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TERCERA ENTREGA ECONOMIA POLITICA

Reforma a la salud 2013

Sobre la propuesta de reforma ordinaria presentada por el Gobierno, el ministro de


Salud, Alejandro Gaviria, dijo que con la iniciativa “se eliminan las barreras de
acceso a los servicios para la gente, a la par que se busca tener un sistema con
mejor calidad, oportunidad y más legítimo”.

El presidente Juan Manuel Santos aseguró que el propósito es “crear un modelo


que les dará a todos los colombianos la seguridad de tener un modelo de salud
que cumpla con sus expectativas”.

Por su parte, Jaime Arias, presidente de Acemi (Asociación Colombiana de


Empresas de Medicina Integral, que agremia a la mayoría de las EPS del
contributivo), considera que “la reforma no combate a fondo la corrupción, que no
beneficiará a los pacientes sino a los gobiernos locales y que tiene fines políticos y
electorales”.

Implicaciones de la reforma

Una de las pocas coincidencias que hay entre los diversos actores del sistema de
salud en Colombia es el hecho de que la crisis está a punto de tocar fondo. El
cierre de centros hospitalarios, las quejas de los usuarios, la insostenibilidad que
reclaman algunos aseguradores y el estancamiento en el flujo de los recursos,
hacen parte del cuadro sintomático de esta crisis. La controversia está en si es
mejor borrón y cuenta nueva al sistema, o mejor, trabajar a partir de las lecciones
aprendidas tras 18 años de la entrada en vigencia de la ley 100 de 1993.“

La crisis es compleja y viene agravándose desde hace más de 10 años sin que
haya recibido soluciones oportunas y adecuadas. El problema principal está en el
modelo de atención médica, que no se centra en el paciente, ni busca resultados
en salud y que no privilegia la prevención sino la curación.

Además podemos asegurar que No explicita que la salud es un derecho


fundamental. Pese a que hasta la Corte lo dice, falta una ley que lo haga explícito.
Persisten los regímenes contributivo y subsidiado, aun cuando se ha dicho que
todos los ciudadanos tienen los mismos servicios.

El proyecto deja abierta la posibilidad de que haya integración vertical en el primer


nivel de atención, entre gestores y prestadores. No queda claro en la iniciativa si
los gestores de salud manejarán dineros del sistema en los primeros niveles de
atención; para alguno esto sería como seguir con el modelo de EPS.
Los dineros de la salud son públicos hasta que se transfieren a los agentes del
sistema. Esto ha sembrado inquietudes, incluso en la Contraloría General de la
Nación. El proyecto asegura que la ley “redefine” en lugar de reformar
estructuralmente el sistema de salud.

El proyecto regula los beneficios en salud de la gente por vía ordinaria, lo cual
podría ser objetado por la Corte.

Los entes territoriales quedan como responsables del manejo de la salud pública;
la mayoría se han rajado en este tema. Se crea un fondo de garantías para la
salud que aportaría liquidez y preservaría la estabilidad financiera; el riesgo es que
entidades quebradas sean salvadas con estos recursos. La designación de
gerentes o directores de las ESE (hospitales públicos) sería de libre nombramiento
y remoción. Los cargos quedan expuestos a la politiquería.

Aciertos y lo que considera desaciertos de la reforma de la salud bajo la


óptica de la escuela neoinstitucionalista.

Con Salud Mía, el Estado recupera el control de los fondos de la salud. Esta figura
afiliará, recaudará, administrará, pagará y la transferirán todos los recursos del
sector. Además, se busca que vigile, controle y regule el sistema.

Se acaba el Plan Obligatorio de Salud (POS) para ser remplazado por un plan
único de beneficios más amplio basado en exclusiones específicas, como lo
cosmético, suntuario, experimental y no probado.

Se busca que el Estado vigile, controle y regule el sistema, así como eliminar la
intermediación financiera al eliminar las Empresas Sociales del Estado (EPS) y se
crean los gestores de salud, responsables de la atención de los pacientes.

Los recobros disminuyen a medida que el Estado reasume el control, con el Plan
Único de Beneficios y con lo que se pretende disminuya el número de tutelas.

Con la creación de redes integradas de servicios, se planea ofrecer atención


integral a las personas. La vigilancia se fortalece junto a las funciones de la Supe
salud, cualidades que podrán descentralizarse.

El presidente de la República podría definir las condiciones laborales de los


trabajadores del sector. El país se divide en unidades regionales para compensar
asimetrías en salud.

La ley estatutaria unifica la información y el registro en salud.


Se busca que la tutela sea un mecanismo excepcional y se castigará a quienes
abusen de ella por ejercicio, como a las entidades que no presten los servicios.

Desaciertos

Es un ajuste financiero del papel del Estado como garante de la salud de los
colombianos, más no una reforma de fondo.

El Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga), que será reemplazado por Salud


Mía, está acosado por los recobros desmesurados de algunas EPS, lo cual
conllevará a su liquidación.

Para el senador Jorge Robledo, la intermediación financiera persistirá, ya que las


futuras gestoras cobrarán por administrar los recursos y, además, generarán
ganancias por ello.

En entrevista con W Radio, para el senador Avellaneda, las EPS sólo cambiarán
de nombre y esta reforma las deja con “grandes beneficios... ya que, además de
aseguradores, vía que les permite no prestar servicios y quedarse con una plata
de la salud, van a quedar con recursos de administración, incentivos, una cuota
per cápita por riesgo y de redistribución del riesgo, copagos, cuotas moderadoras
y los rendimientos financieros. Mientras menos servicios se presten, más tasa de
rentabilidad les queda”, y añade que este modelo responde a una
“mercantilización de la salud”.

Según el senador, el financiamiento del sistema a través de copagos y cuotas


moderadoras atenta contra el carácter de derecho fundamental de la salud al
limitar el acceso de las personas.

El nombramiento y la remoción de gerentes o directores de las Empresas Sociales


del Estado (ESE, hospitales públicos) quedaría en manos de los entes
departamentales, lo que, según algunos analistas, expone los cargos a la
politiquería.

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