La Adularia, más conocida como Piedra Luna (KAlSi3O8), es un mineral perteneciente
al grupo de los silicatos, que se encuentra dentro de la amplia serie mineral de los feldespatos, donde concretamente, se ubica dentro de las variedades de Ortoclasa de mayor demanda en joyería y del mundo coleccionista. Cristaliza en el sistema monoclínico, en el cual demuestra una variedad muy acotada de hábitos cristalinos, presentándose en la naturaleza mayormente masiva, donde presenta un aspecto “lechoso” y de un brillo opaco, como menormente en prismas achatados y en maclas romboidales, las cuales pueden presentar desde un brillo vítreo o anacarado; siendo estas últimas especialmente escasas. Su ambiente de formación, a diferencia de otras variedades de Ortoclasa, se da bajo la acción de bajas temperaturas (la cual mientras más baja, más determina su grado de cristalización) al interior de filones hidrotermales, formando parte de rocas ígneas plutónicas, como también hallándose en cavidades de rocas metamórficas, principalmente en esquistos. Los principales yacimientos de este mineral se encuentran en Los Alpes-Suiza (de donde proviene su nombre), El Bolzano-Italia, Tapajos-Brasil, Guadalajara-México, ampliamente distribuida en España en las provincias e Zaragoza, Guadarrama y La Cabrera, como también en la región de Andacollo, La Serena-Chile; sin embargo, las de mayor importancia comercial se encuentran en India, Madagascar y Pakistán, en donde son ampliamente distribuidas bajo grandes volúmenes para la elaboración de cabuchones en la industria de la bisutería. Su paragénesis está normalmente formando parte de rocas graníticas, donde están presentes minerales como Cuarzo, moscovita, Granate, Epidota, Clorita, Turmalina, entre otros de menor importancia. Este mineral es muy particular, dado su extraordinario efecto de opalescencia (llamado también adularescencia para el caso), que consiste básicamente en un dicroísmo (el cual no siempre está presenta y no determina a una Adularia como tal), correspondiente a un fenómeno óptico que da origen a una variedad policromática (en este caso desde el calipso hasta el azul eléctrico y en ocasiones leves tonos naranjos intermedios), dependiendo del ángulo de refracción en que la luz incida sobre un punto o una cara determinada. Este efecto está presente también en otras variedades de feldespato, donde el que genera mayor confusión desde siempre al momento de su identificación es la Labradorita, que al igual que la Adularia, presenta un efecto óptico similar conocido como labradorescencia, pero que se diferencia dado su espectro de colores que abarca todo el arco iris, partiendo desde el celeste, pasando por el violeta (la más apetecida por coleccionistas), dorado y hasta llegar al rojo, lo cual no es capaz de presentarse en Adularia. Por otra parte, mencionado lo anterior, es importante destacar que la diferencia en bruto es aún más sustancial, ya que la Adularia en su estado masivo (que es donde genera confusión) adopta tonos pálidos, siendo generalmente blanco, crema o rosado piel, mientras que la Labradorita es siempre de un color verde negruzco, por lo tanto dicho esto, queda de manifiesto que no existe la Labradorita blanca, que muchas veces en el comercio se trata con esta errónea denominación, que no termina de ser más que un concepto popular. Otro punto importante y de gran controversia es la presencia de la llamada “Opalina” que actualmente es comercializada dentro del mercado, sin ser otra cosa que un gel de origen industrial sin ningún vínculo con la naturaleza, que intenta de muy mala forma asemejar a la auténtica Adularia, lo cual desde el punto de vista de un experto e incluso de un principiante, es fácilmente discernible dada sus características de completa transparencia (pareciendo un vidrio) y ausencia de brillo anacarado, como también su apariencia acuosa y coloración uniforme sin presentar el fenómeno de opalescencia, dejando en claro la total ausencia de similitudes entre ambas piezas, que dicho sea de paso, siendo así de aberrante la imitación, no sería extraño el estar próximos a vernos enfrentados a la venta de polcas que tratan de pasar por Labradoritas.
IMAGEN Nº 1: Cabuchón de Adularia (Piedra luna)
opalescente, calidad A+. Excelso color azul eléctrico característico. IMAGEN Nº 2: Adularia (Piedra luna) en bruto, con efecto de opalescencia natural.
IMAGEN Nº 3: Monocristal romboidal de Adularia (Piedra luna) cristalizada.
IMAGEN Nº 4: Adularia (Piedra luna) en bruto, sin efecto de opalescencia natural.
IMAGEN Nº 5: Macla de cristales romboidales de Adularia (Piedra luna) cristalizada.
IMAGEN Nº 6: Familia de cabuchones de Adularia (Piedra luna).
IMAGEN Nº 7: Imagen comparativa ente Adularia y gel de opalina.
IMAGEN Nº 8: Gel de Opalina (falsa Piedra luna).
IMAGEN Nº 9: Gel de Opalina (falsa Piedra luna).
IMAGEN Nº 10: Labradorita en bruto, con
efecto de labradorescencia natural. IMAGEN Nº 11: Cabuchón de Labradorita pulida calidad A. Colores naranjo- rojizo y azul eléctrico clásicos en el espectro.
IMAGEN Nº 12: Labradorita pulida, enseñando todo
el espectro de colores posible (suele llamarse Espectrolita a la variedad de Labradorita que presenta todos los colores, sin embargo es realmente un sinónimo). IMAGEN Nº 13: Cabuchón de Labradorita pulida, color dorado clásico en el espectro.