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lentitud. La respuesta elicitada pertenece al tipo de lucha


o huye (fight or flight). Se trata de un mecanismo depen­
diente de la adrenalina segregada por las glándulas su­
prarrenales en el torrente circulatorio.
La corteza prefrontal, de adquisición reciente en la
WHY WE SNAP
escala de la evolución, es una de las zonas más avanzadas
Understanding the rage
de nuestro cerebro, que ha permitido el advenimiento
­circuit in your brain
del hombre moderno. Por su estructura y su función, esta
Por R. Douglas Fields zona presenta una capacidad admirable de adaptación;
Dutton, Nueva York, 2016 toma la medida de las tareas a las que nos enfrentamos.
Asimila la información, la integra y expresa un resultado
Subconsciente que se nos ofrece ora bajo la forma de intuición, ora bajo
Factores desencadenantes de la cólera la forma de un sentimiento. Aplicando nuevos métodos
de neurociencia hemos empezado a conocer por qué

N
os enervamos cuando nos ponen en un aprieto responde nuestro cerebro tan agresivamente a las ame­
exasperante. Pero ¿a qué se debe que en algunas nazas repentinas.
ocasiones el arranque de cólera supere toda in­ El mecanismo de detección de amenaza de nuestro
tensidad razonable? ¿Por qué nos ciega la cólera hasta el cerebro, subconsciente, establece que corremos peligro
homicidio? Este libro, sobre la cólera, nació de un acceso y actúa en consecuencia. Puede comunicárselo a la cons­
súbito. El autor se encontraba en la ciudad española de ciencia, mediante la generación de emociones. La ira es
Barcelona, cuando uno de tantos ladrones que abundan una emoción en la que nuestro cerebro inconsciente nos
en las grandes metrópolis se dispuso a robarle la cartera. ha preparado para la lucha. La circuitería implicada, la
Al advertirlo, le vino un arranque de cólera. Agarró con corteza prefrontal, no está plenamente desarrollada
violencia la mano del ladrón, lo redujo, lo arrojó contra el hasta los veinte años. Indicarle a una persona joven que
suelo y le golpeó como jamás había hecho con nadie, ni suprima la ira no es siempre efectivo. Importa descubrir
hubiera pensado hacer. Fue tan rápida y violenta su res­ las causas de ese impulso. Mas cada cerebro es único.
puesta, que, sorprendido él mismo, pasó los cuatro años Cada individuo percibe, piensa y actúa de manera dis­
siguientes investigando las causas neurocientíficas del tinta. Lo que no obsta para que concurran factores co­
arrebato. El resultado ha sido Why we snap. Hombre pa­ munes que pueden provocar la excitación de las emocio­
cífico, carece de conocimiento de artes marciales, de pa­ nes. Se trata de estímulos que la sociedad contemporánea
sado militar o de experiencia en lucha callejera. Autor exacerba. En el caso del arrebato de cólera, el autor cifra
reputado por su The other brain: From dementia to schizo- en nueve los agentes desencadenantes, reunidos bajo el
phrenia, es jefe del Servicio de Sistema Nervioso, Desarro­ acrónimo LIFEMORTS, que juega con los términos vida
llo y Plasticidad, en los Institutos Nacionales de Salud de y muerte: Life or Limb, Insult, Family, Environment, Mate,
Estados Unidos, y asesor de Scientific American Mind. Order, Resources, Tribe, Stop. Es decir, factores que aten­
Sabemos de la función consciente del cerebro, pero tan contra la vida, el honor, la familia, el hogar y la pro­
no nos percatamos de cuánto procesamiento inconscien­ piedad, la pareja, el orden, los recursos, la comunidad y
te de la información se da. En la consciencia se retiene la libertad de movimientos.
solo una fracción pequeña de información sensorial Los nueve factores desencadenantes evolucionaron en
aferente; la mayor parte cursa de forma inconsciente. En nuestro cerebro por alguna razón. A veces, generan una
el caso reseñado, la amígdala recibe información senso­ acción de defensa que es tan necesaria para los humanos
rial de todos los sentidos a través de una vía celerísima modernos como lo fue para nuestros antepasados. Pueden,
que alcanza el mecanismo de detección de la amenaza sin embargo, excitarse extemporáneamente y producir
antes de que alcance el córtex. En situaciones peligrosas un efecto violento e irreversible. Policías y políticos son
se impone una respuesta inmediata. Y todos, desde los maestros en la manipulación de esos factores, en particu­
abuelos a los pacifistas más impasibles, pueden liberar lar la T (comunidad grupal, nosotros frente a los foráneos
su rabia violentamente en razón de nuestro pasado evo­ o extraños) y E (propiedad). Ante esos estímulos, el ce­
lutivo. Los circuitos neurales que ayudaron a los humanos rebro envía a menudo falsos avisos; cuando eso se pro­
de antaño a protegerse a sí mismos y sobrevivir, recono­ duce, la persona entra en cólera.
cen ahora los peligros de nuestro entorno y responden. En algunos individuos, las regiones cerebrales impli­
Nuestro cerebro está preparado para abordar al instante cadas se tornan hiperactivas e hipersensibles. El estrés
amenazas súbitas. Intervienen circuitos y mecanismos, crónico o trauma, en particular, reconfigura los circuitos
subcorticales, ajenos a nuestra consciencia. Esta se asocia de la cólera. A los afectados les altera incluso una provo­
con la corteza cerebral, que procede con exasperante cación menor. Con todo, no existe un circuito exclusivo

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de la ira; en la regulación de esa emoción intervienen sufrido, sin embargo, una transformación total. Sucede,
numerosas regiones cerebrales. El arrebato forma parte pues, que las situaciones novedosas del mundo moderno,
del mecanismo cerebral de respuesta ante la amenaza. pensemos en la conducción de un coche, produce la
Pero no se produciría ese arrebato si careciéramos de ese excitación extemporánea de esos circuitos de defensa. La
circuito, y no lo tendríamos si en algún momento de la mayor parte del tiempo, los circuitos funcionan apropia­
evolución no lo hubiéramos necesitado. En ocasiones damente, pero en algunas situaciones se excitan indebi­
nos convierte en héroes espontáneos: «No me lo pensé, damente. En el escenario del peor de los casos, ello
ni siquiera sé por qué lo hice», confiesan a menudo. Esa puede llevarnos al abuso doméstico, la violencia en la
circuitería cerebral surgió en una naturaleza hostil, que calle y otras conductas antisociales. Y eso es lo que im­
ponía en jaque la supervivencia. porta controlar. El conocimiento del fenómeno o proce­
Ahora bien, el cerebro que tenemos hoy es el mismo so es el primer paso para controlarlo y encauzarlo.
cerebro de hace 100.000 años, en un entorno que ha —Luis Alonso

Somos bastante torpes en estadística, tendemos a gene­


ralizar en exceso sobre las causas de las cosas, proclives
a acusar con falsedad y a destruir el medio. Los humanos
poseen una inteligencia singular, pero no en el sentido
THE SECRET OF OUR SUCCESS
en que nosotros solemos concebirla.
How culture is driving human
Cuando Charles Darwin abordó las fuerzas que im­
­evolution, domesticating our
pulsaban la evolución humana en su libro The Descent of
­species and making us smarter
Man, publicado en 1871, colocó el cambio cultural —bajo
Por Joseph Henrich las expresiones de tradiciones, costumbres y hábitos
Princeton University Press, Princeton, 2016 heredados— a la par que la evolución orgánica. Para
Darwin, los rasgos culturales se adaptan, cambian y se
Genética y cultura seleccionan. Pero la especulación sobre qué es lo que nos
Aportación a la conformación de la especie hace humanos y nos aleja del resto del mundo animal ha
sido objeto de interés desde los albores del pensamiento.

E
l hombre es un primate sorprendente. Antes del Últimamente ha reclamado la atención creciente de bió­
origen de la agricultura, de las primeras ciudades logos evolutivos. Por botón de muestra, Wired for cultu-
y de innovaciones industriales, nuestros antepasa­ re: Origins of the human social mind, de Mark Pagel, o
dos se difundieron por todo el globo, de los áridos de­ este The secret of our success, de Joseph Henrich.
siertos de Australia a las frías estepas de Siberia, adapta­ Pagel propone que el desarrollo de nuestra capacidad
dos a todos los ecosistemas. Y eso, pese a ser mamíferos exclusiva de cultura, adquirida hace unos 200.000 años
físicamente débiles, lentos, sin especial habilidad para fue el acontecimiento determinante de la evolución del
trepar por los árboles. Cualquier chimpancé adulto nos hombre moderno. Defiende la emergencia de un proce­
supera en ello y cualquier felino nos deja muy atrás. so acelerado, que, hace 60.000 años, impulsó a nuestra
Somos bastante malos en la detoxificación de plantas especie a salir de África en pequeños grupos tribales para
venenosas y no acertamos a distinguir entre plantas co­ ocupar y reconfigurar el entorno en escasas decenas de
mestibles y plantas ponzoñosas. Dependemos de la miles de años. La cultura se erigió en estrategia para la
cocción de los alimentos, aunque nazcamos sin saber supervivencia. Nuestra capacidad para aprender de los
encender el fuego. En comparación con otros mamíferos otros, construir nuestros propios conocimientos y trans­
de nuestro tamaño y dieta, poseemos corto el colon, re­ mitirlos, a la par que aplicar nuestra destreza en el desa­
ducido el estómago y, pequeños, los dientes. Nuestros rrollo de la técnica, pudieron ser el rasgo más potente
hijos nacen prematuros, con el cráneo sin fusionar del jamás observado para transformar nuevas tierras y
todo. A diferencia de otros primates, las hembras de nuevos recursos en patrimonio del hombre. Mientras
nuestra especie permanecen sexualmente receptivas a lo otras especies permanecían confinadas al entorno para
largo de su ciclo lunar y entran en menopausia mucho el que se encontraban adaptados sus genes, el hombre
antes de morir. hizo suyo cualquier ambiente del planeta.
Y lo más llamativo: no obstante un cerebro poderoso, En opinión de Henrich, los humanos han acometido
no somos los individuos brillantes, al menos de nacimien­ una gran transición; así se califican en biología los pasos
to, que justifiquen el éxito inmenso de nuestra especie. en que se combinan formas de vida elementales para dar

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origen a otras más complejas. Entre los ejemplos clásicos aún no han tenido tiempo suficiente para cambiar), las
de transición se cita el siguiente: tránsito de moléculas instituciones, técnica y lenguaje coevolucionan con
que se replican de manera independiente a paquetes de sesgos psicológicos, facultades cognitivas, respuestas
moléculas (cromosomas) replicantes; también, la transi­ emocionales y preferencias. A largo plazo, los genes
ción de diferentes tipos de células simples a células más evolucionan para adaptarse a esos mundos culturalmen­
complejas, donde estos tipos celulares que en otro tiem­ te construidos; tal ha sido, y sigue siendo, el motor
po fueron células distintas pasaron a desempeñar fun­ principal de la evolución genética humana.
ciones críticas y constituirse en mutuamente dependien­ Ese novedoso planteamiento diverge de la exposición,
tes, como el núcleo y las mitocondrias. En el ámbito de llamémosla canónica, según la cual habría habido un
la supervivencia, la dependencia de nuestra especie res­ período largo y aburrido de evolución genética que
pecto de la cultura acumulada, de nuestra existencia en culminó en una explosión de motivación y creatividad
grupos cooperadores, de nuestros parientes, de la división hace 100.000 años. Después de eso, la evolución gené­
del trabajo y de la información, así como respecto de tica parece detenerse y dejar las riendas a la evolución
nuestro repertorio de comunicación significa que los cultural. De ese modo, la cultura queda separada del
humanos comenzaron a satisfacer todas las exigencias cerebro y de la biología, así como de la genética y del
que requería una transición biológica principal. Con otras test de la historia. El impacto de la inteligencia innata
palabras, somos literalmente el comienzo de un nuevo de los humanos queda sobrevalorado. En cambio, los
tipo animal. test cognitivos relacionados con el espacio, cantidad y
La profundización en el conocimiento de cómo se causalidad revelan que los niños de dos años y medio
produce esa transición altera la forma en que pensamos no superan la destreza de los chimpancés. En otro orden,
sobre el origen de nuestra especie, sobre las razones de muy a menudo, los exploradores europeos que se per­
nuestro imponente éxito ecológico y sobre la singulari­ dieron no lograron sobrevivir, allí donde los nativos
dad de nuestro lugar en la naturaleza. La nueva inter­ medran. La singularidad de nuestra especie reside menos
pretación se aparta de la explicación al uso de la inteli­ en el poder de la mente del individuo que en los cerebros
gencia, fe, innovación, competición entre grupos, colectivos de nuestras comunidades. Tal es, en resumen,
instituciones, rituales y diferencias psicológicas entre la tesis de Henrich, docente de las universidades Harvard
poblaciones. Reconocer que somos una especie cultural y de Columbia Británica.
significa que, incluso a corto plazo (cuando los genes —Luis Alonso

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