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del psicoanálisis
Gabriel Lombardi
Fernando Canale
Fernando R. Martínez
Pablo Sartori
Norberto Velazquez
Pedro Marangoni
Luciano Lutereau
Índice
El método analítico . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Gabriel Lombardi
La encerrona terapéutica . . . . . . . . . . . . . 17
Fernando Canale
Tiempo y dinero . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Luciano Lutereau
El método analítico
Gabriel Lombardi
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Las condiciones del psicoanálisis
¿Q ué es analizar ?
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El método analítico
La reversión tíquica
Las etapas del análisis así planteado coinciden con las que
Aristóteles describe como fases estructurantes de la tragedia.
La obra comienza en la desis {δέσις}, que es el nudo o trama ini-
cial, la última fase es la lisis o desenlace {λύσις, denouement},
entre ambas fases, marcando una nítida discontinuidad, sitúa
la reversión o giro tíquico {μεταβολή} de la trama.
Este momento intermedio entre nudo y desenlace, puede
tomar tres formas diferentes, que vale la pena recordar por
las resonancias que suscita en nuestra concepción del análisis.
Una primera forma de reversión es la peripecia {περιπέτεια}
o transformación de la acción en sentido contrario {ἡ εἰς τὸ
ἐναντίον τῶν πραττομένων μεταβολή}. Aristóteles remite al ejemplo
bien conocido del Edipo Rey de Sófocles, en esa página donde
el mensajero trae a Edipo, rey de Tebas, la noticia de la muer-
te de quien creía su padre, Polibio, rey de Corinto. Esa noticia
implica que Edipo puede también ser rey de esa otra ciudad.
Se niega sin embargo a asumir ese segundo reino, por estar
ahora a cargo de Peribea, a quien cree su madre. El mensaje-
ro le enseña que en verdad no era Polibio su padre sino Layo,
aquel hombre a quien Edipo había matado en un cruce de ca-
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El método analítico
“Y nada más temible que decir algo que pueda ser verdad,
porque lo sería enteramente, (…) y Dios sabe lo que ocu-
rre cuando algo, por ser verdad, no puede ya volver a en-
trar en la duda.”
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Las condiciones del psicoanálisis
Variantes de desenlace
Hay diversas formas de desenlace que se pueden advertir
en nuestra práctica y en nuestra experiencia clínica:
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El método analítico
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La encerrona terapéutica
Fernando Canale
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La encerrona terapéutica
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Las condiciones del psicoanálisis
La posición cliente
En uno de las tantos chistes gráficos del genial Tute, vemos
a una mujer recostada en el diván que, con una expresión de
enfado, se dirige al sorprendido analista con el siguiente tex-
to: “¿A usted le parece, con lo que le pago, llevarme la contra-
ria?”. Resulta hilarante e impactante a la vez cómo este chis-
te logra situar en la experiencia analítica, aquel viejo slogan
que hace sólo unos años atrás podíamos encontrar en las vi-
drieras de cualquier comercio: el cliente siempre tiene la razón.
Ahora bien, más allá de que desde el psicoanálisis nos
resulte cínico e irrisorio denominar como “cliente” a aquel
que expone su padecimiento para encontrar algún tipo de
solución, desde otras perspectivas- que se afirman en lo que
Lacan denomino como human engineering y America way
of life –es habitual el uso del término “cliente” en una cla-
ra reducción del padecimiento a la lógica del mercado. En
este sentido, no es nada inusual encontrarnos con presenta-
ciones clínicas que asumen esta posición. Ahora bien, ¿qué
está en juego en este posicionamiento? ¿Es posible consti-
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La encerrona terapéutica
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La encerrona terapéutica
El paciente y la espera
S S1 a
a S2 S2
S S2 25
S1 a
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La encerrona terapéutica
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La interpretación en la dirección
de la cura: “Esto no es una pipa”
Fernando R. Martínez
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La interpretación en la dirección de la cura: “Esto no es una pipa”
4. Freud, S., “Carta 69” en Obras completas, Vol. I, Buenos Aires, Amo-
rrortu, 1998, p. 302.
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e la histéricaLa interpretación en
Discurso del analista
la dirección de la cura: “Esto no es una pipa”
S1 a S
S2 S2 S1
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La interpretación en la dirección de la cura: “Esto no es una pipa”
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La interpretación en la dirección de la cura: “Esto no es una pipa”
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Los movimientos del síntoma
Pablo Sartori
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Los movimientos del síntoma
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Síntoma y transferencia
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Los movimientos del síntoma
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Los movimientos del síntoma
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Los movimientos del síntoma
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Todos tenemos un cuerpo
Norberto Velazquez
Un cuerpo
1. Rella, F., En los confines del cuerpo, Buenos Aires, Nueva Visión,
2004.
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Todos tenemos un cuerpo
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Todos tenemos un cuerpo
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Todos tenemos un cuerpo
Cuerpo objeto
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La demanda de los padres y
la transferencia en la clínica
psicoanalítica de niños
Pedro Marangoni
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9. Ibid., p. 216
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Tiempo y dinero
Luciano Lutereau
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Tiempo y dinero
por la cual alguien sólo paga una sesión para poder regresar
a la siguiente… y el día que decide no regresar omite el pago.
No obstante, ¿por qué debería pagarse un análisis? En efec-
to, un análisis puede pagarse de muchas maneras. El dine-
ro suele ser una vía privilegiada, no sólo porque a posteriori
se convierte en un instrumento para el analista, sino porque
también en una sociedad capitalista encubre relaciones de po-
der que son materia misma de que está hecha la neurosis. Y,
en este sentido, así como digo que un análisis debe pagarse,
también enfatizo que no debe pagarse “de más”. Recuerdo el
caso de un empresario que en cierta ocasión, cuando le comu-
niqué mis honorarios, dijo: “Yo podría pagar mucho más que
eso”. “Si usted me pagara más, seguro yo querría que vuel-
va sin condiciones”. Además, de regreso al motivo de la culpa
mencionado antes, la tradición muestra que también el pago
puede ser una manera de querer ganarse el cielo.
Este puede ser un modo de entender por qué Jacques La-
can decía que ni el rico ni el religioso entran por la “puerta es-
trecha” del análisis. Por cierto no se trata de que la gente adi-
nerada o los creyentes no se analicen, porque no se trata de lo
que alguien tiene o de la creencia, sino de la posición en que
se encuentran. En un análisis hay que pagar por algo más que
tiempo, que, como tal, no tiene precio; y pagar no significa asu-
mir una posición sacrificial (que muchas veces ratifica una ac-
titud culposa), sino simplemente dar algo a cambio, poner una
parte, en un encuentro que sale del circuito de los bienes que
se consumen y gastan.
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