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HIPERTENSION

EN EL EMBARAZO
PREECLAMPSIA - ECLAMPSIA
Y OTROS ESTADOS HIPERTENSIVOS
ERRNVPHGLFRVRUJ
HIPERTENSION
EN EL EMBARAZO
PREECLAMPSIA - ECLAMPSIA

Y OTROS ESTADOS HIPERTENSIVOS

DOMENICO GUARIGLIA

O bstetra-G in ecó lo g o
P ro feso r A so ciad o C á te d ra de O b ste tricia B.
E scu e la de M e d icin a L uis R azetti.
F acu ltad de M edicina. U n iv ersid a d C en tral de V enezuela (U C V ).
E x Jefe de C átedra. M édico A dju n to (ad h o n o rem ) del S ervicio de
T oxem ia y A lto R iesgo. M C R (1982-1997). C aracas.

D IS IN L IM E D - 2006
CARACAS
HIPERTENSION EN EL EMBARAZO
P R E E C L A M P S IA - E C L A M P S IA
Y O T R O S E ST A D O S H IP E R T E N S IV O S
Ira . E d ició n 2006

Autor: Dom enico Guariglia


Copyright (c) M M VI DISINLIM ED, C.A.
Derechos Reservados (c) 2006

Editorial D ISIN LIM ED C.A.


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- M édico Cirujano (U.C.V.)
- M édico y D octor en M edicina de la U niversidad de Buenos Aires
- E specialista en Salud Pública y Psiquiatría
- D irección y A dm inistración Hospitalaria.

Editor Coordinador: Abg. H enry Lugo R.

Diseño y D iagram ación: K efren G raphics Service, C.A. (0416) 827.90.12

Im preso por: Im presos Honda Prints C.A.

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contenido. Q uien fotocopia un libro delinque y contribuye a la “no” existencia de nuevas ediciones; además, a
corto plazo encarece el precio de las ya existentes.
Contenido

D E D IC A T O R IA ........................................................................................................................ 07

C O L A B O R A D O R E S ..............................................................................................................09

P R Ó L O G O ..................................................................................................................................II

P R E F A C IO ................................................................................................................................. 13

IN T R O D U C C IÓ N .....................................................................................................................15

1111*1 U I I \ M< >\ ( ,1 s I \( l< ) \ \ \ l ' UI I ( I \ \ lj-jsl \ I ( I \ M I ’M \

Capítulo 1. Definición, breve historia y clasificació n .......................................................17

Capítulo 2. E pidem iología........................................................................................................25

Capítulo 3. Etiopatogenia y fisiopatología...........................................................................35

Capítulo 4. Cam bios p a to ló g ic o s........................................................................................... 47

Capítulo 5. D ia g n ó stic o ........................................................................................................... 53

Capítulo 6. T ratam ien to ........................................................................................................... 63

Capítulo 7. C om plicaciones.................................................................................................... 79

Capítulo 8. Síndrom e H E L L P .................................................................................................89

Capítulo 9. Factores p re d ic tiv o s............................................................................................ 103

Capítulo 10. P re v e n ció n .......................................................................................................... 113

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Contenido

Capítulo 11. El perinatólogo y la preeclam psia-eclam psia............................................ 121

Capítulo 12. El anestesiólogo y la preeclam psia-eclam psia.......................................... 157

Capítulo 13. El hijo de m adre h ip e rte n sa ............................................................................181

HIPERTENSIÓN ARTERIAL CRÓNICA

Capítulo 14. H ipertensión arterial c ró n ic a ......................................................................... 203

A PÉND ICE
V adem écum ..................................................................................................................................235

ÍNDICE A N A L ÍT IC O ............................................................................................................ 251

6 Hipertensión en el embarazo
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Dedicatoria

A la m em o ria de m i pad re

G iu sep p e G u arig lia

ejem p lo de h o n estid a d y p ersev eran cia

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Colaboradores

Brito Julio
Obstetra-Ginecólogo, Perinatólogo de la M aternidad Concepción Palacios MCP.
Colaborador Docente del Posgrado de Obstetricia y Ginecología de la MCP .
Coordinador Docente de la Unidad de Medicina Materno Fetal de la MCP.

Cadena Luis Fernando


Obstetra-Ginecólogo, Perinatólogo (MCP).
Colaborador Docente del Posgrado de Obstetricia y Ginecología de la MCP.
Coordinador Docente de la Unidad de Medicina Materno Fetal de la MCP.
Caracas.

Goncalves Pórtela Fernando


Anestesiólogo
M édico Adjunto al Servicio de Anestesia de la MCP - Caracas.
M édico Adjunto al Servicio de Anestesia del Hospital José Gregorio Hernández.

Guariglia Domenico
Obstetra-Ginecólogo
Profesor Asociado Cátedra de Obstetricia B. Escuela de Medicina Luis Razetti.
Facultad de Medicina. Universidad Central de Venezuela (UCV).
Ex Jefe de Cátedra M édico Adjunto (ad honorem) del Servicio de Toxemia y Alto
Riesgo. MCP. (1982-1997). Caracas.

Hernández Yacsirk Carmen E.


Obstetra-Ginecóloga
Profesora Asistente. Cátedra de Obstetricia. Facultad de Medicina.UCV.
Perinatólogo del Hospital General del Oeste “Dr. José Gregorio Hernández”
Docente del Posgrado de Obstetricia y Ginecología de la MCP y Hospital
General del Oeste “Dr. José Gregorio Hernández”. Caracas.

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Colaboradores

Medina G. Luis
Pediatra Neonatólogo
Docente Asistencial de Posgrado Universitario de Neonatología.
Comisión de Estudios de Posgrado. Facultad de Medicina. UCV - MCP.
M édico Adjunto al Servicio de Sala de Partos. MCP. Caracas.

M orante C. Ana T.
Pediatra Neonatóloga
Directora del Curso de Posgrado Universitario de Neonatología UCV - MCP.
M édica Jefe (Jubilada) del Servicio de Cuidados Intermedios MCP, Caracas.

Vera R. Omaira
M édica Internista - Endocrinóloga
Profesora Agregada. Cátedra de Clínica y Terapéutica M édica “A ” Escuela de
Medicina Luis Razetti. Facultad de Medicina. UCV. Hospital Universitario de
Caracas.

10 Hipertensión en el embarazo
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Prólogo

El tema al que se refiere el presente libro, editado por el Profesor Do­


menico Guariglia, es apasionante y ha suscitado el interés de muchas personas
(clínicos, investigadores, biólogos, fisiólogos, farmacólogos), atraídas por el des­
conocimiento de su causa y por el afán de disminuir y, si fuera posible, eliminar
su morbi-mortalidad matemo-perinatal. Esta preocupación se ha traducido en
una gran cantidad de publicaciones en libros y revistas.

Venezuela ha participado en esos estudios desde 1857 cuando Carlos


Arvelo (“Eclampsia durante el embarazo. Muerte del feto. Fórceps. Eco Cient
Venez 1857; 1: 34-37”) da a conocer la primera comunicación sobre eclampsia.
Desde entonces y hasta el año 2000, se registran 176 trabajos publicados, pero no
había aparecido un libro como el que tenemos el privilegio de prologar, ya que
el intento de Vicenta Lugo de Franco, en 1981 (“Hipertensión arterial inducida
por el embarazo”), aparentemente no pasó a la impresión, de modo que es ésta
la primera monografía sobre el tópico en nuestro país y, es de advertir que son
pocas las revisiones de conjunto que se han hecho en latinoamérica, a pesar de la
importancia del problema en la región.

El autor de esta obra, Domenico Guariglia, Profesor de Clínica Obsté­


trica de la Universidad Central de Venezuela, redactó el 44% de la misma pero,
muy adecuadamente, solicitó y obtuvo la colaboración de perinatólogos y neona-
tólogos, anestesiólogo e internista, para resaltar así la necesidad e importancia de
la actuación combinada del equipo médico y de enfermeras que debe enfrentarse
a una entidad que, con frecuencia, amenaza la vida y bienestar de la madre y su
hijo. Esta aceptación de lo imprescindible del trabajo conjunto y de la aplicación
de técnicas avanzadas de exploración y monitorización, tanto clínica como m e­
diante múltiples métodos y dispositivos, es un logro de los tiempos actuales y
ello marca una abismal diferencia con lo que ocurría hace cuarenta o cincuenta
años cuando el obstetra estaba solo ante la complicación.

ERRNVPHGLFRVRUJ
Prólogo

En los catorce capítulos de la obra, sus autores muestran su amplio cono­


cimiento del tópico enfocado, así como su capacidad de análisis e interpretación
de la extensa y, a veces confusa y contradictoria, literatura consultada; proponen
algoritmos de estudios y tratamientos y hacen recomendaciones orientadas a lo­
grar el propósito de que sirvieran “no sólo al médico que se inicia en la especiali­
dad, sino al médico interno o rural en su ejercicio profesional”, tal como asienta
en el “Prefacio” su autor.

La lectura del texto nos ha impulsado a presentar dos sugerencias a los


jóvenes y entusiastas autores, casi todos integrantes de la M aternidad Concep­
ción Palacios:

1) Que realizaran una revisión de la citada extensa literatura venezolana especí­


fica, ya que ello no puede esperarse, ni exigirse de un planteamiento como el que
se les anunció, o sea, escribir un “manual”.

2) Planificar un trabajo futuro que haga un escrutinio detallado y profundo de los


resultados obtenidos con la aplicación de los métodos de estudio y tratamientos
con los que cuentan actualmente.

Finalizaremos con una sincera felicitación a todo el grupo que colaboró en este
interesante y útil libro.

Oscar Agüero

12 Hipertensión en el embarazo
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Prefacio

Escribir sobre los cuadros hipertensivos del embarazo siempre ha sido un


reto difícil de afrontar. Las mismas características de la preeclampsia-eclampsia,
conocida como la enfermedad de las teorías, con su intrincada etiopatogenia,
diagnóstico y controversial manejo médico y obstétrico, han hecho desistir a mu­
chos docentes y expertos de enfrentar las dificultades que conlleva resumir en un
solo texto los nuevos conceptos y las constantes investigaciones que se realizan
en el ámbito mundial.

Por otra parte, existen excelentes tratados sobre la materia, reconocidos


intemacionalmente, como por ejemplo el de Chesley, con una larga lista de re­
putados expertos internacionales que hacen de este intento o aproximación una
tarea aún más dificultosa y comprometida.

Mi interés en la preeclampsia y en la hipertensión de la gestación en ge­


neral, se remonta a mis primeros años de carrera docente universitaria en la M a­
ternidad Concepción Palacios de Caracas. Esta actividad, que debió haber sido
un corto entrenamiento en mi capacitación docente, se prolongó durante 14 años
en las salas de hospitalización del Servicio de Toxemia y en la Sala de Gestosis
de Sala de parto, a tal punto que dos de mis trabajos de ascenso en el escalafón
universitario fueron fruto de mis años de experiencia.

Aparte de la abundante bibliografía de trabajos publicados en revistas,


las pautas y las normas de los servicios de obstetricia, han existido pocas inicia­
tivas de autores venezolanos de publicar un texto específico sobre esta temática.

Como ocurre hoy en toda el área del conocimiento médico, es práctica­


mente imposible que una sola persona pueda dominar todo el extenso conoci­
miento que se genera diariamente, incluyendo lo perinatológico, neonatológico y
de la medicina interna, razón por la cual consideré conveniente invitar a colabo­

ERRNVPHGLFRVRUJ
Prefacio

radores de nuestra Institución y fuera de la misma, con los cuales conservo nexos
de amistad y en quienes reconozco perfectamente su experto desempeño en la
materia. Aprovecho la oportunidad para agradecerles, una vez más, su desintere­
sada colaboración.

M ención especial merecen los maestros y profesores, doctores: Oscar


Agüero, por aceptar gentilmente prologar el libro en tiempo record, e Itic Zighel-
boim, por las correcciones y siempre acertadas observaciones.

Este trabajo, no pretende ser un tratado sobre la materia, sino más bien un
manual donde se ha intentado verter la abundante experiencia nacional y latinoa­
mericana, así como los últimos conocimientos y actualizaciones internacionales,
de la forma más simple, clara y resumida posible, a fin de que le sirviera no sólo
al profesional que se inicia en la especialidad, sino al médico interno o rural en su
ejercicio. Si se lograra tan sólo este último objetivo, me sentiría profundamente
satisfecho y quizás llegaría a la conclusión de que al final la empresa no resultó
ser tan ardua.

Domenico Guariglia
Caracas, Marzo 2006

14 Hipertensión en el embarazo
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Introducción

Los trastornos hipertensivos, son los desórdenes médicos más comunes


durante el embarazo; de todos ellos la hipertensión gestacional y preeclampsia-
eclampsia (PE-E) constituyen aproximadamente el 70%, el otro 30% está repre­
sentado por la hipertensión arterial crónica, primaria o secundaria, diagnosticada
antes del embarazo o en las primeras 20 semanas del mismo (1-2). La PE-E es
una patología muy controversial en todos los aspectos, desde su definición, cla­
sificación y etiología hasta su prevención y tratamiento y sigue siendo un área de
intenso estudio e investigación a nivel mundial.

La preeclampsia-eclampsia es un desorden multisistémico, donde existe


hipertensión y proteinuria, pero que puede estar asociado con anormalidades de
la coagulación, de la función hepática, con fallo renal o isquemia cerebral (3).

Su etiología aún hoy es desconocida, sin embargo, se han aclarado algu­


nos de los mecanismos fisiopatológicos, lo que ha permitido avanzar en el campo
de su manejo y tratamiento; además se han identificado los factores predisponen­
tes de mayor riesgo, sobre los cuales se pueden aplicar medidas preventivas y
terapéuticas para dism inuir la morbimortalidad materna y perinatal.

En los últimos años, varios comités internacionales, como el “National


High Blood Pressure Education Program Working Group” (Grupo de Trabajo
Nacional sobre Programas de Educación en Hipertensión Arterial) de EE.UU.,
han tratado de aclarar y poner orden dentro de la confusión reinante en la cla­
sificación de los desórdenes hipertensivos del embarazo. Como resultado de lo
anterior, en los últimos 4-5 años, ha aparecido el término “Hipertensión gestacio­
nal”, que puede ser catalogada posparto como“Hipertensión tardía o transitoria”o
hipertensión crónica, y se eliminó el término “Hipertensión inducida por el em­
barazo” (1-2,4)

ERRNVPHGLFRVRUJ
Introducción

La PE-E se considera un problema de salud pública y está asociada a


una alta morbimortalidad maternofetal y prematuridad. En Estados Unidos de
Norteamérica se estima una frecuencia entre el 6 y 8% de todos los embarazos
y constituye aproximadamente el 15% de todas las muertes maternas y el m a­
yor factor de riesgo de morbimortalidad perinatal (1). En Venezuela oscila entre
1,5% y 6,2% para la preeclampsia y 0,05 a 0,5% para la eclampsia (5-7) y es la
segunda causa de muerte materna, sólo superada por la infección.

En todo el mundo mueren cada año de medio a un millón de mujeres por


causas relacionadas con el embarazo y de estas muertes el 99% ocurren en los
países en vías de desarrollo (M ahler 1987). Alrededor de 50 000 muertes anuales
en el mundo ocurren a causa de la eclampsia (Duley 1992). En los países donde la
mortalidad materna es muy elevada, las primeras causas de muerte siguen siendo
la infección y la hemorragia, sin embargo muchas de estas muertes se deben a la
preeclampsia-eclampsia (PE-E). En los países desarrollados, donde se ha podido
disminuir la mortalidad materna, a expensas de la reducción de la hemorragia y
sobre todo de la infección, una gran proporción de las muertes están relacionadas
con la PE-E.
Por lo anteriormente expresado, consideramos que este tema es de im­
portancia fundamental para el médico general y el especialista en formación, el
primero, porque se topará seguramente con estos casos clínicos durante sus pri­
meros años de ejercicio profesional, como médico rural o interno, y el segundo,
por ser una patología importante e inherente a su especialidad.
Además por ser una patología multisistémica, ocupa el interés e involucra la in-
terconsulta con varias especialidades como medicina interna, nefrología, hem a­
tología, cuidados intensivos, etc., haciendo de la misma una patología que rebasa
el campo de la obstetricia y se nutre de los beneficios de los equipos médicos
multidisciplinarios de la medicina moderna.

REFERENCIAS

1. R e p o r t o f N a tio n a l H ig h B lo o d P re s s u r e E d u c a tio n P ro g ra m W o rk in g G ro u p : R e p o r t o n h ig h
blood pressure in pregnancy. Am J O bstet Gynecol. 2000; 183: S1-S22.
2. A COG D iagnosis and m anagem ent o f preeclam psia and eclampsia. A C O G Practice Bulletin. 2002; 33: 1-
14.
3. D uley L. Preeclam psia and the hypertensive disorders o f pregnancy. B ritish M edical Bulletin. 2003; 67:
161-176.
4. Sibai BM. D iagnosis and m anagem ent o f gestational hypertension and preeclam psia. O bstet Gynecol. 2003;
10 2 (1 ): 181-192.
5. U zcátegui O, Toro J. M orbim ortalidad en la eclampsia. R ev O bstet G inecol Venez. 1992; 52: 149-152.
6. G utiérrez O, G onzález Blanco M , Valle M, Pérez C. Eclam psia en la M aternidad C oncepción Palacios 1975-
1986. Rev O bstet Ginecol Venez. 1988; 48: 183-186.
7. Agüero O, Aure M. Eclam psia, 36 años de experiencia. G inecol O bstet M éx. 1977; 41: 195-213.

16 Hipertensión en el embarazo
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CAPITULO 1

DEFINICION
BREVE HISTORIA
Y CLASIFICACIÓN

D~ ' “

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DEFINICIÓN DE PREECLAM PSIA - ECLAM PSIA

La Preeclampsia-Eclampsia (PE-E) es una enfermedad que abarca un espec­


tro clínico que va desde la preeclampsia a la eclampsia y el síndrome HELLP.
Comprende un grupo de trastornos observados en el embarazo, parto y puerperio
caracterizado por hipertensión y proteinuria después de la semana 20 de gesta­
ción. La preeclampsia puede evolucionar a un proceso agudo con convulsiones
generalizadas tónico-clónicas y/o coma, llamándose entonces eclampsia o puede
complicarse con un cuadro agudo de ataque multisistémico conocido como sín­
drome HELLP, el cual será explicado más adelante.
La preeclampsia es una enfermedad propia de la embarazada, que no ha podido
ser reproducida en modelos animales.

BREVE HISTORIA Y CLASIFICACIÓN (CHESLEY)

Hasta la mitad del siglo XIX se asimiló la eclampsia a la enfermedad urémica


de Bright y se creía que sufrían de nefritis las que tenían proteinuria y edema.
Schroeder, en 1878, consideraba como nefritis aguda lo que llamamos hoy pree­
clampsia y lo más interesante es que el autor proponía la interrupción inmediata
del embarazo, para evitar que se transformara en una nefritis crónica. En 1881
Leyden descubrió lo que él denominó “el riñón del embarazo”, cuyos hallazgos
anatomopatológicos eran muy similares a los observados en las pacientes falle­
cidas por eclampsia.

Hasta 1900 no se conocía el término preeclampsia y a las pacientes que sufrían


los síntomas y signos prodrómicos, se les catalogaba como pacientes con “ame­
naza de eclampsia” o “eclampsismo”.

A partir de 1903 se empezó a utilizar el término “Toxemia del embarazo”, por


el concepto de la presencia de una toxina circulante, causante de una serie de
enfermedades propias del embarazo, donde se incluían: Vómitos perniciosos o
hiperemesis gravídica, atrofia amarilla del hígado, toxemia nefrítica, toxemia
preeclámptica, eclampsia y supuesta toxemia.

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Domenico Guariglia

En 1940 el “American Committe on M aternal Welfare” (Comité Americano de


Bienestar Materno) propuso una nueva clasificación, eliminando todos los cua­
dros clínicos confusos y de etiopatogenia desconocida, a excepción de los vó­
mitos incoercibles del embarazo. Dicha clasificación quedó estructurada de la
siguiente manera:

Grupo A: Enfermedades peculiares del embarazo


I. Enfermedad hipertensiva
a) Benigna
Leve
Intensa
b) M aligna
II. Enfermedades renales
a) Nefritis vascular crónica
b) Glomerulonefritis aguda o crónica
c) Nefrosis aguda o crónica
d) Otras formas de enfermedad renal

Grupo B: Enfermedades dependientes del embarazo


I. Preeclampsia
a) Leve
b) Grave
II. Eclampsia
a) Convulsiva
b) Comatosa

Grupo C: Vómitos del embarazo

Grupo D: Toxemias no clasificadas

Desde la década de los años cuarenta del siglo XX, se han publicado varios es­
quemas de clasificación a tal punto que Rippman en 1969 logró compilar una
lista de más de 60 nombres en inglés y 40 en alemán, para la nomenclatura de los
estados hipertensivos del embarazo. Es así como, todavía hoy se utilizan térmi­
nos como “Gestosis o Toxicosis” en muchos países europeos, principalmente en
Alemania, “Toxemia” en la escuela anglosajona y “Disgravidia” en la francesa.

En 1952 el mismo comité revisó la clasificación y eliminó el vómito del embara­


zo y se añadió la preeclampsia-eclampsia sobreagregada a la hipertensión crónica
20 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Definición, breve historia y clasificación

y la toxemia recurrente.
Durante los últimos cuarenta años, cuatro grandes comités de estudios han tra­
tado de diagnosticar y clasificar las enfermedades hipertensivas del embarazo. A
pesar de que existen conocimientos comunes intemacionalmente aceptados, no
hay consenso absoluto en la nomenclatura y aún persiste confusión en la termi­
nología.
La clasificación adoptada en la M aternidad Concepción Palacios (MCP) es la
propuesta por Chesley en 1972 en el “Comité de Terminología del Colegio Am e­
ricano de Obstetras y Ginecólogos “, modificada por Gant en 1982 y reafirmada
en 1995. La última modificación se hizo en el año 2000, como veremos más ade­
lante, por el llamado “National High Blood Pressure Education Working Group
Report “ (Grupo de Trabajo Nacional sobre Programas de Educación en Hiper­
tensión Arterial) de EE.UU. (1,2).

Es sencilla, permite categorizar todos los casos y es la más utilizada intem acio­
nalmente.

1. Hipertensión inducida por el embarazo (HIE)


1.1. Preeclampsia
1.1.1. Leve
1.1.2. Grave
2.1. Eclampsia

2. Hipertensión crónica que precede al embarazo (de cualquier etiología)


3. Hipertensión crónica (de cualquier etiología) con HIE sobreagregada
3.1. Preeclampsia sobreagregada
3.2. Eclampsia sobreagregada
4. Hipertensión tardía o transitoria

Preeclampsia: Hipertensión después de la semana 20 de gestación, acompañada


de proteinuria. El edema, aunque frecuente, no es indispensable.

Eclampsia: Lo anterior, conjuntamente con convulsiones tónico-clónicas y


coma.

Hipertensión crónica, de cualquier etiología, incluye pacientes con hiperten­


sión preexistente, con elevaciones de la presión arterial igual o mayor de 140/90
mmHg en dos ocasiones antes de la semana 20 de gestación y pacientes en las
cuales la hipertensión persiste más de 6 semanas después del parto.

Hipertensión en el embarazo 21
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

Hipertensión crónica con preeclampsia-eclampsia sobreagregada: Es el de­


sarrollo de una preeclampsia-eclampsia en una paciente con hipertensión crónica
previa. Se diagnostica por el aumento de por lo menos 20 mm Hg en la presión
arterial media, con respecto a los valores de la misma antes de la semana 20, en
una paciente hipertensa crónica, conjuntamente con la aparición de proteinuria
importante. Es la forma clínica de peor pronóstico materno-fetal y se acompaña
generalmente de retardo de crecimiento intrauterino (RCIU).

Hipertensión tardía o transitoria: Elevaciones de la presión arterial cerca del


término del embarazo sin otra evidencia de preeclampsia; tiene una rápida reso­
lución después del parto y, si se hace recurrente, puede anunciar la aparición de
una hipertensión crónica.

A partir del año 2000 el Grupo de Trabajo Nacional sobre Programas de Edu­
cación en Hipertensión Arterial de Estados Unidos de Norteamérica ha tratado
de aclarar y poner orden dentro de la confusión reinante en la clasificación de
los desórdenes hipertensivos del embarazo. Como resultado de lo anterior, se
propuso una nueva clasificación, con pequeñas modificaciones, sobre todo en la
terminología, la cual se presenta a continuación:

1. Hipertensión arterial crónica


1.1. Primaria o esencial
1.2. Secundaria

2. Preeclampsia -Eclam psia


2.1. Preeclampsia
2.1.1. Leve
2.1.2 Grave
2.2. Eclampsia

3. Preeclampsia sobreagregada a la hipertensión arterial crónica

4. Hipertensión gestacional

4.1 Hipertensión transitoria

4.2 Hipertensión crónica

Se añadió el término de hipertensión gestacional y se eliminó el de hipertensión


inducida por el embarazo, por el más específico de preeclampsia-eclampsia. (1-
22 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Definición, breve historia y clasificación

2 ).
Según lo expresado anteriormente, los términos “hipertensión gestacional pree-
clampsia/eclampsia” englobaría un amplio espectro de pacientes, que van desde
la hipertensión gestacional leve y grave, sin proteinuria, que aparece por primera
vez después de la semana 20 de gestación, hasta la preeclampsia, eclampsia y
el síndrome HELLP, caracterizado por hemolisis, enzimas hepáticas elevadas y
trombocitopenia. (3-4).

La hipertensión gestacional sería entonces, según esta nueva nomenclatura, una


elevación de la cifras de presión arterial igual o mayor de 140 mm Hg en la
sistólica y 90 mm Hg en la diastólica, en 2 ocasiones con una diferencia de 6
horas, sin proteinuria, después de las 20 semanas de gestación, en una paciente
conocida normotensa antes del actual embarazo y antes de las 20 semanas. Estas
cifras tensionales no deben tener más de 7 días de haber sido tomadas (1). Los
conceptos de preeclampsia y eclampsia así como de hipertensión arterial cróni­
ca y embarazo, siguen siendo sustancialmente iguales a los antes mencionados.
Hasta que los distintos comités de estudio no se pongan de acuerdo, como parece
que va a suceder sobre esta última nomenclatura, es todavía común ver y oír los
términos de hipertensión inducida o provocada por el embarazo como sinónimo
de preeclampsia-eclampsia.

R E F E R E N C IA S

1. Report of National High Blood Pressure Education Program Working Group: Report on high
blood pressure in pregnancy. Am J Obstet Gynecol. 2000; 183: S1-S22.

2. ACOG diagnosis and management of preeclampsia and eclampsia. ACOG Practice Bulletin.
2002;33:1-14.

3. Sibai B M. Diagnosis and management of gestational hypertension and preeclampsia. Obstet


Gynecol. 2003; 102(1): 181-192.

4. Duley L Preeclampsia and the hypertensive disorders of pregnancy. British Medical Bulletin.
2003; 67: 161-176.

Hipertensión en el embarazo 23
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CAPÍTULO 2

EPIDEMIOLOGIA

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INCIDENCIA

La Preeclampsia-eclampsia (PE-E) ocurre en el 5 a 10 % de los embarazos y su


frecuencia es mayor si existen factores predisponentes, que constituyen el grupo
de alto riesgo (1-3). En Venezuela la frecuencia de la PE-E oscila entre 1,56% y
6,2% para la preeclampsia y 0,05 a 0,48 % para la eclampsia (4-6).

FACTORES PREDISPONENTES

Los factores predisponentes son (1-3)

1. Nuliparidad.
2. Antígeno paterno: Cambio de pareja. Exposición a espermatozoides.
3. Edad.
4. Antecedentes de hipertensión arterial crónica o enfermedad renal.
5. Antecedentes personales de preeclampsia-eclampsia.
6. Historia familiar de preeclampsia-eclampsia. Factor genético.
7. Obesidad y resistencia a la insulina.
8. Diabetes.
9. Embarazo múltiple.
10. Embarazo molar.
11. Otros.
11.1 Hidrops fetalis no inmune.
11.2 Anticuerpos antifosfolípidos.
11.3 Tabaquismo.
11.4 Cromosomopatías (Trisomía 13 y 21).

1. Nuliparidad
Según Chesley, el 75 % de las mujeres con PE-E son nulíparas. Es de seis a ocho
veces más frecuente en nulíparas que en multíparas.

2. Antígeno paterno:
Exposición a espermatozoides. Inseminación con donante
La unidad fetoplacentaria, como semialoinjerto, posee antígenos paternos ex­

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Domenico Guariglia

traños a la madre. Recientemente se ha confirmado la teoría de la inadaptación


inmunitaria en la aparición de la preeclampsia. Se ha visto que la exposición de la
mujer al semen de la pareja, antes de la gestación, la protege de la preeclampsia.
Los hechos observados que apoyan esta teoría de un componente inmunológico,
serían:
-No usar preservativo por tiempo prolongado, no cambiar pareja y el sexo oral,
protegen contra la preeclampsia (7,8).
-El efecto protector de la m ultiparidad se pierde al cambiar de pareja (8,9).
-La inseminación artificial con donante causa un incremento casi al doble de
preeclampsia, al igual que la donación de oocitos (10).
-Cuando un padre ha tenido una pareja con preeclampsia, el riesgo de una nueva
pareja de tener preeclampsia es mayor, aún siendo su segundo embarazo (11).

3) Edad
Es más frecuente en embarazadas < de 21 años y > de 35.

4) Antecedentes de hipertensión arterial crónica o enfermedad renal


Con respecto a la hipertensión arterial crónica, el riesgo de preeclampsia-eclamp-
sia sobreagregada aumenta si la paciente presenta una presión arterial > de
160/110 mm Hg, una creatinina > de 1,5 mg por decilitro o hipertrofia ventricular
izquierda en el ecocardiograma al comienzo de la gestación. Igual sucede en la
paciente con insuficiencia renal, donde depende de la severidad y cronicidad de
la misma. Un estudio prospectivo encontró preeclampsia sobreagregada en 25%
de las hipertensas crónicas, que aumentaba a 35% si la misma tenía una duración
de 4 o más años, previos al embarazo (12).

5) Antecedentes personales de preeclampsia


Sibai y col en 1991 demostraron que si la paciente presentó una preeclampsia
al finalizar el embarazo anterior, la posibilidad de que la presente nuevamente
aumenta a 20 % si estaba a término, a 37 % si se encontraba en el tercer trimestre
y a 64 % en el segundo trimestre; por lo tanto el riesgo de recidiva aumenta en la
preeclampsia grave de aparición temprana.

6) Historia familiar de preeclampsia. Factor genético


Se cree que la preeclampsia estaría ligada a un gen autosómico recesivo. Las mu­
jeres con enfermedad grave y repetitiva durante el embarazo m uy probablemente
tienen una tendencia genética. La incidencia de preeclampsia es cuatro veces ma­
yor en hijas de mujeres que la padecieron en su primer embarazo (Adams y Fin-
layson 1961). Chesley y Cooper en 1986 encontraron que era más frecuente en
hermanas (37%), hijas (26%) y nietas (16%) que en hermanastras (6%). Esto ha
28 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Epidemiología

sido confirmado más recientemente cuando 22% de las mujeres con antecedente
familiar tuvieron preeclampsia grave, en comparación con 5,1% de las pacientes
sin él (13). Se ha abierto un amplio campo de investigación mediante estudios en
gemelos, de consanguinidad, análisis de segregación y de vínculo genético con
varios genes matem os, que pudieran aportar luces en el futuro, como es el caso
de la mutación del factor V de Leiden y variantes del gen del angiotensinógeno
(14).

7) Obesidad y resistencia a la insulina


La obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial
incluyendo preeclampsia. Un índice de masa corporal >29,0 aumenta en 10% el
riesgo (15). La obesidad está muy ligada a la resistencia a la insulina y aunque no
se conoce exactamente el mecanismo de la asociación, parecen que influyen los
siguientes factores: A) El estado hiperdinámico de la obesa, B) Dislipidemia, C)
Producción de citosina por los adipositos, lo cual agravaría el estrés oxidativo de
la preeclampsia y D) Aumento de la actividad simpática y de la resorción tubular
de sodio o ambas (10, 16,17).

8) Diabetes
Con respecto a la diabetes, se sabe que es un potente factor pero su valor es difícil
de establecer, ya que parece depender de la severidad y antigüedad de la misma.
La diabetes tipo I se relaciona con m ayor incidencia de preeclampsia, sobre todo
cuando hay lesiones de vasculitis (16-18).

9) Embarazo múltiple
La Preeclampsia, generalmente en etapas más precoces, surge en 14 a 20 % de las
gestaciones múltiples. Los embarazos triples tienen un riesgo aún mayor (19).

10) Embarazo molar

11) Otros:
11.1. Hidrops fetalis no inmune

11.2. Anticuerpos antifosfolípidos


Sobre todo los anticuerpos anticardiolipina y anticoagulante lúpico, tie­
nen una relación bien establecida con la pérdida fetal recurrente y en
algunos casos de preeclampsia (20).

11.3. Tabaquismo
Aunque el hábito de fumar cigarrillos se asocia a una mayor morbimor-
Hipertensión en el embarazo 29
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

talidad perinatal, se ha observado una menor incidencia de preeclampsia


en las pacientes fumadoras (20, 21).

11.4. Crom osomopatías (Trisomía 13 y 21)


La importancia de conocer estos factores predisponentes, es la de per­
mitir la identificación del grupo de mujeres de alto riesgo, en quienes se
puede, con una detección precoz y un adecuado manejo, a nivel prenatal,
impedir que evolucione a formas clínicas más graves.

MORTALIDAD MATERNA Y PERINATAL

La Preeclampsia-eclampsia es una de las principales causas de muerte mater­


na. En la M aternidad Concepción Palacios (MCP), en el período 1975-1986, en
un estudio realizado por Gutiérrez y col (5), sobre la mortalidad materna por
eclampsia, ésta tuvo una frecuencia de 0,21% y la mortalidad materna fue de
11,21%, siendo la segunda causa de mortalidad en esa institución. Estos mismos
autores concluyen que las pacientes menos jóvenes, multíparas, de menor edad
de gestación y con más altas cifras de presión arterial sistólica, tienen mayor
riesgo de morir.

Para períodos anteriores, la frecuencia permaneció casi constante, como lo m ues­


tran Agüero y Aure en su revisión (6),obteniéndose un 0,18% en el período 1959-
1963, un 0,19% entre 1964-1968 y de nuevo 0,19% entre 1969 -1974. En una
revisión, más reciente (1974-1990), realizada por Uzcátegui y Toro (4), en el
Hospital “José Gregorio Hernández” de Caracas la mortalidad materna fue de
7,20%, siendo el accidente cerebro-vascular la principal causa, al igual que lo
reportado por otros autores (8). Esta mortalidad es menor a la de Gutiérrez y
col. (5), pero similar a la de Agüero y col (22) de 8,76% y Moreno y col (23) de
7,52%.

La PE-E, sobre todo la eclampsia, está asociada a una elevada pérdida perinatal.
En Venezuela Moreno y col (81) reportan cifras de 30,43% de mortalidad perina­
tal, con cifras de mortalidad fetal de 17,39%. Estos mismos autores encontraron
que la morbiletalidad era de 100%, si la madre tenía menos de 31 semanas de
gestación, 62,5% entre 32 y 36 semanas y 20,8% entre 37 y 41,3. Arcay y col
(24), con cifras iguales de mortalidad perinatal (30%), reportan una mortalidad
fetal mayor (27%).

Agüero y Aure (25), en un estudio para evaluar el riesgo perinatal en la eclamp-


30 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Epidemiología

sia, analizaron 1.343 casos atendidos en la MCP desde 1939 hasta 1968 y de un
total de 1.404 productos (incluyendo 64 múltiples), murieron 470 o sea el 33,4
%. La mayoría de las muertes (75,9%) se produjeron antes del parto o intraparto;
el resto fueron muertes neonatales. La patología pulmonar fue el principal hallaz­
go autópsico. En un análisis siguiente (26) con la misma casuística, los autores
mencionados encontraron que la prematuridad es indudablemente el factor más
importante y que más contribuye a la mortalidad perinatal de la eclampsia. Aun­
que no se hizo diferenciación entre prematuros reales y los de bajo peso para la
edad de la gestación, la prematuridad fue espontánea en el 63,05% y provocada
en el 36,94%. Esta última implica una mayor mortalidad, porque es obligada,
debido a la interrupción del embarazo, por la gravedad del cuadro clínico de la
madre. Los mismos autores (6), demuestran una disminución progresiva de las
tasas de mortalidad perinatal, desde el 36% en el período de 1939-1952 a 26% en
el período 1969-1974.
Gutiérrez y col (27), reportan una mortalidad perinatal de 28%, con una disminu­
ción importante de mortinatos (de 75,9% a 58,6%), debido quizás al uso más pre­
coz y liberal de la cesárea. En el mismo grupo de investigadores, Valle y col (28),
analizando específicamente la pérdida perinatal de las pacientes anteriormente
estudiadas, establecieron que el 58,6% de las muertes ocurrieron en el período
anteparto, y el 41,3 % en el período neonatal; igualmente establecieron una rela­
ción directa entre la prematuridad y el bajo peso con la mortalidad perinatal.

Más recientemente, Uzcátegui y Toro (4) en una revisión del Hospital J.G. Her­
nández, encontraron una m ortalidad perinatal de 14,78%, la cual se relacionó con
la gravedad del proceso, la duración, momento de aparición de las convulsiones
y edad de la gestación. La prematuridad y el bajo peso al nacer, también fueron
elevados, 50,65%.

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Hipertensión en el embarazo 33
ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPITULO 3

ETIOPATOGENIA
Y
FISIOPATOLOGÍA

Domenico Guariglia

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCCIÓN

La Preeclampsia-eclampsia (PE-E) es un desorden de etiología desconocida. A


través de los años se han propuesto una serie de teorías, muchas de ellas ya des­
echadas. Las que están actualmente en consideración son:
1. Placentación anormal
2. Factores inmunológicos y genéticos
3. Estrés oxidativo y peroxidación lipídica
4. Disfunción endotelial
5. Desequilibrio de la relación prostaciclina/tromboxano
6. Coagulopatía.

Analizaremos cada una de ellas de m anera separada, sólo desde el punto de vista
didáctico, ya que, al final del capítulo, concluiremos que hay una íntima y estre­
cha correlación entre cada una de ellas.

1. Placentación anormal
En el embarazo normal las arterias espirales son transformadas en vasos de baja
resistencia por medio de la sustitución de los elementos musculares y endote-
liales por el trofoblasto. La primera ola de migración trofoblástica ocurre entre
las semanas 10 y 16, cuando se sustituye la capa endotelial. Una segunda oleada
ocurre entre las semanas 16 y 22, cuando se extiende a la capa muscular e iner­
vación adrenérgica de dichas arterias, todo lo cual conduce a una vasodilatación
e incapacidad para la vasoconstricción.
El defecto inicial sería, entonces, según esta teoría, una placentación anormal:
Las arterias espirales conservan su capa muscular e inervación adrenérgica, por
inhibición de la segunda ola migratoria del trofoblasto, caracterizada por una in­
vasión poco profunda del citotrofoblasto y diferenciación defectuosa del mismo,
por lo tanto se produce y se mantiene una vasoconstricción con la correspondien­
te disminución del flujo uteroplacentario (1-5). Como veremos más adelante la
causa de esta implantación anormal sería la alteración de los mecanismos fisioló­
gicos y de protección inmunológica, que favorecen el desarrollo del trofoblasto
( 6 ).
Existen también situaciones donde el ambiente materno no permite la normal

ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

invasión del trofoblasto, como la diabetes, lupus eritematoso sistémico y la obe­


sidad (4).

2. Factores inmunológicos y genéticos


Por ser de etiología desconocida, se ha planteado la intervención de fenómenos
inmunológicos, ya que se ha observado en estudios epidemiológicos un aumento
de la frecuencia en primigestas y en pacientes que cambian de pareja sexual, o
que usan métodos anticonceptivos de barrera por tiempo prolongado así como
en pacientes con enfermedades vasculares o del colágeno (7-10). Existiría una
respuesta inmunológica anormal contra el trofoblasto, con ausencia de anticuer­
pos bloqueadores, disminución de la reacción inmunitaria mediada por células,
activación de los neutrófilos y linfocitos T, participación de radicales libres de
oxígeno y citoquinas (11-14), capaces de producir lesión de células endoteliales
y activación del sistema de coagulación.

En la gestación normal existe un equilibrio entre la producción de citoquinas y


factores de crecimiento, que favorecen la respuesta inmunomoduladora materna
y por consiguiente el crecimiento del trofoblasto. Las citoquinas son proteínas
que actúan como efectores del sistema inmunológico y también como factores
de crecimiento en determinados tejidos (5). En la preeclampsia se ha detectado
una sobreproducción de citoquinas proinflamatorias, con efecto nocivo sobre el
trofoblasto (15-16). Igualmente, la diferenciación del trofoblasto proliferativo en
invasivo, así como la expresión de marcadores vasculares, no se produce en la
paciente con preeclampsia (17-18).

También se menciona la presencia del antígeno de superficie HLA-DR4 en el


trastorno de la m igración trofoblástica (11,19).
Para resumir lo anterior, parecería, según las últimas teorías, que una insuficiente
exposición al componente paterno de los antígenos trofoblásticos así como la
falta de diferenciación del mismo, impiden la aparición de las señales para la
aparición del efecto inmunomodulador , que se produce en la interfase materno-
fetal en el embarazo normal (6).

Otra teoría, como se mencionó antes, es la existencia de bases genéticas, princi­


palmente herencia de tipo recesivo (20). No se descarta el papel del factor gené­
tico en gran parte de los casos de preeclampsia, como alteraciones genéticas que
provoquen el aumento de la síntesis de citoquinas pro-inflamatorias, angiotensi-
nógeno, hiperlipidemias familiares, que pudieran aumentar los procesos oxidati-
vos o enfermedades autoinmunes, que alteren la microcirculación o la coagula­
ción, como la trombofilia (6).
38 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Etiopatogenia y fisiopatología

3. Estrés oxidativo
La peroxidación lipídica consiste en la conversión oxidativa de ácidos grasos
insaturados a productos conocidos como hidroperóxidos, por efecto de los radi­
cales libres. Un radical libre es una molécula que contiene uno o más electrones
no impares, capaz de existir independientemente. De vida breve, es muy reactivo,
transfiere electrones y pueden producir daño celular. Este proceso ocurre normal­
mente en todas las células del organismo, pero a baja intensidad.

En nuestro organismo hay sistemas antioxidativos enzimáticos y no enzimáticos


como las enzimas superóxido dismutasas, catalasas, glutatión peroxidasa y vita­
mina C, tocoferol y ceruloplasmina respectivamente.

Cuando los procesos de oxidación sobrepasan los mecanismos antioxidantes, se


produce un estrés oxidativo, siendo la peroxidación lipídica una de sus manifes­
taciones más importantes, que involucra cambios en la composición química y
estructural de las membranas celulares.

En el embarazo normal aumenta la peroxidación lipídica y el total de lípidos cir­


culantes, pero es compensado por los sistemas antioxidantes. En la preeclampsia,
el proceso de isquemia placentaria aumenta los niveles de radicales libres, hidro­
peróxidos y la activación de los neutrófilos y citocinas, perdiéndose el equilibrio
antioxidativo (21-23).

Así como los lipoperóxidos tienen una gran capacidad de dañar las células endo-
teliales, se ha comprobado que sustancias de tipo proteico, como las citoquinas,
realizan un papel similar. Existe una elevación de las citoquinas en general y de
las citoquinas proinflamatorias en particular, como la “tumor necrosis factor a ”.
(TNF a ) o interleuquina 2 (IL 2), en pacientes con preeclampsia (24).
El otro elemento que se ha propuesto como implicado en la lesión endotelial
serían las mismas células del trofoblasto en la circulación materna, capaces de
producir ellas mismas citoquinas y sustancias vasoactivas (25).

4. Disfunción endotelial
El endotelio cumple una serie de funciones muy importantes:

a) Conservar el tono vascular, por el equilibrio entre vasoconstrictores, como las


endotelinas y el tromboxano, y vasodilatadores, como el óxido nítrico (ON) y la
prostaciclina (Pg 12).
b) Preservar la integridad de todo el aparato vascular.
c) Prevenir la coagulación intravascular, por la acción equilibrada entre los efec-
Hipertensión en el embarazo 39
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

tos procoagulantes y anticoagulantes.

El daño endotelial en la preeclampsia puede ser causado por la hipoxia que


estimula la producción de endotelina, sustancias producidas por los neutrófilos,
macrófagos y linfocitos T y por acción de los radicales libres de oxígeno (2,
22). Esto se manifiesta por lisis de las células endoteliales, fragmentación del
endotelio y aumento de la permeabilidad. Además, se produce una disminución
de la relación prostaciclina/tromboxano y de los niveles de óxido nítrico o factor
de relajación del endotelio (EDRF) en el flujo placentario, con predominio de la
acción vasoconstrictora. El vasoespasmo asociado al daño endotelial lleva a la
producción de endotelinas, agregación plaquetaria y la activación del sistema de
coagulación (2, 26).

5. Desequilibrio en la relación prostaciclina/tromboxano


En el embarazo, en general, existe un aumento de la producción de prostaglandi-
nas, tanto del tromboxano A2, vasoconstrictor y agregante plaquetario, producido
por las plaquetas y el trofoblasto, como de la prostaciclina (Pg 12), vasodilatador
e inhibidor de la agregación plaquetaria, secretado por el endotelio y la corte­
za adrenal. El balance, en el embarazo normal, está a favor de la prostaciclina.
Muchos investigadores han encontrado evidencias de una síntesis disminuida de
prostaciclina en pacientes con preeclampsia, debido a que los elevados niveles de
peróxidos lipídicos inhiben la ciclooxigenasa (27-28).
Hoy en día se acepta que más que una lesión o daño endotelial se produce, por lo
menos al principio, una disfunción endotelial, caracterizada por una hiperestimu-
lación de los sistemas que mantienen el tono vascular n o rm a l, como la prostaci­
clina y el óxido nítrico (ON); y sólo cuando esta hiperestimulación es sostenida
y mantenida en el tiempo, ocurre un agotamiento de estos sistemas y aparece el
vasoespasmo (29-30).

6. Coagulopatía
Hace más de 100 años se descubrió depósito de fibrina y trombosis de vasos
en pacientes fallecidas por eclampsia y en 1912 se planteó por primera vez la
alteración de la coagulación. En la preeclampsia se produce una activación del
sistema de coagulación, principalmente por disminución de la antitrombina III
e interacción entre las plaquetas y el endotelio dañado, con aumento del consu­
mo por adherencia plaquetaria a la colágena subendotelial, lo cual se traduce en
trombocitopenia. La etiología de la coagulopatía es controversial. La teoría ac­
tual más aceptada es la que propone que el daño endotelial, tanto en la circulación
sistémica como en la útero-placentaria, es el hecho fundamental que desencadena
la activación plaquetaria y la generación de fibrina (31).
40 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Etiopatogenia y fisiopatología

Como se puede deducir de lo expuesto anteriormente, existe una estrecha inte-


rrelación entre todas las teorías antes mencionadas. Los numerosos fenómenos y
eventos fisiopatológicos que ocurren, primaria o secundariamente, nos impiden
desligarlos, sino más bien observarlos en su conjunto.
En el flujograma de la Fig. 3.1 se resume la mayoría de estos procesos etiofisio-
patogénicos.
Es importante anotar que, a luz de los conocimientos actuales, se considera a
la preeclampsia como una enfermedad inflamatoria, ya que hay una activación
anormal inmunológica (Hiperactivación neutrocitaria, aumento de citoquinas y
de otros marcadores inmunológicos). Esto constituiría lo contrario de lo que ocu­
rre en una embarazada normal, donde existe una respuesta inmunomoduladora
con síntesis de citoquinas protectoras del crecimiento trofoblástico (32).

HTA= Hipertensión arterial crónica. DPP = Desprendimiento prematuro de placenta.


LES = Lupus eritematoso sistémico SF= Sufrimiento fetal.
RCIU=Retardo de crecimiento intrauterino CID= Coagulación intravascular diseminada.
Figura 3 J . Etiofisiopatogenia
Hipertensión en el embarazo 41
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Domenico Guariglia

OTROS CAMBIOS MSIOPATOLÓGICOS

Otros mecanismos fisiopatológícos a analizar serian:


1. Sistema renina-angiotensina-aldosteroiia
2. Volumen sanguíneo
3. Sistema adrenéigico

L Süstemnarenina-angioteiiaiiia--akloateroiia
El sistema renina -angiotensina-aldosteronajuega un papel esencial en el control
del tono vascular y la presión arterial. En el embarazo normal, la concentración
y la actividad de todos sus componentes están aumentadas, sin embargo, la reac­
tividad vascular a la angiotensina n está disminuida. Esta reactividad disminuida
se debe a la producción de prostaciclina y el factor de relajación del endotelio
(EDRF). La prostaciclina y el EDRF están, precisamente, disminuidos en la pre­
eclampsia, contribuyendo por lo tanto a la pérdida de dicha refractariedad, que
se observa en esta patología y, por consiguiente, a la aparición del vasoespasmo
(33-34).

2. Volluun ssmgnnflm®®
En la embarazada normal, ocurre una expansión del volumen plasmático, alre­
dedor del 50% de la no embarazada, entre las semanas 32 y 34. Este aumento se
debe a los cambios en la producción de prostanoides y del sistema renina-angio-
tensina-aldosterona, secundaria, los aumentos de estrógenos y progesterona. En
la preeclampsia se ha observado una disminución de dicho volumen, que puede
llegar al 30-40% en la preeclampsia grave. Estudios recientes han revelado que
dicha disminución se observa sólo en embarazos con preeclampsia, acompañado
de retardo de crecimiento intrauterino, con proteinuria significativa y además
se acompaña de una hemoconcentración y aumento de la viscosidad sanguínea,
todo lo cual puede llevar a una disminución del flujo uteroplacentario, trombosis
e infartos placentarios (35).

3. Sistema airemérglcffl
La producción y los niveles de catecolaminas en la embarazada normal son muy
variables. Sin embargo, se ha observado una excreción urinaria aumentada de
adrenalina y noradrenalina, así como una respuesta presara aumentada a la infu­
sión de noradrenalina en las pacientes con preeclampsia (36).

Correlacionando los puntos anteriores, se podría concluir que la falta de equili­


brio en la producción entre las sustancias vasodilatadoras, como la prostaciclina

42 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Etiopatogenia y fisiopatología

y EDRF y las vasoconstrictoras, como el tromboxano, la angiotensina n y ca-


tecolaminas, en el lecho vascular materno, uteroplacentario y umbilical, parece
tener un papel fundamental en la aparición de la preeclampsia y sus secuelas.

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Domenico Guariglia

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Hipertensión en el embarazo 45
ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPITULO 4

CAMBIOS
PATOLÓGICOS

Domenico Guariglia

ERRNVPHGLFRVRUJ
IN T R O D U C C IÓ N

Los cambios patológicos son las modificaciones producidas por la enfermedad


en órganos, aparatos y sistemas. La disfunción y posterior daño endotelial cons­
tituyen la lesión fundamental de la preeclampsia y a partir de ésta se explican
todas las manifestaciones clínicas (signos y síntomas), consecuencia del ataque
de todos los aparatos, que a continuación vamos a mencionar:

1. CA RD IO V A SCU LA RES

En los últimos años se han reportado numerosos estudios hemodinámicos obte­


nidos mediante la utilización de catéter de Swan Ganz, y todos concuerdan en
que:

1. La contractibilidad miocárdica no está comprometida


2. La poscarga se encuentra elevada
3. El gasto cardíaco está reducido
4. La presión capilar pulmonar está normal o baja
5. Hipovolemia relativa (hemoconcentración) por el vasoespasmo que disminuye
la capacidad del sistema vascular y por lo tanto el volumen plasmático; aumento
de la permeabilidad vascular y disminución de la presión oncótica plasmática.
La hipertensión es consecuencia del vasoespasmo arteriolar.

2. H E M A TO L Ó G IC O S

Consisten en cambios en la función plaquetaria y en el sistema de la coagulación.


Se ha demostrado disminución de las cifras de plaquetas, aumento de su tamaño,
menor vida media y aumento de la producción de tromboxano.
Cuando la lesión endotelial es importante, se produce hemolisis, por destrucción
de hematíes a su paso por las arteriolas.

La trombocitopenia es un hallazgo común en la preeclampsia, se debe a agrega­


ción de plaquetas en los sitios de daño endotelial.

ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

Los productos de degradación del fibrinógeno pueden estar elevados. Las proteí­
nas reguladoras de la coagulación, antitrombina III, proteína S y proteína C están
disminuidas y la fibronectina aumentada. La concentración de plasminógeno dis­
minuye al igual que la de fibrinógeno.

Todas estas alteraciones representarían una microangiopatía en la que el daño


endotelial estimularía una mayor activación de la coagulación sanguínea y riesgo
elevado de coagulación intravascular diseminada o CID (1,2).
Según M etz y col. (3), a excepción de los dímeros D, fragmentos producidos por
la digestión lítica de la fibrina entrecruzada, la combinación de recuento plaque-
tario y el tiempo parcial de tromboplastina activado son los exámenes de labo­
ratorio mínimos que, por su costo y efectividad, nos pueden hacer sospechar de
CID en la preeclampsia.

3. RENALES

La mayoría de las preeclámpticas experimentan una leve a moderada disminución


de la perfusión renal y del índice de filtración glomerular, debido a vasoconstric­
ción y disminución de calibre de los capilares glomerulares e hipovolemia, con
aumento de creatinina y ácido úrico en el plasma, sobre todo en los casos de
enfermedad grave. El incremento de la permeabilidad a nivel de los capilares
glomerulares se manifiesta por la aparición de proteinuria, no constante, tardía
y no selectiva. También se observa hipocalciuria, alteración de la excreción de
sodio y del sistema renina-angiotensina-aldosterona.
Los cambios renales reversibles se han denominado glomeruloendoteliosis (Spar-
go 1958), patognomónicos de esta patología, e incluyen vasoconstricción de las
arteriolas, edema de células endoteliales, depósitos subendoteliales de fibrina,
y edema de células mesangiales. Al principio esta lesión fue considerada como
específica de la preeclampsia, sin embargo, ha sido encontrada en otros tipos de
hipertensión de tipo renal, sin relación con el embarazo, a través de la biopsia
renal (4, 5). Pollack y Nettles en 1960 demostraron que la tasa de concordancia
entre la clínica y la biopsia renal en preeclámpticas era del 58%.
El glomérulo es la parte más afectada al principio. Se ha encontrado un incre­
mento moderado del tamaño del ovillo glomerular. La vasoconstricción arteriolar
glomerular resulta de la combinación de daño endotelial, cambios bioquímicos
y estructurales de la pared capilar y alteraciones del tono vascular por sustancias
vasoactivas. A veces se produce necrosis tubular o cortical aguda, secundaria a
isquemia, que puede llevar a insuficiencia renal. Otra causa es la hemolisis y he­
moglobinuria, conocida como necrosis tubular aguda pigmentaria (6).
Hay un predominio de depósito de fibrina en los glomérulos (Vassalli y col 1963).
50 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Cambios patológicos

Petrucco y col en 1974 encontraron depósito de IgG e IgM y complemento en


67% y 77% de biopsia de preeclámptica y una relación directa entre la intensidad
de la tinción inmunitaria y la gravedad de las lesiones.

Con microscopía electrónica se ha encontrado hipertrofia endotelial, con oblite­


ración casi completa de la luz capilar; expansión segmentaria de la membrana
basal y acumulación de depósito electrodensos subendoteliales (6).
La biopsia renal significó en una época el diagnóstico diferencial entre una glo-
méruloendoteliosis típica y una patología renal crónica, pero hoy se ha descar­
tado por los elevados riesgos del procedimiento y el bajo porcentaje de concor­
dancia.

4. HEPÁTICOS

Las lesiones más importantes incluyen: Hemorragia focal periportal, depósito si­
nusoidal de fibrina, diversos grados de cambios grasos hepatocelulares y necrosis
(6). El sangrado puede distender el espacio subcapsular de la cápsula de Glisson,
y formar un hematoma, responsable del dolor epigástrico o en hipocondrio dere­
cho, que generalmente precede a las convulsiones y que puede conllevar a la rup­
tura hepática (Ver Cap 7, Fig. 7-4, Fig. 7-5), con hemoperitoneo, complicación
ésta muy grave, la mayoría de las veces fatal, pero que en la actualidad es menos
frecuentes por la conducta activa de interrumpir el embarazo, lo más pronto posi­
ble. Por supuesto que los cambios patológicos antes mencionados se acompañan
de aumento de las transaminasas y bilirrubina (7).

5. CEREBRALES

Las lesiones cerebrales postmortem de preeclámpticas o eclámpticas son: Hi­


peremia, isquemia focal, trombosis y hemorragia (6) (Ver Capítulo 7, Fig. 7-1 y
Fig. 7- 2). El flujo cerebral, el consumo de oxígeno y la resistencia vascular y los
resultados del electroencefalograma no están alterados. En la tomografía axial
computarizada se observaron áreas hipodensas en la corteza, que corresponden
a hemorragia e infarto. El área occipital es extraordinariamente sensible a las
situaciones de vasoespasmo y disminución de la perfusión. Actualmente se están
haciendo estudios de resonancia magnética nuclear y ultrasonografía Doppler.

6. PLACENTARIOS

Se observan con mayor frecuencia vasoespasmo, degeneración del trofoblasto e


infartos y microscópicamente, adelgazamiento del citotrofoblasto, nodulos sinci-
Hipertensión en el embarazo 51
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

cíales, arteriosclerosis aguda y aterosis de arterias espirales.

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52 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPÍTULO 5

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCCIÓN

El cuadro clínico de la preeclampsia-eclampsia puede ser variado. Aparece des­


pués de las 20 semanas; sin embargo, sólo puede aparecer una preeclampsia ge-
nuina con anticipación a las 20 semanas en la enfermedad del trofoblasto, cuando
ésta alcanza un cierto desarrollo.

A continuación mencionaremos los criterios generales diagnósticos que compar­


ten las distintas entidades: Preeclampsia, eclampsia, preeclampsia sobreañadida
a una hipertensión crónica. Igualmente actualizaremos, a la luz de las últimas
reuniones o consensos, los nuevos conceptos sobre hipertensión gestacional y su
variante la hipertensión tardía o transitoria.
Dejaremos para un capítulo aparte todo lo concerniente a la hipertensión crónica
en la embarazada.

PREECLAM PSIA
Criterios generales
Síntomas: Los más comúnmente observados son
- Sensación de pesadez y presión craneal
- Cefalea fronto-occipital
- Mareo
- Insomnio
- Agitación
- Trastornos visuales: Escotomas centellantes y ambliopía
- Epigastralgia

Signos: Consisten en:

Hipertensión
Es el signo capital y guía de esta patología. El conocimiento de los valores pre­
vios, antes del embarazo o en los tres primeros meses, facilita la interpretación
para su clasificación.
Habitualmente, se establece de forma progresiva y se pierde su ritmo circadiano
fisiológico. Su medición debe hacerse con un manguito de tamaño apropiado y

ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

preferiblemente con la paciente sentada. Se utiliza la fase V de K orotkoff para


definir a la presión arterial diastólica. Las cifras diastólicas tienen, como diagnós­
tico temprano, mayor significación que la sistólica.
Se define como un incremento sostenido de 140 mmHg en la sistólica y 90 mmHg
en la diastólica, por lo menos en 2 oportunidades, con 6 horas de diferencia. U l­
timamente se ha cuestionado el valor pronóstico de la elevación de las cifras
tensionales en 30 mmHg en la sistólica y 15 mm Hg en la diastólica, sobre el
promedio de estas cifras antes de la semana 20 (1), siempre y cuando no esté
acompañado de proteinuria e hiperuricemia (2). Los valores y rangos varían de
acuerdo a la patología y se explicará más adelante. El fondo de ojo muestra alte­
raciones evolutivas características de la preeclampsia (3).

Proteinuria
Normalmente la proteinuria aparece en una fase posterior al incremento del peso
y la instauración de la hipertensión. Generalmente no es selectiva, por lo tanto no
se debería hablar de albuminuria, ya que puede acompañarse de otras proteínas
como hemoglobina, globulina, transferrina, así como otras moléculas más pe­
queñas. Se considera anormal la eliminación > O, 3 g de proteína en una muestra
total de orina de 24 horas o > 30 mg% o más (1 cruz o más en una cinta reactiva),
en dos muestras de orina tomadas al azar, con 6 o más horas de intervalo, en una
paciente en la cual no hay ningún indicio clínico ni de laboratorio de infección
urinaria. Esta última forma de determinación, generalmente con cintas reactiva
de uso en el consultorio, arroja más falsos positivos y negativos que la obtenida
en orina de 24 h (4). El grado de proteinuria puede fluctuar durante las 24 horas,
por lo cual una sola determinación no refleja gravedad. Tiene un importante va­
lor pronóstico, ya que si aumenta persistentemente, es un indicador de empeo­
ramiento del cuadro clínico y de aumento de la morbimortalidad materno-fetal
(5). A pesar de lo anterior, un 10% de casos tan graves como la eclampsia y el
síndrome HELLP pueden aparecer en ausencia de proteinuria.

El edema no condiciona el diagnóstico de preeclampsia-eclampsia, pero sí es


más frecuente en ésta. Sin embargo ha sido abandonado como marcador de pre­
eclampsia y, según los últimos consensos internacionales, no es imprescindible
para el diagnóstico (2, 6). Creemos sin embargo que el obstetra debe seguir bus­
cando este signo, siempre y cuando esté acompañado de hipertensión y franca
proteinuria, para lo cual nos permitimos mencionar algunas de sus característi­
cas:

Su localización es preferentemente en los tobillos extendiéndose luego a la región


pretibial, muslos y pared abdominal, o bien en cara (facies abotagada) y manos.
56 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Diagnóstico

Persiste a pesar del reposo y, según la gravedad del cuadro, puede generalizarse,
llegando incluso a edema pulmonar y ascitis.
Un método de detección es el control periódico del peso materno o la fóvea que
deja la presión del dedo sobre la cara anterior de la tibia, tobillo, etc.

ECLAM PSIA

Es el accidente agudo paroxístico que complica la preeclampsia y se caracteriza


por la aparición de convulsiones y coma. Habitualmente es precedida por los sín­
tomas preeclámpticos y se alcanza cuando éstos adquieren un grado de extrema
gravedad. Según su relación con el parto se define como:
- Eclampsia preparto
- Eclampsia intraparto
- Eclampsia posparto: Primeras 24-48 horas
La eclampsia se presenta con mayor frecuencia en el último trimestre del em ­
barazo y aumenta al aproximarse el término. Casi todos los casos de eclampsia
puerperal ocurren en las primeras 24-48 horas. En casos poco habituales, 3% de
todas las eclampsias, aparece en la semana que sigue al parto (7-8). En estos úl­
timos casos hay que descartar otras causas de convulsión, como epilepsia, tumor
cerebral, meningitis y encefalitis, rotura de aneurisma cerebral e incluso neurosis
de conversión.
En la eclampsia preparto, el trabajo de parto suele iniciarse espontáneamente des­
pués de las convulsiones, y si ocurre durante el trabajo de parto, el mismo es más
corto, por aumento de la frecuencia e intensidad de las contracciones uterinas.

Clínica
En el período llamado prodrómico, aparecen trastornos nerviosos (excitabilidad
acentuada, cefalea intensa fronto occipital), elevación aguda de la presión arte­
rial, trastornos oculares (diplopia, escotomas centelleantes, amaurosis), trastor­
nos sensoriales (vértigos, tinnitus) y trastornos digestivos (epigastralgia). Este
período puede durar desde minutos, hasta algunas horas y si no se trata con acier­
to aparece el ataque.

El ataque eclámptico evoluciona en tres períodos:


1. Contracciones tónicas: Comprende una fase de invasión (4 a 5 segundos) de
contracciones fibrilares que originan gestos producidos por las contracciones de
los músculos faciales. Los ojos giran hacia arriba y lateralmente con contractura
de los maxilares, lo cual puede originar mordeduras de la lengua. Luego la con­
tractura invade todos los músculos corporales. La cara rígida se vuelve cianótica.
Durante este período el diafragma se paraliza y la respiración se detiene durante
Hipertensión en el embarazo 57
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

20 a 30 segundos. Este período, peligroso por las caídas, mordeduras y la apnea


que amenaza asfixia, termina con una profunda inspiración.
2. Contracciones clónicas: Movimientos respiratorios entrecortados e irregu­
lares. Agitación de brazos transversalmente en movimientos desordenados; los
miembros inferiores están extendidos pero con movimientos regulares. Aparece
nistagmo y la lengua se proyecta hacia afuera con peligro de mordedura; la facies
continúa cianótica. Este período puede durar de 40 a 50 segundos. Las sacudidas
musculares rápidas y de pequeña amplitud al comienzo, se vuelven más amplias
y espaciadas después, para caer en coma luego de una crisis que, en total, ha
durado de un minuto a minuto y medio. A veces siguen otras crisis, que pueden
durar varios minutos, para term inar siempre en coma, del que se sale para un
nuevo ataque. Después de cada crisis se va profundizando el coma y empeora el
estado general.
3. Período de coma: Las sacudidas cesan por fin, y la paciente entra en coma
completo con pérdida total del conocimiento: Ausencia de reflejos y abolición del
sensorio. La respiración es estertorosa y las pupilas midriáticas. El estado gene­
ral se afecta: Taquicardia, temperatura hasta 40°C, oliguria-anuria, albuminuria
masiva. La hipertensión es máxima. Este período tiene duración indeterminada:
Desde minutos hasta horas. Cuando se recupera, se advierte una disminución
general del sensorio, con embotamiento e indiferencia.

Criterios específicos. (2, 9)

Preeclampsia leve
Deben ser etiquetadas como preeclampsia leve, todas aquellas pacientes que pre­
sentan las siguientes manifestaciones clínicas o de laboratorio:
1) Presión arterial de 140/90 o mayor, una presión arterial media (PAM) de 105
mmHg o mayor, medidos en la primera mitad del embarazo, en una paciente que
era normotensa hasta la semana 20, debidamente comprobado, en al menos dos
tomas con 6 horas de intervalo.
2) Proteinuria > 0,3 g o más en una muestra de orina de 24 h, sin sobrepasar los
3 gramos o una medición de 2 cruces (++) o más en 2 muestras de orina tomada
al azar, con 6 horas o más de intervalo.

Preeclampsia grave
Deben ser etiquetadas como pre-eclampsia grave, todas aquellas pacientes que
presentan uno o más de los siguientes datos clínicos o de laboratorio (2):
1) Presión arterial >160 mmHg para la sistólica o >110 mmHg para la diastólica,
o una presión arterial media superior a 126 mmHg, con intervalo de 6 horas,
cuando la paciente está en reposo en cama, en una paciente normotensa antes del
58 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Diagnóstico

actual embarazo y antes de la semana 20 de gestación.


2) Proteinuria de 5 g o más en una muestra de orina de 24 h o una medición de 3 a
4 cruces (+++/++++), en dos muestras, tomada al azar, con 6 horas de diferencia.
Esta proteinuria debe ocurrir por primera vez durante el embarazo y desaparecer
posparto.
3) Trastornos cerebrales o visuales: Cefalea persistente, escotomas centellantes,
visión borrosa, reflejos osteotendinosos exaltados y alteraciones de la concien-

4) Dolor persistente en epigastrio y/o hipocondrio derecho. Este signo, es premo-


nitoreo de hemorragia subcapsular o de probable ruptura hepática.
5) Edema agudo de pulmón.
6) Trombocitopenia (< 100 000 plaquetas x mm! ).
7) Oliguria, menos de 400 mL de orina en 24 h, o menos de 30 mL en 1 hora.

Es de hacer notar que en los últimos consensos internacionales se ha estipulado


con más precisión la cuantía de la proteinuria, como parámetro de clasificación.

Eclampsia
La aparición de convulsiones no atribuibles a ninguna otra causa subyacente,
como se m encionó anteriormente, en pacientes embarazadas, parturientas o puér­
peras en su fase inmediata, debe ser considerada suficiente para el diagnóstico
de eclampsia.

PREECLAM PSIA SOBREAGREGADA A LA HIPERTENSIÓN


CRÓNICA
Se sospecha que una preeclampsia puede estar sobreagregada a una hipertensión
crónica, previamente conocida y tratada, cuando:
1. La paciente hipertensa no presenta proteinuria antes de la semana 20 de gesta­
ción, sino después de esa semana
2. La paciente es hipertensa y proteinúrica antes de la semana 20 o previo al em ­
barazo, pero se presenta:
• Aumento repentino de la proteinuria
• Aumento de las cifras tensionales, por encima del valor promedio registrado
con tratamiento antihipertensivo
• Trombocitopenia
•Elevación importante de las enzimas hepáticas

Exámenes de laboratorio (2, 9)


Son útiles para el diagnóstico:
a) Hematocrito: La hemoconcentración es un indicador de severidad, sin embar-
Hipertensión en el embarazo 59
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Domenico Guariglia

go el valor puede estar m uy disminuido si hay hemolisis o anemia previa.


b) Creatinina: Niveles aumentados especialmente cuando están asociados con
oliguria, sugieren gravedad de la enfermedad.
c) Acido úrico: Es importante en el diagnóstico y sobretodo en el pronóstico fe­
tal. Valores por encima de 4,5 mg deben considerarse como de alarma y un valor
por encima de 6 mg ominoso.
d) Recuento de plaquetas: La trombocitopenia (menos de 100.000 plaquetas/
mm3) sugiere una preeclampsia severa, pero el comportamiento de la misma es
sumamente variable; puede encontrarse una plaquetopenia en el 10 % en los
casos leves y en el 50 % en casos de pre-eclampsias graves. En un trabajo en la
MCP con preeclampsia grave en el tercer trimestre, se encontró una baja frecuen­
cia de dicho hallazgo cuando el contaje, se realizo en orma mecanica (10). Es
más frecuente e importante encontrarlo en el síndrome HELLP.
e) Proteinuria 24 h: Su presencia nos está indicando compromiso renal (glo-
memlosis endotelial); es un indicador que aparece generalmente en etapas tardías
de la enfermedad. Se prefiere a la determinación en muestras separadas de orina
(2 ).
f) Transaminasas pirúvicas y oxaloacéticas: Su aumento indica un cuadro de
preeclampsia grave con compromiso hepático. Se encuentran muy elevadas en el
síndrome HELLP.

Exámenes complementarios
Se dispone actualmente una serie de exámenes complementarios, que nos permi­
ten confirmar el diagnóstico de preeclampsia:
a) Ecografía fetal: Es importante para valorar crecimiento, madurez y vitalidad
fetal, el estado de la placenta y el volumen del líquido amniótico.
b) Control electrónico fetal: Permite valorar la vitalidad fetal, asociado o no al
perfil biofísico.
c) Ultrasonografía Doppler (11): Ha sido utilizada para medir el flujo sanguí­
neo a través de las arterias uterinas, las umbilicales y las cerebrales lo cual refleja
la resistencia vascular, estimada por la comparación de ondas sistólicas/diastó-
licas. Normalmente, el lecho vascular uterino es un circuito de baja resistencia
y el flujo sanguíneo continúa a través de la diástole; a medida que la resistencia
aumenta, la velocidad diastólica disminuye en relación a la velocidad sistólica y
ésta es utilizada para estimar la disminución del flujo uteroplacentario. Muchos
autores han encontrado un aumento en dicha relación en las arterias uterinas en
pacientes con preeclampsia. También es utilizada para la predicción temprana de
preeclampsia y del retardo del crecimiento intrauterino.
d) Amniocentesis: Para pruebas de madurez fetal, por estudio del líquido amnió­
tico. Hoy en día cada vez menos utilizado por los innumerables signos ecográfi-
60 Hipertensión en el embarazo
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Diagnóstico

cos de madurez fetal, ya sea por métodos convencionales o flujometría Doppler,


e) Fondo de ojo: Se puede observar espasmo arterioral, isquemia, edema y en
casos especiales, desprendimiento de la retina (3).

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El diagnóstico diferencial debe hacerse con:
a) Hipertensión arterial crónica
b) Glomerulonefritis
c) Síndrome nefrótico
d) Hiperaldosteronismo
e) Feocromocitoma
f) Hiperplasia suprarrenal
g) Coartación de la aorta.

Cuadro 5.1 Diagnóstico diferencial entre HTA crónica y la preeclampsia

PREECLAMPSIA HTA CRONICA


Edad Edades extremas Mayor edad
(precoces y añosas)
Paridad Nulípara Multípara
Hipertensión previa Ausente Presente
Aparición hipertensión Después de 20 semanas Antes de la semana 20 de
de gestación gestación o del embarazo
Proteinuria Positiva Ausente o escasa
Edema Acentuado Ausente o escaso
Reflejos osteotendinosos Hiperreflexia Normales
Fondo de ojo Edema-espasmo arteriolar Retinopatía hipertensiva crónica
Examen cardíaco Normal Hipertrofia ventricular izquierda
Acido úrico Aumentado Normal
Función hepática “Hígado toxémico” Normal
Dolor hipocondrio derecho
Aumento de transaminasas
Pruebas hematológicas Trombocitopenia Normal
Coagulación intravascular
diseminada
Anemia hemolítica

HTA: Hipertensión Arterial

Hipertensión en el embarazo 61
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Domenico Guariglia

REFERENCIAS

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sangría en embarazadas con preeclampsia severa. Pronóstico de morbi-mortalidad matemo-fetal.
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11. Yoon BH, Lee CM, Kim SW. An abnormal umbilical artery waveform: A strong and indepen­
dent predictor of adverse perinatal outcome in patients with preeclampsia. Am J Obstet Gynecol.
1994; 171:713-721.

62 Hipertensión en el embarazo
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CAPÍTULO 6

TRATAMIENTO

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PREECLAM PSIA

Una vez diagnosticada la Preeclampsia, se hace necesario la implantación de un


tratamiento temprano, con las finalidades de:
1. Evitar las convulsiones
2. Evitar el accidente cerebrovascular y la hipertensión permanente
3. Lograr la sobrevida del feto, tratando de conservar su bienestar y lograr alcan­
zar o acelerar la madurez pulmonar.
4. Efectuar la extracción o expulsión del feto con traumatismo mínimo.

El tratamiento puede ser farmacológico y no farmacológico, pero el único trata­


miento definitivo es la finalización del embarazo.
Se indica tratamiento no farmacológico cuando la TA diastólica está entre 90 y
100 mm de Hg., y tratamiento farmacológico cuando la TA diastólica es mayor
a 100 mm de Hg.

Tratamiento no farmacológico
Consiste principalmente en reposo y dieta. El reposo permite la movilización de
líquido del intersticio al espacio intravascular, reduce la actividad simpática y
mejora el flujo uterino. Debe ser, fundamentalmente, en decúbito lateral izquier­
do, ya que la compresión del útero sobre la vena cava inferior reduce el retomo
venoso, con disminución del volumen minuto y aumento de la resistencia perifé­
rica. Sin embargo, no existe evidencia documentada que el reposo mejora la evo­
lución del cuadro clínico, tampoco hay estudios comparativos entre la actividad
física limitada y el reposo absoluto en cama y siempre existe el riesgo aumentado
de tromboembolismo (1-2).
En cuanto a la dieta, la hiposódica es perjudicial, ya que la paciente presenta una
marcada hipovolemia y la menor ingesta de Na, puede agravar dicha situación,
al disminuir aún más el flujo útero placentario y renal. Sólo está indicada en tres
situaciones: Hipertensión arterial crónica, sal sensible y en pacientes con insufi­
ciencia renal y/o cardíaca.

Tratamiento farmacológico
Se refiere a dos tipos de drogas principalmente, anticonvulsivantes y antihiper-

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tensivos, tanto para ataques agudos, como para el tratamiento a largo plazo y
de mantenimiento. A continuación se mencionan las drogas más comúnmente
utilizadas:

Anticonvulsivantes (1-3)
Sulfato de M agnesio
Fenobarbital
Difenilhidantoína sódica
Diazepam

Hipotensores (1-5)
Alfa metildopa
Hidralazina
Betabloqueantes: Pindolol (6-7), Atenolol, Labetalol (8)
Nifedipina (9)
Diazóxido (10)

En la M aternidad Concepción Palacios (MCP) se establecieron una serie de pau­


tas en el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión durante el embarazo, que
fueron publicadas en el año 1986 y que, resumidas y actualizadas, recomiendan
lo siguiente (11):

P r e e c l a m p s ia l e v e

Tratamiento médico
1. Hospitalización vs tratamiento ambulatorio: Anteriormente, el reposo en
cama de estas pacientes, obligaba casi siempre a la hospitalización. Sin embargo,
en los últimos años, muchos estudios han demostrado que, específicamente en la
preeclampsia leve o en la hipertensión gestacional leve, es factible una vigilancia
ambulatoria o incluso en el hogar de la paciente (12), siempre y cuando:
a) La paciente cumpla con el tratamiento y el reposo
b) Conozca los síntomas que indican gravedad
c) La vigilancia sea frecuente y periódica (1-2 veces por semana)

2. Reposo en decúbito lateral izquierdo, el cual no debe ser absoluto

3. Dieta hiperproteica normosódica

4. Laboratorio semanal o cada 15 días:


• Creatinina
66 Hipertensión en el embarazo
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Tratamiento

• Ácido úrico
• Recuento de plaquetas
• Proteinuria de 24 h.
• Enzimas hepáticas

5. Control de peso, signos vitales

6. Sedantes: En ocasiones, el uso de fenobarbital en dosis de 50 a 200 mg dia­


rios, vía oral, o diazepam, en dosis de 5 a 10 mg diarios, vía oral, ayudan a man­
tener la paciente en reposo relativo y a una menor producción de catecolaminas.
Su uso no debe ser rutinario.

No se utilizan hipotensores, a menos que la presión arterial diastólica sea > 100
mmHg, para no comprometer la perfusión placentaria o que puedan enmascarar
el diagnóstico de una preeclampsia grave. N o se utilizan diuréticos por la misma
razón.

Conducta obstétrica
La interrupción del embarazo es el único tratamiento definitivo, pero antes de
realizarlo se deben revisar ciertos factores como:
• Edad de la gestación
• Condiciones de salud fetal. Mediante la evaluación de los movimientos feta­
les diarios, monitoreo fetal no estresante o perfil biofísico y ultrasonido para el
cálculo del peso fetal y la cantidad de líquido amniótico. Estas últimas pruebas
pueden realizarse semanalmente, o más frecuentemente, de acuerdo al caso.
• M ejoría o agravamiento del cuadro clínico materno. Mediante la evalua­
ción clínica y de laboratorio arriba mencionados. Es conveniente avisarle a la
paciente en tratamiento ambulatorio que, en caso de presentar dolor abdominal
o en hipocondrio derecho u otros síntomas prodrómicos, contracciones uterinas,
sangrado genital o disminución o ausencia de movimientos fetales, debe acudir
de inmediato al hospital.
• Características del cuello uterino: En los embarazos a término, con cuello ute­
rino maduro, se hará inducción del trabajo de parto. Si el cuello no es favorable
se evaluarán las condiciones maternas y fetales, mediante ecosonografía, control
electrónico de la frecuencia cardíaca fetal, perfil biofísico y, en caso necesario,
amniocentesis, para determinación de la madurez pulmonar fetal. Dependiendo
de estos resultados, se decidirá la conducta, la cual puede ser expectante o se
procede a la inducción del parto, mediante la ruptura artificial de membranas y el
uso de oxitocina IV o el uso previo de prostaglandinas, si las características del

Hipertensión en el embarazo 67
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cuello uterino no son favorables.


En embarazos menores de 37 semanas, con respuesta favorable al tratamiento,
con paciente asintomática y cifras tensionales menores de 150/100 mm Hg, pro­
teinuria menor de 1 g en orina de 24 horas, plaquetas y enzimas hepáticas norma­
les, así como bienestar fetal conservado, se perm itirá la evolución del embarazo

Preeclampsia leve

Hospitalización vs.
ambulatorio

Control prenatal

Preeclampsia
grave

Figura 6.1. Flujograma de la atención médica y obstétrica de la preeclampsia leve


RCIU: Retardo del Crecimiento Intrauterino

68 Hipertensión en el embarazo
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Tratamiento

en beneficio de la maduración pulmonar fetal (2). (Fig. 6-1)


Preeclampsia grave

Tratamiento médico:
1. Hospitalización

2. Reposo en decúbito lateral izquierdo

3. Dieta hiperproteica normosódica. Se indicará dieta absoluta en aquellas pa­


cientes que lo ameriten, sobre todo a su ingreso.

4. Soluciones hidroelectrolíticas. El tipo y cantidad de dichas soluciones depen­


derá de la diuresis horaria, la presión venosa central, cuantía y distribución del
edema y cifras del hematocrito. La hidratación básica es de 30 mL por kilo de
peso y por día. Se utilizarán preferiblemente soluciones de dextrosa al 5% y clo­
ruro de sodio al 0,30%. También se pueden utilizar soluciones glucosadas al 5%
alternadas con soluciones glucofisiológicas, en proporción de 3 a 1. El ingreso
controlado de líquidos mediante el uso de presión venosa central y actualmente,
en algunos centros, las técnicas invasivas (13), han permitido un mejor control
de la expansión del espacio intravascular y, por lo tanto, mejorar la perfusión
renal en pacientes oligúricas así como manejar a las pacientes con edema agudo
pulmonar y crisis hipertensivas intratables.

5. Sulfato de Magnesio. Se utiliza como preventivo y tratamiento de las convul­


siones, por vía endovenosa, cuando ingresa la paciente. Se inicia con 5 g diluidos
en 10 mL de solución glucosada, intravenoso, lento, para pasar en un período no
menor de 5 minutos, seguido de 5 g diluidos en 500 mL de solución hidroelec-
trolítica, para pasar a una dosis máxima de 1 g/hora, que generalmente no se al­
canza. Puede administrarse también por vía intramuscular intermitente siguiendo
el esquema de Pritchard (14). En Venezuela se prefiere el esquema intravenoso,
aunque en estudios prospectivos no ha habido diferencias entre las dos vías. Por
lo general se administra en preeclampsia grave y eclampsia y hasta las 12-24
horas posparto.

Durante su infusión debe vigilarse:


• Presión arterial
• Reflejos osteotendinosos
• Diuresis horaria
• Frecuencia respiratoria
• Estado del sensorio.
Hipertensión en el embarazo 69
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La droga se debe suspender cuando:


a) Hay hipo o arreflexia. El reflejo rotuliano desaparece por su acción curarifor-
me y este hecho es importante porque permite prevenir la intoxicación, si no se
dispone de valores séricos de magnesio. Por lo general este efecto se alcanza con
cifras plasmáticas de M g entre 4 y 7 meq/L. El efecto anticonvulsivante también
se atribuye al bloqueo del ingreso de calcio a las neuronas e involucra receptores
de N-metil-aspartato en el hipocampo (15).

b) Frecuencia respiratoria menor de 15 por minuto, por el mismo efecto anterior

c) Diuresis menor de 30 mL/hora, debido a que el magnesio se elimina casi ex­


clusivamente por el riñón y su concentración plasmática a la dosis antes mencio­
nada puede ser m uy elevada, si la filtración glomerular está disminuida. Si existe
insuficiencia renal se deben hacer determinaciones seriadas del ión magnesio en
plasma. Si, además, hay somnolencia o estupor y descenso brusco de las cifras
tensionales diastólicas, se debe sospechar una intoxicación con la droga y admi­
nistrarse gluconato de calcio al 10% IV lento. Los efectos del calcio, sin embar­
go, pueden no ser suficientes o ser breves, lo cual obliga a la intubación traqueal
y ventilación mecánica, cuando se presenta la depresión o paro respiratorio.

En el posparto, se continuará el uso de la droga, por un período de 6 a 12 horas


hasta un máximo de 24 horas, según la evolución clínica. Se ha visto además que
el sulfato de magnesio inhibe la agregación placentaria, por medio de la prostaci­
clina (16) y deprime la contractilidad miometrial al impedir el ingreso del calcio
por bloqueo de los canales, lo cual se obtiene con una infusión de por lo menos 8
meq/L de magnesio (17). A nivel fetal, cruza la barrera placentaria, hasta que su
concentración se equilibra con la concentración sérica del feto (18).

En caso de no disponer de sulfato de magnesio o no hay una respuesta favorable


y reaparecen las convulsiones, se puede administrar:
Fenobarbital: 100-200 mg IV diario y luego dosis de mantenimiento: 100 mg
cada 8-12 horas.
Difenilhidantoína sódica: 1 g IV en 20 minutos (1 ampolla =100 mg). Esto
equivale a 15 mg por Kg de peso IV a una velocidad no mayor de 50 mg/min (1),
seguido por 100 mg IV cada 8 horas por 24 horas
Diazepam: Más utilizado en el momento de la convulsión, a la dosis de 10-20
mg IV lento. Se requiere experiencia en intubación traqueal para la administra­
ción por esta vía. Luego dosis de mantenimiento de 10-20 mg IM cada 6-8 horas
( 1).
En los últimos años se han publicado varios estudios comparativos de la eficacia
70 Hipertensión en el embarazo
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Tratamiento

del sulfato de magnesio y otros anticonvulsivantes en pacientes preeclámpticas


graves o eclámpticas. Se han estudiado la difenilhidantoína sódica (19-21), el
diazepam y el “cocktail lítico”. Igualmente se ha comparado con antihiperten-
sivos con la misma finalidad. El estudio más grande se hizo con nimodipina, un
bloqueador de los canales de calcio con efecto vasodilatador cerebral, donde la
incidencia de eclampsia fue menor en el grupo tratado con sulfato de magnesio
(22).
El estudio más importante hasta ahora, el “Collaborative Eclampsia Trial”, que
incluyó varios centros hospitalarios de Sudáfrica y Sudamérica, entre los cuales
nuestra -MCP-, reveló que el sulfato de magnesio era superior a la difenilhidan­
toína sódica y al diazepam en la prevención de las convulsiones (23). Dos traba­
jos más recientes han llegado a la misma conclusión (24-25).

6. Hipotensores. Se utilizan para lograr mantener la presión diastólica entre 90


y 100 mm de Hg, puesto que cifras menores o mayores pueden repercutir negati­
vamente sobre la madre o el feto. El uso de los hipotensores debe ser juicioso, en
forma progresiva y de acuerdo con la respuesta de cada paciente. La vía de admi­
nistración y su duración, dependerá de la magnitud de las cifras tensionales, así
como del cuadro clínico, agudo o crónico. En términos generales, en los servicios
de toxemia y alto riesgo obstétrico de la MCP, se utiliza el siguiente esquema:

6.1. Alfa metildopa. Es un agonista de los receptores alfa 2. Actúa a nivel central,
inhibiendo la descarga simpática. Es el hipotensor de mayor experiencia, cuan­
do no existe la crisis hipertensiva, y de mayor tiempo de uso en obstetricia, sin
afectar el bienestar fetal. No produce alteraciones en la frecuencia cardíaca, gasto
cardíaco y flujo renal en la embarazada ni en la hemodinámica placentaria.
Dosis: 250-500 mg vía oral cada 6-8 ó 12 horas. Dosis máxima: 2 g/24 h. No se
dispone en el país de la presentación parenteral.
Efectos secundarios: Sequedad de mucosas, somnolencia, hipotensión postural y
prueba de Coombs positiva.

6.2. Hidralazina. Si se llega a la dosis máxima de alfametil dopa o se alcanzan


efectos colaterales indeseables, se puede añadir hidralazina, por vía oral. Es un
vasodilatador arteriolar directo. Se tiene amplia experiencia y es eficaz. Ha sido
utilizado desde hace muchos años, sobre todo en Norteamérica, como droga de
elección para la hipertensión grave o crisis hipertensiva en su presentación paren­
teral y también como mantenimiento en su forma oral. Mejora el flujo sanguíneo
renal y uterino. La dosis de mantenimiento es por vía oral: 50 mg cada 6-8 horas.
No se dispone en Venezuela de la presentación parenteral. Efectos secundarios:
Cefalea, taquicardia, náuseas y vómito (26).
Hipertensión en el embarazo 71
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6.3. Betabloqueantes. Si no hay respuesta con los dos anteriores o si no se dis­


pone de los mismos, se pueden utilizar los betabloqueantes. Son antagonistas de
los receptores beta-adrenérgicos. De estos los más estudiados en nuestro medio
han sido el pindolol (6-7), labetalol (8) y atenolol.

6.3.1. Atenolol. Es un antagonista selectivo de los receptores beta-adrenérgicos


beta 1. Disminuye el gasto cardíaco, el volumen plasmático e inhibe la liberación
de renina. Dosis de 50-100 mg, vía oral, diario. Usado en la hipertensa crónica
durante el segundo trimestre del embarazo reveló retardo del crecimiento intrau­
terino y menor peso placentario (27).

6.3.2. Labetalol. Combina el bloqueo adrenérgico beta 1 y beta 2 junto con un


bloqueo alfa 1, por lo cual disminuye la resistencia periférica sin disminuir el
gasto cardíaco, y mantiene así una adecuada perfusión placentaria (8). Se pre­
fiere, sobre otros beta-bloqueantes. La dosis recomendada es de 200-800 mg,
vía oral, divididas en 2 dosis diarias, para un máximo de 2 400 mg por día. No
se dispone en Venezuela de la forma parenteral, la cual se utiliza para tratar la
crisis hipertensiva. Tanto el atenolol como el labetalol, están contraindicados en
pacientes con asma y bradicardia menor de 55.

Crisis hipertensiva
Cuando las cifras tensionales sean igual o superior a 170/110 mm Hg, se usará
medicación sublingual o parenteral de emergencia, para la crisis hipertensiva,
asociado al esquema terapéutico anterior en forma de urgencia en cualquier mo­
mento de la evolución, siempre y cuando se alcancen o rebasen las cifras antes
mencionadas, con la finalidad de prevenir las potenciales complicaciones cere-
brovasculares y cardiovasculares, como la encefalopatías, la hemorragia y la in­
suficiencia cardíaca congestiva (1). Estas drogas son:

Hidralazina
Aunque no se dispone en Venezuela de la presentación parenteral, la dosis reco­
mendada es de 5 a 10 mg IV o IM, que puede repetirse a los 15-20 minutos, si la
presión arterial diastólica está entre 105-110 mm H g ., para una dosis máxima de
30 mg. Trabajos recientes han demostrado que la hidralazina, en el tratamiento
de la crisis hipertensiva, está asociada con mayor morbilidad materna y fetal que
la nifedipina y el labetalol, donde se incluyen taquicardia e hipotensión materna,
alteraciones de la frecuencia cardíaca fetal, y mayor incidencia de desprendi­
miento prematuro de placenta normoinserta, oliguria materna y baja puntuación
de Apgar al minuto (28-29).

72 Hipertensión en el embarazo
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Tratamiento

Nifedipina
Es un bloqueador de los canales de calcio, que da excelente resultados en las
crisis hipertensiva. Inicialmente se administran 10-30 mg por vía sublingual (8).
Está sustituyendo actualmente a la hidralazina parenteral, por presentar igual efi­
cacia con menos efectos secundarios (29).

Labetalol
A la dosis de 10 mg IV; se espera 10 minutos, y si no mejora, se añade una dosis
adicional de 20 mg IV, para pasar luego a 40 mg IV con intervalo de 10 minutos,
hasta un máximo de 80 mg cada 10 min. Disminuye las cifras tensionales más rá­
pido que la hidralazina con menor taquicardia, sin embargo con cifras diastólicas
más bajas (29-30). Sibai recomienda, en la crisis hipertensiva, iniciar tratamiento
con labetalol hasta alcanzar su dosis máxima y, si la respuesta no es efectiva,
añadir nifedipina por vía oral (2). Lamentablemente la forma parenteral es difícil
de conseguir actualmente en Venezuela.

Diazóxido
Potente vasodilatador arteriolar, viene en ampollas de 300 mg. Actúa rápidamen­
te (1-3 min.). Hay que administrar la ampolla en forma rápida o mejor fracciona­
da (30-60 mg c/10 min), porque se une a las proteínas plasmáticas (10). Efectos
secundarios: Taquicardia, hipotensión, náuseas y retención de agua. En el recién
nacido se puede observar trombocitopenia, hipoglicemia y aumento de la bilirru-
bina.

Clonidina
1 ampolla de 0,150 mg, intramuscular. Es un alfa 2, agonista que actúa en forma
similar a la alfa metildopa, sin embargo no supera a esta última en experiencia y
seguridad. Dosis máxima: 0,45 mg/día.

Estas drogas pueden ser administradas cada 6-8 horas y su frecuente requeri­
miento nos está indicando la necesidad de aumentar la dosis de los antihiperten-
sivos de base o añadir otros.

7. Evaluación fetal
• Perfil biofísico
• Monitoreo fetal no estresante
• Evaluación ecográfica de crecimiento y cantidad de líquido amniótico
• Determinación de madurez fetal, por ecografía, amniocentesis o ambas

8. Exámenes de laboratorio
Hipertensión en el embarazo 73
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• Creatinina
• Acido úrico
• Recuento de plaquetas
• Proteinuria de 24 h.
• Enzimas hepáticas

9. Control de signos vitales, peso y diuresis horaria

10. Fondo de ojo

Conducta obstétrica
Las principales indicaciones para terminar un embarazo en una preeclampsia gra­
ve son:

Maternas:
a) Presión arterial diastólica > 110 mmHg, que no responda al tratamiento antihi-
pertensivo antes mencionado, en el lapso de 12-24 horas.
b) Pruebas renales y/o hepáticas alteradas.
c) Trombocitopenia.
d) Coagulación intravascular diseminada.
e) Sospecha o diagnóstico de desprendimiento prematuro de placenta normoin-
serta.

Fetales:
a) Evidencia de madurez pulmonar
b) Control electrónico fetal no reactivo o perfil biofísico fetal bajo
c) Retardo de crecimiento intrauterino
d) Oligohidramnios

El método de elección es la inducción del parto, mediante rotura artificial de


membranas y el uso de oxitócicos, si las condiciones del cuello uterino lo permi­
ten. Esta inducción del parto debe ser iniciada después de una evaluación mater­
na y fetal, una vez comenzado el tratamiento. En aquellas pacientes con cuello
uterino desfavorable, cuadro clínico grave y/o deterioro de la salud fetal, estará
indicada la cesárea una vez iniciado el tratamiento médico, sin importar la edad
de la gestación, cuando se ha esperado un período prudencial de 24-48 horas. En
pacientes con mejoría del cuadro clínico y bienestar fetal conservado, se perm iti­
rá la evolución del embarazo, hasta donde sea posible (Fig. 6-2).

74 Hipertensión en el embarazo
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Tratamiento

Hospitalización Hospitalización

i
Tratamiento médico
\
Tratamiento médico
(24-48 horas)

No a término A término

\
Esferoides

i ] ■ 5/ \ sem.
/i Interrupción del
< 23 sem. 24 - 32 sem. jj
embarazo

■No

Interrupción del
embarazo

Fig.6.2. Flujograma del manejo médico y obstétrico de la preeclampsia grave y eclampsia


RCIU: Retardo del Crecimiento Intrauterino

Hipertensión en el embarazo 75
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ECLAM PSIA

Conducta médica
Se sigue además de las pautas para preeclampsia grave, las siguientes:
1. Oxigenación.
2. Medidas de protección lingual para evitar traumatismos e inmovilización para
evitar caídas.
3. Mantener las vías aéreas permeables.
Se utiliza el sulfato de magnesio en bolus y mantenimiento por vía endovenosa.
El esquema es igual al utilizado en la preeclampsia grave. Si no hay respuesta fa­
vorable se puede intentar con diazepam, fenobarbital o fenitoína, como se descri­
be antes. A veces se requiere intubación y ventilación mecánica, por la depresión
respiratoria producida por las drogas.
Cuando se usa en convulsiones eclámpticas recurrentes, 10 al 15 % de las pa­
cientes pueden presentar una nueva convulsión, que requiera una dosis mayor
de sulfato de magnesio, a veces hasta 2 g/ hora en una sola administración, y si
tampoco cede, como ocurre en el status convulsivo eclámptico, será necesario
usar amobarbital sódico IV lento hasta 250 mg, tiopenthal sódico o intubación
endotraqueal.

Conducta obstétrica
Una vez iniciado el tratamiento, se procederá a la interrupción del embarazo,
independientemente de la edad de la gestación, preferiblemente 6 horas después
de la última convulsión, si las condiciones de la paciente lo permiten. Se induce
el parto con cuello maduro. Si no ceden las convulsiones y el cuello es desfavora­
ble, se hará cesárea. La conducta ante las complicaciones obstétricas se decidirá
de acuerdo a cada caso, tomando en cuenta la patología y la vía que más conviene
para la interrupción.

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78 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPÍTULO 7

COMPLICACIONES

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCTION

Pueden surgir durante el embarazo, parto e incluso durante el puerperio; ponen


en peligro la vida del binomio madre-feto, por alteraciones funcionales de múlti­
ples aparatos y sistemas.
Las dividiremos en: M édicas y Obstétricas

Médicas
La disfunción de los sistemas nervioso central, cardiorrespiratorio, renal y hepá­
tico son las más importantes ( 1), como se observa en el Cuadro 7 . 1.

Cuadro 7.1 . Principales complicaciones médicas de la preeclampsia-eclampsia

1. Neurológicas
• Accidente cerebrovascular
• Aumento de la presión intracraneana
• Edema cerebral
• Papiledema
• Desprendimiento de retina
• Amaurosis, ceguera
2. Cardiorrespiratorias
• Edema pulmonar
• Insuficiencia cardíaca
• Paro cardiorrespiratorio
3. Renales
• Insuficiencia renal
4. Hepáticas
• Necrosis periportal
• Hemorragia subcapsular
• Ruptura hepática
5. Síndrome HELLP

1. Neurológicas
Las manifestaciones neurológicas se caracterizan por un aumento de la presión

ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

intracraneana, que debe sospecharse cuando continúa el coma después de las


convulsiones o en casos en que haya papiledema. Está indicado realizar una to-
mografía computarizada y/o resonancia magnética nuclear, en busca de un hema­
toma intracraneal (2).

Con ultrasonografía Doppler transcraneal se encontró que la preeclámptica con


cefalea intensa tiene una alta probabilidad de perfusión cerebral alterada por va­
soespasmo y sobredistensión de las arteriolas, por pérdida de la regulación, que
puede persistir hasta 24 horas (3). Este fenómeno parece ser revertido por el uso
del sulfato de magnesio (2).

La manifestación clínica más importante es el accidente cerebrovascular hemo-


rrágico (Fig. 7.1 y Fig. 7.2), que va desde la petequia a la hemorragia masiva.
Se produce por una ruptura de un vaso intracerebral normal, una malformación
arteriovenosa o un aneurisma. Es más frecuente en la eclampsia, donde contri­
buye con el 20% de la mortalidad materna. Puede causar cuadro hemipléjico y
hasta muerte súbita por hemorragia cerebral masiva. Se justifica, sobre todo en
eclampsia, o si ocurre una cefalea intensa, que no mejora con tratamiento médi­
co, practicar tomografla computarizada y/o resonancia magnética de rutina.

Fig. 7.1. Hemorragia Cerebral (Tomado de Zighelboim I, Guariglia


D. Clínica Obstétrica 2da edición, con permiso)

82 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Complicaciones

Fig. 7.2. Hemorragia Cerebral Intraparenquimatosa


(Tomado de Zighelboim I, Guariglia D. Clínica Obstétrica
2da edición, con permiso)

La angiografía practicada con resonancia magnética revela vasoespasmo arterial


a nivel central en un tercio de las pacientes (4). La resonancia m agnética también
puede predecir la evolución clínica de las pacientes con edema cerebral. Hoy se
sabe que la mayoría de los mismos tienen su etiología en el vasoespasmo y m e­
nos frecuentemente en la isquemia o infarto (5).
Se han descrito casos de desprendimiento de retina (6) y amaurosis ocasionadas

Hipertensión en el embarazo 83
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

por hemorragias petequiales y edema focal en la corteza occipital (7), excepcio­


nalmente con pérdida de la visión, donde los equipos de resonancia magnética de
última generación han aclarado el diagnóstico y su manejo clínico (8).

2. Cardiopulmonares
El edema pulmonar ocurre por diversos mecanismos que actúan en forma com ­
binada como: Disminución de la presión coloidosmótica del plasma, aumento
de la presión capilar, lesión capilar endotelial, hidratación excesiva y disfúnción
ventricular izquierda.
Hay un aumento importante de la resistencia vascular sistémica y pulmonar, con
una función hiperdinámica del ventrículo izquierdo, casi el doble que en la emba­
razada normal. Las preeclámpticas con gastos cardíacos elevados, que en oportu­
nidades pueden caer en insuficiencia cardíaca, son las que han recibido grandes
volúmenes de líquidos, para expansión vascular, a veces sin control de presión
venosa central ni de la diuresis (9).
El paro cardiopulmonar suele ser el resultado de edema pulmonar o edema cere­
bral masivo.

3. Renales
La insuficiencia renal aguda es una complicación que aparece como resultado
de una necrosis tubular aguda o más rara de necrosis cortical (Fig. 7.3). Sue­
le manifestarse como hiperazoemia de rápido desarrollo y oliguria/anuria. Es
más frecuente en la eclampsia y/o después de un desprendimiento prematuro de
placenta, en el síndrome HELLP en un 5% de los casos (10) y en la hem orra­
gia grave del posparto, que generalmente acompaña a las anteriores patologías.
Aunque la insuficiencia renal en la preeclampsia pura, sin nefropatía de base,
es infrecuente y pocos casos requieren diálisis, su identificación temprana y el
tratamiento adecuado, pueden evitar el futuro daño renal. Sibai en 1990 estudió
31 casos de insuficiencia renal secundaria a preeclampsia pura, hipertensión ar­
terial crónica e hipertensión arterial crónica con preeclampsia sobreagregada y
de estos pacientes 50% requirió diálisis, otro 50% sufrió concomitantemente de
desprendimiento prematuro de placenta y casi un 90% padeció de hemorragia
importante posparto.

La necrosis cortical renal bilateral es rara, 15 al 30% de todos los casos de insu­
ficiencia renal aguda en el embarazo (Tum ey y col 1989). Hay lesiones focales,
segmentarías o difusas, como resultado de trombosis parcial o de gran parte del
sistema vascular renal. Es un cuadro grave que requiere hemodiálisis y cuya
recuperación depende del porcentaje de tejido renal cortical no dañado.

84 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Complicaciones

Fig. 7.3. Corte de Riñón de paciente preeclámptica


(Cortesía de Servicio de Anatomía Patológica de la MCP)

4. Hepáticas
El dolor epigástrico o en el hipocondrio derecho se produce por necrosis hemo-
rrágica periportal, edema e isquemia, que distienden la cápsula de Glisson. La
hemorragia subcapsular puede producir un gran hematoma o rotura hepática (11),
con hemoperitoneo y muerte de la paciente (Fig. 7.4 y Fig. 7.5). Las enzimas
hepáticas y la bilirrubina se encuentran elevadas.

Se sugiere el “packing” o taponamiento compresivo y el drenaje y, si es posible,


la ligadura o embolización de la arteria hepática, más que la lobectomía (12-
13).
La ultrasonografía Doppler revela un aumento de la resistencia de la arteria he­
pática, lo cual podría explicar las lesiones antes descritas (14). La tomografía
computada puede ayudar al diagnóstico precoz de esta complicación. La tasa de
mortalidad es muy alta, alrededor del 30% (15).

5. S ín d r o m e HELLP (16)
El cual, por su importancia, se describe en el próximo capítulo.

Obstétricas

1. Desprendimiento prematuro de placenta (DPP)


Es consecuencia de las lesiones o cambios vasculares a nivel del lecho placenta-
rio, como la isquemia, infarto y hematoma retroplacentario, que se observa en los
Hipertensión en el embarazo 85
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Domenico Guariglia

Fig. 7. 4. Hemorragia subcapsular hepática


(Tomado de Zighelboim I, Guariglia D. Clínica Obsté­
trica 2da edición, con permiso )

Fig. 7.5. Ruptura hepática. Se observa hematoma en el


lóbulo derecho
(Tomado de Zighelboim I, Guariglia D. Clínica
Obstétrica 2da edición, con permiso)

casos graves acompañados de crisis hipertensiva. En casi la mitad de los casos


de DPP, se encuentra la hipertensión materna, por preeclampsia o hipertensión
crónica, como etiología (17).
La preeclampsia grave que no responde al tratamiento médico, la eclampsia y el
HELLP complicados con DPP, aumentan más el riesgo de una insuficiencia renal
aguda (Sibai 1990). Cuadro 7.2.
2. Retardo de crecimiento intrauterino (RCIU)
La preeclampsia y la hipertensión crónica disminuyen la irrigación placentaria y
por ende el aporte sanguíneo fetal. Este cuadro origina el RCIU tipo II, extrínseco,
asimétrico o disarmónico, debido a que el efecto de vasoespasmo, insuficiencia
vascular uteroplacentaria, se ejerce fundamentalmente durante el tercer trimestre.
86 Hipertensión en el embarazo
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Complicaciones

Cuadro 7. 2 Principales complicaciones obstétricas de la preeclampsia-eclampsia

1. Desprendimiento prematuro de placenta


2. Retardo de crecimiento intrauterino
3. Sufrimiento fetal
4. Óbito fetal
5. Parto prematuro

El parámetro más afectado es el peso y menos la talla y el perímetro cefálico.


La insuficiencia vascular útero placentaria puede reducir el flujo sanguíneo por
2 mecanismos: a) Disminución de la presión de perfusión, que se observa en la
paciente con hipertensión crónica esencial, preeclampsia grave, enfermedades
renales crónicas, diabetes tipo I y colagenopatías y b) Aumento de la resistencia
vascular placentaria, que se observa más frecuentemente en la preeclampsia y la
infartación vascular placentaria.
3. Sufrimiento y óbito fetal
Son consecuencia de la extrema labilidad de estos fetos, como resultado de una
mala circulación uteroplacentaria, con diferentes aportes de oxígeno y escasa ab­
sorción del mismo, por lesión de las vellosidades, además del predominio de una
acidosis metabólica, posterior a las convulsiones, en el caso de la eclampsia.
Con respecto a la muerte fetal, en los casos graves, la mayoría ocurre antes de
iniciarse el trabajo de parto, lo cual refuerza la conducta de una estricta vigilancia
fetal anteparto, que implica monitoreo no estresante y perfil biofísico fetal sema­
nales, así como una pronta y oportuna interrupción del embarazo.
4. Parto prematuro

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88 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPÍTULO 8

ERRNVPHGLFRVRUJ
El Síndrome HELLP es una grave complicación de la preeclampsia. Debe su
nombre actual a Weinstein, quien a partir de 1982, se ha dedicado al estudio de
esta entidad. El término resume las iniciales en inglés de los hallazgos más im­
portantes desde el punto de vista del laboratorio (1-5):

H= (Hemolisis): Hemolisis
EL= (Elevated Liver enzimes): Aumento de las enzimas hepáticas
LP= (Low Platelets): Trombocitopenia

Los defectos de la coagulación y la presencia de microtrombos en una embara­


zada fueron descritos por primera vez por Schmort en 1893; posteriormente en
1922, Stanke comunicó la presencia de hemolisis y trombocitopenia en la pa­
ciente eclámptica. En 1954 Pritchart y col informaron de 3 casos de preeclampsia
asociados a trombocitopenia, elevación de las enzimas hepáticas y hemolisis.
Goodlin en 1978 la consideró como una forma temprana y ominosa de pree­
clampsia grave.

CLÍNICA Y DIAGNÓSTICO

En nuestro medio se presenta entre el 4 y 5% de los casos de preeclampsia (4-5).


Se caracteriza por una anemia hemolítica microangiopática y trombocitopenia
resultante del daño endotelial y de un daño hepático, con hemorragia y necrosis
periportal por vasoespasmo, que conlleva a un aumento de las enzimas hepáticas
y en los casos más graves, a una hemorragia subcapsular con rotura hepática.
Hay confusión sobre el inicio de la enfermedad. Algunos autores han observado
la sintomatología desde el ingreso de la paciente, sin aparentes antecedentes de
preeclampsia (Aamoudse y col 1986); otros han observado la enfermedad como
complicación de una preeclampsia grave, generalmente del segundo trimestre,
cuando se han tomado conductas expectantes (MacKenna y col 1983) y un tercer
grupo refiere casos donde la aparición de la misma ocurrió en el posparto, con o
sin evidencia clínica de preeclampsia antes del parto (6-7).
Al igual que la preeclampsia grave, se considera una enfermedad sistémica endo­
telial. Se omite el diagnóstico con mayor frecuencia cuando el cuadro clínico se
presenta en el segundo trimestre del embarazo o en el posparto.

ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

Clínicamente se caracteriza por malestar general, que puede confundirse con sín­
tomas de origen viral, náuseas o vómitos y dolor en hipocondrio derecho o epi­
gastrio, cefalea y escotomas e ictericia moderada sin explicación. Estos síntomas
no específicos obligan al médico a efectuar pruebas de coagulación y de enzi­
mas hepáticas a las pacientes que los tengan, asociados o no con preeclampsia
(8). Igualmente pueden presentarse cefalea (33% al 60%) y alteraciones visuales
(17%) (9), así como hemorragias en mucosas, hematuria, petequias o equimosis,
que hacen sospechar trombocitopenia. El riesgo de recurrencia es de alrededor
de 15% en el caso de preeclampsia previa (5) y entre 4 y 27% en el caso de un
HELLP previo (8).

La mayoría de las pacientes presentan hipertensión (82%) y proteinuria (86%),


pero se ha encontrado un porcentaje de casos donde no se ha observado ni au­
mento de la cifras tensionales (18%) ni proteinuria importante (13%) (8-10).
Sibai en 1990, resumió los criterios diagnósticos de laboratorio:
Hemolisis: que se diagnostica con prueba de deshidrogenasa láctica (LDH) >
600 U/L y/o bilirrubina > 1,2 mg %. La fragmentación de los glóbulos rojos
(esquistocitos) se debe al paso forzado a través de pequeños vasos con lesión
endotelial y depósito de fibrina. La anemia hemolítica microangiopática se diag­
nostica por los parámetros observados en el Cuadro 8.1 (Sibai 1990, Wenstein
1982). Cuando no se presenta la anemia hemolítica, se clasifica como HELLP
parcial (ELLP) (Heybome 1990).
Pruebas funcionales hepáticas anormales: El depósito de fibrina en los sin­
usoides hepáticos causa daño hepatocelular, necrosis periportal y necrosis focal
parenquimatosa, que se manifiesta por elevación de las enzimas hepáticas y dolor
localizado en el hipocondrio derecho. Se encuentran elevadas la aspartatoamino
transferasa (AST) > 70 U/L y la alanina transferasa (ALT) >70 U/L, así como la
bilirrubina indirecta.
Trombocitopenia: La trombocitopenia es secundaria a un recambio aumentado
de plaquetas, a una reducción de su vida media y adherencia de las mismas al
colágeno subendotelial por daño vascular. La trombocitopenia no se acompaña
Cuadro 8. 1 Criterios Diagnóstico de Anemia hemolítica Microangiopática

1. Esquistocitos en sangre periférica

2. Bilirrubina indirecta >1,2 mg %

3. Deshidrogenasa Láctica (LDH) > 600 U/L

4. Descenso de la hemoglobina y de la haptoglobina

92 Hipertensión en el embarazo
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Síndrome HELLP

de coagulación intravascular diseminada ni de otras pruebas de coagulación al­


teradas a menos que el cuadro clínico presente adicionalmente desprendimiento
prematuro de placenta. Se habla de trombocitopenia, según Sibai, cuando las
plaquetas < 100 000 / mm3, con o sin activación de otros factores de la coagu­
lación.
Martin y col en 1990 establecieron una clasificación de acuerdo al recuento pla-
quetario, que permite valorar su pronóstico, y dividen al HELLP en Clase I, si
se encuentra por debajo de 50 000 plaquetas X mm3, Clase II, entre 50 000 y
100 000 y Clase III, entre 100 000 y 150 000. Se ha encontrado un aumento de
la morbilidad y de reintervenciones quirúrgicas en razón inversa al contaje de
plaquetas, siendo la insuficiencia renal la causa más frecuente; también se ha
encontrado en estas pacientes un mayor índice de prematuridad y mortalidad
perinatal (11).
Cuando la preeclampsia se complica con HELLP, aumenta la mortalidad mater­
na, manifestada por hematoma subcapsular y/o ruptura hepática, coagulopatía
de consumo, insuficiencia renal aguda, edema pulmonar y accidente cerebrovas­
cular; y aumento de la mortalidad perinatal, debido a prematuridad, retardo de
crecimiento intrauterino y desprendimiento prematuro de placenta.

D IA G N Ó S T IC O D IF E R E N C IA L

El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con causas relativamente comunes


como litiasis vesicular, hepatitis viral y apendicitis; pero a veces hay que pensar
en patologías poco frecuentes y que se confunden frecuentemente con la misma
como las microangiopatías trombóticas, hígado graso agudo del embarazo y Lu­
pus eritematoso sistémico (LES). (Cuadro 8.2).

1. Hígado graso del embarazo


2. Hepatitis viral
3. Colestasis del embarazo
4. Litiasis vesicular
5. Colecistitis aguda
6. Trombocitopenia idiopática
7. Púrpura trombocitopénica
8. Apendicitis
9. Síndrome hemolítico urémico
10. Lupus eritematoso sistémico
11. Otros:
Gastroenteritis
Diabetes insípida
Glomerulonefritis
Pielonefritis Cuadro 8. 2 Patologías Médicas y Quirúrgicas
Hiperemesis gravídica
que pueden confundirse con el Síndrome Hellp

Hipertensión en el embarazo 93
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

Litiasis vesicular y apendicitis: Por las alteraciones gastrointestinales y la loca­


lización del dolor.
Hepatitis viral: Por el cuadro clínico y los hallazgos de laboratorio: Aumento de
las transaminasas e hiperbilirrubinemia.
M icroangiopatía trombótica tipo Síndrome hemolítico urémico, púrpura
trom bocitopénica idiopática (12), por la anemia hemolítica, la trombocitopenia
y la alta frecuencia de falla o insuficiencia renal.
Hígado graso agudo del embarazo: Por las manifestaciones de insuficiencia
hepática, hipoglicemia, coagulopatía, aumento de la urea y disfunción renal y
porque un 50% de los pacientes presenta hipertensión, proteinuria o edema
Lupus eritematoso sistémico, cuando está acompañado de nefritis, en cuyo caso
puede simular una preeclampsia grave

TRATAMIENTO

El tratamiento es similar al de la preeclampsia grave. Por tratarse, en la gran


mayoría de los casos, de un índice de gravedad de esta entidad, su manejo debe
ser agresivo médica y obstétricamente, con el uso de sulfato de magnesio, terapia
antihipertensiva e interrupción inmediata del embarazo, sobre todo si es igual o
mayor de 34 semanas, por ser el único tratamiento definitivo. Las dosis de los
medicamentos antes mencionados son similares a las utilizadas en el tratamiento
de la preeclampsia grave, por lo cual remitimos al lector a la revisión del capítulo
respectivo.
En embarazos menores de 32 semanas, en algunos centros, se ha tratado de man­
tener una conducta expectante, en beneficio del feto, sobre todo con el uso más
liberal de esferoides, como se menciona más adelante. Sin embargo, siempre hay
que pensar en la interrupción, si la condición no puede ser controlada en un tiem­
po prudencial, mediante el aumento del contaje plaquetario, descenso de la DHL
y transaminasas y mejoría de la diuresis.
Por ser un cuadro agudo de instalación brusca, requiere, en algunos casos, de
otras medidas como:

1. Transfusión plaquetaria o de plasma fresco congelado:


Se justifica cuando las plaquetas son menores de 50 000/ mm3 en el caso de
cesárea y 40 000 en el caso de parto (Sibai 1990). El control plaquetario debe
realizarse antes del parto y durante las 24 horas posparto. La transfusión plaque­
taria ha disminuido últimamente con el uso de los esferoides, como veremos más
adelante (13). La corrección de la trombocitopenia grave (< 20 000 plaq./ mm3)
es muy importante antes de practicar la cesárea. No se justifican las transfusiones
repetidas de plaquetas, ya que el consumo de las mismas es relativamente rápido
94 Hipertensión en el embarazo
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Síndrome HELLP

(14).

2. Esteroides
Han sido usados a la dosis estándar de betametasona: 12 mg IM cada 12 horas
por 2 dosis o dexametasona 6 mg IM cada 12 horas por 4 dosis, para acelerar la
madurez pulmonar fetal y así reducir la morbi-mortalidad perinatal en embarazos
menores de 34 semanas.
Igualmente se ha demostrado que el esteroide usado en otras dosis y por otra
vía, en caso de síndrome HELLP o Hellp incompleto (ELLP) mejora el pro­
ceso patológico y los parámetros de laboratorio con detenimiento del consumo
plaquetario, mejoría de las enzimas hepáticas y menor uso de transfusiones (15-
17), además de la beneficiosa aceleración de la maduración pulmonar fetal, para
proceder a la interrupción del embarazo, así como menor riesgo de sangrado en
la anestesia regional (14). Se supone que los esteroides disminuyen o minimizan
la lesión o daño endotelial, mejoran el flujo sanguíneo, especialmente a nivel de
los sinusoides hepáticos y por consiguiente detienen el consumo de plaquetas y
la muerte del hepatocito (18).
Se prefiere la dexametasona a dosis de 10 mg IV cada 12 horas (19), la cual debe
ser continuada 12 horas después del parto, para evitar el fenómeno de rebote, a la
misma dosis cada 12 horas, hasta que las plaquetas sean > 100 000/mm3 y luego
pasar a 5 mg IV cada 12 horas por 2 dosis (13, 14, 20).
La dosis de esteroides utilizada es el doble de la que se usa para maduración pul­
monar fetal y además por un tiempo, que generalmente es mayor de 48 horas, por
lo cual se desconoce, por ahora, el efecto a largo plazo en el recién nacido, sobre
todo a nivel de las suprarrenales; además hay que añadir que no todos los autores
están de acuerdo con esta conducta (21).

3. Heparina
A la dosis de 5 000 UI subcutáneo cada 12 horas (20). La terapia con heparina
para pacientes con Síndrome HELLP posparto está asociada a complicaciones
hemorrágicas (22).
Algunos estudios han demostrado que el tratamiento de la preeclampsia con m e­
dicamentos antitrombínicos corrigen la hipercoagulabilidad y mejora el estado
fetal y el resultado perinatal. Sin embargo, no hay claras evidencias que sugieran
el uso rutinario de heparina en la embarazada con HELLP (23).
La dexametasona en pacientes con Síndrome HELLP está asociada con una m e­
nor incidencia o más rápida regresión de complicaciones, en comparación con el
uso de heparina (20).

Hipertensión en el embarazo 95
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

4. Plasmaféresis o recambio plasmático


Se realiza con plasma fresco congelado. Con esta técnica se remueven las cito-
quinas y otros mediadores endoteliales, tratando de revertir el cuadro clínico.
El uso de heparina y plasmaféresis quedó relegado a pacientes con HELLP re­
fractario al tratamiento médico, con antecedentes o diagnóstico de anticuerpos
antifosfolípidos o con Lupus eritematoso sistémico (24-26).
Si en el transcurso de 6-8 horas del uso de las medidas y medicamentos antes
mencionados, sobre todo del uso de esteroides, no se observa una mejoría en el
estado clínico y en los exámenes de laboratorio de la paciente, hay que hacer el
diagnóstico diferencial con otras entidades, que pueden simular HELLP, como
por Ej. El hígado graso agudo del embarazo (18).

M ANEJO OBSTÉTRICO

La mayoría de los autores está de acuerdo en que la interrupción del embarazo


debe llevarse a cabo lo más pronto posible, debido a la alta tasa de morbimorta­
lidad materna, sin embargo se espera un beneficio por la administración del glu-
cocorticoide antes del parto. De tal forma que si el embarazo es > de 35 semanas,
la pacientes está asintomática y el contaje plaquetario es suficiente (Clase III de
Martín), se procede de una vez a la interrupción del embarazo y no se espera
por el efecto de los esteroides. Igual criterio se sostiene si el embarazo está por
debajo de las 34 semanas y tiene un cuadro de disfunción multiorgánica, coagula­
ción intravascular diseminada, hematoma subcapsular hepático con o sin ruptura,
insuficiencia renal, desprendimiento prematuro de placenta o compromiso fetal
importante (27).
En algunos centros, en pacientes con síndrome HELLP, con menos de 34 sema­
nas de gestación y estabilidad clínica y de laboratorio, se ha intentado mantener
una conducta expectante, con el uso de esteroides y la interrupción del embarazo
después de 24 horas o incluso algunos días y hasta una semana posterior (28-29).
Sin embargo la prolongación del embarazo en estos casos seleccionados no ha
mejorado sustancialmente la mortalidad perinatal, comparados con los mismos
casos donde se decidió la interrupción del embarazo, en las 24 horas del diagnós­
tico de HELLP.

No hay contraindicación para la inducción del trabajo de parto, la cual puede


decidirse o descartarse, de acuerdo a la evaluación de los siguientes parámetros:

1) Estado y madurez del cuello uterino


2) Perfil biofísico fetal
3) Estudio Doppler de la arteria umbilical
96 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Síndrome HELLP

Algunos autores prefieren de una vez la cesárea, si están ante la presencia de un


prematuro con retardo de crecimiento intrauterino y estudio de Doppler umbilical
anormal (30).
El parto y posparto de una paciente con Síndrome HELLP están asociados ge­
neralmente con las complicaciones observadas en el Cuadro 8.3. Para minimizar
los riesgos de hematomas poscesárea se puede usar por 24-48 horas un drenaje
subaponeurótico y/ o en el subcutáneo.

HEMATOMA SUBCAPSULAR HEPÁTICO

Aunque no es exclusivo de esta patología, es en la eclampsia y en síndrome H E­


LLP donde se observa mayormente. La ruptura de este hematoma es un aconte­
cimiento grave, que puede llevar rápidamente a la muerte por la pérdida aguda y
abundante de sangre, debido a las dificultades de técnica quirúrgica para detener
la hemorragia y al trastorno de la coagulación que la acompaña.
Clínicamente se caracteriza porque la paciente refiere un dolor en el hipocondrio
derecho o epigastrio, con irritación peritoneal y hepatomegalia.
En el diagnóstico diferencial entre hematoma subcapsular hepático roto y no
roto, ayudan la tomografía computada (TC) y la resonancia magnética nuclear
(RMN).
La conducta actual del hematoma subcapsular sin ruptura es conservadora en
pacientes hemodinámicamente estables, mediante vigilancia estrecha de las con­
diciones hemodinámicas, el perfil de coagulación y los estudios seriados tomo-
gráficos y ecográficos (Ver cap. 7, fig. 7.4).
La paciente con ruptura hepática por hematoma, se presenta con un fuerte dolor
en hipocondrio derecho, shock, ascitis y dificultad respiratoria.
La TC y la RM N a nivel hepático descartan el hematoma y confirman la presen­
cia de sangre en la cavidad peritoneal, la cual también puede certificarse median­
te una simple culdocentesis o paracentesis (Ver cap. 7, fig. 7.5).
El manejo de la paciente con hematoma subcapsular se resume en el fiujograma
de la Fig. 8.1.

M ANEJO POSPARTO

Después de la interrupción del embarazo, la paciente con síndrome HELLP, debe


ser vigilada estrechamente en un área especial, con control de signos vitales,
balance hídrico, exámenes de laboratorio, por un período mínimo de 48 horas.
Debe continuar recibiendo sulfato de magnesio y antihipertensivos como en la
preeclampsia grave.
En algunos casos, como en el desprendimiento prematuro de placenta acompaña-
Hipertensión en el embarazo 97
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

No roto Roto

Manejo
conservador Inestables -
V ^ondicioneí
^ —►Estables
modinámic ,
TC-RMN h?
Transfusiones
Laparotomía
Observación
Embolización
A. hepática

Abundante

“Packing” de
Drenaje-succión presión

Fig. 8.1. Flujograma del manejo del hematoma subcapsular hepático roto y no roto

do de CID, trombocitopenia grave (< 20 000 plaq/mm3) o insuficiencia renal, la


evolución es más tórpida y más lenta la recuperación. (31).

El síndrome HELLP puede aparecer por primera vez en el puerperio, con su


sintomatología característica y las alteraciones de los exámenes de laboratorio.
Dicha aparición, según la literatura mundial, va desde algunas horas posparto
hasta la primera semana (13).
El tratamiento es similar al de la paciente con HELLP previo al parto. Con fre­
cuencias requieren transfusiones repetidas de plaquetas o glóbulos rojos por la
hemolisis. La plasmaféresis a veces está indicada cuando persiste la hemolisis o
siguen disminuyendo las plaquetas, 48-72 horas después del parto. Algunos auto-

98 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Síndrome HELLP

Cuadro 8. 3 Síndrome HELLP complicaciones posparto

1. Hemorragia posparto

2. Hematoma vaginal y/o perineal

3. Hematoma/ dehiscencia de la herida de cesárea

4. Infección

res sostienen que el uso de altas dosis de dexametasona, acelera la recuperación


de estas pacientes (13, 32).

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Hipertensión en el embarazo 101


ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPÍTULO 9

FACTORES
PREDICTIVOS

Domenico Guariglia

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCCIÓN

Debido al desconocimiento de la etiología de la preeclampsia-eclampsia, se ha


intentado predecir su aparición mediante métodos clínicos y de laboratorio (1,2).
Para lograr este objetivo se han utilizados innumerables marcadores precoces
de placentación defectuosa, disfunción endotelial y activación de la coagulación
como se observa en los cuadros numerados del 9.1 al 9.4. Lo importante, al reali­
zar las pruebas más importantes, que vamos a m encionar a continuación, es acla­
rar bien que se trata realmente de un caso de preeclampsia y no de hipertensión
gestacional o hipertensión transitoria.

A continuación mencionaremos brevemente los métodos clínicos, de laboratorio


y otros, que nos permiten hacer el diagnóstico precoz de la disfunción de la per­
fusión placentaria, de la unidad feto-placentaria y de la disfunción endotelial.
Cuadro 9. 1 Pruebas predictivas de Preeclampsia

Disfunción de la perfusión placentaria


Presión arterial media en el 2do trimestre
“Roll over test”.
Infusión IV de Angiotensina II
Test del ejercicio isométrico
Control ambulatorio de presión arterial por 24 h.
Eco Doppler

Cuadro 9. 2 Pruebas predictivas de Preeclamsia

Disfunción de la unidad feto-placentaria


hCG
Alfafetoproteína
Estriol
Inhibina
PAPP-A
Activina
Hormona liberadora de corticosteroides

ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

Cuadro 9. 3 Pruebas predictivas de Preeclampsia

Disfunción renal

Acido úrico sérico


Calcio urinario
Microalbuminuria
Kalicreína urinaria
Microtransferrinuria

Cuadro 9. 4 Pruebas predictivas de Preeclampsia

Disfunción endotelial y de los procesos oxidativos


Fibronectina
Prostaciclina
Tromboxano
Antitrombina III
Endotelinas
Citoquinas
Homocisteína
Plaquetas
Anticuerpos antifosfolípidos
Inhibidor del activador del plasminógeno
Calcio y magnesio
Ferritina
Transferrina
Factor de crecimiento placentario

A) MÉTODOS CLÍNICOS

1. Presión arterial media > 90 mmHg en el segundo trimestre


2. Presión arterial diastólica (en el segundo trimestre) > 80 mmHg.
3. Infusión de angiotensina II (Entre las 26 y 30 semanas de gestación)
4. Prueba presora supina (“Roll over test”) (entre las 28 y 32 semanas de gesta­
ción).
5. Test del ejercicio isométrico.

1. La presión arterial media


Es el resultado de la suma del doble de la presión arterial diastólica más la presión
arterial sistólica, dividido entre 3. La sensibilidad y especificidad de su determi­
nación en el segundo trimestre para predicción de preeclampsia en la mayoría de
los trabajos son muy variables, entre 0% y 92 % y entre 53% y 97% respectiva-
106 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Factores predictivos

mente (3) con valores predictivos positivos muy bajos, alrededor del 23% (Villar
y Sibai 1989). Es un mal predictor de preeclampsia.

2. La presión arterial diastólica


El promedio en 24 horas es más eficaz como predictivo (RR=8,0), sin embargo
su sensibilidad y valor predictivo positivo son también muy bajos: 22% y 15%,
respectivamente (4).

3. El test de la infusión intravenosa de angiotensina II


Es un procedimiento invasivo, que requiere la administración intravenosa de un
potente vasoconstrictor. Una vez establecida la presión arterial basal, se inyec­
ta angiotensina II lentamente con bomba de infusión hasta alcanzar la cantidad
de fármaco que causa un aumento igual o mayor de 20 mm de Hg., en la cifra
diastólica. Aunque la prueba tiene una alta especificidad, la sensibilidad es muy
variable, con muchos falsos positivos y además es una prueba invasiva, cara y
prolongada.

4. La prueba presora supina


Descrita originalmente por Gant, se realiza en la primigesta entre las 28 y 32
semanas y se considera positiva cuando se produce un aumento igual o mayor
de 20 mmHg., en la presión arterial diastólica, después del cambio de posición
de decúbito lateral a decúbito dorsal. Es una prueba que tiene baja sensibilidad
(33%), a pesar de ser sencilla, económica y no invasiva. En nuestro medio esta
prueba no mostró valor predictivo alguno (2).

5. Test del ejercicio isométrico


Se considera positivo cuando la presión arterial diastólica aumenta en 20 mm de
Hg o más, después de un ejercicio breve con pesas o tensión dinámica. Aunque
se ha encontrado una alta sensibilidad y especificidad, el valor predictivo positivo
fue muy bajo, 20% (Baker y Johnson 1994).

En resumen se puede concluir que, a excepción del test de la angiotensina II, el


cual ha sido relegado en la práctica a estudios estrictamente experimentales, los
métodos clínicos antes mencionados parecen ser más útiles en predecir hiperten­
sión transitoria que preeclampsia.

B) PRUEBAS DE LABORATORIO

Calciuria
La excreción urinaria de calcio aumenta progresivamente durante el embarazo
Hipertensión en el embarazo 107
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

normal, probablemente debido a un aumento de la filtración glomerular; sin em­


bargo, en la preeclampsia ocurre lo contrario (Taufield y col 1987). El mecanis­
mo patogénico no se conoce, pero se supone que es debido a un aumento de la
reabsorción tubular. La paratohormona y la calcitonina no están alteradas.
En múltiples trabajos se han practicado determinaciones de calcio urinario en
orina de 24 horas o determinaciones de la relación calcio/creatinina en una m ues­
tra simple de orina. Sánchez-Ramos y col en 1991 cuantificaron su excreción
en orina de 24 horas con una sensibilidad de la prueba de 88 % y un valor pre-
dictivo positivo de 32%. Un trabajo reciente de la relación calcio/creatinina en
102 pacientes normotensas entre las 20 y 24 semanas de gestación, encontró una
disminución significativa de este ión en las pacientes posteriormente preeclámp­
ticas (5). Sin embargo también hay trabajos donde no se encontró que esta prue­
ba tuviera suficiente sensibilidad y más bien limitado valor clínico (6, 7). Otro
trabajo cuestiona la teoría de la poca absorción de calcio en la dieta como causa
de hipocalcemia (8).

Antitrombina III
La antitrombina III es una glucoproteína producida por el hígado. Inhibe la coa­
gulación en forma fisiológica al formar complejos irreversibles con todos los
factores activados de la coagulación. Los niveles de antitrombina III permanecen
inalterados en el embarazo normal, pero se encuentran reducidos en pacientes
con preeclampsia. Un descenso de la concentración de la antitrombina III indica
mayor unión de trombina secundaria a incremento en su generación y se encuen­
tra, además de la preeclampsia grave, en la coagulación intravascular diseminada
y en los procesos tromboembólicos. Más importante que el descenso de antitrom­
bina III parece ser el aumento en los complejos circulantes trombina-antitrombi-
na III, vinculados con la preeclampsia, como marcadores de la activación de la
coagulación y del consumo de antitrombina III (9). La concentración muy baja de
antitrombina III, se vinculó con infartos placentarios y aumento de la morbimor­
talidad materna y perinatal (10). Su disminución se debe a mayor consumo y no
a disfunción hepática. No sirve como predictivo, sobre todo en etapas tempranas
del embarazo (Balleger y col 1992).

Fibronectina
Es una glicoproteína importante en la homeostasis y en la reparación de lesión
endotelial vascular. Ballenger y colaboradores en 1989 la registraron durante los
tres trimestres, y encontraron que aumentaba 4± 2 semanas antes de la aparición
de la preeclampsia. Taylor y col en 1991 estudiaron un marcador específico de
fibronectina celular, secretado por las células endoteliales, para diferenciarlo de
la fibronectina plasmática, de origen hepático, y encontraron que, a diferencia
108 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Factores predictivos

del trabajo anterior, estaba aumentada en la preeclámptica, 10 a 13 semanas antes


que se manifestara la enfermedad. Aunque se requieren más estudios, parece ser
que un aumento significativo antes de la semana 20 de gestación, pudiera ser con­
siderado como un marcador precoz de riesgo de preeclampsia (11), por lo cual
esta prueba parece ser promisoria.

M icroalbuminuria
Si se excluye la paciente con infección urinaria o nefropatía, se considera positiva
una muestra de la primera micción del día con un valor mínimo de 20 mg/L, con
una sensibilidad de 79%, una especificidad de 63%, un valor predictivo positivo
de 46% y un valor predictivo negativo de 88% (12-13). En un trabajo reciente el
nivel de corte para el diagnóstico de microalbuminuria fue de 375 mg/L, como
método de detección precoz de preeclampsia (14).

a fetoproteína y hCG en el 2o. trimestre


La elevación de sus cifras indica patología placentaria precoz. Tiene un valor
predictivo positivo de un 40% en pacientes de bajo riesgo. Sin embargo tiene un
bajo valor predictivo negativo en pacientes de alto riesgo y hay que hacer el diag­
nóstico diferencial con otras patologías, que también las pueden modificar (15).
Se han estudiado otros péptidos placentarios como: Inhibina A, proteína A plas­
mática asociada al embarazo (“PAPP A” por sus siglas en inglés), estriol, hormo­
na liberadora de corticotropina y adivina A., ninguno de los cuales ha manifesta­
do un nivel predictivo importante como para ser tomado en cuenta (16).

C) OTROS

Trombofilia
La trombofilia (17) es una condición hereditaria o adquirida que predispone al
individuo de sufrir de tromboembolismo. Los casos de trombofilia tienen que ver
no solamente con la aparición de la preeclampsia grave, sino también con retardo
de crecimiento intrauterino, desprendimiento prematuro de placenta normoinser-
ta y muerte fetal in útero. La baja presión sanguínea en los espacios intervellosos,
causada por el estado de hipercoagulabilidad sanguínea materna, provoca infar­
tos placentarios por depósitos de fibrina, que a la larga predisponen a la aparición
de la preeclampsia. Estos factores trombofílicos son:

Deficiencia de proteína C reactiva


Por resistencia a su activación debido a una mutación en el factor V de Leyden
(18).

Hipertensión en el embarazo 109


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Domenico Guariglia

Deficiencia de proteína S
Aumento de ¡a homocisteína sérica

La hiperhomocisteínemia es un factor predisponente a la arteriosclerosis, enfer


medad vascular periférica y enfermedad cardiovascular. Promueve el daño endo­
telial, muy parecido a lo que ocurre en la preeclampsia. La activación o aumento
de la homocisteína plasmática entre las 15 y 19 semanas, por una mutación en
una reductasa, resulta en una disminución de la síntesis de 5-metiltetrahidrofola-
to, donante metílico que transforma la homocisteína en metionina, puede aumen­
tar el riesgo de sufrir preeclampsia en 3 veces y de trombosis (17-19 ).

Transferrina urinaria
La transferrina es una proteína sérica circulante cuya eliminación urinaria se ha
visto aumentada en la preeclampsia. La microtransferrinuria, entre las 10 y 12
semanas de gestación, es potencialmente más predictiva de preeclampsia que la
misma microalbuminuria (20), sin embargo para confirmar lo anterior, se requie­
ren más estudios.

Eco-Doppler
Parece ser importante para definir grupos de alto riesgo. El dato más estudiado y
promisorio es la aparición de una muesca diastólica temprana (“diastolic notch”),
entre las 23 y las 26 semanas (21). Para más detalles ver capítulo 11.

En conclusión, con relación a las pruebas clínicas, existe una gran dispersión de
valores en lo que se refiere a la sensibilidad y especificidad, con una alta inci­
dencia de falsos negativos y falsos positivos (1) y con respecto a las pruebas de
laboratorio, no están estandarizadas, la mayoría son inconsistentes y contradic­
torias, aparte que, en la gran mayoría de estos trabajos, existen serios problemas
terminológicos y metodológicos en la investigación, como lo demostró Conde-
Agudelo y col en su reciente y completa revisión (16), por lo cual, y por ahora, no
existe una prueba suficientemente específica y confiable, para ser utilizada a nivel
clínico (16, 22). Según Conde-Agudelo y col (16), parecen ser promisorios los
estudios realizados específicamente con la kalicreína urinaria (23), anticuerpos
antifosfolípidos (24) y el Eco-Doppler.

110 Hipertensión en el embarazo


ERRNVPHGLFRVRUJ
Factores predictivos

REFERENCIAS

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Hipertensión en el embarazo 111


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Domenico Guariglia

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20. Shahrawy M, Salem ME. The clinical value of microtransferrinuria and microalbuminuria in
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21. Phupong V, Dejthevapom T, Tanawattanacharoen S, Manotada S, Tannirandorn Y, Charoenvi-


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112 Hipertensión en el embarazo


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CAPÍTULO 10

PREVENCION

ERRNVPHGLFRVRUJ
La prevención de la preeclampsia se ve muy limitada por insuficiente inform a­
ción sobre su etiología. La mejor forma de prevenirla es a través de la identifica­
ción del alto riesgo individual, acompañado esto de un atento seguimiento clínico
y de laboratorio, que nos ayude a realizar un diagnóstico lo más pronto posible, lo
que conocemos como detección precoz o prevención secundaria, a fin de detener
los cambios fisiopatológicos antes que aparezca el cuadro clínico de la enferme­
dad. mejorando así el pronóstico.

Con respecto a esto, muchas estrategias tanto dietéticas como farmacológicas


han sido experimentadas, pero hasta el momento, no se ha comprobado ninguna
lo suficientemente efectiva, como para hablar de una verdadera prevención pri­
maria.

Los enfoques preventivos tendrían como fin:


1. Modificar el vasoespasmo y la hipersensibilidad a las sustancias presoras, que
se observa en pacientes preeclámpticas.
2. Modificar la síntesis de prostaglandinas, en un intento por evitar el daño al
endotelio, factor que culmina en la constricción arteriolar y activación de pla­
quetas.

Los medicamentos y elementos dietéticos ensayados hasta ahora han sido, por
orden de importancia:

1. Aspirina
2. Aspirina más otro antiplaquetario
3. Calcio
4 . Dieta a base de aceite de pescado, (ácidos grasos Omega 3)
5. Antioxidantes: Vitamina C y E.

1. Aspirina
Se usa para evitar que se produzca un desequilibrio entre la producción de pros­
taglandinas y tromboxano A2.
El mecanismo de acción de la aspirina es a nivel local y sistémico. A nivel local
actuaría en la placenta. La aspirina se pone en contacto primero con el trofoblas-

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Domenico Guariglia

to, que es donde se encuentra el tromboxano A2, allí inhibe a la cicloxigenasa,


con la consiguiente disminución de la producción del mismo, y cuando la aspi­
rina llega a la vasculatura placentaria, que es donde se produce la prostaciclina,
tiene una concentración tan baja que no es capaz de inhibir la producción de la
misma. A nivel sistémico la aspirina inhibe la cicloxigenasa en la plaqueta, donde
se produce el tromboxano a partir del ácido araquidónico, disminuyendo así su
producción y, como la plaqueta no tiene núcleo, no la puede volver a sintetizar.
Por otro lado, la aspirina en la célula endotelial actúa también inhibiendo la ci­
cloxigenasa con lo que disminuye la producción de prostaciclinas, pero como la
célula endotelial sí tiene núcleo, a las 4 horas de haberse producido la inhibición,
el endotelio sintetiza nuevamente cicloxigenasa y es capaz de producir prostaci­
clinas.
Es bueno hacer notar que la indicación del uso de aspirina, como método farma­
cológico de prevención, se reserva principalmente para aquellas pacientes que
tienen alto riesgo de presentar preeclampsia-eclampsia. Esta población está de­
terminada por los factores predisponentes ya descritos en otro capítulo.

En un meta-análisis de 42 ensayos clínicos con un total de 30.563 pacientes en­


tre los años 1994-1999, que recibieron agentes antiplaquetarios, particularmente
aspirina a una dosis promedio de 60 mg/día o placebo y agentes no antiplaqueta­
rios, se observó, contrariamente a lo esperado, una disminución de apenas 15%
en el riesgo de presentar preeclampsia-eclampsia (1). Este moderado beneficio,
sin embargo, justifica su administración en pacientes de alto riesgo para pree-
clampsia-eclampsia, seleccionadas con base en su pasada historia obstétrica (2.).
Vainio y col en un estudio de 90 pacientes, con riesgo por antecedentes de pree­
clampsia y estudio de velocimetría Doppler transvaginal anormal (muesca dias­
tólica en arteria uterina), estudiadas en etapas más precoces, entre las semanas 12
y 14, y quienes recibieron una dosis estandarizada de aspirina de 0,5 mg/Kg/día
observaron una mejoría de los resultados con una incidencia de preeclampsia-
eclampsia de 4,7% vs 23,3% del placebo (3). La crítica que se le hace a este tra­
bajo es la excesiva precocidad de la evaluación con Doppler, cuando se sabe que
no se ha producido la falla en la invasión trofoblástica, responsable precisamente
de la aparición de la muesca diastólica.

Un estudio colaborativo en nulípara, comparativo, con Doppler de la arteria ute­


rina entre quienes recibieron aspirina (100 mg/día) y placebo, realizado en etapas
más avanzadas de la gestación (22-24 semanas), reveló que las que presentaron
alteraciones en el Doppler tenían 5,5 veces mayor riesgo de preeclampsia y 3,6
veces mayor riesgo de retardo de crecimiento intrauterino (4).
A pesar de lo anterior, siguen apareciendo trabajos en pacientes con aumento
116 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Prevención

de la impedancia al flujo de la arteria uterina en la semana 23, en las cuales la


administración de 150 mg/día de aspirina no previno la subsiguiente aparición de
la preeclampsia (5).

Un estudio a doble ciego, randomizado y controlado de 341 pacientes (181 primi-


gestas), recibiendo 100 mg/día de aspirina entre las 12 y 16 semanas en 3 diferen­
tes horas del día: Al levantarse; 8 horas después y antes de acostarse, reveló que
el mejor control de la presión arterial se obtuvo en las pacientes que ingirieron el
medicamento antes de acostarse, seguido por las que lo recibieron 8 horas des­
pués de levantarse. Esta diferencia parece desaparecer durante el puerperio (6).

Muchos se han preguntado porqué la aspirina no es más beneficiosa en la pre­


vención de la enfermedad. No se tiene una respuesta clara. Hay varias hipótesis,
como la etiopatogenia multifactorial de la enfermedad, una respuesta circadiana
al medicamento, la necesidad del uso de dosis más altas o añadir otros agentes
antiplaquetarios.

2. Aspirina y otro antiplaquetario


Se han usado principalmente dipiridamol (Beaufils y col 1985), heparina de bajo
peso molecular (7) y ketanserina (8), un antagonista selectivo del receptor de se-
rotonina 2, con resultados controversiales. Se han observado resultados satisfac­
torios en embarazos complicados con trastornos tipo síndrome antifosfolípidos
y lupus eritematoso sistémico. La combinación de aspirina y heparina, o el uso
sólo de heparina, de bajo peso molecular, también debe ser considerada en los
casos de trombofilias, historias previas de preeclampsia severa, retardo de cre­
cimiento intrauterino, desprendimiento prematuro de placenta y muerte fetal in
útero, aunque esto no ha sido comprobado totalmente con estudios controlados
(ver capítulo 9. Factores predictivos).

Se ha planteado los posibles efectos adversos de la administración de bajas dosis


de aspirina en mujeres embarazadas por tiempo prolongado; los puntos más im­
portantes serían:
• Teratogénesis
• Cierre precoz del conducto arterioso intrauterino
• Posibilidad de sangrado materno y fetal
Pero no ha habido evidencia cierta de dichas complicaciones.

3. Calcio
Una buena concentración de calcio sérico es indispensable para la producción de
óxido nítrico (ON) endotelial y la regulación del tono vascular. Una disminución
Hipertensión en el embarazo 117
ERRNVPHGLFRVRUJ
Domenico Guariglia

de ON interviene en la fisiopatología de la preeclampsia.

Se ha observado, en estudios randomizados, un moderado pero significativo des­


censo de riesgo de preeclampsia-eclampsia en pacientes nulíparas que recibieron
de 1.500-2.000 mg/día de calcio, sobre todo en aquellas de riesgo o con antece­
dentes previos de preeclampsia-eclampsia o hipertensión arterial crónica y las
que tienen bajo ingreso del ión en la dieta diaria. Tiene como ventaja su bajo
costo e inocuidad (9).

4. Dieta a base de pescado (Acidos grasos omega 3)


Compiten con el ácido araquidónico, sustrato de la ciclooxigenasa, inhibiendo la
producción de tromboxano A2. El análisis de 6 ensayos multicéntricos realizados
en pacientes de alto riesgo para preeclampsia-eclampsia, donde intervinieron 19
hospitales de 9 países europeos, recibiendo una dosis promedio de 2,7 g al día,
entre las semanas 18 y 20, no reveló una disminución significativa del riesgo de
sufrir la enfermedad (10). Estudios anteriores randomizados con dieta a base de
aceite de pescado de Bulstra-Rahakers y col, Onwude y col en 1995 y Salvig y
col en 1996, tampoco revelaron efecto alguno.

5. Antioxidantes: Vitamina C y E
Basándose en el concepto teórico de que la base fisiopatológica de la enfermedad
se fundamenta en un estrés oxidativo, se ha tratado de revertir este fenómeno
mediante el uso de dos antioxidantes: Vitamina C: 1 000 mg diario y Vitamina
E: 40 UI/ día.
Uno de los estudios más reciente realizados con 283 pacientes, entre las semanas
16 a 22, catalogadas como de alto riesgo por los antecedentes de preeclampsia,
velocimetría Doppler transvaginal anormal y marcadores plasmáticos de acti­
vación endometrial, reveló una incidencia preeclampsia de 8% en el grupo de
estudio vs 17% en el grupo control (11-13).

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Hipertensión en el embarazo 119


ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPÍTULO 11

EL PERINATOLOGO
Y LA
PREECLAMPSIA-
ECLAMPSIA

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCCIÓN

La Preeclampsia-Eclampsia (PE-E) constituye un problema de salud pública


debido a sus altas tasas de morbimortalidad materna, relacionada con desprendi­
miento prematuro de placenta, coagulación intravascular diseminada, hem orra­
gia intracraneana, disfunción hepática y/o disfunción renal y de morbimortalidad
perinatal, asociada a asfixia fetal, restricción del crecimiento intrauterino, prema-
turez y sepsis (1).

En el año 2002, la preeclampsia - eclampsia ocupó el primer lugar como causa


de mortalidad materna a nivel nacional, según cifras aportadas por la Dirección
de Salud Poblacional del M inisterio de Salud (MS), con una tasa reportada de
21,7 x 100.000 nacidos vivos, lo que representó un 31,9% del total de muertes
maternas registradas en todo el país (2).
La Disfunción uteroplacentaria secundaria a la preeclampsia-eclampsia ha sido
el factor etiológico más frecuente, asociado a muertes fetales intrauterinas o pro­
ducidas durante el período neonatal, dando una incidencia de mortalidad perina­
tal, de un 28% (3,4).

El consenso médico mundial, establece que el único tratamiento real y efectivo,


para la preeclampsia - eclampsia es la extracción del feto y de la placenta del
útero materno (5).
El permitir progresar un embarazo complicado con preeclampsia, aumenta el
riesgo de morbimortalidad materna, así como una interrupción apresurada au­
menta las complicaciones neonatales inherentes a la prematurez. Este hecho
coloca al equipo de atención médica multidisciplinaria encargado de la atención
de una mujer grávida complicada con preeclampsia-eclampsia antes del térmi­
no, frente al dilema de tener que decidir cual es el momento más apropiado para
interrumpir el embarazo y así evitar el avance de la enfermedad; de la toma de
una decisión oportuna dependerá el desarrollo o no de complicaciones tanto en la
madre como en el feto (6).

El clínico debe analizar de una manera crítica el estado de deterioro materno y


el estado de afectación fetal, asesorar a la madre sobre las posibles complica­

ERRNVPHGLFRVRUJ
Carmen H ernández Yacsirk - Luis Fernando Cadena - Julio Brito

ciones médicas inherentes a dejar progresar su embarazo y sobre los inminentes


riesgos de morbimortalidad perinatal asociados a la interrupción anticipada del
embarazo, previo a la toma de cualquier decisión con respecto a la evolución del
embarazo.

ASPECTOS DIAGNÓSTICOS Y DE TRATAMIENTO

La M aternidad “Concepción Palacios” de Caracas (MCP), constituye un centro


de referencia local y regional para el manejo de pacientes con preeclampsia-
eclampsia. Cuenta con una sala de atención inmediata especializada, con capa­
cidad de cuidados intermedios, denominada unidad de medicina matem ofetal
(UMMF), la cual está adscrita a sala de partos.
Una vez que la paciente ingresa en admisión, se hace el diagnóstico presuntivo de
la enfermedad; la gestante hipertensa es trasladada a esta unidad, donde se pro­
cede a realizar una evaluación clínica minuciosa y exámenes de laboratorio perti­
nentes, que permitan corroborar el diagnóstico de admisión, calificar la severidad
del cuadro así como establecer o confirmar la edad de la gestación del feto. La
gestante con preeclampsia severa permanece aproximadamente de 12 a 72 horas
en esta área hasta estabilizar sus cifras tensionales, mejorar su sintomatología y
decidir la necesidad o no de interrumpir el embarazo.
Si la paciente cumple con los criterios de inclusión para el protocolo de manejo
expectante pasará en segunda instancia a una Sala de Hospitalización, donde
permanece un promedio de 14 días. Allí permanecerá bajo estricta vigilancia,
con exámenes de laboratorio regulares, y sometida a pruebas de bienestar fetal
seriadas hasta decidir la terminación del embarazo, de confirmarse la madurez
del producto o de evidenciarse cualquier signo potencial sugerente de una com­
plicación materna y/o fetal.
La embarazada con sintomatología clínica de preeclampsia, ingresa en el área de
emergencia donde se hace el diagnóstico presuntivo de la enfermedad, la edad de
la gestación y el tipo de preeclampsia que presenta, ya que dependiendo de estos
factores variará la conducta terapéutica.

Preeclampsia leve
Embarazo > 3 7 semanas, se procede a la interrupción del embarazo.
Embarazo < 3 7 semanas, puede manejarse con conducta expectante de manera
ambulatoria siempre y cuando se cumplan las siguientes consideraciones:

- Condiciones hemodinámicas estables


- Reposo en decúbito lateral izquierdo
- Dieta hiperproteica, normosódica
124 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
E l perínatólogo y la preeclampsia-eclampsia

- Control de peso diario, signos vitales


- Rutina de Laboratorio: Hematología completa, urea y creatinina, ácido úrico,
plaquetas, enzimas hepáticas, examen de orina y proteinuria en 24 horas.
- Pruebas de bienestar fetal.

Se le debe informar a la paciente acerca de la enfermedad, de los síntomas que


indican gravedad, así como realizar una vigilancia periódica frecuente, una o dos
veces por semana.
Si hay evidencia de progresión de la enfermedad, se indica la hospitalización in­
mediata y se procede de acuerdo a las condiciones maternas y fetales, a la edad
de la gestación y a la respuesta al tratamiento.

Preeclampsia severa
Se recomienda su hospitalización, en área de emergencia, con reposo absoluto en
cama, durante su admisión se procede a realizar una evaluación clínica m inucio­
sa, Se cateterizan dos vías periféricas, se procede a:
- Hidratación con cristaloides a razón de 500 a 1000 mi / 24 horas
- Profilaxis de convulsiones con sulfato de magnesio (M gS04).
- Protección gástrica parenteral con bloqueantes de los receptores H2 tipo raniti-
dina a una dosis de 50 mg intravenosos cada 8 horas.
- Control de la presión arterial: Los hipotensores más utilizados son:
Alfa metildopa
Hidralazina
Nifedipina
Atenolol
Labetalol

Las dosis, vía de administración y contraindicaciones del sulfato de magnesio y


de los hipotensores han sido extensamente tratadas en el capítulo de preeclamp-
sia-eclampsia: Tratamiento.

En el manejo de la hipertensión arterial, se recomienda no indicar un tratamiento


hipotensor de entrada. Se establece un período de observación donde los signos
vitales de la paciente son controlados de manera continua.
Se inicia una terapia antihipertensiva escalonada de mantenimiento, mediante
un esquema de monoterapia hipotensora, comenzando con la dosis mínima reco­
mendada del fármaco e incrementándola progresivamente hasta lograr mantener
de manera sostenida las cifras tensionales diastólicas en un rango terapéutico de
90 a 100 mmHg. Luego de haber alcanzado la dosis máxima del medicamento,
sin haber logrado un descenso significativo de las cifras de presión arterial, se
Hipertensión en el embarazo 125
ERRNVPHGLFRVRUJ
Carmen H ernández Yacsirk - Luis Fernando Cadena - Julio Brito

recomienda agregar a dosis mínimas un segundo medicamento antihipertensivo


al tratamiento inicial (7).

De presentarse cifras tensionales elevadas con valores diastólicos iguales o m a­


yores a 100 mmHg, en por lo menos dos controles sucesivos, se procede a yugu­
lar el evento con una dosis de ataque de:

Nifedipina: Sublingual, 10 mg cada 30 minutos, hasta un máximo de 40 mg, o


Clonidina: Endovenosa en 20 cc de solución titulada pasada lentamente (8,9).
En pacientes con edad de la gestación entre 24 a 34 semanas, se inicia un esque­
ma de inducción de madurez pulmonar fetal con glucocorticoides (10):
Dexametasona: 4 dosis de 6 mg vía intramuscular / 12 horas
Betametasona: 2 dosis de 12 mg intramuscular / 24 horas.
Posterior a la administración de la última dosis de esteroide, se debe esperar un
lapso mínimo de 24 horas, antes de decidir cualquier conducta obstétrica, esto
garantiza el efecto óptimo del medicamento (11).
En presencia de síndrome de HELLP o trombocitopenia aislada (< 100.000/ul), se
indica Dexametasona vía endovenosa 2 dosis de 10 mg cada 12 horas (12,13).
Se reporta el peso materno a su ingreso y las fluctuaciones diarias.

Exámenes de laboratorio: Grupo sanguíneo, hematología completa, química


sanguínea (glicemia, urea, creatinina, ácido úrico, proteínas totales y fracciona­
das, bilirrubina total y fraccionada, enzimas aminotransferasas hepáticas, enzi­
ma lactato deshidrogenasa), tiempos de coagulación, Dímero D y fibrinógeno,
electrolitos y un examen de orina simple, que permitan corroborar el diagnóstico
de admisión y calificar la gravedad del cuadro. Estos controles se repiten cada 8
horas, de permanecer en la unidad por más de 24 horas, se indica depuración de
proteínas y creatinina en orina de 24 horas (14).
Control de signos vitales, monitorizados de manera continua y permanente por
personal médico y paramédico debidamente entrenado.

Una vez obtenidos los resultados de laboratorio, que confirmen el diagnóstico de


preeclampsia severa y la condición hemodinámica de la paciente, se establece un
plan de trabajo según la edad de la gestación.
Para dicha estimación, se recomienda utilizar como dato de referencia la fecha
de la última menstruación referida por la madre, que será de utilidad en aquellos
casos donde la gestante manifieste regularidad y conocimiento de sus ciclos, da­
tos aportados en su control prenatal si éste existe y estudios ecográficos previos,
realizados durante el primer trimestre o comienzos del segundo trimestre; se ex­
trapolan las edades gestacionales reportadas en estos estudios, con la fecha actual
126 Hipertensión en el embarazo
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de ingreso.
Establecida la edad de la gestación por antecedentes clínicos se procede a realizar
una evaluación ultrasonográfica del embarazo, de la madurez pulmonar fetal, la
realización de un perfil biofísico, que incluye el monitoreo fetal anteparto y de
una evaluación de Doppler Materno Fetal, con la finalidad de conocer el patrón
de crecimiento fetal, determinar las variables biofísicas de bienestar fetal y cono­
cer la afectación fetal.

EVALUACIÓN ECOSONOGRÁFICA

La evaluación ultrasonográfica inicial debe dividirse en tres etapas, para fines


académicos:

1. Primera etapa
Se realiza una evaluación general donde se establece el número de fetos, vi­
talidad, presentación y situación, apreciación subjetiva del líquido amniótico y
localización placentaria.

2. Segunda etapa
Se procede a tomar mediciones antropométricas del feto para determinar la edad
de la gestación y peso fetal estimado.
A partir del II trimestre se recomiendan los siguientes parámetros: Diámetro
biparietal (DBP), circunferencia cefálica (CC), circunferencia abdominal (CA) y
longitud del fémur (LF) (15,16). Peso fetal estimado, según H ad lo ck y col. (17)
así como el nomograma de percentiles de crecimiento ponderal según la edad de
la gestación (18).
Se considera crecimiento fetal adecuado cuando el valor ponderal estimado se
encuentra entre los percentiles 10 a 90 para su edad gestacional. Sospecha de
crecimiento fetal restringido, si el peso calculado se encuentra por debajo del per-
centil 10. Se le puede agregar el adjetivo de severo si el peso estimado no supera
elp ercen til5 (19,20).
Establecido el diagnóstico presuntivo de restricción de crecimiento fetal, se uti­
lizan como referencias los índices Morfométricos: CC / CA: > de 1,0 y Fémur /
CA: > de 24,5%, para diferenciar la variante asimétrica del déficit de crecimien­
to, característica asociada a la preeclampsia (21,22).

3. En la tercera y última etapa


Se evalúa sistemáticamente la morfología del producto:

Hipertensión en el embarazo 127


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Estructuras intracraneales
Simetría de la hoz, presencia del cavum del septum pellucidum, complejo tálamo
pedúnculo, atrium, fosa posterior incluyendo cerebelo y cisterna magna. Así m is­
mo, se revisa el macizo facial, perfil de la cara y rostro.

Tórax
Evaluación de las estructuras intratoráxicas, visualización del corazón, corte de
las cuatro cámaras cardíacas, tractos de salida de los grandes vasos, diafragma.

Abdomen
Pared abdominal, burbuja gástrica, inserción del cordón con sus 3 elementos vas­
culares, imágenes renales y vejiga, genitales, miembros e indemnidad de la co­
lumna en cortes sagital y transverso. En ocasiones esta evaluación se ve limitada
por la edad de la gestación avanzada o por la presencia de un oligohidramnios.

Evaluación del índice de líquido amniótico (ILA) (23)


A través de la sumatoria del máximo bolsillo vertical de líquido amniótico en
cada uno de los cuatro cuadrantes abdominales, se establece el percentil de canti­
dad en relación con la edad de la gestación utilizando el nomograma de Moore y
col (24). Se establece el diagnóstico de oligohidramnios franco cuando el ILA se
sitúa por debajo del percentil 2,5; valores de ILA entre percentil 3 a 5 se señalan
como nivel de alerta y ameritan evaluaciones sucesivas, se fija el calificativo de
severo cuando el máximo bolsillo vertical (MBV) encontrado en la exploración
sea menor de 2 cm. (vertical y horizontal), según lo propuesto por M anning y col
(25).

Determinación del grado de madurez fetal


Evaluando signos indirectos de madurez, propuesto por Sosa y col (26),que com ­
prende el diámetro biparieto-femoral, patrón placentario según la gradación de
Grannum (27 ), núcleo de osificación distal del fémur y gradación intestinal por
la escala de Zilianti y col (28).
Finalizada la evaluación ultrasonográfica de la paciente se establece la edad de
la gestación definitiva, su indemnidad morfológica, el peso fetal estimado, y el
bienestar fetal.
En embarazos con un feto mayor de 36 semanas se procede a su interrupción
inmediata por la vía obstétrica más conveniente, previa evaluación del percentil
de crecimiento ponderal, líquido amniótico y características del cuello uterino,
según la escala de Bishop. Si estos tres elementos se encuentran favorables, se
procede a la interrupción del embarazo por vía vaginal mediante la inducción del
trabajo de parto con oxitócicos a dosis habituales; en casos de cuello desfavora-
128 Hipertensión en el embarazo
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ble (Bishop < 5), se procede a la maduración cervical e inducción posterior; en


ambos casos debe mantenerse una estricta monitorización de la actividad uterina
y frecuencia cardíaca fetal.
En presencia de crecimiento fetal restringido grave, peso fetal estimado menor
de 1500 gr., oligohidramnios grave y/o alteraciones del bienestar fetal, se sugiere
la realización de una cesárea programada con disponibilidad de unidad de terapia
intensiva neonatal en el momento de la interrupción.

ESTUDIO DE LÍQUIDO AM NIÓTICO Y M ADUREZ FETAL

En aquellas gestantes donde la edad de la gestación se encuentre en el rango entre


las 34 a 36 semanas, se debe confirmar madurez pulmonar fetal, para decidir la
interrupción.
Se recomienda el estudio bioquímico del líquido amniótico, obtenido por amnio­
centesis:
La prueba de la burbuja o test de Clements (formación de un anillo de burbu­
jas completo en 4 o más tubos) (29).
Medición de cuerpos lamelares (contaje > 50.000/ pL) (30).
Nivel de creatinina en el líquido amniótico (> 2 mg/dL) (31).
En ocasiones se recomienda realizar otras pruebas más precisas como el índice
Lecitina Esfingomielina (L/E >2) o la sola presencia en líquido amniótico de
fosfatidil glicerol (32).
Además de estas pruebas bioquímicas invasivas (33), contamos con signos eco-
gráficos indirectos que sugieren maduración pulmonar, según el esquema pro­
puesto por Sosa y col (26-28).
En aquellos casos donde se seleccione la vía vaginal, se inicia una inducción o
conducción del trabajo de parto con monitorización electrónica permanente de la
frecuencia cardíaca fetal hasta la atención del parto.

Finalmente, el grupo de embarazadas preeclámpticas con edades gestacionales


comprendidas entre las 26 a 34 semanas se recomienda el manejo expectante con
el único objetivo de mejorar el pronóstico perinatal.
La indicación de tratamiento médico expectante se plantea en casos específicos,
cuando la preeclampsia-eclampsia se presenta en:
- Embarazo pretérmino: >26 semanas y < 36 semanas
- Feto inmaduro no afectado
- Condición materna estable
- Cifras de presión arterial controladas
- Ausencia de complicaciones en órganos blancos susceptibles

Hipertensión en el embarazo 129


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Esta decisión sólo puede ser considerada en pacientes hospitalizadas en centros


especializados y bajo estricta supervisión médica.
El objetivo primordial del tratamiento expectante será el de prolongar el tiempo
de la gestación, permitiendo la aplicación de terapias que conduzcan al desarrollo
de la madurez pulmonar del producto y la obtención de ganancia ponderal fetal,
con el fin de aumentar las probabilidades de supervivencia del neonato, disminu­
yendo las complicaciones neonatales asociadas a la prematurez.

Ante la presencia de indicios clínicos o paraclínicos que sugieran alguna afecta­


ción significativa de un órgano o sistema materno o la evidencia de algún signo
de deterioro fetal progresivo, a través de pruebas de bienestar fetal alterada, se
impone la pronta interrupción del embarazo independientemente de su edad de
gestación. Esta conducta evitará el desarrollo de secuelas maternas y/o neonata­
les a corto, mediano y largo plazo. Los resultados perinatales obtenidos en fetos
tratados hasta llegar a las 34 semanas de gestación, presentan tasas de supervi­
vencia similares a las de un recién nacido a término (34,35).

Este grupo de pacientes de alto riesgo debe permanecer hospitalizadas bajo es­
trictas medidas de vigilancia clínica y paraclínica; se procede a aplicar tratamien­
to de ataque para estabilizarlas por un período de 24 horas y luego se continúa
con esquemas de mantenimiento; se determina la edad de la gestación, una eva­
luación ecosonográfica del feto para conocer su patrón de crecimiento y pruebas
de bienestar fetal seriadas.

P E R F IL B IO F ÍS IC O FETA L

Durante el manejo conservador de estas pacientes se realiza un perfil biofísico


fetal (PBF) según criterios de M anning y col. (36). Esta técnica incluye la evalua­
ción de cuatro variables biofísicas agudas como son: Los movimientos corporales
fetales, los movimientos respiratorios fetales, el tono fetal y el m onitoreo antena­
tal no estresante, donde se registran los variaciones de la frecuencia cardíaca fetal
inducidas por movimientos fetales, y una variable crónica: El volumen de líquido
amniótico, a través de la cuantificación del máximo bolsillo vertical (MBV).

Estas actividades biofísicas se encuentran desencadenadas y reguladas por cen­


tros del sistema nervioso central, que se desarrollan en diferentes períodos de la
vida fetal, siendo afectados por la hipoxia o la acidosis intrauterina; la aplicación
de este método permite detectar un estado de disfunción neurológica frente a un
episodio transitorio o sostenido de hipoxemia cerebral, que conlleve a un mayor
riesgo con un pronóstico perinatal adverso (36).
130 Hipertensión en el embarazo
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Los criterios para calificar las variables biofísicas fetales se explican en el cuadro
N° 11.1.

Cuadro 11.1 Perfil biofísico feta l modificado

Variable Biofísica Fetal Normal ( 2 puntos ) Anormal ( 0 puntos )

Monitoreo no Estresante índice Fisher K rebs < 8 índice Fisher K rebs > 9 Calculado
(MNS) Calculado en 30 minutos de registro. en 30 minutos de registro.

Movimientos P resencia de por lo m enos un episodio A usencia de m ovim ientos respira­


Respiratorios fetales de m ovim ientos respiratorios conti­ torios o presencia de episodios de
(MRF) nuos y sostenidos durante un m ínimo m ovim ientos respiratorios conti­
de 30 segundos, en 30 m inutos de eva­ nuos y sostenidos menores de 30
luación. segundos, en 30 minutos de evalua­
ción.

Movimientos Presencia de dos o más m ovimientos P resencia de un solo m ovim iento


corporales fetales corporales en 30 minutos de evalua­ corporal en 30 minutos de evalua­
(MCF) ción. E l m ovim iento sim ultáneo del ción. El m ovim iento sim ultáneo
tronco y extrem idades se consideran del tronco y las extrem idades se
com o uno solo. consideran com o uno solo.

Presencia de uno o más episodios de Feto en extensión total o parcial


Tono fetal (TF) extensión activa de una extrem idad de sus extrem idades con ausencia
flexionada con un rápido retorno a su de retorno o un retorno lento a una
posición de flexión original. A pertura posición de flexión. A usencia de
y cierre de la m ano se considera tono movim ientos fetales. M ano abierta
normal. sostenida.

Volumen de Presencia de un m áxim o bolsillo verti­ A usencia de líquido o bolsillo


líquido amniótico cal ^ 2 cm. m enor de 2 cm.
(VLA)

Fuente: U nidad de M edicina M aterno Fetal

M O N IT O R E O FETA L

En la evaluación del monitoreo no estresante. M anning y col. califican de reacti­


vo a la presencia de 2 ó más aceleraciones de la frecuencia cardíaca fetal (FCF),
con un ascenso igual o mayor de 15 latidos / min., de 15 segundos de duración, a
partir de la línea basal asociadas a movimientos fetales durante un período de 30

Hipertensión en el embarazo 131


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minutos de observación.
En la evaluación de este parámetro no se incluyen las alteraciones de la fre­
cuencia cardíaca, de la variabilidad cardíaca o la aparición de desaceleraciones
recurrentes durante el estudio, por lo que se recomienda el análisis del monitoreo
no estresante a través de una escala multiparamétrica de puntaje conocido como
índice Fisher-Krebs (38), diseñado por Krebs y col. Esta prueba evalúa de m a­
nera integral las alteraciones de la frecuencia cardíaca fetal (FCF) basal, como
taquicardia y bradicardia, los cambios en la amplitud y en la frecuencia de las
oscilaciones cardíacas, la presencia de aceleraciones y/o desaceleraciones y su
relación con contracciones uterinas o movimientos fetales; de esta manera, se
aumentan los mecanismos de detección de fetos comprometidos en madres pree-
clámpticas con una sensibilidad y especificidad del 92% y 99%, respectivamente
(38).
A continuación se explican los parámetros que conforman el índice de Fisher
Krebs lo que permitirá comprender mejor esta técnica:

Línea basal: Es la frecuencia cardíaca fetal expresada en latidos por minuto a lo


largo de un registro cardíaco, sin incluir segmentos que muestren cambios espo­
rádicos y transitorios del trazado.
Se calcula en base al valor promedio de las medias aritméticas obtenidas entre
las frecuencias cardíacas máximas y la frecuencia cardíacas mínimas reportadas
en tres (3) segmentos diferentes del trazado de 1 minuto de duración, se clasifica
según Hon y Quilligan (39) en:

a) Línea basal normal: 120 - 160 Lat./m. (*)


b) Taquicardia: > 161 lat/m.
a. Leve: 161 - 180 lat/m.
b. Marcada: > 181 lat/m.
c) Bradicardia: < 1 1 9 lat/m.
a. Leve: 100 - 119 lat/m.
b. Marcada: < 99 lat/m.

(*) El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos de los Estados Unidos de


América (ACOG) y el Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos del Reino Unido
(RCOG) establecen como rango normal para la FCF 110 a 160 lat/m (40,41).

Variabilidad: Puede ser descrita como el ancho de banda que delimita el variado
espectro de oscilaciones de la FCF que se originan "latido a latido” a lo largo de
todo el registro cardiotocográfico, incluyendo desde su máxima hasta su mínima
fluctuación. La variabilidad depende de dos elementos fundamentales: La ampli-
132 Hipertensión en el embarazo
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tud y la frecuencia de oscilación.


Estos elementos deben ser evaluados en 3 segmentos diferentes del trazado de
un minuto de duración, donde no se registren cambios periódicos de la línea ba­
sal inducidos por contracciones uterinas, ni cambios episódicos incentivados por
movimientos fetales.

La Amplitud está definida por el valor promedio de la diferencia entre la FCF


máxima y FCF mínima alcanzada en los 3 segmentos estudiados. La Frecuencia
se determina por el número promedio de intersecciones cíclicas que hace la línea
“real” del registro cardíaco fetal cuando cruza una línea “virtual” ondulante que
une los puntos medios de las amplitudes de los distintos ciclos de oscilaciones a
lo largo del trazado. Sin embargo, de manera práctica podemos utilizar el número
de oscilaciones que cruzan de manera cíclica la línea base en 3 segmentos del
trazado de 1 minuto de duración (Fig. 11.1 y 11.2).

Hammacher y col (42) establecen una clasificación de los patrones oscilatorios


de la línea base de la frecuencia cardíaca fetal en relación con la amplitud. (Cua­
dro N°. 11.2).

Fig. 11.1. Moni/oreo fetal antenatal no estresante: Variabilidad mínima de la frecuencia cardíaca
(ver flechas).

Hipertensión en el embarazo 133


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flecha gruesa) Observar la taquisistolia. (ver flechas delgadas)

Cuadro 11.2 Patrones oscilatorios de la línea de base (Frecuencia cardíaca fetal

Tipo de Amplitud Rango (latidos/minuto)


0 <4
I 5 -9
II 1 0 -2 5
III >26

El Royal College o f Obstetrician and Gynecologist (RCOG) (Real Colegio de


Obstetras y Ginecólogos) de Inglaterra, simplifica los tipos de amplitud descritos
por Hammacher y col y los agrupa en tres categorías fundamentales (41). Cuadro
11.3.

La línea basal puede presentar ciertos cambios transitorios del trazado cardíaco
que se clasifican en periódicos o episódicos según su relación con ciertos even­
tos. Los cambios periódicos están relacionados con contracciones uterinas y los
cambios episódicos lo están con movimientos fetales o con maniobras extemas
134 Hipertensión en el embarazo
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Cuadro 11.3 Clasificación de amplitud de la frecuencia cardíaca fetal

Categoría de amplitud Rango (latidos/minuto)

Mínima <4

Moderada 5 -2 5

Mareada >26

estimulatorias. Los cambios de la línea basal se clasifican en:

1) Aceleraciones: Son ascensos bruscos y transitorios de la FCF desde la línea


basal hasta llegar a un acmé referencial para luego retornar a su frecuencia origi­
nal. El tiempo de aceleración debe ser < de 30 segundos. Por lo general, las acele­
raciones están relacionadas con los movimientos fetales espontáneos, pueden ser
inducidas por maniobras estimulatorias externas manuales o vibratorias e incluso
estar relacionadas con contracciones uterinas.
El patrón de referencia para la aceleración varia según la edad de la gestación,
antes de las 32 semanas, el acmé alcanzado debe ser igual o mayor a 10 latidos
por minuto durante 10 segundos o más de duración; después de las 32 semanas,
el acmé alcanzado debe ser igual o mayor a 15 latidos por minuto durante un
mínimo de 15 segundos de duración (16,17). Estos cambios son considerados
signos indiscutibles de bienestar fetal y adecuada perfusión del sistema nervioso
central (Fig. 11.3).

La duración máxima de una aceleración no debe superar los 2 minutos, si se


mantiene hasta un máximo de 10 minutos se califica de prolongada, si persiste
por más de 10 minutos, no se considera un cambio transitorio sino una alteración
persistente de la línea de base tipo taquicardia.

2) Desaceleraciones: Son descensos graduales y transitorios de la FCF desde la


línea basal hasta alcanzar un nadir, con posterior recuperación a su frecuencia
basal. Se dividen en:
• Episódicas, cuando se asocian a movimientos fetales.
• Periódicas, tempranas o tardías, cuando se presentan en relación a contraccio­
nes uterinas (43).

a) Desaceleraciones tempranas: Son descensos graduales de la FCF con retor­


no hasta la línea base, donde el nadir de la desaceleración cardíaca coincide con
el acmé de la contracción; la pendiente de caída y de recuperación del trazado
Hipertensión en el embarazo 135
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Fig. 11.3. Monitoreo Fetal antenatal no estresante: Aceleraciones de la frecuencia cardíaca, (ver flechas)
Ascensos asociados a movimientos fetales (MF). Mo nitor eo reactivo.

transcurren durante el tiempo de la contracción, semejando un reflejo especular


de ésta, con una duración > de 30 segundos (Fig. 11.4). Estos cambios pueden
ser explicados por un reflejo vagal secundario a la compresión cefálica del pro­
ducto durante el trabajo de parto, por lo general no se traducen en repercusiones
adversas del pronóstico perinatal.

b) Desaceleraciones tardías: Son descensos graduales de la FCF donde el nadir


de la desaceleración se alcanza posterior al acmé de la contracción. (Fig. 11.5).
Con un tiempo de descenso > a 30 segundos y una duración máxima no mayor de
2 minutos. La pendiente de caída y recuperación de la desaceleración transcurren
posterior al cese de la contracción, son simétricas y por lo general muestran una
morfología bastante homogénea a lo largo del registro. El tiempo de latencia
transcurrido desde el acmé de la contracción hasta el nadir de la desaceleración
se denomina decalage. La amplitud de estas desaceleraciones es variable y su
profundidad denota la severidad del evento.
Desaceleración prolongada: Es una variante de la desaceleración tardía, que se
caracteriza por una duración mayor a los 2 minutos, hasta un máximo de 10 mi-
136 Hipertensión en el embarazo
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Fig. 11.4. Monitoreo feta l intraparto. Desaceleraciones tempranas. Nótese que el descenso de la FCF (ver
flecha a) está al mismo nivel que el acmé de la contracción (ver flecha b)

Fig. 11.5. Monitor eo feta l intr aparto. Desaceleraciones tardías Nótese el descenso de la FCF (ver flechas a)
es posterior al acmé de la contracción (ver flechas b)

Hipertensión en el embarazo 137


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ñutos. Aquellas que superen los 10 minutos de duración de manera ininterrumpi­


da, deben ser consideradas una alteración de la línea base del tipo Bradicardia.
c) Desaceleraciones variables: Son caídas abruptas de la FCF con un descenso
acentuado y un retom o gradual a la línea base inicial. Se asocian a la presencia de
oligohidramnios y a compresiones del cordón umbilical. El tiempo de descenso
desde la línea basal hasta alcanzar el nadir debe ser de < 30 segundos, presentan
morfologías cambiantes y disímiles entre sí en amplitud y en duración a lo largo
del trazado (Fig. 11.6).

Desaceleración atípica: Son desaceleraciones variables que presentan los si­


guientes criterios agravantes que denotan una asfixia aguda con un riesgo au­
mentado de evolución perinatal adversa.
• El descenso alcanza un nadir < 70 lat/m, con una duración de 60 segundos
• La pendiente de recuperación es lenta, o no se recupera la FCF de base
• Disminución o pérdida de la amplitud en la variabilidad durante la desacelera­
ción o posterior a su recuperación
• Pérdida de la aceleración inicial que antecede a la desaceleración
• Presencia de aceleración compensatoria luego de la desaceleración

138 Hipertensión en el embarazo


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• Presencia de desaceleraciones en salva


Según la asociación de las desaceleraciones con las contracciones en el trazado
se clasifican en: Esporádicas o recurrentes.

Desaceleraciones esporádicas: Aquellas que se relacionan con menos del 50%


de las contracciones uterinas y sólo determinan una mayor vigilancia en el tra­
bajo de parto.

Desaceleraciones recurrentes: Cuando acompañan más del 50% de las contrac­


ciones a lo largo de un registro de 30 minutos de duración. La recurrencia de es­
tos descensos tardíos son reflejo de una disfunción útero placentaria, que condi­
ciona una hipoperfusión sostenida del espacio intervelloso, con una consecuente
alteración persistente del intercambio gaseoso materno fetal. La presencia de un
grado creciente de hipoxia con el desarrollo de acidosis ocasiona finalmente una
depresión directa de la función miocárdica fetal secundaria al estado de asfixia
perinatal, que se intensifica con cada contracción uterina; este hallazgo sugiere
una alta probabilidad de sufrimiento fetal agudo, y un pronóstico perinatal adver­
so, por lo que se recomienda la interrupción expedita del embarazo,
d) Patrón Sinusoidal: Presencia de un trayecto sinusoidal ondulante sostenido
en la línea de base de la FCF durante un período de 10 minutos, con una amplitud
de 5 a 10 latidos / minuto, con variabilidad ausente. Este hallazgo se ha asociado
con pérdida del tono vagal, presente en fetos sometidos a hipoxia severa.

El sistema multiparamétrico de Fisher Krebs, para la interpretación del moni-


toreo antenatal no estresante, en un período de observación de 30 minutos es
descrito en el Cuadro N°. 11.4.

Este sistema evalúa 6 parámetros dando una puntuación de 0, 1 y 2 para un total


de 12 puntos.
Se considera el monitoreo Reactivo cuando el Indice de Fisher Krebs logra una
puntuación > 9 puntos y le corresponde 2 puntos en el perfil biofísico.
Se considera monitoreo No Reactivo, si la puntuación es < a 8 puntos y se le
asigna 0 puntos en el perfil biofísico (38).
El resultado de la evaluación del monitoreo no estresante, complementa a los
otros parámetros ecográficos del PBF y establece una puntuación final de cuyo
valor depende la conducta obstétrica, en el manejo de una paciente preeclámp-
tica.
El siguiente paso en la evaluación del bienestar fetal, es la realización de un Perfil
Hemodinámico Doppler de la circulación materno-fetal.

Hipertensión en el embarazo 139


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Cuadro 11.4 Indice de Fisher-Krebs.

Monitoreo no estresante

Parámetros Puntaje

0 1 2

Bradicardia intensa B radicardia m oderada


Línea de base Normal
< 99 lpm 1 0 0 - 1191pm
FCF 1 2 0 - 1 6 0 lpm
Taquicardia intensa Taquicardia m oderada
> 181 lpm 161 - 180 lpm

Variabilidad Tipo I: 5 - 9 Tipo II: 10-25


Tipo 0: ^ 4
Am plitud Tipo HI: > 26

Variabilidad <2 3 -6 >7


Frecuencia

Aceleraciones: 0 1- 4 >5
> 32 sem:15 lpm x 15 seg
< 31 sem:10 lpm x 10 seg

Desaceleraciones - Tardías recurrentes - Tardía esporádica - Ausentes


- Atípicas - Variables - Tempranas

Movimientos 0 1-4 £5
Fetales

Fuente: Fisher-Krebs y col (37)


FCF= Frecuencia Cardiaca Fetal
lpm= latidos por minutos

PERFIL HEM ODINÁM ICO DOPPLER MATERNOFETAL

Esta técnica no invasiva permite diagnosticar y estadiar la disfunción uteropla-


centaria, que con frecuencia afecta los embarazos de las madres preeclámpticas
y constituye el principal factor etiopatogénico relacionado con el desarrollo de
restricción del crecimiento en el feto.
Durante la primera mitad del embarazo la circulación útero-placentaria se com ­
porta como un circuito de alta resistencia y bajo flujo, posteriormente por efecto
del fenómeno de la placentación durante la segunda mitad del embarazo se pro­
ducen una serie de cambios vasculares en los vasos espirales, que permiten redu­
cir progresivamente las resistencias en la arteria uterina y en la arteria umbilical,
a partir de este momento el circuito útero placentario se convierte en un sistema
140 Hipertensión en el embarazo
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de baja resistencia y alto flujo.

A medida que ocurre la implantación del saco gestacional en el estroma endome­


trial materno, el trofoblasto prolifera y se profundiza en la decidua basal subya­
cente, modificando las arterias espirales que encuentra a su paso, en un fenómeno
conocido como placentación. Las arterias espirales son ramas terminales de las
arterias uterinas, por lo que cualquier alteración en su luz se refleja directamente
en la resistencia de estos vasos matrices.

Se produce dos olas de invasión claramente definidas del sinciciotrofoblasto que


avanzan hacia las arterias espirales aledañas, la primera se inicia a partir de las 6
semanas de gestación y se extiende a lo largo del I trimestre, la segunda se inicia
a mediados del II trimestre hasta las 24 a 26 semanas de gestación (44,45).
Durante la primera ola, el trofoblasto penetra de manera predominante en el seg­
mento decidual de las arterias espirales, mientras que en la segunda, se extiende
hasta su porción miometrial en su tercio interno. En ambas avanzadas de manera
fisiológica, el trofoblasto produce una transformación de la capa m uscular media
de los segmentos vasculares invadidos, substituyendo sus componentes músculo-
elásticos originales por un material fibrinoide.

Esta alteración morfológica e histológica reduce la capacidad de respuesta fun­


cional de estos vasos “modificados” frente al influjo de diversas sustancias va-
sopresoras, que aumentan normalmente durante el embarazo, como es la angio-
tensina. El efecto final se traduce en un descenso progresivo de las resistencias
vasculares de las arterias uterinas a lo largo del II trimestre, particularmente de
aquella homolateral a la inserción placentaria. Desde el punto de vista microscó­
pico, el lumen de las arterias espirales invadidas aumentan de m anera importante,
sus trayectos se tom an dilatados y tortuosos. Estos cambios fisiológicos condu­
cen a un aumento significativo del flujo sanguíneo uteroplacentario necesario
para suplir los requerimientos crecientes del feto en desarrollo a medida que
avanza la gestación (46).

Las adaptaciones vasculares de las arterias uterinas son fundamentales para ase­
gurar una perfusión adecuada de oxígeno a los espacios intervellosos de la pla­
centa. La red capilar presente en las ramas terminales del tronco de las vellosida­
des coriales (troncos de 3er orden) responden a sustancias vasoactivas producidas
localmente por el sincitiotrofoblasto. Estos mediadores locales al parecer regulan
el flujo capilar intravellositario a través de una respuesta dual de constricción o
relajación dependiente de su concentración en el tejido intersticial circundante
de la vellosidad.
Hipertensión en el embarazo 141
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Uno de los potenciales mediadores vasoactivos involucrado en este proceso de


control local parece ser el óxido nítrico (ON), el cual es producido por una en­
zima ON sintetasa localizada a nivel del sincitiotrofoblasto del tronco principal
vellositario (tronco de 1er orden), la cual tiene una acción oxígeno dependiente
(47,48). De esta manera, si el tenor de oxígeno en el espacio intervelloso es bajo,
disminuye la producción intravellositaria del óxido nítrico y el sistema capilar de
las vellosidades terminales se contraen, el resultado hemodinámico final será el
aumento progresivo de las resistencias del lecho vascular placentario y de las ar­
terias umbilicales. Si por el contrario la concentración de oxígeno del espacio es
adecuada, la producción de ON es normal, prevalece la vasodilatación capilar y
en consecuencia se produce un descenso progresivo de las resistencias vasculares
en las arterias umbilicales a medida que progresa la gestación (49).

En la preeclampsia estos cambios vasculares adaptativos antes descritos no se


producen de manera efectiva y por ende el fenómeno de placentación es defec­
tuoso. La segunda ola de invasión del trofoblasto no ocurre, motivo por el cual la
porción miometrial de las arterias espirales no se ve afectada, la capa muscular
se mantiene indemne, por lo tanto la circulación útero-placentaria será suscepti­
ble a la acción de diferentes agentes vasopresores. La placenta se mantendrá de
manera persistente como un circuito de alta resistencia y bajo flujo, incluso hasta
el final de la gestación.

Esta placentación inadecuada conlleva a un estado sostenido de hipoperfusión


útero placentaria, el aporte de oxígeno al espacio intervelloso disminuye, decae
la actividad de la ON sintetasa sincicial, baja la producción intravellositaria de
óxido nítrico, prevalece la contracción de los capilares terminales, se deteriora
el intercambio gaseoso materno fetal, dando como resultado final un estado de
hipoxemia y acidemia fetal, a corto plazo, con reducción de su curva de creci­
miento a largo plazo. Desde el punto de vista hemodinámico, las resistencias
vasculares, de la circulación feto placentaria, muestran una tendencia sostenida
hacia el aumento, con el progreso del embarazo, el cual genera un ciclo vicioso.
A m edida que aumentan las demandas nutritivas y de oxígeno del feto en creci­
miento, al no poder ser suplidas por una placenta funcionalmente defectuosa, de­
bido a la preeclampsia, se establece una restricción del crecimiento intrauterino
producto de un estado de malnutrición fetal crónico. En las placentas de fetos con
restricción del crecimiento, existe una reducción importante de sus vellosidades
terminales producto de la obliteración de su red capilar intravellositaria, así como
un desarrollo inadecuado de las ramificaciones del árbol vellositario durante el
segundo trimestre del embarazo (50,51). A nivel microscópico, se describe una
reducción del número de las vellosidades coriónicas terminales, signos eviden-
142 Hipertensión en el embarazo
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E l perínatólogo y la preeclampsia-eclampsia

tes de isquemia difusa como áreas de infarto, depósitos de fibrina, aumento del
espesor de las membranas, edema y fibrosis del estroma (52). Estos hallazgos en­
globan una entidad que se ha definido como Disfunción uteroplacentaria cuyas
etapas de severidad dependen de la intensidad y duración de la hipoxia, de los
mecanismos hemodinámicos de adaptación fetal y del deterioro circulatorio fetal
inminente, una vez que estos mecanismos compensatorios se agoten.

Se ha descrito que es necesario un deterioro mayor del 50% del árbol vellositario
para que se produzca una alteración evidenciable del funcionalismo placentario.
Antes de este nivel crítico la reserva placentaria es capaz de solventar este déficit
en la circulación uteroplacentaria. En esta primera etapa no se produce hipoxe-
m ia fetal y las pruebas de bienestar permanecen normales. Desde el punto de
vista hemodinámico, la resistencia a nivel de las arterias umbilicales se encuentra
dentro de límites normales. A esta etapa se le ha calificado de Fase Silente de
la disfunción uteroplacentaria, pues no hay signos paraclínicos, evidenciados a
través del Doppler o del perfil biofísico, que sugieran compromiso fetal (53,54).
A medida que avanza la preeclampsia y progresa el deterioro vellositario más
allá del umbral crítico del 50%, el flujo sanguíneo hacia la placenta comienza
a disminuir, esto es reflejo de un aumento progresivo de las resistencias vascu­
lares umbilicales proporcional al daño placentario. Sin embargo, el déficit en la
perfusión aún no es tan severo como para alterar el intercambio matem o-fetal a
nivel vellositario, por lo tanto los gases arteriales fetales no se alteran de manera
sustancial. No hay hipoxemia ni acidemia franca y el Perfil Biofísico todavía
presenta un puntaje favorable. A esta etapa se le denomina Fase de aumento de
la resistencia umbilical.

Al progresar la noxa, se implementa gradualmente un estado de hipoxemia que


tiende a hacerse crónico. Esta disminución de la presión parcial de oxígeno en
la sangre fetal, es detectada por quimiorreceptores y barorreceptores aórticos y
carotídeos. A nivel del sistema nervioso autónomo se desencadena una respuesta
refleja mediada por catecolaminas, caracterizada por una vasoconstricción selec­
tiva en ciertos órganos considerados como “no indispensables” (los pulmones,
los riñones, el hígado, el intestino y el sistema músculo-esquelético) y vasodila-
tación en otros órganos calificados de “vitales”; cuyo resultado hemodinámico
final será el de una redistribución del flujo sanguíneo fetal dirigido fundamental­
mente hacia el cerebro, corazón y las glándulas suprarrenales, en detrimento de
los órganos antes mencionados. A esta etapa se le conoce como Fase de centra­
lización inicial o “Circuito de Ahorro Cerebral”. Durante el inicio de esta fase,
existe un aumento de la resistencia a nivel de la arteria umbilical con un subsi­
guiente descenso de la impedancia a nivel de las arterias cerebrales, en particular
Hipertensión en el embarazo 143
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de la cerebral media. Esta redistribución del gasto cardíaco fetal es suficiente


para corregir la hipoxemia suscitada, por lo que de realizar un perfil biofísico
fetal, puede resultar normal (55).

De persistir la lesión placentaria, se genera un nivel de alarma que compromete


el intercambio de oxígeno y nutrientes materno fetales, se alcanza un grado de
hipoxemia y acidemia progresivos, pudiendo llegar a tal grado de severidad, que
los mecanismos de compensación implementados por el feto se ven ampliamente
superados.

La vasoconstricción periférica es máxima en la mayor parte de la economía vas­


cular y a nivel cerebral se mantiene la vasodilatación para llevar la mayor canti­
dad de sangre oxigenada al cerebro, intentando evitar las secuelas neurológicas
de la hipoxia.

Los vasos de la microcirculación vellositaria son ramas terminales de la arteria


umbilical, su reducción masiva acarrea un aumento desmedido de la resistencia
umbilical, que puede llegar a alterar el flujo continuo de sangre a través de estos
vasos. La columna de sangre que se dirige a la placenta, puede detenerse o inclu­
so invertirse durante la relajación cardíaca (fase diastólica del ciclo).

Estos eventos fisiopatológicos se traducen desde el punto de vista hemodinámi-


co como un aumento desmesurado de la poscarga del corazón, en el ventrículo
derecho, el cual por su mismo grado de inmadurez carece de la “compliance”
necesaria para compensar esta situación. Simultáneamente se produce depresión
de la capacidad contráctil de las fibras musculares cardíacas producto del nivel
crítico de asfixia alcanzado. Irremediablemente se produce una falla ventricular
progresiva y un aumento del volumen ventricular derecho al final de la diástole
cardíaca, con la subsiguiente aparición de signos venosos al Doppler. Esta etapa
se ha denominado Fase de centralización avanzada hacia terminal, denota un
compromiso severo del feto, un riesgo aumentado de morbimortalidad perinatal
y una alteración importante del perfil biofísico (56,57).

Finalmente, el feto asfíctico agota todos los mecanismos compensatorios vascu­


lares disponibles y los cambios hemodinámicas presentes se tornan irreversibles.
Existe una franca falla cardíaca fetal con hipoperfusión de todos sus órganos
vitales. A nivel cerebral la hipoxia severa genera daño neuronal extenso con un
desarrollo subsiguiente de edema celular. Este evento fisiopatológico aumenta la
presión intracraneal que termina por comprimir de manera extrínseca los vasos
cerebrales, produciendo un incremento progresivo de su nivel de resistencia al
144 Hipertensión en el embarazo
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E l perinatólogo y la preeclampsia-eclampsia

flujo, incluso igual al que tenía previa a la centralización. Esta etapa final se llama
Fase de descentralización o “Falsa normalización” e identifica un feto en estado
de muerte intrauterina inminente (58).

La velocimetría Doppler constituye el método por excelencia para evaluar los


cambios hemodinámicos que se producen en un feto sometido a grados crecien­
tes de hipoxia, secundarios a una disfunción uteroplacentaria producto de una
preeclampsia severa. Se recomienda realizar un perfil hemodinámico Doppler
(PHD) a toda paciente con factores de riesgo para desarrollar preeclampsia o que
curse actualmente con la misma, a partir de las 26 semanas de gestación. Dentro
de la exploración se procede a evaluar sistemáticamente las arterias uterinas de­
recha e izquierda, la arteria umbilical, la arteria cerebral media y en casos com­
prometidos, la pulsatilidad de la vena umbilical, la onda de velocidad de flujo del
ductus venoso y el flujo transvalvular tricuspídeo.
En relación a la onda de velocidad de flujo (OVF) de la arteria uterina, se consi­
dera anormal, si presenta un índice Sístole/Diastólico (S/D) > de 2,6, o la persis­
tencia de la m uesca o “notch” protodiastólico en la onda de velocidad de flujo de
la arteria uterina más allá de las 26 semanas de gestación (59). Estos hallazgos
anormales del Doppler de la arteria uterina son reportados si se presentan de m a­
nera bilateral o en el caso unilateral, si la arteria uterina alterada corresponde con
el sitio de la inserción placentaria (Fig. 11.7).

Fig. 11.7. Onda de velocidad de flujo (OVF) de la arteria uterina con aumento
deI índice S/D y presencia de muesca proto diastólica (ver fechas). Cortesía del
Servicio de Prenatal MCP.

Hipertensión en el embarazo 145


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La presencia de estos signos no denotan necesariamente la presencia de la enfer­


medad, más bien poseen un valor predictivo, ya que señalan un aumento relativo
del riesgo de esta paciente, a desarrollar preeclampsia a lo largo de la gestación
y/o del feto a presentar crecimiento fetal restringido (60). Quintero y col. repor­
taron una sensibilidad de 62,5% y una especificidad de 90,2% para la persistencia
de la muesca protodiastólica en la OVF de la arteria uterina, una sensibilidad de
94,5% para el aumento de las resistencias (S/D > 2,6) en la predicción de pree­
clampsia en una población de bajo riesgo obstétrico en la M aternidad Concep­
ción Palacios (61).

I D:12 9 6 5 O ? 0
81cr/s
?.5-2.0 10/DIU
P 3.ÍHHZ
OMC 0"
FPU 60

Fig. 11-8 O V F n o rm a l de la arteria um bilical.

La evaluación de la arteria umbilical, se realiza en un segmento libre del cordón,


se considera como valor anormal de referencia un índice S/D mayor de 3,0 (62).
En aquellos casos con disfunción uteroplacentaria severa, dado por una fase de
centralización avanzada o terminal y patrones de alta resistencia vascular donde
se altera el flujo diastólico en la OVF de la arteria umbilical, no se calcula el
Indice S/D, se debe hacer una descripción cualitativa del hallazgo visual al ul­
trasonido Doppler, ya sea, como un flujo diastólico borrado (FDB) (Fig. 11.9 A y
11.9 B) o como un flujo diastólico reverso (FDR) (Fig. l l . l O A y 11.10 B).
146 Hipertensión en el embarazo
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IU] U .U /lb .U c n
G 5 0 /P 1 0 0 /D 1 1
hA4;«.UMHz
[D | 1 S 7 K H /
C 5 0 /T 1 /A 0
5 v 6 7 :4
12UH z/U b o le n c n li
[CO) 1.70KHz
C50/n/rAi

Fig. 11.9 A. OVF de la arteria umbilical con flujo diastólico borrado, (ver flechas).

Fig. 11.9 B. OVF de la arteria umbilical con flujo diastólico borrado, (ver flechas)
Cortesía de la Unidad de Medicina Materno-Fetal de la MCP.

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Fig. 11.10 A. OVF de la arteria umbilical con flujo diastólico reverso, (ver flechas).
Cortesía del Servicio Prenatal de la MCP.

Fig. 11.10 B. OVF de la arteria umbilical con flujo diastólico reverso, (ver flechas).
Cortesía de la Unidad de Medicina Materno-Fetal de la MCP.

148 Hipertensión en el embarazo


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Se han reportado una mayor incidencia de acidosis fetal, líquido meconial, in­
greso a terapia neonatal y bajo Apgar al nacer, con relación al punto de corte S/D
mayor de 3,0. Así como una mayor frecuencia de cesáreas de emergencia y recién
nacidos pequeños para edad estacional a este grupo (63, 64, 65). Karsdorp y col.
(60) reportan un riesgo de muerte intrauterina asociada con el FDB umbilical del
14% y de 24% para el FDR. Con una tasa de mortalidad perinatal de 450 x 1000
nacidos vivos al englobar ambas situaciones (66).

La arteria cerebral media, irriga estructuras contenidas en la bóveda ósea rígida,


por lo que cursa con una resistencia vascular mayor que los vasos umbilicales y
una tendencia hacia el descenso al avanzar la edad de la gestación. Este vaso se
localiza en un corte axial del cráneo fetal a nivel de las tres fosas cerebrales, se
logra el volumen de muestra en su extremo externo cerca de la tabla interna del
parietal.
Frente a un episodio sostenido de hipoxia fetal se produce una “Circuito de aho­
rro cerebral” compensatorio con vasodilatación del lecho cerebral. Esta situación
se detecta por velocimetría Doppler, al evaluar la arteria cerebral media y en­
contrar un índice S/D < de 3,0. El resultado de dividir el índice S/D de la arteria
cerebral media sobre el índice S/D de la arteria umbilical nos permite obtener el
índice cerebro-umbilical, el cual al activarse los mecanismos de centralización
del feto tiende a hacerse cada vez menor de 1,0.

Finalmente al agotarse los mecanismos hemodinámicos de adaptación fetal se


establece un estado de hipoxemia y acidemia permanente e irreversible, producto
de la hipoperfusión placentaria, secundario al daño extenso de la microcircula-
ción vellositaria. Irremediablemente, la lesión placentaria y la vasoconstricción
esplácnica compensatoria, se reflejan en un aumento progresivo de las resisten­
cias vasculares, que se inicia a nivel de las arterias umbilicales, luego en la aorta
descendente y posteriormente en el ductus arterioso y ventrículo derecho del co­
razón fetal; se genera así un aumento creciente y sostenido de la poscarga, la cual
supera la capacidad contráctil de las fibras musculares inmaduras del corazón
fetal, produciéndose una falla en su función inotrópica. Esta situación se ve agra­
vada debido a que el rendimiento cardíaco fetal se encuentra deprimido por el
estado de hipoxemia y acidemia presente. El efecto final es la falla del ventrículo
derecho con el aumento del volumen sanguíneo al final de la diástole, el aumento
de presión que conduce a un llenado pasivo inadecuado durante la diástole ven­
tricular y la presencia de un flujo retrógrado durante la contracción atrial (llenado
activo), que se trasmite al ductus venoso, a la vena cava y a la vena umbilical.
Estos cambios se reflejan en el Doppler por la aparición de signos venosos como
la alteración en la morfología de la OVF del ductus venoso al observarse una
Hipertensión en el embarazo 149
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onda “a” ausente o en reversa, la presencia de regurgitación tricuspídea al incidir


en el flujo transvalvular derecho y la pulsatilidad de la vena umbilical acoplada
con el FDB o el FDR en la arteria umbilical.

Durante el período en que se mantiene a la paciente hospitalizada, bajo estricta


evaluación, puede observarse progresión del deterioro materno y signos eviden­
tes de compromiso fetal progresivo por lo que amerita la exclusión inmediata
del protocolo de manejo expectante y se procede a la interrupción del embarazo,
independiente de la edad de la gestación.
Los criterios recomendados por la unidad de medicina maternofetal de la MCP
para excluir del protocolo de manejo expectante a una paciente con preeclampsia
severa, se describen en el cuadro N° 11.5.

Cuadro 1 13 Criterios para la exclusión del manejo expectante.

Fetales Maternos

1. Edad de la gestación: < 26 semanas 1. Eclam psia


> 36 semanas 2. Síndrom e H ELLP
2. Feto con m adurez bioquímica. 3. A fectación progresiva y significativa de un ór­
3. Pruebas de bienestar fetal alteradas: gano blanco:
Trazado del m onitoreo antenatal no estresante con D isfunción renal: C reatinina plasm ática ^ 1,3 m g/
signos om inosos. dL y/o una reducción m ayor del 50% de la depura­
Perfil biofísico fetal con un puntaje < 4, realizado ción de creatinina obtenida a su ingreso.
en 2 oportunidades con 6 horas de separación. D isfunción hepática: A ST o ALT > 70 m g/dL
Flujo telediastólico borrado o reverso en la onda asociada a epigastralgia y/o dolor en hipocondrio
de velocidad de flujo de la arteria umbilical aso­ derecho.
ciado a onda “a” borrada o en reversa del ductus 4. T rom bocitopenia < 100.000/m m3
venoso y pulsatilidad de la vena umbilical. 5. O liguria persistente m enor de 25 mL/hr.
4. C recim iento fetal restringido severo (Peso fetal 6. Edem a agudo de pulm ón
estim ado por ultrasonido ^ Percentil 5). 7. Sintom atología neurológica persistente
5. O ligohidram nios severo (BM V < 2 x 2 cm). 8. Refractariedad al tratam iento médico (Persisten­
6. D esprendim iento prem aturo de placenta normo- cia de la presión arterial diastólica > 100 mm Hg, a
inserta. pesar de la adm inistración de las dosis m áxim as de
dos antihipertensivos).

Nota: En nuestra institución no se incluye la pro­


teinuria severa > 5 gr en 24 horas com o criterio de
interrupción del em barazo.

Unidad Maternofetal. MCP. BMV = Bolsillo Máximo Vertical

150 Hipertensión en el embarazo


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E l perínatólogo y la preeclampsia-eclampsia

CONCLUSIONES

La paciente preeclámptica debe ser atendida de manera ideal, en un centro de


salud de III nivel que cuente con una infraestructura apropiada, equipos médicos
para diagnóstico perinatal, amplia disponibilidad de recursos de laboratorio y he-
moderivados, presencia de un personal sanitario altamente capacitado, médicos
obstetras perinatólogos, con apoyo de los servicios de neonatología, medicina
interna, cardiología y nefrología, unidad de cuidados intensivos de adultos y neo­
natal.
Es de importancia cardinal en el manejo de una madre preeclámptica conocer
la tasa vigente de supervivencia de un recién nacido pretérmino en las respec­
tivas unidades de terapia intensiva neonatal en el centro que se labore, de esta
información dependerá, la edad de la gestación que se tome como meta umbral
para dejar evolucionar el embarazo durante el protocolo expectante o decidir una
interrupción programada, una vez alcanzada esta edad, pudiendo así ofrecerle al
producto una mayor expectativa de vida.
La Unidad de Terapia Intensiva Neonatal de la MCP en 1994, reportó una sobre­
vida del 65,24 % a las 33 semanas de gestación, de 70,45 % cuando al momento
del nacimiento el neonato presentó un peso de 1500 gramos. A partir de las 36
semanas de gestación y peso de 2000 gramos la sobrevida fue mayor del 93%
(67).
El objetivo principal del manejo expectante en este tipo de pacientes es el prolon­
gar el tiempo gestacional, para lograr acelerar el proceso fisiológico de madura­
ción pulmonar en el feto, e inducir alguna ganancia ponderal intrauterina, condi­
ciones que aumentaría la expectativa de vida del neonato y evitaría el desarrollo
de secuelas maternas y /o neonatales a corto, mediano y largo plazo (68).

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156 Hipertensión en el embarazo


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CAPÍTULO 12

EL ANESTESIOLOGO
Y LA
PREECLAMPSIA-
ECLAMPSIA

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCCIÓN

La preeclampsia es la patología sistémica que sólo se presenta en la gestación y


sigue siendo una de las complicaciones más comunes del embarazo (1). Los da­
tos epidemiológicos son difíciles de precisar. Sin embargo, a pesar de su signifi­
cativa reducción en los últimos años, continúa siendo en los países desarrollados
y en los países en vías de desarrollo, como Venezuela, principal causa de muerte
materna (2).

El American College o f Obstetricians and Gynecologists (ACOG) (Colegio


Americano de Obstetras y Ginecólogos) caracteriza a la preeclampsia-eclamp­
sia como: Hipertensión arterial y proteinuria, en varios grados de severidad y
aparición posterior a la vigésima semana de embarazo. La enfermedad conlleva
a producir complicaciones en el binomio madre-feto, aunque en general, la sin-
tomatología desaparece al extraer el producto de la gestación. Puede o no acom­
pañarse de otras complicaciones graves como es la eclampsia y su diagnóstico
se hace por la aparición de convulsiones tonicoclónicas, si no hay otra causa de
convulsión en la gestante. Otra complicación grave que puede cursar la enferme­
dad es el síndrome HELLP (hemolisis, elevación de transaminasas hepáticas y
trombocitopenia) (3).

El tratamiento inadecuado tiene repercusiones materno-fetales funestas con ries­


go de óbito inminente (4), por lo que deben constituirse verdaderos equipos de
trabajo, involucrando a las especialidades correspondientes para detectar e insta­
lar conductas de respuesta rápida y acertada. Dentro de este equipo el anestesió-
logo juega un papel preponderante, ya que tiene que estar preparado para mane­
ja r los riesgos y complicaciones que conlleva este tipo de patología. Debe tener
habilidad para anticipar, percatar y prevenir situaciones difíciles, especialmente
cuando se ve obligado a darle a la paciente anestesia general.
Desde el punto de vista de la mortalidad materna relacionada con la anestesia,
basándose en fuentes de países como Inglaterra, Gales y Norte América, encon­
tramos las dos causas principales: La broncoaspiración y la intubación difícil
(5), siendo la anestesia la sexta causa de muerte materna en Norte América en el
período comprendido entre 1979 y 1990.

ERRNVPHGLFRVRUJ
Fernando Goncalves Pórtela

En este capítulo, se tratan en forma sistemática las conductas y recursos que


debe disponer un médico anestesiólogo frente a una paciente con preeclamp-
sia-eclampsia y otros estados hipertensivos del embarazo: La identificación de
pacientes con riesgo potencial, la comunicación continua con el obstetra, perina-
tólogo y neonatólogo para la toma de decisiones en equipo, las indicaciones del
tipo de anestesia para el trabajo de parto, parto vaginal y cesárea, el control del
dolor postoperatorio y las contraindicaciones. En cada caso, cada una de ellas es
de suma importancia para solventar con éxito esta patología.

VALORACIÓN PREOPERATORIA

Es de importancia la realización de la consulta preanestésica para evaluar el bien­


estar del binomio madre-feto y ésta debe ser realizada entre la semana 32 y 36
de gestación.

En la evaluación se debe interrogar a la embarazada respecto al tipo de anestesia


y analgesia que se usó en partos anteriores, si los hubo. Ofrecer respuestas a las
dudas y temores, que tenga la paciente y la explicación de cual debe ser la mejor
opción terapéutica. Debe anexarse esta información a la historia clínica junto al
examen físico y laboratorio.

El anestesiólogo que se enfrenta a una paciente preeclámptica y al producto de


la gestación, tiene que cuidar el estado fetal antes del nacimiento con la reanima­
ción fetal intrauterina (6), si las condiciones lo requieren, así como elegir la téc­
nica anestésica óptima para la madre y el feto. Si este primer paso se cumple, la
técnica anestésica podrá realizarse con mayor comodidad. Al contar con tiempo
suficiente, de una manera profiláctica, y si las condiciones de la madre y el feto
lo permiten, se podrá instalar un catéter en el espacio peridural con lo que puede
disminuirse los riesgos de morbimortalidad tanto de la madre como el feto.

La parturienta con preeclampsia amerita una valoración exhaustiva de la magni­


tud de afectación de los sistemas. Por ello, los estudios de laboratorio incluyen
hematología completa, funcionalismo hepático y renal, recuento plaquetario, so­
licitándose otras pruebas según la clínica del paciente y la complejidad del caso.
La valoración preoperatoria exige muchas veces monitoreo clínico y paraclínico
continuo, pudiendo necesitar vigilancia hem odinámica invasiva.

Hemoglobina preoperatoria
El hematocrito nos proporciona una estimación inicial del estado del volumen
sanguíneo. Normalmente la paciente embarazada presenta una anemia fisiológi-
160 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

ca; si se aprecia un hematocrito por encima de 36%, se puede suponer que se está
en presencia de una hemoconcentración.

Coagulación
La trombocitopenia es la coagulopatía más frecuente durante la enfermedad y
ocurre en aproximadamente el 20 % de los pacientes que padecen de preeclamp­
sia (7). Aunque en un reporte hecho por Guariglia, D, y col (8), en la M aternidad
Concepción Palacios, muestra una incidencia de 1,8 %.

No existe un número mágico en cuanto a considerar la trombocitopenia pero la


mayoría de los autores consideran que por debajo de 100.000 mm3, pudiera es­
tarse con función plaquetaria anormal; sin embargo, no hay informes definitivos
de hematomas epidurales en pacientes con preeclampsia luego de anestesia epi­
dural (9). En todo caso, se debe valorar la clínica que presenta la paciente como
signos de anemia aguda, sangrado y correlacionar con el recuento plaquetario el
cual debe ser seriado para evaluar si se encuentra estable o viene disminuyendo
los valores, de manera de tomar una conducta anestésica y o quirúrgica.
La aspirina, en algunos estudios multicéntricos (10-11), ha sido utilizada para
prevenir la preeclampsia y tratarla, sobre todo en pacientes hipertensos crónicos,
que desarrollan una preeclampsia durante la gestación, en virtud de que ésta al­
tera la función plaquetaria, y aunque la dosis usada de 60 mg/ día no es alta, se
prefiere suspenderla con 7 días anteriores al parto o cesárea.

Función renal
La disminución del volumen intravascular y vasoespasmo de la arteria renal pue­
den ser causa de disminución de la depuración de creatinina y la oliguria, más
aun si se toma en cuenta que estos pacientes en general pueden estar recibiendo
sulfato de magnesio; podrían aparecer niveles tóxicos de magnesio en sangre,
por lo que se sugiere tener niveles sanguíneos y corregir o reajustar para evitar
intoxicaciones.

Función hepática
El laboratorio nos puede mostrar aumento de las enzimas hepáticas debido tam­
bién a isquemia y vasoespasmo. Las pacientes pueden presentar dolor en epigas­
trio o cuadrante superior derecho, debido a distensión de cápsula hepática, esto
puede llevar a hematoma o rotura hepática que transformaría el cuadro clínico en
una verdadera urgencia quirúrgica, ameritando un acceso intravenoso de calibre
grande, así como disponibilidad de sangre, plasma fresco congelado y plaquetas,
procediéndose a una cesárea más laparotomía sin pérdida de tiempo con aneste­
sia general.
Hipertensión en el embarazo 161
ERRNVPHGLFRVRUJ
Fernando Goncalves Pórtela

Sistema nervioso
Practicar un examen neurológico completo antes de realizar cualquier anestesia,
verificar si hay signos de edema cerebral, hemorragia cerebral, estado post ictal
a través de cefaleas, alteraciones visuales, hiperexcitabilidad, hiperreflexia, crisis
convulsivas y coma.

Valoración fetal
El anestesiólogo, que tiene la responsabilidad de evitar el dolor y conducir una
anestesia en la parturienta, también debe tener en cuenta las mismas precauciones
para con el producto de la gestación. Debe estar vigilante no sólo de la frecuen­
cia cardíaca fetal, sino de otros parámetros como son retraso del crecimiento
intrauterino, oligohidramnios e insuficiencia útero placentaria. De allí la relación
estrecha que debe mantenerse con los demás especialistas involucrados en el
caso, quienes a través del Doppler y el perfil biofísico pueden predecir distrés
fetal inminente, ya que en estas condiciones las reservas fetales y su estado áci-
do-base, ocasionará efectos deletéreos en el producto fetal frente a los agentes
anestésicos.

Debemos considerar el uso permitido de las drogas anestésicas y su efecto so­


bre el feto. En este sentido debemos afirmar que la mayoría de las drogas no se
han evaluado sobre el feto. Tanto la Administración Norteamericana de Drogas
y Alimentos (FDA en inglés) como la Academia Americana de Pediatría (AAP),
han propuesto clasificaciones para las distintas drogas de nuestra farmacopea
durante el embarazo y la lactancia. Las experiencias clínicas son muy limitadas,
hay reportes aislados en que se ha condenado una droga por supuestos efectos
colaterales que no han sido debidamente estudiados.

La clasificación de la FDA tiene 5 categorías, mientras que la AAP 3 (12). Estas


clasificaciones suelen ser vagas y generales, debido a la gran dificultad para rea­
lizar estudios en humanos. En el Cuadro 12.1 se describe el uso permitido o no de
las drogas anestésicas. En general, los anestésicos no muestran riesgo fetal para
el último trimestre del embarazo, pero si muestran riesgo teratogénico.

Los halogenados debido a su alta liposolubilidad y bajo peso molecular (el se-
vorano, isofiuorano, enfluorano y halotano), atraviesan la placenta, y son consi­
derados categoría B en humanos. El efecto de los halogenados sobre el feto es
irrelevante si se utilizan en el momento del nacimiento, un intervalo prolongado
de tiempo entre la inducción y el nacimiento del feto da como resultado bajos
valores de Apgar en el recién nacido.

162 Hipertensión en el embarazo


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E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

Cuadro 12.1 Clasificación de las drogas por la FDA de EEUU

Categoría Efecto Ejemplo

A EC H N o hay riesgo aparente fetal M ultivitam ínicos

B EC A: N o hay riesgo fetal o hay riesgo A nestésicos locales


teratogénico. Acetoam inofén

ECH: Riesgo no dem ostrado AINES


A nestésicos halogenados

C ECA: R iesgo teratogénico o de muerte O piáceos


em brionaria. N ifedipina
ECH: No realizado Propanolol
K etorolac

D Evidencia positiva de riesgo fetal en D iazepam


humanos. Fenobarbital
E valuar riesgo/ beneficio. Fenitoína

X Evidencia de riesgo fetal. Ergotam ina


R iesgo sobrepasa el beneficio Cumarínicos
Litio

ECA= Ensayos controlados en animales


ECH= Ensayos controlados en humanos

Los opiáceos son drogas relativamente seguras usadas en forma aislada durante
el embarazo. La FDA los ha clasificado como categoría C. La situación es distinta
en pacientes con fármaco dependencia a estas drogas y que además de la droga
abusada, puede coexistir tabaquismo, alcoholismo y mala alimentación mater­
na. Todas estas condiciones pueden comprometer al feto con malformaciones y
retardos del crecimiento intrauterino. Los opiáceos más frecuentemente usados
son fentanyl, alfentanyl, morfina, meperidina y tramadol. Estas drogas son se­
guras, con base en la ausencia de reportes en la literatura de alteraciones fetales
durante el embarazo. La administración de opiáceos en el período periparto tiene
riesgos de posible depresión neonatal, sin embargo, con personal bien entrenado
para la atención neonatal, esto es un problema menor. El remifentanyl merece
comentario aparte, ya que dada sus características farmacológicas, en particular
su metabolismo por esterasas plasmáticas, podría administrarse a grandes dosis
en la madre, sin producir efectos en el recién nacido. Aún no hay estudios dispo­
nibles.

Los hipnóticos, que se usan como inductores anestésicos, atraviesan la barrera


placentaria, alcanzando concentraciones en el feto suficientes como para depri-

Hipertensión en el embarazo 163


ERRNVPHGLFRVRUJ
Fernando Goncalves Pórtela

mirlo. Los barbitúricos se han estado utilizando desde la década de 1950, atra­
viesan la barrera placentaria rápidamente, luego de ser administrados a la madre.
El desconocimiento de cual era la real cinética de la droga, fue aclarada en la
década de 1980, con un trabajo que muestra que los niveles plasmáticos del feto
suben por 3 a 5 minutos luego de la administración de tiopental y luego vuelven
a descender por 6 a 8 minutos (13). En nuestro medio, donde la anestesia gene­
ral se reserva para cesáreas de emergencia, el objetivo del equipo quirúrgico es
extraer el feto lo antes posible luego de inducida la anestesia. La situación varía
cuando se usan barbitúricos en forma crónica o durante el primer trimestre del
embarazo.

El propofol, otro inductor de reciente data, también atraviesa la barrera placenta­


ria rápidamente. Al utilizar este agente como inductor en dosis única, las concen­
traciones alcanzadas en el feto dependen de la dosis utilizada, la concentración
alcanzada en la madre, y del tiempo que transcurre entre la inducción y el naci­
miento. Hasta la fecha no hay reportes serios que asocien el uso del propofol con
malformaciones fetales, por lo que es catalogado en la categoría B de la FDA.

Las benzodiazepinas que se utilizan como ansiolíticos, atraviesan rápidamente la


barrera placentaria y son eliminados lentamente por el feto, por lo que es consi­
derado categoría D de la FDA. Pueden producir depresión respiratoria y síndro­
me de abstinencia, hipotermia e hiperbilirrubinemia en el recién nacido. Están
contraindicados antes del nacimiento.

La ketamina es un inductor que se utiliza en embarazadas hipovolémicas o en


asmáticas, es menos liposoluble que el tiopental sódico. Es considerado categoría
C de la FDA, debido a que estudios en animales de experimentación y adminis­
trados en los primeros meses de gestación es capaz de inducir malformaciones
congénitas.

En relación a los relajantes musculares, estos son aminas cuaternarias, altamente


ionizadas y muy poco solubles, por lo que el traspaso placentario de estas drogas
a las dosis habituales es mínimo. Con la succinilcolina, el agente de elección en
la intubación de una mujer embarazada, debido a su corta latencia para iniciar la
acción y lo breve de su efecto, el paso trasplacentario es mínimo, requiriéndose
dosis por encima de los 300 mg para que se detecten niveles fetales. El nuevo
relajante como alternativa a la succinilcolina es el rocuronio, con el que tampoco
se ha encontrado efectos clínicos fetales a las dosis habituales (14).
Los antiinflamatorios no esteroides no han sido asociados a defectos congénitos
en humanos, por lo tanto son categoría B de la FDA, a excepción del ketorolato,
164 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

que ha demostrado muerte embrionaria en ratas, al ser administrado en las prime­


ras etapas de la gestación, por lo que se considera categoría C de la FDA.

Se ha determinado que la absorción de estas drogas en la lactancia materna es en


pequeñas cantidades, pero repetidas, podría dar lugar a la acumulación, debido
a la inmadurez del metabolismo hepático y de excreción renal del recién nacido.
En el Cuadro 12.2 se muestran el uso de drogas y su clasificación por la presencia
o no en la lactancia materna. De acuerdo a la Academia Americana de Pediatría,
se clasifica a los antiinflamatorios no esteroideos como tipo B en la clasificación
de FDA y 3 en la AAP. Los opioides son 2 en la AAP, y elalprazolam es 1 en la
AAP. (15-17).

Evaluación del tratamiento de la gestante


En la paciente preeclámptica es de suma importancia la prevención de las convul­
siones, el control de la hipertensión y tratar de optimizar el estado del volumen
intravascular; para ello el anestesiólogo debe saber que control de medicamentos
tiene, si está recibiendo sulfato de magnesio y sus niveles terapéuticos en sangre,
ya que debe estar alerta al usar relajantes musculares, por su prolongación y po­
tenciación frente al sulfato de magnesio. Dependiendo de la cantidad y tiempo

Cuadro 12.2 Drogas durante la Lactancia (Clasificación de AAP)

Clasificación Efecto Ejemplo

M edicam ento que no debe ser con­ Ergotam ina


Categoría 1
sum ido durante la lactancia. Fuerte
evidencia de efectos adversos

Categoría 2 D esconocido en hum anos. Se sugiere Benzodiazepina, Fluoxetinas


precaución.

A nticonvulsivantes
Categoría 3 D rogas com patibles con la lactancia
Betabloqueantes
O piáceos
C afeína
A nestésicos locales
AINES

AAP = Asociación Americana de Pediatría

Hipertensión en el embarazo 165


ERRNVPHGLFRVRUJ
Fernando Goncalves Pórtela

de tratamiento con esta droga mayor será el efecto frente a los relajantes muscu­
lares.

El sulfato de magnesio disminuye la transmisión neuromuscular en múltiples


sitios. El magnesio aminora:
a) La liberación presináptica de acetilcolina
b) La sensibilidad de la placa terminal muscular después de la unión.
c) La excitabilidad de la membrana de fibra muscular.

En la Figura 12.1 se ilustra como el magnesio potencia la acción de los relajantes


musculares no despolarizantes.
Se debe conocer qué tratamiento antihipertensivo recibe. Los más usados son

Fig. 12.1. Trazo electromiográfico en el que se compara el bloqueo neuromuscular logrado por
medio de vecuronio, 25 microgramos~'-kg en una paciente con preeclampsia (que estaba reci­
biendo sulfato de magnesio por via intravenosa, 2 g-hora) (A), con el que se logró en una partu­
rienta testigo (B).

hidralazina, nifedipina, labetalol, y ocasionalmente y bajo monitorización directa


de la presión arterial el uso de nitroprusiato de sodio.

La finalidad del tratamiento antihipertensivo es evitar que la presión arterial dias­


tólica aumente por encima de 110 mmHg, la cual se asocia a la pérdida de la auto­
rregulación cerebral, que puede producir encefalopatía hipertensiva o hemorragia
cerebral. En oportunidades, se debe estar atento de la combinación de sulfato de
magnesio con nifedipina, ya que produce depresión miocárdica severa, al igual
que el esmolol ocasiona bradicardia fetal importante, cuando se le emplea para
reducir la hipertensión arterial durante la intubación traqueal.

166 Hipertensión en el embarazo


ERRNVPHGLFRVRUJ
E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

Manejo de fluidos
Es rutina por parte del anestesiólogo el uso de administración de soluciones
cristaloides vía intravenosa, por ejemplo 1 litro de solución de Hartmann, para
minimizar la hipotensión, que resulta del bloqueo simpático por la anestesia con­
ductiva. Sin embargo hay trabajos que sugieren que este dogma a veces falla en
la prevención de la hipotensión, de manera que hay investigadores que ponen en
duda este concepto.

Hay que recordar que la condición física del paciente es el factor más importante
que influye en la respuesta cardiovascular a la anestesia epidural. Ahora bien,
frente a una paciente con preeclampsia, hemoconcentrada y con una perfusión
uteroplacentaria disminuida, es prudente la administración de líquidos cristaloi­
des, antes de practicar la anestesia. El manejo de líquidos sigue siendo complejo
debido a la baja correlación entre presión venosa central (PVC) y presión arterial
capilar pulmonar (PACP). A veces la paciente está con bajo gasto cardíaco y
amplia variabilidad de su estado hemodinámico; este tipo de paciente es especial­
mente sensible al bloqueo simpático, como resultado de la anestesia conductiva.
En ocasiones, la prehidratación no es bien tolerada, aunque se afirme que las
preeclámpticas tienen menos volumen plasmático que la embarazada normal. A
veces se podrá requerir una PVC y o PACP como guía para la hidratación sobre
todo en preeclampsia severa, o si se requiere un reemplazo masivo de líquidos.
Recientes estudios muestran que no hay diferencias en la hipotensión luego de
anestesia espinal comparada con la epidural, sin embargo el requerimiento de
fluidos es mucho mayor en la anestesia espinal (19).

En la evaluación preanestésica, el anestesiólogo debe ir enfocado a las principa­


les causas de morbimortalidad, a saber: Valoración de la vía aérea (20), factores
que predisponen a la regurgitación (21) (ayuno, fármacos, patologías asociadas)
y factores que alteran la coagulación y su evolución.

El anestesiólogo debe saber además del estado físico del binomio madre-feto, la
conducta o plan del obstetra, ya sea si la paciente va a un trabajo de parto o a una
cesárea.
En general, se debe estar atento a la vía aérea, ya que la incidencia de fallas en la
intubación es mayor que en las pacientes no embarazadas. Muchos autores esti­
man la incidencia de 1:300 (5). Debe evaluarse la cavidad oral, apertura bucal y
articulación temporomandibular, estado de la dentadura, test de M allampati (22),
limitaciones, a la flexoextensión del cuello. Toda paciente al final del embarazo
es potencialmente una intubación difícil por: La ganancia de peso, mamas volu­
minosas, edema faringolaríngeo, fácil sangrado de la mucosa oral. La paciente
Hipertensión en el embarazo 167
ERRNVPHGLFRVRUJ
Fernando Goncalves Pórtela

puede presentar trastornos de la voz, y aun después de la extubación pueden


presentar obstrucción de vía aérea (23). Actualmente se reconoce que un pro­
blema de la vía aérea diagnosticado es más importante que cualquier condición
fetal y seria inadmisible permitir el inicio de una intervención sin antes haber
asegurado la vía aérea. Todas las pacientes preeclámpticas, que van a un parto o
cesárea, debe ir en ayuno mínimo de 6 horas, debe realizarse profilaxis temprana
de aspiración pulmonar con alguna combinación de un bloqueador de receptores
de histamina H-2, pro cinéticos y 30 mi de un antiácido no en partículas o dos
tabletas de Alka-Seltzer® en 30 mi de agua han mostrado ser eficaces para ele­
var el pH del contenido gástrico Estas medicamentos no ocasionan problemas
matemo-fetales.

Una vez en sala de parto, la paciente debe ser monitoreada con oxicapnografía,
electrocardiograma (EKG), presión arterial (PA) no invasiva, debe suministrarse
02 por mascarilla facial, ya que este tipo de paciente desarrolla hipoxemia con
facilidad. El monitoreo invasivo no debe ser rutinario, pero específicamente in­
dicado en algunos casos, como por ejemplo, una preeclampsia grave con cifras
tensionales elevadas de difícil control. Debe tomarse una vía arterial para control,
bajo monitoreo directo, toma de muestras sanguíneas y poder usar drogas hipo-
tensoras de acción inmediata, tener la posibilidad de tomar una línea de PVC y
hasta PACP si es necesario.

M ANEJO ANESTÉSICO

Si se trata de una paciente que va a un trabajo de parto lo más indicado es prac­


ticar una analgesia con una técnica conductiva epidural, si no hay contraindica­
ciones. Si existen condiciones que contraindican la técnica, y esto cada día se
observa en aumento, por el auge de la cirugía de columna vertebral; entonces
recurrimos a las técnicas analgésicas endovenosas de las que no se dará detalles
ya que han sido analizadas por Jiménez Castillo y col. (24)

Bloqueo epidural
En casi todos los centros, se considera que el bloqueo epidural para trabajo de
parto y parto vaginal o cesárea es la mejor técnica para las pacientes con pree­
clampsia. Además que da comodidad a la paciente y flexibilidad tanto al anes­
tesiólogo como al obstetra, realmente ofrece muchos beneficios. En relación a la
hipotensión producida por la técnica conductiva, en varias series, se ha demos­
trado que la anestesia epidural en pacientes con preeclampsia, comparativamente
con pacientes normales no ha producido incremento en el riesgo de hipotensión
arterial (25).
168 Hipertensión en el embarazo
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E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

En el inicio del trabajo de parto seria ventajoso colocar una catéter epidural y
comenzar con bajas dosis de anestésicos locales y opioides, pudiéndose admi­
nistrar levobupivacaína o ropivacaína, anestésicos que por sus características fí­
sicas provocan menos efecto hipotensor que los antecesores anestésicos locales
(lidocaína, clorprocaína), por lo tanto el tratamiento de la hipotensión es menos
importante que en el pasado, pudiéndose adicionar algún narcótico como el fen-
tanil. De esta manera se estará contribuyendo a la minimización del dolor y por
ende a la no liberación de catecolaminas, que provocan disminución del flujo
útero placentario. La ropivacaína, última generación de anestésicos locales que
disponemos en el mercado, es un amino-amida de acción prolongada y cuyas
características son casi superponibles a la levobupivacaína (Cuadro 12.3). Sin
embargo, tiene la ventaja sobre esta última y más aún sobre la lidocaína, en su
menor toxicidad sobre el SNC. Sobre el sistema cardiovascular tiene menos ca­
pacidad tóxica que la levobupivacaína lo que es ventajoso en la paciente con
preeclampsia.
Cuadro 12.3 Características farmacológicas de los principales anestésicos locales

Potencia Comienzo Unión Cociente Dosis


Anestésicos Liposolubilidad pKa
relativa de acción proteína toxicidad convulsi-
SNC/ vante
cardíaca ( mg/Kg)

Mepivacaína 130 1,5 7,7 Rápido 75 - 18,8

Prilocaína 129 1,8 8,0 Rápido 55 - 18,1

Lidocaína 306 2,0 7,8 Rápido 65 3,6 14,2

Bupivacaína 3.420 8,0 8,1 Interm edio 95 1,6 4,4

Ropivacaína 1.136 6,8 8,1 Interm edio 94 2,1 6,2

Etidocaína 7.320 8,0 7,9 Rápido 95 1,7 5,4

Se ha demostrado que en el alivio del dolor los anestésicos locales y los opioides
muestran sinergismo (26) y alivian el dolor más eficazmente y por más tiempo
que cuando se administran solos. La presencia del opioide en la anestesia con­
ductiva además de contribuir con el alivio del dolor visceral no incrementa el
bloqueo simpático, que produce el anestésico local.
La analgesia epidural al contrario de la vieja costumbre de administrarla en las
últimas dilataciones del trabajo de parto, por temor a detenerlo, no aumenta los

Hipertensión en el embarazo 169


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Fernando Goncalves Pórtela

índices de cesáreas; sin embargo puede aumentar el uso de oxitócicos, alargar la


segunda fase del trabajo de parto y la instrumentación de parto vaginal.

Otra complicación que se puede presentar durante o luego de la administración


del anestésico local en el espacio peridural, que puede ocasionar efectos desas­
trosos en una paciente preeclámptica, es la inyección intravenosa accidental y/o
absorción del anestésico local hacia el espacio intravascular y provocar un colap­
so cardiovascular en una paciente, que ya tiene el bienestar fetal comprometido.
Para prevenir los efectos tóxicos, no sólo por el tipo de anestésico local, o la in­
yección o absorción de dicho anestésico en un vaso sanguíneo, en pacientes que
son más susceptibles, es conveniente, además de usar el anestésico apropiado,
utilizar las dosis adecuadas, respetando las dosis máximas.

El uso de vasoconstrictores en este tipo de pacientes es controversial, debido a la


capacidad de respuesta aumentada a los vasopresores. Las secuelas maternas y
fetales podrían ser desastrosas, si ocurriera una inyección accidental de la adrena­
lina o absorción sistémica de la misma. Cuando se realiza la técnica de abordaje
del espacio peridural debe realizarse por la línea media, ya que es menos vascula-
rizada. El uso de agujas y catéter de menor tamaño posible disminuyen el riesgo
de daño vascular y probable absorción. Debe inyectarse el anestésico local en el
espacio peridural antes de la colocación del catéter

Es de suma importancia tomar en cuenta las siguientes observaciones: La coloca­


ción temprana del catéter epidural puede evitar la inducción de anestesia general,
si se requiere una cesárea urgente. Debido a sus propiedades vasodilatadoras, el
sulfato de magnesio podría incrementar la incidencia de hipotensión o la grave­
dad de la misma, después de una anestesia epidural.
El M onitoreo fetal intraparto, realizado por el obstetra, nos mantiene informado
si se produce distrés fetal. El Anestesiólogo estará atento para realizar maniobras
de resucitación intrauterina y preparar al equipo para una cesárea de urgencia.
Las maniobras de resucitación consisten en movilizar todos los recursos para lo­
grar más flujo sanguíneo uteroplacentario y aporte de oxígeno al feto, para tratar
la hipoxia y la acidosis (27). Entre las maniobras se encuentran:

a) Lateralización uterina
La disminución de la compresión aorta-cava mejora el aporte de sangre a la pla­
centa; es un recurso fácil y a veces olvidado.
b) Adm inistración de oxígeno
La administración de oxígeno por mascarilla, 5 litros por min., mejora la oxige­
nación fetal en un 25% promedio.
170 Hipertensión en el embarazo
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E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

c) Corrección de hipovolemia
Mejora la hipotensión y el flujo útero placentario. No usamos soluciones que
contengan dextrosa por aporte de glucosa exagerado al feto, que con la hipoxia,
desarrolla con más facilidad acidosis metabólica.
d) Suspensión de los oxitócicos
Es causa de hipertonía con bradicardia fetal.

ANESTESIA PARA CESÁREA

Si se trata de una paciente electiva para una cesárea, se usa la técnica descrita
anteriormente con la administración de anestésicos locales y opioides a dosis
anestésicas, tomando la precaución de utilizar dosis crecientes para evitar los
problemas de inyección intravascular o subaracnoidea no reconocidas. En nues­
tro medio el uso de la lidocaína es más aceptado que la levobupivacaína y ropiva-
caína, por ser una droga más económica y por su menor tiempo de latencia para
actuar y producir la pérdida de la sensibilidad en la paciente. Aunque el costo de
la ropivacaína en países como el nuestro es una limitante, éste es de poca impor­
tancia, cuando se trata de un caso que requiere manejo especial.

Si se escogió la técnica conductiva, debe asegurarse que el recuento plaquetario


esté en valores aceptables y hacer determinaciones de valores secuenciales para
evaluar si hay ima tendencia descendiente o no.

Debido al bloqueo simpático provocado por la anestesia es necesario tener una


vía venosa calibre 18 como mínimo, pre-hidratar con soluciones cristaloides
(Ringer lactato, sol. de Hartmann o sol. 0,9 % fisiológica) a 5-10 ml/kg en pro­
medio. Sin embargo, en pacientes con preeclampsia grave que requieren vigi­
lancia hemodinámica, la hidratación debe realizarse bajo control de PVC. Si el
caso se presenta con cardiopatías, edema pulmonar y crisis hipertensivas debe
controlarse con PACP y línea arterial directa. En general, la hipotensión además
de la hidratación, se trata con efedrina que tiene efectos alfa y beta, un potente
vasoconstrictor que mejora el retom o venoso e incrementa la frecuencia cardía­
ca. Se administra en dosis fraccionada (28-29), según lo dicte los cambios hemo-
dinámicos y el desplazamiento uterino. Aunque se tomen estas medidas a veces
ocurre igualmente hipotensión en la paciente, dependiendo de los mecanismos
compensatorios de la misma.

Anestesia raquídea
Otra alternativa que cada día tiene más auge es la anestesia raquídea. Estudios
recientes muestran que es una técnica segura y aceptable (19, 30-31). Este proce­
Hipertensión en el embarazo 171
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dimiento tiene la ventaja que, con sólo un 10 % de la mezcla del anestésico local
que se utiliza en la técnica peridural, se logra una excelente anestesia: Rapidez en
la inducción y bajo índice de fallas. Tiene como desventaja la hipotensión que se
produce por bloqueo simpático, debido a la velocidad de comienzo del bloqueo,
el cual excede los mecanismos compensatorios y puede afectar al feto cuando se
usa dosis completas de anestésicos, como lidocaína 5% hiperbara.

En la anestesia conductiva de una paciente preparada para cesárea, el bloqueo,


para ser satisfactorio, debe abolir la sensibilidad somática y visceral desde t4 -tl2 ,
11-15 y sl-s4. En la técnica epidural el anestésico debe atravesar grasa y vasos
para poder alcanzar las raíces nerviosas y a veces el bloqueo puede resultar asi­
métrico o en parches. Por el contrario, en la anestesia raquídea el anestésico local
entra en contacto directo con el líquido raquídeo y aunque se hace difícil extender
o limitar el bloqueo, la anestesia en parches son inusuales. La anestesia espinal es
más segura frente a una anestesia general y peridural, no alcanzándose niveles
tóxicos de anestésicos locales, a excepción de una inyección intravascular. Según
Cerda (32), el redescubrimiento de la vía espinal ha puesto en duda, por su mayor
índice de fallas, la anestesia peridural.

Anestesia combinada epidural-espinal


Considerando que cada una tiene sus ventajas y desventajas, tiene beneficios
combinar ambas, al no aumentar las complicaciones (33). La técnica combinada
epidural-espinal tiene las ventajas de la anestesia espinal, sin las desventajas de
la insuficiente duración de la anestesia, poco control del nivel del bloqueo y la
imposibilidad de ampliar y ofrecer analgesia post-operatoria, que se complemen­
ta con el bloqueo peridural. Para evitar un excesivo bloqueo se aconseja una pe­
queña dosis espinal, pudiendo ser ampliada por la administración en la peridural
a continuación (34-35).
Se ha demostrado recientemente estabilidad de la presión arterial con dosis bajas
de bupivacaína (7,5 mg) en la fase espinal de la técnica combinada (19, 36,37).
En el estudio hecho por Wallace (37) se compararon los resultados neonatales de
gestantes preeclámpticas, que fueron sometidas a anestesia regional y general.
El patrón hemodinámico fue aceptable para ambos grupos. Otros autores como
García y Quispe (38) afirman que la anestesia espinal con bupivacaína al 0,5 % a
bajas dosis produce cambios hemodinámicos muy discretos, constituyéndose en
una alternativa anestésica en pacientes con preeclampsia grave. Según Ramana-
than (39), es una alternativa en las pacientes preeclámpticas. Amplias evidencias
demuestran que la técnica combinada es tan segura como la técnica epidural en
términos hemodinámicos (19).
En la figura 12.2 se ilustra la técnica conductiva raquídea epidural.

172 Hipertensión en el embarazo


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E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

Fig. 12.2. Técnica de colocación de la doble aguja en el espacio epidural


y espinal.

Los siguientes pasos ilustran en forma resumida la guía técnica para una cesárea
con anestesia regional:
a) Realizar la profilaxis de broncoaspiración
b) Tener disponibilidad de sangre y hemoderivados si son necesarios
c) Comenzar con una línea venosa periférica
d) Hidratar con 1000 cc de cristaloides con control de PVC y o PACP, si lo ame­
rita
e) M onitoreo fetal hasta el comienzo de la cirugía
f) Colocar catéter epidural y comenzar con lidocaína 2%, levobupicaína 0,5%
o ropivacaína al 05% más 25 microgramos de fentanil, incrementando las dosis
hasta tener un bloqueo sensitivo de t4
g) Mantenimiento del desplazamiento uterino
h) Tratamiento de la hipotensión con volumen, efedrina o ambos
i) Al final de la cirugía, comenzar con infusiones de narcóticos vía epidural, para
el control del dolor

En el caso que se decida practicar la técnica combinada epidural-raquídea: A d­


ministrar 7,5 mg. de levobupivacaína o ropivacaína, agregar 25 microgramos de
fentanyl vía raquídea. El nivel sensitivo puede aumentarse con levobupivacaína
o ropivacaína vía peridural, si es necesario.

Finalmente, el hecho que la madre se mantenga despierta durante el procedimien­


to es una situación saludable tanto para ella como para el feto.
La paciente puede presentar contraindicaciones claras para la anestesia regional,
como:
a) Trastornos importantes de la coagulación
Hipertensión en el embarazo 173
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b) Infección en el sitio de la punción


c) Estado hemodinámico inestable
d) No aceptación de la técnica por parte de la paciente
e) Dificultades técnicas para la realización del procedimiento

Anestesia general
En algunas aportunidades necesariamente se tendrá que recurrir a la anestesia
general, que es la que conlleva más complicaciones. Un reporte sobre el período
comprendido entre 1977 a 1999, en Inglaterra, mostró tres muertes atribuidas
directamente a la anestesia, una de ellas por anestesia raquídea masiva y las otras
dos por dificultad para la intubación traqueal y bronco aspiración (40). Según el
centro de control y prevención de mortalidad materna en Estados Unidos (5), se
observa un aumento en el número de muertes por causa de anestesia general y al
contrario una disminución de muertes por anestesia conductiva.

Se tendrán a mano los recursos adecuados para la realización de la intubación


traqueal, se realiza una inducción de secuencia rápida y sin precurarización, con
hipnóticos y relajantes musculares a dosis adecuadas (la succinilcolina sigue
siendo el relajante de elección). Se practica la maniobra de Sellick para prevenir
la bronco aspiración, una de las causas de muerte materna relacionadas con anes­
tesia y debe evitarse las múltiples laringoscopias ya que producen trauma con
edema en la vía aérea; se convierte esta situación donde no se podía intubar pero
sí ventilar, en una situación desastrosa donde no se puede ni ventilar ni intubar.
Se pueden usar el combitubo, máscara laríngea Proceal y estilete luminoso entre
otros, si se tiene experiencia en ellos.

Guía a seguir para la anestesia general:


a) Profilaxis de broncoaspiración
b) Cateterización de línea venosa con Yelco 18 como mínimo
c) Monitorización no invasiva
d) Preparación y manejo de la vía aérea
e) Colocación de línea arterial, P.V.C., PACP, si el caso lo amerita
f) Preoxigenación-inducción de secuencia rápida, maniobra de Sellick, con uso
de drogas antihipertensivas de acuerdo a la situación; inducción de anestesia con
tiopental sódico 4 mg/Kg, o propofol 2 mg/Kg., succinilcolina 1 mg/Kg. M an­
tenimiento de la anestesia con halogenados como isifluorane, óxido nitroso 50
%. Uso de relajantes musculares despolarizantes como rocuronio o atracurión en
dosis reducida
g) Reversión de los relajantes musculares despolarizantes. Antes de la extubación
prevenir hipertensión arterial
174 Hipertensión en el embarazo
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E l anestesiólogo y la preeclampsia-eclampsia

CONSIDERACIONES ESPECIALES: SÍNDROM E HELLP

El síndrome HELLP, considerado como un criterio de gravedad de la preeclamp­


sia y no una categoría del síndrome hipertensivo del embarazo, puede presentarse
en pacientes nonnotensas (41). Desde el punto de vista anestésico, es una pacien­
te sumamente lábil, y una vez hecho el diagnóstico debe realizarse la anestesia y
la extracción del producto de la gestación sin demoras ni esperar una monitoriza-
ción invasiva que podrá llevarse a cabo luego de la extracción fetal (42) y que in­
cluye línea arterial, PVC, y PCAP, cateterizados por vena de la fosa antecubital.

Si la gestante no presenta clínica hemorrágica o tiene un recuento plaquetario


mayor de 100.000 mm3 y no hay otra contraindicación se podrá realizar una
técnica conductiva raquídea, que es la que menor incidencia de sangrado posee.
También puede considerarse la técnica combinada (peridural-raquídea) tomando
la precaución de que el recuento plaquetario puede venir reduciéndose por lo que
debe hacerse la punción con máxima precaución y el retiro del catéter epidural
debe practicarse cuando el conteo plaquetario se normalice. Debe considerarse
el uso de corticosteroides sistémicos tipo betametasona ya que éste mejora el
recuento plaquetario.

PREECLAM PSIA SEVERA

En el caso que el cuadro se presente con preeclampsia severa debe darse prio­
ridad a la técnica combinada. En caso de recurrir a la anestesia general, como
último recurso, el anestesiólogo debe manejar el riesgo de la vía aérea con la
respuesta hipertensiva a la laringoscopia, (intubación y extubación) y sus ries­
gos de hemorragia intracraneana con la presencia de trombocitopenia. Como se
puede apreciar, es en estas condiciones cuando se produce la mayor mortalidad
materna. Es recomendable el uso de grandes dosis de narcóticos (fentanyl: 5-10
microgramos-Kg.). Debe advertirse al neonatólogo que el recién nacido puede
estar narcotizado. Pueden utilizarse otras drogas para atenuar la repuesta hiper­
tensiva (43-45).

Para el mantenimiento o sostén de la anestesia el isofluorano, sevorano y des-


fluorano pueden ser los mejores anestésicos. En cuanto a los relajantes muscu­
lares no despolarizantes debe darse preferencia al rocuronio de acción corta con
la precaución de monitorear la función muscular. Recordar realizar la reversión
adecuada, por la probable presencia de sulfato de magnesio. Si la gestante se
encuentra con insuficiencia hepática por el síndrome HELLP puede ser preferi-

Hipertensión en el embarazo 175


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Fernando Goncalves Pórtela

ble el uso de atracurrión porque éste no depende del metabolismo hepático para
eliminarse.

Consideraciones generales:
No hay un tiempo exacto entre la administración de un agente de inducción y la
extracción del producto, que garantice la ausencia de depresión farmacológica.
Otro concepto erróneo es el empleo de dosis mínima de agentes anestésicos en
la inducción. No administrar mayores cantidades en el mantenimiento, durante
el período de incisión piel-nacimiento, con la presunción de que esta estrategia
no ocasionará efectos depresores sobre el feto, es un error. Por el contrario, este
método no proporciona un mínimo nivel anestésico, manteniendo a la paciente
en condición de minusvalía por la presencia de dolor y stress; las catecolaminas
secretadas por esta causa empeoran la condición fetal.

En el post-parto debe continuarse el monitoreo de la paciente evitando el dolor,


más que tratarlo, a través de la administración de analgésicos vía epidural por
bombas de infusión, controladas o no por el paciente.

CONCLUSIONES

1. La gestante con preeclampsia exige una atención importante por parte del
anestesiólogo, ya que la mortalidad puede incluir tanto a la madre como al feto.
2. Esta atención incluye valoración preoperatoria detallada, monitorización ade­
cuada, diseño de planes de trabajo para todas las alternativas posibles de parto.
3. Debe existir una relación de trabajo con el obstetra, perinatólogo y neonató-
logo.
4 . Debe crearse un comité de seguimiento post-anestésico para realizar una base
de datos más exacta, en donde los casos sean analizados para crear pautas y pres­
tar un mejor servicio a la parturienta.
5. Deben crearse unidades de atención a la gestante con preeclampsia con adies­
tramiento del personal.

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Hipertensión en el embarazo 179


ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPÍTULO 13

EL HIJO DE LA
MADRE HIPERTENSA

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCCIÓN

La preeclampsia es un desorden de causa desconocida que se caracteriza por


hipertensión, proteinuria y edema, que ocurre después de la semana 20 de ges­
tación (1). Junto con la prematuridad son las dos áreas de mayor interés en el
cuidado prenatal. Afectan a 1 de cada 10 embarazadas y su prevalencia se ha
mantenido estática. La preeclampsia ocurre entre el 3 al 10 % de los embarazos
(2,3), mucho más elevada en la países de menor desarrollo; en Latinoamérica
produce más morbimortalidad que el hijo de diabética, aunque se le ha dado
menor importancia (4).
El feto de la madre con preeclampsia es afectado directamente por la insuficien­
cia placentaria e indirectamente por el adelanto del parto como consecuencia de
las condiciones maternas, que producen el 25 % de los niños de bajo peso (< 1
500 g) (2). Tienen aumento de la mortalidad perinatal y neonatal, con mayor nú­
mero de complicaciones (Cuadro 13.1), que ameritan ser atendidas en unidades
de terapia intensiva neonatal (UTIN), que estén en capacidad de ofrecerles una
atención adecuada (3,5).

Cuadro 13.1 Patología neonatal en madre hipertensa Maternidad Concepcion Palacios MCP. 2002

Patologías Casos %

Síndrome de dificultad respiratoria (SDR) 101 82.79


Sepsis 83 68.03
Hiperbilirrubinemia 83 68.03
Trastornos metabólicos 68 55.73
Asfixia perinatal 41 33.61
Candidiasis 40 32.79
Anemia 26 21.31
Hipotermia 15 12.29
Trastornos hidroelectrolíticos 11 9.02
Enterocolitis necrosante (ECN) 11 9.02
Policitemia 9 7.32

Fuente: Archivo de la MCP.

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Ana M orante - Luis Medina

EPIDEM IOLOGÍA

Los países en vías de desarrollo representan el 76 % de la población mundial, 99


% de las muertes maternas, 95 % de las muertes infantiles, 98 % de las muertes
perinatales, 95 % del crecimiento mundial, 96 % de los neonatos de bajo peso,
99 % de los recién nacidos con retardo de crecimiento intrauterino y 99 % de los
embarazos adolescentes. Pero solamente el 5 % del total de dinero invertido en
investigación en salud es asignado a la investigación de los programas en países
en desarrollo (6).
En estos últimos 25 años existe una importante disminución de la mortalidad
infantil en los países de América Latina, sin embargo, la brecha en la mortalidad
perinatal entre países desarrollados y en desarrollo está aumentando. Hace dos
décadas las enfermedades transmisibles eran las que más contribuían a la mor­
talidad infantil, mientras que hoy en día el principal componente son las causas
perinatales (6).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 15 % de las mujeres
tendrán algún grado de hipertensión durante el embarazo. Afortunadamente, la
mayoría de estos casos son benignos y no requieren tratamiento. En otras opor­
tunidades, la mujer puede presentar un trastorno hipertensivo severo durante el
embarazo, que le puede provocar complicaciones graves como el desprendimien­
to prematuro de placenta, coagulación intravascular diseminada, hemorragias ce­
rebrales, falla hepática e insuficiencia renal aguda, o la muerte. En los Estados
Unidos estos desórdenes hipertensivos ocurren entre el 6 al 8 % de todos los
embarazos y son una de las mayores causas de morbilidad y mortalidad mater­
na. Estas condiciones pueden impactar también en la salud del feto y el recién
nacido, y son responsables del 13 % de los abortos y del 20 % de las muertes
neonatales en algunas áreas del mundo.

En nuestro país, el efecto de las enfermedades hipertensivas maternas en el feto


y recién nacido han sido motivo de estudio desde hace muchos años. Agüero en
1954 concluyó que la elevada mortalidad fetal depende esencialmente del alto
porcentaje de prematuros y está en relación con la severidad del cuadro clínico y
la aparición de convulsiones (7). En 1974, Agüero y Aure confirman que el factor
más importante en la mortalidad perinatal en la eclampsia es el bajo peso, y las
muertes fetales son el doble de los casos que ocurren durante el período neonatal.
La atención de estos casos durante las etapas ante, intra y posparto es fundamental
si se desea reducir las elevadas cifras de mortalidad perinatal (8-10). Actualmen­
te las tasas de morbilidad y mortalidad perinatal persisten elevadas (45 %) y con
tendencia al incremento (11-13). En la Maternidad Concepción Palacios (MCP)

184 Hipertensión en el embarazo


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E l hijo de madre hipertensa

la preeclampsia-eclampsia representa la segunda causa de mortalidad neonatal y


materna (14,15). Weibezahn y col, recomiendan que para disminuir estas cifras
debe realizarse un control prenatal de buena calidad, hospitalización temprana al
iniciarse las complicaciones e interrupción oportuna del embarazo (16).

Los desórdenes hipertensivos del embarazo, según los últimos Comités Interna­
cionales, se clasifican de acuerdo al grado de elevación de la presión arterial, la
asociación de signos y síntomas y el tiempo de evolución durante el embarazo.
Así tenemos (17):
• Preeclampsia-Eclampsia
• Hipertensión crónica (HTC)
• Hipertensión crónica con preeclampsia-eclampsia sobreagregada
• Hipertensión gestacional
Los anteriores estados hipertensivos han sido exhaustivamente estudiados en
otros capítulos de este libro.
La preeclampsia está asociada con una serie de condiciones que duplican la mor­
bimortalidad perinatal:
a) La prematurez, provocada con el fin de preservar la salud materna y fetal
b) El riesgo de desprendimiento prematuro de placenta (DPP), que aumenta con
el avance de la enfermedad
c) Las convulsiones de la eclampsia, que son particularmente riesgosas para el
feto, especialmente si la paciente permanece en apnea por varios minutos
d) El retardo de crecimiento intrauterino (RCIU), que es secundario al aumento
de la resistencia vascular uterina. Y según el grado de disfunción placentaria, este
cuadro puede conducir a secuelas a largo plazo que varían desde el daño hipóxi-
co-isquémico hasta la muerte fetal (5,18).

FISIOPATOLOGÍA

El feto humano se desarrolla en un ambiente complejo, determinado en su mayor


parte por las variables maternas y la carga genética fetal. Así el ambiente prenatal
ejerce una gran influencia en el desarrollo fetal y su bienestar. Esta influencia va
más allá del período de la gestación y afecta al neonato de manera significante
en el período neonatal inmediato y en su crecimiento y desarrollo a largo plazo
(19). Cuando todas las circunstancias son normales, el crecimiento y desarrollo
fetal siguen una curva predecible, que lleva a la adaptación apropiada a la vida
extrauterina. Las enfermedades que producen isquemia uterina y/o hipoxia son
las que tienen mayor efecto sobre el crecimiento y desarrollo. Una de las condi­
ciones maternas que altera el ambiente fetal al producir alteración placentaria y
afectar la provisión de nutrientes al feto es la hipertensión materna previa, y si se
Hipertensión en el embarazo 185
ERRNVPHGLFRVRUJ
Ana M orante - Luis Medina

sobrepone la hipertensión inducida por el embarazo será más severo el déficit de


crecimiento fetal y el pronóstico perinatal empeora (20).

Una vez que un embarazo ha sido clasificado de alto riesgo como consecuencia
de una complicación hipertensiva del mismo, la prim era duda que surge entre
los padres es sobre el pronóstico del feto como tal y después las alteraciones que
pueden ocurrir alrededor del nacimiento.

Desde el momento de la concepción, el feto es vulnerable a diferentes alteracio­


nes que ocasionalmente pueden tener efectos adversos permanentes, por lo que
el objetivo fundamental de la evaluación prenatal es identificar los embarazos
con un riesgo alto de morbimortalidad y lograr un control y resolución obstétrica
adecuada. Entre estos métodos de diagnóstico el obstetra cuenta con la vigilancia
fetal electrónica, el perfil biofísico y la velocimetría Doppler de la arteria uterina
(21-24).

Los riesgos fetales y neonatales incluyen además del RCIU, prematuridad con to­
dos sus problemas, asfixia y mayor mortalidad perinatal. El riesgo se incrementa
si el comienzo es precoz y hay antecedente materno de hipertensión crónica. Las
convulsiones (eclampsia) comprometen más al feto con hipoxemia y acidosis, y
pueden provocarle la muerte intrauterina (19).

El síndrome de HELLP, una forma severa de hipertensión inducida por el em ­


barazo, aumenta el riesgo de muerte materna y fetal. En los casos moderados el
manejo conservador puede facilitar la mejoría de la condición fetal previa al na­
cimiento, pero aún permanece el riesgo de RCIU; sin embargo en la gran mayoría
está indicado el parto sin importar la edad de gestación, por lo cual los riesgos
de prematuridad y todas sus consecuencias reflejan el cuadro clínico del recién
nacido (25).

Se debe tomar en cuenta el efecto sobre el feto y el recién nacido de los tratamien­
tos sedantes y antihipertensivos que recibe la madre. Estas drogas deben vigilarse
ya que al disminuir la presión arterial materna reducen la perfusión placentaria y
comprometen la salud fetal (26). En los casos de compromiso materno severo la
decisión obstétrica es producir el parto o la cesárea con el aumento de la prema-
turez y todos los problemas que ésta conlleva. En un estudio de Sibai de madres
con eclampsia la muerte perinatal fue de 11,8%, debidas en su mayoría a la pre­
maturidad extrema, RCIU, infecciones congénitas, anomalías y desprendimiento
de placenta, esta última responsable del 68% de las muertes perinatales (27)
La fisiopatología del hijo de madre hipertensa es reflejada en la Fig. N°. 13.1.
186 Hipertensión en el embarazo
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E l hijo de madre hipertensa

Fig. 13.1. Cambios fisiopatológicos en el hijo de madre hipertensa.

Hipertensión en el embarazo 187


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Ana M orante - Luis Medina

PREMATURIDAD Y BAJO PESO

Complicaciones como el parto antes del término (Fig. 13.2) pueden resultar en
daño a un recién nacido, quién inicialmente es intacto, pero prematuro, y se ca­
racteriza por su precisa edad de gestación al momento del nacimiento. La edad de
gestación es un índice que permite inferir el desarrollo y madurez de los órganos
del niño al momento de nacer, mientras mayor sea la edad de gestación, más m a­
duros son sus órganos (pulmón, cerebro, riñón, piel, etc.) y mejor preparado está
para enfrentar el mundo extrauterino y la serie de problemas que eventualmente
pudieran aparecer. Los neonatólogos utilizamos métodos como la puntuación de
Ballard (28) o de Capurro (30), para tratar de determinar con exactitud la edad
de gestación, ya que de la madurez de un niño va a depender el nivel de cuidado
y atención que se le debe brindar, y las expectativas que en cuanto a morbilidad
y supervivencia podemos ofrecer. Así pues se ha demostrado que la probabilidad
de sobrevida tiene relación directa con la edad de gestación y el peso al nacer

Fig. 13.2 Recién nacido pretérmino.


Cortesía del Servicio de Neonatología de la MCP.

(31,32).
En mujeres con preeclampsia severa con embarazos cuya edad de gestación es
menor de 25 semanas, el nacimiento está relacionado con mínimas complicacio­
nes maternas, pero la morbimortalidad neonatal es elevadísima (33).

Según el grado de prematuridad, serán evidentes una serie de condiciones como


el síndrome de dificultad respiratoria (SDR), la infección: Precoz y tardía, la he-
188 Hipertensión en el embarazo
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E l hijo de madre hipertensa

morragia intraventricular, la persistencia del conducto arterioso (PCA), la apnea


de la prematuridad, la enterocolitis necrosante (ECN), la broncodisplasia pulmo­
nar (BDP) y la retinopatía de la prematuridad (ROP). Así pues los prematuros
“más maduros y robustos” generalmente enfrentan m ejor los rigores de la prema­
turidad que los que no lo son (34).

Infección
Las infecciones son comunes en los prematuros ya que su sistema inmunológi-
co permite que bacterias, hongos y virus puedan invadir el torrente sanguíneo.
Mientras más inmaduro es el niño, mayor es el riesgo de infección. Este riesgo
se debe, entre otras razones, a que la transferencia de proteínas protectoras de la
madre al niño, que usualmente toma lugar en las últimas semanas del embarazo,
no ocurre, y a la incapacidad de los glóbulos blancos de migrar a posibles sitios
de infección y desarrollar su actividad germicida; hay neutropenia, trombocito­
penia y disminución de la Inmunoglobulina G (35).
Según el momento de aparición existen dos tipos: Precoz y tardía. Precoz, aque­
lla que se manifiesta durante los primeros 3 días de nacido, por lo general son
microorganismos que residen en la madre: Sangre, útero o canal vaginal. Las
infecciones tardías ocurren después del 3er días de vida y son causadas por una
amplia variedad de patógenos.

En los prematuros hospitalizados, las infecciones nosocomiales son frecuentes y


se correlacionan con la flora habitual de cada unidad. Las primeras m anifestacio­
nes pueden ser muy sutiles tales como inestabilidad térmica, pérdida del apetito;
rechazo al alimento, vómitos, distensión abdominal y diarrea; ligeras alteracio­
nes del color de la piel, cianosis, palidez y piel marmórea; patrón respiratorio
irregular, apnea o SDR. Signos neurológicos como irritabilidad, letargía; signos
de perfusión tisular inadecuada como manos y pies fríos e hipotensión, son más
obvios de infección.

Entre las infecciones neonatales más comunes tenemos la sepsis neonatal, neu­
monía y meningitis. Todas las infecciones deben ser tratadas pronta y agresiva­
mente, ya que pueden convertirse en un serio problema (34).

Hemorragia intraventricular (HIV) y leucomalacia periventricular (LPV)


La HIV, también conocida como hemorragia intracraneana, es una condición po­
tencialmente seria, que sucede cuando ocurre sangrado dentro y algunas veces
alrededor de los ventrículos laterales, incluso dentro de la sustancia blanca. El
cerebro en desarrollo es vulnerable a la isquemia ya que durante la vida fetal una
elevada proporción del gasto cardíaco (70 %) se dirige al cerebro, y perfunde a
Hipertensión en el embarazo 189
ERRNVPHGLFRVRUJ
Ana M orante - Luis Medina

través de una vaseulatura con una estructura, distribución y funcionalismo muy


especiales. A las 28 semanas de gestación, la región subependimaria queda con­
formada por un área de textura gelatinosa y poco celular, irrigada por una fina y
abundante red de capilares largos, con escasa capa muscular o colágeno, dentro
de una región que le aporta pobre soporte estructural. De esta forma, cualquier
fluctuación de la presión y flujo sanguíneo cerebral, en el feto y el prematuro,
en quienes los mecanismos autorreguladores cerebrales son inmaduros e inefec­
tivos, puede provocar la ruptura de estos vasos de endotelio lineal. El riesgo de
hemorragia se correlaciona directamente al grado de prematuridad (36,37).
Una condición relacionada a la HIV es la LPV que se corresponde con un daño
sutil de la sustancia blanca, y manifestado ultrasonográficamente como pequeñas
densidades o quistes periventriculares, producto de un infiltrado celular inflama­
torio. Estas refringencias y quistes son signos de daño isquémico o infeccioso.
Los quistes pueden variar en localización y extensión. Si son pequeños y desapa­
recen rápidamente, el pronóstico es excelente. Cuando son bilaterales, no des­
aparecen y se encuentran en los sitios por donde pasan de los paquetes nerviosos
que conectan la corteza cerebral a los músculos, se han correlacionado con el
desarrollo de parálisis cerebral (38,39).

Persistencia del conducto arterioso (PCA)


Es una condición cardíaca común en el neonato prematuro en la que el vaso
sanguíneo que conecta la aorta y la arteria pulmonar, no se cierra, como debería
después del nacimiento. El conducto arterioso (CA) es una estructura esencial
durante la vida intrauterina. Debido a las elevadas resistencias vasculares pul­
monares, cerca del 90 % de la sangre expelida por el ventrículo derecho fluye a
través del CA a la aorta descendente, mientras que 10 % pasa desde la placenta
al pulmón, el cual está colapsado. Al nacer, el CA permanece abierto y se cierra
espontáneamente antes del 3er día de vida. Los mecanismos responsables de la
constricción del CA no están completamente explicados. Se sabe que es alta­
mente sensible a los cambios en la concentración arterial de oxígeno, y parece
atribuible a una compleja interacción entre mediadores químicos autonómicos,
mediadores nerviosos, prostaglandinas y musculatura propia de su pared.

En los prematuros la PCA parece ser resultado de hipoxia e inmadurez de los


mecanismos involucrados en el cierre. Si el CA permanece abierto y las resisten­
cias pulmonares caen, se establece un flujo continuo desde la aorta a las arterias
pulmonares. La sobrecarga de volumen y aumento de tamaño de las arterias y
venas pulmonares, aurícula, ventrículo izquierdo y aorta se correlacionan direc­
tamente con el volumen de sangre que pasa a través de el CA, lo que a su vez es
determinado por el tamaño del mismo y la relación entre las resistencias vascula-
190 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
E l hijo de madre hipertensa

res sistémieas y pulmonares. Se puede manifestar por la presencia o no de soplo,


que es la manifestación del flujo anormal, ápex hiperdinámico, pulsos saltones
y taquicardia, también incluye dificultad respiratoria y mayores necesidades de
oxígeno, signos vitales irregulares y mala perfusión. El examen confirmatorio es
un ecocardiograma. La primera meta del tratamiento es mejorar la oxigenación,
llevando a una función pulmonar normal. Significa reducir el flujo a través del
CA de forma que disminuya la sobrecarga de volumen sobre el pulmón. Se ha
utilizado indometacina e ibuprofeno, diuréticos y restricción hídrica. En pocos
casos en los que la función pulmonar está muy deteriorada por efecto del PCA,
que no mejora con el tratamiento farmacológico, y aquellos que cursan con alte­
ración de la función renal, el cierre quirúrgico es una opción (34,40).

Apnea de la prematuridad
La apnea es definida como la interrupción de la respiración durante más de 15 a
30 segundos, asociado con una caída de la frecuencia cardíaca por debajo de 100
latidos por minuto y cianosis. Los prematuros normalmente exhiben diferentes
patrones de respiración, que van desde la respiración regular hasta la periódica.
Se ha comprobado que el 50 % de los egresados de UTIN, cuyo peso es menor
de 1 500 g, han requerido soporte respiratorio o farmacológico para las apneas.
Entre los factores predisponentes están: La inmadurez del centro respiratorio
(quimiorreceptores y receptores de tensión pulmonar), la obstrucción del tracto
respiratorio superior, mala regulación de temperatura, PCA, infección, trastornos
metabólicos, acidosis y anemia. Debe elegirse la terapia de acuerdo a la gravedad
y frecuencia de las apneas. Se utilizan las xantinas: Teofilina y cafeína. La simple
estimulación táctil puede recordar a un neonato que debe respirar, sin embargo
hay casos que es necesario aportarle oxígeno a presión positiva por medio de una
cánula nasal (CPAP nasal) (34,42).

Enterocolitis necrosante (ECN).


Una vez que un prematuro comienza a comer puede presentar los signos de ECN.
Es una inflamación del tracto intestinal y durante el período neonatal es la ur­
gencia médica intestinal más frecuente del tubo digestivo y causa importante
de abdomen agudo. Se caracteriza por distensión abdominal, intolerancia a la
alimentación, emesis, sangre en heces y algunos síntomas de infección como
letargo, hipotensión, taquicardia y apnea. No obstante desconocer su origen y
patogenia, se ha relacionado con la presencia de inmadurez, isquemia, infección
y alimentación enteral. Todos los neonatos son susceptibles, pero los prematuros
y especialmente los de bajo peso para su edad de gestación, son el grupo más
comprometido, con una mortalidad de aproximadamente un 70 %.

Hipertensión en el embarazo 191


ERRNVPHGLFRVRUJ
Ana M orante - Luis Medina

La prevención es el principal método para disminuir su incidencia. Se debe omi­


tir la vía oral e iniciar nutrición parenteral total (NPT), y con el objeto de descom­
prim ir la presión ejercida por gases y restos de leche en el tubo digestivo, colocar
una sonda nasogástrica. Deben administrarse antibióticos por vía parenteral, ya
que la infección se asocia con mucha frecuencia a la ECN, y en los casos que no
haya mejoría, y la extensión del daño intestinal lo amerite, como cuando ocurren
perforaciones intestinales, debe instaurarse un tratamiento quirúrgico. El proble­
m a asociado a largo plazo es el síndrome de intestino corto que limita la capa­
cidad de absorción intestinal y eventualmente esos pacientes pueden desarrollar
problemas de desarrollo pondoestatural y desnutrición. Hay un número creciente
de información acerca del efecto protector de la leche materna, para evitar la
aparición de la ECN. También la administración de esteroides a la madre, para
inducir madurez pulmonar, reduce la ocurrencia de ECN. El mecanismo exacto
se desconoce (34, 42, 43).

Displasia broncopulmonar (DBP)


Es un tipo de enfermedad crónica del pulmón que se observa en los recién nacidos
prematuros, aunque se puede ver a término, es muy raro en los nacidos después
de las 32 semanas. Sin embargo es característico en los niños que han tenido pe­
ríodos prolongados de ventilación mecánica, con elevadas fracciones inspiradas
de oxígeno (F i02) y presión, lo que genera cambios en alvéolos, vías aéreas y
capilares. Su curso clínico y radiológico finaliza con cambios pulmonares cró­
nicos caracterizados por una severa falla respiratoria persistente, con hipoxemia
e hipercapnia, frecuente cor pulmonale y signos radiológicos que revelan áreas
de densidad aumentada debido a fibrosis y colapso alveolar, rodeado de zonas de
hiperinflación. Es una condición producto de la inmadurez del niño y su incapa­
cidad de defenderse de formas diferentes de oxígeno llamadas radicales libres de
oxígeno. El desarrollo de la DBP se relaciona directamente con el grado de pre­
maturidad y la severidad de la enfermedad pulmonar. Ciertos medicamentos son
utilizados para el tratamiento de la DBP, que incluyen broncodilatadores, esteroi­
des inhalados y diuréticos. Además de un buen soporte y tratamiento respiratorio,
es muy importante un adecuado aporte nutritivo y fisioterapia (34, 44).

Retinopatía de la prematuridad (ROP)


Es un desorden del ojo asociado a inmadurez y niveles elevados de oxígeno, que
se caracteriza por una alteración del patrón de crecimiento normal de los vasos
capilares de la retina, que puede provocar cicatrices, desprendimiento de retina
y ceguera. La frecuencia y gravedad de la ROP es inversamente proporcional
al peso y a la edad de gestación, y la mayoría de los problemas visuales a largo
plazo, se observan en los casos de ROP severa, aunque todos los prematuros con
192 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
E l hijo de madre hipertensa

diagnóstico de ROP presentan alteraciones oculares a largo plazo como miopía,


astigmatismo, anisometropia y estrabismo. Es muy importante la evaluación of­
talmológica de todos y cada uno de estos pacientes (34).

Síndrome de dificultad respiratoria (SDR)


Es la causa más común de morbilidad en pretérminos, se debe principalmente a
una deficiencia en la capacidad del neumocito tipo II para sintetizar surfactante
pulmonar. En los últimos años, con el uso de esteroides antenatales para acelerar
la madurez pulmonar, y la utilización de la terapia de reemplazo con surfactante
exógeno, ha mejorado la evolución de los niños que padecen de SDR y ha dismi­
nuido drásticamente la mortalidad por esta causa (45).
Los obstetras tienden a pensar que los neonatos de madres con preeclampsia tie­
nen menor riesgo de SDR, debido a que la maduración pulmonar es acelerada pol­
la hipertensión; estudios bien controlados han demostrado que la preeclampsia
no se correlaciona con maduración del pulmón fetal (46). Amorim y col, realiza­
ron un estudio prospectivo doble ciego en 218 mujeres con preeclampsia severa
cuyas edades de gestación oscilaban entre 26 y 34 semanas, para determinar la
eficacia y efectos colaterales del uso de corticosteroides en la prevención del
síndrome de dificultad respiratoria (SDR) en sus neonatos prematuros. Informa­
ron que la terapia antenatal con betametasona para la aceleración de la madurez
pulmonar es un tratamiento seguro y eficiente en estas pacientes. La frecuencia
de SDR fue significativamente reducido en el grupo betametasona (23 %) con
respecto al grupo placebo (43 %), con un RR de 0,53 (95 % de intervalo de
confidencia 0,35 - 0,82). Así mismo comprobaron reducción en la incidencia de
hemorragia intraventricular, de la persistencia del ductus arterioso e infección
perinatal. La presión arterial media materna fue similar en ambos grupos (47).

El diagnóstico se realiza por una combinación de hallazgos clínicos, radiológi­


cos y el estudio del equilibrio ácido-base de la sangre. El principal diagnóstico
diferencial lo constituye la neumonía, afortunadamente en casos no claros, el
manejo general se asemeja, y la decisión importante consistirá en la necesidad
del uso de surfactante exógeno. El manejo de estos casos depende de la edad de
gestación y la gravedad del proceso. El tratamiento consta de medidas generales
como la termorregulación, el balance nutricional y líquidos, antibióticos, uso de
hemoderivados para mantener una adecuada capacidad de transporte de oxígeno.
El manejo específico consta del uso de esteroides antenatales y surfactante exó­
geno. El 60 % de los niños de muy bajo peso requieren soporte ventilatorio, en
sus diferentes modalidades como son la presión positiva continua en la vía aérea
(CPAP) y ventilación mecánica (48). Los niveles de atención para este tipo de
recién nacido, se esquematizan en la Fig. 13.3.
Hipertensión en el embarazo 193
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Ana M orante - Luis Medina

F IG .13.3. N iv eles d e atención p a r a e l h ijo d e m a d re hipertensa.


U TIN : U n id a d d e Terapia In ten siva N eo n a ta l

Además de estas condiciones los prematuros pueden presentar anemia, alteracio­


nes metabólicas, ictericia (hiperbilirrubinemia) y alteraciones de la regulación
térmica.

Retardo de crecimiento intrauterino (RCIU)


El bajo peso al nacer es un estándar para reconocer al recién nacido de alto ries­
go, es un grupo heterogéneo que incluye a los pretérminos apropiados para la
edad de gestación (AEG) y a los pequeños para la edad de gestación (PEG). Se
han usado muchos términos para definir al bajo peso al nacer por RCIU: PEG,
desnutridos in útero, feto hipotrófico, sufrimiento fetal crónico, postmadurez y
síndrome de deprivación fetal.

Se define como neonato con RCIU aquel cuyo peso sea menor a 2 desviaciones
estándar o esté por debajo del percentil 10 para su edad de gestación, y se han
clasificado en simétricos o asimétricos para diferenciar los que son afectados
precoz o más tardíamente en el embarazo.
194 Hipertensión en el embarazo
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E l hijo de madre hipertensa

Las causas del RCIU son una amplia gama de entidades heterogéneas y en la
mayoría de ellas la placenta juega un papel primordial. Entre ellas los trastornos
hipertensivos del embarazo son de las más importantes se observa daño en la
decidua placentaria y se altera la adaptación del organismo materno al embarazo.
El recién nacido de las madres con preeclampsia es un RCIU asimétrico, es decir
que el insulto sobre el feto proviene de factores externos a él, generalmente por
insuficiencia uteroplacentaria durante el tercer trimestre del embarazo.

Clínicamente se caracteriza por una preservación relativa del tamaño fetal y de


su perímetro cefálico, pero con bajo peso y aspecto delgado (Fig. 13.4). El RCIU
puede ocupar todo el espectro que parte desde el simétrico hasta el asimétrico y
según la naturaleza y el tiempo en que actúen los factores inhibitorios (49) estará
asociado con muerte fetal anteparto, intraparto, sufrimiento fetal agudo y cróni­
co, líquido meconial y riesgo de broncoaspiración de meconio, asfixia perinatal y
otros problemas de adaptación de allí la importancia de reconocer y vigilar estos
fetos al final del embarazo, durante el trabajo de parto y asistir su nacimiento en
hospitales con un nivel de atención adecuado. Tienen gran cantidad de problemas
metabólicos, respiratorios, infecciosos, hematológicos, neurológicos y del desa­
rrollo ulterior, aunados a los que se presentan en los niños que son prematuros.

Evidencias iniciales sugirieron que el RCIU estaba asociado con una reducción
en la incidencia de SDR y hemorragia intraventricular (50-52). Basaban su ar­
gumento en que el RCIU era una reacción de adaptación a condiciones adversas
intrauterinas y que de alguna forma le aportaba madurez precoz de ciertos y

Fig. 13.4. Recién nacido con moderado retardo de crecimiento


intrauterino. Cortesía del Servicio de Neonatología de la MCP.

Hipertensión en el embarazo 195


ERRNVPHGLFRVRUJ
Ana M orante - Luis Medina

determinados sistemas (53). En base a eso, proponían que los prematuros de m a­


dres con preeclampsia tenían mejor pronóstico que otros prematuros. Si el niño
sobrevive al parto tiene menor riesgo de muerte neonatal que el niño que crece
normalmente (AEG) del mismo peso (54).

Sin embargo se ha demostrado que la preeclampsia per se no tiene efecto bene­


ficioso en el curso postnatal de los niños nacidos entre las 24 y 35 semanas de
gestación (55). Piper y col., en la Universidad de Texas, compararon grupos de
prematuros AEG y PEG. Analizaron más de mil prematuros con RCIU y repor­
taron significativamente más frecuencia de muertes fetales, muertes neonatales y
mortalidad perinatal en el grupo de PEG. Esta diferencia se mantuvo si se tomaba
en cuenta la edad de gestación, pero no, si sólo se tomaba el peso al nacer. Así,
cuando se compara por peso, el beneficio de ser menos prematuro sobrepasa el
riesgo de tener retardo de crecimiento (56). En otro estudio realizado por los
mismos autores, observan la evolución perinatal de los RCIU según la presencia
o no de hipertensión materna, y concluyen que los recién nacidos a término con
RCIU de madres con hipertensión tienen peor pronóstico que los que nacen de
madres normotensas, sin embargo en los pretérminos es lo contrario, por lo cual
los RCIU pretérminos y a términos deben considerarse separadamente. La hiper­
tensión influye en ambos componentes de la mortalidad perinatal: M ortalidad
neonatal en el prematuro y mortalidad fetal en el a término. Así recomiendan que
todos los embarazos con RCIU deben ser resueltos tan pronto se alcancen las 37
semanas de gestación y los riesgos de la prematurez se hayan minimizados (57).

Bernstein y col., demostraron que el RCIU dentro del rango de 501 a 1 500 g de
peso, está asociado con un incremento en el riesgo de muerte neonatal, enteroco­
litis necrosante y presencia de SDR. Informan que el uso prenatal de esteroides
está asociado con una disminución del riesgo y explica que no hay evidencia que
este beneficio sea dependiente del peso fetal (58). Chang y col, informan que más
que beneficio la preeclampsia tiene un efecto perjudicial ya que incrementa la
incidencia de enfermedad de membrana hialina (59). Witlin y col, comprobaron
que la presencia de RCIU afecta adversamente la sobrevida del neonato indepen­
dientemente de otras variables (60). Gortner L y col, concluyen que los neonatos
pequeños para su edad de gestación tienen una mayor tasa de m ortalidad neonatal
y un riesgo mayor de enfermedad pulmonar crónica (61).

Rasmussen y col, explican que la preeclampsia es un desorden etiológicamente


heterogéneo que ocurre al menos de dos tipos, uno con fúnción placentaria nor­
mal o aumentada y otro con disfúnción placentaria y RCIU, frecuentemente con
proporción fetal asimétrica, talla reducida y prematuridad (62), lo que podría
196 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
E l hijo de madre hipertensa

explicamos la evolución clínicamente diferente entre los hijos de hipertensas.


Encefalopatía neonatal

La encefalopatía del neonato es descrita por Nelson y Levinton como un síndro­


me clínicamente definido por disturbio de la función neurológica en los primeros
días de la vida en el neonato, manifestado por dificultad para el inicio y man­
tenimiento de la respiración, depresión del tono y reflejos, nivel de conciencia
anormal y con frecuencia la presencia de convulsiones (18, 63).
La preeclampsia en neonatos a término es fuertemente asociada con evolución
neurológica adversa, la cual incluye encefalopatía neonatal y parálisis cerebral.
La literatura ha puesto gran énfasis sobre el papel que juegan los eventos que se
suceden durante el período anteparto y intraparto en la patogenia de la encefalo­
patía, sin embargo aún con el mayor cuidado, no todos los potenciales eventos
intraparto pueden ser evitables. Parece cierto que muchos de los fetos son real­
mente encefalopáticos antes del trabajo de parto y otros, cuyas reservas están
disminuidas en el tope del trabajo pueden tener menor capacidad de enfrentar la
hipoxia cuando ésta ocurre (18).

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Hipertensión en el embarazo 201


ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPÍTULO 14

HIPERTENSIÓN
ARTERIAL CRÓNICA

Omaira Vera

ERRNVPHGLFRVRUJ
INTRODUCCIÓN

El embarazo humano regularmente se caracteriza por vasodilatación sistémica y


modesta hipotensión; puede complicarse con hipertensión arterial sistémica sub­
yacente o presentarse como desorden hipertensivo propio del embarazo donde se
incluye la preeclampsia y eclampsia, permaneciendo como una de las causas de
morbi-mortalidad tanto en la madre como en el feto en los países subdesarrolla-
dos y desarrollados.
Diversos han sido los trabajos y meta-análisis, algunos de excelente calidad, a lo
largo de los cuales se han establecidos consensos y guías de tratamiento para esta
entidad nosológica, entre los diferentes grupos multidisciplinarios tanto clínicos
como de investigación. Uno de esos últimos reportes es el The Seventh Report
o f the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation and Treat­
ment o f High Blood Pressure (JNC-7 Report) (1), (Séptimo Informe del Comité
Nacional Conjunto en la prevención, detección, evaluación y tratamiento de la
hipertensión arterial) el cual resumiremos más adelante.
La hipertensión arterial durante el embarazo es considerada una aventura peli­
grosa. En la revisión de la literatura se encuentra que Chesley en 1947, reporta
la mortalidad perinatal en 38 % y la materna en 4 % en las mujeres hipertensas.
Para 1952 Dieckmann W, (2) contraindica el embarazo en mujeres hipertensas.
Veinte años más tarde, Kincaid Smith reporta disminución al 9 % de la tasa de
mortalidad perinatal, para la década de los 80 desciende a 2.8 % y según traba­
jos realizados por Sibai (3) la tasa de mortalidad en la década de los noventa ha
descendido 1.1 %.

DEFINICIÓN

No hay criterios universalmente aceptados para el diagnóstico de hipertensión


arterial crónica del embarazo; en EEUU está basado en los antecedentes de hi­
pertensión arterial diagnosticada antes del embarazo o la presencia de hiperten­
sión arterial antes de las 20 semanas de gestación. Puede ser caracterizada como
leve, moderada o severa, siendo definida como hipertensión leve a moderada
una Presión Arterial Sistólica (PAS) entre 120 -169 mmHg, una Presión Arterial
Diastólica (PAD) de 90 a 109 mmHg, e hipertensión arterial severa una PAS > de

ERRNVPHGLFRVRUJ
Otnaira Vera

170 mmHg y una PAD > 1 1 0 mmHg.


El National High Blood Pressure Educational Programme Working Group, (Gru­
po de trabajo nacional de programa educacional sobre hipertensión arterial) de
EEUU ha recomendado cualquiera de los siguientes criterios para el diagnostico
de hipertensión arterial en el embarazo: El aumento sostenido en dos o más lec­
turas de > 30 mmHg en PAS, y / o de >15 mmHg en la PAD, y / o presión arterial
> 1 3 0 /8 5 mmHg.
De acuerdo a la definición de la Sociedad Interamericana para el estudio de la
hipertensión en la m ujer embarazada, el diagnóstico de la hipertensión durante el
embarazo, se realiza tomando en cuenta sólo la presión arterial diastólica (PAD)
> 90 mmHg. Con esta definición la prevalencia de hipertensión arterial es de
12.7% (4)
En un trabajo preliminar realizado por Agüero, O. y col la prevalencia de hiper­
tensión arterial en las mujeres embarazadas de la población Cerritos Blancos del
Estado Lara fue de 2.72%, de las cuales el 4.21% eran personas menores de 25
años y el 8.33% eran mayores de 35 años. En esta encuesta no se presentó dife­
rencia significativa en relación a número de gestaciones y el 77.7 % fue diagnos­
ticada como hipertensión arterial leve. Llama la atención en este estudio que el
11% de las embarazadas hipertensas eran fumadoras y la gran mayoría refirieron
antecedentes familiares de hipertensión arterial y diabetes mellitus.
En 1982, en el Hospital José Gregorio Hernández, se hizo un estudio durante
cuatro años en hipertensión arterial inducida por el embarazo y se encontró que
la prevalencia de la hipertensión arterial fue de 2.94 %, la de preeclampsia de
0 .0 7 ., predominando las pacientes primigestas entre 21 y 25 años.
En el estudio realizado en el Estado Portuguesa en Venezuela en 418 mujeres
embarazadas, la mayor incidencia de hipertensión correspondió al grupo de 31 a
35 años con un 10.26% de la población total. (5)

CLASIFICACIÓN

La hipertensión arterial durante el embarazo se clasifica de acuerdo a grupos de


trabajos como el mencionado National High Blood Pressure Educational Progra­
mme Working Group del año 2000 de EEUU (4,6) en:

1. Hipertensión Arterial Crónica: Caracterizada por ser una condición preexis­


tente, o que aparece antes de las 20 semanas de gestación y persiste más de doce
semanas posparto. Predispone a la preeclampsia

2. Preeclampsia-Eclampsia cuando la hipertensión se acompaña de proteinuria


y se inicia después de la segunda mitad del embarazo o sea partir de la semana
206 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Hipertensión A rterial Crónica

20 de gestación. Es definida por la asociación de hipertensión arterial y protei­


nuria glomerular o albuminuria, significativa (> 300 mg /24 horas o >0.5 g/1).
Se denomina eclampsia en el momento que aparece la convulsión. La tendencia,
según esta última revisión, es a eliminar el término Hipertensión inducida por el
embarazo. La presencia de albuminuria antes de las veinte semanas de gestación
puede ser la evidencia de una nefropatía previa desconocida.

3. Hipertensión arterial crónica con preeclampsia sobreañadida; preeclamp­


sia que se caracteriza por la presencia de proteinuria en la embarazada con hi­
pertensión conocida antes de la 20ava semana de la gestación. En este caso la
hipertensión arterial es diagnosticada cuando la presión arterial sistólica (PAS) >
140 mmHg, y /o presión arterial diastólica (PAD) >90m mmHg en dos consultas
sucesivas, separadas por más de cuatro horas, o por cifras de PAD >110 mmHg
en cualquier momento de la evaluación. Si la PAD es superior a 75 mmHg en el
segundo trimestre del embarazo y >85 mmHg en el tercer trimestre es necesario
estar vigilante.
La precocidad de aparición de la hipertensión arterial y más si la PAD es supe­
rior a l l O mmHg se encuentra significativamente asociada a un mayor riesgo
de preeclampsia la presencia de taquicardia es igualmente considerada como un
marcador pronostico de la preeclampsia. (4)

4. Hipertensión gestacional Se presenta como una elevación de la presión san­


guínea superior a 140 /90 mmHg, sin proteinuria; se inicia después de la se­
mana 20 del embarazo y desaparece en las semanas siguientes del parto. Si la
preeclampsia no está presente en el momento del parto y las cifras tensionales
regresan a la normalidad dentro de las 12 semanas posparto se habla de hiperten­
sión transitoria del embarazo; mientras que si persiste después de esa fecha, se
habla de hipertensión crónica.

La hipertensión arterial crónica


Es definida por una elevación de la PAS de 30 mmhg y /o PAD de 15 mmHg y /o
presión arterial media (PAM) de 20 mmHg, luego de dos exámenes sucesivos. Es
de diagnóstico difícil si no se conocen los antecedentes de la paciente; la mayor
parte de los autores admiten que una hipertensión arterial descubierta antes de
las 20 semanas de embarazo corresponde a una hipertensión arterial crónica a
fortiori. La existencia conocida de hipertensión arterial ya tratada y documentada
antes del embarazo está presente en 1 al 5 % de los embarazos; es más frecuente
en la mujer de mayor edad y en las mujeres afroamericanas.
El riesgo de complicación depende de la severidad de la hipertensión, así como
de las patologías asociadas, siendo las más frecuentes, la diabetes mellitus e in-
Hipertensión en el embarazo 207
ERRNVPHGLFRVRUJ
Otnaira Vera

suficiencia renal. Es considerada un factor de riesgo para la preeclampsia. El pro­


nóstico de estos embarazos es similar a los embarazos en las mujeres “añosas”.
Se ha clasificado la hipertensión arterial crónica del embarazo en dos grandes
grupos que nos orienta hacia las medidas terapéuticas a seguir: En el primero, de
alto riesgo, el más importante; se debe iniciar terapia antihipertensiva agresiva
y frecuente evaluación, tanto materna como fetal. El segundo, denominado de
bajo riesgo, es el grupo que regularmente puede ser seguido como un embarazo
normal y en la mayoría de los casos no amerita terapia antihipertensiva.

EPIDEM IOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO

Los desórdenes hipertensivos del embarazo son comunes, ocurren entre 12 a 22


% de los embarazos, son responsables de 17.6 % de muertes maternales en los
U.S.A y es la primera causa de muerte materna en el Reino Unido (4)
El último reporte de (JNC-7 Report) (1) sobre hipertensión arterial se resume en
siete puntos:
• En personas mayores de 50 años la Presión Arterial Sistólica (PAS) > 140
mmHg, es un factor de riesgo mucho más importante de enfermedad cardiovas­
cular que la Presión arterial diastólica, el factor de riesgo comienza a partir de
115/ 75 mmHg, y aumenta con cada incremento de 20 /10 mmHg.
• Las persona de 55 años o más, normotensos, tienen un 90% de riesgo de desa­
rrollar hipertensión.
• Toda persona con PAS de 120 a 139 mmHg y/o PAD de 80 a 89 mmHg, deben
ser considerado como prehipertenso y se debe de promover modificaciones en el
estilo de vida para prevenir enfermedades cardiovasculares.
• Los diuréticos tipo tiazida, deben ser de elección primaria en el tratamiento de
hipertensión no complicada, pudiendo ser combinadas con otros grupos de anti-
hipertensivos si así el cuadro lo amerita.
• Si la Presión Sanguínea esta 20 /10 mmHg, lejos del objetivo se debe de iniciar
terapia combinada desde el principio de tratamiento.
• La motivación del paciente es importante para lograr los objetivos de la tera­
pia.
• En relación a la hipertensión en la mujer, refiriéndose al uso de anticoncepti­
vos orales por tiempo prolongado que deben chequearse la PS regularmente, y
considerar otras formas de contraception. En contraste la terapia de reemplazo
hormonal en la mujer menopáusica no aumenta la PS.
• La mujer con hipertensión conocida, embarazada, debe ser seguida cuidadosa­
mente por el riesgo aumentado tanto para la madre como para el feto de compli­
caciones con riesgo de pérdida de vida. El Alfa-M etil-Dopa ( a MD), beta-blo-
queadores y vasodilatadores son las medicaciones preferidas en relación al feto.
208 Hipertensión en el embarazo
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Hipertensión A rterial Crónica

Los inhibidores de enzima convertidora de angiotensina (IECA) y bloqueadores


de los receptores de angiotensina no deben ser usados durante el embarazo, debi­
do a potenciales efectos fetales y debe ser evitados en mujeres con preeclampsia,
que se presentan como hipertensión de primera aparición o agravamiento de la
hipertensión impuesta con presencia de proteinuria e hiperuricemia y en oportu­
nidades con alteración de la coagulación. En pacientes con preeclampsia puede
desarrollarse como una urgencia o emergencia hipertensiva, requerir hospitaliza­
ción monitoreo en terapia intensiva, necesidad de inducción de parto prematuro,
terapia anticonvulsivante y terapia antihipertensiva endovenosa.(1)

La hipertensión arterial en la población se encuentra asociada a una serie de


factores de riesgo que pueden ser modificables o no. Entre los modificables
se encuentran la obesidad, ingesta de sodio, sedentarismo, tabaquismo. Estos
factores han sido evaluados a través de un estudio de cohorte prospectivo por
Sukerman et al (7), en un total de 812 mujeres embarazadas, de las cuales el 40%
eran hipertensas. Se apreció una relación altamente significativa entre obesidad,
antecedentes personales de hipertensión arterial en embarazo anterior, antece­
dente materno de hipertensión arterial y la posibilidad de desarrollar hipertensión
arterial en el próximo embarazo, no encontrando diferencia estadística entre otras
variables como son cambio de pareja y sexo del feto.

Según los datos del "Trial National Health and Nutrition Examination Survey
(1988-1991)” (8) (Ensayo nacional sobre salud y nutrición), la incidencia de la
hipertensión arterial crónica durante el embarazo, incluyendo la hipertensión ar­
terial crónica, es desconocida, con un rango aproximado de 1 a 5 %, usando los
datos del National Discharge Survey, que reporta una incidencia de 1.3 %.
La prevalencia varía de acuerdo a la raza, edad e índice de masa corporal. En 12
millones de mujeres, que parieron durante los años 1988-1991, la incidencia de
hipertensión arterial crónica durante el embarazo fue de 2.5 % en afro-america-
nos y 1 % en otros grupos raciales.

La prevalencia de Hipertensión Arterial crónica en mujeres embarazadas entre 18


y 29 años fue de 2% para las afroamericanas, 0.6% en caucasianas y 1% mexica­
no-americanas. Entre 30 y 39 años fue de 22.3% en afroamericanas, 4.6% entre
las caucasianas y 6.2% para las mexicano-americanas. Entre 40 y 49 años, las
afroamericanas presentaron una prevalencia de 30.5%, las caucasianas de 12.7
% y las mexicano-americanas 10.6 %.
La natalidad americana demuestra que ha aumentado el número total de emba­
razos en mujeres mayores de 35 años. La rata de nacimientos en mujeres entre
40 y 45 años aumentó un 56 % en la década de los noventa, quizás por matrimo-
Hipertensión en el embarazo 209
ERRNVPHGLFRVRUJ
Otnaira Vera

nios o re-matrimonios tardíos en la vida o debido a que las mujeres demoran el


embarazo hasta completar su formación profesional o sus objetivos en la vida,
por lo tanto la presencia de hipertensión arterial crónica del embarazo aumenta.
Durante el nuevo milenio se estima una prevalencia de 2%, quiere decir que
al menos 80.000 mujeres embarazadas por año presentaran hipertensión arterial
crónica en los EEUU.
En trabajo retrospectivo realizado en la Unidad de la Sala de Partos de la M a­
ternidad Concepción Palacios de Caracas, de enero a diciembre de 1990, con un
total de 186 historias clínicas revisadas, 89.7 % ingresaron con diagnóstico de
preeclampsia, de las cuales el 55 % fueron primigestas con una edad promedio
de 27 años, y 25 % presentaban antecedentes de hipertensión arterial crónica y
16.6 % antecedentes preeclampsia (9).

En estudio prospectivo entre el período de 1991-1993 con una revisión de 54.074


partos en la Maternidad Concepción Palacios de Caracas, les fue diagnosticado
hipertensión inducida por el embarazo a 1805 pacientes con una edad promedio
de 24 años, con rango de 12 a 46 años, presentaron antecedentes personales y
familiares positivos de hipertensión arterial en el 4,4 y 12,10 % respectivamente,
y antecedentes personales de preeclampsia -eclampsia en 6.72 (10).

Otro factor de riesgo importante es el embarazo gemelar, donde hay mayor inci­
dencia de hipertensión arterial y preeclampsia. Se ha reportado una incidencia de
desordenes hipertensivos durante el embarazo de 12.9 a 37 %, siendo dos o tres
veces mayor que el usualmente reportado en las mujeres con embarazos simples
y la incidencia es el doble en la mujer nulípara con embarazo gemelar en relación
con las multíparas (11). En estudio practicado por Sibai et al (12) en 684 mujeres
con embarazo gemelar, comparadas con 2946 mujeres con embarazo simple, con­
cluyeron que en los embarazos gemelares la hipertensión arterial tenia una tasa
mayor con un Riesgo Relativo (RR) de 2.04 (intervalo de confidencia 95% de
1.60 a 2.59) y un riesgo de preeclampsia (RR) de 2.62 (Intervalo de Confidencia
95% de 2.03-3.38). Además demostraron la mayor incidencia de parto prematuro
menor de 35 semanas, y 14.8 % niños pequeños para su edad de gestación, en
relación a mujeres embarazadas con embarazos simples. Concluyeron que tanto
la hipertensión gestacional como la preeclampsia, así como sus complicaciones
son significativamente mayores en las mujeres con embarazo gemelar que en los
embarazos simples.

En la unidad de hipertensión inducida por el embarazo de la Maternidad Con­


cepción Palacios de Caracas, entre 1991-1993, de un total de 1.150 pacientes
que ingresaron con preeclampsia severa, 35 embarazos fueron múltiples. La pre-
210 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Hipertensión A rterial Crónica

eclampsia en este grupo de pacientes fue de 80 %, y el 20 % restante presenta­


ron hipertensión arterial crónica. Los autores concluyeron que los embarazos
múltiples están más frecuentemente asociados a preeclampsia-eclampsia, que la
patología aparece en etapas más tempranas y están asociados con mayor morbi-
mortalidad matemo-fetal. (13).

En el cuadro 14.1 se resumen los principales factores predisponentes de pree­


clampsia.

Cuadro 14.1 Principales factores predisponentes de preeclampsia

- ED A D M ATERNA > 40 a
- H IPERTEN SIÓN A RTERIA L > 15 A ÑOS D E EV O LU CIÓ N
- H IPERTEN SIÓN A RTERIA L > 169 > 110 m m Hg A L IN ICIO D E L EM BA RAZO
- EM BA RA ZO G EM ELA R
-D IA B E T E S M ELLITUS
- IN SU FICIEN CIA REN A L
- M IOCARDIOPATÍA
- EN FERM ED AD ES IN M U N OM ED IA DA S

ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL EM BARAZO

El embarazo desencadena alteraciones sistémicas corporales, las cuales se inician


en el momento mismo de la concepción, retom ando a los valores basales aproxi­
madamente seis semanas post-parto.
Los cambios fisiológicos del sistema cardiovascular durante el embarazo nor­
mal pueden explicarse porque la placenta crea una baja resistencia circulatoria,
con vasodilatación periférica y aumento de volumen circulante. En consecuencia
aumenta la frecuencia cardíaca y la contractilidad miocárdica por aumento de la
precarga y reducción de la postcarga resultando en mayor gasto cardíaco.
La frecuencia cardíaca al inicio del primer trimestre aumenta aproximadamente
el 60 % de la frecuencia basal, siendo comunes palpitaciones y contracciones
ventriculares prematuras, usualmente benignas.
El volumen minuto aumenta significativamente de 6 a 85 mi en el primer tri­
mestre, rehace un pico a las 20 semanas de gestación y lo mantiene hasta el
momento del parto. El gasto cardíaco cambia de manera similar en el tiempo, de
5 a 7 litros / minuto, que se mantiene hasta el final del embarazo; es distribuido

Hipertensión en el embarazo 211


ERRNVPHGLFRVRUJ
Otnaira Vera

entre el útero, riñones, piel y otros sitios como mamas, gastrointestinal, músculos
respiratorios y cardíaco.
La resistencia vascular periférica disminuye en un 50 % en la fase temprana del
embarazo, antes de que la baja resistencia de la circulación placentaria tenga un
efecto significativo.

La presión sanguínea depende del gasto cardíaco y la resistencia periférica; du­


rante el embarazo el gasto cardíaco aumenta menos de lo que disminuye la re­
sistencia periférica, el nadir es recuperado entre la 12ava y lóava semana del
embarazo; la presión sistólica cae entre 0 y 9 mmHg., y la diastólica entre 12 y
17 mmHg, tomando en cuenta la fase V de los ruidos de Korotkoff; al final del
segundo trimestre y durante el tercer trimestre la presión sanguínea aumenta en
forma similar a los niveles previos del embarazo.

Es importante que la medición sea interpretada en relación a la gestación. Al


término, 20 % de mujeres tienen al menos una medición de 140/90 mmHg., a las
treinta semanas este fenómeno ocurre en sólo el 1 % de las embarazadas.
Esto significa que hay problemas en la medición de la presión sanguínea durante
el embarazo por la compresión de la vena cava inferior por el útero grávido, pol­
lo tanto influye la posición de la paciente en el momento de medir la presión san­
guínea, además del error del observador y la utilización de equipos inadecuados,
la no certeza acerca de cual ruido de K orotkoff usar, considerándose en este mo­
mento que es más reproducible el quinto raido que el cuarto. El uso de aparatos
automatizados para su medición es una variable no predecible, ya que se puede
apreciar una lectura significativamente baja de la presión diastólica, que puede
llegar hasta de 25 mmHg, particularmente en las embarazadas preeclámpticas. Se
recomienda por lo tanto la utilización de equipos confiables como el esfigmoma-
nómetro de mercurio. (14)

El embarazo normal presenta importantes modificaciones hemodinámicas que


permiten la adaptación al proceso de placentación. Durante la iniciación del em ­
barazo las células citotrofoblásticas invaden las arterias espirales uterinas, reem ­
plazando las capas endoteliales de esos vasos con la subsiguiente destrucción del
tejido neural medio, muscular y elástica media. Al final del segundo trimestre del
embarazo, las arterias espirales están alineadas exclusivamente por citotrofoblas-
to y células endoteliales. Esta remodelación de las arteriales espirales uterinas re­
sulta en la formación de un sistema arteriolar de baja resistencia, para un mayor
suplemento sanguíneo a nivel fetal.
Entre las semanas 16 y 22 de la gestación la colonización trofoblástica de las
arterias espirales del miometrio afectan el endotelio, los tejidos elásticos y mus-
212 Hipertensión en el embarazo
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Hipertensión A rterial Crónica

ciliares, perdiendo receptores hormonales, logrando una resistencia vascular a


las hormonas vasopresoras y una mayor vasodilatación. Las consecuencias son
el aumento de la volemia eficaz y del flujo sanguíneo uteroplacentario, necesa­
rios para el crecimiento fetal, aumento del debito cardíaco y disminución de la
presión arterial.
Esta adaptación cardiocirculatoria tiene repercusiones sobre la regulación de la
presión arterial y la frecuencia circulatoria con un papel importante del sistema
nervioso autónomo (15).

FISIOPATOLOGÍA DE LA HIPERTENSIÓN DUARANTE EL


EM BARAZO

El defecto en la placentación es responsable del desarrollo de la isquemia pla­


centaria que es el primum movens en la aparición de la preeclampsia-eclampsia.
Diversos factores favorecen la isquemia placentaria, que podríamos clasificarlos
como factores genéticos, mecánicos, vasculares crónicos e inmunológicos.
Como se expresó anteriormente, para mantener un ambiente ideal en el comparti­
miento materno y fetal, la madre sufre una serie de adaptaciones incluyendo una
marcada disminución en la resistencia vascular periférica en fase temprana del
embarazo. Se piensa que esta disminución sea el evento primario que conduce
a un aumento del gasto cardíaco, volumen sanguíneo y una disminución de la
presión sanguínea durante el embarazo normal.
Los mecanismos mediadores de esos cambios son pobremente entendidos pero
importantes, debido a que su insuficiencia probablemente sustenta los desórdenes
más comunes y serios en el embarazo humano, como son preeclampsia (~7%) y
restricción de crecimiento fetal (-10% ). El principal mediador de la vasodilata­
ción periférica en el embarazo es desconocida, pero hay una serie de evidencias
sobre la producción de óxido nítrico elevada durante el embarazo, así como se
ha demostrado que hay inhibición de la óxido nítrico sintetasa (ONS) en la pre-
eclampsia-eclampsia.

La isquemia placentaria induce la liberación de factores séricos que alteran es­


pecíficamente al endotelio vascular estimulando la síntesis de tromboxano A2
(TXA2) y disminución de la síntesis de las prostaglandinas, sustancias vasodi­
latadores (PGE2- PGEI2) y de óxido nítrico (ON), aumentando la sensibilidad
a las hormonas vasopresivas y la activación de la homeostasis, perdiendo la va­
sodilatación fisiológica, con disminución de la volemia eficaz y vasoespasmo
arteriolar. En ocasiones puede acompañarse de coagulación intravascular dise­
minada (CID), que agrava la isquemia placentaria, teniendo repercusiones sobre
el crecimiento del feto. El óxido nítrico participa en la vasodilatación materna y
Hipertensión en el embarazo 213
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Otnaira Vera

mantiene el débito sanguíneo uteroplacentario aumentando la actividad de ON-


sintetasa a nivel del miometrio, del endotelio y de las vellosidades placentarias.
La respuesta fisiológica normal del embarazo simula un síndrome metabólico
asociado con enfermedad coronaria, insulina-resistencia, hiperlipidemia y au­
mento de los factores de coagulación con activación de la cascada inflamatoria,
(16).

El embarazo está normalmente acompañado por un aumento global de 500 a 900


mmol de NaCl los cuales están distribuidos entre el lado materno y la unidad
feto-placentaria. Como consecuencia de esta retención salina ocurre un aumento
regular y progresivo de volumen plasmático en las primeras semanas de gesta­
ción rehaciendo su máximo cerca del parto; al mismo tiempo, pero siguiendo
un patrón diferente de progresión, aumenta en un 50% la rata de filtración glo­
merular al inicio de la gestación, para llegar a su máximo alrededor de la décima
semana de gestación y mantenerse a ese nivel hasta el momento del parto.

El incremento de la filtración glomerular representa una enorme cantidad de so­


dio filtrado, cuando es comparado a la excreción urinaria. El resultado de ese
fenómeno es que, durante el embarazo, la mujer sea muy sensible a los factores
que interfieren con la reabsorción de sodio, pudiendo desarrollar edema en caso
de excesiva ingesta de sodio o hipovolemia en caso de exagerada excreción renal.
(4).
Como consecuencia de la retención salina, la presión sanguínea de la mujer em­
barazada disminuye normalmente durante el primer trimestre, estabilizándose
luego a valores de ± 20 mmHg más bajos que en condición de no embarazo. Co­
múnmente, se observa cierto grado de taquicardia en reposo. Así mismo, debido
al aumento del flujo sanguíneo renal hay una disminución de los niveles plasmá­
ticos de creatinina, urea, y ácido úrico.

Estos cambios hemodinámicos para satisfacer las necesidades de la unidad


feto-placentaria producen cambios en los niveles plasmáticos de hormonas in­
volucradas en la homeostasis el agua y electrolitos como son el Sistema Reni-
na-Angiotensina-Aldosterona (SRAA), el cual es quizás el sistema hormonal
primariamente estimulado en el estado de gestación, además del péptido natriu-
rético auricular, endotelina y prostanoides.

La síntesis del angiotensinógeno es regulada por los estrógenos, por lo tanto du­
rante el embarazo se aprecia un aumento de 3 a 5 veces de lo normal. Aumenta
la secreción de renina activa durante el primer trimestre del embarazo, mante­
niéndose estable a partir de la segunda mitad del embarazo. La Prorrenina es
214 Hipertensión en el embarazo
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Hipertensión A rterial Crónica

sintetizada primordialmente a nivel del aparato yuxtaglomerular, siendo un 10


% sintetizada en el ovario. Los niveles de prorrenina en líquido folicular pueden
tener un valor pronóstico para el chance de sobrevida de huevos transplantados.
(17).

La angiotensina II es un péptido terminal activo de la cascada de la enzima


convertidora de renina, que aumenta conjuntamente con la actividad renina plas­
mática, (ARP). La dosis presora efectiva media de angiotensina II es aproxima­
damente 3 a 4 veces mayor durante el embarazo normal, pero se reduce antes del
inicio de la preeclampsia. La disminución de la prostaciclina (PGI2), un vasodi­
latador protector del embarazo normal, y el aumento de tromboxano A2 (TXA2/
PGI2) explicarían los cambios de la actividad presora de angiotensina II durante
el embarazo normal y la preeclampsia. A diferencia del embarazo normal, la res­
puesta presora de angiotensina II y su unión a las plaquetas están aumentadas en
la preeclampsia-eclampsia (18).

La aldosterona plasmática aumenta temprano y progresivamente durante el em ­


barazo, llegando a la semana 16 a 40ng/dl; su máximo pico lo alcanza en la
semana 32 con 60 ng/dl, como resultado del aumento de la actividad renina
plasmática (ARP) (19).
El péptido natriúretico auricular (ANP) aumenta significativamente durante
el tercer trimestre del embarazo no complicado, y otro aumento lo hace a las 72
horas posparto; sin embargo se ha reportado en diferentes trabajos aumento del
ANP previo al aumento de la presión sanguínea en la preeclampsia.(17).
Al comparar los diversos niveles plasmáticos del SRAA en la población hiper­
tensa podemos observar que los niveles de la ARP fueron mayores en las em­
barazadas normales que en la población de hipertensión crónica y las pacientes
con preeclampsia-eclampsia. Los niveles de aldosterona fueron más bajos, en
comparación con las embarazadas normales, mientras que en el grupo con Hi­
pertensión Crónica había un marcado aumento, en la posición supina, similar al
de las mujeres no embarazadas. La excreción de sodio urinario está reducida en
el grupo de preeclampsia-eclampsia en un 25 %, y en la crónica en un 28 %, al
compararlo con la embarazada normal (20).

La retención de sodio asociado con un estado hemodinámico de contracción de


volumen plasmático y alta resistencia vascular sugiere redistribución de sodio al
espacio intersticial, incluyendo las paredes arteriolares.
Antes de 1980, la investigación de la acción de la hipertensión durante el embara­
zo sobre el riñón fue abandonada, aunque es causa mayor de morbilidad materna
e infantil. Sin embargo en los pasados veinte años se ha tratado de revertir esta
Hipertensión en el embarazo 215
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Otnaira Vera

negligencia. Estudios han sugerido diversos papeles de la óxido nítrico sintetasa,


prostaglandinas, endotelinas y relaxinas. Esta área de investigación debería acla­
rarse, porque la rata de filtración glomerular y el flujo plasmático renal aumentan
durante el embarazo, pudiendo eventualmente ayudar a todos los pacientes con
pérdida de la función renal aguda o crónica. Los estudios de micropunción en
ratas y la interpretación de la depuración fraccional de dextrano en humanos de­
muestran que la hiperfiltración, que ocurre durante el embarazo normal, no está
asociada con el aumento de presión capilar intraglomeralar.

Finalmente, la descripción de cambios en la osmorregulación y en la disponibi­


lidad metabólica de arginina-vasopresina en embarazadas humanas conduce a
la identificación de un nuevo grupo de desorden denominado diabetes insípida
transitoria del embarazo, enfermedad renal crónica de severidad, que conduce
a la interrupción del embarazo. Estudios de correlación anatomopatológica, y
seguimiento a largo tiempo de las madres han revelado que muchas de esas ges­
taciones hubiesen sido un éxito, con poco riesgo de empeoramiento de la historia
natural del desorden renal. Igual sucede con los pacientes transplantados. Los
progresos relacionados con hipertensión en el embarazo en estas dos amplias
áreas intenta sistemáticamente definir y diferenciar varios desórdenes, aclarando
e identificando la fisiopatología, identificando la causa de preeclampsia, a la vez
que predecir, prevenir y mejorar su tratamiento (21).

CLÍNICA Y DIAGNÓSTICO

Se dice que toda PAS > 1 3 5 mmHg y /o una PAD > 85 mmHg en por lo menos
dos tomas sucesiva con un intervalo no menor a cuatro horas, es diagnóstico de
hipertensión arterial durante el embarazo (22).
La evaluación precisa de la hipertensión arterial necesita métodos de medición
rigurosa, que permitan afirmar formalmente el diagnóstico y definir su pronós­
tico.
Las mediciones clínicas deben ser realizadas en reposo, en decúbito lateral iz­
quierdo o en posición semisentada y antes de realizar el examen ginecológico.
Estas mediciones deben ser repetidas e interpretadas con prudencia, descartar
estímulos tales como el estrés, sueño, alimentación, cigarrillo etc. Más que el
nivel medio, la elevación de la presión arterial de una consulta a la otra tienen
un valor peyorativo (23).

En la embarazada normal el ritmo circadiano de la presión sanguínea no se al­


tera, pero en la gestante hipertensa se invierte, manteniendo cifras de presión
sanguínea más elevadas en la noche que durante el día; además varía de acuerdo
216 Hipertensión en el embarazo
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Hipertensión A rterial Crónica

al período gestacional y a la posición corporal en que se haga la medición, siendo


más marcado en la fase final del embarazo, según algunos autores.
Se observa que tanto la PAS como la PAD aumentan discretamente en posición
de pie en relación con la posición decúbito dorsal, y es significativamente mayor
en decúbito dorsal que en los decúbitos laterales, encontrándose las cifras más
bajas en decúbito lateral izquierdo. Estas fueron las conclusiones de estudio prac­
ticado por Sukerman y col (24).

El monitoreo ambulatorio de la presión arterial (MAPA) permite el estudio di­


námico de la presión arterial y frecuencia cardíaca durante 24 horas, muestra la
pérdida del ciclo nictemeral de la presión arterial, que conjuntamente con los
picos tensionales nocturnos, son predictivos de preeclampsia y sufrimiento fetal
crónico, así como reducción del crecimiento fetal intrauterino, y otras complica­
ciones neonatales. La frecuencia cardíaca >90 contracciones por minuto es un
marcador predictivo para preeclampsia con una sensibilidad de 77% y especifi­
cidad de 77% (25).

Se debe realizar en fase temprana del embarazo: Hematocrito hemoglobina, fór­


mula y contaje, cuenta de plaquetas, creatinina sérica, niveles séricos de ácido
úrico. En caso de presentar 1+ de proteinuria se debe realizar depuración de
creatinina en orina de 24 horas, proteinuria cuantificada y seguimiento del cre­
cimiento fetal a través de ecosonografía a partir de las 25 - 28 semanas, si se
presenta esta circunstancia (5).
Si la hipertensión arterial, se presenta antes de las 20 semanas de gestación, debe
ser seguida por cuidados primarios médicos, y estudiada para descartar causas
secundarias. En las mujeres jóvenes con hipertensión pre-existente es frecuente
encontrar enfermedad renal, hipertensión renovascular, aldosteronismo prim a­
rio, síndrome de Cushing, feocromocitoma, requiriendo exámenes especiales no
invasivos.

A los pacientes que presentan hipertensión en la fase media del embarazo se re­
comiendan las pruebas que permitirán distinguir la preeclampsia de hipertensión
crónica o hipertensión gestacional, además son útiles para seguir la progresión de
la enfermedad y su severidad. Es importante recordar que una o más anormali­
dades pueden estar presentes en preeclampsia, sin presentar aumento importante
de presión arterial, tales como coagulopatía o función hepática o renal anormal,
condiciones que pueden ser indicativos de interrupción del embarazo, a pesar de
presentar hipertensión leve (26).

Hipertensión arterial secundaria


Hipertensión en el embarazo 217
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Otnaira Vera

Como causa secundaria de hipertensión arterial en el embarazo, el feocromo-


citoma demanda especial atención, debido a su alta mortalidad cuando no se
sospecha su existencia, con un 40.3 % de mortalidad materna y 56% fetal. En
dos series de estudio, el no reconocimiento ante parto fue de 47 a 65 % de las
pacientes (27). Se estima su prevalencia durante el embarazo de 1 en 50.000 a
54.000 (28); la hipertensión o crisis hipertensiva puede ocurrir en fase temprana
del embarazo antes del tercer trimestre, es paroxística y puede acompañarse de
hipotensión postural sin proteinuria ni edema; el diagnóstico bioquímico puede
ser enmascarado por el alfa-metil-dopa, indicado regularmente en la paciente
hipertensa embarazada (29).

Otra patología es el síndrome de Cushing con una prevalencia muy baja. Hasta
1990 han sido reportados un total de 48 casos en la literatura mundial, los cua­
les fueron clasificados como ACTH independiente en el 59% de los casos, 33%
ACTH dependiente y un 8% se desconoce (30). Según estudios de Aaron solo 40
% de los embarazos llegan a término, un 35 % terminan en parto prematuro, y un
20% finaliza en aborto. Otra característica de esta patología durante el embarazo
es que el 61 % se manifiesta como diabetes mellitus gestacional y un 87 % desa­
rrolla hipertensión arterial, aumentando la incidencia de complicaciones (31).
En relación al hiperaldosteronismo, una patología extremadamente rara, en toda
mujer embarazada con hipertensión de pobre control terapéutico e hipokalemia,
se debe descartar adenoma adrenal, que es la forma más frecuente de presenta­
ción.

La enfermedad renal en embarazadas con niveles de creatinina <1.4 mg.dl, la


sobrevida fetal está medianamente reducida y la enfermedad subyacente gene­
ralmente no progresa; cuando tiende a progresar, las pacientes deben ser esti­
muladas para proseguir su embarazo, mientras su función renal este preservada.
La presencia de hipertensión antes de la concepción o en la fase temprana de la
misma, aumenta la incidencia de complicaciones fetales o maternas, con un ries­
go relativo 10 veces mayor de pérdida fetal.

Insuficiencia renal moderada a severa se puede acelerar durante el embarazo,


secundaria a fenómenos vasoconstrictores arteriolares, con una disminución del
débito sanguíneo renal y disminución de la depuración del ácido úrico, aumen­
tando su tasa de filtración glomerular. La hipertensión ocurre en más de la mitad
de esos embarazos; la disminución del peso al nacer, se correlaciona con aumento
de la concentración de creatinina sérica.
Si la insuficiencia renal progresa, la hipertensión tiene un componente de sobre­
carga de volumen y puede requerir restricción de sodio, uso de diuréticos de asa
218 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Hipertensión A rterial Crónica

o diálisis, haciendo difícil el reconocimiento de la preeclampsia por la presencia


de proteinuria, que también aumenta con la enfermedad renal.
La proteinuria constituye por sí sola un factor de riesgo; su búsqueda debe ser
sistemática, preferiblemente a través de métodos cuantitativos y medición en ori­
na de 24 horas; la aparición de proteinuria significativa después de la semana 20
de gestación se debe a preeclampsia sobreagregada. Estas anomalías se pueden
complicar con necrosis tubular o cortical e insuficiencia renal aguda. Los es­
tudios de biopsias renales han demostrado lesiones reversibles de endoteliosis
glomerular asociadas a depósitos de fibrina intravascular (32).

Otro factor de riesgo a tomar en cuenta es la masa ventricular izquierda y la


función diastólica. Durante el embarazo la masa ventricular izquierda aumenta
un 52 %; hay un aumento en los diámetros diastólico y sistólico final ventricu­
lar izquierdo de 12% y 20 % respectivamente; el diámetro de la pared posterior
ventricular izquierda durante la diástole aumenta el 22% y en la sístole 13 % y el
septum intraventricular durante la diástole 15% y la sístole 19 %; así mismo la
válvula mitral presenta un máximo de aumento de velocidad en la fase temprana
del embarazo, disminuyendo luego en la fase final a niveles inferiores del período
de no embarazo.(33)

PRONÓSTICO

La morbimortalidad materna y perinatal no son en general afectadas por una hi­


pertensión arterial crónica de leve a moderada, en ausencia de factores de riesgo
tales como: La edad superior a 40 años, hipertensión de larga data, cifras tensio-
nales al inicio del embarazo > 160 / 110 mmHg, diabetes mellitus, cardiomiopa-
tía, y presencia de enfermedades inmunomediadas.

Svensson y col., observan una mortalidad fetal en los embarazos normales de 0.8
%, en la preeclampsia-eclampsia 2.7 %, y en la hipertensión crónica 3.8% (34).
Para ciertos autores el pronóstico de un embarazo con hipertensión crónica es
mejor que el de una preeclampsia. Plouin (35), evaluó 76 pacientes hipertensas
conocidas sin presentar muerte fetal o disminución de crecimiento, al ser compa­
radas con preeclampsia-eclampsia. Reportó el 10.8 % de mortalidad perinatal y
5% de feto pequeño para la edad de gestación.

Las series de hipertensión crónica no son muy numerosas en la literatura re­


ciente. Sibai, en una primera serie de 1983 de 211 embarazadas, muestra que la
presión arterial durante el primer trimestre disminuye en 49 % de las pacientes,
permaneciendo estable en el 35 % y sólo aumenta en 17 % de las pacientes. En
Hipertensión en el embarazo 219
ERRNVPHGLFRVRUJ
Otnaira Vera

el tercer trimestre, 13% de las pacientes presentaron un aumento mayor de cifras


tensionales, ameritando tratamiento antihipertensivo; 10% de los pacientes desa­
rrollaron preeclampsia sobre agregada; la prematuridad fue de 12%; 8% presen­
taron retardo de crecimiento intrauterino, con una mortalidad perinatal de 2.8%,
correspondiente a fetos de menos de 29 semanas de gestación y menos de 1000
grs. de peso (36). En la segunda serie de Sibai, en 1990, en un estudio prospectivo
de 300 pacientes, reporta 15 a 18 % de preeclampsia sobre agregada y la tasa de
retardo de crecimiento intrauterino estuvo entre 6.8 a 8.9%. En toda la serie hubo
tres muertes perinatales con una incidencia del 1% (37).

En un estudio longitudinal de 5 años de duración, al ser comparadas las embara­


zadas con hipertensión crónica con las no hipertensas, se aprecia los siguientes
incidentes; Preeclampsia en las mujeres hipertensas 21% vs normotensas 2.3 %;
parto prematuro 34 % vs. 15 %; retardo de crecimiento intrauterino 15% vs. 6 %
y muerte perinatal 4.5% vs. 1.2%. La incidencia total de retardo de crecimiento
intrauterino en los embarazos con hipertensión crónica fue de un 35.5%. Con
estas evidencias podemos concluir que el pronóstico de los embarazos que cursan
con hipertensión arterial crónica presenta un mayor riesgo de complicaciones
perinatales (38).

Estudios basados sobre la medición casual de la presión sanguínea concluyen que


la edad y el número de partos tienen efectos significativos sobre la presión san­
guínea durante el embarazo. Si seguimos el estudio con este mismo grupo de la
Universidad de Vigo aplicando el MAPA, el mismo nos indica que en las embara­
zadas normotensas un pequeño pero significativo aumento de la PAD con la edad
puede tener poca influencia en la identificación de la hipertensión gestacional; el
umbral para la presión sanguínea, que debe ser usado para la identificación tem­
prana de complicaciones hipertensivas, podría desarrollarse en función del ciclo
reposo / actividad y edad de gestación, independientemente de la edad materna o
número de partos. Para las embarazadas que desarrollan hipertensión gestacional
la presión sanguínea es estable durante la primera mitad del embarazo y aumenta
en forma progresiva hasta el parto; no se aprecia diferencia en el patrón circadia-
no entre normotensas e hipertensas (39).

Complicaciones maternas y fetales: Hematoma retroplacentario


Esta complicación es muy frecuente en las formas severas de hipertensión arte­
rial crónica del embarazo, es de origen isquémico, su evolución puede compli­
carse con hipovolemia e insuficiencia renal aguda en la madre, sufrimiento fetal y
muerte intrauterina. En el feto es la hipotrofia fetal la complicación más frecuente
con una prevalencia de 7 a 20 %. Este riesgo es evaluado por tres parámetros
220 Hipertensión en el embarazo
ERRNVPHGLFRVRUJ
Hipertensión A rterial Crónica

matemos: El PAD, que si es igual o mayor de 110 mmHg, tiene un riesgo cinco
veces mayor de retardo de crecimiento intrauterino, la aparición de hipertensión
arterial después de la semana 20 de gestación y la presencia de la proteinuria. La
muerte fetal está presente en el 2 a 5% de los embarazos hipertensos, los indi­
cativos son: La detención del crecimiento fetal, alteración del ritmo cardíaco y
disminución de movimientos activos. En la embarazada hipertensa, la prematuri­
dad es una de las causas principales de la morbimortalidad neonatal, debido a la
inmadurez visceral del neonato (5).

TRATAMIENTO

CONSEJOS DE PREEM BARAZO Y MEDIDAS GENERALES DE


PREVENCIÓN

Según el National High Blood Pressure Education Program (NHBPEP), las mu­
jeres con diagnóstico de hipertensión crónica antes del embarazo en estadio 1 o
2 (presión sanguínea sistólica entre 140-179 mmHg, o diastólica entre 90 a 109
mmHg.), deben ser evaluadas y hacer seguimiento de daños a órganos blancos.
En la mujer con historia de HTA de varios años se debe descartar daño a órganos
diana como retinopatía, hipertrofia ventricular izquierda, proteinuria y déficit de
función renal, ya que el embarazo puede exacerbar dichas condiciones. Se debe
lograr un buen control del nivel de presión sanguínea, siéndole recomendado:
Cambios del estilo de vida, actividad física, pérdida de peso y restricción de
sodio (5).
El Joint National Committee VI (40), recomienda confirmar el diagnóstico por
múltiples medidas, incluso medidas realizadas en el hogar. La paciente debe ser
evaluada en la búsqueda de enfermedades y / o causa reversibles, y se debe des­
continuar los inhibidores de enzima convertidora (IECA).

En la hipertensión crónica previa al embarazo se requiere planificar y establecer


cambios en el estilo de vida. La mujer embarazada con hipertensión necesita
restringir sus actividades y disminuir los ejercicios vigorosos; aunque el ejercicio
regular es beneficioso y puede ser seguro en mujeres embarazadas normotensas,
no hay datos sobre la seguridad durante el embarazo de la hipertensa crónica, no
siendo recomendable practicar ejercicios aeróbicos de alto impacto.

La prevalencia del hábito de fumar durante el embarazo ha variado marcada­


mente entre las diversas regiones y épocas. Es el factor de riesgo más fácil de pre­
venir para lograr una maternidad exitosa. Hoy en día se encuentra en discusión
la acción del tabaco sobre la presencia de la preeclampsia misma, tomando en
Hipertensión en el embarazo 221
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Otnaira Vera

cuenta que la nicotina puede inhibir la producción de tromboxano. El tabaco está


asociado con un riesgo sustantivo de desprendimiento placentario y restricción
de crecimiento fetal (41).
El excesivo consumo de alcohol puede causar o agravar la hipertensión mater-

Se ha demostrado que la obesidad presenta asociación estadísticamente signifi­


cativa con la hipertensión arterial crónica del embarazo, así como la preeclamp­
sia; sin embargo, la reducción de peso durante el embarazo en mujeres obesas
no es recomendada. Aunque la obesidad se considera un factor de riesgo para
preeclampsia sobreimpuesta en hipertensión crónica, no hay evidencias que la
ganancia o disminución de peso reduzca su ocurrencia. M uchos expertos reco­
miendan disminuir la ingesta de sodio a 2.4 gr./día en la embarazada con hiper­
tensión arterial crónica (42).
Una dieta que provea 1000 m g de calcio elemental diaria es recomendada para la
salud general. No hay datos que indiquen que la suplementación de calcio en la
dieta previene la preeclampsia en mujeres con bajo riesgo. En trabajos realizados
con suplementación de calcio en mujeres nulíparas consideradas de alto riesgo,
se demostró una reducción significativa en la incidencia de la preeclampsia (43).
La ingesta de calcio de 1200 a 1500 mg diarios, durante el embarazo normal y
2000 mg. en las personas con diagnóstico de preeclampsia, demostró una dism i­
nución de la incidencia de la misma y no se observaron efectos adversos en la
madre ni en el feto o recién nacido (44).

La indicación de magnesio, profilácticamente, no ha demostrado su beneficio


durante el embarazo para prevenir la preeclampsia.
El resultado de tres estudios randomizados con la utilización de aceite de pesca­
do en las mujeres con alto riesgo para preeclampsia, no revela reducción de su
incidencia.

Recientes estudios han demostrado los beneficios de la vitamina C y E para


prevenir la preeclampsia; lo anterior amerita confirmación (45).
Otra indicación que viene siendo aplicada como terapia de prevención en la úl­
tima década es la aspirina. Sibai y col, informan que la aspirina a dosis bajas
reduce la incidencia de preeclampsia en mujeres de alto riesgo para esta com pli­
cación, sin embargo este tratamiento no disminuyó significativamente la morbili­
dad prenatal y aumentó el riesgo de desprendimiento de placenta (46).
Shiff y col (47), en grupo de mujeres de alto riesgo a desarrollar preeclampsia,
distribuidas en dos grupos, un grupo para placebo y otro para aspirina a bajas
dosis (81 mg / día), concluyeron que la aspirina diaria a bajas dosis, tomada du-
222 Hipertensión en el embarazo
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Hipertensión A rterial Crónica

rante el tercer trimestre del embarazo, reduce significativamente la incidencia de


preeclampsia en mujeres de alto riesgo, posiblemente a través de la corrección
del desbalance entre los niveles de tromboxano y prostaciclina.

TERAPIA ANTIHIPERTENSIVA

A. Durante el embarazo y parto


Administrar terapia antihipertensiva en mujeres embarazadas con hipertensión
crónica continúa siendo un área de debate. Aunque puede ser beneficioso para la
madre con hipertensión, la disminución de la presión puede llevar a una disminu­
ción de la perfusión útero-placentaria, comprometiendo el desarrollo fetal.
Antes de iniciar terapia farmacológica en mujeres en edades potencialmente fér­
tiles, deben pensar en la posibilidad o presencia de un embarazo y en el riesgo en
las primeras doce semanas después de la concepción, de producir efectos terato-
génicos, siendo las drogas más teratogénicas: Los anticonvulsivos tales como la
carbamazepina, los antidepresivos como el litio y anticoagulante como la warfa-
rina. (48)
La mayoría de las mujeres con hipertensión crónica estadio I- II y función renal
conservada, tienen bajo riesgo de complicaciones cardiovasculares durante el
embarazo. Esas mujeres son candidatas a terapia no farmacológica debido a que
no hay evidencias que el tratamiento farmacológico favorezca mejores condicio­
nes del feto al nacer. Como la presión arterial usualmente cae durante la primera
mitad del embarazo, la hipertensión puede ser de fácil control, permitiendo dis­
minuir o suspender la medicación.

Por razones éticas, son pocos los estudios clínicos controlados y comparados con
placebos. Regularmente son estudios de análisis retrospectivos o reporte de ca­
sos, los cuales son importantes para evaluar los efectos adversos de determinadas
drogas, con la dificultad que 1 a 2 % de los embarazos en países desarrollados
presentan alguna forma de malformación fetal, dificultando la asociación entre
esas anomalías y las drogas. El objetivo de tratar la hipertensión crónica es redu­
cir el riesgo materno, por lo tanto el agente seleccionado debe ser eficaz para la
madre y no deletéreo para el feto. (5)
La elección del agente antihipertensivo debe ser cuidadosa, siguiendo los princi­
pios generales que podríamos resumir en los puntos siguientes:
- Las drogas, siempre que se pueda, deben ser evitadas durante el primer trimes­
tre del embarazo.
- Se debe iniciar monoterapia con drogas antihipertensivas, que no tienen efectos
adversos maternos ni fetales.
- Debe evitarse el tratamiento episódico.
Hipertensión en el embarazo 223
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Otnaira Vera

- Todo antihipertensivo afecta a la madre y al feto, por lo tanto se debe reali­


zar monitoreo del feto, especialmente si está recibiendo terapia antihipertensiva.

( 4 9 ) '
La indicación de terapia farmacológica antihipertensiva podríamos establecerla
de acuerdo sus niveles de presión sanguínea: Si la PAS es >169 mmHg o PAD
>109 mmHg, con síntomas, debe ser instaurada de inmediato; si la paciente se
encuentra asintomática, debe permanecer en observación las primeras horas y,
si persisten dichas cifras tensionales, se debe iniciar la terapia antihipertensiva.
Después de 24 a 48 horas de observación si la PAS >139 y / o PAD> 89 antes de
28 semanas de gestación en hipertensión crónica o en hipertensión gestacional o
en cualquier paciente con factores de riesgo (con PAS >149 mmHg o PAD> 94
mmHg), se debe iniciar terapia farmacológica.

En hipertensión gestacional leve a moderada de “bajo riesgo” nuestro objetivo


es mantener la PAD entre 80-90 mmHg, siendo la droga de primera línea Alfa-
metildopa y las drogas de segunda línea Labetalol un bloqueante alfa / beta o
nifedipina de larga acción, que es bloqueante de los canales de calcio. (50).

A lfa m etild op a
Un agonista alfa central, no afecta el flujo uteroplacentario, no atraviesa la barre­
ra placentaria., con poca incidencia de efectos adversos como la hepatotoxicidad,
la anemia hemolítica y el síndrome de lupus inducido por droga. Sin embargo,
es preferida por muchos médicos como terapia de primera línea tanto en la pre-
eclampsia-eclampsia como en la hipertensión crónica. En un estudio de segui­
miento durante 7,5 años no demostró efectos adversos sobre el desarrollo de los
niños expuestos in útero ni en los índices cardiovasculares y psicomotor del niño.
El efecto secundario más reportado ha sido la somnolencia y diversos reportes
informan sobre la estabilización del flujo sanguíneo uteroplacentario y hemodi-
nám ica fetal. (51).

B eta b lo q u ea n tes
Afectan o retardan el crecimiento fetal, como se ha observado con atenolol, con
el cual se ha reportado hasta un 25 % de retardo de crecimiento intrauterino,
cuando es usado durante el primer trimestre del embarazo, a diferencias de los
últimos dos trimestres (52). Se asume que el efecto es similar con el uso de otros
betabloqueadores, sin embargo, los niños que han sido expuestos al atenolol lo­
gran su crecimiento normal después del parto (53).
Ray y col., (54), en el estudio de Mc-Master, en un total de 583 mujeres emba­
razadas con hipertensión, en el subgmpo de hipertensión arterial crónica, subdi-

224 Hipertensión en el embarazo


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Hipertensión A rterial Crónica

vididas en las que recibían beta bloqueantes y las que no recibieron medicación,
encontraron mayor asociación del uso de beta bloqueantes, en la incidencia de
niño pequeño para la edad gestacional y parto prematuro entre 32 y 37 sema­
nas.
Con la terapia combinada se observa una mayor riesgo de parto prematuro, con­
cluyendo que los beta bloqueantes son prescritos en la hipertensión del embarazo
cuando hay menos amenaza para el feto o la madre, mientras los otros antihiper-
tensivos no beta bloqueantes, usados aislados o en combinación con beta blo­
queantes, se usan cuando la amenaza de riesgo fetal es mayor. (54)
Diversos estudios indican los efectos adversos del atenolol, en particular cuan­
do son indicados en las fases más tempranas de gestación y por larga duración
(55).

El labetalol un bloqueante alfa y beta adrenérgico, es considerado por muchos


grupos, medicación de primera línea, en la dosis entre 100 hasta 2400 mg, Tam­
bién es indicado en hipertensión severa de la preeclampsia grave en forma de
bolus.
En una revisión de 263 mujeres con hipertensión leve seleccionadas para metil-
dopa, labetalol y un tercer grupo sin tratamiento, encontraron que el tratamiento
antihipertensivo no reduce la incidencia de complicaciones tales como restric­
ción de crecimiento intrauterino eclampsia sobreimpuesta a hipertensión crónica,
desprendimiento placentario, o mortalidad perinatal. (56).
Según Pickles y col. (57) en un estudio comparativo con placebo en 152 mujeres
con preeclampsia no se reportan malformaciones fetales después de la indicación
de labetalol o placebo durante el segundo y tercer trimestre del embarazo.

Los diuréticos son raramente utilizados durante el embarazo, ya que pueden


interferir con la expansión del volumen plasmático normal del embarazo, contri­
buyendo a la disminución del flujo sanguíneo tanto placentario como uterino. El
uso de los diuréticos durante el embarazo es controversial, teniendo conocimien­
to que la preeclampsia esta asociada con una reducción del volumen plasmático y
que la falta de expansión de volumen altera el trabajo de parto en la hipertensión
crónica. Si usamos diuréticos en la fase temprana del embarazo no hay aumento
del volumen plasmático como en un embarazo normal. No es usada como droga
de primera línea. (5)

Los diuréticos tiazídicos son usados en hipertensión del embarazo tanto en la


crónica, como en la preeclampsia - eclampsia, como terapia adjunta; atraviesan
la placenta pueden causar daño fetal a grandes dosis, como se observa en estudios
en animales de experimentación. A pequeñas dosis se pueden observar en el feto
Hipertensión en el embarazo 225
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Otnaira Vera

alteraciones del ritmo cardíaco e hipoglicemia secundario a la hipokalem ia (58).


En estudio realizado por Sorensen (59), en 7866 mujeres, buscando la relación
existente entre hipertensión materna y tratamiento diurético durante el embarazo
con el riesgo de esquizofrenia, encontró una prevalencia de 1.1%, con la con­
clusión que la exposición de ambos tanto hipertensión materna como diuréticos
en el tercer trimestre del embarazo son riesgo significativamente elevado para
desarrollar esquizofrenia, por interferir en el desarrollo neurológico fetal, aumen­
tando la vulnerabilidad del feto a desarrollar esta enfermedad en su vida tardía.

Bloqueantes de los canales de calcio


Con los bloqueantes de los canales de calcio, la experiencia es limitada. Hay re­
portes en la fase tardía del embarazo, sin embargo no se ha demostrado la presen­
cia de teratogenicidad en estudios multicéntricos prospectivos de cohorte durante
el primer trimestre. Hall y col. compararon, como drogas de segunda línea para la
hipertensión crónica del embarazo, a la Nifedipina versus prazosin, un agonista
alfa 2, indicados antes de la semana 34 de la gestación, sin dosis fijas, aumenta­
das de acuerdo a la necesidad de control de la tensión arterial. Con la nifedipina
se observó preservación de la función renal y casos aislados de trombocitopenia,
mientras que con el prazosin se apreció mayor incidencia de muerte intrauterina,
concluyendo que la nifedipina es más segura durante el embarazo (60).

Otros medicamentos como la Hidralazina, que se usaba como droga de primera


línea, bien tolerada, pero se ha observado como reacción adversa Lupus Eritema-
toso Sistémico y hepatotoxicidad, quedando reservado para el uso de emergen­
cia, en caso de preeclampsia sobreagregada.

Otros:

IECA (Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina)


Los IECA son excelentes agentes antihipertensivos con pocos efectos colatera­
les y se han convertido en terapia de primera línea para hipertensión crónica en
mujeres en edades reproductivas. Debido a que aproximadamente el 50 % de los
embarazos no son planificados, algunas mujeres se encuentran tomando IECA
en el momento de la concepción y se sabe que están contraindicados durante el
embarazo, porque están asociado con restricción de crecimiento fetal, oligohi-
dramnios, insuficiencia renal neonatal, y muerte neonatal.
Actualmente no se usan los antagonistas de receptor de angiotensina II, ya que
se considera que tienen efectos similares a los IECA.
Estudios en ratas y conejos con IECA durante la organogénesis no demuestran

226 Hipertensión en el embarazo


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Hipertensión A rterial Crónica

aumento de la incidencia de malformaciones mayores en la progenie. Los datos


animales revelan un aumento en la morbimortalidad fetal in útero, disminución
del flujo sanguíneo uteroplacentario, bajo peso al nacer, hipotensión, parto pre­
maturo y muerte fetal (61-62). U n estudio placebo controlado de Baboons de­
mostró un aumento significativo de muerte fetal y de restricción de crecimiento
en el grupo tratado con enalapril, al compararlo con el grupo control. (61)
Se ha demostrado que el captopril, enalapril y lisinopril al igual que otros IECA
atraviesan la barrera hematoplacentaria, en cantidades farmacológicamente sig­
nificativas, además son excretados en su forma activa por vía renal y cuando hay
producción urinaria fetal podría recircular a través del líquido amniótico (63).
La exposición durante el primer trimestre en un total de 66 mujeres, en 48 naci­
mientos vivos, incluyendo dos partos gemelares, se observó tres casos de retardo
en el crecimiento intrauterino. Ninguno de los niños expuestos in-útero presentó
displasia tubular renal. En el resto de la población en estudio se observaron 15
abortos espontáneos y cinco abortos terapéuticos (64).
En estudio practicado por Briggs y col en 86 nacimientos expuestos a captopril,
se reportaron mayor cantidad de anomalías anatómicas cardiovasculares, poli-
dactilia, hipospadias etc. (65).
Durante el segundo y tercer trimestre del embarazo con la exposición a los IECA,
se apreció una tasa de mortalidad perinatal del 13%; su efecto parece ser feto-
tóxico, relacionado con la disminución del flujo sanguíneo renal e hipotensión
fetal, anuria con oligohidrannios, deformidad craneoencefálica, e hipoplasia pul­
monar, efectos secundarios que se deben más a la droga que a la hipertensión per
se (66).

B. Durante el puerperio y la lactancia


Los antihipertensivos orales pueden ser requeridos después del parto, en parti­
cular en mujeres que fueron hipertensas antes del embarazo. Si la presión san­
guínea durante el embarazo es normal o desconocida, es razonable suspender la
medicación tres a cuatro semanas, observarla, y si la hipertensión arterial recurre,
reiniciar el tratamiento (4).
Los cambios antihipertensivos agudos inducidos por el embarazo usualmente
se disipan rápidamente durante los primeros días posparto. La resolución de la
hipertensión es más rápida en pacientes con hipertensión gestacional y puede
retrasarse en los casos de preeclampsia, especialmente cuando ha habido insufi­
ciencia renal. Esta demora en resolución puede reflejar el tiempo necesario para
la recuperación endotelial.

Durante la lactancia existen ciertos límites sobre la elección de la terapia antihi­


pertensiva. En las madres que lactan por pocos meses, el médico puede conside-
Hipertensión en el embarazo 227
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Otnaira Vera

rar la medicación, manteniendo un monitoreo continuo de la presión sanguínea,


tanto en la madre como en el niño. Al finalizar el período de lactancia la m edica­
ción antihipertensiva puede ser restituida. En aquellas pacientes con enfermedad
hipertensiva más severa, en terapia antihipertensiva continua, el médico debe
considerar la posibilidad de continuar el tratamiento, disminuyendo la dosis, bajo
observación.
Hay evidencias que sugieren que todos los agentes antihipertensivos son excre­
tados en la leche materna, aunque hay diferencias en la relación leche/plasma,
relacionadas con la solubilidad lipídica y extensión de ionización de la droga al
pH fisiológico. No han sido reportados efectos adversos de la exposición a alfa-
metil-dopa o hidralazina. Aunque el comité de drogas considera que el atenolol,
metoprolol y nadolol parecen estar concentrados en la leche materna, esta propie­
dad no es compartida por el propanolol o labetalol, por esta razón estos agentes
han sido recomendados para la lactancia entre los beta bloqueadores. No hay
datos sobre los calcioantagonistas y lactancia.

Los diuréticos pueden reducir el volumen lácteo, a pesar de la tendencia al uso de


bajas dosis. No debe ser la droga de primera elección.

Cuadro 14.2 Drogas antihipertensivas y embarazo

Agonistas Centrales M ETILD O PA D e prim era linea

Beta-bloqueantes A TEN O LO L Evitar. Restricción de crecim iento fetal


M ETO PRO LO L intrauterino
Seguro y efectivo en fase tardía de em ­
barazo (tercer trim estre)

Calcio antagonistas LA BETA LO L Prim era linea


N IFEDIPIN A U sar en fase tardía del em barazo
P referible presentación de acción p ro ­
longada
Sinergism o con Sulfato de M agnesio
U til en preeclam psia

IECA y ATII C A PTO PRIL Teratogenicos no usar durante la


LO SA RTÁ N gestación

Diuréticos En hipertensión crónica, pacientes sal


HIDRO CLO RO TIA ZID A
sensibles

Vasodilatadores H YD RA LA ZIN A H oy más usada en preeclam psia

228 Hipertensión en el embarazo


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Hipertensión A rterial Crónica

Los IECA están contraindicados, por los reportes de efectos adversos fetales y
neonatales.
En el Cuadro 14.2 se resumen los hipertensivos antes mencionados, sus contrain­
dicaciones y principales complicaciones.

CONCLUSIONES

Es importante distinguir la hipertensión crónica de la hipertensión gestacional y


la preeclampsia. El diagnóstico de hipertensión gestacional o preeclampsia no
puede ser afirmada sino después de la normalización de presión sanguínea, tres
meses después del parto. El riesgo de recidiva de la preeclampsia ulterior es de
70%. La preeclampsia puede evolucionar hacia una hipertensión arterial perma­
nente, dependiendo del patrón familiar.
La incidencia de hipertensión crónica es de 10%, si la mujer está normotensa en
los embarazos posteriores.
Por lo tanto se justifica la vigilancia regular de estas pacientes no solamente en el
embarazo actual sino en el curso de embarazos posteriores y partos. Es importan­
te intensificar la vigilancia maternofetal en los embarazos tardíos, que son cada
vez más numerosos.
Desde el punto de vista de tratamiento es importante nuevos estudios, que abar­
quen mayor densidad poblacional con seguimiento continuo para poder decidir
que es lo más recomendable:
• ¿Seguir tratamiento no farmacológico?
• ¿Elegir la droga menos lesiva?
• ¿Cuándo iniciar terapia antihipertensiva?
• ¿Está planteado en un futuro el uso de nuevas drogas antihipertensivas durante
el embarazo?
Posiblemente entre los grupos de drogas antihipertensivas los bloqueantes de los
receptores de la serotonina tipo Ketanserina parecen ser la medida para el tra­
tamiento de los embarazos asociados a la disfunción de las células endoteliales,
en fase de preeclampsia; por supuesto falta desarrollar mayores estudios en las
diversas etapas farmacológicas para establecer su seguridad y efectividad tanto
materna como fetal (67).

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Hipertensión en el embarazo 233


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Vademécum

M EDICAM ENTOS ANTIHIPERTENSIVOS

ALFA-METILDOPA

M ecanismo de acción
Agonista de los receptores adrenérgicos alfa-2 post-sinápticos, con disminución de la actividad
simpática periférica.

Dosis
250-500 mg cada 6, 8 ó 12 horas. Máxima: 2 g /día.

F armacodinamia
Absorción: Oral.
Unión a proteínas: 20%.
Bd: 50%
Eliminación: Urinaria (70% conjugada y 20% libre)
Efecto máximo: 6-8 h.

Interacción con otras drogas


Sinergismo con otros antihipertensivos y sedantes.

Efectos secundarios
Hipotensión ortostática, bradicardia.
Sequedad bucal, náuseas, constipación.
Somnolencia, cefalea, visión borrosa, fatiga, miosis.

Contraindicaciones
Enfermedad del nodulo sinusal.

Nombres comerciales
Alfametildopa (Genérico): Tabletas 250 y 500 mg.
Aldomet®. Tabletas 250 mg.
Almepan® Tabletas 250 mg.

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Vademécum

CLONIDINA

M ecanismo de acción
Agonista de los receptores adrenérgicos alfa 2 post-sinápticos, con caída de la actividad simpática
periférica. Estimula los receptores alfa 1 periféricos vasculares, con aumento de la presión arterial
por corto tiempo.

Dosis
Inicial: 0,15-0.3 mg.
Mantenimiento: 0,15-1,20 mg/día cada 8-12 h. Máxima: 2,4 mg/día.

F armacodinamia
Absorción: Oral y parenteral. Atraviesa la barrera hematoencefálica.
Unión a proteínas: 40%.
Bd: 75%.
Eliminación Urinaria: 60%.
Inicio del efecto: VO: 30-60 min. Parenteral: 3-15 min.
Duración del efecto: VO: 6-8-h. Parenteral: 4-6 h.

Interacción
Se potencia con otros antihipertensivos, barbitúricos y sedantes.

Efectos secundarios
Hipotensión ortostática, bradicardia
Sequedad bucal, náuseas, constipación.
Somnolencia, cefalea, visión borrosa, fatiga, miosis.

Contraindicaciones
Enfermedad del nodulo sinusal.
Embarazo: Riesgo C.
Lactancia: No se dispone de datos.
Modificar la dosis en insuficiencia renal. Suspender gradualmente para evitar elevaciones bruscas
de la presión arterial.

Nombres comerciales
Catapresan ®: Comp. 0,15mg Ampollas de 0,15 mg/ml.
Clonipres ®: Comp. 0,15 mg Ampollas de 0,15 mg/ml.
Naclodin ®: Tab. 0,15 mg.
Velaril ®: Compr. 0,15 mg

236 Hipertensión en el embarazo


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Vademécum

HIDRALAZINA

Indicación
Hipertensión durante el embarazo
Hipertensión arterial crónica, maligna o asociada a insuficiencia renal crónica.

M ecanismo de Acción
Vasodilatador directo. Relajación directa del músculo liso vascular arteriolar, mediante la activa­
ción de la guanilciclasa y acumulación del AMPc.

Dosis
Inicial: IV: 5-10 mg (No disponible en Venezuela).
VO: 50-100 mg c/12-24 h.
Mantenimiento: VO: 50-100 mg cada 6,8 o 12 horas.

Farmacodinamia
Absorción: Oral y parenteral.
Unión a proteínas: 87%.
Bd: 31-50%.
Eliminación Urinaria: 14%. Resto hepática.
Inicio del efecto: VO: 45 min. IV: 5-10 min.
Duración del efecto: VO: 3-8 h.
Aumenta la frecuencia cardíaca, el volumen sistólico y el volumen minuto, aumentando por lo
tanto el gasto cardíaco.

Interacción
Sinergismo con otros antihipertensivos.

Contraindicaciones
Hipersensibilidad a la hidralazina.
Administrar con precaución en cardiópatas o pacientes con aneurisma aórtico o con antecedentes
de accidente cerebrovascular y en embarazadas con hipertensión arterial crónica maligna, por el
riesgo de hipotensión y compromiso importante de la perfusión placentaria.

Nombres comerciales
Apresolina ®: Grageas 50 mg.
Amp. (No disponible en Venezuela).

Hipertensión en el embarazo 237


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Vademécum

NIFEDIPINA
Vasodilatador. Bloqueante de los canales de calcio. Antianginoso

Indicaciones
Hipertensión arterial crónica
Hipertensión inducida por el embarazo
Crisis hipertensiva
Angor pectoris
Cardiopatía hipertrófica

M ecanismo de acción
Bloqueante de los canales lentos de calcio.

Dosis
Crisis hipertensiva: Inicial: 10-20 mg sublingual, se puede repetir a los 15-20 min.
Mantenimiento: 20 mg cada 2-8 horas.
Hipertensión arterial: Inicial: 20 mg sublingual cada 2-8 horas.
Mantenimiento: 10.20 mg VO cada 8 horas ó 20 mg (LP) VO cada 12 horas
Dosis máxima: 180 mg/día.

F armacodinamia
Absorción: Sublingual y oral
Biodisponibilidad: 45-75% (cáps); 65-85% (Compr.LP)
Rango terapéutico: 30-70 ng/ml
Inicio de acción: 1-5 min. (SL). 15-20 min. VO
Pico de efectos: 20-30 min. (SL) 30-60 min. (VO)
Duración de efectos: 1-12 h
Vía de eliminación: Metabolismo hepático. Eliminación renal de metabolitos.

Interacción con drogas


Sinergismo con otros antihipertensivos o diuréticos
Aumento de los niveles séricos con cimetidina.
Aumenta las concentraciones séricas de fenitoína y digoxina.

Efectos secundarios
CV: Edema maleolar, hipotensión ortostática, edema pulmonar, sibilancias, síncope.
GI: Náuseas, vómitos, constipación, diarrea, colestasis, alteraciones hepáticas (raros).
SNC: Cefaleas, somnolencia.
Dermatológicos: Erupciones, disestesias digitales (raro), rubor, sofocos.
Metabólicas: Hiperglicemia (raro).
Generales: Hiperplasia gingival, fiebre, sudoración.

Contraindicaciones
Hipersensibilidad a la nifedipina.
Shock.
Estenosis aórtica.

238 Hipertensión en el embarazo


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Vademécum

Cardiopatía obstructiva.
Advertencia: Usar con cautela en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva.

Toxicología
Sobredosis: Hipotensión arterial, síncope, enrojecimiento, alteraciones del ritmo cardíaco, blo­
queo A-V, bradicardia.
Tratamiento: Lavado gástrico, administración de carbón activado. Administrar cloruro de calcio:
1-2 g. IV.
Embarazo: Factor de riesgo C.
Lactancia: Posible excreción por leche materna.

Nombres comerciales
Adalat ® : Cáps. de 10 mg.
Adalat LP ®: Comp. 10 y 20 mg
Adalat OROS ®: Tab. de liberación osmótica de 20, 30 y 60 mg.
Nifal ®: Tab. de 10 mg.
Tcnsopin ®: Comp. 10 mg.
Comp. AP 10 y 20 mg.
Gotas de 15 y 20 mi al 2% (0,5 mi =10 mg).

Hipertensión en el embarazo 239


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Vademécum

ATENOLOL
Betabloqueante adrenérgico

Indicaciones
Hipertensión arterial.
Arritmias cardíacas ventriculares y supraventriculares.

Mecanismo de acción
Bloqueante selectivo de receptores adrenérgicos 13-1.

Dosis
Inicial: 50 mg/día
Mantenimiento: 50 mg /día. Se puede aumentar a 100-200 mg/día si no hay respuesta en 1-2
semanas.

Farmacodinamia y farmacocinética
Absorción: Oral y parenteral
Biodisponibilidad: 50-60%.
Vida media: 6-8 horas.
Inicio de acción: 0,5-1 h. Pico de efecto: 2-4 h.
Duración de efecto: 24 horas.
Disminuye frecuencia cardíaca y gasto cardíaco en reposo o en ejercicio. Reducción de los niveles
de renina plasmática. Modula la actividad simpática periférica.
Interacción con drogas
Los fármacos simpaticomiméticos agonistas B-l (Isoproterenol, epinefrina y norepinefrina) anta-
gonizan su efecto.

Contraindicaciones
Bloqueo cardíaco de II y III grado.
Bradicardia sinusal.
Edema pulmonar e hipertensión arterial.
Insuficiencia cardíaca.
Insuficiencia renal o hepática.

Advertencias:
En pacientes con antecedentes de broncoespasmo.
Pacientes diabéticos con signos de hipoglicemia.

Efectos secundarios
Inotropismo y cronotropismo negativos que pueden conllevar a insuficiencia cardíaca o bloqueo
cardíaco. Efecto de rebote al suspenderlo abruptamente.
Broncoespasmo.
Agrava la hipoglicemia en diabéticos.
Desorientación, labilidad emocional, mareos, fatiga, somnolencia. Agranulocitosis, púrpura trom-
bocitopénica.

240 Hipertensión en el embarazo


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Vademécum

Toxicología
Bradicardia, broncoespasmo, hipoglicemia, insuficiencia cardíaca congestiva, hipotensión arterial.
E m barazo: Factor de riesgo C.
L actancia: Excreción por la leche (2-3 veces los niveles plasmáticos).

Nombres comerciales
Atenolol ® : Tab. y comp. 50 y 100 mg.
Blokium ®: Comp. 50 y 100 mg
Tenolon ®: Comp. 100 mg.
Tenormin ®: Comp. 50 y 100 mg. Amp. 5 mg
Tonidol ®: Tab. ranurada 100 mg.

Hipertensión en el embarazo 241


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Vademécum

LABETALOL
Bloqueante de receptores a y B adrenérgicos.

Indicaciones
Hipertensión arterial
Crisis hipertensiva.
Mecanismo de acción
Bloqueo de receptores CX 1.131 y 132.
Agonista parcial de receptores 132.
Inhibición de la captación neuronal de adrenalina.
Reducción de la renina plasmática.

Dosis
Inicial: 100 mg.
Mantenimiento: 200-400 mg cada 12 h.
Dosis máxima: 2 400 mg/ día.

Farmacodinamia y farmacocinética
Absorción: Oral y parenteral.
Biodisponibilidad: 13-23%.
Vida media: 6-8 h.
Vía de eliminación: Renal.
Inicio de acción: 20-120 min. Pico: 1-4 h.
Duración de efecto: 8-12 h.

Interacción con drogas


Acción sinérgica con otros antihipertensivos.
Cimetidina: Aumenta los niveles séricos.

Efectos secundarios
Bradicardia, hipotensión postural, insuficiencia cardíaca y alteraciones de la conducción A-V.
Cefalea, mareos, trastornos de la conducta.
Broncoespasmo.
Fatiga, congestión nasal y somnolencia.

Contraindicaciones
Bradicardia. Bloqueo auriculoventricular. Insuficiencia cardíaca congestiva. Edema pulmonar.
Shock cardiogénico.
Advertencia: Precaución en pacientes asmáticas, diabéticas y con insuficiencia hepática.
Toxicología
Hipotensión arterial, bradicardia, insuficiencia cardíaca, convulsiones.
Embarazo: Factor de riesgo C
Lactancia: Excreción por la leche.

Nombre comercial
Trandate ®: Tab. 200 mg.

242 Hipertensión en el embarazo


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Vademécum

DROGAS ANTIC ON VUL SIVANTE S


SULFATO DE MAGNESIO

Indicaciones
Anticonvulsivante. Prevención de convulsiones recurrentes en la eclampsia; prevención de convul­
siones en la preeclampsia

Mecanismo de acción
Vasodilatación cerebral
Bloquea el impulso motor al nervio periférico, en la unión neuromuscular
Acción depresora central y periférica.
El Mg bloquea el canal del receptor de N- metil-D-aspartato y suprimiría así su activación
Tiene una acción hipotensora transitoria (efecto vasodilatador)
Disminuye frecuencia respiratoria
Atraviesa placenta y los niveles fetales se correlacionan con los maternos.
Depresión neurológica clínica en recién nacidos, sin efectos adversos.
Mejora sobrevida de RN de extremo bajo peso, al protegerlo contra hemorragia cerebral

Dosis
Ataque: 5 g disueltos en 10 cc de solución glucofisiológico para pasar en 10 minutos.
Mantenimiento: 5 g disueltos en 500 cc de solución glucofisiológica, a razón de 35 gotas por
minuto (Velocidad de infusión: lg/hora).
Dosis máxima: 24 g/ 24 horas.

Farmacodinamia y farmacocinética
Los niveles plasmáticos dependen de volumen de distribución y excreción renal.
Con una infusión de 4- 6 gr. IV hay un aumento inmediato y transitorio (2,1-3,8 pool/L) para caer
luego 1,3-1,7 en 1 hora. En 90 min 50% pasa al hueso y otras células. Por vía intramuscular el nivel
máximo de alcanza a los 120 min.
Excretado casi exclusivamente por riñón Con la dosis habitual el 50% es excretado a las 4 horas.
El 90% del Bolo IV de 4 g es eliminado a las 24 horas ( Prichard)
En la oliguria o insuficiencia renal, se deben medir los niveles plasmáticos y bajar la dosis o sus­
penderlo

Interacción con drogas


Con la Nifedipina
Ambos bloquean canales de calcio
Teóricamente aumenta efecto hipotensor al combinarlos, pero clínicamente es poco común
Nifedipina puede potenciar bloqueo neuromuscular de MgS04 y aumentar su toxicidad

Efectos secundarios
Depresión respiratoria
Paro cardíaco
Hipotensión

Hipertensión en el embarazo 243


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Vademécum

Coma, depresión respiratoria, somnolencia, confusión, pérdida de reflejos tendinosos, debilidad


muscular
Efecto tocolítico
Depresión respiratoria fetal
Hipotensión fetal
Hipotonía fetal

Contraindicaciones
Miastenia gravis
Miocardiopatía asociada a defectos de conducción

Nombre comercial y presentación


Sulfato de magnesio (Genérico) 4 meq/ml: Feo. amp. 100 cc = 24 g
Sulfato de magnesio (Genérico) al 6% Feo. Amp. 100= 6 gr.

244 Hipertensión en el embarazo


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Vademécum

DIAZEPAM

Indicaciones
Desórdenes de ansiedad, pánico
Espasmo muscular,
Convulsiones,
Sedación preoperatoria y medicación preanestésica.

M ecanismo de acción
Las benzodiazepinas potencian el efecto inhibitorio del ácido gamma aminobutírico (GABA) sobre
las neuronas del SNC por unión a los receptores de las benzodiazepinas Se produce una hiperpola-
rización de la membrana quedando la neurona resistente a la excitación.

Indicaciones
Sedación consciente
Premedicación e inducción de la anestesia
Efecto anticonvulsivante (en epilepsia y tétanos).
Estados de excitación relacionados con trastornos psiquiátricos
Eclampsia
Miorrelajante

Dosis y Administración
Oral
Adultos, 2-10 mg. de 2 a 4 veces al día
Ancianos, 2 mg. de 1 a 2 veces al día
Niños, 1-2.5 mg. de 3 a 4 veces al día
IM o IV
2-10 mg. cada 3-4 horas

Farmacodinamia y farmacocinética
Reduce el índice metabólico cerebral del consumo de oxígeno y el flujo sanguíneo cerebral de una
forma dosis dependiente. Aumenta el umbral de convulsión.
Puede producir depresión respiratoria central dosis dependiente.
Por vía oral e intramuscular la biodisponibilidad es del 86-100%. Se absorbe rápidamente, tiene
una vida media de 20-70 horas
El diazepam es metabolizado en el hígado a desmetildiazepam, un metabolito mayor activo con
una vida media de 50- 100 horas. La vida media del diazepam y sus metabolitos se incrementa en
el anciano, neonatos y pacientes con desórdenes hepáticos.
Pasa a la leche materna. No se recomienda durante la lactancia.

Reacciones adversas
Sedación, incoordinación, somnolencia, ataxia, nistagmus, debilidad muscular. Trastornos del sue­
ño. alucinaciones, terrores nocturnos, amnesia retrógrada, abuso dependencia. Depresión respira­
toria

Hipertensión en el embarazo 245


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Vademécum

Contraindicaciones
Hipersensibilidad.
Miastenia gravis.
Glaucoma agudo de ángulo cerrado y glaucoma de ángulo abierto no tratado.
Debe evitarse en el embarazo por el riesgo del aumento de malformaciones congénitas, especial­
mente en el primer trimestre del embarazo.
Pacientes con dependencia física y psíquica, y síndrome de abstinencia parecido a la deprivación
alcohólica.
En pacientes con deterioro hepático y renal y cuando se administra conjuntamente con depresores
del SNC como narcóticos, barbitúricos, anticolinérgicos y alcohol.
La sobredosis de benzodiazepinas, se manifiesta por una excesiva somnolencia, confusión, coma,
hipotensión, y depresión respiratoria

Nombre comercial y presentación


Diazepam (Genérico) Comp, y tab. de 2- 5- y 10 mg
Amp. 2ml (10 mg)
Talema Tab. 5 y 10 mg Amp. 2ml (10 mg)
Valium® Comp. 5 mg. Amp. 2 mi (10 mg)

246 Hipertensión en el embarazo


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Vademécum

FENITOÍNA

Indicaciones
Convulsiones tónico-clónicas generalizadas, crisis parciales.
Convulsiones focales.
Neuralgia del trigémino.
Antiarrítmico

Farmacología y farmacocinética
La fenitoína es un ácido débil con un pKa de 8.3, soluble sólo en medio alcalino. Ya que la fenitoína
es soluble en medio alcalino se absorbe fundamentalmente en el duodeno.
Por vía oral los niveles pico se alcanzan de dos a ocho horas. El 90% de la fenitoína absorbida se
une a las proteínas plasmáticas, principalmente a la albúmina; aunque esto es muy variable, y por lo
tanto la concentración de fármaco libre varía de una persona a otra. La fenitoína es muy liposoluble
por lo que difunde fácilmente dentro de todos los tejidos incluyendo el SNC (fundamentalmente el
tronco del encéfalo y el cerebelo).
El 90% de la fenitoína se metaboliza a nivel del sistema enzimático microsomal hepático. Segui­
damente, los metabolitos sufre un proceso de glucuronoconjugación siendo excretados por la bilis
y posteriormente por la orina.
Los efectos anticonvulsivantes de la fenitoína se consiguen con niveles plasmáticos de 10 a 20
microgr/ml. Esto se alcanza a los 45-60 min. de la administración intravenosa de una dosis de
carga de 15 a 20 mg/kg, o tras una carga oral de 15 a 20 mg/Kg administrada durante 24 horas. No
debe administrarse por vía intravenosa a más de 50 mg por minuto debido a los efectos tóxicos del
propilenglicol. La dosis de mantenimiento es de 4-6 mg/Kg de peso, administrada bien en una sola
dosis o fraccionada en varias.
La ingestión de más de 20 mg/Kg de peso en una sola dosis puede dar lugar a cuadros tóxicos. La
muerte generalmente se produce por depresión del sistema nervioso central con insuficiencia respi­
ratoria y las complicaciones relacionadas con la hipoxia

Dosis
Individualizar la dosis de acuerdo a los niveles plasmáticos.
Adultos
VO: Inicial: 100 mg 3 veces/día
Mantenimiento: 300-400 mg /día
IV: Bolo IV lento o por infusión IV. Dosis: 125-250 mg, diluida en 50- 100 mi de solución salina
normal, de modo que la solución final no sea superior a 10 mg/ml; la velocidad máxima de infu­
sión: 50 mg / min

Reacciones adversas
Somnolencia principalmente al comienzo. Ataxia. Diplopia.
Irritación gástrica, náuseas, vómito, dolor abdominal, estreñimiento.
Hiperplasia gingival moderada
Anemia megaloblástica: por alteración de la absorción del ácido fólico a nivel intestinal.
Hiperglicemia
Bradicardia, hipotensión, bloqueo cardíaco, fibrilación ventricular
Osteomalacia.
“Rush” cutáneo, hipertricosis
Hipertensión en el embarazo 247
ERRNVPHGLFRVRUJ
Vademécum

Contraindicaciones
Bradicardia sinusal.
Bloqueo senoauricular
Bloqueo AV de segundo y tercer grado.
Síndrome de Stock-Adams.
Insuficiencia hepática

Nombres comerciales y presentación


Epamin®: Susp. Feo. 120 mi (125 mg / 5 mi)
IV: Amp. 2 mi (100 mg)
Dilantin®: Cap. lOOmg
Dantoinal®: Tab. 100 mg
Fenitoína sódica (Genérico): Amp. 2 mi (100 mg)

248 Hipertensión en el embarazo


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Vademécum

FENOBARBITAL

Indicaciones
Anticonvulsivante. Tratamiento sintomático de la epilepsia (sobre todo Gran Mal).

Farmacología y farmacocinética
Dosis Adultos: VO 2-3 mg/Kg/día en una toma
IM: 200-400 mg/día.

Reacciones Adversas
- S.N.C.= Somnolencia (menor grado que la fenitoína).
Deterioro psicomotor (no se usa en adultos).
Confusión en ancianos.
En dosis bajas produce hiperactivdad en niños.
- Sangre = anemia megaloblástica.
- Otros = osteomalacia.

Contraindicaciones
Hipersensibilidad a los barbitúricos
Porfiria
Insuficiencia respiratoria
Insuficiencia hepática

Nombre comercial y presentación


Gardenal ®: ANP. 40 mg. (Niños) y 200 mg (Adultos)
Comp. De 50 y 100 mg.
Fenobarbital (Genérico)
Tab. 100 mg. y Amp. lml (200

Hipertensión en el embarazo 249


ERRNVPHGLFRVRUJ
r

Indice Analítico

Accidente cerebro-vascular 82
Acidos grasos Omega 3 118
Aldosterona 42,215
A lfa fetoproteína 109
A lfa metildopa 71,224
Amaurosis 81
Analgesia endovenosa 168
Anestesia 159
combinada epidural-espinal 172
en preeclam psia severa 175
en Síndrome HELLP 175
general 174
manejo de fluidos 167
para cesáreas 171
peridural 168
raquídea 171
valoración preoperatoria 160
Angiotensina II 42,215
Antagonistas receptores de angiotensina I I 226
Anticuerpos antifosfolípidos 29
Antígeno de superficie HLA 38
Antígeno paterno 27
Antioxidantes 118
Antitrombina I I I 40, 108
Apnea de la prematuridad 191
Aspirina 115
Atenolol 72,224

Barbitúricos 163
Benzodiazepinas 163,164
Betabloqueantes 72
Biopsia renal 50
Broncodisplasia pulm onar 192

Calcio 117
Catecolaminas 42

ERRNVPHGLFRVRUJ
Índice analítico

Citoquinas 38
Clonidina 73
Coagulación intravascular diseminada 49
Cromosomopatía 27 ’ 30

Desaceleraciones de la F C F (ver Monitoreo Fetal)


Desprendimiento de retina 81
Desprendimiento prematuro de placenta 86,220
Diabetes 27,29
Diazepam 70
Diazóxido 73
Difenilhidantoína sódica 70
Dímero D 50
Dipiridamol 117
Disfunción utero-placentaria 143
Disflasia broncopulmonar 192
Diuréticos 225
Doppler (Ver Ecografía Doppler)

Ecografía Doppler 51,60,140


Ecografía fe ta l 60,12 7
Edema agudo pulm onar 59,84
Embarazo molar 27,29
Embarazo múltiple 27,29
Encefalopatía neonatal 197
Endotelinas 40
Enterocolitis necrosante 191
Enzimas hepáticas 51,92
Escala de Bishop 128
Esteroides 95,126
Es triol 105
Evaluación fe ta l 127
Evaluación preanestésica 160

Factor de relajación del endotelio 40


Fenobarbital 66,70
Fibrinógeno 49
Fibronectina 50,108

Glomeruloendoteliosis 50

Hematoma subcapsular hepático 85,97


Hemorragia intraventricular 189
Heparina 95
Hidralazina 71
Hidrops feta lis 27,29
Hígado graso agudo 93,94
Hiperlipidemia fam ilia r 38

252 Hipertensión en el embarazo


ERRNVPHGLFRVRUJ
Indice analítico

Hipertensión arterial
Crónica 205
Clasificación 206
Clínica y Diagnóstico 216
Complicaciones 220
fetales 220
maternas 220
Definición 205
Epidemiología y factores de riesgo 208
Fisiología del embarazo 211
Fisiopatología 213
Pronóstico 219
Secundaria 217
Feocromocitoma 217
Hiperaldosteronismo 218
Insuficiencia renal 218
Síndrome de Cushing 218
Tratamiento medidas generales y prevención 221
Terapia antihipertensiva 223
Gestacional 22,23
Hipertensión endocraneana 81
Hipnóticos 163
Hipocalciuria 107
Hipovolemia 49
Homocisteína 110

Indice de Fisher-Krebs 139


Indice de líquido amniótico 128
Indice Lecitina esfingomielina 129
Infección neonatal 189
Inhividores de la Angiotensinasa (IECA) 226
InhibinaA 105
Insuficiencia cardíaca 84
Insuficiencia renal 84
Interleuquina 38

Kalicreína urinaria (PE) 110


Ketamina 164
Ketanserina (PE ) 117, 229

Labetalol 72,225
Lesiones cerebrales 51
Lupus eritematoso sistémico 93,94

Madurez fe ta l 129
Microalbuminuria 109
Micro angiopatía 94
M onitoreo fe ta l 131

Hipertensión en el embarazo 253


ERRNVPHGLFRVRUJ
Índice analítico

Neonatología 184
Epidemiología 184
Fisiopatología 185
Prematuridad y bajo peso 188
Apnea de la prem aturidad 191
Displasia broncopulmonar 192
Encefalopatía neonatal 197
Enterocolitis necrosante 191
Infección neonatal 189
Hemorragia intraventricular 189
Leucomalasia periventricular 189
Persistencia del ductus arterioso 190
Retardo del crecimiento intrauterino 194
Retinopatía de la prem aturidad 192
Síndrome de dificultad respiratoria 193
Nifedipina 73,226

Obesidad (Ver PE-E epidemiología) 27,29


Óbito fe ta l (PE ) 87
Oxido nítrico 39
PAPP A 105
Paro cardio pulm onar 84
Parto prematuro 87,188
Perfil biofísico fe ta l 130
Perfil hemodinámico m aternofetal 140
Perinatología 123
Diagnóstico 124
Preeclampsia leve 124
Preeclampsia severa 125
Evaluación ecosonográfica 127
Antropométrica 127
Grado de madurez fe ta l 128
Indice líquido amniótico 128
Líquido amniótico y madurez fe ta l 129
Monitoreo fe ta l 131
Perfil biofísico fe ta l 130
Perfil hemodinámica Doppler m aternofetal 140
Tratamiento 124
Preeclampsia leve 124
Preeclampsia severa 125
Peroxidación lipídica 39
Persistencia del ductus arterioso 190
Plasmaféresis 95
Plasminógeno 50
Preeclampsia —eclampsia (PE-E)
Clasificación 19
Complicaciones 81
Médica 81

254 Hipertensión en el embarazo


ERRNVPHGLFRVRUJ
Indice analítico

Cardiopulmonares 84
Hepáticas 85
Neurológicas 81
Renales 84
Síndrome HELLP 85
Obstétricas
Desprendimiento Prematuro de Placenta 86
Óbito fetal 87
Parto prematuro 87
Retardo de crecimiento intrauterino 87
Sufrimiento fe ta l 87
Definición 19
Diagnóstico 55
Eclampsia 5 7
Exámenes complementarios 60
Exámenes de laboratorio 59
Preeclampsia grave 58
Preeclampsia leve 58
Preeclampsia sobreagregada a la hipertensión crónica 59
Epidemiología 27
Factores predisponentes 27
Incidencia 27
M ortalidad materna 30
M ortalidad perinatal 30,31
Etiopatogenia 37
Coagulopatía 40
Disfunción endotelial 39
Estrés oxidativo y peroxidación 39
Factores genéticos 38
Factores inmunológicos 38
Placentación anormal 3 7
Prostaciclina / tromboxano 40
Factores predictivos 105
Alfafetoproteína 109
Antitrombina III 108
Calciuria 107
Eco Doppler 110
Fibronectina 108
Gonadotropina coriónica 109
Homocisteína sérica 110
Infusión angiotensina I I 107
Kalicreina urinaria 110
Microalbuminuria 109
Proteína C y S 109,110
Prueba presora supina 107
Test ejercicio isométrico 107
Transferrina urinaria 110
Trombofilia 109

Hipertensión en el embarazo 255


ERRNVPHGLFRVRUJ
Índice analítico

Fisiopatología 42
Renina-angiotensina-aldosterona 42
Sistem a adrenérgico 42
Volumen sanguíneo 42
Historia 19
Patología 49
Cardiovascular 49
Cerebral 51
Hematológica 49
Hepática 51
Placentaria 51
Renal 50
Prevención 115
Aceite omega 3 118
Antioxidantes vit. E y vit. C 118
Aspirina 115
Aspirina más antiplaquetarios 117
Calcio 117
Síndrome HELLP 91
Diagnóstico 91
Diagnóstico Diferencial 93
Apendicitis 94
Hepatitis viral 94
Hígado graso agudo 94
Litiasis vesicular 94
Lupus eritematoso sistémico 94
Púrpura trombocitopénica Idiop. 94
Síndrome hemolítico urémico 94
Hematoma subcapsular hepático 97
Manejo posparto 97
Tratamiento 94
Médico 94
Esferoides 95
Heparina 95
Plasmaféresis 95
Transfusión plaquetaria 94
Obstétrico 96
Tratamiento 65
Eclampsia 76
Conducta obstétrica 76
Tratamiento Médico 76
Preeclampsia grave
Tratamiento médico 69
Hidratación 69,226
Sulfato de magnesio 69
Alfa metil dopa 71,224
Atenolol 72,224
Clonidina 73

256 Hipertensión en el embarazo


ERRNVPHGLFRVRUJ
Indice analítico

Diazepam 70
Diazóxido 73
Fenitoína 70
Fenobarbital 66,70
Hidralazina 71
Labetalol 72,225
Nifedipina 73,226
Evaluación fe ta l 73
Exámenes de laboratorio 73
Tratamiento (Manejo) obstétrico 74
Preeclampsia leve
Tratamiento 66
Médico 66
Obstétrico 67
Preeclampsia sobreagregada a HAC 22,59
Prematuridad 188
Propofol 164
Prostaciclina 40
Proteína C 109,110
Proteína S 109,110
Prueba presora supina 107
P úrpura trombocitopénica 94

Radicales libres 38,39


Recién nacido de bajo peso 194
Renina-angiotensina-aldosterona 42
Resonancia magnética nuclear 51
Retardo de crecimiento intrauterino 87,194
Retinopatía de la prematuridad 192
Rotura hepática 85

Síndrome de dificultad respiratoria 193


Síndrome hemolítico urémico 94
Subunidad beta hCG 109
Succinilcolina 87
Sufrimiento fe ta l 87
Sulfato de Magnesio 69

Tabaquismo 27,29
Test ejercicio isométrico 107
Test infusión de angiotensina 107
Tomografia 51
Transferrina urinaria 110
Transfusión plaquetaria 94
Trombofilia 109
Tromboxano 40

Hipertensión en el embarazo 257


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