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Índice de contenidos
1 Historia del avión
2 El primer avión
3 Primer vuelo con motor tripulado
4 Evolución del avión
5 Historia de la aviación civil
La paloma de Arquitas es el precedente más antiguo existente acerca del avión y el vuelo
de algo más pesado que el aire, y que nada tiene que ver con los míticos Dédalo e Ícaro.
Pero experimentos de este tipo no tuvieron continuación en el mundo clásico.
En el año 1420, en pleno Renacimiento, el ingeniero y médico veneciano Giovanni
Fontana diseñó un pájaro capaz de volar impulsado por un cohete oculto entre sus plumas
artificiales (ver historia de los cohetes). Se trataba de un uso primitivo de la propulsión a
reacción y fue un ingenio que causó gran sensación, como también la causaron otros.
Máquina
voladora de Leonardo da Vinci
Se podría considerar que el primer precursor del vuelo del hombrefue Leonardo da
Vinci (1452-1519). Acaso este inventor (entre muchas otras cosas) de la ciudad italiana de
Florencia conoció estos precedentes cuando inventó la máquina voladora, que estaba
concebida de tal forma que el piloto moviera las alas con las manos y los pies, y la cola con
la cabeza.
Da Vinci también inventó una especie
de helicóptero (por llamarlo así) con un ala en espiral que se “enroscaba” en el aire. El
principio era el mismo que el de los modernos helicópteros. En el siguiente enlace puedes
aprenderlo todo sobre el helicóptero.
En el transcurso de casi tres siglos (hasta el XIX), no cesaron los intentos de volar llevados
a cabo por toda clase de hombres valerosos y algunas veces fanáticos: éste es, en efecto,
el período que separa a Leonardo de los primeros intentos serios para volar efectuados
por la técnica moderna.
Como curiosidad, ya en esa época el hombre plasmaba en libros sus deseos de volar. Como
la estrambótica aventura del obispo inglés Francis Godwin (1562-1633) y su Speedy
Messenger o su discurso The Man on the Moon, donde describe un viaje a la luna utilizando
la fuerza propulsora de una bandada de gansos. ¡Era tan fácil volar con la fantasía…!
El primer diseño conocido de un aparato cuya finalidad fuera volar, lo hizo en 1670 el
jesuita Francesco de Lana Terzi (1631-1687). Su artilugio, pretendía ser más ligero que
el aire, en forma de nave impulsada por una vela.
Aeronave de Francesco de Lana Terzi
Tenía el objetivo de flotar en el espacio mediante cuatro esferas de cobre de seis metros
de diámetro a las que se habría practicado el vacío, y que avanzaría y se orientaría
mediante remos. Aunque el principio era válido, este artilugio no hubiera funcionado por el
efecto de la presión atmosférica.
De este científico, y del inglés Joseph Priestley (1733-1804) y sus Experiments and
Observations of Different Kinds of Air, aprendió el francés Joseph-Michel
Montgolfier (1740-1810) para insuflar en su globo de papel aire caliente. Joseph y su
hermano Jacques-Étienne Montgolfier (1745-1799) elevaron en junio de 1783 un globo
sobre la ciudad de Annonay, dejando a sus convecinos realmente anonadados.
Globo de los
hermanos Montgolfier
En septiembre de aquel mismo año los intrépidos hermanos consiguieron en presencia de
Luis XVI y de María Antonieta elevar un globo en cuya canastilla viajaban un gallo, un pato
y un cordero, que tras recorrer una distancia de dos kilómetros y medio lograron aterrizar.
Este éxito era, sin duda, el origen de los dirigibles (ver historia del dirigible).
El paso siguiente fue la invención del planeador. Un ingenio creado en 1799 por George
Cayley (1773-1857), ingeniero británico y que es considerado por sus estudios sobre el
tema como el padre de la aerodinámica. Puedes ampliar la información en qué es un
planeador.
George Cayley
Los planeadores eran unos artefactos capaces de mantenerse “flotando” o sustentados en
el aire durante un cierto tiempo aprovechando las corrientes ascendentes de aire caliente.
Pero no podían despegar por sí mismos, al carecer de motor, debían ser arrastrados en su
“despegue” por caballos o lanzados desde un punto elevado.
Avión
planeador de George Cayley
G.Cayley especificó y puso las bases para el diseño de un aeroplano e ideó un aparato de
alas fijas dotado de fuselaje, cola y timón y accionado por motor. Realizó los primeros
estudios en estabilidad longitudinal y lateral, en aerodinamicidad y en cuestiones relativas
al movimiento del centro de gravedad, ocupándose también de la superposición de alas o
triplanos.
Otto Lilienthal
Otto Lilienthal (1848-1896), decidió aprovechar el viento y las corrientes de aire naturales
con una especie de aparato que debía ser lanzado desde lo alto de una colina. Los
experimentos de Lilienthal se sucedieron con éxito durante varios años, y gracias a sus
estudios la aeronáutica recibió un impulso tal que la convirtió en una ciencia exacta. Algo
fundamental para entender el origen de los aviones.
Los intentos por realizar lo que hasta el siglo XIX fuera pura fantasía estaban próximos a
plasmarse en un asomo de realidad, dando un paso definitivo dentro de la historia de la
aviación. Estamos a punto de conocer la invención del primer avión.
El primer avión
Tras varios intentos fracasados de construir una aeronave que pudiera despegar y alzarse
en el aire por sus propios medios, un seguidor de Sir George Cayley, el también inventor
inglés William Samuel Henson (1812-1888), diseñó y patentó en 1842 el primer
avión que iba equipado con un motor de vapor, hélices y un ala fija. Esta idea tuvo eco en
Londres y París y fue recogida por The Illustrated London Newsy L’Illustration, a partir de lo
cual se multiplicaron los bocetos inspirados en aquellos principios de ingeniería.
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La utilidad de todo aquello estribaría en un hecho: entre las ideas de G.Cayley y los dibujos
de W. Henson se vislumbró el aeroplano a motor. Henson prácticamente no pasó nunca del
diseño gráfico, en cambio G. Cayley, sí.
Diseño de
avión William Samuel Henson
En el año 1848, un amigo de Henson llamado John Stringfellow (1779-1883), construyó
una pequeña aeronave basada en los diseños de Henson y mejoró algunos aspectos. Pero
no tuvo el éxito esperado. Era una nave no tripulada, y si bien pudo despegar con
dificultades, no volaba más de 2 o 3 segundos.
Pasaron unos cuantos años hasta el siguiente avance dentro de la historia del primer
avión. Demasiado tal vez, lástima que los sucesores Henson y Cayley fueran un puñado
de lunáticos, y que el hecho de volar contradijera la opinión de ingenieros y científicos del
momento, para quienes era imposible que un cuerpo más pesado que el aire pudiera
elevarse, escepticismo apoyado por la ausencia de energías capaces y las limitaciones del
motor de gas o la máquina de vapor.
Pero apareció el que muchos consideran el inventor del avión: Clement Ader (1841-
1925), un ingeniero francés. En octubre del año 1890, C. Ader, consiguió que su aparato
de hélice, llamado Éole, se elevara unos pocos centímetros y recorriera 50 metros volando.
Avión Éole de Clement Ader
Pese a que no consiguió controlar el aparato como el esperaba y se estrelló al aterrizar, el
resultado conseguido era bueno. Este aparato contaba con unas alas parecidas a las
del murciélago, estaba provisto con de motor de vapor y de hélice. Nacía así el vuelo
humano propiamente dicho.
Este mismo personaje, en 1897, construyó un aeroplano mayor (llamado Avión III) que
estaba equipado con un motor de vapor de 30 HP de potencia. Intentó repetir la hazaña en
la localidad de Satory, pero no obtuvo el éxito esperado. Esta aeronave con motor, uno
de los primeros aviones, puede verse en el Conservatorio de Artes y Oficios de París.
Pero los pioneros de la aviación no se daban por vencidos. Prueba de ello fue la máquina
voladora de Hiram Stevens Maxim (1840-1916) que el 31 de julio de 1894, probó de volar
con un avión enorme para la época. Era un biplano que tenía 32 metros de envergadura,
más de 3.000 kilogramos de peso y dos motores de vapor de 180 HP cada uno.
Aeroplano de
Hiram Stevens Maxim
Con esta aeronave, consiguió despegar, coger un poco de altura y recorrer una distancia
de 60 metros. Pero era un ingenio muy complejo y difícil de manejar y se estrelló. Casi era
incapaz de ascender, descender, girar o aterrizar de manera controlada. Pero ninguna
experiencia, por modesta que sea, deja de ser útil. En el campo de la aviación, cada paso
señalaba una etapa en la conquista del aire.
Se tiene constancia y documentación escrita del primer vuelo a motor pilotado que
consiguió despegar y aterrizar. Fue el 14 de agosto de 1901 en Connecticut (EE.UU)
gracias al físico e inventor alemán Gustave Whitehead(1874-1927), que ante veinte
testigos logro volar 3 veces con su modelo Número 21.
Gustave Whitehead
La noticia apareció publicada en periódicos como el Boston Transcript, el New York o
el Bridgeport Herald (puedes ver historia del periódico). En los ejemplares de esa fecha se
puede leer que el vuelo más largo que Whitehead consiguió era de más de 2500 metros y
con una altura aproximada de 60 metros. Siendo éste un vuelo mayor que el conseguido
dos años más tarde por los hermanos Wright (también considerados los artífices del
primer vuelo).
G.Whitehead había colaborado con Lilienthal en los vuelos con planeadores que éste llevó
a cabo en Berlín en 1889. En 1895 G.Whitehead construyó su primer planeador, y sabedor
de que el futuro pasaba por el motor construyó en Pittsburgh un primer aparato volador que
acabó estrellándose contra un edificio. En 1900 se instaló en Bridgeport, Connecticut, y
construyó su Number 21, impulsado por un motor de gasolina fabricado por él mismo y con
el que protagonizó la proeza de ser el primero en volar a motor.
Avión “model
21” de Gustav Whitehead
El avión poseía un fuselaje cerrado y ruedas para el aterrizaje; sus alas podían plegarse y
disponía de espacio para un pasajero además del piloto. En enero de 1902 realizó un vuelo
de siete millas a bordo de su Number 22. No obstante estas hazañas, los hermanos Wright
ensombrecieron su fama en 1903, y aunque para muchos fueron ellos los primeros en
efectuar un vuelo a motor, el honor le cabe a G.Whitehead, a quien le fue restituido en 1964.
En el siguiente vídeo puedes ver el vuelo de una réplica del modelo original:
Estos hermanos montaron en 1899 una pequeña cometa en forma de biplano con la que
querían comprobar las ideas de O. Lilienthal sobre la “torsión de las alas”, cuestión nada
baladí ya que permitiría corregir los bamboleos no intencionados y hacer girar al aeroplano.
Los
hermanos Wilbur Wright y Orville Wright
En 1900 construyeron el primero de sus tres planeadores y comenzaron a hacer vuelos
cortos a poca altura sobre la costa arenosa de Kitty Hawk y Kill Devil, en Carolina del Norte,
lugar escogido entre más de mil puntos que el instituto meteorológico les había indicado
por ser de vientos más fuertes y constantes.
Ese mismo día realizaron varios vuelos. El primero recorrió una distancia de 37 metros y
una duración de 12 segundos. En el cuarto intento, realizado por Wilbur Wright, consiguió
volar una distancia de 260 metros y 59 segundos en sustentación.
El avión
“Flyer” de los hermanos Wright en su primer vuelo.
Pero el primer biplano que razonablemente pudo volar bien fue el Flyer III, en 1905, fruto
de un lustro de intentos con planeadores; tenía doce metros de envergadura, motor de 16
CV que movían un par de hélices de impulsión, despegaba mediante rail de madera y
aterrizaba gracias a unos esquíes.
Desde junio a octubre de aquel año este artilugio dio muestras de poseer estructura sólida
y de ser fácilmente controlable: podía trazar en el aire figuras, volar en círculos, girar y
mantenerse en vuelo durante media hora a cincuenta kilómetros por hora.
A pesar de aquello, cuando los Wright ofrecieron sus hallazgos al ejército de su país éste
se negó a hacer demostración alguna hasta 1908; un año después el gobierno de Estados
Unidos adoptaba el aeroplano para un posible uso militar. Acaso no haya que culpar al
ejército por ello: el año en que los Wright volaron durante doce segundos por primera vez,
un mensaje cablegrafiado tardaba ese mismo tiempo en dar la vuelta al mundo.
En un principio, realizaba vuelos en globo como pasajero. Años más tarde pasó a diseñar
el suyo propio, bautizándolo con el nombre de su país natal: Brasil (Brésil en francés). Pero
Alberto Santos Dumont también creó varios prototipos de dirigibles, algunos de ellos volaron
con cierto éxito. Algo que propició que gozase de cierta popularidad en el París de esa
época.
Alberto
Santos Dumont
Pero no sería hasta el 13 de septiembre de 1906, cuando Santos Dumont consiguió, ante
un numeroso público, el primer vuelo a motor pilotando un avión llamado 14-bis,
logrando una distancia de 221 metros. Esta aeronave utilizaba el mismo sistema
de alabeo que el avión de los hermanos Wright. Con su modelo perfeccionado, el 14-bis, al
contrario que modelo Flyer de los hermanos Wright, no precisaba emplear raíles, viento a
favor ni catapultas para despegar.
Avión modelo
14bis de Alberto Santos Dumont
Pese a producirse un poco más tarde que los primeros vuelos de Whitehead y los Wright,
como obtuvo una tremenda publicidad (ver historia de la publicidad) y repercusión en los
medios de comunicación de la época, durante mucho tiempo este vuelo fue considerado
como el primero.
Debes saber que cuando tuvo lugar el primer vuelo de Santos Dumont, de los Wright y de
Whitehead poco o nada se conocía. Por este motivo, la prensa internacional otorgó al 14-
bis el honor de ser el primer avión capaz de despegar por medios propios.
A partir de este punto se comenzó a definir mediante varios modelos y prototipos cómo iba
a ser la evolución del avión, o mejor dicho, la evolución de la aviación. Después
del primer vuelo con motor, todo iba a ir ya muy deprisa.
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Efectivamente se estaba gestando un asunto de vital importancia: la forma del avión. De
1903 a 1914 la experimentación a este respecto fue determinante. A partir de 1906 se
empezarían a vislumbrar ya las formas que el avión adoptaría los treinta años siguientes.
Fueron numerosos los intentos de vuelos arriesgados en una carrera por conseguir el
aeroplano más adecuado. Por ejemplo:
Louis Blériot sobrevoló los treinta y ocho kilómetros del Canal de la Mancha en treinta y seis
minutos y medio el 25 de julio de 1909, ganando las mil libras de premio que ofrecía el Daily
Mail, hazaña que disparó el número de pedidos de su aparato, un Blériot XI.
Aeroplano
modelo Blériot XI
Por entonces el interés por el aeroplano había decaído en Estados Unidos, y los franceses
de nacimiento o adopción fueron los pioneros. Henry Farmanintrodujo los alerones para
el control lateral del aparato, en lugar de la torsión de las alas, novedad que Farman
empleó en el Voisin, de estructura ligera y flexible, de tela, madera y alambre, que pilotó en
1908 en su vuelo de Moumelon a Reims.
Ferdinand Ferber, charles y Gabriel Voisin fueron otros de los nombres del momento. Para
entonces ya se contaba con motores de 100 CV, capaces de volar a ochenta kilómetros por
hora, y aunque la mayoría de aquellos aparatos sólo tenían cabida para el piloto, había
algún biplaza.
Como símbolo de la confianza que se tenía en la conquista del aire a principios del XX la
señora Dixon, con el aplauso de las sufragistas del momento, pedaleaba por el cielo sobre
un curioso modelo entreverado de globo, bicicleta y avión sin alas, a la par que un inventor
alemán colocó en 1900 un motor en una nave aérea y voló con éxito tres años antes que
los hermanos Wright: era el conde Ferdinand von Zeppelin.
Pero claro, no era un avión, sino un dirigible de estructura rígida, aparato inmenso que hacía
furor en Alemania y que había transportado ya en 1914 a más de cuarenta mil personas,
artilugio complejo, distinto del dirigible semirrígido como el que en 1902 creó Henri Julliot:
el Jaune, de cincuenta y siete metros de longitud, equipado con un motor de 40 CV con su
llamativo color amarillo. Culminaba una serie de intentonas y sueños iniciados en el XIX.
Por entonces los aviones de combate se elevaban a seis mil metros a pesar de tratarse
de aeroplanos de madera y tela. La guerra aguzaría el ingenio como hace la necesidad, y
en 1911 surgieron los primeros aviones de reconocimiento, uso que culminaría décadas
más tarde en los sofisticados AWACS (Airborne Warning and Control System), que
permitían asegurar al mismo tiempo las funciones de vigilancia, de control y mando exigidas
por las fuerzas tácticas y de defensa aérea mediante poderosos radares de exploración
vertical; o el sistema soviético de los Mainstay, a bordo de los cuatrimotores Illiouchine-76,
dotados de cuatro turborreactores Soloviev.
Sólo treinta y un años después, también en un día de agosto, el mayor bombardero del
mundo, el Boeing Superfortress B29, el Enola Gay, lanzó sobre Hiroshima la primera
bomba atómica.
El Enola Gay,
un avión Boeing Superfortress B29
Nada de aquello sería comparable al avión invisible de la Lockheed, el Stealth Fighter de
combate y reconocimiento oculto en hangares secretos de Nevada, de donde sale de noche
para evitar su detección.
La aviación civil fue creada en enero de 1914 en Estados Unidos, fecha en que surgió
la primera línea regular de carácter comercial entre Tampa y San Petersburgo, Florida,
servida por un hidroavión.
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Cuatro años después la aviación civil aceptaba pasajeros y transporte de correo, sobre
todo en Europa, para lo que fueron habilitados numerosos aviones de combate. Algunos
los llamaban autobuses con alas (ver historia del autobús).
La conquista del Atlántico fue posterior: el primer vuelo trasatlántico lo realizó en 1919 el
hidroavión norteamericano Curtiss haciendo escala en las islas Azores. Después, ya en
vuelo sin escalas, cruzó el océano un avión inglés.
En 1926, el hidroavión Plus Ultra, al mando del comandante Ramón Franco llegó a Buenos
Aires batiendo el récord de las marcas mundiales de velocidad y distancia.
Gestionar el transporte aéreo del correo más que el transporte aéreo de pasajeros fue
uno de los motivos del desarrollo de la aviación civil. Como consecuencia de la rivalidad
establecida los distintos países comenzaron a subvencionar rutas nacionales e
internacionales compitiendo en servicio, calidad, capacidad de los aviones y en velocidad.
Aquella competencia exigía un replanteamiento del negocio, una mejora de los aviones.
Así surgieron los Boeing y los Douglas de 1932. El DC-1 fue el primero de una serie de
aparatos de la Douglas, y que culminaría en el Dakota DC- 3. El DC-3, llamado en su
momento DCT (Douglas Sleeper Transport), fue diseñado por Fred Stineman y voló a
finales de 1935 para conmemorar el trigésimo segundo aniversario del vuelo de los
hermanos Wright.
Modelo de
avión Douglas DC-1
De aquel avión se fabricaron casi once mil unidades durante la Segunda Guerra Mundial, y
significó el nacimiento del avión en un sentido: hizo su uso económicamente posible a partir
del primer día que despegó del aeropuerto californiano de Santa Mónica pilotado por Carl
A. Cover.
Desde entonces ha volado bajo distintos nombres y banderas aterrizando sobre esquíes,
ruedas y flotadores, siendo el más popular de los aparatos conocidos hasta entonces. Su
primera versión disponía de doce literas para los vuelos nocturnos o veintiún asientos en
los vuelos diurnos.
Se pensó que las largas travesías oceánicas exigían que estos gigantes pudieran amerizar:
el mar era gratuito, y no así los aeropuertos convencionales cuyas tarifas los hacían
prohibitivos además de ofrecer un cúmulo de peligros que el mar no presentaba, por lo que
en la década de los 1930 se empleó el hidroavión.
Hidroavión
de vuelos transoceánicos
Sikorsky, Martin y Boeing en Estados Unidos; Dornier en Alemania; en el Reino Unido, Short
desarrollaron aparatos de varios motores y gran tamaño cuyo casco podía surcar el agua
como si fuera un barco.
La Pan American los llamó clippers por los antiguos veleros. Junto con los británicos
aviones Empire, supusieron a finales de la década un medio lujoso de viajar: su medio
centenar de viajeros utilizaban cabinas insonorizadas donde les era servida una comida de
auténtico sibarita, y a través de la ventanilla podían contemplar las vistas de lugares como
Hawai, Hong Kong, la bahía de Singapur, el puerto de Sidney.
Pero aquel modo elegante, aquel estilo de viajar acabó con la desaparición del hidroavión
durante la Segunda Guerra Mundial; la situación bélica exigía un aeropuerto seguro en el
interior. Para entonces, los aviones con base en tierra cruzaban ya los océanos
habitualmente.
Boeing
Stratocruiser
Aunque la mayoría de los grandes aviones de pasajeros eran americanos: los Lockhead
Constellation y los Boeing Stratocruiser, cuya capacidad oscilaba entre los cuarenta y cinco
y los cincuenta y cinco pasajeros por aparato, las naciones europeas con solera
aeronáutica, como Reino Unido o Francia, no quedaron atrás por mucho tiempo.
Estos dos países trabajaron en el diseño de un avión reactor de pasajeros. Los ingleses
acometieron el reto con su reactor De Havilland Comet en 1952, costoso desastre debido
al desgaste del material que ofrecía el modelo, problema que tras ser resuelto hizo de este
avión un aparato que dio buenos frutos a las fuerzas aéreas británicas y a sus líneas
comerciales. Francia hizo lo mismo con el Caravelle en 1958, avión que triunfó en las rutas
medias que ya contaba con computadoras en su interior para facilitar el pilotaje (ver historia
de la computadora).
Modelo
inglés “De Havilland Comet”
Se había sentado ya la base del futuro de la aviación. Aviones de pasajeros con reactores
cada vez más grandes, más rápidos, más cómodos y seguros. Con capacidad de recorrer
mucha más distancia sin repostar y consumir menos.