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ENTREVISTA

Madeleine Peyroux, la melodía de la calle

Carlos Galilea

Arrastra una leyenda de misterio. Tuvo una entrada


espectacular en el mundo de la música. Muchos la compararon
con Billie Holiday. Y después desapareció durante ocho años. A
sus 42, esta estadounidense de alma francesa vuelve con un disco
de himnos profanos.
HIZO UNA aparición fulgurante en el mundo de las cantantes de jazz. Desde el principio la
compararon con Billie Holiday. Y llegó incluso a decirse que parecía estar cantando desde
otro tiempo. Fue hace 20 años, al publicarse su primer disco, Dreamland, grabado con
algunos de los mejores músicos de Nueva York. Luego, Madeleine Peyroux (Athens,
Georgia, EE UU, 1974) prácticamente desapareció durante ocho años. Hasta la edición de
Careless Love, producido por Larry Klein. La supuesta espantada dio pie a especulaciones
sobre una personalidad complicada: se habló de su infancia marcada por los problemas del
padre con el alcohol y de su fuga de casa; se contó que había vivido en París como una sin
techo y que viajaba por Europa con una banda de músicos callejeros. Lo cierto es que su
autenticidad y su integridad no responden a las reglas de la industria.

En un hotel de Londres, en la esquina de Kensington Gardens, a dos pasos del Royal Albert
Hall y el Royal College of Music, Maddie, como la llaman sus amigos, se muestra afable,
con sentido del humor y dispuesta a hablar de cualquier asunto. La estadounidense tiene
nuevo disco, Secular Hymns (himnos profanos), grabado con dos únicos músicos: el
guitarrista Jon Herington y el bajista Barak Mori, y con canciones de Willie Dixon, Lil
Green, Sister Rosetta Tharpe o Allen Toussaint, grabadas en una iglesia británica del siglo
XII, y con el que continúa recorriendo los territorios de la música popular americana.
Además, acaba de grabar Moon River para el pianista clásico Lang Lang.

“EN EL ‘COUNTRY’ Y EL BLUES HAY QUEJA Y


ACEPTACIÓN. EL JAZZ ES La música menos pura de todas
porque está para derribar barreras”.

Se la suele definir como cantante de jazz. ¿Se siente cómoda con esa etiqueta? Me
gusta pensar que el jazz es la música más inclusiva, pero no me veo como una cantante de
jazz. Más como una cantante de blues. Aunque ningún purista me tendría como tal. Y me
parece bien no formar parte del grupo siempre que no les importe que escuche y participe
en la música. Ya no hay nada puro. Estamos en el siglo XXI y hay cierta fusión de estilos, si
ese es el término correcto, en todas partes y todo tipo de músicas.
En su trabajo hay ecos de Billie Holiday, pero también de Patsy Cline. ¿El jazz o el
blues y el folk o el country tienen algo en común? La música countryy el blues mucho.
Por lo general hay una queja y creo que una aceptación del statu quo. Y, muchas veces, las
mismas armonías básicas con tres o cuatro acordes. También está el efecto de llamada y
respuesta, y me figuro que muchas canciones del country, igual que en el caso del blues,
vienen de la iglesia. Por lo que respecta al jazz, lo considero un movimiento poético. Está
dispuesto a utilizar cualquier tipo de música, y a estudiarla con mucho respeto y amor, pero
sin ser nada purista. Creo que el jazz es la música menos pura de todas porque está para
derribar barreras.

El músico T-Bone Burnett afirmó hace poco que la música es para Estados Unidos
como el vino para Francia. No podría estar más de acuerdo. No solo tiene razón, sino que
es una pena que nosotros no lo sepamos porque Francia sí que es consciente de ello. Y está
orgullosa, lo apoya y protege.

¿Nada cambió con la presidencia de Obama? Ha sido muy inspirador tenerle como
presidente. El mero hecho de ver a un hombre negro en el podio, aceptando su cargo, ya fue
absolutamente alucinante. Y, durante mucho tiempo, cuando yo caminaba por la calle veía
orgullo y relajación en los jóvenes negros y en la gente mayor. Hubo un cambio que no voy
a olvidar, pero se desvaneció. Ya no veo nada de eso. Ahora veo preocupación y otra vez un
poco de miedo. Y cuando hay miedo hay violencia.

“la idea del espectáculo es universal. La gente se reúne y


COMPARTE MOMENTOS CON desconocidos. Hay algo
mágico en ese proceso”.
¿Qué aprendió cantando en la calle? Sobre todo que la idea del espectáculo, del
entretenimiento, es universal. Debido a eso las personas se reúnen y comparten momentos
con completos desconocidos. Solamente por formar parte de algo que ni siquiera saben lo
que es. No saben por qué les gusta y tú tampoco sabes por qué les gusta. Hay algo mágico y
misterioso en ese proceso. Y puede suceder en cualquier lugar. No necesitas dinero, ni
vestuario, ni amplificación, ni vender entradas.

¿Podríamos decir que la música la ha mantenido viva? Sin duda. Incluso puede decirse
que me ha salvado la vida un par de veces. Quizá la música sea mucho más de lo que
creemos. Yo vivo para esto. Y es la única cosa que sé hacer. Al menos para ganar dinero.

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