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GRUPO 2
Consecuencias:
Caso Real:
“El 82% de la riqueza creada en el mundo el año pasado fue para el 1% más rico
de la población.” (Neira, 2018)
Cada año, por esta época, lo más selecto de la élite política y económica
mundial reunida en el Foro Económico de Davos recibe un documento de menos de
100 páginas que provoca un estruendo en la apacible ciudad alpina.
Los resultados son abrumadores. Revela, por ejemplo, que el 82 por ciento de la
riqueza mundial generada durante 2017 fue a los bolsillos del 1 por ciento más rico de
la población, mientras el 50 por ciento más pobre –3.700 millones de personas– no
recibió nada de dicho crecimiento. Por eso, Oxfam hizo “un llamamiento a los gobiernos
para que garanticen que nuestras economías funcionen para todas las personas y no
solo para una afortunada minoría”.
¿Se podrá revertir este panorama? César Rodríguez Garavito, director del centro
de pensamiento De Justicia, pone la lupa en los líderes políticos actuales, en particular
los de las economías más fuertes. De entrada, dice que no les ve intenciones de
cambio. Al contrario, “decisiones recientes como las del presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, de dar beneficios fiscales aún mayores a las personas más ricas van en
la dirección de aumentar los niveles de desigualdad que acaba de mostrar Oxfam”.
Pero si en el mundo llueve, en el país no escampa. “La desigualdad en Colombia
es superior a la de la mayoría de los países en la región. Según los últimos datos
publicadas por la Cepal, es el segundo país más desigual en la distribución del ingreso
en la región. El 1 por ciento más rico de la población concentra el 20 por ciento del
ingreso”.
¿Es posible buscar la raíz del problema? Al examinar en qué sectores están los
más ricos, se ve que un tercio de la riqueza global de los multimillonarios que recoge
‘Forbes’ es “heredada” y otro tercio se produce en sectores o monopolios como las
telecomunicaciones y la minería o en sectores que dependen fuertemente de contratos
públicos, como la construcción o las farmacéuticas. “Es evidente que la familia donde
se nazca y las relaciones primarias y clientelares entre élites políticas y empresariales
son determinantes en la acumulación de riqueza. Muy al contrario de lo que nos
enseñaron, el trabajo duro y el esfuerzo no están siendo premiados por el sistema”,
sentencia el informe.
Este abismo de los ingresos menores para las mujeres en comparación con los
de los hombres, en el mismo oficio, no solo se da monte adentro, sino en todas las
bulliciosas urbes de planeta. Aunque distintos gobiernos han hecho esfuerzos por
buscar un equilibrio, los resultados hasta ahora “son insuficientes”. De hecho, al actual
ritmo de cambios, llevará 217 años cerrar la brecha salarial y de oportunidades
laborales entre hombres y mujeres a nivel global. ¡Esto es para dentro de dos siglos!
Para José Guillermo García, quien entre 2012 y 2016 fue decano de la Facultad
de Economía de la Universidad Nacional, se llegó hasta aquí porque la teoría que más
influye en el desarrollo institucional “promueve el mercado un poco a ultranza”. Pero,
argumenta García, esa teoría falla en la comprensión de los efectos del mercado sobre
la distribución de la riqueza en las sociedades modernas.
“El mercado, como lo sugirió Prebisch hace varias décadas, es bueno para
impulsar el crecimiento, pero esto no sirve para disminuir la desigualdad. Esto es aún
más cierto con las instituciones actuales que favorecen y facilitan los mecanismos que
inducen a una mayor concentración de la propiedad de los activos y la riqueza”.
Pero, entonces, ¿qué hay que hacer? García dice que “al igual que la violencia
se doméstica, también el mercado debería ser domesticado al servicio del conjunto de
la sociedad”. ¿Y si no? “De no ser así, es probable que el mercado acabe con el
ambiente, con la misma sociedad y con el propio mercado”, concluye.
Solución al caso:
Más allá de ser una o más posibles soluciones, partimos del echo de justicia que
según Ulpiano es “La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su
propio derecho“, así pues, consideramos que a la par de poseer más recursos se debe
ser consciente de la responsabilidad que se adquiere con ellos, responsabilidad con su
congéneres que necesitan ayudan.
Lo anterior dado porque por más impuestos que ese 1% de la población que retiene el
37% de la riqueza mundial pague estos, si no se le da una correcta administración
priorizando en el bienestar de todos por encima de los propios que lo ejecutan esa
admiración, se convierte en un ciclo repetitivo de errores donde en alguna situación el
problema es uno pero en otro uno diferente.
Preguntas:
1. ¿Cree usted que la desigualdad puede ser positiva para el desarrollo económico
de un país?
2. ¿Considera que una de las soluciones más efectivas para desaparecer la
desigual, es que los de mayor poder económico paguen mayores impuestos y
los de menores ingresos se les sea disminuido su pago de los mismos?
3. ¿Podemos relacionar la aparición de la desigual con la aparente falta de sentido
común y conciencia?
Referencias
Neira, A., (2018), En 2017 aumentó el abismo entre millonarios y pobres, Bogotá D.C.,
EL TIEMPO.