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El Asiento Reservado

Presentación.-

Fuera de la ley es el título de esta columna de opinión, cuya escritura y errores, me


los atribuyo. La excusa es el derecho, el marco general, son las ciencias sociales.
Mirar el fenómeno jurídico con la óptica interdisciplinaria, me parece, necesario.
La producción de ideas, entendiendo los fenómenos sociales, resulta inevitable para
formar una conciencia social desde la Academia y el debate. Alejados de prejuicios
y opiniones morales transversales, en pos de forjar opiniones, aunque principiantes,
propias.

Es cierto, Perú es una sociedad joven, que apenas conoce conceptos como
“democracia”. Existe varios retos para los juristas jóvenes, entre ellos, proponer el
diseño del Estado mediante la fijación y observación de sucesos propios de la
realidad latinoamericana.

En las ciudades grandes, el asiento reservado es una forma de comportarse y


entenderse dentro del transporte público. Levantarse del asiento cuando las
embarazadas, los ancianos, señores(as) con niños suben a la combi es muy frecuente
en las combis, si lo haces de buena o mala gana es otro asunto, pero sin duda, no lo
haces porque el ius imperium y la ley te conmina y obliga a hacerlo.

Claro, la conducta empezó promovida por una ley. Ahora, parece lo más normal.
Esta ley no parece ley, sino una conducta cuasi propia de las grandes ciudades, ha
estado ahí, poco antes de la era del smartphone. Este uso y costumbre de una
sociedad tercermundista chispea como parte de la solidaridad peruana y en nuestra
opinió, el “éxito” relativo de esta conducta no ha sido, obra exclusiva de la ley.

El pasajero que va pasar dos horas, sentado, parado, apoyado, aferrado al tubo,
apachurrado o entornillado con audífonos, en todos los casos se acepta que haya
asientos donde uno no pueda reposar sus nalgas frías. Mientras disfruta de la
cumbia sabrosa del momento en la Cotaspa o cumbia sureña en la línea Naranja;
internaliza con “sentido común”, que las embarazadas, ancianos, niños, niñas o
alguien con discapacidad tenga el asiento, así como la preferencia en las colas.
Ejemplificaré más, ¿si hay una señora o señor muy cansado, que va cargado de un
montón de bolsas de mercado, también le cederás tu asiento? Probablemente.

Las leyes que defienden a las personas con discapacidad y atienden a un público
preferencial me sorprenden como un canguro dando brincos en una pista de
aterrizaje. La ley no cambia la mente de nadie, pero, “debe obedecerse”, diría el
legalismo más duro. Su objetivo es promover o evitar conductas bajo la amenaza de
la sanción. Cambiar conductas, es a lo mucho, un lejano ideal, para el positivismo
moderno. Cambiar la actitud, la forma de pensar de una persona es un reto no
planteado por el Derecho. ¿De qué leyes hablo?1 Sus números son: Ley N°27408, que
fue modificada por la Ley N°28863.

Años después de la publicación de la ley, los efectos son generosos y significativos.


No puedes sentarte adelante. La ley se cumple. ¿Por qué? ¿Acaso la ley fue bien
redactada o apeló a un sistema de valores de solidaridad? A menudo, nos gusta
hablar sobre lo miserable o muy mierda que somos, o sobre la buena
fachada/impresión que causamos.

La historia social contará que el asiento reservado ha sido bien recibido por el
pueblo. Su eficacia se explica por una necesidad real. En las metrópolis grandes, la
migración creo la necesidad de buscar empleo lejos de casa. Ha juntado personas de
distintas edades. Creando un ambiente “hostil” hacia ciertas personas. Largas colas,
viajar parado, caminar apurado esquivando combis sin frenos, pasando la luz roja,
etcétera. Hay grupos de personas que son vulnerables durante muchos actos y
hechos sociales en estas metrópolis, por lo que necesitan la atención preferente. Este
cambio conductual de la población metropolitana ha sido genuino y progresivo.

Por otra parte, esta ley no está cubierta con la investidura del poder coercitivo de
mandarte al calabozo (a pesar de que su incumplimiento bordea el 30% de la UIT),
creo que la población no ha leído ese artículo, ni las letras chiquitas de las combis.
El Ius imperium del Estado no está a flor de piel. Los juristas o formadores de
legislación tienen que prestarle atención para desarrollar sus por qués de su eficacia.

1
Ley N°27408, que fue modificada por la Ley N°28863, Ley N°29973 y su
reglamento.

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