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la modernidad
R. Roncagliolo
y la
cultura de paz
diálogos de la comunicación
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I. ¿QUÉ ES LA MODERNI- uno político, el otro económi-
diálogos
de la comunicación
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6. Consolidación de Estados dustrial en el Reino Unido. Y crisis que no es un fenómeno
Nacionales. el Estado-nación se anuncia, de los últimos años sino de
7. Desarrollo de movimientos desde fines del siglo XV, con prolongado arraigo.
sociales y políticos masivos. la unificación estatal produci-
8. Constitución de un solo da en España por los Reyes Tal crisis puede representar-
mercado mundial capitalista. Católicos, pero corresponde, se en términos de obsoles-
sobre todo, a los Estados de- cencia y caducidad de los tres
Todos estos procesos que mocráticos (Estados Unidos núcleos de significación re-
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conforman la modernidad, y Francia) que vienen a ser cién enunciados:
pueden ser agrupados en tres los Estados modernos para-
núcleos principales de signi- digmáticos por excelencia. 1. En el núcleo de significa-
ficación: ción cultural, cognitiva y éti-
América Latina fue una región ca, se registra el agotamien-
1. Un núcleo de significación necesaria para la moderniza- to de todas las grandes narra-
cultural, cognitiva y ética: el ción del mundo capitalista, tivas del siglo XIX, agotamien-
racionalismo, el iluminismo, pero ella misma no se moder- to que constituye el corazón
la certeza del progreso, desa- nizó cabalmente. Aunque la del posmodernismo, a partir
rrollo de las ciencias y de las revolución de la independen- de Lyotard2. Se instalan, en su
grandes narrativas (el evolu- cia fue, en todos nuestros reemplazo, una cultura rela-
cionismo de Darwin, el posi- países, un fervoroso llamado tivista y todos los miedos de
tivismo de Comte, la democra- a la modernización, lo cierto hoy, tan bien presentados por
tización según Tocqueville, el es que sólo se modernizaron José Joaquín Brunner.
marxismo de Marx, etc.) los sectores y regiones domi-
nantes, produciendo la ima- 2. En el núcleo de significa-
2. Un núcleo de significación gen del dualismo estructural. ción económica y social, lo
económica y social: indus- Parafraseando a la teoría de que se cancela es la sociedad
trialización y urbanización la dependencia, podemos su- industrial. El posmodernismo
dentro de un solo mercado gerir que el proceso de mo- ha nacido precisamente
mundial capitalista. dernización de los países cen- como matriz y correlato cul-
trales acarreó, como sub-pro- tural de la idea de sociedad
3. Un núcleo de significación ducto histórico, nuestra in- posindustrial, presentada por
política: surgimiento de los corporación parcial, superfi- primera vez por Daniel Bell,
Estados nacionales, exten- cial y dependiente al mundo en los Estados Unidos, y por
sión de la democracia como moderno. Alain Touraine, en Francia
“tipo ideal” de gobierno y de- (Anderson, p.38). El sector in-
sarrollo de movimientos de dustrial no es ya el sector
masas. II. ¿EN QUÉ CONSISTE LA principal ni el motor de la
CRISIS DE LA MODERNI- economía. La fuerza principal
La cultura y la racionalidad DAD? de la producción ha pasado
modernas se remontan, como a ser el conocimiento. En la
señalaba Weber, hasta la éti- Es obvio que la modernidad agonía de la sociedad indus-
ca protestante, pero encuen- está en crisis. Alain Touraine trial, agonizan también el
tran su apogeo en el Iluminis- (1992) ha descrito magistral- movimiento sindical, la pro-
mo. La industrialización fue mente esta crisis, sus etapas ducción masiva, la cultura de
permitida por la acumulación y sus laberintos, precisando masas y los medios masivos.
de capital, favorecida por la que si el siglo XIX fue el de la
colonización iniciada a fines “modernidad triunfante” (p. 3. En el núcleo de significa-
del mismo siglo XV, pero se 121, por ejemplo), el siglo XX ción política, por último, lo
despliega sobre todo a partir ha albergado el agotamiento que está en crisis es el Esta- 11
de la primera revolución in- y la crisis de la modernidad, do nacional, y con él la viabi-
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lidad de la democracia y de gunda paradoja tiene que ver mente ligadas a ellos, ya que
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do el papel de la televisión lecomunicaciones (laser, sa- necesario e imprescindible.
en la vida democrática, el télites, internet); y sin la La democracia ha existido
sociólogo Pierre Bourdieu ha transformación radical de la sobre la base de los espacios
llamado a “combatir para cultura y de la política que públicos, la discusión racio-
que la comunicación audio- estos vehículos portan. nal de propuestas y la bús-
visual, que habría podido queda de negociaciones y
volverse un extraordinario La crisis de la modernidad consensos. Es esta la base
instrumento de democracia puede entenderse en el terre- que resulta erosionada y que
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directa no se convierta en no de la política como el ad- se sustituye por ejercicios
instrumento de opresión venimiento de la globaliza- mercantiles de seducción a
simbólica” (1996, p. 8). ción/videoesfera en la que se los electores y de venta de los
desvanecen los cimientos candidatos como productos
Giovanni Sartori, quizás el mismos de la vida democrá- cuyos valor en el mercado y
más conocido analista de la tica. La video-política acom- propuestas se fijan por las
democracia y los sistemas paña una nueva conversión encuestas de opinión (según
políticos contemporáneos, se de los sujetos individuales, el modelo de democracia
ha detenido a escribir un li- que ahora dejan de ser ciuda- cuya factura inicial se expidió
bro sugerentemente titulado danos (a los cuales hay que en los Estados Unidos, a par-
“Homo videns”, en el cual pro- convencer) para convertirse tir de la década de los años
pone que “el vídeo está trans- en consumidores (a los cua- treinta).
formando al homo sapiens, les hay que seducir) (Debray,
producto de la cultura escri- 1991). Lo que hace elocuen- Dentro de este nuevo paisa-
ta, en un homo videns para el temente Sartori es explorar y je crítico de la política uni-
cual la palabra está destrona- explicar las consecuencias de versal y de la democracia,
da por la imagen” (p. 11); con este vaciamiento de la vida existe una forma específica
lo cual el pensamiento con- política y del ejercicio demo- de manejo estatal que con-
ceptual y abstracto (que ca- crático. siste en la constitución de un
racteriza al homo sapiens) tipo de Estado que llamare-
queda reemplazado por la Todo lo cual nos sitúa ante la mos liberal-autoritario, a tí-
percepción, sensible y con- crisis de la política, de los tulo provisional y a falta, por
creta. En la misma perspecti- partidos y de la democracia, ahora, de una denominación
va, Régis Debray (1991, 1995) que es una crisis universal y más precisa. Este tipo de Es-
ha hablado del fin de la logos- que desborda ampliamente la tado es liberal en la econo-
fera (predominio de la im- explicación a partir del ago- mía y formalmente democrá-
prenta) y su reemplazo por la tamiento de los paradigmas tico en la política. Pero esta
videoesfera (cultura del ideológicos, para arraigar en formalidad democrática
audiovisual). esta transformación de largas oculta un ejercicio del poder
data y aliento, que es la trans- profundamente autoritario y
Subyace a esta unanimidad formación en los paisajes y en sofisticadamente represivo
multidisciplinaria de críticas, el consumo culturales y, so- en sus efectos. Este Estado
la idea de que más que un bre todo, la transformación parece existir en diversas
cambio técnico lo que tene- de las mediaciones entre los partes del mundo, pero ha
mos en frente es un cambio seres humanos y entre éstos emergido también en Améri-
cultural que afecta a la natu- y la técnica. ca Latina, en el caso del
raleza misma de la democra- Perú7.
cia, de la vida política y del De esta manera, la crisis de
Estado. La globalizacion sería la modernidad es una profun- Es por este carácter, poten-
imposible e ininteligible sin da crisis de la democracia y cialmente paradigmático (y
sus vehículos culturales: la de la noción del ciudadano no sólo por el obvio interés 13
TV, la computadora y las te- que es su sustento y su actor particular del autor de esta
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ponencia), que parece perti- te en la televisión de señal El control monopólico de la
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terfiere en nada. Más aún, el IV. ¿ES POSIBLE UNA CULTU- una causal de expulsión. Ello
Estado ha llegado a recono- RA DE PAZ? explica también que sea la
cer el desequilibrio de la si- OEA la que pone la mesa para
tuación, pero reclama no po- Para hablar de la paz, hace las negociaciones entre el
der hacer nada, justamente falta partir de los consensos gobierno y la oposición pe-
en nombre del sagrado prin- sobre los que se funda el nue- ruanas, destinadas a organi-
cipio de la libertad de expre- vo orden internacional real- zar la transición a la democra-
sión. mente existente. A menudo se cia.
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piensa que el único consen-
Sus mecanismos de férreo so de la globalización es el Como señala López Pintor,
control sobre la televisión neoliberalismo. Sin embargo, “en la última década del siglo
son todos “legales”: la depen- la globalización parece estar- XX se han librado alrededor
dencia financiera de la publi- se realizando con otros dos de cincuenta conflictos arma-
cidad estatal (en época de consensos adicionales: el de dos entre guerras civiles y
recesión, cuando el resto de la democracia como forma de territoriales, la mayor parte
la publicidad declina), la gobierno y el de la universal relacionadas con la tensión
tributación, los juicios comer- adhesión a los derechos hu- entre las superpotencias de la
ciales manejados por un po- manos. O sea que son tres los guerra fría y el colapso del
der judicial enteramente su- términos sobre los cuales se orden soviético. Simultánea-
bordinado al Ejecutivo, y los construye la sociedad global: mente se producía una olea-
chantajes a cargo del servicio el mercado, la democracia y da democratizadora sin pre-
de inteligencia. los derechos humanos. En los cedentes históricos. Contán-
tres se vive la cesión de so- dose el siglo entre los más
Así, cuando la política es beranías nacionales en bene- cruentos de la era moderna,
videopolítica, un Estado auto- ficio de instancias suprana- llega a su fin bajo el impulso
ritario (directamente susten- cionales. de la fortuna con más de dos
tado en la Fuerza Armada tercios de los gobiernos na-
como su “partido”) puede En materia de derechos hu- cionales basados en eleccio-
afirmarse y pretender título de manos, lo acontecido con el nes libres. Hace veinte años,
legitimidad, recurriendo pre- general Pinochet demuestra cuando la transición en Espa-
cisamente a las ideas neoli- el cambio de los tiempos y ña, había poco más de 30 de-
berales que circulan como autoriza a exonerarse de cual- mocracias en todo el mundo.
bandera y emblema de la quier comentario adicional. Al escribir estas líneas, el nú-
globalización. ¿Será ésta una Lo que, en cambio, vale la mero de regímenes democrá-
excepción anacrónica, un mo- pena subrayar, es que a pesar ticos en distintas fases de
delo o una de las variantes de de la crisis de la democracia consolidación rondaba los
organización del Estado en la vivimos una innegable expan- ciento cincuenta. La contra-
crisis de la modernidad? sión y consolidación de los dicción entre violencia y ne-
regímenes formalmente de- gociación se salda a favor del
Sea como fuere, la crisis de la mocráticos, así como la emer- pacto”. (López Pintor, p. 15).
modernidad es crisis de la gencia de instancias interna- De manera que vivimos tiem-
democracia y de los partidos cionales fundadas sobre la pos en los que la democracia
políticos, en todas partes del adhesión a la democracia. No parece crecer en extensión
mundo y en todos los países es casualidad que tanto la geográfica, a pesar de dismi-
latinoamericanos, aún cuan- OEA como el MERCOSUR se nuir en intensidad y calidad.
do no en todos ellos se haya definan como clubes demo-
llegado al grado de pulveriza- cráticos, que hacen de la exis- Este auge en el número de
ción de las organizaciones tencia de regímenes demo- regímenes formalmente de-
políticas que han experimen- cráticos una condición de mocráticos alimenta la espe- 15
tado Perú y Venezuela. membresía; y de su ausencia, ranza de la paz. Sin embargo,
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los Estados nacionales y las medida en que esta pérdida el desarrollo de movimientos
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ciudadanos, supervigilados no ‘posmodernismo’ emergió prime- 6. No es de extrañar que Marshall Mc
en la modernidad, al decir de ro y muy tempranamente en el mun- Luhan fuera un fuerte inspirador de
Giddens, intentan ahora vigi- do hispánico de los años treinta, con John Cage, quien, junto con Robert
lar a los vigilantes. Federico de Onís; y que, a su vez, “el Rauschenberg y Buckminster Fuller
término ‘modernismo’ como denomi- son autores principales en la clásica
Concluyamos, entonces, que nación de un movimiento estético fue y fundacional bibliografía posmoder-
la democracia y la cultura de acuñado por un poeta nicaragüense nista publicada en 1971 por Ihab
paz dependen de nuevas or- que escribía en un periódico guate- Hassan (véase Anderson, ps. 27 y ss.).
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ganizaciones ciudadanas, en malteco sobre un encuentro literario
las que los comunicadores que había tenido lugar en el Perú” 7. Los casos similares más citados
podemos encontrar un her- (Anderson, p. 9, citando al escritor son los de Malasia, en Asia, y
moso desafío y una excelen- peruano Ricardo Palma). Zimbawe, en Africa. En América Lati-
te manera de desplegar nues- na, el Perú actual ha sido comparado
tras competencias profesio- 3. Se retoman aquí algunas ideas ex- a menudo con los inicios del régimen
nales. puestas en el Seminario “Cultura, co- uruguayo de Bordaberry. Sin embar-
municación y Estado en América La- go, lo que sostenemos en estas líneas,
tina, los desafíos de la globalización”, es que el régimen de Fujimori com-
organizado por el Centro de Estudios parte con el de Bordaberry su origen
Avanzados de la Universidad Nacio- civil junto con su sustento principal-
nal de Córdoba (Argentina) y la World mente militar, pero difiere en lo sus-
1. Como se sabe, Tehranian Association for Christian Commu- tantivo por sus mecanismos de ejer-
NOTAS
y Kia describen la historia nication, que tuvo lugar en Córdoba, cicio del control y la represión.
cesión de siete tsunamis de 2,000. La ponencia del autor, que aquí 8. El desarrollo y documentación de
democratización. El primer se retoma se tituló Estado y globali- estos cuatro elementos se encuentra
tsunami viene dado por la aparición zación: reflexión desde el Perú (en en la página Web y en las publicacio-
y la imprenta; el tercero, que fijan sim- y sobre los efectos específicos de la 9. En esta genuina construcción de
bólicamente en la Paz de Westfalia informatización, que hemos tratado chivos expiatorios, el régimen perua-
(1648), por el desarrollo de las Nacio- en el artículo que se registra en la no se asemeja al fascismo. Sólo que
nes Estado, que va a dar origen a las bibliografía (1997). Además, después no es capaz de movilizar masas. Así,
revoluciones liberales de Inglaterra de más de medio siglo de televisión, los mítines del gobierno reúnen poca
(1688), Estados Unidos (1776) y Fran- los efectos de la “videoesfera” sobre gente (en general, pagada para asis-
cia (1789). El cuarto tsunami corres- la política y el Estado resultan más tir) y concitan escaso entusiasmo.
ciones democráticas y tiene como que apenas ha cumplido veinte años 10. Como lo recuerda Debray (1991),
año emblemático 1848. El quinto se (edad de la PC) desde su ingreso a en la historia ha habido tres censu-
inicia con la segunda post-guerra los bienes de consumo directo y a la ras sucesivas: la eclesiática, la políti-
mundial (1945), el sexto con el fin de vida cotidiana. Parece, pues, ser aún ca y la comercial. El modelo peruano
la guerra fría (1989) y el sétimo per- temprano para analizar la “cultura de permite combinar, por lo menos, las
tenece al territorio de la futurología. la virtualidad real” de que habla dos últimas (con manotazos de la
Castells (1996, volúmen I, ps. 359 y ss.) primera desde el Arzobipado de
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HABERMAS, Jürgen, The Structural TOURAINE, Alain, Critique de la
TEXTOS UTILIZADOS
nes de la posmodernidad,
Anagrama, Barcelona, 1998. LOPEZ PINTOR, Rafael, Votos contra TRANSPARENCIA, Balance de las elec-
balas, Planeta, Barcelona, 1999. ciones del año 2,000, Lima,2000.
BARNET, Richard Y MULLER,
Ronald, Global Reach, LYOTARD, Jean-François, La condición WEBSTER, Frank, Theories of the
Simond and Schuster, New posmoderna, Cátedra, Madrid, 1984. Information Society, Routledge, Lon-
York, 1974. dres, 1995.
MATTELART, Armand, “Utopía y rea-
BELL, Daniel, The coming of lidades del vínculo global: para una http//www. britannica. com
Post-Industrial Society: A crítica del tecnoglobalismo”, en Diá-
Venture in Social Forecasting, logos, N° 50, octubre de 1997,
Hardmonsworth, 1976. FELAFACS, Lima.
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