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Cada año más de 3.000 millones de pasajeros viajan en avión.

Hoy en día lo vemos como


algo normal viajar en ellos. Pero te sorprenderá saber cómo fueron sus inicios y su origen.
En CurioSfera.com te vamos a explicar la historia de la aviación, cómo fueron los primeros
pasos de estas aeronaves, cómo y cuándo fue el primer vuelo en aeroplano, quién fue su
inventor y muchos más datos curiosos. ¿Comenzamos?

En la actualidad, se le considera el medio de transporte más seguro del mundo. También


son máquinas voladoras terriblemente efectivas en conflictos bélicos. Pero no siempre ha
sido así. Hoy en día, estás máquinas voladoras están equipadas con la última tecnología y
en su diseño intervienen los mejores científicos e ingenieros del planeta.

Índice de contenidos
 1 Historia del avión
 2 El primer avión
 3 Primer vuelo con motor tripulado
 4 Evolución del avión
 5 Historia de la aviación civil

Historia del avión

Se atribuye al matemático y filósofo griego Arquitas de Tarento, amigo de Platón, la rara


invención, hacia el año 400 a.C., de una paloma mecánica que según parece se mantenía
en suspensión impulsada por una oculta corriente de aire que actuaba en su interior.

La paloma de Arquitas es el precedente más antiguo existente acerca del avión y el vuelo
de algo más pesado que el aire, y que nada tiene que ver con los míticos Dédalo e Ícaro.
Pero experimentos de este tipo no tuvieron continuación en el mundo clásico.
En el año 1420, en pleno Renacimiento, el ingeniero y médico veneciano Giovanni
Fontana diseñó un pájaro capaz de volar impulsado por un cohete oculto entre sus plumas
artificiales (ver historia de los cohetes). Se trataba de un uso primitivo de la propulsión a
reacción y fue un ingenio que causó gran sensación, como también la causaron otros.

Pero fueron meras lucubraciones y raros experimentos dentro de la historia de los


aviones de los que hoy tenemos constancia gracias a que quedaron plasmados en dibujos
y formulaciones teóricas de aspiraciones y sueños que perviven en raros manuscritos.

Máquina
voladora de Leonardo da Vinci
Se podría considerar que el primer precursor del vuelo del hombrefue Leonardo da
Vinci (1452-1519). Acaso este inventor (entre muchas otras cosas) de la ciudad italiana de
Florencia conoció estos precedentes cuando inventó la máquina voladora, que estaba
concebida de tal forma que el piloto moviera las alas con las manos y los pies, y la cola con
la cabeza.
Da Vinci también inventó una especie
de helicóptero (por llamarlo así) con un ala en espiral que se “enroscaba” en el aire. El
principio era el mismo que el de los modernos helicópteros. En el siguiente enlace puedes
aprenderlo todo sobre el helicóptero.

En el transcurso de casi tres siglos (hasta el XIX), no cesaron los intentos de volar llevados
a cabo por toda clase de hombres valerosos y algunas veces fanáticos: éste es, en efecto,
el período que separa a Leonardo de los primeros intentos serios para volar efectuados
por la técnica moderna.

Como curiosidad, ya en esa época el hombre plasmaba en libros sus deseos de volar. Como
la estrambótica aventura del obispo inglés Francis Godwin (1562-1633) y su Speedy
Messenger o su discurso The Man on the Moon, donde describe un viaje a la luna utilizando
la fuerza propulsora de una bandada de gansos. ¡Era tan fácil volar con la fantasía…!

El primer diseño conocido de un aparato cuya finalidad fuera volar, lo hizo en 1670 el
jesuita Francesco de Lana Terzi (1631-1687). Su artilugio, pretendía ser más ligero que
el aire, en forma de nave impulsada por una vela.
Aeronave de Francesco de Lana Terzi
Tenía el objetivo de flotar en el espacio mediante cuatro esferas de cobre de seis metros
de diámetro a las que se habría practicado el vacío, y que avanzaría y se orientaría
mediante remos. Aunque el principio era válido, este artilugio no hubiera funcionado por el
efecto de la presión atmosférica.

Un siglo después, en 1766, el inglés Henry Cavendish (1731-1810) descubrió que el


hidrógeno tenía una propiedad que lo hacía útil en experimentos donde se tratara de hacer
despegar del suelo objetos más pesados que el aire: su escaso peso. Ese fue el
experimento que llevó a cabo Joseph Black (1728-1799) en la Universidad de Edimburgo,
soltando ante sus alumnos una vejiga inflada con hidrógeno que rápidamente ascendió al
techo.

La fuerza ascendente del hidrógeno estaba ya lo bastante demostrada cuando el


italiano Tiberius Cavallo (1749-1809), que trabajaba en Reino Unido, hacía exhibiciones
con pompas de jabón llenas de este gas, como describe en su History and Practice of
Aerostation, en 1785.

De este científico, y del inglés Joseph Priestley (1733-1804) y sus Experiments and
Observations of Different Kinds of Air, aprendió el francés Joseph-Michel
Montgolfier (1740-1810) para insuflar en su globo de papel aire caliente. Joseph y su
hermano Jacques-Étienne Montgolfier (1745-1799) elevaron en junio de 1783 un globo
sobre la ciudad de Annonay, dejando a sus convecinos realmente anonadados.
Globo de los
hermanos Montgolfier
En septiembre de aquel mismo año los intrépidos hermanos consiguieron en presencia de
Luis XVI y de María Antonieta elevar un globo en cuya canastilla viajaban un gallo, un pato
y un cordero, que tras recorrer una distancia de dos kilómetros y medio lograron aterrizar.
Este éxito era, sin duda, el origen de los dirigibles (ver historia del dirigible).

El paso siguiente fue la invención del planeador. Un ingenio creado en 1799 por George
Cayley (1773-1857), ingeniero británico y que es considerado por sus estudios sobre el
tema como el padre de la aerodinámica. Puedes ampliar la información en qué es un
planeador.
George Cayley
Los planeadores eran unos artefactos capaces de mantenerse “flotando” o sustentados en
el aire durante un cierto tiempo aprovechando las corrientes ascendentes de aire caliente.
Pero no podían despegar por sí mismos, al carecer de motor, debían ser arrastrados en su
“despegue” por caballos o lanzados desde un punto elevado.

El primer hombre en volar en un planeador fue el cochero y ayudante de George Cayley,


tripulante de un planeador construido por este científico británico: un artefacto que
aterrizaba mediante un juego de ruedas con radios de alambre. A bordo de aquel artilugio
el aterrado personaje se convirtió en el primer hombre que volaba, cosa que hizo sobre los
alrededores de Scarborough, en el Yorkshire inglés un día de 1853.

Avión
planeador de George Cayley
G.Cayley especificó y puso las bases para el diseño de un aeroplano e ideó un aparato de
alas fijas dotado de fuselaje, cola y timón y accionado por motor. Realizó los primeros
estudios en estabilidad longitudinal y lateral, en aerodinamicidad y en cuestiones relativas
al movimiento del centro de gravedad, ocupándose también de la superposición de alas o
triplanos.

Fue el primero en ver la necesidad de principios básicos para la aeronáutica: suspensión,


fuerza motriz para vencer la resistencia del aire (ver qué es el aire) y control en vuelo, a
cuyo fin fabricó un motor de combustión interna que funcionaba con explosiones de
pólvora, aunque no lo suficientemente ligero ni con potencia bastante para ser incorporado
a un aeroplano.

Otto Lilienthal
Otto Lilienthal (1848-1896), decidió aprovechar el viento y las corrientes de aire naturales
con una especie de aparato que debía ser lanzado desde lo alto de una colina. Los
experimentos de Lilienthal se sucedieron con éxito durante varios años, y gracias a sus
estudios la aeronáutica recibió un impulso tal que la convirtió en una ciencia exacta. Algo
fundamental para entender el origen de los aviones.

Pero Lilienthal experimentaba personalmente sus aparatos y, lamentablemente, perdió la


vida el 9 de agosto de 1896 en uno de sus vuelos tras lanzarse desde las montañas Stollier,
cerca de Rhinow. En el momento del accidente, ya había realizado un centenar de
lanzamientos.
Conseguía el control de su planeador inclinando el cuerpo de delante hacia atrás o de uno
a otro lado a bordo de monoplanos y biplanos, pero su finalidad era deportiva. Dejó escrito
un libro acerca del vuelo de los pájaros: Der Vogelflug als Grundlage der Fliegekunst(1889),
tenido entonces por una especie de Biblia, y un trabajo excelente sobre máquinas
voladoras.

Los intentos por realizar lo que hasta el siglo XIX fuera pura fantasía estaban próximos a
plasmarse en un asomo de realidad, dando un paso definitivo dentro de la historia de la
aviación. Estamos a punto de conocer la invención del primer avión.

El primer avión

Tras varios intentos fracasados de construir una aeronave que pudiera despegar y alzarse
en el aire por sus propios medios, un seguidor de Sir George Cayley, el también inventor
inglés William Samuel Henson (1812-1888), diseñó y patentó en 1842 el primer
avión que iba equipado con un motor de vapor, hélices y un ala fija. Esta idea tuvo eco en
Londres y París y fue recogida por The Illustrated London Newsy L’Illustration, a partir de lo
cual se multiplicaron los bocetos inspirados en aquellos principios de ingeniería.

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La utilidad de todo aquello estribaría en un hecho: entre las ideas de G.Cayley y los dibujos
de W. Henson se vislumbró el aeroplano a motor. Henson prácticamente no pasó nunca del
diseño gráfico, en cambio G. Cayley, sí.
Diseño de
avión William Samuel Henson
En el año 1848, un amigo de Henson llamado John Stringfellow (1779-1883), construyó
una pequeña aeronave basada en los diseños de Henson y mejoró algunos aspectos. Pero
no tuvo el éxito esperado. Era una nave no tripulada, y si bien pudo despegar con
dificultades, no volaba más de 2 o 3 segundos.

Pasaron unos cuantos años hasta el siguiente avance dentro de la historia del primer
avión. Demasiado tal vez, lástima que los sucesores Henson y Cayley fueran un puñado
de lunáticos, y que el hecho de volar contradijera la opinión de ingenieros y científicos del
momento, para quienes era imposible que un cuerpo más pesado que el aire pudiera
elevarse, escepticismo apoyado por la ausencia de energías capaces y las limitaciones del
motor de gas o la máquina de vapor.

Pero apareció el que muchos consideran el inventor del avión: Clement Ader (1841-
1925), un ingeniero francés. En octubre del año 1890, C. Ader, consiguió que su aparato
de hélice, llamado Éole, se elevara unos pocos centímetros y recorriera 50 metros volando.
Avión Éole de Clement Ader
Pese a que no consiguió controlar el aparato como el esperaba y se estrelló al aterrizar, el
resultado conseguido era bueno. Este aparato contaba con unas alas parecidas a las
del murciélago, estaba provisto con de motor de vapor y de hélice. Nacía así el vuelo
humano propiamente dicho.

Este mismo personaje, en 1897, construyó un aeroplano mayor (llamado Avión III) que
estaba equipado con un motor de vapor de 30 HP de potencia. Intentó repetir la hazaña en
la localidad de Satory, pero no obtuvo el éxito esperado. Esta aeronave con motor, uno
de los primeros aviones, puede verse en el Conservatorio de Artes y Oficios de París.

Pero los pioneros de la aviación no se daban por vencidos. Prueba de ello fue la máquina
voladora de Hiram Stevens Maxim (1840-1916) que el 31 de julio de 1894, probó de volar
con un avión enorme para la época. Era un biplano que tenía 32 metros de envergadura,
más de 3.000 kilogramos de peso y dos motores de vapor de 180 HP cada uno.
Aeroplano de
Hiram Stevens Maxim
Con esta aeronave, consiguió despegar, coger un poco de altura y recorrer una distancia
de 60 metros. Pero era un ingenio muy complejo y difícil de manejar y se estrelló. Casi era
incapaz de ascender, descender, girar o aterrizar de manera controlada. Pero ninguna
experiencia, por modesta que sea, deja de ser útil. En el campo de la aviación, cada paso
señalaba una etapa en la conquista del aire.

También el científico y profesor estadounidense Samuel Pierpont Langley(1834-1906)


el 6 de mayo de 1896 tuvo cierto éxito en el primer vuelo con una aeronave diseñada y
construida por él. Este avión recibió el nombre de Aerodrome No 5 y recorrió volando una
distancia de unos 1.000 metros. Con una versión mejorada, el Aerodrome No 6, el 28 de
noviembre del mismo año logró recorrer 1.460 metros. Pero estos dos aparatos tenían un
inconveniente, no estaban tripulados por el hombre.
Modelo de
avión “Aerodrome 6” de Samuel Pierpont Langley
Muchos expertos y científicos coinciden en que, dentro de la historia del aeroplano, los
experimentos vistos hasta ahora, casi no se pueden considerar vuelos. Más bien “saltos”
con un mínimo tiempo de sustentación en el aire. Algo que a partir de ahora cambiará:

Primer vuelo con motor tripulado

La historia de la aviación dio finalmente el paso definitivo cuando se consiguió el primer


vuelo tripulado con motor del hombre. Cómo en muchos otros inventos, en la historia
del vuelo ha existido una gran polémica e injusticias históricas sobre quién fue el primer
piloto en volar un avión más pesado que el aire.
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Concretamente, esta controversia se da entre Gustav Whitehead, los hermanos Wright y
Alberto Santos Dumont. Pero eso lo vamos a ir descubriendo un poco más adelante. Vamos
a verlo en riguroso orden cronológico para que puedas juzgar y sacar conclusiones por ti
mismo:

El primer vuelo de Gustave Whitehead

Se tiene constancia y documentación escrita del primer vuelo a motor pilotado que
consiguió despegar y aterrizar. Fue el 14 de agosto de 1901 en Connecticut (EE.UU)
gracias al físico e inventor alemán Gustave Whitehead(1874-1927), que ante veinte
testigos logro volar 3 veces con su modelo Número 21.

Gustave Whitehead
La noticia apareció publicada en periódicos como el Boston Transcript, el New York o
el Bridgeport Herald (puedes ver historia del periódico). En los ejemplares de esa fecha se
puede leer que el vuelo más largo que Whitehead consiguió era de más de 2500 metros y
con una altura aproximada de 60 metros. Siendo éste un vuelo mayor que el conseguido
dos años más tarde por los hermanos Wright (también considerados los artífices del
primer vuelo).

G.Whitehead había colaborado con Lilienthal en los vuelos con planeadores que éste llevó
a cabo en Berlín en 1889. En 1895 G.Whitehead construyó su primer planeador, y sabedor
de que el futuro pasaba por el motor construyó en Pittsburgh un primer aparato volador que
acabó estrellándose contra un edificio. En 1900 se instaló en Bridgeport, Connecticut, y
construyó su Number 21, impulsado por un motor de gasolina fabricado por él mismo y con
el que protagonizó la proeza de ser el primero en volar a motor.
Avión “model
21” de Gustav Whitehead
El avión poseía un fuselaje cerrado y ruedas para el aterrizaje; sus alas podían plegarse y
disponía de espacio para un pasajero además del piloto. En enero de 1902 realizó un vuelo
de siete millas a bordo de su Number 22. No obstante estas hazañas, los hermanos Wright
ensombrecieron su fama en 1903, y aunque para muchos fueron ellos los primeros en
efectuar un vuelo a motor, el honor le cabe a G.Whitehead, a quien le fue restituido en 1964.

En el siguiente vídeo puedes ver el vuelo de una réplica del modelo original:

El primer vuelo de los hermanos Wright

A esta interminable serie de ideas descabelladas e intuiciones felices se sumaron a finales


del XIX dos personajes cruciales en esta historia: Wilbur Wright(1867-1912) y Orville
Wright (1871-1948), más conocidos como los hermanos Wright. Ellos consiguieron su
primer vuelo tripulado el 17 de diciembre de 1903. Veamos su historia:

Estos hermanos montaron en 1899 una pequeña cometa en forma de biplano con la que
querían comprobar las ideas de O. Lilienthal sobre la “torsión de las alas”, cuestión nada
baladí ya que permitiría corregir los bamboleos no intencionados y hacer girar al aeroplano.
Los
hermanos Wilbur Wright y Orville Wright
En 1900 construyeron el primero de sus tres planeadores y comenzaron a hacer vuelos
cortos a poca altura sobre la costa arenosa de Kitty Hawk y Kill Devil, en Carolina del Norte,
lugar escogido entre más de mil puntos que el instituto meteorológico les había indicado
por ser de vientos más fuertes y constantes.

Querían corregir errores ajenos, adquirir nociones de cómo pilotar aquellos


aparatos, construyeron su propio túnel de viento donde comprobar el comportamiento
de las alas y patentaron en 1902 sus hallazgos.
El 17 de diciembre de 1903, en Kitty Hawk, los Wright probaron un biplano
llamado Flyer de dos hélices impulsado por motor de combustión interna de 12 CV y
noventa kilogramos de peso que ellos mismos diseñaron y construyeron, ya que el motor
de gasolina de entonces era muy pesado. El biplano tripulado por Orville Wright ha pasado
por ser el primero en realizar un vuelo propulsado.

Ese mismo día realizaron varios vuelos. El primero recorrió una distancia de 37 metros y
una duración de 12 segundos. En el cuarto intento, realizado por Wilbur Wright, consiguió
volar una distancia de 260 metros y 59 segundos en sustentación.

El avión
“Flyer” de los hermanos Wright en su primer vuelo.
Pero el primer biplano que razonablemente pudo volar bien fue el Flyer III, en 1905, fruto
de un lustro de intentos con planeadores; tenía doce metros de envergadura, motor de 16
CV que movían un par de hélices de impulsión, despegaba mediante rail de madera y
aterrizaba gracias a unos esquíes.

Desde junio a octubre de aquel año este artilugio dio muestras de poseer estructura sólida
y de ser fácilmente controlable: podía trazar en el aire figuras, volar en círculos, girar y
mantenerse en vuelo durante media hora a cincuenta kilómetros por hora.

Sus proezas tuvieron lugar en el primer aeropuerto de la historia: la Huffman Prairie o


pradera Huffman próxima a Dayton (Ohio). A este éxito contribuyó el que su avión pudiera
cabecear, picar y virar gracias a los alerones utilizados en combinación con el timón.

A pesar de aquello, cuando los Wright ofrecieron sus hallazgos al ejército de su país éste
se negó a hacer demostración alguna hasta 1908; un año después el gobierno de Estados
Unidos adoptaba el aeroplano para un posible uso militar. Acaso no haya que culpar al
ejército por ello: el año en que los Wright volaron durante doce segundos por primera vez,
un mensaje cablegrafiado tardaba ese mismo tiempo en dar la vuelta al mundo.

El primer vuelo de Alberto Santos Dumont


Desde pequeño, el ingeniero e inventor brasileño Alberto Santos Dumont (1873-1932)
sentía fascinación por todo tipo de máquinas, y en especial las voladoras. Junto a su padre
estableció su residencia en París en el año 1891. En la capital francesa descubrió el
fantástico mundo de la aviación.

En un principio, realizaba vuelos en globo como pasajero. Años más tarde pasó a diseñar
el suyo propio, bautizándolo con el nombre de su país natal: Brasil (Brésil en francés). Pero
Alberto Santos Dumont también creó varios prototipos de dirigibles, algunos de ellos volaron
con cierto éxito. Algo que propició que gozase de cierta popularidad en el París de esa
época.

Alberto
Santos Dumont
Pero no sería hasta el 13 de septiembre de 1906, cuando Santos Dumont consiguió, ante
un numeroso público, el primer vuelo a motor pilotando un avión llamado 14-bis,
logrando una distancia de 221 metros. Esta aeronave utilizaba el mismo sistema
de alabeo que el avión de los hermanos Wright. Con su modelo perfeccionado, el 14-bis, al
contrario que modelo Flyer de los hermanos Wright, no precisaba emplear raíles, viento a
favor ni catapultas para despegar.
Avión modelo
14bis de Alberto Santos Dumont
Pese a producirse un poco más tarde que los primeros vuelos de Whitehead y los Wright,
como obtuvo una tremenda publicidad (ver historia de la publicidad) y repercusión en los
medios de comunicación de la época, durante mucho tiempo este vuelo fue considerado
como el primero.

Debes saber que cuando tuvo lugar el primer vuelo de Santos Dumont, de los Wright y de
Whitehead poco o nada se conocía. Por este motivo, la prensa internacional otorgó al 14-
bis el honor de ser el primer avión capaz de despegar por medios propios.

Evolución del avión

A partir de este punto se comenzó a definir mediante varios modelos y prototipos cómo iba
a ser la evolución del avión, o mejor dicho, la evolución de la aviación. Después
del primer vuelo con motor, todo iba a ir ya muy deprisa.

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Efectivamente se estaba gestando un asunto de vital importancia: la forma del avión. De
1903 a 1914 la experimentación a este respecto fue determinante. A partir de 1906 se
empezarían a vislumbrar ya las formas que el avión adoptaría los treinta años siguientes.
Fueron numerosos los intentos de vuelos arriesgados en una carrera por conseguir el
aeroplano más adecuado. Por ejemplo:

 En agosto de 1908 Wilbur Wright mostraba en Francia la excelente


maniobrabilidad de su biplano.
 En 1909 Hubert Lotham despegó con su Antoinette IV para cruzar desde la parte
francesa el Canal de la Mancha hasta llegar a Inglaterra.
 En 1910 Igo Etrich construía su aparato, el Inspirado en la forma de una paloma.
 En 1912 el ingeniero norteamericano Elmer Ambrose Sperry inventaba el piloto
automático.
Surgieron
los Blériot XI y los Lavavasseur Antoinette, modelos franceses que tenían el motor en la
cabeza y estaban dotados de fuselaje largo y conjunto de cola. En cuanto al biplano, el
modelo de la época fue el Goupy 1909, también francés, de alas escalonadas. Francia se
había convertido en la avanzada de la aeronáutica ante la fría acogida norteamericana a
los logros de los Wright.

Louis Blériot sobrevoló los treinta y ocho kilómetros del Canal de la Mancha en treinta y seis
minutos y medio el 25 de julio de 1909, ganando las mil libras de premio que ofrecía el Daily
Mail, hazaña que disparó el número de pedidos de su aparato, un Blériot XI.

Aeroplano
modelo Blériot XI
Por entonces el interés por el aeroplano había decaído en Estados Unidos, y los franceses
de nacimiento o adopción fueron los pioneros. Henry Farmanintrodujo los alerones para
el control lateral del aparato, en lugar de la torsión de las alas, novedad que Farman
empleó en el Voisin, de estructura ligera y flexible, de tela, madera y alambre, que pilotó en
1908 en su vuelo de Moumelon a Reims.

Ferdinand Ferber, charles y Gabriel Voisin fueron otros de los nombres del momento. Para
entonces ya se contaba con motores de 100 CV, capaces de volar a ochenta kilómetros por
hora, y aunque la mayoría de aquellos aparatos sólo tenían cabida para el piloto, había
algún biplaza.

Como símbolo de la confianza que se tenía en la conquista del aire a principios del XX la
señora Dixon, con el aplauso de las sufragistas del momento, pedaleaba por el cielo sobre
un curioso modelo entreverado de globo, bicicleta y avión sin alas, a la par que un inventor
alemán colocó en 1900 un motor en una nave aérea y voló con éxito tres años antes que
los hermanos Wright: era el conde Ferdinand von Zeppelin.

Pero claro, no era un avión, sino un dirigible de estructura rígida, aparato inmenso que hacía
furor en Alemania y que había transportado ya en 1914 a más de cuarenta mil personas,
artilugio complejo, distinto del dirigible semirrígido como el que en 1902 creó Henri Julliot:
el Jaune, de cincuenta y siete metros de longitud, equipado con un motor de 40 CV con su
llamativo color amarillo. Culminaba una serie de intentonas y sueños iniciados en el XIX.

Atrás quedaba la ingenua planeadora de George Cayley. Ahora ya no se consideraría al


aeroplano “ese corcel mecánico”, cuyo destino no parecía otro que el deporte o el
espectáculo.

Se aspiraba a más tras el primer congreso aeronáutico internacional celebrado en 1909 en


Reims, donde se exhibieron ocho tipos diferentes, seis de los cuales eran diseños
europeos.

El aeroplano parecía llegar a su mayoría de edad; el mundo de la aviación contaba con un


plantel de ricos y deportistas pilotos cuya colaboración solicitaban los ejércitos europeos en
vísperas de la Primera Guerra Mundial. Sería su actividad en el aire lo que diera a aquella
contienda cierto halo romántico con sus ‘ases del cielo’.
Modelo
Sopwith Camel de la Primera Guerra Mundial
Aquella guerra, miserable en las trincheras, se tornaba gloriosa en el aire; se profesionalizó
la producción aeronáutica y nació una industria poderosa que en 1918 empleaba a miles
de personas.

Por entonces los aviones de combate se elevaban a seis mil metros a pesar de tratarse
de aeroplanos de madera y tela. La guerra aguzaría el ingenio como hace la necesidad, y
en 1911 surgieron los primeros aviones de reconocimiento, uso que culminaría décadas
más tarde en los sofisticados AWACS (Airborne Warning and Control System), que
permitían asegurar al mismo tiempo las funciones de vigilancia, de control y mando exigidas
por las fuerzas tácticas y de defensa aérea mediante poderosos radares de exploración
vertical; o el sistema soviético de los Mainstay, a bordo de los cuatrimotores Illiouchine-76,
dotados de cuatro turborreactores Soloviev.

Los vuelos de reconocimiento no estaban reñidos con la implicación de aquellos aparatos


en el desarrollo bélico: en octubre de 1911 las tropas italianas utilizaron en Libia
aviones Blériot: el primer ataque con bombas desde un avión lo llevó a cabo el teniente
Giulio Gavotti desde un monoplano Etrich-Taube, que arrojó la bomba a mano por encima
de la borda tras liberarla de su clavija. Puede obtener más información en la historia de la
bomba.
El avión tuvo también un papel en las guerras balcánicas, un año después. Los aviones
de observación se agruparon en cuadrillas; se transformarían en bombarderos o cazas, y
todos comprendieron que era pieza clave para la victoria.

De hecho, en 1912 en Francia los hermanos Michelin organizaron el Aéro-cible, un


concurso en el que se trataba de lanzar desde doscientos metros de altitud bombas de siete
kilos sobre blancos de veinte metros de diámetro. La eficacia de estos intentos mostró su
importancia el 3 de agosto de 1914: cinco horas después de la declaración de guerra
un Taube alemán lanzó tres bombas sobre Luneville.

Sólo treinta y un años después, también en un día de agosto, el mayor bombardero del
mundo, el Boeing Superfortress B29, el Enola Gay, lanzó sobre Hiroshima la primera
bomba atómica.
El Enola Gay,
un avión Boeing Superfortress B29
Nada de aquello sería comparable al avión invisible de la Lockheed, el Stealth Fighter de
combate y reconocimiento oculto en hangares secretos de Nevada, de donde sale de noche
para evitar su detección.

Historia de la aviación civil

La aviación civil fue creada en enero de 1914 en Estados Unidos, fecha en que surgió
la primera línea regular de carácter comercial entre Tampa y San Petersburgo, Florida,
servida por un hidroavión.

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Cuatro años después la aviación civil aceptaba pasajeros y transporte de correo, sobre
todo en Europa, para lo que fueron habilitados numerosos aviones de combate. Algunos
los llamaban autobuses con alas (ver historia del autobús).

Los aviones combinaron el transporte de pasajeros y de correo, simbiosis curiosa ya que


los pasajeros y las bolsas del correo formaban una especie de conjunto, como mostraba en
sus comienzos la Western Air Express en Los Ángeles: los pasajeros portaban las valijas
sobre sus rodillas o colgadas de su cuerpo; la equivalencia en el peso de un pasajero era
de cinco mil cartas.
Avión de la
primera línea aérea de pasajeros
En Europa, entre marzo y agosto de 1919 la firma francesa Farman inauguraba la ruta entre
París y Bruselas, primer servicio internacional de pasajerosprolongado luego a otros
países. En Inglaterra, en agosto de aquel mismo año compañías de ese país unían las
capitales de varias naciones mediante línea aérea. Un medio de transporte, sin duda,
mucho más rápido que el tren (ver historia del tren).

La conquista del Atlántico fue posterior: el primer vuelo trasatlántico lo realizó en 1919 el
hidroavión norteamericano Curtiss haciendo escala en las islas Azores. Después, ya en
vuelo sin escalas, cruzó el océano un avión inglés.

En 1926, el hidroavión Plus Ultra, al mando del comandante Ramón Franco llegó a Buenos
Aires batiendo el récord de las marcas mundiales de velocidad y distancia.

Y en 1927, cuando todavía se carecía de radio a bordo (ver historia de la radio), el


norteamericano Charles Lindbergh voló de Nueva York a París en su monoplano y
monomotor Ryan: el Spirit of Saint Louis. Aquel primer vuelo, de cinco mil setecientos
ochenta kilómetros, tardó treinta y tres horas y treinta y dos minutos en cubrir la distancia a
una velocidad media de ciento setenta y dos kilómetros por hora.
Charles Lindbergh y su avión Spirit of Saint Louis
Esta hazaña causó un impacto no menor en el mundo a la que causaría en 1969 la llegada
del hombre a la Luna. Lindbergh también tuvo su frase, y dijo al divisar la costa de Irlanda:
“He ido a la eternidad y he regresado. Ahora sé cómo se sentirían los muertos si volvieran
a la vida”.

Y puestos a citar, cabría recordar la involuntaria —o acaso no tanto— aventura del


mecánico Douglas Carrigan que despegó desde el campo neoyorquino de Floyd Bennet en
julio de 1938 con su aeroplano hacia su casa en California, para aparecer al día siguiente
en Irlanda. Cuando tomó tierra ante el asombro de todos, exclamó: “Debo haber equivocado
el rumbo”. Su avión carecía de radio e instrumentos de navegación.

Gestionar el transporte aéreo del correo más que el transporte aéreo de pasajeros fue
uno de los motivos del desarrollo de la aviación civil. Como consecuencia de la rivalidad
establecida los distintos países comenzaron a subvencionar rutas nacionales e
internacionales compitiendo en servicio, calidad, capacidad de los aviones y en velocidad.

Aquella competencia exigía un replanteamiento del negocio, una mejora de los aviones.
Así surgieron los Boeing y los Douglas de 1932. El DC-1 fue el primero de una serie de
aparatos de la Douglas, y que culminaría en el Dakota DC- 3. El DC-3, llamado en su
momento DCT (Douglas Sleeper Transport), fue diseñado por Fred Stineman y voló a
finales de 1935 para conmemorar el trigésimo segundo aniversario del vuelo de los
hermanos Wright.
Modelo de
avión Douglas DC-1
De aquel avión se fabricaron casi once mil unidades durante la Segunda Guerra Mundial, y
significó el nacimiento del avión en un sentido: hizo su uso económicamente posible a partir
del primer día que despegó del aeropuerto californiano de Santa Mónica pilotado por Carl
A. Cover.

Desde entonces ha volado bajo distintos nombres y banderas aterrizando sobre esquíes,
ruedas y flotadores, siendo el más popular de los aparatos conocidos hasta entonces. Su
primera versión disponía de doce literas para los vuelos nocturnos o veintiún asientos en
los vuelos diurnos.

Estos monoplanos completamente metálicos, dotados de varios motores, tren de


aterrizaje retráctil y cabinas presurizadas serían a partir de 1940 los antecesores de las
elegantes aeronaves actuales.

Se pensó que las largas travesías oceánicas exigían que estos gigantes pudieran amerizar:
el mar era gratuito, y no así los aeropuertos convencionales cuyas tarifas los hacían
prohibitivos además de ofrecer un cúmulo de peligros que el mar no presentaba, por lo que
en la década de los 1930 se empleó el hidroavión.
Hidroavión
de vuelos transoceánicos
Sikorsky, Martin y Boeing en Estados Unidos; Dornier en Alemania; en el Reino Unido, Short
desarrollaron aparatos de varios motores y gran tamaño cuyo casco podía surcar el agua
como si fuera un barco.

La Pan American los llamó clippers por los antiguos veleros. Junto con los británicos
aviones Empire, supusieron a finales de la década un medio lujoso de viajar: su medio
centenar de viajeros utilizaban cabinas insonorizadas donde les era servida una comida de
auténtico sibarita, y a través de la ventanilla podían contemplar las vistas de lugares como
Hawai, Hong Kong, la bahía de Singapur, el puerto de Sidney.

Pero aquel modo elegante, aquel estilo de viajar acabó con la desaparición del hidroavión
durante la Segunda Guerra Mundial; la situación bélica exigía un aeropuerto seguro en el
interior. Para entonces, los aviones con base en tierra cruzaban ya los océanos
habitualmente.
Boeing
Stratocruiser
Aunque la mayoría de los grandes aviones de pasajeros eran americanos: los Lockhead
Constellation y los Boeing Stratocruiser, cuya capacidad oscilaba entre los cuarenta y cinco
y los cincuenta y cinco pasajeros por aparato, las naciones europeas con solera
aeronáutica, como Reino Unido o Francia, no quedaron atrás por mucho tiempo.

Estos dos países trabajaron en el diseño de un avión reactor de pasajeros. Los ingleses
acometieron el reto con su reactor De Havilland Comet en 1952, costoso desastre debido
al desgaste del material que ofrecía el modelo, problema que tras ser resuelto hizo de este
avión un aparato que dio buenos frutos a las fuerzas aéreas británicas y a sus líneas
comerciales. Francia hizo lo mismo con el Caravelle en 1958, avión que triunfó en las rutas
medias que ya contaba con computadoras en su interior para facilitar el pilotaje (ver historia
de la computadora).
Modelo
inglés “De Havilland Comet”
Se había sentado ya la base del futuro de la aviación. Aviones de pasajeros con reactores
cada vez más grandes, más rápidos, más cómodos y seguros. Con capacidad de recorrer
mucha más distancia sin repostar y consumir menos.

http://www.curiosfera.com/historia-de-la-aviacion/ 9 marzo, 2018 at 9:09 am

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