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El presente trabajo está sustentado en los artículos del 12-34, ya que nos habla sobre
el buen vivir y los derechos que tiene la naturaleza, y los deberes que tenemos para
poder lograr a tener un buen vivir. El Buen Vivir, más que una originalidad de la Carta
Constitucional, forma parte de una larga búsqueda de modelos de vida que han
impulsado particularmente los actores sociales de América Latina durante las últimas
décadas, como parte de sus reivindicaciones frente al modelo económico neoliberal. No
obstante, el Buen Vivir es una apuesta de cambio que se construye continuamente
desde esas reivindicaciones por reforzar la necesidad de una visión más amplia, la cual
supere los estrechos márgenes cuantitativos del economicismo, que permita la
aplicación de un nuevo modelo económico cuyo fin no se concentre en los procesos de
acumulación material, mecanicista e interminable de bienes, sino que promueva un
modelo económico incluyente; es decir, que incorpore a los procesos de acumulación y
re-distribución, a los actores que históricamente han sido excluidos de las lógicas del
mercado capitalista, así como a aquellas formas de producción y reproducción que se
fundamentan en principios diferentes a dicha lógica de mercado. La Constitución
ecuatoriana hace hincapié en el goce de los derechos como condición del Buen Vivir y
en el ejercicio de las responsabilidades en el marco de la interculturalidad y de la
convivencia armónica con la naturaleza.
En la Constitución del Ecuador se supera la visión reduccionista del desarrollo como
crecimiento económico y se establece una nueva visión en la que el centro del desarrollo
es el ser humano y el objetivo final es el alcanzar el sumak kawsay o Buen Vivir. Frente
a la falsa dicotomía entre Estado y mercado, impulsada por el pensamiento neoliberal,
la Constitución ecuatoriana formula una relación entre Estado, mercado, sociedad y
naturaleza. El mercado deja de ser el motor que impulsa el desarrollo y comparte una
serie de interacciones con el Estado, la sociedad y la naturaleza. Por primera vez, en la
historia de la humanidad una Constitución reconoce los derechos de la naturaleza y ésta
pasa a ser uno de los elementos constitutivos del Buen Vivir.
Frente al desmantelamiento del Estado impulsado por el neoliberalismo, se hace
fundamental recuperar el Estado para la ciudadanía, en el marco de la recuperación de
lo público, en un sentido más abarca TiVo. De ahí que la Carta Magna fortalece el Estado
recuperando sus roles en la planificación, regulación y re-distribución. Sin embargo, no
se trata de una visión estetizante, en la que el antiguo rol del mercado es sustituido de
manera acrítica por el Estado.
Art. 3.- Son deberes primordiales del Estado: 1. Garantizar sin discriminación alguna el
efectivo goce de los derechos establecidos en la Constitución y en los instrumentos
internacionales, en particular la educación, la salud, la alimentación, la seguridad social
y el agua para sus habitantes. 2. Garantizar y defender la soberanía nacional. 3.
Fortalecer la unidad nacional en la diversidad. 4. Garantizar la ética laica como sustento
del quehacer público y el ordenamiento jurídico. 5. Planificar el desarrollo nacional,
erradicar la pobreza, promover el desarrollo sustentable y la redistribución equitativa de
los recursos y la riqueza, para acceder al buen vivir. 6. Promover el desarrollo equitativo
y solidario de todo el territorio, mediante el fortalecimiento del proceso de autonomías y
descentralización. 7. Proteger el patrimonio natural y cultural del país. 8. Garantizar a
sus habitantes el derecho a una cultura de paz, a la seguridad integral y a vivir en una
sociedad democrática y libre de corrupción.
Art. 4.- El territorio del Ecuador constituye una unidad geográfica e histórica de
dimensiones naturales, sociales y culturales, legado de nuestros antepasados y pueblos
ancestrales. Este territorio comprende el espacio continental y marítimo, las islas
adyacentes, el mar territorial, el Archipiélago de Galápagos, el suelo, la plataforma
submarina, el subsuelo y el espacio supra yacente continental, insular y marítimo. Sus
límites son los determinados por los tratados vigentes. El territorio del Ecuador es
inalienable, irreductible e inviolable. Nadie atentará contra la unidad territorial ni
fomentará la secesión. La capital del Ecuador es Quito. El Estado ecuatoriano ejercerá
derechos sobre los segmentos correspondientes de la órbita sincrónica geoestacionaria,
los espacios marítimos y la Antártida.
Art. 6.- Todas las ecuatorianas y los ecuatorianos son ciudadanos y gozarán de los
derechos establecidos en la Constitución. La nacionalidad ecuatoriana es el vínculo
jurídico político de las personas con el Estado, sin perjuicio de su pertenencia a alguna
de las nacionalidades indígenas que coexisten en el Ecuador plurinacional.
Art. 7.- Son ecuatorianas y ecuatorianos por nacimiento: 1. Las personas nacidas en el
Ecuador. 2. Las personas nacidas en el extranjero de madre o padre nacidos en el
Ecuador; y sus descendientes hasta el tercer grado de consanguinidad. 3. Las personas
pertenecientes a comunidades, pueblos o nacionalidades reconocidos por el Ecuador
con presencia en las zonas de frontera.
Art. 8.- Son ecuatorianas y ecuatorianos por naturalización las siguientes personas: 1.
Las que obtengan la carta de naturalización. 2. Las extranjeras menores de edad
adoptadas por una ecuatoriana o ecuatoriano, que conservarán la nacionalidad
ecuatoriana mientras no expresen voluntad contraria. 3. Las nacidas en el exterior de
madre o padre ecuatorianos por naturalización, mientras aquéllas sean menores de
edad; conservarán la nacionalidad ecuatoriana si no expresan voluntad contraria. 4. Las
que contraigan matrimonio o mantengan unión de hecho con una ecuatoriana o un
ecuatoriano, de acuerdo con la ley. 5. Las que obtengan la nacionalidad ecuatoriana por
haber prestado servicios relevantes al país con su talento o esfuerzo individual.
Art. 9.- Las personas extranjeras que se encuentren en el territorio ecuatoriano tendrán
los mismos derechos y deberes que las ecuatorianas, de acuerdo con la Constitución.
Art. 13.- Las personas y colectividades tienen derecho al acceso seguro y permanente
a alimentos sanos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en
correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales. El Estado
ecuatoriano promoverá la soberanía alimentaria. En estos dos artículos se incorporan
dos innovaciones: el derecho al agua y la idea de la soberanía alimentaria (Silva, 2008:
137), como distinta a la de seguridad alimentaria. De hecho, la soberanía alimentaria
cuenta con un capítulo específico en la Constitución, el capítulo tercero del Título VI
acerca del Régimen de desarrollo. Sobre el derecho al agua, Silva (2008: 133) afirma:
“La primera diferencia con la Constitución de 1998, es que ahora el agua es reconocida
como un derecho. Este avance, en la práctica, supone que el acceso al agua, además
de considerarse un bien o un servicio necesario para el ejercicio de otros derechos,
constituye un derecho en sí mismo, es decir, “se puede identificar al titular, el contenido
mínimo (…), y el destinatario de las obligaciones” y, por lo tanto, en caso de existir una
violación a este derecho fundamental, éste puede ser exigido judicialmente, de acuerdo
al principio de plena justiciabilidad de todos los derechos previsto en la nueva
Constitución”. Silva (2008: 134-135) también destaca que la Constitución de 2008
considera al agua como patrimonio nacional estratégico, como parte de los sectores
estratégicos y que prohíbe expresamente su privatización. En la sección segunda,
Ambiente sano, se incluyen los siguientes derechos:
AUTOR.
LUIS MACAS.
Doctor en Jurisprudencia por la Universidad
Central del Ecuador; lingüista, dirigente indígena
de nacionalidad Kichwa; uno de los fundadores y
expresidente de la Confederación de
Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).
En diciembre de 1990 es nombrado presidente de la CONAIE y dos años más tarde encabezaría
las movilizaciones en contra de la celebración del "Quinto Centenario del Descubrimiento de
América". Durante su presidencia, la CONAIE y sus organizaciones filiales, lograron el
reconocimiento legal de los derechos de la población indígena de la Amazonía ecuatoriana,
sobre sus asentamientos ancestrales amenazados por la explotación petrolera, maderera y
minera, luego de una caminata que recorrió más de 500 kilómetros desde la Amazonía
hasta Quito.
En abril de 1994, en San Francisco (EE. UU.), recibe el Premio Goldman para el medio
ambiente entregado anualmente por parte de la fundación del mismo nombre, por su activa
contribución, a promover los derechos colectivos de los pueblos indígenas y la protección del
medio ambiente. En 1996 es elegido diputado de la República por el Movimiento Pachakutik,
desempeñándose más tarde como jefe del bloque parlamentario de dicha tienda política en el
Congreso Nacional.
Fue uno de los dos primeros ministros indígenas (agricultura) elegido por el presidente Lucio
Gutiérrez en 2003, cargo que abandonó por estar en desacuerdo con la política neoliberal del
gobierno. Desde diciembre de 2004 es nuevamente presidente de la CONAIE.
Ramírez planteó cinco aristas para medir el Buen Vivir: vida Contemplativa (tiempo emancipador
o libre); participación en la vida pública, civil o política; voluntad de amar y ser amado; convivir
en armonía con la naturaleza; y el tiempo de trabajo emancipado.
El Secretario definió el Buen Vivir como el pacto de convivencia social presente en la Carta
Política del Ecuador firmado por todos los ecuatorianos desde el 2008.
Además, problematizó el hecho de que se divida al mundo de la vida y del trabajo. Apenas para
el 3,4% de la Población Económicamente Activa (PEA) no es un sacrificio trabajar.
“Existen diferencias entre la riqueza monetaria y el buen vivir, quienes trabajan más cuentan
con menor tiempo relacional”, es decir a mayor salario menor tiempo familiar y de
autoconocimiento y mayor déficit, es un círculo vicioso. Se trata de una sociedad que en vez de
vivir bien busca el vivir mejor donde la insatisfacción es perpetua, explicó Ramírez.
Además, planteó la necesidad de un ejercicio pedagógico social que permita debatir la diferencia
entre bienestar y Buen Vivir. “La escuela económica neoclásica concibe al ingreso como medida
de bienestar, pero se ha comprobado que aunque suben los ingresos la sociedad se mantiene
igual de feliz”. Por esta razón, medir el lado subjetivo de la felicidad implica una ruptura. Ramírez
planteó el florecimiento (capacidades) como medida del bienestar humano.
Para Ramírez la esperanza de vida es el principal indicador con el que se mediría la Vida Buena.
La esperanza de vida, dice el Secretario refiriéndose a tasas de mortalidad infantil, seguridad
social, educación etc., es un indicador que da cuenta de cómo se desarrolla la vida en sociedad.
“La democracia y la cohesión social son partes fundamentales de la vida buena”, concluyó René
Ramírez. Su ponencia giró en torno a la importancia de definir una unidad de análisis para
establecer una métrica distinta a la del dinero como medida de felicidad.
HUMBERTO CHOLANGO.
Es un campesino, dirigente indígena ypolítico ecuatoriano de nacionalidad kichwa. Desde 2003
hasta 2009 fue presidente de la organización kichwaECUARUNARI.
En la ECUARUNARI fue dirigente de la juventud y de educación desde 2000 y fue elegido presid
ente deECUARUNARI en 2003. En diciembre de 2009 lo sucedió Delfín Tenesaca.
Así mismo, Levi Sucre, Coordinador de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB)
y Dinaman Tuxá, Representante de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB)
señalaron la importante labor que la COICA ha realizado en espacios internacionales y la
relevancia de seguir articulando acciones conjuntas.
Con alternativas y propuestas de los pueblos indígenas terminó el primer día del I Consejo de
Gobierno Amazónico.
ALBERTO ACOSTA.
Graduado en Economía Industrial (Diplom-
Betriebswirt), especialidad en Comercio Exterior y
Mercadeo. Diplomado en Economía (Diplom-
Volkswirt), especialidad Economía Energética, de
la Universidad de Colonia, Alemania.
Es sobrino-nieto de las 5 veces Presidente José María Velasco Ibarra y tiene familiares que
pertenecen al sector banquero del país, por la familia de Jaime Acosta Velasco.
El libro de Alberto Acosta tiene un objetivo didáctico: el de explicar los principales rasgos del
principio del Sumak Kawsay, el Buen Vivir, en cuanto orientación basilar constitucional. Lo
presenta como un principio que, partiendo de una contribución indígena, es válido mucho más
allá de los pueblos indígenas y del mismo Ecuador. Es un principio propio del siglo XXI, del siglo
que comienza con la entrada en la agenda política mundial de los límites ecológicos del
desarrollo capitalista. Al afirmar tal principio, Ecuador sale de la jaula de la dependencia y del
subdesarrollo político e ideológico, y se afirma como un país en pie de igualdad con todos los
otros países, decidido a compartir las causas mundiales por las cuales vale la pena luchar si de
verdad el futuro va a tener futuro.
La complejidad del Sumak Kawsay atraviesa todo el libro y Alberto Acosta la analiza en sus
dimensiones principales: como alternativa al desarrollo; como una nueva dimensión de
derechos (los derechos de la naturaleza); como semilla que solamente puede germinar en un
nuevo tipo de Estado, el Estado plurinacional, el cual se construye con la participación de los
ciudadanos, pueblos y nacionalidades mediante diferentes formas de democracia, lo que llamo
demo diversidad; como matriz de una nueva economía solidaria y plural de vocación
posextractivista y poscapitalista. Acosta muestra que el Sumak Kawsay, siendo una novedad
constitucional, no es una entidad exótica o sin precedentes, al contrario, es parte de una
problemática mucho más amplia, de una conversación de la humanidad en la que están
participando intelectuales y movimientos sociales del Norte global y del Sur global, del
Occidente y del Oriente”.
DAVID CHOQUEHUANCA.
David Choquehuanca nació el 7 de
mayo de 1961 en la comunidad aimara de Cota
Cota Baja del municipio de Huarina, ubicada a
las orillas del lago Titicaca, a 70 km
de Copacabana en la carretera hacia La Paz.
David Choquehuanca Céspedes Vivir bien y NO mejor Bolivia plantea el Vivir Bien, no un vivir
mejor a costa del otro, sino un Vivir Bien basado en la vivencia de nuestros pueblos. Vivir Bien
es vivir en comunidad, en hermandad, y especialmente en complementariedad. Donde no haya
explotados ni explotadores, donde no haya excluidos ni quienes excluyan, donde no haya
marginados ni marginadores. Mentir, robar, atentar contra la naturaleza posiblemente nos
permita vivir mejor, pero eso no es Vivir Bien. Al contrario, Vivir Bien significa complementarnos
y no competir, compartir y no aprovecharnos del vecino, vivir en armonía entre las personas y
con la naturaleza. El Vivir Bien no es lo mismo que el vivir mejor, el vivir mejor que el otro. Porque
para el vivir mejor, frente al prójimo, se hace necesario explotar, se produce una profunda
competencia, se concentra la riqueza en pocas manos. Vivir mejor es egoísmo, desinterés por
los demás, individualismo. El Vivir Bien está reñido con el lujo, la opulencia y el derroche, está
reñido con el consumismo. Nadie dice: voy a cuidar de mí solo En el Vivir Bien, lo más importante
no es la persona individual. Lo más importante es la comunidad, donde todas las familias vivimos
juntas. Somos parte de la comunidad, como la hoja es parte de la planta. Nadie dice: voy a cuidar
de mí solo, no me importa mi comunidad. Es tan absurdo como si la hoja dijera a la planta: no
me importas tú, voy a cuidar de mí sola. Todos valemos, cada uno guardamos un espacio y
tenemos nuestras tareas, responsabilidades y tierras. Todos nos necesitamos a todos.
Fundamentada en el complementarnos, en el bien común, el apoyo mutuo organizado, la
comunidad y la vida comunal desarrollan sus capacidades sin destruir al hombre y la naturaleza.
Trabajo es felicidad En el Vivir Bien, el trabajo es felicidad, desde el niño hasta el abuelo.