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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

(UAPA)

PARTICIPANTE:

Cristal Paola Almonte Villar

MATRICULA:
16-0803

MATERIA:
Propedéutico de español

Tarea V

FACILITADORA:
Margarita De Luna

SANTO DOMINGO, RD. 12/2/2016


Espacio para subir la tarea de la unidad V

Lee cuidadosamente el texto compilado número IV titulado: ¨El valor de la


lectura¨, y a partir del mismo realiza lo siguiente:
1. Copia y pega en un documento el texto antes mencionado.
2. Subraya las ideas principales del texto.
3. Selecciona cinco palabras destacadas en el mismo y escribe su
sinónimo y su antónimo de acuerdo al contexto.
Al finalizar tu informe escrito súbelo en este espacio.
Quedo a la espera,
Margarita De Luna
Facilitadora
Ensayo: El valor de la lectura.

En el presente ensayo nos vamos a enfocar a desglosar los principales ejes de


nuestro diagnóstico que son: el maestro, los padres, el gobierno y el niño, para así
poder mostrar la importancia de cada uno de estos actores y su influencia dentro de la
cultura de la lectura.

El entorno de la lectura es una construcción cultural y para transmitir esta cultura nos
disponemos a utilizar nuestro principal instrumento, el lenguaje. Aunque las imágenes,
en un mundo como el nuestro, han cobrado una importancia relevante como fuente de
socialización y, con ello, el desarrollo de nuevas habilidades para el reconocimiento
de un renovado lenguaje icónico, la palabra impresa sigue formando parte esencial de
los procesos de comunicación y un elemento básico para la información. Sea
acompañando a una imagen como eslogan impactante o en textos informativos o
narrativos, la palabra es la fuente que nutre el proceso de socialización con el que
interiorizamos las normas, creencias y pautas de conducta aceptadas por nuestra
sociedad. Sin duda, tal vez sea este el factor más relevante de la importancia de la
lectura.

La lectura como fuente de socialización, puede suponer el mantenimiento del orden


establecido sin trabas críticas, pero también puede formar un individuo más crítico y
libre, que no acepte sin más lo que se le impone. No es casual que los gobiernos
autocráticos teman a los lectores y hagan hogueras de libros para destruir un
instrumento de revolución; los nazis quemaron libros, las dictaduras persiguen a los
intelectuales y prohíben la edición y la lectura de determinados libros; en la memoria
de muchos españoles se encuentran las vivencias sobre la prohibición de leer a
muchos autores y la exigencia de leer textos moralistas y de formación nacional. Y es
que, efectivamente, leer puede ser un instrumento de sometimiento o una afirmación
individual que nos puede hacer libres, solidarios, críticos e independientes. No se
puede controlar al que lee libremente, tal es el caso de los indígenas mexicanos que
se encargan de labrar la tierra, por lo tanto el gobierno no tiene el interés de preparar
académicamente a estas personas por la conveniencia de que sigan realizando esa
labor.

El lector descubre a través del texto otras realidades y puede llegar a interpretar de
forma crítica la suya propia. De esta manera, no puede controlarse el orden
establecido, lo que pone en peligro el sometimiento del individuo a las instancias de
poder: instituciones, ideologías políticas o religiones. Por ello, aún hoy, no es extraño
observar lugares donde se quiere controlar la lectura y actitudes contradictorias en
algunas instancias de poder que, mientras recomiendan la lectura, no ponen los
medios necesarios para facilitar y generalizar los comportamientos lectores; pues la
lectura generalizada y libre, supondría personas más formadas, más críticas y, sin
duda, más independientes.

Pero la lectura y la escritura son fenómenos construidos socialmente, a los que se les
añade una serie de capacidades que han de tener un valor social, con un significado
cultural dentro de su contexto. Por ello, el proceso lector no se reduce a saber leer y
escribir, sino que también son sus objetivos la adquisición del razonamiento abstracto
y del pensamiento independiente y crítico.

En nuestra sociedad, por mucho que se trate de fomentar la lectura placentera, a la


actividad lectora se le suele dar importancia por su dimensión instrumental. La lectura
suele asociarse con la actividad intelectual, con el aprendizaje, con el estudio y,
básicamente, con la transmisión de información y la adquisición de conocimientos.
Pero también existe, aunque no de forma tan mayoritaria como deseáramos, la idea
que asocia la lectura con el entretenimiento, refiriendo a su carácter relajante y de
ocio agradable. Así pues, podemos diferenciar la lectura instrumental, que se hace
para obtener información (aprender, estudiar, saber el funcionamiento de algo,…), de
la lectura ociosa, por el hecho de que la última se elige de forma libre y voluntaria, con
el objetivo de leer por leer, por entretenimiento y autosatisfacción, aunque también
pueda aportar conocimiento sin que, en ningún caso, éste sea su objetivo primordial.
Podemos preguntarnos si la lectura es una actividad imprescindible cuando un
número considerable de personas, en torno a la mitad de la población, no leen y no
parece que ocurra nada. El éxito social no depende del nivel cultural. El éxito social
pasa por el consumo y la lectura queda relegada en un segundo plano, como
conducta individual, que sólo realizan las minorías. Nuestra cultura tiene su base en la
economía y los medios de comunicación nos venden modelos de conducta basados
en el consumo y en actitudes superficiales.

Los lectores no son modelos sociales. Sin embargo, un hogar con libros sigue siendo
más distinguido. Para que una persona se motive en el desarrollo de sus hábitos
lectores es necesario que interprete la lectura como un hecho cultural relevante y
como una destreza individual importante; pero el significado social se define en
términos culturales, no individuales. Por ello, el que el lenguaje escrito y la lectura
sean relevantes para el niño, dependerá de la comunidad de referencia. El niño
formulará interpretaciones sobre el lenguaje escrito, su naturaleza y propósitos,
basándose en la interpretación ofrecida por los otros, indicando con su actividad la
importancia de estas acciones, para el funcionamiento adecuado en la sociedad a la
que pertenece.

Por ello, para desarrollar el valor de la lectura es necesario generar un modelo social
donde ésta tome sentido. Si la construcción del lector es una acción social, todos
somos responsables. Debemos entender que la lectura incurre a su vez sobre los
sujetos de forma individual y sobre la sociedad en su totalidad; construyendo
individuos más formados, mejora la sociedad.

Para nosotras lo ideal sería que el adulto despertara su propio interés por la lectura y
así que sea capaz de transmitir a los niños el encanto de leer y de hacer del
encuentro una situación placentera. Recordemos que lo primero es el deseo de leer y
el disfrutar de la lectura, los aprendizajes son complementarios al propio acto lector.

Como sabemos, los niños tienen que adquirir la cultura de su entorno, tienen que
asimilar los valores que marcarán sus pautas de comportamiento para construir un
estilo de vida. Ese proceso de aprendizaje se realiza a través del modelaje, los niños
harán lo que vean hacer a sus mayores, serán sus modelos a seguir e imitar. En un
principio serán sus padres, pero pronto entran en juego otros agentes de
socialización, actuando también como modelos en este proceso. La lectura por sí
misma tiene valor es algo innegable e indiscutible.
3. Selecciona cinco palabras destacadas en el mismo y escribe su sinónimo y su
antónimo de acuerdo al contexto.

Palabras Sinónimo Antónimo

Gobierno Dirección Conducir


Desarrollar Extender Envolver
Adulto Mayor Inmaduro
Valor Interés Desinterés
Miedo Temor Valor

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