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ISBN 978-987-544-643-4
2
ÍNDICE
3
1724-1729
ORTIZ RODRÍGUEZ, MAYRA 1730-1740
PAGNOTTA, CARMEN JOSEFINA 1741-1748
PANDOLFI, ANTONELA 1749-1755
PAOLINI, DANIELA 1756-1763
PASCUAL BATTISTA, ROSARIO 1764-1769
PASETTI, MARÍA PÍA 1770-1778
PAZO, LILIANA 1779-1785
PEREIRA, FELIPE 1786-1792
PÉREZ, EZEQUIEL 1793-1799
PÉREZ CALARCO, MARTÍN 1800-1808
PINO CORREA, JUAN CARLOS 1809-1815
PIONETTI, MARINELA 1816-1826
PISANO, JUAN IGNACIO 1827-1833
POLISENA, ARACELI NOELIA 1834-1841
PORTOS, ÁNGEL EDUARDO 1842-1849
POZZI, RAYÉN DAIANA 1850-1857
PRADA, LAURA MERCEDES 1858-1862
PRÓSPERI, GERMÁN GUILLERMO 1863-1871
QUINTANA, MARIEL SILVINA 1872-1882
RANDAZZO, MARÍA BELÉN 1883-1889
RAPOSO, CLAUDIA INÉS 1890-1898
REDONDO, NILDA SUSANA 1899-1910
REICHEL, MARÍA VIRGINIA 1911-1915
REZENDE RIBEIRO, PATRICK 1916-1921
RIGONI, MIRTHA LAURA 1922-1928
RÍOS, MARINA CECILIA 1929-1937
RIVADENEIRA, BLAS GABRIEL 1938-1946
RIVAS, FLORENCIA 1947-1954
ROCHE, MARIANA MARA 1955-1961
RODRIGUES DA SILVA, MANOELA 1962-1965
RODRÍGUEZ, MARÍA GABRIELA 1966-1972
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Mirada en el tiempo: reflexiones en torno a la poética de Francisco Brines
Francisco Brines (Valencia, 1932) es reconocido como uno de los poetas más
Rodríguez, José Ángel Valente, Ángel González, entre otros-. Aunque esa nominación y
la existencia del grupo generacional y sus poéticas son objeto constante de opiniones
diversas, lo cierto es que Brines se caracteriza por una trayectoria personalísima, que
(Cfr. Prieto, 2007: 62). Brines es un poeta vigente cuya sensibilidad creadora no
descansa; según Francisco Bautista, su poesía “ya no se identifica con una estética, sino
abarca sus libros desde Las brasas (1960) hasta La última costa (1995)- como en su
imágenes que recrea un valor primordial. Numerosos poemas ilustran la fuerza vital,
1872
nombra y al hacerlo instala un cuerpo, tendiendo un pasaje de lo sensible al sentido.
visuales han sido objeto de un trabajo anterior810. En esta ocasión, nos proponemos
reflexionar sobre esa mirada fundante puesta en el tiempo, en la que podemos distinguir
dos trayectorias: la mirada hacia el exterior, que se posa sobre el cuerpo -el propio y el
de otros- para ser testigo de las huellas de su paso inexorable; y la mirada interior que
enigma, y también el fracaso definitivo (…)” (Brines, 1995: 7), y ciertamente el tiempo
espacio de acontecer es la memoria humana (Cfr. Dorra: 2008, 181). Un presente que,
en tanto unidad, involucra tres formas de percepción temporal: “el tiempo es vivido
como 'expectación' (del futuro), como 'visión' (del presente) y como 'memoria' (del
pasado) (…). Un presente que no es flujo sino duración” (Dorra: 2003, 208) y cuyos
sujeto a lo largo de su tiempo vital” (Blanc Sereijido, 2006), y permite que “se
mundo” (Dorra: 2005, 6). No podemos acceder al pasado como hecho objetivo si no a
810
Nos referimos a El ojo y la lente: La mirada poética de Francisco Brines, presentado en el XVIII
Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Buenos Aires, 2013.
1873
través del accionar de la memoria que conserva las huellas de ese tiempo ido, pero no
como algo estático sino en un continuo movimiento entre recuerdo y olvido, afectado
de la muerte. Esas palabras lanzadas a la oscuridad -la palabra poética- son la única
posibilidad de salvación frente al poder destructor del paso del tiempo, del olvido.
El libro se organiza en siete secciones precedidas, cada una de ellas por un epígrafe
del poeta. Estos textos, a los que consideramos como pequeños poemas, dan cuenta del
itinerario de una voz y una mirada centradas en la meditación acerca de las experiencias
independientes, si no que dan cuenta de una trama vivencial, se vinculan entre sí,
dialogan con las distintas partes del poemario, y también cifran una meditación sobre el
tiempo.
periplo vital, en tercera persona, de un 'otro'; mientras que en III, VI y VII se referirá a
tratan los poemas de ese segmento, sabemos es una metáfora -en principio- para el
amor, pero que también podría remitirnos al paso fugaz del tiempo811.
I
En aquel lugar miraron sus ojos, por vez pri-
811
Transcribimos el epígrafe:
V
¡Este sí es el más hermoso territorio…!
Pero esta tierra es fugitiva.
1874
mera, la hermosura del mundo y sintió amor.
No habrá olvido nunca para ese recuerdo.
(71) 812
mirada: la de “la vez primera” como la mirada inaugural en la que adviene el mundo
con énfasis, mediante una doble negación proyectada a un futuro: “no habrá olvido
memoria que opera por recuerdo y olvido-. Desde el presente mira al pasado y se fragua
un futuro, lo predice. Si “los recuerdos están formados por las huellas de la memoria
modeladas por los deseos” (Blanc Sereijido: 2006, 46), estas huellas se postulan como
perdurables.
título da cuenta del anclaje temporal de lo enunciado, ese “después” es un presente, que
evocación.
que sería “el antes”, es decir la infancia añorada, de mirada pura, cuando “se turbaba el
………
El mundo estaba allí,
812
Las citas correspondientes a los epígrafes y poemas de Brines son de: 2011. Ensayo de una despedida.
Poesía completa. (1960-1997). Tusquets: Barcelona.
1875
en el aliento de la suave noche,
descansando en mis ojos
hasta que nos durmiéramos.
………
(76)
El sujeto en la segunda parte del poema se sitúa en un “hoy” y convoca –quiere traer-
la mirada del niño todopoderoso dueño del mundo, sin embargo esa mirada, su mirada,
es ya otra:
………
He querido sentir,
de nuevo, aquel misterio
de la emoción del mundo,
y en el mismo lugar
esperé a las tinieblas.
Altas aparecieron
las luces vacilantes de los astros,
y el pecho no tembló.
………
(76)
………
El tiempo, en su tarea,
lleva el polvo a las cosas,
despoja de secretos a los hombres,
en el alma se queda
germinando.
………
1876
El accionar del tiempo es inexorable, crece, germina –lento- en lo profundo del ser,
el hombre no-niño es un extraño en ese mundo que era suyo, y el recordar, finalmente,
temporal- se esfuerza en el recuerdo jubiloso de “una hermosa tierra para volver con la
………
He querido volverlo a la memoria
de estaciones pasadas, y una tierra
de frutecidos y nupciales árboles
junto a la mar se rompe iluminada.
………
sentido tiene si “(…) Todo pasa/ y esta ciudad se quedará remota/ en el lento recuerdo
de mi vida”. A pesar del aparente consuelo que proporciona el recuerdo814, ese presente-
seguridad:
813
Sobre la cuestión del ver con ojos de niño, es interesante el poema “El mendigo” (206) que contrasta el
punto de vista del niño y el del hombre: “la borrada imagen”, atemorizante, de “el mendigo de mi niñez”,
su “mirada dura” -desde la perspectiva infantil-, con el terrible descubrimiento presente: “(…) un anciano/
me miraba con ojos inocentes”. Esa conciencia acerca de las distintas miradas del sujeto, toma cuerpo en
el recuerdo y reconocimiento de otra mirada, la del mendigo.
814
En otros poemas, por ejemplo, la acción de recordar es: “procurar vida” -“La mano del poeta
(Cernuda)”- o “es traer algún calor al pecho” -“Isla de piedras”-
1877
………
¿Para qué recordar?, si hay aquí paz
para los ojos, y alegría breve
para el cansado corazón que aliento.”
III
¿Pero qué les ocurre a las cabezas de los
hombres? Las mueven extrañamente. Observa
cómo miran, con desconcierto, el camino
que ya tienen borrado y mírales enseguida
escrutando, lívidos, la niebla que habrán de
cruzar. Realmente están llenos de ignorancia.
(117)
sobre el modo que tienen los hombres de mirar el camino de la vida, es decir el paso del
tiempo. ¿Qué es lo que ignoran los hombres? ¿su destino inexorable? ¿de qué se
presente sin retorno que camina hacia la muerte. Un tiempo que es atención, memoria y
expectación.
Los epígrafes IV y VI, más breves y concisos, dan cuenta abiertamente de los
IV
Allí donde se detuvo a vivir vio las mismas
cosas derruidas
1878
(131)
VI
Con qué fidelidad el hombre camina, ama,
desaparece.
(185)
En estas secciones del poemario se hacen carne esas certezas del vivir, las pequeñas
El poema “Mere Road” 815 narra el recuerdo de una vivencia y puede leerse como la
memoria del sujeto y se actualiza en el presente del poema: “Todos los días pasan/ y yo
………
Y ellos llenan mis ojos con su fugacidad
y un día y otro cavan en mi memoria este recuerdo.
………
La imagen que se repite, a medida que sucede, se construye como recuerdo, ya que el
815
Hemos abordado este texto en el trabajo citado de 2013, en relación a los contactos entre la mirada y
los lenguajes audiovisuales en la poética de Brines, por lo que retomamos algunas ideas vertidas en ese
análisis y nos abocamos, en esta oportunidad, al tratamiento del tiempo y la memoria.
1879
La fugacidad de los ciclistas es la de su paso frente a esa ventana, y es también la
la piedra” de la casa que ven construir, elementos también vulnerables al paso del
tiempo.
recuerdo, a partir de una mirada deseante y, a su vez, reflexiona sobre una hipotética
sujeto –recuerdo que nunca será el mismo pues no vendrá de la misma mirada ni el
mismo deseo-, pero que revela una naturaleza cíclica en la memoria, donde “de nuevo”
se construye la casa.
prolonga en otros seres como un antídoto frente al olvido destructor del tiempo, el
“suceso mínimo” retorna y deja un atisbo de felicidad por aquello que fue. Sin embargo
se hermana al sinsentido del recordar con que concluía “Vísperas y memorias”, pues lo
1880
………
y ha sentido tan fría soledad
que ha llevado la mano hasta su pecho,
hacia el hueco profundo de una sombra.
VII
Al hombre algunas veces, le duele esa sombra
que desconoce, y que está dentro de él. Sabe
entonces cuan ruin sustentador es el cuerpo.
Ama esa carne y su sombra, porque es eso a
lo que llama vida. Y ama también el soplo que
habrá de deshacerle para siempre, porque no
existe otro destino.
(193)
El cuerpo, “ruin sustentador”, soporta esa sombra inteligible de la conciencia del ser
–su memoria, sus deseos- y soporta el paso del tiempo. El hombre “ama esa carne y su
sombra” dice el poeta, y también su destino mortal: el soplo, es decir, el tiempo que lo
realidades vividas y por ende perdidas, imaginación y deseos que sostienen la identidad
1881
del sujeto. Su función es menguar el dolor por lo perdido, que en esta poesía exige su
profundidad la temática del tiempo, ésta sólo ha sido una aproximación a ciertos
BIBLIOGRAFÍA
1882