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Presentado Por:
Pano Orozco, Maximiliano Yael
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4.3. Delito de Omisión, Concepto, Clase y Problemática Fundamental .......... 32
4.4. Ausencia de la Conducta .............................................................................. 34
Página 2
10.0. Imputabilidad ...................................................................................................... 66
10.1. Concepto ...................................................................................................... 67
10.2. Inimputabilidad ............................................................................................ 67
10.3. Acciones Libres en su Causa..................................................................... 67
Bibliografía ................................................................................................................. 70
Página 3
1.0. TEORÍAS QUE ESTUDÍAN EL DELITO Y SUS ELEMENTOS.
Como bien dice el Dr. Malo Camacho: «todo concepto o toda idea para ser conocidos,
exigen, como punto de partida, la de delimitación de su objeto de conocimiento. Si
queremos conocer algo, es necesario, primero, precisar qué es lo que nos vamos a
preguntar»1. Es así como, bajo esta corriente de pensamiento, podemos definir a las
llamadas teorías del delito, y los elementos que le competen, como el objeto de estudio
del Derecho Penal en tanto que al preguntarnos «¿cómo? y ¿de dónde surge el delito?»,
se originan un sinfín de teorías que sirven para el análisis completo, sistemático y
metodológico del delito.
En su mayoría estas teorías son más un dogma introspectivo del raciocinio lógico-
jurídico, que un estudio forense detallado del delito, más, empero, la quintaesencia que
implica para el jurista, independientemente de su rama de especialidad. Como bien ha
dicho Aristóteles, «pensamos para existir y existimos pensando». En otras palabras, la
disección jurídica del dogma deriva en el entendimiento de la doctrina que — el siempre
sabio, Kelsen, nos ha dejado saber— es una de las fuentes del Derecho.
En Síntesis, esta nueva escuela de pensamiento refiere el análisis del delito en cuatro
momentos para determinar su existencia o ausencia. Su esquema de análisis es el
siguiente:
1
Malo Camacho Gustavo. (1997). El Objeto del Derecho Penal. En Derecho Penal Mexicano (115). México:
Porrúa.
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• Antijuridicidad. Causación de un resultado dañoso en el sentido social.
• Culpabilidad. Relación psicológica entre la conducta, el resultado en el sentido
de que producir el resultado delictivo, o bien, causar el resultado sin haberlo
querido.
• Punibilidad. El sentido de coercibilidad penal del Estado que permite distinguir el
injusto penal del correspondiente a cualquier otra rama jurídica.
En el sentido más amplio, para Liszt, el delito es la conducta (en el sentido naturalista en
relación con el mundo factico) que produce un resultado físico en el mundo, socialmente
dañoso (antijuridicidad material, no formal) y culpable en el entendimiento que implica un
nexo psicológico entre la conducta del agente y el resultado producido, sea en título de
dolo o de culpa, y que, debido a ello, se hace merecedor de una pena por la potestad
punitiva del Estado para con sus Gobernado.
Podemos, por tanto, aseverar que la forma más fácil de expresar la teoría causalista de
Liszt es: La conducta antijurídica, culpable y punible que se diferencia de otras ramas al
derecho por su punibilidad atribuyéndole al campo penal por simple hecho de ser
punible.
Más adelante, Ernst von Beling, añade múltiples consideraciones a la teoría de Liszt; a
dicha revisión se le conocería como el esquema Liszt-Beling. De acuerdo con Beling,
es menester atribuir consideraciones al delito que le hagan claramente identificable, para
ello es necesario, en primer término, reconocer que la conducta debe de ser típica, o sea,
prevista en la ley penal como delito, con lo cual se fijan las bases del esquema más
conocido en el ordenamiento del modelo causalista de la teoría del delito que observa su
fundamento en la conducta típica, antijurídica y culpable. Es así que se desecha a la
punibilidad como el orbe definitorio del campo penal, pues se ha declarado tácitamente,
por medio de la tipicidad, que el delito es la conducta prevista en la ley penal y por tanto
punible. Con estas previsiones, el esquema del delito se redefine como:
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• Tipicidad. Adecuación de la conducta de tipo previsto en la ley penal. El elemento
también se recoge del «deber ser de la norma» a través de la prohibición o
mandato en el sentido de la conducta social deseada.
• Antijuridicidad. Contradicción de la conducta y, en su caso del resultado, con
todo el orden jurídico en general. Es decir, es la calificación objetiva acerca del
hecho considerándole como lo contrario al orden jurídico (elemento objetivo
valorativo).
• Culpabilidad. La relación psicológica del querer de la conducta y el resultado
producido, sea por dolo o culpa (elemento subjetivo).
Estos momentos señalados, para ser afirmados exigen no ser negados por alguna causa
— también conocida como elemento negativo—, me refiero a la ausencia de la
conducta, atipicidad, causa de justificación, causa de inculpabilidad e
inimputabilidad, respectivamente.
La distinción entre los elementos objetivos y subjetivos que constituyen los momentos
del delito devino en un gran cuestionamiento al causalismo naturalista en diversos
aspectos sistemáticos, claro ejemplo de esto son la ubicación de la voluntad de la
conducta y la conducta misma en el tipo, etcétera. Esto, a su vez, da origen a una
alteración considerable al preexistente modelo de análisis, que si bien, el delito sigue
siendo idealizado como una conducta típica, antijurídica y culpable, el contenido de cada
uno de tales momentos objeto de análisis, es diferente.
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del delito estableciendo que la pena es la restitución del orden social y no la retribución
del orden estatalista.
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Sobre la base de todos los autores previamente mencionados, Hans Welzel, en los años
treinta del siglo pasado, procura un nuevo esquema para dar mejor respuesta a los
cuestionamientos apuntados por causalismo valorativo.
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A modo de comentario final sobre el tema, podemos reconocer que, dependiendo de la
corriente de pensamiento que se esté estudiando, los momentos del delito pueden variar,
así como el objeto de estudio de estos momentos, sin embargo, desde los mil
ochocientos, se reconoce que el delitos es tácitamente: una conducta típica,
antijuridica y culpable que debe ser punible, a su vez, con el nexo causal de la
acción o inacción por voluntad de actor con un resultado en el mundo físico y por
tanto reprochable.
Así, se estudiaron los elementos objetivos y subjetivos del delito. Al hablar de la teoría
psicologista, nos referimos al elemento subjetivo del delito, para ser precisos, a la
culpabilidad pues el estudio psicológico es la fundación de ésta; es lo que le otorga el
juicio de valoración para con la doctrina. Se representa por la disposición psíquica del
querer, es decir, la voluntad de producir el resultado, en inteligencia de que siendo la
voluntad precisamente el elemento psicológico de la conducta, sólo el ser humana es
capaz de atender a esta voluntad finalista. Es así que se procura explicar el elemento
interno de la conducta, por dar un ejemplo: la voluntad de querer apretar el gatillo para
disparar el proyectil que al ser expulsado produce la lesión que causa la muerte de una
persona.
En síntesis, para la teoría psicologista cuyos principales exponentes fueron Enrico Ferri,
Franz von Liszt y Edmund Beling, atiende a la relación psicológica entre el la voluntad
y el resultado de la acción (nexo psicológico) de la conducta, y la imputabilidad de está
autodeterminación en relación con el actor (culpabilidad).
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1.3. TEORÍA NORMATIVISTA.
También conocido como Modelo Lógico Formal del Tipo, es un esquema propuesto por
los juristas mexicanos Olga Islas y Elpidio Ramírez, en asociación con el matemático
Lian Carp, a finales de los años sesenta. Es un análisis de los elementos del tipo,
aprovechando la precisión metodológica que se funda en el cálculo funcional y la lógica
formal, siguiendo el método lógico de síntesis.
Cómo se ha expuesto hasta ahora, el análisis del tipo —al ser un elemento meramente
objetivo del delito — implica el estudio puro y estricto del contenido preceptual en función
de la ley penal vigente, me refiero a la lege lata (la ley latente) o bien, a la ley formalmente
creada que es permanente y estática. Ahora, empero, la necesidad de distinguir el
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estudio del tipo con el estudio de la tipicidad pues ésta última implica un nivel conceptual
distinto que se traduce en el sentido y contenido social del derecho sin olvidar sus
elementos subjetivos expuestos en capítulos previos, todo, en cuanto a su orden de
regulación de conducta y, en función a esto, supone un contenido estratificado que pierde
este carácter puro y estricto del que hablo. Aquí encontramos la gran utilidad devenida
de estos autores mexicanos, pues para revisar si la conducta típica puede ser
considerada como delito, incluso a la luz de los elementos estructurales de la
antijuridicidad y la culpabilidad, se valora el contenido de la acción en su función
causalista en un nuevo ordenamiento metodológico puramente objetivo donde existe y
se indica aquel elemento nominado de los momentos del delito, o bien la ausencia de
éstos.
Este modelo crea una distinción entre los conceptos «tipo típico» y del «tipo de tipo». El
primero, corresponde a la descripción de la figura típica elaborada por el legislador, es
decir, la expresión simbólica de la descripción típica. Por su parte, el «tipo de tipo»,
implica una construcción ideal de la teoría, e implica un conjunto lógico abstracto que
en sus subconjuntos contiene los elementos de todos los tipo típicos previstos en
la ley penal; o sea, no corresponde a un tipo específico de la ley penal, sino a una
construcción ideal que contiene todos los elementos que podría tener un tipo penal; esto
lo convierte en un esquema universalmente valido independiente de la legislación pues
tiene un acercamiento sintáctico general del tipo. Es necesario, empero, recordar que el
análisis de ciertos tipos delictivos, deberá ser hecho precisamente en función a sus
específicos elementos y no dentro de la generalidad del esquema lógico formal.
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métodos más ambivalentes de mirar el delito en su sentido de ciencia claramente
reproducible y con fin de encontrar la verdad del suceso en observación.
• La norma (N).
• El bien jurídico (B).
• Objeto material (M).
• El sujeto activo (calidad, número) (A1, A2).
• El sujeto pasivo (calidad, número) (P1, P2).
• Elementos innominados (aquello que no está estrictamente plasmado) (X).
El Segundo subconjunto de los elementos del tipo aparece integrado con los elementos
que sí son constitutivos del delito, aquellos que surgen con la realización e la conducta
típica. Son los siguiente:
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e. Las referencias temporales (G).
f. Las referencias espaciales (S).
g. Las referencias de ocasión (F).
II. La lesión (W1) o puesta en peligro (W2) del bien jurídico (B). Forma parte de un
subconjunto independientemente del mismo subconjunto dos.
III. La violación (V). Entendida como la violación de la norma, contenida en el deber
de obrar o abstenerse (H). Es también otro subconjunto independiente de los
anteriores.
Así es que podemos expresar la fórmula simbólica que conforma el tipo penal (en el
sentido de «tipo de tipo»), y generalmente se expresa en el siguiente término
matemático:
T= [ (NB) (A1,2) (P1,2) M] [(J1 J2) (I1 I2) (R E G S F) (W1 W2) (V1) (X)]
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6) I1 = Conducta por acción, es la actividad voluntaria dirigida a la causación de
un resultado típico; es la exteriorización de la voluntad finalísticamente
determinada.
7) I2 = Conducta por omisión, es la inactividad voluntaria que tiene como
resultado un fin típico.
8) J1 = Voluntad es la capacidad de dirigir finalísticamente la actividad o la
inactividad. Voluntad dolosa es la voluntad dirigida a la concreación de la parte
objetiva y normativa del kernel de la conducta. El dolo es el elemento subjetivo
del tipo.
9) J2 = Voluntad culposa en la conducta típica, es el querer que aparece dirigido
hacia un fin atípico, pero que lo causa, como resultado de la violación a un
deber de cuidado en la selección de los medios para su eficacia.
10) (R) = Resultado es la consecuencia y efecto natural típico de la conducta.
11) (U) = Nexo de causalidad es la relación que une a la conducta como causa,
con el resultado material, como su consecuencia. El posterior desarrollo del
modelo, determinó la eliminación de este concepto como elemento del tipo,
por entender que en el ámbito de lo normativo (que es el propio del derecho,
en el que se da el tipo), no puede darse de las relaciones de causalidad, que
son exclusivas del universos fáctico naturalístico.
12) (E) = Medio es el instrumento o actividad distinta de la conducta empleado
para la realización de la conducta, o el producir de un resultado.
13) (G) = Referencias temporales, son condiciones de tiempo, dentro de los
cuales ha de realizarse la conducta o producirse el resultado, previsto en el
tipo.
14) (S) = Referencias espaciales, son las condiciones de lugar o espacio en que
ha de realizarse la conducta o producirse el resultado, previsto en el tipo.
15) (F) = Referencias de ocasión, son las situaciones especiales generadoras de
riesgo para el bien jurídico, que el sujeto aprovecha para la realización de la
conducta o producción del resultado, previsto en el tipo.
16) (W1) = Lesión es la destrucción, disminución o compresión del bien jurídico
protegido.
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17) (W2) = Peligro de la lesión, es el grado de probabilidad de destrucción,
diminución o compresión del bien jurídico protegido.
18) (V) = Violación es la infracción a la norma de cultura reconocida por el
legislador.
1) N = Deber Jurídico.
2) B = Bien Jurídico.
3) A1 = Sujeto activo calidad.
4) A2 = Sujeto activo número.
5) P1 = Sujeto pasivo calidad.
6) P2 = Sujeto pasivo número.
7) M = Objeto material.
8) K = Kernel.
9) J = Voluntad.
10) J1 = Voluntad dolosa.
11) J2 = Voluntad culposa.
12) I1 = Actividad.
13) I2 = Inactividad.
14) R = Resultado material.
15) E = Medios.
16) G = Referencias temporales.
17) S = Referencias espaciales.
18) F = Referencias a la ocasión.
19) W1 = Lesión al bien jurídico.
20) W2 = Puesta en peligro al bien jurídico.
21) V = Violación del deber jurídico.
22) X = Variable de holgura
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típica en cuanto a su atribuibilidad al texto mismo. No resulta extraña la
sistematización tan frecuente en el estudio del derecho penal, aquellos estudios «del
caso» —casos de la realidad social o ficciones del laboratorio jurídico—, con una
funcional institucional más que practica; sin embargo, el método lógico formal prueba
su eficiencia más allá de la ficción jurídica institucional con su gran envergadura de
variables compuestas a la luz valorativa del delito.
La escuela sociológica fue el primer gran paso hacia el derecho penal moderno, ésta
empezó con Enrico Ferri y fue popularizada por Franz von Liszt. A finales del siglo XX
las ciencias tenían una amplia fijación en el estudio positivista, que se caracteriza por el
estudio científico de los fenómenos de la realidad social, a partir de la observación y
experimentación de fenómenos concretos, naturales o sociales, mismos que se
racionalizan especulativamente y plasman el abstracto.
Es decir, que esta teoría atiende al estudio y explicación del fenómeno criminal, con un
particular interés por el delincuente como recipiente de la realidad social expresada en
el mundo naturalista —más similar al criminal law anglosajón, que al derecho penal—.
Antes de esta teoría de funcionalismo social, predominaba el estudio antropológico como
fuente del delito — estudio que deriva de los avances de científicos positivistas y
antropológicos del siglo XIX como lo fue la teoría de la evolución — con observaciones
principalmente en relación con la persona física del delincuente, estudiando los rasgos
físicos de quien comete el delito, las características morfológicas generales de la
persona, con las que se cruzan hipótesis relacionadas con la personalidad y el
temperamento e, incluso, se llega a concluir la proclividad de la persona para cometer
delitos y, de aquí, su peligrosidad criminal. Se llegó a formular la llamada hipótesis del
«delincuente nato».
No fue sino hasta que Ferri, quien fuera un abogado, político y excelente orador,
propugnó la corriente del positivismo sociológico, si bien, también a partir del delincuente,
Ferri plantea el interés por los factores sociológicos —la realidad social que engulle al
delincuente en un momento dado — determinantes de la criminalidad. Así se habla por
primera vez de la etiología del delito o causas que lo originan; la llamada criminogénesis
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y la criminodinámica; de los factores sociales y cosmofísicos de la criminalidad
(relaciones de la criminalidad con el tiempo, lluvia, el frío, el trabajo, los satisfactores
sociales, la distribución de riquezas, etcétera) lo que concibe nuevas perspectivas,
favoreciendo el futuro estudio de las relaciones de la delincuencia con todos los factores
de interés en su realidad.
Utilizando los trabajos de Ferri, Liszt, Beling, Welzel, y demás autores, como fundamente,
Claus Roxin, propone una nueva base que implica al derecho en un ámbito de relación
social, se refiere el autor al mantener contacto con la realidad social que rodea al juicio
de valor, contenido en la definición política del derecho.
Si bien, la propuesta de Roxin parece no desviarse del esquema finalista del delito, éste
guarda un interés político criminal, y bajo este orden de ideas, se unifican dos vertientes;
el derecho penal (la corriente de Liszt) y la de la política criminal (el llamado criminal law
del derecho anglosajón), éste último tiene como objeto de estudio al delincuente y su
relación con la realidad social, y la personalidad política del Estado, mientras que el
derecho penal tiene como objeto el delito mismo; la acción que encuadra en el tipo.
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2.0. PRESUPUESTOS DEL DELITO.
Los presupuestos del delito forman parte de los elementos constitutivos del delito y se
encuentran en su análisis estratificado. Dependiendo de la doctrina que se esté
estudiando, los elementos de estos presupuestos pueden variar, pues son un objeto muy
antiguo de estudio debido a que devienen desde la Escuela Clásica italiana donde la
exposición más definida la brindo Manzini, los divide en «presupuestos del delito» y
«presupuestos del hecho». A los primero los entendió como «aquellos elementos
jurídicos anteriores a la ejecución del hecho, necesarios para la existencia del
delito», es tácito que la ausencia de éstos genera la extinción del título delictivo de que
se trate. En relación a los presupuestos del hecho, los subdivide en presupuestos
jurídicos y materiales, siendo los primeros, la norma y otros actos jurídicos; los
materiales, los que suponen determinada situación de hecho. Empero, la ausencia de
uno u otro, traen como consecuencia la inexistencia del delito.
Masari incluso llego a enunciar como presupuestos generales del delito los siguiente:
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generales, en México se reconocen como: los presupuestos generales del delito,
cuya ausencia determina la imposibilidad del delito.
Sin embargo, los vanguardistas de Olga Islas y Elpidio Ramírez, junto con su método
lógico formal, se refieren a éstos como «los presupuestos típicos del delito», y los definen
como «aquellos elementos del tipo, consistentes en antecedentes jurídicos o materiales
previos a la realización de la conducta típica y de los cuales depende la existencia del
delito y su grado de punibilidad»2, así los reconocen como:
En el derecho penal mexicano moderno —mismo que se rige por el principio pentatónico
del delito— la Maestra Amuchategui sintetiza a los presupuestos del delito como
«elementos que contiene el tipo penal» y los divide de la siguiente manera:3
2
Malo Camacho Gustavo. (1997). Evolución Histórica de la Teoría de los Presupuestos del Delito. En
Derecho Penal Mexicano (274). México: Porrúa.
3
Amuchategui Requena Griselda. (2012). Teoría del Delito. En Derecho Penal (38). México: Oxford
University Press.
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Me gustaría mencionar que, sin importar de que autor hablemos, siempre existe el
precepto que indica, «sin presupuesto, no hay delito», por tanto, es la esencia que
constituye el estudio del delito, aquello que lo convierte en objeto de análisis en primer
lugar.
Me gustaría citar a uno de los grandes exponentes del Derecho Penal contemporáneo,
quien otrora fuera Procurador de Justicia del Estado de Morelos, el Dr. Malo Camacho,
quién define al sujeto activo como: «la persona física que realiza el comportamiento
descrito en la ley penal, el que causa la lesión al bien jurídico penalmente protegido al
violar la prohibición o mandato contenido en la norma penal»4.
Las múltiples doctrinas de las que he hablado hasta ahora tienen muy consienta la
siguiente aseveración: toda conducta es voluntaria. Por tanto, entendemos que es la
exteriorización del deseo. Por simple analogía el humano es el único ser capaz de
desear, por consiguiente, es el único ser capaz de ejercer un acto en autodeterminación
4
Malo Camacho Gustavo. (1997). Análisis de los Elementos de la Conducta Típica. En Derecho Penal
Mexicano (333). México: Porrúa.
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y plena voluntad, en un sentido de querer y no de instinto, es decir, sólo el humano puede
cometer un delito; sólo el humano puede ser sujeto activo.
Por último, y como se ha hecho mención en capítulos previos, el número alude a que
algunos tipos delictivos exigen, para su comisión, ser cometidos por un número plural de
personas. En estos delitos se denomina al «sujeto activo plural» o «delitos
plurisubsistentes». E.g. asociación delictuosa; crimen organizado.
En este mismo orden de ideas, los delitos pueden ser «mono-subsistentes» o de «sujeto
activo individual», cuando su realización puede ser cumplida por un solo sujeto.
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• Capacidad de goce limitada. Las personas morales tienen su capacidad de goce
limitada por su objeto, naturaleza y fines. Como regla general tenemos que estas
entidades no pueden adquirir bienes o derechos que no tengan relación con su
objeto y fines propios.
A pesar del conocimiento tácito que debería de implicar para cualquier aspirante a jurista,
considero necesario el esclarecer que el derecho positivo, a diferencia del derecho
natural (el inherente al ser humano por el simple hecho de serlo), y el derecho
consuetudinario (el que emana de la costumbre), se refiere al comportamiento social
deseado impuesto colectivamente a favor de normar la convivencia de las personas, es
decir, las leyes y normas jurídicas de construcción político-social fundamentadas en un
pacto jurídico y social del cual somo participes por cuanto a miembros de una sociedad.
El sujeto pasivo en del delito puede ser una persona física o jurídico-colectiva, aquella
que es titular del bien jurídico protegido por el Estado, sobre el que recae la lesión o
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puesta en peligro, por la conducta típica, que genera la violación al deber contenido en
la prohibición o mandato previsto en el tipo penal. Se clasifica en: impersonal y personal:
• Sujeto pasivo impersonal. Tiene lugar cuando el delito recae en una persona
jurídico-colectiva o moral.
• Sujeto pasivo personal. Acontece cuando el delito recae en una persona física.
Como se ha mencionado previamente, algunos tipos delictivos exigen una cierta calidad
específica, sin la cual, el delito que se trate no podría producirse. A tal fin, es necesario
aclarar la diferencia entre sujeto pasivo y víctima u ofendido del delito. A pesar de que
habitualmente concurren, no siempre acontece de esta manera. La victima es una
persona física que resulta directamente afectada por la conducta que causa la lesión al
bien jurídico, sin embargo, el sujeto pasivo es quien resultase titular del bien jurídico. E.g.
El repartidor de una embotelladora a quien se le desapodere del vehículo automotor, de
acuerdo con el Artículo 376 bis del Código Penal Federal, y por tanto es víctima de un
robo, pero es tácito que el sujeto pasivo será el Patrón o la Empresa de la que aquél es
sólo un empleado, y por tanto no sufre perjuicio patrimonial que afecte su bien jurídico
titulado, por tanto, la empresa es el sujeto pasivo del delito. Es así, como se define la
calidad del tipo penal, de sujeto pasivo y de victima u ofendido.
5
Amuchategui Requena Griselda. (2012). Teoría del Delito. En Derecho Penal (40). México: Oxford
University Press.
Página 23
2.2.2. SUJETO PASIVO: NÚMERO.
Nos referimos como objeto material al ente corpóreo sobre el cual recae la acción o
conducta del sujeto activo que causa la lesión o puesta en peligro del bien jurídico
tutelado, generando con ello el delito. E.g. Es el cuerpo de la persona humana que recibe
los golpes del puñal que origina la muerte; es el celular robado; la herida recibida;
etcétera.
También llamado bien jurídico protegido o bien jurídico tutelado por el Estado, es el objeto
de la protección de un concreto interés social, individual o colectivo bajo la tutela del
Estado al amparo de la ley penal y la coercibilidad penal del Estado.
Página 24
2.4.1. DAÑO AL OBJETO JURÍDICO.
En relación con la clasificación de los tipos en orden a su forma de afectación del bien
jurídico, se refiere a la lesión — aquella con afectación del bien jurídico — por vía de la
destrucción, disminución o molestia devenido de la conducta típica; el daño al objeto
jurídico es aquello que ya no presenta carácter reparatorio pues la lesión ya ha sublevado
al titular de éste bien, por tanto, entendemos que es el tipo de delito de lesión.
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norma para la regulación de la conducta social. Es el contenido medular de la norma; la
fórmula legal individualizada para la protección del bien jurídico.
Esta fórmula se puede observar, a manera de analogía, como una escalera de cuatro
peldaños, donde, cada uno de los peldaños constituye un elemento que comprende el
fin punible del lesivo jurídico. Estos peldaños se pueden tipificar como:
a) Conducta
b) Tipicidad
c) Antijuridicidad
d) Culpabilidad.
3.1. LA CONDUCTA.
La conducta es el primer elemento básico del delito. Es, por definición, el elemento
objetivo del delito, unida al resultado de los delitos en el sentido naturalista del mundo
fáctico. Se define como el comportamiento humano voluntario, positivo o negativo,
encaminado a un propósito, es decir, una manifestación de voluntad finalísticamente
determinada. Lo que significa que sólo los seres humanos pueden cometer conductas
positivas o negativas, ya sea una actividad o inactividad respectivamente. Es voluntario
dicho comportamiento porque es decisión libre del sujeto y es encaminado a un propósito
porque tiene una finalidad al realizarse la acción u omisión.
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3.2. TIPICIDAD.
3.3. ANTIJURIDICIDAD.
El concepto inicial de la antijuridicidad aparece con Liszt a principio del siglo XX. Cómo
ya se ha mencionado, con esquema Liszt-Beling, éste que reconoce la conducta, la
tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad, se consagra el entendimiento de que
contravenir los abstractos plasmados en la norma es la acción antijurídica, por dar un
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ejemplo un tanto polémico de esté sentido de función social, podemos mirar a la
Alemania nazi, donde el asesinato arbitrario de los judíos no contravenía a la norma, en
otras palabras, no contravenía el orden social y político del Estado Alemán.
Posterior al esquema Liszt – Beling, se hacen una serie de análisis y desarrollos de las
posiciones sistemáticas, en general, recogidas del causalismo valorativo que a su vez
devienen en el finalismo, en la orientación de la acción social, en el funcionalismo político
penal por medio del estudio de la tipicidad. Concluido el examen de la tipicidad, que
naturalmente implica el examen de las atipicidades, comienza a desarrollarse la tesis de
la conducta antijurídica, y de manera análoga, comienza el desarrollo de las tesis
competentes para causas de justificación para poder ser afirmado sí se dio, o no, una
verdadera lesión para con un bien jurídico protegido por el derecho penal, o bien si la
inicial tutela deriva de la presencia de la antinormatividad de la conducta típica. E.g. La
legítima defensa o el estado de necesidad, neutralizan la inicial tutela jurídica penal de
la tipicidad, originando que quede retirada a ese hecho y, en consecuencia, estaremos
ante una lesión de un bien, pero no ante la lesión de un bien jurídico protegido y tutelado
por el derecho penal, por lo que ya no podrá ser considerado como delito.
3.4. CULPABILIDAD.
Como Enrico Ferri hace constar en su tesis sobre la teoría psicologista, la culpabilidad,
en su estado de tipo subjetivo, se entiende como el raciocinio de la etapa interna de la
acción u omisión, es decir la ideación, deliberación y resolución. A su vez, ésta se
organiza en dos categorías:
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b) La imprudencia o acto culposo. Compete a aquel acto realizado por omisión de
un raciocinio resolutivo, mas con una clara etapa de ideación y deliberación, es
decir, es el acto de omisión a sabiendas de la puesta en riesgo que esto
representa en con relación a la acción misma.
4.0. LA CONDUCTA.
Si como base sostenemos que el delito es una conducta típica, antijurídica y culpable,
mismo concepto que entiende la doctrina penal, podemos entonces observar que, del
concepto se desprenden los estudios de la conducta, la tipicidad, la antijuridicidad y la
culpabilidad.
Es así como la conducta, por su relación causalista en relación con el mundo fáctico y
físicamente perceptible, es el primer el elemento de análisis en el delito, es decir, la
acción, misma que se comprende de sus elementos internos (ideación, deliberación, y
resolución) y sus elementos externos (preparación, manifestación y ejecución),
aquella que existe o no, en otras palabras, causó un cambio en el mundo fáctico, o no lo
causó.
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4.1. TEORÍAS QUE EXPLICAN LA CONDUCTA.
Desde el causalismo naturalista de Liszt, aquél que entendía el delito como acción, en
la idea positivista de que lo único relevante son los «hechos de la naturaleza», como
físicamente perceptibles y observables. Tal concepto habría de subsistir hasta el
finalismo y en las posteriores orientaciones en sentido político criminal, donde la acción
deja de ser observada desde la perspectiva causal, para ser reconocida como la acción
finalísticamente determinada.
6
Amuchategui Requena Griselda. (2012). La Conducta y su Aspecto Negativo. En Derecho Penal (56-57).
México: Oxford University Press.
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A su vez, la causalidad poder ser explicada por múltiples teorías que nuevamente se
enuncian de manera resumida de la siguiente manera7:
Como se ha mencionado a lo largo de este extracto, al hablar del tipo penal, hablamos
en realidad de la descripción, en la ley penal, de una conducta prevista como acción u
omisión dentro de determinado ámbito situacional, que es lesivo a un bien jurídico
protegido penalmente, a la vez que violatorio del mandato o prohibición contenido en la
norma que, precisamente, implica la valoración normativa de la ley.
Es decir, «¿la acción de determinado sujeto activo encuadra con el tipo penal?» En cuyo
caso, «¿fue finalísticamente realizado con la voluntad de obtener el resultado en
7
Amuchategui Requena Griselda. (2012). La Conducta y su Aspecto Negativo. En Derecho Penal (57).
México: Oxford University Press.
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cuestión?» y de serlo así, «¿cuál es la causalidad de su acción en relación con el
resultado de ésta?».
Acción de A Resultado en B
El delito de omisión es una figura jurídica que existe meramente como concepto «en
referencia». No existe la omisión en sí, no es algún tipo de acción física o fáctica, sino
que siempre quiere ser entendida en relación con una determinada acción y su resultado.
En síntesis, mientras que los tipos activo o comisivos de la conducta prohibida a través
de su descripción típica, en los tipos omisivos, la individualización se da a través de la
descripción de la conducta debida, lo que origina que resulte prohibida la conducta
contraria.
En otras palabras, si el delito de acción se refiere a una conducta física con un resultado
en el mundo fáctico en relación con su nexo causal, el delito de omisión se refiere a la
realización de la conducta típica con abstención del actuar, por ende, da un resultado en
el mundo fáctico con su relación al nexo causal, mismo que tiene que encontrarse
claramente tipificado en el ordenamiento penal.
Página 32
Esta omisión se divide en dos clases8:
En el orden de ideas expuesto, empero, la importancia que tiene la figura del sujeto activo
en el delito omisivo, particularmente en el caso de la omisión impropia. Así, en función
de las características con las cuales intervienen el autor en el tipo omisivo, surge la
importancia tan necesaria de clasificar los tipos omisivos, a su vez vinculando con las
características de la lesión o puesta en peligro del bien jurídico protegido y con el alcance
de la violación del deber jurídico de obrar (el actuar de manera deseada y esperada en
relación con lo que acontece). Sin embargo, en ciertas ocasiones, implica también, el
deber jurídico de obrar unido a un deber jurídico de abstenerse, es decir, la unión de un
tipo preceptivo y un tipo prohibitivo.
8
Amuchategui Requena Griselda. (2012). La Conducta y su Aspecto Negativo. En Derecho Penal (58).
México: Oxford University Press.
Página 33
4.4. AUSENCIA DE LA CONDUCTA.
Página 34
• Hipnosis. Es un razonamiento de inconsciencia temporal, también se considera
que la hipnosis incurre en una ausencia de conducta esto debido a que se
considerar que la conducta en estado de hipnosis no sería algo que se fuera a
realizar en un estado consciente. Al respecto de este raciocinio se encuentra el
Código Penal Federal, en su artículo 15, fracción I, y el artículo 29, fracción 29 del
Código Penal del Distrito Federal que enuncia: «la actividad o inactividad se
realice sin intervención de la voluntad del agente».
5.0. TIPICIDAD.
La teoría del tipo y, consecuentemente, la teoría de la tipicidad fue concebidas por Ernest
von Beling, cuando con su obra: Die Lehre von Verbrechen, en el año 1906, precisa
el alcance sistemático del esquema causal naturalista del estudio del derecho penal, que
como ya hemos mencionado, inició por Franz von Lizst, quien hubiera propuesto el
análisis del delito a partir de los elementos de la conducta, antijuridicidad, culpabilidad y
punibilidad.
Página 35
aparece recogido el estudio de la conducta. Sólo después de haber concluido ese primer
análisis (tipicidad), corresponde, como segundo momento del delito, el estudio de la
antijuricidad, y para concluir, el estudio de la culpabilidad, no siendo necesaria la
punibilidad, toda vez que, al estar identificada la conducta, como típica penal, se hizo
innecesaria ya la punibilidad como el elemento diferenciador penal de la conducta.
Página 36
o Ausencia de acción. Sueño, sonambulismo, hipnotismo, movimiento reflejo,
movimiento involuntario, movimiento por actos terapéuticos o derivados de
cuadros patológicos mentales. (Rictus epilectico).
o Fuerza física irresistible. (Vis absoluta y vis maior).
o Caso fortuito.
o Consentimiento.
o Error de tipo.
Por su parte, en términos generales, el análisis de los elementos del tipo aparecen hoy
reconocidos por la presencia de los elementos descriptivos, objetivos, normativos y
subjetivos, ámbitos, éstos, en los que aparece haber un consenso en la doctrina penal.
En el sentido propiamente de la doctrina penal moderna, los elementos del tipo son los
que constituyen a éste y en caso de la ausencia de estos, existiría ausencia del tipo
mismo. Por tanto, se reconocen como:
1) Deber Jurídico.
2) Bien Jurídico.
3) Sujeto activo calidad.
4) Sujeto activo número.
5) Sujeto pasivo calidad.
6) Sujeto pasivo número.
7) Objeto material.
8) Voluntad.
Página 37
9) Voluntad dolosa.
10) Voluntad culposa.
11) Actividad.
12) Inactividad.
13) Resultado material.
14) Medios.
15) Referencias temporales.
16) Referencias espaciales.
17) Referencias a la ocasión.
18) Lesión al bien jurídico.
19) Puesta en peligro al bien jurídico.
20) Violación del deber jurídico.
21) Variable de holgura.
Página 38
observan su mejor análisis en el estudio de los elementos típicos del delito,
pues de aquí obtienen su relevancia penal.
d. El objeto material. Es el ente físico material y corpóreo sobre el cual recae
la acción de la conducta típica. Al igual que en el caso anterior de los
sujetos activos y pasivos, implica un concepto cuya relevancia jurídica nace
con la conducta típica, y por lo mismo, resulta más acertado atender su
estudio como elemento típico, que como un presupuesto, pues la
relevancia se obtiene de la conducta típica.
f. Medios.
g. Circunstancias de tiempo. El momento temporal en el que ocurrió
h. Circunstancias de lugar. El momento espacial en el que ocurrió
i. Circunstancias de ocasión. El cómo ocurrió.
j. Circunstancias de modo. La manera en la que ocurrió.
3) Se refiere a los que encuadran dentro de la norma penal y por tanto son
reprochable del Estado en relación con su función político social. Éstos, a su vez,
son:
a. Violación al deber establecido en la norma. El elemento normativo
primero que, por definición, exige ser objeto de análisis en la tipicidad y al
Página 39
que necesariamente debe ajustarse la conducta para ser típica. Es el
contenido mismo de la «violación» al «deber» previsto en el tipo de la
norma penal y consiste en el deber jurídico de obrar o abstenerse, figurante
del mandato o prohibición contenido en la norma. E.G. No matar, no violar;
auxiliar al atropellado; etcétera.
b. Elementos normativos específicos. Un número considerable de tipos
delictivos, en su texto, contenían ciertos conceptos que para su
entendimiento, específicamente exigen una cierta valoración cultural o
jurídica y que por lo mismo son identificados como elementos normativos
del tipo. Naturalmente sin su presencia, cuando el tipo lo exige, el mismo
no se ve concretado. E.G. Conceptos que requieren de valoración jurídica:
«bien», «funcionario», «ajenidad», «enajenación», etcétera. Conceptos
que requieren valoración cultural: «honestidad», «buena costumbre»,
etcétera.
c. El bien jurídico. Como se ha señalado., a la vez que es concepto que
merece atención como presupuesto de la conducta típica, debe también
ser revisado como elemento objetivo y valorativo de la tipicidad, en la
medida en que, la conducta para ser típica, exige ser lesiva a un bien
jurídico, lo que implica un contenido objetivo de ésta, pero a la vez, tal bien,
en la medida en que está jurídicopenalmente protegido, representa cierto
valor jurídico y cultural, por lo tanto, lo identifica también como un elemento
normativo.
Página 40
cometida. La gran mayoría de los tipos delictivos incluidos en el código
penal, aparecen previstos en fórmulas que suponen el actuar doloso en la
acción, sea de acción simple o de acción que produce un resultado, que
implican los delitos de mera conducta y los delitos de resultado material.
Generalmente sólo por exclusión, o bien, a través de formulaciones
alternativas, es que la ley previene al tipo de omisión.
b. Elementos subjetivos específicos de la conducta típica en el análisis
de la tipicidad. Ciertos tipo delictivos previenen en su contenido ciertos
conceptos que implican una específica y precisa exigencia en relación con
la subjetividad del agente al momento de cometer la conducta ilícita penal,
pudiendo ser tales elementos de diverso tipo, en términos que se señalan
en el apartado respectivo. E.G. «A sabiendas»; «el que ilícitamente»;
«apoderamiento»; etcétera. Por lo que la conducta, para ser típica, exige
necesariamente que el agente observe esa especial subjetividad que
implican estos elementos descritos en el tipo penal.
6.0. ANTIJURIDICIDAD.
A través de los tipos penales el estado expresa qué conductas están fuera de la libertad
de acción de los individuos miembros de la comunidad, lo que significa un ámbito
9
Malo Camacho Gustavo. (1997). La Antijuridicidad (En el Delito de Acción Doloso). En Derecho Penal
Mexicano (403). México: Porrúa.
Página 41
específico del sentido político penal del orden jurídico que se refleja en su contenido de
prevención general en la medida en que al delimitar el espacio social de acción y señalar
qué es lo que se estima contrario al interés social. Es por este medio que el fin de la ley,
el fin de la imposición, es la prevención general que se caracteriza por estar dirigida, no
al individuo responsable mismo, sino a toda la comunidad en conciencia de que pueden
ser castigados en tanto que contraríen el orden jurídico, es decir, que recaigan en la
conducta antijurídica.
Página 42
antijuridicidad. E.G. A ha matado a B al intentar proteger su propia vida, su bien
jurídicamente tutelado por el Estado. «¿Acaso A actuado antijurídicamente?».
Por mera analogía, se entiende que el derecho solo puede permitir lo que está
previamente prohibido, obviamente, no puede permitir lo que desde antes ya estaba
permitido. Por tanto, el tipo permisivo presupone la presencia del tipo normativo o tipo
prohibitivo, cuyo estudio corresponden a la tipicidad y, por lo tanto, el elemento negativo
de la antijuridicidad es la causa de justificación.
10
Malo Camacho, Guillermo. (1997). La antijuridicidad (en el delito de acción dolosa). En Derecho Penal
Mexicano (412). México: Porrúa.
Página 43
Es así como el derecho reconoce la legitimidad de la acción mediante la conducta, ésta,
que es permitida por el derecho, que reconoce tales situaciones que soportan el actuar
antinormativo en pos de un bienestar.
Asimismo, también existe el principio de estado de necesidad, mismo que supone otra
de las formas que la ley penal expresamente previene como legitimadoras y, por tanto,
neutralizadoras de la antijuridicidad. Este principio lo encontramos en el artículo 15 del
Código Penal Federal en su fracción V.
Bajo este orden de ideas, podemos decir que, en síntesis, las causas de justificación
atienden a los principios básicos como los son: no se puede pedir lo imposible, no se
puede pedir ordenar el disentimiento a la auto preservación, más no es una
conducta que el Estado ordene, sólo le permite. Es decir, el Estado no pide que
termines con la vida de un sujeto que ha puesto en peligro inminente e innegable tu vida,
sin embargo y con fundamento en el artículo 15° fracción V del Código penal federal, se
permite que defiendas tu bien jurídico por cuanto medio de actuación no excesivo ni
doloso.
En el sentido material, la antijuridicidad es, por consenso, orientada más que por el
estudio de la ley misma, por el del delincuente y su función en tanto que hombre dentro
Página 44
de la sociedad. Bajo esta corriente, en especial Liszt, se habla de la antijuridicidad
material, entendiéndose como el daño social causado por la comisión del delito en sí.
Este principio se encuentra expresado en el artículo 15° del Código penal federal en su
fracción VI. Esta figura es el ejercicio del derecho
Página 45
su objetividad, es decir, en lo relativo a todos los aspectos objetivamente observables
del mismo. En tanto, la subjetividad en sentido antijurídico compete a las observaciones
no físicas observables con la relación a la voluntad del agente en su realidad social.
En el estado actual del derecho, se reconoce al elemento antijurídico como objetivo mas
con la existencia de elementos de tipo subjetivo dentro de éste. Existen elementos
subjetivos tanto en el tipo como en las justificaciones de la antijuridicidad, y de que no es
posible determinar un juicio sobre tipicidad, o antijuridicidad, si no se toman los
elementos objetivos, subjetivos y normativos. Para tal fin, podemos valorar el artículo 15°
del Código Penal, donde se hace referencia a las causas de justificación. Asimismo, se
hace alusión a conducta legitimante, que es un elemento subjetivo en objeto del elemento
antijurídico.
En otras palabras, el ejercicio del derecho se hace desde una perspectiva no meramente
objetiva como lo es, atender a la norma, sino que también se hace en el sentido subjetivo
de atender a la función misma del derecho que, como sabemos, es un orden vinculante
y regulatorio de la conducta humana deseada cuando miembro de la sociedad en un
sentido de permisión. Por lo tanto, el ejercicio del mismo también le compete al individuo
en las circunstancias dónde el Estado mismo ha fallado para el imperio de estas
conductas.
Más que una causa de justificación prevista en la ley penal es, en verdad, el fundamento
general de todas las legitimantes. En resumen, el ejercicio del derecho que se encuentra
fundado y recogido sea en la ley penal o en cualquier otra ley extrapenal, o incluso, en
pautas culturales, apoyadas en la costumbre o en expresiones y circunstancias que
pueden originar en un cierto momento tal fundamento. Naturalmente, tal ejercicio de un
Página 46
derecho, deber reunir ciertas características para ser constitutivo de la justificante que
destruya la antijuridicidad.
Siguiendo el raciocinio de la función social del Derecho, el límite del consentimiento debe
estar determinado por la base misma que lo fundamenta: la libertad de la persona. Así,
el consentimiento no puede ser tal, que implique la negación total de la libertad.
Página 47
situación el consentimiento sólo podrá operar como atenuante, más no como
legitimación.
11
Mason, Alpheus Thomas (1968) [1956]. Harlan Fiske Stone: Pillar of the Law. Hamden, CT: Archon Books.
Página 48
6.7. ANTIJURIDICIDAD: CUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN.
Hay que recordar, empero, que se mencionaron las características del contenido
normativo que supone la teoría del tipo, con la prohibición al deber jurídico expresado
por vía del mandato o prohibición contenida en el mismo. E.g., no debes matar; no debes
robar; etcétera. Y del bien jurídico, como los conceptos, a partir de los cuales se explican
y justifican aquéllos. El cumplimiento de un deber, así, más que una causa de
justificación, debe ser entendido como la base misma de la normatividad. Ahí donde
exista un «deber» jurídico, sea de obra o de abstenerse, debe entenderse que existe, en
tato que hay un tipo legal penal que lo previene en razón de la incorporación de la
conducta socialmente deseada por la voluntad colectiva representada por el legislador,
que es precisamente el origen de la norma jurídica.
Atento a este orden de ideas, el cumplimiento del deber, precisa de ser entendido como
un fundamento normativo en sí mismo y no una actuación que ha de ser legitimada por
el obrar permisivo de la antijuridicidad, en la inteligencia que debe tenerse presente, que
el orden jurídico es un orden y no un desorden jurídico, de aquí, que cuando en la propia
ley aparezca la presencia de un deber jurídico en un sentido y simultáneamente aparezca
otro deber jurídico en sentido opuesto, sólo uno puede subsistir, en un sentido de
ordenado por la ley (norma) y no como regla permisiva que legitima a la conducta
antinormativa (causa de justificación). Para dar un mayor entendimiento al respecto del
tema: El artículo 302° del Código Penal Federal prohíbe privar de la vida a alguien; por
otra parte, el Código militar, ordena defender la seguridad del país frente a un enemigo
exterior, obligando, incluso, en su caso, a disparar y matar al enemigo. En este sentido,
aparecen dos normas encontradas, una prohibiendo matar y el otro ordenando matar.
Aquí, debe entenderse en el sentido de que sólo uno de estos deberes puede subsistir;
Página 49
así, en este orden de ideas, el militar que priva de la vida al enemigo no comete una
conducta típica de homicidio que enseguida la ley legitima, sino que simple y
sencillamente deberá entenderse que su conducta en ningún momento ha sido
antinormativa, toda vez que ha actuado en el cumplimiento de un deber previsto en la
ley.
Página 50
a la culpabilidad» (Semanario Judicial de la Federación. Sexta Época. Tomo XIII, página
54, segunda parte).
7.0. CULPABILIDAD.
Página 51
En este orden de ideas, la doctrina moderna define a la culpabilidad en dos vertientes, la
consciente y la inconsciente. La primera entendiendo que el actor reconoce la
existencia de un posible resultado típico; la culpa inconsciente, utiliza el raciocinio que el
autor no esperaba un resultado típico y, por tanto, desconocía un fin previsible y evitable,
asimismo se divide en tres ramas:
• Lata.
• Leve.
• Levísima.
La punibilidad del delito culposo se encuentra previsto en los artículos 60°, 61° y 62° del
Código Penal Federal.
Página 52
cuanto elemento objetivo del delito, dejando a salvo el estudio de la voluntad como
contenido del estudio posterior del elemento subjetivo del delito. Es así que, hablando de
la culpa y la voluntad en un sentido concreto, debemos de diferenciar una de otra. E.G.
La voluntad de A era jalar el gatillo para disparar un proyectil que detuviera la agresión,
sin embargo, dicho proyectil ha causado la muerte de B. En este sentido de holgura, la
voluntad de A no ha sido el homicidio de B, mas, su voluntad finalísticamente
determinada de jalar el gatillo del arma, ha terminado por causar la muerte de B; el
estudio del injusto en cuestión recaerá sobre la culpabilidad del hecho y no la voluntad
de la acción pues ésta ya se ha comprobado de manera objetiva por medio del estudio
de la tipicidad y antijuridicidad del injusto.
12
Kohlrausch Eduard. (1910). Vide, “die Schuld”. En Aschrott-Liszt Die Reform des Reichsstrafgesetzbuch.
Berlín.
Página 53
No fue sino hasta el modelo causalista valorativo que nueva orientación represento un
cambio del contendido de la teoría de la culpabilidad psicológico, hacía un sentido más
normativo como el que se encuentra en la teoría de la culpabilidad normativa.
Como pensamiento final, vale agregar una observación remarcable del Dr. Malo
Camacho, quién dice: «la teoría psicológica, por razón del concepto mismo de
culpabilidad como nexo psicológico de querer el delito, no hacía referencia a ningún
aspecto vinculado con la necesidad de autodeterminación de la persona y su capacidad
de conducirse conforme a ella, por esto, necesariamente tenía que estudiar el ámbito de
la imputabilidad sólo como presupuesto de la culpa y no como causa de inculpabilidad».13
Así, estos autores nos hablar de «un verdadero dolo lo no valorado», el dolo contenido
en la voluntad de la conducta, el cual, sin embargo, no tiene ninguna relevancia penal,
mientras que, ya como elemento del tipo, el dolo implica una específica valoración
derivada precisamente de su inclusión como tipo penal, si bien, tal valoración implica
sólo su presencia como elemento subjetivo de la norma; en tanto que el dolo denominado
por la doctrina normativa como «dolo valorado» o «dolo malo» implica el conocimiento
de la antijuridicidad y naturalmente corresponde ser valorado hasta el ámbito de la
culpabilidad, precisamente por vía del juicio de reproche correspondiente.
13
Malo Camacho Gustavo. (1997). La Culpabilidad. En Derecho Penal Mexicano (527). México: Porrúa.
Página 54
Teoría mixta. También llamada teoría compleja de la culpabilidad, derivó de una
interpretación ecléctica entre la teoría psicológica y la teoría normativa, en donde a la
vez que se reconoce el contenido normativo del reproche de la culpabilidad, también se
mantiene el concepto de dolo y culpa, como las formas de la culpabilidad, originando así
el concepto complejo de la culpabilidad.
Así, la culpabilidad, entendida como el estudio de la responsabilidad del autor, para estar
en posibilidad de dictar un reproche, debe partir y funcionar en la capacidad de
autodeterminación, así como de su posibilidad de comprensión de la antijuridicidad de
su conducta y de su libertad para conducirse, estos son los fundamentos del contenido,
mismo de la responsabilidad como base de la culpabilidad y que, por lo mismo, exigen
un análisis para precisarlos, toda vez que, para que sea posible imponer el reproche de
culpabilidad a la persona, es indispensable que ésta, en base a su capacidad personal
para actuar conforme a sentido, haya tenido la posibilidad de comprender la
antijuridicidad de su conducta y que haya podido actuar dentro de un cierto ámbito de
libertad para que permita hacerle exigible su conducta lo que, precisamente implica la
culpabilidad en su sentido normativo, entendiendo que ésta es un concepto graduable
que admite diversos grados en el reproche atento al parámetro de su autodeterminación,
en relación con los reductores de la libertad.
Página 55
antijuridicidad de su acto (error de prohibición); o bien porque simple y sencillamente
su libertad para autodeterminarse estuvo impactada de manera tal que no es posible
exigir a la persona que hubiera actuado de manera distinta, existe una inexigibilidad que
anula el juicio de reproche en un sentido holgado. Por tanto, la inexigibilidad de otra
conducta, así, es la causa de la inculpabilidad en general.
14
Zaffaroni, Eugenio Raúl. (2014). Derecho Penal: Parte General. Buenos Aires: Ediar Sociedad Anónima
Editora.
Página 56
procedimiento de verificación (proceso) seguido para ver si la conducta corresponde, o
no, a los elementos exigidos por un determinado tipo penal, naturalmente no en base a
un análisis estrictamente exegético sino de interpretación lógica y teleológica del sentido
en la ley, es decir, el espíritu de la ley que obliga a valorarlas a la luz y significado del
derecho penal en términos de la definición política del ius puniendi, recogido de la misma
Constitución del Estado en cuestión. A tal fin, el juzgador deberá declarar el reproche de
culpabilidad; para esto, previamente, el juzgador, deberá examinar así mismo, si las
características personales del autor y la forma en que se dieron los hechos permiten
afirmar la responsabilidad penal del autor, elemento, sin el cual no es posible hacer la
declaración de culpabilidad.
Este reproche de culpabilidad puede tener diversas gradaciones, derivadas del conocido
«grado de la culpabilidad» o «grado de la culpa», atendiendo a las circunstancias del
caso, que se encuentran aplicadas en relación con el «grado del injusto», que se refiere
a las características de diferencia específica entre los diversos delitos — me refiero, no
es igual la gravedad del delito de homicidio que protege la vida, que el delito de robo,
que protege el patrimonio —. El grado de la culpabilidad, en cambio, se refiere a
motivaciones y características subjetivas de la persona que, a su vez, se concretan en
los restrictores de la libertad individual que determinan dicho grado de la culpabilidad.
En relación a lo mencionado, para que el injusto sea punible, es necesario que sea
considerada culpable la persona que lo cometió y esto sólo es dable si la persona es
responsable o es susceptible de ser responsabilizado de su actuar, para tal fin la Maestra
Amuchategui enuncia los elementos de la culpa como sigue15:
15
Amuchategui Requena Griselda. (2012). La Culpabilidad y su Aspecto Negativo. En Derecho Penal (98).
México: Oxford University Press.
Página 57
• Carencia de cuidado, cautela o precaución que la ley exige.
• Resultado previsible y evitable.
• Tipificación del resultado.
• Nexo de causalidad.
7.4. INCULPABILIDAD.
He señalado en capítulos previos, una conducta aparentemente típica, será en más bien
atípica, cuando bajo el raciocinio penal, se concluya la falta de un elemento descriptivo,
objetivo, normativo o subjetivo del mismo, o bien, cuando por razón de la naturaleza
misma del derecho penal, la conducta de que se trate no puede ser considerada como
típico penal, como lo es el caso del alcance y el contenido del principio de la ultima ratio
(última solución); o bien, cuando se den cualesquiera de las causas generales o
específicas de no atribución.
Con esos preceptos, en la inculpabilidad, la conducta continúa siendo delictiva; pero una
conducta que no podrá ser reprochada penalmente al autor, sino que, en su caso, podrá
ser el origen de una imposición de una medida de seguridad, es fundada no en la
culpabilidad personal sino en función de su responsabilidad social, apoyada sólo por la
peligrosidad social de su conducta y una concepción estrictamente defensista de la
sociedad.
Página 58
muere en caso de legítima defensa, no puede reclamar al autor indemnización alguna ni
reparaciones civiles relacionadas con el delito porque el delito no existe; en cambio la
cónyuge viuda de quien resultó muerto por la acción de un enfermo mental paranoico
que creía estar siendo perseguido para causarle un mal, sí tiene derecho a la
indemnización y puede perseguirla en contra del autor demente o de sus familiares que
tienen a su cargo la patria potestad o tutela del enajenado.
8.0. PUNIBILIDAD.
De una manera práctica, la punibilidad se puede entender como el ius puniendi (potestad
punitiva del Estado) en el sentido que la sanción es la concreción de la punibilidad y
refleja sobre el sujeto y, en todo sentido, el alcance de la capacidad penal del Estado en
tanto que se encarga de mantener la conducta social deseada.
A su vez, Claus Roxin explica que la punibilidad es parte del tríptico rector de la potestad
punitiva del Estado, es decir: el precepto (el tipo penal), reprochabilidad (el delito) y
sanción (la punibilidad del acto). Y es definida como la coercibilidad penal que busca
mantener la conducta socialmente deseada.
Página 59
La coerción jurídico penal se entiende como la característica que singulariza al derecho
penal como una manifestación del estado en el mundo fáctico, una potestad punitiva
inherente al Estado.
Por lo cual, podemos definir el concepto de punibilidad como: la posibilidad del Estado
a ejercer su potestad punitiva ante una conducta típica, antijurídica y culpable, y
por lo tanto, coercible mediante la pena; es la amenaza de una pena que establece
la ley.
8.2. PENA.
Es importante aclarar que la pena misma es parte del binomio que concibe al derecho
penal, la pena es la quintaesencia de la ciencia jurídico penal pues es necesario recordar
que este binomio del que hablo es nada menos que la «norma-precepto penal» y se
refiere, en el Derecho Penal, al sentido objetivo y subjetivo; objeto-método; interpretación
en integración. Es debido a ello, que considero menester el hablar sobre las diferentes
teorías que fundamentan la pena y sobre la función misma de ésta de la siguiente
manera:
Página 60
Kant reconoce al hombre como un fin en sí mismo, por lo tanto, no puede ser medio para
consecución de otros fines. Atento a eso, el concepto de pena absoluta sostiene la base
de entender la pena y justifica como fin sí misma. En consecuencia, se encuentra la tesis
«la pena es la respuesta y retribución a la lesión causada con el delito». Así se entiende
que «al mal del delito» se le neutralice con «el mal de la pena».
No será sino hasta la escuela positivista que estos preceptos se verían modificados.
Página 61
En síntesis, a partir de la certeza que, cada quién, tenga acerca del mal que habrá de
sufrir en caso de la comisión de un delito, imperará el estado de derecho.
También recoge la distinción entre las personas que responden en base a su capacidad
jurídica y moral, mencionados como «imputables», y aquellas que no pueden ser
responsabilizadas bajo dicho fundamento, como «inimputables». De aquí la división en
la respuesta punitiva frente a la comisión de un delito, entre las «penas» y «medidas».
Las primeras vinculadas con su imposición a las personas que tienen capacidad para
autodeterminarse y para conducirse conforme con tal capacidad y, por lo mismo, sufren
una «responsabilidad personal» por su conducta; las segundas, quienes no teniendo
dicha capacidad, cuando cometen una conducta prevista en la ley penal como delito,
quedan sujetas a «responsabilidad social», que concibe la peligrosidad social de la
persona.
Por último y teniendo como fundamento las teorías previamente mencionadas de la pena,
Claus Roxin, nos habla de que, al igual que el delito en sí, la pena lleva diferentes
momentos mismos que requieren de análisis para un juicio de valor en su actuación
político criminal y social.
Página 62
2. Nivel Judicial: Es la función jurisdiccional del Estado, del iuris dicere (lo que dicta
el derecho) en donde se afirma la verdad jurídica a través de la fuerza vinculante
de la punibilidad. Es la pena absoluta.
3. Nivel de la ejecución: Etapa en que la misma se ejecuta por parte de la autoridad
generalmente administrativa, a fin de readaptación social. Es la prevención
especial.
8.3. PUNICIÓN.
Debido a que se ha hablado con detalle al respecto, resulta fútil aunar en dualismos
explayántes, por lo tanto, la manera más simple de definir la punición es: «La
determinación de la pena exacta al sujeto que ha resultado responsable de un delito
concreto»16. En palabras del su estimado autor, es la concreción por la cual el Estado
decide la medida subsanante que el autor de delito deberá compurgar a modo de
reparación para con el afectado y la sociedad misma.
16
Rodríguez Manzanera, Luis. (2003). Penología (87). México: Porrúa.
Página 63
8.4. EXCUSAS ABSOLUTORÍAS.
17
Amuchategui Requena Griselda. (2012). La Punibilidad y su Aspecto Negativo. En Derecho Penal (107-
108). México: Oxford University Press.
Página 64
(Artículo 400° del Código Penal Federal y 321 del Código Penal para el Distrito
Federal).
• Por innecesariedad de la pena. Esta excusa subsiste cuando el sujeto activo
sufrió consecuencias graves en su persona por senilidad o por precario estado de
salud, que hacen notoriamente innecesaria e irracional la aplicación de la pena
(artículo 55 del Código Penal Federal y 75 de Código Penal para el Distrito
Federal). Este precepto considera innecesaria la aplicación de la pena en los
siguientes casos:
o Por haber sufrido el agente consecuencias graves en su persona
o Por senilidad avanzada.
o Por padecer enfermedad grave e incurable avanza o precario estado
de salud mental.
Esta condicionalidad objetiva, que para muchos autores ni siquiera existe en el universo
jurídico, está constituida por requisitos de la ley señala eventualmente para que pueda
perseguirse el delito. Dependiendo del autor, se llaman requisitos de procedibilidad o
perseguibilidad.
En realidad, las condiciones objetivas son elementos del tipo que se vinculan a la
intencionalidad del sujeto. Un ejemplo es el artículo 332° del Código Penal Federal, que
nos habla de una concurrencia de las fracciones I, II, III; mismas que deben de subsistir
para que exista un ejercicio de punibilidad y tipificación en sí misma.
Página 65
9.2. AUSENCIA DE LAS CONDICIONES OBJETIVAS DE LA PUNIBILIDAD.
10.0. IMPUNIBILIDAD.
a) La imputabilidad.
b) La exigibilidad del conocimiento y conciencia del injusto.
c) La exigibilidad de la conducta.
A su vez, y relación con los anteriores existen tres aspectos negativos que evitan el juicio
de reproche y por lo tanto son causas de inculpabilidad, hablo de:
Página 66
esa misma autodeterminación. Implica un concepto que apunta principalmente al
contenido psicológico del regular proceso intelectivo de la persona. Es decir, no se trata
de cualquier comprensión, sino precisamente de la comprensión relativa al injusto penal,
en cuanto al contenido de la conducta típica y antijurídica. Implica salud mental, aptitud
psíquica de actuar en el entendimiento, precisamente, en el momento de cometer el
delito. A su vez, el sujeto primero tiene que ser imputable y luego puede ser culpable; no
puede haber culpabilidad si no se imputable. En este orden de ideas, un imputable es
aquél que goza de salud mental, no se encuentra afectado por sustancias que alteren su
comprensión y tiene la edad que la ley señala para considerar a la persona con capacidad
mental para ser responsable de delito; en el caso de México y con fundamento en el
Artículo 18°, párrafo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, esa
edad es 18 años.
Derivado del termino liberae in causa, son aquellas acciones libres en su causa y
consisten en que el sujeto, antes de cometer el delito, realiza actos de manera voluntaria
o culposa que lo colocan en un estado en el cual no es imputable, finalmente, cometiendo
un acto delictivo. Por lo tanto, la ley reconoce su responsabilidad e imputabilidad en el
delito; un ejemplo de esto es, quien bebe de sobremanera y después mata a alguien; en
el momento del ilícito no es imputable, pero antes sí lo es. Se llaman liberae in causa
porque son acciones libres en cuanto a su causa, pero determinadas en lo referente su
efecto fáctico. Como referencia observamos los artículos 15, en su fracción VII del
Código Penal Federal, y el 29, en su fracción VII, del Código Penal para el Distrito
Federal.
10.3. INIMPUTABILIDAD.
18
Amuchategui Requena Griselda. (2012). La Imputabilidad y su Aspecto Negativo. En Derecho Penal (90).
México: Oxford University Press.
Página 67
Concretamente, en México, las causas de inimputabilidad son19:
19
Amuchategui Requena Griselda. (2012). La Imputabilidad y su Aspecto Negativo. En Derecho Penal (90-
91). México: Oxford University Press.
Página 68
Actualmente se prevé en el artículo 29, fracción VII del Código Penal para el
Distrito Federal.
Página 69
Bibliografía.
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Distrito Federal. México: Gaceta Oficial del Distrito Federal.
Zaffaroni, Eugenio Raúl. (2014). Derecho Penal: Parte General. Buenos Aires: Ediar
Sociedad Anónima Editora.
Kant Immanuel. (1787). Kritik der reinen Vernunft. Reino de Prusia: Desconocido.
Kant Immanuel. (1788). Kritik der praktischen Vernunft. Reino de Prusia: Desconocido.
Página 70