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ISSN: 1560-6139
dalvarez@correo.ulima.edu.pe
Universidad de Lima
Perú
Oberst, Úrsula
Salud mental y ética: El concepto de sentimiento de comunidad en la psicología de Alfred Adler
Persona, núm. 5, 2002, pp. 131-146
Universidad de Lima
Lima, Perú
Úrsula Oberst
Universidad Ramón Llull
Barcelona, España
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El concepto de sentimiento de comunidad en la psicología de Alfred Adler
lidad, pero que cumplen una función diríamos hoy). Adler distingue entre fic-
sumamente útil al capacitarlo para tratar ciones en las cuales el error es grande y
mejor con su entorno. Se suelen citar ficciones donde éste es pequeño:
como ejemplo los meridianos geográfi- “Grandes errores pueden provocar neu-
cos que no existen en la realidad, pero rosis; pequeños, en cambio, una perso-
que tienen una gran utilidad en la vida nalidad casi normal.” (Adler, citado en
diaria. Una ficción se puede tomar como Ansbacher & Ansbacher, 1975, 97).
fundamento y como línea directriz para El concepto de ficción está muy rela-
las actuaciones, aunque su verdad sea cionado con el de la finalidad, la no-
dudosa: podemos actuar “como si” en la ción de que la persona persigue objeti-
tierra existiesen los meridianos y como vos, metas y fines. Con este concepto
si nuestras construcciones idiosincrási- de finalidad, Adler rechaza el determi-
cas de la realidad fuesen verdad. nismo en psicología a favor de una vi-
Aunque no haya correspondencia con la sión teleológica, de la causa finalis, he-
realidad, Vaihinger, como pragmatista, cho que llevó a algunos autores (por
distingue ficciones más o menos útiles, ejemplo Titze, 1983) a intentar cambiar
en el sentido de validez para orientarnos la denominación de psicología indivi-
en el mundo. Para Vaihinger, este dual por la de “teleoanálisis”.
mundo del “como si”, este mundo irre- Respecto a la finalidad, Adler tam-
al, es tan importante como el mundo lla- bién distingue entre fines más o menos
mado real, y quizás más importante en “útiles”. Pero según Adler, un determi-
los ámbitos de ética y estética. En este nado objetivo sólo es útil cuando con-
sentido, la “verdad” no existe: según tribuye al bien de la comunidad, y no
Vaihinger (y Adler adopta esta idea), lo cuando es útil exclusivamente para la
que llamamos verdad sólo es la ficción mayor gloria del individuo. Con esto,
más útil o el grado más pragmático del Adler se aleja de la idea puramente
error, y el error el grado menos pragmá- pragmatista de las ficciones al imponer
tico de la ficción. un criterio ético a la finalidad de la per-
Adler lleva esta idea de las ficciones al sona. En este sentido, para un determi-
ámbito de la psicología humana: el ser nado individuo puede ser útil el instru-
humano se construye ficciones, maneras mentalizar a otro por el bien de uno
idiosincráticas de percibir a sí mismo y mismo, pero nunca desde el punto de
al mundo, que le son necesarias para vista de la comunidad. Pero Adler no se
orientarse en su entorno, para guiar sus limita a aplicar este principio a la con-
sentimientos y actitudes, para planificar vivencia de personas normales, sino
y llevar a cabo sus actos. Pero sus fic- impone este criterio ético incluso a su
ciones pueden ser mejores o peores, más concepción de la neurosis, como vere-
o menos útiles (o adaptativas, como mos más adelante.
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Aunque estos tres factores menciona- nas. Pero pueden existir condiciones,
dos constituyen, para Adler, un riesgo en las que el niño no tiene este valor
de producir sentimientos de inferiori- (como hemos dicho, en el caso de exis-
dad, no son condiciones que determi- tir una “minusvalía orgánica”, o de ser
nan al individuo. Lo más importante, un niño excesivamente mimado o des-
para Adler es la toma de postura (Stel- cuidado); sin embargo, la necesidad de
lungnahme), la opinión o la actitud que superar los obstáculos persiste. Un ni-
se forma el niño activamente respecto a ño, por ejemplo, que siempre se ve ex-
estas circunstancias. Es consabido que puesto a una situación donde los adul-
dos niños criados en las mismas condi- tos se aprovechan de su condición su-
ciones desfavorables no desarrollan ne- perior (física o psicológica) tiene más
cesariamente las mismas condiciones riesgo de no llegar a formar una autoi-
psíquicas. magen positiva, asertiva. El camino di-
Según Adler, todos los seres humanos recto hacia “arriba” le queda cerrado.
aspiran a un ideal utópico de última Esto tiene un efecto altamente desalen-
perfección (Adler, 1931/1981). Esta tador para el niño. Como consecuencia,
ficción directriz es el motor principal tiene que probar otros caminos más in-
del hombre que le guía para salir de su directos, más torcidos, más complica-
condición biológica inferior (respecto a dos, que por rodeo lleguen igualmente
los demás seres vivos) y llegar a un al destino anhelado de superación. Así,
máximo nivel de autoactualización, pa- un niño puede aprender que mediante
ra utilizar un concepto más moderno. lloros y berrinches o con síntomas psi-
Adler considera que la naturaleza hu- copatológicos, como la enuresis, puede
mana aspira a superar los obstáculos, conseguir una atención muy superior a
alcanzar los fines propuestos, sentirse la que pudo conseguir con su conducta
completo, fuerte y válido; y cada niño más directa. Vía ensayo y error, depen-
pequeño tiene que pasar por este proce- diendo de las reacciones de los adultos,
so nuevamente. Este proceso adaptati- el niño aprende a re-finalizar su debili-
vo y autoactualizador del ser humano dad, de manera que ahora le sirve para
es posible por el afán de superación (no poner a los padres a su servicio y para
confundir con afán de superioridad, ejercer poder indirecto. “El niño desa-
que es, como hemos visto, la sobre- nimado, que descubre que puede tirani-
compensación neurótica de un senti- zar más eficazmente su entorno me-
miento de inferioridad subjetivo). En diante lágrimas, se convierte en un llo-
condiciones normales de la vida, el in- rón; y del llorón al melancólico adulto
dividuo, el niño en este caso, suele te- hay un camino directo” (Adler, 1931/
ner suficiente valentía (Mut) para en- 1981, 51). Para evitar malentendidos
frentarse con las dificultades cotidia- hay que añadir que Adler no niega el
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hecho de que el llanto del bebé sea vital tiempos). Esta educación democrática
para su supervivencia. Pero si el niño se basa en el respeto mutuo y pretende
descubre que con el llanto puede hacer aceptar al niño como ser humano con la
venir a los padres hasta cuando no ne- misma dignidad que un adulto, propor-
cesita nada, experimenta una peligrosa cionándole una educación hacia el sen-
sensación de poder sobre ellos. timiento de comunidad, sin humillar al
Por esto, Adler siempre ha destacado niño mediante trato autoritario ni con-
la necesidad de mejorar las condicio- sentirle todos sus caprichos. Este as-
nes educativas. En sus últimas obras pecto psicopedagógico de la psicología
insiste constantemente en la necesidad adleriana, en el ámbito familiar y esco-
de enseñar a padres y a maestros para lar, ha sido elaborado posteriormente
educar mejor. Este conocimiento de con más detalle en Estados Unidos por
que una buena educación puede evitar su discípulo más importante, Rudolf
muchos males, psicopatología y delin- Dreikurs (por ejemplo Dreikurs, 1968;
cuencia, llevó a Adler a aspirar a una Dreikurs & Soltz, 1964; Dreikurs,
máxima divulgación de sus ideas, no Grunwald & Pepper, 1982).
tanto en ámbitos profesionales sino en-
tre la población en general. Sus últimas El sentimiento de comunidad
obras, por tanto, son de carácter divul- Como hemos dicho arriba, Adler se
gativo, escrito en un lenguaje y voca- niega a considerar a un individuo por sí
bulario más popular; en ellas, Adler di- solo, lo contempla siempre en contexto
serta no tanto de aspectos psicopatoló- con sus congéneres. Para Adler, la psi-
gicos sino sobre cuestiones psicológi- cología individual (y aquí queda paten-
cas más cotidianas y la convivencia hu- te cómo el término “individual” induce
mana en general, como el matrimonio, a error) “... es probablemente la teoría
la educación de los niños, o la infrava- más consecuente de la opinión del indi-
loración de la mujer en la sociedad. viduo respecto a cuestiones de la vida
Además, llegó a fundar en la ciudad de social, y por eso una psicología social”
Viena cerca de treinta centros de edu- (Adler, citado en Ansbacher & Ansba-
cación infantil para niños difíciles que cher, 1975, 134). El individuo, a pesar
posteriormente, con la llegada del na- de ser en sí mismo una totalidad, sólo
zismo, fueron cerrados (Rattner, 1972). se puede contemplar en el conjunto de
En estos centros-escuelas Adler inten- una totalidad mayor, la comunidad hu-
taba promover lo que llamaba “educa- mana. Se puede decir que sólo en la co-
ción democrática”, en contraposición a munidad, en relación con los demás, el
una educación autoritaria (frecuente en individuo se convierte en persona. Y,
su época) y a una educación laissez-fai- para entender lo que le pasa al Yo, hay
re (quizás predominante en nuestros que examinar sus relaciones con sus
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aproximación a este concepto que sub- 1981). El que no se adapta, será neuró-
raya su aspecto de empatía sería el con- tico, maladaptado o incluso delincuen-
sejo de Adler de “ver con los ojos de te (siempre desde el punto de vista de
otro, oír con los oídos de otro y sentir la comunidad en cuestión). No existe
con el corazón de otro” (Adler, citado manera alguna de evitar estar sujeto a
en Ansbacher & Ansbacher, 1975, los dictados de la comunidad y sus exi-
142). La mayoría de los autores adle- gencias. Aunque se intente negar estas
rianos está de acuerdo en que no signi- condiciones, el sentimiento de comuni-
fica sacrificarse por los demás en un al- dad prevalecerá en forma de concien-
truismo malentendido (ya que sería una cia, escrúpulos y remordimientos. Ad-
infravaloración de uno mismo) sino ler reconoce que, evidentemente, no
buscar el bien de uno mismo dentro del siempre las personas actuan conforme
bien común. Para que esto sea posible, al sentimiento de comunidad, pero
es preciso sentirse igual, de igual valor siempre se necesita, según él, un cierto
humano que los demás. Dreikurs esfuerzo para negar esa voz de con-
(1969) afirma que sólo cuando nos sen- ciencia, y eso significa tener que bus-
timos iguales podemos estar seguros de car, al menos de cara a uno mismo, ex-
nuestro sitio dentro de la comunidad, y cusas o “atenuantes” para justificar un
desarrollar el sentimiento de pertenen- acto que no está conforme con el senti-
cia, base del sentimiento de comuni- miento de comunidad.
dad. Para este autor, la capacidad de En el caso de un delincuente queda,
cooperación puede servir como medida en primer lugar, la búsqueda de ate-
del sentimiento de comunidad que uno nuantes: excusas, subterfugios y coar-
posee. Para saber en qué medida una tadas que se refieren a su infancia difí-
determinada conducta es expresión de cil, a su condición social precaria, a la
sentimiento de comunidad, hay que crueldad de la sociedad, etc. Como Ad-
evaluar en qué medida la persona tiene ler niega el determinismo, no acepta
en cuenta las necesidades de una situa- estas excusas –por muy bien que se
ción concreta, en qué medida es capaz pueda comprender al delicuente a un
de actuar “orientado a la tarea” (sach- nivel psicológico. La infancia difícil y
lich, task-oriented) sin preocuparse por la impasibilidad del entorno pueden
su propio prestigio o por quedar bien. hacer comprender la conducta, pero
Adler deja claro que este sentimiento nunca la justifican. Adler no condena al
de comunidad, aunque difícil de definir delincuente, pero no le exculpa de sus
y sujeto a cambios a lo largo del desa- actos contra la humanidad.
rrollo humano, es universal, es decir, El caso de la persona neurótica es muy
nadie puede eludirlo. Es la “lógica fé- similar. Sus trastornos, sean los que fue-
rrea de la convivencia” (Adler, 1927/ ren, derivan de una falta de sentimiento
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ciente arriba mencionado, dedicaría sus todo intenta infundirle ánimos con téc-
esfuerzos a los estudios, o, si le falta ca- nicas de empatía y de “alentamiento”
pacidad intelectual suficiente, a otro tra- (Ermutigung, encoratjament en cata-
bajo satisfactorio. Adler resume: lán) para vencer sus sentimientos de in-
Todos los fracasados –neuróticos, psi- ferioridad que están en la base de sus
cóticos, criminales, alcohólicos, niños
difíciles de educar, suicidas, perversos y problemas. Esto requiere una relación
prostitutas– lo son, porque les falta sen- impregnada, asimismo, de sentimiento
timiento de comunidad. Se enfrentan a de comunidad, de respeto mutuo y de
los problemas del trabajo, de la amistad
amistad. Sin estas condiciones y sin
y del amor sin la confianza de que estos
problemas se pueden resolver a través que el terapeuta aprecie profundamen-
de la colaboración. La opinión que tie- te al paciente (aunque rechace sus ac-
nen de la vida es una opinión privada. tos) y sin que el terapeuta crea en las
Nadie excepto ellos mismos obtiene un
posibilidades de crecer del paciente, el
beneficio de que logren sus propósitos,
y su interés se limita a la propia perso- cambio terapéutico no es posible. Ade-
na. Su objetivo es tener éxito, ganar su- más, Adler siempre ha destacado que la
perioridad personal, y sus triunfos sólo aceptación de la terapia y de las pro-
tienen significado para ellos mismos
(Adler, 1931/1981, 8).
puestas del terapeuta por el paciente ha
de ser libre y voluntaria: “Se puede lle-
Ya hemos destacado que a pesar de su var un caballo al agua, pero no hacerlo
lenguaje duro, Adler no condena a es- beber.” (Adler, 1933/1980, 174).
tas personas. El neurótico es “culpable- Así, el cometido del terapeuta es fun-
inocente” a la vez (Adler, 1912/1977, damentalmente educativo: enseñar al
277), y Adler lo suele llamar “desani- paciente en un “ejercicio en coopera-
mado” (entmutigt), ya que la falta de ción” (Adler, citado en Dreifus y Ni-
valor está en la base de todo. Los deva- kelly, 1979) a desarrollar un sentimien-
neos, trucos y montajes del neurótico to de comunidad. Pero esto significa
para escaparse de sus responsabilida- que el terapeuta tenga, asimismo, un al-
des son, aunque “deliberados”, incons- to grado de este sentimiento de comu-
cientes, y en la psicoterapia se intenta nidad. Para posibilitar esto, la psicolo-
hacerle ver al paciente lo que hasta gía adleriana obliga a los aspirantes a
ahora no sabe conscientemente, porque terapeutas a pasar por lo que se llama
hasta ahora, por falta de valor, ha cerra- “análisis didáctico”, es decir una tera-
do los ojos ante las consecuencias y no pia adleriana por otro acreditado tera-
ha querido saber lo que con un psicote- peuta experimentado.
rapeuta comprensivo puede llegar a en- En la visión de Adler, la neurosis (el
tender. El terapeuta adleriano, a la vez trastorno psicológico) es –igual que
de descubrirle cautelosamente al pa- cualquier otra conducta no adaptada, co-
ciente sus “síntomas-excusas”, sobre mo la delincuencia–, en el fondo, una
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Adler, A. (1912/1977). Über den nervösen Mahoney, M. (1991). Human change pro-
Charakter. Frankfurt: Fischer. cesses. Delran, N.Y.: Basic.
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