Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Ingeniería genética
Cuando los científicos comprendieron la estructura de los genes y cómo la información que
portaban se traducía en funciones o características, comenzaron a buscar la forma de
aislarlos, analizarlos, modificarlos y hasta de transferirlos de un organismo a otro para
conferirle una nueva característica. Justamente, de eso se trata la ingeniería genética, un
conjunto de metodologías que permite transferir genes de un organismo a otro. Como
consecuencia, la ingeniería genética sirve para clonar fragmentos de ADN y para expresar
genes (producir las proteínas para las cuales estos genes codifican) en organismos
diferentes al de origen. Así, es posible no sólo obtener las proteínas recombinantes de
interés sino también mejorar cultivos y animales. Hasta el momento se ha utilizado la
ingeniería genética para producir, por ejemplo:
Por esta metodología es posible introducir genes de interés en todo tipo de células,
empleando los vectores y las técnicas propias de cada sistema. Podemos entonces
generalizar los pasos de la ingeniería genética de la siguiente manera:
Por ejemplo, para el caso de la transferencia de un gen insecticida de una bacteria al maíz:
La genética molecular es la rama que estudia la estructura y la función de los genes a nivel
molecular.
Un gen es la unidad física y funcional de la herencia, que se pasa de padres a hijos. Los
genes están compuestos por ADN y la mayoría de ellos contiene la información para
elaborar una proteína específica. Cada gen tiene una localización específica en un
determinado cromosoma, y el conjunto de todos los genes, contenidos en todos los
cromosomas, constituye el genoma.
Los cromosomas están constituidos por ADN (ácido desoxirribonucleico), que codifica la
información hereditaria, y por proteínas histónicas y no histónicas. Cada cromosoma está
formado por una única molécula de ADN, en la que cada gen ocupa un segmento.
El ADN está constituido por la asociación de moléculas llamadas nucleótidos, formadas por
la unión de una molécula de fosfato, una del azúcar desoxirribosa y una base nitrogenada.
Ya que cuatro bases distintas, adenina, guanina, timina y citosina participan en la formación
de los nucleótidos, hay cuatro tipos distintos de estos. Para formar ADN, los nucleótidos se
vinculan por sus grupos fosfato y conforman una larga hebra, cuyas bases nitrogenadas se
unen por uniones débiles pero muy específicas con las de otra hebra. Se forman así pares de
bases, que determinan que ambas hebras, apareadas, se enrollen para dar lugar a la
estructura de doble hélice. Las uniones entre las bases solo ocurren, por una parte, entre la
adenina y la timina y, por otra, entre la guanina y la citosina, las que por eso se llaman
bases complementarias. La especificidad de las uniones entre bases determina la
conservación y la transmisión de la información hereditaria.
El mensaje de la herencia o código genético está contenido en el orden o secuencia con que
las bases aparecen en la larga hebra del ADN.