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58 Versículos de la Biblia sobre la Oración

« »

Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para
ustedes en Cristo Jesús.

1 Tesalonicenses 5:16-18 | NVI | alegría gratitud

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y
denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus
pensamientos en Cristo Jesús.

Filipenses 4:6-7 | NVI | gratitud preocupación miedo

Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.

1 Juan 5:14 | NVI | confianza escucha

Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento


Colosenses 4:2 | NVI | gratitud

Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.

Marcos 11:24 | NVI | fe recibir

Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.

Jeremías 29:12 | NVI | adoración escucha

Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.

Romanos 12:12 | NVI | alegría paciencia

Y al orar, no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados
por sus muchas palabras.

Mateo 6:7 | NVI | hablar pensamientos

El Señor está cerca de quienes lo invocan,


de quienes lo invocan en verdad.

Salmos 145:18 | NVI | confianza fiabilidad

“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.”

Jeremías 33:3 | NVI | entendimiento escucha

Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Mateo 18:20 | NVI | Jesús comunidad


Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que
nos ayude en el momento que más la necesitemos.

Hebreos 4:16 | NVI | misericordia

Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto.
Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.

Mateo 6:6 | NVI | recompensa Padre

En mi angustia invoqué al Señor;


clamé a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo;
¡mi clamor llegó a sus oídos!

Salmos 18:6 | NVI | hablar escucha

Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le
hemos pedido.

1 Juan 5:15 | NVI | confianza escucha

Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del
justo es poderosa y eficaz.

Santiago 5:16 | NVI | justicia curación enfermedad

Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado
a otro por el viento.
Santiago 1:6 | NVI | confianza fe

A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los
escuchaban.

Hechos 16:25 | NVI | adoración escucha

Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a
quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan.

Lucas 6:27-28 | NVI | obediencia bendición

No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto,
un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.

Juan 15:16 | NVI | obediencia llamado

Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente
despejada.

1 Pedro 4:7 | NVI | segunda venida descanso

Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y
su madre María.

Hechos 1:14 | NVI | comunidad

Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

Juan 14:13 | NVI | Jesús Padre


Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se
hacen la guerra. No tienen, porque no piden.

Santiago 4:2 | NVI | pecado deseo

Clamé a él con mi boca;


lo alabé con mi lengua.

Salmos 66:17 | NVI

20 Versículos de la Biblia sobre el Arrepentimiento

« »
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo
escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.
2 Crónicas 7:14 | NVI | humildad perdón curación
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
1 Juan 1:9 | NVI | pecado purificación mal
Quien encubre su pecado jamás prospera;
quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.
Proverbios 28:13 | NVI | pecado confesión misericordia
Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan
tiempos de descanso de parte del Señor.
Hechos 3:19 | NVI | conversión pecado perdón
Pero vayan y aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.” Porque no
he venido a llamar a justos sino a pecadores.
Mateo 9:13 | NVI | misericordia justicia sacrificio
Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.
Mateo 3:8 | NVI | conversión vida
El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene
paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.
2 Pedro 3:9 | NVI | salvación paciencia conversión
El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, jamás los abandonará.
2 Crónicas 30:9b | NVI | misericordia conversión perdón
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
Mateo 4:17 | NVI | Jesús conversión evangelización
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes,
purifiquen su corazón!
Santiago 4:8 | NVI | pecado purificación justicia
Rásguense el corazón
y no las vestiduras.
Vuélvanse al Señor su Dios,
porque él es bondadoso y compasivo,
lento para la ira y lleno de amor,
cambia de parecer y no castiga.
Joel 2:13 | NVI | corazón misericordia amor
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.
Apocalipsis 3:19 | NVI | amor vida castigo
Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.
Ezequiel 18:32 | NVI | conversión muerte vida eterna
Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por
noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Lucas 15:7 | NVI | conversión alegría cielo
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
Lucas 5:32 | NVI | pecado conversión Jesús
Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes,
que se arrepientan.
Hechos 17:30 | NVI | conversión perdón
—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les
contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
Hechos 2:38 | NVI | perdón Espíritu bautismo
Vuélvanse a mí,
y yo me volveré a ustedes
—afirma el Señor Todopoderoso—.
Zacarías 1:3b | NVI | conversión fiabilidad obediencia
Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.
Lucas 15:10 | NVI | alegría ángeles conversión
«Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!»
Marcos 1:15 | NVI

13 versículos de la Biblia sobre la Confesión de Pecados

« »

Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del
justo es poderosa y eficaz.
Santiago 5:16 | NVI | justicia curación oración
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
1 Juan 1:9 | NVI | pecado purificación mal
Quien encubre su pecado jamás prospera;
quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.
Proverbios 28:13 | NVI | pecado misericordia perdón
Pero te confesé mi pecado,
y no te oculté mi maldad.
Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor»,
y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.
Salmos 32:5 | NVI | pecado perdón reconocer
Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan
tiempos de descanso de parte del Señor.
Hechos 3:19 | NVI | conversión pecado perdón
Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.
Romanos 10:10 | NVI | fe hablar salvación
Si alguien resulta culpable de alguna de estas cosas, deberá reconocer que ha pecado.
Levítico 5:5 | NVI | pecado
Hemos pecado y hecho lo malo; hemos sido malvados y rebeldes; nos hemos apartado de tus mandamientos y
de tus leyes.
Daniel 9:5 | NVI | pecado ley
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes,
purifiquen su corazón!
Santiago 4:8 | NVI | pecado purificación justicia
Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella
admirable declaración de fe delante de muchos testigos.
1 Timoteo 6:12 | NVI | vida eterna fe superación
Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados
gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
Romanos 3:23-24 | NVI | pecado misericordia Salvador
Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los
muertos, serás salvo.
Romanos 10:9 | NVI | fe hablar Jesús
Mientras guardé silencio,
mis huesos se fueron consumiendo
por mi gemir de todo el día.
Salmos 32:3 | NVI |

15 Versículos de la Biblia sobre el Castigo

«
Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor,
ni te ofendas por sus reprensiones.
Porque el Señor disciplina a los que ama,
como corrige un padre a su hijo querido.
Proverbios 3:11-12 | NVI | amor Padre aprendizaje
El prudente ve el peligro y lo evita;
el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias.
Proverbios 27:12 | NVI | mente seguridad protección
Sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado
en el amor.
1 Juan 4:18 | NVI | amor miedo
Todos los que han pecado sin conocer la ley, también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado
conociendo la ley, por la ley serán juzgados.
Romanos 2:12 | NVI | pecado ley juicio
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.
Apocalipsis 3:19 | NVI | amor vida conversión
Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin
embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.
Hebreos 12:11 | NVI | justicia paz niños
El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.
Marcos 16:16 | NVI | fe salvación bautismo
En cambio, el que no la conoce y hace algo que merezca castigo, recibirá pocos golpes. A todo el que se le ha
dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aun más.
Lucas 12:48 | NVI | justicia obediencia
Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les acarree la ruina.
Ezequiel 18:30b | NVI | conversión pecado
Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su «sí» sea
«sí», y su «no», «no», para que no sean condenados.
Santiago 5:12 | NVI | honestidad verdad hablar
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él
la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
Romanos 8:1-2 | NVI | ley juicio redentor
Si alguien peca inadvertidamente e incurre en algo que los mandamientos del Señor prohíben, es culpable y
sufrirá las consecuencias de su pecado.
Levítico 5:17 | NVI | pecado ley
Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un
solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó
para todos!
Romanos 5:15 | NVI | pecado misericordia Jesús
Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia,
sin dejar de enseñar.
2 Timoteo 4:2 | NVI | evangelización paciencia
Dios da un hogar a los desamparados
y libertad a los cautivos;
los rebeldes habitarán en el desierto.
Salmos 68:6 | NVI

28 Versículos de la Biblia sobre la Conversión

« »

Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo
escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.
2 Crónicas 7:14 | NVI | humildad perdón curación
Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas
pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría.
Colosenses 3:5 | NVI | pecado deseo materialismo
El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene
paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.
2 Pedro 3:9 | NVI | salvación paciencia arrepentimiento
El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, jamás los abandonará.
2 Crónicas 30:9b | NVI | misericordia arrepentimiento perdón
Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.
Ezequiel 18:32 | NVI | muerte vida eterna justicia
—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les
contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
Hechos 2:38 | NVI | perdón Espíritu bautismo
Rásguense el corazón
y no las vestiduras.
Vuélvanse al Señor su Dios,
porque él es bondadoso y compasivo,
lento para la ira y lleno de amor,
cambia de parecer y no castiga.
Joel 2:13 | NVI | corazón misericordia amor
Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan
tiempos de descanso de parte del Señor.
Hechos 3:19 | NVI | pecado perdón arrepentimiento
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
Mateo 4:17 | NVI | Jesús evangelización cielo
Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con
humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida.
Santiago 1:21 | NVI | salvación Palabra de Dios mal
He disipado tus transgresiones como el rocío,
y tus pecados como la bruma de la mañana.
Vuelve a mí, que te he redimido.
Isaías 44:22 | NVI | pecado salvación redentor
Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.
Mateo 3:8 | NVI | arrepentimiento vida
Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por
noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Lucas 15:7 | NVI | arrepentimiento alegría cielo
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
Lucas 5:32 | NVI | pecado arrepentimiento Jesús
«Ahora bien —afirma el Señor —,
vuélvanse a mí de todo corazón,
con ayuno, llantos y lamentos.»
Joel 2:12 | NVI | ayunar dolor corazón
Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una
actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.
Gálatas 6:1 | NVI | pecado tentación deseo
No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse
más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo
como instrumentos de justicia.
Romanos 6:13 | NVI | pecado justicia sacrificio
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.
Apocalipsis 3:19 | NVI | amor vida castigo
«Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!»
Marcos 1:15 | NVI | reino arrepentimiento fe
Vuélvanse a mí,
y yo me volveré a ustedes
—afirma el Señor Todopoderoso—.
Zacarías 1:3b | NVI | arrepentimiento fiabilidad obediencia
Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes,
que se arrepientan.
Hechos 17:30 | NVI | arrepentimiento perdón
Que abandone el malvado su camino,
y el perverso sus pensamientos.
Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios,
que es generoso para perdonar,
y de él recibirá misericordia.
Isaías 55:7 | NVI | justicia perdón vida
Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les acarree la ruina.
Ezequiel 18:30b | NVI | pecado castigo
Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.
Lucas 15:10 | NVI | alegría ángeles arrepentimiento
Si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, y obedece todos mis decretos y practica el
derecho y la justicia, no morirá.
Ezequiel 18:21 | NVI |

100 Versículos de la Biblia sobre el Pecado

« »
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
1 Juan 1:9 | NVI | purificación mal arrepentimiento
¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
1 Corintios 6:9-10 | NVI | salvación reino ídolos
Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados
gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
Romanos 3:23-24 | NVI | misericordia Salvador confesión
Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas
pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría.
Colosenses 3:5 | NVI | deseo materialismo ídolos
Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu
hermano.
Mateo 18:15 | NVI | hablar escucha
Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera!
Romanos 6:15 | NVI | misericordia ley libertad
Guía mis pasos conforme a tu promesa;
no dejes que me domine la iniquidad.
Salmos 119:133 | NVI | seguir mal
¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser
amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios.
Santiago 4:4 | NVI | Dios amistad mundo
¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el
tuyo?
Mateo 7:3 | NVI | juicio
Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.
1 Pedro 4:8 | NVI | amor vecino
Quien se conduce con integridad, anda seguro;
quien anda en malos pasos será descubierto.
Proverbios 10:9 | NVI | seguridad vida
Ten compasión de mí, oh Dios,
conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa bondad,
borra mis transgresiones.
Lávame de toda mi maldad
y límpiame de mi pecado.
Salmos 51:1-2 | NVI | misericordia purificación
El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad
produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.
Lucas 6:45 | NVI | hablar bendición
Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una
actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.
Gálatas 6:1 | NVI | tentación deseo conversión
Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en
práctica la verdad.
1 Juan 1:6 | NVI | honestidad verdad
No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da
vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto.
Efesios 5:11-12 | NVI | hablar ídolos
Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la
justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.
1 Pedro 2:24 | NVI | justicia curación
De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Santiago 3:10 | NVI | hablar adoración bendición
Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial.
Mateo 6:14 | NVI | misericordia perdón
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes,
purifiquen su corazón!
Santiago 4:8 | NVI | purificación justicia arrepentimiento
También Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por
segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.
Hebreos 9:28 | NVI | sacrificio salvación
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores
ni cultiva la amistad de los blasfemos.
Salmos 1:1 | NVI | justicia bendición
Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de
avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios.
Efesios 5:3 | NVI | codicia santidad
Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante
la ley cobramos conciencia del pecado.
Romanos 3:20 | NVI | ley justicia
Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor,
que siempre me has mostrado; olvida los pecados y transgresiones
que cometí en mi juventud.
Acuérdate de mí según tu gran amor,
porque tú, Señor, eres bueno.
Salmos 25:6-7 | NVI

77 Versículos de la Biblia sobre la Salvación

« »
De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres
mediante el cual podamos ser salvos.
Hechos 4:12 | NVI | Jesús
—Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.
Hechos 16:31 | NVI | fe familia niños
Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia
determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo.
2 Timoteo 1:9 | NVI | misericordia santidad llamado
Sólo en Dios halla descanso mi alma;
de él viene mi salvación.
Salmos 62:1 | NVI | descanso alma
Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.
Hechos 2:21 | NVI | adoración
¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
1 Corintios 6:9-10 | NVI | pecado reino ídolos
En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a
rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y
dominio propio.
Tito 2:11-12 | NVI | misericordia justicia mundo
Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.
Romanos 10:10 | NVI | fe hablar reconocer
El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene
paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.
2 Pedro 3:9 | NVI | paciencia conversión arrepentimiento
—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús.
Lucas 18:27 | NVI | milagros Jesús
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lucas 19:10 | NVI | Jesús búsqueda

El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.
Marcos 16:16 | NVI | fe bautismo juicio
Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo
indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.
1 Pedro 1:8-9 | NVI | fe alegría
Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción,
y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos
los que la encuentran.
Mateo 7:13-14 | NVI | vida eterna
También Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por
segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.
Hebreos 9:28 | NVI | pecado sacrificio
Así nos lo ha mandado el Señor:
“Te he puesto por luz para las naciones,
a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra.”
Hechos 13:47 | NVI | evangelización
A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen:
de los judíos primeramente, pero también de los gentiles.
Romanos 1:16 | NVI | fe evangelización
Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona
buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo
murió por nosotros.
Romanos 5:7-8 | NVI | pecado muerte
Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.
1 Corintios 15:22 | NVI | muerte vida
Tú me cubres con el escudo de tu salvación,
y con tu diestra me sostienes;
tu bondad me ha hecho prosperar.
Me has despejado el camino,
así que mis tobillos no flaquean.
Salmos 18:35-36 | NVI | Palabra de Dios protección
Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios
todo es posible.
Marcos 10:27 | NVI | milagros Jesús
Aunque la higuera no dé renuevos,
ni haya frutos en las vides;
aunque falle la cosecha del olivo,
y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el aprisco no haya ovejas,
ni ganado alguno en los establos;
aun así, yo me regocijaré en el Señor,
¡me alegraré en Dios, mi libertador!
Habacuc 3:17-18 | NVI | alegría adoración
Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con
cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!
Romanos 5:10 | NVI | Salvador
Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el
camino.
Marcos 10:52 | NVI | fe curación
A cambio de ti entregaré hombres;
¡a cambio de tu vida entregaré pueblos!
Porque te amo y eres ante mis ojos
precioso y digno de honra.
Isaías 43:4 | NVI
38 Versículos de la Biblia sobre la Vida Eterna

« »
Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las
ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos
uno.
Juan 10:28-30 | NVI | Jesús Padre
En verdad, quien me encuentra, halla la vida
y recibe el favor del Señor.
Proverbios 8:35 | NVI | Dios sabiduría
Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó
a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.
1 Pedro 5:10 | NVI | misericordia sufrimiento
El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Juan 2:17 | NVI | obediencia deseo mundo
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda,
sino que tenga vida eterna.
Juan 3:16 | NVI | misericordia fe mundo

Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que
no se ve es eterno.
2 Corintios 4:18 | NVI | materialismo entendimiento
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
1 Juan 5:11 | NVI | Jesús
Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale
muchísimo más que todo sufrimiento.
2 Corintios 4:17 | NVI | sufrimiento estímulo recompensa
Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida
eterna.
1 Juan 5:13 | NVI | fe Jesús
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón;
ponme a prueba y sondea mis pensamientos.
Fíjate si voy por mal camino,
y guíame por el camino eterno.
Salmos 139:23-24 | NVI | santidad justicia pensamientos
Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro
Señor.
Romanos 6:23 | NVI | pecado recompensa juicio
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que
permanecerá bajo el castigo de Dios.
Juan 3:36 | NVI | fe obediencia
Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción,
y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos
los que la encuentran.
Mateo 7:13-14 | NVI | salvación
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Juan 17:3 | NVI | Dios Jesús
Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios!
Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les
enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras
cosas han dejado de existir.»
Apocalipsis 21:3-4 | NVI | Dios dolor preocupación
Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella
admirable declaración de fe delante de muchos testigos.
1 Timoteo 6:12 | NVI | fe superación reconocer
De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse
en nosotros.
Romanos 8:18 | NVI | salvación sufrimiento
Pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se
convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.
Juan 4:14 | NVI | transformación recibir
El que encuentre su vida, la perderá, y el que la pierda por mi causa, la encontrará.
Mateo 10:39 | NVI | sufrimiento vida
«Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.»
Apocalipsis 1:8 | NVI | fiabilidad Dios segunda venida
Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores,
pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así vengo a ser ejemplo para los que, creyendo en él,
recibirán la vida eterna.
1 Timoteo 1:16 | NVI | Jesús paciencia
El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción;
el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.
Gálatas 6:8 | NVI | pecado Espíritu
Porque el Señor ama la justicia
y no abandona a quienes le son fieles.
El Señor los protegerá para siempre,
pero acabará con la descendencia de los malvados.
Salmos 37:28 | NVI | fiabilidad justicia
A fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida
eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Romanos 5:21 | NVI | pecado misericordia

Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre
para interceder por ellos.
Hebreos 7:25 | NVI
Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará
el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
Juan 6:27 | NVI | Jesús alimento
Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.
Ezequiel 18:32 | NVI | conversión muerte justicia
El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo;
el que descuida su conducta morirá.
Proverbios 19:16 | NVI | ley pecado
Este mensaje es digno de crédito:
Si morimos con él,
también viviremos con él.
2 Timoteo 2:11 | NVI | Palabra de Dios muerte fiabilidad
Ya no sufrirán hambre ni sed.
No los abatirá el sol ni ningún calor abrasador.
Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará
y los guiará a fuentes de agua viva;
y Dios les enjugará toda lágrima de sus ojos.
Apocalipsis 7:16-17 | NVI | estímulo protección dolor
Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están
escritos en el cielo.
Lucas 10:20 | NVI | alegría cielo
Te exaltaré, mi Dios y rey;
por siempre bendeciré tu nombre.
Salmos 145:1 | NVI | adoración
Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a
perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre.
1 Corintios 9:25 | NVI | autocontrol recompensa
También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios
verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.
1 Juan 5:20 | NVI | Jesús entendimiento verdad
Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que
conduce a la vida eterna.
Romanos 6:22 | NVI | libertad redentor pecado
―Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del evangelio haya dejado casa,
hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas,
hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida
eterna.
Marcos 10:29-30 | NVI | evangelización bendición persecución
Y, consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Hebreos 5:9 | NVI | salvación Salvador libre de culpa
Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su
santísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su
misericordia, les conceda vida eterna.
Judas 1:20-21 | NVI | fe Espíritu Santo amor
147 Versículos de la Biblia sobre Jesús

« »

Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios
todo es posible.
Marcos 10:27 | NVI | milagros salvación
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba,
soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del
trono de Dios.
Hebreos 12:2 | NVI | fe Salvador
—¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
Juan 11:40 | NVI | fe
Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
1 Juan 4:15 | NVI | vida reconocer
La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús.
Filipenses 2:5 | NVI | santidad
Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las
ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos
uno.
Juan 10:28-30 | NVI | vida eterna Padre
Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Mateo 18:20 | NVI | comunidad oración
Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
y molido por nuestras iniquidades;
sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Isaías 53:5 | NVI | pecado curación
De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres
mediante el cual podamos ser salvos.
Hechos 4:12 | NVI | salvación
—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús.
Lucas 18:27 | NVI | milagros salvación
Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por
medio de él.
1 Juan 4:9 | NVI | amor vida mundo
¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
1 Corintios 15:57 | NVI | gratitud superación
Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Juan 15:12 | NVI | ley amor
Y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.
Mateo 10:38 | NVI | sufrimiento seguir
Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo
Jesús.
Filipenses 4:19 | NVI | confianza bendición
Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu.
Filemón 1:25 | NVI | misericordia bendición
Y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio
fragante para Dios.
Efesios 5:2 | NVI | amor sacrificio
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores,
pero nosotros lo consideramos herido,
golpeado por Dios, y humillado.
Isaías 53:4 | NVI | sufrimiento enfermedad
Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que
les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
1 Pedro 3:15 | NVI | evangelización esperanza
Que la gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén.
Apocalipsis 22:21 | NVI | misericordia bendición
Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean
agradecidos.
Colosenses 3:15 | NVI | paz gratitud
Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los
muertos, serás salvo.
Romanos 10:9 | NVI | fe hablar confesión
Ciertamente les aseguro que el que recibe al que yo envío me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que
me envió.
Juan 13:20 | NVI | amabilidad comunidad
Pues así como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros
desempeñan la misma función, también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y
cada miembro está unido a todos los demás.
Romanos 12:4-5 | NVI | comunidad dependencia
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de
antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Efesios 2:10 | NVI
Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir,
Cristo.
Efesios 4:15 | NVI | amor verdad
Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
1 Timoteo 2:5 | NVI | Dios mediador
Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.»
Marcos 16:15 | NVI | obediencia evangelización mundo
Quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
Filipenses 2:6-8 | NVI | Salvador obediencia
Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 8:12 | NVI | vida seguir mundo
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.
Hebreos 13:8 | NVI | fiabilidad
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lucas 19:10 | NVI | salvación búsqueda
Por tanto, hermanos, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados. Ustedes
no pudieron ser justificados de esos pecados por la ley de Moisés, pero todo el que cree es justificado por medio
de Jesús.
Hechos 13:38-39 | NVI | ley perdón libertad
Porque nos ha nacido un niño,
se nos ha concedido un hijo;
la soberanía reposará sobre sus hombros,
y se le darán estos nombres:
Consejero admirable, Dios fuerte,
Padre eterno, Príncipe de paz.
Isaías 9:6 | NVI | Mesías Padre
A él le toca crecer, y a mí menguar.
Juan 3:30 | NVI | humildad
—Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús.
Juan 6:29 | NVI | fe Dios
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando
estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
Efesios 2:4-5 | NVI | misericordia amor
Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de
todos y el servidor de todos.
Marcos 9:35 | NVI | humildad entendimiento servir
Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.
Juan 14:13 | NVI | Padre oración
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
Mateo 16:15-16 | NVI | Mesías
Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
Filipenses 1:21 | NVI | muerte vida
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Juan 3:17 | NVI | salvación juicio mundo
Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, llenos
de miedo por lo que veían. Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan
miedo.»
Marcos 6:49-50 | NVI | milagros miedo coraje
Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección,
participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte.
Filipenses 3:10 | NVI | sufrimiento resurrección
Despreciado y rechazado por los hombres,
varón de dolores, hecho para el sufrimiento.
Todos evitaban mirarlo;
fue despreciado, y no lo estimamos.
Isaías 53:3 | NVI | sufrimiento enfermedad
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
2 Corintios 5:17 | NVI | creación renacimiento
Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio
de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo,
como de un cordero sin mancha y sin defecto.
1 Pedro 1:18-19 | NVI | Salvador vida
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
1 Juan 5:5 | NVI | fe superación mundo
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde
al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan 1:14 | NVI | verdad Palabra de Dios
Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.
Juan 14:15 | NV
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Juan 17:3 | NVI | vida eterna Dios
Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida
eterna.
1 Juan 5:13 | NVI | vida eterna fe
En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a
prepararles un lugar.
Juan 14:2 | NVI | Padre cielo
Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados
según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras.
1 Corintios 15:3-4 | NVI | pecado sacrificio resurrección
De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la
resurrección de los muertos.
1 Corintios 15:21 | NVI | muerte resurrección
Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en
Cristo Jesús.
Filipenses 3:14 | NVI | recompensa llamado
¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto
en unión con él.
1 Tesalonicenses 4:14 | NVI | fe resurrección
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por
muchos.
Marcos 10:45 | NVI | humildad sacrificio salvación
No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.
Juan 14:18 | NVI | consolador Espíritu fiabilidad
Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu. Amén.
Filipenses 4:23 | NVI | misericordia bendición
Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados
de mí no pueden ustedes hacer nada.
Juan 15:5 | NVI | recompensa dependencia
—No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No
está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.
Marcos 16:6 | NVI | resurrección pascua
Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y
autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.
Colosenses 2:9-10 | NVI | fuerza equipo
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
1 Juan 5:12 | NVI | salvación vida
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús,porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
Mateo 1:21 | NVI | redentor navidad
No está aquí; ¡ha resucitado! Recuerden lo que les dijo cuando todavía estaba con ustedes en Galilea: “El Hijo
del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, pero al tercer día
resucitará.”
Lucas 24:6-7 | NVI | resurrección pascua
Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan
nuevamente al yugo de esclavitud.
Gálatas 5:1 | NVI | vida redentor adicción
El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me
envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante.
Lucas 9:48 | NVI | humildad
Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular”.
Hechos 4:11 | NVI
—Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego
ven y sígueme.
Mateo 19:21 | NVI | libre de culpa dar materialismo
Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores,
pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así vengo a ser ejemplo para los que, creyendo en él,
recibirán la vida eterna.
1 Timoteo 1:16 | NVI | vida eterna paciencia
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.
Filipenses 3:20 | NVI | salvación cielo
Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí.
Juan 15:18 | NVI | persecución mundo
Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de
Cristo Jesús.
Filipenses 1:6 | NVI | segunda venida renacimiento
Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de
mi Padre y permanezco en su amor.
Juan 15:10 | NVI
El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No
está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron.
Mateo 28:5-6 | NVI | Salvador pascua resurrección
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos
lo ha dado a conocer.
Juan 1:18 | NVI | Padre proximidad
El que da testimonio de estas cosas, dice: «Sí, vengo pronto.» Amén. ¡Ven, Señor Jesús!
Apocalipsis 22:20 | NVI | segunda venida
—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
Juan 20:29 | NVI | fe bendición
Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará
el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
Juan 6:27 | NVI | vida eterna alimento
A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.
Romanos 5:6 | NVI | sacrificio transformación
Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi
Padre lo honrará.
Juan 12:26 | NVI | servir seguir Padre
Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo
Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.
Gálatas 3:28-29 | NVI | comunidad entendimiento esclavitud
Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como
Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo.
Efesios 5:22-23 | NVI | matrimonio salvación relaciones
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá.
Juan 15:7 | NVI | recompensa Palabra de Dios
Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la
familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la
piedra angular.
Efesios 2:19-20 | NVI | reino profecía
No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz
un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Lucas 1:30-31 | NVI | misericordia miedo ángeles
Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
1 Corintios 1:9 | NVI | llamado fiabilidad Dios
Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.
Juan 8:36 | NVI | redentor libertad adicción
A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es
Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.
Colosenses 1:27 | NVI | evangelización esperanza
Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza
completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo.
1 Pedro 1:13 | NVI | misericordia Espíritu pensamientos
Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me
has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.
Juan 17:24 | NVI | Padre oración
Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
Mateo 4:17 | NVI | conversión evangelización cielo
Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará
pastos.
Juan 10:9 | NVI | salvación
¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de
ángeles?
Mateo 26:53 | NVI | protección ángeles Padre
«Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en
ellos, y yo mismo esté en ellos.»
Juan 17:26 | NVI | amor oración
Esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus
pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.
2 Corintios 5:19 | NVI | pecado salvación mundo
Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay
más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.
1 Corintios 8:6 | NVI | Padre vida creación
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
1 Juan 5:11 | NVI | vida eterna
Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna
nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo.
Colosenses 2:16-17 | NVI
Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios.
Romanos 15:7 | NVI | adoración vecino
En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros
debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
1 Juan 3:16 | NVI | amor vecino
Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que
dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»
Mateo 17:5 | NVI | Dios alegría
Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.—Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se
niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga.
Marcos 8:34 | NVI | salvación seguir egoísmo
Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a
Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en
ustedes.
Romanos 8:11 | NVI | Espíritu vida
Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un
solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó
para todos!
Romanos 5:15 | NVI | pecado misericordia castigo
En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor.
Gálatas 5:6 | NVI | fe amor valioso
¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad
fuimos bautizados para participar en su muerte?
Romanos 6:3 | NVI | bautismo
Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste
crucificado.
1 Corintios 2:2 | NVI | evangelización mente
También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios
verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.
1 Juan 5:20 | NVI | entendimiento verdad vida eterna
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
Lucas 5:32 | NVI | pecado arrepentimiento conversión
«¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya
hecho.»
Apocalipsis 22:12 | NVI | segunda venida recompensa
Un día en que todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y mientras oraba,
se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que
decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo.»
Lucas 3:21-22 | NVI | bautismo oración Espíritu
Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los
otros.
Juan 13:14 | NVI | humildad servir vecino
Al probar Jesús el vinagre, dijo: —Todo se ha cumplido.Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
Juan 19:30 | NVI | Espíritu pascua
Dichosos ustedes cuando los odien,
cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien
por causa del Hijo del hombre.
Lucas 6:22 | NVI | bendición persecución mal
Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de
Cristo.
Efesios 2:13 | NVI | proximidad
Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba:
—¡Hosanna al Hijo de David!
—¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
—¡Hosanna en las alturas!
Mateo 21:9 | NVI | adoración pascua
Entonces Jesús exclamó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró.
Lucas 23:46 | NVI | pascua Padre Espíritu
Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté
con mi Padre en su trono.
Apocalipsis 3:21 | NVI | superación recompensa cielo
―¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
Juan 20:21 | NVI | paz Padre evangelización
Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Éste es Jesús, el Rey de los judíos.»
Mateo 27:37 | NVI | pascua
Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como el pacto del cual es mediador
es superior al antiguo, puesto que se basa en mejores promesas.
Hebreos 8:6 | NVI | pacto mediador
Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres
vestidos de blanco, que les dijeron: ―Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha
sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse.
Hechos 1:10-11 | NVI | ascensión segunda venida cielo
Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el
Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.”
Juan 1:33 | NVI | Espíritu bautismo Espíritu Santo
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y
les hará recordar todo lo que les he dicho.
Juan 14:26 | NVI | consolador Espíritu Santo Padre
Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales
tuvo hambre.
Lucas 4:2 | NVI | ayunar tentación
Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su
vista.
Hechos 1:9 | NVI | milagros cielo ascensión
«Ahora vamos rumbo a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los
maestros de la ley. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo
azoten y lo crucifiquen. Pero al tercer día resucitará».
Mateo 20:18-19 | NVI | pascua sacrificio resurrección
Y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.
Lucas 2:6-7 | NVI | navidad
Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto,
gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
2 Corintios 12:9 | NVI | misericordia fuerza debilidad
Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del
Padre, él testificará acerca de mí.
Juan 15:26 | NVI | consolador Espíritu Santo Padre
Después los llevó Jesús hasta Betania; allí alzó las manos y los bendijo. Sucedió que, mientras los bendecía,
se alejó de ellos y fue llevado al cielo.
Lucas 24:50-51 | NVI | bendición cielo ascensión
Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su
santísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su
misericordia, les conceda vida eterna.
Judas 1:20-21 | NVI | fe Espíritu Santo amor
Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y
lo han visto.
Juan 14:7 | NVI | Padre
En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó:
―¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!
Juan 7:37 | NVI | alimento equipo
Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo
quiero, sino lo que quieres tú».
Marcos 14:36 | NVI | pascua Padre sacrificio
Pues, así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así también por medio de él
tenemos abundante consuelo.
2 Corintios 1:5 | NVI | sufrimiento consolador estímulo
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).
Mateo 1:22-23 | NVI | profecía milagros navidad
Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús—, sino del que me envió.
Juan 7:16 | NVI | Palabra de Dios aprendizaje
Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa en Cristo Jesús.
2 Timoteo 3:12 | NVI | vida persecución
Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La doncella concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará
Emanuel.
Isaías 7:14 | NVI | navidad milagros profecía
Pablo les explicó: ―El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Él le decía al
pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús.
Hechos 19:4 | NVI | bautismo conversión fe

¡Alégrate mucho, hija de Sión!


¡Grita de alegría, hija de Jerusalén!
Mira, tu rey viene hacia ti,
justo, salvador y humilde.
Viene montado en un asno,
en un pollino, cría de asna.
Zacarías 9:9 | NVI | profecía pascua humildad
Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús.
2 Timoteo 2:1 | NVI | misericordia fuerza
Quiero que lo sepan para que cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la riqueza que
proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el misterio de Dios, es decir, a Cristo.
Colosenses 2:2 | NVI | estímulo amor entendimiento
Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a
Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios
viviente!
Hebreos 9:14 | NVI | Espíritu purificación sacrificio

20 Versículos de la Biblia sobre el Sacrificio

« »
Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.
Juan 15:13 | NVI | amor amistad
Y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio
fragante para Dios.
Efesios 5:2 | NVI | amor Jesús
También Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por
segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.
Hebreos 9:28 | NVI | pecado salvación
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará.
Lucas 9:24 | NVI | vida
Practicar la justicia y el derecho
lo prefiere el Señor a los sacrificios.
Proverbios 21:3 | NVI | honestidad justicia
Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados
según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras.
1 Corintios 15:3-4 | NVI | pecado Jesús resurrección
Pero vayan y aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.” Porque no
he venido a llamar a justos sino a pecadores.
Mateo 9:13 | NVI | misericordia justicia arrepentimiento
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por
muchos.
Marcos 10:45 | NVI | humildad Jesús salvación
Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata. Luego trenzaron una corona de espinas y se
la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se
burlaban diciendo: —¡Salve, rey de los judíos!
Mateo 27:28-29 | NVI | sufrimiento pascua
Honra al Señor con tus riquezas
y con los primeros frutos de tus cosechas.
Proverbios 3:9 | NVI | dinero dar
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas?
Romanos 8:32 | NVI | Padre recibir
A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.
Romanos 5:6 | NVI | Jesús transformación
No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse
más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo
como instrumentos de justicia.
Romanos 6:13 | NVI | pecado justicia conversión
Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a
hacer el bien.
Tito 2:14 | NVI | purificación bondad pecado
Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios
y cánticos de gratitud.
Cumpliré las promesas que te hice.
¡La salvación viene del Señor!
Jonás 2:9 | NVI | salvación gratitud obediencia
Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su
Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:7 | NVI | purificación comunidad
Entonces Jesús exclamó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró.
Lucas 23:46 | NVI | pascua Jesús Padre
«Ahora vamos rumbo a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los
maestros de la ley. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo
azoten y lo crucifiquen. Pero al tercer día resucitará».
Mateo 20:18-19 | NVI | pascua Jesús resurrección
Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo
quiero, sino lo que quieres tú».
Marcos 14:36 | NVI | pascua Padre Jesús
Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a
Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios
viviente!
Hebreos 9:14 | NVI | Jesús Espíritu purificación

EL PROFETA Daniel tenía la costumbre de orar a Dios tres veces al día. Se arrodillaba ante la ventana de su
cámara del techo, que estaba orientada hacia Jerusalén, y ofrecía sus súplicas (1 Reyes 8:46-49; Daniel
6:10). Aun cuando un decreto real prohibió que se orara a cualquiera que no fuera el rey medo Darío, Daniel
no titubeó ni por un momento en continuar con su costumbre. Estuviera su vida en peligro por ello o no, este
hombre de oración hacía ruegos a Jehová incesantemente.
2 ¿Qué pensaba Jehová de Daniel? Cuando el ángel Gabriel se presentó ante el profeta para contestarle una

oración, le dijo que era “alguien muy deseable”, o “muy amado” (Daniel 9:20-23, Reina-Valera, 1960).
Además, en la profecía de Ezequiel, Jehová calificó a Daniel de hombre justo (Ezequiel 14:14, 20). Es
evidente que, gracias a todas las oraciones que hizo a lo largo de los años, el profeta llegó a tener una
relación muy estrecha con su Dios, lo cual hasta Darío reconoció (Daniel 6:16).
3. ¿Cómo puede ayudarnos la oración a mantener integridad, según muestra la experiencia de un
misionero?
3 La oración constante también nos ayuda a afrontar pruebas severas. Por ejemplo, pensemos en el caso de
Harold King, misionero que fue sentenciado a cinco años de aislamiento en una prisión china. Él contó
sobre su experiencia: “Podía estar aislado de mis semejantes, pero nadie podía aislarme de Dios. [...] Por eso, a
la vista de cualquiera que pudiera pasar frente a mi celda, me arrodillaba tres veces al día y oraba en voz
alta, teniendo presente a Daniel, de quien habla la Biblia. [...] Parecía que en tales ocasiones, el espíritu de
Dios guiaba mi mente hacia los asuntos más provechosos y me daba serenidad. ¡Cuánto consuelo y fortaleza
espiritual me produjo la oración!”.
4. ¿Qué preguntas relativas a la oración analizaremos en este artículo?
4 La Biblia dice: “Oren incesantemente. Con relación a todo, den gracias” (1 Tesalonicenses 5:17, 18). En
vista de este consejo, analicemos las siguientes preguntas: ¿Por qué debemos meditar en el tipo de oraciones
que hacemos? ¿Qué razones tenemos para dirigirnos a Jehová constantemente? ¿Qué hemos de hacer si nos
sentimos indignos de orar a Dios a causa de nuestras deficiencias?
Cultivemos la amistad con Dios mediante la oración
5. ¿De qué singular amistad nos ayuda a disfrutar la oración?
5 ¿Le gustaría que Jehová lo considerara su amigo? Así veía él al patriarca Abrahán (Isaías 41:8; Santiago
2:23). Jehová desea que cultivemos ese tipo de relación con él. Es más, nos invita a que nos acerquemos a él
(Santiago 4:8). ¿No debería esa invitación hacernos reflexionar en lo singular que es el privilegio de la
oración? Como bien sabemos, es muy difícil conseguir una cita para hablar con un funcionario destacado
del gobierno, y más aún llegar a ser su amigo. Sin embargo, el Creador del universo nos anima a dirigirnos
a él libremente en oración siempre que deseemos o necesitemos hacerlo (Salmo 37:5). Nuestras oraciones
incesantes nos ayudan a entablar una amistad estrecha con Jehová.
6. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Jesús sobre la necesidad de ‘orar de continuo’?
6 Sin embargo, ¡qué fácil es descuidar la oración! Ya el solo hecho de lidiar con las presiones de la vida
diaria puede absorbernos de tal manera que no hagamos ningún esfuerzo por hablarle a Dios. Jesús instó a
sus discípulos a ‘orar de continuo’, y eso mismo hizo él (Mateo 26:41). Aunque siempre estaba ocupado
desde la mañana hasta la noche, dedicaba tiempo a comunicarse con su Padre celestial. A veces se levantaba
“muy de mañana, mientras todavía estaba oscuro”, a fin de ofrecer sus ruegos (Marcos 1:35). En otras
ocasiones oraba al final del día, tras retirarse a un lugar solitario (Mateo 14:23). Jesús siempre sacaba
tiempo para orar, y nosotros deberíamos seguir su ejemplo (1 Pedro 2:21).
7. ¿Qué situaciones deben impulsarnos a hablar a nuestro Padre celestial todos los días?
7 Todos los días se nos presentan muchas oportunidades de orar, ya que nos surgen problemas, nos
encaramos a tentaciones y tenemos que tomar decisiones (Efesios 6:18). Si buscamos la guía de Dios en
todo aspecto de la vida, nuestra amistad con él sin duda crecerá. Cuando dos amigos afrontan juntos los
problemas, ¿verdad que sus lazos de amistad se fortalecen? (Proverbios 17:17.) Pues lo mismo le sucede a
nuestra amistad con Jehová cuando nos apoyamos en él y recibimos su ayuda (2 Crónicas 14:11).
8. ¿Qué nos enseñan los ejemplos de Nehemías, Jesús y Ana sobre la duración de las oraciones personales?
8 ¡Cuánto nos alegra que Dios no imponga límites ni a la duración ni a la frecuencia de las oraciones!
Nehemías pronunció una breve oración en silencio antes de presentar una petición al rey de Persia
(Nehemías 2:4, 5). Jesús también ofreció una oración corta cuando le pidió a Jehová que le diera poder para
resucitar a Lázaro (Juan 11:41, 42). Ana, por el contrario, oró “prolongadamente delante de Jehová” cuando
se desahogó con él (1 Samuel 1:12, 15, 16). Nuestras oraciones personales serán breves o largas dependiendo
de la necesidad y las circunstancias.
9. ¿Por qué debemos incluir en nuestras oraciones expresiones de alabanza y agradecimiento por todo lo que
Jehová hace por nosotros?
9 Muchas oraciones contenidas en la Biblia expresan reconocimiento sincero por la posición suprema de
Jehová y sus maravillosas obras (Éxodo 15:1-19; 1 Crónicas 16:7-36; Salmo 145). El apóstol Juan
contempló en una visión a veinticuatro ancianos —todos los cristianos ungidos ya en su puesto celestial—
que alababan a Jehová diciendo: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y
el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas” (Revelación
[Apocalipsis] 4:10, 11). Nosotros también tenemos razones para alabar al Creador con regularidad. ¡Qué
felices se sienten los padres cuando sus hijos les agradecen de corazón lo que han hecho por ellos! Una buena
forma de mejorar la calidad de las oraciones consiste en reflexionar en las bondades de Jehová y expresarle
gratitud sincera por ellas.
¿Por qué ‘orar incesantemente’?
10. ¿Cómo contribuye la oración a fortalecer la fe?
10 La oración constante es esencial para la fe. Después de ilustrar la necesidad de “orar siempre y no desistir”,
Jesús preguntó: “Cuando llegue el Hijo del hombre, ¿verdaderamente hallará la fe sobre la tierra?” (Lucas
18:1-8). La oración significativa y sentida fortalece la fe. El patriarca Abrahán iba envejeciendo y aún
no tenía descendencia, de modo que en una ocasión habló con Dios del asunto. En respuesta, Jehová primero
le pidió que mirara a los cielos y contara las estrellas, si es que podía contarlas. Entonces lo tranquilizó
diciéndole: “Así llegará a ser tu descendencia”. ¿Cuál fue el resultado? Abrahán “puso fe en Jehová; y él
procedió a contárselo por justicia” (Génesis 15:5, 6). Si le abrimos nuestro corazón a Jehová en oración,
aceptamos lo que nos asegura en la Biblia y le obedecemos, él nos fortalecerá la fe.
11. ¿Cómo nos ayuda la oración a afrontar los problemas?
11 La oración también puede ayudarnos a afrontar los problemas. ¿Soportamos una pesada carga o estamos
viviendo situaciones penosas? La Biblia nos dice: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te
sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo” (Salmo 55:22). Cuando tenemos que tomar decisiones
difíciles, podemos imitar el ejemplo de Jesús, quien pasó una noche entera orando en privado antes de escoger
a sus doce apóstoles (Lucas 6:12-16). Y la noche previa a su muerte oró con tanta intensidad que “su sudor
se hizo como gotas de sangre que caían al suelo” (Lucas 22:44). ¿Con qué resultado? “Fue oído
favorablemente por su temor piadoso.” (Hebreos 5:7.) Nuestras oraciones fervientes e incesantes nos
ayudarán a hacer frente a las situaciones de mucha tensión y las pruebas difíciles.
12. ¿Cómo ilustra la oración el interés de Jehová en cada uno de nosotros?
12 Otra razón para acercarnos a Jehová mediante la oración es que él, a su vez, se acerca a nosotros (Santiago
4:8). Cuando nos sinceramos con Jehová en oración, notamos que él se interesa en nuestras necesidades y
nos cuida tiernamente. Experimentamos su amor de un modo muy personal. Jehová no ha delegado en nadie
la responsabilidad de escuchar todas y cada una de las oraciones que sus siervos le dirigen a él como su
Padre celestial (Salmo 66:19, 20; Lucas 11:2). Además, nos invita a ‘echar sobre él toda nuestra inquietud,
porque él se interesa por nosotros’ (1 Pedro 5:6, 7).
13, 14. ¿Qué razones tenemos para orar incesantemente?
13 La oración nos infunde mayor celo en el ministerio público y nos fortalece cuando, a causa de la apatía o
la oposición, nos dan ganas de dejar de predicar (Hechos 4:23-31). La oración también nos protege de “las
maquinaciones del Diablo” (Efesios 6:11,17, 18). Podemos pedirle a Dios con constancia que nos fortalezca
para hacer frente a las pruebas diarias. La oración modelo de Jesús incluye la petición de que Jehová ‘nos libre
del inicuo’, Satanás el Diablo (Mateo 6:13).
14 Si una y otra vez le solicitamos a Jehová su ayuda para dominar nuestras inclinaciones pecaminosas,

sentiremos cómo nos la brinda. Se nos ha dado la siguiente garantía: “Dios es fiel, y no dejará que sean
tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida
para que puedan aguantarla” (1 Corintios 10:13). El propio apóstol Pablo sintió que Jehová lo cuidaba y
fortalecía en muchas situaciones distintas. “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me
imparte poder”, afirmó (Filipenses 4:13;2 Corintios 11:23-29).
Perseveremos en la oración pese a nuestras deficiencias
15. ¿Qué puede suceder si nuestra conducta no está a la altura de las normas divinas?
15 Siqueremos que Dios escuche nuestras oraciones, no podemos rechazar los consejos de la Palabra de Dios.
“Cualquier cosa que le pedimos la recibimos de él —escribió el apóstol Juan—, porque estamos observando sus
mandamientos y estamos haciendo las cosas que son gratas a sus ojos.” (1 Juan 3:22.) Ahora bien, ¿qué
puede suceder si nuestra conducta no está a la altura de las normas divinas? Adán y Eva se escondieron
después de pecar en el jardín de Edén. Nosotros también pudiéramos sentirnos tentados a escondernos “del
rostro de Jehová” dejando de orar (Génesis 3:8). “He observado que, invariablemente, el primer error que
cometen quienes se distancian de Jehová y su organización es dejar de orar”, dice Klaus, superintendente
viajante de experiencia (Hebreos 2:1). Así le sucedió a José Ángel. Él cuenta: “Durante casi ocho años apenas
le oré a Jehová. Me sentía indigno de hablarle, aunque todavía lo consideraba mi Padre celestial”.
16, 17. Dé ejemplos de que la oración constante puede ayudarnos a vencer la debilidad espiritual.
16 Algunos tal vez nos sintamos indignos de orar porque estamos débiles en sentido espiritual o porque
hemos cometido algún mal. Pero es justo en esas circunstancias cuando necesitamos aprovechar al máximo
el privilegio de orar. Jonás huyó para no cumplir su asignación. Pero ‘desde su angustia clamó a Jehová, y él
procedió a responderle. Desde el vientre del Seol gritó por ayuda, y Jehová oyó su voz’ (Jonás 2:2). Jonás hizo
un ruego, Jehová se lo contestó, y el profeta se recuperó en sentido espiritual.
17 También José Ángel le pidió fervientemente a Jehová su ayuda. Él recuerda: “Le abrí a Dios mi corazón y le

supliqué que me perdonara. Y lo hizo. Si no hubiera sido por la oración, no creo que hubiera regresado a la
verdad. Ahora le oro todos los días, y espero con ansia cada momento de hacerlo”. Siempre debemos hablar a
Dios con toda libertad sobre nuestros errores y pedirle perdón humildemente. Cuando el rey David confesó
sus pecados, Jehová lo perdonó (Salmo 32:3-5). Jehová desea ayudarnos, no condenarnos (1 Juan 3:19, 20).
Y las oraciones de los ancianos de la congregación pueden beneficiarnos en sentido espiritual, pues tales
ruegos tienen “mucho vigor” (Santiago 5:13-16).
18. ¿De qué podemos estar seguros los siervos de Jehová, sin importar cuánto nos hayamos descarriado?
18 ¿Qué padre rechazaría a un hijo que humildemente le pidiera ayuda y consejo después de cometer un error?
La parábola del hijo pródigo muestra que, sin importar cuánto nos hayamos descarriado, nuestro Padre
celestial se alegra de que regresemos a él (Lucas 15:21, 22, 32). Jehová insta a todos los que han pecado a
clamar a él, porque los “perdonará en gran manera” (Isaías 55:6, 7). Tras cometer varios pecados graves,
David le imploró a Jehová: “Presta oído, sí, oh Dios, a mi oración; y no te escondas de mi petición de favor”. A
continuación añadió: “Por la tarde y la mañana y el mediodía no puedo menos que mostrar preocupación, y
lanzo quejidos, y [Jehová] oye mi voz” (Salmo 55:1, 17). ¡Qué palabras más tranquilizadoras!
19. ¿Por qué no debemos concluir que las oraciones que aparentemente quedan sin contestar son un indicio
de la desaprobación divina?
19 ¿Y si nuestra petición no parece recibir una respuesta inmediata? En ese caso debemos asegurarnos de que
esté en armonía con la voluntad de Jehová y de que la ofrecemos en el nombre de Jesús (Juan 16:23; 1 Juan
5:14). El discípulo Santiago dijo que ciertos cristianos no recibían respuesta a sus oraciones porque pedían
“con un propósito malo” (Santiago 4:3). Por otra parte, no hemos de concluir enseguida que las oraciones
que aparentemente quedan sin contestar son siempre un indicio de la desaprobación divina. Puede que a
veces Jehová permita que sus fieles adoradores le oren con insistencia sobre un asunto durante un tiempo
antes de que su respuesta se haga patente. “Sigan pidiendo, y se les dará”, dijo Jesús (Mateo 7:7). De ahí
que debamos “persever[ar] en la oración” (Romanos 12:12).
Oremos con regularidad
20, 21. a) ¿Por qué tenemos que orar incesantemente en estos “últimos días”? b) ¿Qué recibiremos si nos
acercamos a diario al trono de la bondad inmerecida de Jehová?
20 En estos “últimos días”, que se caracterizan por ser “tiempos críticos, difíciles de manejar”, las presiones y
los problemas se multiplican (2 Timoteo 3:1). Y es fácil que las pruebas nos inquieten. No obstante, las
oraciones incesantes nos ayudarán a mantenernos concentrados en los asuntos espirituales pese al
desánimo, las tentaciones y los problemas persistentes. Nuestras oraciones diarias a Jehová nos proporcionan
el apoyo que tanto necesitamos.
21 Jehová, el “Oidor de la oración”, nunca está demasiado ocupado para escucharnos (Salmo 65:2). Que

nosotros nunca estemos demasiado ocupados para hablarle. Nuestra amistad con Dios es lo más valioso que
tenemos, y no debemos darla por sentada. “Acerquémonos, por lo tanto, con franqueza de expresión al trono
de la bondad inmerecida, para que obtengamos misericordia y hallemos bondad inmerecida para ayuda al
tiempo apropiado.” (Hebreos 4:16.)
Qué respondería?
• ¿Qué aprendemos del profeta Daniel sobre el valor de la oración?
• ¿Cómo podemos fortalecer nuestra amistad con Jehová?
• ¿Por qué debemos orar incesantemente?
• ¿Por qué no debemos dejar de orar a Jehová cuando nos sentimos indignos?
[Ilustración de la página 16]
Nehemías pronunció una breve oración en silencio antes de hablar con el rey
[Ilustración de la página 17]
Ana oró “prolongadamente delante de Jehová”
[Ilustraciones de la página 18]
Jesús oró toda la noche antes de escoger a sus doce apóstoles
[Ilustraciones de la página 20]
Durante el día se presentan distintas oportunidades de orar
ORACIONES POR LOS POLITICOS Y LA POLITICA DE UN PAIS

1 Timoteo 2:1-2: 2 AMONESTO pues, ante todas cosas, que se hagan rogativas, oraciones, peticiones,
hacimientos de gracias, por todos los hombres, 2 Por los reyes y por todos los que están en eminencia, para
que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.

Mateo 22:17-21: 17 Dinos pues, ¿qué te parece? ¿es lícito dar tributo á César, ó no? 18 Mas Jesús, entendida
la malicia de ellos, les dice: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le
presentaron un denario. 20 Entonces les dice: ¿Cúya es esta figura, y lo que está encima escrito? 21 Dícenle:
De César. Y díceles: Pagad pues á César lo que es de César, y á Dios lo que es de Dios.
1 Tesalonicenses 4:11-12: 11 Y que procuréis tener quietud, y hacer vuestros negocios, y obréis de vuestras
manos de la manera que os hemos mandado, 12 A fin de que andéis honestamente para con los extraños, y
no necesitéis de nada.

Deuteronomio 15:7-11: 7 Cuando hubiere en ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus
ciudades, en tu tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano á tu hermano
pobre: 8 Mas abrirás á él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que basta, lo que hubiere menester.
9 Guárdate que no haya en tu corazón perverso pensamiento, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la
remisión, y tu ojo sea maligno sobre tu hermano menesteroso para no darle: que él podrá clamar contra ti á
Jehová, y se te imputará á pecado. 10 Sin falta le darás, y no sea tu corazón maligno cuando le dieres: que
por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que pusieres mano. 11 Porque no
faltarán menesterosos de en medio de la tierra, por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano á tu
hermano, á tu pobre, y á tu menesteroso en tu tierra.

Mateo 6:24: 24 Ninguno puede servir á dos señores, porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará
al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón.

Mateo 28:18: 18 Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Deuteronomio 17:14-15: 14 Cuando hubieres entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y la poseyeres, y
habitares en ella, y dijeres: Pondré rey sobre mí, como todas las gentes que están en mis alrededores, 15 Sin
duda pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere: de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti: no
podrás poner sobre ti hombre extranjero, que no sea tu hermano.

1 Pedro 2:17: 17 Honrad á todos. Amad la fraternidad. Temed á Dios. Honrad al rey.

Hechos 5:29: 29 Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es menester obedecer á Dios antes que á los
hombres.
1 Timoteo 5:8: 8 Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es
peor que un infiel.

Marcos 12:13-17: 13 Y envían á él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le sorprendiesen en
alguna palabra. 14 Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, y que no te
cuidas de nadie, porque no miras á la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios:
¿Es lícito dar tributo á César, ó no? ¿Daremos, ó no daremos? 15 Entonces él, como entendía la hipocresía de
ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea. 16 Y ellos se la trajeron y les dice:
¿Cúya es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César. 17 Y respondiendo Jesús, les dijo: Dad
lo que es de César á César, y lo que es de Dios, á Dios. Y se maravillaron de ello.

Levítico 19:18: 18 No te vengarás, ni guardarás rencor á los hijos de tu pueblo: mas amarás á tu prójimo
como á ti mismo: Yo Jehová.

Hechos 20:35: 35 En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar á los enfermos, y tener
presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir.

Marcos 6:17-28: 17 Porque el mismo Herodes había enviado, y prendido á Juan, y le había aprisionado en la
cárcel á causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, pues la había tomado por mujer. 18 Porque Juan
decía á Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. 19 Mas Herodías le acechaba, y deseaba
matarle, y no podía: 20 Porque Herodes temía á Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le tenía
respeto: y oyéndole, hacía muchas cosas, y le oía de buena gana. 21 Y venido un día oportuno, en que
Herodes, en la fiesta de su nacimiento, daba una cena á sus príncipes y tribunos, y á los principales de
Galilea, 22 Y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando á Herodes y á los que estaban con él
á la mesa, el rey dijo á la muchacha: Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré. 23 Y le juró: Todo lo que me
pidieres te daré, hasta la mitad de mi reino. 24 Y saliendo ella, dijo á su madre: ¿Qué pediré? Y ella dijo: La
cabeza de Juan Bautista. 25 Entonces ella entró prestamente al rey, y pidió, diciendo: Quiero que ahora
mismo me des en un plato la cabeza de Juan Bautista. 26 Y el rey se entristeció mucho, mas á causa del
juramento, y de los que estaban con él á la mesa, no quiso desecharla. 27 Y luego el rey, enviando uno de la
guardia, mandó que fuese traída su cabeza, 28 El cual fué, y le degolló en la cárcel, y trajó su cabeza en un
plato, y la dió á la muchacha, y la muchacha la dió á su madre.

Romanos 13:4: 4 Porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme: porque no en vano
lleva el cuchillo, porque es ministro de Dios, vengador para castigo al que hace lo malo.

Mateo 25:32-46: 32 Y serán reunidas delante de él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas á su derecha, y los cabritos á la
izquierda. 34 Entonces el Rey dirá á los que estarán á su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el
reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer,
tuve sed, y me disteis de beber, fuí huésped, y me recogisteis, 36 Desnudo, y me cubristeis, enfermo, y me
visitasteis, estuve en la cárcel, y vinisteis á mí. 37 Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos
huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, ó en la cárcel, y
vinimos á ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno de estos
mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda:
Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles: 42 Porque tuve
hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber, 43 Fuí huésped, y no me recogisteis,
desnudo, y no me cubristeis, enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le
responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, ó sediento, ó huésped, ó desnudo, ó enfermo, ó en
la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo
hicisteis á uno de estos pequeñitos, ni á mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al tormento eterno, y los justos á la
vida eterna.

Marcos 10:17-30: 17 Y saliendo él para ir su camino, vino uno corriendo, é hincando la rodilla delante de él,
le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna? 18 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno?
Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. 19 Los mandamientos sabes: No adulteres: No mates: No hurtes:
No digas falso testimonio: No defraudes: Honra á tu padre y á tu madre. 20 El entonces respondiendo, le
dijo: Maestro, todo esto he guardado desde mi mocedad. 21 Entonces Jesús mirándole, amóle, y díjole: Una
cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sígueme,
tomando tu cruz. 22 Mas él, entristecido por esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas posesiones. 23
Entonces Jesús, mirando alrededor, dice á sus discípulos: Cuán dificilmente entrarán en el reino de Dios los
que tienen riquezas! 24 Y los discípulos se espantaron de sus palabras, mas Jesús respondiendo, les volvió á
decir: Hijos, cuán dificil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas! 25 Más fácil es pasar
un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el reino de Dios. 26 Y ellos se espantaban más,
diciendo dentro de sí: ¿Y quién podrá salvarse? 27 Entonces Jesús mirándolos, dice: Para los hombres es
imposible, mas para Dios, no, porque todas las cosas son posibles para Dios. 28 Entonces Pedro comenzó á
decirle: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido. 29 Y respondiendo Jesús, dijo: De
cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó
mujer, ó hijos, ó heredades, por causa de mí y del evangelio, 30 Que no reciba cien tantos ahora en este
tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones, y en el siglo
venidero la vida eterna.

Lucas 16:13: 13 Ningún siervo puede servir á dos señores, porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se
allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir á Dios y á las riquezas.

Oseas 4:6: 6 Mi pueblo fué talado, porque le faltó sabiduría. Porque tú desechaste la sabiduría, yo te echaré
del sacerdocio: y pues que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

2 Crónicas 7:14: 14 Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren
mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados,
y sanaré su tierra.
2 Samuel 20:16-22: 16 Entonces una mujer sabia dió voces en la ciudad, diciendo: Oid, oid, ruégoos que
digáis á Joab se llegue á acá, para que yo hable con él. 17 Y como él se acercó á ella, dijo la mujer: ¿Eres tú
Joab? Y él respondió: Yo soy. Y ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo. 18 Entonces
tornó ella á hablar, diciendo: Antiguamente solían hablar, diciendo: Quien preguntare, pregunte en Abel: y
así concluían. 19 Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel: y tú procuras destruir una ciudad que es madre
de Israel: ¿por qué destruyes la heredad de Jehová? 20 Y Joab respondió, diciendo: Nunca tal, nunca tal me
acontezca, que yo destruya ni deshaga. 21 La cosa no es así: mas un hombre del monte de Ephraim, que se
llama Seba hijo de Bichri, ha levantado su mano contra el rey David: entregad á ése solamente, y me iré de
la ciudad. Y la mujer dijo á Joab: He aquí su cabeza te será echada desde el muro. 22 La mujer fué luego á
todo el pueblo con su sabiduría, y ellos cortaron la cabeza á Seba hijo de Bichri, y echáronla á Joab. Y él tocó
la corneta, y esparciéronse de la ciudad, cada uno á su estancia. Y Joab se volvió al rey á Jerusalem.

1 Samuel 8:1-22: 8 Y ACONTECIO que habiendo Samuel envejecido, puso sus hijos por jueces sobre Israel. 2
Y el nombre de su hijo primogénito fué Joel, y el nombre del segundo, Abia: fueron jueces en Beer-sebah. 3
Mas no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se ladearon tras la avaricia, recibiendo
cohecho y pervirtiendo el derecho. 4 Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron á Samuel
en Rama, 5 Y dijéronle: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no van por tus caminos: por tanto,
constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como todas las gentes. 6 Y descontentó á Samuel esta palabra
que dijeron: Danos rey que nos juzgue. Y Samuel oró á Jehová. 7 Y dijo Jehová á Samuel: Oye la voz del
pueblo en todo lo que te dijeren: porque no te han desechado á ti, sino á mí me han desechado, para que no
reine sobre ellos. 8 Conforme á todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy,
que me han dejado y han servido á dioses ajenos, así hacen también contigo. 9 Ahora pues, oye su voz: mas
protesta contra ellos declarándoles el derecho del rey que ha de reinar sobre ellos. 10 Y dijo Samuel todas las
palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey. 11 Dijo pues: Este será el derecho del rey que hubiere de
reinar sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y pondrálos en sus carros, y en su gente de á caballo, para que
corran delante de su carro: 12 Y se elegirá capitanes de mil, y capitanes de cincuenta: pondrálos asimismo á
que aren sus campos, y sieguen sus mieses, y á que hagan sus armas de guerra, y los pertrechos de sus
carros: 13 Tomará también vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras, y amasadoras. 14
Asimismo tomará vuestras tierras, vuestras viñas, y vuestros buenos olivares, y los dará á sus siervos. 15
El diezmará vuestras simientes y vuestras viñas, para dar á sus eunucos y á sus siervos. 16 El tomará
vuestros siervos, y vuestras siervas, y vuestros buenos mancebos, y vuestros asnos, y con ellos hará sus
obras. 17 Diezmará también vuestro rebaño, y seréis sus siervos. 18 Y clamaréis aquel día á causa de
vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os oirá en aquel día. 19 Empero el pueblo no quiso oir la voz
de Samuel, antes dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros: 20 Y nosotros seremos también como todas
las gentes, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras. 21 Y oyó
Samuel todas las palabras del pueblo, y refiriólas en oídos de Jehová. 22 Y Jehová dijo á Samuel: Oye su voz,
y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel á los varones de Israel: Idos cada uno á su ciudad.

Éxodo 20:1-26: 20 Y HABLO Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy JEHOVA tu Dios, que te saqué de
la tierra de Egipto, de casa de siervos. 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni
ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la
tierra: 5 No te inclinarás á ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, á los que me aborrecen, 6 Y que
hago misericordia en millares á los que me aman, y guardan mis mandamientos. 7 No tomarás el nombre
de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 8 Acordarte
has del día del reposo, para santificarlo: 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra, 10 Mas el séptimo día
será reposo para Jehová tu Dios: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas: 11 Porque en seis días hizo Jehová los
cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día: por tanto Jehová
bendijo el día del reposo y lo santificó. 12 Honra á tu padre y á tu madre, porque tus días se alarguen en la
tierra que Jehová tu Dios te da. 13 No matarás. 14 No cometerás adulterio. 15 No hurtarás. 16 No hablarás
contra tu prójimo falso testimonio. 17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. 18 Todo el pueblo
consideraba las voces, y las llamas, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba: y viéndolo el pueblo,
temblaron, y pusiéronse de lejos. 19 Y dijeron á Moisés: Habla tú con nosotros, que nosotros oiremos, mas no
hable Dios con nosotros, porque no muramos. 20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis, que por probaros
vino Dios, y porque su temor esté en vuestra presencia para que no pequéis. 21 Entonces el pueblo se puso de
lejos, y Moisés se llegó á la osbcuridad en la cual estaba Dios. 22 Y Jehová dijo á Moisés: Así dirás á los hijos
de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. 23 No hagáis conmigo dioses de
plata, ni dioses de oro os haréis. 24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y
tus pacíficos, tus ovejas y tus vacas: en cualquier lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre,
vendré á ti, y te bendeciré. 25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzares tu
pico sobre él, tú lo profanarás. 26 Y no subirás por gradas á mi altar, porque tu desnudez
o sea junto á él descubierta.

Lucas 20:25: 25 Entonces les dijo: Pues dad á César lo que es de César, y lo que es de Dios, á Dios.

Por John Piper sobre Oración


Traducción por Manuel Bento Falcón
1 Timoteo 2:2

El apóstol Pablo tiene una palabra de Dios que necesitamos oír siempre, pero especialmente el Domingo antes
de una inauguración presidencial. La palabra se encuentra en la primera carta a Timoteo, capítulo 2,
versículos 1-4:

Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los
hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y
sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el
cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.

El punto principal del texto es la orden para la oración, y Pablo menciona tres cosas acerca de esta orden a
orar que deberíamos escuchar con mucho cuidado. Primero, menciona su vital importancia: “Exhorto,
pues, ante todo que se hagan rogativas” Segundo, menciona la anchura de su visión: “Orad por todos los
hombres, especialmente por los reyes y por los que están en autoridad.” Tercero, menciona el contenido y
objetivo de esas oraciones: incluyen la acción de gracias y el pedir que nuestras vidas pasen en paz y
tranquilidad para que los hombres puedan ser salvados y vengan al conocimiento de la verdad.

Oremos para que Dios haga que su Palabra penetre en nosotros esta mañana.

Padre, concede, te pido, que nadie aquí hoy tenga un corazón duro e impenetrable. Saca nuestro corazón de
piedra y ponnos el corazón de carne tierno y sensible, y haz que oigamos tu amor y tu instrucción y
caminemos en ella sin quejas-con todo nuestro corazón. Concédenos un sentido de la vital importancia de la
oración por otros, y ayúdanos a tener corazones lo bastante grandes para acoger su tremenda visión y lo
bastante puros para orar las cosas correctas con la motivación correcta. En el nombre de Jesús oramos. Amen.

La Oración es de Primera Importancia

Primero, centrémonos en la vital importancia de la orden de orar por otros. El por qué Pablo piensa que esto es
de primera importancia se vuelve claro cuando miramos el contexto anterior. Fijaos en la palabra “pues” o “por
tanto” en el versículo 1: “Exhorto, pues (o por tanto), ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y
acciones de gracias por todos los hombres.” Esa palabra nos alerta del hecho de que la orden de Pablo para
orar por todos los hombres es una inferencia o conclusión que se desprende de algo que acaba de decir. En los
versos que preceden (1:18-20) Pablo encarga a Timoteo “pelees la buena batalla, guardando la fe y una
buena conciencia.” Y advierte a Timoteo que, si rechaza la buena conciencia, naufragará en la fe, como
hicieron Himeneo y Alejandro. Una buena conciencia es una conciencia que no te condena por las cosas que
haces o no haces. Y, por tanto, lo que Pablo está diciendo es que para que tu barco de fe se mantenga a flote,
necesitas asegurarte de no hacer cosas que tu conciencia condene o dejar sin hacer cosas que tu conciencia
demande.
Creo que todos podemos entender esta conexión entre una conciencia limpia y una fe vibrante si pensamos
simplemente en nuestra propia experiencia. Al menos mi experiencia lo confirma. Si caigo en un hábito que
mi conciencia condena, lo que acaba pasando es que mi conciencia comienza a decir, “Piper, todo lo que
estás hablando acerca de confiar en Cristo es un montón de aire caliente, porque si de verdad confiases en él,
no continuarías con tu comportamiento o con esa actitud.” Y entonces la mala conciencia comienza a
taladrar sus pequeños agujeros en el vientre del barco de la fe hasta que una de estas dos cosas pasan: o bien
confirmamos lo genuino de nuestra fe cambiando nuestro camino y tapando los agujeros de la mala
conciencia, o demostramos que nuestra fe nunca fue digna del mar y nos hundimos en la incredulidad y
la blasfemia como Himeneo y Alejandro. Así que, el encargo de Pablo a Timoteo para que mantenga la fe
guardando una buena conciencia es tremendamente importante, y cualquier ayuda que Pablo nos de sobre
como mantener una buena conciencia debería ser recibida con los brazos abiertos.

Esto es lo que creo que Pablo hace en el versículo 1 del capítulo 2. Ya que debes mantener una buena
conciencia para no naufragar la fe, por tanto os apremio a primero que todo orar por todos los hombres. En lo
alto de la lista de cosas de Pablo que debemos hacer para mantener una conciencia limpia está el orar por
otras personas. Para ver por qué el fallar en orar por la gente puede llevarnos a una mala conciencia y
destruir nuestra fe, tenemos que preguntar, “¿Qué es lo que se punza la conciencia del cristiano en sus
relaciones con otras personas?” La respuesta a esa pregunta está clara en toda la Biblia. Toda la instrucción
de Dios se resume en esto: Ama a Dios con todo tu ser, y ama a tu prójimo como a ti mismo. Por tanto,
cualquier cosa que hagamos a la gente que sea contrario al amor punzará nuestra conciencia y amenazará
nuestra fe. Fundándonos en eso podemos comenzar a ver por qué la oración por otras personas está en lo alto
de la lista de Pablo de cosas que debemos hacer para mantener una conciencia limpia.

¿Qué Hace la Oración Tan Importante?

Veo tres razonoes por las cuales la oración por otros es de primera importancia en mantener una conciencia
limpia, en vista de la enseñanza de Jesús sobre que el amor es nuestro mayor deber. Primero, la oración toma
del poder de Dios por el bien de otros. Podemos intentar ayudar a otros, incluso a los presidentes y
congresistas y gobernadores y alcaldes y concejales y jefes de policías, sin orar por ellos. Y, juzgándolo
desde una perspectiva muy limitada, podríamos hacer un poco de bien de esa manera. Pero el pequeño bien
que pudiésemos hacer con nuestro pequeño poder no merece ser comparado al gran bien que Dios puede hacer
por la gente a la cual nos pone para que trabajemos por ella. Así que si queremos lo mejor para la gente, si de
verdad la amamos, las oraciones en su favor son de primera importancia. La primera cosa que haces por una
persona, si la amas, es pedir a Dios que obre por ella. Por supuesto, la respuesta de Dios a tu oración incluirá
casi siempre tu trabajo en amor, pero también incluirá mucho más de lo que tú solo podrías llevar a cabo.

Una segunda razón por la cual la oración es de primera importancia en mantener una conciencia limpia es
porque es el paso más fácil de amor. Ni siquiera tienes que salir de la cama para orar por los reyes y todos
aquellos que están en autoridad. No requiere sacrificio financiero ni un gran esfuerzo físico. De todas las
formas que el amor por otros puede tomar, la oración es la más fácil. Y ¿Acaso no es verdad que si no quieres
hacer algo fácil por el bien de otros, entonces es muy poco probable que quieras hacer algo difícil por ellos?
Así que tiene sentido que Pablo, al apremiarnos a mantener nuestras conciencias limpias, primero nos
apremie a ejecutar el acto de amor más fácil, orar por la gente.

Y la tercera razón por la que la oración es de primera importancia en mantener nuestras conciencias limpias
es que llega más lejos en sus efectos que cualquier cosa que podamos hacer. Antes de que los satélites
estuviesen orbitando alrededor de la tierra podíamos emitir un programa de TV en directo a través del país
pero no alrededor del mundo. Pero ahora es fácil alcanzar la otra cara del mundo con una emisión en directo
enviando nuestra señal al espacio y haciéndola rebotar en un satélite.

Así sucede con la oración. Sin ella podemos influenciar las cosas que están cerca, y si esperamos lo
bastante, nuestra influencia puede esparcirse por el mundo. Pero la influencia de Dios está en todas partes y
es inmediata, así que podemos enviar nuestras señales a él, podemos alcanzar todo el mundo en un
instante. Si un emisor quiere hacer llegar un mensaje a la mayor cantidad de gente posible en la cantidad
más pequeña de tiempo, lo enviará primero lejos de la gente hacia un satélite. Si un Cristiano quiere hacer el
mayor bien posible a la mayor cantidad de gente en el corto tiempo que tiene, recurrirá primero a Dios, cuya
influencia llega, sin interrupción, a cada molécula y cada mente en el universo.

Así que, si no queremos naufragar en la fe, debemos guardar una buena conciencia. Y por tanto, os apremio
primero que todo a completar el mandamiento de amor orando por todos los hombres, porque la oración toma
del poder de Dios a favor de ellos, la oración es el primer y más fácil paso para amar, y la oración alcanza
más lejos en sus efectos buenos que cualquier cosa que podamos hacer.

So, if we would not make shipwreck of faith, we must keep a good conscience. And therefore, I urge you first
of all to fulfill the love command by praying for all men, because prayer taps the power of God on their
behalf, prayer is the first and easiest step of love, and prayer reaches farther in its good effects than
anything else we can do.

Orad por Todos los Hombres

Y esto nos lleva a nuestro segundo mayor tema, es decir la amplitud o alcance del mandamiento de Pablo a
orar. “que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes
y por todos los que están en autoridad.” ¿Alguna vez te has sentido tentado a orar así? “Dios, bendice a todo
el mundo de la mejor manera posible. A ti sea la gloria. Amen.” ¿Eso lo cubre todo, verdad? Un texto como
este, que nos ordena a orar por todos los hombres, puede tentarnos a orar barriendo con generalizaciones
como esa, ya que no puedes empezar a nombrar a todos los hombres. Pero Dios no nos a enseñado a orar de
esa forma, y podemos estar seguros de que Jesús no pudo haberse pasado noches completas en oración si esa
es la forma en la que oró. Es una gran bendición si cada día tenemos nuestro pan diario. Es una bendición
si nuestras trasgresiones son perdonadas. Es una bendición si no somos llevados a tentación sino librados
del mal. Pero Jesús no nos enseña a decir, “Bendice al Señor.” Nos enseña a decir, “Danos nuestro pan de
cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos metas en
tentación sino líbranos del mal.” No hemos sido enseñados a orar en generalidades grandes amplias, como,
“Dios bendice a los misioneros.” Se nos ha enseñado a orar sobre tipos de problemas particulares. Y cuando
Pablo necesita ayuda, la pedía de forma particular para sí mismo. Por tanto, no creo que la demanda de 1
Timoteo 2:1 sea satisfecha orando, “Dios bendice a todos los hombres en todas partes. Amen.”

Si le damos una lectura comprensiva a Pablo, lo que parece estar diciendo es esto: “Timoteo, empuja las
barreras de tu preocupación. No dejes que tus oraciones se limiten a ningún grupo de gente o tipo de gente.
Agranda la circunferencia de tu amor. No seas provincial, sectario, nacionalista, elitista, o racista en tus
oraciones. Deja que tus oraciones abarquen a todo tipo de gentes: Altas y bajas, blancas y negras,
demócratas y republicanos, primeros ministros Soviéticos y Ayatolahs Iraníes. Agranda tu corazón hasta
que abrace al mundo. Ve a la escuela del Calvario hasta que puedas odiar la intolerancia y el racismo del Ku
Klux Klan y los neo-Nazis, pero puedes orar con anhelante amor en tu corazón por esos hombres y mujeres.

¿No es el punto de Pablo el mismo que el de Jesús cuandao dijo,?

Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo." Pero yo os digo: amad a vuestros
enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos.

Para ponerlo de otra forma, no hay ninguna categoría de gente de la que se pueda decir, “No deberías orar
por ellos.” ¡Es un mensaje para este tiempo, verdad! La década de los 80 está en camino de convertirse en la
década del odio y, O, que fácil es para nosotros, extranjeros y exiliados en la tierra, ser absorbidos en un
grupo y comenzar a odiar el otro. Jesús nos advirtió en Mateo 24:11 (LBLA), “Y se levantarán muchos
profetas falsos, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se
enfriará.”

Algunos dicen que el mundo acabará con fuego


Algunos dicen con hielo.
Por lo que he probado del deseo
Me inclino a aquellos que proponen el fuego.
Pero si tuviese que perecer dos veces.
Creo que se lo bastante del odio
Como para decir que para la destrucción el hielo
También es grande Y sería suficiente.

(Robert Frost)

Que no pueda decirse de la Iglesia Bautista Bethlehem que hemos contribuido a la destrucción del mundo a
través de un odio helado. Sino que se diga, “¡Mira como se aman unos a otros! ¡Mira como hacen bien a
aquellos que los odian, y bendicen a aquellos que los maldicen, y oran por aquellos que abusan de ellos
(Lucas 6:27 sgtes.)! ¡Mira la anchura de la visión de su oración!” Y entonces la gente verá que hay un Dios
de gracia en el cielo y que tiene en la tierra un pueblo peculiar que no se conforma a esta época o esta década.

Orad Por Los Reyes Y Por Todos Los Que Están En Autoridad

Después de que Pablo haya enfatizado que oremos por todos los hombres, señala a los reyes “y todos los que
están en autoridad” para asegurarse de que los incluimos. ¿Por qué? Está claro en los versículos 4-7 que lo
que Pablo quiere enfatizar es que nadie debe ser excluido de nuestra buena voluntad, porque nadie está más
allá de la gracia de Dios. ¿Por qué entonces los reyes y las autoridades reciben una mención especial? Puedo
ver al menos dos razones.

La primera es que esta gente tiene características que hacían especialmente difícil para los primeros
Cristianos (y para nosotros) el orar por ellos. Por ejemplo, estaban tan distantes, tan remotos, si no en millas
reales, al menos en accesibilidad. Es difícil orar seriamente por alguien que no conoces, y especialmente
difícil orar por alguien que nunca ves. Sin embargo, esta dificultad debe vencerse, dice Pablo. Debes orar por
ellos: emperadores como Nerón, procónsules como Gayo, gobernadores como Pilato, reyes como Herodes.
Pueden parecer remotos e inaccesibles, pero recuerda, no son remotos e inaccesibles para Dios. Y mediante
oración te puedes acercar tanto como uno de sus íntimos consejeros.
Otra característica que hace que sea difícil orar por los gobernantes es que a menudos son hombres impíos,
insensibles a los avisos del Espíritu Santo. Esto era verdad de forma casi universal en los días de Pablo. Y
en la mayoría de los países a lo largo del mundo hoy creo que aún sería verdad. Incluso en nuestro propio
país donde el Chrysler Imperial es llamado el “coche nacido de nuevo,” no me entusiasmo de forma
automática cuando un político dice haber tenido una experiencia religiosa. No importa donde o cuando
hayamos vivido, obedecer el mandato de Dios a orar por todas las autoridades nos implica a orar por mucha
gente indiferente u hostil a nuestra fe.

Pero esto no debe hacer que dudemos ni un momento en orar por ellos, primero, porque Dios puede salvarlos y
traerlos al conocimiento de la verdad, y segundo, porque Dios utiliza a los gobernantes para cumplir sus
propósitos ya sea que crean en él o no. Cuando Dios quería castigar a su pueblo rebelde, Israel, convirtió al
altivo rey de Asiria en la vara de su ira (Isaías 10:5) y lo incitó a atacar Israel. Una vez Nabucodonosor, el
gran rey de Babilonia, se dijo a sí mismo:

¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para
gloria de mi majestad? (Daniel 4:30, LBLA)

Y Dios le quito su razón y lo hizo comer hierba como a un buey hasta que aprendió esta leción (Daniel 4:34,
35):

Porque su dominio es un dominio eterno, y su reino permanece de generación en generación. Y todos los
habitantes de la tierra son considerados como nada, mas El actúa conforme a su voluntad en el ejército del
cielo y entre los habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: "¿Qué has hecho?"

Ningún rey, ni presidente, ni primer ministro, ni Ayatolah puede parar la mano del Señor cuando se ha
propuesto hacer algo. “Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; El lo dirige donde le
place” (Proverbios 21:1, LBLA) . “Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del SEÑOR
permanecerá.” (Proverbios 19:21, LBLA).
Por tanto, tenemos un fuerte estímulo para orar por los reyes y todas las autoridades, ya sea que sean o no
creyentes, porque nuestro Dios reina, y ¡nadie puede parar su mano! Una implicación de lo que acabo de
decir es que nuestras oraciones por aquellos en autoridad van más allá de orar por su conversión o incluso
su santificación. Por eso debemos orar, o desobedeceremos a nuestro Señor Jesús. Pero ahora sabemos también
que Dios puede hacer sus buenos propósitos incluso a través de gobernantes que permanezcan impenitentes.

Esta es la segunda razón por la que creo que Pablo enfatizó que debemos orar por los reyes y todas las
autoridades, es decir, porque a través de ellas Dios puede hacer mucho bien por otros, tanto si los reyes lo
saben como si no. El pensamiento de Pablo parece ser algo como esto, “Si queréis que vuestras oraciones
hagan el mayor bien para el mayor número de personas, aseguraos de incluir en vuestras oraciones a
aquellas personas cuyas decisiones crean las condiciones en las cuales los propósitos del evangelio
prosperan.” Es importante orar por los líderes porque las condiciones que ellos crean o bien avanzan o
impiden el evangelio.

Orad con Acción de Gracias por la Expansión del Evangelio

Podemos confirmar que eso es lo que Pablo pensaba cuando tomemos nuestro tercero y mayor punto final, es
decir, el contenido de nuestras oraciones por los reyes y las autoridades. Solamente mencionaré brevemente
que de acuerdo al versículo 1 nuestras oraciones deben incluir acciones de gracias. Incluso un mal rey es
mejor que la anarquía. Cuando Pablo escribió esto, estaba probablemente bajo arresto domiciliario en Roma,
esperando antes del juicio ante Nerón que finalmente lo ejecutó. Por tanto, Pablo no es un ingenuo cuando
dice “Exhorto...que se hagan acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están
en autoridad.” El ve las cosas en una perspectiva mucho más grande que meramente en relación con su
propia vida o incluso su propio ministerio. El mismo emperador que ejecuta a Pablo mantiene la paz en las
provincias donde el evangelio se está esparciendo como la pólvora. Así que nuestras oraciones por los reyes
deben ser sazonadas con agradecimiento.
Pero el punto principal que Pablo menciona como contenido de nuestra oración por los reyes y aquellos que
están en autoridad es “para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad”
(versículo 2). Tomado por si sola, esta petición puede parecer que se opone a a todo lo que hemos dicho hasta
ahora. ¿Es verdad en este último análisis que en realidad todo lo que nos importa al orar por nuestros líderes
es la paz y la tranquilidad? O, ¡cuántos que profesan ser cristianos parecen pensar que es así!

Pero eso sería una malinterpretación terrible de la Palabra de dios. Los versículos 3 y 4 delimitan el enfoque
de lo que Pablo realmente busca. ¿Por qué orar para que los gobernantes mantengan la paz? Porque “Porque
esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos
y vengan al pleno conocimiento de la verdad.” Dios aprueba nuestras oraciones por paz y tranquilidad
porque el aprueba el avance del evangelio. La paz no es lo principal; la salvación es lo principal. La
tranquilidad no es el objetivo; el conocimiento de la verdad de Dios, ese es el objetivo.

Que nunca olvidemos, hermanos y hermanas en Cirsto, que nosotros también somos extranjeros y exiliados
en esta tierra. No estamos en casa en América o Rusia o Israel o en ningún otro lugar en este mundo. No
oramos simplemente por la prosperidad de ningún territorio. Oramos por el magnifico avance de los
propósitos salvadores de Dios en cada territorio. Y para eso decimos, “Dios Todopoderoso, gobernante del cielo
y la tierra, concede al presidente electo Reagan, al Gobernador Quie, al Alcalde Fraser, y a los miles de otras
personas en autoridad que las decisiones que hagan creen las condiciones en las cuales las buenas noticias
de Jesucristo traigan el mayor fruto para la salvación de los hombres y para tu gran gloria. Amen.

Aprendiendo orar en el Espíritu y en la Palabra, Parte 1


.

Por John Piper sobre Oración


Traducción por Marthina Pettersson
Jude 1:17-25 (LBLA)
Pero vosotros, amados, acordaos de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor
Jesucristo, 18 quienes os decían: En los últimos tiempos habrá burladores que irán tras sus propias pasiones
impías. 19 Estos son los que causan divisiones; individuos mundanos que no tienen el Espíritu. 20 Pero
vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 conservaos en el
amor de Dios, esperando ansiosamente la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. 22 Y
tened misericordia de algunos que dudan; 23 a otros, salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened
misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por la carne.24 Y a aquel que es poderoso
para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría, 25 al
único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y
autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.

Avivar el fuego de la oración

Cogemos una semana cada año para centrarnos en la oración porque esta es el respirar de la vida cristiana y
porque prácticamente nada se deteriora tan rápido en el corazón humano caído como el deseo de orar. En
otras palabras, nada es más vital que la oración en la existencia cristiana, y pocas cosas son más
vulnerables de descuidar.

Por eso tenemos que volver una y otra vez y avivar el fuego. Así que aquí volvemos al comienzo del año
2001. Oro para que el Señor use estos mensajes, libros, cultos de oraciones y las oraciones de aquellos que
llevan esta carga para estimularlos a que se dediquen de nuevo a la oración.

 oración en su tiempo privado con Dios cada día con la Palabra,


 oración con su familia en comidas y en devociones,
 oración con esposos y esposas,
 oración con compañeros de piso y amigos,
 oración en pequeños grupos,
 oración en las horas fijadas cada mañana aquí en Bethlehem según el folleto de adoración,
 oración en cultos de adoración
 y todos los cientos de oraciones que ascienden durante el día cuando caminan con el Espíritu y
respiran su dependencia de Dios y el respira en ustedes la gracia de fe, vida, amor, gozo,
obediencia y testimonio.

En su gran misericordia por mi, Dios sale a mi encuentro cada año en esta época para estimularme a tomar
nuevas decisiones y para animarme a animarles a ustedes. Una de las cosas que hizo para este año fue
poner en mis manos la semana pasada un librito escrito por Bruce Wilkinson, el presidente de "Walk Thru
the Bible" La oración de Jabés. El libro atrajo en parte mi atención porque fue inspirado hace unos treinta
años por un sermón de Richard Seume – el pastor bajo cuya cobertura estaba yo en Wheaton Bible Churh
hace treinta y tres años. Me acuerdo como el Pastor Seume cogía los textos más oscuros y encontraba en
ellos diamantes sobre los cuales predicar.

Hizo esto en la presencia de Bruce Wilkinson una vez y eso le cambió la vida. El texto era 1 Crónicas 4:9-10,
en medio de todas esas genealogías. Es la primera y última vez que oímos de Jabes. Es un don nadie en la
historia bíblica, pero si te hicieran una biografía de dos versículos, ¿qué te gustaría que escribieran de ti?
Ojala fuera esto:

Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, y su madre lo llamó Jabes, diciendo: Porque lo di a luz con dolor.
Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu
mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió lo que
pidió.

Eso es todo. Aparece, hace una oración estupenda y expansiva. Dios se la otorga. Y eso es todo. Bruce
Wilkinson dice,

Me senté en una silla frente a la mesa amarilla con mi Biblia, y leyendo una y otra vez esa oración busqué
con todo mi corazón el futuro que Dios tenía para alguien tan ordinario como yo.
La mañana siguiente oré la oración de Jabes palabra por palabra.

Y la siguiente.

Y la siguiente.

Treinta años más tarde no he parado.

Si me preguntas qué frase – aparte de mi oración de salvación- ha revolucionado más mi vida y mi


ministerio, te diría que han sido el clamor de un luchador llamado Jabes, que todavía es recordado, no por lo
que hizo sino por lo que oró y por lo que pasó después. (La Oración de Jabes, Multnomah Publishers, 2000, p.
11)

¿La oración de su vida?

¿Por qué oran una y otra vez a Dios en el nombre de Jesucristo para que haga en sus vidas? ¿Qué piden que
Dios haga de ustedes y de su tiempo aquí en la tierra? ¿Qué parte del propósito de Dios revelado en la Biblia
ha capturado su imaginación y se ha convertido en una pasión para pedir a Dios día tras día que Él los use
en eso?

Me paré un momento al leer la historia de Bruce Wilkinson y me pregunté a mi mismo: ¿Cuál es la oración
que más he hecho durante los últimos treinta años? ¿Qué quiero tanto que haga Dios para que lo mencione
en mis oraciones cada día? Supongo que para muchos de nosotros la respuesta sería oraciones para que
guarde a nuestros hijos y que sigan en el evangelio, y que nuestros matrimonios sean fuertes.

¿Pero qué pasa con la visión global? Dios es Dios de todo el mundo y de todas las naciones, de toda la
historia y de toda la vida y cultura y de todo el universo desde un extremo de las galaxias al otro. Cada uno
de nosotros fuimos creados para ocupar un lugar importante en este gran esquema. ¿Cuál es? ¿Qué oran día
y noche acerca de cómo encajar en ese lugar?
Creo que la oración que probablemente he hecho más a menudo que cualquier otra es “Padre, haz que tu
nombre se santifique en mi vida y a través de mi vida. Santificado sea tu nombre.” “Usa mi vida para que
le gente glorifique tu nombre, ame tu nombre y dé honor y aprecie, valore y glorifique tu nombre”. Recuerdo
que, durante mis días en el seminario, terminaba mis mañanas corriendo en Pasadena en Orange Grove
Boulevard cuando salía el sol, y orando con mis brazos en el aire y mi corazón palpitando, “Dios, sólo dame
vida – sólo deja que mi corazón siga palpitando – si lo haces hará que la gente santifique tu nombre. ¡Deja
que tu nombre sea santificado por mi vida!”

Así que este domingo y el próximo domingo quiero animarles a orar que su vida, su familia, su iglesia
sirva para algo grande para Cristo y su reino. Espero que lean sobre oración. Espero que piensen acerca de la
oración. Espero que oren sobre la oración. Y espero que planeen orar. Tantas cosas mejores son empujadas
fuera por cosas simplemente buenas porque no planeamos la hora y la manera para hacerlo. Así que lean,
piensen, oren y planeen – y luego oren durante este año como nunca han hecho antes. Elijan una reunión de
oración y háganlo prioritario. Elijan un lugar privado y hagan de ello algo tan sagrado como su comida
favorita.

La oración, un medio de gracia

Ahora, para hacer de la Palabra de Dios el apoyo y poder de esta exhortación quiero que esta mañana
miramos nuestro texto Judas 20-21, "Pero vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima fe, orando en
el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando ansiosamente la misericordia de nuestro Señor
Jesucristo para vida eterna".

Thomas Manton, el Puritano, tiene un comentario de veintitrés páginas sobre estos dos versículos. Cada
frase se merece un sermón. No obstante, quisiera hacer sólo una observación sobre estos versículos esta
mañana, y luego volver a ellos la semana que viene. La observación de hoy es que la oración es un medio de
la gracia de Dios diseñado para impedir que caigamos en incredulidad, y para llevarnos de manera segura a
la vida eterna.
Si el término “medio de gracia” no forma parte de su vocabulario espiritual quiero añadirlo esta mañana
porque no conozco ninguna forma mejor de describir como el trabajo decisivo de Dios se relaciona con
nuestro trabajo dependiente. O, para ser específico es este caso: cómo el gobierno soberano de Dios de todas las
cosas se relaciona con la oración humana. Si Dios gobierna el mundo conforme su propia sabiduría santa e
inescrutable, ¿por qué orar para que haga una cosa y no otra?

Consideren el contexto de esta palabra sobre la oración en versículo 20. Allí dice que debemos "orar en el
Espíritu Santo". "Pero vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,
conservaos en el amor de Dios . . ." Lo que podemos ver de este contexto inmediato es que edificándose sobre la
fe y orando en el Espíritu Santo es la manera en que Judas quiere que se conserven en el amor de Dios.
“Edificándoos y orando, conservaos en el amor de Dios”.

Este libro en realidad trata acerca de mantener salvos a los cristianos para que tenga vida eterna. Es decir,
esta pequeña carta de Judas es sobre la perseverancia – es sobre cómo pelear la buena batalla y echar mano de
la vida eterna (1 Timoteo 6:12), y como terminar la carrera y guardar la fe ((1 Timoteo 4:8) y cómo
perseverar hasta el fin para ser salvo (Marcos 13:13). Y los versículos 20-21 dicen: Esta perseverancia es algo
que haces. Te edificas a ti mismo y a otros sobre la fundación de la fe. Oras. Te conservas en el amor de
Dios.

Pero eso sólo es una parte del contexto. Al principio y al final de este pequeño libro hay otra verdad, una
verdad más profunda sobre la perseverancia – o sobre "conservarse". Lean el versículo 1: "Judas, siervo de
Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo". Noten la
palabra “guardados”. Aquí está de nuevo la idea de perseverancia, sólo que aquí al principio no es el cristiano
el que se conserva a sí mismo. Está siendo guardado.

Algunas traducciones inglesas dicen “por Jesucristo” otras dicen “para Jesucristo”. El original en griego
puede significar tanto lo uno como lo otro. Ambas traducciones probablemente son correctas en la mente de
Judas. Pero déjenme mostrar por qué la NASB [la Nueva Biblia Estándar Americana] prefiere decir “para
Jesucristo”. Evidentemente, los traductores pensaban que “el que guarda” en el versículo 1 no es el cristiano
mismo ni Jesucristo, el Hijo de Dios, sino otro. ¿Quién?

¿Quién es el que guarda?

A veces necesitas el final de la historia para entender el significado del principio. Así que miremos la
famosa doxología en los versículos 24-25. "Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para
presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría. . ." Ahora la perseverancia se atribuye no
a nosotros, sino a otro. ¿Quién es este? El próximo versículo lo deja claro. Versículo 25: ". . . al único Dios
nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes
de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén".

Así que el que es capaz de guardarnos sin caída y asegurar que llegamos a la presencia de Dios sin mancha
y con gran alegría es "Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo". Significa que Dios Padre es el
guardián definitivo y que actúa "a través de Jesucristo" porque la muerte de Jesús es el precio y el
fundamento de toda gracia, incluyendo la gracia de guardarnos – es decir, la gracia de perseverancia.

Volvemos ahora a versículo 1. "Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en
Dios Padre y guardados para Jesucristo". Lo principal aquí es entender que no somos nosotros los que nos
guardamos en el versículo 1 o el 24. Es Dios Padre a través de Jesucristo. Dios nos llamó, Dios pone su amor
salvador sobre nosotros, y Dios nos guarda. Así que ahora tenemos dos verdades sobre ser guardados para
vida eterna como cristianos – tal como vimos la semana pasada en Romanos 6:22-23. Allí vimos que la
santificación es algo que hacemos. Aquí vemos que la perseverancia para vida eterna es obra de Dios (somos
“guardados” versículo 1; Dios es capaz de guardarnos, versículo 24; y es obra nuestra – versículo 21,
conservaos en el amor de Dios).

Vemos esto en la Biblia una y otra vez: la actuación de Dios es decisiva; nuestra actuación es dependiente. Y
ambas actuaciones son esenciales. Así que insisto en que resistan los pensamientos que cínicamente dicen:
"Si Dios es el guardián decisivo de mi alma para vida eterna, (versículos 1, 24) entonces no necesito
"conservarme en el amor de Dios" (versículo 20). Sería como decir, ya que Dios es el dador de vida decisivo no
tengo necesidad de respirar.

No. No. El respirar es el medio que Dios nos da para mantenernos vivos. Así que el mandamiento de respirar
es el mandamiento de seguir los propósitos y la pauta de Dios de dar vida y mantenernos vivos. Esto es a lo
que me refiero con el término “medio de gracia”. “Gracia” es cuando Dios nos conserva para sostener nuestra
vida espiritual que lleva a un gozo eterno. El “medio de gracia” es nuestro “conservarnos en el amor de Dios”.
La “conservación” de Dios inspira y sostiene nuestra “conservación”. Su conservación es decisiva y la
nuestra depende de la suya.

El aliento de vida de la oración

Esto nos lleva ahora a la oración. La oración es la respiración de la vida cristiana.

Noten que en versículos 20-21 la oración es una de las maneras de conservarnos en el amor de Dios. "ero
vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor
de Dios”. Así que el esfuerzo de “conservarnos en el amor de Dios” (versículo 21) es el medio que Dios utiliza
para guardarnos para la vida eterna. Y orando es una de las maneras en la que nos conservamos en el amor
de Dios (“orando conservaos en el amor de Dios”). Por eso, la oración es un medio de gracia crucial y esencial
que Dios ordena para guardarnos seguros para la vida eterna.

Así que ni siquiera piensen: ya que Dios es el guardián decisivo de mi alma, y estoy seguro eternamente
(¡lo cual es cierto! Romanos 8:30, Juan 10:29, Filipenses 1:6) por tanto no necesito estar vigilante y orar por
perseverancia. Eso sería como decir: ya que Dios es el dador y sustento decisivo de la vida, no hace falta que
respire. Puedo estar tanto tiempo bajo el agua como sobre ella y no hará ninguna diferencia. Si la hará. El
medio de Dios de sustentar la vida no es sólo el don de vida, sino el don de respirar para sostenerla (Hechos
17:25).

Así que no piensen: ya que Dios es el guardián decisivo de mi alma puedo estar el mismo tiempo en pecado y
sin orar que en servicio y oración, y no supondrá ninguna diferencia. Si la supondrá. El medio de Dios de
guardar tu alma no es sólo el don de vida, sino también el don de orar para sostenerla. Si no recibes y usas
el don de la oración de sustento de vida, existe poca razón para creer que recibes y aprecias el don de la vida.
Si no aprecias el don de respirar no aprecias el don de la vida.

La oración es absolutamente crucial para sus vidas. Jesús dijo en Lucas 21:36 "Mas velad en todo tiempo,
orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie
delante del Hijo del Hombre." Oren que puedan estar de pie delante del Hijo del Hombre en el último día. La
oración es un medio para perseverar hasta el final en fe y estar en gozo delante del Rey del universo.

Ahora la cuestión es: ¿Qué significa orar en el Espíritu Santo? Y en la práctica, ¿cómo lo hacemos de día en
día en el 2001? Eso es lo que quiero hablaros la semana que viene y relacionarlo al uso de la Palabra de Dios
y especialmente el desafío del Versículo del Luchador.

Pero mientras tanto, consideren si su vida de oración este último año ha reflejado la seriedad de estos
versículos y qué cambios podrás hacer. Toma el desafío de Bruce Wilkinson y sé como Jabes. Acójanse a Dios
para que les de alguna visión bíblica para su vida sobre esta tierra y no se rindan hasta que la reciban de
sus mano misericordiosa

PORQUE ORAR?’??

Por John Piper sobre Oración


Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Guillermo Uiarte

Si eres como yo, de vez en cuando tus oraciones necesitan salir de la rutina en que han caído. Usualmente
usamos las mismas frases una y otra vez. Tendemos tendencia a caer en frases muy repetidas y gastadas.
Caemos en un arquetipo de repetición mecánica.

El demonio odia la oración. Nuestra carne no la ama naturalmente. Por eso, no es algo que nazca completo
y con pasión desde el vientre de nuestro corazón. Requiere una disciplina constantemente renovada.

Años atrás, cuando escribí Regocíjense las naciones, argumenté que la oración es un transceptor portátil en
tiempos de guerra, no un intercomunicador doméstico. Dios es más como un comandante general que un
mayordomo que espera para traerte otra almohada más al estudio. Por supuesto, Él es también Padre,
Amante, Amigo, Doctor, Pastor, Ayudador, Rey, Salvador, Señor y Consejero. Pero en este caído “mundo
lleno de demonios”, la oración funcionará mejor cuando mantengamos la frecuencia sintonizada con el
Centro de mando en la lucha de fe.

Por eso cuando escribí ese libro, reuní en el mismo lugar todas las cosas por las que la iglesia primitiva
oraba. Lo imprimí para mí mismo, y resultó ser una de las sacudidas que necesitaba. Pensé que las
encontrarías útiles. Puede que desees imprimirlo y guardarlo por algún tiempo en tu Biblia para guiarte en
tus oraciones.

Es magnífico para darte confianza en tus oraciones, y para saber que no suenas extraño en tus oraciones.
Orar lo que el Nuevo Testamento ora es una manera de orar segura y poderosa.

La oración es todavía uno de los grandes y gloriosos misterios del universo – que el que lo sabe todo, el sabio,
todo soberano Dios ordene que su mundo se maneje en respuesta a nuestras oraciones es asombroso. Pero ese
es el testimonio uniforme de las Escrituras. Dios escucha y responde las oraciones de su pueblo. O, no
descuides esta impresionante manera de influenciar naciones, movimientos, instituciones, iglesias y el
corazón de las personas, especialmente el tuyo.

Si deseas orar por lo que la iglesia primitiva oraba. . .

Ora por que Dios exalte su nombre en el mundo.

Vosotros, pues, orad de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.”
(Mateo 6:9, LBLA)

Ora por que Dios extienda su reino en el mundo.

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, asi en la tierra como en el cielo. (Mateo 6:10)

Ora por que el evangelio se extienda rápidamente y sea glorificado.

Finalmente, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea
glorificada, así como sucedió también con vosotros. (2 Tesalonicenses 3:1)

Ora por la plenitud del Espíritu Santo.

Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre
celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lucas 11:13; cf. Efesios 3:19)

Ora por que Dios reivindique a su pueblo en sus causas.

¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? (Lucas 18:7)

Ora por que Dios salve a aquellos que son no creyentes.


Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para su salvación. (Romanos 10:1)

Ora por que Dios dirija el uso de la espada.

Tomad . . . la espada del Espíritu que es la palabra de Dios, y ora en todo momento al Espíritu, con toda
perseverancia y súplica. (Efesios 6:17-18)

Ora por valor al proclamar el evangelio.

Orando en todo momento en el nombre del Espíritu. . . y orad por mí, para que me sea dada palabra al
abrir mi boca, a fin de dar a conocer sin temor el misterio del evangelio (Efesios 6:18-19)
Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda
confianza. (Hechos 4:29)

Ora por señales y prodigios.

Y ahora, Señor, . . . permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza. . . mientras
extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo
siervo Jesús. (Hechos 4:29-30)
Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y
no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo
su fruto. (Santiago 5:17-18)

Ora por la sanación de los compañeros heridos.

Que ellos oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. y la oración de fe restaurará al
enfermo, y el Señor lo levantará. (Santiago 5:14-15)
Ora por la sanación de los incrédulos.

Y sucedió que el padre de Publio yacía en cama, enfermo con fiebre y disentería. Y Pablo entró a ver lo,
y después de orar puso las manos sobre él, y lo sanó. (Hechos 28:8)

Ora por la expulsión de demonios.

Y El les dijo: Esta clase con nada puede salir, sino con oración. (Marcos 9:29)

Ora por liberaciones milagrosas.

Así pues, Pedro era custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía oración ferviente a Dios por él. . . Al
darse cuenta de [que había sido liberado], fue a la casa de María, la madre de Juan, llamado también
Marcos, donde muchos estaban reunidos y oraban. (Hechos 12:5, 12)
Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. De
repente se produjo un gran terremoto. (Hechos 16:25-26)

Ora por la resurrección de los muertos.

Mas Pedro, haciendo salir a todos, se arrodilló y oró, y volviéndose al cadáver, dijo: Tabita, levántate. Y
ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. (Hechos 9:40)

Ora por que Dios le provea a sus tropas con lo indispensable.

Danos hoy el pan nuestro de cada día. (Mateo 6:11)

Ora por la sabiduría estratégica.

Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5)
Ora por que Dios establezca líderes en los puestos de avanzada

Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron
al Señor en quien habían creído. (Hechos 14:23)

Ora por que Dios envíe refuerzos.

Por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. (Mateo 9:38)
Mientras ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo
para la obra a la que los he llamado. Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos
sobre ellos, los enviaron. (Hechos 13:2-3)

Ora por el éxito de otros misioneros.

Os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os esforcéis
juntamente conmigo en vuestras oraciones a Dios por mí, para que sea librado de los que son
desobedientes en Judea, y que mi servicio a Jerusalén sea aceptable a los santos, (Romanos 15:30-31)

Ora por la unidad y armonía en las filas.

Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para
que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros,
para que el mundo crea que tú me enviaste. (Juan 17:20-21)

Ora por el fomento de la unidad.

Según oramos intensamente de noche y de día que podamos ver vuestro rostro y que completemos lo
que falta a vuestra fe? (1 Tesalonicenses 3:10)

Ora por una mente de discernimiento.


Y esto pido en oración: que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo
discernimiento, a fin de que escojáis lo mejor, para que seáis puros e irreprensibles para el día de Cristo.
(Filipenses 1:9-10)

Ora por el conocimiento de su voluntad.

Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de
rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión spiritual.
(Colosenses 1:9)

Ora por conocer mejor a Dios.

[No hemos dejado de orar para que sigas] creciendo en el conocimiento de Dios. (Colosenses 1:10;) cf.
Efesios 1:17)

Ora por el poder de comprender el amor de Cristo.

Doblo mis rodillas ante el Padre. . . [que] seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la
anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el
conocimiento. (Efesios 3:14, 18-19)

Ora por un sentido de esperanza más profundo.

No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones. . . para que sepáis
cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los
santos (Efesios 1:16, 18)

Ora por fuerza y paciencia.


[No hemos dejado de orar para que seais] fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria,
para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo. (Colosenses 1:11;) cf. Efesios 3:16)

Ora por un sentido de poder dentro de ellos.

No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones. . . Que podríais
saber. . . y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos. (Efesios
1:16, 18-19)

Ora por que tu fe no se destruya.

Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus
hermanos. (Lucas 22:32)
Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están
por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre. (Lucas 21:36)

Ora por una fe mayor.

Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúdame en mi incredulidad. (Marcos 9:24; cf.
Efesios 3:17)

Ora para que no caigas en la tentación.

Y no nos metas en tentación. (Mateo 6:13)


Mira y ora para que no caigas en la tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. (Mateo
26:41)

Ora por que Dios complete tus deseos de bondad


Con este fin también nosotros oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos
de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe, con poder. (2 Tesalonicenses
1:11)

Ora para que hagas buenas obras.

[No hemos dejado de orar ] para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto
en toda buena obra. (Colosenses 1:10)

Ora por el perdón de tus pecados.

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. (Mateo
6:12)

Ora por la protección del mal.

Líbranos del mal. (Mateo 6:13)

ORAD DE ESTA MANERA SATIFICADO SEA TU NOMBRE

Por John Piper sobre Oración


Traducción por Desiring God

Mateo 6:5-18

Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y
en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su
recompensa. 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre
que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 7 Y al orar, no uséis repeticiones sin
sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. 8 Por tanto, no os
hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis. 9
Vosotros, pues, orad de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. 11 “Danos hoy el pan nuestro de cada
día. 12 “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. 13 “Y
no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre
jamás. Amén.” 14 Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os
perdonará a vosotros. 15 Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
transgresiones. 16 Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran
sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su
recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no hacer ver a los hombres
que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

Una Semana de Oraciones Extraordinarias

Al comienzo de cada año, dedicamos una semana para hacer oraciones extraordinarias. Oramos cada
mañana y cada mediodía (vea la guía de oración para conocer los horarios y lugares). Oramos durante la
noche del viernes. Y yo predico sobre la oración. El propósito de este énfasis a la oración es ayudarles a ver y
sentir, de una manera refrescante, cuán importante es la oración. Y todo esto a fin de que usted decida
convertirse en una persona de oración.

Este año trataré de no dar una exposición detallada de un texto, sino de exponer una perspectiva más amplia
y que responda a tres preguntas:

1.

¿Qué es la oración?
1.

¿Dónde o con quién debemos orar?

1.

¿Por qué debemos orar?

Y en la última parte del mensaje, trataré de enfocar nuestra atención en la principal y más importante
preocupación de Jesús con relación a la oración, la que dará unidad, profundidad, y una magnífica
perspectiva a toda nuestra oración.

Señor, ven y ayúdanos a comprender y a enamorarnos de la oración.

1) ¿Qué Es La Oración?

La oración, entiendo que es enviar intencionalmente un mensaje a Dios. Esto es frustrante, ¿no es cierto?,
cuán incierto puede ser el idioma si no somos cuidadosos ¿Por qué decirnos “enviar intencionalmente un
mensaje a Dios? ¿Por qué no decimos que la oración es hablar con Dios? Bien, porque Romanos 8:26 dice: “el
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles”. E interpreto que este versículo quiere decir que hay gemidos
de nuestro corazón, que el Espíritu inspira, y que son indecibles. Así que la oración es, generalmente, hablar
con Dios, pero hay ocasiones en que usted no puede hablar, pero está orando, es decir, está enviando un
mensaje a Dios.

O, ¿por qué no decimos, entonces, que la oración es comunicarnos con Dios? Bueno, porque entonces daría la
impresión de que yo hablo con Dios y él me habla a mí. Pero eso no es oración. Cuando Dios me habla, la
Biblia no dice que sea oración. Cuando Dios nos comunica algo, la Biblia le llama revelación o iluminación.
No es oración. Y si utilizamos la palabra oración al referirnos a la acción donde Dios nos habla, entonces
caemos en una confusión inmensa y antibíblica.

¿Por qué no decir simplemente que la oración es enviar un mensaje a Dios? Bueno, porque las personas están
constantemente enviando mensajes a Dios, pero no son oraciones. La gente está enviando mensajes
como:Dios no es importante para mí. O Dios es irrelevante para esta situación. O, Dios no existe.Pero estos
mensajes no son enviados intencionalmente a Dios. Son claros, y en ocasiones podemos discernirlos. Dios
siempre los puede discernir.

Enviar intencionalmente un mensaje a Dios

Así que escojo las palabras: La oración es enviar intencionalmente un mensaje a Dios. Y la oración puede
incluir, al menos, cinco tipos de mensajes diferentes:

 Puede pedir algo; este es el significado más básico de la oración, y Dios se deleita en que sus niños le
pidan ayuda. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).
 Puede alabarle o maravillarse, o expresar su adoración a él. “Todos los días te bendeciré, y alabaré tu
nombre eternamente y para siempre. 3 Grande es el Señor, y digno de ser alabado en gran manera; y
su grandeza es inescrutable” (Salmo 145:2-3).
 Puede agradecerle por sus dones y sus obras (que no es lo mismo que alabarle por su naturaleza):
“Todos los días te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. 3 Grande es el Señor, y
digno de ser alabado en gran manera; y su grandeza es inescrutable” (Apocalipsis 11:17).
 Puede confesar sus pecados y decir al Señor que se arrepiente. “Te manifesté mi pecado, y no encubrí
mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y tú perdonaste la culpa de mi pecado”
(Salmo 32:5).
 Y, por último, usted puede quejarse ante el Señor “Clamo al Señor con mi voz; con mi voz suplico al
Señor. 2 Delante de El expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia” (Salmo 142:1-2).
Aquí nuevamente nos frustra el idioma. «¿Usted esta diciendo, Pastor Johnones”. No es bueno tener un
corazón contencioso. El corazón debe confiar en Dios en todas sus providencias, las dulces y las
amargas. «Entonces, ¿por qué dice usted que debemos quejarnos ante el Señor?» Porque algunas veces
nuestros corazones sí se quejan por las circunstancias que Dios nos ha entregado, aunque nuestros
corazones no deberían actuar así. Pero es mejor dirigir conscientemente nuestra queja hacia Dios que
pensar que él no la ve. Actuar como si nuestro corazón no se quejara es hipocresía y al final, nos
convertirá en personas falsa, plásticas, superficiales.

Así que la oración es enviar intencionalmente un mensaje a Dios. Y ese mensaje pudiera ser pedir algo,
alabar a Dios por algo que él es, agradecerle por algún don, confesar nuestros pecados, o quejarnos ante él.

Comunión Continua con Dios

Esto es lo que quiero que ustedes hagan cada día, durante todo el 2008. Sean un pueblo de oración. Envíen,
una y otra vez, sus corazones hacia Dios. Hagan que la oración sea la manera en que comienzan y
terminan cada empeño. Oren antes de cada correo electrónico, antes de cada show de televisión, antes de
tomar el auto, antes de cada llamada telefónica, antes de cada conversación, antes de cada ducha, antes de
cada descanso nocturno, antes de cada comida, antes de leer. Envíen hacia Dios los anhelos de su corazón,
háganlo antes y después de cada empresa que realicen. Permitan que la oración sea el aliento de su
respiración. Estén continuamente en comunión con Dios.

Mi esposa se queja porque cuando termino una llamada telefónica no cuelgo, y ella puede escucharme
lidiando con el trabajo. Comprendo por qué se siente molesta. Pero ciertamente Dios no se sentirá molesto si
usted nunca cuelga su línea de comunicación con él. Déjenla encendida. Y yo haré mi mejor esfuerzo para
hacer que las baterías de todos permanezcan cargadas.

2) ¿Dónde O Con Quién Debemos Orar?


Bueno, ya he respondido ampliamente la segunda pregunta, ¿Dónde o con Quién Debemos Orar? En todas
partes. Pero déjenme ser más específico.

A Solas En Su Aposento

Ore a solas en su aposento. En Mateo 6:6, la palabra significa «habitación personal» o «habitación almacén,
para almacenar tesoros». Verso 5-6: “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta
ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En
verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando
hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.
Este es el llamado que Jesús nos hace comenzando el año 2008 para que separemos un lugar donde enviemos
nuestros corazones a Dios, en privado y con propósito ¿Ya separó su lugar de oración? (Cuando compramos
nuestro primer hogar en 1975, siete años después de habernos casado, una de las primeras cosas que hice fue
construir un banco de oración para crear un lugar especial para orar en mi estudio) ¿Tiene usted su lugar?
¿Lo utiliza a menudo? ¿Tanto como otras cosas menos importantes (cómo leer, comer, dormir, acicalarse
(hombres y mujeres)? Encuentre un lugar para dedicarse a la oración, y ore allí con regularidad.

Con Su Familia

Si usted vive con su familia, ore con ellos cada día, y no solo a la hora de la comida, aunque esas oraciones
son muy buenas. “Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres,
como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida,
para que vuestras oraciones no sean estorbadas” (1ra de Pedro 3:7). La oración familiar sin estorbos es un
buen barómetro para saber si estamos conviviendo como coherederos de la gracia de vida. Y, ¿dónde aprende
mejor un niño a orar sino es mirando orar a su padre y a su madre? Si un niño no ve a su padre orar, es
poco probable que piense que la oración es importante.

En las Pequeñas Reuniones


Ore en las pequeñas reuniones de cristianos, en grupos pequeños y en reuniones de oración. Jesús dijo: “si
dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi
Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio
de ellos” (Mateo 18:19-20). Solo dos o tres –y el mundo puede ser transformado. La mano de Dios no se
acorta por la cantidad de personas reunidas para orar. Él tiene sus razones para llamarnos a orar en grupos.
Y debiéramos obedecerle. Aquí tenemos un gran ejemplo de lo que puede suceder. En Hechos 4:29-31, la
iglesia está unida orando: “Señor […] permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza […]. 31
Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y
hablaban la palabra de Dios con valor”. Dios tiene bendiciones especiales para quienes se reúnen para orar
¿Ya tiene usted un grupo con el cual orará regularmente? Conozco a cientos que no lo hacen. Por esa razón,
no disfrutan de un poder y una bendición que solo hay en esa oración en grupos. Les imploro, para su propio
gozo y plenitud y para que puedan llevar fruto, oren regularmente durante este año 2008 junto a otros
cristianos.

En los Servicios de Adoración

Ore en los servicios de adoración. La adoración en los servicios está principalmente estructurada alrededor de
la Palabra de Dios para nosotros. En unos pocos minutos, comprenderá la razón cuando responda por qué
oramos y cuánto tiene esto que ver con mostrar la grandeza de Dios –que es el propósito de la adoración.
Muchas de nuestras canciones e himnos y cánticos espirituales son oraciones. Están dirigidas hacia Dios.
Haga que tengan sentido, y aun cuando traten acerca de Dios y no seandirigidas hacia Dios, cántelas
conscientemente ante Dios.Hay lectura de la Escritura. Ore para que su corazón la reciba, la comprenda, la
crea, y sea transformado por ella. También hay momentos de silencio. Llénelos de oración. Hable a Dios
acerca de los anhelos de su corazón. Entonces, hay oraciones públicas. Ore con ellas y diga amén a lo que se
ha dicho. Involúcrese, no sea pasivo.Luego tenemos el sermón. Ore antes del sermón, durante el sermón, y
después del sermón. Ore para que se haga realidad. Para ser fiel a la Biblia, para ser capacitado por el
Espíritu Santo. Para que usted mismo vea más de Cristo y que sea conformado, cada vez más, a la imagen
de Cristo.

En Todas Partes

Y finalmente, volvemos al lugar desde donde comenzamos: Oren en todas partes. Mantengan presionado el
botón verde. Permitan que el aliento más natural de su corazón sea ¡Ayuda Señor! Y ¡Gracias Señor!
Cuando Pedro comenzó a hundirse en el agua, clamó: “¡Señor, sálvame!” (Mateo 14:30). El padre del
muchacho epiléptico clamó “Creo; ayúdame en mi incredulidad” (Marcos 9:24). En todas partes, en
cualquier momento, clame. Viva en Su presencia y sin pensar que hay momentos inadecuados. Hablen a
menudo con Dios para que su consciencia no les condene como a cristianos de trincheras –que solo hablan a
Dios de cuando en cuando para salvar el pellejo. Él se deleita en salvarnos, pero se deleita más en ser nuestro
amigo.

Entonces, ¿qué es la oración? La oración es enviar intencionalmente un mensaje a Dios –pedir, alabar,
agradecer, confesar, o quejarse. Y, ¿dónde debemos orar? En privado en nuestro aposento, con la familia, en
pequeñas reuniones de cristianos, en la adoración, en todas partes y en cualquier momento en que
necesitemos ayuda y nos sintamos agradecidos.

3) ¿Por Qué Debemos Orar?

Por último, ¿por qué debemos orar?

Por que Dios nos manda a hacerlo

Primero, oramos porque Dios nos dice, una y otra vez en la Biblia, que debemos hacerlo.

 Santiago 5:16: “orad unos por otros para que seáis sanados”.
 1ra a los Tesalonicenses 5:17: “orad sin cesar”.
 Lucas 22:40: “Orad para que no entréis en tentación”.
 Lucas 18:1: “Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no
desfallecer”.
 Lucas 6:28: “bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan”.
 Mateo 6:9: “orad de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos…”.

Para Incrementar Nuestro Gozo

Segundo, oramos porque la oración está diseñada paraincrementar la plenitud de nuestro gozo. Jesús dijo en
Juan 16:24: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea
completo”. Para que nuestro gozo sea completo. Dios no creó la oración para hacernos infelices. La creó para
que cuando enviemos nuestros corazones hacia Dios el Padre, en el nombre de Dios el Hijo, el Espíritu se
mueva con una plenitud de gozo que de otra forma no conoceríamos. Si el gozo en Dios que usted
experimenta es escaso, esta pudiera ser parte de la razón. Ore… para que su gozo sea completo.

Por Que Es Un Privilegio Sorprendentemente Inmenso

Tercero, oramos porque este es un privilegio sorprendentemente inmenso. Piénselo. Dios gobierna este mundo
con sabiduría infinita. Usted y yo nunca le informaremos algo que él ya no sepa. Nunca añadiremos a su
sabiduría para decirle qué debe hacer. Él no necesita nuestras oraciones para saber qué se debe hacer. Es tan
simple como parece: él es Dios. “¿quién ha conocido la mente del Señor?, ¿o quién llego a ser su consejero?, 35
¿o quién le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? 36 Porque de El, por El y para El son
todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén” (Romanos 11:34-36).

Sin embargo, Dios ha ordenado que nuestras oraciones sean las causas reales de eventos reales. Causas
reales. Las palabras de Santiago 4:2: “No tenéis, porque no pedís”, no significan «ustedes tendrán de
cualquier forma, aun si no oraran, pues Dios tiene un plan y las oraciones no importan». “No tenéis, porque
no pedís” significa que la oración ocasiona que ocurran eventos que de otra forma no sucederían. Esto es
impresionante. Y si usted rechaza este privilegio –su participación en el control que Dios ejerce sobre el
mundo- entonces estará actuando muy neciamente. Oramos porque la oración es un privilegio
sorprendentemente inmenso.

La Oración Glorifica al Padre y al Hijo

Finalmente, oramos porque depender, en oración, de Dios el Padre en el nombre de Jesús, hace que ambos sean
glorificados, y se vean fuertes, sabios y amorosos (en otras palabras, la oración glorifica, al Padre y al Hijo.
Jesús lo dijo claramente en Juan 14:13: “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo”. Pablo lo dice de esta manera: “cooperando también vosotros con nosotros con la
oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don que nos ha sido
impartido por medio delas oraciones de muchos” (2da a los Corintios 1:11). Oramos porque la oración
produce agradecimiento cuando llega la respuesta. De otra forma, los hombres veremos la mano de Dios en
todas partes, aunque él, en verdad, está en todas partes.

El salmista lo dijo así en el Salmo 50:15, Dios dice: “invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú
me honrarás”. Usted le invoca, él responde con poder, y usted le honra. Por eso oramos. Existimos para
esparcir una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de todos los pueblos por medio
de Jesucristo. Por eso, obedecemos este mandamiento: Invócame; yo actuaré; y las personas me honrarán.

Santificado Sea Tu Nombre

Terminemos con una breve pero abarcadora observación acerca de las razones por las que oramos, extraída de
la oración del Señor en Mateo 6:9. Jesús dijo: “orad de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos””.
Si esto le atrapa, como me atrapó a mí en 1968 y 1969, todo en su mente cambiará. Hace 38 años, le dije a
mi esposa: «Puedes saber cómo está cambiando tu teología por la manera en que cambian tus oraciones». Lo
primero que Jesús nos dice que pidamos al Padre, ¡subráyelo! Lo primero en la lista, primero por encima de
las demás cosas, lo más importante. Lo superior. Lo más abarcador. Lo primero que debemos hacer es pedir a
Dios que haga que su nombre sea santificado. Lo primero, y la preocupación más penetrante, influyente, y
controladora con relación a la oración es implorar a Dios que él haga que su nombre sea supremamente
valioso en las mentes y corazones de las personas.

La frase “santificado sea tu nombre” (hagiastheto to onoma sou) en Mateo 6:9 significa: «Haz que tu
nombre sea santo». Es una rogativa para que Dios haga algo con relación a su nombre. Es un ruego para que
Dios haga que su nombre sea santificado en nuestros corazones y en los corazones de todas las personas ¿Y
qué significa santificado? ¿Qué significa cuando se refiere al infinitamente santo nombre de Dios?
Significa que estamos orando para que su nombre sea separado en los corazones y mentes y vidas de las
personas como la realidad infinitamente grande y bella y valiosa que es.

Que Dios Muestre la Grandeza de Dios

Lo primero y más importante que Jesús nos dice que pidamos a Dios es que Dios ejerza su celo por su nombre.
Que Dios muestre la grandeza de Dios. Que Dios exalte a Dios. Que Dios venza la ceguera de los que no le
ven. Que Dios venza la indiferencia de los que no le aprecian. Que Dios elimine los obstáculos para que le
conozcamos y admiremos y amemos y confiemos y le apreciemos y le obedezcamos.

Este es el corazón del significado del nuevo nacimiento. Antes de nacer de nuevo, los seres humanos son el
centro en nuestra mente y emociones, Dios no, sin el nuevo nacimiento la pasión de Dios por su propia
supremacía no parece tener sentido y es ofensiva hasta en su sentido más positivo. Pero cuando nacemos de
nuevo, y nuestro cuadro mental es renovado a la imagen de Cristo, y escuchamos a Jesús decir que debemos
orar, en primer lugar (y esta petición nos provee una perspectiva unida, profunda, y magnífica en toda
nuestra oración) para que Dios haga que su nombre sea supremo en nuestros corazones y en las emociones
del mundo, entonces nos enamoramos de estas palabras. Nos inundan con una sensación de que tenemos
un llamado profundo y maravilloso. El llamado a orar y, en nuestra oración, a mover la poderosa mano de
Dios para que él obre para la gloria de su gran nombre.
MI ORACION ES QUE SE SALVEN

Por John Piper sobre Oración


Traducción por Desiring God
Romanos 10:1 Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para su salvación.

Aún cuando el apóstol Pablo dijo en Filipenses 3:12: “No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a
ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por
Cristo Jesús”. Sin embargo, dijo en Filipenses 4:9: “Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y
visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros”.

En otras palabras, a pesar de que Pablo no fue perfectamente impecable, condujo a personas a tomar su propio
corazón y su vida como una guía de obediencia. Cuando expone ante a nosotros, en sus enseñanzas, sus
puntos de vista y sus costumbres, lo hace porque debemos imitarlas. Sus enseñanzas son Palabra de Dios
para nosotros tanto como lo son sus sentencias doctrinales.

Por tanto, cuando dice en Romanos 10:1: “Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es
para su salvación”. Quiere decir: «Sean así. Tengan un corazón como el mío».

Entonces la semana pasada nos enfocamos en la primera mitad del versículo: “…el deseo de mi corazón por
ellos… es para su salvación…”

¿Qué Aprendemos de la Realidad de que Pablo Está Orando por Israel?

“Ellos” se refiere a Israel, sus familiares, el pueblo escogido por Dios. Ahora, ¿qué aprendemos de la realidad
de que Pablo está orando por Israel? Solamente mencionaré tres verdades: Aprendemos que su oración es
1. una oración universal,
2. una oración individual,
3. una oración por la obra eficaz y salvadora de Dios.

1. Una Oración Universal

Para analizar esta verdad necesitamos mirar el papel de Israel en la historia de la redención descrita en el
capítulo 11. Primero, mire el versículo 11:25,26: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio,
para que no seáis sabios en vuestra propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial
hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 26 y así, todo Israel será salvo…”.

El Plan de Dios por Israel y los Gentiles

Esta es la verdad que vemos aquí: cuando Dios menospreció a las naciones desobedientes en Génesis 11, su
decisión fue llamar para sí a un hombre: Abraham, y hacerse un pueblo a través de ese hombre. Les dio las
promesas y los pactos, las revelaciones de su gloria y revelaciones de su voluntad, así como también les dio
una forma de perdón en los sacrificios; y finalmente les dio al Mesías, Jesucristo.

Pero a pesar de todo, el pueblo era rebelde, y solo un remanente confió en las promesas de Dios y vivió la
obediencia de la fe. Así que cuando el Mesías fue rechazado, el evangelio se expandió más allá de las riberas
de Israel para bendecir al mundo de los gentiles. Ahora, Pablo dice: «Vino un endurecimiento sobre la mayor
parte de Israel antes que llegara la plenitud de los gentiles». Es decir Dios ha abandonado a Israel en su
pecado por una razón. Y su propósito es juntar a su pueblo de entre todas las lenguas, tribus, pueblos y
naciones hasta que todos los escogidos sean salvos.

Pero entonces, cuando la gran comisión alcance su plenitud, el Espíritu de Dios quitará la dureza de Israel y
ocurrirá un gran despertar, entonces Israel y las naciones en general se convertirán a Cristo y serán salvas.
Usted puede ver este plan de Dios en los versículos 30-31: “¿Qué diremos entonces? Que los gentiles, que no
iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31 pero Israel, que iba tras una
ley de justicia, no alcanzó esa ley”.

Este es el mismo y extraño modelo de salvación que vimos en el 11:25-26. Primero, los gentiles son
desobedientes. Luego, a través de la desobediencia de Israel, los gentiles reciben misericordia. Esto quiere
decir que viene un endurecimiento sobre Israel hasta que los gentiles sean misericordiosamente reunidos
desde todos los rincones de la tierra, lo vemos en el versículo 30. Pero ahora el versículo 31 completa el plan de
Dios. La razón suprema por la que Israel fue desobediente es la misericordia que debería alcanzar a los
gentiles y de esta misma manera Israel también recibiría misericordia y sería salvo.

Como la Oración de Pablo es Universal

Usted puede ver de nuevo el mismo modelo de redención en Romanos 11:11-12,15. Pero, por el momento, lo
anteriormente expuesto es suficiente para demostrar que la oración de Pablo era una oración universal. ¿En
qué sentido era una oración universal?

Era universal en el sentido de que debería incluir la plenitud de los gentiles, quienes serían injertados a
través del cumplimiento de la gran comisión. ¿Cómo podría Pablo orar por la salvación de Israel cuando
enseña que ha venido un endurecimiento sobre la mayoría del pueblo de Israel hasta que se cumpla la
plenitud de los gentiles? La respuesta debe ser que su oración incluía a la congregación de la plenitud de los
gentiles.

Cuando mi esposa está lejos de la ciudad y oro a fin de que disfrute de una cena especial con nosotros en la
tarde, también estoy orando a fin de que tenga un viaje seguro. Eso está necesariamente incluido en mi
oración. Así, cuando Pablo ora por la conversión de Israel está orando también por la congregación de la
plenitud de los gentiles. Está orando por el cumplimiento de la gran comisión. Es una oración universal.
2. Un Oración Individual

La oración de Pablo no era solo por la conversión colectiva de todo Israel en el futuro, era también una oración
individual por los judíos a través de su propio ministerio. Lea detenidamente Romanos 11:13-14: “Pero a
vosotros hablo, gentiles. Entonces, puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, 14si en
alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas y salvar a algunos de ellos”.

Pablo no solo confió en la conversión de “todo Israel” después de que se cumpliera la plenitud de los gentiles
(11:26); también luchó por la salvación de «algunos» israelitas a través de su propio ministerio. Lo hizo así:
otorgándoles a los gentiles los privilegios de los judíos. Es decir, les dijo que podían convertirse en herederos
de Abraham (Gálatas 3:14,29) y en «verdaderos judíos» (Romanos 2:29, DHH) solo con creer en Jesús quien
fue la simiente de Abraham.

La meta de Pablo fue darle celos a los Israelitas. Quería que los israelitas vieran a los gentiles disfrutando la
esperanza y el perdón, experimentando un cambio de vida con relación al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Esperanzado en que esto ayudaría a los judíos a ver que la fe, y no las obras, son el verdadero camino para
el cumplimiento de la ley ¿Qué otro motivo los podría conducir a arrepentirse, a creer y a ser salvos?

Y mi conclusión a este esfuerzo estratégico para ganar a algunos israelitas, es que Pablo seguramente oró
por la conversión de estos judíos. Sin duda alguna, dijo mientras entraba en una sinagoga a predicar:
«Señor soberano, complácete en vencer la dureza de corazón de algunos israelitas en esta sinagoga. Abre sus
corazones de tal manera que puedan prestar atención al evangelio y ser salvos». Lo cual nos lleva a la
tercera lección que nos brinda la oración de Pablo por Israel.

3. Una Oración por la Obra Salvadora y Efectiva de Dios

Pablo ora para que Dios realmente salve a Israel. Es decir, Pablo no ora para que Dios los capacite solamente
para que se salven a sí mismos. Ora por salvación de ellos no solamente por su estabilidad.
Esto es lo que quiero decir. Si cree que Dios tiene el derecho y el poder de levantar a los muertos
espiritualmente y conceder arrepentimiento a los desobedientes y misericordia a quien quiera dar
misericordia, entonces ore esperando que Dios lo haga. Pídale a Dios hasta que salve, que los saque del fondo
del lago, que deslice sus cuerpos desfallecidos por el borde del bote y que haga lo que tenga que hacer para
mantenerlos vivos espiritualmente.

No Podrá de Pedirle a Dios que Salve a Nadie

Pero si cree que Dios no tiene este derecho sino que el hombre es quien tiene el derecho de la
autodeterminación final, que el hombre decide quienes y cuantos morarán en el reino final de Dios,
entonces en realidad no podrá de pedirle a Dios que salve a nadie.

 Usted no podrá orar: «Dios saca de ellos el corazón de piedra y dales un corazón de carne» (Ezequiel
11:19).
 No podrá orar: «Señor, circuncida su corazón de manera que te amen» (Deuteronomio 30:6).
 No podrá orar: «Padre, pon tu Espíritu dentro de ellos y haz que anden en tus estatutos» (Ezequiel
36:27).
 No podrá orar: «Señor, concédeles arrepentimiento y el conocimiento de la verdad» (2da a Timoteo
2:25-26).
 No podrá orar: «Abre sus ojos de manera que crean al evangelio» (Hechos 16:14).

Y no podrá orar así porque todas estas oraciones le dan a Dios un derecho que usted ha reservado para el
hombre, es decir la determinación suprema y decisiva de su destino. Si le pide a Dios que haga cualquiera de
estas cosas, entonces él sería quien realmente salve.

Orando a un Dios que no Salve a Nadie Decisivamente


¿Cómo debiera orar si creyera realmente que es el hombre y no Dios quien debe tomar las decisiones
supremas acerca de la salvación en el universo? Un buen ejemplo es el libro de Dick Eastman: The Hour That
Changes The World [“La Hora Que Cambió Al Mundo”]. Él cree que el supremo poder de autodeterminación
del hombre debe ser preservado cuando oramos a Dios. ¿Cómo? Al final de su libro en una sección
titulada How to Pray for the Lost [“Cómo orar por los perdidos”] (pp.157-161), Eastman dice que debemos
pedir a Dios que haga que en las personas que se planteen 6 preguntas cruciales: ¿En quién puedo confiar?
¿Cuál es mi propósito? ¿Cuándo seré verdaderamente libre? ¿Por qué las personas odian la religión? ¿Cómo
puedo luchar? ¿A dónde iré cuando muera?

La Oración Inconsistente

Por ejemplo, Eastman dice: “Pídale a Dios que haga que una persona específica comience a preguntarse en
quien realmente puede confiar en la vida”. Sin embargo, yo pregunto entonces es: ¿Por qué es correcto que
Dios haga que una persona se haga una pregunta y sin embargo es incorrecto que él le haga pensar en una
respuesta? ¿Por qué es legítimo que Dios tome el control de un hombre al punto de provocar que el hombre se
pregunte lo que no se hubiera preguntado si Dios no hubiera intervenido, sin embargo, no es legítimo que
Dios ejerza esa misma influencia para provocar que el hombre piense es una respuesta que no se hubiera dado
sin su intervención, es decir, que confíe en Jesús?

Esta sugerencia de Eastman es aún más convincente: “Ore para que Dios plante en el corazón de estas
personas una inquietud interna, acompañada de un anhelo por conocer la «Verdad»”. Mi pregunta es: ¿es
legítimo que Dios «plante un anhelo» en el corazón de una persona? ¿Cuán intenso puede ser el anhelo que
Dios decide plantar?

Hay dos tipos de anhelos que Dios puede plantar en el corazón de un incrédulo. Uno es tan fuerte que lleva a
la persona a seguir y a abrazar a Cristo. El otro no es lo suficientemente intenso como para llevar a una
persona a abrazar a Cristo. ¿Por cual oraría usted? Si ora por el anhelo intenso, entonces está orando para
que el Señor obre decisivamente y salve a esa persona. Si ora por el anhelo débil entonces ora por un anhelo
ineficaz que lleva a la persona al pecado (pero conserva su autodeterminación).

¿Ve hacia donde nos conducen estas enseñanzas? Las personas que creen que el hombre realmente debe tener
el poder supremo de la autodeterminación, no pueden orar consistentemente para que Dios convierta a los
pecadores. ¿Por qué? Porque si oran por la intervención divina en la vida de un pecador, o bien orarán por
una intervención poderosa (la que se apropiaría de la autodeterminación suprema del pecador), o orarán por
una intervención fracasada, (la que no obra para la conversión). Entonces de cualquier manera usted o deja
de orar por la conversión o admite que no existe la suprema autodeterminación humana.

La Posición de Pablo y Nuestra Oración

Pablo no deja lugar a la duda cuando se detiene en este asunto en Romanos 9:16: “Así que no depende del
que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” ¡De manera que él ora para que Dios
convierta a Israel! ¡Ora por la salvación de Israel! No ora por una intervención ineficaz sino por una
intervención poderosa, y así es como debemos orar también.

Debemos tomar las promesas del nuevo pacto de Dios e implorarle para que haga que estas promesas se
cumplan en Israel y en la plenitud de los gentiles, especialmente en los individuos en nuestro propio círculo
de conocidos.

 «Dios, quita de su carne el corazón de piedra y dales un corazón de carne» (Ezequiel 11:19).
 «Señor, circuncida sus corazones de tal forma que te amen» (Deuteronomio 30:6).
 «Padre, pon tu Espíritu en ellos y haz que anden en tus estatutos» (Ezequiel 36:27).
 «Señor, concédeles arrepentimiento y un conocimiento de la verdad de tal manera que puedan escapar
de la trampa del diablo» (2da a Timoteo 2:25-26).
 «Padre, abre sus ojos de manera que puedan creer en el Evangelio» (Hechos 16:14).
 «Dios, crucifica la mente de aquel que está renuente a someterse a tu ley, que la mente del Espíritu
gobierne su vida» (Romanos 8:7-8).

En otras palabras, debiéramos decir: «Padre, el deseo de mi corazón y mi oración a ti es que los salves».

Diez Temblores que Señale un Despertamiento Espiritual

Permítanme analizar conjuntamente todos estos aspectos y concluir retándoles con la inspiración que
recibimos al saber lo que Dios está haciendo hoy en el movimiento cristiano mundial, y en Bethlehem.

Me parece que el Espíritu de Dios se está moviendo en nuestra generación de una manera fuera de lo
común. David Bryant llama sismólogos espirituales a quienes estudian los despertares y avivamientos.
Ellos tratan de leer las vibraciones espirituales del cristianismo para detectar si está al producirse un
terremoto de avivamiento y misiones.

Y hay temblores innegables que debieran estimularnos a todos, porque Dios está en ese movimiento. Déjeme
mencionar unos cuantos.

1. En Urbana en 1984, el 83% de los estudiantes hizo algún tipo de promesa a las misiones. La respuesta
duplicó la que hubo tres años antes ¿Por qué?
2. En 1960 habían 16 000 misioneros protestantes profesionales provenientes de los Estados Unidos. Hoy
(25 años después) el cálculo anda por los 30 000. Las cuatro agencias más grandes de evangelismo
han crecido de 2 800 a 14 000 en el mismo período. ¿Por qué?
3. Muchas de las naciones que no forman parte de la tradición occidental se han convertido en países que
envían misioneros. Para el año 2000 la mitad de la fuerza misionera provendrá de estos países. ¿Por
qué?
4. Algunas de las agencias de misiones recién constituidas están creciendo a porcentajes fenomenales.
Dos años atrás Frontiers envió sus primeras 20 personas. Hoy hay 103 de ellos en el terreno y 600
esperan en la fila para ser apuntados o aceptados. ¿Por qué?
5. La matrícula a las instituciones de misiones evangélicas se ha disparado dramáticamente en los
últimos 10 años. En cinco escuelas reconocidas, la matrícula se disparó de menos de 400 en 1975 a 1
200 en la actualidad ¿Por qué?
6. En 1963 solo 600 personas participaron en un proyecto de misiones de corta duración. Durante los
pasados 2 años el promedio ha estado cerca de los 30 000 al año en trabajos de misiones de corta
duración.
7. En el sur de Corea casi 1/3 de la población es evangélica. Seúl es el hogar de alrededor de 6 000
iglesias, y de las iglesias metodista, presbiteriana y pentecostal más grandes del mundo. ¿Por qué?
8. Bajo la presión del comunismo, la comunidad cristiana en China creció de un millón en 1949 a 30
millones en la actualidad. ¿Por qué?
9. El reconocimiento de que hay 17 000 grupos de personas que no han sido alcanzadas todavía, ha
fascinado a la mayoría de las agencias misioneras en los pasados 10 años y ha despertado la
imaginación de la nueva generación con el lema: “Tener una iglesia para cada persona para el año
2000” (No es el viejo lema de la Student Volunteer Movement): “La evangelización del mundo en
nuestra generación” ¿Por qué?
10. El movimiento ha recibido impulsos constantes por el establecimiento del U.S Center for World
Mission con sus satélites y sus copias. ¿Por qué?

La lista pudiera crecer y crecer. Creo que la evidencia es suficiente para demostrar que hay temblores de algo
maravilloso que está a punto de suceder. En cualquier caso, el Espíritu se está moviendo de manera
excepcional a través de todo el mundo ¿Por qué?

Diez Temblores a la Iglesia Bautista Bethlehem


Antes de sugerir una respuesta prestemos atención a los pequeños temblores que han ocurrido en nuestra
iglesia, Bethlehem. No hemos tenido un terremoto de avivamientos o alguna cosecha excepcional. Pero los
temblores se incrementan sin parar. Solo mencionaremos unos cuantos, desde 1985:

1. El ministerio de oración se ha preservado y ha crecido. Existe un equipo en progreso, un cuarto de


oración, oraciones durante los servicios, oraciones todos los días a las 7 AM; y el último viernes
estuvimos un 50% por encima de las reuniones de oración de los años pasados (ascendimos de 150 a
175). La oración influye en los ministerios de la iglesia. Y parece estar incrementándose sin parar de
un año a otro.
2. El Ministerio Internacional de Estudiantes prosperó con excelentes retiros y con el alquiler de la Casa
Internacional.
3. En lugar de mandar los 15 que anticipamos bajo el lema “90 para los años 90” enviamos 21.
4. La revista mensual Frontier Fellowhip fue finalmente establecida todos los últimos viernes de cada
mes.
5. A Noël y a mí se nos dio el privilegio de dejar la iglesia durante seis semanas para ministrar en Liberia
y en Camerún.
6. Steve y Susan sintieron el llamado a tomar unas vacaciones sin cobrar y enseñar durante un año en
Camerún, comenzando en el mes de agosto.
7. Nuevamente se ofertó el curso Perspectivas los lunes en la mañana con cerca de 80 matriculados de
las Twin Cities.
8. Fui elegido para ser miembro del Consejo para Misiones Extranjeras de la Conferencia Bautista General
[Baptist General Conference] que menciono por el impacto que tendrá en nuestra iglesia y porque es
una evidencia de que nuestra iglesia es como un símbolo de esperanza en las misiones.
9. La asistencia a nuestros cultos de adoración el otoño pasado estuvo un 20% por encima del otoño
precedente.
10. Dios puso en el corazón de nuestra iglesia cubrir el presupuesto de 1985 aunque este era un 35%
mayor que el del año anterior.
Oración y Despertamiento

Y esta lista también pudiera crecer indefinidamente. Pero ¿Qué podemos aprender de todo lo que hemos visto
hasta ahora? Lo que podemos aprender es que Dios se está exaltando a sí mismo al responder las oraciones de
su pueblo. A.T Pierson dijo: “Nunca ha habido un avivamiento espiritual en ningún país o localidad que no
haya surgido de una oración unida”. Y J.Edwin Orr dijo: “La historia está llena de excitantes resultados de
cómo Dios ha obrado a través de la oración unida, planificada y sostenida”.

Podríamos demostrar que Dios se exalta a sí mismo desde la iglesia primitiva, en el Libro de los Hechos.
Podríamos demostrarlo en la Reforma Protestante y en el avance de las misiones moravas, que los grandes
despertares evangélicos de los siglos XVIII y XIX.

Una Exhortación Final

Así que le exhorto a que en el día de hoy sea parte de algo muy grande que Dios está haciendo producto de la
oración. Ore globalmente para que Dios congregue a la plenitud de los gentiles, por la conversión de todo
Israel, y la consumación de los tiempos. Sus oraciones no serán desperdiciadas, serán almacenadas en los
envases del cielo y derramadas a su debido tiempo sobre la iglesia, sobre las naciones y sobre Israel.

Y oren por Bethlehem, para que, a medida que viene la cosecha, sus temblores se conviertan en un terremoto
de avivamiento a escala universal con el impacto sin precedentes de Cristo sobre esta ciudad.

Y oren por la salvación de los individuos, sin cesar y sin cansarse. Hagan una lista y sean fieles por años.
Concluyo con un testimonio de Geroge Müller de Bristol:

Estoy ahora, en 1864, esperando en Dios por ciertas bendiciones, por las cuales le he rogado diariamente
durante 19 años y 6 meses, sin ni tan siquiera un día de receso. Todavía no ha sido dada la respuesta
completa concerniente a la conversión de ciertas personas. Mientras tanto, he recibido miles de respuestas a
mis oraciones. También he orado diariamente, sin recesar, por la conversión de otras personas durante 10
años, por otras 6 ó 7 años, por otras 4, 3, y 2 años, por otras alrededor de 18 meses: y todavía la respuesta,
concerniente a estas personas [por las cuales he orado durante 19 años y 6 meses], no ha sido otorgada…
todavía estoy en oración continua y diariamente, esperando con ansias la respuesta… Aliéntese, querido
lector cristiano, con nuevos anhelos a rendirse usted mismo ante la oración, si tan solo está seguro de que
pide cosas que son para la gloria de Dios”. (Autobiografía, p.296).

LA ORACION EFICAZ DEL JUSTO

Por Douglas F. Kelly sobre Oración


Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Manuel Bento Falcón

Nuestro glorioso y soberano Dios creó y controla el universo de forma que utiliza las oraciones de Sus
santos para cumplir Sus eternos propósitos. Por eso, Él utiliza soberanamente sus oraciones para liberar Sus
bendiciones preordenadas, y por este medio manifiesta Su gloria en, a través, y sobre todas las cosas. La
Biblia enseña claramente que Dios es completamente soberano sobre cada aspecto de la realidad, visible e
invisible y también que lleva a cabo en una medida significativa su plan predestinado a través de las
intercesiones de la iglesia.

Aunque las limitadas mentes humanas nunca han sido capaces de comprender total y exactamente como
estas dos verdades Bíblicas encajan juntas (es decir la soberanía divina y la oración efectiva en fe), es
precisamente cuando ambas verdades se sostienen juntas en fe que la oración más poderosa surge y
desciende la gloria más grande. Esto nos lleva a un principio crucial: La verdadera piedad nunca convierte
los límites de su propio entendimiento en el baremo de lo que va a creer y practicar, sino que más bien se
sujeta a todo lo que enseña la Escritura, incluso cuando la combinación de algunas verdades sea bastante
misteriosa. Por ejemplo, la unicidad y triunidad de Dios; las dos naturalezas de Cristo en una persona; y la
relación entre la predestinación y la oración eficaz son todas ellas enseñadas en la Escritura como
realidades unidas, pero la Escritura nunca explica exactamente como forman las dos caras de una misma
verdad. Quizás implique tener capacidades mentales tan grandes como la de Dios para comprenderlo todo, y
no estamos en esa posición.

Pero nuestra posición es aceptar con agrado y sostener junto en nuestra fe y nuestra acción aquello que la
Escritura ha unido. De ese tipo de sumisión inteligente a la verdad de Dios fluyen vidas llenas de fruto y el
avance del reino de Dios.

Examinemos dos ilustraciones de esta verdadera piedad que mantiene unidas ambas caras de una verdad
enseñada en la Biblia (tales como la total soberanía de Dios y la necesidad del creyente de orar por
bendición) y que las convierten en fundamento de su acción. Miraremos un ejemplo de esta clase de piedad
fructífera y poderosa en el Antiguo Testamento, y luego uno en el Nuevo.

En Daniel 9:2, el profeta ha estado estudiando Jeremías 25, y entendió por él que Dios había prometido
permitir a Su castigado pueblo volver a Jerusalén después de 70 años de cautividad en Babilonia. Daniel
(que había sido deportado de joven desde Jerusalén a Babilonia) contó sus años en esta cultura pagana y se
dio cuenta de que el reloj predeterminado de Dios estaba volando, pronto sería la hora de volver a casa.
Podríamos decir que esa era la cara de la soberanía de Dios, incluyendo sus propósitos predestinados y sus
promesas incambiables.

Debido a que Daniel creía este aspecto de la verdad con tanta fuerza (el de que lo que Jeremías, por
inspiración divina, declaró que Dios haría en el futuro no podría ser otra cosa que completamente verdad), el
anciano santo comenzó a orar con profundo fervor a Dios para que completara sus promesas. No pensó en
que ya que Dios había predeterminado un plan para la bendición de Su pueblo, un plan que ningún poder
podría frustrar, él podía relajarse y no hacer nada, creyendo en que Dios se encargaría de todas formas. Por
el contrario, el profeta entendió que las promesas de Dios se dan a Su pueblo para que puedan orar por su
ejecución. Como C.H. Spurgeon escribió una vez, la oración eficaz en esencia es clamar a Dios: “Señor, ¡haz
lo que has dicho!” Y eso es exactamente lo que Daniel hizo (ver Daniel 9:3-19).

No existe ninguna indicación de que Daniel preguntase al Señor por qué Él no llevó a cabo sus promesas
directamente sin trabajar a través de las oraciones de los santos. Tampoco argumentó que ya que Dios es
ciertamente todopoderoso, Él no podía tener necesidad de utilizar las oraciones de los creyentes como canal a
través del cual liberar poder divino para ganar Sus victorias. El capítulo 10 de Daniel indica que Daniel
tenía tal certeza de que sus oraciones eran parte del plan de Dios para completar Sus promesas de bendecir
Israel que ayunó y oró consistentemente durante tres semanas hasta que la respuesta vino. El ángel le contó
a Daniel que las oraciones del santo por la liberación de la bendición predeterminada de Dios sobre Israel se
habían utilizado para ayudarle a ganar la batalla contra poderes malvados invisibles, que estaban
intentando evitar la ejecución de las promesas de Dios para Su pueblo cautivo (ver Daniel 10:2-14).

Cuando los creyentes oran a Dios para que complete Sus promesas, sucede algo que es mucho mayor de lo
que podemos imaginar. Sus oraciones penetran áreas a las que nunca han ido, y hacen cambios asombrosos
en lugares que apenas se dan cuenta de que existen. Esto puede ser parte de lo que Dios quiso decir cuando
nos instruyó a través de Jeremías, "Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles,
que tú no conoces." (33:3, LBLA).

El Nuevo Testamento ilustra con la misma claridad como la soberanía de Dios incluye la oración como un
aspecto central de su manifestación exterior. En Apocalipsis 6, vemos a los santos martirizados, vestidos
ahora en bellas túnicas blancas en las glorias del cielo, intercediendo al Señor para que vengue y bendiga el
sufrimiento de Su iglesia en la tierra (v. 10). El Señor atiende su petición con mucha ternura, diciéndoles
que aunque definitivamente es Su voluntad el hacerlo, deben esperar un poco, hasta que llegue el momento
adecuado (v. 11). En Apocalipsis 8, la hora ha llegado para que esa intercesión de los santos sea contestada
directamente. Evidentemente, la intercesión de otros santos ya se ha añadido a estas alturas a la de aquellos
del capítulo 6. Ahora la oración combinada de muchos santos ha completado lo que el plan soberano tenía
intención de hacer, y cuando las oraciones de los santos ascienden a Dios (8:4), el ángel vierte fuego sobre la
tierra (8:5), causando que un estupendo juicio caiga sobre los enemigos del Señor.

Dios escucha y contesta todas las oraciones que están en concordancia con Su plan eterno. Utiliza esas
oraciones para activar bendiciones y juicios específicos incluidos en el diseño de Su pacto. Pero solamente
Dios está a cargo de cuando es el tiempo predeterminado para ejecutar los detalles de Su plan en alas de los
ruegos de Su pueblo pidiendo las promesas divinas. Daniel tuvo que interceder durante tres semanas; los
santos en Apocalipsis 6 tuvieron que esperar durante un periodo de tiempo indefinido. Pero quizás podíamos
pensar en sus oraciones como en algo parecido a los granos de arena cayendo a la mitad de debajo de un reloj
de arena. Sus oraciones son utilizadas por Dios para poner todo en línea para la liberación de Su poder sobre
la tierra.

El Señor Jesucristo, el eterno Hijo de Dios en la carne, Aquel que es “el camino, la verdad y la vida,” en
cuyas manos “toda autoridad...en el cielo y en la tierra” ha sido comprometida, nos ha enseñado
precisamente esto. En Lucas 18:1-8, Jesús anima a Su gente a seguir orando precisamente cuando parece
que no va a ninguna parte, contándoles de una viuda que siguió haciéndolo ante un juez injusto hasta que
finalmente cedió. Jesús concluye diciendo: “¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y
noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Os digo que pronto les hará justicia...” (vv. 7-8a, LBLA).

En palabras de Andrew Murray: “No dejemos que un retraso mueva nuestra fe. De la fe se sostiene lo bueno,
primero la hoja, luego la espiga, luego el grano en la espiga. Cada oración con fe nos lleva un paso más cerca
de la victoria final. Cada oración con fe ayuda a madurar el fruto y a ponernos más cerca de él; llena la
medida de la oración y sólo es conocida por Dios; conquista las dificultades en el mundo invisible; acelera el
final.

“¡Hijo de Dios! Dale tiempo al Padre. Él es paciente sobre ti. Él quiere que la bendición sea rica y completa, y
segura; dale tiempo, mientras clamas día y noche. Recuerda sólo las palabras: ‘Os digo que pronto les hará
justicia.’”
Debido a que Dios ejercita su soberano poder sobre todas las cosas, Él puede y está decidido a completar las
peticiones de Sus elegidos. Esa es la forma en que lleva a cabo Su programa planificado desde toda la
eternidad a su tiempo. Él revela Sus promesas a su pueblo; Él crea la fe en sus corazones para creer en esas
promesas; Él los pone en situaciones difíciles en las que necesitan orar; y Él envía Su Espíritu para
estimularlos a hacerlo (ver Romanos 8:14-16).

Por tanto, es verdad que cuando hay mucha oración, podemos esperar mucha bendición en nuestra
obediencia, y cuando hay poca oración, podemos esperar poca bendición. Pero esto no hace que el futuro sea
incierto en lo más mínimo, ni convierte a Dios en rehén de los Cristianos que no oran. El sabe exactamente
como hacer que oren para que Sus juicios y bendiciones sean realizados según el plan.

Uno de los Puritanos dijo: “Las oraciones de los santos son el comienzo de la ejecución de los propósitos
predeterminados de Dios.” Nuestro lugar como creyentes es nunca intentar meternos en el consejo secreto de
Dios como si pudiésemos discernir lo que ha de venir. Nuestro lugar es estar constantemente en el asiento de
la misericordia, rogando por sus promesas. Esa será la parte en cambiar el futuro ordenada para nosotros,
porque “Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a
nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.” (Deut.
29:29, LBLA)

LAS CONDICIONES DEL PODER DE LA ORACION

Por Charles H. Spurgeon sobre Oración


Una parte de la serie Metropolitan Tabernacle Pulpit
Traducción por Allan Aviles
"Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos
las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo
Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos,
permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha
dado." 1 Juan 3: 22-24.

Pensé en predicarles esta mañana acerca de la importancia de la oración, teniendo el firme propósito de
motivarlos para que oren por mí y por la obra del Señor en este lugar. En verdad, no creo que habría podido
elegir un tema de mayor relevancia, o uno que tuviera mayor peso para mi alma. Si me fuera permitido
hacerles una petición, les haría esta: "Por lo demás, hermanos, orad por nosotros". ¿De qué serviría nuestro
ministerio sin la bendición divina, y cómo podríamos esperar la bendición divina a menos que la Iglesia de
Dios la busque? Lo diré incluso con lágrimas: "hermanos, orad por nosotros": no restrinjan la oración: por el
contrario, abunden en la intercesión, pues así, y solamente así, podrá crecer, o simplemente sostenerse,
nuestro desarrollo como iglesia.

Pero, entonces, se me ocurrió la pregunta: ¿pudiera haber algo en la iglesia que impida que nuestras
oraciones tengan éxito? Esa es una pregunta indispensable que debe ser considerada con toda sinceridad,
incluso antes de exhortarlos a la intercesión; porque, hemos aprendido por el primer capítulo de Isaías, que
las oraciones de un pueblo impío se convierten pronto en abominaciones para Dios. "Cuando extendáis
vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré."
Las iglesias pueden caer en un estado tal, que incluso sus devociones se vuelven una iniquidad; "las fiestas
solemnes" son un fastidio para el Señor. Podrían existir males en el corazón de cualquiera de nosotros que
hicieran imposible que Dios, en consistencia con Su propio carácter y Sus atributos, prestara alguna
consideración a nuestras intercesiones. Si veneramos a la iniquidad en nuestros corazones, el Señor no nos
escuchará.
De acuerdo a nuestro texto, hay algunas cosas que son esenciales para el éxito de la oración. Dios oirá toda
oración verdadera, pero hay ciertas cosas que el pueblo de Dios debe poseer, pues de lo contrario sus oraciones
no darán en el blanco. El texto nos dice: "Cualquier cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque
guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él". Ahora, el día de hoy,
el tema a considerar será: los elementos esenciales para el poder en la oración; lo que debemos hacer, lo que
debemos ser, lo que debemos tener, si vamos a prevalecer habitualmente con Dios en la oración. Aprendamos
cómo convertirnos en otros Elías y Jacob.

I. Primero, voy a considerar LOS ELEMENTOS ESENCIALES DEL PODER EN LA ORACIÓN. Debemos
hacer unas cuantas distinciones de entrada. Entiendo que hay una gran diferencia entre la oración de un
alma que está buscando misericordia y la oración de un hombre que ya es salvo. Yo le digo a cada persona
presente, quienquiera que sea, que si busca sinceramente la misericordia de Dios por medio de Jesucristo, la
tendrá. Cualquiera que hubiera sido tu condición previa de vida, si ahora buscas penitencialmente el rostro
de Jehová, a través del Mediador designado, podrás encontrarlo. Si el Espíritu Santo te ha enseñado a orar,
no lo dudes más, apresúrate a la cruz, y recibe el descanso en Jesús para tu alma culpable. No sé de ningún
requisito previo para la primera oración del pecador, excepto la sinceridad.

Pero tenemos que hablarles de manera diferente a quienes ya son salvos. Te has convertido ahora en
miembro del pueblo de Dios, y aunque serás escuchado de igual manera que el pecador sería escuchado, y
aunque encontrarás diariamente la gracia necesaria como la que cada buscador recibe en respuesta a su
oración, ahora eres un hijo de Dios y estás bajo una especial disciplina específica para la familia regenerada.
En esa disciplina, las respuestas a la oración ocupan una elevada posición, y son de un uso eminente.

Hay algo que el creyente debe gozar además de la salvación; hay mercedes, y bendiciones, y consuelos, y
favores, que hacen que su vida presente sea útil, feliz y honorable, pero estas cosas están íntimamente
vinculadas a su carácter. No son elementos vitales en cuanto a la salvación; lo vital es poseído por el creyente
incondicionalmente, pues son condiciones del pacto; pero ahora nos estamos refiriendo a los honores y a las
exquisiteces de la casa, que son otorgados o retenidos según sea nuestra obediencia como hijos del Señor. Si
ustedes descuidan las condiciones que conllevan, su Padre celestial no se los otorgará.

Las bendiciones esenciales del pacto de la gracia permanecen sin condiciones; la invitación a buscar
misericordia está dirigida a quienes no tienen idoneidad de ningún tipo, excepto su necesidad: pero
habiendo entrado a la familia divina como hombres y mujeres salvos, ustedes descubrirán que otras
bendiciones selectas son otorgadas o denegadas de acuerdo a nuestra atención a las reglas del Señor para
Su familia. Para darles un ejemplo común: si algún hambriento estuviera a su puerta, y les pidiera pan,
ustedes se lo darían, independientemente de cuál fuera su carácter. De la misma manera le dan alimento a
su hijo, independientemente de cuál sea su comportamiento; ustedes no le negarán nada a su hijo que sea
necesario para la vida; nunca seguirían ningún curso de disciplina en su contra, como para negarle su
necesario alimento, o el vestido que le proteja del frío. Pero hay muchas otras cosas que su hijo podría desear,
y que ustedes le darían si es obediente, pero que no le darían si fuera rebelde con ustedes. Creo que eso ilustra
la forma en que el gobierno paternal de Dios rige este asunto.

Entiendan también que el texto se refiere, no tanto a que Dios oirá de vez en cuando la oración de Sus
siervos, pues eso hará, aun cuando Sus siervos anden extraviados de Él, o cuando Él oculta Su rostro de
ellos; pero el poder en la oración expresado aquí, es un poder continuo y absoluto con Dios; de tal manera que,
para citar las palabras del texto, "Cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos".

Para esta oración hay ciertos prerrequisitos y elementos esenciales de los cuales tendremos que hablar ahora,
y el primero es: obediencia infantil: "Cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos
sus mandamientos". Si estamos desprovistos de obediencia, el Señor podría decirnos lo que le dijo a Su
pueblo Israel: "Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré
más. Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido". Cualquier padre les dirá que si él concediera la
petición de un hijo desobediente, estaría estimulando la rebelión en la familia, y se tornaría imposible que
pudiera gobernar su propia casa. Es a menudo pertinente que el padre le diga: "hijo mío, no escuchaste lo que
te acabo de decir, y por eso, no puedo escuchar lo que tú me dices". No se trata de que el padre no le ame, sino
que debido al amor a su hijo, y por causa de ese amor, se siente obligado a mostrar su disgusto denegando la
petición de su vástago descarriado. Dios actúa con nosotros como deberíamos actuar con nuestros hijos
contumaces, y si ve que vamos a caer en pecado y a transgredir, como parte de Su amable disciplina
paternal nos dice: "Cuando clames a Mí, no daré cabida a tu petición; cuando Me supliques, no te oiré; no te
destruiré, serás salvo, tendrás el pan de vida, y el agua de vida, pero no recibirás nada más: los festines de
mi reino te serán denegados, y no poseerás ninguna otra cosa incluyendo el predominio especial de tu
oración".

El Salmo ochenta y uno nos revela que el Señor trata con Su propio pueblo así: "¡Oh, si me hubiera oído mi
pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y
vuelto mi mano contra sus adversarios. . . . les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña
les saciaría." Vamos, si al hijo desobediente de Dios se le pusiera en sus manos la promesa: "Todo lo que
pidiereis en oración. . . .lo recibiréis", con seguridad pediría algo que lo apoyara en su rebelión. Pediría una
provisión para sus propias lascivias y ayudas para su rebelión. Esto no puede ser tolerado nunca. ¿Acaso
Dios favorecería nuestras corrupciones? ¿Acaso alimentaría las llamas de la pasión carnal? Un corazón
obstinado tiene ansias de una mayor libertad para poder ser más obstinado; un espíritu altivo anhela una
elevación mayor para poder ser todavía más arrogante; un espíritu holgazán pide una mayor quietud para
poder ser más indolente; y un espíritu dominante pide más poder para gozar de mayores oportunidades para
la opresión. Según es el hombre, así serán sus peticiones: un espíritu rebelde ofrece oraciones orgullosas y
obstinadas. ¿Acaso Dios oirá tales oraciones? No puede ser. Nos dará lo que pidamos si guardamos Sus
mandamientos, pero si nos tornamos desobedientes y rechazamos Su gobierno, Él también rechazará
nuestras oraciones, y dirá: "Si anduviereis conmigo en oposición, yo también andaré con ustedes en
oposición: con los difíciles de soportar, yo me mostraré difícil de soportar". Felices seremos si por la gracia
divina podemos decir con David: "Lavaré en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh
Jehová". Esta no sería nunca una perfecta obediencia, pero sería al menos inocencia del amor al pecado y de
la rebelión voluntaria contra Dios.
Junto a esto, hay otro elemento esencial para la oración victoriosa, es decir, reverencia infantil. Adviertan la
siguiente frase: recibimos lo que pedimos, "Porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que
son agradables delante de él." Cuando los niños han recibido un mandamiento de su padre, no se les permite
que cuestionen su validez o sabiduría; la obediencia termina donde comienza el cuestionamiento. El
concepto que un hijo tiene de su deber no debe convertirse en la medida del derecho de mandar del padre: los
buenos hijos dicen: "nuestro padre nos ha ordenado que hagamos tal y tal cosa, y por eso la haremos, pues
siempre nos deleita agradarle". La razón más poderosa para la acción de un hijo amante es la persuasión que
le agradará a sus padres; y el argumento más poderoso que puede utilizarse para detener a un hijo
bondadoso, es demostrarle que tal curso de acción disgustaría a sus padres. Precisamente lo mismo nos
sucede con Dios, que es el Padre perfecto, y por tanto, sin temor a equivocarnos, hacer siempre lo que le
agrada es nuestra norma de lo que está bien, mientras que lo que le desagrada, es, con seguridad, la regla
de lo que es indebido.

Supongan que cualquiera de nosotros fuera obstinado y dijera: "no haré lo que agrada a Dios, sino que haré
lo que me agrada". Observen, entonces, cuál sería la naturaleza de nuestras oraciones: nuestras oraciones
podrían resumirse en esta petición: "hágase mi voluntad". ¿Acaso podríamos esperar que Dios consintiera
eso? ¿Acaso seremos señores no solamente de la heredad de Dios sino señores del propio Dios? ¿Querrían que el
Todopoderoso renunciara al trono para colocar allí a un altivo mortal? Si tuvieran a un hijo en su casa que
no tuviera ningún respeto de ningún tipo por su padre, pero que dijera: "quiero hacer en todo lo que se me
venga en gana"; si viniera a pedirles algo, ¿le concederían lo que pide? ¿Acaso le permitirían que les dictara
su conducta, y se olvidaran de la honra que debe guardarles? ¿Dirían ustedes: "sí, mi querido hijo, yo
reconozco tu importancia y serás el señor de la casa, y obtendrás todo lo que pidas?" ¿Qué clase de casa sería
esa? Me temo que hay algunos hogares que son así, pues hay padres insensatos que permiten que sus hijos
se conviertan en sus señores y de esta manera se fabrican una vara para sus propias espaldas: pero la casa
de Dios no tiene este ordenamiento: Él no escuchará a los hijos obstinados, pero sí los oirá en Su enojo, y les
responderá con ira. Recuerden cómo escuchó la petición que hizo Israel pidiendo carne, y cuando la carne
estaba todavía en sus bocas se convirtió en una maldición para ellos. Muchas personas son disciplinadas
cuando obtienen sus propios deseos, así como los rebeldes son llenados con sus propios artificios.

Debemos tener una reverencia a Dios semejante a la de un niño, de tal forma que sintamos: "Señor, si lo que
yo te pido no te agrada, tampoco me agradaría a mí. Pongo en Tus manos mis deseos para que Tú los
corrijas: tacha cada petición que yo ofrezca y que no sea correcta, y, Señor, agrega cualquier cosa que yo
hubiera omitido, aunque no la hubiera deseado aun si hubiera podido recordarla. Buen Señor, si yo debí
haberla deseado, óyeme como si la hubiese deseado. 'No sea como yo quiero, sino como tú'." Ahora, yo creo que
pueden ver que es este espíritu sumiso lo que es esencial para el predominio continuo de la oración ante Dios;
lo inverso es un impedimento seguro para la eficacia de la súplica. El Señor será reverenciado por quienes le
rodean. Tienen que fijar su mirada en agradarle en todo lo que hagan y en todo lo que pidan, pues de lo
contrario Él no los mirará con favor.

En tercer lugar, el texto sugiere la necesidad de una confianza infantil: "Y este es su mandamiento:
Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo." En todas partes de la Escritura se habla de la fe en Dios
como de algo necesario para una oración exitosa. Debemos creer que hay un Dios, y que es galardonador de
los que le buscan, pues de lo contrario no habríamos orado del todo; en proporción a nuestra fe será el éxito de
nuestra oración. Una regla vigente del reino es, "Conforme a vuestra fe os sea hecho". Recuerden cómo habla
el Espíritu Santo por boca del apóstol Santiago: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a
Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada;
porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a
otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor." El texto habla de fe en el nombre
de Su Hijo Jesucristo, que entiendo que significa fe en Su carácter manifiesto, fe en Su Evangelio, fe en la
verdad concerniente a Su sustitución y salvación. O puede significar fe en la autoridad de Cristo, de tal
forma que cuando argumento con Dios diciendo: "hazlo en el nombre de Jesús", quiero decir, "haz por mí lo
que habrías hecho por Jesús, pues estoy autorizado por Él a usar Su nombre; haz por mí lo que habrías hecho
por Él". El que puede orar con fe en el nombre no puede fallar, pues el Señor Jesús ha dicho: "Y todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré". Pero tiene que haber fe, y si no hay fe, no podemos esperar ser
escuchados. ¿Acaso no ven que es así?

Vayamos nuevamente a nuestros símiles de familia. Supongan que un hijo de la casa no cree en la palabra
de su padre, y está diciendo constantemente que tiene su mente llena de dudas en relación a la veracidad de
su padre; supongan que en verdad les dice a sus hermanos y hermanas que su fe en su padre es muy débil.
Menciona ese triste hecho y no le da vergüenza decir tal cosa, y más bien siente que deberían tenerle
lástima, como si se tratase de una debilidad que no puede evitar. De alguna manera u otra no cree que su
padre diga la verdad, y declara que aunque procura creer en la promesa de su padre, no puede hacerlo. Yo
pienso que un padre del que se desconfía tan ruinmente, no tendría mucha prisa de conceder las peticiones
de su hijo; más bien, es muy probable que las peticiones del desconfiado hijo no puedan ser cumplidas, aun
si su padre estuviera anuente a hacerlo, pues equivaldría a galardonar su propia incredulidad, y constituiría
una deshonra para su padre. Por ejemplo, supongan que a este hijo se le metiera en la cabeza dudar que su
padre fuera a proveer para su alimentación diaria; podría entonces venir a su padre y decirle: "padre, dame
suficiente dinero para que me dure por los siguientes diez años, pues para entonces ya seré un hombre, y
seré capaz de mantenerme a mí mismo. Dame dinero para calmar mis temores, pues tengo gran ansiedad."
El padre le respondería: "hijo mío, ¿por qué habría de hacer eso?" Y recibe por respuesta: "lamento mucho
decirlo, padre querido, pero no puedo confiar en ti; mi fe en ti y en tu amor es tan débil, que temo que uno de
estos días vas a dejar que me muera de hambre, y por eso me gustaría contar con algo seguro en el banco."
¿Quién entre ustedes que es padre escucharía la petición de un hijo, si le pidiera algo así? Ustedes se
sentirían agraviados si pensamientos tan deshonrosos para ustedes atravesaran la mente de alguno de sus
hijos queridos; pero, no le darían nada, y no querrían darle nada.

Permítanme, entonces, aplicar la parábola a ustedes mismos. ¿Han ofrecido alguna vez peticiones que eran
de la misma naturaleza? Han sido incapaces de confiar en que Dios les dé su pan de cada día, y por tanto
han estado ansiando eso que ustedes llaman "alguna provisión para el futuro". Necesitan un abastecedor
más confiable que la providencia, una seguridad mayor que la promesa de Dios. Son incapaces de confiar
en la palabra de su Padre celestial, y unos cuantos bonos de un gobierno extranjero medio en la ruina son
considerados por ustedes como algo mucho más confiable; ¡pueden confiar en el Sultán de Turquía, o en el
Virrey de Egipto, pero no en el Dios de toda la tierra! De mil maneras insultamos al Señor cuando
imaginamos que "las cosas que se ven" son más sustanciales que la omnipotencia invisible. Le pedimos a
Dios que nos dé de inmediato lo que no requerimos al presente, y tal vez no necesitaremos nunca; en el
fondo, la razón para tales deseos puede ser encontrada en una ignominiosa desconfianza para con Él, que
nos lleva a imaginar que requerimos de grandes provisiones para asegurar nuestra existencia.

Hermanos, ¿no son culpables de esto? ¿Acaso esperan que el Señor ayude e instigue su necedad? ¿Acaso Dios
favorecerá su desconfianza? ¿Les dará montones de oro corruptible y de plata que hurtan los ladrones y
baúles de vestidos que servirán de alimento a la polilla? ¿Quisieran que el Señor actuara como si admitiera
la validez de sus sospechas y reconociera Su infidelidad? ¡Dios no lo quiera! Por tanto, no esperen ser
escuchados cuando su oración sea sugerida por un corazón incrédulo: "Encomienda a Jehová tu camino, y
confía en él; y él hará."

El siguiente elemento esencial para un éxito continuado en la oración es un amor infantil: "Que creamos en
el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado." Lo mismo que se dice
de Dios, "Dios es amor", se puede decir del cristianismo, "el cristianismo es amor". Si cada uno de nosotros
fuera una encarnación del amor, habríamos alcanzado la semejanza completa con Cristo. Debemos abundar
en amor a Dios, amor a Cristo, amor a la iglesia, amor a los pecadores, y amor a los hombres en todas partes.
Cuando un hombre no tiene amor a Dios, está en la condición de un hijo que no siente amor por su padre.
¿Acaso prometerá su padre cumplir absolutamente todos los deseos de un corazón desamorado y carente de
amor filial? O si un hijo no tiene amor por sus hermanos y hermanas, ¿le confiaría el padre una promesa
absoluta diciéndole: "Pedid y se os dará"? Vamos, el hijo desamorado empobrecería a la familia entera por sus
exigencias egoístas; sin importarle todo el resto de las personas de la casa, sólo se cuidaría de entregarse a
sus propias pasiones. Su petición antes de mucho tiempo sería: "Padre, dame toda la herencia"; o "Padre,
gobierna el hogar según mi conveniencia, y haz que todos mis hermanos se sometan a mis deseos".
Envanecido por su apariencia personal, como Absalón, que estaba orgulloso de su cabello, pronto querría
apoderarse del reino. Pocas personas, como José, pueden vestir la túnica de diversos colores sin convertirse en
tiranos de la casa. ¿Quién permitiría que un hijo pródigo se largara con todas las posesiones? ¿Quién sería
tan necio como para instalar en el sitio de honor a un hermano dominante y codicioso, por encima de sus
hermanos? Por esto pueden ustedes ver que no se le puede confiar el poder de la oración al egoísmo. A los
espíritus desamorados, que no aman a Dios ni a los hombres, no se les pueden confiar las grandes, amplias e
ilimitadas promesas. Debemos amar a Dios para que nos escuche, y debemos amar a nuestro prójimo; pues,
cuando amamos a Dios, no oramos por nada que deshonre a Dios, y no deseamos ver que se nos otorgue
nada que no fuera también una bendición para nuestros hermanos. Nuestros corazones latirán
sinceramente para Dios y para Sus criaturas, y no estaremos arropados en nosotros mismos. Deben
deshacerse del egoísmo antes de que Dios les confíe la llaves del cielo; pero cuando el ego esté muerto,
entonces Él les habilitará para que abran la cerradura de los tesoros, y, como príncipes, tendrán poder con
Dios y prevalecerán.

Además de esto, debemos tener también costumbres infantiles. Lean el siguiente versículo: "El que guarda
sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él". Una de las modos de ser infantiles es amar su hogar.
El buen niño cuyas peticiones siempre son oídas por su padre, no ama tanto ningún otro lugar como la vieja
casa donde viven sus padres. Ahora, se dice que el que ama y guarda los mandamientos de Dios permanece
en Él; ha convertido al Señor en su lugar de habitación, y mora en santa familiaridad con Dios. En él se
cumplen las palabras de nuestro Señor: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho." La fe y el amor, como dos alas querúbicas, han transportado al
corazón del creyente por encima del mundo, y lo han depositado cerca del trono de Dios. Se ha vuelto
semejante a Dios, y ahora sus oraciones son de tal naturaleza que Dios las responde; pero mientras no sea
conformado de esta manera a la mente divina, tiene que haber algún límite a la potencia de sus súplicas.
Permanecer en Dios es necesario para el poder con Dios.
Supongan que alguno de ustedes tiene un hijo, que dijera: "padre, no me gusta mi hogar, tú no me
importas; y no voy a soportar las restricciones de las reglas familiares; voy a vivir con extraños, pero fíjate,
padre, que voy a venir a ti cada semana, y te voy a pedir muchas cosas; y esperaré que tú me concedas lo
que te pida". Vamos, si ustedes son capaces en lo más mínimo de ser cabezas de familia, dirían: "hijo mío,
¿cómo te atreves a hablarme de esa manera? Si eres tan obstinado como para abandonar mi casa, ¿esperarías
que yo cumpla tus órdenes? Si tú me desairas completamente, ¿esperarías que yo te apoye en tu cruel
malignidad y perversa insubordinación? No, hijo mío; si no permaneces conmigo y no me reconoces como
un padre, no te puedo prometer nada." Y lo mismo sucede con Dios. Si permanecemos con Él y tenemos
comunión con Él, nos dará todas las cosas. Si le amamos como debe ser amado, y confiamos en Él como
debemos hacerlo, entonces oirá nuestras peticiones; pero si no lo hacemos, no es razonable que esperemos que
nos oiga. Sería una afrenta para el carácter divino si Él cumpliera los deseos perversos y satisficiera los
caprichos malvados. "Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón", pero si no
te deleitas en Dios, y Él no es tu morada, no te responderá. Podrá darte pan de aflicción y agua de aflicción,
y hacerte amarga la vida, pero ciertamente no te concederá lo que tu corazón desea.

Algo más: Pareciera por el texto que debemos tener un espíritu infantil, pues "Y en esto sabemos que él
permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado." ¿Qué es esto sino el Espíritu de adopción, el Espíritu
que gobierna en todo a los hijos de Dios? Los obstinados que piensan y sienten y actúan de manera
diferente a Dios, no deben esperar que Dios se conforme a su manera de pensar y de sentir y de actuar. Los
egoístas que son movidos por el espíritu de la altivez, los holgazanes que son motivados por el amor al ocio,
no pueden esperar que Dios les conceda lo que quieran. Si el Espíritu Santo gobierna en nosotros,
subordinará nuestra naturaleza a Su propia influencia, y entonces las oraciones que brotan de nuestros
corazones renovados estarán de conformidad con la voluntad de Dios, y tales oraciones serán naturalmente
escuchadas. Ningún padre pensaría en escuchar a un hijo obstinado, a un hijo que dijera: "yo sé que mi
padre no desea que tenga esto, pero de todas maneras lo tendré". Vamos, como hombre adulto no querrías ser
doblegado por un mozalbete presuntuoso. ¿Nos concederá Dios aquello que pedimos cuando es contrario a Su
santa mente? No puede ser así: tal posibilidad no es concebible. Que haya en nosotros el mismo pensamiento
que hubo en Cristo Jesús, y entonces seremos capaces de decir: "Yo sabía que siempre me oyes."

Pero debemos proseguir, y ocupar nuestra atención durante unos cuantos minutos, con otra sección del
mismo tema.

II. En segundo lugar observaremos EL PODER DE ESTOS ELEMENTOS ESENCIALES. Si están en


nosotros y están en abundancia, nuestras oraciones no pueden ser estériles o sin provecho.

Primero, si tenemos fe en Dios, no hay duda de que Dios oirá nuestra oración. Si podemos alegar en fe el
nombre y la sangre de Jesús, debemos obtener respuestas de paz. Pero mil objeciones son sugeridas.
Supongan que estas oraciones tengan que ver con las leyes de la naturaleza, entonces los científicos
estarían en contra nuestra. ¿Cómo? Yo me gloriaré en darles a estos científicos espacio suficiente, y casi
diría: darles suficiente cuerda. Yo no sé de ninguna oración digna de ser dicha que no entre en contacto con
alguna ley natural o de otro tipo, y sin embargo creo que las oraciones son escuchadas. Se dice que Dios no
cambiará las leyes de la naturaleza por nosotros, y yo replico: "¡Quién dijo que lo haría!" El Señor tiene
formas de responder a nuestras oraciones, independientemente de obrar milagros o suspender las leyes. Él
solía responder la oración por medio de milagros, pero como les he dicho a menudo, esa parece una forma más
burda de lograr Su propósito; es como detener una gran máquina por un resultado pequeño, pero Él sabe
cómo lograr Sus fines y oír nuestras oraciones por medios secretos que desconozco. Tal vez haya otras
fuerzas y leyes que ha dispuesto para que actúen justo en determinados momentos cuando la oración
también actúa, leyes tan fijas y fuerzas tan naturales como aquellas que nuestros estudiosos científicos
han sido capaces de descubrir. Los hombres más sabios desconocen muchas de las leyes que gobiernan el
universo; es más, sólo conocen una pequeña proporción de esas leyes. Nosotros creemos que las oraciones de
los cristianos son una parte de la maquinaria de la providencia, dientes de la grandiosa rueda del destino, y
cuando Dios guía a Sus hijos a orar, ya ha puesto en movimiento una rueda que tiene que producir el
resultado solicitado, y las oraciones ofrecidas se están moviendo y son parte de esa rueda. Si sólo hay fe en
Dios, Dios tiene que oír la oración, o dejaría de existir, y cesaría de ser veraz. El versículo anterior al texto
dice: "Si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la
recibiremos de él".

La confianza infantil nos conduce a orar como nadie más podría hacerlo. Hace que el hombre ore por cosas
grandes que nunca habría pedido, si no hubiese aprendido esta confianza; y lo lleva orar por pequeñas cosas
que muchas personas tienen miedo de pedir, porque todavía no han sentido para con Dios, la confianza de
los niños. A menudo he pensado que se requiere mayor confianza en Dios para pedirle algo pequeño que
para pedirle cosas grandes. Nos imaginamos que nuestras cosas grandes son un poco más dignas de la
consideración de Dios, aunque en verdad son muy pequeñas para Él; y luego nos imaginamos que nuestras
cositas son tan irrelevantes que sería casi un insulto traerlas delante de Él; por el contrario, deberíamos
saber que lo que es muy grande para un hijo podría ser muy poca cosa para su padre, y sin embargo, el
padre no mide esa cosa desde su propia perspectiva, sino desde la perspectiva del hijo.

El otro día oíste llorar amargamente a tu pequeñito. Su madre lo llamó y le preguntó qué le dolía. Era una
astilla clavada en su dedo. Bien, eso era algo sin mayor importancia, y no necesitaste llamar a tres
cirujanos para que extrajeran la astilla, ni sonar la alarma en la prensa pública. Traes una aguja y pronto
está resuelto. Oh, pero qué cosa tan grande fue para el pequeño sufriente, mientras estaba parado allí con
ojos llenos de lágrimas de angustia. Era un gran motivo de preocupación para él. Ahora, ¿acaso se le ocurrió
a ese niño que su dolor era algo demasiado pequeño para que su madre lo ayudara? Para nada; ¿para qué
son los padres y las madres sino para atender las pequeñas necesidades de sus hijitos? Y Dios nuestro Padre
es un buen padre, Él se compadece de nosotros como los padres se compadecen de sus hijos, y condesciende
con nosotros. Él cuenta el número de las estrellas, y a todas ellas llama por sus nombres, y también sana a
los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. El mismo Dios que enciende al sol, ha dicho: "No apagaré
el pábilo que humeare". Si ustedes tuvieran confianza en Dios traerían delante de Él sus cosas grandes y
sus cositas, y nunca defraudará su confianza, pues Él ha dicho que la confianza en Él no será
avergonzada ni afrentada, por todos los siglos. La fe tendrá éxito.
Pero además, el amor tendrá éxito también, pues ya hemos visto que el hombre que ama en el sentido
cristiano, está en armonía con Dios. Si limitan su amor a su propia familia, no deberían esperar que Dios
les responda, pues no tomará en cuenta las oraciones reducidas a ese círculo. Si un hombre ama su pequeño
yo propio, y espera que la cosecha de trigo de todas las demás personas se pierda para que su producto
alcance un mayor precio, ciertamente no puede esperar que el Señor esté de acuerdo con ese egoísmo malvado.
Si un hombre tiene suficiente corazón para abrazar a todas las demás criaturas de Dios con su afecto,
mientras sigue orando especialmente por la familia de la fe, sus oraciones serán acordes con la mente
Divina. Su amor y la bondad de Dios corren lado a lado. Aunque el amor de Dios es como un potente río
caudaloso, y el suyo es como un arroyuelo semiseco, ambos corren en la misma dirección, y llegarán al
mismo destino. Dios oye siempre las oraciones de un hombre amoroso, porque esas oraciones son las sombras
de Sus propios decretos.

Además, el hombre de obediencia es el hombre a quien Dios oye, porque su corazón obediente le conduce a
orar humildemente, y con sumisión, pues siente que su más elevado deseo es que la voluntad del Señor sea
hecha. Por esta razón, el hombre de obediente corazón ora como un oráculo; sus oraciones son profecías.
¿Acaso no es uno con Dios? ¿Acaso no desea y pide exactamente lo que Dios quiere? ¿Cómo podría no dar en el
blanco una flecha disparada por tal arco?

Si tu alma está sintonizada con el alma de Dios, desearás los propios deseos de Dios. La dificultad radica en
que no nos mantenemos, como dice la expresión, en rapport con Dios (en una relación con Dios); pero si lo
hiciéramos, entonces tocaríamos la misma nota que toca Dios; y aunque la Suya sonaría como trueno, y la
nuestra como un susurro, sin embargo habría una perfecta concordancia: la nota tocada por la oración en la
tierra, coincidiría con la nota emitida por los decretos del cielo.

Además, el hombre que vive en comunión con Dios tendrá con seguridad éxito en la oración, porque, si
permanece en Dios, y Dios en él, deseará lo que Dios desea. El creyente que está en comunión con el Señor,
desea el bien del hombre, y lo mismo hace Dios; desea la gloria de Cristo, y lo mismo desea Dios; desea la
prosperidad de la iglesia, y lo mismo desea Dios; desea ser él mismo un modelo de santidad, y Dios también
lo desea. Si ese hombre tuviera en cualquier momento un deseo que no es conforme a la voluntad de Dios,
sería el resultado de la ignorancia, viendo que el hombre es sólo un hombre y no Dios, y aun en su mejor
situación se equivoca; pero él subsana este defecto por la vía de la oración, que siempre tiene este agregado al
final: "Señor, si he pedido algo en esta oración que no sea acorde con tu mente, te suplico que no me oigas; y
si algún deseo que te haya expresado, aunque sea el deseo que arde en mi pecho por encima de todos los
demás deseos, es uno que no es recto a Tus ojos, no me tomes en cuenta, Padre mío, pero en tu infinito amor
y compasión, haz algo mejor por Tu siervo de lo que Tu siervo sabe pedir." Ahora, cuando una oración es
expresada así, ¿cómo podría fallar? El Señor mira por las ventanas del cielo y ve esa oración que se dirige a
Él, justo como Noé vio a la paloma que regresaba al arca, y extiende Su mano a esa oración, y como Noé
introdujo la paloma al arca, así el Señor acerca esa oración y la recibe en Su propio pecho, y le dice: "tú
saliste de mi pecho, y te doy la bienvenida de regreso a Mí: mi Espíritu te inspiró y por tanto te voy a
responder".

Y aquí, también, debemos decirlo, nuestro texto habla del hombre cristiano como siendo lleno del Espíritu
Santo: "Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado." ¿Quién conoce la
mente de un hombre sino el espíritu de ese hombre? Así, ¿quién conoce las cosas de Dios sino el Espíritu de
Dios? Y si el Espíritu de Dios permanece en nosotros, entonces nos hace saber cuál es la mente de Dios; hace
intercesión en los santos de acuerdo a la voluntad de Dios. Algunas veces existe la creencia que los hombres
que prevalecen en la oración pueden pedir lo que quieran; pero yo puedo garantizarles que cualquiera de ellos
les diría que ese no es el caso. Podrías acercarte a ese hombre y pedirle que orara por ti, pero no puede
prometerte que lo hará. Hay extrañas limitaciones para tales hombres, cuando sienten: "no saben cómo o por
qué, no pueden orar eficaces oraciones fervientes en ciertos casos, aunque desearían poder hacerlo". Como
Pablo, cuando intentaba ir a Bitinia, y el Espíritu no se le permitió; así hay peticiones que nosotros
naturalmente presentaríamos, pero estamos atados en el espíritu. Aparentemente podría no haber nada
objetable acerca de la oración; pero el secreto del Señor está con aquellos que le temen, y Él da insinuaciones
secretas acerca de cuándo y dónde Sus elegidos pueden tener esperanza de prevalecer. Él te da la promesa
que oirá tu oración de fe, siendo tú un hombre que camina con Él, lleno de Su Espíritu; pero al mismo
tiempo, Él no te da fe acerca de todo lo que cualquier persona quiera poner delante de ti: al contrario, Él te da
una discreción, un juicio y una sabiduría, y el Espíritu hace intercesión en los santos de acuerdo a la
voluntad de Dios.

Pienso que de esta manera he expuesto la doctrina muy claramente. Ahora unos cuantos minutos de
aplicaciones prácticas, como solían decir los viejos puritanos. Yo sólo aspiro a que nos sirvan de aplicación a
muchos de nosotros.

La primera consideración es que necesitamos orar pidiendo una gran bendición como iglesia. Yo creo que
activaría sus peticiones si les dijera que tenemos la intención de orar para que Dios envíe una bendición a la
iglesia en general. Muy bien. ¿Contamos con los elementos esenciales para el éxito? ¿Creemos en el nombre de
Jesucristo? Bien, yo creo que sí. No creo que se pueda encontrar alguna falla en la rectitud de nuestra fe,
aunque mucho debe ser confesado acerca de su debilidad. Prosigamos a la siguiente pregunta. ¿Estamos
llenos de amor hacia Dios y hacia nuestro prójimo? El doble mandamiento es que creamos en el nombre de
Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros. ¿Nos amamos los unos a los otros? ¿Caminamos en amor?
No hay ninguno de nosotros que sea perfecto en eso. Voy a comenzar la confesión reconociendo que no soy
lo que debería ser en ese respecto. Que la confesión se difunda por toda la iglesia, y que cada uno piense
cuán a menudo hemos hecho cosas desamoradas, y hemos pensado cosas desamoradas, y hemos dicho cosas
desamoradas, y hemos prestado atención a la murmuración desamorada, y no hemos extendido una mano
amorosa cuando debimos prestar ayuda, y más bien hemos empujado con nuestra mano sin amor al hombre
que estaba cayendo. Si en la iglesia de Dios hay una falta de amor, no podemos esperar que la oración sea
oída, pues Dios dirá: "Me piden prosperidad. ¿Para qué? ¡Para agregar más personas a una comunidad que
no tiene amor para consigo misma! Me piden conversiones. ¡Cómo!, ¿para traer más personas para que se
unan a una comunidad que no tiene amor?" ¿Esperan que Dios salve a pecadores que ustedes no aman, y
que convierta almas que a ustedes no les preocupan en lo más mínimo? Nuestro amor debe acompañar a la
almas a Cristo, pues, bajo la influencia del Espíritu Santo de Dios, el gran instrumento para la conquista
del mundo es el amor, y si los cristianos aman más que los musulmanes, y que los judíos, conquistarán a
los musulmanes y a los judíos; y si muestran menos amor, los musulmanes y los judíos los conquistarán.
La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, es el arma principal, y le sigue el comportamiento amoroso
y la conversación generosa de los cristianos hacia sus semejantes. ¿Cuánto amor tenemos? O más bien
debería preguntar: ¿qué tan poco amor tenemos?

La siguiente pregunta es: ¿estamos haciendo lo que es agradable delante de Dios? No podemos esperar
respuestas a la oración si no lo estamos haciendo. Háganse todos la pregunta: que cada miembro de la
iglesia, especialmente, responda esa pregunta. ¿Has estado haciendo últimamente lo que te gustaría que
viera Jesucristo? ¿Está tu casa ordenada de tal manera que agrade a Dios? Supón que Jesucristo visitara tu
casa esta semana, inesperadamente y sin ninguna invitación: ¿qué pensaría de lo que habría de ver? "Oh" -
dirá alguno- "yo sé que fulano de tal actúa muy inconsistentemente." ¡Amigo, te pido que pienses en ti! Ese
es el punto. Corrígete a ti mismo. A menos que los miembros de la iglesia de Dios hagan lo que es agradable
a Sus ojos, trancan la puerta para que no entre el crecimiento; impiden que las oraciones de la iglesia
tengan éxito. ¿Quién desea ser el hombre que entorpezca el camino del crecimiento de la iglesia de Dios
debido a la inconsistencia de su conducta? ¿Quién será culpable de algo así? Que Dios perdone a algunos de
ustedes. Podríamos hablar de algunos incluso llorando, pues, ¡ay!, aunque profesan ser seguidores de Cristo,
son tan inconsistentes que no son amigos sino enemigos de la cruz de Cristo.

La siguiente pregunta es: ¿permanecemos en Dios? El texto dice que si guardamos Sus mandamientos, Dios
permanece en nosotros y nosotros en Él. ¿Es así? Quiero decir, durante el día ¿pensamos en Dios? ¿En
nuestro negocio permanecemos todavía en Dios? Un cristiano no es alguien que corra a Dios en la mañana,
y otra vez por la noche, y lo use como un abrigo y como un suplente, como acostumbra hacerlo la gente con
un arco o un pórtico, al que corren para protegerse de un aguacero; sino que debemos permanecer en Dios, y
vivir en Él, desde la salida del sol hasta el ocaso, haciéndolo el objeto de nuestra meditación, y caminando
como delante de Él, sintiendo siempre: "Tú eres Dios que ve". ¿Qué sucede con ustedes, queridos amigos? Que
la pregunta circule de banca en banca y de corazón en corazón, y de mente en mente; que cada uno
responda por sí mismo.

Por último, ¿nos mueve a actuar el Espíritu de Dios, o se trata de otro espíritu? ¿Esperamos en Dios, diciendo:
"Señor, que tu Espíritu me diga qué decir en este caso, y qué hacer; gobierna mi juicio, subyuga mis
pasiones, mantén abatidos mis bajos impulsos, y que Tu Espíritu me guíe. Señor, sé para mí mejor que yo
mismo; sé alma y vida para mí, y en el triple reino de mi espíritu, alma y cuerpo, buen Señor, sé Tú
supremo Señor, para que en cada provincia de mi naturaleza Tu ley pueda ser erigida, y Tu voluntad
obedecida. Si todos fuéramos de esta mente, tendríamos una iglesia poderosa; pero entre nosotros hay una
multitud de toda clase de gentes, una multitud de toda clase de gentes que salió de Egipto, que cae en las
concupiscencias. El mal siempre comienza con ellos. ¡Que el Señor nos salve como iglesia de perder Su
presencia! La multitud de toda clase de gentes debe estar con nosotros para probarnos, pues el Señor ha
dicho: "Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega", y si intentamos erradicar la cizaña también
estaríamos arrancando el trigo. Sin embargo, de cualquier forma, pidamos al Señor que fortalezca al trigo
más que la cizaña. Una de dos cosas siempre sucede en una iglesia. Una es que el trigo ahogue a la cizaña o
que la cizaña ahogue al trigo. Que Dios nos conceda que el trigo domine a la cizaña en nuestro caso. Que
Dios conceda gracia a Sus siervos para que sean lo suficientemente fuertes para vencer al mal que les rodea,
y, habiendo hecho todo, que sean para la alabanza de la gloria de Su gracia, que también nos ha hecho
aceptos en el Amado. Que el Señor les bendiga, y esté con ustedes para siempre. Amén y Amén.

Porción de la Escritura leída antes del Sermón: 1 Juan 3; Isaías 1: 10-20

LA ORACION DE JABES

Por Charles H. Spurgeon sobre Oración


Una parte de la serie Metropolitan Tabernacle Pulpit
Traducción por Allan Aviles
"Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos
las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo
Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos,
permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha
dado." 1 Juan 3: 22-24.

Pensé en predicarles esta mañana acerca de la importancia de la oración, teniendo el firme propósito de
motivarlos para que oren por mí y por la obra del Señor en este lugar. En verdad, no creo que habría podido
elegir un tema de mayor relevancia, o uno que tuviera mayor peso para mi alma. Si me fuera permitido
hacerles una petición, les haría esta: "Por lo demás, hermanos, orad por nosotros". ¿De qué serviría nuestro
ministerio sin la bendición divina, y cómo podríamos esperar la bendición divina a menos que la Iglesia de
Dios la busque? Lo diré incluso con lágrimas: "hermanos, orad por nosotros": no restrinjan la oración: por el
contrario, abunden en la intercesión, pues así, y solamente así, podrá crecer, o simplemente sostenerse,
nuestro desarrollo como iglesia.

Pero, entonces, se me ocurrió la pregunta: ¿pudiera haber algo en la iglesia que impida que nuestras
oraciones tengan éxito? Esa es una pregunta indispensable que debe ser considerada con toda sinceridad,
incluso antes de exhortarlos a la intercesión; porque, hemos aprendido por el primer capítulo de Isaías, que
las oraciones de un pueblo impío se convierten pronto en abominaciones para Dios. "Cuando extendáis
vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré."
Las iglesias pueden caer en un estado tal, que incluso sus devociones se vuelven una iniquidad; "las fiestas
solemnes" son un fastidio para el Señor. Podrían existir males en el corazón de cualquiera de nosotros que
hicieran imposible que Dios, en consistencia con Su propio carácter y Sus atributos, prestara alguna
consideración a nuestras intercesiones. Si veneramos a la iniquidad en nuestros corazones, el Señor no nos
escuchará.
De acuerdo a nuestro texto, hay algunas cosas que son esenciales para el éxito de la oración. Dios oirá toda
oración verdadera, pero hay ciertas cosas que el pueblo de Dios debe poseer, pues de lo contrario sus oraciones
no darán en el blanco. El texto nos dice: "Cualquier cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque
guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él". Ahora, el día de hoy,
el tema a considerar será: los elementos esenciales para el poder en la oración; lo que debemos hacer, lo que
debemos ser, lo que debemos tener, si vamos a prevalecer habitualmente con Dios en la oración. Aprendamos
cómo convertirnos en otros Elías y Jacob.

I. Primero, voy a considerar LOS ELEMENTOS ESENCIALES DEL PODER EN LA ORACIÓN. Debemos
hacer unas cuantas distinciones de entrada. Entiendo que hay una gran diferencia entre la oración de un
alma que está buscando misericordia y la oración de un hombre que ya es salvo. Yo le digo a cada persona
presente, quienquiera que sea, que si busca sinceramente la misericordia de Dios por medio de Jesucristo, la
tendrá. Cualquiera que hubiera sido tu condición previa de vida, si ahora buscas penitencialmente el rostro
de Jehová, a través del Mediador designado, podrás encontrarlo. Si el Espíritu Santo te ha enseñado a orar,
no lo dudes más, apresúrate a la cruz, y recibe el descanso en Jesús para tu alma culpable. No sé de ningún
requisito previo para la primera oración del pecador, excepto la sinceridad.

Pero tenemos que hablarles de manera diferente a quienes ya son salvos. Te has convertido ahora en
miembro del pueblo de Dios, y aunque serás escuchado de igual manera que el pecador sería escuchado, y
aunque encontrarás diariamente la gracia necesaria como la que cada buscador recibe en respuesta a su
oración, ahora eres un hijo de Dios y estás bajo una especial disciplina específica para la familia regenerada.
En esa disciplina, las respuestas a la oración ocupan una elevada posición, y son de un uso eminente.

Hay algo que el creyente debe gozar además de la salvación; hay mercedes, y bendiciones, y consuelos, y
favores, que hacen que su vida presente sea útil, feliz y honorable, pero estas cosas están íntimamente
vinculadas a su carácter. No son elementos vitales en cuanto a la salvación; lo vital es poseído por el creyente
incondicionalmente, pues son condiciones del pacto; pero ahora nos estamos refiriendo a los honores y a las
exquisiteces de la casa, que son otorgados o retenidos según sea nuestra obediencia como hijos del Señor. Si
ustedes descuidan las condiciones que conllevan, su Padre celestial no se los otorgará.

Las bendiciones esenciales del pacto de la gracia permanecen sin condiciones; la invitación a buscar
misericordia está dirigida a quienes no tienen idoneidad de ningún tipo, excepto su necesidad: pero
habiendo entrado a la familia divina como hombres y mujeres salvos, ustedes descubrirán que otras
bendiciones selectas son otorgadas o denegadas de acuerdo a nuestra atención a las reglas del Señor para
Su familia. Para darles un ejemplo común: si algún hambriento estuviera a su puerta, y les pidiera pan,
ustedes se lo darían, independientemente de cuál fuera su carácter. De la misma manera le dan alimento a
su hijo, independientemente de cuál sea su comportamiento; ustedes no le negarán nada a su hijo que sea
necesario para la vida; nunca seguirían ningún curso de disciplina en su contra, como para negarle su
necesario alimento, o el vestido que le proteja del frío. Pero hay muchas otras cosas que su hijo podría desear,
y que ustedes le darían si es obediente, pero que no le darían si fuera rebelde con ustedes. Creo que eso ilustra
la forma en que el gobierno paternal de Dios rige este asunto.

Entiendan también que el texto se refiere, no tanto a que Dios oirá de vez en cuando la oración de Sus
siervos, pues eso hará, aun cuando Sus siervos anden extraviados de Él, o cuando Él oculta Su rostro de
ellos; pero el poder en la oración expresado aquí, es un poder continuo y absoluto con Dios; de tal manera que,
para citar las palabras del texto, "Cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos".

Para esta oración hay ciertos prerrequisitos y elementos esenciales de los cuales tendremos que hablar ahora,
y el primero es: obediencia infantil: "Cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos
sus mandamientos". Si estamos desprovistos de obediencia, el Señor podría decirnos lo que le dijo a Su
pueblo Israel: "Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré
más. Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido". Cualquier padre les dirá que si él concediera la
petición de un hijo desobediente, estaría estimulando la rebelión en la familia, y se tornaría imposible que
pudiera gobernar su propia casa. Es a menudo pertinente que el padre le diga: "hijo mío, no escuchaste lo que
te acabo de decir, y por eso, no puedo escuchar lo que tú me dices". No se trata de que el padre no le ame, sino
que debido al amor a su hijo, y por causa de ese amor, se siente obligado a mostrar su disgusto denegando la
petición de su vástago descarriado. Dios actúa con nosotros como deberíamos actuar con nuestros hijos
contumaces, y si ve que vamos a caer en pecado y a transgredir, como parte de Su amable disciplina
paternal nos dice: "Cuando clames a Mí, no daré cabida a tu petición; cuando Me supliques, no te oiré; no te
destruiré, serás salvo, tendrás el pan de vida, y el agua de vida, pero no recibirás nada más: los festines de
mi reino te serán denegados, y no poseerás ninguna otra cosa incluyendo el predominio especial de tu
oración".

El Salmo ochenta y uno nos revela que el Señor trata con Su propio pueblo así: "¡Oh, si me hubiera oído mi
pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y
vuelto mi mano contra sus adversarios. . . . les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña
les saciaría." Vamos, si al hijo desobediente de Dios se le pusiera en sus manos la promesa: "Todo lo que
pidiereis en oración. . . .lo recibiréis", con seguridad pediría algo que lo apoyara en su rebelión. Pediría una
provisión para sus propias lascivias y ayudas para su rebelión. Esto no puede ser tolerado nunca. ¿Acaso
Dios favorecería nuestras corrupciones? ¿Acaso alimentaría las llamas de la pasión carnal? Un corazón
obstinado tiene ansias de una mayor libertad para poder ser más obstinado; un espíritu altivo anhela una
elevación mayor para poder ser todavía más arrogante; un espíritu holgazán pide una mayor quietud para
poder ser más indolente; y un espíritu dominante pide más poder para gozar de mayores oportunidades para
la opresión. Según es el hombre, así serán sus peticiones: un espíritu rebelde ofrece oraciones orgullosas y
obstinadas. ¿Acaso Dios oirá tales oraciones? No puede ser. Nos dará lo que pidamos si guardamos Sus
mandamientos, pero si nos tornamos desobedientes y rechazamos Su gobierno, Él también rechazará
nuestras oraciones, y dirá: "Si anduviereis conmigo en oposición, yo también andaré con ustedes en
oposición: con los difíciles de soportar, yo me mostraré difícil de soportar". Felices seremos si por la gracia
divina podemos decir con David: "Lavaré en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh
Jehová". Esta no sería nunca una perfecta obediencia, pero sería al menos inocencia del amor al pecado y de
la rebelión voluntaria contra Dios.
Junto a esto, hay otro elemento esencial para la oración victoriosa, es decir, reverencia infantil. Adviertan la
siguiente frase: recibimos lo que pedimos, "Porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que
son agradables delante de él." Cuando los niños han recibido un mandamiento de su padre, no se les permite
que cuestionen su validez o sabiduría; la obediencia termina donde comienza el cuestionamiento. El
concepto que un hijo tiene de su deber no debe convertirse en la medida del derecho de mandar del padre: los
buenos hijos dicen: "nuestro padre nos ha ordenado que hagamos tal y tal cosa, y por eso la haremos, pues
siempre nos deleita agradarle". La razón más poderosa para la acción de un hijo amante es la persuasión que
le agradará a sus padres; y el argumento más poderoso que puede utilizarse para detener a un hijo
bondadoso, es demostrarle que tal curso de acción disgustaría a sus padres. Precisamente lo mismo nos
sucede con Dios, que es el Padre perfecto, y por tanto, sin temor a equivocarnos, hacer siempre lo que le
agrada es nuestra norma de lo que está bien, mientras que lo que le desagrada, es, con seguridad, la regla
de lo que es indebido.

Supongan que cualquiera de nosotros fuera obstinado y dijera: "no haré lo que agrada a Dios, sino que haré
lo que me agrada". Observen, entonces, cuál sería la naturaleza de nuestras oraciones: nuestras oraciones
podrían resumirse en esta petición: "hágase mi voluntad". ¿Acaso podríamos esperar que Dios consintiera
eso? ¿Acaso seremos señores no solamente de la heredad de Dios sino señores del propio Dios? ¿Querrían que el
Todopoderoso renunciara al trono para colocar allí a un altivo mortal? Si tuvieran a un hijo en su casa que
no tuviera ningún respeto de ningún tipo por su padre, pero que dijera: "quiero hacer en todo lo que se me
venga en gana"; si viniera a pedirles algo, ¿le concederían lo que pide? ¿Acaso le permitirían que les dictara
su conducta, y se olvidaran de la honra que debe guardarles? ¿Dirían ustedes: "sí, mi querido hijo, yo
reconozco tu importancia y serás el señor de la casa, y obtendrás todo lo que pidas?" ¿Qué clase de casa sería
esa? Me temo que hay algunos hogares que son así, pues hay padres insensatos que permiten que sus hijos
se conviertan en sus señores y de esta manera se fabrican una vara para sus propias espaldas: pero la casa
de Dios no tiene este ordenamiento: Él no escuchará a los hijos obstinados, pero sí los oirá en Su enojo, y les
responderá con ira. Recuerden cómo escuchó la petición que hizo Israel pidiendo carne, y cuando la carne
estaba todavía en sus bocas se convirtió en una maldición para ellos. Muchas personas son disciplinadas
cuando obtienen sus propios deseos, así como los rebeldes son llenados con sus propios artificios.

Debemos tener una reverencia a Dios semejante a la de un niño, de tal forma que sintamos: "Señor, si lo que
yo te pido no te agrada, tampoco me agradaría a mí. Pongo en Tus manos mis deseos para que Tú los
corrijas: tacha cada petición que yo ofrezca y que no sea correcta, y, Señor, agrega cualquier cosa que yo
hubiera omitido, aunque no la hubiera deseado aun si hubiera podido recordarla. Buen Señor, si yo debí
haberla deseado, óyeme como si la hubiese deseado. 'No sea como yo quiero, sino como tú'." Ahora, yo creo que
pueden ver que es este espíritu sumiso lo que es esencial para el predominio continuo de la oración ante Dios;
lo inverso es un impedimento seguro para la eficacia de la súplica. El Señor será reverenciado por quienes le
rodean. Tienen que fijar su mirada en agradarle en todo lo que hagan y en todo lo que pidan, pues de lo
contrario Él no los mirará con favor.

En tercer lugar, el texto sugiere la necesidad de una confianza infantil: "Y este es su mandamiento:
Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo." En todas partes de la Escritura se habla de la fe en Dios
como de algo necesario para una oración exitosa. Debemos creer que hay un Dios, y que es galardonador de
los que le buscan, pues de lo contrario no habríamos orado del todo; en proporción a nuestra fe será el éxito de
nuestra oración. Una regla vigente del reino es, "Conforme a vuestra fe os sea hecho". Recuerden cómo habla
el Espíritu Santo por boca del apóstol Santiago: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a
Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada;
porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a
otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor." El texto habla de fe en el nombre
de Su Hijo Jesucristo, que entiendo que significa fe en Su carácter manifiesto, fe en Su Evangelio, fe en la
verdad concerniente a Su sustitución y salvación. O puede significar fe en la autoridad de Cristo, de tal
forma que cuando argumento con Dios diciendo: "hazlo en el nombre de Jesús", quiero decir, "haz por mí lo
que habrías hecho por Jesús, pues estoy autorizado por Él a usar Su nombre; haz por mí lo que habrías hecho
por Él". El que puede orar con fe en el nombre no puede fallar, pues el Señor Jesús ha dicho: "Y todo lo que
pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré". Pero tiene que haber fe, y si no hay fe, no podemos esperar ser
escuchados. ¿Acaso no ven que es así?

Vayamos nuevamente a nuestros símiles de familia. Supongan que un hijo de la casa no cree en la palabra
de su padre, y está diciendo constantemente que tiene su mente llena de dudas en relación a la veracidad de
su padre; supongan que en verdad les dice a sus hermanos y hermanas que su fe en su padre es muy débil.
Menciona ese triste hecho y no le da vergüenza decir tal cosa, y más bien siente que deberían tenerle
lástima, como si se tratase de una debilidad que no puede evitar. De alguna manera u otra no cree que su
padre diga la verdad, y declara que aunque procura creer en la promesa de su padre, no puede hacerlo. Yo
pienso que un padre del que se desconfía tan ruinmente, no tendría mucha prisa de conceder las peticiones
de su hijo; más bien, es muy probable que las peticiones del desconfiado hijo no puedan ser cumplidas, aun
si su padre estuviera anuente a hacerlo, pues equivaldría a galardonar su propia incredulidad, y constituiría
una deshonra para su padre. Por ejemplo, supongan que a este hijo se le metiera en la cabeza dudar que su
padre fuera a proveer para su alimentación diaria; podría entonces venir a su padre y decirle: "padre, dame
suficiente dinero para que me dure por los siguientes diez años, pues para entonces ya seré un hombre, y
seré capaz de mantenerme a mí mismo. Dame dinero para calmar mis temores, pues tengo gran ansiedad."
El padre le respondería: "hijo mío, ¿por qué habría de hacer eso?" Y recibe por respuesta: "lamento mucho
decirlo, padre querido, pero no puedo confiar en ti; mi fe en ti y en tu amor es tan débil, que temo que uno de
estos días vas a dejar que me muera de hambre, y por eso me gustaría contar con algo seguro en el banco."
¿Quién entre ustedes que es padre escucharía la petición de un hijo, si le pidiera algo así? Ustedes se
sentirían agraviados si pensamientos tan deshonrosos para ustedes atravesaran la mente de alguno de sus
hijos queridos; pero, no le darían nada, y no querrían darle nada.

Permítanme, entonces, aplicar la parábola a ustedes mismos. ¿Han ofrecido alguna vez peticiones que eran
de la misma naturaleza? Han sido incapaces de confiar en que Dios les dé su pan de cada día, y por tanto
han estado ansiando eso que ustedes llaman "alguna provisión para el futuro". Necesitan un abastecedor
más confiable que la providencia, una seguridad mayor que la promesa de Dios. Son incapaces de confiar
en la palabra de su Padre celestial, y unos cuantos bonos de un gobierno extranjero medio en la ruina son
considerados por ustedes como algo mucho más confiable; ¡pueden confiar en el Sultán de Turquía, o en el
Virrey de Egipto, pero no en el Dios de toda la tierra! De mil maneras insultamos al Señor cuando
imaginamos que "las cosas que se ven" son más sustanciales que la omnipotencia invisible. Le pedimos a
Dios que nos dé de inmediato lo que no requerimos al presente, y tal vez no necesitaremos nunca; en el
fondo, la razón para tales deseos puede ser encontrada en una ignominiosa desconfianza para con Él, que
nos lleva a imaginar que requerimos de grandes provisiones para asegurar nuestra existencia.

Hermanos, ¿no son culpables de esto? ¿Acaso esperan que el Señor ayude e instigue su necedad? ¿Acaso Dios
favorecerá su desconfianza? ¿Les dará montones de oro corruptible y de plata que hurtan los ladrones y
baúles de vestidos que servirán de alimento a la polilla? ¿Quisieran que el Señor actuara como si admitiera
la validez de sus sospechas y reconociera Su infidelidad? ¡Dios no lo quiera! Por tanto, no esperen ser
escuchados cuando su oración sea sugerida por un corazón incrédulo: "Encomienda a Jehová tu camino, y
confía en él; y él hará."

El siguiente elemento esencial para un éxito continuado en la oración es un amor infantil: "Que creamos en
el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado." Lo mismo que se dice
de Dios, "Dios es amor", se puede decir del cristianismo, "el cristianismo es amor". Si cada uno de nosotros
fuera una encarnación del amor, habríamos alcanzado la semejanza completa con Cristo. Debemos abundar
en amor a Dios, amor a Cristo, amor a la iglesia, amor a los pecadores, y amor a los hombres en todas partes.
Cuando un hombre no tiene amor a Dios, está en la condición de un hijo que no siente amor por su padre.
¿Acaso prometerá su padre cumplir absolutamente todos los deseos de un corazón desamorado y carente de
amor filial? O si un hijo no tiene amor por sus hermanos y hermanas, ¿le confiaría el padre una promesa
absoluta diciéndole: "Pedid y se os dará"? Vamos, el hijo desamorado empobrecería a la familia entera por sus
exigencias egoístas; sin importarle todo el resto de las personas de la casa, sólo se cuidaría de entregarse a
sus propias pasiones. Su petición antes de mucho tiempo sería: "Padre, dame toda la herencia"; o "Padre,
gobierna el hogar según mi conveniencia, y haz que todos mis hermanos se sometan a mis deseos".
Envanecido por su apariencia personal, como Absalón, que estaba orgulloso de su cabello, pronto querría
apoderarse del reino. Pocas personas, como José, pueden vestir la túnica de diversos colores sin convertirse en
tiranos de la casa. ¿Quién permitiría que un hijo pródigo se largara con todas las posesiones? ¿Quién sería
tan necio como para instalar en el sitio de honor a un hermano dominante y codicioso, por encima de sus
hermanos? Por esto pueden ustedes ver que no se le puede confiar el poder de la oración al egoísmo. A los
espíritus desamorados, que no aman a Dios ni a los hombres, no se les pueden confiar las grandes, amplias e
ilimitadas promesas. Debemos amar a Dios para que nos escuche, y debemos amar a nuestro prójimo; pues,
cuando amamos a Dios, no oramos por nada que deshonre a Dios, y no deseamos ver que se nos otorgue
nada que no fuera también una bendición para nuestros hermanos. Nuestros corazones latirán
sinceramente para Dios y para Sus criaturas, y no estaremos arropados en nosotros mismos. Deben
deshacerse del egoísmo antes de que Dios les confíe la llaves del cielo; pero cuando el ego esté muerto,
entonces Él les habilitará para que abran la cerradura de los tesoros, y, como príncipes, tendrán poder con
Dios y prevalecerán.

Además de esto, debemos tener también costumbres infantiles. Lean el siguiente versículo: "El que guarda
sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él". Una de las modos de ser infantiles es amar su hogar.
El buen niño cuyas peticiones siempre son oídas por su padre, no ama tanto ningún otro lugar como la vieja
casa donde viven sus padres. Ahora, se dice que el que ama y guarda los mandamientos de Dios permanece
en Él; ha convertido al Señor en su lugar de habitación, y mora en santa familiaridad con Dios. En él se
cumplen las palabras de nuestro Señor: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho." La fe y el amor, como dos alas querúbicas, han transportado al
corazón del creyente por encima del mundo, y lo han depositado cerca del trono de Dios. Se ha vuelto
semejante a Dios, y ahora sus oraciones son de tal naturaleza que Dios las responde; pero mientras no sea
conformado de esta manera a la mente divina, tiene que haber algún límite a la potencia de sus súplicas.
Permanecer en Dios es necesario para el poder con Dios.
Supongan que alguno de ustedes tiene un hijo, que dijera: "padre, no me gusta mi hogar, tú no me
importas; y no voy a soportar las restricciones de las reglas familiares; voy a vivir con extraños, pero fíjate,
padre, que voy a venir a ti cada semana, y te voy a pedir muchas cosas; y esperaré que tú me concedas lo
que te pida". Vamos, si ustedes son capaces en lo más mínimo de ser cabezas de familia, dirían: "hijo mío,
¿cómo te atreves a hablarme de esa manera? Si eres tan obstinado como para abandonar mi casa, ¿esperarías
que yo cumpla tus órdenes? Si tú me desairas completamente, ¿esperarías que yo te apoye en tu cruel
malignidad y perversa insubordinación? No, hijo mío; si no permaneces conmigo y no me reconoces como
un padre, no te puedo prometer nada." Y lo mismo sucede con Dios. Si permanecemos con Él y tenemos
comunión con Él, nos dará todas las cosas. Si le amamos como debe ser amado, y confiamos en Él como
debemos hacerlo, entonces oirá nuestras peticiones; pero si no lo hacemos, no es razonable que esperemos que
nos oiga. Sería una afrenta para el carácter divino si Él cumpliera los deseos perversos y satisficiera los
caprichos malvados. "Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón", pero si no
te deleitas en Dios, y Él no es tu morada, no te responderá. Podrá darte pan de aflicción y agua de aflicción,
y hacerte amarga la vida, pero ciertamente no te concederá lo que tu corazón desea.

Algo más: Pareciera por el texto que debemos tener un espíritu infantil, pues "Y en esto sabemos que él
permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado." ¿Qué es esto sino el Espíritu de adopción, el Espíritu
que gobierna en todo a los hijos de Dios? Los obstinados que piensan y sienten y actúan de manera
diferente a Dios, no deben esperar que Dios se conforme a su manera de pensar y de sentir y de actuar. Los
egoístas que son movidos por el espíritu de la altivez, los holgazanes que son motivados por el amor al ocio,
no pueden esperar que Dios les conceda lo que quieran. Si el Espíritu Santo gobierna en nosotros,
subordinará nuestra naturaleza a Su propia influencia, y entonces las oraciones que brotan de nuestros
corazones renovados estarán de conformidad con la voluntad de Dios, y tales oraciones serán naturalmente
escuchadas. Ningún padre pensaría en escuchar a un hijo obstinado, a un hijo que dijera: "yo sé que mi
padre no desea que tenga esto, pero de todas maneras lo tendré". Vamos, como hombre adulto no querrías ser
doblegado por un mozalbete presuntuoso. ¿Nos concederá Dios aquello que pedimos cuando es contrario a Su
santa mente? No puede ser así: tal posibilidad no es concebible. Que haya en nosotros el mismo pensamiento
que hubo en Cristo Jesús, y entonces seremos capaces de decir: "Yo sabía que siempre me oyes."

Pero debemos proseguir, y ocupar nuestra atención durante unos cuantos minutos, con otra sección del
mismo tema.

II. En segundo lugar observaremos EL PODER DE ESTOS ELEMENTOS ESENCIALES. Si están en


nosotros y están en abundancia, nuestras oraciones no pueden ser estériles o sin provecho.

Primero, si tenemos fe en Dios, no hay duda de que Dios oirá nuestra oración. Si podemos alegar en fe el
nombre y la sangre de Jesús, debemos obtener respuestas de paz. Pero mil objeciones son sugeridas.
Supongan que estas oraciones tengan que ver con las leyes de la naturaleza, entonces los científicos
estarían en contra nuestra. ¿Cómo? Yo me gloriaré en darles a estos científicos espacio suficiente, y casi
diría: darles suficiente cuerda. Yo no sé de ninguna oración digna de ser dicha que no entre en contacto con
alguna ley natural o de otro tipo, y sin embargo creo que las oraciones son escuchadas. Se dice que Dios no
cambiará las leyes de la naturaleza por nosotros, y yo replico: "¡Quién dijo que lo haría!" El Señor tiene
formas de responder a nuestras oraciones, independientemente de obrar milagros o suspender las leyes. Él
solía responder la oración por medio de milagros, pero como les he dicho a menudo, esa parece una forma más
burda de lograr Su propósito; es como detener una gran máquina por un resultado pequeño, pero Él sabe
cómo lograr Sus fines y oír nuestras oraciones por medios secretos que desconozco. Tal vez haya otras
fuerzas y leyes que ha dispuesto para que actúen justo en determinados momentos cuando la oración
también actúa, leyes tan fijas y fuerzas tan naturales como aquellas que nuestros estudiosos científicos
han sido capaces de descubrir. Los hombres más sabios desconocen muchas de las leyes que gobiernan el
universo; es más, sólo conocen una pequeña proporción de esas leyes. Nosotros creemos que las oraciones de
los cristianos son una parte de la maquinaria de la providencia, dientes de la grandiosa rueda del destino, y
cuando Dios guía a Sus hijos a orar, ya ha puesto en movimiento una rueda que tiene que producir el
resultado solicitado, y las oraciones ofrecidas se están moviendo y son parte de esa rueda. Si sólo hay fe en
Dios, Dios tiene que oír la oración, o dejaría de existir, y cesaría de ser veraz. El versículo anterior al texto
dice: "Si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la
recibiremos de él".

La confianza infantil nos conduce a orar como nadie más podría hacerlo. Hace que el hombre ore por cosas
grandes que nunca habría pedido, si no hubiese aprendido esta confianza; y lo lleva orar por pequeñas cosas
que muchas personas tienen miedo de pedir, porque todavía no han sentido para con Dios, la confianza de
los niños. A menudo he pensado que se requiere mayor confianza en Dios para pedirle algo pequeño que
para pedirle cosas grandes. Nos imaginamos que nuestras cosas grandes son un poco más dignas de la
consideración de Dios, aunque en verdad son muy pequeñas para Él; y luego nos imaginamos que nuestras
cositas son tan irrelevantes que sería casi un insulto traerlas delante de Él; por el contrario, deberíamos
saber que lo que es muy grande para un hijo podría ser muy poca cosa para su padre, y sin embargo, el
padre no mide esa cosa desde su propia perspectiva, sino desde la perspectiva del hijo.

El otro día oíste llorar amargamente a tu pequeñito. Su madre lo llamó y le preguntó qué le dolía. Era una
astilla clavada en su dedo. Bien, eso era algo sin mayor importancia, y no necesitaste llamar a tres
cirujanos para que extrajeran la astilla, ni sonar la alarma en la prensa pública. Traes una aguja y pronto
está resuelto. Oh, pero qué cosa tan grande fue para el pequeño sufriente, mientras estaba parado allí con
ojos llenos de lágrimas de angustia. Era un gran motivo de preocupación para él. Ahora, ¿acaso se le ocurrió
a ese niño que su dolor era algo demasiado pequeño para que su madre lo ayudara? Para nada; ¿para qué
son los padres y las madres sino para atender las pequeñas necesidades de sus hijitos? Y Dios nuestro Padre
es un buen padre, Él se compadece de nosotros como los padres se compadecen de sus hijos, y condesciende
con nosotros. Él cuenta el número de las estrellas, y a todas ellas llama por sus nombres, y también sana a
los quebrantados de corazón, y venda sus heridas. El mismo Dios que enciende al sol, ha dicho: "No apagaré
el pábilo que humeare". Si ustedes tuvieran confianza en Dios traerían delante de Él sus cosas grandes y
sus cositas, y nunca defraudará su confianza, pues Él ha dicho que la confianza en Él no será
avergonzada ni afrentada, por todos los siglos. La fe tendrá éxito.
Pero además, el amor tendrá éxito también, pues ya hemos visto que el hombre que ama en el sentido
cristiano, está en armonía con Dios. Si limitan su amor a su propia familia, no deberían esperar que Dios
les responda, pues no tomará en cuenta las oraciones reducidas a ese círculo. Si un hombre ama su pequeño
yo propio, y espera que la cosecha de trigo de todas las demás personas se pierda para que su producto
alcance un mayor precio, ciertamente no puede esperar que el Señor esté de acuerdo con ese egoísmo malvado.
Si un hombre tiene suficiente corazón para abrazar a todas las demás criaturas de Dios con su afecto,
mientras sigue orando especialmente por la familia de la fe, sus oraciones serán acordes con la mente
Divina. Su amor y la bondad de Dios corren lado a lado. Aunque el amor de Dios es como un potente río
caudaloso, y el suyo es como un arroyuelo semiseco, ambos corren en la misma dirección, y llegarán al
mismo destino. Dios oye siempre las oraciones de un hombre amoroso, porque esas oraciones son las sombras
de Sus propios decretos.

Además, el hombre de obediencia es el hombre a quien Dios oye, porque su corazón obediente le conduce a
orar humildemente, y con sumisión, pues siente que su más elevado deseo es que la voluntad del Señor sea
hecha. Por esta razón, el hombre de obediente corazón ora como un oráculo; sus oraciones son profecías.
¿Acaso no es uno con Dios? ¿Acaso no desea y pide exactamente lo que Dios quiere? ¿Cómo podría no dar en el
blanco una flecha disparada por tal arco?

Si tu alma está sintonizada con el alma de Dios, desearás los propios deseos de Dios. La dificultad radica en
que no nos mantenemos, como dice la expresión, en rapport con Dios (en una relación con Dios); pero si lo
hiciéramos, entonces tocaríamos la misma nota que toca Dios; y aunque la Suya sonaría como trueno, y la
nuestra como un susurro, sin embargo habría una perfecta concordancia: la nota tocada por la oración en la
tierra, coincidiría con la nota emitida por los decretos del cielo.

Además, el hombre que vive en comunión con Dios tendrá con seguridad éxito en la oración, porque, si
permanece en Dios, y Dios en él, deseará lo que Dios desea. El creyente que está en comunión con el Señor,
desea el bien del hombre, y lo mismo hace Dios; desea la gloria de Cristo, y lo mismo desea Dios; desea la
prosperidad de la iglesia, y lo mismo desea Dios; desea ser él mismo un modelo de santidad, y Dios también
lo desea. Si ese hombre tuviera en cualquier momento un deseo que no es conforme a la voluntad de Dios,
sería el resultado de la ignorancia, viendo que el hombre es sólo un hombre y no Dios, y aun en su mejor
situación se equivoca; pero él subsana este defecto por la vía de la oración, que siempre tiene este agregado al
final: "Señor, si he pedido algo en esta oración que no sea acorde con tu mente, te suplico que no me oigas; y
si algún deseo que te haya expresado, aunque sea el deseo que arde en mi pecho por encima de todos los
demás deseos, es uno que no es recto a Tus ojos, no me tomes en cuenta, Padre mío, pero en tu infinito amor
y compasión, haz algo mejor por Tu siervo de lo que Tu siervo sabe pedir." Ahora, cuando una oración es
expresada así, ¿cómo podría fallar? El Señor mira por las ventanas del cielo y ve esa oración que se dirige a
Él, justo como Noé vio a la paloma que regresaba al arca, y extiende Su mano a esa oración, y como Noé
introdujo la paloma al arca, así el Señor acerca esa oración y la recibe en Su propio pecho, y le dice: "tú
saliste de mi pecho, y te doy la bienvenida de regreso a Mí: mi Espíritu te inspiró y por tanto te voy a
responder".

Y aquí, también, debemos decirlo, nuestro texto habla del hombre cristiano como siendo lleno del Espíritu
Santo: "Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado." ¿Quién conoce la
mente de un hombre sino el espíritu de ese hombre? Así, ¿quién conoce las cosas de Dios sino el Espíritu de
Dios? Y si el Espíritu de Dios permanece en nosotros, entonces nos hace saber cuál es la mente de Dios; hace
intercesión en los santos de acuerdo a la voluntad de Dios. Algunas veces existe la creencia que los hombres
que prevalecen en la oración pueden pedir lo que quieran; pero yo puedo garantizarles que cualquiera de ellos
les diría que ese no es el caso. Podrías acercarte a ese hombre y pedirle que orara por ti, pero no puede
prometerte que lo hará. Hay extrañas limitaciones para tales hombres, cuando sienten: "no saben cómo o por
qué, no pueden orar eficaces oraciones fervientes en ciertos casos, aunque desearían poder hacerlo". Como
Pablo, cuando intentaba ir a Bitinia, y el Espíritu no se le permitió; así hay peticiones que nosotros
naturalmente presentaríamos, pero estamos atados en el espíritu. Aparentemente podría no haber nada
objetable acerca de la oración; pero el secreto del Señor está con aquellos que le temen, y Él da insinuaciones
secretas acerca de cuándo y dónde Sus elegidos pueden tener esperanza de prevalecer. Él te da la promesa
que oirá tu oración de fe, siendo tú un hombre que camina con Él, lleno de Su Espíritu; pero al mismo
tiempo, Él no te da fe acerca de todo lo que cualquier persona quiera poner delante de ti: al contrario, Él te da
una discreción, un juicio y una sabiduría, y el Espíritu hace intercesión en los santos de acuerdo a la
voluntad de Dios.

Pienso que de esta manera he expuesto la doctrina muy claramente. Ahora unos cuantos minutos de
aplicaciones prácticas, como solían decir los viejos puritanos. Yo sólo aspiro a que nos sirvan de aplicación a
muchos de nosotros.

La primera consideración es que necesitamos orar pidiendo una gran bendición como iglesia. Yo creo que
activaría sus peticiones si les dijera que tenemos la intención de orar para que Dios envíe una bendición a la
iglesia en general. Muy bien. ¿Contamos con los elementos esenciales para el éxito? ¿Creemos en el nombre de
Jesucristo? Bien, yo creo que sí. No creo que se pueda encontrar alguna falla en la rectitud de nuestra fe,
aunque mucho debe ser confesado acerca de su debilidad. Prosigamos a la siguiente pregunta. ¿Estamos
llenos de amor hacia Dios y hacia nuestro prójimo? El doble mandamiento es que creamos en el nombre de
Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros. ¿Nos amamos los unos a los otros? ¿Caminamos en amor?
No hay ninguno de nosotros que sea perfecto en eso. Voy a comenzar la confesión reconociendo que no soy
lo que debería ser en ese respecto. Que la confesión se difunda por toda la iglesia, y que cada uno piense
cuán a menudo hemos hecho cosas desamoradas, y hemos pensado cosas desamoradas, y hemos dicho cosas
desamoradas, y hemos prestado atención a la murmuración desamorada, y no hemos extendido una mano
amorosa cuando debimos prestar ayuda, y más bien hemos empujado con nuestra mano sin amor al hombre
que estaba cayendo. Si en la iglesia de Dios hay una falta de amor, no podemos esperar que la oración sea
oída, pues Dios dirá: "Me piden prosperidad. ¿Para qué? ¡Para agregar más personas a una comunidad que
no tiene amor para consigo misma! Me piden conversiones. ¡Cómo!, ¿para traer más personas para que se
unan a una comunidad que no tiene amor?" ¿Esperan que Dios salve a pecadores que ustedes no aman, y
que convierta almas que a ustedes no les preocupan en lo más mínimo? Nuestro amor debe acompañar a la
almas a Cristo, pues, bajo la influencia del Espíritu Santo de Dios, el gran instrumento para la conquista
del mundo es el amor, y si los cristianos aman más que los musulmanes, y que los judíos, conquistarán a
los musulmanes y a los judíos; y si muestran menos amor, los musulmanes y los judíos los conquistarán.
La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, es el arma principal, y le sigue el comportamiento amoroso
y la conversación generosa de los cristianos hacia sus semejantes. ¿Cuánto amor tenemos? O más bien
debería preguntar: ¿qué tan poco amor tenemos?

La siguiente pregunta es: ¿estamos haciendo lo que es agradable delante de Dios? No podemos esperar
respuestas a la oración si no lo estamos haciendo. Háganse todos la pregunta: que cada miembro de la
iglesia, especialmente, responda esa pregunta. ¿Has estado haciendo últimamente lo que te gustaría que
viera Jesucristo? ¿Está tu casa ordenada de tal manera que agrade a Dios? Supón que Jesucristo visitara tu
casa esta semana, inesperadamente y sin ninguna invitación: ¿qué pensaría de lo que habría de ver? "Oh" -
dirá alguno- "yo sé que fulano de tal actúa muy inconsistentemente." ¡Amigo, te pido que pienses en ti! Ese
es el punto. Corrígete a ti mismo. A menos que los miembros de la iglesia de Dios hagan lo que es agradable
a Sus ojos, trancan la puerta para que no entre el crecimiento; impiden que las oraciones de la iglesia
tengan éxito. ¿Quién desea ser el hombre que entorpezca el camino del crecimiento de la iglesia de Dios
debido a la inconsistencia de su conducta? ¿Quién será culpable de algo así? Que Dios perdone a algunos de
ustedes. Podríamos hablar de algunos incluso llorando, pues, ¡ay!, aunque profesan ser seguidores de Cristo,
son tan inconsistentes que no son amigos sino enemigos de la cruz de Cristo.

La siguiente pregunta es: ¿permanecemos en Dios? El texto dice que si guardamos Sus mandamientos, Dios
permanece en nosotros y nosotros en Él. ¿Es así? Quiero decir, durante el día ¿pensamos en Dios? ¿En
nuestro negocio permanecemos todavía en Dios? Un cristiano no es alguien que corra a Dios en la mañana,
y otra vez por la noche, y lo use como un abrigo y como un suplente, como acostumbra hacerlo la gente con
un arco o un pórtico, al que corren para protegerse de un aguacero; sino que debemos permanecer en Dios, y
vivir en Él, desde la salida del sol hasta el ocaso, haciéndolo el objeto de nuestra meditación, y caminando
como delante de Él, sintiendo siempre: "Tú eres Dios que ve". ¿Qué sucede con ustedes, queridos amigos? Que
la pregunta circule de banca en banca y de corazón en corazón, y de mente en mente; que cada uno
responda por sí mismo.

Por último, ¿nos mueve a actuar el Espíritu de Dios, o se trata de otro espíritu? ¿Esperamos en Dios, diciendo:
"Señor, que tu Espíritu me diga qué decir en este caso, y qué hacer; gobierna mi juicio, subyuga mis
pasiones, mantén abatidos mis bajos impulsos, y que Tu Espíritu me guíe. Señor, sé para mí mejor que yo
mismo; sé alma y vida para mí, y en el triple reino de mi espíritu, alma y cuerpo, buen Señor, sé Tú
supremo Señor, para que en cada provincia de mi naturaleza Tu ley pueda ser erigida, y Tu voluntad
obedecida. Si todos fuéramos de esta mente, tendríamos una iglesia poderosa; pero entre nosotros hay una
multitud de toda clase de gentes, una multitud de toda clase de gentes que salió de Egipto, que cae en las
concupiscencias. El mal siempre comienza con ellos. ¡Que el Señor nos salve como iglesia de perder Su
presencia! La multitud de toda clase de gentes debe estar con nosotros para probarnos, pues el Señor ha
dicho: "Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega", y si intentamos erradicar la cizaña también
estaríamos arrancando el trigo. Sin embargo, de cualquier forma, pidamos al Señor que fortalezca al trigo
más que la cizaña. Una de dos cosas siempre sucede en una iglesia. Una es que el trigo ahogue a la cizaña o
que la cizaña ahogue al trigo. Que Dios nos conceda que el trigo domine a la cizaña en nuestro caso. Que
Dios conceda gracia a Sus siervos para que sean lo suficientemente fuertes para vencer al mal que les rodea,
y, habiendo hecho todo, que sean para la alabanza de la gloria de Su gracia, que también nos ha hecho
aceptos en el Amado. Que el Señor les bendiga, y esté con ustedes para siempre. Amén y Amén.

Porción de la Escritura leída antes del Sermón: 1 Juan 3; Isaías 1: 10-20

UN RUEGO EXCELLENTE

Por Charles H. Spurgeon sobre Oración


Una parte de la serie Metropolitan Tabernacle Pulpit
Traducción por Allan Aviles
“Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítame con tu salvación”. Salmo
106: 4.

¡Cuán benevolente de Su parte es que Dios formule oraciones para nosotros! Las pone en nuestra boca. Nadie
necesita decir: “yo no puedo orar porque soy incapaz de formar una frase”. Aquí tenemos una oración que
ya está preparada, que sería adecuada para el labio de cualquier persona presente, ya sea de alta o de baja
posición, rica o pobre, santa o pecadora. Y es todavía una mayor misericordia que el Dios que nos da así la
forma de orar, espere darnos el espíritu de oración, pues “el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad”. En
vista de que nosotros no sabemos pedir como conviene, Él “conforme a la voluntad de Dios intercede por los
santos”.

¡Cuán dulce bendición es que Él les dé la oración y les dé el poder para rezarla! Pero eso no es todo, pues
cuando la oración es presentada debidamente en la tierra, alguien espera allá arriba, con un oído atento y
una pronta intercesión, y toma la plegaria, la presenta delante del trono de Su Padre una vez que ha sido
perfeccionada por Su sabiduría y perfumada por Su mérito, y entonces el Padre sonríe, y la oración es
respondida con abundante bendición.

Mi ruego esta noche es que muchas personas aquí presentes tomen las palabras de nuestro texto y las
pongan sobre sus almas como carbones encendidos, y que luego el incienso humeante de la santa oración se
eleve al cielo y que el Señor perciba en ella, por medio de Jesucristo, un grato olor de paz.

Esta noche vamos a considerar nuestro texto bajo tres aspectos: primero, como una oración adecuada para
todo cristiano; en segundo lugar, como una petición apropiada para las almas angustiadas; me refiero a
cristianos que están desanimados y han perdido sus evidencias; y, en tercer lugar, como un clamor
conveniente para un pecador que ha despertado y que busca. Mis amados hermanos en la fe, síganme
entonces con el primer encabezado, mientras consideramos:
I. CUÁN ADECUADA ES ESTA ORACIÓN PARA CADA UNO DE LOS QUE ESTAMOS EN CRISTO
JESÚS.

Ustedes observarán que quien ora aquí, no está pidiendo un favor excepcional. Dice: “Acuérdate de mí…
según tu benevolencia para con tu pueblo”. No es una oración ambiciosa en que pida ser distinguido más
allá que el resto de la familia amada. No es una oración de alguien descontento que busque recibir alguna
bendición especial que le es negada al resto de la hermandad cristiana. Es un ruego que pide bendiciones
comunes a todos los santos. “Acuérdate de mí… según tu benevolencia para con tu pueblo”.

Y ésto nos sirve de lección para nuestras oraciones. Por ejemplo, la naturaleza me sugiere que debo orar para
ser salvado de todo dolor corporal, pero ese no es un favor que Dios conceda necesariamente a Su pueblo.
Muchos individuos de Su pueblo sufren aquí dolores agudísimos, algunos en las torturas del martirio y
otros cuando Él los toca con alguna enfermedad natural. Él no ha tenido nunca el propósito de librar del
dolor a Su pueblo. Él tuvo un Hijo sin pecado, pero nunca tuvo un Hijo que no sufriera. El Ser perfecto, el
Primogénito, tenía que experimentar que Sus manos y pies fueran perforados, y cada nervio debía
convertirse en el instrumento de una renovada agonía para Él.

Por tanto, yo no me atrevería a orar así: “Señor, líbrame de todo dolor físico”. ¿Por qué habría de pedirle yo
aquello que Él no ha concedido al resto de Su pueblo? Es más, si hubiese una copa en la mesa que fuera
amarga, y Él la destinara para los hijos, quiero recibir mi parte y con ella, Su amor.

Tampoco tengo derecho alguno de pedirle a Dios que me preserve en riquezas, o en una posición cómoda o que
me libre de la pobreza. Yo podría pedirle eso, pero siempre ha de ser con una completa sumisión a la voluntad
divina, pues ¿quién soy yo para que no deba ser pobre? Personas mucho mejores que yo han sido pobres, más
pobres que la probabilidad que tengo de ser pobre. ¿Por qué habría de esperar ir al cielo por un camino
allanado y cubierto de hierba, cuando otros han tenido que pisar pedernales que cortaban sus pies?
¿He de ser conducido a los cielos,
Sobre apacibles lechos de flores,
Mientras otros combatieron por el premio,
Y navegaron por sangrientos mares?

El deseo de escapar de toda forma de tribulación es natural en nosotros, pero que lo convirtamos en oración,
eso no es un dictado de la gracia. No; conténtense con la suerte común del pueblo de Dios. “¿Habría de ser
más el discípulo que su Maestro? ¿Habría de ser más el siervo que su Señor?” Debería bastarles esto: “Padre,
esté yo sano o enfermo, sea yo rico o pobre, sea yo honrado o despreciado, extiéndeme el favor que concedes a
Tu pueblo; y mis mayores deseos no podrían pedir más”.

Pero, por favor, a continuación observen que así como esta oración no pide nada más que la bendición
común, tampoco se contentaría con nada que fuera menos.

“Extiéndeme a mí ese favor, Señor,


Que concedes a Tu pueblo”.

Hermanos, el favor solicitado es el mismo favor que le es extendido al pueblo, pues nada que no fuera eso nos
bastaría. Hermanos míos, yo deseo y sé que también ustedes lo desean, recibir de Dios ese favor que es
eterno, ese favor que no tiene principio, ese sempiterno favor que estaba en la mente divina antes de que la
tierra existiera. También quieren recibir un favor inmutable, el favor que no cambia nunca. Aunque
nosotros cambiemos, el favor sigue siendo el mismo. ¿Qué harían si el favor de Dios fuera cambiante? ¿De
qué nos serviría Su amor, si ese amor pudiera ir y venir, si pudiera entregarse algunas veces y pudiera
suprimirse después? Necesitan un favor inmutable. Y yo sé que necesitan un favor ilimitado, pues sus
necesidades son ilimitadas. Necesitan el amor de Cristo que excede a todo conocimiento; necesitan ese amor
en todas sus cimas y sus simas; necesitan el propio corazón de Dios; necesitan Sus entrañas compasivas;
necesitan a un Salvador que sea uno con ustedes y ustedes uno con Él. No aceptarían ser disuadidos con
una corona; no aceptarían ser disuadidos con un imperio, o con todo lo que la tierra considera bueno o
grande. No necesitan más, pero tampoco necesitan menos que ese favor que el Señor extiende a los que ama,
a los que son el objeto de Su sagrada elección. Ni nada más. Ni nada menos.

A continuación, deben notar en esta oración, aquello que es digno de ser especialmente observado: quien
ruega en este caso, pide bendiciones sobre la misma base que el resto de los santos. Pueden observar que es
sobre la base de la gracia. Pide poder recibir el favor que Dios concede a Su pueblo. “Favor”. Si hay alguien
que es salvado pero ha sido un gran ofensor en contra de la ley de Dios, y ha sido inmoral, corrompido y
depravado, tiene que ser salvado por un favor.

Querido amigo cristiano, quienquiera que seas, para ti no existe ninguna otra manera en que pudieras ser
salvado, y tú lo sabes. Cuando el Señor extiende las bendiciones del pacto a pecadores empedernidos, es claro
que se las concede simplemente porque Él tendrá misericordia del que tenga misericordia. Y para ti, el favor
viene también exactamente de la misma manera. Yo estoy seguro de que no te atreverías a pedirle a Dios que
trate contigo sobre la base de méritos, pues ¿cuáles eran sus méritos, oh, ustedes, santos, cuáles eran sus
méritos sino merecer las llamas eternas? Tú no le pides al Señor que te extienda los tratos de la justicia,
antes bien, le pides que te recuerde con las compasiones de Su gracia.

¿Hay algún cristiano profesante aquí, que rehúse estar en términos como éstos, y que no quiera venir a Dios
para pedirle el favor de una misericordia gratuita? Entonces, amigo, tú no eres un hijo de Dios. Sin importar
en qué otras cosas difieran los hijos, nunca están en desacuerdo en ésto: que “la salvación es de Jehová”, y
que es por gracia y solamente por gracia. Tu lugar no es el de un hijo, “No son sus hijos”, a menos que
consideres incluso el pan que comes o el vestido que llevas como dones de la caridad divina, y a menos que
encuentres toda tu esperanza de perdón del pecado y de la aceptación al final, enteramente sobre la base del
favor espontáneo, inmerecido y gratuito del Señor tu Dios.

Bien, vean entonces que aquello que pedimos es lo que Él otorga a todo Su pueblo, ni más ni menos; y
pedimos eso no como algo que nos sea debido, sino como un favor, un favor por el cual le bendeciremos en la
vida y le bendeciremos en la muerte, si Él se dignara acordarse de concedernos ese favor.
Considerando todavía nuestro texto como la oración del cristiano, quisiera observar que, de conformidad al
texto, él desea que se den los mismos resultados que se dan en el caso de todo el pueblo de Dios, pues agrega:
“Visítame con tu salvación”.

Amados, el favor de Dios acaba en salvación, y esa palabra: “salvación” es un término muy amplio. Si leen
el Salmo, verán que el Salmista lo usa evidentemente, primero, en el sentido de liberación. Los hijos de Israel
llegaron al Mar Rojo y tenían miedo de ser destruidos allí, pero Dios los condujo a través de las
profundidades como a través del desierto. Bien, entonces, cuando yo elevo esta oración: “Acuérdate de mí, oh
Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo”, quiero decir esto: “Cuando me encuentre en cualquier
angustia, te pido que me ayudes a atravesarla. Así como Tú abriste un camino a través del mar para Tu
pueblo, en tiempos antiguos, así abre un camino para mí”.

¡Oh, cuán a menudo hace eso Dios por nosotros! Cuando pareciera que los obstáculos son casi infranqueables
–cuando pareciera que nuestro juicio nos falla y no podemos hacer nada más- hemos estado prestos a decir:
“¡Ay, Señor!, ¿qué haremos?” Entonces nuestra condición extrema ha sido la divina oportunidad, y a través
de las profundidades del mar, Él ha conducido a Su regocijado pueblo.

Entonces, la palabra ‘salvación’, en el Salmo, incluye evidentemente en su significado, el perdón de los


pecados, pues, cuando leímos el Salmo, ustedes recordarán de qué modo son mencionados los pecados de
Israel una y otra vez. Pero se agrega: “Con todo, él miraba cuando estaban en angustia, y oía su clamor”.
Entonces, si uso esta oración, he de querer decir precisamente esto: “Señor, Tú estás acostumbrado a perdonar
a Tu pueblo. Perdóname. Tú deshaces como una nube sus pecados. Borra los míos. Además, Tú ayudas a Tus
hijos a vencer sus pecados. Ayúdame; santifica mi espíritu, mi alma y mi cuerpo. Tú preservas a Tu pueblo
en la tentación, y lo sacas de ella. Benevolente Pastor, guárdame como a uno de Tu rebaño. Tú salvas a Tus
hijos en la hora del gran peligro, y por eso como su día será su fuerza. ¡Oh!, infinito preservador de Tus
amados, cúbreme con Tus plumas, y bajo Tus alas permíteme confiar. ¡Que Tu verdad sea mi escudo y mi
adarga!”
Yo pienso que esta es una oración muy, muy dulce. “Visítame con Tu salvación cuando estoy en mi lecho
dando vueltas de un lado a otro, y haz que me levante, si es Tu voluntad. Visítame cuando soy calumniado,
y cuando mi nombre es desechado como malo, y anima el corazón de Tu siervo. Visítame cuando estoy en
aguas profundas y los abismos me cubren, y cuando me hundo en el profundo lodazal donde no hay
ningún apoyo. Ven y demuestra Tu poder salvador. Visítame a la hora de mi muerte. Cuando las gélidas
corrientes del último río me rodeen, visítame con Tu salvación. Trata conmigo entonces como has tratado
con Tus santos siempre que han atravesado el valle de la sombra de muerte. Que Tu vara y Tu cayado me
consuelen. Visítame con Tu salvación”.

Yo sugiero, hermanos míos cristianos, que esta oración les puede servir mientras vivan, y les puede servir
cuando mueran. Es una oración apropiada para decirla en la mañana y en la noche, para los jóvenes y para
los viejos, para los días de júbilo y para los días de desconsuelo. ¡Esta es una bendita oración que debe estar a
menudo en sus labios!

Sólo haremos una observación más sobre esta oración en referencia al cristiano. Pueden observar que en todo
momento se trata de una oración personal. Nuestras oraciones no siempre han de ser personales. Nuestro
Salvador no nos enseñó a decir: “Padre mío”, sino “Padre nuestro que estás en los cielos”. Sin embargo, a
pesar de todo ello, quien no ora nunca por sí mismo, en singular, nunca oró bien por los demás, en plural. Si
nunca has dicho: “Señor, acuérdate de mí”, no has llegado tan lejos como llegó el ladrón en la cruz. No estás
calificado del todo para ir tan lejos como fue Abraham en el encinar de Mamre, cuando intercedió por otros.
Aquel que tiene el corazón más grande debe verificar que su propia salvación sea segura.

Entonces, querido amigo mío, cristiano profesante, permíteme que te pida que tomes la oración en la primera
persona del singular, y digas: “Señor, acuérdate de mí según tu benevolencia para con tus elegidos”. Yo
elevo esa oración. Si Tú me llamas, Señor, para ministrar a este gran pueblo, te pido que como sea mi día así
sea mi fuerza. Como Tú has tratado con otros siervos tuyos que se encontraron en una posición semejante,
trata conmigo de la misma manera.
Ancianos y diáconos, con su responsabilidad a sus espaldas, pidan que el Dios de Esteban y el Dios de Felipe
sea con ustedes, y les extienda el favor que les extendió a ancianos y diáconos en tiempos antiguos. Madres,
padres, pidan la gracia que Él da a los padres cristianos. Hijos, siervos, pidan la gracia que acostumbra dar
a aquellos de su misma condición. Ustedes, que son ricos, pidan a menudo no ser privados del favor divino,
pues esas cosas son a menudo peligrosas. Ustedes, que son pobres, pidan que Él haga que lo poco que poseen
sea suficiente, pues eso lo endulza todo. Ustedes, que están saludables, digan esta oración para que el vigor
del cuerpo no sea la debilidad de su alma. Y tú, que tienes en tu mejilla el febril rubor de la tuberculosis –tú,
que estás débil y a punto de partir- ya tienes listo tu canto fúnebre. Helo aquí: “¡Señor, acuérdate de mí!
Acuérdate de mí, oh Señor, según tu benevolencia para con tu pueblo; oh, visítame con Tu salvación”.
Entrego esa oración a cada corazón cristiano aquí presente, y pido que el Espíritu Santo la grabe allí. Es
también:

II. UNA ORACIÓN APROPIADA PARA ALMAS DEPRIMIDAS Y ABATIDAS.

Esas almas son el pueblo de Dios, y ahora les entregamos esta oración, y confiamos que, al momento de
elevarla, reciban: “óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado”. Yo les
pido que miren esta oración muy brevemente, pero con una intensa mirada. Notarán que aquí se tiene el
caso de que un buen hombre pareciera ser olvidado. Quien escribió este Salmo es un hombre bueno, es un
hombre inspirado y, sin embargo, dice: “Acuérdate de mí, oh Jehová”. ¿Se consideraba olvidado? Temía serlo.
Ha habido otros santos de Dios que han experimentado ese temor. Sí, una iglesia entera ha laborado algunas
veces bajo ese temor. Sion dijo: “Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí”. Así puedes ser olvidado –según lo
piensas- y, no obstante, podrías ser muy amado por Dios, tan amado, como lo fuiste siempre.

Nota, a continuación, hijo de Dios, que cuando tú entras en esa condición, la mejor oración que pudieras
elevar es la oración de un pecador. ¿Por qué la llamo: la oración de un pecador? Bien, porque me recuerda
mucho al ladrón agonizante. Decir: “Señor, acuérdate de mí”, fue una oración muy apropiada para él. ¡Oh,
hijo de Dios!, si dudas de tu propia salvación, no disputes acerca de ella, sino acude como un pecador; usa la
oración de un pecador; comienza donde el moribundo ladrón comenzó, diciendo: “Señor, acuérdate de mí”.
Yo le recomendaría a cualquier cristiano que esté sumido en la oscuridad y que hubiere perdido sus
evidencias, que acuda de inmediato a través de la vieja ruta que los pecadores han recorrido desde hace
tiempo. “Iré a Jesús, aunque mi pecado se eleve como un monte”. Conozco Sus atrios, entraré allí”. Acude a Él.
Anda incluso ahora mismo.

También observarán que para un alma desalentada es bueno que recuerde que todo lo que pudiera obtener de
Dios en el futuro tiene que ser como un favor. “Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia”. Yo tengo
presente ésto cuando hablo con el hijo de Dios que está en la luz; pero es inclusive más importante que
consideremos ésto, cuando hablemos con el hijo de Dios que está a oscuras, pues el peligro es que te vuelvas
legalista cuando estás abatido. Tu propia conciencia y Satanás, conjuntamente, comenzarán a asediarte
con métodos legales para alcanzar el consuelo. Todos ellos son estériles. Sigue la ruta de la gracia. Lo que
necesitas es gracia inmerecida, ya que ninguna otra cosa sería adecuada para ti. Clama: “Acuérdate de mí,
oh Jehová, según tu benevolencia”. ¡Dame aquello que no podrías darme como un mero asunto de justicia!
¡Trátame como no podrías tratarme si me vieras como un culpable delante de Ti! Trata con benevolencia a Tu
siervo. Hazlo como un favor, pues sólo eso podría restaurarme”.

Y luego, a continuación, es bueno que la persona que está acongojada, recuerde que el favor de Dios hacia Su
propio pueblo no cambia, pues este buen hombre, aunque le pedía a Dios que se acordara de él, evidentemente
no tenía absolutamente ninguna duda de que Dios tenía un favor disponible para Su propio pueblo. No hay
nada mejor que tener sana doctrina para recibir consuelo. Si un hombre duda de la perseverancia de los
santos, y cree que Dios desecha a Su pueblo, yo realmente no veo qué podría hacer cuando se viera sumido en
la angustia mental. Pero si se apegara a ésto: “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los
limpios de corazón. En cuanto a mí, Él podría haberme olvidado. Me temo que yo no soy uno de los Suyos,
pero yo sé que Él no olvidaría a los Suyos”, bien, entonces el hecho de la inmutabilidad de Dios para con Su
pueblo se convierte, por decirlo así, en un argumento; y nos presentamos delante del Señor con un mejor
ánimo y una mayor esperanza, y le decimos: “Señor, puesto que Tú no cambias para con ellos, cuéntame
entre ellos, y permite que Tu amor eterno se derrame sobre mi pobre espíritu desconsolado y quebrantado.
Acuérdate de mí –de esta pobre criatura caída y rebelde- con el favor, con la gracia inmerecida que Tú le
otorgas a Tu pueblo”. Es bueno aferrarse a la verdad, pues puede servirnos como un ancla en el día de la
tormenta.

Además, permítanme que me dirija a los deprimidos, para recordarles que la oración es instructiva pues
muestra que todo lo que es necesario para un espíritu desamparado y olvidado, es que Dios lo visite de
nuevo. “Acuérdate de mí, oh Jehová”. Que cualquier otra persona se acordara de mí no me haría ningún bien,
pero si Tú tuvieras un pensamiento para con Tu siervo, todo está hecho. Señor, el pastor me ha visitado y ha
intentado darme ánimo. Tuve una visita en la predicación del Evangelio tanto en la mañana como en la
noche de Tu día. Acudí a Tu mesa, y no recibí ánimo allí. ¡Pero, visítame Tú!

Una visita de Cristo es el remedio de todas las enfermedades espirituales. Yo les he recordado frecuentemente
aquel mensaje dirigido a la iglesia de Laodicea. La iglesia de Laodicea no era ni fría ni caliente, y Cristo
dijo que la vomitaría de Su boca; pero, ¿saben cómo se refiere a ella, diciendo que la curaría? “He aquí, yo
estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Ese no es un mensaje dirigido a los pecadores. Evidentemente es un mensaje para una iglesia de Dios, o para
un hijo de Dios que ha perdido la presencia y la luz del rostro de Dios. Todo lo que necesitas es una visita de
Cristo. Todo lo que necesitas es que sea restablecida una vez más tu comunión; ¡y yo bendigo al Señor
porque Él puede hacer eso súbitamente, en un momento! Él puede poner tu alma “antes que lo supieras, entre
los carros de Aminadab”.

Tú pudieras haber venido aquí esta noche tan muerto en tu alma como podrías estarlo, pero los chispazos de
la vida eterna pueden alcanzarte y reavivar una vez más el alma adentro, dentro de las costillas de tu vieja
naturaleza muerta. Tú podrías haber sentido como si todo hubiese terminado, y la última chispa de gracia
hubiese desaparecido, pero cuando el Señor visita a Su pueblo, hace que el páramo y el lugar solitario se
regocijen, y hace que el desierto florezca como la rosa. Oro pidiendo que pueda ser una hora feliz para ti,
porque se cumple la oración: “Visítame con tu salvación”.

Siento una gran simpatía para con aquellos que están abatidos. ¡Que Dios, el consuelo de los abatidos, los
consuele! Que libere a los que están atados con cadenas; y para ustedes, solitarios, ¡que los ponga en
familias! Y yo no conozco un método más sabio que pudieran seguir, que clamar incesantemente a Él; y
ésta ha de ser su oración: “Acuérdate de mí –de mí- con el favor que otorgas a Tu pueblo; oh, visítame con Tu
salvación”. Y ahora, viene nuestro último punto. Es:

III. UNA ORACIÓN MUY APROPIADA PARA LOS PECADORES QUE HAN DESPERTADO PERO QUE
NO HAN SIDO PERDONADOS.

Hay algunas personas de esa índole en esta casa. Yo sé que aquí hay pecadores que no han sido perdonados.
Sólo espero que algunos de ellos hayan sido despertados para conocer el peligro de su estado. Si lo han sido,
que Dios los ayude a decir esta oración, porque, primero, es una oración humilde. “Señor, acuérdate de mí”,
que es tanto como decir: “Señor, dedícame un pensamiento. Yo soy un pobre pecador miserable. No soy digno
de atención pero, Señor, al menos recuérdame. No me ignores, oh sanador de las almas enfermas por el
pecado. No me ignores. Oye mi clamor; responde a mi angustia; considera los deseos de mi alma.
“¡Acuérdate de mí!”

Es también una sentida oración. No hay duda de que fuera sentida por la forma en que la dijo este hombre
inspirado. Al momento de leerse transpira vida. ¡Oh, querido corazón!, si tú necesitas un Salvador, búscalo
con denuedo. Si puedes aceptar un “no” como respuesta, recibirás un “no” como respuesta, pero si la única
opción fuera esta: “¡Dame a Cristo, o muero! Tengo que recibir la misericordia”, la tendrás.
Cuando quieras recibirla, habrás de recibirla. Cuando Dios te conduzca a agonizar ansiando una bendición,
la bendición no se demorará.
Noten que esta oración que les recomiendo, no sólo es humilde y sentida, sino que es una oración dirigida
de la manera correcta. Está dirigida únicamente a Dios. “Acuérdate de mí, oh Jehová. Visítame, oh Jehová,
con tu salvación”. Toda nuestra ayuda está allá. No hay ninguna ayuda aquí. No hay ninguna ayuda en
ningún hombre. Ningún sacerdote puede ayudarte; tampoco pueden hacerlo ni amigos ni ministros.
Cuando ustedes recurren a nosotros, podríamos decirles lo que el rey de Israel le dijo a la mujer en Samaria,
cuando estaba completamente copada por el asedio: “Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del
granero, o del lagar?” No hay nada que nosotros podamos hacer. “¡Vana es la ayuda de los hombres!”
Vuelvan sus ojos únicamente a Dios, a la cruz donde Cristo sufrió. Miren allí, y únicamente allí, y que ésta
sea su oración: “¡Señor, acuérdate de mí!”

Cuando el ladrón estaba agonizando, no dijo: “Juan, ora por mí”. Juan estaba allí. El ladrón no miró a la
madre de Cristo diciendo: “Virgen santa, ora por mí”. Podría haberlo dicho. Él no se dirigió a ninguno de los
apóstoles ni a los santos acompañantes que estaban en torno a la cruz. Él sabía adónde mirar, y, volviendo
sus ojos agonizantes hacia Aquel que sufría en la cruz central, no dijo otra oración que ésta: “Señor,
acuérdate de mí”. Es todo lo que necesitas. Ora pidiéndole a Dios, y sólo a Dios, pues sólo de Él debe venirte la
misericordia.

Oh pecador, si quieres usar esta oración, observa además que es una oración personal para ti. “Señor,
acuérdate de mí”. ¡Oh!, si pudiésemos lograr que los hombres pensaran en ellos mismos, la mitad de la
batalla estaría ganada. ¿Quién eres tú? ¿Quién eres tú? Yo quisiera poner esta oración en tu boca,
quienquiera que seas, “Señor, yo he sido hoy un quebrantador del día de reposo. He pasado toda su parte
inicial, de una manera inadecuada; pero, Señor, acuérdate de mí”. “Oh Dios, yo he sido un borracho. He
quebrantado todas las leyes de la sobriedad, e incluso he blasfemado Tu nombre; pero, Señor, acuérdate de
mí”. ¿Hay alguien aquí en cuya boca pudiera poner palabras como éstas?: “Señor, me presento temblando
ante ti, pues soy una mujer pecadora. Señor, acuérdate de mí. Visítame con el favor que otorgas a Tu pueblo.
Así como miraste a la mujer de Samaria, mírame así a mí”. ¿Hay alguien aquí que haya sido un ladrón,
casi avergonzado de oír mencionar esa palabra, porque los que se sientan cerca podrían mirarle? Bien, ésta
es especialmente la oración del ladrón: “Señor, acuérdate de mí”. ¡Cómo desearía recorrer todos los lugares en
que están sentados! No sabría quiénes son ustedes, pero, ¡oh!, si pudiera, pondría ésto directamente en su
corazón: “Señor, acuérdate de mí”. Allá arriba, en el palco superior, donde difícilmente pueden oír, y no
pueden ver, estás en un buen lugar para orar, en un lugar primordial, allí escondido en el rincón, y para
expresar el clamor: “¡Oh Dios, acuérdate de mí!”

Además, esta oración es una oración evangélica. Dice: “Acuérdate de mí… según tu benevolencia”. Todo lo
que un pecador recibe le llega como un acto de benevolencia. No puede llegarte de ninguna otra manera, pues
si recibieras lo que mereces, no recibirías nada de amor, nada de misericordia, nada de gracia. ¡Oh, pecador!,
acude a Dios sobre la base de la clemencia y di: “Por causa de Tu nombre, y por causa de Tu misericordia, ten
piedad de mí, ya que soy un pobre individuo que no merece nada”. Es una oración evangélica.

Además, me parece que es una oración argumentadora. “¿Dónde está el argumento?”, preguntas. Bien, está
aquí: “Tú has otorgado favores a Tu pueblo. Señor, concédeme un favor a mí”. Es siempre un buen
argumento que le pidieras a un hombre que te extienda una amabilidad si ya lo ha hecho para con otros. Si
somos muy pobres, nosotros generalmente decimos: “Fulano de tal ha estado ayudando a gente pobre como
yo”. Hay un tipo de argumento implícito y es que él te ayudará, si estuvieras en el mismo caso. ¿Puedes
verlo? Allá están las puertas del cielo. ¿Puedes soportar el resplandor de esas perlas gigantescas? Sin
embargo, no es eso lo que quiero que veas. ¿Los ves a ellos? ¿Ves a quienes entran a torrentes en largas filas?
Atraviesan como un poderoso río. Hay cientos, hay miles, hay decenas de miles de ellos. ¿Quiénes son ellos?
¿Quiénes son ellos? Son pecadores, todos ellos, –tal como soy yo, querido amigo- tal como eres tú. Ahora
están vestidos de blanco, pero sus vestiduras fueron una vez completamente negras. Pregúntales, y les oirás
decir que lavaron sus ropas y las emblanquecieron en la sangre del Cordero. Pregúntale a cada uno de ellos
cómo es que entró tan felizmente a través de esas puertas de perla, en la ciudad de calles de oro, y todos te
dirán “a coro”, que ellos:
“Atribuyen la salvación al Cordero;
La redención, a Su muerte”.

¡Oh!, yo incluso voy a entrar sin complicaciones de esa manera. ¡Ah!, a través del Salvador de los pecadores
espero encontrar un pasaje al cielo de los pecadores, donde los pecadores que fueron blanqueados moran para
siempre. Hay un argumento en la oración. Yo espero que tengan la habilidad de usarlo hasta prevalecer.

Además, yo le recomiendo esta oración al pecador que ha despertado, porque es una oración para un alma
indefensa, pues dice: “¡Oh!, visítame con tu salvación”. Hay pacientes en Londres que estarían muy felices
de ser recibidos en un hospital. Estarían felices si pudieran ser llevados mañana por la mañana a algunas
de esas nobles instituciones, para ser cuidados allá. Pero hay personas que están peor que ellos, pues hay
algunos que no podrían ser transportados a un hospital, ya que podrían morir en el camino. Si han de ser
sanados del todo alguna vez, están en una condición tan mala, que el doctor tiene que visitarlos. ¡Oh!, y ése
es también el caso de algún pecador, y algunos lo sienten, y por esto tenemos la oración: “Visítame con
tu salvación”. “Aquí, Señor, me postro delante de Ti, tan arruinado por el pecado que escasamente puedo
volver mis ojos a la cruz; estoy muy ciego. Es cierto que Tu gracia puede salvar, pero mi mano está
paralizada, y no puedo asir Tu gracia. Es verdad que Tu amor puede penetrar mi corazón, pero, ¡ah!, mi
corazón se siente tan duro; entonces, ¿cómo puede entrar allí Tu amor? Oh, Salvador, Tú tienes que hacerlo
todo por mí, pues mi caso es desesperado”. Cristo ama tales casos. Él vino a buscar y a salvar, no a los medio
perdidos, sino a los perdidos. Deposita tu caso desesperado en Sus manos, ya que Él ha salvado a pecadores
desesperados miles de veces, y los seguirá salvando todavía. Yo pido que antes de que descanses esta noche,
antes de que te retires a tu cama, y te atrevas a cerrar tus ojos, que ésta sea la oración de tu corazón:
“Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítame con tu salvación”.

No puedo hacer más que dejarlo en manos del Espíritu Eterno. Que Él bendiga la palabra, por Cristo Jesús.
Amén.
Nota del traductor:
El Salmo 106: 4 en la Versión King James dice así: “Remember me, O Lord, with the favour that thou
bearest unto thy people: O visit me with thy salvation.” Una traducción literal sería: “Acuérdate de mí, oh
Jehová, con el favor que concedes a tu pueblo; visítame con tu salvación”. No encontré ninguna versión en
español que se asemejara a “con el favor que concedes a tu pueblo”. El sermón del pastor Spurgeon enfatiza
la palabra ‘favor’, que no se encuentra en nuestras versiones. Por tanto, en este caso, ‘favor’ y ‘benevolencia’
son equivalentes.

EL DELEITE DE DIOS EN LAS ORACIONES DE LOS RECTOS

Por John Piper sobre Oración


Una parte de la serie The Pleasures of God
Traducción por David Acuña Astorga
Proverbios 15:8.
El sacrificio de los impíos
es abominación al Señor,
Mas la oración de los rectos
es su deleite.

La semana pasada, dimos la vuelta a la esquina en nuestra serie de los deleites de Dios. Hasta ese entonces,
nos habíamos enfocado en los deleites de Dios con sus propias perfecciones y con sus propias obras de
creación y providencia. Pusimos énfasis en su autosuficiencia y en su abundante plenitud de gozo y
libertad soberana de toda coerción, restricción, soborno o chantaje.

La Pregunta Práctica Más Importante


Luego, la semana pasada, nos volvimos a considerar qué tipo de respuestas humanas le darían a Dios
deleite. Desde un punto de vista práctico, la siguiente pregunta parece ser la más importante de todas: ¿Cómo
puedo yo, un pecador, deleitar a Dios? ¿Qué puedo hacer o cómo puedo ser para que Dios se deleite conmigo?

Si no Hubiera Forma de Deleitar a Dios...

Yo asumo que si incluso Dios me permitiera entrar en el Cielo siendo una persona totalmente desagradable
para Él, no sería el Cielo, sino el Infierno. ¿Cómo podríamos resistir vivir en la presencia de Dios si Él sólo se
volviera hacia nosotros con actitud de disgusto y no encontrara nada para deleitarse cuando nos mirara?

Pablo dijo en 2 Corintios 5:9 que, ya sea en el Cielo o en la Tierra, su propósito sería agradar a Dios.
Viviríamos una eternidad de miseria si no hubiera forma en que pudiéramos darle una respuesta a un Dios
santo que le deleitara o le complaciera.

¿Por Qué Pasar Tanto Tiempo Tratando el Tema del Deleite de Dios Consigo Mismo?

Alguien podría preguntarme, si esta era la pregunta práctica más importante, por qué pasé siete semanas
hablando del deleite de Dios consigo mismo en vez de ir directo a la parte práctica de cómo podemos nosotros
deleitar el corazón de Dios.

La respuesta es que la visión de Dios desarrollada en estos siete mensajes forma los cimientos de mi
esperanza en que yo, siendo pecador, todavía pueda ser capaz de deleitar a Dios. ¡Y una esperanza como esa
requiere de fuertes cimientos! El cómo ves a Dios determinará tu idea de cómo puedes agradar a Dios. Y cómo
una persona decide tratar de agradar a Dios es la decisión más fatídica que podría tomar.

¿Qué pasaría si descubrieras (como pasó con los Fariseos) que has dedicado toda tu vida a tratar de agradar
a Dios, pero todo el tiempo has estado haciendo cosas que a la vista de Dios eran abominaciones? Alguien
podría decir que no cree que eso sea posible, que Dios no rechazaría a una persona así. ¿Ves lo que esa persona
hizo? Él ha basado su convicción sobre lo que agradaría a Dios en su idea de cómo es Dios. Es por esto,
precisamente, que debemos comenzar con el carácter de Dios. Por eso, tuvimos que comenzar con los deleites
de Dios consigo mismo.

Los Cimientos de la Esperanza para los Pecadores Desesperados.

En estos mensajes, vimos que Dios no tiene necesidades las cuales se pueda requerir que yo satisfaga. Dios
no tiene deficiencias que yo pueda ser requerido a suplir. Él está completo en Sí mismo. Él desborda
felicidad en compañía con la Trinidad. El resultado de todo esto es que Dios es un manantial, no un
abrevadero. Un manantial se reabastece solo. Fluye y se abastece constantemente. Un abrevadero requiere de
una bomba o de personas con baldes para ser llenado. Por lo tanto, se glorifica a un manantial al beber, no
llevando el agua a la cima de la montaña para verterla en el. Y ya que así es Dios, no nos sorprende aprender
de las Escrituras (y nuestra fe se fortalece para aferrarnos) que la forma de agradar a Dios es venir ante Él
para obtener y no para dar, para beber y no para llevar agua.

Mi esperanza como un pecador desesperado que vive en el desierto de la injusticia se sostiene de la siguiente
verdad bíblica: Dios se deleitará con la única cosa que tengo para ofrecer, mi sed. Es por eso que la soberana
libertad y la autosuficiencia de Dios son tan preciadas para mí. Son los cimientos de mi esperanza en que
Dios no se deleita con los recursos de las personas con baldes, sino que con la inclinación de los pecadores
quebrantados para beber de la fuente de la gracia.

O, como dije la semana pasada,

No se deleita en la fuerza del caballo,


ni se complace en las piernas ágiles del hombre.
El Señor favorece a los que le temen,
a los que esperan en su misericordia.
En otras palabras, esta buena noticia indescriptible para los pecadores desamparados (que Dios no se deleita
cuando le ofrecemos nuestra fuerza, sino cuando esperamos en las suyas), esta buena noticia que tanto
necesito escuchar una y otra vez se basa firmemente en la visión de un Dios soberano, autosuficiente y libre.
La razón por la que no fuimos directamente a la pregunta práctica de cómo puedo agradar a Dios es doble:

1. Nuestros esfuerzos para deleitar a Dios se convertirán, seguramente, en autoexaltantes y legalistas si


no tuviéramos esta visión de Dios.
2. Nuestra esperanza en la gracia sobreabundante de Dios, simplemente, no resistirá si no está
cimentada firmemente en la doctrina de Dios.

La Oración como Consecuencia de Nuestra Sed.

Hoy, vemos un texto que expande la buena noticia de las respuestas humanas que deleitan a Dios. Se podría
decir que el texto de hoy es una aplicación específica o un resultado del texto de la semana pasada. El texto es
Proverbios 15:8:

El sacrificio de los impíos


es abominación al Señor,
mas la oración de los rectos
es su deleite.

Mi esperanza es que el efecto de este mensaje no sólo será que te sientas alentado a orar, sino que,
principalmente, que la naturaleza de Dios como fuente de gracia gratuita se reafirme, que Dios se deleita en
mayor medida no con demandar cosas, sino que con satisfacer necesidades. La oración es su deleite, pues la
oración muestra los alcances de nuestra pobreza y las riquezas de Su gracia. La oración es la maravillosa
transacción donde la riqueza de la gloria de Dios se magnifica y donde se satisfacen las peticiones de
nuestra alma. Por lo tanto, Dios se deleita con las oraciones de los rectos.
Ahora, meditemos en Proverbios 15:8 al hacernos algunas preguntas y al investigar por qué Dios aborrece
los sacrificios de los injustos y se regocija por las oraciones de los rectos.

¿Cómo Puede un Sacrificio Ser una Abominación ante Dios?

Mi primera pregunta es la siguiente: ¿Cómo puede algo tan bueno como un sacrificio a Dios, algo que Dios
ordenó en el libro de Levítico, volverse una abominación para el Señor? La primera parte de nuestro texto dice:
"El sacrificio de los impíos es una abominación al Señor".

Dios se Enfoca en la Condición del Corazón.

La respuesta parece ser que un acto que es bueno en sí mismo puede volverse malo para Dios cuando se hace
con la disposición interna incorrecta. Un acto externo que nos parece piadoso puede parecer horrible ante los
ojos de Dios, pues viene de un corazón que está equivocado. Parece existir un principio implicado aquí, que
sería algo como esto: la belleza de un acto es el resultado de la belleza interna y la maldad de un acto es el
resultado de la maldad interna.

Debido a que Dios siempre mira el corazón (1 Samuel 16:7), Él siempre ve los actos resultantes no como los
hombres los ven, sino como extensiones de lo que Él ve en el interior. Ya sean nuestros actos inmorales, como
robar o adulterar, o sean morales, como ir a la iglesia y hacer servicio comunitario, todos serán abominables
ante los ojos de Dios si nuestro corazón no es recto.

Pablo enseña lo mismo cuando dice en Romanos 14:23: "todo lo que no procede de fe, es pecado". Y Hebreos
11:6 enseña esto cuando dice: "Y sin fe es imposible agradar a Dios". De hecho, en Hebreos 11:4, se trata el
mismo asunto del sacrificio que en Proverbios 15:8, en concreto, por qué Dios aceptó el sacrificio de Abel y no
aceptó el de Caín. Esto se debe a que el sacrificio de Abel fue ofrecido por fe y el de Caín no. Y sin fe, un
sacrificio no es un deleite para Dios, sino que es una abominación.
De manera que, respondo nuestra primera pregunta diciendo que la razón de que un buen acto (como un
sacrificio) pueda ser una abominación para Dios es que Dios ve un acto como un resultado o una extensión
de la condición del corazón. Si el corazón es impío, los actos que lleva a cabo, sin importar cuan piadosos o
morales sean, son abominaciones para Dios.

Una Posible Objeción

Existe una posible objeción a esto. Una persona podría decir que cuando se lee a profetas como Isaías y Amós,
la razón por la que Dios desprecia profundamente los sacrificios y las oraciones de los malvados no es su
disposición interna, sino su comportamiento exterior cuando no están en el templo.

Por ejemplo, en Isaías 1:13, el profeta dice: "No traigáis más vuestras vanas ofrendas, el incienso me es
abominación. Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas: ¡no tolero iniquidad y asamblea solemne".
Luego, en el versículo 15 (al final) y en el 16, Isaías dice por qué Dios se disgusta tanto con la adoración de
Su gente: "Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras obras de
delante de mis ojos; cesad de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor,
defended al huérfano, abogad por la viuda".

Así que, ¿no se debe que Dios aborrezca los sacrificios de los impíos, simplemente, a que Él aborrece la
inconsistencia de alguien que es sinvergüenza durante la semana y piadoso el domingo?

El problema con esta objeción es que no va al corazón del asunto. Sí, Dios aborrece la inconsistencia. Pero,
cuando un impío viene ante Dios y hace un sacrificio con un corazón penitente, Él acepta su sacrificio. Ese
es todo el propósito de la ofrenda de culpa. Una persona que ha estado llena de pecado durante la semana
puede ser aceptada a través del sacrificio, cuando éste está acompañado de un corazón arrepentido.

De manera que, lo que Isaías realmente está diciendo es que la razón por la que Dios aborrece los sacrificios
de los impíos es que ellos vienen ante el Señor con corazones que no están quebrantados por sus pecados y
sin una intención real de abandonarlos. Y esta condición del corazón de testarudez e impenitencia es el por
qué de que sus sacrificios sean una abominación para Dios.

Así que, creo que nuestra conclusión es se sostiene: los sacrificios de los impíos son una abominación porque
Dios ve todos nuestros actos como extensiones o resultados del corazón y, cuando el corazón está mal, la
acción está mal, ya sea secular o religiosa la persona.

¿Qué Es un Corazón Recto?

Mi segunda pregunta es: ¿Cuál es la esencia de la maldad de este corazón? O, más importantemente, ¿qué es
lo opuesto de este corazón? ¿Qué hace que el corazón de una persona sea recto en vez de impío, para que sus
oraciones deleiten a Dios en vez de ser abominaciones ante Él? Sólo mencionaré dos características del
corazón recto.

El Corazón que Tiembla Ante la Palabra del Señor

El primer signo del corazón recto es que tiembla ante la palabra del Señor. Saco esto de Isaías 66, que trata
el mismo problema de algunos que adoran a Dios en una forma que le agrada y otros que le adoran en una
forma en que no le agrada. El versículo 3 describe a los impíos que le llevan sus sacrificios. Dice: "El que
mata un buey es como el que mata a un hombre, el que sacrifica un cordero como el que desnuca un perro".
En otras palabras, sus sacrificios son una abominación.

¿Por qué? El versículo 4 dice: "Porque llamé, mas nadie respondió, hablé, mas no escucharon". Sus
sacrificios eran abominaciones para Dios, porque la gente estaba sorda a Su voz.

¿Pero qué hay de aquellos cuyas oraciones Dios sí escuchó? El versículo 2 dice: "Pero a éste miraré: al que es
humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra". Así que, lo que concluyo de esto es que el
primer signo de los rectos, cuyas oraciones deleitan a Dios, es que ellos tiemblan ante la palabra de Dios.
Estas son las personas a las que el Señor mirará.
La oración de los rectos que deleita a Dios viene de un corazón que primero se siente precario en la presencia
de Dios. Tiembla como Josías cuando escuchó la lectura de la ley de Dios, porque se siente tan lejos del ideal
de Dios y tan vulnerable a Su juicio y tan indefenso y tan arrepentido de sus fallas.

Esto es justo lo que David dijo en el Salmo 51:17: "Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón
contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás".

Esto que dijo el Señor (a Salomón en 2 Crónicas 7:14) es la primera cosa que hace que una oración sea
aceptable para Dios: "Si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran ... entonces yo oiré
desde los cielos".

De manera que, el primer signo del corazón recto, cuyas oraciones deleitan al Señor, es que se quebrante,
que esté contrito, que se humille y que tiemble. En otras palabras, lo que hace que un corazón sea recto y lo
que hace que las oraciones deleiten a Dios es un sentimiento de conciencia de nuestra tremenda necesidad de
misericordia.

El Corazón que Confía en la Misericordia de Dios.

El otro signo de un corazón recto es la confianza en la voluntad y en el poder de Dios para mostrar
misericordia. Salmos 4:5 dice: "Ofreced sacrificios de justicia y confiad en el Señor". Me baso en esto para
decir que una parte esencial del corazón recto, cuyos sacrificios no son abominables, es la confianza.

Podemos cometer fácilmente el error de pensar que, cuando en el Antiguo Testamento se habla de "recto" o de
"justo", no se refiere a nosotros, porque nosotros todavía somos pecadores. Pero los justos y los rectos no son
perfectos. Son personas que confiesan sus pecados, los aborrecen y confían en que Dios los perdonará y los
ayudará.

Uno de los mejores lugares para ver esto es el Salmo 32. Comienza con: "¡Cuán bienaventurado es aquel
cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto!". Así que, el salmo trata de los pecadores
perdonados, no de las personas perfectas. Al final, eso distingue los impíos de los justos y de los rectos.
¿Cuál es la diferencia? Versículos 10–11:

Muchos son los dolores del impío,


pero al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodeará.
Alegraos en el Señor y regocijaos, justos;
dad voces de júbilo, todos los rectos de corazón.

El versículo 10 contrasta al impío con aquellos que confían en el Señor. Luego, el versículo 11 los llama
rectos de corazón. Y la palabra "rectos" es la misma que se utiliza en Proverbios 15:8.

Así, concluyo que existen, al menos, dos signos esenciales del corazón recto. En primer lugar, tiembla ante
la palabra de Dios. Se siente precario e indefenso y con tremenda necesidad de misericordia. En segundo
lugar, confía en la misericordia de Dios para perdonar, ayudar y sanar.

¿Por Qué se Deleita Dios con las Oraciones de los Rectos?

¿Por qué, entonces, se deleita Dios con las oraciones de los rectos? Él se deleita con las oraciones de los rectos
por la misma razón por la que aborrece los sacrificios del impío: debido a que las oraciones de los rectos son
la extensión y el resultado del corazón. Sin embargo, a diferencia del impío, el corazón del recto magnifica
el poder y la gracia de Dios.

La oración del recto deleita a Dios porque expresa esas afecciones del corazón que llaman la atención sobre la
completa suficiencia de Dios.

El texto de esta semana nos lleva un paso más allá que el de la semana pasada, cuando vimos en el Salmo
147:11 que el Señor se deleita con los que esperan en su amor. Hoy, vemos que el Señor se deleita con las
oraciones que expresan esa esperanza. La razón de que nuestra esperanza agrade a Dios es que ella muestra
que toda nuestra alegría viene de la recompensa de su gracia. Y la razón de que nuestras oraciones agraden
a Dios es que ellas expresan esta esperanza que exalta a Dios.

Hay una cosa preciosa más allá de estas palabras, especialmente a la hora de la muerte, y es que tenemos a
un Dios cuya naturaleza es tal que lo que le deleita no es nuestro trabajo para Él, sino nuestra necesidad de
Él.

Un Llamado al Evangelio para Concluir.

Finalizo con este llamado al Evangelio: ¡glorifica al Dios que te creó! ¡Deleita el corazón del Dios que te ama!
¿Cómo? Acércate en oración al trono de la gracia, arrodíllate ante su majestuosa autoridad y, sobre tus
rodillas, bebe del río de agua de vida que fluye desde el trono de Dios (Apocalipsis 22:1).

El Espíritu y la Novia dicen: "¡Ven!". Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que
tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.

COMO ARGUMENTAR CON DIOS ¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Por John Piper sobre Oración


Una parte de la serie Summer Psalms
Traducción por Maria del Carmen Zanassi

Salmos de Verano
Mensaje de Domingo a la Noche
Salmo 143

En la primavera pasada, leí un sermón que Charles Spurgeon predicó en Londres hace más o
menos un siglo. El texto que el usó en ese sermón era Job 23:3-4, donde Job dice de Dios: "¡Quién
me diera a saber dónde encontrarle, para poder llegar hasta su trono! Expondría ante Él mi
causa, llenaría mi boca de argumentos”. Spurgeon observó que:

Los santos de antaño acostumbraban, como Job, a realizar un argumento organizado al exponer
su causa ante Dios. Como un demandante que va a la corte, que no lo hace pensando en exponer
su caso espontáneamente, sino que entra a la sala de audiencias con su demanda bien
preparada, sabiendo también cómo comportarse en la presencia del juez ante quien está
apelando; por eso es mejor acercarse al trono del Rey de Reyes con premeditación y preparación,
tanto como sea posible, sabiendo lo que vamos a hacer, cuál es nuestra posición y qué es lo que
deseamos obtener (“Effective Prayer”, Gospel Mission, p.4).

Luego dio su opinión personal que, de acuerdo a mi experiencia, parecía verdadera. Dijo:

Las mejores oraciones que jamás haya escuchado en nuestras reuniones de oración han sido
aquellas que están llenas de argumentos. A veces, mi alma se enternece bastante al escuchar a
los hermanos que vienen a Dios, sintiendo realmente la necesidad de misericordia, y que tienen
que obtenerla, porque ellos le suplicaron a Dios primero que se las conceda por una razón, luego
por otra, por una tercera, una cuarta y una quinta razón, hasta que despiertan el fervor de toda
la asamblea (“Effective Prayer, p.10).
Desde que leí este sermón de Spurgeon, me he vuelto más y más consciente de cómo los santos
de las Escrituras oraban de esta manera. Especialmente, algunos de los salmos muestran a
David llenando su boca de argumentos hacia Dios. Creo que vamos a encontrar mucha ayuda
para nuestra vida de oración si vemos algunas de estas plegarias, específicamente, el Salmo
143.

Me gustaría que tratáramos de responder tres preguntas de este salmo.

1. ¿Qué desea David?


2. ¿Cómo se propone obtenerlo?
3. ¿Cómo argumenta con Dios?

Lo que David Desea

Primero, ¿qué quería David? La mejor manera de responder esto es juntar todas sus peticiones y
ver si todas están en la misma categoría. Hay unas quince peticiones:

Vs.1

Oh Señor, escucha mi oración,


presta oído a mis súplicas,
respóndeme

Vs.2

No entres en juicio con tu siervo


Vs.7

Respóndeme,
no escondas de mí tu rostro

Vs.8

Por la mañana hazme oír tu misericordia


Enséñame el camino por el que debo andar

Vs.9

Líbrame de mis enemigos

Vs.10

Enséñame a hacer tu voluntad


Tu buen Espíritu me guíe a tierra firme

Vs.11

Consérvame la vida
Saca mi alma de la angustia

Vs.12

Extirpa a mis enemigos


Y destruye a todos los que afligen mi alma
Cuando los agrupamos, se ajustan en tres categorías. La primera es el deseo general de ser
escuchado y que le respondan, como en los versículos 1 y 7: “Escucha mi oración, presta oído a
mis súplicas, respóndeme”. David desea que Dios, primero de todo, esté dispuesto a oír sus
peticiones más específicas. Si Dios mirara hacia otro lado, ignorando a David, entonces todas
sus súplicas y argumentos serían en vano.

Todas las otras peticiones entran en dos grupos, el deseo de David de seguridad y el deseo de
piedad. Su deseo de ser piadoso aparece en el versículo 8: “Enséñame el camino por el que debo
andar”, y en el versículo 10: “Enséñame a hacer tu voluntad… guíame a tierra firme”. Hay una
gran lección para nosotros, concretamente, cada vez que imploremos a Dios por alguna
bendición física o material, siempre debemos incluir una oración sincera para nuestra
transformación moral y espiritual. La vida de David estaba en peligro y él suplicaba protección
y amparo. Sin embargo la pura existencia, el ansia de mantenerse vivo, no dominaron tanto la
mente de David como para que se olvide de la esencia de vivir. ¿Para qué seguir viviendo? Para el
creyente la vida terrenal no es un fin en sí mismo. Hay razones para vivir que justifican el
deseo de seguir vivo y una de esas razones es hacer la voluntad de Dios, caminar de la manera
que Dios ha designado (vv. 8,10). Por eso, David no implora simplemente salvación y seguridad.
Le suplica a Dios que le enseñe y lo guíe a “una tierra de integridad” (que es cómo se puede
explicar el v.10b). No solo quiere seguir viviendo; quiere vivir para Dios.

Pueden medir su temperatura espiritual viendo si sus plegarias están realzadas con expresiones
de deseo de crecer en piedad. ¿Le suplican a Dios para ser más alegres, amorosos, pacientes,
amables, afectuosos, sinceros, disciplinados, etc.? O, ¿solo le imploran para que los saque de esta
o aquella dificultad financiera, o de alguna enfermedad o situación difícil en el trabajo? Si es
así, recuerden que Dios no nos creó y redimió simplemente para vivir y hacerlo prósperamente;
nos creó y nos redimió para que seamos santos como lo es Él, para vivir en su benevolencia y así
glorificarlo. Entonces, seamos como David, y cada vez que anhelemos tener vida y seguridad,
expresemos a Dios que deseamos tener vitalidad espiritual y piedad tanto como la vida misma.

Las otras peticiones de este salmo entran en la categoría de súplicas por seguridad. Primero,
seguridad con respecto a los enemigos humanos: versículo 9 “Líbrame de mis enemigos, oh
Señor”, versículos 11, 12: “Oh Señor, consérvame la vida . . .sácame del peligro, destruye a mi
enemigo y aniquila a mis opresores”. David fue un gran guerrero y no hay duda de que, desde
que Saúl lo perseguía, en los primeros tiempos, hasta el final de su carrera de lucha,
frecuentemente fue asediado por enemigos que querían eliminarlo de la escena. Y aún en
tiempos de aparente paz había peligro de intrigas dentro de su propia corte. Recuerden que su
hijo Absalón trató que la gente dejara de tenerle afecto a David.

¿Cómo podemos seguir desempeñándonos cuando sabemos que hay fuerzas hostiles que nos
rodean, que pueden irrumpir a veces y hacernos daño? ¿Esto no nos robará la paz, poniéndonos
siempre en el límite y haciéndonos sentir preocupados? Sí, lo hará hasta que hayamos buscado a
Dios como lo hizo David, orado sinceramente y argumentado a nuestra manera ante Él en su
paz.

Pueden pensar que una oración para librarse de los enemigos tiene muy poco que ver con sus
vidas tranquilas en la segura Norteamérica suburbana. Y es cierto que pocos de nosotros corren
riesgos con los enemigos humanos, como le pasó a David. Pero, hay hostilidades que surgen en
el trabajo y en el vecindario que pueden terminar en abuso. Mary Stauffer, probablemente,
nunca pensó que las hostilidades contra ella podrían permanecer vivas durante 15 años y luego
irrumpir contra ella como lo hicieron.

Para evitar, sin embargo, que nos pongamos contentos porque la animosidad hostil realmente
no forma parte de nuestra experiencia, recordemos lo que Jesús les enseñó a sus discípulos que
oraran: “No nos dejes caer en la tentación, líbranos del mal”. Todos tenemos un enemigo, cuya
hostilidad contra nosotros nunca termina y que está empeñado en nuestra destrucción total, es
decir, la destrucción de nuestra fe. Por lo tanto, cuando leemos estos salmos, no sería contrario
al espíritu de los mismos si recordamos a nuestro archienemigo, el mal, y luego pedimos a Dios
que nos libre de su poder y destruya todas sus fuerzas. Entonces, podremos cantar con Martin
Luther:

Aún si hay mil demonios


Prontos a devorarnos
No temeremos porque Dios quiso
Que su verdad triunfe a través de nosotros.
No temblamos por el príncipe
De la oscuridad siniestra
Podemos soportar su furia
Pues condenado es ya
Una pequeña palabra lo derribará

Pero hay otra persona de cuya enemistad David quiere escapar. Quiere escaparse del juicio de
Dios. Versículo 2: “No entres en juicio con tu siervo”. David no solo necesita un lugar para
protegerse de sus adversarios humanos, sino que necesita protegerse de su adversario divino.
Pero, ¿adónde se puede huir del juicio de Dios?

Cómo Ora David

Eso nos lleva a la segunda pregunta que queremos contestar, específicamente: ¿Cómo se propone
David obtener la piedad y la seguridad que desea? La respuesta obvia es orando. Este simple
hecho me parece alentador, porque David fue un gran hombre; sabemos que era buen mozo,
fuerte, sabio, sensible y frecuentemente tenía muchas personas que trabajaban para él a su
disposición. Sin embargo, David sin dudar toma el rol de mendigo ante Dios. Lo encuentro muy
alentador porque si David no necesitaba hacer eso, entonces podría ser que Dios requiera que
todos tengamos la fuerza y las condiciones de David para superar nuestros problemas. Pero, en
realidad, el Rey David solo puede orar. Orar es algo que podemos hacer todos no importa cuán
sencillos, débiles y torpes seamos. Por lo tanto, es muy estimulante ver a David sometido a la
oración para obtener lo que necesita.

Para responder la pregunta ¿adónde podemos huir del juicio de Dios?, hay una sola respuesta que
mantenga alguna esperanza: correr hacia Dios. Cuando un niñito desobedece a su papá y
provoca su enojo tiene dos posibilidades. Puede irse por la puerta trasera, lo que es imposible no
solo porque su padre es más rápido, sino porque en la casa de su padre está la comida y la ropa
que el niño necesita para vivir. La otra posibilidad es que corra a los brazos de su padre, estreche
su cuello y suplique misericordia. El único escape al juicio de Dios está en la misericordia de
Dios. Y allí es adónde huye David. En Dios se puede escapar de todos los adversarios, incluyendo
a Dios. Nunca traten de huir de Él; siempre es más veloz. Pero, más aún, solo con Él hay alegría
y felicidad completas para siempre.
Hay un uso sorprendente del lenguaje en el Salmo 143, lo cual me hace pensar que es mejor que
modifique mi afirmación de que el único escape del juicio de Dios está en la misericordia de
Dios. Este sorprendente uso del lenguaje se nota inmediatamente cuando formulamos nuestra
tercera y última pregunta: ¿Cómo argumenta David su caso ante Dios? O para ponerlo de otra
manera: ¿Sobre qué bases cree que puede pedirle a Dios piedad y seguridad?

Lo que sorprende de los versículos 1 y 2 es que David no solo corre a buscar la misericordia de
Dios para escapar de su juicio, sino también la justicia de Dios. “¡Respóndeme por tu fidelidad y
por tu justicia! No entres en juicio con tu siervo, porque ningún hombre es justo ante Ti”. Esto
parece opuesto. Si nadie es justo ante Dios, incluso yo, ¿entonces no resulta suicida pedirle a Dios
que nos responda con justicia? Lo sería si la justicia divina significara solamente su estricta
adhesión a una ley de justicia distributiva, según la cual cada persona obtiene lo que se merece.
Pero, este no puede ser el significado de justicia en el versículo 1. David, el pecador, nunca le
suplicaría a Dios que actuara con justicia si ésta significara darle a una persona solamente lo
que merece.

¿Qué significa entonces? bueno, tiene correlación con la justicia de Dios. “Respóndeme en tu
fidelidad, en tu justicia”. Quizás entonces, la justicia de Dios es el ser justo por sus promesas, a
las cuales Él es siempre fiel. Seguramente es justo para Dios cumplir el pacto con David y con
los israelitas en general. Pero, mi problema con esta solución es que, en todos los argumentos de
David acerca de por qué Dios tiene que ayudarlo, nunca apela de forma explícita al pacto o a una
promesa.

Para ver esto, hagamos una lista de los argumentos que David reúne, o todas las bases sobre las
que pide ayuda.
Vs. 1:

Por tu fidelidad
Por tu justicia

Vs.2:

Porque no es justo ante Ti ningún viviente

Vs.3:

Pues el enemigo me ha perseguido


Ha aplastado mi vida contra la tierra
Me ha hecho morar en lugares tenebrosos

Vs.4:

Y en mí languidece mi espíritu
Mi corazón está consternado

Vs.7:

Mi espíritu desfallece
Que no llegue a ser yo como los que descienden al pozo

Vs.8:

Porque en Ti confío
Por Ti elevo mi alma

Vs.9:

He corrido hacia Ti para refugiarme (cubrirme de Ti)

Vs.10:

Porque Tú eres mi Dios

Vs.11:

Por amor a Tu nombre


Por tu justicia

Vs.12:

Por tu constante amor (misericordia)


Pues yo soy tu siervo.

Seguramente esto es lo que quería decir Job con presentar, de manera organizada y ordenada,
nuestro caso ante el Señor, argumentado ordenadamente al orar. Pero, noten que David no dice
“pues Tú hiciste un pacto conmigo” o “porque me lo prometiste”. Por consiguiente, me
predispongo a buscar otro significado de la justicia divina del versículo 1, en vez de “hacer lo
correcto” por el pacto.
Tomo mi pista de otro lugar del salmo, donde la justicia de Dios y su fidelidad eran correlativas.
En el versículo 11, la justicia de Dios tiene correlación con su compromiso a su propio nombre:
“Por amor a tu nombre, preserva mi vida, por tu justicia, saca mi alma de la angustia”, por lo
tanto, me parece que la fidelidad del versículo 1, es probable que signifique principalmente la
fidelidad de Dios a su propio nombre, y solo secundariamente su fidelidad a las promesas del
pacto. Si es así, entonces la justicia de Dios, probablemente, signifique: hacer lo correcto por su
nombre, es decir, buscando preservar el honor de su nombre. Para respaldar esto podemos ver
Salmos 7:17, donde el nombre y la justicia de Dios se unen otra vez: “Daré gracias al Señor de
acuerdo a su justicia y cantaré alabanzas al nombre del Señor”. Si sigo el rastro con David,
entonces, la justicia de Dios es su compromiso para honrar su nombre. Sería una equivocación
total si Dios permitiera que su nombre fuese deshonrado o menospreciado. David lo sabe y por lo
tanto sabe que es una roca sólida e inalterable a la que puede apelar.

Cómo argumenta David

¿Cómo puede David tener esperanzas que la lealtad de Dios a su propio nombre motive a Dios a
salvarlo en vez de castigarlo por su pecado, el cual admitió en el versículo 2? La respuesta a esta
pregunta se obtiene si vemos todos los argumentos que David usa con Dios.

Además de llamar la atención sobre la fidelidad, justicia, misericordia y lealtad de Dios a su


propio nombre, David genera otras dos clases de argumentos: uno es su desesperado lamento; la
otra es su fe en Dios. Versículos 2-4: “No entres en juicio conmigo” pues si me castigas estoy
perdido, porque como pecador, si pretendes humillarme, mira, ya estoy destruido, mi espíritu
desfallece, estoy consternado por mi condición, sediento como tierra seca. No necesitas
derribarme, estoy indefenso. Por lo tanto, David argumenta desde su lamento desesperado.
Pero, eso en sí mismo no es muy persuasivo hasta que agrega el otro grupo de argumentos,
específicamente, el argumento sobre su fe. Estos son cruciales. Versículos 8-10: “Porque en ti
confío . . . a ti elevo mi alma . . . en ti me refugio . . . porque tú eres mi Dios”. Versículo 12.
“Porque soy tu siervo”. Ese es el vínculo crucial entre la justicia de Dios y la respuesta a la
oración de David. La seguridad de David es que si él confía en Dios con todo su corazón,
elevando su alma con el anhelo puesto solo en Él, buscando refugio únicamente en Él y
afirmando que Él es su único Dios, entonces el honor de Dios está en juego en la salvación de
David. Sería una mancha para el nombre de Dios si alguien que depositó todas sus esperanzas
en ese nombre resultara destruido.

Por lo tanto, David encontró una manera de escapar al juicio de Dios – al correr a sus brazos y
llenarse la boca de argumentos, que mostraban que el nombre de Dios estaba en juego en cuanto
si David era salvado o no.

Hay tanto aquí para que aprendamos. Como conclusión voy a repasar tres cosas brevemente.
Primero, no permitan que la pecaminosidad ponga trabas a la búsqueda de ayuda en Dios.
Desde el principio, David admitió que si Dios lo juzgaba solo poniendo la mirada en sus pecados,
estaba condenado a morir. Todos somos mendigos pecadores ante Dios.

Segundo, cuando apelen a Dios, háganlo llenándose la boca de argumentos. Argumenten desde
su desesperado lamento; argumenten desde la naturaleza justa de Dios, es decir, su fidelidad
para mantener el honor de su nombre; y argumenten desde la fe o la esperanza en Dios. Corran
a los brazos de su Padre y llenen sus oídos de argumentos.
Finalmente, solo pidan siempre lo que honre a Dios. Y una de las mejores maneras de asegurarse
de hacerlo es realzando todas sus oraciones con pedidos de piedad, además de seguridad. Es
decir, oren, no solo como dice Salmos 79:9: “Ayúdanos, oh Dios . . . por la gloria tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre”, sino que también oren como dice
Salmos 31:3: “Porque Tu eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y
me guiarás”

CONSEJOS PARA ORAR CON LA PALABRA¡¡¡


Por John Piper sobre Oración
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Karina Cappelletti

1. Observe que hay una conexión directa entre el grado en el que nuestras mentes son
moldeadas por las Escrituras y el grado en el que nuestras oraciones son contestadas. Jesús dijo:
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será
hecho” (Juan 15:7).

2. Recuerde que, como dice D.M. M'Intyre, Dios sólo responde las peticiones a las cuales su Hijo
tendió una mano para formularla. “Si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos
oye” (1 Juan 5:14).

3. Tenga en cuenta que la iglesia primitiva oraba con las Escrituras. Por ejemplo, la oración de
Hechos 4:24-31 cita el Salmo 2. Por otra parte, las oraciones del Antiguo Testamento como la
oración de Esdras en Nehemías 9:6-37 son repeticiones de la historia bíblica y de los textos
bíblicos.

4. Oración con la Palabra significa leer (o recitar) las Escrituras en espíritu de oración y dejar
que el significado de los versículos se conviertan en nuestra oración e inspiren nuestros
pensamientos.

5. Hay muchas maneras posibles de hacerlo, no sólo una. Se puede hacer solo o en grupo. Puede
hacer una pausa después de cada frase, cada oración, cada párrafo o cada capítulo.

6. Me permito sugerirle el siguiente procedimiento para empezar:

1. Encuentre un tiempo y un lugar tranquilo.


2. Comience con una breve oración como: “Oh Señor, te necesito, vengo a buscarte, necesito
ayuda. ‘Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley’ (Salmo 119:18)”.
3. Lea un capítulo de una epístola rápidamente para captar lo esencial. El motivo para hacer
esto es que el significado de las oraciones individuales es controlado por su contexto. No
debemos hacer que un versículo tenga el significado que nos gusta a nosotros.
4. Si algo le llama la atención como especialmente relevante, piense en ello y deje que lo
inspire y dé forma a su oración, aun antes de volver a leer una oración a la vez.
5. Si se topa con dificultades que no puede entender, tome nota de ello mentalmente para
pensar e investigar más tarde. Sea honesto. Y, luego, pase a lo que sí parece claro.
6. Ahora, vuelva a la primera oración y léala con la pregunta: Si esta oración se convirtiera en
una oración para mi vida, ¿cómo sería? Se puede convencerlo y llevarlo a hacer una oración
de confesión y arrepentimiento. Puede inspirarlo a seguir un nuevo acto de obediencia y
llevarlo a hacer una oración por poder y capacitación.
7. Trate de repetir el versículo a largo del día y ver su relación con el desayuno y sus planes de
trabajo y de ocio. Trate de verlo en relación con diferentes personas en el hogar, el trabajo y
la iglesia. Va a encontrar que un versículo puede producir una media hora de oración
cuando se ve desde una docena de situaciones y relaciones diferentes.
8. Trate de construir formas bíblicas de hablar en su cabeza y su corazón. En este punto es
especialmente importante la necesidad de enriquecer nuestro vocabulario de alabanza. Los
salmos son excelentes para esto.
9. Si todo esto le parece difícil, intente con la forma más simple de oración con las Escrituras
primero: es decir, diga las oraciones de las Escrituras, como en Hechos 4:24-31; Efesios
1:16-23; 3:14-19; Filipenses 1:9-11; Colosenses 1:9-14; 1º Tesalonicenses 3:11-13; Hebreos
13:20-21; Apocalipsis 4:8, 11; 5:9-10, 12-14, etc. Lo único que necesita es hacer como si
usted fuera el autor bíblico y luego leerlo como propio, tal vez cambiando algunos
pronombres.
10. Si tiene una lista de las preocupaciones por las que desea orar, lea el capítulo por tercera
vez en busca de pistas sobre cómo se debe orar por esas cosas.

Espero que muchos de ustedes se unan a nosotros en este nuevo año, el miércoles a las 7:15, en
la Sala para jóvenes que recién se terminó de construir, para compartir una hora de oración con
la Palabra.

Para el gozo de su fe,


ORACIONES GRANDES Y GENERALES PERO NO INSIPIDAS
Por John Piper sobre Oración
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Manuel Bento Falcón

Una de las cosas asombrosas con respecto a las oraciones de la Biblia es que a menudo son grandes y
generales. Aún así, no tienen la vaga entonación de “Dios bendice a los misioneros” que suena tan débil. A
menudo intentamos remediar esto diciendo, “Debemos hacer oraciones específicas por gente específica y
necesidades específicas, y no oraciones vagas y generales.” Hay verdad en esto. Deberíamos orar así.

Pero creo que hay otra razón por la que nuestras oraciones grandes y generales parecen insípidas, mientras
que las grandes oraciones de la Biblia no. Y es que las nuestras a menudo no contienen mucho de Dios y no
articulan las grandes cosas espirituales que queremos que Dios haga por “los misioneros” o “las naciones” o
“el mundo” o “los perdidos.” Las palabras “Dios bendice” no sonarían tan débiles e imprecisas si
mencionásemos la apariencia que debería tener la bendición por la cual estamos orando. Hay un mundo de
diferencia entre “Señor, ayuda a nuestros misioneros,” y “Señor, ayuda a nuestros misioneros a beber
profundamente en el río de tus deleites.” O, “Señor, ayuda a nuestros misioneros a regocijarse en las
tribulaciones y recordar que la tribulación obra constancia y la constancia esperanza.”

Las oraciones grandes y generales se hacen poderosas cuando se llenan con metas bíblicas concretas y
radicales para la gente por la que estamos orando. “Santificado sea tu nombre...hágase tu voluntad así en la
tierra como en el cielo,” es una inmensa oración general. Pero pide dos cosas concretas: que se considere el
nombre de Dios como precioso en todo el mundo, y que los corazones sean cambiados para hacer la voluntad
de Dios con el mismo celo y pureza que tienen los ángeles en el cielo.

Es el mencionar con pasión estas metas espirituales lo que convierte las generalizaciones insípidas en
generalizaciones explosivas. Así que no te retraigas de hacer oraciones enormes y generales. Por ejemplo,
Efesios 6:18 (LBLA), “Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu... por todos los santos.”
¡Piensa en ello! Qué amplitud y generalidad más increíble. ¡TODOS los santos! ¿haces tú eso? Admito que
yo mismo no lo hago lo bastante a menudo. Mi corazón es demasiado pequeño. Pero estoy tratando de que
mi corazón lo supere. La Biblia lo ordena.

Esto no suena tonto, como “Dios bendice a todos los santos”. Suena robusto y cataclísmico como, “Dios, pon
la mirada sobre tu Iglesia entera en todo lugar y ten misericordia para despertarla y darle nueva vida y
esperanza y pureza doctrinal y santidad para que todos los santos se mantengan fuertes para tu gloria en
el día de la tentación y la desesperación.”

Hagamos oraciones enormes para millones de personas perdidas y miles de personas en la “Ventana de los
10/40”. Pablo dijo, “Orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea
glorificada, así como sucedió también con vosotros” (2 Tesalonicenses 3:1, LBLA). Utiliza las guías de
oración que recibiste el Domingo, el 26 de Septiembre (o consigue una en la Esquina de Misiones en los
Comunes), y ora algunas oraciones enormes y generales por la gente y los misioneros de esta vasta región:
“Señor haz que tu Palabra corra y triunfe entre millones de personas este año en [nombra algunos países o
pueblos].” A continuación, algunos hechos para ayudarte a coger velocidad:

La “Ventana de los 10/40”, se extiende desde el Oeste de África hasta el Este de Asia, desde diez grados al
norte a cuarenta grados al norte del ecuador. Esta región específica contiene tres de los bloques religiosos
dominantes del mundo. La mayoría de estos esclavizados por el Islam, el Hinduismo y el Budismo viven
dentro de la ventana del 10/40 -miles de millones de almas espiritualmente empobrecidas. Es el hogar de la
mayoría de la gente no evangelizada del mundo.

Aunque constituye solamente un tercio de el área total de la tierra, casi dos tercios de la gente del mundo
reside en la ventana del 10/40, con una población total cercana a los cuatro mil millones. De los 50 países
menos evangelizados del mundo, 37 están dentro de la ventana de los 10/40. Sin embargo ¡esos 37 países
comprenden el 95% de la población total de los 50 países menos evangelizados!
De los más pobres entre los pobres, más de ocho de cada diez viven en la ventana de los 10/40. De media, se
sostienen con menos de 500$ por persona y año. Aunque 2.400 millones de esas gentes viven en la ventana
de los 10/40, solamente el 8% de todos los misioneros trabajan entre ellos.

Muchos misioneros de Bethlehem ministran en países que están incluidos en la ventana de los 10/40.
Bethlehem se unirá a millones de creyentes en todo el mundo durante el mes de Octubre en la oración por la
ventana de los 10/40. Guías de oración (para adultos y niños) están disponibles en la Pantalla de las
Misiones en los Comunes.

COMO ORAR POR UNA IGLESIA DESOLADA¡¡¡


Por John Piper sobre Oración
Traducción por Manuel Bento Falcón
Daniel 9:11-23

La razón porque he titulado este mensaje “Cómo Orar por una Iglesia Desolada” es que veo a muchos
desolados en la iglesia Cristiana de hoy. La ruina de Jerusalén y la cautividad de Israel en Babilonia son
reflejos de la iglesia de hoy en muchos lugares alrededor del mundo. Hay puñados de vida y pureza y
profundidad y fidelidad y poder y celo alrededor del mundo. Dios nunca abandonará a su pueblo y hará
que se cumpla sus propósitos globales, incluso si tiene que usar un remanente para hacerlo.

Pero mucho del movimiento Cristiano de hoy día se ha convertido en una desolación de desobediencia y
desunión y deshonra al nombre de Cristo. Así que la forma en que Daniel ora por la desolación de su pueblo
es un apunte de cómo podemos orar por la desolación del nuestro.
Dejadme mencionar tres aspectos de la desolación del pueblo de Dios en este texto para ver si no estáis de
acuerdo en que suena bastante parecido al movimiento Cristiano de hoy día.

Dos veces, en los versículos 11 y 13, Daniel dice que la calamidad de la cautividad en Babilonia fue
advertida en la ley de Moisés. Por ejemplo, en Deuteronomio 28:36 Moisés dice que si el pueblo abandona a
Dios, “El SEÑOR te llevará a ti ... a una nación que ni tú ni tus padres habéis conocido, y allí servirás a
otros dioses.” Esto se hizo cierto en Babilonia.

En 1520, Martín Lutero escribió un ensayo que tituló “La Cautividad Babilónica de la Iglesia.” Lo que
quería decir era que fuerzas y poderes que eran extraños a Cristo y a su Palabra habían capturado la mente
y el corazón de la iglesia. Estaba en atadura con fuerzas impías.

Esta es la situación de gran parte de la iglesia hoy. Millones de asistentes a la iglesia hoy día piensan de la
misma forma que lo hace el mundo. Las asunciones simples que gobiernan el comportamiento y las
elecciones vienen más de lo que se absorbe de nuestra cultura que de la Palabra de Dios. La iglesia comparte
la aventura amorosa del mundo con la prosperidad y la comodidad y el ego. Muchos grupos de Cristianos no
son tan diferentes del espíritu de Babilonia, a pesar de que el Señor dice que somos extranjeros y exiliados y
que no debemos conformarnos a este tiempo. Así, como el antiguo Israel, mucha de la iglesia de Dios hoy es
cautiva de fuerzas impías.

Daniel emplea la mayoría de su oración confesando los pecados del pueblo. Por ejemplo el versículo 5: “hemos
pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus
mandamientos y de tus ordenanzas.” En otras palabras, tenemos una gran culpa delante de Dios. Y debido
a esta culpa real existe una vergüenza real. Se menciona en los versículos 7 y 8. La RSV tiene la frase
“confusión en el rostro” -“nuestra confusión en el rostro.” Literalmente significa, “a nosotros pertenece la
vergüenza en el rostro.” Lo que hemos hecho es tan terrible y conocido que nuestra cara se vuelve roja y
queremos cubrirla y huir corriendo. Así se sentía Daniel acerca del pueblo de Dios. Su culpa y su vergüenza
eran grandes.

Hoy día en la iglesia hay una conciencia intranquila. Hay un sentimiento profundo de que deberíamos ser
radicalmente diferentes, vivir en al borde de la eternidad con valores y comportamientos contra culturales de
amor y justicia y servicio que acepte riesgos, mostrando que nuestra ciudadanía está en el cielo. Pero
entonces, nos miramos al espejo y vemos que la iglesia no tiene ese aspecto. Y el resultado es un sentimiento
de vergüenza basado en la culpa real de la incredulidad y la desobediencia. Pasamos por nuestros días con
las caras cubiertas, y apenas nadie conoce que somos discípulos de Jesús.

Versículo 16b: “Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean.” “Oprobio” (en la RSV,
LBLA) significa reproche, u objeto de desprecio. Significa que las naciones veían a los derrotados y
dispersos israelitas y se reían. Se burlaban del Dios de Israel.

En muchos lugares, esa es la forma en que es para la iglesia Cristiana. Ha convertido el nombre de Jesús en
un objeto de desprecio debido a su duplicidad -intentando vivir según el apelativo de Cristiana y aún así
marchando al son del tambor del mundo. Así que el mundo ve el nombre de “Cristiano” como algo que no es
radicalmente diferente -quizás una buena forma de añadir un pequeño componente de espiritualidad a las
otras partes de la vida que básicamente permanecen igual.
Así que cuando Daniel ora por las desolaciones del pueblo de Israel, yo escucho una oración por las
desolaciones de la iglesia Cristiana -cautiva a fuerzas impías, culpable y avergonzada, y un oprobio entre
las naciones.

Cuatro Formas de Orar por una Iglesia Desolada

Ahora, ¿Cómo oramos por una iglesia así?

1. Ve a la Biblia

Primero, oramos por una iglesia desolada comenzando donde lo hizo Daniel. Vamos a los libros.

Versículo 2: “en el año primero de su reinado [El reinado de Darío], yo, Daniel, pude entender en los libros...”
Los libros eran los del profeta Jeremías y otros libros bíblicos. La oración comienza con la Biblia.

George Mueller dijo que durante años intentó orar en las mañanas sin empezar por la Biblia. E
inevitablemente, su mente vagaba. Entonces comenzó con el Libro, y convirtió el Libro en oración al tiempo
que leía, y durante 40 años fue capaz de mantenerse centrado y poderoso en oración.

Sin la Biblia en nuestras oraciones, estas serán tan mundanas como la iglesia que intentamos liberar de la
mundanalidad. La oración de Daniel comienza con la Biblia y está saturada con la Biblia. Frase tras frase
viene directamente de las Escrituras. Hay alusiones a Levítico (26:40) y Deuteronomio (28:64) y Éxodo
(34:6) y Salmos (44:14) y Jeremías (25:11). La oración rebosa una visión bíblica de la realidad, porque
rebosa con la Biblia.

He observado que aquellos cuyas oraciones están más saturadas con la Escritura generalmente son más
fervientes y más efectivos en oración. Y donde la mente no rebosa con la Biblia, el corazón generalmente no
rebosa con oración. Esto no es idea mía. Jesús apuntaba a ello en Juan 15:7 cuando dijo, “Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho.” (Juan 15:7, LBLA).
Cuando dice, “Si mis palabras permanecen en vosotros...,” quiere decir, “Si mis palabras saturan vuestra
mente…si mis palabras dan forma a vuestra manera de pensar…si mis palabras son memorizadas y tienen
justo la misma posibilidad de venir a vuestra mente que los anuncios publicitarios...entonces oraréis como
para sanar las desolaciones de la iglesia.”

Así que la primera forma de orar por una iglesia desolada es ir al Libro. Satura tu mente con la Biblia. Ora
la Escritura.

2. Confesar Nuestro Pecado

La segunda manera de orar por una iglesia desolada es confesar nuestros pecados. Unos 12 versículos de la
oración de Daniel son de confesión: los versículos 4-15. Esto significa ser sincero sobre Dios y sobre el
pecado.

Significa reconocer el pecado como pecado y llamarlo con malos nombres, y no con apelativos suaves: cosas
como la iniquidad y la rebelión y lo malo (v. 5) e infidelidades y vergüenza (v. 7) y desobediencia (v. 10).
Significa reconocer a Dios como justo (v. 7) y grande y temible (v. 4) y misericordioso y perdonador (v. 9).
Significa sentirse quebrantado y con remordimientos y culpable (v. 8) delante de Dios.

¡Delante de Dios! Existe una diferencia entre sentirse miserable porque el pecado ha hecho nuestra vida
miserable y sentirse quebrantado porque nuestro pecado ha ofendido la santidad de Dios y ha traído reproche
sobre su nombre. La confesión de Daniel -una confesión bíblica- está centrada en Dios. No se trata de
admitir que hayamos convertido nuestra vida en miserable. El asunto es admitir que hay algo mucho peor
que nuestra miseria, es decir, ofender la santidad y la gloria de Dios.

Así que oramos por una iglesia desolada yendo al Libro y confesando nuestros pecados.

3. Recordar Misericordias Pasadas Sabiendo que Dios Nunca Cambia


La forma de orar por una iglesia desolada es recordar las misericordias pasadas, y ser fortalecidos en que
Dios nunca cambia.

Versículo 15: “Y ahora, Señor Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano
poderosa...” Daniel sabía que la razón porque Dios salvó a Israel de Egipto no era porque Israel fuese muy
bueno. Salmos 106:7-8 (LBLA),

Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de tu infinito amor, sino que se
rebelaron junto al mar, en el mar Rojo. No obstante, los salvó por amor de su nombre, para manifestar su
poder.

La oración por una iglesia desolada se sostiene por el recuerdo de las misericordias pasadas. Jesucristo es el
mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8). Si Dios salvó al pueblo rebelde una vez en el Mar Rojo, puede
salvarlos de nuevo. Así que cuando oramos por una iglesia desolada, podemos recordar días más brillantes
que hayamos conocido, y los días más oscuros de los que fue salvada.

Es por esto que la iglesia de la historia es tan valiosa. Ha habido días malos antes de que apareciese Dios.
Los periódicos de esta semana han estado llenos de estadísticas acerca de la espiral descendente de violencia
y corrupción en América. La historia de la iglesia es un gran antídoto para la desesperación en tiempos
como este. Leer sobre la decadencia y la violencia del siglo 18 en Inglaterra antes de que Dios enviase a
George Whitefield y John Wesley es como leer los periódicos de hoy. Por ejemplo,

Solamente cinco o seis miembros del parlamento iban siquiera a la iglesia...La plaga, la viruela e infinidad
de enfermedades que consideramos menores hoy no tenían cura...la vestimenta era cara, había tantos pobres
en la ciudad vistiendo harapos que estaban como sus camas, llenas de piojos...Las penas por los crímenes
parecen bárbaras hoy (colgar a la gente por robos menores)...Chicos jóvenes y a veces chicas, quedaban
atados a sua maestros durante siete años de aprendizaje. Trabajaban seis días a la semana, cada día desde
el amanecer al anochecer y a menudo más...Si no tenías suerte y estabas muriendo de hambre, podías ser
considerado fuera de la ley y ser echado a la fetidez de la prisión de New Gate. Desde allí, podías tener una
oportunidad de ir al Nuevo Mundo en un bote cargado de prisioneros de todos los tipos...[La embriaguez era
rampante] y la ginebra se le daba también a los bebes, para mantenerlos callados, resultando en ceguera y a
menudo muerte [¿Creías que dar crack a los bebes era algo nuevo?]...El amor de la gente por atormentar a los
animales en corridas de toros sólo era igualado por su deleite en las ejecuciones públicas. (“Avivamiento y
Revolución,” Historia Cristiana 2, pp. 7-8)

Todo eso y más, incluyendo una iglesia desolada, corrupta y sin poder. Pero Dios se movió con un gran
avivamiento. Y para añadir esperanza sobre esperanza a nuestras oraciones, utilizó a dos hombres que no
podían ponerse de acuerdo en puntos teológicos significativos y uno de ellos tenía sobrepeso y el otro tenía
una altura de 5 pies y 3 pulgadas y pesaba 128 libras.

Oramos por una iglesia desolada recordando las misericordias pasadas, los triunfos pasados de la gracia.
Recordamos que la historia no es más una línea recta hacia abajo de lo que es una línea recta hacia arriba.

4. Apela al Celo de Dios por la Gloria de Su Propio Nombre

Finalmente, oramos por una iglesia desolada apelando al celo de Dios por la gloria de su propio nombre.

Fijaos como la oración llega a su clímax en los versículos 18b-19: “no es por nuestros propios méritos que
presentamos nuestras súplicas delante de ti, sino por tu gran compasión. 19) ¡O Señor, escucha! ¡Señor,
perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío! Porque tu nombre se invoca
sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.”

La gente de Dios se conoce por su nombre. Y Dios tiene un celo infinito por su propio nombre. No dejará que
sea reprochado y convertido en oprobio indefinidamente. Esa es nuestra más profunda confianza. Dios está
dedicado a Dios. Dios está dedicado con una pasión explosiva a la gloria de su nombre y la verdad de su
reputación.
Por John Piper sobre Oración
Traducción por Manuel Bento Falcón

Romanos 15:30-31, LBLA

Os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os esforcéis juntamente
conmigo en vuestras oraciones a Dios por mí, para que sea librado de los que son desobedientes en Judea, y
que mi servicio a Jerusalén sea aceptable a los santos

Comienzo hoy haciendo dos preguntas sobre la oración desde el versículo 30 antes de dirigirnos al versículo
31.

1. ¿Por Qué Incentivos y No una Orden?

¿Por qué Pablo da a los Cristianos Romanos incentivos para orar por él en lugar de simplemente decirles que
oren? Recuerda, hay dos incentivos: 1) Os ruego "por nuestro Señor Jesucristo." 2) Os ruego "por el amor del
Espíritu." ¿Por qué utiliza Pablo esos incentivos?¿Por qué no decir simplemente, "¡Orad por mí!"?
Dios Generalmente Mueve la Voluntad a Través de la Mente

La razón es esta: La manera en que Dios acostumbra a mover tu voluntad es a través de tu mente. Esto es, el
normalmente dirige la voluntad hasta la acción mostrando una verdad a la mente. Así que en este caso, a
través de Pablo, Dios desea que la voluntad de los Cristianos Romanos se incline a orar—y no solo que se
incline, sino que lo haga vigorosamente. El lo llama "esforzarse" en oración. Así que para despertar su
voluntad a este tipo de inclinación vigorosa, y tirar de ella poniéndola en acción dinámica, pone dos
verdades centradas en Dios en sus mentes: 1) Jesucristo es el Señor "por nuestro Señor Jesucristo"); 2) el
Espíritu Santo es un Espíritu de amor ("por el amor del Espíritu.").

Sugerí la semana pasada que esos dos incentivos corresponden a los dos requerimientos de oración del
versículo 31. Como Jesús es Señor, podéis orar con la confianza de que tiene el derecho y la autoridad y el
poder para contener a los desobedientes en Judea. Y como el Espíritu de Dios es un Espíritu de amor, podéis
orar con confianza de que él llenara amorosamente a los santos en Jerusalén con amor por Pablo para que su
ministerio sea aceptado y no resistido.

Así que lo que aprendemos aquí es que Dios tiene la intención de que las respuestas energicas y vigorosas
del corazón en oración (y en otras formas) sean respuestas a la gran verdad centrada en Dios—en este caso,
que Jesús es el Señor del universo, y que el Espíritu está lleno de amor. ¿Por qué?¿Por qué el decirnos que
hagamos cosas sin darnos incentivos como este para hacerlas no es la forma usual de Dios?

Dios Quiere Ser Glorificado por Visiones Correctas de Dios

La razón es sencilla: Dios no se llevaría gloria de nuestras acciones si no estuviesen estimuladas por
visiones de Dios. Dios está en el mundo en la ocupación principal de magnificar el valor de su Hijo y el poder
de su Espíritu y la gloria de su propio nombre. Así que su voluntad es que nos demos cuenta de estas cosas.
Que las sepamos. Que pensemos en ellas, y que se conviertan en incentivos conscientes en la forma en que
realizamos elecciones y en la forma que somos instigados a orar.
Si alguien dice, "¿Por qué oras? " y dices, "No lo se, simplemente sentí el impulso," Dios no se llevará la
misma gloria que si hubieses respondido, "Estoy orando porque Jesús es Señor y tiene derecho a anular los
planes humanos en respuesta a la oración, y estoy orando porque el Espíritu de Dios es amor, y escuchará mi
oración por misericordia."

Dios quiere que nuestra mente esté llena con este tipo de verdad que exalta a Dios como incentivo para
nuestra oración y nuestro vivir. No se supone que debamos actuar en base a meros impulsos o caprichos.
Tenemos que actuar en el conocimiento de los incentivos centrados en Dios. Es por eso que leemos la Biblia.
Es por eso que tenemos una Escuela Dominical y BITC. Es por eso que predico y escribo libros—para
instigaros con verdad acerca de Dios, de forma que cuando actúes, Dios se lleve la gloria.

2. ¿Por Qué Pablo No Oró Simplemente Él Mismo?

La segunda pregunta del versículo 30 es esta: ¿por qué las oraciones de los Cristianos Romanos prometen
más ayuda que si Pablo simplemente orase solo por sus dos peticiones? Fijaos en las palabras: "Os ruego,
hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os esforcéis juntamente conmigo en
vuestras oraciones a Dios por mí." Pablo dice que está orando por la misma cosa. Así que si él está orando,
¿por qué necesita que más gente ore?

Algunos os habéis preguntado, ¿Por qué tenemos reuniones de oración? Por qué reunirse en St. Paul esta
noche en un grupo mayor?¿Por qué tenemos cadenas de oración y grupos de oración? Si Dios es Dios, y es su
poder el que marca la diferencia en respuesta a la oración, ¿por qué importa el cuánta gente le pide? Si recojo
a Noël de la biblioteca porque me lo pide nuestro hijo, ella es tan recogida como si cuatro hijos me lo pidiesen.

Una respuesta es que cuanta más gente esté orando por una cosa, mayor agradecimiento y honor obtendrá
Dios cuando actúe. Vemos esto en 2 Corintios 1:10b-11: "y [Dios] nos librará, y en quien hemos puesto
nuestra esperanza de que El aún nos ha de librar, cooperando también vosotros con nosotros con la oración,
para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don que nos ha sido impartido por
medio de las oraciones de muchos."

La suposición tras la respuesta de ambas cuestiones es que el propósito divino de la oración es magnificar la
grandeza de Dios. La oración existe para la gloria de Dios. Jesús dijo en Juan 14:13 (LBLA), "Y todo lo que
pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" El objetivo de la oración es que el
Padre sea glorificado a través de Jesús.

Así que cuanta más gente esté orando por algo, y por tanto dependiendo en la misericordia y el poder de
Dios, más gente le dará gracias y le glorificará cuando la respuesta venga.

Dios Cambia la Voluntad de las Personas en Respuesta a la Oración

Ahora, estas dos preguntas del versículo 30 establecen el escenario para la lección del versículo 31. Lo que
hemos visto en el versículo 30 es que la oración bíblica y los incentivos bíblicos a la oración implican un
universo radicalmente centrado en Dios, y una forma de mirar al universo centrada en Dios. La oración es
para la gloria de Dios y los incentivos a la oración están centrados en Dios de forma que cuando nuestros
corazones se mueven por esos incentivos, estará claro que estamos actuando por la forma en que Dios es.

El versículo 31 asume esta misma visión del mundo. El punto que veo es muy simple y llega muy lejos en
sus implicaciones. El punto es que la oración cambia la voluntad de la gente. O, más exactamente, Dios
cambia la voluntad de la gente en respuesta a la oración.

Veamos esto en el texto. En el versículo 31 Pablo hace dos peticiones de oración: "1) . . . para que sea librado de
los desobedientes en Judea, y 2) para que mi servicio a Jerusalén sea aceptable a los santos." Así que tenía
dos preocupaciones: 1) que los no Cristianos en Judea lo mataran y acabaran con su ministerio; 2) que los
Cristianos encontraran alguna falta en su ministerio. Así que Pablo insta a los Cristianos Romanos a
1.300 millas de Jerusalén que pidan a Dios que no deje que eso suceda.
La implicación es que la voluntad de los incrédulos para hacer daño a Pablo y que la voluntad de los
creyentes para desaprobar el ministerio de Pablo están ambas en poder de Dios para ser cambiadas. No parece
que tuviese sentido orar por estas dos cosas si Dios no pudiese hacerlas. En ambos casos la voluntad de la
gente está implicada y la respuesta a la oración va a implicar que Dios cambie esas voluntades—en un caso
de manera que la mala voluntad de los incrédulos sea restringida y en el otro que la buena voluntad de los
creyentes sea asegurada.

Matthew Henry lo expresó hace 300 años: "Tal y como se debe buscar a Dios para que sujete la mala voluntad
de nuestros enemigos, así también para preservar y aumentar la buena voluntad de nuestros amigos;
porque Dios tiene los corazones de ambos unos y otros en sus manos. "

Esa es la implicación del versículo 31. Veamos como funciona yendo al libro de los Hechos y contemplando
como Dios contesta esta oración.

Como Dios Responde Esta Oración en Hechos

Tomad la primera petición—que Pablo sea liberado de aquellos que son desobedientes en Judea. ¿Cómo
respondió Dios eso?

Liberación de los No Cristianos en Judea

Bien, en Hechos 21 Pablo se encuentra con una ciudad muy hostil, tal y como esperaba. Versículo 30: "Se
alborotó toda la ciudad, y llegó el pueblo corriendo de todas partes; apoderándose de Pablo lo arrastraron
fuera del templo, y al instante cerraron las puertas. " La violencia de una banda no es fácil de controlar. Así
que ¿cómo fue salvado Pablo?

Fue salvado por el trabajo en la voluntad de las autoridades seculares. Versículo 31: " Mientras procuraban
matarlo, llegó aviso al comandante de la compañía romana que toda Jerusalén estaba en confusión. 32
Inmediatamente tomó consigo algunos soldados y centuriones, y corrió hacia ellos." Así que aquí vemos
una respuesta a la oración. Primero, alguien tuvo la voluntad de correr y decirle al comandante que había
un altercado. Segundo, el comandante tuvo la voluntad de tomárselo en serio e ir a ver. Tercero, el resto del
versículo dice, " . . . cuando vieron al comandante y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo." Así que su
voluntad malvada fue contenida y pararon antes de matar a Pablo y las oraciones de los Cristianos
Romanos a 1.300 millas de distancia fueron contestadas. Dios influenció la voluntad de alguien para
informar al comandante, la voluntad del comandante, y la voluntad de la muchedumbre. Y Pablo fue
librado.

Pero su peligro no ha terminado. En el capítulo 23 Pablo está en la cárcel y algunos de sus enemigos forman
una conspiración para emboscarle cuando sea transferido a Cesarea. Toman el juramento de no comer hasta
que muera. ¿Cómo contestará Dios las oraciones de los Cristianos Romanos? Influenció la voluntad de un
chico, el sobrino de Pablo, para que estuviese en un lugar para oír la conspiración, y luego la influenció para
que tuviese el coraje de contarle a Pablo. Versículo 16: " Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró de la
emboscada, y fue y entró al cuartel, y dio aviso a Pablo."

Entonces (vv. 17–23, LBLA):

Y Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: "Lleva a este joven al comandante, porque tiene algo que
informarle. "18 El entonces, tomándolo consigo, lo condujo al comandante, y le dijo: "Pablo, el preso, me
llamó y me pidió que te trajera a este joven, pues tiene algo que decirte. "19 Y el comandante, tomándolo de
la mano, y llevándolo aparte, le preguntó: "¿Qué es lo que me tienes que informar? " 20 Y él respondió: "Los
judíos se han puesto de acuerdo en pedirte que mañana lleves a Pablo al concilio con el pretexto de hacer una
indagación más a fondo sobre él. 21 Pero no les prestes atención, porque más de cuarenta hombres de ellos,
que se han comprometido bajo juramento a no comer ni beber hasta que lo hayan matado, esperan
emboscados; ya están listos esperando promesa de parte tuya. " 22 Entonces el comandante dejó ir al joven,
encomendándole: "No digas a nadie que me has informado de estas cosas. " 23 Y llamando a dos de los
centuriones, dijo: "Preparad doscientos soldados para la hora tercera de la noche, con setenta jinetes y
doscientos lanceros, para que vayan a Cesarea."

Así que Dios no sólo influenció la voluntad del chico para estar en el lugar correcto y en el momento correcto
y para tener el coraje de decirle a Pablo, sino que también influenció la voluntad del centurión para llevar al
chico al comandante e influenció la voluntad del comandante para tomar al chico en serio y hacer un plan
para que Pablo escapara. Y de esa forma de nuevo Pablo fue librado de los incrédulos en Jerusalén de la
misma forma que pidió en la oración en Romanos 15:31.

Un Ministerio Aceptable a los Santos de Jerusalén

¿Y qué pasó con los creyentes?¿Cómo respondieron a Pablo en respuesta a la otra oración en Romanos 15:31,
de que su ministerio fuera aceptable a los santos? Hechos 21:17-20 da la respuesta:

Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con regocijo. 18 Y al día siguiente Pablo fue con
nosotros a ver a Jacobo, y todos los ancianos estaban presentes.19 Y después de saludarlos, comenzó a
referirles una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles mediante su ministerio.20 Y
ellos, cuando lo oyeron, glorificaban a Dios."

Así que no leemos nada acerca de la iglesia rechazando a Pablo o su ministerio. Dios había escuchado el
esfuerzo de su pueblo en Roma, y había actuado. El fruto del Espíritu Santo es amor y gozo y eso es con lo
que se encontró Pablo en la iglesia de Jerusalén. Dios escuchó y respondió con el amor del Espíritu.

Concluyo, entonces, que Matthew Henry está exactamente en lo cierto: En la oración buscamos a Dios para
contener la mala voluntad de nuestros enemigos, y buscamos a Dios para preservar y aumentar la buena
voluntad de nuestros amigos, porque "Dios tiene los corazones de ambos unos y otros en sus manos."
O para ponerlo de forma simple, en respuesta a la oración Dios cambia la voluntad de la gente. Esto nos lleva
al mismo punto en que estamos en nuestro estudio de la providencia en el BITC en las noches del Miércoles.
Así que diré más acerca de los resultados de la soberanía de Dios y la responsabilidad humana.

Pero al cerrar esta mañana, pregúntate a ti mismo si crees esta verdad simple y poderosa sobre la oración. En
respuesta a la oración Dios cambia la voluntad de la gente. ¡Oro para que el Señor influencie vuestras
voluntades para creerlo! Y si lo haces, entonces considera tres implicaciones:

1. Mantente Maravillado por el Señorío de Cristo

Mantente maravillado por el Señorío de Dios y su Hijo Jesús. Pablo había dicho, "Os ruego, hermanos, por
nuestro Señor Jesucristo." Ahora vemos incluso más claro que Jesús es el Señor. Él es el Señor sobre las
voluntades de centuriones, y comandantes, y muchedumbres, y chicos pequeños. Toda autoridad en el cielo
y en la tierra ha sido dada a él. Así que nos mantenemos maravillados de ti Señor Jesús. Adórale. Confía en
él. Síguele. Y cuenta con él para ayudarte en tus anhelos por ver a la gente cambiar.

2. Regocíjate en que el Espíritu es un Espíritu de Amor

Alégrate y regocíjate en que el Espíritu de Dios es un Espíritu de amor. Pablo había dicho, "Os ruego por el
amor del Espíritu que os esforcéis en oración." Piensa en lo que debe haber significado para Pablo cuando fue
hacia Jerusalén el tener a grupos Cristianos que "lo recibieran con regocijo." "Los hermanos nos recibieron con
regocijo." O cuan precioso es el amor del Espíritu cuando fluye hacia nosotros desde otros creyentes. Alégrate
de que Dios es así. Alégrate de que el Señor del universo tiene un Espíritu de amor. Alégrate de que Dios
tiene ambos un Hijo poderoso y un Espíritu de amor. Cuando estas dos cosas se unen, el poder infinito y el
amor desbordante, nada puede caer sobre ti que no sea lo que Dios desea para tu bien.
3. No Descuides la Oración

Finalmente, no descuides la asombrosa influencia que tienes en el mundo para bien a través de la oración.
Por la oración Dios nos llama a unirnos a él en dar forma a la historia. Por la oración vamos a influenciar la
voluntad de presidentes y reyes y senadores y gobernadores y alcaldes (1 Timoteo 2:1-2). Por la oración
vamos a influenciar la voluntad de profesores y escritores y gente del espectáculo y editores y pastores y
ancianos y misioneros. Por la oración vamos a influenciar la voluntad de nuestros amigos y nuestros
enemigos. Vamos a influenciar las voluntades de nuestros hijos por la oración, y nuestros esposos y esposas
y madres y padres y hermanas y hermanos y vecinos y colegas y compañeros de estudios..

La cantidad de bien transformador que puedes hacer con la oración es incalculable. No descuides este gran
trabajo que Dios ha puesto en tus manos. Este año utilizamos ambos instrumentos para ganar gente para
Cristo. Trabajemos para cambiar la mente de la gente con la verdad y la voluntad de la gente con la oración.

INCENTIVOS PARA ESFORZARSE EN LA ORACION


Por John Piper sobre Oración
Traducción por Manuel Bento Falcón

Romanos 15:30

Os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os esforcéis juntamente
conmigo en vuestras oraciones a Dios por mí

Introducción
Hoy nos vamos a centrar en Romanos 15:30. He llamado al mensaje, “Incentivos Para Esforzarse en
Oración.” El punto básico del versículo es motivar a los Cristianos Romanos a "esforzarse" o a "forcejear" o a
"luchar"—es una palabra fuerte (no simplemente orar, sino esforzarse, o forcejear o luchar)—en oración a
Dios por Pablo ya que va a Jerusalén con una contribución para los Cristianos pobres de la ciudad. El
versículo 31 dice específicamente lo que quiere que haga Dios en respuesta a su oración. Trataremos eso
la próxima semana.

Pero en el versículo 30 el centro está en dos incentivos para que se esfuercen en la oración por Pablo en su
ministerio en Jerusalén. El primero es "'por nuestro Señor Jesucristo"—"Os ruego, hermanos, por nuestro
Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os esforcéis juntamente conmigo en vuestras oraciones a
Dios por mí." La segunda es "por el amor del Espíritu." "Os ruego, hermanos, . . . por el amor del Espíritu, que
os esforcéis juntamente conmigo en vuestras oraciones a Dios por mí."

Así que el resumen básico del versículo es simple: hay un ruego de Pablo para que ellos se unan a él en
oración. Es un ruego que no es por una oración casual, relajada y fácil de llevar, sino por esforzarse o luchar
en oración. Luego hay dos incentivos para que ellos respondan a este ruego. Él ruega "por el Señor
Jesucristo." Y él ruega "por el amor del Espíritu."

Nuestro objetivo es por tanto, meditar juntos en estas tres cosas:

1. el ruego para que los Cristianos se esfuercen en oración por el bien del ministerio;
2. el incentivo "por el Señor Jesucristo;" y
3. el incentivo "por el amor del Espíritu."

Pero permitidme describir la situación en que esta Palabra de Dios nos encuentra hoy.
La situación de esta palabra hoy es muy simplemente que hoy es el comienzo de la Semana de Oración de
1996, y que (en unas pocas horas) es el comienzo de un año nuevo de oración y un año nuevo de ministerio
y creo que Dios quiere hablar esta palabra a través mío con respecto a nuestro ministerio.

Os ruego, Bethlehem, por el Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os esforcéis juntamente conmigo
en oraciones a Dios por mí—y no sólo por mi, sino por la misión y ministerio de esta iglesia al completo.

Ayunar Como Esfuerzo

Una forma de ver la oración como un esfuerzo o una lucha es ver el ayuno como parte de ella. El ayuno
intensifica la oración y dice con el hambre física—tanto así, Señor, es cuanto queremos que actúes. Así de
grande es el deseo de que tu poder venga. Así de hambrientos estamos por la revelación de tu gloria en los
corazones de tu pueblo. Así de sedientos estamos por la conversión de los amigos que están pereciendo. Y os
pido que consideréis realizar algo de ayuno significativo esta semana.

Pero no lo haréis a menos que sintáis cuan críticas son las cosas por las que quiero que oréis. Así que
permitidme hablaros de mis meditaciones de ayer. Pregunte, Señor, ¿hay algo por lo que merezca la pena
ayunar en nuestro futuro?¿Existe un llamado y un sueño y una posibilidad de puedas traer a la existencia
a través de nuestro esfuerzo y ayuno en oración en 1996?¿Por qué debería ayunar este año?¿Por qué debería
pedir a la gente que se esforzase en oración?

Y esta es la respuesta que creó un sentir de crítica necesidad en mí y me dio un sentir emocionado de que
hay mucho a lo que echar mano de Dios para esta semana y este año.

¿Por Qué Deberíamos Orar y Ayunar Este Año?

Este año, si el Señor quiere, emergerá una nueva estructura de personal con cambios significativos en el
personal (Greg se trasladará a la plantación de iglesias, Joan se trasladará al Ministerio de Discipulado de
Niños, Jim Bloom se trasladará desde Toshavim y el liderazgo de pequeños grupos a la misión urbana de
InnerChange). Como y por quién se sustentarán esos ministerios es de una importancia tremenda. Estas
decisiones se tomarán en las próximas semanas y meses, y son críticos. Las almas penden en equilibrio—
las de niños y adultos. ¡Esto merece una semana de esfuerzo y oración!

Este año, si el Señor quiere, nombraremos nuevo liderazgo de adoración. Hemos sido increíblemente
afortunados de que Don Landin en 1994 y Greg Dirnberger en 1995 tuvieran el deseo de ayudarnos en el
liderazgo de adoración interino. Pero ahora el grupo de trabajo de adoración y música se ha abierto camino
hasta el punto donde estamos preparados para comenzar a buscar un liderazgo a largo plazo y mi esperanza
y expectación es que para otoño ese liderazgo esté en su lugar. Pera mí personalmente, solo esto ya es
bastante para motivar un esfuerzo sostenido en oración y ayuno sincero hasta que se escuche el llamado
gracioso de Dios. Creo que muchos de vosotros sentís esta carga también. Ruego con vosotros esforzaros
juntamente conmigo en ayuno y oración.

En este año, si el Señor quiere, una nueva visión por el cuidado de los miembros y la supervisión a través del
ministerio de miembros y grupos pequeñoscristalizará y dará forma a la manera en que el equipo y los
ancianos realizan su trabajo de supervisión espiritual. Esto puede tener un impacto fuerte en los perfiles del
equipo, y en el significado de la ancianidad, y en la función sacerdotal de esta congregación como
conjunto—¡un impacto bíblico muy emocionante! Uno de los valores bíblicos e históricos de los Bautistas
durante los últimos 400 años ha sido el sacerdocio del creyente (1 Pedro 2:5, 9; Apocalipsis 1:6; Efesios
4:12).

Este año la visión renovada de 2000 para el 2000 se mueve crucialmente un año más cerca de la fecha del 31
de Diciembre del 2000 DC. Creemos que Dios nos ha llamado a orar para enviar a 2.000 de nuestra gente
antes del 2.000 DC. y ganar para la fe a 2.000 personas para el 2.000 DC. En este año hay familias
misioneras esperando para salir de nosotros. ¿Podrán ir? Hay vecinos y amigos y colegas y extraños que
están fuera de Cristo y pereciendo si no ponen su fe en Cristo como Señor y Salvador. ¿Nos dará Dios el
poder de amarlos y darles testimonio como debemos?¿Y abrirá Él sus corazones para que presten atención a
la Palabra? Esto por si solo es bastante para llenarnos con un deseo urgente para que Dios actúe en respuesta
a nuestras oraciones. Muchas de esas personas que necesitan salvación tienen nombres y apellidos. Las
conocemos. Es un llamado para esforzarse en oración.

Este año, si el Señor quiere, habrá un nuevo plan de fondos para pagar la hipoteca de este edificio y seremos
todos llamados en Marzo a unir manos y pedir, por y sobre todo con nuestro dar, ¿Nos habilitará Dios para
atajar los seis años que quedan de esta hipoteca a la mitad y ahorrar cientos de miles de dólares en intereses
que podrían ir a la expansión de las misiones y los ministerios? Merece la pena esforzarse en oración por esta
posibilidad y las once semanas que conducen al Domingo del Desafío.

Este año, si el Señor quiere, habrá iniciativas frescas en la forma en que cultivamos las relaciones de amor
aquí en Bethlehem, y en la forma en que hacemos misiones urbanas y tocamos a los pobres, y en la forma
en que defendemos a los que no han nacido, y en la forma en que pensamos y actuamos respecto a las
relaciones entre razas. Todos eso seguirá siendo un sueño sin realidad a menos que haya un esfuerzo en
oración a Dios.

Y para apoyar todo esto, si el Señor quiere, este año veremos completarse el nuevo área de aparcamiento la
expansión hacia el oeste con un paisaje apropiado. Dios ha obrado distintivamente para darnos apoyo de la
vecindad en esto hace unos pocos meses, y la casa ha sido quitada. ¿Estarán ahí los recursos para hacer más
fácil que vengan los visitantes? Esforzarse en oración hará la diferencia.

Y para apoyar más todo esto habrá una nueva señal en la cara este de este edificio identificando la iglesia de
forma que la gente del centro que esté hablando de nuestros carteles de verdad del techo pueda hacer la
conexión con esta iglesia. Pero eso costará dinero, y no es lo más importante. ¿Sucederá?¿Debería suceder? La
oración marcará una diferencia crucial a la hora de responder esas preguntas.

El Percibir Necesidades Críticas hace que Nazca el Esfuerzo en Oración


Esto es lo que meditaba ayer conforme reflexionaba en mi propio sentido de urgencia y mi propio llamado a
orar y esforzarme en oración esta semana y durante el año. Menciono estas cosas porque se que una carga
por la oración no sale de la nada. Sale de ver una necesidad crítica y una gran esperanza. Si no lo sientes,
no te esforzarás en la oración. Pero lo sentirás a tal grado que tu vida se entrelace con esta iglesia y
compartas la misión de esparcir la pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de las
gentes.

Si eres Cristiano, te habrás esforzado o te esforzarás en oración. Algunos de vosotros llevan una carga
tal por la oración y en la oración que hacéis esto casi diariamente. Otros a duras penas se esfuerzan alguna
vez en oración. De hecho a algunos de vosotros os cuesta imaginaros lo que Pablo y Yo estamos pidiendo
cuando decimos, " Os ruego, que os esforcéis juntamente conmigo en vuestras oraciones a Dios." Pero llegará
un momento en que todos os esforcéis en oración.

El 16 de Diciembre de 1974, el teléfono sonó y mi cuñado me dijo que mi madre acababa de morir en un
accidente de autobús y que mi padre estaba gravemente herido y podía no sobrevivir. Fui a mi cuarto y me
arrodillé y durante media hora probé lo que era esforzarse en oración. Ya sabes a que me refiero. Vosotros
haríais lo mismo. No era por mi madre. No es bíblico orar por los muertos. Era por mi padre, por que él viviese.
Y lo hizo. El esforzarse en oración puede hacerse solo. Puede suceder en un grupo, que se animen unos a otros
para esforzarse en oración. He escuchado que nuestros ancianos se esfuerzan en oración por los santos que
se extravían o que están críticamente enfermos. No todas las oraciones están a la misma intensidad de
esfuerzo. Pero algunas son muy intensas. Cuanto mayor es la carga, más intensas.

Esforzándose en Oración Contra Nuestros Enemigos

¿Cómo hemos de entender este esfuerzo? En el versículo 30 Pablo no nos dice con qué o quién nos tenemos
que esforzar.
 ¿Es esforzarse contra el pecado en nuestras vidas que dificulta nuestras oraciones (Salmos
66:18, LBLA—" Si observo iniquidad en mi corazón, el Señor no me escuchará.")?
 ¿Es esforzarse contra la incredulidad que amenaza nuestra fe cuando oramos (Marcos 9:24—"Al
instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúdame en mi incredulidad.")?
 ¿Es esforzarse contra las terribles distracciones—la mayoría inocentes en si mismas—que evitan
que encontremos tiempo y nos centremos en la oración (1 Pedro 4:7—"Sed pues prudentes y de
espíritu sobrio para la oración.")?
 ¿Es esforzarse contra Satanás y sus principados y potestades (Efesios 6:12—" Porque nuestra
lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, ")?

Sí, debemos esforzarnos contra todos esos obstáculos y enemigos. ¿Es para sorprenderse que encontremos la
oración tan difícil como de hecho nos resulta? Hay tantos oponentes. Si el enemigo puede cortar la fuente de
alimentación o la línea de suministro, el ejército al completo languidece, sin poder hacer nada.

Esforzándose en Oración con Dios

Pero hay otra forma de pensar acerca de este esfuerzo en oración, a saber, un esfuerzo con Dios mismo. Esto
no significa que pensemos que Dios es un enemigo y que luchamos con él y lo conquistemos. Significa que
le vemos como nuestra única esperanza y en desesperación echamos mano de él y nos negamos a dejarle ir
sin que nos bendiga. Ejemplos de esto serían:

 Moisés esforzándose con el Señor en favor del Israel rebelde (Deuteronomio 9:24–29).
 Ana esforzándose con el Señor para que le diese un hijo (1 Samuel 1:10, 12).
 Jesús esforzándose con su Padre en Getsemaní, y sudando, como de hecho eran, gotas de sangre
(Lucas 22:44).
 Pablo orando con pasión de autosacrificio por sus compatriotas Judíos (Romanos 9:1–3; 10:1).
En cada caso había una intensidad y urgencia y seriedad y celo y fervor que creo que es lo que Pablo tenía
en mente en Romanos 15:30.

Escuchad solamente un ejemplo, si queréis saber como podría sonar. Es el clamor de Daniel a Dios por la
liberación de su pueblo de la cautividad de Babilonia cuando terminaron los 70 años de exilio. La
introducción de su oración es (en Daniel 9:3, LBLA): " Volví mi rostro a Dios el Señor para buscarle en
oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza." Ahí vemos los símbolos visibles de esforzarse en oración.
Ahora escuchad sus palabras, cuando termina la oración (en Daniel 9:18–19):

Inclina tu oído, Dios mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual se
invoca tu nombre; pues no es por nuestros propios méritos que presentamos nuestras súplicas delante de ti,
sino por tu gran compasión. ¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por
amor de ti mismo, Dios mío! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.

Él ruega a Dios con sinceridad y lucha elaborando un caso en base al celo de Dios por su gloria.

Así que concluyo que Dios nos llama de vez en cuando, y para algunos de nosotros es como una vocación, a
que nos esforcemos—a esforzarnos, a luchar, a persistir y prevalecer en oración. Eso es lo que os animo a
hacer esta semana por todas las grandes posibilidades que se extienden ante nosotros como iglesia y en
vuestra propia vida.

Dos Incentivos para Esforzarse en Oración desde Romanos 15:30

Los incentivos que Pablo da en Romanos 15:30 son dos: "Os ruego, hermanos, 1) por nuestro Señor
Jesucristo, y 2) por el amor del Espíritu . . . que os esforcéis juntamente conmigo en oración."

"Por Nuestro Señor Jesucristo"


Tomemos brevemente estas dos una por una. Él nos llama "por nuestro Señor Jesucristo " a esforzarnos en
oración.¿Qué quiere decir?¿De qué forma es esto un incentivo a esforzarse en la oración? Hay muchas cosas
sobre Jesús que nos inducen a orar. Por ejemplo:

 Él nos mandó a que orásemos sin desfallecer (Lucas 18:1).


 Él convirtió su nombre en la base de nuestras oraciones (Juan 14:13; 15:16).
 Él derramó su sangre para comprar todos los beneficios de la salvación incluyendo la respuesta a
las oraciones (Romanos 8:32).
 Él nos enseñó a orar con su oración modelo llamada el Padre Nuestro (Mateo 6:9–13).
 Él nos dio ejemplo de oración pasando noches completas en oración (Lucas 6:12).

¿Cuál de estas tiene Pablo en mente?¿O hay otra?

"Por el Amor del Espíritu "

¿Y qué hay del segundo incentivo? "Os ruego, hermanos, . . . por el amor del Espíritu a esforzaros
juntamente conmigo en vuestras oraciones." ¿Quiere decir esto el amor que el Espíritu crea en nosotros unos
por otros, de forma que queramos orar los unos por los otros (Gálatas 5:22)?¿O significa el amor que el
Espíritu mismo tiene por nosotros de forma que tengamos confianza que nos ayude en nuestras oraciones
(Romanos 8:26) y que actúe amorosamente en respuesta a nuestras oraciones (Hechos 4:31; 8:15)?

Lo que Pablo Tiene en Mente

Todas esas posibilidades son ciertas. Y todas ellas deberían movernos a orar. Pero aquí está mi respuesta a lo
que creo que Pablo quiere decir con ambos de estos incentivos. Tomo mi pista del versículo siguiente. Así que
esto nos lleva al mensaje de la semana próxima. Pero mirémoslo brevemente. El versículo 31 nos da el objetivo
de la oración que Pablo quiere. El quiere que se esfuercen en oración, dice, " para que sea librado de los que
son desobedientes en Judea, y que mi servicio a Jerusalén sea aceptable a los santos."
Dos peticiones: una, que sus oponentes sean sujetados para que no lo maten; y dos, que los Cristianos en
Jerusalén miren de forma amable su ministerio y lo afirmen en lugar de criticarlo. Mi sugerencia es que los
dos incentivos del versículo 30 corresponden con las dos peticiones del versículo 31.

Para superar a los enemigos y mantenerlos a raya de manera que no matasen a Pablo se requería una
intervención poderosa y soberana de Aquel que tiene el derecho de "Señor" sobre todos los poderes seculares.
Esto se corresponde con el incentivo, “por nuestro Señor Jesucristo.” En otras palabras, os animo a esforzaros
por mi liberación de las autoridades Romanas y Judías de Jerusalén porque Jesucristo es Señor y tiene el
derecho y la autoridad para hacer que los soldados y los gobernadores y César hagan lo que le plazca. Orad
con confianza de que toda autoridad en el cielo y en la tierra le ha sido dada a él. (Mateo 28:18).

Finalmente la segunda petición es que los Cristianos en Jerusalén vean favorablemente el ministerio de
Pablo en lugar de sospechar de él o criticarlo. En otras palabras él quiere que lo traten amablemente,
gentilmente y amorosamente. Esto se corresponde con el segundo incentivo, "Por el amor del Espíritu." Pablo
cree que, si los Romanos piden al Padre en el nombre de Jesús, el Espíritu obrará amorosa y poderosamente
en los corazones de los Cristianos en Jerusalén para darle una porción de su propio amor para recibir a Pablo
y ayudarlo en su ministerio en lugar de resistirlo.

Conclusión: Un Llamado a Esforzarse en Oración por Bethlehem

Así que ese es mi ruego para vosotros en la proximidad de la Semana de Oración de 1996. ¿Os esforzaréis
juntamente conmigo en oración a Dios no sólo por mí, sino por toda la visión que Dios está creando en estos
días en Bethlehem? Orad por la misión y la visión y las iniciativas frescas utilizando el panfleto azul y la
hoja verde de los niños que recibiréis al salir. Orad por un gran despertar espiritual y avivamiento para
apoyar todas estas cosas. Orad en las mañanas y sed parte de la reunión de renuevo de oración con Steve
Nicholson en la noche del Miércoles, y orad a través de la noche el Viernes.
Sea lo que hagáis, no estéis sin oración en 1996. La oración es un gancho con el poder de Dios por toda la
misión y la visión y las iniciativas. Esforzaos juntamente conmigo en vuestras oraciones. Os animo por
nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu.

PARA QUE NADA SEA OBSTACULO EN NUESTRAS ORACIONES


Por John Piper sobre Oración
Una parte de la serie 1 Peter: Grow in the Grace & Knowledge of Christ
Traducción por Maria del Carmen Zanassi
1 Pedro 3:7 (LBLA)

Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso
más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no sean estorbadas.

Las palabras de Pedro sobre la oración

En su primera carta – en la que hemos estado centrándonos desde el último septiembre – Pedro menciona la
oración tres veces. Lo que es notable con respecto a estas tres instancias es que hay algo en común a cada
una de ellas. Permitan que lo lea y vean si pueden detectar la trama común que hay entre ellas.

La primera mención

Primero, Pedro le habla a los esposos sobre la oración y la relación con sus esposas (3:7):

Vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso
más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no sean estorbadas.
La segunda mención

Segundo, en el siguiente párrafo, (v.8), Pedro le habla a todos los creyentes acerca de ser fraternales,
compasivos y humildes y, (v.9), sobre no devolver mal por mal, sino bendecir. Luego, para respaldar estas
tres exhortaciones, cita Salmos 34 en los versículos 10-12:

El que quiere amar la vida y ver dias buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.
Apartese del mal y haga el bien; busque la paz y sigala. Porque los ojos del Señor estan sobre los justos, y
sus oidos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor esta contra los que hacen el mal.

La tercera mención

Tercero, En 1 Pedro 4:7 dice:

Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración. [literalmente:
por el bien de la oraciones].

¿Cuál es la trama común?

¿Cuál es la inusual trama común que hay entre estas tres referencias a la oración? Lo que me impactó es
que las tres no nos enseñan que orar nos ayuda a vivir correctamente, sino que vivir de la manera correcta
nos ayuda a orar. Es verdad que la oración es una de las maneras que Dios ha designado para ayudarnos a
vivir de la manera que debemos (ver Colosenses 1:9-10). Pero, en cada uno de estos textos, Pedro enfatiza que
también es cierto lo contrario: Dios ha designado para nosotros una manera de vivir que nos ayudará a orar.
Hay formas de vivir que obstaculizan las oraciones y hay una forma de vivir que ayuda a las oraciones.

Vivir correctamente nos ayuda en nuestra oración


Observemos nuevamente estas similitudes y preguntémonos ahora: ¿Qué nos está diciendo Pedro sobre cómo
la forma en que vivimos ayuda a la oración?

Cómo viven los maridos con sus esposas

En 3:7, la primera nos habla a los maridos sobre una forma de vivir con nuestras esposas que puede
obstaculizar nuestras oraciones y una manera de vivir con ellas que va a ayudar a nuestras oraciones.

Vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso
más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no sean estorbadas.

Si queremos que nuestras oraciones reciban ayuda y no que sean obstaculizadas, hemos de vivir de cierta
manera con nuestras esposas. Tenemos que hacer un esfuerzo por entenderlas y conocer sus necesidades.
Tiene que haber una preocupación especial por su fragilidad y por lo que necesitan especialmente de nosotros.
Tiene que existir un reconocimiento de que ella es coheredera de la gracia de la vida y un otorgamiento de
honor que lo acompañe, en lugar de cualquier menosprecio o menoscabo. Cuando nosotros, maridos, vivimos
así (de manera comprensiva, con cariño tierno y respeto) nuestras oraciones no se verán obstaculizadas. Si
no vivimos así, nuestras oraciones encontrarán obstáculos.

Esta es la manera en que lo expresa un buen comentario:

Tan interesado está Dios en que los maridos cristianos vivan con sus esposas de una manera comprensiva y
cariñosa, que “interrumpe” su relación con ellos cuando no lo hacen. Ningún esposo cristiano debe dar por
sentado que va a conseguir algún bien espiritual en su vida sin un ministerio de oración efectivo. Ningún
esposo puede esperar una vida de oración efectiva a menos que viva con su esposa de una “manera
comprensiva, dando honor”. La voluntad de Dios es que se tome el tiempo para desarrollar y mantener un
buen matrimonio; es algo que sirve a Dios; es una actividad espiritual que es agradable a sus ojos. (Wayne
Grudem, 1 Pedro, p.146).

Hay una forma de vivir con nuestras esposas que obstaculiza nuestras oraciones y arruina nuestro impacto
espiritual. Y hay una forma de vivir con nuestras esposas que libera nuestras oraciones y ayuda a potenciar
nuestro impacto espiritual.

Cómo viven todos los creyentes

Segundo, Pedro continúa en los versículos 8 y 9 para convocarnos a todos, no sólo a los esposos, a ser
comprensivos, fraternales, bondadosos y humildes, y también a no devolver mal por mal, sino a bendecir a
aquellos que no son buenos con nosotros. Luego, nos da el motivo por el cual debemos vivir de esa manera.
Es una cita de Salmos 34, y en el versículo 12 el motivo llega al punto culminante con la misma clase de
argumento que en 3:7, es decir, las oraciones encuentran obstáculos si no vivimos así. Dios tiene una
actitud abierta especial para las oraciones de aquellos que buscan la paz, cuyas palabras son puras y que no
usan la astucia (engaño). Versículo 12: “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos
a sus oraciones; pero el rostro del Señor esta contra los que hacen el mal”.

Dios escucha las oraciones de aquellos que viven así: que mantienen su lengua lejos del mal, que se
abstienen del engaño, que buscan la paz, que hacen el bien. Pedro nuevamente nos dice aquí cómo evitar
que nuestras oraciones se vean obstaculizadas. Es lo mismo que Jesús estuvo enseñando en el Padre Nuestro
cuando nos dijo que oráramos: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a
nuestros deudores” (Mateo 6:12). No perdonar a los que se arrepienten va a bloquear nuestras oraciones. Ese
es el punto de Pedro también. Hay una forma de vivir que obstaculiza nuestras oraciones y otra que ayuda
a nuestras oraciones.

Esfuerzos especiales que podemos hacer


Tercero, en 4:7 él dice que existen esfuerzos especiales que podemos hacer para que nuestras oraciones sean
ayudadas y no obstaculizadas:

Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración.

Dos cosas: primero, sean prudentes por el bien de sus oraciones; segundo, sean sobrios por el bien de sus
oraciones. En otras palabras, existe una forma de pensar y de vivir que va a obstaculizar sus oraciones y
una forma de pensar y de vivir que va a ayudar a sus oraciones.

La verdad en estos textos

En estos textos, hay una doctrina – una verdad bíblica – que podemos afirmar con una gran confianza:

Los cristianos deben esforzarse por vivir de una manera que no obstaculice sus oraciones.

Esto tiene tres partes:

1. Implica que las oraciones pueden ser obstaculizadas. Nuestra vida de oración puede verse
obstruida, bloqueada.
2. Frecuentemente, lo que bloquea la oración es nuestra vida- nuestra manera de vivir, la forma en
que nos relacionamos con las esposas, los maridos, los niños, los padres, los colegas o los vecinos.
3. Abrir el camino de la oración a Dios implica un esfuerzo consciente. En cada uno de estos textos,
Pedro nos dice que resolvamos hacer algo para que nuestras oraciones no sean obstaculizadas.

En otras palabras, una vida de oración libre, abierta, verdadera y satisfactoria no es automática. No sucede
cuando estamos pasivos. Si así fuera, estos tres textos no tendrían sentido. En 1994, nuestra vida de
oración depende, en parte – mediante Dios y su gracia que lo hace posible (1 Corintios 15:19) – de cómo
elijamos vivir en nuestros hogares, en el trabajo y en la vida privada en soledad.
Por lo tanto, otra manera de expresar la doctrina, que hemos visto en estos versículos sería: hagan lo que
tienen que hacer para que sus oraciones no sean obstaculizadas. Mientras predico, tomen ahora mismo la
resolución en sus corazones de no permanecer pasivos con respecto a su vida de oración este año; de tomar
una serie de medidas para hacer que sea buena.

¿Por qué es importante?

Voy a hacerles una pregunta que podría aumentar el incentivo para hacerlo. ¿Por qué es importante que su
vida de oración no sea obstaculizada? Hay muchas respuestas tremendamente importantes para
contestarlo. La semana próxima, hablaremos sobre una que relaciona la pequeñez de sus vidas con la
grandeza del Cielo y el fin del mundo. Pero, hoy les voy a dar una respuesta que se aproxima a mi propia
experiencia.

Tenemos que evitar que nuestras oraciones encuentren obstáculos porque cuando los encuentran, significa
que no estamos conectando con Dios, y Dios mismo comienza a parecer distante e irreal.

Para un no creyente que nunca ha conocido el caminar pacífico y personal con Dios, eso no sería inusual. A
menos que el Espíritu Santo esté obrando en sus vidas, están insensibilizados a ese respecto. Pero, para una
persona que ha conocido a Dios, lo ha amado, ha probado la dulzura de su paz, su amistad y el sentido de
estar bien con Él, nada es más aterrador que la creciente impresión de que Dios no parece estar más allí.

 Despertarse en la mañana o ir a dormir en la noche, estar tendido mirando el techo y sentir: “No
es real. Él no me escucha.”
 Sentir que en sus mentes todo está aflojándose y no pueden mantenerlo lo suficientemente sujeto
para concentrarse en nada, ni mucho menos en Dios. Solamente hay una agitación y un
movimiento de inestabilidad inquietos.
 Tratar de formular una oración y sentir que es absolutamente fingida porque la mente está tan
llena de cosas terrenales, sentimientos mundanos y deseos carnales que una comunión dulce,
confidente y apacible con Dios en la oración parece casi tan imposible como volar a la luna.

Estas son experiencias aterradoras para un cristiano que ha conocido la paz con Dios y una comunión sin
obstáculos con Él. Y lo que digo es que Pedro quiere evitarles eso. Yo quiero evitarles eso. Yo mismo quiero
evitarlo a cualquier precio.

Decidan tomar seriamente las enseñanzas de Pedro

Pedro nos dice: esfuércense por vivir de una manera que no obstaculice sus oraciones (Noten: casi no hace
falta mencionar que esto no es un esfuerzo para ganar la paga de Dios, sino uno por seguir la prescripción
amorosa de nuestro Buen Doctor ya que confiamos en Él). En esta mañana resuelvan que, durante la
Semana de Oración, van a tomar esta enseñanza en serio y buscar hacer lo que sea necesario para
desbloquear sus oraciones y liberarlas.

 Puede ser que necesiten hacer cambios en sus hogares. Nada es más importante que desbloquear
el flujo y el poder de las oraciones que se ven obstruidas en el hogar.
 Puede ser que necesiten hacer cambios en un círculo más amplio de relaciones en las que hay
amargura o engaño.
 O puede ser que tenga que ocurrir un simple despertar relacionado con el patrón de oración en sus
vidas. Cuando Pedro dice en 4:7: “sed pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración”, quiere
decir que hay disciplinas de la mente y del espíritu que pueden mantener desbloqueada la
oración en nuestras vidas.

Creo que esto es lo que Dios quiere que especialmente escuchen de este mensaje en esta mañana: hagan de la
Semana de la Oración 1994 una semana con una prudencia despierta y renovada respecto a lo que
obstaculiza la oración en sus vidas y una semana de sobriedad de espíritu respecto a la oración. Prudencia.
Espíritu sobrio.

Jesús no besa a una esposa ebria

Jesús no le da un beso a una esposa ebria. La puede sacar de la calle y llevarla de vuelta a la cama. Puede ser
inmensamente paciente con ella, servirle café caliente y ofrecerle un nuevo comienzo. Pero no besaría a una
esposa ebria.

¿Qué quiero decir? Quiero decir que cuando la novia de Cristo, la iglesia, está ebria del mundo, puede volverse
a Él con un breve beso de oración, pero su aliento expresa tanta mundanalidad que Él voltea la cara.

Nadie llega a la sobriedad sin esfuerzo

“Sean sobrios por el bien de sus oraciones”, dice Pedro. Pero, ¿quién se vuelve sobrio sin esfuerzo? Nadie llega
a la sobriedad sin esfuerzo. Ni a la sobriedad física ni a la espiritual. La sobriedad tiene lugar cuando
comenzamos a usar el buen juicio respecto a nuestras vidas. Buen juicio sobre qué hacemos con nuestro
tiempo. Buen juicio acerca del clima espiritual de nuestros hogares. Buen juicio sobre la mundanalidad de
nuestro tiempo libre. Buen juicio con respecto a la música que escuchamos, las películas que vamos a ver, la
televisión que miramos.

Nadie se vuelve sobrio sin dar pasos intencionales para sacar las botellas de mundanalidad de los estantes,
de la alacena, y de la casa. Cuando eso sucede, entonces el aliento espiritual comienza a ser más limpio y el
beso de la oración no encuentra obstáculos.

Ayudarse unos a otros con este fin

Hay muchas maneras en las que podemos ayudarnos unos a otros en este aspecto. Hay muchas cosas que
Dios les ha enseñado a algunos últimamente, varios de ustedes me contaron ejemplos. Esta noche, quiero que
nos enseñemos, exhortemos, alentemos y, si es necesario, nos reprendamos unos a otros. Los invito, esta
tarde, a orar sobre lo que Dios querría que nos dijeran esta noche. También les invito a compartir sus
preguntas y sus luchas. Necesitamos escuchar acerca de la verdadera batalla que están confrontando.

Voy a compartir con ustedes algunas cosas que me ayudaron en la lucha por orar sin obstáculos. Pero espero
plenamente que lo que digan esta noche sea lo que Dios utilice más. Oren. Vengan. Hablen desde la
debilidad o la fuerza. Alguien estará aquí necesitando exactamente lo que Dios les motiva a decir.

Por John Piper sobre Oración


Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Desiring God

La madre de Santiago y Juan se arrodilló ante Jesús y oró: "Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos
míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda" (Mateo 20:21).

Podrías pensar que Jesús se negaría a responder esta oración, ya que fue tal vez motivada por vanidad. Pero
esa no es la razón que Jesús da. Él dice: "Pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo,
sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre" (v. 23).

Esto es extraño. Al principio pareciera que las cosas que Jesús decide hacer no son "preparadas" por Dios, y las
cosas "preparadas" por Dios, no están en el poder de Jesús para conceder. Pero de seguro que esto no es cierto.
Jesús dijo, por ejemplo, "Yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi
propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento
recibí de mi Padre" (Juan 10:18).
Dios el Padre había "preparado" para la muerte y la resurrección para su Hijo hace mucho tiempo (Isaías 53).
Sin embargo, estaba en la autoridad del Hijo el dar su vida y volverla a tomar de nuevo. Así que no hay
conflicto entre lo que el Hijo puede hacer y lo que el Padre "prepara" para que sea hecho. Ellos están en
armonía.

Entonces, ¿qué quiso decir Jesús cuando dijo a Jacobo y a Juan, "no es mío darlo, sino aquellos para quienes
está preparado por mi Padre"? Tal vez él está diciendo: "El Padre no me ha revelado quién se sentará junto a
mí, y por eso no es mío para darlo". Pero Jesús no dice que el Padre no le ha revelado esto a él, como en el caso
de la segunda venida (Marcos 13:32).

Me pregunto si Jesús no se refería a algo como esto: "Estoy al tanto que he mostrado favor a Jacobo y a Juan.
Ellos son parte de mi círculo de intimidad. Así que es cierto que hay algo en mi corazón por tenerles
especialmente cerca a mí. Entonces, entiendo por qué me oras de esta manera. Pero lo que debes entender es
que el Padre y yo tenemos afectos que no son gratificados de manera inmediata. En lugar de esto los
sometemos a la guía de la sabiduría infinita. Mi Padre es la Fuente de toda Sabiduría. Así que lo que él ha
preparado es la forma en que será. Yo siempre me someto a eso. Siempre será lo mejor, incluso si esto
significa que algunos de los buenos deseos de mi corazón deben someterse a algo diferente. Eso es lo que
quiero decir. Tu petición no es mía para concederla en el sentido de que los afectos naturales que tengo por
Jacobo y Juan no son suficientes como para decidir si se sientan a mi lado. Hay una sabiduría infinita que
decide estas cosas. Sometámonos con gozo a eso y busquemos la infinitamente mejor manera de mi Padre".

Así es como a menudo es cuando oramos. Si la respuesta no llega en el momento y la forma en que
queremos, no debemos suponer que es porque el Señor no tiene afecto por nosotros ni ninguno de los deseo de
hacer lo que queremos. Puede que él llorare con nosotros por nuestro anhelo. Pero él siempre se someterá a las
infinitamente sabias "preparaciones" de su Padre por que siempre son mejores. La respuesta "No, no es mío
concederlo," siempre significa: "Mi Padre ha preparado algo mejor. Confía en él."

Ora conmigo: Señor, creo, ayuda mi incredulidad


UNA ORACION PARA LLEVAR UN CORAZON CARGADO A JESUS

Por Scotty Smith sobre Oración


Traducción por Laura Coloma

Venid a mí, todos los que están cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre
vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera. Mat. 11:28-30

Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará. Salmo 55:22


Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:7

Jesús lleno de gracia, esta mañana me estoy amarrando los zapatos deportivos para ir hacia ti lo más rápido
que pueda. Tu yugo fácil y tu carga ligera me llaman, y encantado asumiré la responsabilidad. Tu
promesa de descansar el alma nunca había sido tan oportuna o necesitada, ya que estoy cansado al
comenzar este día. Gracias por ser tan acogedor.

La carga y la confusión que siento están claramente relacionados con viejas heridas y dolor persistente. A
veces nuevos dolores parecen una lupa o un megáfono a través de los cuales nos recuerdas que tenemos
asuntos pendientes en el alma. Igual que un hueso roto que no encajó adecuadamente, los corazones rotos
que no sanaron la primera vez son susceptibles al dolor recurrente. Elogio que no desprecies ni nuestras
lágrimas ni nuestras taras – ni nuestros quebrantos ni nuestras debilidades.

Señor Jesús, te necesitamos. Inunda nuestros corazones con tu paz. Besa nuestras almas con la seguridad
de que eres suficiente. Confirma la promesa que podemos – que yo puedo, hacer todo a través de ti, pues tu
nos das fuerza. Danos la gracia suficiente que prometiste, las nuevas misericordias y la presencia
permanente – agua viva en la selva; flores floreciendo en el desierto, tu alegría inexplicable en un desorden
explicable.

Al abogar por nosotros ante nuestro Padre, no dejes que el oscuro aproveche el caos para arrojar sus toxinas.
No tengo mil lenguas para alabarte, pero deja que mi única lengua hable con la sabiduría del evangelio, en
vez de agitarse con el veneno de la incredulidad.

Mientras transcurre el día, ayúdame a separar los problemas tratados. Necesito sabiduría para lidiar con las
preocupaciones urgentes que están frente a mí. No puedo darme el lujo de arrastrar a este día antiguas penas
acumuladas. Si lo hago, me pondré a la defensiva y estaré a la ofensiva. Como siempre, no se trata de mí,
sino de tu gloria.

Jesús, ayúdame hoy a caminar como un hombre de fe, esperanza, y amor. Dame la sabiduría y el poder que
prometiste. Llénate de gloria. Escribe historias de arrepentimiento y restauración, por la gracia y la verdad
del evangelio. Así que rezo Amén, en tu nombre digno y lleno de gracia. Amén.

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