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Economía de esfuerzo. En la lengua, como en toda actividad humana, hay una tendencia
general a la economía del esfuerzo al cumplir con las necesidades comunicativas. En
la morfología, esta economía se refleja en la analogía, es decir, en la modificación de
determinadas palabras para acomodarlas a un modelo más frecuente o más regular
en la lengua. Este proceso explica el reanálisis y subsiguiente regularización de los
participios pasivos fito > freído y preso > prendido y de los nombres de los agentes
femeninos presidente > presidenta y juez > jueza.
Influencia de otras lenguas o variedades. En la morfología derivativa, es común la adopción
de afijos foráneos (visigótico -ingos > cast. -engo) y en el léxico son comunes varios
tipos de influencia como la que actualmente ejerce el inglés sobre el español, más
obviamente en el caso de los préstamos léxicos (bluf “fiasco” < bluff), pero también
en los calcos léxicos (año luz, sobre ligth year) y fraseológicos (tener en mente, sobre to
have in mind) y los préstamos semánticos (educado “que tiene buenos modales” >
“escolarizado”, por influencia del inglés educated. Además, el contacto entre hablantes
de muchas variedades de una misma lengua o de lenguas muy emparentadas suele
dar lugar a un proceso de koinización que puede generar nuevas variantes.
La gramaticalización. Se trata de un proceso por el cual una palabra se vacía de
significado léxico y se convierte en un elemento gramatical. En español la palabra
gramaticalizada que más se cita es el cast. med. auer “tener”, que a lo largo del
medievo cede al verbo tener su función léxica de denotar posesión, tomando carácter
de puro verbo auxiliar, única función que desempeña su descendiente, el esp. Mod.
Haber. Como veremos en los capítulos 6 y 7, la gramaticalización actúa también en la
aparición de los artículos, los pronombres de tercera persona, el objeto directo con
a personal y muchas otras construcciones.
Reacción a un cambio en otro componente lingüístico. Se suele decir que el lenguaje es un
sistema de componentes tan estrechamente asociados que un cambio en uno de ellos
necesariamente provoca cambios en otros. Ejemplifica este principio la pérdida de
las desinencias casuales del latín, que, en fases más evolucionadas de la lengua, obliga
a los hablantes a emplear un orden de palabras menos libre y utilizar preposiciones
para señalar las funciones gramaticales antes indicadas por las desinencias casuales.
Está claro, con todo, que una vez introducidas estas nuevas variantes o innovaciones, tiene
que haber un proceso o mecanismo que regula su selección y difusión. Gracias a la
sociolingüística moderna, reconocemos ahora que lo que impulsa este mecanismo es el
factor social. En este sentido han sido fundamentales los estudios de William Labov (1927.),
catedrático de lingüística de la Universidad de Pennsylvania. Mediante determinadas
innovaciones metodológicas, Labov logró demostrar que, contra lo que se venía
manteniendo, el cambio lingüístico sí se puede observar a nivel sincrónico, gracias a un
fenómeno que se llama “tiempo aparente”. Las investigaciones de este tipo aplican el análisis
estadístico para comparar sistemáticamente la forma de hablar de los miembros de mayor
edad de una comunidad lingüística frente a la de los adultos más jóvenes. Las diferencias
entre los dos grupos son representativas del cambio lingüístico en una generación. Si se
acepta la validez de este planteamiento—que presupone que la forma de hablar de una
persona no cambia sustancialmente una vez alcanzada la madurez—es posible llevar a cabo
estudios empíricos del cambio lingüístico en una muestra de población científicamente
seleccionada y analizada.
Los principios fundamentales del mecanismo del cambio lingüístico descubiertos por
Labov, y expuestos de forma más completa en los dos volúmenes titulados Principles o
Linguistic Change de 1994 y 2001, son los siguientes:
A veces todos los hablantes de la lengua terminan adoptando un cambio, pero otras
veces la comunidad lo rechaza y lo estigmatiza. El factor decisivo en el triunfo o fracaso de
un cambio es el prestigio, primero dentro del grupo en que aparece, luego en los demás
grupos que constituyen la comunidad en su totalidad. Si el cambio se origina en un grupo de
alto prestigio, lo probable es que sea un cambio consciente (un llamado “cambio desde
arriba”) que aparece primero en el habla esmerada. Por el contrario, los cambios “desde
abajo” suelen ser más bien inconscientes, y su éxito depende de cuestiones de identidad y
prestigio encubierto (Caravedo 2003:49). Ralph Penny (2000:69) cree que la aspiración de
/s/ en posición implosiva (final de sílaba, como en estos tíos [‘eh toh ‘ti oh]) ejemplifica este
último tipo de cambio en el español actual. Otro posible ejemplo es la sustitución de la
vibrante múltiple (frecuentemente sorda) /r/ por la fricativa uvular sorda /χ/ en el habla de
Puerto Rico, donde parece ir cobrando el valor de símbolo del orgullo nacional (Lipski
1996:140).
LA SOCIOLINGÜÍSTICA
La lingüística se define como la ciencia que estudia el lenguaje. Como tal, se dedica
fundamentalmente a la descripción, análisis y explicación de las estructuras fonológicas,
morfológicas, sintácticas, semánticas y léxicas de las lenguas humanas. Éstas son las tareas de
la lingüística descriptiva y de la lingüística teórica.
Los cambios se propagan gradualmente tanto por el léxico como para la comunidad lingüística.
Frente a lo que se creía antes, las innovaciones lingüísticas no se propagan de forma
instantánea, sino gradualmente, tanto a través del léxico como de la escala social. En
el caso de las innovaciones fonológicas y morfológicas, la novedad afecta primero a
un grupo selecto de palabras y se propaga paulatinamente por el resto del léxico.
Todas las innovaciones, sea cual sea el componente afectado, se extienden también
Enel plano social al ser adoptadas por grupos sociales cada vez más numerosos. Este
fenómeno es consecuencia trivial del hecho de que un solo hablante puede pertenecer
a varios grupos.