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“Nos quedamos sin votos” Por G.

Lara
Bien es sabido que los sistemas políticos de un estado son delicados y pueden llegar
a ser propensos a la inestabilidad. En el caso chileno, como en la mayoría de países en el
mundo, el sistema electoral se rige por la democracia; de la que se podría decir que en
nuestros días está peligrando. Pero no debido a alguna fuerza externa a esta, sino, porque
los propios mecanismos de ella están fallando: la gente no va a votar. De esta manera, me
gustaría explicar porqué el voto obligatorio es la solución para proteger la democracia
chilena y así garantizar (relativamente) el bienestar del país.
Primero, les pongo en contexto: en Chile durante las últimas elecciones
presidenciales solo un 46,7% de la población habilitada para votar fue a las urnas para
ejercer su derecho democrático. Es se traduce en que menos de la mitad de la población
eligió a los políticos que gobiernan a toda una nación. Es decir, la población completa debe
asumir las nuevas elecciones de una minoría política que, en ciertos casos, puede llevar al
extremismo como ya se puede apreciar en otras naciones del mundo.
Estos pequeños grupos de personas que van a votar generalmente pertenecen a
agrupaciones y partidos políticos con diversas ideologías e intereses bastante específicos,
o en lo mínimo con un interés en la política general. El candidato elegido por estas minorías
solo se centra en estas mismas, por lo que se dedica a satisfacer los intereses de estos
(por ejemplo, cómo se puede apreciar en aquellas empresas que financian campañas con
el objetivo de que las legislaciones posteriores las favorezcan industrialmente, práctica muy
común en las campañas de senadores, diputados e incluso presidentes). El problema de
esto, que los intereses apoyados no representan los objetivos de la población total, y por lo
tanto opaca el bienestar de la sociedad.
Según los datos presentados por el Servel, la abstención más alta proviene de
minorías y grupos sociales en riesgo, mientras que la población con más altos ingresos
tiene mayor participación. ¿Qué sucede con el resto de los votantes? Personalmente, más
de una vez he escuchado a personas declarar no tener interés alguno en la política, o que
no sabe por quien votar o que simplemente que “votar no sirve porque siempre eligen a los
mismos”. La falta de información que existe en Chile es abismal, no existe una educación
cívica en los chilenos en especial en las nuevas generaciones y a esto se le puede sumar
la manipulación que existe de los medios de comunicación actuales, representantes de
tendencias ideológicas.
De esta manera, el voto obligatorio podría ser la solución para una
redemocratización de la sociedad chilena, y una medida eficaz contra el abstencionismo
crónico. Con esto no quiero decir que se tenga que mantener el mismo sistema desde la
vuelta a la democracia (recordando las filas y atochamientos de gente gigantes), siempre
se puede encontrar un nuevo método más cómodo para todos. Además, este es un
problema que se debe atacar también desde la educación cívica, la cual es fundamental
para un correcto desarrollo del pensamiento crítico y se sea menos propenso a la
manipulación. Habiendo dicho todo esto, les pregunto: ¿Cómo la democracia puede
funcionar sin votos?

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