Вы находитесь на странице: 1из 3

Símbolos en La plaza del Diamante

De la literatura de posguerra destaca La plaza del Diamante de Mercè Rodoreda,


una novela catalana, por la manera en que relata las vivencias del personaje
principal: Natalia. Es un reflejo del sufrimiento que se vivió en la guerra civil.
La novela trata de Natalia que es invitada por su amiga Julieta a una boda
en la que conoce a Quimet porque éste la saca a bailar. Luego de la fiesta se
siguen viendo, la convence de casarse, viven juntos y tienen dos hijos después de
una larga espera: Antoni y Rita. Después da inicio la guerra civil y Quimet junto
con sus amigos Cintet y Mateu, se alistan y mueren exceptuando el último, que
desde el principio se negaba a hacerlo pero fue víctima de las circunstancias.
Durante la guerra, Natalia (llamada Colometa por Quimet), sufre escasez de
comida y se ve obligada a enviar a Antoni a una colonia por consejo de Julieta.
Además, vendió todas sus pertenencias para obtener comida y no morirse de
hambre. Después regresó Antoni. Al no salir adelante, llegó a su mente la idea de
matar a sus hijos con aguafuerte y morir con ellos. Cuando ya había conseguido la
sustancia, se encontró con que el tendero le ofreció trabajo y, posteriormente,
matrimonio. Después de casarse con Antoni, el tendero, vive cómodamente
mientras sus hijos van creciendo con educación y en cuartos separados. Luego
Toni, el hijo, decide convertirse en militar y Rita se casa con el dueño de un bar.
En esta obra se pueden rescatar diversos símbolos que, dependiendo del
contexto, pueden tener varios significados. Y buscando éstos en un diccionario de
símbolos, se puede completar o comprender mejor el texto, como se muestra a
continuación.
Uno de los símbolos que se encuentran en la novela es el escorpión.
Aparece después de que Natalia le dijo a Pere que daba por terminada su
relación:

“Y cuando pensaba que había reñido con el Pere tenía una


pena por dentro y esa pena me hacía darme cuenta de que
había hecho una mala acción. Seguro: porque yo que me había
sentido muy tranquila por dentro, cuando me acordaba de la
cara que había puesto el Pere, sentía como un dolor muy
hondo, como si en el medio de mi paz de antes se abriese una
puertecita de un nido de escorpiones y los escorpiones saliesen
a mezclarse con la pena y a hacerla punzante y a
derramárseme por la sangre y a ponérmela negra.” 1

Para este caso un escorpión será, según Cirlot: “Equivalente de verdugo” 2,


por lo que puede concluirse que Natalia se sentía muy mal y reflejó que merecía
ser castigada sin piedad por lo que le hizo al Pere.
Un segundo símbolo aparece cuando, hablando de que se casarían,
Quimet menciona que construirá un armario y la cunita del nene: “Me dijo que los

1
Rodoreda, Mercè, La plaza del Diamante, Edhasa, España, 1982, p. 15.
2
Cirlot, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Ed. Siruela, España, 1997, p. 194.
Citas de estas ediciones, consignadas en el cuerpo del trabajo.

Amor Madai Peña Ramos 210592364 22-10-2010


niños le gustaban y no le gustaban. Que eso iba a lunas.” (p. 16). Quizás durante
la lectura no logré entender a qué se refería con que “iba a lunas” pero al buscar
en el Dictionary of Symbols, encontré:

“El hombre, desde los primeros tiempos, ha sido consciente de


la relación entre la luna y las mareas, y de la relación más
misteriosa entre el ciclo lunar y el ciclo fisiológico de la mujer.
[…] Otro hecho fundamental en la "psicología de la luna" es el
cambio aparente en su superficie que acompañan a sus fases
periódicas. Se postula que estas fases, -sobre todo en su
sentido negativo de parcial y gradual desaparición- puede haber
sido la fuente de inspiración para el mito Desmembramiento
(Zagreo, Penteo, Orfeo, Acteón, y Osiris, por ejemplo). Lo
mismo podría decirse de los mitos y leyendas de las
"hilanderas" (35). Cuando el patriarcado es sustituido por el
matriarcado, un personaje femenino llegó a ser atribuido a la
luna y uno masculino al sol.”3

A partir de esta explicación se entiende que sin importar que a Quimet le


gusten o no los niños, de cualquier forma es a la mujer a la que le corresponde
cuidar de ellos. Esto porque la luna hace referencia a un personaje femenino y
decir que “eso iba a lunas”, se puede interpretar que “eso iba a mujeres”.
Sobre la espada de fuego, en el Dictionary of Symbols encontramos que:

“Cuando la espada aparece en asociación con el fuego y las


llamas- que le corresponden en forma y resplandor-, simboliza
purificación. Schneider lo confirma con su comentario de que
mientras que la purificación va con fuego y espada, el castigo
va con el látigo y el garrote (51). [...] Por otro lado, hace
hincapié en el calor de la llama y la frialdad del metal al
descubierto, por lo que la espada de fuego es un símbolo de lo
que implica una síntesis ambivalente, como el volcán (Gelat y
otros ardet), y también un símbolo del arma que separa el
paraíso (el reino del fuego del amor) de la tierra (el mundo de
aflicción).” (pp. 324-325)

Este símbolo aparece en el capítulo 6 de la novela, cuando Natalia y


Quimet se están casando:

“Todo fue muy largo y mosén Joan hizo un sermón muy bonito;
habló de Adán y Eva, de la manzana y de la serpiente, y dijo
que la mujer estaba hecha de una costilla del hombre y que
Adán se la encontró dormida a su lado sin que Nuestro Señor le
hubiese preparado para la sorpresa. Nos contó cómo era el

3
Cirlot, Juan Eduardo, Routledge, Londres, 1971, pp. 214-215.
Citas de esta edición, consignadas en el cuerpo del trabajo.

Amor Madai Peña Ramos 210592364 22-10-2010


paraíso: con arroyos, y prados de hierba corta y flores de color
de cielo y Eva, cuando se despertó, lo primero que hizo fue
coger una flor azul y soplarla y las hojas volaron un rato y Adán
la regañó porque había hecho daño a una flor. Porque Adán,
que era el padre de todos los hombres, sólo quería el bien. Y
todo acabó con la espada de fuego…” (p. 39)

Por lo tanto, aunque aparece casi al final de la cita, se puede deducir que la
espada de fuego hace referencia al destierro que sufren Adán y Eva por pecar al
morder la manzana. En ese momento, el paraíso es purificado del mal que ellos
cometieron al desobedecer el mandato divino.
Por último, tenemos a la flor que, según el Dictionary of Symbols: “Por su
propia naturaleza, es un símbolo de la transitoriedad, de la Primavera y de la
belleza.” (p. 110). En la novela, Natalia describe a sus hijos: “Y mis niños… Yo no
sé, porque ya se sabe que una madre siempre exagera, pero eran dos flores. Con
unos ojitos… con unos ojitos que miraban y cuando miraban aquellos ojitos…” (p.
91). Aquí es claro que ella habla de la belleza de sus hijos, no porque sean suyos
sino por la mirada que tienen y el color de sus ojos.

Bibliografía:
RODOREDA, Mercè, La plaza del Diamante, Edhasa, España, 1982, p. 255
CIRLOT, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Siruela, España, 1997, p. 520
CIRLOT, Juan Eduardo, Dictionary of Symbols, Routledge, Londres, 1971, p. 507

Amor Madai Peña Ramos 210592364 22-10-2010

Вам также может понравиться