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IMMANUEL KANT

CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

Traducción, notas
e introducción:

Mario Caimi

C O L IH U E ( f CLÁSICA
59

[B lj

INTRODUCCIÓN'07

1. D e la d if e r e n c ia d e l c o n o c im ie n t o

PURO Y EL EMPIRICO

N
O hay duda de que todo nuestro con o cim ien to com ienza
por la e xp erien cia; pues si no fuese así, ¿qué despertaría
a nuestra facultad cognoscitiva, para que se pusiera en e je rc i­
cio, si no a co n teciera esto por m edio de ob jetos que m ueven
nuestros sentidos, y en parte produ cen por sí m ism os rep re­
sentaciones, y en parte ponen en m ovim iento la actividad de
nuestro entend im ien to para com pararlas a éstas, conectarlas
o separarlas, y elab o rar así la m ateria bruta de las im presiones
sensibles y h acer de ella un con o cim ien to de objetos, que se
llama exp erien cia? Segun elhemfio, pues, ningún con o cim ien to
precede en nosotros a la experien cia, y con ésta com ienza todo
[conocim iento].
Pero aunque todo nuestro con o cim ien to co m ien ce con la
experiencia, no por eso surge todo él de la exp erien cia Pues
bien podría ser que nuestro conocim iento de exp erien cia fuese,
él m ismo, un com puesto form ado por lo que recibim os m edian­
te im presiones, y lo que nuestra propia facultad co g n o scith a
(tomando de las im presiones sensibles sólo la ocasión pata ello)
produce por sí m ism a; y este añadido no lo distinguim os de

107 Es la in tio d u ccio n de la segunda ed ició n, que en m uchas par­


tes co in cid e con la p n m e ia En las notas ind icam os co in cid en cias o
di\ eig en cias.
6o IM M A N I,EL K A N T

aquella [B2] m a te a a fundam ental sino cu ando un prolongado


e jercicio nos ha llam ado la aten ción sobre él, y nos ha dado la
habilidad para separarlo.
Poi consiguiente, es una cuestión que poi lo m enos requiere
todav ía una investigación más precisa, y que no se puede des­
pachar en seguida segun la p iim era apariencia, la [cuestión] de
si hay lal co n o cim ien to independ iente de la exp erien cia y aun
de todas las im p resiones de los sentidos. Tales conocimientos se
llam an a p n o n , y se distinguen de los empíneos , que tien en sus
fuentes a poste n o n , a saber, en la experien cia.
A quella ex p ie sio n , em pero, no es todavía suficientem ente
determ inada pañi designar el sentido com pleto de m anera ade­
cuada a la cuestión planteada.1“1Pues de algunos conocim ientos
derivados de fuentes de la exp erien cia se suele decii que somos
a p n o n capaces de ellos, o que participam os de ellos a p n o n ,
porque no los d ed ucim os inm ediatam ente de la experiencia,
sino de una regla universal que, sin em bargo, hem os obtenido
ele la exp erien cia. Así, de alguien que socavase los cim ientos
de su casa, se dice que pudo h ab er sabido a p /io ri que ella se
v en d iía a b a jo ; es decir, no p recisaba esp erar la exp eriencia
de que electivam en te cayera. Pero tam poco podía sab er esto,
sin e m b aíg o , en teram en te a priori. Pues que los cuerpos son
pesados, y que caen cu ando se les sustrae el apoyo, esto tendiía
que h ab eilo sabido tintes, poi exp erien cia.
Por consiguiente, en lo que sigue no e n ten d eiem o s por
con o cim ien to s a p n o n aquellos que tienen lugar independien­
tem ente de esta o aquella exp erien cia, [B3] sino los que tienen
lugar ind epend ientem ente de toda exp erien cia en absoluto. A
ellos se op on en los conocim intos em píricos, o sea aquellos que
sólo son posibles a posteriort, es decir, p or exp erien cia. Entre
los con o cim ien to s a p n o n liám anse puros aquellos en los que

108. Si se m o d ifica la h g e iám en te la puntuación , p o d iía entendeise


tam b ién : « p a ia designai ad ecu ad am en te el sentido co m p leto de la
cu estión plantead a». A sí Ed. A cad.
C R IliC A D t IA RAZO N PU RA 61
no está m ezclado nada em pírico Así, p. ej., la proposición:
toda m udanza tiene su cansa, es una p rop osición a p rion , pero
no pura, porque m udanza e s un co n cep to que sólo puede ser
extraído de la exp erien cia.

I I . E s ta m o s e n p o s e s ió n d e c i e r t o s c o n o c i m i e n t o s
A PMOM, y a u n e l e n t e n d i m i e n t o
COMUN1w NO CARECE NUNCA DE ELLOS

Se trata aquí de una característica gracias a la cual p o d a­


mos distinguir, con seguridad, un co n o cim ien to p u r o de uno
empírico. L a exp erien cia nos enseña, por cierto, que algo está
constituido de tal o cual m anera; p ero no, que no pueda ser de
otia m anera. P or consiguiente, sí se encuentra, en p rim er lugar,
una proposición que sea pensada a la vez con su necesidad, ella
es un ju icio a pnou\ si adem ás no es derivada sino de alguna
que a su vez es válida co m o proposición n ecesaria, entonces
es [una proposición] absolutam ente a priori. E n segundo lugar, la
experiencia nunca les da a sus juicios universalidad verdadera.,
o estricta, sino sólo supuesta o com parativa (por inducción);
de modo que propiam ente d ebe decirse: en lo que hem os [B 4 ]
percibido hasta ahora, no se encuentra e x ce p ció n alguna de
esta o aquella regla. Por tanto, si un ju ic io es pensado con uni­
versalidad estricta, es decir, de tai m anera, qu'é no se admita,
como posible, ninguna excep ció n , en ton ces no es derivado de
la experiencia, sino que es válido absolutam ente a priori. La
universalidad em pírica es, pues, sólo una increm en tació n arbi­
traría de la validez, a partir de aquella que vale en la m ayoría
de los casos, a aquella que vale en todos ellos; com o p. ej. en
la proposición: todos los cu eipos son pesados; por el contrario,
cuando la universalidad estiícta p erten ece esen cialm ente a un
juicio, ella señala una particulai fuente de con o cim ien to de él,
a saber, una facultad del con o cim ien to a p n o n . La necesidad y

109 Com o si d ijera «el sentido com ún».


62 (M M A N L 'F t K A V T

la universalidad estricta son, por tanto, señales seguras de un


con o cim ien to a p n o ri, y son tam bién inseparables una de la
otra. Pero com o en el uso de ella s"" a veces es más fácil mos­
trar la lim itación em p írica de los ju icios, que la contingencia
en ellos, o tam bién a veces es más conv in cen te m ostrar la
universalidad ilim itada que nosotros atribuim os a un juicio,
que la necesidad de él, por ello es acon sejab le servirse por
separado de los dos criterios m encionad os, cada u n o de los
cuales es, de por sí, infalible.
Es fácil m ostrar que hay efectivam ente, en el conocim iento
hum ano, tales ju icio s .necesarios y universales en sentido es­
tricto, y por tanto, ju icio s puros a priori. Si se desea un ejemplo
tom ado de las ciencias, basta considerar todas las proposiciones
de la m atem ática; si se d esea uno tom ado del uso m ás vulgar
[B5] del entendim ien to, puede servir para ello la proposición
de que toda m udanza d ebe tener una causa. Y en esta última
[proposición] el con cep to m ism o de una causa contiene tan
m anifiestam ente el co n cep to de una necesidad de la conexión
con un efecto, y [el concepto] de una estricta universalidad de
la regla, que [ese concepto de causa] se arruinaría por completo
si, com o lo hizo H um e, se quisiera derivarlo de una frecuente
co n co m itan cia de lo que a co n tece con lo que [lo] precede, y
de la costum bre (y por tanto, de una necesid ad m eram ente
subjetiva) allí originada, de con ectar representaciones. Y aun
sin tener necesidad de tales ejem p los para p ro bar la efectiva
realidad de principios puros a p rio ri e n nuestro conocim iento,
se podría exp o n er el carácter im prescind ible de éstos para la
posibilidad de la e xp erien cia m ism a, y por tanto [se podría ex­
poner] a p rio ri [aquella realidad efectiva].1" Pues ¿de dónde iba
a sacar la exp erien cia m ism a su certeza, si todas las reglas según

770. Es d ecir, de esas señ ales; p ero tam b ién podría en ten d erse: «de
ellos», es d ecir, de los criterios que se m en cio n arán enseguida.
777. El a ñ ad id o «[aqu ella realid ad efectiva]» es co n je tu ra de esta
trad u cción . T a m b ién p o d ría entenderse- «se p o d ría ex p o n er a prion la
necesidad [(es d ecir, e! carácter im prescindible)] de esos principios».
C R ÍT IC A D E LA R A Z O N P U R A
63

las cuales ella p roced e fueran siem pre em píricas, y por tanto
contingentes? p o r eso, d ifícilm ente se les pueda otorgar a éstas
el rango de principios prim eros. Aquí podem os, em p ero, co n ­
form arnos con h ab er expuesto el uso puro de nuestra facultad
cognoscitiva com o un hecho, junto con las características de él.
Pero no solam ente en ju icios, sino incluso en concpptos, se pone
de m anifiesto un origen a p n o r i de algunos de ellos. Elim inad
poco a poco, de vuestro co n cep to em pírico de un cuerpo, todo
lo que en él es em p írico: el color, la dureza o blandura, el peso,
incluso la im penetrabilidad; queda, sin em baig o, el espacio que
él (que ahora ha d esaparecid o por com pleto) ocu p ab a; y a éste
jB6] no lo podéis elim in ar. D e la m ism a m anera, si elim ináis
de vuestro co n cep to em pírico de cualquier ob jeto, corpóreo
o no corp óreo, todas las propiedades que la exp erien cia os
enseña, no podéis quitarle, sin em bargo, aquellas por las cuales
lo pensáis co m o substancia o com o inherente a una substancia
(aunque este con cep to contien e más d eterm inación que el de
un o b jeto en general). Así, constreñidos poi la necesidad con
la cual este con cep to se os im pone, debéis adm itir que él tiene
a p rio ri su sede en vuestra facultad cognosciuva.

I I I . L a FiLOSOriA TIENE n e c e s id a d d e u n a c ie n c ia q u e

DETERMINE LA POSIBILIDAD, LOS PRINCIPIOS Y El, ALCANCE


DE TODOS LOS CONOCIMIENTOS A PRIOR/

T ero lo que es aún112 más significativo que todo lo precedente113


es esto: que ciertos conocim ientos incluso abandonan el cam po
de todas las [A3] experiencias posibles, y tienen la apariencia

772. E l pasaje que co m ien z a «Pero lo que es aún m ás significativo» (B


6) y que term in a «El añad ido de un predicado tal prod u ce, en to nces,
un ju ic io sin tético» (B 11) co in cid e co n un pasaje c o i resp on d ien te de
la ed ición de 178! (A), salvo pequeñas variantes que se registrarán en
notas. Para facilitar la co m p aració n , d am os en el texto la paginación
de la p rim era ed ición ju n to co n la de la segunda.
7 13. La exp resión «que todo lo preced en te» es agregado de la segunda
ed ición.
64 IMMAiNUtL KANT

de ensanchar, m ediante conceptos a los que no se les puede dar


ningún objeto correspondiente en la experiencia, el alcance de
nuestros juicios, mas allá de todos los límites de ésta.
Y p recisam en te en estos últim os co n o cim ie n to s que se
salen del m undo sensible, [conocim ientos] en los que la expe­
rien cia no puede sum inistrar ni hilo cond u ctor, ni correctivo
alguno, residen aquellas investigaciones de nuestra razón que
[B7] consid eram os, por su im portancia, las principales, y cuyo
propósito final tenem os por más elevado que todo lo que pueda
aprender el entendim iento en el cam po de los fenóm enos. Allí,
aun corriend o el peligro de errar, preferim os arriesgarnos a
todo, antes que ab and o nar investigaciones tan im portantes,
p or m otivo de algún reparo o por m en osp recio o indiferencia.
Esos problem as inevitables de la razón pura m ism a son Dios,
libertade inmortalidad. Pero la ciencia cuya intención ultima, con
todos sus preparativos, está dirigida únicam en te a la solución
de ellos,“ * se llam a m etafísica; cuyo p ro ced er es, al com ienzo,
dogm ático, es decir, que sin previo exam en de la rapacid ad o
incapacid ad de la razón para tan grande em presa, em prende
confiad am ente su e je cu ció n .11’
A h ora b ien , por cieito que parece natural que no se erija
enseguida, tan pronto com o se ha ab andonad o el suelo de la
e x p e rien cia, un edificio, co n co n o cim ien to s que se poseen
sm saber de dónde p ro ced en, y confiand o en el crédito de
principios cuyo origen se d esco n oce, sin asegurarse previa­
m ente de los fundam entos de é lllu m ediante investigaciones
cuidadosas; y [parece natural] que por consiguiente se haya
planteado, m ás b ie n ,“' h ace ya m ucho tiem po la pregunta de

114. Es deui, de aquellos pioblemas.


115. El pasaje que comienza «Esos problemas inevitables» y que
teimina «empiende confiadamente su ejecución» es agregado de la
segunda edición, y no se encuentra en la primera.
1/6 Es decir, de los fundamentos del edificio lecién mencionado.
I I 7. La expresión «mas bien» es agregado de la segunda edición y no
se encuentia en ¡a primera.
C R i l l L A D E I A R A ZO N PU R A
6$

cómo puede el entendim iento lleg a ra todos esos conocim ientos


a priori, y qué alcance, qué validez y qué valor puedan ellos
tener. [A4] En efecto, no hay nada m ás natural, si por la pa­
labra natu ral“* se entiend e aquello que d ebería aco n tecer de
manera ju sta y razonable; [B8J p ero si se entiend e p o r eso lo
que habitualm ente sucede, entonces nada es, por el contrario,
más natural ni m ás com prensible que el que esta investigación
haya debido quedar largam ente sin h acer.1"' Pues una parte de
estos conocim ientos, los m atem áticos, está desde antiguo en
posesión de la confiabilidad, y por ello perm ite tam bién a otros
[conocimientos] una expectativa favorable, aunque éstos sean
de naturaleza enteram ente diferente. Adem ás, sí se ha salido
del círculo de la experiencia, se está seguro de no ser refutado120
por la exp erien cia. E l aliciente de ensanchar uno sus co n o ci­
mientos es tan grande, que uno sólo puede ser detenido en su
progreso por una clara con trad icción con la que tropiece. Pero
ésta se puede evitar, si uno h ace sus in ven cio n es con cuidado;
sin que por ello d ejen de ser invenciones. La m atem ática nos
da un ejem p lo brillante, de cuán lejos podem os llegar con el
conocim iento aprioiL, indepen d ientem ente de la experien cia.
Ahora bien, ella se ocupa de ob jetos y de cono cim iento s, sólo
en la m edida en que ellos se puedan exp o n e r en la intuición.
Pero esta circunstancia fácilm ente pasa inadvertida, porque
la m encionada intuición puede ser ella m isiva dada a priori ,
y por tanto apenas se diferencia de un m ero con cep to puro.
Arrebatado121 por sem ejante pru eba del poder de la razón,
[A5] el im pulso de ensancham ien to no reco n o ce lím ites. La
ligera palom a, al surcar en libre vuelo el aire cuya resistencia
siente, podría persuadirse de que en un espacio vacío de aire

118. En lugar de «si por la palabia natural», en la primera edición


dice «si por esta palabra».
119. En lugar de «largamente», en ia puniera edición dice «durante
largo tiempo».
IZO. En lugar de «íefutado», en la prunela ediuún dice «contradicho».
121. En lugar de «arrebatado», en la primeia edición dice «estimulado».
66 IMM ANUEL K A N T

[B9] le podría ir aun m ucho m ejor De la mism a m anera, Platón


abandonó el m undo sensible, porque im pone al entendim iento
lim itaciones tan estrech as,1'-22 y se aventuró en alas de las ideas
m ás allá de él, en el esp acio vacío del entend im ien to puro. No
advirtió que con sus esfuerzos no ganab a cam in o, porque no
tenía apoyo resistente sobre el que afirm arse, com o si fuera
un soporte, y al cual pudiera aplicar sus fuerzas, para poner
al entend im ien to en m ovim iento. Pero es un destino habitual
de la razón hu m ana en la esp ecu lación el acabar su edificio lo
m ás pronto posible, y sólo después investigar si el fundamento
de él estaba bien asentado. E n ton ces se aducen toda especie
de p retextos para conform arnos con su buena construcción, o
p ara evitar del todo, p referen tem en te,,i! una p ru eba tardía y
peligrosa. Pero lo que durante la edificación nos libra de cui­
dados y de sospecha, y nos adula presentándonos una aparente
firm eza de los fundam entos, es lo siguiente: U n a gran parte,
y quizá la m ayor, de la tarea de nuestra razón consiste en la
descom posición de los conceptos que ya p oseem os, de los ob­
je to s. Esto nos sum inistra una multitud de con o cim ien to s que,
aunque no sean m ás que esclarecim ientos o exp licacion es de
aquello [A6] que ya había sido pensado en nuestros conceptos
(aunque de m an era todavía confusa), son apreciados como
cogniciones nuevas, al m enos, según la form a, aunque según
la m ateria, o el contenid o, no ensanchan los con cep tos que
tenem os, sino que sólo los despliegan. [ B 10] Puesto que este
pro ced im ien to sum inistra un efectivo con o cim ien to a priori
que tiene un progreso seguro y provechoso, en ton ces la razón,
p retextand o esto,124 introduce subrepticiam ente, sin advertirlo
ella m ism a, afirm aciones de especie muy diferente, en las cuales

122. En lugar de «im pone al entendim iento lim itaciones tan estrechas»,
en la p rim e ia ed ició n d ice: «op on e al en ten d im ien to tan variados
obstáculos».
123. La e x p re sió n «del todo, p referen tem en te,» es agregad o de la
segunda ed ició n, y no figura en ia p rim eia.
124. Es d ecir, co n el p retexto de que el p ro ced im ien to de análisis
sum inistra efec tiv o s co n o cim ien to s a priori.
C R ÍT IC A D E LA R A ZO N PU R A 67

la razón añade - y lo hace a p rio r í - , 12’ a los concep tos dados,


otros enteram ente ajenos, sin que se sepa có m o llega a ellos, y
sin pensar siquiera en plantearse una pregunta tal.1-1’ Por eso,
quiero tratar, ya desde el com ienzo, acerca de la diferencia de
estas dos esp ecies127 de con o cim ien to .

I V , UIÍ D e l a d i f e r e n c i a d e l o s j u i c i o s x n a l í t i c o s
1 LOS S l N T L l i C O S

En todos los ju icios en los que se piensa la relación de un


sujeto con el predicado (aunque yo sólo considere los afirmativos;
pues la aplicación a los negativos después121’ es fácil) esta relación
es posible de dos maneras. O bien el predicado B pertenece al
sujeto A com o algo que está contenido (ocultam ente) en ese
concepto A ; o bien B reside enteram ente fuera del concepto A,
aunque está en con ex ió n con él. En el prim er caso, llam o analí­
tico al ju icio ; en el otro, [A7] sintético. Los juicios analíticos (los
afirmativos) son, por tanto, aquellos en los cuales la conexión del
predicado con el sujeto es pensada por identidad; pero aquellos
en ios que esta conexión es pensada sin identidad, deben llam ar­
se juicios sintéticos. [B U ] Los primeros podrían llamarse también
juicios de explicación, y los otros, juicios de ensancham iento;
porque aquéllos, con el predicado, no añaden nada al concepto
del sujeto, sino que solam ente lo desintegran, por análisis, en
sus conceptos parciales, que estaban pensados ya en él (aunque
de m anera confusa); por el contrario, los últimos añaden al

125. En lugar de «añade, - y lo h ace a p r i o n en la p rim eia ed ición


dice «añade a priori» Los guiones en la frase «-y lo hace a p iiori - » son
agregado de esta traducción.
126. E n lugar de «una piegunta tal», en la p rim eia ed ición dice «esta
pregunta».
127. L iteralm en te: «de esta d oble especie»
128. L a exp resión n u m érica «IV .» es agregad o de ia segunda ed ición,
y no figura en la prim era.
129. L a exp resión «después» es agregad o de la segunda ed ició n, \ no
figura en la prim era.
68 1 M M A M JE L K A N T

concepto del sujeto un predicado que no estaba pensado en él,


y que n o habría podido ob ten eise m ediante ningún análisis de
él. p. ej si digo: todos los cuerpos son extensos, éste es un ju icio
analítico. Pues no necesito salir del concep to que enlazo con el
cuerpo ,1>u para encontrai conectada con él la extensión; sino que
[necesito] solam ente descom poner aquel concepto, es decir, sólo
[necesito] hacerm e consciente de lo múltiple que siem pre pienso
en él, p aia encontrar en él ese predicado; es, por tanto, un juicio
analítico. Poi el contrario, si digo: todos los cuerpos son pesados,
el predicado es algo enteram ente diferente de lo que pienso en
el m ero concepto de un cuerpo en general. E l añadido de un
predicado tal produce, entonces, un ju icio sintético.
Los ju icios de experiencia, com o tales, son todos sintéticos.1*1
Pues sería absurdo fundar un ju icio analítico en la experien cia,
porque no p reciso salii de m i co n cep to para form u lar el ju icio,
y por tanto, no necesito ningún testim onio de la exp erien cia
para ello. Q u e un cu erp o es exten so es una p rop osición que
consta a p rio n , y no es un ju ic io de [B12] exp erien cia. Pues
antes de ir a la ex p e rien cia tengo todas las con d icio n es para
m i ju ic io ya en el con cep to, del cual puedo solam ente extraer
el predicíido segun el principio de co n tra d icció n ,112 y con ello
puedo, a la vez, Lomar co n cien cia de la necesid ad del ju icio,
lo que la e xp erien cia nu nca m e enseñaría. Por el contrario,
aunque yo no incluya en el concepto de un cuerpo en general el
predicado de la pesantez, aquél designa, sin em bargo, un objeto

130. E n lugai de «con el cu erpo», en la p n m e ia e d iu ó n d ice «con la


p a la b ia cu eip o ».
731. El pasaje que co m ien za «Los ju icio s de exp erien cia, co m o tales» y
que te n n in a «la que es, ella m ism a, un en lace sin tético de intuiciones»
sustituye, en la segu nd a ed ició n , al pasaje de ía p rim era que com ienza
«A h o ia bien , de aquí íe su lla claro» (A 7 al final), y que term in a «en la
cual se funda la posibilid ad de la síntesis de p ied icad o de la pesantez,
B, co n el co n cep to A» (A 8 al final). A m b o s pasajes tien en muchas
frases en com ú n.
132. Q u izá haya que en ten d er aquí: «del cual puedo extraer el predi­
cad o valiénd om e so lam en te del principio de co iitiad icció n ».
C R I1 ÍC A DE LA R A ZO N P l 'R A
69

de la e xp erien cia por m edio de una parte de ésta, [parte] a la


cual puedo, entonces, añadirle todavía otras paites de la mism a
experiencia, difeien tes de las que p erten ecían al p rim e ro .'“
Puedo co n o cer p iev iam en te el co n cep to de cuerpo de m anera
analítica, por m edio de las características de la extensión, de
la im penetrabilidad, de la figura, etc., que son pensadas todas
en ese con cep to. Peí o ahora ensan ch o m i con o cim ien to y,
volviendo a considerar la experien cia, de la que había extraído
ese co n cep to de cuerpo, advierto que enlazada siem pre con
las anteriores caiacterisiicas está tam bién la pesantez, y por
consiguiente la añado sintéticamente, co m o pred icad o, a aquel
concepto. Es, pues, la exp erien cia aquello en lo que se basa
la posibilidad de la síntesis del pred icad o de la pesantez con
el con cep to del cu erp o, po iq u e am bos concep tos, aunque el
uno no esté contenid o en el otro, se p erten ecen sin em bargo
recíprocam ente -au n q u e de m anera sólo c o n tin g e n te -/ c o m o
partes de un todo, a saber, de la exp erien cia, la que es, ella
misma, un en lace sintético de intuiciones.
[A9] Pero en los ju icios sintéticos a priori este auxilio falta
por com pleto.H> Si he de ir más allá del concepto A ,! 'h para
conocer a otro, B, com o enlazado con él, ¿qué es aquéllo en lo
que m e apoyo, y poi lo cual se hace posible la síntesis?; pues
aquí no tengo la ventaja de buscarlo en el cam po de la exp e­
riencia. T ó m ese 1a proposición: Todo lo-que acontece tiene su
causa. E 11 el concepto de algo que acontece pienso, por cierto,

133. E s d ecir, d ile ie n ies de las que p erten ecían al co n cep to . T iem e-
savgues y P atau d (nota 5 de los ti ad uctores, p. 577) señalan aquí un
cam bio n o table de sentido lesp ecto de la p n m e ia ed ición.
134. Los guiones en la fiase «-au n q u e de m an era sólo co n tin g en te-»
son ag ieg ad o de esta ti ad ucción
135 El p asaje que co m ienza «Peí o en los ju ic io s sintéticos a p rion », y
que teim in a «com o una adquisición efectiv am en te nue\a» es com ún
a las ed icio n es A v B. Señalam os en notas las di\ei£>encias
O Incluim os
la n u m eia ció n de las páginas de la p rim era ed ició n, para facilitar el
cotejo de los textos.
136. E n lugai de «si he de n m ás allá del co n cep to A», en la prim era
edición d ice «si he de salís fuera del co n cep to A»
7o IM M A N U EL K A N T

una existencia, a la que le antecede un tiem po, etc., y de allí


se pueden extraer ju icio s analíticos Pero el concepto de una
causa reside enteram ente fuera de aquel t oncepto, e indica algo
diferente de lo que acontece, y por tanto, no está contenido en
esta última representación 117 ¿C ó m o llego a decir, de lo que en
general acontece, algo enteram ente diferente de ello, y a conocer
que el concepto de causa le pertenece a eso [que acontece], y le
pertenece necesariam ente, aunque no esté contenido en ello?It<l
¿Q ué es aquí eso d esconocido = X sobre lo que se apoya el
entendim iento cuando cree encontrar, fuera del concepto de A,
un predicado B ajeno a él, al que sin em bargo considera conec­
tado con é l? 1” No puede ser la experiencia, porque el principio
m encionado [ha] añadido esta segunda representación1 a la
prim era, no solam ente con m ayor universalidad, sino también
con la expresión de la necesidad, y por tanto, enteram ente a
p n o n y por m eros concep tos.141 A hora bien, en tales principios
sintéticos, es decir, principios de ensancham iento, descansa todo
el propósito final [A10] de nuestro conocim iento especulativo
o p n o n , pues los analíticos son, por cierto, sum am ente impor­
tantes y necesarios, pero solam ente [B U ] para alcanzar aquella
distinción de los conceptos que se exige para una síntesis segura
y amplia, [entendida] com o una ad q u isició n "2 efectivamente
nueva 145

1 3 / E sta fiase co n tien e m od ificacio n es íe^pecto del pasaje paialelo


de la p iim era ed ición
138 E sta pregunta fue form ulad a de m an eia d ifeien te en la p n m eia
edición
139 E sta pregunta fue form ulad a de m an era diferente en la p n m eia
ed ición (A 9)
140 En el on g m al «rep resen tacio n es» Segu im os a Ed Acad
141 L a frase que co m ien z a «No puede sei la e x p e rien cia » fue foi-
m ulada de m a n e ia d ifeien te en la p rim eia ed ición
142 E n lugai de «ad quisición », la p rim era ed ición (A 10) d ice «cons-
tiu cción »
¡43 A co ntin u ació n, en la p n m e ia ed ición hn\ un pasaje que hem os
dado en su lugai (A 10), y que ha sido sustituido en la segunda edi
C R IT IC A D E LA R A Z O N P U R A
7>

V. E n t o d a s la s c ie n c ia s it o r ic a s d e i \ razón

ESTAN CONTENIDOS, COMO PRINCIPIOS,


JUICIOS SINTETICOS A PRIORI

1) Los ju m o s matemáticos son todos sintéticos Esta proposicion


parece h ab er escap ado hasta ahora a las obser\ aciones de los
analistas de la razón hum ana, y hasta ser contraria a todas
las sospechas de ellos, aunque es irrefu tablem en te cierta v
muy im portante en lo que sigue Pues co m o se hallo que las
inferencias de los m atem áticos p roced ían todas segun el prin­
cipio de con trad icción (lo que es requerido por la naturaleza
de toda certeza apodíctica) se llegó a la con v icción de que
tam bién los principios se con o cerían a partir del principio de
contradicción; en lo cual se equivoca»on; pues una proposición
sintética puede, por cierto, ser entendida segun el principio
de con trad icción , pero sólo si se presupone otra proposicion
sintética de la cual aquélla puede ser deducida, nunca, em pei o,
en sí m ism a.
A nte todo hay que notar: que las prop osiciones propia­
m ente m atem áticas son siem pre ju icio s a p r io n y no em píricos,
porque llevan consigo necesidad, la que no puede ser tom ada
de la exp erien cia [ B 15] Ss no se quiere co n ced er esto, pues
bien, lim ito m i proposición a la matemáticapura^ cuyo concepto
ya ¡leva im plícito que ella no con tiene con o cim ien to em pírico,
sino m ero con o cim ien to puro a p n o n
A l com ienzo podría pensarse q u e la pi oposición 7 + 5 —
12 fuese una pi oposición m eram ente analítica que se siguiera
del con cep to de una sum a de siete y o n c o segun el principio
de con trad icción Pero si se lo co n sid eia mas de c e ic a , se en
cuentra que el co n cep to de la suma ele 7 y 5 no contiene nada
más que la unificación de am bos núm eros en uno ún ico, con

cion poi el largo pasaje que co m ien za « l En í r , V las cum ias troncas
de la íazon » (B 14) ) que te im m a « M I Idea > d m r'v de una ntna<i
particular » (B 24) C asi todo el texto co in cid e con Pt<>• '
A cad IV , 2()8 ss
72 IM M A N U E L K A N T

lo cual no se piensa, de ninguna m anera, cuál sea ese núm ero


único que los ab arca a am bos. El con cep to de doce no está
en m odo alguno ya pensado, sólo porque yo piense aquella
unificación de siete y cin co , y poi m ucho que yo analice mi
co n cep to de una sum a posible tal, no en con traré en él el doce.
Se d ebe salii fuera de estos conceptos, procurando el auxilio de
la intuición que correspond e a uno de los dos, por ejem p lo los
cinco dedos, o bien (com o Segneran su aritm ética) cinco puntos,
y agregando así, poco a poco, las unidades del cin co dado en
la intuición, al con cep to del siete. Pues tom o prim eram ente
el nú m ero 7 y , tom ando co m o ayuda, com o intuición, para
el co n cep to de 5, los dedos de mi m ano, añado ahora poco a
poco al nú m ero 7, en aquella im agen m ía, las unidades que
antes ( B 1ti] reuniera para form ar el numen o 5, y veo así surgir
el núm ero 12.'■* Q u e 7 tenía que ser añadido a 5 I4> ya lo había
pensado yo, ciertam ente, en el co n cep to de una suma = 7 + 5;
p e io no que esta suma fuese igual al núm ero 12. La proposición
aritm ética es, poi tanto* siem pre sin tética; lo que se to m a más
nítido cuando se tom an n ú m eio s un po co m ayores; pues en­
tonces se pone de m anifiesto claram ente que por más vueltas
que d em os a nuestros con cep tos, nunca podem os encontrar
la sum a m ed iante el m ero análisis de nu estios conceptos, sin
recurrir al auxilio de la in tu ición .1"’
Tam poco es analítico cu alquier principio de la geom etría
pura. Q u e la línea recta es la más co ita entre dos puntos, es una
pi op osición sintética. Pues mi co n cep to de recta no contiene

144. C o n v ien e \ei su b ie esto la ca ita de K ant a Schulz del 25 de


nu\ íe m b ie de 1788
145. Ed. A cad c o n ig e : «Q u e 5 tenia .^ .e ser añad ido a 7».
I Ib Aquí d e b e iía i n s t i l a r e un pasaje que figuia en B 17 (y que se
ñ a la iem o s en su lugai), segun Paul llo> m ugen liu e n e : «E in e vveiteie
lextv eisclnebungsh) pudiese ¿u Kants P iulegom ena (uud ¿ur 2. Auílage
d n K iV '» en . Kant Stiuheii, 89, 1998, pp. 81 89. También Vailnngei
i M’il , h •.),! i . , u ', i J a pui Sd unidi', le co n u e iid a esa modificación
i d i, i
C H U IC A DE LA R A ZO N P L R A
73

nada de m agnitud, sino solam ente una cualidad. Por tanto, el


concepto de la m ás corta es enteram ente añadido, y no puede
ser extraído del con cep to de línea recta m ediante ningún an á­
lisis. Aquí d ebe recu rriise di auxilio de la intuición, sólo por
medio de la cual es posible la síntesis.
Algunos pocos principios que presuponen los geóm etras
son, p o r cierto, efectivam ente analíticos y se basan en el prin­
cipio de co n trad icció n ; pero, corno proposiciones idénticas,
sólo sirven para la co n caten ació n del m étodo, y [ B 17] no com o
principios; p. ej. a = a, el todo es igual a sí m ism o, o (a + b) > a,
es decir, el todo es m ayor que su parte. Y aun estos m ism os, sin
embargo, aunque posean valide*: según m eros conceptos, son
admitidos en la m atem ática sólo porque pueden ser exhibid os
en la intuición. Lo que aquí com ú nm en te nos hace creer que
el predicado de tales ju icio s apodícticos reside ya en nuestro
concepto, y que por tanto el ju icio es analítico, es solam ente
la am bigüedad de la expresión. Pues tenemos que añadir con
el pensam iento, a un con cep to dado, cierto p red icad o; y esta
necesidad está ya en los conceptos. Pero la cuestión no es: qué
tenemos que añad ir con el pensam iento al con cep to dado; sino:
qué pensam os efectivamente en él, aunque de m an era oscura;
y allí se pone de m anifiesto que el p red icad o está, por cierto,
ligado n ecesariam ente a aquellos conceptos, p ero no porque
esté pensado en el con cep to m ism o, sino por m ed io de una
intuición que d ebe añadirse al co n c ep to .1*' ’ 1
2) L a ciencia de la naturaleza (phym a) contiene en si, corno p rin ci­
pios, juicios sintéticos a p n o n . Q uiero presentar solam ente un par
de proposiciones, com o ejem plos, com o la proposición: que
en todas las alteraciones del mundo corpóreo la cantidad de
materia perm anece inalterada, o que en toda com unicación de
movimiento, acción y reacción deben ser siem pie iguales entre

147. El pasaje que co m ien za: «l.o que aquí co m ú n m en te nos h ace
cieer» ) que term in a «una intuición que d ebe añ ad n se al co n cep to» es
el que, según V aihin ger y H o> nu igen -H uen e, d eb ería ser desplazado
al lugar que ind icam o s en nuestra nota anterior.
74 IM M ANUEL K A N T

sí. En am bas no solam ente está clara la necesidad, y por consi­


guiente, el origen a priori, sino [que está claro) tam bién que son
[B18J proposiciones sintéticas. Pues en el concepto de la materia
no pienso la perm anencia, sino solam ente la presencia de ella en
el espacio m ediante el llenado de éste. Por consiguiente, salgo
efectivam ente del concepto de m ateria, para añadirle a p n o n a
él con el pensam iento, algo que no pensaba en él Por tanto, la
proposición no es pensada analíticam ente, sino sintéticamente,
y sin em bargo [es pensada] a p n o n ; y así en las restantes propo
siciones de la parte pura de la cien cia de la naturaleza.
3) E n la metafísica, au n qu e se la consid ere solam ente una
cien cia [que] hasta ahora sólo [ha sido] intentada, pero [que]
sin em bargo [es] indispensable en virtud de la naturaleza de la
razón hum ana, tien en que estar contenidos conocimientos sintéticos
apriorv, y la ocu pación de ella no consiste m eram ente en des­
com p on er concep tos que nos h acem os a p n o n de las cosas, y
explicarlos así analíticam ente; sino que pretendem os ensanchar
a p n o n nuestros cono cim iento s, para lo cual d ebem os servir
nos de aquellos principios que añaden, adem ás del concepto
d ado,u8 algo que no estaba contenid o en él, y que por medio
de ju icio s sintéticos a p n o n llegan tan lejos, que la experien cia
m ism a no puede seguirnos tan lejos; p. ej. en la proposición:
el m undo d ebe tener un p rim er com ienzo, y otras así; y así, la
m etafísica consiste, al m enos en lo que respecta a sn fin , en puras
proposiciones sintéticas a p n o n

[B19]

V I. P r o b le m a g e n er a l d e la razó n pu ra

Se g an a ya m ucho, si se puede reunir una multitud de in­


vestigaciones en la fórm ula de un único problem a. R íe s con

748. Así en el origina]; c o m o si dijera: «anaden al co n cep to dado»


C R IT IC A D E LA R A ZO N P U R A
75

ello no solam ente se facilita uno a sí m ism o su propia tarea,


al determ inarla exactam en te, sino que tam bién fse le facilita]
el ju icio a todo otro que quiera verificar si hem os cum plido
satisfactoriam ente nuestro propósito, o no. A hora bien, el pro
blem a propio de la razón pura está contenid o en la pregunta:
¿Como son posibles j u i c i o s sintéticos a p n o n ?
O u e hasta ah ora la m etafísica haya p erm an ecid o en un
estado tan vacilante, de incertid u m bre y de contrad iccion es,
ha de atribuirse solam ente a esta causa- que no haya \enido
antes a las m ien tes este problem a, y quizá inclu so la diferencia
de los ju icio s analíticos y los sintéticos En la íeso lu ció n de este
problem a, o en una prueba suficiente de que la posibilidad cuya
exp licación él exig e n o tiene lugar en los hech os, se funda la
estabilidad o el d errum be de la m etafísica. D avid H um e, quien,
entre todos los filósofos, m ás se aproxim ó a este problem a,
aunque no lo pensó, ni con m ucho, de m anera suficientem ente
determ inada, ni en su universalidad, sino que se detuvo sola­
m ente en la p rop osición sin tética de la co n e x io n del efecto
con sus causas {prtncipium causahtatis ), crey ó [B 20] o b ten er
[por resultado] que tal prop osición a p n o n era com pletam ente
im p osible; y según sus conclu siones, todo lo que llam am os
m etafísica vendría a reducirse a una m era quim era de presuntas
in teleccio n es de la razón [acerca] de aquello que, en lea'id ad ,
es m eram ente tom ad o de la exp erien cia y ha sido íevestid o
por la costum bre con la ap ariencia ilusoiia cíe la necesidad,
nu nca habría caíd o en esa afirm ación destructora de toda filo­
sofía pura, si hubiese tenido a la vista nuestro p roblem a en su
universalidad; pues entonces h ab ría com prendid o que según
su argu m entación, tam p oco podría h a b er m atem ática pura,
porque ésta co n tien e, ciertam en te, p ro p osicio n es sintéticas
a p n o n ; una afirm ación de la que su buen entend im ien to lo
habría apartado en ton ces m uy p ro bab lem en te ,4''

149. C o m o si d ije ia : «su bu en sentid o lo h ab ría ap aitad o de h acer


esa afirm ación».
/6 IM -lA N U h L K A M

En la ioluu.cn del ptoblem a ptecedente esta incluida a la \ez


Li posibilidad del uso puio de la tazón en la lundam entacion y en
el desai rollo de todas las ciencias que contienen un conocim iento
teonco a p n o n de objetos, es dccu, la respuesta a las pieguntas
cCom o esposible la maUmatiui pitia ?
d orno ti posible la L itna ap ura de la natuialeza 0
Puesto que estas cienc tas están efeettv ám ente dadas, se puede
legítimamente preguntar de ellas como son posibles, pues que ellas
son posibles esta dcm osüado pot su electiva lealidad 1 " Pero en
lo que lespecta a la metafísica, [B J l] el deficiente piogreso que ha
tenido hasta ahoia debe hacei dudai a cualquiera, con fundamen
to de la posibilidad de ella, ademas, poique de nmguuA de las
(metahsioasj hasta ah o ia desai rolladas se puede decir que, en lo
que concierne a su fm esencial, sea electivam ente real
A h ora bien ha)- que co n sid eia r esta especie de conocimiento
tam bién, en cieito sentido, com o dada y la m etafísica es efecti
vám ente leal, si no co m o cien cia, si e m p eio com o disposición
natural {melaphysiui natuialis) Pues la razón hum ana, acicateada
por su propia necesidad, sin que la m ueva a ello la m era v ani
dad de (p retend eij sabei m u cho, p io g iesa in co n íu iib iem en íe
hasta aquellas pieguntas que no pueden ser respondidas poi
ningún uso em pírico de la tazón m poi principios tom ados de
allí \ asi, en todos los h o m b ies, tan pronto com o la iazon se ha
ensanchad o en ellos hasta la esp ecu lación, ha habid o siempre
efectn ám ente alguna m etafísica, ) seguiia estando allí siem pie
\ ah o ta, tam b ién de esta, se pregunta
|B22| oComo es posible la nutafísica como dispone ion natuiaP
es clecii, ¿com o suigen, de la natu ialeza de la lazo n humana

150 Alguno podu a duclai de esto ultimo t . lo qu t i esp ecia a la ciencia


pin i de U n uuialeza P e io b ta c ó n tuinai e >eo n sid eiau o n las ch itiu i
tes p io p o sicio n ts que se piesenuu il com ienzo dt la tísica piopiam esile
d u h a e m p u ja co m o la de la p en i <.i tiic ia de la m ism a cantidad de
n u te n a la de la in eicia la de la igualdad de acción ) le a ccio n , ttc y
p io n lo se lleg aia a 1i c o m ic c io n d t que eonsUtus tn una physneimpuium
1,0 latwnalem) que co m o ciencia independiente bien m e itc e su expuesta
poi sep aiad o en toda su exten sión estiech i o am plia [Nota de Kantj
1
CRÜ CA Ot LA W C N P t R A
77

universal, las preguntas que la razón pura se plantea a si mis


ma, v a Ida que ella es im pulsada por su propia necesidad a
tesponder co m o m ejoi p u ed a 1
Puesto que, e m p eio , en todos los intentos que ha habido
hasta ahora, de responder a estas preguntas naturales p ej
si el m undo tiene un com ienzo o existe desde la eternidad,
etc , siem pre se han hallado con trad iccion es inevitables no se
puede dar por term inada la cuestión co n la m era disposición
natural para la m etafísica, es decir, con la pura facultad de la
razón m ism a, de la cual, ciertam ente, siem pre brota alguna
metafísica (sea la que fuere sino que d ebe ser posible llegar a
la certeza con ella, ya sea sobre el saber o [sobre] el no saber
acerca de los ob jetos, es decir, [debe ser po sible llegar], ya sea
a una d ecisión ace rca de los ob jetos de las piegu ntas de ella, o
acerca de la capacidad o incapacidad de la razón, de ju zgar algo
con respecto a ellos, y poi consiguiente [debe ser posible], va
sea ensancha! confiad am en te nuestra razón pin a, o im ponerle
lim itaciones determ inadas y seguras E sta ultima pregunta, que
nace del p io b le m a universal p iece d en te, sen a, con ju sticia,
esta cCum o e¿ posible la m itafisua tomo ciencia 0
La critica de la íazon cond u ce pues, en ultim o teim ino,
necesariam ente a la ciencia en cam b io , el uso d ogm ático de
ella sin cnticp [conduce] a afirm aciones sin fundam ento, [B23]
a las que pu ed en op onérseles futías] igualm ente \erosinules, v
por tanto, [conduce] al esuptuunio
Y esta cien cia tam p oco puede sei de vina exten sión grande
) d esalentado!a, p o iq u e no iiata de ob jetos de la razón, cuya
m ultiplicidad es infinita, sino m era m en te de si m ism a, de
problemas que n acen enteram ente de su seno, y que no le son
planteados p o r la natu ialeza de las cosas que son diferentes
de ella, sm o poi la [naturaleza] suya propia, pues entonces, si
ella ha llegado previam ente a c on o cer por com p leto su propia
facultad con i esp ecio a los ob jetos que puedan p iesen taisele
en la exp en en ca, d ebe to rn aise fácil d eterm inar poi com pleto,
) con segundad, el alcance \ los lim ites de su uso ensayado
mas alia de todos los lim ites de la exp e n e n cia
IMMAV EL KANT

Por consiguiente, se puede y se debe considerar com o no


acaecidas todas las tentativas hasta ih ora hechas, de producir
dogm ahcam enteum m etafísica, pues lo analítico que ha) en una u
otra [de ellas], a saber, la m era descornposicion de ios conceptos
que residen a p n o n en nuestra razón, no es toda\ 1a el fin, smo
solamente una preparación para la metafísica propiam ente dicha,
a saber, [para] ensanchar a p n o n sintéticam ente sus conocimien
tos, y [aquei analisis] no es apto p aia esto, porque meramente
m uestra lo que esta contenido en eso«? conceptos, pero no, como
llegam os a p n o n a tales conceptos, para poder determ inar luego
tam bién su uso \alido con respecto a los ]B2 4) objetos de todo co
nocim iento en general Tam poco es necesaria mucha abnegación
para renunciar a todas esas pretensiones, pues las contradicciones
de la ra2 on consigo misma, que no pueden negarse y que en el
proced er dogm ático son adem as in e sta b le s, han despojado de
todo su prestigio, hace ya m ucho tiem po, a toda m etafísica que
haya existido hasta ahora M as firm eza se necesitara para no
dejarse detener por la dificultad interna y la resistencia externa
que se oponen a procurarle, por fin, m ediante otro tratamiento
enteram ente opuesto al hasta ahora [aplicado], un crecim iento
prospero y fructífero a una ciencia indispensable para la razón
hum ana, [ciencia] a la que se le puede cortar todo brote que le
crezca, pero cuya raíz no se puede desarraigar

V I I IDE \ \ DIVISION DE UN \ CIENC1 \ PARTICl. L \R QUE


LLEVV EL NOMBRE DE CRITICA DE L\ R \?ON F l RA1 1

D e todo esto resulta ahora la idea de una ciencia particular,


que puede llam arse critica de la razón pura [ M I ] Pues la razón
es la facultad que sum inistra los principios del con o cim ien to a

151 H asta aquí el texto que p eiten ece so h m e n te a h segunda edición


Lo que sigue, hasta el final de la introdu cción es un texto co m ú n a las
ed iciones p rim era \ segunda ex ce p to p o r d ife re n e n s m eno res que
in d ica iem o s en las notas P a ia facihtai la co m p aiació n ind icam os la
paginación de la p rim era ed ición v 1 1 de la segunda
C R IT IC A D E LA RA ZO N P l RA
79

p n o n 1 ' Por eso razón pura es aquella que contiene los princi
píos para co n o cer algo absolutam ente a p rio n L n ot ganan de
la razón pura sen a el conjun to de aquellos principios segun los
cuales (B 25] se pueden adquirir > pueden ser efectiv ám ente
establecidos todos los con o cim ien to s puros a p n o n La aph
cacion detallada de un tal organon proporcionaría un sistem a
de la razón pura Pero com o esto es pedir m ucho \ todavía
no se ha establecid o si acaso, en gen eral, es posible aquí un
en san ch am ien to1 de nuestro con o cim ien to > en cuales casos
es posible, en ton ces p od em os con sid erar a una cien cia del
m ero en ju iciam iento de la razón pura, de sus fuentes ) de sus
lim ites, co m o la propedéutica del sistem a de la razón pura U na
[ciencia] tal no se d eb e n a llam ar doctrina [de la razón puta]
smo solam ente critica de la razón pura, v su utilidad, en lo
que respecta a la esp ecu lación ,114 seria \erd aderam ente solo
negativa, serviría, no para el ensancham iento smo solo para la
d epuración de nuestra razón, v la m antend ría libre de errores,
con lo cual ya se gana m uchisrm o Llam o transcendental a todo
con o cim ien to que se ocu pa, en general, no tanto de objetos,
co m o de nuestra m an era de co n o cer los [A 12] objetos, en la
m edida en que ella ha de ser posible a p ita n 1 U n sistem a de
tales concep tos se llam aría filosofía transcendental Pero esta, a
su vez, todavía1’1 es dem asiado para el com ienzo Pues, com o
una cien cia tal d eb ería co n ten er de m anera com p leta tanto el
con o cim ien to analítico, co m o el sintético a pnon,'' ella, en la

152 En la p rim era ed ición se añ ad e aquí un pasaje en el que se exp lica


el term in o «puro» referid o al co n o cim ien to
153 E n la p n m e ra ed ició n d ice «es p o sible sem ejan te en san ch a
m ien to»
154 L a exp resión «en lo qu e re s p e c ti a la esp ecu lación » no figuia en
]a p n m e ra ed ición
155 E sta frase, con la d efinición del co n o cim ien to íra n sce n d e n h l es
d iferen te en ia p n m e ia ed ición
156 L a exp resión «todavía» no figura en la p u n iera edición
157 Tam bién p o d n a en ten d eise «d eben a contener a p n o n de m anei a
co m p leta tanto el co n o cim ien to analítico co m o el sin tético >
8o IM M ANUfcL K A M

m edida en que se refiere a nuestro propósito, tiene demasiada


extensión; va que nosotros podem os llevar el análisis solamente
hasta d onde es im p rescind iblem ente n ecesario para entender
en todo su alcan ce los principios de la síntesis a p n o ii, que son
el m otivo de nuestro trabajo. [B2fij Esta investigación, que no
p od em os llam ar propiam ente doctrina, sino sólo crítica trans­
cend ental, porque no tiene pot propósito el ensancham iento
de los conocim ientos mism os, sino sólo la rectificación de ellos,
y debe sum inistra! la piedra de toque del valor o de la falta de
valoi de todos los con o cim ien to s a p n o n , es aquello de lo que
nos ocu pam os ahora. U n a crítica tal es, por consiguiente, una
p iep aració n , si fuera posible, para un organon-, y si esto no se
alcanzare, al m enos pata un can on de e llo s,l5fi según el cual,'®
en todo caso, alguna vez podrá exponerse, tanto analítica como
sin téticam ente, el sistem a com pleto de la filosofía de la razón
pura, ya consista en la am pliación o en la m era lim itación de
los con o cim ien to s de ella. Pues que esto es posible, e incluso,
que un sistem a tai no puede ser de gran exten sión , de modo
que se puede esp erar acab arlo por com p leto, [es algo quej se
puede ya de antem ano evaluar, considerando que aquí el objeto
no es la naturaleza de las cosas, que es inagotable, [A 13] sino
el entend im ien to que ju zg a sobre la naturaleza de las cosas, y
aun éste, a su vez, sólo en lo que respecta a su conocim iento
a pnoii', o b jeto cuyas riquezas“’0 no pueden perm anecem os
ocultas, puesto que no precisam os ir a buscarlas afuera; y se­
gún todo lo que se puede presum ir, ellas son suficientem ente
pequeñas co m o para que se las re co ja íntegram ente, se las
juzgue según su valor o falla de valor, y se las ap recie correcta­
m ente. |B27| Aun m enos hay que esperar aquí una crítica de los

158. P io b a b le m e n te haya que en ten d er aquí, «de esos conocim ientos


a p n oii». T am b ién p o d ría en ten d erse: «de la razón pura».
159. Es d ecir: según ese organon o ese can on . En la p rim era edición
diee: «según los cuales».
Ib ü L iie ia lm e n te . «cu ya p io v isió n ». Segu im o s a T iem esay g u es y
Pacaud.
C R ÍT IC A D E LA R A ZO N PU R A 8t

libros ni de los sistem as de la razón pura, sino la de la m ism a


facultad pura de la razón. Sólo cuando esta [crítica] sirve de
fundamento se tiene una piedra de toque segura para apreciar
el contenido filosófico de obras antiguas y nuevas en esta ram a
[del saber]; en caso contrario, el historiador y ju ez, sin au tori­
dad ninguna, ju zg a las infundadas afirm aciones de otros por
medio de las suyas propias, que son igualm ente infundadas.11,1
La filosofía tran scen d en tal es la idea de una c ie n c ia ,11'2
para la cual la crítica de la razón pura tiene que trazar todo
el plan arquitectónicam ente, es decir, a partir de principios,
garantizando p lenam ente la integridad y la seguridad de todas
las piezas que constituyen ese edificio. Es el sistem a de todos
los principios de la razón pura.“'4 Esta crítica no se llam a ya
ella misma filosofía transcendental solam ente porque para ser
un sistema com p leto d ebería con ten er tam bién un análisis de­
tallado de todo el con o cim ien to hum ano a p rion . A h ora bien,
nuestra crítica, por cierto, d ebe p o n er a la vista tam bién una
enum eración com pleta de todos los con cep tos prim itivos que
constituyen el m encionado conocim iento puro. Pero ella se abs­
tiene, razonablem ente, del análisis detallado de estos conceptos
mismos, com o tam bién de la reseña com p leta de los derivados
de ellos; en parte, porque ese análisis no [A 14] sería oportuno,
[B28] ya que no presenta la dificultad que se encuentra en la
síntesis, por m otivo de la cual, propiam ente, la crítica entera
existe; y en parte, porque sería co n tra rió á la unidad del plan
el asumir la responsabilidad de la integridad de un análisis y

161. El pasaje que com ienza «Aun m eno s...» y que term ina «igualm en­
te infundadas» p erten ece sólo a la segunda ed ición, y no figura en la
pnmera. En su lugai, en ia p n m era ed ición figuia e¡ título «//. Divinan
de la filosofía transcendental
162. En lugar de «es ia idea de una cien cia», en la p rim era edición
dice «es aquí sólo una idea».
163. En la p rim era ed ición d ecía: «constituye».
164. La fiase: «E lla es el sistem a de todos los prin cipios de la razón
pura» no se en cu en tra en la prim era ed ición.
8z IMMANI 'F t KANT

de una d ed u cción sem ejantes [responsabilidad] de ¡a que uno


podría estar exim id o en lo que respecta a su proposito Esta
integridad, tanto del anahsis com o de la deducción a partir de
concep tos a p n o n que se sum inistraran en lo futuro, es, por su
parte, fácil de com p letar, con tal que, ante todo, ellos existan
com o principios detallados de la síntesis, ) no les falte nada
de lo que co n ciern e a este proposito esencia)
A la critica de la razón pura pertenece, segun esto, todo
lo que constituye la filosofía transcendental, \ ella es !a idea
com pleta de la filosofía transcendental, pero no es, todaua,
esta ciencia m ism a, porque en el analisis solo llega hasta donde
es preciso p ara el enju iciam ien to com pleto del conocim iento
sintético a p n o n
A quello a lo que principalm ente hay que p iestar atención
en ¡a d m sio n de una cien cia tal, es que no d eben introducirse
conceptos que contengan nada em p írico, o bien, que el co
nocm uento a p n o n sea enteram ente puro Por eso, a pesar de
que los principios suprem os de la m oralidad, ) los conceptos
fundam entales de ella, son con ocim ien tos a p n o n . [A lo] no
p erten ecen a la filosofía transcendental, porque aunque ellos
no ponen por fundam ento de sus preceptos los [B 20] concep
tos de p lacer y displacer, de apetitos e inclinaciones, etc , que
son todos de origen em pírico, sin em bargo, con el concepto
del d eber d eb en incluirlos necesariam ente (com o obstáculos
que d eb en ser superados, o com o estím ulos que no deben
convertirse en m óviles)," ’ en la red acción del sistem a de la
m oralidad pura 11h Por eso, 'a filosofía transcendental es una
filosofía de la razón pura m eram ente especulatn a Pues todo lo

165 Los parentesrs en la frase « t orno obstáculos ( ] estím ulos que no


d eben conver tu se en m óviles)» son a l e g a d o de esta traducción En
el original d ice en singu lar «corno obstáculo que d ebe ser superado,
o co m o estim u lo que no d eb e convertirse en m oví!»
166 L a frase que co m ien za «p o iq u e aunque ellos» y que teim m a
«sistem a de la m oralidad pura» es diferente en la pri mera edrcion
C R IT IC A DE LA R V O N P i RA

practico, en la m edida en que con tien e mcn îles,1 se refie) e a


sentim ientos, los cuales se cu entan entre las fuentes em pine as
del con o cim ien to
A hora bien, si se q u ieie efectuar la di\ ision de esta ciencia
desde el punto de vista universal de un sistem a en general, en
tonces aquella [division]1' s que ahora exponem os debe contener
prim eram ente una doctrina de los elementos" ' de la íazon puia, \
en segundo lugar, una doctnna de! método fde ella] Cada una de
estas partes principales tendría sus subdiv isiones, c u\ os funda
m entos, sin em bargo, no pueden exp on erse aquí todavía Solo
parece ser necesario, com o introd u cción o advertencia preh
m inar, esto que h a ) dos troncos del conoc ím iento hum ano,
que quiza broten de una raíz com ún, aunque desconocida para
nosotros, n saber sensibilidad y entendimiento , por el prim ero de
ellos los ob jetos nos son dados, y por el segundo, son pensados
A hora bien, en la m edida en que la sensibilidad contenga
representaciones a priori en las que consiste la c o n d itio n '"
[B3Ü] b ajo la cual nos son dados objetos, ella p eiten ecera a la
filosofía transcendental La [A lb] doctrina ti anscendental de
los sentidos d eb e n a p erten ecer a la prim era paite de la ciencia
de los elem entos, porque las cond iciones, solo b ajo las cuales
los ob jetos son dados al con o cim ien to hum ano preceden a
aquellas b ajo las cuales ellos son pensados

76 7 La p a la b ia «m óviles» se e x p ie s a en la p n m e ia ed ición con una


p a la b ia cu\a tia d u cn o n litetal s e n a «fundam entos m o to ies» v en la
segunda ed ición con una p a la b ia cu ) a ti ad ucción liteial sen a «leso ites
m otores»
168 C on la e x p iesio n ente co ich etes «división» seguim os una co n je
tuia de R ohd en v M o osbm g ei tam b ién p o d n a en ten d eise «aqu elh
critica que ah o ra exp o n em os»
169 L iíe ia lm en te una doctrina elemental
170 En lugar de «consiste la cond icion b a jo la cual» la ptim et a edición
dice «consisten las co n d icio n es b a jo la cual»

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