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Voces: CIERRE DE CUENTA CORRIENTE BANCARIA ~ DAÑO MORAL ~ DAÑOS Y

PERJUICIOS ~ ENTIDAD FINANCIERA ~ RESPONSABILIDAD DE LA ENTIDAD


FINANCIERA
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B(CNCom)(SalaB)
Fecha: 11/10/2006
Partes: Tahhan, Mariana c. Banco Río de la Plata
Publicado en: LA LEY
SUMARIOS:
1. Cabe hacer lugar al reclamo por daño moral impetrado por quien fue registrado como
deudor en el Banco Central de la República Argentina en virtud de un saldo deudor originado
con posterioridad al cierre de la cuenta por parte del actor desde que, ante la existencia de un
error que afecta la credibilidad de un sujeto, el sufrimiento que invoca debe ser aceptado.
JURISPRUDENCIA VINCULADA (*)
VER TAMBIEN
CNCom, sala E, "Guryn, Néstor c. Lloyds Bank S.A.", 16/08/2006, LA LEY
06/12/2006, 11; sala B, "Fussi, Carlos A. c. Banco Itaú Buen Ayre", 23/03/2006,
DJ 06/09/2006, 44.

(*) Información a la época del fallo


TEXTO COMPLETO:
2ª Instancia. — Buenos Aires, octubre 11 de 2006.
Y Vistos: 1. Apelaron ambas partes (fs. 23 y fs. 33) y la sentencia de fs. 1/9 que admitió la
demanda incoada condenando a la demandada a rectificar la información relativa a la
demandante como deudora en al Banco Central de la República Argentina, y a indemnizarla
con motivo del daño moral sufrido que fijó — a la fecha del pronunciamiento— en la suma
de pesos cinco mil ($5000). El memorial de la demandada que obra a fs. 25/31 fue respondido
a fs. 45/48. El de la actora de fs. 37/38 lo contestó la accionada a fs. 52/54.
2. Recurso de fs. 23:
Los agravios del banco demandado se centran en que: (i) no se acreditó fehacientemente el
mentado cierre de la cuenta corriente cuando lo adujo la actora, por lo que la misma continuó
generando los débitos que dieron motivo al saldo deudor que dio lugar a la información que se
cuestiona y (ii) no le es atribuible a su parte el daño moral a cuyo pago se condenó.
3. (i). La doctora afirmó que cerró su cuenta corriente en el mes de abril de 1998, motivo por
el cual retiró el dinero que había en la cuenta, entregó la tarjeta de débito, entregó los cheques
que obraban en su poder y dio de baja la tarjeta de crédito Visa que fuera expedida por el
banco y los servicios de débito automático de Metrogas S.A., Edesur S.A., e impuestos
municipales, y a partir de allí dejó de utilizar la cuenta y la tarjeta Visa.
Por su parte el banco demandado adujo que cuando un cliente decide cerrar una cuenta debe
instrumentar tal decisión mediante un acta dejando constancia de la entrega de los cheques si
los hubiera y de las tarjetas de crédito o débito, acta de las que queda un ejemplar en el legajo
y otra se entrega al cliente.
Esta modalidad esgrimida por el apelante no surge de la reglamentación agregada a fs.
172/173 de los autos principales que tienen a la vista — fojas que serán citadas en adelante—
(pto.1.5 que reglamenta el "cierre de cuentas") ni fue acreditado por algún otro medio, como
era su carga hacerlo (cpr. 377) que ésta sea la práctica habitual al momento de pretender el
cliente cerrar una cuenta.
Es así que, frente a esta ausencia probatoria de la operatoria afirmó el banco era la habitual,
deba estarse a las demás constancias de la causa de las que surge: (a) del inobjeto resumen de
cuenta copiado a fs. 9 que abarcara el período 06.03.98-08.04.98 en coincidencia por el traído
por el banco de fs. 206, surge que al mes de abril de 1998, la cuenta poseía saldo "cero"; (b)
los únicos débitos posteriores a la fecha, correspondieron a los pagos mínimos de la tarjeta
Visa — por pago de cuotas devengadas antes de su baja— que el banco admitió que los
realizaba la actora por ventanilla en forma directa, no surgiendo de los resúmenes que tales
pagos fuesen parciales, y a los gastos típicos de la cuenta que el banco no había considerado
cerrada — IVA, seguro, gestión de cobro, procesamiento— ; (c) los resúmenes posteriores a
abril de 1998 no expresan débitos de los servicios que se adujeron se dieron de baja.
Estos hechos coincidentes y concordantes entre sí, apreciados conforme la regla impuesta por
el cpr. 386, y frente a la ausencia probatoria del banco demandado de su versión, dan sustento
a la postura de la actora relativa a que cerró la cuenta que la ligaba a la entidad bancaria en la
fecha por ella esgrimida, lo que amerita la desestimación del recurso y la confirmación del
decisorio cuestionado en el punto.
3. (ii) Probado el hecho antijurídico fluyente del erróneo actuar del banco demandado que
mantuvo la cuenta abierta y debitando rubros que justificaron en saldo deudor aducido, a
pesar de haber sido cerrada en abril de 1998 y dio lugar a la indebida registración de la actora
en el Banco Central de la República Argentina como deudora, hace pasible la indemnización a
la que se condenó, pues cualquier persona padece por el solo hecho de conocimiento de este
tipo de situación de una sensación de angustia o impotencia que no debió ser obligada a
soportar.
Además, no existe mayor sensación de desazón que aparecer incurso en una situación
irregular cuando se trata de un supuesto erróneo.
Es por lo hasta aquí expuesto que ante la existencia de un error que afecta la credibilidad de
un sujeto, el sufrimiento que se invoca debe ser aceptado por cuanto aquél deriva de su sola
existencia.
Por ello, al no haber sido cuestionado por el apelante el quantum, fijado por la a quo,
corresponde confirmar la sentencia en este ítem.
4. Recurso de fs. 33:
Los agravios de la actora se basan en que se omitió en el pronunciamiento condenar al pago
de los intereses moratorios que considera le son debidos.
La decisión no contuvo la mentada omisión, sino que fijó la indemnización en la suma de
pesos cinco mil ($5000) estimada a la fecha de la sentencia y, expresamente, no le reconoció
intereses en forma independiente.
Es decir que, en los términos del cpr. 23 y de fs. 33, con costas a los perdidosos (cpr. 68).
Devuélvase encomendándose a la a quo las notificaciones. El doctor Bargalló actúa de
conformidad con lo dispuesto por la Resolución 261/06 del Concejo de la Magistratura y
Acuerdo del 15-6-06 de esta Cámara. — María L. Gómez Alonso de Díaz Cordero. —
Miguel F. Bargalló. — Ana I. Piaggi.
© La Ley S.A.

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