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Objetivos
Aprendizajes esperados
El docente:
g o m a o a l q u e r e l l a
u l t r i m o u n a m u n o l
e u c o g e c s e ñ a l i m o
r i o s i l u o e z h a d a c
r u n l t i s a f l c l i s a
a c f i i d i f i c u l t a d
m u u m l v o i c o l i r i i
c a s u a l n n o r u e g c s
e p i s i s p o s i c i o n g
c r o n o m r m a s i v o e u
o g n a e o e e a l m a s l s
m d a g r e s i v i d a d o t
e u r e e n t o e m o l o i o
d d t p r o b l e m a a l v a
o a s i s o l p e l e a o e a
r d e s a c u e r d o n r o l
Del cuadro anterior, elija las cinco palabras que, según usted, definen con
mayor precisión el concepto de conflicto. Defínalas en los siguientes espacios.
1.
2.
3.
4.
5.
¿Qué es un conflicto?
Todos hemos vivido algún conflicto y sabemos por experiencia propia qué es, pero si tratamos de
definirlo, seguramente lo haremos remitiéndonos a situaciones, sentimientos y emociones. Es cierto
que hay algo de todo ello y que para aludir a la idea de conflicto solemos hablar de desacuerdo,
dificultad, choque, ira, pesadumbre, etcétera. Un conflicto es una situación multidimensional en la
que se combinan emociones y razonamientos. El siguiente esquema es una manera de
aproximarse a la definición del concepto:
+
Confusión
Razonamiento
Dilema
Problema Conflicto
-
- Emociones +
A pesar de que en la práctica social, palabras como conflicto, problema, dilema y confusión se
utilizan como sinónimos, al intervenir en la gestión de conflictos resulta necesario diferenciarlas.
Así pues, llamamos conflicto a un problema cuyos aspectos emocionales aparecen sin control
(véase el signo de adición en el esquema), mientras que llamamos problema a un conflicto cuyos
aspectos emocionales están controlados. Cuando el nivel emocional es tan bajo que es posible
actuar fríamente y el nivel de razonamiento es alto, enfrentamos un dilema, es decir, algo que sólo
depende de la toma de decisiones que se haga en el proceso –por eso se dice que la enseñanza es
una actividad dilemática–, en tanto que una carga emocional muy alta y un razonamiento limitado
conducen a una situación que hemos definido como confusión, es decir, que presenta una
complejidad inmanejable.
La interacción entre emociones y razonamiento prefigura la clase de conflicto ante el que nos
encontramos, si bien esta situación no es fácil de percibir. Por otra parte, a veces se está en una
situación conflictiva y ésta no se aprecia con la rapidez suficiente como para poder intervenir sobre
ella y conducirla favorablemente.
En efecto, los distintos autores que definen lo qué es el conflicto, hacen hincapié en que tiene dos
componentes: el cognitivo y el afectivo. En el conflicto no sólo se da un choque en el plano de las
ideas sino, además, en el ámbito de las emociones. Así, el conflicto puede definirse como:
Aquellas situaciones en las que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo
porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son incompatibles, o
porque son percibidos como tales; son situaciones donde juegan un papel muy
importante las emociones y los sentimientos, y donde la relación entre las partes en
conflicto puede fortalecerse o deteriorarse, según el curso que siga el proceso de
resolución del conflicto.
En este marco, atender todos los aspectos del fenómeno del conflicto resulta complicado; conviene,
por tanto, explicar su génesis, establecer sus categorías y situarlo en los contextos sociales en que
se desarrolla, para tener una adecuada comprensión del mismo. Veamos entonces cuáles son
dichos aspectos.
Estructura.
Funciones.
Factores sociales condicionantes.
Factores personales intervinientes.
Características de las partes que intervienen.
Tipos de conflicto.
Con base en Torrego, J.C. “Convivencia, conflicto y escuela”, en Construir ciudadanía y prevenir conflictos, p. 53 y
Redorta J., Aprender a resolver conflictos, p. 14.
AZAR E INCERTIDUMBRE
CONTEXTO
PATRONES
DIVERSIDAD HISTORIA
PSICOLOGÍAY
CULTURA
EXPECTATIVAS
BORROSIDAD
SIGNIFICADO
RECURSIVIDAD
Esquema tomado de Redorta, J., Entender el conflicto. La forma como herramienta, pp. 97-103.
Veamos ahora el significado del esquema.
En el núcleo se localizan los patrones de conflicto, que son las situaciones sociales tipo (se
repiten las mismas pautas y conductas, aunque con diferentes actores y circunstancias diversas). Es
decir, son los conflictos clásicos, aquellos que pueden reconocerse como constantes, y que siguen
un patrón por el que se les puede identificar, reconocer y categorizar. Así, tenemos que hay
conflictos de poder, de autoestima, de identidad, de información, entre otros. Por ejemplo:
o Negarse a aceptar una transfusión de sangre en una intervención quirúrgica por convicciones
religiosas, es un ejemplo de conflicto que aparece con frecuencia en los hospitales y que remite
a un patrón de valores donde se ponen en juego las creencias fundamentales de la persona.
o Una confrontación familiar desencadenada por un adolescente que, pese a la oposición de sus
padres, quiere hacerse un piercing, es un conflicto de identidad, en el que el joven pretende
diferenciarse de sus mayores adoptando una moda propia de su generación.
Para comprender el núcleo de un conflicto resulta importante analizar los patrones que en él están
contenidos y, dentro de lo posible, formular pronósticos, probabilidades de evolución y expectativas,
más o menos inmediatos respecto de éste. Por fortuna, ya se ha categorizado una gama importante
de patrones de conflicto, lo cual permite tener una visión más comprensiva del mismo; esta gama la
revisaremos más adelante.
Por otra parte, en el núcleo del conflicto siempre hay una historia, un pasado que, al ser
considerado, nos permite desentrañar mejor su sentido manifiesto. Por esto es que no se puede
intervenir del mismo modo sobre un conflicto que está en su fase de agudización, que sobre uno
puntual que no tiene ningún antecedente remoto.
En cuanto a las expectativas, tenemos que son los resultados deseados por las partes cuando el
conflicto apenas inicia. Cuando éstas no se cumplen, se genera frustración, y, en consecuencia, los
conflictos tenderán a crecer o a potenciarse.
Los aspectos periféricos del conflicto –sin que esto signifique que sean menos importantes–, se
explican de la siguiente manera:
La diversidad psicológica y cultural constituye los matices y las tonalidades que nos hacen
diferentes. Las personas somos iguales en algunos aspectos: usamos el lenguaje, construimos
una cultura, orientamos nuestros actos con valores que consideramos importantes, pero éstos
adquieren relevancia y profundidad distintas dependiendo del país, la región, la localidad, el
barrio, la edad o la profesión de cada uno de nosotros. La diversidad se refiere básicamente al
hecho paradójico de que somos iguales, pero diferentes.
El concepto de borrosidad está relacionado con la imprecisión. Las situaciones definidas como
imprecisas (¿cuándo empieza el envejecimiento?) tienen buen acomodo en la lógica borrosa.
Los perfiles de un enfrentamiento son, la mayoría de las veces, imprecisos. A menudo nos
cuesta determinar sus elementos, desde el número de participantes que involucra hasta los
efectos que puede tener una situación conflictiva concreta. Sin embargo, la borrosidad nos
permite admitir como impreciso lo que es impreciso y considerar, por tanto, que disponemos de
una información, que está, al menos de momento, incompleta. Esto no impedirá que se
intervenga, sólo nos dará el marco de prevenciones adecuado que deberemos tener en cuenta
en el momento de hacerlo.
El azar se manifiesta en el conflicto, por ejemplo, en el hecho de que por alguna causa
imprevisible se extravíe o se retrase la entrega de una información relevante para alguna de las
partes del conflicto, y que ello incida en su desarrollo. La incertidumbre, a su vez, está
relacionada con la información de la que no disponemos en un momento determinado: ¿qué
harán las partes si no se les concede el crédito que esperan?, ¿cuál será la coyuntura
económica en ese contexto?, etcétera.
El contexto en el que ocurre un conflicto tiene alta significación en el contenido de este último.
Matar a alguien en tiempos de paz (contexto pacífico) es un crimen, mientras que en tiempos de
guerra puede considerarse como un hecho heroico. El contexto nos posibilita interpretar el
conflicto de forma precisa y, por tanto, nos permite incidir con mayor probabilidad de éxito en su
desenlace.
La idea de recursividad resulta muy útil para analizar el conflicto. Se dice que algo es recursivo
cuando da vueltas sobre sí mismo. Este concepto permite integrar la causa y su consecuencia
de modo diferente. Cuando tratamos de buscar las causas del conflicto en una pareja, es muy
posible que hallemos recursividad. La mujer no habría actuado como lo hizo si él no lo hubiera
hecho de determinado modo; ese comportamiento genera a su vez una nueva actuación, y así
sucesivamente.
Con base en Redorta, J. Entender el conflicto. La forma como herramienta, pp. 97-103.
Luis y Julián son dos alumnos de sexto grado que están peleados desde
que cursaban el tercero. No se hablan. Cada uno inventa excusas para no
trabajar en equipo con el otro o con el grupo de niños que se lleva mejor
con su adversario. Cuando esto es inevitable, tanto Luis como Julián le
piden a su compañera Lety, una tímida alumna que no se mete en
problemas, que entregue sus mensajes agresivos. Esto da lugar a que el
resto de los compañeros la critique y se burle de ella. Dicen que no es
confiable, que quiere quedar bien con todos, que es hipócrita, que es una
soplona y una “mosquita muerta”. En consecuencia, Lety siempre está sola,
aislada y poco dispuesta a integrarse con sus compañeros de grupo y a
participar en las actividades de la clase.
En referencia al nivel de incertidumbre que esta situación origina en Lety, supongo que…
En los conflictos existen elementos positivos y negativos que pueden tener un ciclo constructivo y
uno destructivo a partir de cierto nivel. Determinado índice de conflictividad puede ser estimulante
para los objetivos generales de una organización, e incluso para las relaciones interpersonales, ya
que permite el crecimiento personal si se afronta de manera adecuada.
La visión negativa que se tiene de los conflictos está muy relacionada con el desgaste emocional
que generan. Así pues, una gestión adecuada del conflicto se relacionará, en gran medida, con el
correcto manejo de las situaciones emocionales que provoca.
Creencias religiosas
Desde antes de la década de 1990 han sido frecuentes los casos de alumnos de escuelas públicas,
expulsados o involucrados en situaciones conflictivas críticas por negarse a participar en la
ceremonia de los honores a la bandera y a cantar el himno nacional. Se trata de niños y jóvenes (y
en muchos casos también maestros) que practican ciertas religiones. Los maestros y directores
argumentan que no sólo se trata de una obligación escolar de primer orden sino que la actitud de
estos alumnos revela falta de lealtad al país y a su historia.
Al respecto, la Comisión Nacional de Derechos Humanos sostuvo ya en 1996 que “La posición de
estos menores surge de principios morales y religiosos que son íntimos y en cuya esfera debe
reservarse el derecho, pues no se debe invadir ni lesionar su conciencia obligándolos a realizar algo
que afecte sus sentimientos”. En consecuencia, sostuvo que no se les debía expulsar de la escuela
porque ello los privaría de su derecho a la educación garantizado en la Constitución.
¿Ha vivido u observado un conflicto como el anterior?, ¿cuál fue la solución que se le dio?
Describa brevemente.
¿Cómo se debe intervenir cuando quien manifiesta y actúa conforme a dichas creencias es un
docente? Describa lo que haría usted para solucionar un conflicto de esta naturaleza.
Exprese su opinión sobre este tipo de situaciones sociales que afectan a la escuela.
El tratamiento abierto y sin tabúes del tema de la sexualidad es, hasta el momento, fuente segura de
situaciones anómalas, incómodas y penosas que provoca innumerables conflictos en las escuelas
de educación básica, debido a carencias en la educación sexual de docentes, alumnos y padres.
Embarazos prematuros, acoso y abuso sexual entre jóvenes, en ocasiones con la participación de
adultos profesores; opiniones divergentes en torno a asuntos de comportamiento público y personal,
como la masturbación, relaciones sexuales prematrimoniales, legitimidad de preferencia sexual;
temas de equidad de género, estereotipos sexuales y tópicos que hacen frontera con la salud
pública tales como el aborto y el VIH/sida, son algunas de las consecuencias de todo ello.
¿Ha vivido u observado algún conflicto en su escuela relacionado con la temática descrita?,
¿cuál fue la solución que se le dio? Describa brevemente.
¿Cómo se debe intervenir en este tipo de situaciones escolares conflictivas si, por ejemplo, un
grupo de padres se opone a que se desarrollen los temas de sexualidad establecidos en los
planes y programas? Describa lo que haría usted para solucionar un conflicto de esta índole.
¿Cuál es su opinión acerca del espacio, el tiempo y los contenidos que se deben dar en la
escuela al tema de la educación sexual?
Algunos de los conflictos que se viven en la escuela son resultado directo o indirecto de las
condiciones sociales y culturales que los alumnos viven fuera de ella. La televisión es una influencia
innegable en niños y jóvenes en la formación de criterios y sentimientos, que les impide desarrollar,
en la mayoría de los casos, un sentido crítico de la realidad debido, en entre otras cosas, a la
presentación de tramas caracterizadas por la chabacanería y la trivialidad. El sentido moral se
deforma al vincular determinados personajes con la simpatía personal de los mismos. Que algo sea
correcto moralmente o no, que sea justo o injusto ―aunque se trate de homicidios―, mentiras o
robos, depende más de quién lo realiza, que del hecho en sí.
Por otra parte, uno de los asuntos más graves que se viven en el país es la violencia, y la violencia
televisiva debe considerarse tan nociva como la que ocurre en el hogar o en la calles; por eso, junto
con ellas y dentro de lo posible, la apología de la violencia en pasquines, música popular y otras
manifestaciones culturales deben cuestionarse y revertirse seriamente en la escuela.
Los factores sociales en el origen del conflicto son múltiples. En la actualidad las situaciones de
violencia relacionadas con el narcotráfico están a la orden del día y, en algunas zonas localizadas
del país, repercuten de manera descarnada en las vidas de los alumnos y los maestros. Muchos
docentes se preguntan qué hacer ante la penetración e intimidación del poder del narcomenudeo en
el entorno de sus planteles escolares.
Por otra parte, los maestros se preguntan, también, cómo actuar frente al imparable efecto de la
informática, la Internet y la telefonía celular, el uso y abuso que de ellas hacen los alumnos; cómo
manejar educativamente con sus alumnos la influencia cultural que ejercen minorías excluidas y a
veces delincuenciales (cholos, maras, punks, darks, emos, bandas en general), que pueden reunirse
en la esquina de la calle de la escuela y cuyos miembros pudieran ser hermanos de sus propios
alumnos; problemas relacionados con la bulimia y la anorexia; todas ellas situaciones sociales con
las que la escuela está obligada a lidiar y que son fuente de conflictos recurrentes que se tienen
ineludiblemente que afrontar.
Todas las viñetas, adaptadas de Latapí, P. El debate sobre los valores en la escuela mexicana, pp.
39-70.
¿Puede describir algún conflicto que se haya presentado en su escuela relacionado con algún
aspecto de la problemática social mencionada?, ¿cuál fue la solución que se le dio?
¿Cómo se debe intervenir si, por ejemplo, grupos de alumnos imitan la vestimenta y las
actitudes de las subculturas mencionadas que tienen rivalidad entre ellas, ocasionando
indisciplina y aun violencia en la escuela?
La tabla siguiente es un instrumento de fácil manejo, porque con sencillez y ejemplos claros
vuelve reconocibles y accesibles los distintos tipos de conflicto con que lidiamos en la
cotidianeidad de nuestras vidas.
1. Recursos escasos. Disputamos por Dos niños se pelean por un lápiz del que
algo que no existe en cantidad ambos dicen ser dueños.
suficiente para todos. Dos grupos de alumnos se pelean por la
cancha de basquetbol, ya que ambos
desean prepararse para un torneo
inminente.
2. Poder. Disputamos porque alguno La lucha por el control de las decisiones que
de nosotros quiere mandar, dirigir o se toman en la escuela.
controlar a los demás. Los choques entre bandas juveniles por el
control de un espacio determinado cercano
a la escuela.
10. Información. Disputamos por algo Disputas por malos entendidos entre el
que se dijo, se omitió o se entendió de personal directivo de una escuela y sus
forma distinta. docentes (lo dicho por unos es entendido de
manera diferente por los otros).
Un conflicto entre padres de familia y el
consejo escolar, dado que éste no rindió
cuentas en tiempo y forma a aquéllos.
11. Intereses. Disputamos porque mis La disputa entre las autoridades educativas y
deseos o intereses son contrarios a los los docentes de una escuela que debe ser
del otro. reubicada en un nuevo plantel, lejos de
donde se ubica el original.
Un conflicto entre autoridades de una
escuela normal y sus docentes, por la
postergación del año sabático que les
corresponde gozar a éstos.
2.
3.
4.
5.
Los que suscriben, miembros del personal de la escuela “Benito Juárez”, abajo
firmantes, informamos a usted de la confusión que existe en el equipo de trabajo
respecto a las tareas que la directora, profesora María Solís nos solicita, ya que:
FIRMAS
El siguiente cuadro le será de ayuda. Marque los niveles que considere pertinentes
de acuerdo con su propia apreciación del conflicto. Por ejemplo, si usted considera
que no existe un patrón de recursos escasos, marcará el espacio correspondiente
a nulo. Por el contrario, si usted percibe que en efecto existe, por ejemplo, un
conflicto de expectativas, marcará la columna que corresponde a esta apreciación.
Grado de apreciación
Patrones de conflicto
Muy alto
Mínimo
Medio
Nulo
Alto
Puntuación
1 2 3 4 5
1. Recursos escasos. Disputamos por algo que no existe en
cantidad suficiente para todos.
2. Poder. Disputamos porque alguno de nosotros quiere mandar,
dirigir o controlar a los demás.
3. Protección de autoestima. Disputamos porque mi orgullo
personal se siente herido.
4. Valores. Disputo porque están en juego mis valores o
creencias fundamentales.
5. Estructural. Disputamos por un problema cuya solución
requiere largo tiempo, gran esfuerzo de muchos, o medios que
exceden nuestras posibilidades.
6. Identidad. Disputamos porque el problema afecta mi manera
de ser.
7. Normativo. Disputamos porque se incumple una norma social
o legal.
8. Expectativas. Disputamos porque el otro nos defraudó.
9. Inadaptación. Disputamos porque cambiar cosas nos
produce tensión.
10. Información. Disputamos por algo que se dijo, se omitió o se
entendió de forma distinta.
11. Intereses. Disputamos porque mis deseos o intereses son
contrarios a los del otro.
12. Atributivo. Disputamos porque el otro no asume la
responsabilidad que le atribuimos en determinada situación, sin
que nos conste directamente su responsabilidad.
13. Incompatibilidad personal persistente. Disputamos porque
generalmente no nos entendemos.
14. Inhibición. Disputamos porque no queremos asumir
responsabilidades que nos significan contrariedad o desgaste
(sin duda le corresponde al otro “solucionar el asunto”).
15. Legitimación. Disputamos porque el otro no está autorizado
para actuar como lo hace, como lo ha hecho o pretende
hacerlo.
16. Inequidad. Disputamos porque consideramos injusta la
acción o conducta del otro o de los otros.
Determinar qué nivel de percepción común tienen las partes acerca del propio conflicto.
Discriminar qué fuentes del conflicto son más significativas para las partes o hasta qué punto
uno o varios patrones están presentes en el conflicto en cuestión.
Aclarar expectativas y malos entendidos.
Identificar los problemas reales que están en disputa.
Llegar a un consenso entre las partes, acerca de las características que presenta el conflicto
en que se encuentran inmersos.
Para conseguir lo anterior, es bueno comenzar preguntando directamente a las partes cuál es su
percepción del conflicto, ya que esto es el indicador que mejor revela la situación. En este
sentido, los objetivos que el mediador o gestor del conflicto deberá cumplir son:
Determinar el nivel de percepción común acerca de cada uno de los patrones como
posible núcleo del conflicto.
Discriminar qué patrones pueden considerarse fuente de conflicto por su significación
para las partes.
El resultado se expresa con una línea que une los dieciséis puntos y que se separa cuando no
hay consenso en uno o varios de los aspectos considerados. Si hay más partes involucradas en
el conflicto es preciso utilizar otros recursos de comparación en función del número de partes. La
intención es producir una “foto fija” para un momento dado de la evolución del conflicto, con
independencia de su historia y de su evolución futura.
INSTRUCCIONES
1. A) Hay ocasiones en las que dejo que otras personas se responsabilicen de resolver
el problema.
B) En lugar de negociar los puntos en los que no estamos de acuerdo, intento hacer
hincapié en los puntos en que ambos concordamos.
2. A) Intento encontrar una situación de acuerdo aceptable para ambas partes (situación
de compromiso).
B) Intento atender todas las preocupaciones: las suyas y las mías.
4. A) Procuro encontrar una solución que incluya las ventajas de una y otra posiciones
(solución de compromiso).
B) A veces sacrifico mis propios deseos en favor de los de la otra persona.
14. A) Expongo mis ideas y le pido al otro que exponga las suyas.
B) Trato de demostrarle la lógica y las ventajas de mi punto de vista.
18. A) Si esto lo hace feliz, puede que le permita al otro mantener sus puntos de vista.
B) Aceptaré algunos de sus argumentos si el otro acepta algunos de los míos.
21. A) Al aproximarse las negociaciones, trato de ser considerado con los deseos de la
otra persona.
B) Siempre me inclino por discutir directamente el problema.
24. A) Si la posición que sostiene la otra persona parece serle muy importante, intentaría
satisfacer sus deseos.
B) Trato de que la otra persona esté conforme con un acuerdo equilibrado.
Hoja de respuestas
1 A 11 A 21 A
B B B
2 A 12 A 22 A
B B B
3 A 13 A 23 A
B B B
4 A 14 A 24 A
B B B
5 A 15 A 25 A
B B B
6 A 16 A 26 A
B B B
7 A 17 A 27 A
B B B
8 A 18 A 28 A
B B B
9 A 19 A 29 A
B B B
10 A 20 A 30 A
B B B
Puntuación del instrumento. Circule, en la siguiente tabla, las mismas letras que
señaló en la hoja de respuestas.
Evitación= Acomodación=
Otro elemento que puede ayudar a entender la dinámica de los conflictos es conocer los
estilos con los que las personas los enfrentan. La ya clásica caracterización de Kilman y
Thomas (1975) es una de las más socorridas para comprender este aspecto de la
dinámica del conflicto. Ellos distinguen cinco estilos básicos de aproximación y
afrontamiento del conflicto:
Ninguno de los estilos anteriores se produce en forma totalmente pura en las personas;
cada persona asume una manera típica de enfrentarse a los conflictos, pero no siempre
se afrontan de la misma manera. Es importante conocer el estilo o los estilos que ponen
en juego las personas para ayudarlas a reflexionar sobre su participación en el mismo.
Profundice en los resultados de su autoevaluación, respondiendo las siguientes
interrogantes.
¿Cuál es su estilo principal de afrontar los conflictos, de acuerdo con el resultado que obtuvo
con la aplicación del instrumento?
¿Está de acuerdo con ese resultado?, ¿no lo está?, ¿pensaba que su estilo de afrontar el
conflicto era otro?
¿Cuáles son, en orden descendente, los otros estilos de afrontar conflictos que identificó en
usted mismo, de acuerdo con las distintas medidas que arrojó el instrumento?
¿Cree usted que el instrumento refleja fielmente la forma como usted afronta los conflictos?,
¿por qué?
Estrategias más comunes que se emplean en la resolución de
situaciones conflictivas
Analice los siguientes escenarios conflictivos y explique, según usted, qué tipo
de estrategia para resolver el conflicto puede ser la más apropiada para intervenir
en cada caso. Argumente su respuesta en los renglones marcados para tal efecto.
o Prevenir
o Ignorar
o Retardar
o Agudizar
o Negociar
o Mediar
o Arbitrar
o Reprimir
Escenario conflictivo 1
Escenario conflictivo 3
Escenario conflictivo 4
Escenario conflictivo 5
Un conflicto sólo puede abordarse con ciertas garantías de éxito si afrontamos la situación
en el marco de la respuesta emocional que provoca en los involucrados. En términos
generales, la regla es primero controlar la situación para, posteriormente, afrontar sus
diferentes aspectos, de modo que prevalezcan la razón y el autocontrol de los involucrados.
Esto supone disponer de ciertas habilidades para regular las emociones y saber darles un
cauce constructivo.
Así, las situaciones conflictivas que se presentan de improviso se pueden encauzar a partir
de la consideración de las siguientes estrategias de actitud:
o Arbitrar: es tomar una decisión desde el poder. La jerarquía cumple una función
importante en esta estrategia, sobre todo cuando urge resolver el conflicto y las partes
acuerdan respetar el veredicto.
¿Las estrategias que eligió son la más adecuadas para las situaciones presentadas?
¿Cambiaría alguna?
1. Porque
2. Porque
3. Porque
4. Porque
5. Porque
6. Porque
7. Porque
8. Porque
Formas básicas en que se resuelven los conflictos
Cuarto hábito
Pensar en ganar/ganar
Existen algunas maneras básicas en que los conflictos se resuelven. Las clásicas son las
siguientes:
Escenario conflictivo 5
No hay que arreglar lo que no está roto: existe una tendencia en las personas a ver sólo
clavos cuando se dispone de un martillo. No deberíamos ver conflictos por todas partes;
ya hemos advertido que existe un nivel y un tipo de conflictividad que son sanos. Antes de
intervenir deberíamos pensar si existe alguna posibilidad de que el asunto se resuelva por
su propia dinámica.
“Problema bien planteado es problema medio resuelto”: este popular dicho nos sitúa en
el valor de la perspectiva con la que nos posicionamos ante el conflicto. El análisis de los
datos, la evitación de sesgos de percepción o de razonamiento, el valor de tomar la vía
adecuada para la solución nunca serán suficientemente ponderados. El paso que se dé
puede ser más o menos corto, pero conviene que la dirección sea la adecuada.
“Ante la adversidad el sabio practica la paciencia”: este popular refrán chino nos orienta
hacia una actitud de autocontrol y superación de las frustraciones que están siempre
presentes en los enfrentamientos de todo tipo.
La culpa nunca es de nadie: hemos sido educados en una cultura orientada a la culpa, y
dado que la vivimos, no como causa sino como emoción negativa, nos defendemos de ella
para salvar nuestra autoestima. Normalmente, encontrar la culpa sirve de muy poco: las
culpas tienden a estar en el pasado y las soluciones en el futuro.
Un plan es necesario aunque sólo sea para desviarse de él: en materia de gestión de
conflictos existen muchas variables no controladas, ya que tratamos con personas. Un
modelo de intervención siempre tiene sus utilidades, pero la flexibilidad es una virtud y
debemos poner en juego todos los recursos (sensibles y racionales) que nos permitan
valorar en cada momento si no hemos tomado el camino equivocado.
Aquello que nos une es la diferencia: esta magnífica frase de la Constitución suiza, que
proviene de la Edad Media, ilustra perfectamente cómo lo diverso sólo debería
motivarnos para ser más insistentes. Los seres humanos somos distintos pero tenemos
raíces comunes.
En las cosas de la vida, el cómo tiene gran importancia: en el mundo del Derecho, una
demanda judicial que no esté bien hecha, que no reúna los requisitos formales,
simplemente puede ser rechazada, cancelando la posibilidad de que la autoridad judicial
llegue al fondo del asunto. En la vida sucede lo mismo, las formas son muy importantes.
No hay que descuidar los detalles, actuar adecuadamente resuelve cualquier situación
difícil.
Una pizca de gracia todo lo sazona: cuando un grupo se ríe, se relaja. Saber salir airoso de
una situación difícil, tomando “la tangente” es todo un arte. Distender es como poner
aceite en una cerradura, puede ayudar a que todo fluya tersamente.
BIBLIOGRAFÍA
Covey, S. (2006). Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, México, Paidós/Plaral.
Latapí, P. (2003). El debate sobre los valores en la escuela mexicana, México, Fondo de
Cultura Económica.