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La partición de una
herencia: ¿Cómo se
distribuyen los bienes?
por Liat Tapia Malis, equipo de Temas Legales
En artículos anteriores se ha abordado el tema de los
derechos que pueden tener los herederos en una
sucesión, sea que se haya otorgado o no un
testamento.
En esta oportunidad indagaremos en el conjunto de
operaciones que se deben realizar cuando existe
más de un asignatario en una sucesión, para
otorgarle a cada quien lo que corresponda según sus
derechos en la herencia. Antes de que se realicen
estos trámites, conocidos como “partición de
bienes”, los coherederos no tienen derecho alguno
sobre bienes particulares, sino que comparten una
cuota sobre el conjunto de los bienes heredados.
Foto: Internet
Para comprender esta situación, imagine que un
excéntrico millonario regala para usted y tres
amigos una maleta repleta de joyas, de
distintos tamaños, colores y formas. ¿Cómo
dividirían su contenido? Si bien es claro que a cada
uno corresponde una parte de las joyas, lo cierto es
que ninguno tiene -de momento- derechos sobre
“ese” diamante, o “aquel” rubí. ¿Cómo determinar
cuáles alhajas corresponderán a cada uno?
La situación descrita es similar a la que se presenta
en las herencias.
Pues bien, la determinación de los bienes que
corresponderán en definitiva a cada heredero puede
hacerla el causante (en testamento o por un acto
entre vivos); los coasignatarios de común acuerdo; o
a un árbitro partidor (quién deberá completar su
cometido en un plazo de dos años).
Las Fases de la Partición
Cuando se requiere la intervención de un juez
partidor, y una vez que se tiene claridad respecto a
quiénes tienen derechos en la herencia, cuáles son
dichos derechos y cuáles son los bienes que serán
objeto de partición, éste deberá -en primer lugar-
liquidar los bienes, y luego proceder a su
distribución.
La fase de “liquidación” tiene por objeto
determinar cuánto corresponde a cada interesado.
Para ello, se han de realizar una serie de diligencias
tenientes a “depurar” el patrimonio, sacando bienes
de terceros que pudiesen estar confundidos (por
ejemplo, si el difunto se encontraba casado en
sociedad conyugal) y deduciendo otros gastos, como
los derivados de la apertura del testamento, los de
la última enfermedad del causante, deudas a sus
acreedores, entre otros, a fin de dejar el patrimonio
“limpio” para procederá distribuir los bienes.
La fase de “distribución” busca adjudicar a cada
asignatario cierta cantidad de bienes equivalentes a
su cuota en la herencia.
¿Cómo se realiza la distribución de los bienes?
En primer lugar se debe atender a la intención de
las partes. Si ellas no logran ponerse de acuerdo
respecto a la forma en cómo realizar dicha
distribución, el partidor debe atender a lo dispuesto
en la ley: si es posible dividir cómodamente los
bienes, se deben hacer hijuelas o lotes similares (en
el ejemplo propuesto, se deberán hacer hijuelas de
joyas que sumen un mismo valor, y que sean
relativamente similares). Luego, se procederá a
sortear los distintos conjuntos entre los herederos.
Sin embargo, podría ocurrir que los bienes no
admitan cómoda división o que, de dividirse,
disminuyan su valor (por ejemplo, si sobra un solo
diamante). En este caso, se adjudicará el bien al
coasignatario o al tercero que ofrezca un mayor
precio por el bien, dividiéndose el importe entre
todos ellos.
Si se trata de bienes inmuebles o fundos se
procurará, en la medida que no cause un mayor
perjuicio al resto de los coasignatarios, mantener la
continuidad entre sus porciones. También podrían
coexistir derechos de distintos coherederos sobre el
mismo predio.
Una mención especial merece el importante
resguardo que la ley ha concedido al viudo o
viuda del difunto. Se le otorga el dominio del
inmueble en que vive, siempre que éste haya
sido la vivienda principal de la familia y de su
mobiliario. En aquellos casos en que la porción que
le corresponde al cónyuge sea inferior a la suma
conjunta del inmueble y sus muebles, se le
asignarán estas cosas ya no como dueño, sino que
como usuario o habitador de las mismas, de
manera gratuita y para toda la vida. En otros
términos, el viudo o viuda podrá seguir viviendo en
su hogar con cargo a su cuota hereditaria.
El juicio de partición termina con la sentencia o
laudo, que tiene un efecto de adjudicación de los
bienes (esto es, el heredero pasa a ser dueño
exclusivo del mismo).
Si lo que se adjudica es un inmueble, será muy
relevante inscribir el acto de partición en el
Registro Conservatorio respectivo, pues a partir
de ese momento el heredero podrá disponer por sí
mismo, sin necesidad de contar con la autorización
de los demás herederos, de aquel bien.