Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Hace dos años, cuando Shanee Markovitz tenía 17 años, se despertó una calurosa
mañana de verano y descubrió que su madre, Sharón, se había suicidado.
“Siempre supe que la enfermedad mental es un tema tabú, pero no entendí hasta
qué grado”, afirma Shanee. La realidad quedó clara cuando se sentaron
en shivá por su madre. “Literalmente decenas de personas abrieron sus corazones y
me dijeron: ‘Esto también ocurrió en mi familia, pero no hablamos de eso’, o ‘No
puedo contarte cómo falleció mi abuelo, pero nuestra historia es muy similar’”.
Cuando tienes una vida en tus manos, no importa que los sentimientos de alguien
resulten lastimados.
“Creo que se debe trazar una línea. Si alguien no constituye una amenaza para sí
mismo o para los demás, entonces quizás no debemos erigirnos en jueces morales.
Pero en situaciones donde existe peligro de daño personal o amenazas de vida,
nunca se debe prometer mantenerlo en secreto. Cuando tienes una vida en tus
manos, no importa que los sentimientos de alguien resulten lastimados. Eso es
algo con lo que no se juega”.
Shanee cuenta que una vez tuvo que actuar a espaldas de alguien para lograr que
lo ayudaran. “Al final, lo agradecieron. Siempre es mejor estar seguro que
lamentarse. En el judaísmo no hay casi nada que no se deba hacer para salvar una
vida”.
La comunidad judía
Shanee nació en Eilat, Israel, de padres israelíes. En el 2005, la familia se mudó a los
Estados Unidos en busca de oportunidades de negocios. Durante años, ocultando
una depresión nunca tratada, la madre de Shanee mantuvo una fachada. “Incluso
en nuestros peores momentos, ella se presentaba con una sonrisa, perfectamente
normal y feliz”, asegura Shanee. “Lo externo era una máscara que ocultaba lo
interno. Ella pensó que nos estaba protegiendo de la tristeza. Mientras tanto, su
enfermedad permaneció sin ser diagnosticada”.
Se estima que un 20 por ciento de la población de los Estados Unidos sufre alguna
forma de enfermedad mental, y más de la mitad no reciben tratamiento. La
depresión no tratada es la primera causa de suicidio. Globalmente, cada año se
suicidan más de 800.000 personas, la segunda causa de muerte entre los 15 y los
29 años de edad.
¿Por qué los temas de salud mental se consideran de una forma tan diferente que
lo que tiene que ver con las enfermedades físicas, como diabetes o cáncer?
Shani dice: “Es algo que asusta, porque está en la cabeza de la persona, a diferencia
de una discapacidad física en la cual se puede ver lo que ocurre. Sin una
comunidad con la cual uno pueda conectarse de forma abierta, uno no sabe que
hay otras personas que experimentan lo mismo. Por eso es mucho más solitario y
aislante”.
Shanee asegura que si bien el estilo de vida judío tiene beneficios para la salud
mental, esta ventaja puede verse reducida por la reluctancia a sacar a la luz estos
temas. Especialmente en la comunidad judía, donde se protege con fuerza la
reputación de la familia, es posible que la gente no reciba la ayuda que necesita.
Shanee alienta a todos a quebrar este tabú, ya sea hablando con un amigo o
escribiendo sobre el mismo de forma anónima. “Abrirse con otra persona, ya sea
pidiendo u ofreciendo ayuda tiene mucha fuerza. Literalmente puede salvar vidas.
Cada uno debe evaluar sus propias habilidades y sus oportunidades dentro el
esquema general. Todos compartimos la responsabilidad”.
Casi todo el mundo pasa por períodos de tristeza, incluso de depresión. ¿Cómo
podemos identificar cuando se cruzó la línea y se trata de algo que requiere
intervención?
Parece ser tan simple. ¿Por qué la gente no lo pregunta más a menudo?
Shanee describe lo que se debe hacer cuando alguien revela su dolor privado.
“En primer lugar mantente callado y escucha. Aliéntalo a abrirse: ‘Eres importante
para mí’. Sin embargo, debes tener cuidado respecto a dónde presionar y dónde
no. Deja eso para profesionales certificados.
“En tercer lugar, asegúrale que hay otras personas en la misma situación. Dile: ‘No
estás solo, y vi que otras personas se recuperaron. También tú puedes lograrlo’. A
menudo esta es la pieza clave que muchos nunca escucharon y que brinda mucho
alivio”.
“Mientras haya quienes teman perder sus trabajos, perder la posibilidad de que
alguien los ame y se case con ellos, ser dejados de lado por las instituciones, las
amistades y las comunidades, eso quiere decir que no estamos haciendo lo
suficiente. Hay demasiadas personas que se sienten solas. Demasiados sienten que
la oscuridad sobrepasa a la luz. Podemos hacer más y debemos hacerlo. No
debemos aceptar un mundo en el que una madre esté demasiado asustada como
para decirle a alguien que no desea vivir, por miedo a que la vayan a despreciar”.
Respecto a su futuro, Shanee está escribiendo varios trabajos sobre salud mental y
espera seguir compartiendo su historia en universidades y sinagogas. “Todos
necesitamos recordar que somos valiosos y dignos. A pesar de mis desafíos, yo no
estoy dispuesta a ceder a mi funcionalidad, a mi confianza en las personas que
amo ni a mi capacidad de llegar a ser en el futuro una madre afectuosa y capaz”,
dice con determinación.
“Debemos quebrar este silencio que aturde, este velo que obliga a la gente a
ocultar sus dificultades y a no buscar ayuda. Con nuestras voces y nuestra empatía,
podemos vencer este estigma”.