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Concepto supervisión

En cualquier caso y, de acuerdo con Reynolds (1965), supervisar es “la necesidad de una
flexible y enriquecedora asociación de mentes capaces tanto del análisis como de la síntesis;
de la sensibilidad hacia las personas, la habilidad de expresar sentimientos y de ponderar los
factores positivos y negativos de las situaciones…”. De esta manera, distintos autores se
ocupan de definir la supervisión, con enfoques más o menos diversos, pero coincidiendo en la
importancia que ésta tiene en la formación de los futuros profesionales.

Para Hernández Aristu (1991), la palabra supervisión viene etimológicamente hablando de las
palabras latinas super = sobre y videre = ver. Es pues una "visión desde arriba". Por tanto,
denota una posición superioridad de alguien, desde donde ve algo. “

La supervisión es un método fundamental mediante el cual se enseña, en función de la


práctica cotidiana, la aplicación de los principios del trabajo social a los estudiantes o a los
trabajadores sociales de un organismo con el fin de ir consiguiendo paulatinamente
determinados estándares en el desarrollo profesional y en la formación de estudiantes o de
profesionales, el supervisor, en base a sus conocimientos, a la comprensión de sí mismo y de
los demás y a su experiencia en el trabajo social, presta una ayuda real al supervisado tanto
profesional como personal”. (De Bray y Tuerlick, 1966).

Supervisar es “…un proceso de enseñanza-aprendizaje a partir del cual se espera que se


produzca un intercambio de saberes y experiencias; se reflexiona acerca de las formas de
intervención y los marcos teóricos-conceptuales en que esa intervención (British Association of
Social Workers, 2000).

Por otro lado, extraigo a continuación las definiciones que encontramos en el Diccionario de
Trabajo Social sobre supervisión

SUPERVISIÓN: Actividad o conjunto de actividades que desarrolla una persona al supervisar


y/o dirigir el trabajo de un grupo de personas, con el fin de lograr de ellas su máxima eficacia y
satisfacción mutua. Se trata, como ha definido Mª José Aguilar, de un “proceso sistemático de
control, seguimiento, evaluación, orientación, asesoramiento y formación; de carácter
administrativo y educativo; que lleva a cabo una persona en relación con otras, sobre las
cuales tiene una cierta autoridad dentro de la organización; a fin de lograr la mejora del
rendimiento del personal, aumentar su competencia y asegurar la calidad de los servicios.

Josefina FernándezII nos señala que la palabra supervisión procede del latín super y videre,
que significa “ver por encima”, y que en los diccionarios se define la supervisión como “la
actividad de vigilancia e inspección superior de una actividad”. Ésta sería la raíz etimológica del
concepto supervisión.
CARACTERÍSTICAS DE LA SUPERVISIÓN
El puesto de supervisor es tan exigente que la alta gerencia tiende a buscar super-
individuos. La mayoría de las empresas determinan criterios conforme a los cuales deben
ser ajustados los candidatos a supervisor.
A continuación se presenta algunas características personales de los supervisores:
 Energía y buena salud.
 Potencial para el liderazgo.
 Capacidad para desarrollar buenas relaciones personales.
 Conocimiento del trabajo y competencia técnica.
 Capacidad para mantener el ritmo de trabajo.
 Capacidad de enseñanza.
 Habilidad para resolver problemas.
 Dedicación y confiabilidad.
 Actitud positiva hacia la administración.

Obviamente son cualidades excelentes en cualquier persona como también es cierto que
es difícil encontrar a quien las reúna todas. Afortunadamente muchos de estos atributos se
pueden adquirir o mejorar a través de programas de capacitación y desarrollo para
supervisores.

CARACTERÍSTICAS DEL SUPERVISOR(A) EN TRABAJO SOCIAL


En este punto nos referimos al perfil más adecuado para los profesionales que ejercen la
Supervisión de Prácticas Pre Profesionales en Trabajo Social, considerando que algunas
de estas características pueden estar más o menos desarrolladas, de acuerdo a la
experiencia e intereses personales del supervisor(a).
Lo importante es comprender que la supervisión requiere voluntad e interés por enseñar,
del mismo modo que por aprender ya que se asume la responsabilidad de orientar a
estudiantes en formación.
Las principales características que deseamos encontrar en un supervisor(a) son:
a) Actitud: voluntad y responsabilidad para orientar y guiar ética y proactivamente.
b) Habilidad: para educar, observar, describir, analizar los hechos y manejar
instrumentos.
c) Conocimiento: del sector, la institución, los programas en relación a las políticas
sociales, marcos teóricos, doctrinarios, normativos.
Sabemos que no existen Supervisores con estas virtudes pero en la comprensión del
papel que le corresponde a la Supervisión en Trabajo Social es posible encontrar las
pistas para desarrollar esta tarea de la mejor manera posible.
Finalizamos con la conceptualización que Natalio Kisnerman tiene sobre la supervisión en
Trabajo Social: "...la supervisión es entonces un proceso y una relación que desarrolla
una capacitación de todos aquellos implicados en una praxis social (no sólo aquellos que
cumplen un requisito académico), y cuyo objetivo específico es crear el clima que facilite la
unidad, el diálogo y la acción comprendida. Integrar a los participantes en un proceso de
trabajo para que los sujetos se asuman como tales en una tarea conjunta".
Sobre el origen y los inicios de la supervisión

El inicio y desarrollo de la supervisión ha sido paralelo al desarrollo del trabajo social. La


supervisión empieza a delinearse en las acciones filantrópicas que llevaban a término las
organizaciones sociales del siglo XIX, consideradas los orígenes del trabajo social. 1 La
evolución de la supervisión como práctica va unida al progreso teórico práctico y a las
transformaciones del trabajo social en EUA. Los supervisores eran colegas más
experimentados que acompañaban al voluntario en sus demandas y sus necesidades de
ayudarse a sí mismos para poder ayudar a los demás. Las precursoras del trabajo social
profesional, Octavia Hill y Mary Richmond, ejercieron esta función. Será en las décadas de los
años 20 y 30 cuando aparece el término supervisión.2 Se trata de la primera publicación que
observa como la actividad supervisora, que era de carácter individual, va unida al trabajo social
a través de su método, el casework. Estas prácticas iniciales de supervisión se vieron influidas
por el psicoanálisis, tal como recoge Fernández Barrera (1997) que sirvió al trabajo social de
modelo de referencia, así como por la extensión de esta práctica supervisora a otras disciplinas
la psiquiatría y la salud, lugares todos ellos donde participaron los trabajadores sociales. En
Europa llega un poco más tarde, en 1945, con el reconocimiento del casework como método
de intervención. Especialmente se registra en países anglosajones y también en Alemania
(kersting, Krapohl, 1993) y otros países centroeuropeos. La supervisión ha tenido diferentes
evoluciones y desarrollos en el amplio y diverso espacio europeo. En cuanto al desarrollo en
España, no será hasta la década de los 80 que se da un alto interés por la supervisión,
especialmente en el área educativa y en la formación de los trabajadores sociales. La creación
de las escuelas universitarias en 1983 fue determinante en el impulso de esta práctica. Aunque
la existencia de supervisión se remonta a las primeras escuelas de trabajadores sociales
fundadas en 1932, durante la Segunda República. Las escuelas de trabajo social son tan
determinantes en las prácticas supervisoras que su influencia llega hasta nuestros días, donde
la supervisión está presente en los actuales planes de estudio, viéndose reforzada con el Grado
en Trabajo Social.

Tres son los tipos que se identifican: la supervisión


administrativa, la supervisión educativa y la supervisión de
apoyo.
Esta clasificación podría ser strictu sensu, en el sentido de que cuando se hace un tipo de
supervisión no se realiza otra. Sin embargo, no es común el que se aplique una supervisión que
responda puramente a una tipología o a otra. En realidad, son tres aspectos que en muchas
ocasiones confluyen en las supervisiones que se aplican en el trabajo.

Lo que sí es importante al iniciar una supervisión es que se ha de definir claramente lo que se


pretende hacer y cuáles son los objetivos prioritarios que se quieren conseguir a través de una
supervisión concreta. Por lo general, al iniciarse una supervisión, tanto las organizaciones
como los trabajadores se plantean la consecución de unos objetivos básicos de un tipo
determinado y, según sean dichos objetivos, la supervisión puede quedar delimitada en uno u
otro grupo.

La clasificación facilita una visión de cada uno de los aspectos básicos que podemos encontrar
en una supervisión y permite identificar, cuando se está cumpliendo una función u otra, tanto
los aspectos administrativos como los educativos o los de apoyo.

La existencia de una clasificación ayuda al supervisor a saber cuáles son sus funciones y cuáles
los objetivos prioritarios que se intentan conseguir, y al supervisado qué es lo que puede
obtener de la supervisión y qué es lo que se pretende con su participación en ella.
2.1. LA SUPERVISIÓN ADMINISTRATIVA
La supervisión administrativa está directamente relacionada con una técnica de gestión. Esta
supervisión se da siempre en el marco de una organización con el objetivo prioritario de que se
cumplan los objetivos de dicha organización.

La aplicación de esta supervisión está contemplada normalmente dentro del organigrama de


la organización. El supervisor tiene un puesto concreto en el centro o lugar de trabajo donde
se aplica.

En la supervisión administrativa, la demanda de supervisión procede de la organización., En la


planificación de un servicio se considera necesario que se supervise a su personal. La
supervisión forma parte del conjunto de la aplicación de un determinado programa teniendo
en cuenta que al supervisor en este caso se le atribuye unas funciones específicas y se le piden
unos resultados que siempre están relacionados con la mejora de los servicios que se ofrecen a
sus usuarios.

La demanda de supervisión viene determinada desde arriba. Los supervisados no demandan


explícitamente una supervisión, ya que se la encuentran formando parte de la propia
organización en la que están trabajando o van a trabajar.

Funciones de la supervisión administrativa son:

o Selección y contratación del trabajador.

o Colocación del trabajador en un puesto de trabajo concreto.

o Planificación del trabajo.

o Distribución del trabajo.

o Delegación del trabajo.

o Dirigir, revisar y evaluar el trabajo.

o Coordinación.

o Distribución de la información.

o Introducir cambios y nuevas ideas.

o Rebajar tensiones.

Como puede verse, aquí el supervisor tiene que cumplir unas funciones eminentemente
jerárquicas que generalmente en nuestras organizaciones suelen atribuirse a los jefes,
coordinadores de servicios o puestos similares.

Según este modelo, existe un director del programa o servicio por encima del supervisor a
quien éste ha de rendir cuentas de su trabajo.

A través de la supervisión administrativa, los trabajadores más expertos se conciencian


continuamente de cuáles son los límites que les pone la institución o el centro donde trabaja.
En los lugares donde el trabajo a realizar es interdisciplinario, el supervisor suele tener la
atribución de negociar las posiciones y funciones de los trabajadores.
Los supervisores son responsables del trabajo realizado por sus supervisados.

Otra responsabilidad del supervisor es la de facilitar la organización adecuada suministrando


información, personal auxiliar, dando facilidades diversas y material. El supervisor da la
información que los trabajadores deben conocer sobre planes e intenciones que afecten al
centro o servicio.

Los supervisores han de transmitir la política de la institución aunque no estén de acuerdo con
ésta en todos sus aspectos. También han de tener en cuenta las quejas y sugerencias de los
supervisados sobre la política de funcionamiento y sobre los planes de actuación para
proponer cambios y alternativas a la dirección.

Se ha de tener en cuenta que en este tipo de supervisión al supervisor se la atribuye un poder,


ya que se le ha transmitido una autoridad desde la dirección de la organización. No obstante,
para que el poder que se le otorga sea realmente eficaz, es preciso que se complemente con la
autoridad que da el hecho de que sea un buen conocedor del trabajo y que sea un experto en
la materia que ha se supervisar.

Si el supervisor es realmente un experto, este hecho le confiere una posición de liderazgo. Si al


supervisado le gusta su supervisor y le admira, su autoridad será reconocida libremente y no
por imposición jerárquica o, por lo menos, no por esto únicamente.

2.2. LA SUPERVISIÓN EDUCATIVA


La supervisión educativa es la que tiene como objetivo primordial enseñar, formar y ayudar a
mejorar el conocimiento a los trabajadores, o a aquellos que están en fase de formación para
convertirse en profesional.

La supervisión que se lleva a cabo con los alumnos es básicamente educativa, ya que su
objetivo prioritario es participar en la formación del estudiante.

En el ámbito profesional también se da la aplicación de la supervisión eminentemente


educativa. En este caso la supervisión está insertada en la organización a nivel de staff, bien a
nivel de contratación exterior para llevar a cabo la supervisión con el objetivo de colaborar en
la formación de los trabajadores que trabajan en dicha organización.

La supervisión educativa ofrece los recursos que permiten a los trabajadores realizar su
trabajo con eficacia, ayuda a mantener profesionalización y a consolidar la identidad
profesional.

Como resultado de la supervisión educativa, el trabajador está en una mejor posición de hacer
una autoevaluación de sus actuaciones. Aprende cuál es la diferencia entre la práctica
adecuada y la no adecuada, y es capaz de hacer una autocrítica.

El supervisor tiene la responsabilidad de crear un ambiente que favorezca el aprendizaje,


saber qué es lo que el trabajador ha de aprender, y cómo enseñarlo.

Funciones que se identifican con este tipo de supervisión son:


o Enseñar.

o Facilitar el aprendizaje.

o Entrenamiento en técnicas concretas.

o Compartir experiencias y conocimientos.

o Informar.

o Clarificar.

o Guiar-conducir.

o Ayudar a los trabajadores a encontrar soluciones.

o Contribuir a la mejora profesional.

o Aconsejar.

o Sugerir.

o Ayudar a los trabajadores a resolver problemas.

Globalmente la supervisión permite un proceso de maduración del profesional o del


estudiante. Por otro lado, las supervisiones son una forma de transmitir conocimientos
determinados y una determinada ideología. Es importante partir de esta realidad, ya que es
cierto que mediante la supervisión se pueden transmitir unos contenidos y una forma de
actuar muy diferenciadas según sea el marco teórico e ideológico de referencia. Éste es un
factor clave a tener en cuenta especialmente en la supervisión educativa.

2.3. LA SUPERVISIÓN DE APOYO


La supervisión de apoyo es aquella que tiene en cuenta en sus objetivos y aplicación el ofrecer
apoyo a las personas que reciben dicha supervisión, de forma que puedan superar mejor las
tensiones y dificultades que se presentan en el ejercicio de su trabajo.

La supervisión de apoyo se puede denominar incluso de apoyo psicológico, ya que en muchas


ocasiones va dirigida a analizar los aspectos personales del supervisado que influyen en su
práctica cotidiana, de modo que pueda entender qué factores psicológicos personales afectan
directamente a sus actuaciones profesionales y pueda conseguir superarlos.

Existen dos tipos de aplicación de esta supervisión en la práctica:

A. La supervisión del trabajo

B. La supervisión de apoyo psicológico

La primera tiene en cuenta básicamente diversos aspectos: animar, estimular, favorecer la


autoestima, el reconocimiento de las propias cualidades, etc.

La segunda, la supervisión de apoyo psicológico, sería aquella en que se tratan especialmente


los factores generadores de tensión y los relacionados con la personalidad del trabajador.
Mediante la resolución de estos conflictos se pretende la ejecución de un mejor trabajo, pero
este objetivo queda en segundo término. Generalmente es una supervisión llevada a cabo por
un profesional de la psicología o de la psiquiatría, ya que son éstos los profesionales
especialmente preparados para el tratamiento de dichos aspectos.

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