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APUNTE

La formación del Estado Moderno: Orígenes e Instituciones.


A finales de la edad Media, el Feudalismo, como sistema de organización social, se
extinguía poco a poco hasta llegar a su fin. Pero ¿Qué era el feudalismo y por qué
decayó? El origen del feudalismo se encuentra a fines del Imperio Romano, donde los
territorios que antes eran del Imperio pasaron a manos de grandes terratenientes, es
decir, personas que poseían grandes extensiones de tierra. Estos terratenientes,
entregaban porciones de tierra a personas que pudiesen trabajarla, con el único
compromiso de entregar parte de lo producido a sus defensores. Más tarde, los reyes,
como una forma de asegurar la defensa del reino, comenzaron a entregar tierras, que
a partir del siglo XI llamaremos feudos, a personas que se hubiesen destacado en la
guerra u otros servicios. De esta forma, se generaron grandes propiedades de tierra
en manos de unos pocos quienes, además de la tierra, recibían el gobierno de ellas y
la población que la habitaba. En la práctica, los nobles eran los únicos que podían
proteger a su población, por lo que transformaron sus residencias en grandes
fortalezas, donde, a cambio de seguridad, la población entrega una parte de sus
pequeñas explotaciones familiares. Es así como el rey, lejano e inoperante, pierde su
poder, porque el verdadero soberano, en la práctica, era el Señor que protege a sus
súbditos. En suma, el feudalismo se caracterizó por ser un sistema político que
descentralizaba el poder, es decir, en un mismo territorio perteneciente a un rey,
existía paralelamente el poder de los Señores Feudales, quienes, para sus vasallos,
representaban una figura de poder más importante que la del mismo rey. Es que entre
Señores y Vasallos existían relaciones de dependencia personal, donde el Señor
entregaba protección y el vasallo ofrecía obediencia y servicio.

Pero esta situación empezó a cambiar a finales de la Edad Media impulsada,


principalmente, por factores económicos, como el debilitamiento del sistema
autárquico, que auto abastecía el feudo; la reactivación del comercio y el resurgimiento
de las ciudades. Esto permitió generar un ámbito distinto a relacionado con el mundo
rural y en especial a los feudos que parecían haber estado encerrados en sí mismos.
Las ciudades vieron nacer a un nuevo grupo social, la burguesía, que veía impedido
sus intereses económicos por las trabas impuestas por los señores Feudales, quienes
limitaban todas las libertades económicas y políticas. Es por eso que Reyes y
burgueses establecieron relaciones de mutuo beneficio para contrarrestar el poder de
los Señores feudales. Los reyes esperaban poder volver a ejercer su soberanía e
impedir que otras personas se adueñaran del poder, mientras que los burgueses
buscaban mayores libertades políticas y económicas que les permitiesen comercializar
con mayor libertad.

En efecto, entre los siglos XIV y XV, el debilitamiento de los Señores feudales permitió
el fortalecimiento de las Monarquías, logrando que los reyes pudiesen hacer controlar
de forma efectiva sus territorios, sometiendo a los Señores Feudales a su obediencia.
Pero ¿Cómo lo lograron? Como podrás suponer, los Señores Feudales no estaban
muy conformes con la idea de perder su poder efectivo en las tierras que controlaban,
por lo que muchas veces Reyes y Señores se vieron enfrentados en conflictos bélicos.
La gran diferencia radicaba en que los Reyes ahora contaban con un Ejército
profesional mucho mejor entrenado y equipado que los pequeños ejércitos que
podían ofrecer los Señores Feudales. La ciencia y la técnica en la guerra había
evolucionado bastante y los Reyes se hicieron de las mejores herramientas para hacer
frente tanto a sus enemigos internos como externos. Los soldados ya no eran
personas comunes que por lealtad al rey combatían y luchaban en su nombre.
Decimos “lealtad al rey” porque, a decir verdad, en muchos casos estos soldados no
hacían otra cosa que luchar en espera de algún tipo botín de guerra, si es que
lograban sobrevivir, por lo que sostener lealtades era algo muy complicado e inestable.
Muy por el contrario a como era antes, ser soldado se transformó casi en una carrera
profesional, donde las personas recibían un sueldo constante por su trabajo y siendo
periódicamente instruidos en técnicas y estrategias para rendir de la forma más
eficiente cuando las circunstancias lo ameritaran. En resumidas cuentas, el Ejército
pasó de ser Señorial, inestable y esporádico a uno de carácter Estatal, profesional,
pagado y permanente.

Pero ¿Cómo financiar estos Ejércitos? Como hemos dicho, el Estado, encabezado por
el rey, era el nuevo actor que mantenía a los ejércitos profesionales a través de un
suelo permanente. Como podrás imaginar, mantener a estos nuevos ejércitos (más
numerosos, mejor equipados y con sueldos más constantes) significaba recolectar
grandes sumas de dinero. Sumas de dinero que no bastaban con la recolección de
botines de guerra. Gran parte del financiamiento provenía de la recaudación
impuestos que debía pagar la población, así como de préstamos financieros. Este
último provenía de las maravillas que estaban generando el auge comercial en las
ciudades y sus nuevas instituciones económicas, bajo un modelo incipiente de
capitalismo. Pero en su búsqueda de mayor independencia económica el Estado iría
más allá, guiado por una doctrina económica llamada Mercantilismo. Esta búsqueda
de metales preciosos, sea donde fuera, motivaría gran parte de los viajes ultramarinos
que llevaron a Europa a descubrir nuevas tierras.

En cuanto a los impuestos, éstos se referían a todo tipo de cobro que el Estado
hiciera, desde grandes transacciones comerciales, como lo impuestos aduaneros, a
los tributos que debían pagar las personas naturales. Esto estaba administrado por
una Institución que controlaba las finanzas, ya que recolectaba los tributos y además
llevaba la contabilidad financiera del Estado.

Toda persona que quisiera vivir bajo la protección y el cuidado del Rey debía pagar su
tributo, pero ya no tanto en servicios y lealtades, sino que en el pago de dinero, a
través de distintos mecanismos, que eran destinados al Estado y a su correcto
funcionamiento. Ahora bien, se debe entender que esta protección no sólo se refiere a
los que están relacionados con los conflictos bélicos, es decir, aquellos que están
relacionados con las guerras y la defensa. También existe protección en cuando a los
pequeños conflictos y problemas que la sociedad tiene, puesto que el Estado también
administra la justicia, a través del Derecho. Ahora existiría una serie de leyes
prescritas que regulan la convivencia de la Sociedad y que buscaba ser única,
universal y uniforme en su aplicación. Así, las personas podían resolver sus conflictos
de manera más rápida y eficiente. Y si las personas no querían hacer caso a la ley, el
Estado contaba con la fuerza armada para hacerla valer. Pero no sólo las personas
eran quienes estaban reguladas por el Derecho, sino que el mismo Estado lo estaba.
En efecto, las distintas Instituciones se regían por lo que la ley establecía.
El formar una recolección de tributos eficiente, administrar un ejército profesional y
hacer valer la ley no podían ser tareas que, en la práctica, las pueda realizar en su
totalidad sólo una persona. Los reyes necesitaban de un grupo de personas instruidas
que fuesen capaces de administrar de forma eficiente este gran aparato Estatal que
estaba construyendo. Así, se armó de un grupo de funcionarios y empleados que se
harían cargo de hacer funcionar las distintas Instituciones del Estado: La Burocracia.
Eran personas altamente instruidas y que muchas ocasiones provenían de clases
burguesas. Esto volvía a generar un nuevo quiebre. Los funcionarios de la
organización administrativa dejaban de ser personas de clases altas y más
privilegiadas, como la nobleza, puesto que ahora empieza a asomarse una nueva
forma de pensar que establece que no necesariamente por linaje una persona es apta
para tomar un cargo público. Al igual que el ejército, la Burocracia también recibía un
sueldo que era financiado por dineros recaudados por el Estado.

Sin embargo, al Rey no se le cuestionaba, ya que en esta época surgió una


concepción del origen del poder que permitía asentar la autoridad del monarca.
Según esta teoría, Dios otorgaba la soberanía la tenía el pueblo y éste se la entregaba
al Rey. Esto no quiere decir que existía un sistema democrático para la elección del
rey, por el contrario, el sistema de gobierno seguía siendo la Monarquía y la
consecución del poder seguía siendo hereditaria.

Durante este largo proceso los Estados Modernos buscaron transformarse en una
maquinaria bien orquestada, con Instituciones que buscaban ser más eficientes y que,
como logramos evidenciar, estaban íntimamente relacionadas unas con otras. Es así
como podemos enumerar tres elementos constitutivos que definen a cualquier Estado.
Primero, una unidad territorial delimitada. En otras palabras, todo Estado necesita de
un espacio del cual pueda hacerse “dueño” exclusivo y donde no interfieran otros
Estados. Segundo, necesita de una población, es decir, de un grupo de personas que
habiten en esa unidad territorial delimitada. Para ésta época que estamos viendo el
concepto de nación es algo que no se ha desarrollado, por lo que no debemos
homologar los conceptos de población con el de nación. Tercero, todo Estado
necesita de un poder soberano, es decir, de una autoridad máxima que logre imponer
su poder sobre los demás y administre el Estado.

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