Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
con uno mismo y con los demás. Llegar a ser un adulto sano no es tarea fácil,
especialmente si tenemos en cuenta como está montada la sociedad en la que
crecemos.
Por otro lado, en función de cómo hayamos vivido nuestra infancia y los
vínculos con nuestros padres, vamos a necesitar más o menos esfuerzo en
el camino hacia nuestra madurez física y emocional. La edad fisiológica y la
edad social no siempre coinciden, luego ¿por qué esta falta de sincronía? ¿Por
qué muchas veces nos cuesta tanto madurar?
Haber asumido responsabilidades que no eran nuestras cuando fuimos pequeños
y haber sentido como la situación no se resolvía de la manera que nos gustaría
puede causar un daño profundo en la autoestima y en al sensación de
autoeficacia. Un lastre capaz de frenar el crecimiento emocional de cualquier niño.
¿Por qué algunas personas tienen tantas dificultades para madurar? Tenemos
muchos motivos para mantenernos en una juventud eterna (conocida como
“Síndrome de Peter Pan“). En primer lugar, la sociedad nos empuja a
permanecer siempre perfectos, bellos y con espíritu joven.
En segundo lugar, a veces las heridas emocionales de nuestra infancia hacen que
arrastremos asuntos pendientes por resolver y contemos con un niño herido que
se resiste a dejar paso al adulto: en el fondo sigue reclamando parte de su infancia
o al menos salir de ella sin heridas profundas. Estos asuntos, al no estar resueltos,
se manifiestan en nuestro presente. Piensa que en la etapa infantil es más fácil
eludir responsabilidades y sentir que estamos en una zona conocida y
cómoda, en vez de explorar zonas desconocidas.
¿Qué características tiene el adulto que no puede crecer?
Son varias las características que presenta un adulto que se resiste a crecer. Las
principales son las siguientes:
Si nos valoramos y aceptamos tal y como somos, la experiencia vital nos llevará
de manera natural hacia la adultez. Lo que nos da alas para ser adultos es la
libertad de vivir nuestro presente con consciencia y aceptación de las
circunstancias, tal y como van viniendo.
Por tanto, algunos secretos para convertirse en un adulto autónomo son: dejar de
comportarse como la víctima, evitar la queja constante y dejar el pasado
atrás. Solo siendo valientes y dando un paso hacia lo desconocido
podremos empezar a gobernar nuestra propia vida.
-Anthony de Mello-
Hay que entender que la mayor parte de nosotros tenemos miedo a las alturas,
sobre todo cuando son emocionales. Por eso, es natural que tengamos vértigo
cuando se trata de soltar las cuerdas y dejar que la vida fluya.
Pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor hace que, como se suele
decir, nos duela el alma. Nos impide soltar, dejar ir. Y nos sume en el pánico a
un abismo que nuestros ojos se empeñan en ver demasiado profundo.
Las personas emocionalmente maduras saben que la vida es mucho mejor si se
vive en libertad. Así que, dejan marchar lo que ya no les pertenece, pues
comprenden que mirar al pasado nos impide cerrar etapas y cicatrizar
nuestras heridas emocionales.
2. Mirar, sin dolor, hacia el pasado emocional
Limpiar el dolor de nuestro pasado es absolutamente necesario para poder
avanzar en nuestro camino emocional. Las malas hierbas crecen rápidamente,
por lo que, si no limpiamos nuestra senda, no podremos ver lo que hay a
continuación.
Las personas emocionalmente maduras conocen la importancia que tiene
vivir en el presente, superando y aceptando lo que sucedió. Lo que pasó, pasó;
y, de una forma u otra, tenemos el derecho de aprender de ello y seguir.
Dejando de revisar nuestro interior no conseguimos escapar de él, sino permitir
que lo negativo de nuestro pasado maneje a su antojo nuestra vida presente. Y
esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.
Es por esta razón que, cuando hemos aprendido lo suficiente de nuestro dolor,
quitamos el miedo de mirar hacia nuestro interior para sanar nuestro pasado
emocional y subir un nuevo escalón en la vida.
Además, consiguen que en sus relaciones haya un equilibrio entre dar y recibir,
resultando unos intercambios mucho más satisfactorios.