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Terapeutas y Esenios

Introducción:
El estilo de vida de los terapeutas y los esenios es bastante especial, en el siguiente
artículo se presenta primeramente de manera esquemática e independiente la forma de
vida y pensamiento de los Terapeutas y Esenios respectivamente, para luego discutir las
similitudes entre ellos y la relación entre ellos.

Terapeutas:
Son una comunidad de personas que tienen como principal característica la vida
contemplativa, que quiere decir, esto una vida alejada de las aglomeraciones de personas
y enfocada a la observancia de la divinidad. Esta comunidad existió hace
aproximadamente 2000 años, se desconoce su origen y su fin; las únicas noticias que
tenemos acerca de ella, es las entregadas por Filón de Alejandría en su obra sobre la vida
contemplativa.

¿Dónde están?
Estas comunidades (si son varias) se encontraban a las afueras de las ciudades más allá de
las murallas que las delimitaban, y no solo se hallaban en Egipto (El lugar de donde es el
Filón de Alejandría), si no que también se encontraban por toda Grecia con seguridad y
probablemente en todo el mediterráneo. Sin embargo, los principales miembros o más
destacados, se encontraban reunidos o establecidos en la zona norte del lago Mareotis
sobre una colina de escasa altura, en Egipto; que vendría siendo una sede principal de esta
comunidad.

¿Quiénes son sus miembros?


Los miembros de esta comunidad al parecer son Hombre que decidieron, vivir en
comunidad compartiendo todo y desprendiéndose de lo material, deseos carnales y de lo
familiar para dedicarse a la contemplación, devoción y estudio de la naturaleza, del ser y
Dios.
Según lo que nos dice Filón, esta gente decide irse a esta vida por un arrebato de amor
celestial, algo así como una iluminación, que les permite darse cuenta de que, para lograr
la verdadera realización, superación de la muerte y felicidad, que se alcanza con la
muerte, que no es destruir su vida ( seria contrario a sus preceptos Mosaicos), sino
desprenderse de todo y toda atadura, entregarse por entero a Dios, el ser y la naturaleza.
No queda claro si también participan mujeres, hay alguna señal en cuanto a que hay
mujeres que participan en sus festividades, pero cumplen ciertos requisitos como es ser
virgen y de edad avanzada, esto plantea la duda de que posiblemente existían mujeres
Terapeutas, por ahora no hay más datos.

Pensamiento:
La base del pensamiento de los Terapeutas son las prescripciones del profeta Moisés, por
medio de las cuales, y usando la contemplación logran vivir y servir al Ser, es decir al bien
superior, Dios. Por lo cual entregan toda su vida al aprendizaje, cuidado, al Ser supremo,
expresado en el amor hacia la naturaleza y la verdad universal. Practicando la modestia, la
austeridad para lograr así la ascensión y lograr la felicidad. Y esta felicidad se alcanza
superando la muerte en vida, es decir, viviendo libre sin ataduras materiales y en una
devoción total al supremo bien.

¿Cómo viven?
Las residencias de los congregados en estas comunidades son por lo demás sencillas, y
procura las dos protecciones más necesarias, tal como lo dice Filón, contra el ardor de los
rayos solares y contra el frío del aire. Estas no se encuentran próximas entre sí, es decir,
apegadas, pero si a una cercanía adecuada para mantener el contacto entre ellos ya que
ellos son una comunidad y como tal aman ese contacto; y para ayudarse en caso de
necesidad, como por ejemplo en caso de robos.
En cada residencia particular, existe una habitación consagrada llamada santuario o
aislatorio, en la que se aíslan para cumplir los ritos secretos de su vida religiosa, llevando
consigo no bebida ni alimento ni ninguna de las demás cosas imprescindibles para las
necesidades del cuerpo, sino leyes, oráculos comunicados por Dios a través de los
profetas, himnos y los demás elementos que emplean para incrementar y perfeccionar su
ciencia y piedad.

Vida cotidiana y actividades:


Lo que realizan en su vida diaria, básicamente es seguir fielmente los preceptos de Moisés
en su Decálogo.
En su día habitual, dos veces por día acostumbran a entregarse a la plegaria, hacia la
aurora y hacia el atardecer. Al salir el sol suplican por un día brillante, brillante de verdad,
es decir, en el que la luz celestial llene sus inteligencias; y al ocultarse ruegan porque sus
almas, completamente liberadas de la turba de los sentidos y las cosas sensibles, y
replegada en la sala de deliberaciones y decisiones que son ellas mismas, puedan seguir
las huellas de la verdad (dando a entender que la verdad no está en los sentidos si no el
Ser mismo).
Durante el tiempo que media entre el amanecer y el atardecer se entregan enteramente a
ejercicios consistentes en leer las santas escrituras (los escritos que leen son escritos
antiguos, de los fundadores de la secta, que ellos usan como modelos para imitar las
maneras correctas para comportarse), e interpretar y crear nuevas alegorías, himnos y
cantos.
Además de la realización de entrega de amor a su prójimo que es el arte de curar (que es
lo que le da el nombre), según Filón este arte de sanación que practican, es superior al
corriente que solo cura el cuerpo, ya que este aparte de hacer eso, se enfocan en las
personas que sufren padecimientos de muy difícil solución, que les llega a ellos por los
placeres, dolores, temores, las ambiciones, insensateces, las injusticias y la inmensa
multitud de las otras pasiones y vicios existentes.
Con respecto a la alimentación, ninguno de ellos llevaría a su boca alimento o bebida
alguna antes de la puesta del sol, ya que entienden que corresponde dedicar la luz del día
a la especulación filosófica, dejando la obscuridad para las necesidades del cuerpo; por lo
cual destinan a la primera el día y a las segundas una corta porción de la noche (comen al
amanecer y al atardecer). No comen alimentos costosos sino principalmente pan
ordinario, y como condimento emplean la sal, que los de gustos delicados sazonan con
hisopo; entre otras cosas, pero nada de origen animal y menos si requiere matanza o
derramamiento de sangre; para la sed solo recurren agua de fuente. Importante destacar
que solo comen lo suficiente para evitar el hambre, y beben lo necesario para no tener
sed, pero evitan la saciedad como un enemigo insidioso del alma y del cuerpo, es decir,
comen alimentos sencillos y solo lo necesario para vivir.
El vestido es igualmente muy simple, para proteger del frío y del calor intenso, y consiste
en invierno en una manta espesa en lugar de una piel de animal cubierta de pelos; y en
verano una hexómide de lino (túnica).
Durante seis días todos ellos, aislados en sus residencias particulares, cultivan
separadamente y por sí mismos la filosofía sin traspasar el umbral ni contemplar nada
lejano; pero en los días séptimos se congregan en una como reunión común y se sientan
en orden según la edad con la conveniente compostura, teniendo las manos ocultas, la
derecha entre el pecho y el mentón, y la izquierda extendida hacia abajo sobre un
costado.
El día séptimo de la semana, que se considera sagrado y festivo, los miembros de una
comunidad se reúnen en un centro único de la comunidad que comprende dos recintos
separados, uno destinado a los hombres, el otro a las mujeres. Porque las mujeres
escuchan regularmente a la par de los hombres con el mismo celo y según las mismas
normas, pero estas mujeres tienen ciertas características, ser castas, y en general de edad
avanzada (Otro indicio que aceptaban mujeres, pero como una rama independiente a los
hombres). Un muro situado entre los recintos se eleva tres o cuatro codos del suelo y está
construido amanera de barrera, en tanto que el espacio superior que lo separa del techo
es abierto; el propósito es doble: por una parte, busca respetar el pudor que conviene a la
naturaleza de la mujer, y por otra permitir que sentadas en un lugar de fácil audición
capten cómodamente las explicaciones, sin que nada obstruya la voz del que explica.
Pues bien, una vez que se han congregado este séptimo día, vestidos de blanco, radiantes
y a la vez con la seriedad más elevada, se ubican en los reclinatorios de la mesa y se
distribuyen de modo que quedan separados los de los hombres a la derecha y los de las
mujeres a la izquierda.
No son servidos por esclavos, pues entienden que la posesión de sirvientes es totalmente
contraria a la naturaleza, la que ha hecho que todos los hombres nazcan libres sin
excepción; aunque las injusticias y ambiciones de algunos que persiguen esa fuente de
males que es la desigualdad hayan impuesto su yugo y entregado a los más poderosos el
poder sobre los más débiles, es decir, para ellos todos los hombres son libres desde la
cuna.
Ni siquiera en estas celebraciones se lleva vino, sino siempre agua clarísima, fría para la
mayoría, caliente para los ancianos en estado delicado, ya que para ser libre hay que estar
siempre sobrio. Además, la mesa permanece pura de seres con sangre y el alimento que
hay sobre ella se reduce a panes condimentados con sal, a los que a veces se sazonan con
hisopo como un condimento más a título de concesión a los paladares más refinados.
Entonces el que preside la comunidad, uno de los más experimentados en este estilo de
vida, indaga sobre algún punto de las santas escrituras o esclarece alguna dificultad
propuesta por otro; en su enseñanza se toma todo el tiempo necesario, explayándose
largamente, prolongándola con las reiteraciones, buscando así grabar en las almas los
pensamientos.
Cuando el que preside la reunión ha alcanzado con acierto los objetivos trazados en la
charla, sobreviene un aplauso general, que hace patente el regocijo ante la perspectiva de
lo que seguirá.
Entonces el presidente se pone de pie y canta un himno compuesto como una invocación
a Dios, ya sea compuesto por el u otro miembro de la comunidad presente o pasado.
Después de él cantan también los demás en el turno correspondiente, según el orden
establecido, mientras todos escuchan con gran silencio, excepto cuando corresponde
cantar los terminales y estribillos, ya que entonces todos, hombres y mujeres, elevan sus
voces.
Después de la comida tienen la santa vigilia; vigilia que se cumple de la siguiente manera;
ponerse todos de pie juntos y se forman primero dos coros en el centro de la sala del
convite, uno de hombres y otro de mujeres. Se escoge por jefe y director de uno y de otro
coro al de más prestigio y de mayores dotes para la música y luego cantan himnos a Dios.
Entonces, una vez que cada uno de los dos coros ha realizado separadamente su propia
parte en el festín, bebiendo, como en las fiestas báquicas, el vino puro del amor divino, de
ese modo, embriagados con esta noble embriaguez, continúan hasta el amanecer sin que
la cabeza les pese ni los ojos se les cierren sino bien despiertos, más aún que cuando se
congregaron para el banquete, Y entonces con todo el cuerpo dando frente al oriente,
cuando ven que asoma el sol, elevando las manos hacia el cielo suplican tener una feliz
jornada y alcanzar la verdad y la clarividencia en su razonamiento. Y después de las
plegarias todos se retiran hacia los santuarios privados, para practicar y cultivar de nuevo
la filosofía que les es familiar.
“Los terapeutas, es decir, aquellos que han abrazado con amor la contemplación de la
naturaleza y de cuanto ella contiene; que viven solo para el alma, como ciudadanos del
cielo y del mundo, unidos legítimamente al Padre y Hacedor del universo por obra de la
virtud, la que les ha procurado la más apropiada de las prerrogativas, la amistad de Dios,
don superior a toda prosperidad y que alcanza la cumbre misma de la felicidad” Filón de
Alejandría.

Esenios
Movimiento, establecido probablemente desde mediados del siglo II a.C. tras la Revuelta
Macabea, y cuya existencia se registra hasta el siglo I y está documentada por distintas
fuentes históricas.

¿Dónde están?
Según las fuentes esta comunidad vivía en la nación de los judíos, estaban en muchas
ciudades de Judea y en muchas aldeas, no solo en la capital (donde se encontró la puerta
de los esenios). Estos se ubicaban apartados de las ciudades y en aldeas, debido a que
consideraban que existían muchas iniquidades, que constituyen la norma de vida de los
residentes en ellas, pues no se les escapa que, al igual que una enfermedad producida por
una atmósfera pestilente, de la compañía de éstos resulta una contaminación
irremediable para las almas (como los terapeutas).
¿Quiénes son sus miembros?
Los que desean ingresar a la vida esenia no entran a ella por nacimiento sino por elección,
motivados por su celo por la virtud y su anhelo de hermandad entre los hombres, es decir
se halla abierta para todos los que comparten sus ideales.
Por ende, ningún esenio es un infante, ni un barbiponiente ni un adolescente, porque los
caracteres poco firmes de éstos son rebeldes a causa de la inmadurez propia de la edad;
se trata, por el contrario, de hombres maduros, es decir, ni sumergidos aún por la
corriente del cuerpo ni arrastrados por las pasiones, sino entregados al goce de la
verdadera y realmente única libertad.
Para ingresar a los esenios deben pasar una prueba antes que es de pasar un año entero
de comer y beber, con el mismo orden que si con ellos estuviesen juntamente, dándoles
también una túnica, una vestidura blanca y una azadilla; después que con el tiempo han
dado señal de su virtud y continencia, recíbanlos con ellos y participan de sus aguas y
lavatorios, por causa de recibir con ellos la castidad que deben guardar, pero no los juntan
a comer con ellos; porque después que han mostrado su continencia, experimentan sus
costumbres por espacio de dos años más, y pareciendo digno, es recibido entonces en la
comunidad.

Pensamiento
Los esenios consideran que todo debe dejarse en las manos de Dios. Enseñan que las
almas son inmortales y estiman que se debe luchar para obtener los frutos de la justicia y
buscar la libertad.
Para ello realizan y concentran su reflexión filosófica en lo que versa sobre la existencia de
Dios y la creación del universo, ya que la verdad y la justicia está en Dios el ser supremo.
Con respecto a la parte ética la cultivan con todo empeño empleando como maestras las
leyes de sus mayores, leyes que no hubiera sido posible que concibiera el alma humana
sin la Divina inspiración (alusión a Moisés y su decálogo). Es decir, su ética se basa en el
desarrollo de normas de la vida doméstica y del ciudadano basadas en el amor a Dios, el
amor a la virtud y el amor a los hombres.
Con respecto a la idea de libertad es el total desprendimiento de lo material, ya que nadie
entre ellos, en efecto, se permite absolutamente poseer bienes propios: ni casa ni esclavo
ni tierra ni rebaño ni cosa alguna de cuantas produce y proporciona la riqueza, sino
colocan todas las cosas conjuntamente para uso colectivo y gozan en común de los
beneficios de todos ellos.
¿Cómo viven?
Viven juntos organizados en tíasos o cofradías religiosas, asociaciones de camaradas,
compartiendo una mesa común y permanentemente ocupados en contribuir al común
provecho.

Hay dos comunidades o tipos de esenios unos que aceptan el matrimonio y otro no.
Unos, rechazan el matrimonio, porque con suma claridad ven en él el único o principal
obstáculo para mantener los vínculos de la vida de comunidad, y a la vez porque practican
con particular celo la continencia, según. Que según los autores tienen una vida similar a
la de los pitagóricos.
En tanto el otro que acepta el matrimonio mantienen, tienen el comer, costumbres y leyes
semejantes entre ambas comunidades y que explicaran más adelante, pero difieren en la
posición ante el matrimonio; pero todavía mantienen ellos sus costumbres moderadas, ya
que gastan tres años en probar a sus mujeres, y si en sus purgaciones les parecen idóneas
y aptas para parir, se casan con ellas. Ninguno de ellos llega a su mujer si está preñada,
para demostrar que las bodas de marido y mujer no son por deleite, sino por el
acrecentamiento y multiplicación de los hombres; las mujeres, cuando se lavan, tienen sus
túnicas o camisas de la manera de los hombres y éstas son las costumbres de este
ayuntamiento.
No es posible hallar a nadie que sea fabricante de dardos o jabalinas, o dagas, o un yelmo,
o una coraza, o un escudo, ni en suma quien se ocupe de armas o de máquinas de guerra
o de cualquier trabajo vinculado con la guerra. Pero tampoco se dedican a cosa alguna de
las que, aunque conciernen a la paz fácilmente se deslizan hacia el vicio, pues ni en sueños
conocen lo que es el comercio al por mayor o al por menor ni el fletar naves, y apartan de
sí como execrable cuanto impulsa a la codicia.
Entre ellos no se encuentra esclavo alguno, siendo lodos libres y prestándose recíprocos
servicios unos a otros; y censuran a los propietarios de esclavos teniéndolos no solo por
injustos que menoscaban las leyes de la igualdad, sino también por impíos que anulan las
normas de la naturaleza, ya que todos nacemos libres y somos libres desde el vientre
materno, porque todos provenimos de uno, es decir proponen la igualdad universal.
Nadie entre ellos, en efecto, se permite absolutamente poseer bienes propios, ni cosa
alguna de cuantas produce y proporciona la riqueza, sino colocan todas las cosas
conjuntamente para uso colectivo y gozan en común de los beneficios de todos ellos,
básicamente todo es de todos. Saben moderar muy bien y templar su ira, desechar toda
indignación, guardar su fe, obedecer a la paz, guardar y cumplir cuanto dicen, como si por
juramento estuviesen obligados; son muy recatados en el jurar, porque piensan que es
cosa de perjuros, porque tienen por mentiroso aquel a quien no se puede dar crédito sin
que llame a Dios por testigo.
Además, hacen gran estudio de las escrituras de los antiguos, sacando de ellas
principalmente aquello que conviene para sus almas y cuerpos y, por tanto, suelen
alcanzar la virtud de muchas.
Solamente les está prohibido dar algo a sus parientes y deudos, sin pedir licencia a sus
curadores.

Vida cotidiana y actividades:


No hablan antes de que el sol salga, algo que sea profano; antes le suelen celebrar ciertos
sacrificios y oraciones, como rogándole que salga; después los procuradores dejan ir a
cada uno a atender sus cosas, y después que ha atendido cada uno en su arte como debe,
se juntan todos, y cubiertos con unas toallas blancas de lino, se lavan con agua fría sus
cuerpos; hecho esto, se reúnen todos en ciertos lugares a donde no puede entrar hombre
de otra comunidad
Limpiados, y purificados de esta manera, entran en su cenáculo, no de otra manera que si
entrasen en un santo templo, y asentados con orden y con silencio, se les pone a cada uno
el pan delante, y el cocinero una escudilla con su taje, y luego el sacerdote bendice la
comida; después de haber comido hacen sus gracias, porque en el principio y en el fin de
la comida dan gracias y alabanzas a Dios, como que dé El todo procede, y es el que les da
mantenimiento; después dejando aquellas vestiduras casi como sagradas, vuelven a sus
actividades hasta la noche, recogiéndose entonces en sus casas, cenan, y junto con ellos
los huéspedes también, si algunos hallaren.
No suele haber entre ellos ni clamor, ni gritos, ni ruido alguno; porque aun en el hablar
guardan orden, dando los unos lugar a los otros, y el silencio que guardan, les parece a los
que están fuera, una cosa muy secreta y muy venerable; la causa de esto es la gran
templanza que guardan en el comer y beber, porque ninguno consume más que lo
necesario para vivir. Su vida es en total comunidad, pero tienen dos cosas en las cuales
tienen total libertad de acción y estas son: ayudar al que tiene de ellos necesidad, y tener
compasión de los afligidos porque les es permitido socorrer a los que fueren de ello
dignos, según su voluntad, y dar a los pobres mantenimiento.
Estudian todos los días, pero particularmente en los días séptimos, pues el día séptimo
está considerado día sacro, y durante él se abstienen de los demás trabajos y acuden a los
sagrados lugares, llamados sinagogas, donde toman asiento en filas por orden de edad, los
jóvenes más abajo que los mayores, manteniéndose atentos y guardando el decoro
conveniente; luego uno cualquiera de ellos toma los libros y lee, y otro, de los que poseen
gran experiencia, se adelanta y explica los pasajes que no resultan claros. En la mayor
parte de los casos, en efecto, sus reflexiones filosóficas recurren a alegorías con un ardor
propio de las antiguas costumbres.
Además, son instruidos en la piedad, en la santidad, en la justicia, en las normas de la vida
doméstica y las de la vida de ciudadano, en el conocimiento de los verdaderos bienes, de
los males y de las cosas indiferentes, en cómo escoger las cosas que corresponde escoger
y como evitar las contrarias, ajustándose para distinguirlas a estas tres normas: el amor a
Dios, el amor a la virtud y el amor a los hombres (ética antes mencionada).
Con respecto a sus ocupaciones estas son diversas, y a ellas se entregan con tenacidad y
diligencia sin usar como pretextos ni el frío ni el calor ni todos los cambios del aire.
Algunos trabajan la tierra aplicando sus conocimientos a la siembra y al cuidado de las
plantas; otros son cuidadores de rebaños; y algunos cuidan de colmenas de abejas. Otros
trabajan en distintos oficios manuales con el objeto de evitar los malestares que
forzosamente ocasionan las inevitables necesidades, y no renuncian a ninguna cosa
irreprochable que contribuya a la subsistencia.
Lo que todos los esenios obtienen como retribución por sus trabajos lo entregan a uno
solo, elegido administrador; el cual lo toma y compra inmediatamente lo necesario y les
proporciona abundantes alimentos y las demás cosas que requiere la humana existencia.
Por ende, comparten la misma vida y la misma mesa todos los días, amando la austeridad.

Y no solo participan de la misma mesa, sino que también tienen en común la ropa que
llevan, pues en invierno se cubren con gruesos mantos, y en verano con modestas túnicas;
de modo que cualquiera de ellos, si lo desea, puede tomar sin dificultad alguna la prenda
que quiera tomar, por cuanto entienden que todo es de todos en la comunidad.
Por lo tanto, en esta comunidad todo es de todos, a todos pertenece la reserva de dinero,
que es una sola; y los gastos son comunes, como también los vestidos y los alimentos,
pues tienen establecidas las comidas en común. Y como era de esperar, los enfermos y los
ancianos son cuidados, con generosidad con los recursos que necesiten por sus hermanos
de comunidad usando los recursos en común.
Por último, envían ofrendas al Templo (probablemente al de Jerusalén), pero no hacen
sacrificios, pues practican otros medios de purificación. Por este motivo se alejan del
recinto sagrado, para hacer aparte sus sacrificios.

Discusión y Conclusiones.
Se puede observar que los esenios y los terapeutas, tienen una base de pensamiento
similar, porque ambos basan su moral en las ideas de Moisés, ambos lo tienen como guía
supremo, y ambos viven de manera mancomunada alejados de las riquezas, y las grandes
urbes, basado en el hecho de compartir todo y el desapego total a lo material, la mentira y
la violencia, ya que estos últimos representan el mal. En cuanto a su filosofía de vida, esta
gira en torno al estudio del ser supremo, dios y el universo.
Sin embargo, estas comunidades viven de manera similar, pero con diferencias, en el caso
de los terapeutas estos viven casi en aislamiento y con escaso contacto con las aldeas y
menos aún con las ciudades, y claramente estos son solitarios, es decir sin vínculo familiar,
solo el vínculo comunitario y llevando una vida de exclusiva dedicación al estudio
contemplación de DIOS y ayuda al necesitado. En tanto algunos esenios hacen algo
similar, son sin familia se dedican al estudio de Dios, pero trabajan para compartir con la
comunidad (todo es de todos); en tanto otro grupo de esenios hace lo mismo, pero
además tiene familia se casa y tiene hijos, claramente bajo un estricto código moral y de
selección a su mujer.
Por lo visto se puede apreciar en estos tres grupos una base única de ideas y un
lineamiento de superación entre sí, es decir pareciera una especie de escala ascendente
hacia la vida más pura de dedicación a DIOS.
Primero parten los esenios de primer grado por decirlo así, estos se casan, trabajan y
tienen contacto con las aldeas, probablemente como tienen menos tiempo para el estudio
solo cumplen ciertos preceptos morales, y cuando envejecen o deciden superarse
espiritualmente, pasan a un siguiente nivel, y este serían los esenios grado dos, o los
esenios solitarios de comunidad, que son los que no tienen vínculo familiar, pero si un
vínculo comunitario (todo es de todos) que trabajan pero tienen un nivel de sabiduría
mayor y compromiso ya que no tienen responsabilidad familiar y tendrían más tiempo
para el estudio. Y en tercer nivel estarían los terapeutas o esenios de grado tres, para
quienes deciden ir más allá en el estudio y la atención a DIOS (serian esenios, pero
terapeuta sería el nombre con que los conocían fuera de Judea, por la función que realizan
cuando tienen contacto con las demás personas, dado que tienen filosofía y moral
similares viven igual, solo que más puristas), que se dedican exclusivamente a la
contemplación de DIOS, su estudio y la sanación (amor al prójimo), por lo cual son más
avanzados. Claramente se desprende que los esenios que trabajan son los que mantienen
a los terapeutas con los recursos necesarios para la subsistencia de estos, que por lo
demás es escasa porque toman solo lo necesario.
En conclusión, esta comunidad de personas, de un alta moral, entre si tienen varias
escalas en su evolución y nivel al cual pueden acceder sus miembros según su interés y
capacidad, ya que claramente no todos pueden subir de nivel y como se describe antes
hay ciertos ritos o pruebas para ser aceptados en los distintos grados, así que para pasar
de un grado a otro requiere sacrificio entrega y convicción. Y que además estaban
diseminados por todo el mediterráneo, además son comparados con los pitagóricos,
quizás su líder Pitágoras estudio con algunas de estas comunidades esto no se sabe y es
solo especulación, lo que si tenemos más certeza es que estos grupos mencionados
forman una especie de comunidad enorme y muy diseminada, que permite el ascenso
espiritual de sus miembros con el apoyo los demás con todo lo que necesiten porque lo
principal en ellos es amar a DIOS y compartir todo para que cada uno según sus
capacidades pueda acercarse a DIOS.

Bibliografía:
Sobre la vida contemplativa o sobre los suplicantes. Filón de Alejandría.
Todo hombre bueno es libre. Filón de Alejandría.
Hipotéticas o Apología de los judíos. Filón de Alejandría.
Antigüedades judías XIII, 5, 9. Flavio Josefo.
Antigüedades judías; XV, 10, 5. Flavio Josefo.
Antigüedades Judías XVIII, 1, 5. Flavio Josefo.
Guerra de los Judíos. Flavio Josefo.

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