Вы находитесь на странице: 1из 13

Seminario de Lenguaje

Texto 1

La vocación y la felicidad1

Mario Vargas Llosa

Creo que la primera y la más importante función de la enseñanza, no solo académica, sino
también la escolar, es ayudar a los niños y los jóvenes a descubrir su vocación y convencerlos
que si esa es su vocación y si lo tienen claro, deben entregarse a ella porque es la manera mejor
de defenderse contra la futura infelicidad. Infelicidad que forma parte de la condición humana de
la que nadie puede librarse. Quienes hacen aquello que les gusta, aunque ello les signifique vivir
muy modestamente, aunque ello les signifique privaciones y sacrificios enormes, los hace
infinitamente menos infelices de lo que serían si dedicaran su tiempo a realizar actividades en
las que no creen, actividades que sienten como una traición o un desacato a aquello que
íntimamente habrían querido ser y hacer.

Cuál es la consecuencia inevitable de dedicarse a actividades que no comprometen


profundamente a la persona: que uno las hace mal, que difícilmente se puede tener éxito,
difícilmente se pueden tener grandes logros, si aquella actividad que compromete nuestro tiempo
y nuestra energía, íntimamente nos produce un rechazo y una frustración.

Generalmente quien elige una profesión por razones ajenas a su vocación, y muchas veces en
contra de su propia vocación, pensando que de esta manera tendrá más éxito, pensando en éxito
en el término social y económico de la palabra, lo más probable es que en esa profesión fracase,
que sea mediocre y frustrado, lo que es una fuente terrible de amargura en toda historia
individual. Y viceversa, cuando uno dedica su existencia y su quehacer y energía a la propia
vocación, con ella tendrá más posibilidades de tener éxito, de lograr la creatividad y originalidad,
y de que su labor repercuta sobre los demás y le dé una enorme satisfacción. Cuando uno dedica
su trabajo a hacer lo que le gusta, uno no tiene la sensación de trabajar. El verbo “trabajar” es
un verbo sobre el que pesa una maldición bíblica, fue un castigo divino, fue algo a lo que estamos
condenados, como a una punición: ganarnos nuestra vida con el sudor de nuestra frente,
trabajando. Pero a quien trabaja en lo que le gusta, el trabajo no le significa una servidumbre, un
castigo ni una maldición.

Flaubert decía “escribir es una manera de vivir”; yo creo que cualquiera que vive su vocación,
sea esa cual sea, es una manera de vivir, es algo que compromete no solo las horas, sino todo
el contorno, su existencia entera se organiza en ese quehacer que resulta creativo y ese
quehacer lo defiende extraordinariamente contra la infelicidad.

Los jóvenes sí pueden, como decía Sartre, elegir su vida. Tomar ciertas decisiones o realizar
ciertas emisiones que los encaminen de tal manera que lo mejor que hay en ellos pueda
convertirse en su quehacer. Si lo hacen de este modo, no quiere decir que van a ser felices todo
el tiempo: quiere decir que van a ser mucho menos infelices que si hubieran hecho todo lo
contrario, y que aquello que hacen de alguna manera va a aprovechar lo mejor que hay en ellos
y que aquello que resulte de un trabajo vivido, de esta manera, con pasión, con amor, va a
redundar en beneficio de todos los demás. Creo que un mundo donde todos hagan lo que les
guste hacer sería un mundo en el que hubiera disminuido, no desaparecido pero sí disminuido
enormemente, la infelicidad humana.

Ahora, es verdad que hay muchas cosas que matizar respecto a estas ideas: no todos pueden
elegir con la misma facilidad. Desde luego que si uno nace en una familia acomodada y recibe

1 Fragmento del Discurso de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, ofrecido el 2 de marzo de 2011 en la en la
Universidad Autónoma Metropolitana de México. Recuperado de
http://noticias.universia.net.mx/entrevistas/noticia/2011/03/07/798717/mario-vargas-llosa.html
Seminario de Lenguaje
desde muy joven una magnífica educación y tiene, desde la cuna, resuelto el problema de la
supervivencia, pues tiene una comodidad a la hora de elegir que no tiene quien nace en
condiciones muy difíciles, a veces de mera supervivencia o subsistencia. Pero aun así, aún en
los casos más difíciles siempre se puede elegir. En esto creo que Sartre tenía razón: se puede
nacer en un hogar extraordinariamente pobre, se puede no haber recibido una educación o
haberla recibido de una manera muy precaria y elemental, siempre quedará un margen de
opciones entre las que podemos decidir. Si elegimos lo mejor en función de lo que somos y
queremos, estaremos mejor defendidos contra la precariedad de la existencia.

Creo que esa debería ser una de las tareas fundamentales de la universidad: ayudar a los
jóvenes a descubrir su vocación. Muchos no tienen la suerte que tuve yo, que tienen muchas
otras personas, de descubrir precozmente aquello que les gustaría hacer, aquello para lo que
están evidentemente más dotados para hacer. La universidad tendría que orientar desde los
primeros años a los jóvenes para que puedan, a través de sus propias decisiones, encaminarse
en esa buena dirección. Es un error, un gravísimo error, a pesar de que la cultura de nuestro
tiempo nos empuja en esa dirección, elegir la profesión que va a comprometer nuestra vida
pensando solo en el beneficio económico. Es verdad que hay ciertas actividades que parecen
mucho más proclives a tener beneficios económicos muy elevados, pero elegir en contra de la
inclinación íntima y profunda, una profesión por esas consideraciones estrictamente económicas,
es un error. Es un error porque nos conduce inevitablemente, si esa no es nuestra vocación, al
fracaso, a la frustración, aunque venga acompañada del éxito económico. Sin embargo, la cultura
de nuestro tiempo ha identificado la felicidad con el éxito económico, lo cual es una mentira
monumental.

Desde luego que la pobreza no garantiza la felicidad ni muchísimo menos, pero una pobreza o
una existencia más o menos modesta en la que uno viva de acuerdo consigo mismo, es una
forma de vida más envidiable que aquella que se vive en la mentira, en la frustración y en el
fracaso aunque esté rodeada de la comodidad y de la prosperidad. Creo que ese es uno de los
grandes defectos de la cultura de nuestro tiempo: la cultura de nuestro tiempo ha olvidado,
pensando en el éxito, en el desarrollo, en el progreso, exclusivamente en términos materiales y
económicos, que la infelicidad y las emociones como la felicidad o la infelicidad no pasan
necesariamente por el mismo camino.
Seminario de Lenguaje
Texto 2

La violación como cadena perpetua

Gustavo Faverón Patria

Hace un par de años, en medio de una campaña electoral que, según todas las encuestas, debía
llevarlo fácilmente a convertirse en senador por el estado de Missouri, el entonces diputado Todd
Akin ofreció una desafortunada entrevista televisiva en la que habló, entre otras cosas, acerca
del aborto terapéutico y del aborto en casos en que la concepción es producto de una violación.
“Hasta donde entiendo, por lo que dicen los doctores, ese caso es inusual”, dijo. “Si es una
violación legítima, el cuerpo de la mujer tiene formas de tratar de desactivar toda la cosa. Pero
asumamos que tal vez eso no funciona o algo así. Lo que yo creo es que debería haber algún
castigo, pero el castigo debería recaer sobre el violador”.

Akin, casi no hace falta decirlo, es republicano, parte del ala ultraconservadora del partido, y su
base de apoyo es el famoso y lamentable Tea Party. Quizás otros ultraconservadores, menos
lelos con el lenguaje, tengan formas no tan detestables de formular la idea, pero la idea en sí es
compartida por todo ese extremo de la derecha americana, que considera que si una violación
conduce a un embarazo y la mujer violada decide no llevar a término el embarazo y, en
consecuencia, elige abortar, lo que está haciendo es castigar al nonato, quitarle la vida. En otras
palabras, piensan que la mujer violada que aborta es una homicida. Ese razonamiento es sólo
una de las curiosas maneras en que la misoginia transforma a las víctimas en culpables o no las
reconoce como víctimas o las convierte en no-entidades o en seres sin derechos.

Como ocurre con todos los discursos de odio, para rechazar el discurso misógino basta con la
operación de colocarse en el lugar de la víctima de ese discurso. En este caso particular,
colocarnos en el lugar de una mujer violada y embarazada como producto de ese crimen. Para
ponerme en esa situación, necesito imaginar que soy una mujer, que soy víctima de una
violación, que esa violación deja en mí una marca traumática que me perseguirá por mucho
tiempo y herirá mi psiquis por el resto de mi vida. Luego debo imaginar el momento en que,
apenas semanas después de esa degradante agresión, descubro, primero como una sospecha
y después con seguridad, los síntomas del embarazo.

¿Qué cosa siente una mujer en ese instante? ¿Qué siente la mujer violada cuando descubre que
la semilla de su violador está en su cuerpo, que ha quedado allí, adentro de ella, que estará en
ella por nueve meses y luego nacerá, convertida en un niño o en una niña? ¿Qué siente al saber
que acaso tendrá que criar y cobijar y educar a una criatura que no sólo no quiso, no buscó y no
escogió, sino que además fue depositada en su cuerpo por la persona que más ha odiado y que
más daño le ha hecho en el momento más terrible de su vida, una criatura que fue originada en
su cuerpo como parte de una acción destructiva, aniquilante, envilecedora, como lo es siempre
una violación? ¿Qué siente una mujer condenada a que, en su vida, la maternidad y el odio, la
maternidad y la violencia, la maternidad y el desprecio queden para siempre conectados por
designio de su violador y con la complicidad de la sociedad y de las leyes?

Hay, por supuesto, una infinidad de cosas que no puedo saber con precisión por más que trate
de colocarme en el lugar de esa mujer. Pero hay cosas que sí sé porque todos las sabemos. Una
es que una violación es un hecho traumático. Un trauma es la huella de un acto, de un episodio,
de un fragmento de vida tan atroz y tan violento que se convierte en una zona sucia y aciaga de
nuestra memoria para siempre. Un agujero negro al que no queremos enfrentarnos pero que
inevitablemente nos atrapa y nos succiona: quienes han sufrido un trauma orbitan alrededor de
él por el resto de su vida. Las víctimas de hechos traumáticos suelen sentirse culpables de él,
copartícipes: el trauma las secuestra. Lo imaginan y lo reviven perpetuamente.

Una violación dura, en apariencia, unos minutos o unas horas, pero en verdad suele durar para
siempre. Se convierte en un estigma: es una marca tan honda en la psiquis que parece una
Seminario de Lenguaje
marca visible en el cuerpo. Pero una violación que culmina en un embarazo es una marca visible
en el cuerpo. Se transforma en una criatura, se convierte en un bebe, después en un niño,
después en un adolescente, inocente sin duda de su origen, pero, inevitablemente, recuerdo
vivo, para la madre, del terrible momento que lo originó. Algunas mujeres, dios sabe a través de
qué esfuerzo sobrehumano, lograrán separar en sus mentes al niño del padre, pero otras no.
¿Quién tiene derecho a decirles a esas mujeres que no sólo deben vivir con el trauma en su
memoria para siempre, sino que, además, deben traer al mundo al fruto de la violación y acaso
vivir con él por el resto de sus días, convirtiendo la violación en un presente eterno?

En Missouri, esa estúpida declaración hizo que Todd Akin, favorito hasta entonces, perdiera
largamente la elección contra su rival demócrata —una mujer, por cierto—, la senadora Claire
McCaskill. Pero en el Perú esas cosas pueden decirse sin temer mayores consecuencias. Martha
Meier, una figura de liderazgo en la concentración de medios de la Corporación El Comercio,
quien piensa que las mujeres violadas no tienen derecho a abortar si su violador las embaraza,
escribió hace unos días que el porcentaje de mujeres que resultan embarazadas por una
violación es tan pequeño que esa circunstancia no debe considerarse en el debate sobre el
aborto. En verdad, Meier piensa que ninguna circunstancia debe considerarse en ese debate. Es
la manera en que piensan y actúan los radicales: para ellos, el debate consiste en el ejercicio de
imponer sus ideas a la realidad, “sin permitir”, como dijo otro ultraconservador americano años
atrás, “que los hechos interfieran con los discursos”.

Ya hemos visto ese tipo de razonamiento en el Perú, cuando Aldo Mariátegui sostuvo que las
mujeres que murieron como producto de las esterilizaciones forzadas del fujimorismo eran tan
pocas que estadísticamente resultaban irrelevantes. Por cierto, Aldo Mariátegui no es un
ultraconservador, ni un liberal, ni un neoliberal, ni un pragmático, sino un ruido de fondo que
interfiere con toda forma de pensamiento racional, pero, para ser justos, hay que decir que no
comparte la posición de Meier en el tema del aborto (creo). Aun así es sintomático que Meier
aplique esa manera de razonar al tema de la mujer y el aborto y Mariátegui la aplique al tema de
la mujer y las esterilizaciones forzadas, porque ambas piezas completan el cuadro de la
insoportable misoginia de derecha que persiste en el Perú: el cuerpo, la mente y la vida de la
mujer son tierra de nadie, objetos sin valor que la derecha se cree con derecho a manipular de
cualquier forma.

Una mujer puede morir sin que sea relevante, porque es estadísticamente marginal. Una mujer
puede ser violada y condenada a ser madre del hijo de su violador o, si decide abortar, puede
ser acusada de un crimen. Esa acusación es, en sí misma, una repetición del envilecimiento, un
nuevo ultraje, una injuria adicional, una nueva violación, de la misma manera en que decir que
una mujer muerta es irrelevante porque no afecta la estadística es burlarse de su muerte y
despreciarla una vez más.
Seminario de Lenguaje
Texto 3

Cambio Climático2

Discurso pronunciado el 10 de diciembre de 2007 en la entrega del Premio Nobel

"Majestades, su Alteza Real Honorables miembros del Comité Noruego Nobel, Excelencias, señoras
y señores.

Tengo un propósito hoy aquí. Es un propósito al que he tratado de servir durante muchos años. He
rezado para que Dios me mostrara una forma de realizarlo.

A veces, sin previo aviso, el futuro golpea a nuestra puerta con una valiosa y dolorosa visión de lo
que podría ocurrir. Ciento diecinueve años atrás, un rico inventor leyó su propio obituario,
erróneamente publicado años antes de su muerte. Pensando equivocadamente que el inventor
acababa de morir, un diario publicó un duro examen del trabajo de su vida, titulándolo injustamente
“el mercader de la muerte” debido a su invento, la dinamita. Sacudido por esta condena, el inventor
tomo la decisión de servir a la causa de la paz. Er5g

Mañana, hace siete años, leí mi propio obituario político en un análisis que me pareció duro y
equivocado, si no prematuro. Pero ese veredicto no querido también trajo un valioso y doloroso regalo:
una oportunidad para buscar formas nuevas y frescas de servir mi propósito.

Inesperadamente, ello me ha traído acá. Aunque temo que mis palabras no estén a la altura de este
momento, rezo para que lo que siento en mi corazón pueda serles comunicado lo suficientemente
claro para que aquellos que me escuchen digan “debemos de actuar”.

Nosotros, los seres humanos, estamos enfrentando una emergencia planetaria. Una amenaza a
nuestra subsistencia que está ganando siniestro y destructivo potencial mientras estamos aquí
reunidos. Pero también hay noticias esperanzadoras: tenemos la habilidad para resolver esta crisis,
y para evitar sus peores consecuencias, si actuamos de forma valiente, decidida y rápida.

Sin embargo, a pesar de un creciente número de honorables excepciones, demasiados líderes


mundiales siguen siendo mejor descritos por las palabras de Winston Churchill aplicadas a quienes
ignoraron la amenaza de Adolfo Hitler: “they go on in strange paradox, decided only to be undecided,
resolved to be irresolute, adamant for drift, solid for fluidity, all powerful to be impotent" ("Continúan
con extrañas paradojas, sólo deciden seguir indecisos, acuerdan seguir en desacuerdo, firmes en
patinar, sólidos en la fluidez, y todos, poderosos en impotencia").

Así que hoy día botaremos otros setenta millones de toneladas de polución en la delgada capa de
atmósfera que rodea a nuestro planeta, como si se tratase de un desagüe abierto. Y mañana
botaremos una cantidad un poco mayor, que atrapará más y más calor del sol. Como resultado, la
tierra tiene una fiebre. Y la fiebre está creciendo. Los expertos nos han dicho que la enfermedad no
se curará por si sola. Hemos preguntado por una segunda opinión. Y por una tercera. Y por una
cuarta. Y la consistente conclusión, reiterada con creciente alarma, es que algo fundamental está mal.
Nosotros somos lo que está mal, y debemos corregirlo.

El pasado 21 de setiembre, mientras que el hemisferio norte se alejaba del sol, los científicos
reportaron con inédita angustia que la capa de hielo del Polo Norte está “cayendo por un precipicio”.
Un estudio estima que el hielo del Polo Norte podría desaparecer por completo en menos de veintidós
años. Un nuevo estudio, que será presentado por la marina norteamericana esta semana, nos
advierte que esto podría pasar en tan solo siete años. Siete años a partir de ahora.

2
Discurso de Al Gore pronunciado en Oslo el 10 de diciembre de 2007 durante la entrega del Premio Nobel. En este discurso, Al
Gore pone de manifiesto la urgencia de tomar acciones inmediatas y eficaces para detener los efectos del conocido Cambio
Climático.
Seminario de Lenguaje
En los últimos meses, se ha vuelto más y más difícil malinterpretar las señales que nuestro planeta
nos está dando. Ciudades importantes en Norteamérica y Sudamérica, Asia y Australia están casi sin
agua debido al masivo deshielo de glaciales. Granjeros desesperados están perdiendo su modo de
vida. Personas en el Ártico y en las islas del Pacífico están planeando evacuaciones lejos de los
lugares que durante mucho llamaron hogar. Incendios sin precedentes están obligando a medio millón
de personas a salir de su país, y causó una emergencia nacional en otro, que casi ocasiona la caída
del gobierno. Los refugiados climáticos han migrado a áreas habitadas por personas con diferente
cultura, religión y tradición, incrementando el potencial de conflicto. Tormentas cada vez más fuertes
en el Pacífico y en el Atlántico amenazan a ciudades enteras. Millones han sido desplazados por
masivas inundaciones en el sur de Asia, México y dieciocho países de África. Mientras las
temperaturas extremas se han incrementado, decenas de millones han perdido su vida.
Imprudentemente, estamos quemando y acabando con nuestros bosques, y llevando a más y más
especies a la extinción. La red misma de la vida de la dependemos está siendo amenazada.

El mundo necesita una alianza, especialmente entre los países en los que más pesan en la balanza.
Saludo a Europa y Japón por los pasos que han tomado en años recientes para enfrentar el reto, y al
nuevo gobierno de Australia, que ha hecho de la solución de la crisis climática su primera prioridad.

Pero lo que venga será influenciado decisivamente por dos naciones que ahora están fallando en
hacer lo suficiente: Estados Unidos y China. Mientras que India está creciendo en importancia, queda
absolutamente claro que son los dos emisores de CO2 más grandes – en especial mi propio país –
los que necesitan dar los pasos más decididos, o, caso contrario, enfrentar a la historia por su
incapacidad para actuar. Ambos países deben dejar de usar la conducta del otro como excusa y, en
su lugar, desarrollar una agenda para la supervivencia mutua en un medio ambiente compartido.

Estos son los últimos años de decisión, pero pueden ser los primeros años de un mejor y más brillante
futuro, si es que hacemos lo que debemos. Nadie debe creer que una solución será encontrada sin
esfuerzo, sin costo, sin cambios. Debemos saber que si queremos recuperar el tiempo perdido y
hablar nuevamente con autoridad moral, entonces estas son las duras verdades:

El camino por delante es difícil. Lo que actualmente creemos que es factible de hacer es aún muy
poco para lo que en realidad debemos hacer. Además, entre aquí y allá, a través de lo desconocido,
la sombra cae. Eso es otra forma de decir que debemos de expandir nuestras fronteras de lo posible.
En palabras del poeta español, Antonio Machado, “caminante, no hay camino, se hace camino al
andar”.

Estamos parados en la parte más definitoria del camino. Así que quiero terminar como empecé, con
la visión de dos futuros, ambos palpablemente posibles, y con la plegaria de que veremos con gran
claridad la necesidad de elegir entre esos dos futuros, y con la urgencia de tomar la decisión adecuada
ahora mismo.

El gran escritor noruego, Henrik Ibsen, escribió “uno de estos días, la generación más joven vendrá
a tocar a mi puerta”. El futuro está tocando a nuestra puerta ahora mismo. No se equivoquen, la
siguiente generación nos preguntará una de estas dos preguntas. O nos preguntará “¿en qué estaban
pensando, por qué no actuaron?”.

O, por el contrario, nos preguntará “como hicieron para encontrar el coraje moral para levantarse y
resolver exitosamente una crisis que muchos decían era imposible de resolver”

Tenemos todo lo que necesitamos para empezar, excepto, tal vez, voluntad política. Pero la voluntad
política es un recurso renovable. Así que renovémosla, y digamos todos juntos: “Tenemos un
propósito. Somos muchos. Por este propósito nos levantaremos y actuaremos”.
Seminario de Lenguaje
Texto 4

Campeones mundiales de la burocracia3

Andrés Oppenheimer

Hay una buena razón por la cual Venezuela y otros países latinoamericanos figuran muy alto en
los ránkings mundiales de corrupción: en muchos de nuestros países hay tanta burocracia, que
muchos niños crecen sabiendo que tienen que pagar “una ayudita” para acelerar casi cualquier
trámite.

Eso fue lo primero que pensé cuando leí un nuevo informe del Banco Mundial según el cual
América Latina es en muchos aspectos la región más burocrática del mundo. El informe
“Haciendo negocios 2018” analiza la cantidad de procedimientos legales que la gente tiene que
hacer en todo el mundo para iniciar un negocio, solicitar un permiso de construcción o registrar
una propiedad. Sus resultados son asombrosos.

Para iniciar una nueva empresa, ya sea una gran fábrica o un pequeño comercio, los países de
América Latina y el Caribe requieren un promedio de 8,4 procedimientos legales, más que en
cualquier otra región del mundo. En comparación, en África subsahariana el promedio es de 7,6
procedimientos, y en Estados Unidos y los países europeos de altos ingresos es de 4,9
procedimientos.

Pero las cifras son aun más sorprendentes cuando se comparan países específicos. Mientras
que en Venezuela hay que hacer 20 procedimientos legales para iniciar una empresa –y hacer
cola en diferentes lugares para completar cada uno de ellos–, en Argentina 13, en Brasil 11 y en
México 8, en Canadá se necesitan solo dos procedimientos, y en Nueva Zelanda uno.

Medido en días, los procedimientos legales para iniciar una empresa toman 230 días en
Venezuela, 79 en Brasil, 24 en Argentina, 17 en México y 7 en Chile. En comparación, solo toman
un día y medio en Canadá y medio día en Nueva Zelanda.

Otro ejemplo citado en el estudio es cuántos días se necesitan en cada país para obtener un
permiso de construcción: son 434 días en Venezuela y Brasil, 347 días en Argentina, 322 días
en Bolivia, 205 días en Guatemala, 188 días en el Perú, 132 días en Colombia y 82 días en
México. En comparación, se requieren 80 días en Estados Unidos y 54 días en Singapur.

Esta es una de las principales razones por las cuales, según el ránking anual de corrupción de
Transparencia Internacional, varios países de América Latina están entre los más corruptos del
mundo. Dado que pocas personas tienen el tiempo para cumplir con la “permisología” requerida
por el gobierno, muchos sobornan a un empleado público para que acelere el trámite, o hacen
las cosas sin permisos legales.

Esa es una de las razones por las que tantos edificios y casas colapsaron durante el reciente
terremoto en México, y en el terremoto del 2010 en Haití. Muchas casas derrumbadas estaban
construidas sin permiso, y sin seguir reglas de seguridad, debido a requisitos legales difíciles de
cumplir.

Además, la “permisología” es uno de los motivos claves de la enorme economía informal. Como
ya lo dijo el economista peruano Hernando de Soto en la década de 1980, mucha gente opera
en la economía subterránea porque la burocracia desmedida y los sobornos que la acompañan
hacen que les sea casi imposible operar en la legalidad.

3
Extraído de El Comercio, https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/campeones-mundiales-burocracia-andres-
oppenheimer-noticia-473346
Seminario de Lenguaje
¿A qué se debe tanta “permisología” en Latinoamérica? Entre otras razones, a que gobiernos
populistas han dado empleos públicos a millones de personas por razones políticas, y
necesitaban encontrarles algo que hacer. Entonces, inventaron nuevos requisitos burocráticos y
designaron inspectores y oficinistas para hacerlos cumplir.

Y cuando llegaron al poder gobiernos responsables, en muchos casos fueron reacios a despedir
o transferir empleados públicos, por miedo a protestas sociales. Pasaron los años, y las
burocracias crecieron a niveles ridículos.

Cuando le pregunté qué se puede hacer para reducir la burocracia y la corrupción en América
Latina, María Amparo Casar, presidenta de Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la
Impunidad, me dijo: “Tres cosas: tecnología, tecnología y tecnología”.

Estoy de acuerdo. Hacer gran parte de todos estos trámites en línea, al menos para el 62% de
latinoamericanos que tiene acceso a Internet, ayudaría enormemente a ahorrar tiempo, reducir
la necesidad de sobornar a empleados públicos, y sacaría a muchas personas de la economía
informal. Es una decisión política, que se puede resolver con más tecnología.
Seminario de Lenguaje
Texto 5

«La mente del cuerpo»: Relación entre las emociones y la salud

Daniel Goleman

Un descubrimiento realizado en 1974 en el laboratorio de la Facultad de Medicina y Odontología


de la Universidad de Rochester nos obligó a recomponer el mapa biológico que hasta aquel
momento teníamos sobre el cuerpo. El psicólogo Robert Ader descubrió que, al igual que el
cerebro, el sistema inmunológico también es capaz de aprender, un hallazgo ciertamente
sorprendente porque el conocimiento médico imperante por aquel entonces sostenía que el
cerebro y el sistema nervioso central eran los únicos capaces de adaptarse a las exigencias del
medio modificando su comportamiento. El hallazgo realizado por Ader inauguró una investigación
que permitió descubrir las múltiples vías de comunicación existentes entre el sistema nervioso y
el sistema inmunológico, las miles de conexiones biológicas que mantienen estrechamente
relacionados la mente, las emociones y el cuerpo.

En este experimento, Ader administró a varias ratas blancas una medicación —que iba
acompañada de la ingesta de agua edulcorada con sacarina— que disminuía artificialmente la
cantidad de leucocitos T (destinados a combatir la enfermedad). Pero Ader descubrió, no
obstante, que la mera administración de agua con sacarina —sin ningún tipo, por tanto, de
medicación inhibidora— seguía provocando un descenso tal del número de células que algunas
ratas terminaron enfermando y muriendo. Este experimento demostró que el sistema
inmunológico había aprendido a responder al agua con sacarina, algo que, según el criterio
científico prevalente, carecía de todo sentido.

Según el neurocientífico Francisco Varela, de la Escuela Politécnica de Paris, el sistema


inmunológico constituye el «cerebro del cuerpo», el que define su sensación de identidad, de lo
que le pertenece y lo que no le pertenece.’ Las células inmunológicas se desplazan por todo el
cuerpo con el torrente sanguíneo, estableciendo contacto con casi todas las células del
organismo y atacándolas cuando no las reconoce, cumpliendo así con la función de defendernos
de los virus, las bacterias o el cáncer. Pero también puede darse el caso de que las células
inmunológicas interpreten equivocadamente el mensaje de ciertas células del cuerpo y terminen
ocasionando una enfermedad autoinmune, como la alergia o el lupus, por ejemplo. Hasta el día
en que Ader realizó su imprevisto descubrimiento, los fisiólogos, los médicos y hasta los biólogos
consideraban que el cerebro (con sus diferentes ramificaciones a través del cuerpo vía sistema
nervioso central) y el sistema inmunológico eran entidades independientes y. por tanto,
incapaces de influirse mutuamente. Según los conocimientos disponibles desde hacía un siglo,
no existía ningún tipo de comunicación entre los centros cerebrales que controlan el sabor y
aquellas regiones de la médula ósea encargadas de la fabricación de leucocitos.

En los años transcurridos desde entonces, el modesto descubrimiento realizado por Ader ha
obligado a cambiar radicalmente nuestro criterio sobre las relaciones existentes entre el sistema
inmunológico y el sistema nervioso central, dando origen a una nueva ciencia, la
psiconeuroinmunologia (o PNI), actualmente en la vanguardia de la medicina. El mismo nombre
de esta nueva ciencia da cuenta del vínculo existente entre la «mente» (psico), el sistema
neuroendocrino (neuro) —que subsume el sistema nervioso y el sistema hormonal— y el término
inmunología, que se refiere, obviamente, al sistema inmunológico.

A partir de entonces, una serie de investigadores ha descubierto que los mensajeros químicos
más activos, tanto en el cerebro como en el sistema inmunológico, se concentran en las regiones
nerviosas encargadas del control de las emociones. David Felten, colega de Ader, nos ha
proporcionado algunas de las pruebas más concluyentes a favor de la existencia de un vínculo
fisiológico directo entre las emociones y el sistema inmunológico. Felten comenzó observando
que las emociones tienen un efecto muy poderoso sobre el sistema nervioso autónomo
(encargado, entre otras cosas, de regular la cantidad de insulina liberada en la sangre y la tensión
Seminario de Lenguaje
arterial). Trabajando con su esposa Suzanne y otros colegas, Felten logró determinar el lugar
concreto en el que, por decirlo así, el sistema nervioso se comunica directamente con los
linfocitos y las células macrófagas del sistema inmunológico. En sus observaciones realizadas
con el microscopio electrónico, Felten descubrió también la existencia de conexiones directas
entre las terminaciones nerviosas del sistema nervioso autónomo y las células del sistema
inmunológico. Este punto físico de contacto permite a las células nerviosas liberar los
neurotransmisores que regulan la actividad de las células inmunológicas (aunque, en realidad,
la comunicación se establece en ambos sentidos), un hallazgo ciertamente revolucionario porque
hasta la fecha nadie había sospechado siquiera que las células del sistema inmunológico
pudieran ser el blanco de mensajes procedentes del sistema nervioso.

Para determinar con mayor precisión la importancia de estas terminaciones nerviosas en el


funcionamiento del sistema inmunológico, Felten dio un paso más allá y llevó a cabo diferentes
experimentos con animales a los que extrajo algunos de los nervios de los nódulos linfáticos y
del bazo, en donde se elaboran y almacenan las células inmunológicas, y luego les inoculó varios
virus para tratar de verificar la respuesta de su sistema inmunológico. El resultado de esta
investigación constató un espectacular descenso en la respuesta inmunológica frente al ataque
vírico. La conclusión de Felten es que, a falta de estas terminaciones nerviosas, el sistema
inmunológico es incapaz de responder como debiera ante una invasión vírica o bacteriana. Así
pues, en resumen, el sistema nervioso no sólo está relacionado con el sistema inmunológico sino
que cumple con un papel esencial para que éste desempeñe adecuadamente su función.

Otro factor fundamental en la relación existente entre las emociones y el sistema inmunológico
está ligado a las hormonas liberadas en situaciones de estrés. Las catecolaminas (epinefrina y
norepinefrina, llamadas también adrenalina y noradrenalina), el cortisol, la prolactina y los
opiáceos naturales (como, por ejemplo, la-endorfina y la encefalina) son algunas de las hormonas
liberadas en situaciones de tensión que tienen una gran influencia sobre las células del sistema
inmunológico. Aunque las relaciones concretas existentes entre estas hormonas y el sistema
inmunológico resultan muy difíciles de precisar, no cabe la menor duda de que su presencia
entorpece el adecuado funcionamiento de las células inmunológicas. El estrés, por consiguiente,
disminuye la resistencia inmunológica, al menos de forma provisional, tal vez como una
estrategia de conservación de la energía necesaria para hacer frente a una situación que parece
amenazadora para la supervivencia del individuo. Pero, en el caso de que el estrés sea intenso
y prolongado, la inhibición puede terminar convirtiéndose en una condición permanente. ¿A partir
del momento en que se hizo evidente la relación entre el sistema nervioso y el sistema
inmunológico? los microbiólogos y otros científicos en general han seguido descubriendo cada
vez más conexiones entre el cerebro, el sistema cardiovascular y el sistema inmunológico.
Seminario de Lenguaje
Texto 6

Somos mujeres: ¡qué maravilla! 4

Cecilia Blume

Igualdad de género no quiere decir que mujeres y hombres sean iguales; significa reconocer que
tenemos los mismos derechos, que debemos tener acceso a las mismas oportunidades y no ser
discriminadas. El género es un concepto cultural; el sexo es biológico y es allí donde están las
diferencias.

Sin embargo, esas diferencias biológicas se trasladan a otros campos. Así, está estadísticamente
comprobado que, en el mundo, las mujeres ganamos menos que los hombres en un mismo trabajo.
Un artículo reciente de la periodista Sarah Kliff presenta las diferencias salariales entre hombres
y mujeres. En Estados Unidos las mujeres ganan el 79% que los hombres; en el Japón el 73% y en
Dinamarca la brecha salarial llega al 15%. Ya no se debate si existe la brecha salarial sino más bien
por qué existe.

Kliff recoge una interesante tesis del economista de Princeton Henrik Kleven, quien, usando data de
Dinamarca, uno de los países con estructuras sociales más robustas, comprueba que
las mujeres somos “castigadas” cuando tenemos hijos. Demuestra que la brecha salarial aumenta
cuando damos a luz, pues los salarios femeninos se reducen por tener hijos. Ello ha sido corroborado
por Claudia Goldin, profesora de Harvard, usando data norteamericana. Kleven sostiene que, si es
madre, al final de su vida laboral la mujer recibirá un 20% menos de remuneración que el hombre. De
la misma manera, en un estudio similar, Marianne Bertrand de la Universidad de Chicago concluye
que al empezar la vida laboral existe una brecha entre hombre y mujer; pero que se profundiza luego
de 9 años de carrera, cuando la brecha puede llegar a ser 60%. Esto indica que la mujer es penalizada
laboralmente por ser madre.

Hay varias razones para ello: muchas mujeres empiezan a buscar trabajos donde haya flexibilidad
laboral para estar con los hijos y con ello muchas veces sale de su línea de carrera; los empleadores
ven a la mujer con hijos como una persona que no va a tomar en serio el trabajo como el hombre o
la mujer sin hijos; hay un patrón cultural que castiga a la mujer con un menor salario si tiene hijos,
pues, por ejemplo, se supone que una madre no puede realizar labores que la obliguen a viajar a
menudo, dado que socialmente esta sigue teniendo la responsabilidad de los hijos. Por ejemplo, el
descanso posnatal puede llegar en los países nórdicos a ser de un año y considerarse muy importante
para las mujeres que tienen hijos, pero castiga aun más a la mujer, pues aumenta la brecha
salarial futura alejándola del trabajo por largos períodos. En el Perú, el período de descanso prenatal
y posnatal es descontado para el cómputo de utilidades.

Sin embargo, ya hay esfuerzos orientados a fomentar la participación de las mujeres en el mundo
ejecutivo. Hay fondos de inversión que hoy invierten en empresas manejadas por mujeres o que
tienen mujeres en sus directorios. Así, el fondo de Paridad de Morgan Stanley invierte en empresas
que tienen cuando menos tres mujeres como directoras y cuentan con políticas favorables a ellas.
Empresas manejadas por mujeres como PepsiCo, IBM, Oracle, Lockheed Martin y Sopas Campbell
son un ejemplo de ello.

Las mujeres hemos avanzado…, pero continúa siendo insuficiente y parcial.


Aun así, hay claras ventajas que las mujeres tenemos y debemos saber aprovechar: escribo desde
Iquitos donde 14 mujeres nos conocimos hace solo tres días. Hemos conversado sobre hijos, amores,
trabajo y, sobre todo, nos hemos reído juntas casi sin conocernos. Ahora seremos inseparables.
¿Podrían los hombres hacer algo así? ¡Realmente lo dudo!

4
Extraído de El Comercio, de https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/brecha-salarial-dia-mujeres-empresas-vida-
laboral-maravilla-cecilia-blume-noticia-502790
Seminario de Lenguaje
Texto 7

Vamos por más5

Patricia del Río

Nos negaron el derecho a voto porque éramos consideradas seres inestables incapaces de elegir
con responsabilidad a los gobernantes. Hoy votamos libremente, y a pesar de las dificultades
cada vez son más las mujeres que buscan ser elegidas en cargos de representación.

Nos dijeron que íbamos a arder en el infierno por usar métodos anticonceptivos y por no tener
todos los hijos que Dios tenía a bien mandarnos. Hoy seguimos vivas, sin que nos haya partido
un rayo, con la posibilidad de decidir cómo y cuándo formar una familia.

Quisieron relegarnos a las actividades domésticas, nos dijeron que lo nuestro era la cocina, que
nuestro lugar estaba en casa. Hoy cada vez más niñas acuden a los colegios, cada vez más
chicas llegan a la universidad, cada vez más profesionales ocupan cargos importantes en las
empresas.

Pretendieron que jugáramos a la ronda, solo bailáramos ballet y nos dedicáramos a actividades
“femeninas”. Hoy nuestras deportistas más destacadas surfean, levantan los puños en un ring
de box y ganan medallas a patada limpia en karate y muay thai.

Nos hicieron creer que éramos individuos de segunda categoría, que los hombres nos podían
tratar como objetos, que el maltrato era parte de la convivencia con la pareja. Hoy el mundo mira
estupefacto a millones de mujeres marchando, gritando, diciendo basta y denunciando a sus
agresores.

Creyeron que nos podían obligar a “pagar” con favores sexuales nuestro derecho a acceder a
espacios laborales. Hoy vemos cómo carreras profesionales de poderosos y famosos se
derrumban por haber humillado a quienes solo querían trabajar.

Sostuvieron, durante años, que los “halagos” en las calles eran piropos, que cada palabra soez
recibida en la vía pública era una forma de galantería. Hoy reconocemos ese comportamiento
como “acoso sexual callejero”, sabemos que no es normal y que tenemos derecho a
denunciarlo.

Nos culparon por ser provocadoras, por incitar al hombre, por no saber cuidarnos cada vez que
fuimos víctimas de una agresión sexual. Hoy estamos aprendiendo que no es no, y que no
importa cómo vayamos vestidas o por qué calle transitemos, no existe ninguna justificación para
ser violadas.

El mundo tal como lo conocíamos no existe más. Aunque muchas de estas conquistas sean
parciales, aunque falte un gran camino por recorrer, aunque millones de mujeres sigan sufriendo
maltrato, violaciones e injusticias, el cambio está en marcha y nada ni nadie podrá detenerlo.
Las mujeres hemos dicho basta y vamos a pelear por lo que nos corresponde. Ya es hora de que
el mundo comprenda que vamos por más, mucho más…

5
Extraído de El Comercio, de https://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/dia-mujer-agresion-violencia-favores-
sexual-hombre-maltrato-patricia-rio-noticia-502784
Seminario de Lenguaje

Anexo

Superestructura Macroestructura textual


textual

Tema

Tesis

Argumentos

Conclusión

Вам также может понравиться