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¿Qué significa “las Obras de la Ley”?

Nota: Todas las Escrituras han sido traducidas de The Holy Bible In Its Original Order (La Santa Biblia en Su orden Original),
segunda edición.

¿Cuál es el verdadero significado bíblico de “las obras de la ley” en relación a la “justificación


por fe” y el guardar los mandamientos? Las enseñanzas tradicionales crean tremendos
problemas en entender el verdadero significado de Escrituras críticas como estas,
reclamando que cuando una persona ha sido justificada por fe, él o ella no tienen que
guardar los mandamientos de Dios, y que aquellos que guardan las leyes y mandamientos
de Dios están buscando la justificación por “las obras de la ley.” Ellos citan:

 Romanos 3:20 “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado
delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.
 Romanos 3:22 “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los
que creen en él. Porque no hay diferencia,”
 Romanos 3:28 “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras
de la ley”

Como prueba de que aquel que ha sido “salvo” no tiene que guardar la ley. La frase “por
las obras de la ley”, junto con las frases “aparte de la ley” y “sin las obras de la ley,” dan
la impresión de que la ley y el guardar los mandamientos no es requerido para la salvación.
Los que respaldan este pensar declaran que “la justicia de Dios por medio de la fe en
Jesucristo” significa que la justificación es por fe sin ninguna obra; por tanto, los
mandamientos de Dios no son más obligatorios a aquellos que creen en Jesús porque
“Cristo es el fin de la ley” (Romanos 10:4).

Sin embargo, nace la confusión escritural cuando se lee lo que Pablo escribió en Romanos
2:13 “Porque los oidores de la ley no son justos delante de Dios, sino los hacedores
de la ley serán justificados”. ¿Cómo es que los hacedores de la ley serán justificados,
cuando “las obras de la ley” no justifican? Pablo también escribió que la Ley no es abolida
por la fe; sino que la Ley es establecida por la fe, Romanos 3:31 “¿Luego por la fe
invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.” En vez de
eliminar la Ley, Pablo se sujetó a lo que Yeshúa enseñó concerniente a la Ley, cuando Él
dijo: Mateo 5:17-18 “No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no vine
a abolir, sino a cumplir. Porque verdaderamente les digo, hasta que el cielo y la tierra
pasen, una jota o una tilde en ninguna forma pasará de la Ley hasta que todo haya
sido cumplido”.

Los problemas al entender estas Escrituras, así como las interpretaciones erróneas
comenzaron con traducciones imprecisas. La traducción del sacerdote inglés William
Tyndale (1534), da también la fuerte impresión de que guardar los mandamientos y leyes
no era requerido, veamos un fragmento: “Porque por las obras de la ley, ninguna carne
será justificada a la vista de Dios. Porque por la ley viene el conocimiento del pecado.

Pero tú, oh Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, Simiente de Abraham, mi amigo; Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y te llamé de sus extremos, A quien dije: Tú eres mi siervo, Te escogí y no te deseché; No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes,
porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa.
Ahora en verdad es declarada la justicia que viene de Dios sin el cumplimiento de la
ley, teniendo testigo aun de la ley y de los Profetas. La justicia sin duda la cual es
buena ante Dios, viene por la fe de Jesucristo hacia todos y sobre todos los que
creen” (Traducción de William Tyndale, Samuel Bagster, The English Hexapla, 1841; vea también Tyndale’s New
Testament, 1536).

Después de una revisión de estos versos, se puede notar que Tyndale agregó tres palabras,
“el cumplimiento de,” a la frase “sin la ley,” haciendo que se lea “sin el cumplimiento de
la ley.” Tyndale se desvió demasiado del texto griego añadiendo estas palabras, y la
traducción resultante da la impresión de que nadie tiene que guardar la Ley. Sin embargo,
mientras su traducción parece apoyar la enseñanza de que la obediencia a las leyes y
mandamientos de Dios no es necesaria, otros escritos de Tyndale muestran que él creía
exactamente lo opuesto; Sin embargo, su traducción reforzó la creencia de que no se
requiere guardar la Ley. De hecho, esta mala interpretación ha dado surgimiento a la gracia
ilegal o sin ley que es proclamada en muchos lugares y que es en su naturaleza contraria
a la Palabra de Dios.

La correcta traducción del griego y la adecuada interpretación de estos versos revelarán lo


que Pablo en verdad dijo:
Las Obras de la Ley: Esta frase, “las obras de la ley,” es tal vez una de las frases más mal
entendidas en las Epístolas de Pablo. La confusión acerca del significado de esta frase se
origina de una traducción imprecisa del término griego, → las ἔργων / ergôn / obras → de
→ la νόμου / nomou / ley, el cual significa literalmente “obras de ley”. Esta no significa “las
obras de la ley.” En la Reina Valera 1960, así como en otras versiones, los traductores han
insertado dos artículos definidos dentro de esta frase que no son encontrados en el texto
griego. Un artículo definido, “las” ha sido insertado antes de la palabra “obras” y el otro
artículo definido, “la” antes de la palabra “ley,” haciendo que esto se lea incorrectamente
como “las obras de la ley.” Los traductores pensaron que era necesario agregar estos dos
artículos definidos para ayudar a clarificar el significado, porque ellos pensaban que la frase
se refería exclusivamente a las leyes y mandamientos de Dios.

Hay con anterioridad una serie de paradigmas ligados al porqué de este razonamiento de
los primeros traductores, quizás la más importante fue el antisemitismo que persiste aun
hasta nuestros días. Mientras que para el pueblo de Israel la Toráh es enseñanza o
instrucción, no sucede lo mismo para el pensamiento griego de donde se sucedió esta
connotación negativa de Toráh=Ley=sin libertad=normas y reglamentos.
En los textos en griego de las Escrituras, la palabra nomos fue utilizada para comunicar la
idea de la Toráh. La palabra “Nomos” que es el término usado para describir Toráh en
griego en su sentido estricto, significa "ley", pero no siempre instrucción de la Toráh,
también puede ser representante de reglas judías talmúdicas, o también puede describir un
código civil sea romano o griego, puede ser también indicativo de las leyes de la naturaleza
que gobiernan el universo. “Nomos” también se puede utilizar al hablar de las leyes
espirituales, más claramente definido como constantes espirituales, como la ley del pecado
y la muerte, o la ley del Espíritu de vida, por citar ejemplos.

Pero tú, oh Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, Simiente de Abraham, mi amigo; Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y te llamé de sus extremos, A quien dije: Tú eres mi siervo, Te escogí y no te deseché; No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes,
porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa.
El uso de nomos para Toráh, data de tres siglos antes de Yeshúa con los rabinos que
tradujeron la Biblia del hebreo al griego y se creó lo que ahora llamamos la Septuaginta,
estos rabinos tradujeron el término hebreo Toráh, enseñanza o instrucción, como nomos o
ley.
La Enciclopedia Judaica afirma "La Septuaginta tradujo la palabra hebrea Toráh como
nomos (“ley”), probablemente en el sentido de una red viva de tradiciones y costumbres de
un pueblo." Sin embargo, continúa diciendo: "La designación de la Toráh por nomos, y
por su sucesor lex en latín (de ahí, “Ley”), históricamente ha dado lugar al triste
malentendido de que la Toráh significa legalismo."
Regresando al caso que nos atañe, Pablo indudablemente tuvo la intención de una
aplicación más grande de la frase. Si el apóstol Pablo hubiera tenido la intención de que la
frase dijera “las obras de la ley,” él muy seguramente lo hubiera escrito de esa forma en
el griego. De hecho, hay un verso, y solo un verso, donde Pablo realmente escribió la
frase completa “la obra de la ley,” cuando escribió:

Romanos 2:14-15 “Porque cuando los gentiles, los cuales no tienen la ley, practican por
naturaleza las cosas contenidas en la ley, esos que no tienen la ley son una ley hacia sí
mismos; quienes muestran la obra de la ley escrita en sus propios corazones, sus
conciencias dando testimonio, y sus razonamientos también, mientras se acusan o
defienden el uno al otro”.

Romanos 2:15 (οἵτινες ἐνδείκνυνται endeiknyntai mostrando) (τὸ la) (ἔργον4 ergon
obra) (de τοῦ5 tou la) (νόμου6 nomou ley) γραπτὸν7 grapton G1123 JASN escrita
ἐν8 en G1722 P en αὐτῶν11 autôn G846 RP-GPM sus ‹ ταῖς9 καρδίαις10 › tais
kardiais G3588 G2588 DDPF NDPF corazones, → dando συμμαρτυρούσης12
symmartyrousês G4828 VPAP-SGF testimonio αὐτῶν13 autôn G846 RP-GPM su ‹
τῆς14 συνειδήσεως15 › tês syneidêseôs G3588 G4893 DGSF NGSF conciencia, καὶ16
kai G2532 C y ‹ μεταξὺ17 ἀλλήλων18 κατηγορούντων21 › metaxy allêlôn katêgorountôn
G3342 G240 G2723 B RC-GPM VPAP-PGM acusándoles ἢ22 ê G2228 T o καὶ23 kai
G2532 C • ἀπολογουμένων24 apologoumenôn G626 VPUP-PGM defendiéndoles τῶν19
tôn G3588 DGPM sus λογισμῶν20 logismôn G3053 NGPM razonamientos,

La frase griega en el verso 15 es to ergon tou nomou la cual, cuando es traducida dice,
“la obra de la ley” Aquí es bastante evidente que Pablo estaba en verdad hablando acerca
de las leyes de Dios. En otros siete lugares donde Pablo usó este término, él no usó el
artículo definido. En su lugar, él escribió solo la frase ergon nomou, “obras de ley.” En
todos los lugares donde aparece ergon nomou, debería ser traducido como “obras de ley”
en vez de “las obras de la ley.” Abajo se listan los siete lugares adicionales donde Pablo
usó la frase ergwn nomou ergon nomou, “obras de ley”:

 Romanos 3:20 “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado
delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.

Pero tú, oh Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, Simiente de Abraham, mi amigo; Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y te llamé de sus extremos, A quien dije: Tú eres mi siervo, Te escogí y no te deseché; No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes,
porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa.
 Romanos 3:20 “διότι1 dioti G1360 C ya ← que ἐξ2 ex G1537 P por → las
ἔργων3 ergôn G2041 NGPN obras → de → la νόμου4 nomou G3551 NGSM
ley ‹ οὐ5 πᾶσα7 › ou pasa G3756 G3956 T JNSF ningún → ser σὰρξ8 sarx
G4561 NNSF humano → será δικαιωθήσεται6 dikaiôthêsetai G1344 VFPI3S
justificado ἐνώπιον9 enôpion G1799 B delante → de αὐτοῦ10 autou G846 RP-
GSM él; γὰρ12 gar G1063 C porque διὰ11 dia G1223 P por ← medio → de
→ la νόμου13 nomou G3551 NGSM ley • es → el ἐπίγνωσις14 epignôsis
G1922 NNSF conocimiento → del ἁμαρτίας15 hamartias G266 NGSF pecado.

 Romanos 3:27 “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley?
¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe”.
 Romanos 3:28 “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras
de la ley”.
 Romanos 9:31-32 “más Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por
qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron
en la piedra de tropiezo”,
 Gálatas 2:16 “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino
por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser
justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras
de la ley nadie será justificado”.
 Gálatas 3:2 “Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las
obras de la ley, o por el oír con fe?”
 Gálatas 3:5 “Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre
vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”
 Gálatas 3:10 “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las
cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”

Es obvio que Pablo era un erudito y conocía muy bien el griego y esto es notorio ya que
Pablo fue el único de los apóstoles que habló en el areópago en Atenas cuna de la
sabiduría, y uno de los requisitos para hacerlo era tener un dominio total del griego. Por
tanto, es imposible que a Pablo se le hubiera olvidado en nueve ocasiones hacer uso de
los artículos que en idioma griego son tan críticos e importantes, tan es así que hasta los
nombres propios llevan artículo. Solo un ignorante y poco preparado en griego cometería
un error de esos.
Por tanto, al carecer de artículos la expresión “érgon nómu” se constituye en una expresión
adjetival que solo puede entenderse como el título o nombre de algo, no hay forma de
entenderse de otra manera, la otra sería aceptando que Pablo cometió nueve veces el
mismo error.

Podemos sin duda observar que cada uno de los textos citados el apóstol Pablo atacaba a
los movimientos religiosos que se basaban en lo que él llamaba “Obras de Ley o Ley de
Justificación” que no eran más que códigos y normas inventadas por estos grupos, por
medio de las cuales creían que cumplirían mejor la Toráh o Ley de Dios y así iban a alcanzar

Pero tú, oh Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, Simiente de Abraham, mi amigo; Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y te llamé de sus extremos, A quien dije: Tú eres mi siervo, Te escogí y no te deseché; No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes,
porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa.
su propia justicia. Todas esas leyes eran contrarias a aquello en lo que creía Pablo que era
en la “Ley de Fe o Ley de Dios” conocida en idioma hebreo como “Toráh”.

Es decir, que el apóstol Pablo está haciendo referencia a un grupo de personas que son o
pertenecen a algo o hacen parte de algo cuya base u origen está en “Obras de Ley” o “Ley
de Justificación”. Desde ahí vemos que el apóstol estaba enfrentando a un grupo religioso
que había permeado al pueblo israelita, pero ¿quién era este grupo a quien Pablo llamaba
los de “Obras de Ley”?

En el mayor descubrimiento arqueológico de la historia conocido como “Los Rollos del Mar
Muerto” llevado a cabo en Qumrán está la respuesta.

En este descubrimiento se hallaron una serie de manuscritos muy antiguos entre ellos uno
que tiene que ver con reglas y normas específicas el cual se conoce como “4QMMT”, la
abreviatura de “Miksât Maasêh Torâh” que se ha traducido como “algunos de
los preceptos de la Torâh”, pero que se puede traducir mejor como “Generalidades de Obras
de Ley”. Es también conocido como “la Carta Halájica – Normas”. Es un texto muy
fragmentado, consistente en seis copias numeradas como 4Q394 al 4Q399. El texto trata
varios temas relativos a las diversas expresiones del judaísmo del siglo primero. En algunos
temas legales específicos o de normatividad rabínica, este texto propone puntos de vista
que son atribuidos a los saduceos en la Mishná que es el cuerpo exegético de leyes judías
rabínicas compiladas durante siglos desde los tiempos de la Toráh, pero que evidentemente
se trata de un grupo disidente que llegó a conocerse como los esenios, que se oponían
férreamente a la clase religiosa y sacerdotal de aquel tiempo y rechazaba todas sus
prácticas y normativas.

Este documento realmente hablaba de un concepto de la Ley sustentada por la secta de


Qumrán, y que se volvió común en el judaísmo no rabínico del primer siglo del cual muchos
estaban cansados, por eso nunca fue parte de la tradición y del Talmud, pues eran vistos
como opositores que no estaban de acuerdo con el pensamiento general judaico. Por eso
se perdió en el tiempo. Tuvimos que esperar a que “Los Rollos del Mar Muerto” fuesen
recuperados y develar así cuestiones con las que tuvieron que luchar los creyentes de la
Iglesia primitiva. En “4QMMT” encontramos un fuerte énfasis en la observancia de
normativas en cuanto a cómo creían ellos que la Toráh (Ley) debía ser cumplida, entendida
por sus autores como la observancia de preceptos bien específicos como “un camino para
obtener el perdón de Dios”.

Estos escritos conocidos como “Obras de Ley” habían permeado la comunidad tanto en
Roma como en Galacia, ya que al parecer muchos de los nuevos creyentes en Yeshúa
venían del grupo de los esenios o simpatizaban con ellos a pesar de ser saduceos o fariseos
que intentaban seguir viviendo de acuerdo a sus tradiciones en cuanto a Obras de Ley”.
Por tanto, podemos concluir que Pablo emprendió una intensa campaña en contra de estos
escritos y del grupo religioso judío que había desarrollado esta serie de normas alrededor
de la Toráh y que ellos aseguraban que quien las hiciera sería justificado por el Eterno Dios.
Pero lamentablemente a lo largo de la historia del cristianismo han confundido la Ley dada

Pero tú, oh Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, Simiente de Abraham, mi amigo; Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y te llamé de sus extremos, A quien dije: Tú eres mi siervo, Te escogí y no te deseché; No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes,
porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa.
por el Eterno Dios, con el escrito “Obras de Ley” de aquellos grupos sectarios o religiosos
de la época.

El verdadero significado de “Obras de Ley”: Es evidente en estos versos que Pablo está
incluyendo las leyes tradicionales del judaísmo en la frase “obras de ley.” En Gálatas 2,
Pedro y los otros no estaban siguiendo una ley de Dios sino estaban observando una ley
tradicional del judaísmo para comer separadamente de los gentiles. Pedro sabía mejor
porque quince años antes, cuando Dios envió a Pedro a casa de Cornelio, Pedro le dijo a
Cornelio, “… ‘Ustedes saben que es ilegal para un hombre que es judío asociarse con o
acercarse a cualquiera de otra raza. Pero Dios me ha mostrado que ningún hombre debe
ser llamado común o impuro.” (Hechos 10:28). Pedro estaba hablando acerca de una ley
del judaísmo—una tradición hecha por el hombre. Por tanto, el uso por Pablo de la frase
“obras de ley” incluye todas las leyes tradicionales del judaísmo humanamente concebidas
como religiosas (Marcos 7:1-13). Esto también puede referirse a los rituales religiosos
gentiles y a los sacrificios que ellos ofrecían a sus dioses (Hechos 14:8-18).

Además, la frase “obras de ley” puede incluir también rituales y sacrificios bajo sacerdocio
Levítico (Aarón), los cuales dejaban al judío converso a la fe de Yeshúa en la imposibilidad
de regresar atrás a ofrecer sacrificios por el pecado en el templo pues mediante el sacrificio
de Yeshúa había quedado limpio. La carta a los hebreos da muestra de ello cuando dice
que era imposible para aquellos rituales y sacrificios, expiar el pecado ante Dios el Padre
en el cielo:
Hebreos 10:1-4 “Porque la ley, teniendo solo una sombra de las buenas cosas que vienen,
y no la imagen de aquellas cosas, con los mismos sacrificios los cuales ofrecen
continuamente año tras año, nunca es capaz de hacer perfectos a aquellos que vienen a
adorar. De otro modo, ¿no habrían cesado de ser ofrecidos? Porque una vez que hubieran
sido purificados aquellos que adoran, no serían más conscientes de pecado. Por el
contrario, al ofrecer estos sacrificios año tras año, hay un recuerdo de pecados porque es
imposible por la sangre de toros y machos cabríos quitar pecados.”

En conclusión, La Ley continua vigente y las “Obras de la ley” no es un nuevo medio para
dejar en caos (sin ley / anomia) la vida espiritual del creyente.

Isaías profetizó que Yeshúa el mesías magnificaría la ley: “El SEÑOR está bien complacido
por amor a Su justicia; Él magnificará la Ley y la hará gloriosa” (Isaías 42:21). La palabra
hebrea traducida como “magnificar” es gahdal y significa: “avanzar, exceder, llegar a ser,
hacer, dar, poner más grande, incrementar, magnificar” (Wigram, Englishman’s Hebrew-Chaldee
Concordance of the Old Testament, 1980).

En todas Sus enseñanzas, Yeshúa el mesías magnificó la Ley y la hizo espiritualmente


obligatoria. En Su “Sermón del Monte” cito repetidamente, “Ustedes han escuchado que fue
dicho a aquellos en tiempos antiguos… Pero Yo les digo...” (Mateo 5-7). Él declaró y enseñó
que las leyes y mandamientos de Dios deben ser guardadas en “el espíritu de la ley.” Para
obedecer el espíritu de la ley, la gente necesita el Espíritu Santo de Dios, y las leyes y
mandamientos de Dios necesitan ser escritos en sus corazones y mentes (hebreos 10:16-
17).

Pero tú, oh Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, Simiente de Abraham, mi amigo; Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y te llamé de sus extremos, A quien dije: Tú eres mi siervo, Te escogí y no te deseché; No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes,
porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa.
Concerniente a guardar la Ley en el espíritu, Pablo escribió, “…que pudiéramos servir en
novedad de espíritu, y no en antigüedad de la letra… la ley es en verdad santa, y el
mandamiento santo y justo y bueno… Porque sabemos que la ley es espiritual…” (Romanos
7:6, 12, 14). En estos versos, Pablo se está refiriendo a la intención espiritual para guardar
los mandatos de Dios, conocida como “el espíritu de la ley.” Verdaderos cristianos
obedecerán las leyes y mandamientos de Dios en novedad de espíritu. No solamente su
obediencia vendrá de sus corazones, sino será manifestada externamente en sus acciones.

Toda la Ley y los Profetas están basada en el amor de Dios a sus hijos y debe ser guardada
en el espíritu de la Ley. Eso es lo que Jesucristo dijo cuándo respondió la pregunta del
escriba: “Y uno de los escribas que habían venido a Él, tras oírlos razonar juntos y percibir
que Él les respondió bien, Le preguntó, ‘¿Cuál es el primer mandamiento de todos?’
Entonces Jesús le respondió, ‘El primero de todos los mandamientos es, “Oye, Oh Israel.
Nuestro único Dios es el Señor, el Señor. Y amarán al Señor su Dios con todo su corazón,
y con toda su alma, y con toda su mente, y con toda su fuerza.” Este es el primer
mandamiento. Y el segundo es como este: ‘Amarán a su prójimo como a ustedes mismos.’
No hay otro mandamiento más grande que estos.” Entonces el escriba Le dijo, “Correcto,
Maestro. Has hablado de acuerdo a la verdad de que Dios es uno, y no hay otro además
de Él; y amarlo con todo el corazón, y con todo el entendimiento, y con toda el alma, y con
toda la fuerza, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todas las ofrendas
quemadas y sacrificios.” Y Jesús, viendo que él respondió con entendimiento, Le dijo, “No
estás lejos del reino de Dios.” Y nadie se atrevió a preguntarle nada más.” (Marcos 12:28-
34). Mateo también registró la declaración de Jesús con respecto a los mandamientos de
amar a Dios y a su prójimo como a usted mismo, “De estos dos mandamientos pende toda
la Ley y los Profetas” (Mateo 22:40).

Yeshúa enseñó enfáticamente a guardar los mandamientos basado en el amor de un hijo


que corresponde al amor de su Padre: “Si me aman, guarden los mandamientos, a saber,
mis mandamientos… Quien tiene mis mandamientos, y los está guardando, ese es quien
me ama; y quien me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré, y me manifestaré yo
mismo a él.” … “Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre le amará, y Nosotros
vendremos a él, y haremos nuestra morada con él. Quien no me ama, no guarda Mis
palabras; y la palabra que ustedes escuchan no es mía, sino del Padre, quien me envió…
Como el Padre me ha amado, Yo también los he amado; vivan en mi amor. Si guardan Mis
mandamientos, vivirán en mi amor; así como Yo he guardado los mandamientos de mi
Padre, y vivo en su amor.” (Juan 14:15, 21, 23-24; 15:9-10).

El apóstol Juan escribió que los mandamientos de Dios no son pesados: “Y por este
estándar sabemos que lo conocemos: si guardamos Sus mandamientos. Aquel que dice,
“Lo conozco,” y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
De otro lado, si cualquiera está guardando Su Palabra, verdaderamente en aquel el amor
de Dios está siendo perfeccionado. Por este medio sabemos que estamos en Él… Por este
estándar sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos
Sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios: que guardemos Sus mandamientos;
y Sus mandamientos no son pesados.” (I Juan 2:3-5; 5:2-3).

Pero tú, oh Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, Simiente de Abraham, mi amigo; Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y te llamé de sus extremos, A quien dije: Tú eres mi siervo, Te escogí y no te deseché; No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes,
porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa.

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