ir a una ciudad u otra, sin considerar la voluntad de Dios (4:13-17). Por lo tanto, lo que los
lectores necesitaban era una seria llamada de atención con respecto a cuán transitorias e
impotentes son las riquezas humanas. Al igual como actúa el Señor en Mateo 6:19s, Santiago
enfoca a sus lectores en las diferencias entre los tesoros terrenales y los celestiales:
«Estoy de acuerdo con Jim Elliff, quien ha observado que la gente que piadosamente se
despreocupa de las recompensas eternas, a menudo se están matando a sí mismos intentando
acumular una gran “recompensa” ahora. Profesan contentarse con “una pequeña cabaña en el
cielo”; pero, ¡desean una mucho mayor aquí en la tierra! La Biblia enseña que no hay nada de
malo en ser ambicioso, sólo en la medida que la enfoquemos más en el cielo que en la tierra»
[10]

Por lo tanto, en 5:1-6, al igual que un profeta de la antigüedad, Santiago se dirige a los ricos de
este mundo, que han demostrado poco o nada de interés en los tesoros celestiales o en las
cosas espirituales. Aquí, Santiago mira al mundo como un todo y a su ruina futura aún cuando
su propósito es despertar a sus lectores de su naturaleza temporal y de la fatalidad final de
todas las riquezas humanas. Estos versículos nos recuerdan de la historia del hombre rico y de
Lázaro en Lucas 6, que contrasta con el estado del hombre rico y de Lázaro después de la
muerte. El hombre rico había acumulado muchas riquezas durante su vida; pero no había
mostrado interés alguno en las cosas espirituales, siendo todo lo contrario en el caso de Lázaro.
Sin embargo, después de la muerte, Lázaro estaba en lugar bendito de Abraham y el hombre
rico, en el lugar de los tormentos.

¿Cuándo fue la última vez que vio una carroza fúnebre virando en ‘U’? Nada trajimos a este
mundo, hablando de cosas materiales y nada nos llevaremos de lo que hemos acumulado (ver
1ª Timoteo 6:6-7). Fácilmente podemos hacer tesoros en el cielo que son incorruptibles,
incontaminados e inmarcesibles (1ª Pedro 1:4). Por lo tanto, para remecer a sus lectores
cristianos y llevarlos a la realidad, Santiago primero declara el hecho del juicio que viene (v. 1) y
a continuación hace una lista de los crímenes en contra de los cuales se realizará el juicio (vv. 2-
6). Estos crímenes, son: acumulación de riquezas (vv. 2-3); no pagar los salarios según lo
prometido (v. 4); vida lujuriosa y auto-indulgente (v. 5) y haber dado muerte a gente inocente
(v. 6). Naturalmente, todo esto ilustra la mentalidad y la conducta de aquellos que están
viviendo simplemente como “moradores de la tierra”, que es una descripción bíblica de los que
tienen preocupación alguna por los tesoros celestiales y de la realidad de la eternidad (ver
Apocalipsis 3:10; 6:10; 8:13; 11-10; 13:8; 17:8; Isaías 24:17s).

Al haber llamado la atención a estos hechos escatológicos, Santiago hace un llamado a sus
lectores a tener paciencia, en los versículos 7-12. En primer lugar, entrega la esencia de la
paciencia que se necesita en la vida de los cristianos, junto con una ilustración del campesino
(vv. 7-9). Después, con los versículos 10-11, da ejemplos de paciencia y concluye con lo que
podría ser considerado como una evidencia de la paciencia (v. 12). Tal como en forma tan
hábil, lo señala Ron Blue:
«Del rico, Santiago se vuelve al intranquilo. Para lo cual, nuevamente se dirige a ellos
amistosamente, como “hermanos”. Cambia el tono de grave condenación a un sensible
consuelo. Santiago reprende gravemente a los ricos; pero anima a los que están receptivos.
Les hace un llamado a los hermanos a ser pacientes. Definió la esencia de la paciencia, dio
algunos ejemplos e indicó una evidencia de ella» [11]

La Esencia de la Paciencia (5:7-9)

5:7 “Por lo tanto, hermanos, tened paciencia”.

Con la palabra “hermanos” y “por lo tanto”, Santiago infiere directamente del enfoque
profético anterior, a la comunidad cristiana. “Tengan paciencia”, es un imperativo aoristo del
vero ‘makrothumeo’, el que en este contexto, conlleva una nota de urgencia solemne.
Evidentemente, se estaban quejando los unos de los otros (v. 9) y juraban innecesariamente,
probablemente debido a su aflicción (v. 12). “Hasta que el Señor venga”, señalaron los lectores
y nosotros también, a la última motivación. La venida (‘parousia’) del Señor, no se refiere al
juicio que se menciona en los versículos 1-6; sino a Su manifestación o semejanza al cuerpo de
Cristo en el Rapto (1ª Tesalonicenses 4:13ss). Esto incluye el Trono del Juicio de Cristo, lugar
donde todos los cristianos serán seria, justa e imparcialmente examinados de acuerdo a la
calidad de sus obras (1ª Corintios 3:12s; 2ª Corintios 5:10-11; Romanos 14:10). Este examen
dará como resultado recompensas o su perdición y estas recompensas determinarán nuestra
parte, nuestra responsabilidades y nuestros privilegios para toda la eternidad. Naturalmente,
esto irá seguido por las glorias y otras bendiciones de la eternidad, en las que los cristianos
deben poner sus esperanzas (ver 1ª Pedro 1:13s). La verdad plena es que las personas que
somos hoy, determinarán las recompensas que recibiremos en la eternidad.

Para ilustrar este principio, Santiago hace que la atención de sus lectores se vuelva al
campesino con las palabras: “Mirad cómo el labrador espera (‘ekdechomai’ = esperar) el
precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia…”. “Aguardando con paciencia” es un
participio adverbial de ‘makrothumeo,,’ que nos señala a cómo espera. Esto va
inmediatamente seguido por las palabras “hasta que (la semilla enterrada) reciba la lluvia
temprana y la tardía”. Había dos cosas que le permitieron al campesino esperar
pacientemente: la espera confiada de las lluvias que harían que las semillas germinaran,
crecieran y maduraran y el valioso fruto en la época de la cosecha. Esto ilustra la esencia
misma de la paciencia —la anticipación de las recompensas de nuestras obras.

5:8 “Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del
Señor se acerca”.
Con estas palabras, Santiago hizo la primera aplicación a la vida del creyente aquí en la tierra.
Así como el campesino que espera la lluvia temprana y la tardía, el cristiano espera
pacientemente al Señor, sabiendo que Él no sólo viene a recompensar nuestro servicio, sino
que ese día ya está cerca. Asimismo, tal como el campesino espera el precioso fruto, el
cristiano cree en el valor eterno del fruto de su labor en la tierra. El regreso seguro del Señor
(parousia), debiera estimular a cada creyente a tener paciencia y fuerza en el corazón. Su
regreso ya está cercana, es inminente y es el próximo gran evento profético en la vida de la
iglesia.

5:9 “Hermanos, no os quejéis unos contra otros…”

Con estas palabras, la aplicación se hace más específica. La falta de paciencia y el fracaso en
vivir a la luz de la venida del Señor, a menudo nos lleva a quejarnos de los demás. Estos
cristianos se quejaban, especialmente los ricos, que les oprimían y les trataban injustamente.
La vida no es justa y todos estamos sujetos a ser tratados injustamente por otros (tanto por
cristianos y no cristianos), conciente o inconcientemente. La tentación es quejarse en contra
de los que suponemos que son responsables. “Quejarse”, es ‘stenazo,, = quejarse. ‘Stenazo,,’
puede referirse a la angustia interna más que a la queja abierta; pero puede referirse a
amabas.

«Lo que se prohibe no es la denuncia en voz alta y amarga de los demás, sino el sentimiento no
expresado de amargura o el resentimiento asfixiante que puede expresarse en una queja o en
un suspiro. Santiago usó el griego me con el presente imperativo de prohibir la continuación
de esta práctica odiosa. Continuar con esto, resultaría en juicio…» [12]

Santiago, rápidamente agrega: “…para que no seáis juzgados; he aquí, el juez está delante de
la puerta”. Continuar en su actitud presente de quejarse con los demás, era una señal que no
estaban descansando en el juicio final de Dios, cuando Él hiciera que todas las cosas fuesen
correctas. Para los cristianos, ese es el Trono del Juicio de Cristo, que se llevará a cabo después
del Rapto (1ª Tesalonicenses 4:13ss) y no el Gran Trono Blanco del Juicio que se llevará a cabo
al final del milenio y que es sólo para los no creyentes (Apocalipsis 20:11-15).

Quejarse de los demás, ya sea que se exprese interna o abiertamente, significa que esta gente
por lo general pretende solucionar las cosas por sus propias manos y en un sentido, actúan
ellos mismos como jueces. Quejarse es negarse a vivir con la certeza del regreso del Señor y
desconocer lo extremadamente corta que es la vida, tal como antes lo señaló Santiago:
“Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo,
y luego se desvanece”

Por lo tanto, el vivir pacientemente en espera de la venida del Señor, tiene aquí un enfoque
doble. Uno anticipa la bendición y las recompensas eternas y el otro pretende evitar la pérdida
de las recompensas. Detrás de este enfoque, está todo el tema del Trono del Juicio de Cristo
(el Bema). Este es un tema que es bastante extenso en el Nuevo Testamento; pero
lamentablemente, se enseña muy poco de él a pesar de tantos pasajes que están relacionados
con las recompensas o de la pérdida de ellas, en el Nuevo Testamento. El Señor Jesús, habló de
las recompensas como dieciséis veces en los Evangelios (cf. Mateo 5:12, 46,; 6:1, 2, 4, 5, 6, 16,
19-21; 18; 10:41, 42; 16:27; 18; 25, 26, 29) y Pablo habló de esta verdad una y otra vez. Una de
sus ilustraciones es la palabra que dirige a los esclavos, en Colosenses 3:22-25.

“Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo alojo, como los que
quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que
hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor
recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace
injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas”

Los esclavos debían servir a sus amos y todos los cristianos deben obrar como si estuvieran
sirviendo al Señor. El estar dedicados a Cristo y al hacer su trabajo obedeciéndole a Él,
resultará en recompensas en el trono Bema de Cristo. El principio es que los esclavos (y los
trabajadores del día de hoy), podían aceptar un trato injusto debido a la seguridad de que
Cristo les recompensaría en el futuro con tesoros celestiales si servían con obediencia a Cristo,
sin quejarse, etc. Pero lo contrario también es un hecho de la vida. Si alguien obra mal (se
venga, trabaja a medias, murmura, etc.), será recompensado de acuerdo a ello (pérdida de las
recompensas).

Vivir pacientemente y resistir en vez de quejarse, está verdaderamente ligado con lo bien que
vivimos con la visión de la venida del Señor, el Juez del Bema. Cuando al solista George Beverly
Shea, se le preguntó cómo le gustaría estar cuando Cristo viniera, dijo: “¡Trabajando!” [13] . Si
Él nos encuentra quejándonos, ciertamente no estaremos trabajando como corresponde. El
Señor Jesús nos ha enseñado que los siervos sabios viven atentos a la llegada de su maestro.
Dice:

“Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a
hombres que aguarda a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llamen, le
abran en seguid. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cundo venga, halle
velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y
aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así,
bienaventurados son aquellos siervos” (Lucas 12:35-38).

Ejemplos de Paciencia (5:10-11)

Después de haber usado al campesino para mostrar la esencia de la paciencia, Santiago se


vuelve a la autoridad del Antiguo Testamento, a la Palabra de Dios, para entregar dos ejemplos
claves de aquellos que experimentaron aflicción; pero que la soportaron con paciencia y
resistencia —los profetas y Job.

5:10 “…tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en
nombre del Señor”

Santiago dirige la atención a los profetas, como aquellos que hablaron en el nombre del Señor.
Esto les señala como siervos del Señor que fielmente proclamaron Su Palabra, sin considerar
todas las circunstancias de aflicción que tuvieron. ¿Cómo pudieron hacerlo? Porque tenían
paciencia, sabiendo que a la larga, el Señor corregiría las cosas.

«Aún cuando Santiago ser refiere a “los profetas” como un solo grupo, ciertamente Jeremías es
uno de los que soportó los malos tratos con paciencia. Él fue puesto en el cepo (Jeremías
20:2), arrojado en prisión (32:2) y lo echaron en una fangosa cisterna (38:6); aún así Jeremías
perseveró en su ministerio sin amargura o recriminaciones. Estos hombres constituyen un
modelo (‘hypodeigma’) para los creyentes que son oprimidos y maltratados» [14]

5:11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufre. Habéis oído de la paciencia de
Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”

A continuación, Santiago se refiere a Job, otro ejemplo muy conocido y respetable del Antiguo
Testamento, de alguien que soportó grandes sufrimientos. Sólo en este pasaje, más que usar
paciencia, la familia de palabras ‘makrothumia’ relacionadas a Job, Santiago emplea las
palabras ‘hupomeno,,’ y ‘hupomone,,’. Job es un hombre que perseveró con gran resistencia;
pero él siempre se quejaba —¡era muy impaciente con Dios! Sin embargo, Jehová honró la
perseverancia de Job con bendiciones múltiples al final de su sufrimiento (cf. Job 42:12) y este
es el punto —Dios bendijo a Job por su resistencia. Es así que Santiago lo resumió todo con
estas palabras: “El Señor es muy misericordioso y compasivo”. Nuestra paciencia y resistencia
no serán olvidadas, porque por Su naturaleza misma, Dios es compasivo y misericordioso.

5:12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún
otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en
condenación”

Cuando la gente está bajo estrés, a menudo se ven inclinadas a adoptar estrategias humanas
para manejar sus problemas. Evidentemente, para la audiencia de Santiago, una de las
soluciones fue el lenguaje inapropiado, como jurar. «Para aquellos que verdaderamente
demuestran la persistencia y la paciencia prescrita para los creyentes, no tienen la necesidad
de invocar un juramento, sea este por el cielo o por la tierra, pues su palabra es verdad». [15]

No perder la visión, es saber la importancia del lugar que le corresponde tanto a la resistencia y
a la paciencia, en la seguridad de la inminente venida del Señor y de las realidades que
acompañarán a este evento. Para conocer más de este tema, sugerimos remitirse al estudio
sobre la Doctrina de los Juicios y de las Recompensas, en nuestro sitio web. Además, un libro
que puede ser de tremenda ayuda en este tema, es: Triumph and Tears at the Judgements
Seat of Christ: Your Eternal Reward, [Triunfo y Lágrimas en el Trono de los Juicios de Cristo: Su
Recompensa Eterna], Moody Press, Chicago, 1998. ¡Este libro debe leerse!

Conclusión

Recientemente, junto a mi señora, nos enfrentamos a una experiencia que ilustra algunos de
los rasgos de la resistencia y de la paciencia. En Junio de este año (1999), a mi hermosa y fiel
esposa de cuarenta años, se le diagnosticó una osteoporosis extrema causada por un mieloma
múltiple (cáncer de las células plasmáticas y de la médula ósea). El oncólogo de mi señora,
prescribió una droga muy poderosa para ayudar a la reconstrucción del hueso lo que provocó
que ella se sintiera muy mal y con mucho dolor. Como resultado, su medico tratante le pidió
una interconsulta a un especialista en huesos, para ver si existía otro medicamento que pudiera
tolerar mejor. Llegamos a las 3 de la tarde para su cita con el médico y en pocos minutos, fue
llevada a una sala para esperar al médico. Cuando llegamos, mi esposa sentía un intenso dolor
en su espina dorsal y en la cadera, por lo que esperábamos que el doctor fuera puntual. A las
4:15, todavía no llegaba. Este hecho estaba probando la capacidad de mi esposa para soportar
el dolor; pero también su paciencia con el doctor. Mientras esperábamos, comencé a tener
pensamientos negativos, como: “¿Por qué no puede conducir su oficina en forma más
eficiente? ¿Es él uno de esos doctores tienen muchos pacientes; pero sólo les atienden un par
de minutos?” Pero debido a su reputación y a la necesidad de mi esposa, resistimos y
esperamos pacientemente, en el nombre de Dios.

Finalmente, llegó el doctor. Se disculpó contándonos que se había retrasado debido a una
emergencia y estaba atendiendo a una persona que estaba muy grave. ¡Estábamos tan
agradecidos que nuestra espera valió la pena! El doctor se mostró muy preocupado y
extremadamente minucioso en la evaluación de los problemas de mi esposa. Además,
demostró que estaba muy preparado para tratar todos sus problemas. En esencia, la consulta
con este doctor bien valió la larga espera. Si hubiéramos sabido todo esto, ciertamente nos
hubiera sido más fácil soportar con más paciencia.

Nuestra experiencia, nos recuerda dos cosas: Primero, debemos resistir las presiones de la
vida y ser pacientes con los demás, porque al igual que con este médico, desconocemos lo que
está tras el escenario. Recuerden, aunque Job resistió, de alguna manera tuvo una actitud
demandante y de impaciencia con lo que Dios estaba haciendo; pero detrás de la escena
estaban ocurriendo cosas —el conflicto con Satanás— que Job ignoraba completamente. Es
interesante observar que cuando Dios trataba con la impaciencia de Job, Él nunca le dijo acerca
de esto (Capítulos 1 y 2). Job solamente debía aprender a descansar en la soberanía de Dios
sobre el universo. Segundo, nuestra capacidad de ser pacientes, depende fuertemente de la
confianza que tengamos en Dios y en Sus propósitos eternos. Aún cuando no fue el caso del
médico, podría habernos desilusionado; pero el Señor Jesús, el gran médico y Señor soberano
de toda sabiduría, jamás nos defraudará. Por lo que —tal como Santiago lo dice a sus lectores
— debemos reforzar nuestro corazón sabiendo que la venida del Señor está cerca (Santiago
5:8). Cuando Él venga, secará toda lágrima, enderezará todo lo que esté mal y recompensará
toda fidelidad.

La resistencia y la paciencia, nos dan la capacidad de caminar con una determinación gozosa,
esperanzadora y llena de amor, a pesar de las desilusiones, del rechazo, de la persecución y
otras presiones que pudieran hacernos tirar la toalla. Estas dos cualidades nos dan el deseo y
la capacidad de seguir adelante, porque tenemos la esperanza que Dios es compasivo y
misericordioso y en Sus propósitos y recompensas eternas.

El apóstol Pablo, al igual que todos los apóstoles, sufrió grandes privaciones en el nombre de
Cristo y su llamado al ministerio del evangelio. Fue desertado, difamado, puesto en prisión,
golpeado, lapidado… Nombren un castigo… ¡Él también lo sufrió! Sin embargo, Pablo jamás
se rindió. Fue lo que podríamos llamar un ‘perseverante’ (ver 2ª Timoteo 1:15-16; 4-10 y cf. 2ª
Corintios 10:10 con 11:6, 23-28). Esto demuestra el gran poder de madurez a través de su vida
hasta su muerte.

Howard Hendricks, un conferencista muy conocido, profesor del Seminario de Dallas y líder de
hombres, en una oportunidad frente a una audiencia formada por una gran cantidad de
jóvenes entrenados del Campus de la Cruzada para Cristo, les dijo: «Señores, no estoy
impresionado». Su punto de vista era que sólo se impresionaría si todavía estarían
comprometidos con el ministerio y con el servicio al Señor, cuarenta años más tarde. La carrera
a la cual nos ha llamado a participar Dios, es dura. Esta verdad está ilustrada clásicamente en
la vida de Pablo. En 2ª Timoteo 4:7, ya hacia el final de la vida de Pablo, hizo tres declaraciones
por las que todos debiéramos orar para ser también capaces de lograr. Pero Pablo hizo estas
declaraciones y eran verdad para él porque él tenía una visión de su vida como un sacrificio
ofrecido al Salvador y porque vivió con su vista clavada en los tesoros celestiales. Creo que fue
este compromiso tan profundo y su actitud mental que le dieron ese poder tan constante.

Escribió: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. En cada uno
de los verbos aquí citados, el apóstol emplea tiempo pretérito perfecto que enfatiza los
resultados desde el punto de vista del autor o el cumplimiento de una acción o de un proceso.
En vista de la declaración que sigue, ambos conceptos están a la vista, aunque el énfasis está
en el hecho del cumplimiento de su obra en la tierra. Pero con este cumplimiento, en vista del
seguro regreso del Señor y de las recompensas, Pablo rápidamente agrega: “…me está
guardada la corona de justicia (como un resultado eterno), la cual me dará el Señor, juez justo,
en aquel día…”

Al usar el término “peleado” en tiempo pretérito perfecto, hay un sentido de finalizar su vida
en victoria. La batalla había terminado y ahora enfrentaba las recompensas de la eternidad.
Sin embargo, esto también nos recuerda que la vida y especialmente nuestros ministerios, nos
involucran en una lucha de vida o muerte. La tendencia es rendirse, tirar la toalla; pero haber
peleado la buena batalla es haber seguido peleando con coraje y valor, sin considerar a los
oponentes.

A este elemento de fin, se le agrega el énfasis del cumplimiento, con la frase: “he acabado la
carrera”. La palabra “acabado”, en griego ‘teleo,,’, significa “terminar, completar, llegar a la
meta”. Nuevamente, esta palabra más el pretérito perfecto pone un gran énfasis en la idea del
cumplimiento y el hecho de que esta vida es temporal; pero tiene ramificaciones eternas. Con
las palabras “la carrera”, el apóstol ilustra el plan de Dios para su vida como una carrera que
debe correrse. Apuntaba al ministerio que Dios le ordenó a Pablo con todos los obstáculos y
dificultades que eran parte de la carrera que tenía frente a él. Y esto no es diferente para
ninguno de nosotros. Esto lo vemos en Hebreos 12:1-2; pero debemos mantener nuestros ojos
fijos en el Salvador y en la meta.

Pablo era un trabajador. Nunca se rindió frente a las dificultades; perseveró. Era un hombre
dirigido por valores eternos y objetivos bíblicos.
“…he guardado la fe”. La palabra “guardado”, en griego es ‘te,,reo,,’ que significa “proteger”;
pero en este contexto significa “permanecer fiel a algo”. Este algo es “la fe”, el cuerpo de la
verdad revelada: la Palabra. Pablo guardó la fe en tres sentidos. Guardó la Palabra cerca de su
corazón —su fuente de consuelo y fuerza; le fue obediente y la transmitió a otros. Se mantuvo
fiel y veraz a la fe, i.e. a los desafíos y responsabilidades que el predicar la fe le significaban
para su vida como siervo de Dios y de los hombres.

Pero debemos meditar en la razón que tuvo el apóstol para hacer estas declaraciones. Le
estaba escribiendo a Timoteo, para animarlo a resistir pacientemente, a sostenerlo con gozo
‘corriendo’ la carrera que Dios había puesto delante de este joven. Este estímulo a resistir o a
perseverar, es un elemento que encontramos en este libro pastoral, un libro que hace un
llamado a la madurez y al liderazgo.

Bien, ¿qué hace Pablo para promover esta resistencia? A través de 2ª Timoteo, Pablo un medio
tras otro para enseñar y estimular la perseverancia o la resistencia. Desafía, ordena, instruye,
recuerda, advierte e ilustra la necesidad de resistir, tanto negativa como positivamente. Pero,
¿por qué insistir tanto en la resistencia? Porque, tal como ya lo mencionamos, mucha gente e
incluso iglesias, son buenos iniciadores; son buenos para correr los 100 mts. Planos; pero no
tanto en las carreras más extensas. La vida y el ministerio, son eventos de resistencia, ¡una
maratón, o… una declatón!

LA RESISTENCIA

Santiago 1:2—4

El resultado de enfrentar cualquier prueba que en la vida se nos pueda presentar va a ser
maravilloso para nosotros mismos. Nos vamos asentir más perfectos, sin duda alguna. Con
esto, nos convencemos a nosotros mismo de que somos más capaces de lo que realmente
creemos. Esto no es un milagro, sino la respuesta a una actitud nuestra. No es que de pronto
nos hayamos convertidos en personas perfectas, sino que apoyándonos en un nuevo propósito
hemos cambiado nuestra actitud y este propósito tiene mucho que ver con una meta y un
objetivo nuevos. La palabra perfecto aquí quiere decir: en forma, maduro, con pleno
crecimiento en una etapa específica del crecimiento. Por ejemplo: un niño con pleno
desarrollo, es un chico perfecto y nadie lo podrá negar; ya ha alcanzado su niñez y ha logrado el
propósito de la niñez. No quiere decir perfección de carácter, es decir, no tener pecados. Es
salud, madurez para la tarea y propósito. Vean…

Efesios 4:12-13. …a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo.

Filipenses. 3:12. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver
si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.

1 Juan 1:8. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad
no está en nosotros

1 Juan 1:10. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso y su palabra no está
en nosotros.

Pero esto puede, cuando menos, significar dos cosas.

1º cuando una persona hace frente a las pruebas y tentaciones y las vence…

__Perfecciona el propósito que Dios tenía planificado. Es decir, se vuelve una persona más
fuerte y más dura, podríamos decir que se parece un poquito más a Jesús.

__Perfecciona su tarea y propósito de estar aquí en la tierra, un poquito más.

Porque Dios tiene dos propósitos para cada creyente: hacer que se parezca cada vez más a
Jesús y llevar a cabo una tarea u obra mientras esté aquí en la tierra. Cuando perseveramos y
vencemos las pruebas o tentaciones, se perfecciona ambos propósito un poquito más. Nos
parecemos un poquito más a Él y termina un poco más su tarea.

En este caso nos convertimos un poquito más cabales en todos los aspectos y nosotros
mismos podremos notarlo. Nos convertimos en personas más sanas, más juiciosos y nos
notaremos con menos debilidades, menos defectos y mucha más capacidad. O sea que
estaremos más gozosos en el Señor.

Día tras días, pruebas tras pruebas y tentación tras tentación nos convertiremos en gladiadores
de la fe. Como dicen las cinco últimas palabras del versículo 4, “…si que os falte nada”. A la
persona no le va a faltar nada, porque todo lo sacia en el Señor. Tiene toda la abundancia y
plenitud de vida, porque anda por la vida venciendo y triunfando pruebas y tentaciones. ¡Qué
importante es esto, hermanitos! Ahora no nos va a importar la severidad de estas pruebas,
podremos incluso, ser echados a los leones, porque no nos va a importar, vamos a vencer
igualmente. La muerte no va a significar nada para nosotros. Muchos, cada día, se exponen a la
muerte por necedades, quizás por satisfacer sus egos, por defender sus intereses, sus ideas o
cualquier otra cosa, todas ellas banales. Pero los hijos de Dios por un propósito maravilloso y
reconfortante; glorificar a Dios, mientra que, de paso, añadimos bien a la tierra que tan
necesitada está de Él. Dios nos va a recompensar con una eternidad perfecta, sanidad,
compleción y cumplimiento para toda la eternidad. El creyente se conforma a la perfección de
Cristo… ¡Oídme todos! Cristo no tarda.

Romanos 16:20. Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia
de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

Mateo 5:48. Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto.

Lucas 21:19. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.

Romanos 12:12. …gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración.

2 Corintios 13:11. Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un
mismo sentir y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.

Colosenses 1:28. Nosotros anunciamos a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a


todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.

Hebreos 6:1. Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la
perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe
en Dios.

Hebreos 6:36… pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de
Dios, obtengáis la promesa.

Santiago 5:7. Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el
labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la
lluvia temprana y la tardía.

El significado de "estar firme"

Usted está firme en su espíritu porque está lleno del Espíritu de Dios. Estar firme depende de
algo más que la robustez de sus piernas, significa que usted está firme en su espíritu. Cuando
usted está firme en su espíritu, puede permanecer erguido (con confianza) y resistir
largamente (con perseverancia) porque está obteniendo esa fortaleza del centro mismo de su
espíritu. Usted tiene una reserva completa de fortaleza espiritual que viene de Dios. No se
confunda: tener fortaleza interior no es lo mismo que ser una persona ruda, alguien que ha
sido endurecido por las experiencias de la vida. Para estar firme, usted no necesita
(forzosamente) graduarse en la "Escuela de los Golpes Fuertes". No estará firme en el camino
del que hablo sólo por tener ascendencia alemana, africana o indoamericana. No es porque
haya crecido en la ciudad de Nueva York, ni porque su hermano mayor acostumbraba pegarle.
Usted está firme en su espíritu porque está lleno del Espíritu de Dios. Pero usted sólo está
firme es su espíritu porque es, en y por usted mismo, débil. Pablo dijo: "Cuando soy débil,
entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:10). Usted tiene un poder personal tan limitado, que
necesita pedir continuamente al Espíritu de Dios que lo llene. Y eso hace que usted esté cada
vez más firme.

Estar firme en el Espíritu de Dios es la única manera de resistir verdaderamente. Todas las otras
formas de resistencia son sólo sombras de la verdadera firmeza. Es un nivel de resistencia que
le cree a Dios pase lo que pase. Es simplemente saber quién es Dios; saber que se puede
confiar en que Él es quien dice ser; confiar en que Él hará lo que dijo que hará. Su carne, su
persistencia o su compostura no valen demasiado en comparación con la forma de estar firme
de Él.

Cuando usted está firme en el Espíritu de Dios, por ejemplo usted: camina por fe, no por vista;
habla la Palabra de Dios y las situaciones cambian; impone manos sobre los enfermos y se
recuperan; y es fuerte en la adversidad.

Usted no puede volverse fuerte en su espíritu de la noche a la mañana, y, además, esto no


ocurre automáticamente. Es un proceso de crecimiento de toda la vida, y usted debe cooperar
con él. Cuando los discípulos quisieron ver un ejemplo del Reino de Dios, Jesús les señaló a un
niño. Para llegar a ser fuerte en su espíritu, usted debe volverse como un niño en su fe.

Algunas veces, la única manera de volverse fuerte en el espíritu es a través de pruebas. La


iglesia primitiva sufrió muchas pruebas y tribulaciones. Pablo y Bernabé los alentaron "a
perseverar en la fe. 'Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de Dios',
les decían" (Hechos 14:22, NVI).

Nos hacemos más fuertes si crecemos donde fuimos plantados. Ponemos nuestras raíces en
Jesús, y simplemente crecemos. Vendrán tormentas. Vendrá la sequía. Vendrán el frío y el calor.
Al principio, seremos como un árbol joven, pero seguiremos obteniendo el alimento del suelo y
el aire. Creceremos en estatura, nuestra corteza se engrosará y nos saldrán más hojas. Por
último, comenzaremos a dar fruto. "Como palmeras florecen los justos; como cedros del
Líbano crecen. Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Aun en su
vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos" (Salmo 92:12-14, NIV).

Un espíritu diferente

Es obvio que alguien que resiste como Jesús lo hizo, tiene un tipo de espíritu diferente dentro
de sí. Esa clase de persona no se deja llevar por la corriente. Esa clase de persona no cede al
temor. Esa clase de persona no pone en peligro su fe, aunque todos los demás decidan hacerlo.
La Biblia declara que Josué y Caleb tenían un "espíritu diferente" al del resto de los líderes
(Números 14:24). Eran dos miembros del selecto grupo de los doce que fueron a espiar en la
tierra prometida por Moisés y el pueblo de Israel. Cuando regresaron con su informe, ellos
perdieron la votación. Fue una mayoría de diez contra una minoría de dos: Josué y Caleb.
Los otros diez espías dijeron: "Esto es imposible. Todo el ejército de las tribus de Israel no es lo
bastante fuerte como para prevalecer frente a esos aterradores gigantes que vimos. La tierra
que fluye leche y miel ya está ocupada por gigantes. Olvídenlo. Ahora estamos varados en el
desierto".

Josué y Caleb les suplicaron que discreparan. Entonces, Caleb hizo callar al pueblo delante de
Moisés, y dijo: "Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros
que ellos" (Números 13:30).

Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra,
rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: "La
tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se
agradare de nosotros, Él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y
miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová ni temáis al pueblo de esta tierra; porque
nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está
Jehová; no los temáis. Entonces, toda la multitud habló de apedrearlos" (Números: 14:6-10).

Si esto le hubiera ocurrido a usted, ¿qué hubiera hecho? ¿Huir por su vida? ¿Se hubiera ido
enfadado a alguna tienda desocupada? ¿Habría cedido e intentado sacar lo mejor de la
situación? Josué y Caleb no hicieron eso.

Ellos sencillamente estuvieron firmes, a pesar de que los otros diez espías—y todo el pueblo de
Israel—discrepaban de su consejo y se negaban a tomar la tierra. Esta negativa de parte del
pueblo originó una crisis de gran magnitud. Dios los amenazó con terminar allí con su promesa
y volver a empezar con gente nueva (vea Números 14:11-12). Pero Moisés persuadió al Señor
de que detuviera su mano, pero a un costo muy alto. Ahora, ellos tendrían que soportar
cuarenta largos años de caminata por el desierto y el paulatino desgaste de las masas mal
dispuestas.

Josue y Caleb, para su eterno honor, no sumaron insultos a la injuria y la rebelión que se
suscitaron contra el liderazgo de Moisés, aunque en privado quizá disintieran con él. Ellos se
limitaron a mantenerse firmes en su evaluación original: "Sí, podemos conquistar esa tierra. Es
nuestra. Dios ya nos la ha dado". Siguieron así, sin vacilar, durante cuarenta largos y
polvorientos años en el desierto.

A la larga, después de perseverar, lo consiguieron. Ni siquiera Moisés logró poseer la tierra.


Pero Josué y Caleb sí lo hicieron, y seguían tan firmes en cuerpo y espíritu como lo habían
estado cuando realizaron su misión de espías cuarenta años atrás. Caleb dijo: "Ya han pasado
cuarenta y cinco años desde que el Señor hizo la promesa por medio de Moisés, mientras Israel
peregrinaba por el desierto; aquí estoy este día con mis ochenta y cinco años: ¡el Señor me ha
mantenido con vida! Y todavía mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que Moisés me
envió. Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces" (Josué 14:10–11, NVI).

¿Qué pasa con usted? ¿Le ha dado Dios a usted o su familia alguna palabra que aún no se haya
concretado? ¿Ha resistido a la tentación para dedicarse a pelear? Cada cosa que Dios ha dicho
que ocurrirá, ocurrirá. No se aflija. Pida a Dios que le dé un espíritu diferente, como hizo con
Josué y Caleb. Él lo hará. Cuando el enemigo venga contra usted como un río torrencial, el
Señor levantará bandera a su favor. Y si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros? Usted
puede estar firme.

Aférrese a Cristo

Podríamos decir: "Tal vez no sepa todo lo que estás atravesando, pero conozco a Jesús. Sé
como es Él. Puedes aferrarte de mí y yo me aferraré de Jesús por ti. Y tú puedes aferrar algún
otro a ti. Ellos a su vez pueden agarrar a más personas, y Jesús nos guiaría a todos para que
salgamos de este lío. A través de su sangre y su cruz, llegaremos seguros a casa. Sólo aférrate a
mí. Así como yo sigo a Cristo, tú sígueme a mí. Yo estoy aferrada a Él, y no lo soltaré. Seré como
Caleb y Josué”.

Al comienzo de su vida cristiana, Pablo solía referirse al "evangelio de Dios" y al "evangelio de


Cristo". Pero por la época en que escribió su primera carta a la iglesia de Tesalónica, él estaba
tan cerca de Jesús que se refirió a las Buenas Nuevas como "nuestro evangelio". El evangelio de
Cristo es también nuestro evangelio. Con usted y conmigo, ocurre lo mismo que ocurrió con
Pablo: cuanto más nos aferremos a Cristo, más firmes estaremos en su poder y sus propósitos.

Con la armadura

Jesús, quien lo salvó, se asegura de que usted pueda estar firme en cualquier situación. Cuando
usted declara por primera vez que Jesús es su Señor, se une al ejército del Reino de Dios, sea
conciente de ello o no. Ahora Él es quien lo arma y lo entrena para la batalla, y es quien lo
protege.

Quiero que vea lo que significa estar bien armado para resistir al enemigo en el campo de
batalla de la fe. Colóquese la fuerte armadura de Dios, pieza por pieza. Cuando usted se pone
toda la armadura de Dios, está completamente equipado y listo para cualquier cosa. Primero,
usted ciñe su cintura (también se dice "ceñir los lomos") con el sólido "cinturón de la verdad",
que es la Palabra, la verdad de Dios tal y como se encuentra escrita en la Biblia. El cinturón de
la verdad es de vital importancia, porque la Palabra de Dios mantiene unido todo. Sin ese
cinturón, todo se caer.

Cuando usted se pone toda la armadura de Dios, también está vistiendo la "coraza de justicia",
que protege su corazón [su espíritu] y otros órganos vitales. El rey Salomón, que era un sabio y
poderoso guerrero, dijo: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón" (Proverbios 4:23).
Usted debe tener puesta esa parte de la armadura en todo momento, aun mientras duerme.

Cuando usted se pone toda la armadura de Dios, se coloca "el calzado de la paz", el cual,
hablando de estar firme, es uno de los elementos más importantes de la armadura de guerra.
El calzado de la paz de Dios nos mantiene inamovibles cuando el diablo trata de derribarnos.
Nos permite seguir adelante a pesar de las molestias que, de otra manera, nos detendrían.
Cuando el diablo caiga frente a usted, ¡unos cuantos pisotones fuertes pueden acabarlo por
completo!

Cuando se pone toda la armadura de Dios, usted se agarra fuerte al escudo de la fe. Otra cosa:
cuando usted se pone toda la armadura de Dios, se coloca la salvación como yelmo. Su
salvación es un intrincado, elaborado, ornamentado y precioso don de Dios. Y si usted lo
"mantiene puesto", evita que el enemigo "le corte la cabeza" llenvándosela con sus mentiras.

Cuando usted está firme con toda la armadura de Dios, toma la espada con la otra mano, la
espada del Espíritu, que es la rhema o la palabra hablada de Dios. La palabra rhema es la
palabra que brota, o aquella palabra a la que solemos referirnos como la palabra "actual",
directamente de Dios para usted, para este momento de la batalla. Una espada se utiliza en el
combate directo. Y así es como se usa la palabra "actual" de Dios como arma. Es como si el
Espíritu Santo, que ve al enemigo respirando amenazas de muerte en su rostro, pusiera
inmediatamente en su mano una daga espiritual que usted pueda insertar justo en el corazón
del enemigo.

El reino de la oscuridad no tiene nada similar en su arsenal. Su enemigo puede intentar


convencerlo de que no la utilice, pero usted no tiene que escucharlo. Él le dirá: "Estás
demasiado enfermo... estás muy deprimido... eres muy débil...", pero usted seguirá diciendo,
una y otra vez en voz alta: "¡El gozo del Señor es mi fortaleza! Sal de mi camino, diablo. Sal de
este campo de batalla. El Señor ha hablado. ¡Estoy avanzando, y no me detendré”.

Totalmente armado, totalmente protegido, totalmente lleno de Dios. Usted tiene todo lo que
necesita para cualquier batalla a la que pueda llegar a enfrentarse.3

Judy Jacobs es una conocida ministra, cantante y conferencista, y la fundadora de His Songs
Ministries. Este artículo se obtuvo de su libro Estad firmes, publicado por Casa Creación. Usado
con permiso.

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