Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
En efecto, entre los siglos XIV y XV, el debilitamiento de los Señores feudales permitió
el fortalecimiento de las Monarquías, logrando que los reyes pudiesen hacer controlar
de forma efectiva sus territorios, sometiendo a los Señores Feudales a su obediencia.
Pero ¿Cómo lo lograron? Como podrás suponer, los Señores Feudales no estaban
muy conformes con la idea de perder su poder efectivo en las tierras que controlaban,
por lo que muchas veces Reyes y Señores se vieron enfrentados en conflictos bélicos.
La gran diferencia radicaba en que los Reyes ahora contaban con un Ejército
profesional mucho mejor entrenado y equipado que los pequeños ejércitos que
podían ofrecer los Señores Feudales. La ciencia y la técnica en la guerra había
evolucionado bastante y los Reyes se hicieron de las mejores herramientas para hacer
frente tanto a sus enemigos internos como externos. Los soldados ya no eran
personas comunes que por lealtad al rey combatían y luchaban en su nombre.
Decimos “lealtad al rey” porque, a decir verdad, en muchos casos estos soldados no
hacían otra cosa que luchar en espera de algún tipo botín de guerra, si es que
lograban sobrevivir, por lo que sostener lealtades era algo muy complicado e inestable.
Muy por el contrario a como era antes, ser soldado se transformó casi en una carrera
profesional, donde las personas recibían un sueldo constante por su trabajo y siendo
periódicamente instruidos en técnicas y estrategias para rendir de la forma más
eficiente cuando las circunstancias lo ameritaran. En resumidas cuentas, el Ejército
pasó de ser Señorial, inestable y esporádico a uno de carácter Estatal, profesional,
pagado y permanente.
Pero ¿Cómo financiar estos Ejércitos? Como hemos dicho, el Estado, encabezado por
el rey, era el nuevo actor que mantenía a los ejércitos profesionales a través de un
suelo permanente. Como podrás imaginar, mantener a estos nuevos ejércitos (más
numerosos, mejor equipados y con sueldos más constantes) significaba recolectar
grandes sumas de dinero. Sumas de dinero que no bastaban con la recolección de
botines de guerra. Gran parte del financiamiento provenía de la recaudación
impuestos que debía pagar la población, así como de préstamos financieros. Este
último provenía de las maravillas que estaban generando el auge comercial en las
ciudades y sus nuevas instituciones económicas, bajo un modelo incipiente de
capitalismo. Pero en su búsqueda de mayor independencia económica el Estado iría
más allá, guiado por una doctrina económica llamada Mercantilismo. Esta búsqueda
de metales preciosos, sea donde fuera, motivaría gran parte de los viajes ultramarinos
que llevaron a Europa a descubrir nuevas tierras.
En cuanto a los impuestos, éstos se referían a todo tipo de cobro que el Estado
hiciera, desde grandes transacciones comerciales, como lo impuestos aduaneros, a
los tributos que debían pagar las personas naturales. Esto estaba administrado por
una Institución que controlaba las finanzas, ya que recolectaba los tributos y además
llevaba la contabilidad financiera del Estado.
Toda persona que quisiera vivir bajo la protección y el cuidado del Rey debía pagar su
tributo, pero ya no tanto en servicios y lealtades, sino que en el pago de dinero, a
través de distintos mecanismos, que eran destinados al Estado y a su correcto
funcionamiento. Ahora bien, se debe entender que esta protección no sólo se refiere a
los que están relacionados con los conflictos bélicos, es decir, aquellos que están
relacionados con las guerras y la defensa. También existe protección en cuando a los
pequeños conflictos y problemas que la sociedad tiene, puesto que el Estado también
administra la justicia, a través del Derecho. Ahora existiría una serie de leyes
prescritas que regulan la convivencia de la Sociedad y que buscaba ser única,
universal y uniforme en su aplicación. Así, las personas podían resolver sus conflictos
de manera más rápida y eficiente. Y si las personas no querían hacer caso a la ley, el
Estado contaba con la fuerza armada para hacerla valer. Pero no sólo las personas
eran quienes estaban reguladas por el Derecho, sino que el mismo Estado lo estaba.
En efecto, las distintas Instituciones se regían por lo que la ley establecía.
El formar una recolección de tributos eficiente, administrar un ejército profesional y
hacer valer la ley no podían ser tareas que, en la práctica, las pueda realizar en su
totalidad sólo una persona. Los reyes necesitaban de un grupo de personas instruidas
que fuesen capaces de administrar de forma eficiente este gran aparato Estatal que
estaba construyendo. Así, se armó de un grupo de funcionarios y empleados que se
harían cargo de hacer funcionar las distintas Instituciones del Estado: La Burocracia.
Eran personas altamente instruidas y que muchas ocasiones provenían de clases
burguesas. Esto volvía a generar un nuevo quiebre. Los funcionarios de la
organización administrativa dejaban de ser personas de clases altas y más
privilegiadas, como la nobleza, puesto que ahora empieza a asomarse una nueva
forma de pensar que establece que no necesariamente por linaje una persona es apta
para tomar un cargo público. Al igual que el ejército, la Burocracia también recibía un
sueldo que era financiado por dineros recaudados por el Estado.
Durante este largo proceso los Estados Modernos buscaron transformarse en una
maquinaria bien orquestada, con Instituciones que buscaban ser más eficientes y que,
como logramos evidenciar, estaban íntimamente relacionadas unas con otras. Es así
como podemos enumerar tres elementos constitutivos que definen a cualquier Estado.
Primero, una unidad territorial delimitada. En otras palabras, todo Estado necesita de
un espacio del cual pueda hacerse “dueño” exclusivo y donde no interfieran otros
Estados. Segundo, necesita de una población, es decir, de un grupo de personas que
habiten en esa unidad territorial delimitada. Para ésta época que estamos viendo el
concepto de nación es algo que no se ha desarrollado, por lo que no debemos
homologar los conceptos de población con el de nación. Tercero, todo Estado
necesita de un poder soberano, es decir, de una autoridad máxima que logre imponer
su poder sobre los demás y administre el Estado.