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LA HOJA VOLANDERA

RESPONSABLE SERGIO MONTES GARCÍA


Correo electrónico sergiomontesgarcia@yahoo.com.mx
En Internet www.lahojavolandera.com.mx

LAS ANTINOMIAS CENTRALES


DE LA PEDAGOGÍA

Gustav Wyneken
1875-?
Gustav Wyneken (nació en Stade, Pru- ni una conciencia precisa intelectual ni una
sia, el 19 de marzo; murió en Göttingen, el conciencia precisa práctica. Uno de los pro-
8 de diciembre) fue una de las personali- blemas es, en efecto, de un género científico-
dades más sugestivas y complejas de ese intelectual, y el otro, ético-práctico. El prime-
vasto movimiento de renovación pedagó- ro es ¿se puede educar? (o ¿cuánto es posible
educar?), y el segundo, ¿se debe educar? (o
gica que se registró en Estados Unidos y
¿es lícita la educación?).
Europa a partir de finales del siglo XIX, co- Ambos problemas, cuando nos introduci-
nocido como “la nueva educación”. Crea- mos en la teoría y en la práctica de la educa-
dor de las comunidades escolares libres, ción, suelen ser “reprimidos” por nosotros.
donde la juventud va a educarse no “para Casi nunca son tratados con la sincera hones-
el servicio del Estado ni de otra agrupa- tidad y seriedad que requieren, pues son
ción particular sino sólo al de la verdad. problemas peligrosos, problemas de los que
De aquí la necesidad de su libertad”, como nadie que los tome en serio puede saber de
apunta L. Luzuriaga, Wyneken es autor, antemano a dónde le conducirán. El proble-
entre otros escritos de: Escuela y cultura ma de si es posible la educación no es ya, pa-
juvenil (1912), ¿Qué es la cultura juve- ra nosotros, idéntico al problema del deter-
nil? (1914), La lucha por la juventud minismo filosófico. Es, quizá, evidente que no
hay una libertad volitiva que escape al curso
(1920) y Revolución y escuela (1924).
mecánico de los sucesos; pero esta determi-
nabilidad general y, por decirlo así, formal de
Dos esfinges guardan la puerta de la filo- nuestras acciones no nos impide en ningún
sofía de la educación, y nadie penetrará en el terreno pensar y obrar como si fuera “libre”
conocimiento más profundo de la esencia de la voluntad del hombre; por tanto, la educa-
ésta si no ha contestado a sus preguntas o al ción no necesita hacer excepción alguna de
menos no lo ha intentado. Pero quien alguna esta ley general de la vida. Pero nosotros co-
vez las haya percibido no las olvidará nunca nocemos hoy, además de esta determinabili-
y tratará de contestarlas en tanto que medite dad formal y abstracta de todas las cosas,
sobre la educación y actúe educativamente. una también muy individual y concreta, por
Pues estas dos preguntas o problemas son, la ciencia biológica y el estudio de la heren-
en efecto, problemas previos, preliminares a cia. Ésta nos presenta el problema (un pro-
toda pedagogía, y son muy apropiadas para blema que surge de la investigación, no de la
desacreditar de antemano a toda educación y especulación, y para cuya solución no se han
aun para condenarla al absurdo o al crimen. dado más que los primeros pasos) de cuánto
Quien no las haya estudiado, no puede hoy, y en qué relación el hombre es determinado
como educador moderno, tener en el último y fijado inevitable e invariablemente por la
fondo una conciencia precisa de su actividad: herencia, y por tanto inaccesible a todo influ-

Febrero 10 de 1997
jo, y en qué capas y por qué medios puede por una apocada tontería, porque creía en la
producir, en general, efectos la educación. bondad y razón de la naturaleza; estos edu-
Nuestra educación cuenta demasiado con la cadores individualistas no creen en absoluto
ficción de su omnipotencia (y “reprime” aquí, al principio; sólo sienten la insuficiencia de
dicho sea de paso, la incómoda consecuencia la fuerza y de la coacción. A esto se añade un
de su universal responsabilidad). Esta educa- momento social.
ción anticrítica produce una enorme pérdida La educación es un disfraz del dominio, a
de energía y, además de esto, sufrimientos saber, del dominio del adulto sobre el no
innecesarios, tanto a los sujetos como a los adulto. Tras símbolos e ideologías éticos se
objetos de la educación. Conocemos mejor el oculta un verdadero dominio, algo parecido a
problema en el terreno del derecho penal, como, en el matrimonio, el dominio del hom-
que es de esperar que llegue a ser alguna vez bre sobre la mujer. Los niños continúan sien-
un ramo de la educación (cuando la educa- do realmente y en gran medida esclavos. La
ción haya dejado de ser por completo un ra- rebelión de los esclavos que corre por el
mo del código penal). Pero no podemos tra- mundo, la emancipación de las clases domi-
tar ahora este problema –el de la posibilidad nadas y saqueadas repercute también en la
de la educación–, principalmente porque su concepción de la educación. Es también el
solución ha de ser asunto de un trabajo cien- despertar del espíritu y de la conciencia so-
tífico más extenso, en su mayor parte aún no ciales y la universal repugnancia a todo do-
realizado. Durante mucho tiempo todavía, el minio en general lo que se manifiesta en la
instinto y el tacto pedagógicos, unidos a la resistencia a la violencia y a la coacción en la
crítica y autocrítica, tendrán que llenar los educación.
vacíos que ha dejado aquí sin resolver el es- De tal espíritu ha obtenido la moderna
tudio científico. Nos dirigiremos pues, al otro pedagogía la exigencia de la educación sin
problema, el verdadero caso de conciencia coacción y sin violencia. La educación no de-
de la educación: ¿debo yo educar? be ser ya la impresión de un sello ajeno en el
La cuestión de si es permitido matar ha alma del niño ni la acomodación del hombre
llegado a ser al fin para el hombre seriamen- joven a cualesquiera normas y fines objeti-
te un caso de conciencia. Si por una palabra vos, sino simplemente un desarrollo y cuida-
mágica se pudiera transformar a un hombre do de las fuerzas y disposiciones que yacen
en un animal o en otro hombre ¿no sería esto durmientes en el hombre, sin ninguna intro-
también semejante o muy parecido a matar? misión de fuera, sin ninguna instilación de
Y lo que la educación quiere ¿no es algo pa- ideas o sugestiones ajenas. Se puede decir
recido a tal transformación? ¿Educar no sig- que este estado de ánimo es común a todos
nifica transformar a su antojo a un hombre los modernos pedagogos en sentido predo-
en otro, convertir a un hombre en una nueva minante de todas las naciones y, para ellos,
imagen anímica? Suponiendo que esto sea característico.
posible ¿educar no es ética y principalmente Quien sienta esta suspensión como una
tan problemático como matar? renuncia a toda educación, como un nihilis-
Este problema ha sorprendido hoy a mu- mo pedagógico, objetará en todo caso con
chos educadores con toda la fuerza de un derecho que esta renuncia es mil veces más
conflicto de conciencia. Aquéllos no saben ya difícil que el método ordinario de la inter-
de pronto en dónde deben fundar el derecho vención incesante. Aquélla exige una auto-
a formar y, por lo tanto, a violentar otra alma disciplina grande y larga; no contestar a las
humana indefensa. Se ha caracterizado como acciones del niño con reacciones, sino con-
la adquisición central del cristianismo la tenerse, y no transformar nunca la actividad
creencia de que toda alma individual tiene del niño en pasividad. Esto es tan difícil que
un valor eterno y absoluto, ¿para qué, pues, se le debe calificar de actuación positiva. Así
ha de adquirir otro hombre el pleno poder como la gimnasia moderna comienza por
para imprimirla a su imagen? Kant resumió producir al hombre la completa distensión
la ley moral en la fórmula de que a todo hom- de los músculos, tan difícil para él, y así como
bre se le debe tratar siempre como fin en sí, este no hacer es casi lo más difícil que tene-
nunca como medio para un fin. Y la educa- mos que aprender, de igual suerte la capaci-
ción quiere someter al hombre a normas ob- dad primera y fundamentadora de esta mo-
jetivas, encaminarle a fines objetivos; ¿no derna pedagogía es el distenderse, el saber
equivale esto a considerarle como medio pa- contemplar y dejar crecer sin intervenir.
ra un fin? Así lo siente un unilateral y radical Y sólo así el alumno es el fin en sí; sólo así
individualismo, se podría decir, un extremo es –ni asesinado ni mutilado– él mismo. Así
protestantismo; éste siente el problema co- llega a ser lo que él es. Y sólo de esto se pue-
mo una necesidad de conciencia. El raciona- de responder con seguridad.
lismo tuvo a la educación por un prejuicio,
Fuente: Gustav Wyneken, “Las antinomias centrales de la pedagogía” en Lorenzo Luzuriaga, Ideas pedagógicas del si-
glo XX, Editorial Nova, Buenos Aires, 1954, pp. 57-61.

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