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El alma desierta. El des-almado. El Arquetipo del Inválido.

Me remito al libro Eros On Crutches de Adolf Guggenbühl-Craig y nos refiere la noción


de arquetipo como una imagen y un patrón innato de comportamiento, en una
situación humana clásica y típica. Ciertamente la invalidez ha estado con nosotros
desde siempre. Todos los seres humanos llegan a este mundo con deficiencias,
carentes de algo, sea debido a herencias, infecciones prenatales o traumas del
nacimiento. Nos vamos haciendo más deficientes conforme nuestra vida avanza.
Accidentes, enfermedades y el mismo proceso de envejecimiento dejan daños
permanentes. De una manera u otra, todas nuestras funciones físicas y psíquicas se
deterioran. Tener que vivir con y reaccionar a dichas deficiencias es una situación
humana. Esa invalidez es arquetípica. A ella generalmente le tenemos miedo
produciendo cuadros de ansiedad cuando la confrontamos física o psíquicamente..
Adoptaremos que hay un Arquetipo del Inválido. Asumamos que el daimon en acción
es nuestro estado crónico de deficiencia.
Los arquetipos tienen autonomía y su propia dinámica que los hace manifestarse por
sí mismo, sin una situación externa concreta. Así podemos encontrar un inválido sin
discapacidad aparente.
Salud e invalidez parecen ser formas opuestas de ver la vida. Uno puede verse a sí
mismo como saludable: fuerte y completo; o como deficiente: carente en cuerpo y/o
psique. Desde la perspectiva de la salud, deficiencias, inhabilidades y lacunae son solo
problemas temporales que deben ser resueltos; desde la perspectiva del inválido,
éstos son parte de la vida.
¿Dónde se halla el inválido como una imagen colectiva, en la mitología?
En la griega tenemos el dios Hefesto, quien cojea, y Aquiles, con su talón vulnerable.
Dioses, héroes y mortales tienen invalidez.
Como la imagen es arquetípica en todas las mitologías conseguimos debilidades.
Velásquez, Caravaggio y otros que manifiestan sus formas grotescas y deformes. El
director de cine Fellini matiza marcadamente su trabajo con inválidos: los lisiados,
perversos, y anómalos aspectos de la especie humana.
El inválido como imagen mítica y símbolo aparece también en la literatura clásica. En
las historias de los piratas, Long Jhon Silver y su pata de palo en La isla del tesoro o el
Capitán Garfio en Peter Pan, con su prótesis metálica o llevan un parche en el ojo.
Cuasimodo, el jorobado de Notre Dame de Víctor Hugo.
Dado el Arquetipo del Inválido, debe haber también un Complejo del Inválido, ya que
los arquetipos drenan partes de la psique y de la experiencia psíquica hacia ellos
mismos. Esto es lo que se entiende por complejo.
El Arquetipo del Inválido no debe ser confundido con el Arquetipo del Niño. El niño,
así como el inválido, es débil e inferior, es carente de las cualidades del adulto. Pero el
niño crece, cambia, se convierte en adulto y mata al padre. Tiene un futuro.
El Arquetipo del Inválido tampoco debe ser confundido con el de la enfermedad. Tiene
un futuro. Lleva a la muerte, a la sanación e incluso a la invalidez. Es temporal,
pasajera, una catástrofe. Es aguda, dinámica, temporal. La invalidez nos conduce a
ningún lado, ni a la muerte ni a la salud. Es crónica, una deficiencia que perdura. Es un
estado crónico de estar fuera de orden.
Aquellos que viven el Arquetipo del Inválido pueden ser molestos y cansan a aquellos
que los rodean al igual que el Arquetipo de la Salud, que hablan de su fuerza física, del
jogging, del gimnasio, dietas, etc.
Los arquetipos no son ni buenos ni malos, ni interesantes, ni aburridos. Pueden ser
fastidios o agradables.
El Arquetipo del Inválido puede ser muy fructífero para quien lo vive. Se contrapone a
la inflación, cultiva la modestia. La invalidez es un continuo memento mori, una
constante confrontación con limitantes físicas o psíquicas. Promueve la paciencia y
refrena el hacer obsesivo.
Debido a que el Arquetipo del Inválido enfatiza la dependencia humana, dado que
fuerza la aceptación de nuestra mutua necesidad de y hacia los otros, es un
importante factor en las relaciones. Hoy en día somos perseguidos por una Fata
Morgana psicológica, la ilusión de la persona independiente. Hay incluso aquellos que
creen posible ser independientes de los demás totalmente. Todos dependemos de
alguien. El conocimiento de nuestras propias deficiencias y debilidades, de nuestra
propia invalidez ayuda a darnos cuenta de nuestra dependencia a alguien o algo. En
nuestra confrontación con la invalidez, sucumbimos rápidamente a una actitud
fatalista, pasiva e impotente, Al fallar en el entendimiento adecuado del Arquetipo del
Inválido, nos rendimos, dejamos de intentar sanar a quien puede ser sanado o lo que
puede serlo en nosotros. Tenemos el opuesto como referente, La Salud y podemos
caer en la trampa. La imagen de la invalidez no puede existir sin la imagen de la
completud: la figura del Imperfecto solo puede ser vista desde la base del Perfecto.
Donde el Inválido se manifiesta, sanación y completud son simplemente imposibles.
Ignorar o denigrar un arquetipo invita a su furia y venganza y este arquetipo no es la
excepción. Se hacen tiránicos, más demandantes y reclaman más de nuestro tiempo y
atención. Lejos de sanarlos. Nuestros esfuerzos parecen exacerbar su condición.
Nuestra culpa nos fuerza a acatar las demandas tiránicas de aquella invalidez que
negamos a aceptar.
Completud e invalidez son aspectos del Self que representa polaridades dentro de
nuestra psique. Desafortunadamente, cuando hablamos del Self se hace la relación con
redondez, totalidad y completud. El ser humano solo llega a la realización completa de
sí mismo, de su Self, a través de la invalidez. Lo completo se obtiene a través de lo
incompleto. Hoy hemos sucumbido ante el culto de lo completo, saludable y
redondeado, a la perfección.

Eros.

Los aspectos negativos del Arquetipo del Inválido son tiranía, egoísmo, egocentrismo,
explotación de la culpa y evasión. Entre los aspectos positivos se incluyen modestia,,
capacidad de reflexión y aceptación de la dependencia, un sentido por lo religioso.
Eros es el más antiguo de los dioses. Es el dios del amor, de la conexión, del vínculo. En
nosotros lo mortales cuando los dioses se combinan con Eros es que sentimos su
movimiento, se convierten en creativos, íntimos y estimulantes.
El Arquetipo del Inválido con Eros evoca utilidad y una franqueza amigable. Es
modesto y no heroico. No es atrapado en los juegos de poder. Su melancolía es
creativa. El Inválido sin Eros es sucio, tiránico, aburrido y parásito, infantil. Reconoce
sus limitantes físicas y psíquicas. Compensa su invalidez dominando a los otros. Es
aficionado a destruir, infantil, pesimista, lleno de odio hacia sí mismo y hacia los
demás.
Eros hace a los arquetipos más humanos, atemperando sus cualidades demoníacas,
per por sí mismo puede ser bastante demoníaco. Mucho de la tragedia y la comedia de
la vida humana, de su tristeza y su goce, de la desesperación y el júbilo. Provienen de
los conflictos y confusiones que evoca Eros.

Forasteros, delincuentes e inválidos de Eros(Psicópatas).

Concebimos la invalidez como una condición física, pero hay también inválidos
psíquicos. La invalidez puede ser menor, un fenómeno periférico, o puede asumir una
posición central es la que ha sido llamada “Psicopatía”, como la invalidez de Eros. Si
Eros es visto como el factor que hace a cualquier arquetipo ser creativo, humano y
positivo, incluyendo el de la invalidez, ¿qué sucede cuando el locus de la invalidez es el
mismo Eros?. El término implica inmoralidad, inestabilidad, desconfianza e incluso
criminalidad. Su comportamiento social es distinto, contrastando con las normas
sociales prevalentes. Muchas veces la sociedad se convierte en el enemigo. Tienen
dificultad para comprometerse y en consecuencia eran incapaces de establecer
relaciones a largo plazo. Un sentido de la moral podría estar ausente, sin sentimientos
de culpa, ni arrepentimiento por actos que hubieran cometido.. No son confiables
hiriendo a otros. Mentirosos. Hablar es una herramienta para lograr lo que fuera
necesario. Pueden ser egoístas.. Todos sufrimos este tipo de invalidez psíquica
llamada psicopatía.

R. López Pedraza se refiere a los componentes psicopáticos de la personalidad, que sin


ser arquetipales, todo ser humano alberga. Carecen de imagen y forma, irrumpen sin
ton ni son en la personalidad como manifestaciones de exceso y desmesura del ser
humano. Está en todos nosotros, es algo que nos resulta tan difícil como concebir
vivencialmente que la maldad se aloja o está presente en cada uno de nosotros. Si el
psicópata no tiene forma, no puede reconocer ninguna y, por supuesto, no concibe el
fracaso y menos la consciencia de ello.
Para López en relación a la personalidad psicopática dice: donde debería haber alma,
psique, experiencia de vida, vivencia interior y el sentir valoraciones propias, lo que
hay es una lacunae, nada: un desalmado. El horror y el peligro de lo psicopático es la
desmesura y en proporciones menores, más disimulada, incluso disfrazada a veces
con las mejores intenciones, deambulando en la existencia de todos nosotros.

Sigue Guggenbhül: Dentro de la psiquiatría Manfred Bleuler en 1955 describe la


psicopatía como una variante congénita del carácter, que lleva a dificultades sociales y
sufrimiento personal. Desde el nacimiento es extraño y anormal. Lo que hace a un
psicópata es su sufrimiento y los problemas sociales. El psicópata tiene una influencia
negativa desde un comienzo sobre su medio, aunque lo contrario parece ser también
verdadero. Como niño, el psicópata puede relacionarse con su madre solo hasta cierto
punto y puede, por esta misma razón, ser rechazado por ella. Él no se convierte en
psicópata porque su madre lo rechace, sino al contrario, es rechazado porque es un
psicópata, porque algo en su carácter repele a su medio ambiente.
Existen los psicópatas inestables, aquellos que están sujetos a la más mínima
influencia, quienes cambian su forma de pensar a cada minuto y que no pueden ser
tomados en cuenta. Bleuler describe al tipo que pide atención, quienes siempre están
tratando de parecer mejores de lo que son. A menudo estafadores o impostores,
quienes no sufren nunca de problemas de conciencia. Están los psicópatas sensitivos.
Son personas que se ofenden e irritan fácilmente, que siempre se sienten insultados,
desconfiados y sospechan de enemigo en cada uno de los que conocen. Cualquier
comentario lo interpretan como si hubiera sido hecho contra ellos, como una
expresión de mala voluntad. Son extranjeros al mundo y sobreviven a duras penas las
crueldades de la vida. Son narcisistas y egoístas y mientras que es muy fácil que se
sientan insultados, nunca notan cuando ellos han insultado a otros.
Otro tipo es el no emocional, en el que reconocemos que no muestran sentimientos.
No es agradable pasar el tiempo a su lado, uno siente en ellos un cierto tipo de
vacuidad interna, dado que no aportan nada a la relación.
También describió el excéntrico, su proceso de pensamiento es inusual y no tiene
dificultad para identificarse con ellos en un nivel emocional. Parecen vivir en un
estado de alucinación, tener un buen sentido de la realidad, pero nunca están en
completa armonía con su medio ambiente ni con quienes los rodean.
En la lista de Bleuler encontramos el término pseudología fantástica, gente que
continuamente miente, sin tener motivo real para hacerlo. Su relación con la verdad
está tan distorsionada que mentir se convierte en una necesidad compulsiva. Otra
forma de psicopatía es el derrochador, aquel que parece no poder mantener nada. Las
posesiones materiales no significan nada para ellos, viven al día. Tan pronto como
tienen algo lo derrochan y en consecuencia están siempre con necesidades. El tipo
errante, vagabundos que no pueden estar en un solo lugar ni con una sola relación.
También los pendencieros crónicos, gente que está disconforme con todos en todo;
frecuentemente encontrados en las cortes penales.

Desiertos del alma (lacunae) y herencia.


Se ve a la naturaleza humana como una acumulación o interacción de diversas
habilidades y capacidades, desarrolladas en mayor o menor grado, o no del todo.
Algunas pueden estar ausentes de nacimiento. Estos rasgos ausentes o perdidos
fueron y son llamados lacunae, habitaciones desocupadas en la casa de la psique.
Imagine una geografía de la psique, un espacio inmenso, áreas inhabitadas o
inhabitables, los desiertos, tierras estériles o lacunae, representan a las psicopatías.
Todos tenemos rasgos psicopáticos; a cada uno de nosotros nos falta algo o
presentamos algún aspecto marcadamente subdesarrollado.
Hasta donde podemos llegar en análisis es mostrar para tratar de descubrir las
lacunae que no se aceptan, si acaso nosotros las vemos.
En esto de la psicoterapia, dice López, el siglo nos ha llenado de teorías. Teorías que en
el mejor de los casos sirven de puntos de referencia; muchas son meros esquemas y
por supuesto con buena dosis de miopía y ceguera que aprovecha el titán psicópata
para hacer su aparición. Y es que el titán pretende hacer psicoterapia con base en
teorías que se desvive por aplicar, pero sin concebir ni remotamente que el suceder
psicoterapéutico es un producto de la psique misma, de la interrelación psíquica entre
terapeuta y paciente y que las teorías, cualquier teoría, son irrelevantes y en la
mayoría de los casos obstruyen el acontecer de lo psíquico como naturaleza humana.
El psicópata, sigue López, es la viva expresión de algunas personas que “no tienen
nada por dentro”. Todo proviene de afuera, prestado y es captado por procesos de
fácil acceso, que son parte del componente psicopático. En este mimetismo del mundo
exterior, la personalidad psicopática o el componente psicopático se adapta al evento
que se le presente. Todos necesitamos de cierto grado de mimetismo y quizás por eso
la naturaleza nos dotó de él; lo necesitamos para adaptarnos por mímesis a cualquier
situación extrema que sea desconocida por nosotros.
En el mundo actual, estamos al constante encuentro de cosas que nos excitan y a las
que tenemos que adaptarnos, aunque no las podamos aprender por ser extrañas y
distantes de lo que aprende en nosotros. Esto lleva a que la histeria y el fácil
mimetismo psicopático sean dos instrumentos que la evolución, por necesidad, nos
haya desarrollado. Y este último se expresa desde el mimetismo adaptativo por
supervivencia hasta la maldad con la consecuente pérdida del alma. Alma quiere decir
el registro interno y emocional del acontecer del vivir.

La invalidez de Eros.
Síntomas primarios de la psicopatía.
-Ausencia de Eros.
Inhabilidad para amar, la ausencia de Eros en el sentido más amplio de la palabra.
Reverenciamos a Eros en tanto hay una conexión, lazo o unión con otro u otros. Nos
conecta con el medio ambiente o como fuerza intrapsíquica, nos conecta con nuestros
arquetipos, complejos y sueños. Con Eros y su cualidad de relación, ambos dioses o
arquetipos respetarán el derecho del otro a existir y serán amables uno con el otro.
Esta carencia de Eros en los psicópatas encuentra expresión en las dificultades
experimentadas en sus relaciones interpersonales. En vez de Eros, con frecuencia nos
encontramos manipulación. Jung decía que: “Donde el amor se retrae, el poder
avanza”, ya que el poder es de gran importancia para los individuos de tendencia
psicopática. Donde hay ausencia de Eros, la manipulación, el control, el dominio y la
intriga toman control. La mayoría de los investigadores han reconocido la cualidad de
falta de Eros de la psicopatía.
-Sentido de moralidad ausente.
Los psicólogos junguianos asumen que o existe una moralidad general o común, sino
que cada arquetipo tiene la suya propia. El comportamiento del individuo, por lo
tanto, dependerá del arquetipo operante.. La moralidad universal ha sido suplantada
por la moralidad situacional.
Otros consideran la moralidad como una expresión de la chispa divina en cada uno de
nosotros; como la consistencia en nuestras inconsistencias psíquicas, nuestro lazo en
unión con lo Divino.
Cada quien interpreta un papel. El psicópata interpreta esos papeles bastante bien,
pero para él son solo papeles, simples máscaras. Es una interpretación, sin Eros y con
poca o ninguna moralidad.
-Ausencia de cualquier desarrollo psíquico.
Sin Eros no hay desarrollo.
-Trasfondo depresivo.
Presentan un sentimiento de que todo el mundo está en contra de él. Siente que
carece de una cualidad que mueve y guía a otros seres humanos. Pueden llegar al
suicidio o destruir lo alcanzado, haciendo actos irracionales o comportamientos
provocadores.
-Trasfondo de miedo.
Los psicópatas no confían en el mundo. Experimentan menos miedo que el promedio
de los seres humanos y desconfianza que produce rabia y odio y razonamientos
oscuros.
-Sexualidad.
Ante la carencia de Eros tienen poca dificultad con las perversiones sexuales.

Entre los síntomas secundarios de la psicopatía está la ausencia de sentimientos de


culpa y de insights, nunca aprenden de sus experiencias. Muchos de sus aparentes
insights son resultados de presiones externas. Estos son las personalidades “como sí”.
Habilidad para producir compasión. Son los etenos extraños, evocando en cada uno de
nosotros un deseo de ayudarlos, un sentimiento que experimentamos ante la
invalidez. Los psicópatas fácilmente manipulan a los que están alrededor suyo a través
de tal compasión. Son encantadores, complacientes, aduladores con gracia y elegancia.
No tienen escrúpulos, ni inhibiciones. Son exitosos en la fascinación pudiendo
desaparecer nuestros escrúpulos morales.
Los psicópatas provocan nuestra envidia. A todos nos gustaría ser como ellos, sin
estorbos de moralidad ni escrúpulos, ni presiones. Además envejecen más lento.
Pueden presentar un comportamiento antisocial, son más propensos que otros
individuos al riesgo de entrar en conflicto con la ley. Pueden volverse criminales,
pudiendo encontrar, por un lado, individuos inofensivos y débiles y ,por otro lado,
individuos peligrosos y agresivos.
El mundo es ajeno para el psicópata y como extranjero no puede confiar en aquellos a
su alrededor dado que todos albergan sentimientos hostiles hacia él. La combinación
de agresividad pronunciada con la sensación desesperada de ser un extraño en un
mundo poco familiar, puede resultar en brutalidad, asesinato y violación.
Pueden sentir aburrimiento y desarraigo. Cuando Eros se hace ausente, el vacío es
llenado con actividad sin sentido o destructiva.
El escalamiento social es otro síntoma secundario, encontrar reconocimiento sin
importar el costo personal o moral. En adición al reconocimiento que alcanza, el
psicópata obtiene también una sensación de poder.

Los psicópatas y la compensación.


Se habla de compensación cuando se balancea un defecto psíquico a través de un
esfuerzo especial. Los psicópatas compensados nos acerca a nosotros, a usted y a mí.
Se pueden convertir en moralmente rígidos y fanáticos. Los psicópatas compensados
tienden a buscar ocupaciones donde aquellos con los que trabajan les ayuden a
mantener una rigidez moral, donde la moralidad estricta sea la orden del día. No
debería sorprender encontrar una gran cantidad de psicópatas compensados en las
llamadas profesiones de ayuda: enseñanza, psiquiatría, trabajo social, sacerdocio,
donde fácilmente se manifiesta Poder.
Es ampliamente conocida la estrecha relación que existe entre la ambición de poder y
la psicopatía. Las figuras más egregias de la humanidad y en especial en el campo de la
política y dela riqueza más que talento y superdotación, tenían una vocación por el
poder y una singular sequedad de corazón.(Herrera Luque).
El vínculo entre mando y psicopatía es consustancial de las sociedades guerreras
donde necesariamente triunfa “la habilidad para moverse en los campos de la
destrucción y de la muerte”. A pesar de que muchos han querido pensar que en las
sociedades pacíficas y civilizadas el éxito depende sustancialmente del bagaje
intelectual y del talento, el desalmado sigue rondando las alturas del gobierno a las
que habitualmente accede trajeado con los más inverosímiles disfraces.
Herrera Luque en La huella perenne, señala que la sequedad de corazón y la
incapacidad de amar es la fortaleza de la personalidad anormal. El amor debilita al
hombre porque implica la consideración del otro y obliga a sacrificios, concesiones y
renuncias. Sobre ello escribe:
“Si la incapacidad de amar aúna una fiera voluntad de poderío y una instrumentación
suficiente para el logro de sus propósitos, el camino del éxito le queda expedito. Por
eso la psicopatía y la superdotación suelen ser los padres del hombre genial”.
Jung en sus Dos ensayos de psicología analítica dice: Donde el Eros reina no hay
voluntad de poder y donde la voluntad de poder es dominante, falta el amor.
Cuando la debilidad de la simpatía y la desconexión emocional se unen a la
incapacidad para sentir culpa y a la falta de contención de la función moral, se
conforma un rasgo de la personalidad psicopática que explica en mucho su ascenso al
poder: este es su desbordante seguridad, la agigantada confianza en sí mismo. Una
titánica inflación yoica.
Cuando en las circunstancias propicias para el dominio carismático, la ruptura del
orden social, el desgaste de las creencias, la decepción respecto de las instituciones,
aparece en la luz pública una personalidad arrolladora, poseída de la verdad,
absolutamente segura de sí misma, el hombre normal queda embelesado,
emocionalmente desarmado, seducido por ese ser que le permite experimentar
vicariamente la grandeza que lo induce a rellenar y pegar las fracturas y fisuras de su
mente con certezas. Es un símbolo que lo contiene y lo compensa.
Según Jung, Hitler tuvo tanta significación porque simbolizó la inferioridad
psicopática que hay en todo individuo, porque “fue la personificación más prodigiosa
de todas las inferioridades humanas. El término inferioridad psicopática no implica
que una persona o una sociedad sean inferiores en todos los sentidos y aspectos, sino
“que hay una zona de resistencia mínima, de particular inestabilidad, que existe
independientemente de todas las otras cualidades”. El término alude a un sector
oscuro y desconocido de la personalidad en el que el alma no funciona a pesar de las
muchas otras virtudes y cualidades positivas que puedan tener las personas y
colectividades, una especie de vacío, de hueco o falta que produce un estado de
posesión cuando entramos bajo su influjo. Allí entra el líder.
Y Axel Capriles refiere que buena parte de nuestra torpeza e inferioridad se expresa
en nuestra capacidad de realizar actos estúpidos, una estupidez que se potencia
cuando entramos en la órbita del afán de mando. Este tema plantea uno e los
principales retos de la psicología profunda e a actualidad: el análisis del estrecho
vínculo entre la estupidez y el poder.
Al idealizar personas que representan nuestros defectos y estolidez nos sentimos
curados. Al hacerlas superpoderosas y dueñas de la verdad nos sentimos seguros.
Perseguidos por ansiedades y dudas en un mundo siempre atemorizante, la falta de
límites y la fuerza arrolladora del titán sirven de respaldo a la ilusión.
Los autócratas y dictadores existen porque los ciudadanos los hemos permitido,
porque algo en nosotros les da entrada y cabida, por una irresponsabilidad básica, por
su conexión con una inferioridad que nos hace particularmente dependientes e
ingenuos y con esa especie de vacío anímico donde la intuición y los instintos básicos
no funcionan.
Por más alma que hagamos o pretendamos hacer siempre existirá una fisura a donde
el alma no llega, una especie de cárcava estructural oculta en los lugares más oscuros
e inaccesibles de la personalidad. Como si en el vaciado de la estructura del carácter
hubiera siempre un desperfecto, un arresto que impide llenar todos los resquicios de
la edificación humana con concreto anímico. El problema fundamental de la psicopatía
es la ausencia de imágenes, la falta de patrones arquetipales capaces de orientar y dar
forma a la conducta. Aun los comportamientos más destructivos y la maldad tienen
imágenes referenciales: el demonio.
La psique no soporta la tensión de las polaridades y el conflicto constante que produce
el arquetipo escindido, el polo reprimido es proyectado y luego recuperado
indirectamente por medio del poder. Como señala Guggenbhül, la recuperación y
reunificación con el aspecto de la polaridad que falta puede alcanzarse mediante el
poder pero ello representa y es el resultado de un parcial fracaso psicológico y moral.
El gusto delos electores por candidatos con rasgos psicopáticos es el resultado de un
fracaso social enraizado en una ética personal, el producto de nuestra incapacidad
individual de reconocer y relacionarnos con el vacío para circundarlo y ceñirlo con
cultura. Entre la sumisión de las masas al hombre fuerte y poderoso, la revuelta y la
resignación paralizante, queda todavía el recurso psicológico, el reencuentro con
símbolos y formas que puedan contener nuestra conducta y renovarnos con
significados.

Tratamiento a psicópatas.
El trabajo con los psicópatas requiere, del terapeuta, un gran esfuerzo de tolerancia
así como la habilidad, dada por Eros, para evitar enjuiciarlos. Aun con estos
prerrequisitos, la medida del éxito será limitada. La inflación del analista, es el mayor
peligro al tratar con psicópatas. Nos confronta con nuestras propias limitaciones. No
debemos tener expectativas más bien en observación, ni esperar una mejoría ni
tampoco un fracaso.
Hacer contacto con nuestra psicopatía nos fuerza a mirar la ingenuidad de nuestra
imagen del ser humano y del progreso, imagen que tiene también una fuerte
influencia en la psicología moderna. La carencia completa o parcial de Eros nos hace
humildes, expeler la arrogancia de nuestras expectativas del paraíso, nos confronta
con el monstruo en y acerca de nosotros. Aceptar esta monstruosidad y la de los otros
es tal vez una tarea de Eros.

Referencias bibliográficas.
Capriles, Axel. (2007)”Poder e inferioridad psicopática en Revista Venezolana de los
Arquetipos. Carcas. SVAJ. Nº2.

Guggenbhül-Craig, Adolf.(2009) El alma vacía y el erotismo insustancial. México.


Editorial Fata Morgana.

Herrera Luque, Francisco.(1974) La Huella Perenne.Caracas. Monte Ávila.

López Pedraza, Rafael.(2000)Caracas. Editorial Festina Lente.

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