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Tema 1: Prehistoria y edad antigua

Preistoria Ibérica y Pueblos Colonizadores


El legado romano
En el s.V aC la península se dividía en dos zonas culturalmente diferentes. Los íberos se
distribuían en zonas estratégicamente defensivas del Este y en el Sur, gestando la agricultura, la
minería, la cerámica y la metalurgia, así como la moneda y la escritura. Los celtas, sin embargo,
vivían tribalmente en el Oeste y el Norte, con una economía primitiva pero efectiva basada en el
sector primario.

La conquista romana se encuadra dentro del marco histórico de las guerras púnicas (romanos
vs cartaginenses) y se divide en tres fases bien diferenciadas:

• La primera etapa (218-197 aC) se caracteriza por la lucha y expulsión de los cartagineses y
una posterior dominación del suroeste hispano.

• La segunda etapa (197-133 aC) se caracteriza por la lucha contra los celtíberos y la
conquista de la meseta y las baleares.

• La tercera etapa (29-19 aC) se caracteriza por la guerra contra los cántabros y los astures y
la final romanización de toda la península.

Durante la romanización, Hispania se dividió en seis regiones en donde se instauró la


estructura económica romana (latifundios, esclavos-ciudadanos y moneda) sostenida por la
agricultura y la ganadería, con nuevas técnicas y cultivos, desarrollando consigo el comercio.
Socialmente, se organizaban en aristócratas, burgueses y trabajadores libres; las ciudades,
gobernadas por consejos democráticos, aumentaron y se convirtieron en el centro de poder,
asimilando la infraestructura romana. Simultáneamente, la inclusión del latín, la religión romana y
el derecho, enriquecieron la cultura peninsular.

A partir del s.III, el Imperio Romano cayó en crisis por el fin de la conquista, la concesión de
la ciudadanía romana a todo el imperio y el encarecimiento de los esclavos. A su vez, los bárbaros
francos y germanos atacaban mientras se suscitaban complotes internos, por lo que la crisis causó la
necesidad de los terratenientes de vender sus tierras para trabajar en ellas como colonos.
Finalmente, se acabó volviendo a la pobreza, la ruralidad y la autosuficiencia, cayendo el Imperio
Romano en el s.V (476).

El reino visigodo
En el año 409, los pueblos bárbaros invadieron fácilmente la península desde el Norte, por lo
que Roma envió al pueblo visigodo al Sur de Galia para protegerla. Para el 476, acabaron con la
totalidad de los invasores, independizándose de Roma por su caída. Finalmente, en 507, tras la
Batalla de Vouillé, se desplazaron totalmente a Hispania, adoptando Toledo como capital.

Bajo el precepto del Aula Regia y los Concilios de Toledo, el monarquismo visigodo supuso
la unificación social, política, religiosa y jurídica de Hispania. El rey Leovigildo (572-586), entrañó
la legalización de los matrimonios mixtos visigodos-hispanorromanos, reforzando la igualdad
social. Su hijo, Recaredo (586-601), llevó a cabo la conversión de arrianos a cristianos de toda la
población visigoda en 589 y, para concluir, Recesvinto (653-672), aprobó un único marco legal para
ambos pueblos, el Liber Iudiciorum (Fuero Juzgo)
Al-Andalus
En el año 711, el ejercito bereber de Tariq conquisto y sometió sencillamente la paupérrima
hispania visigoda centrándose únicamente en los puntos clave, de modo que para 718, sólo la región
norteña de la península pudo resistirse a la conquista musulmana.

Desde 714 hasta 756, Al-Andalus fue un emirato dependiente (valiato), gobernado por un valí,
un gobernador dependiente del califa de Damasco.

Entre 756 y 929, un Omeya exiliado de Damasco, Abd al-Rahman I, se proclamó emir,
creando el Emirato independiente, fomentando el comercio e implementando nuevas técnicas de
cultivo. A causa del desequilibrio social y la subida de los impuestos, en el siglo IX se produjeron
diversas sublevaciones.

Desde 929 hasta 1031, Abd al-Raman III se proclamó jefe político y religioso (califa) del
Califato de Córdoba, con Medina Azahara como ciudad áulica, impulsando con ello mejoras
administrativas y las demarcaciones provinciales (coras). La muerte del califa supuso la
fragmentación del mundo andalusí, la cual culmina con la sublevación bereber que en 1031 causó la
disgregación del califato en taifas.

Entre 1031 y 1212, el territorio musulmán remanente en la península se dividía en taifas


árabes, bereberes y eslavas. La vulnerabilidad de éstas incitó a Alfonso VI a comenzar la
reconquista de los terrenos musulmanes. Ante dicha situación, el rey de Sevilla Al-Mutamid,
recurrió a los almorávides, guerreros norteafricanos que derrotaron a los cristianos en reiteradas
ocasiones. En 1147, el pueblo almohade se unió a la causa y, junto a los almorávides, avivó el
desarrollo comercial en toda el área andaluza, quedando aún valiosos vestigios históricos como la
Torre del Oro (Isbiliya) o la almina de la Giralda.

En la batalla de Navas de Tolosa (1212), los cristianos vencieron finalmente a los


musulmanes, reduciendo su dominio a solamente el Reino Nazarita de Granada, con Granada como
ciudad palatina y capital. Éste reino se mantuvo en actividad por las disputas internas en el reino
castellano, pero su aniquilación vino con la unión connubial de los reyes católicos, quienes el 2 de
Enero de 1492, consiguieron que Granada y Boabdil capitularan.

Orígenes reinos cristianos ss VIII-IV

Entre los ss VIII y IX, dentro del marco histórico de Al-Andalus, los nobles hispanovisigodos,
ajenos a la conquista musulmana, se comenzaron a organizar en reinos localizados en la cordillera
cantábrica.

El rey Pelayo ganó la batalla de Covadonga en el 722 y sus hijos Alfonso I y II, crearon el
Reino de Asturias, que manifestó independencia del Emirato negándose a pagar tributos. Además,
reivindicaron el principio cristiano y monárquico legitimador de su continuidad con la tradición
visigoda.

En la segunda mitad del s IX, Alfonso III aprovechó la debilidad de los emires cordobeses y
ocupó el territorio entre la cordillera cantábrica y el valle del Duero, transportando la capital a León,
con lo cual el Reino pasó a denominarse Reino de León. Creó a su vez el condado de Castilla, que
ulteriormente se declararía independiente a manos de Ferrán Gonzalez.
Carlomagno, para proteger su imperio de los musulmanes, estableció una franja fuertemente
fortificada al sur de los Pirineos, la Marca Hispánica. Ésta fue dividida en condados dependientes
del emperador, pero a principios del s IX, de independizaron gradualmente, dando paso al condado
de Aragón y al Reino de Pamplona. Finalmente, a finales del s X, el conde Borrell II se negó a
renovar el juramento de fidelidad al rey franco y nacieron los condados catalanes.

Con el devenir de los ss, los pequeños reinos y condados del norte fueron enalteciéndose bajo
el reinado de Sancho III el mayor (1000-1035), quien aglutinó el Reino de Pamplona junto con los
condados aragoneses y Castilla. No obstante, con su muerte el Reino se dividió entre sus hijos.

Consolidación de los reinos cristianos

En el s XI Sancho III el Mayor, anexionó Pamplona, los condados aragoneses y Castilla, pero
se volvió a dividir tras su muerte. Sus hijos fueron, sin embargo, los que dieron lugar a una
consolidación.

Fernando I unió los reinos de Castilla y León, pero con su fallecimiento comenzó un periodo
de unión y separación que culminaría con la vinculación definitiva en 1230 de la corona de Castilla.
En 1128, años atrás, se marchó Portugal.

En el año 1137 la unión sagrada de Petronila (RAr) y Ramón Berenguer IV (CBar) propició el
nacimiento de la corona de Aragón, que en su intento de expansión hacia el norte fue vencido en la
batalla de Muret (1213)

Valle del tajo y del ebro s XII

Entre los ss XI y XII los reinos Cristianos avanzaron hasta el valle del Tajo y del Ebro,
encontrándose con la opresión almohade y almorávide. Aunque lograron inflingirles algunas
derrotas a los reinos cristianos como la de Alfonso VIII en Alarcos (1195), las tropas resistieron,
llegando Castilla a conquistar Toledo en 1085, Portugal Lisboa, Aragón Zaragoza y Barcelona
Tortosa y Lleida.

Valles de guadiana, guadalquivir, baleares, valencia y murcia

La primera mitad del s XIII fue de gran expansión de los reinos cristianos, sobre todo a partir
de la disgregación del poder almohade tras la derrota de las Navas de Tolosa (1212), causando una
gran conquista de amplios territorios:

Jaime I de Aragón conquistó Mallorca, el Reino de Valencia y el de Murcia. Fernando III de


Castilla emprendió la conquista de Andalucía, entrando en las grandes ciudades andalusíes:
Córdoba, Jaén y Sevilla. La expansión mediterránea de la Corona de Aragón se vio completada con
la conquista de Sicilia, Cerdeña, Atenas, Neopatria y el Reino de Nápoles. A finales del s XIII, tan
sólo el Reino nazarí de Granada dejaba testimonio de la presencia musulmana en la Península.
Control del estrecho s XIV

A mediados del s XIII, los reyes cristianos ocuparon gran parte del sur peninsular a expensas
de la resistencia de los benimerines, quienes ralentizaron la toma de la Baja Andalucía. No fue hasta
1292 que Sancho IV conquistara Tarifa, impulsando la conquista de Algeciras en 1344 a manos de
Alfonso XI. Éste hecho le otorgó el control de una de las localizaciones de las localizaciones más
estratégicas de la zona.

Conquista del reino de granada s xv

El Reino nazarí de Granada sobrevivió hasta 1492, aprovechando las querellas internas y
disputas dinásticas que vivió el Reino castellano desde la segunda mitad del s XIV. A partir de 1481,
los Reyes Católicos, afianzados en sus tronos, iniciaron la conquista definitiva. Tras una guerra de
diez años, el 2 de Enero de 1492, Granada y el Rey Boabdil capitularon, concluyendo ocho siglos
de presencia musulmana y, simultáneamente, la época medieval en la península Ibérica.

Repoblación

Entendemos por repoblación la instalación de nuevos pobladores para conseguir el dominio


definitivo del territorio reconquistado, al encargarse de su defensa, el cultivo de las tierras y la
integración de la población conquistada.

La primera ola surgió cuando el monarca Alfonso III encomendó la repoblación de los
territorios ocupados a nobles y eclesiásticos, concediendo amplios privilegios a los nuevos
pobladores (repoblación libre). Los campesinos libres y propietarios de pequeñas parcelas
conocidas como alodios se vieron en la necesidad de refugiarse bajo el amparo de un señor y
pasaron a ser siervos.

Durante la conquista militar de Al-Andalus, los patrones de repoblación cambiaron de ser


libre a concejil, es decir, se creaban nuevos municipios (concejos) con sus respectivos alfoces y
privilegios (fueros y cartas de poblamiento que deberían garantizar la defensa) para atraer a nuevos
campesinos.

Posteriormente, el rey competente encargó a nobles y caballeros la organización de nuevos


asentamientos (repoblación señorial), propulsando la concentración de tierras en manos de grandes
señores. En otras zonas de España, también se concedieron extensas tierras a órdenes militares
(latifundios) que construyeron castillos y estimularon el asentamiento de campeones sometidos a
servidumbre.

Diferencia entre corona de castilla y corona de aragón


Los grandes reinos peninsulares (CyA), a pesar de tener una estructura política y unas bases
económicas similares, presentaban algunas diferencias notables. En ambos reinos existían tres
instituciones básicas: la monarquía, las Cortes y los municipios. En Castilla, la monarquía tuvo un
carácter menos feudal y el rey poseía mucho más poder (facultad de declarar la guerra, poder
legislativo y judicial). En la Corona de Aragón, los nobles también participaban en la política,
fomentando el pactismo, por el cual la autoridad regia se veía limitada por las Cortes y el Rey debía
comprometerse a mantener los derechos de los ciudadanos

Crisis de la baja edad media

Diccionario de sinónimos
Conquistar: invadir, dominar, apoderarse, ocupar, tomar, vencer, adueñarse, someter.
Zona: región, comarca, territorio, sector, demarcación, circunscripción.
Desarrollar: acrecentar, aumentar, incrementar, amplificar, fomentar.
Causar: ocasionar, provocar, acarrear, originar, producir, dar, motivar, determinar, engendrar, hacer,
incitar, infundir, obrar, redundar, suscitar.
Favorecer: propiciar, coadyuvar, ayudar, patrocinar, predisponer.
Reinar: mandar, dirigir, regir, administrar, conducir, guiar, acaudillar, presidir, regentar, gobernar.
Crear: instituir, fundar, crear, erigir, establecer, implantar, renovar, reponer, restablecer, restaurar.
Ocurrir: suceder, pasar, acaecer, acontecer, sobrevenir, advenir, devenir, darse.
Expandirse: propagar, propalar, esparcir, difundir, divulgar, extender, distender, ampliar.
Sobrevivir: subsistir, perdurar, permanecer, resistir.
Establecer: fundar, constituir, instaurar, erigir, crear, fijar, poner, decretar, implantar, disponer.
Empezar: empezar, inaugurar, estrenar, incoar, principiar, arrancar, comenzar, emprender, abrir,
afiliar, afrontar, entablar, abordar, germinar, lanzar, promover, suscitar.
Nuevo: novedoso, emergente, actual, reciente, inédito, inaudito, desconocido, novel.

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