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DEFINICIÓN DECOOPERATIVISMO

El cooperativismo es el movimiento y la doctrina que impulsan la promoción y la organización


de cooperativas: sociedades autónomas cuyos integrantes buscan satisfacer una necesidad
en común.
Distintos principios rigen el cooperativismo. Se trata de valores que deben respetar este tipo
de sociedades y sus miembros, que también se encuentran a nivel universal entre todas las
personas, ya que son valores éticos de responsabilidad y cooperación. Uno de los más
importantes es el apoyo mutuo, ya que la finalidad de una cooperativa es actuar en conjunto
para perseguir la resolución de problemas comunes.
Veamos a continuación otros de los principios del cooperativismo:
* la democracia directa en los procesos de toma de decisiones relacionadas con la gestión de
la sociedad misma, los cuales deben ser colectivos e incluir a todos los asociados a través del
protagonismo y la participación;
* el esfuerzo propio, entendido como la fuerza de voluntad y la motivación de los integrantes,
siempre con la vista puesta en la consecución de los objetivos previstos;
* la equidad en el reparto de los beneficios. Los excedentes deben ser distribuidos de forma
justa e igualitaria entre los integrantes de la asociación;
* la responsabilidad, un nivel de rendimiento que permita cumplir las actividades propuestas
para alcanzar las metas comunes, propulsado por un compromiso moral inquebrantable con el
resto de los miembros;
* la igualdad entre los asociados, que tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones y
son libres para adherirse y retirarse de la asociación cuando deseen;
* la solidaridad también puede mencionarse como un pilar del cooperativismo. Estas
asociaciones deben servir para solucionar inconvenientes de sus socios y de sus familias,
pero también de la comunidad en la cual están insertas.
El cooperativismo debe promover estos principios y cualquier valor ético que haga a la
transparencia, a la honestidad, al compromiso con la comunidad y a la responsabilidad social.

DESARROLLO LOCAL
El desarrollo local surge fundamentalmente en Europa, como respuesta a
las crisis macroeconómicas. Es la expresión de una lógica de regulación horizontal. Emerge
de la dialéctica global-local propia de la globalización.
En el año 1975 el Banco Mundial expone una definición de desarrollo aplicada al ámbito
espacial, en el que el Desarrollo Local es entendido como: "una estrategia diseñada para
mejorar el nivel de vida, económico y social de grupos específicos de población".
Las principales corrientes que se originan son: Desarrollo Local Endógeno, Desarrollo Local
Integrado y Desarrollo con un Enfoque Local que pueden, a su vez, reunirse en un
solo concepto o modelo con las tres características.

El Desarrollo Local Integrado hace especial hincapié en la integración de todas las


potencialidades de aprovechamiento de los recursos existentes en la zona. En este modelo,
se intenta minimizar la utilización de tecnologías externas, poniendo especial énfasis en la
movilización y el desarrollo de los recursos humanos y en la consecución de un acceso más
equitativo a los medios de producción y a una más justa distribución de la renta.
El Desarrollo Local abarca una política global que incluya aspectos
de descentralización administrativa, organización de la población, ordenación del territorio y
dotación de infraestructuras y servicios, etc.
Aunque desde el año 1975 el Banco Mundial había expuesto esa definición de desarrollo
aplicada al ámbito espacial de Desarrollo Local, no es hasta finales de los ochenta que se
inicia a nivel internacional un importante giro en las políticas de desarrollo, que hasta entonces
se imponían "de arriba a bajo" mediante políticas macroeconómicas globales alejadas de las
realidades locales y que desde entonces pasan a ser tratadas "de abajo a arriba" mediante
políticas mixtas macro y microeconómicas centradas en promover el protagonismo del
desarrollo local. La puesta en marcha del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), marca la inflexión definitiva de esta tendencia a nivel mundial estableciendo
dos principios esenciales:
Pensar en lo global y actuar localmente. Es decir, adaptar las políticas genéricas (macro) a los
casos concretos (micro) de cada entorno local.
Fomentar la participación de las Comunidades Locales en sus Planes de Desarrollo. Es decir,
convertir a las administraciones locales en los principales impulsores del desarrollo como
fórmula para ajustarse al máximo a las necesidades y peculiaridades del entorno local.
Este nuevo modelo de desarrollo no se centraba solo en el progreso económico, sino también
en el progreso humano y ecológico, siendo una de sus políticas principales el fomento de la
cooperación entre los distintos agentes de una localidad (individuos, administración
pública, organizaciones no gubernamentales, empresas, familias, entidades supralocales y los
demás)
Actualmente, en cierta forma, todo el desarrollo es local, tanto sea en un distrito, en una
región, en una microregión, en un país o en una región del mundo.
La palabra local, no es sinónimo de pequeño ni alude necesariamente a diminuto o reducido.
El concepto de local adquiere, pues, una connotación de algo socio-territorial que pasa a
definirse como un ámbito comprendido por un proceso de desarrollo en curso, en general
cuando este proceso está pensado, planeado, promovido o inducido. Normalmente, cuando se
habla de desarrollo local se hace referencia, a procesos de desarrollo que ocurren en espacios
subnacionales, y en la mayoría de los casos tales espacios son municipales o
microregionales.
PROYECTOS FACTIBLES O PROYECTOS VIABLES
Empecemos por las definiciones de las palabras factibilidad y viabilidad. Las tomamos del
diccionario de la Real Academia Española en línea. Factibilidad: “cualidad o condición de
factible”, Factible: “que se puede hacer”; Viabilidad: “cualidad de viable”, Viable: “Que, por sus
circunstancias, tiene probabilidades de poderse llevar a cabo”.
Si apreciamos las dos definiciones son muy similares, claro, sin entrar en discusiones
semánticas o dialécticas tal vez ahí sí encontremos una diferencia; pero el propósito de este
escrito es diferenciar los conceptos dentro de los proyectos.
Un proyecto factible, es decir que se puede ejecutar, es el que ha aprobado cuatro
evaluaciones básicas:
Evaluación Técnica
Evaluación Ambiental
Evaluación Financiera
Evaluación Socio-económica
La aprobación o “visto bueno” de cada evaluación la llamaremos viabilidad; estas viabilidades
se deben dar al mismo tiempo para alcanzar la factibilidad de un proyecto; por ejemplo un
proyecto puede ser viable técnicamente pero puede ser no viable financieramente, y así las
otras posibles combinaciones; entonces con una evaluación que resulte no viable, el proyecto
no será factible.
En la evaluación técnica se analizan los tópicos referentes al comportamiento del mercado, la
tecnología disponible, los aspectos legales y la posible estructura organizacional.
Se puede tomar por separado de esta evaluación el estudio del mercado y realizar su análisis
independientemente; debido a que sus resultados marcan trascendentalmente varios aspectos
no sólo de la evaluación técnica (tamaño, localización, entre otros) sino de la financiera
(proyecciones de ventas, rentabilidad, entre otros).
La evaluación ambiental hace referencia a los resultados del estudio de impacto ambiental que
se debe realizar para cuantificar y cualificar la injerencia que el proyecto causará al insertarlo
en un medio biótico y abiótico; y pude ser que el impacto sea positivo o negativo.
En el caso que sea negativo también debe plantear el cómo encaminar el proyecto dentro de
los parámetros de la legislación ambiental vigente y cuál es su plan de sostenibilidad del
medio ambiente afectado.
En los proyectos que buscamos la factibilidad, son proyectos que buscan producir un bien o
servicio para satisfacer una necesidad o colmar una expectativa; para lo cual se necesita
definir su rentabilidad o no, que es el objetivo de la evaluación financiera.
Para terminar, tenemos la evaluación socio-económica; y la mencionamos así haciendo
referencia, y énfasis, en el impacto social del proyecto, aunque en un análisis más profundo
sonaría algo redundante teniendo en cuenta que la economía, por definición, es una ciencia
social que busca satisfacer las necesidades humanas materiales.
Aquí se analizarán la población afectada (cobertura del proyecto), sus impactos (beneficios o
perjuicios) y su relación con las variables económicas de una región (país) por ejemplo:
empleo generado, contribución al PIB, relación con el plan de desarrollo, entre otras.
Es importante evaluar estas variables, ya que el proyecto puede tener restricciones respecto a
políticas económicas por ejemplo: de importación y exportación, cambiarias, arancelarias,
entre otras.
En conclusión, un proyecto factible es el que técnica, ambiental, financiera y socio-
económicamente es viable.
Si el proyecto es factible, se puede pensar en diseñar un plan de proyecto para su ejecución y
poder convertir el proyecto en una unidad productiva de un bien o servicio planteado
(operación).
En este punto se puede usar como herramienta de desarrollo del proyecto la Gerencia de
Proyectos.

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