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BREVE COMENTARIO SOBRE APOCALIPSIS 12

Contexto literario
Como se dijo en el comentario sobre Apocalipsis 1, el libro de Apocalipsis está dividido
en tres partes: (1) Parte histórica, desde el capítulo 1 hasta el 11 (se llama así, porque la mayoría
de sus profecías ya se han cumplido; por tanto, es historia); (2) Parte escatológica, desde el capítulo
15 hasta el 22 (este tipo de profecías, a la fecha, aún no se han cumplido); y (3) Parte intermedia,
desde el capítulo 12 hasta el 14 (lo histórico y escatológico están entretejidos). En el caso del
capítulo 12, este se ubica en la parte intermedia.
Los capítulos 12 al 14 resumen las profecías que registra todo el libro de Apocalipsis. En
estos tres capítulos, se registra eventos que ya han sucedido hace mucho tiempo (llamados
históricos); como, por ejemplo, cuando Dios arrojó del cielo a Satanás y a los demonios (12:7-9).
Y también hay eventos que aún no han sucedido (llamados escatológicos); como, por ejemplo, la
segunda venida de Cristo (14:14-20). El año que es determinante para separar las profecías
históricas y las profecías escatológicas, es 1798 dC. Los eventos históricos (profecías cumplidas) son
antes de 1798, y los acontecimientos escatológicos (profecías por cumplir) son después de 1798 y
apuntan hacia la crisis final, la segunda venida, el milenio y la tierra nueva. La siguiente tabla
nos detalla qué parte es histórica y qué parte es escatológica en Apocalipsis 12 al 14:

Parte Cap. 12 Cap. 13 Cap. 14


Histórica A: vv. 1-5 A: vv. 1-7 ----------
B: v. 6
C: vv. 7-12
D: vv. 13-16
Escatológica C: v. 17 B: vv. 8-18 A: vv. 1-5
B: vv. 6-12
C: v. 13
D: vv. 14-20

Como es evidente, del capítulo 12, los versículos 1-5, 6, 7-12, 13-16 están en la parte
histórica; eso quiere decir, que lo registrado ahí son eventos que ya sucedieron. Por ejemplo:

A. vv. 7-9: Batalla en el cielo, sucedido antes de la creación del planeta tierra
B. vv. 1-5: El nacimiento de Cristo, siglo I, y la persecución por Roma pagana
C. vv. 6, 13-16: El remanente en la edad media, y la persecución por Roma papal.

Desde Apocalipsis 12:1-16, todas sus profecías se han cumplido antes de 1798 dC; son
historia. Solo el verso 17 es escatológico, y su inicio (después de 1798 dC) se dio con el
Movimiento adventista desde 1844 dC.

Estructura quiástica
Apocalipsis 12 tiene una evidente estructura quiástica (estructura en X). Esta estructura
nos ayudará a entender el objetivo principal del capítulo. Este capítulo puede dividirse así:

A. Mujer e Hijo (vv. 2, 5)


B. El dragón se paró para devorar al Hijo de la mujer (v. 4)
C. La mujer huyó al desierto (v. 6)
D. Persecución por 1260 días (v. 6)
X. El conflicto cósmico y el plan de salvación (vv. 7-12)
D’. Persecución por tres tiempos y medio (vv. 13, 14)
C’. La mujer huyó al desierto (v. 14)
B’. Enojo y persecución por parte de la serpiente (v. 17)
A’. Mujer y descendencia (v. 17).

En todo este capítulo se observa a cinco personajes principales: La mujer, el hijo, el dragón,
Miguel y el remanente. Todos estos personajes son aquellos que estuvieron en pie de guerra
desde que se inició la batalla. No obstante, a pesar que están en guerra, la victoria ya está dada
para el Cordero y sus santos.
En esta estructura, se ve en A//A’ los personajes que son perseguidos por el dragón. En
A, está una mujer embarazada y que da a luz a un niño. En A’ se observa a la mujer y al
remanente. Esta mujer, al seguir la línea del pueblo de Dios, representa a la iglesia (Ef 5:23, 24,
25; 1 P 2:9). En el caso del remanente, por estar en paralelismo con el “Hijo” del versículo 5, es
representante de Jesucristo. Esto se puede reflejar en el verso 17, porque este pueblo tiene el
“testimonio de Jesucristo”.
En B//B’ se observa las actitudes perversas por parte del dragón. En B, hay dos escenas
del dragón en contra del niño-descendiente: (1) Esperando, de forma pasiva, que el niño nazca;
al nacer, (2) atacarlo, de forma activa, para destruirlo. En B’, vemos también dos actos por parte
del mismo personaje malévolo, pero ahora ya no es contra el niño, sino contra el remanente de
la descendencia (12:17). Por lo tanto, los ataques son en contra de: (1) el niño, (2) la mujer y (3)
el remanente.
En C//C’ nos muestra la actitud por parte de la mujer. Ella no enfrenta al dragón, huye
de él. Sabe muy bien que está “habitando en esta tierra” y que el dragón es el “príncipe de este
mundo” (Jn 12:31). Ella no puede unirse y contaminarse (a diferencia de la “Gran Ramera y sus
hijas” de Ap 17:5). Pero, sobre todo, en ambos casos se puede ver el acto milagroso de Dios de
darle alas, llevarla y sustentarla en el desierto (Ap 12:6,13,14).
El paralelo de D y D’ nos aclara que, hablar de los 1.260 días (v. 6), es hablar de los “tres
tiempos y medio” (v. 14). Ambos representan al mismo periodo de tiempo. Esto permite
concluir, también, que lo registrado en el verso 6, es ampliado en los versículos 13 al 16.
La parte X, los versículos 7 al 12, es el centro de todo el capítulo, y nos hace ver que el
centro de toda esta lucha, entre Satanás, el Hijo, la mujer y el remanente aquí en la tierra, se debe
a una lucha cósmica. Dicha batalla no comenzó en la tierra, sino en el cielo. Sin embargo, la
prioridad en estos textos es la victoria de Dios y la derrota del enemigo. Al respecto, Hans
LaRondelle comenta: “Este capítulo presenta como su visión primordial la aclamación celestial
de victoria sobre Satanás, combinada con la celebración de la toma de posesión de Cristo como
rey legítimo del cielo y de la tierra (vv. 7-12)” (Las profecías del fin, 272).

Comprendiendo Apocalipsis 12
Apocalipsis 12, a excepción de los versículos 7 al 12, narra la historia de la iglesia desde la
época de Jesucristo (el primer siglo) hasta el tiempo del fin (el cual inició en el año 1798 dC). En
primer lugar, los versículos 1-5 registran los eventos que ocurrieron en el primer siglo de la era
cristiana. En segundo lugar, los versos 6, 13-16 tratan sobre la persecución por 1.260 días (o
“tres tiempos y medio” [Ap 12:14; cf. Dn 7:25]) realizadas por el dragón. El cumplimiento
histórico de esta profecía abarca desde el año 538 hasta 1798 dC, etapa cuando tuvo lugar el
dominio político, económico, social y religioso del poder papal. Estos textos registran, de manera
sintetizada, el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás, y la obra redentora e histórica de Dios.
Según Antolín Diestre Gill, Apocalipsis 12 es “una descripción de la historia de la iglesia a través
del tiempo hasta el final de los tiempos” (El sentido de la historia y la palabra profética, 2:460).
¿Qué con los versos 7 al 12? Estos son un paréntesis de todo el capítulo, y su objetivo
principal es mostrar la síntesis del gran conflicto entre Cristo y Satanás, pero, con un énfasis en
la victoria del bien sobre el mal. Asimismo, estos textos revelan un breve resumen de la Historia
de la redención, que comienza con la rebeldía de Satanás en el cielo y termina con una escena de
victoria de Jesucristo.
La maldad no la provocó Dios, sino Satanás con la entrada del pecado. No obstante, dicha
guerra ya tiene un vencedor: Cristo; y un perdedor: Satanás. Aquella victoria la ganó Cristo por
medio de su sangre (vv.11, 12) y lo único que le queda a Satanás es esperar el juicio final (Ap
20:10). Como declara Norman Gulley “¡Victoria en el calvario! Es por eso que la mujer usa
corona de vencedor. La destrucción de Satanás es asegurada a través de la muerte de Cristo”
(“Terror Global: O Apocalipse 13 à Luz do 11 de Setembro”, O Futuro, 192.). Por este motivo,
y repetimos, esta parte no solo da énfasis en el gran conflicto (vv. 7-9), sino en el plan de
salvación (vv. 10-12). Como dice LaRondelle, Apocalipsis 12:7-12 “anuncia la derrota irrevocable
de Satanás por medio de la victoria de Cristo en la cruz”.
¿Cómo podemos entender la expresión “lanzado fuera” aplicada a Satanás? Tanto en el
verso 9 como en el 10 se registra que el diablo fue lanzado fuera. Esa expresión se repite dos
veces. La primera, del verso 9, se refiere cuando el diablo fue juzgado y expulsado del cielo (existe
una conexión con la batalla del verso 7), antes de la creación del ser humano. Con esta expulsión
se determinó su condena, ya que su tiempo de gracia había acabado. La segunda, del versículo 10,
se debe entender a la luz de “ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios” del
mismo versículo. Esta expresión tiene que ver con la muerte de Cristo en la cruz. Con su
sacrificio, la salvación llegó para el ser humano y el dominio lo recuperó Dios. Por tanto, cuando
el verso 10 dice que el enemigo fue lanzado fuera, se refiere a la victoria de Cristo sobre Satanás
y el pecado; eso se dio cuando Él murió. Con su resurrección, Jesús vence a la muerte y recupera
el reino.
Después de comentar los versos 7 al 12, ahora abordaremos el resto del capítulo.
Trataremos, primero, los versos 1 al 5; luego, los versículos 6, 13 al 16; para que, finalmente,
comentemos el versículo 17. Para ello, nos dedicaremos a encontrar: (1) el significado de cada
símbolo, y (2) el cumplimiento profético.

Versos 1 al 5
1. Significado de los símbolos. En estos textos, aparecen los siguientes símbolos: (a) Mujer en el
cielo (vv. 1-2), (b) Niño (v. 5) y (3) Dragón (3-5).

 Mujer en el cielo. En el verso 1, la “mujer” representa al pueblo de Dios (Ef 5:23, 24,
25; 1 P 2:9). Ella está vestida de sol, con la luna debajo de sus pies (su resplandor
representa la luz del evangelio) y sobre su cabeza, una corona con doce estrellas
(aludiendo a las 12 tribus de Israel, a los 12 apóstoles y a las 12 puertas de la Nueva
Jerusalén), representando victoria. En los versos 2 al 5, la mujer embarazada simboliza al
Israel del primer siglo. Hay varios textos que retratan a Israel como una mujer, por
ejemplo, Isaías 26:16-27; 54:5; 66:7-14 y Oseas 2:14-20; y también lo presentan como
una mujer embarazada: Isaías 13:8; 21:3; 26:17,18; Oseas 13:13; Miqueas 13:10.
 Niño. El niño, indudablemente, representa al Señor Jesucristo (Is 9:6).
 Dragón. Puesto que las cabezas de este dragón, con sus respectivas diademas y cuernos,
simbolizan a los poderes de este mundo que siempre estuvieron en contra del pueblo de
Dios, entonces, la figura del dragón, en este capítulo, tienen dos significados: (1) Satanás
(la serpiente antigua, ver 12:9) y (2) los poderes de este mundo que por medio de ellos él
actúa (Louis F. Were, The Woman and the Beast in the Book of Revelation, 148). En el caso de
Apocalipsis 12:2-5, dragón representa al imperio romano.

2. Cumplimiento profético. Apocalipsis 12:2-5 tuvo cumplimiento en el primer siglo;


principalmente, cuando el Señor Jesucristo (Niño) nació en Israel (mujer embarazada). El
intento de devorar a la mujer, por parte del dragón, es cuando Roma imperial intentó
impedir el nacimiento de Cristo a través de Herodes.

Versos 6, 13 al 16
1. Significado de los símbolos. En estos versículos están los siguientes símbolos: (1) 1.260 días (v.
6) y “tiempo”, “tiempos” y la “mitad de un tiempo” (v. 14); (2) mujer (v. 13); (3) alas de
águila (v. 14); (4) desierto (v. 14); (5) serpiente (vv. 14-15); (7) agua (v. 15); (8) tierra (v. 16).

 1.260 y “tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo”. Los 1.260 días son los 42 meses
de Apocalipsis 11:2 y 13:5. Como cada mes profético tiene 30 días, entonces 42 meses
son tres años y medio. Haciendo la comparación respectiva, estos tres años y medio
serían los tres tiempos y medio de Apocalipsis 12:14. Por tanto, 1.260 días, 42 meses y
“tres tiempos y medio” representan al mismo periodo de tiempo, son lo mismo.
Estos “tres tiempos y medio” (“tres años y medio”, NVI) nos lleva a la visión del
dominio y persecución de los santos por parte del cuerno pequeño de Daniel 7:25, y que,
para Jesús, es “el horrible sacrilegio” (Mt 24:15).
Teniendo en mente el principio de día por año (Nm 14:34; Ez 4:6), cada día de los 1.260,
representan un año. Por tanto, cuando se habla de 1.260 días o tres tiempos y medio, en
realidad son 1.260 años.
 Mujer. Como ya había nacido el Señor Jesús, y lo descrito en el verso 6, 13-17 sucede
después de su nacimiento, la mujer de estos textos representa a la iglesia, los creyentes
en Jesucristo.
 Alas de águila. Estas alas nos hacen recordar cuando Dios llevó sobre “alas de águila”
al pueblo hebreo, después que este huyera de Egipto (Éx 19:4). También, nos trae a la
mente el regreso de Israel del exilio (Is 40:31). En este sentido, estas alas representan la
protección y sustentación divinas. Ver Stefanoviç, Revelation, 400.
 Serpiente. Según Apocalipsis 12:9, esta serpiente es otra imagen que representa a
Satanás. Es común en la literatura hebrea, presentar una realidad a través de varias
imágenes o figuras. En el caso de los versos 6, 13-16, el dragón simboliza a Roma papal.
 Agua como un río. La inundación representa en el AT, a las fuerzas del mal
persiguiendo al pueblo de Dios (Sal 69:1-2; 124:2-5; Is 8:7-8; ver Stefanoviç, 398). La
mayor referencia para asociar el agua con los opresores, es el río Éufrates de
Apocalipsis 16:12 y las aguas Apocalipsis 17:1. En otras palabras, este río simboliza a la
persecución ejecutada por el enemigo, en contra de los hijos de Dios.
 Desierto y tierra. Ambos representan sustentación y protección. El desierto, por
ejemplo, nos hace recordar cuando Dios llevó a su pueblo al desierto, después de
haberlos liberado de Egipto (Éx 12). También, cuando Elías fue al desierto y ahí fue
sustentado por Dios (1 R 17-19). En el caso de la tierra, hay textos donde señalan que
la tierra era usada como elemento de juicio en contra de aquellos que querían hacer
daño a los hijos de Dios (Éx 15:12). El objetivo de estos juicios era cuidar a la iglesia.
2. Cumplimiento profético. Los versos 13 al 16, solo amplían lo registrado en el 6. Estos describen
lo que Satanás intentó hacer en contra de la iglesia durante 1.260 años. El cumplimiento de
esta profecía se dio durante la edad media, cuando la iglesia católica gobernó el mundo y
persiguió a los santos. Este periodo de dominio fue por 1.260 años, los cuales iniciaron en
538 dC y culminaron en 1798 dC.

El remanente de Apocalipsis 12:17


Apocalipsis 12:17, que hace eco a Génesis 3:15, es la continuación histórica de los versos
6, 13-16. Si estos versículos registran el periodo papal hasta el año 1798, entonces, 12:17 revela
lo que sucede después del año 1798.
En 12:17 aparece un nuevo personaje: el resto de la descendencia, el remanente. En todo
el capítulo nunca aparece el remanente, no obstante, recién, después de los acontecimientos que
experimentaron el Descendiente y luego la Mujer (durante 1260 años), se revela su existencia. Según
el texto, este aparecerá históricamente en cualquier año después que hayan terminado los 42
meses. De acuerdo al registro bíblico, Dios profetizó al apóstol Juan que antes del segundo
advenimiento y después del año 1798 dC, Cristo iba a levantar a un remanente.
¿Por qué Dios tendría que levantar un remanente después de 1798 y antes de la parusía?
Apocalipsis 13 y 14 provee la respuesta. Ambos capítulos revelan que Satanás crearía y
fomentaría una falsa adoración generalizada, con el objetivo de que la raza humana no esté
preparada para adorar al Creador, y así rechazar a Cristo en su retorno. Para ello, el diablo tendría
dos representantes, a parte de los reyes de la tierra, para destruir los planes divinos: la bestia que
sube del mar (Ap 13:1-10) y la bestia que sube de la tierra (13:11-18). Por esta razón, para
contrarrestar esta actitud malévola, Dios también levantaría a un remanente para restaurar la
verdad, fomentar una verdadera adoración teocéntrica y preparar a un pueblo para la segunda
venida del Señor Jesucristo. Clifford Goldstein (El remanente, 90) sintetiza de la siguiente manera:

¡Con razón el Señor tuvo que levantar una iglesia con la verdad presente! Con doctrinas
que abarcan desde “una vez salvo, siempre salvo”, hasta la idea de que Adán era un dios,
y desde el rapto anterior a la tribulación hasta el tormento eterno en el infierno, Jesús
necesitaba tener un cuerpo religioso que predicara doctrinas puras. De otro modo ¿Cómo
podría nadie ser preparado para la segunda venida?

Ese remanente, que menciona Apocalipsis 12:17, es la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
la cual guarda los 10 mandamientos y tiene el testimonio de Jesucristo (don profético).

¿Qué quiere decir Juan con “mandamientos”? Para ello, se debe tener en cuenta el uso de
esa palabra en el Nuevo Testamento y la presencia del arca del pacto de Apocalipsis 11:19.
(a) La palabra griega para “mandamientos”, es entolé. En el NT, mayormente, se
refiere a los 10 de Éxodo 20. Por ejemplo, entolé aparece en Mateo 19:17-18; Lucas
23:56; Romanos 13:9; Efesios 6:2. Como es evidente, los que escribieron estos textos,
tuvieron en mente las dos tablas de la ley de Éxodo 20.
(b) La presencia del arca del pacto. Esto es importante, ya que, dentro del arca del
pacto, se guardaba las dos tablas de la ley (Éx 31:18). Por tanto, es inevitable conectar
el arca con los diez mandamientos. Si la palabra “mandamientos” aparece en el
contexto del arca del pacto del santuario celestial de Apocalipsis 11:19; entonces, los
mandamientos son los 10, los cuales eran guardados, repito, en el arca del pacto.
¿Qué entendemos por “testimonio de Jesucristo”? Leyendo Apocalipsis 19:10, 1
Corintios 12:8-10 y Joel 2:28-29 aquel testimonio es el Espíritu Santo, otorgando el don
profético a personas llamadas “profetas”. En otras palabras, tener “el testimonio de
Jesucristo”, es tener el don profético; siendo más específico, es tener un profeta entre
nosotros. En la Iglesia Adventista, ese don profético se manifestó en Elena de White.

En conclusión, Apocalipsis 12:17 revela el último ataque de Satanás en contra del


remanente, la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Este ataque será ampliado en Apocalipsis 13.
Esta lucha incluirá: (1) persecución contra los miembros del remanente; (2) cambio o
eliminación de los diez mandamientos; y (3) rechazo al don profético y engaño por medio del
“falso profeta” (Ap 16:13).

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