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5º CONGRESO GENERAL ORDINARIO CNSUESIC JULIO 2017

La disputa de la materia de trabajo de la educación y la cultura. Privatización


VS la apropiación por parte de l@s trabador@s.

Luis Bueno Rodríguez y Luis Rangel Rojas

El conocimiento es un bien de la
humanidad. Todos los seres
humanos deben acceder al saber.
Cultivarlo es responsabilidad de
todos.
Ediciones desde abajo

Introducción

En este ensayo se explora la fortaleza de la materia de trabajo de la educación y


la cultura, el conocimiento, como punto de partida para construir un proyecto
propio de los trabajadores que aterrice su concepción educativa y cultural. La
educación institucionalizada en las escuelas, universidades, centros de
investigación y cultura, producto histórico de la evolución del conocimiento, habrá
de integrar las distintas modalidades –docencia, investigación y difusión cultural-
en las que se expresa esa materia de trabajo una vez que la fuerza de trabajo, el
propio conocimiento expresado en destrezas y habilidades manuales e
intelectuales de todo tipo de trabajador de la educación y la cultura, se pone en
movimiento para transformarla.
Es esa, la materia de trabajo, la que nos permitirá detectar la división y
organización del trabajo que le acompaña en su transformación y las relaciones
laborales que se establecen en ese proceso. Es también el conocimiento la pista
correcta para entender el ya largo pero interminable camino de transformación de
un bien, producto y propiedad de la humanidad, en un bien puesto al servicio de la
empresa privada mediante diversos mecanismos de comercialización. La propia
naturaleza del conocimiento y sus características nos permiten comprender su
doble funcionalidad: al servicio del capital o como instrumento liberador.

Esta materia de trabajo, finalmente, nos conduce a la necesidad de promover


condiciones salariales y laborales dignas y de empleo estable -alejados de la
precariedad-, y con trabajador@s organizad@s nacional e internacionalmente,
como marco de posibilidad para la conservación, creación, desarrollo y divulgación
del conocimiento científico, gratuito y de calidad al servicio de la humanidad y las
mayorías nacionales.

1
La materia de trabajo de la educación y la cultura

Concebimos la educación como el vehículo y proceso de preservación,


sistematización, transmisión y creación de las culturas materiales e inmateriales,
que expresadas en conocimientos son producto, patrimonio y propiedad de la
humanidad y de las sociedades, naciones, etnias y grupos sociales diversos que la
integran. La docencia, la investigación, la preservación, (re)creación y difusión de
la cultura y el servicio expresan las funciones sustantivas que las diversas
instituciones educativas y culturales que, desde el nivel preescolar hasta los
posgrados o de forma abierta a la sociedad, tienen asignadas con distintos énfasis
como tareas en cumplimiento de su función social. Las entidades educativas y de
la cultura de cualquier nivel no representan más que la organización
institucionalizada de esas labores que las sociedades sostienen y les
encomiendan con el propósito de recibir a cambio conocimientos, culturas y
servicios preservados, sistematizados, renovados y enriquecidos
permanentemente.

Concebido de esta manera, el acceso al indisoluble binomio conocimiento-cultura


no es más que un derecho humano universal que sólo puede ser materializado
con una educación pública, gratuita y científica, alejada de la comercialización y el
lucro, los fanatismos, la discriminación y el autoritarismo que la prostituyen y
deterioran. La combinación de su carácter público, gratuito y científico, junto con la
coexistencia de alumnos y profesionales de la educación en condiciones laborales,
de vida y estudio satisfactorios, además de las condiciones materiales y técnicas
apropiadas de las instituciones, propician, en un ambiente de pluralidad y
democracia, la generación de conocimientos y procesos de enseñanza-
aprendizaje de calidad.

Además, la educación también produce a la humanidad y a los individuos que


participan en su proceso, a la vez que transforma incesantemente los contenidos y
orientación del propio conocimiento y la naturaleza exterior con la que se relaciona
a través de las habilidades, destrezas, actitudes, costumbres, máquinas,
herramientas conceptuales y simbólicas, sociales y técnicas aprendidas. La
relación del hombre con la naturaleza, de la que forma parte, también supone una

2
relación ecológica, solidaria y sustentable de los seres humanos entre sí y con
otras poblaciones humanas y no humanas, con el conjunto de la naturaleza. Bien
vista, este tipo de relación es en el fondo el propósito último de la educación y la
cultura, única esperanza para hacer realidad el postulado de Marx cuando concibe
la sociedad como “la plena unidad del hombre con la naturaleza, la verdadera
resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado del hombre y el realizado
humanismo de la naturaleza.”

El carácter científico del conocimiento no significa otra cosa más que el privilegio
que debe tener la búsqueda de la(s) verdad(es) histórica y socialmente
construidas. Propone la permanente tarea de ubicar los prejuicios, fanatismos y el
conocimiento chatarra en el cesto de la basura, para ser substituidos por nuevos
conocimientos, sucesivamente más cercanos a la verdad. Su carácter científico
obliga así a tener en el centro y como meta la formación de ciudadanos críticos y
activos en el propio proceso educativo, en la relación entre los profesores y los
alumnos, pero también entre todos ellos y sus instituciones con la sociedad y los
poderes públicos. En este sentido, la calidad en la educación no puede ser más
que la expresión de la cercanía del conocimiento -que se sistematiza, se (re)crea y
se difunde- con las verdades y culturas descubiertas y construidas en el pasado,
en el presente y para el futuro por las distintas disciplinas de la naturaleza y
humanas, en la búsqueda constante de la reconstrucción de la unicidad entre
hombre y naturaleza, capaz de auspiciar la diversidad cultural que da identidad a
nuestra nación y a la humanidad en su conjunto.

Es el conocimiento entonces la materia de trabajo de todos los trabajadores de la


educación y la cultura sin importar el nivel ni la institución de que se trate ni la
tarea o puesto de trabajo que se desempeñe. La centralidad del trabajo del
conocimiento expresada en las funciones sustantivas de las instituciones
educativas y de la cultura –docencia, investigación, difusión de la cultura y el
servicio- reconoce, en nuestra perspectiva, la participación de todo tipo de
trabajadores, desde el más renombrado científico e intelectual de las más altas
categorías académicas hasta el trabajador de limpieza, pasando por bibliotecarios,
oficinistas, vigilantes, secretarias, reporteros, etc., como partícipes y autores
directos e indirectos, pero todos concurrentes, en la sistematización, creación del
conocimiento y la cultura y su difusión. Sin embargo, es el conocimiento el que en

3
una sociedad de clases padece distintas divisiones y fragmentaciones a objeto de
facilitar su uso para fines lucrativos o de ganancia, a través del deterioro de sus
fines formativos para ubicarla en mera capacitación o adiestramiento y en la
adopción de valores acordes con la ética del capital. Pero esta modalidad convive
en permanente tensión con su carácter liberador e incluso subversivo cuando lo
que se construye, imparte y difunde es el conocimiento científico como posibilidad
para conocer y, sobre todo, transformar la realidad social, humana y la naturaleza.
En suma, queda hasta aquí plenamente justificada la lucha por una educación
científica, pública y gratuita para todas y todos y la oposición a su mercantilización
y privatización.

Educación de Calidad o Barbarie

Como parte de una primera e inacabada división entre el trabajo manual y el


intelectual, el trabajo del conocimiento sufre la misma lógica de la fragmentación
del trabajo manual aterrizando en las así conocidas como disciplinas, cada vez
más especializadas y cada vez más relatadas a más temprana edad y en niveles
escolares inferiores. La división entre las ciencias ¨duras¨, las sociales y las
humanidades son una primera expresión de esta fragmentación pero que ya da
cuenta de su posterior profundización rumbo a la configuración de una oferta
educativa atenta a las necesidades del mercado laboral. La separación entre
teoría y práctica, entre ciencia y tecnología, entre ciencias básicas y ciencias
aplicadas son otras manifestaciones del mismo fenómeno. La misma separación
entre las funciones de docencia, investigación y difusión de la cultura expresa otra
modalidad de la fragmentación.

Las diversas combinaciones de las distintas divisiones del trabajo del


conocimiento se expresan de manera organizada en las múltiples instituciones
relacionadas con el ámbito educativo y de la cultura en sus diversos niveles con
resultados en diversas especializaciones enajenantes. Es así que las escuelas de
nivel básico y sus trabajador@s, por ejemplo, enfatizan el trabajo de la docencia,
mientras que en el otro extremo, al nivel universitario auténtico, nos encontramos
con un cultivo integral y equilibrado de las funciones de docencia e investigación y
de la difusión cultural. En algún punto de este continuum nos encontramos con las

4
instituciones y trabajadores dedicados privilegiada o exclusivamente a la
investigación o a las temáticas culturales.

La última y quizá más grave pretensión de continuar por este camino de la


fragmentación se concretó en la creación de la Secretaría de Cultura que da
continuidad a la mal llamada “Reforma Educativa”. De profundo calado, al intentar
separar el indisoluble binomio educación-cultura, en una suerte de acumulación
originaria de capital cultural, además de despojar al pueblo mexicano de su
patrimonio histórico, arqueológico, paleontológico y biocultural para ponerlo, una
vez convertidos en mercancías, en manos privadas nacionales y extranjeras,
busca destruir la pluriculturalidad nacional en aras de una nueva identidad
individualista, acorde con la ideología neoliberal y el pensamiento único.
Es de ese modo como podríamos entender las escuelas de nivel preescolar, las
primarias, secundarias, preparatorias y universidades; las escuelas, universidades
e institutos de carácter tecnológico en los niveles medio superior y superior; los
institutos de investigación, los centros de excelencia, las escuelas e institutos de
nivel superior dedicados a las temáticas de la cultura y las artes. A este panorama
caótico se suma la grosera y hasta antinatural división entre instituciones de
carácter público y privado, además de la diversa ubicación arbitraria de sus
estatus jurídico entre instituciones autónomas, federales, estatales, federales-
estatales, descentralizadas, públicas descentralizadas, etcétera, que da cuenta de
la aplicación absurda de distintas normatividades laborales: Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado (Apartado “B”), Ley Federal del Trabajo
(Apartado "A”), Capítulo Especial para las Universidades e Instituciones Públicas
Autónomas por Ley de la Ley Federal del Trabajo, leyes laborales estatales, leyes
reglamentarias diversas y combinaciones varias.1 En el rumbo de la organización
de l@s trabajador@s, la existencia en México del mayor sindicato de América
Latina, el SNTE, no oculta la trágica situación de dispersión y fragmentación de las
organizaciones sindicales de este sector de trabajadores de la educación y la

1
El caso de la Universidad Autónoma Metropolinana ejemplifica una suerte de hibridez en la norma
aplicable: Capítulo especial de la LFT (Apartado “A”) más Apartado B (ISSSTE, FOVISSSTE, PENSIONISSSTE) en
materia de seguridad social.

5
cultura, que imita el caos organizativo del “sistema”2 educativo mexicano ya
señalado, para no hablar de la gran cantidad de trabajadores, particularmente del
sector privado, que no cuenta con sindicato.3 Es obvio advertir que esta
circunstancia de debilidad sindical, a la que se suma el entreguismo de la
dirección charra del SNTE y la pasividad de una buena parte del sindicalismo
universitario, es la que ha permitido que en el pasado y en el presente avancen
una serie de medidas mercantilizadoras y privatizadoras de la educación y la
cultura. El principal reto de los trabajadores de la educación y la cultura es
justamente superar su dispersión y fragmentación organizativa si se quiere
realmente defender sus derechos laborales y sindicales, y como condición para
construir su proyecto alternativo de educación y cultura nacionales si se pretende
que tenga alguna viabilidad.

Otro elemento de interés es la propuesta de ANUIES de una nueva Ley General


de Educación Superior (LGES), la cual no cae como rayo en cielo sereno en la
agenda del debate público por el sentido y futuro del sistema educativo mexicano.
Por el contrario, se da en el marco de la implementación de la mal llamada
reforma educativa y es en ese proceso que se puede entender su aparición.
En marzo de 2015 se firmó un acuerdo entre ANUIES y la subsecretaría de
educación superior de la SEP para realizar mesas de análisis de la legislación
vigente. Un año después se incorpora el Senado de la República a la “alianza”, ya
con el objetivo explícito de generar la propuesta legislativa en donde la propuesta
de ANUIES constituiría, al menos, un precedente.
Resulta de interés denotar que quienes firmaron el acuerdo de colaboración
interinstitucional fueron, por ANUIES Jaime Valls (secretario ejecutivo de ANUIES,
ex presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez y ex rector de la Universidad
Autónoma de Chiapas); Salvador Jara (ex gobernador de Michoacán en
sustitución de Fausto Vallejo) por la SEP y por el Senado Juan Carlos Romero

2
El caos es de tal magnitud que difícilmente se puede hablar de la existencia de un sistema educativo en
México. Todo parece indicar que, en todo caso, se trata de todo un sistema de control de los trabajadores
del conocimiento, basado en la fragmentación.
3
Para mayor detalle sobre la dispersión sindical, ver la presentación en Power Point “Educación y
Sindicalismo democrático educativo”.

6
Hicks (presidente de la comisión de educación del senado, ex gobernador de
Guanajuato, después de Fox y Director del CONACyT durante el sexenio de
Calderón). Al día de hoy, no se ha presentado formalmente, ni la propuesta de ni
la ANUIES ni ninguna otra iniciativa de reforma (en la presente legislativa) en la
agenda legislativa del senado para abrir formalmente el proceso.
En el diagnóstico de la ANUIES se retoman las declaraciones de la UNESCO, EL
Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la OCDE. Tomando como
referencia sólo a estos organismos internacionales, afirma que debe haber un
cambio en el modelo educativo así como en su estructura de funcionamiento. Sin
dar mas elementos. Es importante apuntar que existen otros muchos organismos
internacionales, así como experiencias (Chile, es buen ejemplo) que muestran que
las rutas de estos organismos pueden ser perjudiciales para la educación gratuita,
amplia y crítica en nuestros países. Es urgente hacer notar que existen otras
propuestas internacionales y que las directrices internacionales adoptadas por la
ANUIES no son únicas ni infalibles. Por el contrario, el documento de análisis cae
en una típica falacia de autoridad: sólo porque lo dicen los organismos
internacionales hay que seguirles.

Por extraño que parezca, no existe contradicción alguna entre las declaraciones
de los organismos referidos, a pesar de su naturaleza y fines explícitos distintos.
Tan es así que, por ejemplo, en el Foro Mundial de Educación (Corea 2015), los
principales actores no fueron pedagogos, maestros, estudiantes, trabajadores de
la educación sino “los directivos de los organismos económicos internacionales y
las grandes trasnacionales del sector educativo” (Bonilla, 2016)

Por todo ello nos pronunciamos porque la educación además de pública y gratuita
debe ser de calidad, y por lo tanto científica, incluyente, crítica y humanista. El
sistema federal debe diseñar un programa que atienda una educación integral,
que abarque a todos los niveles educativos, con un enfoque filosófico, histórico y
pedagógico que se aleje de los saberes y pedagogías diseñados para la
domesticación y la nulificación de la persona, promotores del individualismo, la
competencia, el servilismo y la obediencia irracional.

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La sociedad, por su parte, a través de las dependencias gubernamentales, estará
obligada a dotar de forma creciente de los recursos financieros y materiales
necesarios para cumplir con los planes de funcionamiento y desarrollo de las
instituciones; podrá así exigir el cumplimiento de sus fines a través de los
mecanismos de evaluación anotados. El subsidio suficiente, oportuno e
incondicional a la educación deberá expresarse como una política de Estado que
trascienda los sexenios y se mantenga ajena a los vaivenes de los desequilibrios y
las crisis económicas. Sólo así se podrá pensar en el ejercicio de una rectoría del
Estado sobre la educación que obliga a la participación de los trabajadores del
conocimiento de todos los niveles educativos, organizados de manera
democrática.

La evaluación adquirirá su más profundo sentido cuando aborde los distintos


componentes que hacen posible la manifestación de la calidad. Deberá ser una
evaluación dedicada entonces a medir y corregir, en su caso, los avances y
retrocesos en la preservación y aumento de su carácter público y gratuito, en la
profundización de su cientificidad, en la ampliación con enfoque de género de su
cobertura, en la profesionalización de los trabajadores del conocimiento en
condiciones de estabilidad laboral y empleo de tiempo completo y salarios dignos,
en la disposición de un alumnado de tiempo completo y con condiciones familiares
y sociales adecuadas de estudio, en la edificación de una pedagogía horizontal y
libertaria y en la construcción de una infraestructura educativa y técnica
apropiadas, por una parte; también deberá medir la pertinencia de los contenidos
educativos y sus productos con las necesidades y problemas fundamentales de la
sociedad mexicana, sus naciones y comunidades, por la otra.

La privatización-comercialización de la educación

“…los mexicanos tenemos una gran


cultura [que] es el alma del pueblo; los
recortes presupuestales al sector
cultural –a la educación, la ciencia y
la tecnología- [serían] como quitarle
el alma al pueblo.”
Miguel León-Portilla

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Durante las últimas décadas, las políticas neoliberales que los gobiernos en turno
han impulsado en el país, han tenido como uno de sus principales ejes la
privatización generalizada, bajo distintas formas, de todo bien público posible. No
sólo en cuanto a empresas y sectores públicos (como teléfonos o ferrocarriles)
sino también espacios públicos, bienes comunes (agua, energía), entre otros.

La lógica general de las privatizaciones neoliberales tiene como principal motor la


necesidad de los capitales por ampliar sus inversiones hacia nuevas ramas, en
vista de la saturación de otras actividades, así como por los tiempos de retorno de
ganancias.

Es así que dentro de la lógica general de privatizaciones neoliberales, la


privatización educativa adquiere un atractivo especial para una clase capitalista
cada vez más globalizada e internacionalizada. Más si se piensa en la gran
importancia del conocimiento en las sociedades actuales que ha dado paso al
improcedente calificativo de la “sociedad del conocimiento” para referirse a la
etapa actual de desarrollo de la sociedad capitalista. Esto pone en riesgo al
conocimiento como materia de trabajo, en los términos y con la orientación
anteriormente expresados.

Al mediano plazo, la lucha contra la privatización educativa, no se puede reducir a


tratar de evitar que una institución pública se vuelva sociedad anónima. Esta
estrategia de privatización ha sido descartada, al menos como la principal, por las
élites mundiales. En el caso mexicano la huelga universitaria del 99 podría ser el
punto en que esta estrategia topó con pared.

Entonces, la privatización y mercantilización no se limita solo a una cuestión de


propiedad de instituciones estatales. Tampoco se puede, solamente, limitar a la
lucha dentro de los centros de trabajo (evitar que siga aumentando la contratación
de personal de confianza, u otras formas que minen la organización sindical). En
realidad el centro del ataque está, como la propia Secretaria de Educación de
Trump, Betsy Davos, ha declarado, en el desmantelamiento de la propia escuela
moderna como el eje de educación, en todos los niveles.

Cada vez son más los cursos que se ofrecen a distancia (y en consecuencia de
miles de jóvenes profesionistas que se ven forzados a ocuparse como docentes
virtuales y a distancia). En la lucha por la defensa de la educación pública,
repensar el problema de las nuevas tecnologías de la información y comunicación,
sin prejuicios, pero sin idolatrías, es central. No sólo porque permite la extensión
de formas de educación (más bien de adiestramiento), sino incluso por las
consecuencias que tienen para el proceso cognitivo de nuevas generaciones y los

9
choques que pueden generar en los métodos de docencia en que la mayoría del
personal docente en activo fue formada.

De manera paralela, esta nueva forma de privatización de la educación, tiene


como uno de sus principales ejes, el ataque a los derechos laborales tanto de
académicos (contratos por hora e inestabilidad en el empleo), como
administrativos (subcontratación). Visto de conjunto, se precarizan las condiciones
de trabajo en el sector. La forma en la que esta precarización se ha presentado no
es necesariamente bajo ataques directos a organizaciones sindicales, sino sobre
la base de ir reduciendo paulatinamente su poder de negociación colectiva,
introduciendo en exceso personal de confianza, bajo contratos eventuales y
subcontratando ciertos servicios y actividades.

Paralelamente, las actividades de investigación y desarrollo que realizan las


distintas instituciones van orientándose cada vez más por las necesidades del
capital privado. Para esto, por ejemplo, se adopta algún proyecto de investigación
en algún instituto y la inversión que implica el desarrollo de cierta innovación (de
largo plazo y de inciertos resultados) es soportada por el presupuesto público,
pero, una vez que la investigación alcanza cierto éxito es patentada y privatizada
por alguna firma internacional. Al mismo tiempo, la orientación vocacional e
incluso el criterio de apertura de nuevos centros educativos y de investigación
siguen las necesidades de la arquitectura económica privada, tal como el nuevo
centro de la UNAM en el Bajío, donde se está conformando un nuevo corredor
industrial de maquiladoras y trasnacionales. Los distritos industriales de nueva
generación son un ejemplo cada vez más extendido de una estrecha coordinación
de las distintos niveles gubernamentales, educativos e incluso sindicales puesta al
servicio del capital, fundamentalmente transnacional.

Esta forma de privatización concuerda con uno de los principales retos para el
futuro inmediato, que es lo que el profesor Luis Bonilla ha definido como Apagón
Pedagógico Global. La oscuridad educativa implícita en esta expresión significa
una ruptura pedagógica generacional de gran profundidad, donde el aprendizaje,
con alta concentración en períodos cortos, va cada vez más enfocado a la
selección de un cúmulo de información al alcance de una búsqueda en internet,
por encima de las formas anteriores, de menor concentración en largos periodos, y
de descubrimiento de nueva información. Esto pone en duda que la escuela, tal
como la conocemos ahora, arribe al fin de siglo, y sea suplantada por alguna
forma de “educación a la carta”, y donde el peso de dicha transición recaiga en el
conocimiento crítico, cuestionador, científico en sentido amplio, por un lado, así
como en los millones de docentes sobre quienes se carga la culpa de sistemas
educativos en crisis.

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La lucha por la defensa de la educación pública es, en general, una lucha por la
conciencia de las sociedades en el futuro inmediato. Y tiene también distintas
expresiones según cada nivel educativo.
EDUCACIÓN VIRTUAL
EDUCACIÓN DUAL

Breve radiografía del sector

Para el ciclo 2016-2017 hay, preliminarmente unos 2,608,291 alumnos inscritos en


instituciones privadas (que suman un total de 28 797) y 168,118 docentes. En el
caso de la educación pública, para el total de formas de financiamiento público
(federal, estatal y autónomo), se cuentan unos 23,172,402 alumnos en 196,960
escuelas, formados por 1,049,073 docentes.

Matrícula Personal Docente Escuelas

Privada Pública Privada Pública Privada Pública

Total 2,608 23,172,402 168,118 1,049,073 28,797 196,960


% 10.12% 89.88% 13.81% 86.19% 12.76% 82.24%
Fuente: SEP

Los datos arriba presentados son claros. La privatización en educación básica no


se centra en el desarrollo de más instituciones privadas, sino en la definición de
contenidos y formas docentes acordes con la pretensión de moldear la base de
una mano de obra dócil, con elementos básicos para el trabajo precario.

La tendencia comienza a revertirse en el nivel medio superior y superior:

Hay al menos 931 instituciones públicas y 1886 privadas en educación superior.


En posgrado 384 públicas y 1181 privadas. Es notorio el avance de la iniciativa
privada a niveles superiores. La privatización educativa tiende a generar dos
perfiles de egreso: educación amplia e ilustrada para las capas acomodadas y
educación “para el trabajo” para hijas e hijos de trabajadores (calificación para su
contratación precaria). En 2015, para la UNAM, de 128 mil 519 aspirantes sólo
fueron aceptados 11 mil 490 y 117 mil 29 quedaron fuera (91%); para casi todas
las principales instituciones públicas, los índices de rechazo giran en torno al 90%.
Al mismo tiempo crecen instituciones privadas “patito” que ofrecen carreras
técnicas orientadas a las “demandas del mercado laboral”, a las necesidades de
determinadas empresas.

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Matrículas en educación media superior por Sexo e
Institución
Hombres Mujeres

51.88%

50.27% 50.06% 49.94%


49.73%

48.12%

TOTAL Públicas Privadas


Fuente: ANUIES

Conforme se avanza de nivel educativo, la presencia de instituciones públicas se


debilita en favor de las privadas. Esto explica dos fenómenos simultáneos: Por un
lado, la investigación de vanguardia tiende a limitarse a las élites. Mientras que por
el otro lado, el desarrollo de “posgrados” poco rigurosos y enfocados a la
problemática empresarial.

Matrícula por institución y nivel educativo


Públicas Privadas

17.37%
31.16%
54.04%

82.63%
68.84%
45.96%

Medio Superior Superior Posgrado


Fuente: ANUIES

En lo que toca a la ciencia y la tecnología, el recorte del 23.3% para 2017 sólo en el caso
del presupuesto del CONACYT, para no hablar de las universidades -también

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comprometidas con el desarrollo de la ciencia y la tecnología-, no se deriva de una
situación económica recesiva o de la forma obligada para contender con el pago de la
creciente deuda, la baja en los precios del petróleo o la devaluación del peso mexicano
frente al dólar. Se trata más bien, en un contexto de globalización, de un plan de shock
deliberado de corte estratégico para construir con el recorte un mercado de la educación
para el negocio de las empresas y para su intervención directa e indirecta en la
transformación de la ciencia básica en una de carácter aplicado y experimental y en su
transformación en tecnología al servicio de la acumulación de capital.

Lejos de la concertación entre empresarios, gobierno y universidades e institutos


tecnológicos superiores, como en el caso estadunidense, que permitió el diseño de toda
una estrategia –en su momento progresista, aunque ahora retrógrada- de utilización de la
ciencia para fines productivos y de aumento de la productividad, en nuestro país se ha
preferido la imposición de recortes presupuestales para obligar a las instituciones
universitarias y centros de investigación a obtener recursos adicionales condicionados a la
transformación proempresarial de sus orientaciones, contenidos de sus planes de estudio
y temas de investigación, al mismo tiempo que se promueve con dinero público la
participación directa de las empresas mediante el Programa de Estímulos Fiscales por la
construcción de laboratorios y mediante un nuevo programa de financiamiento público a
proyectos de desarrollo tecnológico e innovación y de contratación de personal altamente
calificado.

Mientras que en el modelo norteamericano la participación de la iniciativa privada directa


e indirecta –a través, esta última, del financiamiento de proyectos desarrollados en las
universidades y tecnológicos- es mayoritaria frente a la inversión pública en ciencia,
tecnología e innovación, en nuestro caso, con esas dos medidas privatizadoras (la
transformación de la identidad de las instituciones públicas dedicadas a la ciencia y la
tecnología, y la participación directa de las empresas en estas labores con sus propios
laboratorios) se pretende superar lo que se estima como “una de las fallas más fuertes de
nuestro sistema”: la relativamente baja inversión del 25% actual de las empresas frente al
75% de la inversión pública en ciencia, tecnología e innovación. En tal sentido, el CONACYT
ha dedicado en los últimos ocho años 50 mil millones de pesos a impulsar una mayor
participación de la iniciativa privada en ciencia, tecnología e innovación, un equivalente a
6 250 millones anuales, cantidad cercana al monto del recorte. Bastaría que se dejará de
financiar con dinero público a la iniciativa privada –léase a las transnacionales- por un año
para evitar el recorte. Eso sin tomar en cuenta el nuevo programa mencionado. Basta con
este elemento para demostrar el verdadero sentido del recorte: es necesario dedicar
dinero público para impulsar la privatización.

Basta con reconocer la gran importancia de la tecnología y la innovación en la sociedad


capitalista actual para entender la profundidad del significado de los recortes en el gasto
social pero particularmente el sentido estratégico de la privatización del conocimiento
materializado en la tecnología. No se pretende, como en el pasado, apoyar el desarrollo
de la ciencia y la tecnología nacionales para apoyar la construcción del capitalismo

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mexicano autónomo, independiente y soberano. Con conocimiento de causa y fin, el
recorte presupuestal se inscribe en la lógica de la comercialización de los servicios
establecida en los acuerdos de libre comercio ya suscritos y en los que están por
establecerse: Tratado de Libre Comercio, el Tratado Transpacífico y el Acuerdo de
Comercio de los Servicios (TISA, Trade In Services Agreement). Se trata de poner la ciencia
y la tecnología desarrolladas en el país al servicio de las transnacionales y translatinas en
un proyecto de país que asume su subordinación al gran capital internacional.

Desde el punto de vista de los trabajadores, la situación en el sector educativo a


niveles superior es preocupante: de una muestra de más de 250 instituciones de
educación media superior y superior, a partir del directorio de ANUIES, se
obtuvieron los siguientes resultados:

INSTITUCIONES
PÚBLICAS 214 87.35%
PRIVADAS 31 12.65%
TOTAL 245 100.00%

NIVEL EDUCATIVO
MEDIO SUPERIOR 8 3.25%
SUPERIOR 213 86.59%
INVESTIGACIÓN 17 6.91%
CULTURA 8 3.25%
TOTAL 246 100.00%

SINDICATO
CON SINDICATO 156 61.66%
SIN SINDICATO 97 38.33%
TOTAL 177 100%

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Sin sindicato
38%

Con sindicato
62%

Este ejercicio, puede considerarse como un punto de partida para poder


desarrollar un entendimiento de las condiciones en las que nos encontramos

La Precariedad

La nuestra, no es una visión de la precariedad como un fenómeno que por sí solo


genere un hipotético precariado, como algo distinto y opuesto a la clase

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trabajadora. En todo caso, es una expresión de sus formas de reproducción en un
momento en que está dividida y golpeada. La precariedad es una condición, en
todo caso, en la que se ve inmersa la clase trabajadora. Se puede hablar, por
ejemplo, de precariedad en la contratación (pues ha de renovarse
constantemente) o precariedad organizativa (no le es posible a un trabajador
contar con organización ni contratación colectiva en pos de sus intereses) por
mencionar algunos, es decir, la precariedad es un elemento que marca el curso de
las condiciones de trabajo contemporáneas en general, y del sector educativo en
lo particular.

Una de las formas más clara de ver el problema de la precariedad es la forma de


trabajo, tal como lo muestra la gráfica siguiente:

Personal Docente, en Educación Media Superior y Superior, por contratación


e institución
TOTAL PÚBLICAS PRIVADAS
85.8

67.7

55.2

39.46

27.24

9.53
5.07 5.34 4.67

Tiempo Completo Medio Tiempo Por horas

Fuente: ANUIES

Otro elemento de análisis de la condición precaria en el sector es la afiliación y


fragmentación sindical a la que ya aludimos.

Ejes de actuación
A manera de conclusión enlistamos a continuación un par de ejes de actuación en
el rumbo de la superación de la precariedad, como condición indispensable para la
educación de calidad:

i. LO LABORAL Y ACADÉMICO
 Indivisibilidad de lo laboral y lo académico

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 Estabilidad laboral
 Jornada de tiempo completo
 Equilibrio docencia e investigación
 Salarios dignos sin vínculo con la productividad
 Recuperación de la difusión cultural por parte de los
trabajadores
 Productividad ligada al empleo, a la jornada de trabajo,
al numerus clausus.
ii. LO ORGANIZATIVO
 Sindicalismo mixto

 Sindicalismo nacional e internacional: Hacia una


Federación Nacional de los trabajadores de todos los
niveles educativos

 Sindicalismo democrático e independiente, propositivo

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