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9.1 Introducción
Todas las personas tenemos emociones y como se ha visto anteriormente, es necesario conocerlas para distinguir el
momento en que rebasan la normalidad. En esta sesión es preciso dar a conocer las técnicas fundamentales que permitan
manejar las propias emociones y en segundo momento, aplicarlas a otros que necesiten del apoyo.
Lo primero a comprender es que las emociones son fenómenos psicofisiológicos que representan modos eficaces de
adaptación a ciertos cambios de las demandas ambientales. Si una persona se siente en peligro su emoción le permitirá
reaccionar de cierta forma adaptativa.
Emociones. http://www.cenapred.gob.mx/es/documentosWeb/Enaproc/Conv_primerosauxilios.pdf
A la aplicación de técnicas como éstas en el marco de una emergencia o desastre se le llama auto higiene. Este concepto
es vital para toda la psicología de emergencias dado que todos somos susceptibles de ser afectados de algún modo al
experimentar o presenciar el sufrimiento humano, nos cargamos de emociones en ocasiones negativas que nos van poco
a poco debilitando.
Imagina sostener un vaso ordinario con agua, ¿cuánto me dirías que pesa? Probablemente tu respuesta oscile entre 250 y
500 mg si pensamos en términos físicos, pero cuánto me dirías que te pesa después de sostenerlo durante 1 hora.
Probablemente tu respuesta cambiaría. Ahora imagina sostenerlo durante todo un día. Muy probablemente necesitarás
asistencia médica pasado ese tiempo. Pues bien, la auto-higiene es como dejar de cargar el vaso, incluso aunque se
considere algo temporal nos mantendrá fuertes y capaces. Por eso es que es muy importante que se practique de manera
frecuente y te invitamos a que la incorpore a tu vida diaria.
Los resultados de este trabajo expusieron que los jóvenes que habían escrito sobre experiencias críticas o traumáticas se
beneficiaron psicológica y fisiológicamente de sus escritos, en comparación de aquéllos que escribieron de temas triviales.
Lo importante en este tipo de respiración es el momento de la inspiración: el aire entra a los pulmones, el diafragma baja, el
abdomen se hincha (esto es una consecuencia del diafragma bajando y no la causa de que el aire entre a los pulmones).
Puedes continuar con la respiración diafragmática de 5 a 10 minutos, una o dos veces al día, durante unas cuantas semanas.
Si lo deseas, puedes ampliar hasta 20 minutos cada sesión.
Practica la técnica cada vez que lo requieras, ya sea acostado, sentado o de pie. Concéntrate en el movimiento ascendente
y descendente de tu abdomen, en el aire que sale de tus pulmones y en la sensación de relajación que la respiración
diafragmática le proporciona.
Respiración. https://pixabay.com/es/caf%C3%A9-calma-tiempo-meditar-respirar-1032938/
9.4 La visualización
La visualización es una herramienta muy útil para conseguir un mayor control de la mente, las emociones y el cuerpo, además
de ayudar a efectuar cambios deseados en la conducta. Se usará para solucionar el problema del estrés. La visualización
es una técnica que se basa en la creación de imágenes que permitan tomar conciencia de las tensiones manifiestas en el
cuerpo y paulatinamente adoptar las de la relajación. Sin embargo, esta técnica no es recomendable cuando está muy
reciente el incidente crítico porque, al parecer, al cerrar los ojos se evocan situaciones relacionadas con el incidente
(incremento del estado de hipervigilancia, por ejemplo).
Es esencial que al hacer estos ejercicios mantengas una actitud de concentración pasiva, es decir, experimentes cualquier
respuesta física, mental o emocional que se presente en los ejercicios, pero sin esperar nada de antemano; deja sólo que lo
que ocurre, ocurra. La concentración pasiva no significa aletargarse o dormirse; significa mantenerse al tanto de lo que vas
experimentado, pero sin analizarlo. Esta actitud es la contraria a la de concentración activa, la que tiene lugar cuando se fija
la atención en ciertos aspectos de una determinada experiencia y existe en ella un interés dirigido. La concentración activa
es esencial para preparar una nueva receta de cocina o para arreglar el coche; la concentración pasiva es para lograr la
relajación.
Cada ejercicio presenta una fórmula verbal que deberás guardar constantemente en la mente mientras que de forma pasiva
se concentra en una parte determinada del cuerpo. Repite esta fórmula, para sí, una y otra vez, creando una corriente verbal
estable y silenciosa.
Es muy importante reducir al máximo los estímulos externos. Para conseguirlo, elije una habitación silenciosa donde no te
molesten. Mantén la temperatura de la habitación a un nivel agradable, baja la iluminación de la sala, ponte ropa suelta y
deja que tu cuerpo se relaje y tus ojos se cierren. Ahora puedes empezar los ejercicios.
Explora el cuerpo en busca de áreas de tensión para asegurarte de que la posición que has elegido te permite permanecer
relajado; fíjate sobre todo en que no haya ninguna extremidad hiperextendida, es decir sin apoyar, vigila igualmente la
posición de la cabeza, de la columna y de las articulaciones.
1. De pie frente a la cama con ambos pies separados unos 45 cm y las rodillas dobladas ligeramente, cierre los puños y
elévalos por encima de la cabeza.
2. Eleva los codos y échalos los más atrás que puedas y golpea fuertemente la cama con ambos puños, pero de un modo
relajado, sin forzar el movimiento.
3. Di cualquiera de las palabras que expresen un sentimiento de ira. Puedes decir lo que tú quieras.
¿Puedes sentir que tus golpes son efectivos o los sientes impotentes?, ¿Puedes sentir alguna emoción con el ejercicio? No
es necesario tener un sentimiento fuerte para que este ejercicio cobre sentido. ¿Te atemoriza tu propio potencial para la
violencia? El uso repetido de esta técnica de dará un mayor control sobre tu ira.
Mientras se golpea la cama, descargas parte de tu rabia, y obtendrás control sobre el sentimiento, además de ayudar a la
expresión de los mismos.