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Derecho Civil III Contratos

Unidad I. Introducción al estudio de los Contratos


El contrato. Definición legal en el CCyC. ARTICULO 957. Contrato es el acto jurídico mediante el
cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o
extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.
Contrato por tanto es un acto jurídico bilateral o plurilateral, de contenido patrimonial, que
trasunta un acuerdo de voluntades destinado a regular los derechos de las partes.
En palabras de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por contrato se entiende “el acto
jurídico bilateral y patrimonial en el cual están en presencia dos partes que formulan una
declaración de voluntad común en directa atenencia a relaciones patrimoniales y que se
traduce en crear, conservar, modificar, transmitir o extinguir obligaciones”.
Con la nueva definición del contrato se deja de lado lo postulado por el artículo 1137 del C.V.
Este antiguo articulo era muy criticado ya que hacía mención a las personas y no a las partes. El
termino partes resulta más adecuado ya que en una parte puede haber varias personas;
además el nuevo código nos define que el contrato es un acto jurídico, lo cual el antiguo código
no lo hacía y debíamos remitirnos al artículo 944 para entender que el contrato era un acto
jurídico; en el nuevo articulado se hace mención a que regula relaciones jurídicas
patrimoniales, lo que no era tratado en el antiguo articulo referida al contrato.
Antecedentes históricos: Derecho Romano. En los primeros tiempos la simple convención
entre las partes no era suficiente para crear obligaciones entre las partes, sino que era
necesario que dichas obligaciones fueran revestidas con determinadas solemnidades formales
para constituirse en contratos y desplegar efectos jurídicos.
Nexum. Fue la primera forma de contrato jurídico, que nació para los préstamos de dinero. En
una ceremonia solemne denominada “per aes et libram”, acreedor y deudor comparecían
antes cinco ciudadanos, pronunciaban unas palabras solemnes e invariables que determinaban
el alcance de las obligaciones del contrato para cada parte, y se pesaba en una balanza una
cantidad de cobre que equivalía al dinero prestado.
Como vemos, se trataba de una convención, que generaba obligaciones jurídicas para ambos
contratantes por realizarse de una forma determinada.
Según se fue desarrollando la sociedad romana, el Nexum se utilizó como forma solemne para
perfeccionar contratos distintos del préstamo, pero que tenían por objeto sumas de dinero
determinadas. Junto al Nexum existía desde antiguo otra forma de contratar, denominada
Sponsio (del verbo spondere: prometer). Este tipo de contrato se perfeccionaba por el empleo
de determinadas palabras solemnes, una pregunta y una respuesta, donde el acreedor
preguntaba y el deudor respondía “Spondeo”. Se utilizaba para negocios jurídicos distintos del
préstamo y se requerían testigos en la ceremonia. Siendo la Sponsio una ceremonia muy rígida
y formalista, con origen en la promesa de matrimonio, y que solo podían utilizar los ciudadanos
romanos, apareció después y fue evolucionando una ceremonia más flexible y que podían
utilizar todas las clases de personas, denominada Stipulatio
En Roma la clasificación de los contratos se daban en contratos formales, reales y consensuales
Subcontrato. El subcontrato es un nuevo contrato mediante el cual el subcontratante crea a
favor del subcontratado una nueva posición contractual derivada de la que aquél tiene en el
contrato principal (art. 1069). En los contratos con prestaciones pendientes éstas pueden ser

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subcontratadas, en el todo o en parte, a menos que se trate de obligaciones que requieren


prestaciones personales (art. 1070).
Acciones del subcontratado (art. 1071). El subcontratado dispone:
a) de las acciones emergentes del subcontrato, contra el subcontratante;
b) de las acciones que corresponden al subcontratante, contra la otra parte del contrato
principal, en la extensión en que esté pendiente el cumplimiento de las obligaciones de éste
respecto del subcontratante. Estas acciones directas se rigen por lo dispuesto en los artículos
736, 737 y 738.
Acciones de la parte que no ha celebrado el subcontrato (art.1072). La parte que no ha
celebrado el subcontrato mantiene contra el subcontratante las acciones emergentes del
contrato principal. Dispone también de las que corresponden al subcontratante contra el
subcontratado, y puede ejercerlas en nombre e interés propio (art. 1072).

Distinción entre convención, convención jurídica y contrato.

 Simples convenciones: son acuerdos que no producen efectos jurídicos (Ej: Juan y Ud. se
ponen de acuerdo para ir el domingo a la cancha, o para jugar al tenis, o para ir al teatro, etc);
 Convenciones jurídicas: son acuerdos que producen efectos jurídicos, tal el caso de un
matrimonio, un tratado internacional, un contrato, etc. Entre convención jurídica y contrato
hay una relación de género a especie (género: convención jurídica; especie: contrato).
 Contrato: es una especie de convención jurídica, pero no todas las convenciones jurídicas son
contratos. Para que sea un contrato debe producir efectos jurídicos determinados: debe dar
nacimiento, modificación o extinción a derechos de carácter patrimonial. Por faltar este
requisito no son contratos el matrimonio, un tratado, un acuerdo para visitar hijos;

Naturaleza Jurídica. El contrato es un acto jurídico, y como acto jurídico reviste los siguientes
caracteres:

 Es un acto entre vivos;


 Requiere del consentimiento de las partes que lo celebran;
 Debe tener fines patrimoniales;

Distinción entre Contrato y ley. Ley y contrato tienen un punto de contacto: constituyen una
regla jurídica a la cual deben someterse las personas. Pero las diferencias son profundas y
netas: la ley es regla general, el contrato sólo para las partes que lo han firmado. De ahí que los
contratos estén subordinados a la ley; las normas imperativas no pueden ser dejadas de lado
por los contratantes, quienes están sometidos a ellas, no importa lo que hayan convenido en
sus contratos.

Distinción entre Contrato y acto administrativo. Estos actos son los emanados del poder
legislador y ejecutivo que realiza una serie de actos jurídicos. La distinción se denota en que el
contrato es un acuerdo entre particulares físicas jurídicas, los administrativos están a cargo de
órganos de índole internacional. Una especie de actos administrativos son los contratos
administrativos que es una especie dentro del género de contratos, pero está regulado por
normas de derecho público (licitación, concesión, contrato de obra pública) el que lo determina

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es el estado, no hay una paridad de intereses. Los contratos de derecho privado son libres para
que los celebre cualquier persona. En los contratos administrativos es el estado, el poder
administrador, quien establece las clausulas, y además en estos contratos puede el estado no
cumplir, puede rescindir de un contrato de concesión, de obra pública, etc. Es una potestad que
tiene el estado jurisdiccional de cumplir o no contratos, pero en ciertos casos conlleva también
las consecuencias de sus acciones.

Distinción entre Contrato y Sentencia. La sentencia es un acto jurídico que emana del poder
judicial, que constitucionalmente está integrado por una serie de tribunales en la que su
función es solucionar pleitos y conflictos. La competencia es el limite a la jurisdicción
(capacidad que tienen los jueces de dictar sentencia). Existe la competencia territorial, la
competencia material (juez civil, laboral, penal) y competencia por grado (1er instancia, cámara
de apelación, tribunales superiores). La distinción con el contrato seria que la sentencia es la
resolución de un juez la cual es unipersonal, que no puede ser arbitraria, no hay asimilación
alguna entre contrato y sentencia de un juzgado unipersonal. Pero cuando la sentencia emana
de un tribunal (3 jueces) ese acuerdo (decisión de ese tribunal colegiado, es decir, de más de
dos miembros) podría decirse que es una convención jurídica pero no es contrato porque los
jueces no son partes, porque son llamados a dirimir en una cuestión que es ajena a ellos, no
son contratantes, y además es un acto jurisdiccional es decir que hacen el acuerdo en uso de
sus atribuciones. En el contrato se reúnen las partes para celebrar ese contrato.

El principio de la autonomía de la voluntad. ARTÍCULO 2651.- Autonomía de la voluntad.


Reglas. Los contratos se rigen por el derecho elegido por las partes en cuanto a su validez
intrínseca, naturaleza, efectos, derechos y obligaciones. La elección debe ser expresa o resultar
de manera cierta y evidente de los términos del contrato o de las circunstancias del caso. Dicha
elección puede referirse a la totalidad o a partes del contrato.

El ejercicio de este derecho está sujeto a las siguientes reglas:

a. en cualquier momento pueden convenir que el contrato se rija por una ley distinta de la que
lo regía, ya sea por una elección anterior o por aplicación de otras disposiciones de este
Código. Sin embargo, esa modificación no puede afectar la validez del contrato original ni los
derechos de terceros;

b. elegida la aplicación de un derecho nacional, se debe interpretar elegido el derecho interno


de ese país con exclusión de sus normas sobre conflicto de leyes, excepto pacto en contrario;

c. las partes pueden establecer, de común acuerdo, el contenido material de sus contratos e,
incluso, crear disposiciones contractuales que desplacen normas coactivas del derecho elegido;

d. los usos y prácticas comerciales generalmente aceptados, las costumbres y los principios del
derecho comercial internacional, resultan aplicables cuando las partes los han incorporado al
contrato;

e. los principios de orden público y las normas internacionalmente imperativas del derecho
argentino se aplican a la relación jurídica, cualquiera sea la ley que rija el contrato; también se
imponen al contrato, en principio, las normas internacionalmente imperativas de aquellos
Estados que presenten vínculos económicos preponderantes con el caso;

f. los contratos hechos en la República para violar normas internacionalmente imperativas de


una nación extranjera de necesaria aplicación al caso no tienen efecto alguno;

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g. la elección de un determinado foro nacional no supone la elección del derecho interno


aplicable en ese país. Este artículo no se aplica a los contratos de consumo.

Libertad de Contratación. Así lo expresa el art. 958: “Las partes son libres para celebrar un
contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público,
la moral y las buenas costumbres”.
No obstante, existen normas regulatorias de los contratos que pueden clasificarse en tres
órdenes: a) Imperativas o indisponibles: Son reglas de orden público, obligatorias, que sirven
de límite a la autonomía de la voluntad (art. 12). Por ejemplo, los plazos mínimos de locación
(art. 1197); b) Dispositivas: Son reglas supletorias de la voluntad, que están previstas en la ley
para el caso de que las partes no hubieran dispuesto nada a su respecto. Por ejemplo, el art.
873 (lugar de pago); c) Interpretativas: Son normas de carácter aclaratorio que tienen por
objeto fijar el alcance de la voluntad de los particulares, o precisar qué es lo que se ha querido
establecer al contratar. Es el supuesto del art. 1141, donde si nada se pacta, se entiende que la
venta realizada es de contado, o del art. 1252 que brinda pautas para calificar un contrato
como de obra o de servicios.
Límites a la Autonomía de la Voluntad. Los límites a la autonomía de la voluntad están dados,
en primer lugar, por el orden público que surge de leyes imperativas de aplicación forzosa,
según el principio sentado en el art. 12 del Código. En segundo término, se debe satisfacer el
recaudo del objeto-fin de carácter social del contrato, en resguardo de la moral, las buenas
costumbres y en general, en cumplimiento del objeto de los contratos (arts. 958, 1004, 1014,
etc.). Asimismo, el contrato no debe significar un ejercicio abusivo de los derechos (art. 10), ni
una lesión subjetiva, en contraposición a lo dispuesto en el art. 332, ni debe proceder su fuerza
obligatoria en caso de acontecimientos extraordinarios, imprevisibles e inevitables que torne
excesivamente oneroso el cumplimiento de lo pactado (art. 1091). Debe asimismo quedar a
salvo la buena fe en la concertación del contrato (art. 961).

Cláusulas abusivas. Son aquéllas que favorecen desmedidamente a una parte perjudicando a
la otra como limitar indebidamente la responsabilidad por daños o ampliación de los derechos
predisponente (ej: las que establecen que la empresa puede aumentar la cuota
arbitrariamente). Sobre este tema, la Ley 24.240 dice que, aunque el contrato sigue en pie,
esas cláusulas no se tendrán en cuenta.

Efecto Vinculante. ARTÍCULO 959. Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las
partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los
supuestos en que la ley lo prevé.

Facultades de los jueces. Los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de
los contratos, excepto que sea a pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de
oficio cuando se afecta, de modo manifiesto, el orden público (art. 960).
Las facultades de los jueces para modificar las estipulaciones contractuales se ven con nitidez
en la aplicación de las teorías del abuso del derecho, de la lesión, de la imprevisión, de la
reducción de cláusulas penales, la adecuación o eliminación de las cláusulas abusivas, en
especial en materia de contratos de consumo o con cláusulas predispuestas.

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Principio de Buena Fe. Por aplicación de este principio, “Los contratos deben celebrarse,
interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado,
sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los
alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor”. (art.
961)
El concepto de la buena fe encierra dos sentidos: el de la buena fe -objetiva (buena fe-lealtad),
consistente en obrar con honestidad y lealtad hacia la otra parte; y el de la buena fe-subjetiva:
(buena fe-creencia), consistente en obrar con el convencimiento, con la creencia, de que lo que
se hace es lo correcto).

Incidencia en particular de la teoría de la lesión. La lesión en un contrato existe cuando


alguien se ha aprovechado del estado de necesidad, la inexperiencia o la penuria de otro
individuo, y obtiene un lucro desproporcionado al que él por su parte se obligó.
Existen dos teorías que explican la lesión en los contratos.
 Teoría Subjetiva. Se enfoca en el elemento subjetivo, consiste en la explotación de la necesidad,
ligereza, inexperiencia o penuria que uno de los contratantes hace al otro. De existir esta
situación se considera que se actualiza la hipótesis de la lesión en los contratos.
 Teoría Objetiva. Esta teoría solo atiende al elemento Objetivo de la lesión que es la
desproporción entre la prestación y lucro obtenido. Los seguidores objetivos de esta teoría
consideran la ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación para que
exista la lesión.

Teoría de la imprevisión.

ARTÍCULO 1091.- Imprevisión. Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o


permanente, la prestación a cargo de una de las partes se torna excesivamente onerosa, por
una alteración extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración,
sobrevenida por causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por la que es afectada, ésta
tiene derecho a plantear extrajudicialmente, o pedir ante un juez, por acción o como excepción,
la resolución total o parcial del contrato, o su adecuación.

Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido conferidos derechos, o asignadas
obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si la prestación se torna
excesivamente onerosa por causas extrañas a su área propia.

Contempla el supuesto donde no hay imposibilidad de pago (devaluación, etc.) pero si existe
una dificultad para hacerlo porque se tornó excesivamente onerosa, haciendo que el deudor
caiga en quiebre. La teoría de la imprevisión sostiene la necesidad de caer esa relación, o de
reajustar las cláusulas del contrato

REQUISITOS: Para poder aplicar la teoría de la imprevisión:

- Excesivamente onerosa para una de las partes

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- Deudor no puede estar en mora, ni obrar en con culpa

-Deben ser contratos conmutativos de ejecución diferida o continuada. (contrato de locación,


contrato de compraventa)

Fundamento de la teoría. 5 posturas sustentan por qué aplicar la teoría de la imprevisión:

-Teoría de la presuposición: la sostenía orgas y Llambias, además de tener en cuenta lo que se


establecía en el contrato, habría que tener en cuenta otras condiciones que, si bien no estaban
expresadas, también formaban parte de lo que el deudor y acreedor habían celebrado

-Teoría de la base del negocio jurídico: sostenía que, al celebrarse el contrato, las partes tenían
en cuenta todas las circunstancias básicas que son propias del negocio jurídico. Debía haber
una equivalencia de situaciones

-Teoría de la buena fe: si cambiaban la circunstancia era ir en contra de la buena fe.

-Teoría del fundamento moral: el cumplimiento estricto de lo pactado, habiendo cambios, sería
contrario a la moral, las buenas costumbres y la equidad

-Teoría de ES POTA: si el acreedor exige el cumplimiento de lo pactado, a pesar de los cambios


que lo tornan oneroso, habría un abuso del derecho por parte del acreedor.

Abuso de posición dominante. La posición dominante en el mercado es la que posibilita que


un determinado prestador o conjunto de prestadores se abuse de su posición de fortaleza en la
relación establecida con un sujeto que se encuentra en situación de debilidad jurídica, social o
económica. Es claro que ello puede darse cuando existe una situación de monopolio u
oligopolio en la provisión de un determinado bien o servicio; pero también cuando la
naturaleza de las relaciones y circunstancias en las que se proporcionan las prestaciones
generan un fenómeno de cautividad o de vulnerabilidad en quien las recibe.

La excesiva onerosidad sobreviniente en supuestos de emergencia económica y social. Estado


de necesidad. Ley 23928.

Prelación Normativa. El contrato no se da en el vacío (Alterini). Por eso todos los contratos
dependen, de algún modo, del marco de normas vinculantes que lo rodean y que inciden sobre
ellos de distinta manera.
Para la regulación de los contratos en general, la ley establece un orden jerárquico de prelación
que controle la concurrencia de las disposiciones generales del Código y las de las leyes
particulares. Como principio general, las normas legales relativas a los contratos son
supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su
contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible (art. 962); tal el caso de las leyes
imperativas. Ahora bien, cuando concurren disposiciones del Código y de alguna ley especial,
las normas se aplican con el siguiente orden de prelación: a) normas indisponibles de la ley
especial y de este Código; b) normas particulares del contrato; c) normas supletorias de la ley
especial; d) normas supletorias del Código (art. 963).
Además, el contenido del contrato se integra con: a) las normas indisponibles, que se aplican
en sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas; b) las normas supletorias; c) los usos y

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prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados
obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados
en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable (art. 964).
Carácter de las normas legales. Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de
la voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de su
contexto, resulte su carácter indisponible (art. 962).
Integración del contrato. La idea de integración del contrato parte de la idea de la ineficacia
parcial, de modo que el contrato, aunque contenga una cláusula nula o ineficaz, es válido y
eficaz en el resto. Por tanto, en caso de nulidad parcial de una cláusula, corresponde que el
juez integre el contrato “de acuerdo a su naturaleza y los intereses que razonablemente
puedan considerarse perseguidos por las partes” (art. 389). De igual modo, ante una cláusula
abusiva declarada nula por el juez, simultáneamente debe integrar el contrato si no pudiera
subsistir sin comprometer su finalidad (arts. 989 y 1122).
El contenido del contrato se integra con: a) las normas indisponibles, que se aplican en
sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas; b) las normas supletorias; c) los usos y
prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados
obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados
en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable (art. 964).

Derecho de Propiedad. ARTÍCULO 965.- Derecho de propiedad. Los derechos resultantes de los
contratos integran el derecho de propiedad del contratante.
Los derechos generados por la celebración de un contrato integran el derecho de propiedad de
las partes que lo celebraron que, como lo estableció la CSJN, comprende “todos los intereses
apreciables que el hombre pueda poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad.
Todo derecho que tenga un valor reconocido como tal por la ley, sea que se origine en las
relaciones de derecho privado, sea que nazca de actos administrativos (derechos subjetivos
privados o públicos), a condición de que su titular disponga de una acción contra cualquiera
que intente interrumpirlo en su goce, así sea el Estado mismo, integra el concepto
constitucional de propiedad”
Es inherente a la propiedad el derecho de poseer la cosa, disponer o servirse de ella, usarla y
gozarla conforme a un ejercicio regular. Como todo derecho, el de propiedad no es absoluto y
no puede ser ejercido de manera abusiva.
Los contratos forman parte del derecho de la propiedad

Metodología de los contratos.


 El Método de las institutas de Justiniano
1. Personas;
2. Derechos reales, donaciones y testamentos;
3. Sucesiones, obligaciones y contratos;
4. Hechos ilícitos;

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 Sistema Francés: no contiene una parte general previa y trata directamente las instituciones
jurídicas. En este caso, los principios generales se encuentran mezclados entre las normas
particulares de cada institución. Este sistema fue seguido -y de ahí su nombre- en el Código
Civil Francés, que tiene un Título preliminar referido a las leyes y luego 3 libros que tratan
respectivamente 'de las personas', 'de los bienes' y 'de las diferentes maneras de adquirir la
propiedad', regulándose dentro de este último lo referente a los contratos.
 Sistema Alemán: el Código se divide en dos sectores; uno, es la llamada Parte General en la
cual se tratan los principios comunes a las instituciones sobre las que se legisla; el otro, es la
llamada Parte Especial, en la cual se establecen normas específicas para cada institución. Este
sistema fue seguido -y de ahí su nombre- en el Código Civil Alemán, el cual se compone por 5
libros: 1) Parte General; 2) Obligaciones (en una de las secciones de este libro se trata 'De las
obligaciones que nacen de los contratos, y en otra sección se trata cada contrato en particular);
3) Derechos reales; 4) Derechos de familia; 5) Obligaciones civiles y comerciales.
 El Esbozo de Freitas también trae, en el Libro I, una Parte General (sobre personas, cosas,
hechos y actos jurídicos), en el Libro II trata de los derechos personales en las relaciones de
familia y en las relaciones civiles (acá se trata lo referente a los contratos), en el Libro III se
refiere a los derechos reales y en el Libro IV a las sucesiones.
 El Código Civil Argentino de Vélez Sarsfield, siguió al Esbozo de Freitas, fundamentalmente en la
clasificación de los derechos, pero a diferencia de éste no trae una Parte General. Nuestro
Código consta de dos Títulos preliminares y 4 Libros: I) De las personas; II) De los derechos
personales en las relaciones de familia; III) De los derechos reales; IV) Disposiciones comunes
de los derechos personales y reales.
 El método del nuevo Código Civil y Comercial
1. Libro Primero: parte general;
2. Libro Segundo: se refiere a las relaciones de familia;
3. Libro Tercero: se refiere a los derechos personales;
4. Libro Cuarto: se refiere a los derechos reales;
5. Libro Quinto: se refiere a la transmisión de derechos por causa de muerte;
6. Libro Sexto: está dedicado a las disposiciones comunes a los derechos personales y reales.
El lugar de cumplimiento de los contratos
El lugar del cumplimiento de los contratos que en ellos no estuviere designado, o no lo indicare
la naturaleza de la obligación, es aquel en que el contrato fue hecho, si fuere el domicilio del
deudor, aunque después mudare de domicilio o falleciere.
Si el contrato fue hecho fuera del domicilio del deudor, en un lugar que por las circunstancias
no debía ser el de su cumplimiento, el domicilio actual del deudor, aunque no sea el mismo
que tenía en la época en que el contrato fue hecho, será el lugar en que debe cumplirse.
Si el contrato fuere hecho entre ausentes por instrumento privado, firmado en varios lugares, o
por medio de agentes, o por correspondencia epistolar, sus efectos, no habiendo lugar
designado para su cumplimiento, serán juzgados respecto a cada una de las partes, por las
leyes de su domicilio.

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En todos los contratos que deben tener su cumplimiento en la República, aunque el deudor no
fuere domiciliado, o residiere en ella, puede, sin embargo, ser demandado ante los jueces del
Estado.
Si el deudor tuviere su domicilio o residencia en la República, y el contrato debiese cumplirse
fuera de ella, el acreedor podrá demandarlo ante los jueces de su domicilio, o ante los del lugar
del cumplimiento del contrato, aunque el deudor no se hallase allí.

La ley aplicable a la formación y a los efectos de los contratos.


Fuera del Territorio. Los contratos hechos fuera del territorio de la República, serán juzgados,
en cuanto a su validez o nulidad, su naturaleza y obligaciones que produzcan, por las leyes del
lugar en que hubiesen sido celebrados. Exceptuándose aquellos contratos que fuesen
inmorales, y cuyo reconocimiento en la República resultase injurioso a los derechos, intereses o
conveniencias del Estado o de sus habitantes. Los contratos hechos en país extranjero para
violar las leyes de la República, son de ningún valor en el territorio del Estado, aunque no
fuesen prohibidos en el lugar en que se hubiesen celebrado.
Los contratos celebrados en la República para tener su cumplimiento fuera de ella, serán
juzgados, en cuanto a su validez, su naturaleza y obligaciones, por las leyes y usos del país en
que debieron ser cumplidos, sean los contratantes nacionales o extranjeros.

Hechos en el país. Los contratos hechos en la República para violar los derechos y las leyes de
una nación extranjera, no tendrán efecto alguno.
Los contratos celebrados en la República o fuera de ella, que deban ser ejecutados en el
territorio del Estado, serán juzgados en cuanto a su validez, naturaleza y obligaciones por las
leyes de la República, sean los contratantes nacionales o extranjeros.
Los contratos hechos en país extranjero para transferir derechos reales sobre bienes inmuebles
situados en la República, tendrán la misma fuerza que los hechos en el territorio del Estado,
siempre que constaren de instrumentos públicos y se presentaren legalizados. Si por ellos se
transfiriese el dominio de bienes raíces, la tradición de éstos no podrá hacerse con efectos
jurídicos hasta que estos contratos se hallen protocolizados por orden de un juez competente.

Eficacia temporal de la Ley. ARTÍCULO 7º. A partir de su entrada en vigencia, las leyes se
aplican aun a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Las leyes no
tienen efecto retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposición en contrario. La
retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías
constitucionales. Las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso de
ejecución, con excepción de las normas más favorables al consumidor en las relaciones de
consumo.

Las situaciones (ej: estado de padre, estado de hijo, etc) o relaciones jurídicas (ej: un contrato)
producen efectos o consecuencias, y cuando estos efectos se producen con posterioridad a la
nueva ley, ella se habrá de aplicar a dichos efectos, pero no podrá aplicarse a los efectos
producidos antes de su sanción, pues ellos ya han sido regulados por la ley anterior.

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Efecto inmediato: Se suele afirmar que las leyes tienen efecto inmediato, lo cual significa que
ellas se habrán de aplicar a todo hecho posterior o futuro que se produzca a partir de la fecha
de su entrada en vigencia. En cuanto al alcance de este principio, diremos que la nueva ley se
habrá de aplicar:

-A todas las consecuencias de las relaciones jurídicas nuevas;

-Y también a “las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes”, cuando


dichas consecuencias sean posteriores a la entrada en vigencia de la nueva ley.

Irretroactividad de las leyes. El principio general es que las leyes son irretroactivas. No se
pueden aplicar para atrás, es decir, a hechos o consecuencias ya producidos; solo se aplican a
hechos o consecuencias futuros salvo disposición legal en contrario.

Unidad II. Clasificación de los contratos. Elementos


Clasificación de los contratos.
UNILATERALES Y BILATERALES. Según el art. 966 son unilaterales aquellos en los que una de las
partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada (mandato gratuito, cesión gratuita). Y
son bilaterales, cuando las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra (compraventa,
locación, mandato oneroso, etc.). Las normas de los contratos bilaterales se aplican
supletoriamente a los contratos plurilaterales.
ONEROSOS Y GRATUITOS. Según el art. 967 los contratos son a título oneroso cuando las
ventajas que procuran a una de las partes les son concedidas por una prestación que ella ha
hecho o se obliga a hacer a la otra (compraventa, locación, etc.). Por el contrario, son a título
gratuito cuando aseguran a uno o a otro de los contratantes alguna ventaja, independiente de
toda prestación a su cargo (comodato o préstamo de uso).
CONMUTATIVOS Y ALEATORIOS. Según el art. 968 los contratos a título oneroso son
conmutativos cuando las ventajas para todos los contratantes son ciertas, determinadas y
apreciables (compraventa). Son aleatorios, cuando las ventajas o las pérdidas, para uno de ellos
o para todos, dependen de un acontecimiento incierto (contrato de juego y apuesta, de
seguros, compraventa de cosecha, etc.).
NOMINADOS E INNOMINADOS. Los contratos son nominados e innominados según que la ley
los regule especialmente o no. Son nominados la locación, sociedad, mutuo, etc. Es
innominado el contrato de garaje. Los contratos innominados están regidos, en el siguiente
orden, por: a) la voluntad de las partes; b) las normas generales sobre contratos y obligaciones;
c) los usos y prácticas del lugar de celebración; d) las disposiciones correspondientes a los
contratos nominados afines que son compatibles y se adecuan a su finalidad (art. 970).
FORMALES Y NO FORMALES. Los contratos para los cuales la ley exige una forma para su
validez, son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha (formalidad solemne absoluta).
Cuando la forma requerida para los contratos, lo es sólo para que éstos produzcan sus efectos
propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mientras no se ha otorgado
el instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir
con la expresada formalidad (formalidad solemne relativa). Cuando la ley o las partes no
imponen una forma determinada, ésta debe constituir sólo un medio de prueba de la
celebración del contrato (formales no solemnes).

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CONSENSUALES Y REALES. Consensuales son aquellos que se perfeccionan con el solo


consentimiento, sin necesidad de realizar actos posteriores para que quede perfeccionado (ej.
compraventa de cosas muebles no registrables). Contrato real, es aquel que exige no solo el
consenso para su perfeccionamiento, sino también la tradición del bien o la cosa sobre la que
versa el contrato. Son reales el mutuo, comodato, depósito, etc.
Los elementos de los contratos. En relación a los elementos y requisitos del contrato, se ha
hecho referencia a los elementos constitutivos, esto es, aquellos que afectan su estructura
interna y le dan su conformación de tal. Son los que también pueden considerarse elementos o
requisitos de existencia, en cuanto son los indispensables para que un acto jurídico pueda
considerarse contrato. Junto con estos elementos de existencia, hay otros requisitos que, si
bien son extrínsecos al negocio, en cuanto no integran esa armazón esencial del contrato,
deben formar parte de la situación de hecho inicial para que un acto jurídico que responde a la
estructura interna del tipo contractual, pueda desplegar su eficacia.

Cuando estos requisitos extrínsecos integradores no se dan en el momento de su celebración,


el contrato deberá ser reputado inválido. Por ello, puede denominarse a estas exigencias
requisitos de validez, en cuanto la falta de ellos acarrea la ineficacia del contrato concluido. Los
requisitos de validez se vinculan con los elementos constitutivos del contrato, y, en este orden
pueden enumerarse los siguientes:

a) El objeto

b) El consentimiento.

c) La causa

Elementos esenciales, naturales y accidentales. Según una clasificación tradicional, de origen


escolástico, deben distinguirse tres elementos en materia de contratos: los elementos
esenciales, naturales y accidentales.

Son esenciales, los elementos sin los cuales el contrato en general o una variedad específica de
contratos no puede existir. Si se hace referencia a los contratos en general, los elementos
esenciales coinciden con los elementos constitutivos o de existencia del contrato a que se ha
hecho mención. Si se piensa en singulares figuras contractuales, estos elementos varían en
cada tipo diferente de ellas: de este modo, por ejemplo, en materia de contrato de
compraventa, serán elementos esenciales el precio y la cosa; en los contratos de locación de
obra, el opus y el precio, y así por el estilo.

Los elementos naturales, son aquellas consecuencias que se derivan de la naturaleza jurídica de
un determinado contrato, de modo que se dan de pleno derecho, sin necesidad de una
manifestación expresa de las partes, siendo necesaria tal voluntad, exclusivamente, para
excluirlas o modificarlas. Tal es lo que ocurre con la obligación de saneamiento en los contratos
a título oneroso (art. 1033 y ss., CCCN) y con la cláusula resolutoria implícita, en los contratos
bilaterales (art. 1087, CCCN). De la caracterización dada, se advierte que esos mentados
elementos, no son tales. Se trata tan solo de efectos que la ley adscribe regularmente a
determinado tipo de contratos, con respecto a los cuales las partes tienen un poder dispositivo,
en cuanto pueden suprimir o modificar tales consecuencias por mutuo consentimiento.

Finalmente, se entiende por elementos accidentales los que las partes incorporan de común
acuerdo al contrato; por tanto, no se dan regularmente para determinadas figuras
contractuales, sino dependen exclusivamente de la voluntad de los contratantes. Ahora bien,

11
Derecho Civil III Contratos

efectivamente incorporados en un contrato singular concluido, pierden esa accidentalidad que


tienen en abstracto y pasan a ser, en concreto, en ese contrato que ha tomado vida, existentes,
operantes y hasta puede llegar a depender de ellos la validez o eficacia del negocio. Entre los
ejemplos más frecuentes de este tipo de elementos accidentales, se puede mencionar el plazo,
el cargo y la condición.

Unidad III. Formación del consentimiento


El consentimiento. Consiste en la coincidencia de declaraciones de voluntad de las partes que
afluyen a los mismos efectos jurídicos. Se trata para algunos, de dos declaraciones de voluntad
de contenido diverso, opuesto y correlativo que responden a distintos fines e intereses y que se
encuentran y encastran en el contrato. Particularmente, en los contratos de cambio, lo que una
de las partes quiere como fin, representa para la otra un medio. De ahí que el contraste y
correlatividad de los diferentes intereses y fines cuya común realización permite el contrato,
determinen que las manifestaciones de voluntad que lo forman, sean también diferentes y
complementarias. Hay consentimiento cuando coinciden las partes en una idéntica
reglamentación de sus intereses. En definitiva, el consentimiento entraña la total coincidencia
de las partes sobre todas y cada una de las estipulaciones que corporizan ese negocio común,
al que dan vida.

EL ELEMENTO OBJETIVO DEL CONSENTIMIENTO: Manifestación o exteriorización. Para que la


voluntad pueda tener gravitación jurídica, es menester que trascienda del fuero interno, se
traduzca en acto, y se manifieste al mundo exterior. La manifestación es el modo en que se
corporiza la voluntad, expresión de esta que se agota al exteriorizarse. Con ella el negocio no
está más sujeto a las fluctuaciones y vaivenes de la voluntad del agente: pasa a ser algo ya
querido, voluntad objetivada y plasmada en esa manifestación.

La manifestación, en cuanto exteriorización de la voluntad, puede realizarse a través de


declaraciones o de comportamientos.

La declaración constituye un hecho del lenguaje que se vale de símbolos para trasmitir ideas.
Tales símbolos pueden consistir en la palabra hablada o escrita, pero no se agotan en ella.
También valen las indicaciones o gestos tales como levantar la mano en una subasta para hacer
una postura o, incluso, en una actitud silenciosa que en determinadas circunstancias puede
entrañar un modo directo y explícito de dar a conocer una voluntad, cuando el acuerdo de las
partes le ha atribuido tal significado.

En cambio, la manifestación se traduce en un comportamiento del agente cuando si bien en sí


mismo considerado, puede tener otro destino que dar a conocer una voluntad o bien no tiene
una función participativa o comunicativa de ella, permite inferir con certidumbre la existencia
de tal voluntad ya sea porque constituye una realización en los hechos de ella, o bien porque
una ilación necesaria e unívoca conduce a presuponerla.

El art. 262 del CCCN prescribe: "Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse
oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material".

Manifestación Tácita ARTÍCULO 264.- Manifestación tácita de voluntad. La manifestación tácita


de la voluntad resulta de los actos por los cuales se la puede conocer con certidumbre. Carece
de eficacia cuando la ley o la convención exigen una manifestación expresa.

12
Derecho Civil III Contratos

La manifestación tácita de voluntad se exterioriza mediante la facta concludentia, hechos


concluyentes que resultan incompatibles con una voluntad contraria a la que se supone.

Manifestación de voluntad presunta. El Código de Vélez en su art. 920 prescribía que "la
expresión de voluntad puede resultar igualmente de la presunción de la ley en los casos que
expresamente lo disponga".

Las presunciones iuris tantum. Se dan supuestos en que la ley, teniendo en cuenta lo que
ordinariamente ocurre, califica a ciertos comportamientos infiriendo de ellos una determinada
voluntad negocial. Son las hipótesis de manifestaciones presuntas que, a su vez, pueden tener
un doble significado: en ciertos casos la ley atribuye a un comportamiento una dada voluntad,
pero admite la prueba en contrario y se habla de presunción ¡uris tantum .

Presunciones iuris et de iure. Existen otras hipótesis en que la ley atribuye a un cierto
comportamiento, el valor de una declaración de voluntad en determinado sentido, sin admitir
prueba en contrario. En estos casos la ley imputa un concreto efecto jurídico a esa conducta,
con entera prescindencia de la voluntad, en cuanto cierra la puerta a la investigación de la
intención real del autor del comportamiento.

El silencio como manifestación de la voluntad. ARTÍCULO 263.- Silencio como manifestación de


la voluntad. El silencio opuesto a actos o a una interrogación no es considerado como una
manifestación de voluntad conforme al acto o la interrogación, excepto en los casos en que
haya un deber de expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los
usos y prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.

Los términos del consentimiento.

Oferta. Concepto. ARTÍCULO 972.- Oferta. La oferta es la manifestación dirigida a persona


determinada o determinable, con la intención de obligarse y con las precisiones necesarias
para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada.

Caracteres de la oferta

 Intención de obligarse. La oferta debe contener una declaración de voluntad seria, destinada a
crear, modificar o extinguir un contrato. No constituyen ofertas las declaraciones formuladas
en broma; con fines docentes; los pedidos de información sobre un determinado producto o
servicio; las propuestas “sin compromiso” o similares, de las que no surja la intención del
emisor de asumir ineludiblemente un compromiso contractual, generador de obligaciones.
 Remisión a persona determinada o determinable. Su carácter recepticio determina su
transmisión a persona determinada o determinable, lo que exige de un sujeto identificado por
su nombre o bien que pueda ser identificado por parámetros que permitan su individualización
y que impidan considerar a la propuesta como dirigida a persona indeterminada.
 Suficiencia. La oferta, para poder ser considerada tal, debe estar referida a un contrato especial
y contener los elementos necesarios para establecer los efectos que se derivarán de su
aceptación. No es necesario que prevea todos y cada uno de los aspectos jurídicos inherentes
al vínculo obligacional que se procura establecer, pues la integración normativa del contrato
puede concretarse por vía de lo establecido en el art. 964 CCyC; pero debe satisfacer los
recaudos mínimos imprescindibles para que el contrato pueda considerarse concluido a partir
de una eventual aceptación de los términos de la propuesta enviada al destinatario.

Invitacion a ofertar. ARTÍCULO 973. La oferta dirigida a personas indeterminadas es


considerada como invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las

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Derecho Civil III Contratos

circunstancias de su emisión resulte la intención de contratar del oferente. En este caso, se la


entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por los usos.

Este artículo regula la invitación a formular ofertas, que se tiene por efectuada cuando se
realiza una oferta dirigida a personas indeterminadas, al público en general, como la que se
formula cuando se publica un aviso clasificado haciendo saber de la intención de vender alguna
cosa. No obstante, prevé que el emisor dé cuenta de una intención clara de contratar, en cuyo
caso valdrá directamente como oferta, sujeta a los usos del lugar en el que se formula.

ARTÍCULO 974.- Fuerza obligatoria de la oferta. La oferta obliga al proponente, a no ser que lo
contrario resulte de sus términos, de la naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso.

La oferta hecha a una persona presente o la formulada por un medio de comunicación


instantánea, sin fijación de plazo, sólo puede ser aceptada inmediatamente.

Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el
proponente queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la
recepción de la respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación.

Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto
que contenga una previsión diferente.

Tipos básicos de oferta

El artículo regula la fuerza obligatoria de la oferta dirigida a persona determinada, categoría


dentro de la que es posible distinguir tres tipos básicos de formulación:

Oferta simple. La oferta simple no está sujeta a modalidad alguna, por lo que puede ser
revocada en cualquier momento; se entiende que pierde vigencia cuando transcurre el tiempo
razonable necesario para recibir la aceptación, de acuerdo a las circunstancias del caso y del
medio de comunicación empleado.

Oferta a plazo. En este supuesto el emisor se compromete a mantener los términos de la


oferta por un lapso determinado, computado desde la recepción de la propuesta por el
destinatario.

Oferta irrevocable. La determinación de la irrevocabilidad de la oferta es una facultad del


oferente, quien renuncia unilateralmente a la prerrogativa de retractación que le acuerda el
art. 975 CCyC

Momento inicial del plazo El párr. 4° del art. 974 prescribe: "... Los plazos de vigencia de la
oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que contenga una previsión
diferente " . Si se repara que en la fijación de este plazo razonable se tiene en consideración la
expectativa del oferente de recibir una respuesta a su oferta, como corolario de un elemental
sentido común, se advierte que la regla debería ser la inversa. Y que en principio los plazos de
vigencia de la oferta deberían computarse a partir de su emisión.

La oferta debe ser mantenida durante el tiempo de su vigencia o por el que “puede
razonablemente esperarse la recepción de la respuesta expedida por los medios usuales de
comunicación”, ello en razón de su carácter vinculante y de la obligación de su emisor de actuar
con buena fe (arts. 9, 961, 991 CCyC y cc.); ello, sin perjuicio del ejercicio de la facultad de
retractarla en los términos del art. 975 CCyC, si no se hubiera enunciado como irrevocable por
un determinado lapso.

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Derecho Civil III Contratos

La obligación de mantener la oferta formulada como irrevocable se extiende a quien la enunció


y a sus herederos, salvo que se trate de una obligación en la que la persona del emisor resulte
esencial. El Código adopta el criterio de la “autonomía de la oferta” por el que se considera que
su fuerza vinculante se transmite a los herederos de quien la formuló, sistema que contribuye a
generar una “oferta fuerte”, independizada de la voluntad del oferente por el plazo de su
vigencia. Si la oferta no fue enunciada como irrevocable, en caso de muerte de su emisor debe
estarse a lo previsto en el art. 976 CCyC, pues es la oferta enunciada como irrevocable la que
no caduca por muerte o incapacidad del proponente o del destinatario, salvo que la naturaleza
del negocio u otras circunstancias excluyan tal eficacia.

Retractación de la oferta. ARTÍCULO 975. La oferta dirigida a una persona determinada puede
ser retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo
tiempo que la oferta.

La norma posibilita la retractación de la oferta dirigida a persona determinada y establece que


ella será eficaz si su emisor logra que sea recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo
que la oferta que se intenta privar de efectos.

ARTÍCULO 976.- Muerte o incapacidad de las partes. La oferta caduca cuando el proponente o
el destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación. El que
aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su
aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.

Causales. La oferta puede perder eficacia por motivos que determinan su caducidad.

Las causales de caducidad de la oferta son las siguientes:

a) El rechazo del destinatario.

b) El vencimiento del término de duración.

c) La muerte o incapacidad ya sea del oferente o del aceptante.

Contrato Plurilateral. ARTÍCULO 977. Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la
oferta emana de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay contrato sin el
consentimiento de todos los interesados, excepto que la convención o la ley autoricen a la
mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión sólo entre
quienes lo han consentido.

Aceptacion. ARTÍCULO 978. Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la
plena conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al
manifestar su aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo
contrato, pero las modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de
inmediato al aceptante.

Este artículo regula el régimen de la aceptación de la oferta contractual, estableciendo que


para que ella tenga eficacia debe expresar plena conformidad con la oferta, en grado tal que
cualquier modificación introducida a la propuesta original por el destinatario importa la
formulación de la oferta de un nuevo contrato, el que quedará concluido si el oferente inicial
comunica de forma inmediata la aceptación de la contrapropuesta a su emisor.

Quien recibe una oferta dispone entonces de varias posibilidades: guardar silencio, rechazarla,
proponer una reformulación de sus términos o aceptarla. Si acepta, su manifestación debe ser:

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Derecho Civil III Contratos

a) lisa y llana; y b) oportuna, formulada durante el lapso de vigencia de la oferta. Ello sin
perjuicio de la posibilidad de considerar a la aceptación tardía como una oferta formulada por
el destinatario de la propuesta anterior.

Modos de aceptación. ARTÍCULO 979. Toda declaración o acto del destinatario que revela
conformidad con la oferta constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando
existe el deber de expedirse, el que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de
las prácticas que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio
actual y las declaraciones precedentes.

En este artículo se establecen cuáles son las formas jurídicamente relevantes en las que puede
exteriorizarse la aceptación; pero, en especial se establecen los efectos del silencio ante la
comunicación de una oferta, cuestión de notoria importancia para la limitación o eliminación
de prácticas abusivas por las que una parte pueda querer conferir al silencio de la otra el
sentido de una aceptación de la oferta, imponiéndole vínculos no deseados.

La aceptación de una oferta puede producirse de diversas maneras:

a. Aceptación expresa: se produce por manifestación verbal, por escrito o por signos
inequívocos que dan cuenta de una declaración afirmativa.

b. Aceptación tácita: se da cuando el destinatario lleva adelante una conducta que no


desarrollaría de no haber aceptado la oferta, incompatible con su rechazo. Los principios
Unidroit reconocen este tipo de comportamientos como manifestaciones de aceptación de la
oferta (art. 2.6 [1]). Ello se produce, por ejemplo, cuando una parte ejecuta, y la otra recibe, la
prestación ofrecida o pedida; o cuando el mandatario ejecuta la obligación a su cargo, lo que,
por expresa previsión del Código, importa aceptación, aún sin mediar declaración expresa (art.
1319 CCyC).

c. Aceptación por el silencio: en razón de lo establecido en este art. y en el art. 263 CCyC, el
silencio guardado por el destinatario de la oferta no puede ser en principio considerado como
aceptación, salvo que, por la relación existente entre las partes o por la vinculación entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes, pudiera considerarse que el receptor de la
oferta debía expedirse. Es posible que, por la relación existente entre los sujetos de la
comunicación o por su dinámica de vinculación previa, corresponda considerar como válida
entre ellos una estipulación del oferente en el sentido que, de no rechazar el aceptante la
propuesta dentro de determinado lapso razonable, esta deba considerarse aceptada; lo que
carecería de fuerza obligatoria de no ser el indicado el contexto en el que se formuló la
aserción (art. 1065, inc. a, CCyC).

Perfeccionamiento. ARTÍCULO 980. La aceptación perfecciona el contrato:

a. entre presentes, cuando es manifestada;

b. entre ausentes, si es recibida por el proponente durante el plazo de

vigencia de la oferta.

El concepto de presencia o de ausencia, en lo que a la formación del consentimiento respecta,


no responde a un criterio de proximidad física sino que es de naturaleza técnico- jurídica y se
vincula con la existencia de un lapso, convenido o impuesto por las circunstancias en las que se
produce la comunicación, entre la recepción de la oferta y la posibilidad de formulación y
recepción de la aceptación. No se trata de distancia física, sino jurídica. Se consideran

16
Derecho Civil III Contratos

celebrados entre presentes los contratos en los que no hay solución de continuidad entre la
oferta y la respuesta a ella; y entre ausentes, aquellos en los que media un plazo entre una y
otra manifestación, sin importar, en razón de las posibilidades que ofrecen las TIC (Tecnologías
de la Informática y las Comunicaciones) la localización física de los sujetos involucrados en el
intercambio.

Cuando se verifica la existencia de un lapso entre la oferta y la aceptación, se presenta el


problema de la determinación de cuándo, en qué tramo de la circulación de información y del
intercambio, corresponde considerar concluido el contrato. La solución a ese problema puede
alcanzarse por cuatro sistemas distintos:

a. Sistema de la declaración: por el que se considera concluido el contrato por la aceptación de


la oferta, sin necesidad de ninguna exteriorización de la voluntad;

b. Sistema de la expedición: en él se requiere que la declaración de aceptación de la oferta sea


enviada al oferente, considerándose concluido el contrato en el momento en el que se remite
tal aceptación;

c. Sistema de la recepción: por este se considera concluido el contrato cuando la comunicación


que da cuenta de la aceptación es recibida por el oferente, sin que sea necesario que éste haya
efectivamente tomado conocimiento de su contenido;

d. Sistema de la información: se considera formado el consentimiento cuando el oferente


conoce el contenido de la aceptación.

Regímenes de interpretación del perfeccionamiento

La norma establece dos regímenes distintos de perfeccionamiento del consentimiento, según


que la transmisión de la propuesta contractual haya sido formulada entre presentes o entre
ausentes.

a. Comunicación de la oferta entre presentes: el Código exige plena correspondencia entre la


oferta y la aceptación, pero introduce una variante que flexibiliza tal requerimiento y posibilita
que el contrato quede de todos modos concluido si el oferente acepta en forma inmediata y lo
comunica; se presupone una comunicación abierta entre las partes.

b. Comunicación de la oferta entre ausentes: el contrato queda concluido si la comunicación de


aceptación de la oferta, tal como fue formulada, es recibida por el emisor de la oferta durante
el plazo de vigencia de esta.

Retractación de la aceptación. ARTÍCULO 981. La aceptación puede ser retractada si la


comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella.

La retractación de la aceptación es una manifestación unilateral de voluntad cuya intención es


la de privar de efectos jurídicos a otra manifestación de voluntad anterior, formulada por la
misma parte —el mismo sujeto o sus herederos—, por la que se comunicó la aceptación de
una oferta.

La retractación de la aceptación será jurídicamente eficaz si llega a conocimiento del oferente


antes o al mismo tiempo que la aceptación que procura dejar sin efecto. Tal situación puede
darse si el emisor emplea un medio de mayor celeridad de comunicación que el utilizado para
la transmisión de la aceptación. Quien pone en conocimiento una retractación debe adoptar

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Derecho Civil III Contratos

los recaudos que le permitan luego acreditar la comunicación y el momento en la que se


produjo.

Acuerdo parcial. ARTÍCULO 982. Los acuerdos parciales de las partes concluyen el contrato si
todas ellas, con la formalidad que en su caso corresponda, expresan su consentimiento sobre
los elementos esenciales particulares. En tal situación, el contrato queda integrado conforme a
las reglas del Capítulo 1. En la duda, el contrato se tiene por no concluido. No se considera
acuerdo parcial la extensión de una minuta o de un borrador respecto de alguno de los
elementos o de todos ellos.

El tema tiene estrecha vinculación con la denominada “teoría de la punktation”, de origen


germánico, receptada por el Código suizo de las Obligaciones (art. 2º) y por el Código Civil
polaco (art. 61), por la que, de alcanzar las partes un acuerdo sobre las cláusulas esenciales del
contrato, se lo considera perfeccionado aun cuando no hubieran acordado aspectos accesorios
o secundarios, los que podrán, de ser ello necesario, ser fijados por el juez teniendo en cuenta
la naturaleza del contrato.

En razón de lo establecido en el artículo, el contrato se considera concluido si las partes


expresan su consentimiento sobre los elementos esenciales particulares, integrándose su
contenido de acuerdo a las reglas establecidas al respecto en el Capítulo 1.

No obstante, con lógica sistémica relativa al respeto del principio de libertad contractual, en
caso de duda, el contrato se tendrá por no celebrado.

Recepcion de la manifestación de voluntad. ARTÍCULO 983. A los fines de este Capítulo se


considera que la manifestación de voluntad de una parte es recibida por la otra cuando ésta la
conoce o debió conocerla, trátese de comunicación verbal, de recepción en su domicilio de un
instrumento pertinente, o de otro modo útil.

Contrato por adhesión. ARTÍCULO 984.- Definición. El contrato por adhesión es aquel mediante
el cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente,
por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya participado en su redacción.

El contrato por adhesión a cláusulas predispuestas o condiciones generales es aquel en que la


configuración interna del mismo (reglas de autonomía) es dispuesta anticipadamente solo por
una de las partes (predisponente, profesional, proveedor, empresario, etc.), de modo que si la
otra decide contratar, debe hacerlo sobre la base de aquel contenido.

Lo expuesto constituye una restricción al principio de libertad de contratación, en perjuicio de


quien contrata con una empresa creadora del texto contractual.

De ello se deduce que la contratación predispuesta porta los siguientes caracteres:


unilateralidad, rigidez, poder de negociación a favor del predisponerte y el riesgo de
aprovecharse de tal circunstancia para consolidarlo a través de cláusulas inequitativas
contrarias al adherente.

La ordinaria determinación bilateral del contenido del vínculo, que caracteriza a la contratación
discrecional y que se desenvuelve desde la etapa de tratativas, queda sustituida por un simple
acto de adhesión a un esquema predeterminado unilateralmente.

Unilateralidad y rigidez. Tal vez la unilateralidad sea uno de sus rasgos más característicos. La
configuración interna del contrato viene modelada solo por una de las partes, precisamente
identificada como el predisponente, lo que significa que el adherente no participa en la

18
Derecho Civil III Contratos

redacción ni influye en su contenido. Otro elemento caracterizante del contrato por adhesión
lo constituye la rigidez del esquema predeterminado por el empresario. Ello significa que su
contraparte carece del poder de negociación consistente en contar con la posibilidad de
discutir o en intentar influir en la redacción del contrato o tan siquiera de una cláusula. El
tramo íntegro de las tratativas precontractuales en punto al contenido de las condiciones
generales se halla suprimido.

Poder de negociación. La predisposición contractual es inherente al poder de negociación que


concentra el “profesional”, y que generalmente (no siempre) coincide con la disparidad de
fuerzas económicas.

La desigualdad económica no parece ser una característica que atrape a todos los supuestos,
pues quien ostenta poder económico también formaliza contratos por adhesión en calidad de
adherente. De allí que aparezca como más convincente distinguir a las partes según el poder de
negociación de que dispongan. Predisponer un contrato presupone poder de negociación y ello
solo lo ejerce el profesional. Adherir a un contrato presupone que se carece de dicho poder. Y
esa carencia se sitúa en cabeza del adherente/ consumidor o usuario.

Requisitos. ARTÍCULO 985. Las cláusulas generales predispuestas deben ser comprensibles y
autosuficientes. La redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible. Se tienen por no
convenidas aquellas que efectúan un reenvío a textos o documentos que no se facilitan a la
contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la conclusión del contrato.

La presente disposición es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o similares.

Cláusulas particulares. Las cláusulas particulares son aquellas que, negociadas


individualmente, amplían, limitan, suprimen o interpretan una cláusula general. En caso de
incompatibilidad entre cláusulas generales y particulares, prevalecen estas últimas.

ARTÍCULO 987. Interpretación. Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se
interpretan en sentido contrario a la parte predisponente.

ARTÍCULO 988. Cláusulas abusivas. En los contratos previstos en esta sección, se deben tener
por no escritas:

a. las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente;

b. las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían derechos del
predisponente que resultan de normas supletorias;

c. las que por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente previsibles.

Las cláusulas abusivas. Debe entenderse por cláusulas abusivas o vejatorias, aquellas que
entrañan un desequilibrio de los derechos y obligaciones de las partes en estos contratos por
adhesión a condiciones generales.

El desequilibrio que caracteriza a este tipo de cláusulas es una distorsión derivada de la


desigualdad del poder de negociación de las partes; se traduce en ventajas para quien ejerce
una posición dominante y un correlativo detrimento para quien es la parte débil del contrato,
de un modo no equitativo, que contradice el principio cardinal de buena fe.

19
Derecho Civil III Contratos

Control judicial de las cláusulas abusivas. ARTÍCULO 989. La aprobación administrativa de las
cláusulas generales no obsta a su control judicial. Cuando el juez declara la nulidad parcial del
contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su finalidad.

La norma prevé la intervención judicial para el control de las cláusulas abusivas en los contratos
formados por adhesión a cláusulas predispuestas por una de las partes contratantes.
El criterio enunciado, según el cual la aprobación administrativa de determinados modelos
de cláusulas generales no obsta a su control judicial, es consistente con lo establecido
en el art. 1122 CCyC con relación a los contratos de consumo y con el principio
general, inherente al sistema de frenos y contrapesos propio de la división de Poderes
de gobierno, por el que los actos de la Administración pueden ser revisados por el
Poder Judicial.
El artículo pone de manifiesto el entrelazamiento de lo público y lo privado en diversos
sectores de la materia contractual en los que por tiempo se han detectado abusos, plasmados
en los repertorios de jurisprudencia. Queda así establecido que la evaluación de los efectos
que en un conflicto concreto puede tener la aplicación de cláusulas contenidas en condiciones
generales aprobadas por la autoridad administrativa de un área (como pueden ser la Secretaría
de Comercio e Industria de la Nación; la Superintendencia de Seguros de la Nación o la
Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación, entre muchos otros supuestos posibles),
es materia justiciable.

Ante una cláusula a la que se le atribuye el carácter de abusiva, el juez tiene dos caminos:
a. establecer, con base en lo pautado en el art. 987 CCyC, una interpretación que le reste toda
potencialidad lesiva de los derechos del adherente; o bien
b. declarar la nulidad de la disposición.

Tratativas contractuales

Artículo 990, del CCyC: Libertad de negociación. Las partes son libres para promover tratativas
dirigidas a la formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento.

Este artículo, se refiere a que las partes la pueden abandonar, estas tratativas previas y no
generan ninguna responsabilidad. Porque se relación con lo que establece el artículo 958,
cuando habla de la libertad de contratar, que dice que las partes son libres para celebrar el
contrato, determinar el contenido, fijar sus límites, y solo va a tener en cuenta los limites que
van a ser impuestos por la ley, la moral y las buenas costumbres.

Artículo 991 del CCyC: Deber de la buena fe. Durante las tratativas preliminares, y aunque no se
haya formulado una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas
injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la responsabilidad de resarcir el
daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del comercio.
Confirma que durante estas tratativas preliminares las partes tienen que obrar de buena fe. Y
que se pueden iniciar aun antes de formularse alguna oferta. Y la posibilidad de reclamar los
daños a la otra parte, la norma lo autoriza, aunque no precisa cuales, pero vamos a tener en
cuenta lo que dice la doctrina y la jurisprudencia de hacer lugar a la reparación de lo que se
denomina daño a la confianza. La norma se refiere al daño sufrido por haber confiado y
entonces ahí la parte va a poder reclamar el daño emergente y el lucro cesante.

Artículo 992 del CCyC: Deber de confidencialidad. Si durante las negociaciones, una de las
partes facilita a la otra una información con carácter confidencial, el que la recibió tiene el
deber de no revelarla y de no usarla inapropiadamente en su propio interés. La parte que
incumple este deber queda obligada a reparar el daño sufrido por la otra y, si ha obtenido una

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Derecho Civil III Contratos

ventaja indebida de la información confidencial, queda obligada a indemnizar a la otra parte en


la medida de su propio enriquecimiento.

Esta es una novedad que se incorpora en el código, y si bien acá no se avanza en lo que se
considera confidencial y entiende como debe ser tratada la confidencialidad. Los aspectos si
contempla cuando se vulnera esa confidencialidad, porque cubre tanto la revelación a terceros,
como el propio uso inapropiado de la misma. Y en cuanto a la descripción del daño que hace, la
parte va a poder reclamar una indemnización que va a ser cuantificada en la medida del
enriquecimiento del infractor; esto es lo que se llama daño lucrativo.

Artículo 993 del CCyC: Cartas de intención. Los instrumentos mediante los cuales una parte, o
todas ellas, expresan un consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitando a
cuestiones relativas a un futuro contrato, son de interpretación restrictiva. Solo tienen la fuerza
obligatoria de la oferta si se cumplen sus requisitos.

Esto es también una incorporación nueva al código civil y comercial donde este artículo busco
evitar una clasificación detallada como hacia la doctrina. Y fija la base jurídica de que las cartas
de intención, van a ser interpretadas con un sentido estricto. Quiere decir que, ante la duda, de
esa carta si es o no, la voy a considerar como una tratativa preliminar y no como oferta. Ni
mucho menos como un acuerdo parcial. Y se van a resolver cada caso en particular.

Contratos preliminares. ARTÍCULO 994.- Disposiciones generales. Los contratos preliminares


deben contener el acuerdo sobre los elementos esenciales particulares que identifiquen el
contrato futuro definitivo. El plazo de vigencia de las promesas previstas en esta Sección es de
un año, o el menor que convengan las partes, quienes pueden renovarlo a su vencimiento.

El contrato preliminar es un acto jurídico cuyo objeto es la determinación de los elementos


esenciales particulares de un contrato futuro, cuya celebración constituye su causa.

El contrato preliminar actúa como un vínculo instrumental y temporario con relación al


contrato definitivo cuya posible concreción es su fin.

Promesa de celebrar un contrato. ARTÍCULO 995. Las partes pueden pactar la obligación de
celebrar un contrato futuro. El futuro contrato no puede ser de aquellos para los cuales se exige
una forma bajo sanción de nulidad. Es aplicable el régimen de las obligaciones de hacer.

Puede celebrarse para comprometer la realización de un futuro contrato que no sea de los que
requieren una forma bajo sanción de nulidad, como ocurre con la donación de inmuebles, de
cosas muebles registrables y de prestaciones periódicas o vitalicias (art. 1552 CCyC).

Contrato de opción. ARTÍCULO 996. El contrato que contiene una opción de concluir un
contrato definitivo, otorga al beneficiario el derecho irrevocable de aceptarlo. Puede ser
gratuito u oneroso, y debe observar la forma exigida para el contrato definitivo. No es
transmisible a un tercero, excepto que así se lo estipule.

Se trata de un contrato preliminar por el que las partes se obligan a celebrar un futuro
contrato, cuyos elementos esenciales particulares determinan, otorgando a una de ellas, a
varias o a todas, según el tipo de vínculo del que se trate, la facultad irrevocable de concluir el
contrato por vía de la aceptación, la que debe ser ejercida dentro del plazo de un año o del
menor que convengan.

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Derecho Civil III Contratos

De uso normal en la compraventa inmobiliaria y en el mercado bursátil, su regulación en la


parte general permite, con buen criterio, emplazarlo como un mecanismo negocial de
aplicación general tanto a los contratos onerosos como a los gratuitos.

El contrato de opción debe observar la forma requerida para el contrato definitivo; lo que
determina, por ejemplo, que si la finalidad del contrato de opción es la celebración de un
contrato de compraventa inmobiliaria, deba realizarse en escritura pública (art. 1017, inc. a,
CCyC).

Pacto de preferencia. ARTÍCULO 997. El pacto de preferencia genera una obligación de hacer a
cargo de una de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra
o las otras partes. Si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza, de
condominio, de partes en contratos asociativos o similares, el pacto puede ser recíproco. Los
derechos y obligaciones derivados de este pacto son transmisibles a terceros con las
modalidades que se estipulen.

Según el precepto transcripto, el otorgante asume una obligación de hacer. Dicha obligación
consiste, conforme con lo que establece el art. 998, en que si se decide a celebrar un futuro
contrato, debe dirigir al beneficiario una declaración con los requisitos de la oferta,
comunicándole su decisión de celebrar el nuevo contrato, en su caso, de conformidad con las
estipulaciones del pacto. Existe otra versión que lo considera como el acuerdo en virtud del
cual el otorgante se obliga con la otra parte a preferirla en paridad de condiciones con un
tercero, si se decide a celebrar un determinado contrato. Vale decir, si bien el pacto presupone
dos partes, los protagonistas son, en definitiva, tres. La obligación del otorgante respecto de su
contraparte consiste, si se decide a celebrar un determinado contrato, en la denuntiatio, esto
es, en el deber de comunicarle la intención de contratar, ante la oferta hecha por un tercero. Si
la contraparte del promitente no ejerce la preferencia, el otorgante es libre de contratar con el
tercero en las mismas condiciones rechazadas. Este criterio coincide con nuestra tradición
jurídica, y sobre esta base el Código Civil y Comercial ha reglamentado la manifestación más
importante del pacto en el contrato de compraventa (art. 1165).

Pacto de preferencia y contrato sujeto a conformidad: 997- 999

Pacto de preferencia. El pacto de preferencia genera una obligación de hacer a cargo de una
de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra o las otras
partes. Si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza, de condominio, de
partes en contratos asociativos o similares, el pacto puede ser recíproco. Los derechos y
obligaciones derivados de este pacto son transmisibles a terceros con las modalidades que se
estipulen.

Efectos. El otorgante de la preferencia debe dirigir a su o sus beneficiarios una declaración, con
los requisitos de la oferta, comunicándole su decisión de celebrar el nuevo contrato, en su caso
de conformidad con las estipulaciones del pacto. El contrato queda concluido con la
aceptación del o de los beneficiarios.

Contrato sujeto a conformidad. El contrato cuyo perfeccionamiento depende de una


conformidad o de una autorización queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva.

Implica la incorporación expresa del contrato sujeto a condición suspensiva, se habla de


negocios ad referéndum cuando la declaración de voluntad de uno de los contratantes o la de

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Derecho Civil III Contratos

ambos requiere ser integrada por otra declaración de voluntad, asentimiento, aprobación,
homologación.

El negocio es condicional, pero como esa autorización o aprobación opera con carácter
suspensivo para el supuesto de que no se cumpla la misma, las partes deberán restituirse lo
que hubieran recibido con sus accesorios, por el contrario de que si se cumple esa condición
queda perfeccionado el contrato y las partes deben cumplir con el mismo.

Error. “La noción exacta de una cosa puede faltarnos, ya sea porque no tengamos ninguna
idea, o porque tengamos una falsa idea. En el primer caso hay ignorancia; en el segundo error.
La apreciación jurídica de estos dos estados es la misma y desde entonces es indiferente
emplear una u otra expresión”, decía el codificador de 1871 en la Nota al art. 923.

Clases de error. El error puede ser de derecho o de hecho.


1) El error de derecho es la ignorancia o falsa noción de lo que la ley, la jurisprudencia o la
fuente de la norma jurídica que corresponda, imputan al conjunto de antecedentes de hecho
constitutivos del acto y conocidos por la persona.
La ignorancia de las leyes o el error de derecho en ningún caso impedirán los efectos legales de
los actos lícitos, ni excusará la responsabilidad por los actos ilícitos. En este sentido el art. 8
sienta el principio de inexcusabilidad al disponer que: “La ignorancia de las leyes no sirve de
excusa para su cumplimiento, si la excepción no está autorizada por el ordenamiento jurídico”.
Sin embargo existen excepciones legales al principio de inexcusabilidad del error de derecho,
como el pago indebido (art. 1796) o las transacciones fundadas en título nulo (art. 1645) y el
poseedor de buena fe (art. 1918).
2) El error de hecho tiene lugar cuando el falso conocimiento recae sobre un dato de hecho,
contenido o presupuesto del acto, es decir, falta el exacto conocimiento del estado de las cosas.
Este es el vicio que puede afectar al acto, ya que el error de derecho, como vimos, no tiene
justificación legal ni es eximente de responsabilidad.
El error de hecho puede ser esencial o accidental.
El error de hecho esencial es el que recae sobre los elementos fundamentales del acto jurídico,
causando su nulidad. De acuerdo con el art. 267 el error de hecho es esencial cuando recae
sobre: a) la naturaleza del acto (una de las partes recibe dinero en préstamo de la otra, y esta
cree que es una donación); b) un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el que se
pretendió designar, o una calidad, extensión o suma diversa a la querida (alquilo un salón para
una fiesta y en realidad es para conferencias); c) la cualidad sustancial del bien que haya sido
determinante de la voluntad jurídica según la apreciación común o las circunstancias del caso
(alquilo un caballo de carreras y me entregan uno común); d) los motivos personales relevantes
que hayan sido incorporados expresa o tácitamente (contrato una caja de seguridad en Buenos
Aires y me la abren en Mendoza); e) la persona con la cual se celebró o a la cual se refiere el
acto si ella fue determinante para su celebración (creo contratar a una persona y en realidad
estoy contratando a su gemelo).
En tales casos existe error esencial que vicia la manifestación de la voluntad, y deja sin efecto lo
que en el acto se hubiere dispuesto, pudiendo anularse todo lo contenido en él. Así lo dispone
el art. 265 que establece: “El error de hecho esencial vicia la voluntad y causa la nulidad del
acto. Si el acto es bilateral o unilateral recepticio, el error debe, además, ser reconocible por el
destinatario para causar la nulidad”. El error es reconocible cuando el destinatario de la

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Derecho Civil III Contratos

declaración lo pudo conocer según la naturaleza del acto, las circunstancias de persona, tiempo
y lugar (art. 266).
Es accidental el error de hecho que versare sobre alguna calidad accidental de la cosa, o sobre
algún accesorio de ella. En estos casos, el error no invalida el acto, aunque haya sido el motivo
determinante para hacerlo.
El error esencial, a su vez, puede ser excusable o inexcusable. Es excusable cuando concurren
ciertas circunstancias que inducen al equívoco del agente, pero no podrá alegarse cuando la
ignorancia del verdadero estado de las cosas proviniese de una negligencia culpable de quien
ha errado (error inexcusable).
El error de cálculo no da lugar a la nulidad del acto, sino solamente a su rectificación, excepto
que sea determinante del consentimiento (art. 268).
En suma, para que el error sea causa de nulidad de un acto jurídico, debe ser esencial y
reconocible (en los actos bilaterales o unilaterales recepticios). Se prescinde así del requisito de
la excusabilidad previsto en el Código anterior, cuyo esquema se traslada -para tutela de la
confianza- del que yerra hacia el destinatario de la declaración: se requiere, por ello, la
reconocibilidad. La prueba del error está a cargo de quien lo invoca.
No obstante, la parte que incurre en error no puede solicitar la nulidad del acto, si la otra
ofrece ejecutarlo con las modalidades y el contenido que aquélla entendió celebrar, lo que
determina en este caso la subsistencia del acto (art. 269).
Lo dispuesto precedentemente es aplicable al error en la declaración de voluntad y en su
transmisión o exteriorización.

Dolo. ARTÍCULO 271.- Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda aserción de lo falso o
disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee para la
celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa, cuando
el acto no se habría realizado sin la reticencia u ocultación.

Distintas acepciones.

Dolo como vicio de la voluntad. Consiste en toda aserción de lo falso y disimulación de lo


verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee para la celebración del
acto. Su autor debe reparar el daño causado, respondiendo solidariamente la parte que al
tiempo de la celebración del acto viciado tuvo conocimiento del dolo del tercero.

Dolo obligacional. Se refiere al incumplimiento intencional de una obligación y habilita la


resolución del contrato.

Dolo como factor de atribución de responsabilidad subjetivo (art. 1724). Se configura por la
producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses
ajenos.

Concepto del dolo en el incumplimiento de la obligación.

Dolo esencial. Es el que vicia el consentimiento porque fue la causa determinante del acto al
inducir a la víctima a que lo consienta en condiciones desventajosas para ella

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Derecho Civil III Contratos

Prueba. La prueba de la acción dolosa que vicia la voluntad puede rendirse por cualquier
medio. Por las características propias que posee aquella, la prueba de presunciones tiene
especial importancia.

Sentencia. La sentencia que comprueba los requisitos del dolo esencial en un caso concreto
declara la nulidad relativa del acto jurídico celebrado con ese vicio (art. 386 CCyC).

Prescripción de la acción de nulidad.En tanto se trata de un supuesto de nulidad relativa, rige


en el caso el plazo de prescripción bianual

ARTÍCULO 273.- Dolo incidental. El dolo incidental no es determinante de la voluntad; en


consecuencia, no afecta la validez del acto.

El dolo incidental o dolus incidens se refiere a la maniobra engañosa que proviene de la otra
parte o de un tercero pero que no ha sido la causa determinante del acto. Es decir, el engaño
no determina la realización del negocio pero ha logrado que la víctima consienta condiciones
que le son más gravosas o perjudiciales.

Requisitos del dolo incidente

Los requisitos del dolo incidental se definen por exclusión de aquellos que el art. 272 CCyC
establece para el dolo esencial en orden a provocar la invalidez del negocio. Por tanto, para que
este se configure, las maniobras o la omisión empleadas no deben haber sido causas
determinantes del acto, o bien el daño que provocaron no debe haber sido de escasa
importancia.

ARTÍCULO 274.- Sujetos. El autor del dolo esencial y del dolo incidental puede ser una de las
partes del acto o un tercero.

ARTÍCULO 275.- Responsabilidad por los daños causados. El autor del dolo esencial o
incidental debe reparar el daño causado. Responde solidariamente la parte que al tiempo de la
celebración del acto tuvo conocimiento del dolo del tercero.

Efectos del dolo.

El dolo —esencial o incidental— siempre constituye un acto ilícito y, como tal, es idóneo para
dar lugar a la indemnización respectiva.

El artículo establece expresamente que el dolo genera responsabilidad civil tanto para la parte
como para los terceros que fueron autores del dolo que vició el acto. Cuando se trata de dolo
esencial, es el mismo hecho que da lugar a dos acciones:

a. la acción de nulidad del acto con la finalidad de volver las cosas ex ante, esto es, al tiempo
anterior a la celebración del acto; y

b. la acción resarcitoria para reclamar los daños y perjuicios causados.

La víctima también puede optar por dejar subsistente el negocio jurídico y renunciar a reclamar
su invalidez, solicitando al propio tiempo la reparación de los danos que el dolo le ha
provocado.

Si el dolo ha sido incidental, solamente dará lugar a la reparación de los perjuicios que fueran
acreditados Cuando el dolo fue cometido por un tercero, la parte beneficiada por el obrar de
este responderá solidariamente por los daños causados a la víctima siempre que hubiera
tenido conocimiento del dolo del tercero al momento de la celebración del acto; si dicho

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Derecho Civil III Contratos

conocimiento es posterior no genera responsabilidad, será la obligación de indemnizar


exclusiva del autor. La contraparte solo intervendrá en el juicio tendiente a desmantelar los
efectos del negocio que exhibe un vicio en su génesis, aunque causado por un tercero.

En suma, en cualquiera de esos casos, el autor responde. Si existió dolo de un tercero, pero la
parte beneficiada tuvo conocimiento de ello al tiempo de la celebración del acto, responde
solidariamente.

Sanción que recae sobre la dispensa del dolo. Prueba del dolo: Interés en probar el dolo.

El dolo, se trate de dolo esencial o accidental, configura un hecho ilícito. La parte que alega
haber sido víctima tendrá también que acreditar las maniobras, ocultamientos o cualquier otra
acción con entidad para configurarlo. Rigen los principios generales sobre la carga de la prueba,
la cual puede rendirse por cualquier medio ya que se trata de simples hechos.

De los hechos producidos por la fuerza y el temor. Los vicios que afectan la libertad y que
permitirán a la víctima demandar la anulación del acto y reclamar daños y perjuicios al autor
del hecho, son la fuerza e intimidación, que se denominan genéricamente “violencia”. La
violencia se presenta de dos formas distintas: como violencia física (“fuerza”), y violencia moral
(“intimidación”).

La fuerza irresistible y las amenazas que generan el temor de sufrir un mal grave e inminente
que no se puedan contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte o de un tercero,
causan la nulidad del acto. La relevancia de las amenazas debe ser juzgada teniendo en cuenta
la situación del amenazado y las demás circunstancias del caso (art. 276).

No hay intimidación por injustas amenazas cuando el que las hace se limitase a ejercitar sus
propios derechos. Asimismo, el temor reverencial, o el de los descendientes hacia los
ascendientes, o el de los subordinados para con sus superiores, no es causa suficiente para
anular los actos.

El autor de la fuerza o la intimidación debe reparar los daños. El acto podrá anularse aunque la
fuerza o la intimidación haya sido empleada por un tercero que no intervenga en él. Si la
contraparte conocía la acción de fuerza o intimidación cometida por el tercero, responderá
solidariamente, pero si la ignoraba, y el acto se declara nulo, el tercero será el único
responsable de todos los daños y perjuicios ocasionados a la parte perjudicada por la
declaración de nulidad (art. 278).

La simulación en los actos jurídicos. Nociones generales. Concepto.


El art. 333 da la noción general de lo que constituye simulación: “La simulación tiene lugar
cuando se encubre el carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, o cuando el acto
contiene cláusulas que no son sinceras, o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se
constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas, que no son aquellas para quienes
en realidad se constituyen o transmiten”.
Teniendo en cuenta los elementos internos de los actos jurídicos voluntarios (discernimiento,
intención y libertad), y el externo (la manifestación de la voluntad) puede decirse que la
simulación consiste en una discordancia consciente entre la voluntad interna de los otorgantes
del acto y su manifestación exterior, discordancia que, más aun, se produce deliberadamente
como consecuencia del acuerdo de las partes del acto así celebrado.

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Derecho Civil III Contratos

El negocio (en principio lícito) cumple con el objeto y sus formalidades, pero hay algo que no es
sincero, que no refleja la verdad, que muestra una realidad que no es tal. En consecuencia nos
encontramos frente a un acto o negocio que pretende esconder la verdad y al mismo tiempo
producir un engaño hacia quienes no han participado del acto. Tenemos así por un lado, un
acto simulado, visible, que exhibe una ficción y, por otro lado, un acto disimulado, oculto, no
percibido por quienes no han participado a su relación.
Analizando el contenido del art. 333, la simulación se configura: a) cuando se encubre el
carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro; b) cuando el acto contiene cláusulas que
no son sinceras; c) cuando el acto contiene fechas que no son verdaderas; d) cuando en un
acto jurídico se constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas, que no son
aquellas para quienes en realidad se constituyen o transmiten, caso conocido como de
interposición de personas. Esta enumeración de las hipótesis en las que un acto se considera
simulado, contenida en el art. 333, no es taxativa sino enunciativa.
Para que exista simulación, si bien no es requisito ineludible en el acto simulado el animus
nocendi (intención de dañar) sí lo es el animus decipiendi, o sea, la intención de engañar, pues
“siempre tiende a quedar en secreto, ello es de su esencia y tal secreto no está destinado sino
a engañar a quienes son ajenos a la simulación, mostrándoles una apariencia que encubre una
realidad distinta”.
En suma, para que se configure la simulación, se requieren tres elementos: a) discordancia
consciente entre la voluntad real y la declarada; b) acuerdo entre las partes otorgantes del
acto; c) ánimo de engañar, de donde puede resultar o no un perjuicio a terceros, o a la ley.
Cifuentes alude a la simulación como un negocio complejo, definiéndolo como el acto o
negocio jurídico que por acuerdo de las partes se celebra exteriorizando una declaración
recepticia no verdadera, para engañar a terceros, sea que esta carezca de todo contenido, o
bien que esconda uno verdadero diferente al declarado.
Naturaleza jurídica del acto simulado.
Se ha debatido siempre acerca de si el acto simulado es un acto nulo -y en tal caso si la nulidad
es absoluta o relativa- o si se trata de un acto inexistente.
En nuestro Código el acto simulado es un acto anulable, generalmente de nulidad relativa. Esta
idea es aceptada por parte de la doctrina (Borda, Salas, Arauz Castex) y es la generalizada en la
jurisprudencia nacional.
Pese a ello muchos ven en el acto simulado, un acto inexistente. Así, dice Llambías que “si el fin
del acto jurídico es el establecimiento de relaciones jurídicas entre las partes, ese elemento
definidor falla en el supuesto del acto simulado, en el cual las partes han expresado su
consentimiento para constituir una apariencia, pero no para conferirse los derechos y obli -
gaciones que resultan ostensiblemente del acto”.
Para De Ruggiero y Rivera, “debe distinguirse entre la simulación absoluta y la relativa. En la
primera, la acción tendería a la declaración de inexistencia, pues falta el consentimiento de las
partes para la producción de efectos jurídicos; de allí que, declarada la simulación, nada queda;
mientras que en la segunda se anularía el acto ostensible para que apareciera en todo su
esplendor el acto real”.
El acuerdo simulatorio.
En todo acto simulado subyace un acuerdo de no atribuir a aquel los efectos que, por
naturaleza, debe producir. A esto se llama acuerdo simulatorio. Para Mosset Iturraspe, el

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Derecho Civil III Contratos

acuerdo simulatorio es un momento prenegocial del acto simulado; una suerte de contrato
preliminar o preparatorio. Y si un acto simulado obedece al acuerdo previo entre partes, “es
obvio que el acto ostensible, simulado, no será más que la ejecución del acuerdo simulatorio.
El acto simulado, como tal, reconoce un para qué, una causa, que debe hallarse en el acuerdo
simulatorio”.
A) El negocio oculto. El acuerdo simulatorio se realiza entre dos personas, aunque el negocio
simulado aproveche solo a una de ellas, y se da principalmente en los casos de simulación
ilícita, donde un deudor simula vender sus bienes a un tercero, para perjudicar a sus
acreedores.
En tal caso, el tercero “es arrastrado, como cómplice, a participar del acto aparente que el
primero ideó para burlar a sus acreedores. Suele ocurrir que éste segundo, al tiempo de tener
que devolver lo que simulada e ilícitamente adquirió, se niegue a hacerlo. La ley civil, al
prohibir ejercer la acción para obtener el reintegro, si bien sancionaba a un culpable,
beneficiaba al otro, con lo que su dolo obtenía así un premio legal”, como lo puntualiza
Morello, quien califica a éste último como el simulador principal.
Ejemplo clásico de un acto simulado, es la donación (acto disimulado) oculta bajo el ropaje de
una compraventa (acto ostensible), lo que presupone un acuerdo previo entre donante y
donatario para tal fin (acuerdo simulatorio).
B) La causa simulandi. La simulación del negocio jurídico, obedece siempre a un motivo, a una
razón mediante la cual las partes deciden llevar adelante el negocio simulado; lo ordinario y
razonable en el mundo negocial es actuar con una causa o motivo. El acto ostensible y el oculto
se ligan así a través del acuerdo simulatorio en función de una causa fin o finalidad, por lo que
el proceso simulatorio radica en la “discordancia entre los móviles determinantes que contiene
el acuerdo simulatorio y los intereses económio-sociales que el negocio simulado está
destinado a cumplir”.
“La causa simulandi, es el motivo que induce a dar apariencia a un negocio jurídico que no
existe, o a presentarlo en forma distinta de la que le corresponde”. En el clásico ejemplo de la
donación disfrazada de compraventa, la causa simulandi, esto es, el motivo de la simulación,
estaría claramente representada por el interés del vendedor de caer en estado de aparente
insolvencia para salvar de su patrimonio los bienes vendidos, sobre los que, caso contrario,
podría lograr el acreedor la efectividad de su crédito.
Las relaciones que surgen del acto simulado, tanto entre las partes entre sí como entre
éstas y los terceros, se emparentan con la licitud o ilicitud de la causa simulandi. Si la causa fin
es lícita y no perjudica a terceros, el acto oculto obliga a las partes entre sí, dejando incluso
expedita la respectiva acción declarativa para el caso de incumplimiento del acuerdo
simulatorio. En cambio, si es ilícita, y causa perjuicios a terceros, las partes no podrán ejercer
entre ellas la acción de simulación y aquellos pueden atacar el negocio simulado para tornarlo
ineficaz.
Debe sin embargo destacarse que la causa simulandi no constituye un elemento esencial
para la procedencia de la acción de simulación y hasta se puede prescindir de ella cuando su
comprobación sea difícil en la acción ejercida por terceros. En cambio, tiene destacada
relevancia para diferenciar la simulación lícita de la ilícita.
Formas de simulación.
El art. 333, prevé distintos supuestos que caracterizan los negocios simulados.

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Derecho Civil III Contratos

La simulación puede referirse a: a) la naturaleza del acto; b) alguno de sus elementos (v.gr., el
precio); c) su contenido (v.gr., la fecha); d) los sujetos que en él intervienen, caso que plantea el
problema de la interposición de personas.
a) Simulación de la naturaleza del acto. La norma se refiere a la simulación que encubre el
carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro. El caso frecuente ya apuntado, es
cuando se dona bajo apariencia de una compraventa. Lo encubierto es la donación realizada
por quien transmite el dominio, a través de un negocio distinto (la compraventa).
b) y c) Simulación de elementos del acto o su contenido. El art. 333 se refiere a cláusulas que
no son sinceras, o a fechas que no son las verdaderas. Es el caso de una compraventa de
inmueble en la que se simula un precio inferior al real en la escritura, para aminorar o eludir
deberes fiscales; o de quien aparece comprando un bien y no es quien paga el precio, cuando
en la escritura figura que fue el comprador quien abonó el dinero.
d) Interposición de personas. La norma incluye como hipótesis de simulación los casos en que
se constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas, que no son aquellas para
quienes en realidad se constituyen o transmiten.
d.1) Interposición ficticia. El testaferro. En este aspecto, la simulación se realiza con la
intervención de un tercero que se posiciona en el lugar de una de las partes del contrato. El
caso clásico es el de quien quiere donar (A) un bien a otra persona (B), y para ello recurre a un
tercero (C) a quien “vende” el bien. Este tercero comprador C -el testaferro-, a su vez “vende”
luego el bien al real destinatario de la donación (B). Esta operación elíptica de interposición
ficta, suele ocurrir cuando existen normas que prohíben la realización del acto, o directamente
para eludir la ley.
d.2) Interposición real. En este caso, un tercero interpuesto adquiere efectivamente el bien que
a él fue transmitido, pero en rigor lo hace como mandatario oculto del real interesado en la
adquisición, sin que lo sepa el vendedor, quien en todo tiempo entiende realizar un acto real.
d.3) Interposición fiduciaria. En este caso, la persona interpuesta adquiere los derechos que se
le transmiten, pero se obliga a traspasarlos a un tercero. A diferencia del testaferro, el
fiduciario adquiere efectivamente el derecho, aunque en virtud del pacto de fiducia, surgen
límites en sus poderes. El fiduciante sólo tiene un derecho personal a la satisfacción de la
obligación por el fiduciario; mientras que éste es titular del derecho transmitido.
d.4) Simulación e interposición real. Se ha dicho que en la interposición real de personas no hay
simulación “pues el transmitente ignora que ha tratado con el testaferro de un tercero”, por lo
que en tal caso el acto es real y surte efectos entre las partes. De ahí que este supuesto no
encuadre en el art. 333, “puesto que aquél no ha constituido o transmitido derechos a
personas distintas del adquirente”. Por ello, si de la interposición que emana del mandato
oculto resulta una violación a la ley, la nulidad que del acto se declare no tendrá base en la
simulación, sino en la conducta contraria a derecho.
La jurisprudencia confirma el criterio expuesto: “Cuando el acto jurídico fue ejecutado con
interposición real de personas, es decir, mediante quien es mandatario oculto de otra persona
que no aparece como parte del acto, es válido y no adolece de simulación. Esta es la posición
mayoritaria para la cual es requisito de la simulación el acuerdo de partes para simular;
ausente en la hipótesis de interposición real de personas”. En el mandato oculto, el mandatario
actúa en nombre propio, sin representación y simulando adquirir para sí los derechos que en
realidad adquiere para su mandante. “Este acto es real y surte sus efectos entre las partes,

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Derecho Civil III Contratos

dejando a salvo las relaciones existentes entre el solvens (comprador) y su mandante oculto,
las que son para el accipiens (vendedor) res inter alios acta”.
d.5) Interposición real e interposición ficticia. Queda claramente fijada la distinción entre
interposición real e interposición ficticia Sostiene Greco que “Ferrara, al criticar parte de la
doctrina francesa que no distinguía las dos especies de interposición, reserva el concepto de
prestanombre o testaferro (homme de paille según los franceses) al intermediario ficticio. El
intermediario real, por el contrario, es un verdadero contratante en el negocio jurídico;
adquiere para su patrimonio los derechos emergentes del negocio y se constituye en deudor
de las obligaciones correlativas, todo en forma real, aunque por otro acto se obligue a
transmitir aquellos derechos al interponente, obligación para cuyo cumplimiento será
menester la realización de una nueva transmisión”. Y concluye el distinguido jurista que sólo en
la interposición ficticia, “en la que no basta el acuerdo entre el interponente y el testaferro,
sino que se requiere asimismo la inteligencia con el tercer contratante, estamos en el campo de
la simulación. En cambio, cuando hay interposición real -o sea sólo acuerdo entre el
interponente y el adquirente ostensible, sin que participe el otro contratante- la figura es
extraña a la idea de simulación; aquí el intermediario real es un verdadero contratante,
mandatario en nombre propio, y adquiere en su nombre una situación jurídica que, por su
relación interna, queda obligada a transmitir al mandante oculto”.
Clases de simulación.
La generalidad de la doctrina considera dos criterios de clasificación de la simulación: las
denominadas absoluta y relativa, y las llamadas lícita e ilícita.
A) Simulación absoluta y relativa.
La simulación es absoluta cuando se celebra un acto jurídico que nada tiene de real. El acto
aparenta ser tal, pero en realidad no hay tal acto ni ningún otro. En la simulación absoluta, las
partes “no quieren, en realidad, celebrar negocio alguno”, y por lo general se la emplea para
insolventar el patrimonio del deudor en perjuicio de sus acreedores, casos en los cuales se
configura de modo ilícito, no pudiendo las partes de ejercer entre sí la acción de simulación. La
simulación relativa se configura cuando se emplea para dar a un acto jurídico una apariencia
que oculta su verdadero carácter. En este caso, coexisten dos actos jurídicos: uno ostensible,
aparente, y otro oculto, real que es el que refleja la verdadera motivación de las partes. Aquí se
produce pues una “divergencia entre la intención práctica y la causa típica del negocio”.
Otros criterios doctrinarios apuntan a considerar la llamada simulación por interposición de
personas como una categoría autónoma de simulación.
B) Simulación lícita e ilícita.
El art. 334 dispone: “La simulación ilícita o que perjudica a un tercero provoca la nulidad del
acto ostensible. Si el acto simulado encubre otro real, éste es plenamente eficaz si concurren los
requisitos propios de su categoría y no es ilícito ni perjudica a un tercero. Las mismas
disposiciones rigen en el caso de cláusulas simuladas”. De ahí que será ilícita la simulación cuyo
contenido sea contrario al ordenamiento jurídico o cause perjuicios a un tercero, mientras que
si tales condiciones no se verifican la simulación tendrá carácter lícito.
Para Rivera, los casos de simulación lícita “son puramente teóricos”, pues por lo general, las
partes tienen intención de producir perjuicio. Y aun cuando esa intención no exista, el perjuicio
puede igualmente verificarse. En el caso clásico de la donación simulada como compraventa
que resulta, en principio, lícita, “pues, si el donante no tiene herederos forzosos y no se trata
del pago del pretium stupri, nada podría objetarse; sin embargo surge la figura del Fisco como

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Derecho Civil III Contratos

perjudicado, ya que en tal acto se omite el pago del impuesto a la transmisión gratuita o el que
haga sus veces, lo que otorga carácter ilícito al acto que, sustancialmente, no perjudica los
derechos de terceros”. Además, “para calificar de ilícita a la simulación, basta con que ella
tenga un fin ilícito, sin que sea necesario que tal fin se haya consumado”.
Por otra parte, en el caso de la simulación lícita, el acuerdo simulatorio “vincula a las partes al
negocio oculto en la simulación relativa, en función del respeto a la autonomía de la voluntad”.
Acción de simulación.
Introducción. Objeto de la acción.
Los derechos de las partes que celebraron una simulación lícita, o de los terceros que han
resultado víctimas de un perjuicio en la simulación ilícita, se dirime a través de la acción de
simulación, cuyo objeto es precisamente, la declaración de simulado del acto que se ataca.
Por ello, quienes “otorgan un acto simulado ilícito o que perjudica a terceros no pueden ejercer
acción alguna el uno contra el otro sobre la simulación”, excepto que las partes no obtengan
beneficio alguno del ejercicio de la acción de simulación (art. 335, 1ra. parte).
La acción de simulación, junto a la acción subrogatoria y la acción revocatoria o pauliana,
integran las llamadas acciones conservatorias o integrativas del patrimonio del deudor, cuyo
patrimonio es la “prenda común de los acreedores”. Por ello se ha considerado que la acción
de simulación, es “el conducto para conseguir la declaración del vicio”, pues de esta forma el
acreedor logra “el mantenimiento de la garantía del patrimonio del deudor para la efectiva
concreción de sus derechos de crédito. El bien aparentemente salido del patrimonio sigue
claramente perteneciendo a él, más allá de su salida aparente”.
En cuanto al objeto, la acción de simulación se endereza “a la simple comprobación judicial de
la verdadera realidad jurídica, oculta bajo una falsa apariencia, y a preparar el camino a
ulteriores acciones de pago o cumplimiento”.
Acción de simulación entre partes.
La acción de simulación persigue la declaración de que el acto es simulado, y se encamina a
sacar a la luz la realidad encubierta, “de donde la acción resulta ahora declarativa de la realidad
oculta”. Y como ello se origina en una controversia entre las partes del acto simulado, surge
como consecuencia que la acción “lleva anexa también una condena”, pues es evidente que la
acción se deduce “para evitar que una de las partes, prevaliéndose del negocio simulado (...)
lesione los intereses que compromete el negocio disimulado, cuando éste es, por supuesto,
lícito”.
Como regla general las partes carecen de acción entre sí, si se trata de simulación ilícita. Por
excepción “si los simuladores no se proponen consumar el acto ilícito realizado mediante la
simulación, ni aprovechar de él, sino repararlo, destruyendo las apariencias lesivas de los
derechos ajenos, no hay impedimento para la promoción de una acción tendiente a dejar sin
efecto el acto simulado”.
En palabras de Morello el precepto permite “el arrepentimiento del simulador principal, que
quiere volver las cosas a la situación originaria recuperando los bienes, con lo que su
patrimonio continuará así representando la prenda común de sus acreedores”.
Prescripción de la acción entre las partes del acto simulado.
El art. 2562 inc. a) dispone que prescribe a los dos años el pedido de declaración de nulidad
relativa y de revisión de actos jurídicos. El cómputo de dicho plazo en la acción de declaración

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Derecho Civil III Contratos

de nulidad relativa, de revisión y de inoponibilidad de actos jurídicos, se cuenta: “…b) en la


simulación entre partes, desde que, requerida una de ellas, se negó a dejar sin efecto el acto
simulado” (art. 2563).
Fraude. El fraude es la provocación o agravamiento por el deudor de su insolvencia, mediante
actos u omisiones del mismo en perjuicio de sus acreedores, sustrayendo bienes de su
patrimonio. Se ha dicho también que fraude es el acto jurídico real y auténtico mediante el cual
una persona sustrae un bien de su patrimonio, a fin de no responder al pago de una deuda
preexis-tente. Sus elementos consisten en la intención de causar un daño y la producción
concreta de ese daño. El objetivo apunta a la insolvencia para no pagar a sus acreedores.
Un acto jurídico es fraudulento cuando las partes, aun con legitimidad normativa formal,
eluden normas que les impedirían obtener el resultado buscado. Se delinea así la circunventio
legis, consistente en “la utilización de una norma de cobertura para obtener el fin prohibido
por otra norma, la ley defraudada”.
Ello permite señalar tres notas características en el fraude: a) otorgamiento por el deudor de
actor o negocios jurídicos; b) provocación o agravamiento de su insolvencia; c) sustracción de
bienes del patrimonio del deudor en perjuicio de sus acreedores.
Así el deudor, valiéndose de uno o más actos de disposición verdaderos y de apariencia lícita
(por ej., la venta de sus bienes), tiende a perjudicar a los acreedores haciendo insolvente su
patrimonio que, según el aforismo, es la prenda común de aquellos. Ello trae como
consecuencia que tal negocio es, en principio, eficaz entre los otorgantes (deudor y tercero
adquirente del bien enajenado), aunque fraudulento, porque implica un obrar en perjuicio de
los acreedores.
Lesión. El art. 332 CCCN establece: “Puede demandarse la nulidad o la modificación de los
actos jurídicos cuando una de las partes, explotando la necesidad, debilidad síquica o
inexperiencia de la otra, obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial evidentemente
desproporcionada y sin justificación. Se presume, excepto prueba en contrario, que existe tal
explotación en caso de notable desproporción de las prestaciones. Los cálculos deben hacerse
según valores al tiempo del acto y la desproporción debe subsistir en el momento de la
demanda. El afectado tiene opción para demandar la nulidad o un reajuste equitativo del
convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de reajuste si éste
es ofrecido por el demandado al contestar la demanda. Sólo el lesionado o sus herederos
pueden ejercer la acción”.
Este vicio se da cuando las partes celebran un contrato con prestaciones recíprocas
(compraventa) y las prestaciones de una y otra resultan totalmente desproporcionados,
mediando además un aprovechamiento de una de las partes respecto del estado de necesidad,
debilidad síquica o inexperiencia de la otra parte, que resulta perjudicada.
Hay en la lesión una doble connotación: A) OBJETIVA, resultante de la desproporción de las
prestaciones; B) SUBJETIVA: pues una de las partes celebra el acto aprovechando la necesidad,
debilidad síquica o inexperiencia de la otra. El análisis que hace el juez respeta dicho orden:
primero se aprecia si existe el elemento objetivo, destacando que la desproporción no requiere
una dimensión matemáticamente determinada, quedando ello librado a su prudente
apreciación. La falta de prueba del elemento objetivo, impide entrar en el análisis del segundo
elemento.
En cuanto al aspecto subjetivo, debe haber una interrelación entre la necesidad, debilidad
síquica o inexperiencia y el aprovechamiento de ese estado.

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Derecho Civil III Contratos

Necesidad: Se asocia a la noción de carencia, material o espiritual, que traduce una situación
de angustia o agobio, derivada de la falta de medios materiales elementales para subsistir.
Debilidad síquica: No se acepta la noción amplia que comprende un obrar imprudente o
negligente, pues no se trata de proteger una actuación irreflexiva. Jurídicamente el concepto es
mucho más restringido y está referido a los estados mentales patológicos de debilidad, o
estados de inferioridad mental.
Inexperiencia: Es la falta de conocimientos que se adquieren con el uso y la práctica. Pero es
necesario, para que haya lesión, que esa inexperiencia esté relacionada con el
aprovechamiento de la otra parte mediante sagacidad o astucia, valiéndose de la necesidad de
inexperto para obtener de él –sin mediar dolo- una ventaja patrimonial excesiva.

Unidad IV. Incapacidad e inhabilidades para contratar.


CAPACIDAD/ INCAPACIDAD: 1000 – 1002

Concepto: Se entiende por capacidad la actitud de la persona para ser titular de relaciones
jurídicas pudiendo adquirir derechos y contraer obligaciones. La doctrina ha distinguido la
capacidad de ejercicio art 23 de la capacidad de derecho art 22. En el caso de la primera es
absoluta o relativa. La de derecho siempre es relativa. La capacidad de ejercicio puede ser
suplida en el mismo momento del nacimiento de la relación jurídica por la representación, en
este caso ha sido colocada para quien no pueda por si ejercer un derecho pueda ser titular del
mismo celebrando el acto, padres, tutores o curadores. Nuestro código regula la capacidad a
partir del art 22, estableciendo su art 24 que son incapaces de ejercicio las personas por nacer,
las que no cuentan 18 o 13 y la madurez suficiente de acuerdo al art 24 y 25. Los declarados
incapaces por sentencia judicial con la extensión y con el alcance de la misma art 32. En el art
48 se hace lo propio con la inhabilitación donde se regula el prodigo.

Inhabilidades para contratar.


No pueden contratar, en interés propio o ajeno, según sea el caso, los que están impedidos
para hacerlo conforme a disposiciones especiales.
Los contratos cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser
otorgados por interpósita persona (no se puede hacer una representación, salvo padre, madre
o tutor, pero lo determina la ley)
Este artículo representa variaciones con respecto al 1160 de Vélez. En el nuevo CCC ya no
existen referencias a los religiosos profesos y los comerciantes fallidos, antes no podían
contratar, no podían dar fianza, etc. La mayor parte de la doctrina hablaba de que no
configuran su puesto de incapacidad, sino de inoponibilidad o de desapoderamiento.
La violación de la prohibición por interposición de personas es la celebración del acto
precedente que su caso, estamos hablando de una acción de simulación que hará caer el acto.
Con respecto a las restricciones a la capacidad jurídica para contratar, reviste carácter
excepcional y no comprenderían a los pródigos (art 48) porque estos pueden contratar con la
asistencia de un apoyo designado judicialmente (un curado ah hoc art 43)

Inhabilidades especiales. No pueden contratar en interés propio:

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Derecho Civil III Contratos

a. los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajenación están o


han estado encargados;
b. los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares,
respecto de bienes relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido;
c. los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que
intervienen o han intervenido;
d. los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.
Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato de compraventa sobre los
bienes de las testamentarias que estén a su cargo. Albaceas (aquel que queda designado por el
causante para que el momento de fallecer reparta los bienes designados del causante) que no
sean herederos. No puede llevar ningún tipo de contrato de compraventa respecto de los
bienes testamentarios
Todos ellos no pueden contratar por razones de interés público.
Efectos de la nulidad del contrato.
Declarada la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz o con capacidad restringida,
la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha pagado o
gastado, excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad restringida y en
cuanto se haya enriquecido.
El fundamento es evitar el enriquecimiento sin causa, sino cualquiera haría firmar a un incapaz.
Art 1724
La ley limita el alcance de los derechos del capaz en la medida del enriquecimiento de la parte
capaz. Ej: mandato conferido a un incapaz art 1323
Legitimacion. La legitimación importa la aptitud de los sujetos para dar vida a particulares
contratos con un determinado objeto, por la posición en que, con respecto a este, se
encuentran las partes promitentes, que les brinda la posibilidad concreta, a cada una de ellas,
de disponer de los intereses que el contrato reglamenta.
Legitimación ordinaria o de primer grado. Cada sujeto solo puede pretender con un negocio
contractual que es expresión de su autonomía, gobernar los intereses que le son propios y no
los de otros. Cada persona tiene una esfera de intereses que le pertenece y a la que se ciñe su
competencia dispositiva. Es árbitro de esos intereses y no puede injerirse en los que le son
ajenos.
Por vía de regla, debe haber una coincidencia entre los sujetos que celebran el contrato y los
sujetos titulares de los respectivos intereses que se reglamentan. En este orden de ideas, las
personas solo pueden enajenar las cosas propias; renunciar a los derechos propios; transferir
los que tienen tal carácter, asumir obligaciones para sí, confirmar, rescindir, revocar o resolver
los negocios de los cuales son parte, etcétera.
Esta es la que se denomina entonces legitimación ordinaria, normal o de primer grado.
Excepcionalmente, puede ocurrir que el titular de ciertos intereses no esté legitimado para
realizar negocios en los que se disponga de ellos. Así acaece en el supuesto del art. 470 del
CCC/V. Se establece una limitación a la libre gestión de cada uno de los cónyuges respecto de
los bienes gananciales que ha adquirido y de los que tiene la administración y disposición. El

34
Derecho Civil III Contratos

precepto establece que es necesario el asentimiento del otro cónyuge para enajenar o gravar
los bienes que menciona.
Algo semejante ocurre con la situación del fallido, que no puede realizar actos de
administración o disposición de sus bienes ni, por tanto, contratar, por la situación de
desapoderamiento que ope legis produce la quiebra.
Legitimación excepcional o de segundo grado. Juntamente con esa forma de legitimación de
primer grado, existe otra de índole excepcional, contingente o de segundo grado. En virtud de
ella, un sujeto que no es el titular tiene competencia para realizar negocios que afectan
intereses ajenos y, consecuentemente, la esfera perteneciente al dominus. En estos casos no
coincide el sujeto de voluntad con el sujeto del interés El primer supuesto de legitimación de
este carácter está dado por la representación.
En este instituto, un sujeto debidamente autorizado o investido de poder, el representante,
realiza actos jurídicos que producen efectos exclusiva y directamente en la esfera del titular de
los intereses. La legitimación se traduce en un poder, una autorización que lo habilita para
producir estos efectos.
Otras veces la ley confiere legitimación a una persona para que esta pueda realizar actos que
afecten la esfera jurídica ajena, pero en salvaguardia de un interés propio.
Es lo que ocurre con la acción subrogatoria (art. 739, CCCN) o con las hipótesis de ejecución, en
las que el acreedor promueve la enajenación de los bienes del deudor para que se destine el
producido a la satisfacción de la acreencia (art. 743, CCCN).
Legitimación aparente. Finalmente, están los supuestos de legitimación aparente, en que una
persona está legitimada para realizar negocios que afecten el círculo de intereses ajenos, sin
tener ninguna autorización ni poder y sin contar con ningún derecho para ello. La razón de que
se le confiera eficacia a estos actos jurídicos realizados por quien no es titular de los intereses
que se ponen en juego, estriba en tutelarla buena fe de los terceros que han confiado en la
legitimación aparente del autor del negocio. Entre los supuestos de este tipo de legitimación,
pueden mencionarse los siguientes: la adquisición legal de derechos reales sobre muebles por
subadquirentes (art. 1895, CCCN); los actos a título oneroso realizados por el heredero
aparente a favor de adquirentes de buena fe (art. 2315, CCCN); los actos realizados por el
titular aparente de un inmueble o mueble registrable, para trasmitir derechos reales o
personales tales cosas adquiridas en virtud de un acto nulo (art. 392, CCCN);y, finalmente, el
pago hecho al acreedor aparente (art. 883, inc.e, CCCN).

Ley que rige la capacidad para contratar. Promulgada: diciembre 21 de 2009


La representación. Origen. En el derecho romano no se admitió la idea de la representación
directa, la que solo tuvo algunas manifestaciones esporádicas y excepcionales. En este derecho
prevaleció el concepto de que la actuación por otro o para otro, produce efectos en la esfera
jurídica del que la lleva a cabo, aunque el gestor pueda quedar obligado a la transmisión de los
efectos jurídicos obtenidos y tenga derecho a descargar en el mandante las obligaciones
contraídas.
Esa relación se da fundamentalmente en el contrato de mandato, que permite conseguir
empíricamente los resultados que hoy se admiten, sin rodeos, en la representación propia y
genuina. Se conoció, pues la figura del mandato sin representación.

35
Derecho Civil III Contratos

En ese ordenamiento familiar romano el paterfamilias era el único sujeto de derechos


patrimoniales y disponía libre e incondicionadamente del patrimonio familiar, incluyendo las
adquisiciones que realizaban los filis o los serví, esto es, las personas que estaban bajo su
potestad o los esclavos.
Por ello cuando el pater famlias necesitaba ser representado en la celebración de un negocio,
se valía de los filis o de los serví, en cuanto los bienes o servicios adquiridos por estos
ingresaban directamente en el patrimonio del p a te r. No requerían más las necesidades de la
época, desde que los vínculos de sujeción paterna o dominial facilitaban la adquisición de
derechos por medio de otros y resultaban suficientes para el reducido tráfico de la vida social,
en ese momento histórico.
Nocion. ARTÍCULO 358.- Principio. Fuentes. Los actos jurídicos entre vivos pueden ser
celebrados por medio de representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean
otorgados por el titular del derecho.
La representación es voluntaria cuando resulta de un acto jurídico, es legal cuando resulta de
una regla de derecho, y es orgánica cuando resulta del estatuto de una persona jurídica. En las
relaciones de familia la representación se rige, en subsidio, por las disposiciones de este
Capítulo.
La representación es, ante todo, una institución autónoma, con individualidad jurídica propia,
que debe distinguirse de la relación que le sirve de causa o fuente. La fuente de la
representación puede residir en la ley o en la voluntad del interesado. La representación del
primer tipo se suele denominar "necesaria", para contraponerla a la segunda, llamada
"voluntaria", en cuanto tiene su origen en un acto jurídico del mismo interesado que confiere
el poder de representación.
En este orden de ideas, el Código Civil y Comercial prescribe que la representación es
voluntaria cuando resulta de un acto jurídico; y es legal cuando resulta de una regla de
derecho.
Representacion Directa. El representante sustituye o reemplaza entonces al representado en la
realización de un acto jurídico, obrando de modo abierto a nombre de este último.
Corresponde, pues, al representante la autoría del supuesto de hecho constitutivo del negocio,
pero los efectos de este se producen solamente para el representado. Desde el punto de vista
de tales efectos, el acto realizado por el representante se considera como un acto del
representado, el que asume la condición de parte del negocio, en cuanto las consecuencias de
este repercuten exclusiva y directamente en su esfera patrimonial.
La representación es, por tanto, la figura en que una persona, el representante, debidamente
investido de poder, celebra un acto jurídico en nombre de otra, el representado, sobre la cual
recaen exclusiva y directamente los efectos consiguientes.
Representacion Indirecta. Se puede actuar por cuenta ajena pero en nombre propio: son los
supuestos que se denominan "de representación indirecta, mediata o impropia" o bien "de
interposición gestoría". En tales hipótesis, el representante declara su voluntad propia con el
fin de producir un resultado que, en definitiva, debe atañer a la esfera jurídica ajena. Realiza así
un acto jurídico por cuenta de otro, pero desde el punto de vista exterior, el de los terceros con
los que se relaciona, ese carácter permanece oculto y dicha actividad no difiere de la que lleva
a cabo en su propio interés.

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Derecho Civil III Contratos

Efectos. ARTÍCULO 359.- Efectos. Los actos celebrados por el representante en nombre del
representado y en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efecto directamente para el representado.
Abuso de poder. Nocion. Han sido examinadas la hipótesis en las que, quien actúa en nombre
ajeno, lo hace sin poder o excediendo los límites de este. Diversos son los supuestos de abuso
del poder. En ellos, el representante actúa formalmente dentro de los límites del poder que se
le ha conferido, pero contrariando la finalidad de la representación, la que, por vía de regla, es
la tutela del interés del representado.
En estos casos de abuso del poder, los actos que el representante realiza en nombre del
representado no lo son en el interés de este, sino en beneficio de un interés contrastante, ya
sea del propio representante o de un tercero. Los supuestos de abuso del poder se dan, pues,
cuando el representante beneficia directamente a la otra parte a expensas del representado,
en connivencia o no con ella, es decir, contando o no con la complicidad de esta; o bien cuando
media un conflicto de intereses en el que la tutela del perteneciente al representante o la del
de un tercero, que también le ha sido confiada, exige el sacrificio del interés del representado

Contrato consigo mismo. ARTÍCULO 368.- Acto consigo mismo. Nadie puede, en representación
de otro, efectuar consigo mismo un acto jurídico, sea por cuenta propia o de un tercero, sin la
autorización del representado. Tampoco puede el representante, sin la conformidad del
representado, aplicar fondos o rentas obtenidos en ejercicio de la representación a sus propios
negocios, o a los ajenos confiados a su gestión.
El contrato consigo mismo, se trate del contrato que celebra el representante actuando como
tal por una parte y a título personal por la otra, o simultáneamente en calidad de
representante de las partes, por vía de regla, no está permitido. Solo se admite cuando existe
una autorización del representado.

Unidad V. Objeto, causa y Contenido


El Objeto. Toda relación jurídica requiere de un objeto, siendo también, por tanto, un elemento
esencial de todo contrato. Debe tratarse de una cosa o de un hecho, y reunir los requisitos
establecidos por los arts. 1003 a 1010. De esta manera, el objeto de los contratos debe ser:
 lícito,
 posible,
 determinado o determinable,
 susceptible de valoración económica y
 corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial.
Es importante hacer mención a que hay varias definiciones de que es el objeto del contrato.
Durante la vigencia del código de Velez, este era duramente criticado porque hablaba de que
las prestaciones, objeto del contrato, podían ser de dar, hacer o no hacer. Para muchos juristas
esto era equivocado ya que la prestación era objeto de las obligaciones y este no podía ser el
mismo que el del objeto. Por eso se dio inicio a distintas teorías: algunos autores han dicho que

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Derecho Civil III Contratos

el contrato no tenía objeto, solo tenía efectos; Para algunos el objeto de los contratos son las
cosas y los hechos, que es la posición que toma el nuevo código; Para Lorenzetti, el objeto de
los contratos, son las relaciones jurídicas que crea; Mosset iturraspe dijo que el objeto del
contrato es la operación jurídica considerada
Objetos prohibidos. Correlativamente con lo dispuesto en el art. 279 para el objeto de los
actos jurídicos, el art. 1004 establece que no pueden ser objeto de los contratos los hechos que
son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la
dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un
motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo
humano se aplican los arts. 17 y 56.
Determinación. Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados en su
especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si ésta puede ser
determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su
individualización.
Determinación por un tercero. Las partes pueden pactar que la determinación del objeto sea
efectuada por un tercero.
En caso de que el tercero:
-No realice la elección,
-Sea imposible o
-No haya observado los criterios expresamente establecidos por las partes o por los usos y
costumbres
Puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe tramitar por el procedimiento
más breve que prevea la legislación procesal.
Bienes inexistentes y futuros. Los bienes inexistentes y futuros pueden ser objeto de los
contratos. La promesa de transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir,
excepto que se trate de contratos aleatorios.
Bienes Ajenos. Los bienes ajenos también pueden ser objeto de los contratos. Si el que
promete transmitirlos garantizó el éxito de la promesa, y ésta no se cumple, está obligado a
indemnizar. Si no ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los
medios necesarios para que la prestación se realice y si, por su culpa, el bien no se transmite,
debe reparar los daños causados. El que ha contratado sobre bienes ajenos como propios
también es responsable de los daños si no hace entrega de ellos.
Bienes Litigiosos. Los bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser
objeto de los contratos, siempre que se declare ese carácter, y sin perjuicio de los derechos de
terceros. Quien de mala fe contrata sobre esos bienes como si estuviesen libres, debe reparar
los daños causados a la otra parte si ésta ha obrado de buena fe.
El Código Penal de la Nación considera casos especiales de defraudación y penaliza con el
delito de “estelionato” a quien “vendiere o gravare como bienes libres, los que fueren litigiosos
o estuvieren embargados o gravados; y el que vendiere, gravare o arrendare como propios,
bienes ajenos” (art. 173, inc. 9, del Código Penal).

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Derecho Civil III Contratos

Bienes sobre Herencia futura. La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni
tampoco pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares (art.
1010).
Contratos de larga duración. ARTÍCULO 1011. En los contratos de larga duración el tiempo es
esencial para el cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los efectos queridos por
las partes o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar.
Las partes deben ejercitar sus derechos conforme con un deber de colaboración, respetando la
reciprocidad de las obligaciones del contrato, considerada en relación a la duración total. La
parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad razonable de renegociar de
buena fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de los derechos.

La Causa.
Distinción entre causa y objeto. El objeto consiste en la materia sobre la que versa el acto, es
decir, es el aspecto objetivo del contrato se relaciona con los bienes, con los hechos. En
cambio, la causa es la finalidad buscada por las partes, ósea, la razón de ser del acto. Debe
existir una causa final como elemento de todo contrato.
Funciones asignadas a la noción de causa
Disposiciones generales. Se aplican a la causa de los contratos las disposiciones de la Sección
2ª, Capítulo 5, Título IV, Libro Primero de este Código. Se define a la causa como el fin
inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad de
las partes (art 281). También la integran los motivos exteriorizados cuando estos sean lícitos y
hayan sido incorporados en forma expresa o tácita, si esto fuese esencial para ambos
El artículo 282 regula la presunción de causa, aunque la misma no este expresada en el acto
mientras que no se pruebe lo contrario y aunque esta fuese falsa, en concordancia con el
artículo 1013. Si bien la existencia de la obligación o de la deuda, no se presume (art 727) una
vez acreditada la existencia de una obligación esta hace suponer que tiene razón de ser
legitima, ya que probando o demostrando un efecto es razonable inducir que se funda en
alguna causa aun cuando esta se mantenga en penumbras o bien oculta, en consecuencia la
prueba de que no existe causa o la causa ni por consiguiente la obligación es un resorte del
deudor (debe demostrar que no tiene causa). En todo de acuerdo con los principios que rigen
la carga de la prueba.
Necesidad. La causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración y
subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad,
adecuación o extinción del contrato. El CCC ratifica y jerarquiza el rol de la causa fin en su etapa
de formación (tratativa, personamiento del contrato) y también de ejecución (cumplimiento
del mismo), abriendo la posibilidad de plantear su frustración receptada en el art 1090 y así
despeja toda duda relativa al valor estructural de este elemento en la gestación,
perfeccionamiento y cumplimiento contractual y se supera lo que planteaba el CC en los 500 y
502. La nulidad, extinción o adecuación al negocio que carece de causa fin o la pierde esta
prevista en la norma y esto reafirma que la pervivencia del negocio juridico (que siga viviendo
el negocio juridico) solo se mantiene si está dotado de una causa licita, que es la que le otorga
el sentido y validez a ese negocio juridico.
Causa Falsa. Falsa causa. La causa constituye un requisito esencial de los actos jurídicos, su
falta importa la nulidad de estos.

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Derecho Civil III Contratos

Tradicionalmente se ha distinguido entre falta de causa y falsa causa. Si una persona contrae
una determinada obligación en razón de una causa cualquiera y luego resulta que no existe, se
trata de un caso de falsa causa. Pero puede ocurrir que en el título se exprese una cláusula que
no es verdadera, sino aparente que encubre otra real. Se trata del supuesto de causa simulada.
Si, en estas condiciones, la causa ostensible —esto es, la que figura en el título— no es
verdadera, pero la real u oculta existe y es lícita, el acto es igualmente válido. Lo simulado
puede estar tanto en el móvil, en el fin o en la fuente de la obligación. La obligación fundada en
falsa causa será válida siempre que la causa oculta sea lícita, carácter que debe reunir cualquier
acto jurídico por definición.

Causa ilícita. El contrato es nulo cuando:


a. su causa es contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres;
b. ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. El código aporta
claridad a las consecuencias derivadas del acto. Si sólo una de ellas ha obrado por un motivo
ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato frente a la otra, pero ésta puede
reclamar lo que ha dado, sin obligación de cumplir lo que ha ofrecido (se libera a la última de
cumplir con lo que ha ofrecido y aún no ha satisfecho y permitiéndole que reclame lo
entregado).
Cuando ambas partes han actuado por la fuerza determinante de movil ilícitos, no hay duda
que ataca su estructura, que no solamente debe ser lícita la causa. Cuando una sola de las
partes ha fundado su hacer en causa ilícita, la doctrina se divide con respecto a las
consecuencias.
Una primera postura sostiene que el vicio en la conducta de una de las partes no constituye
vicio del acto sino los casos en que el otro otorgante haya compartido el móvil ilícito o al
menos lo haya conocido
La otra postura que el acto reviste causa ilícita cuando la finalidad de cualquiera de los
otorgantes adolezca de este vicio, y aun cuando el otro contratante no haya participado en él,
lo cual sin embargo le permite al otro otorgante inocente pedir la declaración de nulidad, esa
es la postura del nuevo CCC.

Unidad VI. Forma de los contratos


Forma de los Contratos. La forma es el conjunto de solemnidades exigidas por la ley para la
formación de los actos jurídicos respecto de los cuales el contrato es una especie. El principio
general que rige en materia de contratos es el de la libertad de formas ya que “Solo son
formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada” (art. 1015).
En orden a la forma de los contratos, seguimos la clasificación enunciada al tratar sobre la
forma de los actos jurídicos, de donde surgen tres clases de formalidades:
a) Solemnidad absoluta. El recaudo de la forma impuesto por la ley o por la voluntad de las
partes se convierte en un elemento constitutivo del acto, esencial para su validez, por lo que la
omisión de la forma prescripta provoca la invalidez del acto jurídico. Tales son las donaciones
de cosas inmuebles, de muebles registrables y las de prestaciones periódicas o vitalicias (art.
1552).

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Derecho Civil III Contratos

b) Solemnidad relativa. Aquí la omisión de la forma impuesta por la ley acarrea la invalidez del
acto jurídico, por lo cual no produce los efectos que debía generar, pero -no obstante- produce
como consecuencia un efecto distinto, consistente en la obligación de cumplir la solemnidad
omitida, operándose la denominada “conversión” del acto. El acto pierde así sus efectos
propios pero, por conversión, el acto nulo, pasa a ser un acto jurídico distinto, tal como lo
dispone el art. 285. Se encuentran contemplados los supuestos del art. 1017 donde el negocio
se transforma en la obligación de otorgarlo según la forma impuesta en la ley. Deben ser
otorgados por escritura pública: a) los contratos que tienen por objeto la adquisición,
modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles (excepto los casos en que el acto
es realizado mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa); b) los
contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles; c) todos los
actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública; d) los demás
contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en escritura
pública.
Se considera subasta pública a la venta realizada mediante remate, por orden judicial. La
subasta administrativa es la que realiza un ente oficial, sin trámite judicial que es asimilable a la
subasta judicial.
Por lo tanto, si alguien pretende vender un inmueble utilizando como instrumento un boleto
de compraventa privado, está realizando un contrato válido que lo obliga a otorgar escritura
pública a fin de integrar el acto jurídico complejo, para cuya conclusión la ley impone el
cumplimiento de esa formalidad. La nulidad del contrato de compraventa no implica la nulidad
del boleto. De ahí que el otorgamiento pendiente de un instrumento previsto como formalidad
solemne relativa constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una forma
bajo sanción de nulidad. En este caso si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo
hace en su representación, siempre que las contraprestaciones estén cumplidas, o fuera
asegurado su cumplimiento (art. 1018).
c) Formalidad simple o no solemne. En este tipo de actos la forma se exige “ad probationem”.
Los actos adquieren relieve cualquiera sea la forma en que se los otorgue, pero no se los puede
probar si no se exhibe la forma o instrumento exigido por la ley o por las partes. Están
incluidos: los contratos que sea de uso instrumentar, los que no pueden ser probados
exclusivamente por testigos (art. 1019), las donaciones no incluidas en el art. 1552, etc.
Por otro lado, la formalidad exigida para la celebración del contrato rige también para las
modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen solamente sobre
estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista disposición legal en contrario (art. 1016).
Modificaciones al contrato. La formalidad exigida para la celebración del contrato rige
también para las modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen
solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista disposición legal en
contrario.
Exigencia de forma escrita:
Contratos que deben ser otorgados por escritura pública:
o Los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de
derechos reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado
mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa; este artículo viene del
1184 del CC.

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Derecho Civil III Contratos

o Los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;
o Todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública;
referencia al artículo 1016
o Los demás contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser
otorgados en escritura pública. No es taxativo, es otro tipo de contrato formal.

Otorgamiento pendiente del instrumento. (Art 1018) El otorgamiento pendiente de un


instrumento previsto constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una
forma bajo sanción de nulidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en
su representación, siempre que las contraprestaciones estén cumplidas, o sea asegurado su
cumplimiento. Genera una obligación de hacer, que es el compromiso de volcar ese acto en la
forma prevista de la ley.
Contratos que conllevan la pena de nulidad si no siguen las formalidades que exige la ley:
Forma. Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad:
• Las donaciones de cosas inmuebles,
• Las de cosas muebles registrables y
• Las de prestaciones periódicas o vitalicias (una persona se obliga a pagarle una suma de
dinero a otra de manera periódica, sin retribución alguna)
Demanda por escrituración. La posibilidad de ejecución específica de la promesa de contratar,
fue admitida por la jurisprudencia durante la vigencia del Código de Vélez, en relación con el
boleto de compraventa. Se aceptó que en la ejecución de la sentencia de condena en juicio en
que se demandaba la escrituración, podía el juez firmar la escritura si no lo hacía el obligado.
Esa doctrina, que se impuso de manera unánime, contó con el aval que significó el art. 146 de
la Ley de Concursos y Quiebras. La solución ha sido expresamente adoptada, de modo
genérico, por el Código Civil y Comercial en el art. 1018.

Unidad VII. Prueba de los contratos


Prueba de los Contratos. Es aplicable todo lo relativo a la prueba de los actos jurídicos. El art.
1019 establece que los contratos “pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar
a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que disponen
las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio especial. Los contratos
que sea de uso instrumentar no pueden ser probados exclusivamente por testigos”. A su vez, y
con referencia a la prueba de los contratos formales, el art. 1020 dispone que “Los contratos en
los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser probados por otros
medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido
cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra
parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del
contrato”.
Medios de prueba: aquellas pruebas que se pueden acercar a un juicio. Recursos probatorios.
Se usan para acreditar el contrato ante el juez. Ej: documentos privados firmados y no
firmados, tickets, instrumentos públicos, escrituras públicas. También es un medio de prueba

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Derecho Civil III Contratos

los testigos (terceros ajenos a un pleito, que presenciaron con sus sentidos alguna situación
importante). Es importante también la prueba pericial (peritos que son avezadas en distintas
áreas). También están las pruebas relativas a telegramas, cartas documentos, pruebas virtuales
o informáticas, los envíos que se hacen por esa vía. Previstos en la legislación de forma.
Modos de prueba: cómo se van a realizar esas probanzas, es decir, como se organizan dichas
pruebas. Es una actividad propia del derecho procesal y de los códigos de procedimiento
(regulan los modos de prueba). Ej: en caso de testigos, no tendrían que ser inhábiles
(parientes, amigos cercanos, interés en el pleito, citados antes de la audiencia, etc.)
Los contratos NO formales tienen la capacidad de ser probados por cualquier medio de prueba:
testigo, sube, etc.
La prueba y la forma está muy enraizada, pero no es lo mismo la prueba de un contrato no
formal que de la prueba de un contrato formal. La regla dice los contratos formales deben ser
probados acompañando la solemnidad que establece la ley. Pero tiene 3 excepciones, que
deben ser acreditadas no solo esbozadas:
-Imposibilidad de obtener la prueba prevista por la ley (hubo una circunstancia fáctica que
impide a las partes otorgar la formalidad que exige la ley)
-Principio de prueba instrumental (el CC hablaba de principio de prueba por escrito): principio
no prueba escrita, no se tiene la misma.
-Principio de ejecución del contrato: se acredita que el contrato empezó a cumplirse. Ej: un
inquilino que ya empieza a ocupar la casa que alquila pero no tiene contrato, pero si los recibos
de pago.
Acreditadas estas excepciones puede probar el contrato si no es por estas, puede ser por
cualquiera.
Relación entre forma y prueba. Prueba de los contratos formales.
Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser
probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de
haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de
ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra
parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil (no hay certeza) la
existencia del contrato.
Supuestos:
a. Cuando existe imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad: lo
que puede darse en caso de mediar destrucción, sustracción o extravío del instrumento, o
también, de darse algún supuesto invencible de acceso al documento.
b. Si existe principio de prueba instrumental: lo que ocurre, por ejemplo, si quien sostiene la
existencia del contrato presenta facturas, recibos, remitos, cartas de porte, constancias de
transferencias bancarias o cualquier otro tipo de instrumento que tendría su origen en la
existencia del vínculo contractual invocado, sin perjuicio de que ellos permitan tener por
corroborado también el comienzo de ejecución. Puede tratarse de instrumentos públicos,
privados o particulares no firmados y constar en soporte papel o tratarse de documentos
electrónicos (art. 287 CCyC).

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Derecho Civil III Contratos

c. Si existe comienzo de ejecución: se verifica cuando se corrobora la realización de


determinadas prestaciones que pueden considerarse comprendidas en las obligaciones
generadas por el vínculo contractual invocado y no en otro existente entre las partes; de modo
tal que no habrían tenido lugar de no haber mediado la celebración del contrato que se quiere
probar.

Unidad VIII. Efectos de los contratos


Efecto entre partes. Efecto relativo. El principio general es que los contratos sólo producen
efectos respecto de las partes y los sucesores de las partes, y no respecto de los terceros que
no intervienen en él, es decir que sus efectos son relativos. Así lo establece el art. 1021 según
el cual “El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes; no lo tiene con respecto a
terceros, excepto en los casos previstos por la ley”, mientras que el art. 1022 agrega: “El
contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terceros, ni los terceros tienen derecho a
invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones que éstas no han convenido, excepto
disposición legal”.

Se considera parte del contrato a quien: a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en
interés ajeno; b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés; c)
manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un
agente sin representación (art. 1023).
Efecto con relacion a los sucesores universales y particulares.c Los efectos del contrato se
extienden, activa y pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que
de él nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la
naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley (art. 1024).
En consecuencia el contrato no produce efectos respecto de los sucesores universales: a) Si se
trata de obligaciones “intuitu personae”; b) Cuando la ley impide la transmisión (caso del
“pacto de preferencia” en la compraventa, art. 1165, o de la muerte del mandante o del
mandatario, art. 1329); c) Cuando las partes han convenido la intransmisibilidad; d) Cuando la
transmisión es contraria a la naturaleza misma del contrato (contrato de constitución de
usufructo, cuyos efectos terminan con la muerte del usufructuario, art. 2140).
Sucesor universal es el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de otro; sucesor
singular el que recibe un derecho o un bien en particular (art. 400).

Obligaciones Ambulatorias o propter rem. Son obligaciones que presentan características


especiales caracterizadas por corresponder a quien detenta una relación de señorío sobre una
cosa que nacen, se desplazan y se extinguen con dicha relación de señorío. Así, si se transmite
la cosa, la obligación sigue a dicha cosa pesando sobre el nuevo propietario y liberándose el
anterior titular.

Efectos con relación a terceros.

Incorporación de terceros al contrato. La incorporación de terceros al contrato puede resultar


de diversas figuras: el contrato a nombre de tercero, la promesa del hecho de un tercero y la
estipulación a favor de un tercero. A su vez, el concepto de “tercero” es negativo: tercero es
quien no es parte, ya sea de un acto o de un contrato.

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Derecho Civil III Contratos

EFECTOS CON RELACION A TERCEROS


Quien contrata a nombre de un tercero sólo lo obliga si ejerce su
representación.
A falta de representación suficiente el contrato es ineficaz.
Contratació
La ratificación expresa o tácita del tercero suple la falta de representación; la
n a nombre
ejecución implica ratificación tácita.
de tercero
Alguien contrata por otro, pero careciendo de la debida representación.
La ejecución del contrato del tercero, cuando no hay representación implica la
ratificación tacita.
Quien promete el hecho de un tercero queda obligado a hacer lo
razonablemente necesario para que el tercer acepte la promesa. Si ha
Promesa del garantizado (garantía) que la promesa sea aceptada, queda obligado a
hecho de obtenerla y responde personalmente en caso de negativa del tercero.
tercero Quien contrata se compromete a tener una determinada conducta de un
tercero ajeno al contrato, sea por la aceptación del tercero o sea por el
efectivo cumplimiento de la prestación por este.
Si el contrato contiene una estipulación a favor de un tercero beneficiario,
determinado o determinable, el promitente le confiere los derechos o
facultades resultantes de lo que ha convenido con el estipulante.
El estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la aceptación
del tercero beneficiario; pero no puede hacerlo sin la conformidad del
promitente si éste tiene interés en que sea mantenida.
Estipulación El tercero aceptante obtiene directamente los derechos y las facultades
a favor de resultantes de la estipulación a su favor.
tercero. Las facultades del tercero beneficiario de aceptar la estipulación, y de
prevalerse de ella (lograrla) luego de haberla aceptado, no se transmiten a sus
herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo autorice.
La estipulación es de interpretación restrictiva.
Existe cuando las partes del contrato han convenido una ventaja a favor de un
tercero ajeno a ella, quien puede aceptarla antes de que sea revocada y
obtener su cumplimiento.

Contrato para persona a designar. Cualquier parte puede reservarse la facultad de designar
ulteriormente a un tercero para que asuma su posición contractual, excepto si el contrato no
puede ser celebrado por medio de representante, o la determinación de los sujetos es
indispensable. La asunción de la posición contractual se produce con efectos retroactivos a la
fecha del contrato, cuando el tercero acepta la nominación y su aceptación es comunicada a la
parte que no hizo la reserva. Esta comunicación debe revestir la misma forma que el contrato,
y ser efectuada dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los quince días desde su
celebración. Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato produce efectos entre las
partes. Las partes incluyen en el contrato una estipulación por la cual una o cualquiera de ellas,
se reserva la facultad de designar ulteriormente a un tercero para que asuma su posición
contractual. Ej: compras en comisión en las cuales el contratante tiene derecho a individualizar
a su comitente con posterioridad

Contrato por cuenta de quien corresponda. El contrato celebrado por cuenta de quien
corresponda queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición
contractual cuando se produce el hecho que lo determina como beneficiario del contrato. En
este tipo de contrato tiene el sujeto en blanco, porque se lo celebra en interés de un tercero
que esta indeterminado. Y cuya determinación se hará posteriormente. Este tipo de contrato es

45
Derecho Civil III Contratos

representativo porque el celebrante no contrata en interés propio, sino que actúa en interés de
un tercero.

Contrato para persona a designar. ARTÍCULO 1029. Cualquier parte puede reservarse la
facultad de designar ulteriormente a un tercero para que asuma su posición contractual,
excepto si el contrato no puede ser celebrado por medio de representante, o la determinación
de los sujetos es indispensable. La asunción de la posición contractual se produce con efectos
retroactivos a la fecha del contrato, cuando el tercero acepta la nominación y su aceptación es
comunicada a la parte que no hizo la reserva. Esta comunicación debe revestir la misma forma
que el contrato, y ser efectuada dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los
quince días desde su celebración. Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato
produce efectos entre las partes.

El contrato para persona a designar tiene lugar cuando uno de los contratantes, el estipulante,
se reserva el derecho o la facultad de designar, dentro de un plazo establecido, a quien ocupará
luego su posición contractual en el negocio. Este contrato carecía de regulación en el orden
normativo previo a la sanción de este Código.
Suele ser un recurso empleado por intermediarios, quienes actúan en nombre e interés
propios, de especial uso en operaciones de compraventa de inmuebles y de automotores—las
denominadas compras “en comisión”—, quienes adquieren un bien sin satisfacer los recaudos
formales específicos, que completarán una vez que encuentren un comprador al que adjudicar
la cosa.
Contrato por cuenta de quien corresponda. ARTÍCULO 1030. El contrato celebrado por cuenta
de quien corresponda queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la
posición contractual cuando se produce el hecho que lo determina como beneficiario del
contrato.

El contrato por cuenta de quien corresponda es un contrato representativo, de habitual empleo


en el ámbito comercial, en el que el celebrante no actúa en interés propio, por lo que no es
parte, sino ajeno.

Se da en casos en los que el contratante se encuentra en la necesidad de tener que contratar


sobre cosas de las que es tenedor, para luego identificar a quien resulte ser el dueño de ellas.

Unidad IX. Efectos particulares de los contratos.


Suspensión del cumplimiento. En los contratos bilaterales, cuando las partes deben cumplir
simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de la prestación, hasta que la
otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión puede ser deducida judicialmente como acción o
como excepción. Si la prestación es a favor de varios interesados, puede suspenderse la parte
debida a cada uno hasta la ejecución completa de la contraprestación (art. 1031).
Fuerza Mayor. ARTÍCULO 955.- Definición. La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y
definitiva de la prestación, producida por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación,
sin responsabilidad.
Regimen y casos de aplicación. Para que proceda la suspensión del cumplimiento se requiere:

46
Derecho Civil III Contratos

1. que se trate de un contrato bilateral (art. 966 CCyC); y

2. que el cumplimiento de las prestaciones a cargo de cada una de las partes deba producirse
en forma simultánea; por lo que la previsión no resulta de aplicación en los casos de
contraprestaciones sucesivas.

El planteo de la suspensión puede hacerse en forma extrajudicial o judicial —lo que se deriva
del empleo del “puede” en su redacción—, supuesto en el que podrá articularse por vía de
acción o de excepción dilatoria, con efectividad hasta que la parte eventualmente remisa dé
cumplimiento u ofrezca seriamente cumplir.

En el supuesto de existir una pluralidad de interesados en el cumplimiento de una prestación,


puede suspenderse el cumplimiento de la parte debida a cada uno hasta tanto se haya
ejecutado completamente la contraprestación; ello, claro está, en caso de tratarse de
obligaciones de prestación divisible. En caso de ser la prestación indivisible (art. 815 CCyC), la
suspensión operará por entero contra cualquiera de los acreedores, en razón de la naturaleza
de la obligación.

Tutela preventiva. Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus derechos
sufriesen una grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo
significativo en su aptitud para cumplir, o en su solvencia. La suspensión queda sin efecto
cuando la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que el cumplimiento será realizado
(art. 1032).
Seña, señal o arras. Con frecuencia en algunos contratos se entrega una “seña”, “señal” o
“arras” para asegurar su cumplimiento o su perfeccionamiento, ya que no hay ejecución
inmediata de las obligaciones emergentes del mismo. Como principio general la seña debe ser
entendida como confirmatoria del contrato, es decir, orientada a reforzar el cumplimiento de
las obligaciones, a cuenta del precio total y en signo de ratificación del contrato. Sin embargo,
puede ocurrir que las partes pacten la posibilidad de “arrepentimiento”. En este último caso, la
seña posibilita la resolución o extinción inmediata del contrato, presentando características
singulares ya que si quien dio la seña se arrepiente de la operación pierde lo que ha entregado,
pero si quien frustra el contrato es el que recibió la seña, debe devolver el doble de su valor. Así
lo estipula el art. 1059: “La entrega de señal o arras se interpreta como confirmatoria del acto,
excepto que las partes convengan la facultad de arrepentirse; en tal caso, quien entregó la
señal la pierde en beneficio de la otra, y quien la recibió, debe restituirla doblada”. Los daños
derivados del arrepentimiento se limitan al monto de la seña.
Como señal o arras pueden entregarse dinero o cosas muebles. Si la seña es de la misma
especie que lo que debe darse por el contrato, lo dado en seña se tiene como parte de la
prestación si el contrato se cumple; pero no si ella es de diferente especie o si la obligación es
de hacer o no hacer (art. 1060).
Cláusula "como seña y a cuenta De precio". En los boletos de compraventa es muy frecuente
la constancia de que el comprador entrega una suma como seña y a cuenta de precio. La
cláusula como seña y a cuenta de precio tiene una doble función sucesiva: como seña si el
contrato no se cumple y como tal permite el arrepentimiento; a cuenta de precio en caso de
cumplimiento. En otras palabras, esta cláusula no importa ninguna diferencia con la
estipulación lisa y llana de una seña. Nos parece un criterio acertado. Al expresar que la suma
se entrega también a cuenta de precio, no se hace sino mencionar uno de los efectos normales
de la seña; en el fondo, no es sino una redundancia, pero de ella no se podría extraer la

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Derecho Civil III Contratos

conclusión de que se ha renunciado al derecho de arrepentimiento. En cambio, si el contrato


dijera solamente que la suma de dinero se entrega a cuenta de precio, el arrepentimiento sería
imposible, porque no hay seña.
Obligacion de saneamiento.
Sujetos responsables. Están obligados al saneamiento: a) el transmitente de bienes a título
oneroso; b) quien ha dividido bienes con otros; c) los respectivos antecesores, si han efectuado
la correspondiente transferencia a título oneroso (art. 1033).
Garantias comprendidas en la obligación de saneamiento. El obligado al saneamiento
garantiza por evicción y por vicios ocultos, sin perjuicio de las normas especiales (art. 1034).
La responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido estipulada por las partes. Estas
pueden aumentarla, disminuirla o suprimirla, sin perjuicio de la interpretación restrictiva de
este tipo de cláusulas (arts. 1036 y 1037). No obstante, Las cláusulas sobre supresión o
disminución de la responsabilidad por saneamiento son nulas y por tanto se tienen por no
convenidas en los siguientes casos: a) si el enajenante conoció, o debió conocer el peligro de
evicción, o la existencia de vicios; b) si el enajenante actúa profesionalmente en la actividad a
la que corresponde la enajenación, a menos que el adquirente también se desempeñe
profesionalmente en esa actividad (art. 1038).
Responsabilidad por saneamiento. El acreedor de la obligación de saneamiento tiene derecho
a optar entre: a) reclamar el saneamiento del título o la subsanación de los vicios; b) reclamar
un bien equivalente, si es fungible; c) declarar la resolución del contrato, excepto en los casos
previstos por los artículos 1050 y 1057 (art. 1039).
Responsabilidad por daños. También tiene derecho a la reparación de los daños en los casos
anteriores, excepto: a) si el adquirente conoció, o pudo conocer el peligro de la evicción o la
existencia de vicios; b) si el enajenante no conoció, ni pudo conocer el peligro de la evicción o
la existencia de vicios; c) si la transmisión fue hecha a riesgo del adquirente; d) si la adquisición
resulta de una subasta judicial o administrativa. La exención de responsabilidad por daños
prevista en los incisos a) y b) no puede invocarse por el enajenante que actúa
profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación, a menos que el
adquirente también se desempeñe profesionalmente en esa actividad (art. 1040). El obligado al
saneamiento no puede invocar su ignorancia o error, excepto estipulación en contrario (art.
1043).
Adquisición a título gratuito. El adquirente a título gratuito puede ejercer en su provecho las
acciones de responsabilidad por saneamiento correspondientes a sus antecesores. Responde
cuando expresamente asumió esa obligación;
Ej: -Si la donación se hizo de mala fe, lo que ocurre cuando el donante sabía que la cosa donada
no era suya, ignorándolo el donatario; -Si la evicción se produce por causa del donante y Si se
trata de una donación mutua, remuneratoria o con cargo, supuestos en los que el donante
deberá indemnizar al donatario los gastos en los que este hubiera incurrido con motivo de la
donación, más los daños, si se trata de una evicción por hecho sobreviniente imputable al
donante; -En el caso de los vicios ocultos, el donante solo responde si de su parte hubo dolo,
debiendo también resarcir los daños que hubiere causado al donatario.
Disponibilidad. La responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido estipulada por
las partes.
Éstas pueden:

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Derecho Civil III Contratos

-Aumentarla,
-Disminuirla o
-Suprimirla
La responsabilidad por saneamiento resulta un elemento natural de los contratos a los que se
aplica
Interpretación de la supresión y de la disminución de la responsabilidad por saneamiento.
Las cláusulas de supresión y disminución de la responsabilidad por saneamiento son de
interpretación restrictiva.
Casos en los que se las tiene por no convenidas. La supresión y la disminución de la
responsabilidad por saneamiento se tienen por no convenidas en los siguientes casos:
a. si el enajenante conoció, o debió conocer el peligro de evicción, o la existencia de vicios; No
se puede establecer una cláusula que dicte que no se va a responder por un vicio oculto, si la
parte actúa de mala fe conociendo el desperfecto
b. si el enajenante actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación
(relación de consumo), a menos que el adquirente también se desempeñe profesionalmente
en esa actividad.
Las partes pueden pactar los límites de responsabilidad, en cualquier relación. Menos las de
consumo.
Pluralidad de bienes. En los casos en que la responsabilidad por saneamiento resulta de la
enajenación de varios bienes se aplican las siguientes reglas:
o Si fueron enajenados como conjunto, es indivisible;
o Si fueron enajenados separadamente, es divisible, aunque haya habido una
contraprestación única.
En su caso, rigen las disposiciones aplicables a las cosas accesorias.
Pluralidad de sujetos. Quienes tienen responsabilidad por saneamiento en virtud de
enajenaciones sucesivas son obligados concurrentes. Si el bien ha sido enajenado
simultáneamente por varios copropietarios, éstos sólo responden en proporción a su cuota
parte indivisa, excepto que se haya pactado su solidaridad.
Ignorancia o error. El obligado al saneamiento no puede invocar su ignorancia o error, excepto
estipulación en contrario.
Responsabilidad por evicción. ARTÍCULO 1044.- Contenido de la responsabilidad por evicción.
La responsabilidad por evicción asegura la existencia y la legitimidad del derecho transmitido, y
se extiende a:
a. toda turbación de derecho, total o parcial, que recae sobre el bien, por causa anterior o
contemporánea a la adquisición;
b. los reclamos de terceros fundados en derechos resultantes de la propiedad intelectual o
industrial, excepto si el enajenante se ajustó a especificaciones suministradas por el adquirente;
c. las turbaciones de hecho causadas por el transmitente.
Noción. La garantía de evicción es la que debe toda persona que transmite un derecho o una
cosa a título oneroso y que luego de la transmisión, y por una causa anterior a ella, el

49
Derecho Civil III Contratos

adquirente se ve privado en todo o en parte del uso o goce de la cosa o derecho, en virtud de
una sentencia judicial que declara un mejor derecho de un tercero sobre la cosa transmitida.
Tal garantía se traduce en el pago de indemnizaciones en favor del damnificado.
Exclusiones. La responsabilidad por evicción no comprende: a) las turbaciones de hecho
causadas por terceros ajenos al transmitente; b) las turbaciones de derecho provenientes de
una disposición legal; c) la evicción resultante de un derecho de origen anterior a la
transferencia, y consolidado posteriormente. Sin embargo, el tribunal puede apartarse de esta
disposición si hay un desequilibrio económico desproporcionado (art. 1045).
Citación por evicción. Si un tercero demanda al adquirente en un proceso del que pueda
resultar la evicción de la cosa, el garante citado a juicio debe comparecer en los términos de la
ley de procedimientos. El adquirente puede seguir actuando en el proceso.

Gastos de defensa. ARTÍCULO 1047. El garante debe pagar al adquirente los gastos que éste ha
afrontado para la defensa de sus derechos. Sin embargo, el adquirente no puede cobrarlos, ni
efectuar ningún otro reclamo si:

a. no citó al garante al proceso;

b. citó al garante, y aunque éste se allanó, continuó con la defensa y fue vencido.

Cesación de la responsabilidad. ARTÍCULO 1048. En los casos en que se promueve el proceso


judicial, la responsabilidad por evicción cesa:

a. si el adquirente no cita al garante, o lo hace después de vencido el plazo que establece la ley
procesal;

b. si el garante no comparece al proceso judicial, y el adquirente, actuando de mala fe, no


opone las defensas pertinentes, no las sostiene, o no interpone o no prosigue los recursos
ordinarios de que dispone contra el fallo desfavorable;

c. si el adquirente se allana a la demanda sin la conformidad del garante; o somete la cuestión


a arbitraje y el laudo le es desfavorable.

Sin embargo, la responsabilidad subsiste si el adquirente prueba que, por no haber existido
oposición justa que hacer al derecho del vencedor, la citación oportuna del garante por
evicción, o la interposición o sustanciación de los recursos, eran inútiles; o que el allanamiento
o el laudo desfavorable son ajustados a derecho.

Regimen de las acciones. ARTÍCULO 1049. El acreedor de la responsabilidad dispone del


derecho a declarar la resolución:
a. si los defectos en el título afectan el valor del bien a tal extremo que, de haberlos conocido, el
adquirente no lo habría adquirido, o su contraprestación habría sido significativamente menor;
b. si una sentencia o un laudo produce la evicción.
Prescripcion adquisitiva. ARTÍCULO 1050. Cuando el derecho del adquirente se sanea por el
transcurso del plazo de prescripción adquisitiva, se extingue la responsabilidad por evicción.

Responsabilidad por vicios ocultos. Son los defectos ocultos de la cosa adquirida a título
oneroso preexistentes a la adquisición que tornan impropio su destino o dificultan su uso o
goce, de suerte tal que de haberlo sabido el adquirente, no la habría adquirido, o habría dado
un menor precio por ella.

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Derecho Civil III Contratos

Contenido de la responsabilidad por vicios ocultos. La responsabilidad por defectos ocultos se


extiende: a) a los defectos no comprendidos en las exclusiones del artículo 1053; b) a los vicios
redhibitorios, considerándose tales los defectos que hacen a la cosa impropia para su destino
por razones estructurales o funcionales, o disminuyen su utilidad a tal extremo que, de
haberlos conocido, el adquirente no la habría adquirido, o su contraprestación hubiese sido
significativamente menor (art. 1051).
Ampliación convencional de la garantía. Se considera que un defecto es vicio redhibitorio: a) si
lo estipulan las partes con referencia a ciertos defectos específicos, aunque el adquirente
debiera haberlos conocido; b) si el enajenante garantiza la inexistencia de defectos, o cierta
calidad de la cosa transmitida, aunque el adquirente debiera haber conocido el defecto o la
falta de calidad; c) si el que interviene en la fabricación o en la comercialización de la cosa
otorga garantías especiales. Sin embargo, excepto estipulación en contrario, el adquirente
puede optar por ejercer los derechos resultantes de la garantía conforme a los términos en que
fue otorgada (art. 1052).
Exclusiones. La responsabilidad por defectos ocultos no comprende: a) los defectos del bien
que el adquirente conoció, o debió haber conocido mediante un examen adecuado a las
circunstancias del caso al momento de la adquisición, excepto que haya hecho reserva expresa
respecto de aquéllos. Si reviste características especiales de complejidad, y la posibilidad de
conocer el defecto requiere cierta preparación científica o técnica, para determinar esa
posibilidad se aplican los usos del lugar de entrega; b) los defectos del bien que no existían al
tiempo de la adquisición. La prueba de su existencia incumbe al adquirente, excepto si el
transmitente actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la transmisión (art.
1053).
Ejercicio de la responsabilidad por defectos ocultos. El adquirente tiene la carga de denunciar
expresamente la existencia del defecto oculto al garante dentro de los 60 días de haberse
manifestado. Si el defecto se manifiesta gradualmente, el plazo se cuenta desde que el
adquirente pudo advertirlo. El incumplimiento de esta carga extingue la responsabilidad por
defectos ocultos, excepto que el enajenante haya conocido o debido conocer, la existencia de
los defectos (art. 1054).
Caducidad de la garantía por defectos ocultos. La responsabilidad por defectos ocultos caduca:
a) si la cosa es inmueble, cuando transcurren 3 años desde que la recibió; b) si la cosa es
mueble, cuando transcurren 6 meses desde que la recibió o puso en funcionamiento. Estos
plazos pueden ser aumentados convencionalmente. La prescripción de la acción es de un (1)
año conforme al art. 2564 inc. a) (art. 1055).
Regimen de las acciónes. El acreedor de la garantía dispone del derecho a declarar la
resolución del contrato: a) si se trata de un vicio redhibitorio; b) si medió una ampliación
convencional de la garantía.
Defecto subsanable. El adquirente no tiene derecho a resolver el contrato si el defecto es
subsanable, el garante ofrece subsanarlo y él no lo acepta. Queda a salvo la reparación de
daños (art. 1057).
Pérdida o deterioro de la cosa. Si la cosa perece total o parcialmente a causa de sus defectos,
el garante soporta su pérdida (art. 1058).
En suma; todo el que transfiere el dominio de una cosa por título oneroso, debe garantía por
los vicios ocultos que contenga. Es lógico que así sea pues, cuando dos personas contratan
sobre una cosa, debe entenderse que lo hacen teniendo en consideración su estado aparente y

51
Derecho Civil III Contratos

las cualidades que normalmente tienen los objetos de esa especie y calidad. Entonces, si luego
resulta que el bien tenía un vicio o defecto oculto, la lealtad que debe presidir las relaciones
contractuales obliga al enajenante a responder por el perjuicio ocasionado. Se trata de una
garantía que la ley reconoce a todo adquirente a título oneroso para ponerse a cubierto de
sorpresas desagradables y para brindar una mayor seguridad en los negocios jurídicos. De ahí
que tal garantía es debida inclusive por el enajenante de buena fe que desconocía los vicios; a
tal punto que se ha concluido que –en esa hipótesis- estaríamos según Borda ante un supuesto
de responsabilidad contractual sin culpa.

Unidad X. Interpretación de los contratos. Calificación. Integración


Interpretación. Concepto. La interpretación es la actividad dirigida a obtener la significación de
una norma

Interpretación de la ley. La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus
finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos
humanos, los principios y los valores jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento.

Interpretación del contrato. Por aplicación del principio establecido en el art. 1061 “El contrato
debe interpretarse conforme a la intención común de las partes y al principio de la buena fe”,
lo que concuerda con la regla del art. 961 en cuanto a que los contratos deben celebrarse,
interpretarse y ejecutarse de buena fe.

Los distintos sistemas doctrinarios de interpretación y su aplicación a los contratos.

 Doctrina tradicional. Ha tenido su origen en el derecho romano y ha pasado a las legislaciones


antiguas y modernas. Se sustenta en tres principios fundamentales: la convención es obra de la
voluntad común de las partes y por consiguiente es preciso atenerse ante todo a la intención
de ellas; los términos deben interpretarse según el uso común en los negocios jurídicos, a
menos que de las circunstancias y antecedentes del caso resulte evidente que se utilizó el
termino con un significado diferente; las clausulas dudosas se interpretan en favor del deudor,
porque es a quien se les restringen sus derechos o libertades por el acuerdo de voluntades.
 Doctrina moderna. Tiende, como regla básica de interpretación, a lo que es usual en el
comercio y a lo que normalmente se hace en los negocios jurídicos, teniendo siempre en
cuenta las circunstancias del caso; De acuerdo a Salvat es un criterio mas objetivo y realista

Soluciones al problema hermenéutico.

Tipos de interpretación.

 Autentica. Es aquella que emana de las partes mismas, surge de sus palabras y de sus hechos
 Doctrinaria. Que es emitida por los juristas con fuerza moral científica y que generalmente
influye en la opinión de los jueces
 Judicial. Realizada por los tribunales cuando la cuestión se plantea ante ellos y pone fin a la
cuestión que es debatida, siendo en realidad los últimos interpretes

Métodos de interpretación.

Método Gramatical. Es probablemente el más antiguo. Consiste en atenerse a las palabras del
texto escrito de la ley, pero hay que señalar que el interés del jurista no puede detenerse en la

52
Derecho Civil III Contratos

consideración de la palabra en sí, sino que se la debe tomar para comprender la conducta de
las partes, y no aisladamente sino en su contexto que estaría dado por todo el acuerdo de
voluntades y legislación.

Método Lógico. Pretende desentrañar por medio del razonamiento el pensamiento real,
psicológico, del autor.

Método Dogmático. En contraposición del método lógico, considera el texto como sustento de
significaciones objetivas, desprendidas del autor que las formulo y capaces de ir suministrando
soluciones según las circunstancias y maneras de como se actua; La costumbre es la fuente
primaria del derecho.

Medios y criterios de interpretación. Los medios son elementos atinentes al caso concreto y
los criterios de interpretación son principios que trascienden el caso especifico y que el
interprete infiere de la experiencia común y de la conciencia social.

Interpretacion de los contratos en el derecho argentino. La buena fe en la interpretación de


los contratos. El contrato debe ser celebrado, interpretado y ejecutado “de buena fe” (arts. 961
y 1061), y el ordenamiento jurídico exige este comportamiento no sólo porque descalifica las
conductas deshonestas (engaño, defraudación, etc.), sino también en cuanto propugna prestar
al prójimo lo indispensable para una fraterna convivencia (deberes de diligencia, de esmero, de
cooperación, etc.), es decir, que “impone al sujeto ciertas conductas positivas, por lo cual es
insuficiente que no haya actuado con mala fe”

Intencion Comun. ARTÍCULO 1061. El contrato debe interpretarse conforme a la intención


común de las partes y al principio de la buena fe.

Interpretacion Restrictiva. ARTÍCULO 1062. Cuando por disposición legal o convencional se


establece expresamente una interpretación restrictiva, debe estarse a la literalidad de los
términos utilizados al manifestar la voluntad. Este artículo no es aplicable a las obligaciones del
predisponente y del proveedor en los contratos por adhesión y en los de consumo,
respectivamente.

Significado de las palabras. ARTÍCULO 1063. Las palabras empleadas en el contrato deben
entenderse en el sentido que les da el uso general, excepto que tengan un significado específico
que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y prácticas del lugar de celebración
conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato. Se aplican iguales reglas
a las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consentimiento se manifiesta.

Interpretación contextual. ARTÍCULO 1064. Las cláusulas del contrato se interpretan las unas
por medio de las otras, y atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto.

De acuerdo al principio de interpretación contextual, el texto de un contrato se considera


elaborado con un criterio uniforme, que asigna similar significado a la misma palabra o
expresión, en las distintas cláusulas en las que ella es empleada. La norma responde a una
necesidad de orden práctico: dar solución a los problemas de interpretación que puedan darse
al intentar establecer el alcance y sentido de un término en una cláusula de un contrato,
estableciendo que este puede ser determinado por medio de la utilización clara en un sentido
que de él se haya hecho en otra cláusula del mismo contrato.

Fuentes de interpretación. ARTÍCULO 1065. Cuando el significado de las palabras interpretado


contextualmente no es suficiente, se deben tomar en consideración:

53
Derecho Civil III Contratos

a. las circunstancias en que se celebró, incluyendo las negociaciones preliminares;

b. la conducta de las partes, incluso la posterior a su celebración;

c. la naturaleza y finalidad del contrato.

Principio de Conservación. ARTÍCULO 1066. Si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de
alguna de sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de
varias interpretaciones posibles, corresponde entenderlos con el alcance más adecuado al
objeto del contrato.

Según el principio de conservación del contrato enunciado en el art. 1066 CCyC, las situaciones
dudosas que pudieran darse con relación a la ponderación de la validez del contrato o de
alguna de sus cláusulas, deben interpretarse en el sentido de darle efectos. Esto es, en caso de
duda, el juez no debe privar de validez a lo estipulado por las partes; pero solo en caso de
duda, pues de ser clara la invalidez, debe declararla, aun de oficio, en caso de afectar ella el
orden público.

En caso de existir diversos sentidos posibles, alguno de los cuales conduce a la determinación
de la ineficacia de todo o parte del contrato, el intérprete debe optar por la valoración que
resulte más adecuada al objeto del contrato.

Proteccion de confianza. ARTÍCULO 1067. La interpretación debe proteger la confianza y la


lealtad que las partes se deben recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una
conducta jurídicamente relevante, previa y propia del mismo sujeto.

La norma impone al intérprete orientar sus valoraciones en el sentido de proteger la confianza


y la lealtad que las partes se deben recíprocamente, desestimando como admisibles aquellas
ponderaciones que validen una conducta que, por entrar en contradicción con otra anterior de
la parte de la que emana, resulta jurídicamente inadmisible.

Expresiones oscuras. ARTÍCULO 1068. Cuando a pesar de las reglas contenidas en los artículos
anteriores persisten las dudas, si el contrato es a título gratuito se debe interpretar en el
sentido menos gravoso para el obligado y, si es a título oneroso, en el sentido que produzca un
ajuste equitativo de los intereses de las partes.

Unidad XI. Subcontrato. Contratos conexos


Subcontrato. Artículo 1069. El subcontrato es un nuevo contrato mediante el cual el
subcontratante crea a favor del subcontratado una nueva posición contractual derivada de la
que aquél tiene en el contrato principal.

La subcontratación no tenía regulación general en los Códigos anteriores, aunque sí dentro del
contrato de locación, en el que es de uso habitual.

La subcontratación se encuentra expresamente tratada en:

a. la locación de cosas, contrato en el que la sublocación se encuentra regulada en los arts.


1214 a 1216 CCyC;

b. el leasing, en el que el tomador del leasing puede arrendar el bien (art. 1238, párr. 2, CCyC);

54
Derecho Civil III Contratos

c. el contrato de obra y servicios, en cuya regulación se prevé que el contratista o prestador de


servicios pueda valerse de terceros para ejecutar el servicio, salvo que hubiera sido elegido por
su cualidades personales (art. 1254 CCyC); en la franquicia, en el que se prevé que el
franquiciado con autorización del franquiciante y el franquiciado mayorista, puedan otorgar
subfranquicias (art. 1518, inc. a, CCyC); en el contrato de agencia, en el que se prevé la
institución de subagentes por el agente que cuenta con consentimiento del empresario (art.
1500 CCyC) y en el de concesión, en el que se prevé que el concesionario pueda, de contar con
la autorización del concedente, designar subconcesionarios, agentes o intermediarios de venta.

Disposicion General. ARTÍCULO 1070. En los contratos con prestaciones pendientes éstas
pueden ser subcontratadas, en el todo o en parte, a menos que se trate de obligaciones que
requieren prestaciones personales.

Acciones del subcontratado. ARTÍCULO 1071. El subcontratado dispone:

a. de las acciones emergentes del subcontrato, contra el subcontratante;

b. de las acciones que corresponden al subcontratante, contra la otra parte del contrato
principal, en la extensión en que esté pendiente el cumplimiento de las obligaciones de éste
respecto del subcontratante.

Estas acciones directas se rigen por lo dispuesto en los artículos 736, 737 y 738.

El Código atribuye al subcontratado la posibilidad de demandar al contratante en el contrato


original por vía de acción directa. La acción directa es de carácter excepcional; ella se puede
dar en tanto exista una suerte de encadenamiento de deudas; se requiere un crédito exigible
del subcontratado contra el subcontratante, al que debe sumarse una deuda correlativa
exigible del tercero demandado a favor del deudor (subcontratante) de quien demanda
(subcontratado), debiendo tratarse de créditos homogéneos en la naturaleza de las
prestaciones y expeditos (art. 737 CCyC). Se requiere citación a juicio del deudor. El
subcontratado, quien acciona contra el deudor de su deudor por vía de la acción directa,
demanda por derecho propio y en su exclusivo beneficio, por lo que no habrá de ejecutar la
integridad del crédito que el subcontratante pueda tener contra el contratante, sino en la
medida de su propio crédito, que queda embargado por la mera notificación de la demanda
(art. 738, inc. a, CCyC); el monto percibido ingresará luego directamente a su patrimonio. El
contratante original demandado podrá oponer al subcontratado tanto las defensas que tenga
contra él como las que podría ejercer contra el subcontratante. El contratante quedará liberado
frente al subcontratante por el pago que dentro de este marco de acción realice al
subcontratado.

Acciones de la parte que no ha celebrado el subcontrato. ARTÍCULO 1072. La parte que no ha


celebrado el subcontrato mantiene contra el subcontratante las acciones emergentes del
contrato principal.

Dispone también de las que corresponden al subcontratante contra el subcontratado, y puede


ejercerlas en nombre e interés propio.

Contratos conexos. Definición. ARTÍCULO 1073. Hay conexidad cuando dos o más contratos
autónomos se hallan vinculados entre sí por una finalidad económica común previamente
establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para el logro del resultado
perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley, expresamente pactada, o derivada
de la interpretación, conforme con lo que se dispone en el artículo 1074.

55
Derecho Civil III Contratos

La definición netamente descriptiva que propone el art. 1073 CCyC se integra con dos
elementos configurantes: la pluralidad (dos o más contratos autónomos) y la finalidad
económica común (el objetivo supracontractual).

Esa finalidad económica supracontractual es distinta de la causa fuente y causa fin de cada
contrato conectado.

En caso de dudas o en los que nada adviertan los contratantes, la interpretación contextual
definirá la existencia de dicho objetivo común o, alternativamente, falta de conexión en pos de
dicho resultado.

Interpretación. Articulo 1074. Los contratos conexos deben ser interpretados los unos por
medio de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que surge del grupo de contratos, su
función económica y el resultado perseguido.

Efectos. Articulo 1075. Según las circunstancias, probada la conexidad, un contratante puede
oponer las excepciones de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la
inejecución de obligaciones ajenas a su contrato. Atendiendo al principio de la conservación, la
misma regla se aplica cuando la extinción de uno de los contratos produce la frustración de la
finalidad económica común.

Unidad XII. Extinción, modificación y adecuación del contrato


Los contratos se extinguen por:
A) Causales naturales propias (cumplimiento del plazo o del objeto): la extinción de las
obligaciones contractuales por su cumplimiento normal extingue también el contrato por
“agotamiento” o cumplimiento natural.
B) Anulación. Por un vicio de la voluntad (error, dolo, violencia) o por un vicio del acto jurídico
(simulación, fraude o lesión) o que afecte la capacidad de los otorgantes.
C) Rescisión, Resolución y Revocación.
Modos que frustan el efecto esperado
Causas originarias: nulidad. Concepto. Siempre se definio a la nulidad como la sanción legal
que priva de los efectos propios o normales a un acto jurídico como consecuencia de una causa
que debe existir al momento de la celebración; la ley sanciona ese hacer que no esta de
acuerdo con la norma vigente y, por ello, impide que el contrato ejerza sus efectos normales.
Caracteres.
 Debe estar establecida en la ley
 Debe privar en los efectos normales al al acto jurídico de que se trata;
 La causa de la sanción tiene que ser contemporánea o preexistente al momento de la
celebración del acto
Especies. Dentro de la clasificación de las nulidades del Código Civil y Comercial de la Nación,
se distingue la nulidad absoluta de la nulidad relativa. El distingo se funda en la índole de los
intereses que están en juego, esto es, la gravedad que asume la invalidez.

56
Derecho Civil III Contratos

Nulidad Absoluta. Cuando en la observancia del precepto están comprometidos estos valores
supremos que atienen y conforman el núcleo esencial del orden público la moral o las buenas
costumbres, son de nulidad absoluta. La nulidad absoluta es irrenunciable, por lo tanto, no
puede sanearse por confirmación del acto ni por la prescripción. La nulidad absoluta puede
declararse por el juez, aun sin mediar petición de parte, si es manifiesta en el momento de
dictar sentencia. Puede alegarse por el Ministerio Público y por cualquier interesado, excepto
por la parte que invoque la propia torpeza para lograr un provecho.
Nulidad Relativa. Cuando están en juego la protección de intereses particulares o privados. la
nulidad relativa puede ser subsanada porque es renunciable y, va de suyo, susceptible de
confirmación. La nulidad relativa solo puede declararse a instancia de las personas en cuyo
beneficio se establece. Excepcionalmente puede invocarla la otra parte, si es de buena fe y ha
experimentado un perjuicio importante.
Causa sobreviniente. Imposibilidad de cumplimiento. Es un obstáculo insuperable para el
cumplimiento de la obligación; tiene que ser un obstáculo absoluto que impida cumplir con la
obligación. Una mera dificultad para cumplir, no lo exime de la responsabilidad. Esa
imposibilidad puede ser definitiva o temporaria. Si es definitiva, el deudor queda liberado. Pero
si es temporaria, solo se exime de los daños y perjuicios moratorios y tiene que cumplir con la
obligación, una vez que ceso el obstáculo.

-Imposibilidad moral: moralmente el no cumple, porque va en contra de los principios morales.

Imposibilidad absoluta: afecta a cualquier persona

Imposibilidad relativa: es respecto a determinada persona deudora, pero no afecta a otras. Son
hechos que impiden el cumplimiento de un determinado deudor. No es suficiente para
dispensarlo al deudor de responsabilidad.

Rescisión: se refiere a la extinción del contrato por voluntad de ambas partes, o de una sola de
ellas si ha sido previsto en el contrato o surge de la ley. El art. 1076 dispone: “El contrato puede
ser extinguido por rescisión bilateral. Esta extinción, excepto estipulación en contrario, sólo
produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros”. Ingresan dentro de esta
categoría: a) el distracto (mutuo acuerdo extintivo, art. 1076); b) la rescisión unilateral
autorizada por el contrato o por la ley; c) la rescisión legal (contratos bancarios art. 1383,
comodato art. 1541 inc. c), locación de cosas art. 1217 inc. b), etc.).

Extinción por declaración de una de las partes. ARTÍCULO 1077. El contrato puede ser
extinguido total o parcialmente por la declaración de una de las partes, mediante rescisión
unilateral, revocación o resolución, en los casos en que el mismo contrato, o la ley, le atribuyen
esa facultad.

Disposiciones generales para la extinción por declaración de una de las partes. Excepto
disposición legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a la revocación
y a la resolución las siguientes reglas generales:

 El derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe ser dirigida
por todos los sujetos que integran una parte contra todos los sujetos que integran la otra;
 La extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un juez. La
demanda puede iniciarse aunque no se haya cursado el requerimiento previo que pudo
corresponder; en tal situación se aplica el inciso f);

57
Derecho Civil III Contratos

 La otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el declarante no ha


cumplido, o no está en situación de cumplir, la prestación que debía realizar para poder ejercer
la facultad de extinguir el contrato;
 La extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que tenga la parte
que no la declaró;
 La parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su cumplimiento y
la reparación de daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormente una pretensión
extintiva;
 La comunicación de la declaración extintiva del contrato produce su extinción de pleno
derecho, y posteriormente no puede exigirse el cumplimiento ni subsiste el derecho de cumplir.
Pero, en los casos en que es menester un requerimiento previo, si se promueve la demanda
por extinción sin haber intimado, el demandado tiene derecho de cumplir hasta el vencimiento
del plazo de emplazamiento;
 La demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente una
pretensión de cumplimiento;
 La extinción del contrato concluye el vínculo contractual pero deja subsistentes las
estipulaciones referidas a las restituciones, a la reparación de daños, a la solución de las
controversias y a cualquiera otra que regule los derechos y obligaciones de las partes tras la
extinción. (este no)
El derecho por el que una parte plantea la extinción del vínculo contractual por alguna de las
vías mencionadas se ejerce mediante una comunicación que debe efectuarse a la otra parte.
Dicha comunicación debe involucrar, activa o pasivamente, a todos los sujetos que integren
cada parte

Operatividad de los efectos de la extinción por declaración de una de las partes. ARTÍCULO
1079. Excepto disposición legal en contrario:
a. la rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro;
b. la resolución produce efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a
título oneroso por terceros de buena fe.
Restitución en los casos de extinción por declaración de una de las partes ARTÍCULO 1080. Si
el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por
resolución, las partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en
razón del contrato, o su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir, y
a lo previsto en el artículo siguiente.
Contrato Bilateral. ARTÍCULO 1081. Si se trata de la extinción de un contrato bilateral:
a. la restitución debe ser recíproca y simultánea;
b. las prestaciones cumplidas quedan firmes y producen sus efectos en cuanto resulten
equivalentes, si son divisibles y han sido recibidas sin reserva respecto del efecto cancelatorio
de la obligación;
c. para estimar el valor de las restituciones del acreedor se toman en cuenta las ventajas que
resulten o puedan resultar de no haber efectuado la propia prestación, su utilidad frustrada y,
en su caso, otros daños.
Reparacion del Daño. ARTÍCULO 1082. La reparación del daño, cuando procede, queda sujeta a
estas disposiciones:
a. el daño debe ser reparado en los casos y con los alcances establecidos en este Capítulo, en el
Título V de este Libro, y en las disposiciones especiales para cada contrato;

58
Derecho Civil III Contratos

b. la reparación incluye el reembolso total o parcial, según corresponda, de los gastos


generados por la celebración del contrato y de los tributos que lo hayan gravado;
c. de haberse pactado la cláusula penal, se aplica con los alcances establecidos en los artículos
790 y siguientes.
Revocación. se refiere a una declaración efectuada por una de las partes que pone fin al
contrato, y que es característica de los contratos unilaterales. En ciertos supuestos la facultad
de revocar es discrecional (por ej., en el contrato de mandato, art. 1329), pero en otros está
sujeta al cumplimiento de ciertos presupuestos (por ej. en la donación, sólo procede por
inejecución de los cargos, por ingratitud del donatario, y, en caso de haberse estipulado
expresamente, por supernacencia de hijos del donante, art. 1569).
La rescisión unilateral y la revocación solo producen efectos para el futuro (ex nunc).
Resolución. Concepto Finalmente, la resolución es la extinción del contrato como consecuencia
de causas sobrevinientes y que extinguiría en principio retroactivamente los efectos del
contrato, aunque veremos que presenta varias excepciones como en los contratos de ejecución
o cumplimiento continuado o de condición resolutoria (art 346) y plazo resolutorio o por la
naturaleza de la prestación.
Caracteres
 Depende de la previsión legal o del acuerdo de las partes formulado en el momento de su
celebración, constituyendo una cláusula explícita o implícita en él. La cláusula resolutoria debe
ser impuesta al momento de la celebración del contrato;
 Ser expreso o surgir tácitamente;
 Produce la resolución total o parcial;
 Las partes pueden convenir libremente la cláusula resolutoria que entiendan conveniente;
 Produce efecto entre las partes y también respecto a terceros;
 Debe ser esencial, en cuanto a la finalidad del contrato;
Resolución legal y resolución judicial por incumplimiento. En la resolución legal no es
necesaria la intervención de la justicia para la resolución y se opera siguiendo lo lineamientos
previstos en la respectiva norma legal. Mientras que los de resolución judicial son aquellos en
los que es necesario que la ruptura del vínculo se produzca mediante la intervención del
órgano jurisdiccional pertinente.
Resolución total o parcial. ARTÍCULO 1083. Una parte tiene la facultad de resolver total o
parcialmente el contrato si la otra parte lo incumple. Pero los derechos de declarar la
resolución total o la resolución parcial son excluyentes, por lo cual, habiendo optado por uno de
ellos, no puede ejercer luego el otro. Si el deudor ha ejecutado una prestación parcial, el
acreedor sólo puede resolver íntegramente el contrato si no tiene ningún interés en la
prestación parcial.
Configuración del incumplimiento. ARTÍCULO 1084. A los fines de la resolución, el
incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que es
esencial cuando:
a. el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;

59
Derecho Civil III Contratos

b. el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del


acreedor;
c. el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a
esperar;
d. el incumplimiento es intencional;
e. el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al
acreedor.
Conversión de la demanda por cumplimiento. Articulo 1085. La sentencia que condena al
cumplimiento lleva implícito el apercibimiento de que, ante el incumplimiento, en el trámite de
ejecución, el acreedor tiene derecho a optar por la resolución del contrato, con los efectos
previstos en el artículo 1081.

Clausula resolutoria expresa. ARTÍCULO 1086.- Las partes pueden pactar expresamente que la
resolución se produzca en caso de incumplimientos genéricos o específicos debidamente
identificados. En este supuesto, la resolución surte efectos a partir que la parte interesada
comunica a la incumplidora en forma fehaciente su voluntad de resolver.

En este artículo se regula lo que la doctrina tradicionalmente denomina como pacto comisorio
expreso, la primera forma de cláusula resolutoria concebida en nuestro derecho, a la que luego
se agregó la forma implícita regulada en los arts. 1087 y 1088 CCyC.

El pacto expreso conserva funcionalidad en todos los casos en los que a la dinámica del
contrato no le resulta conveniente o suficiente estar a los términos operativos del pacto
implícito; a diferencia del CC, que prohibía este tipo de estipulación en la prenda, el anticresis y
la venta de cosas muebles, la aplicación del instituto es en este Código amplia, limitada solo
por las exclusiones propias de los contratos por adhesión a cláusulas predispuestas y de
consumo, en caso de configurarse un supuesto de ejercicio abusivo.

La cláusula resolutoria es una estipulación de las partes en un contrato por las que ellas
establecen el procedimiento que deberá observarse para concretar la extinción del vínculo
jurídico, por incumplimiento de obligaciones a cargo de una de ellas.

Clausula resolutoria implícita. ARTÍCULO 1087. En los contratos bilaterales la cláusula


resolutoria es implícita y queda sujeta a lo dispuesto en los artículos 1088 y 1089.

Presupuestos de la resolución por cláusula resolutoria implícita. ARTÍCULO 1088. La


resolución por cláusula resolutoria implícita exige:

a. un incumplimiento en los términos del artículo 1084. Si es parcial, debe privar


sustancialmente de lo que razonablemente la parte tenía derecho a esperar en razón del
contrato;

b. que el deudor esté en mora;

c. que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o


parcial del contrato, a que cumpla en un plazo no menor de quince días, excepto que de los
usos, o de la índole de la prestación, resulte la procedencia de uno menor. La resolución se
produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho requerimiento no es necesario
si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento, si la parte incumplidora ha manifestado
su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento resulta imposible. En tales casos, la resolución

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Derecho Civil III Contratos

total o parcial del contrato se produce cuando el acreedor la declara y la comunicación es


recibida por la otra parte.

Resolución por ministerio de la ley. ARTÍCULO 1089. El requerimiento dispuesto en el artículo


1088 no es necesario en los casos en que la ley faculta a la parte para declarar unilateralmente
la extinción del contrato, sin perjuicio de disposiciones especiales.

Efectos de la resolución del contrato. Los intitutos resolutorios actúan ex tunc, es decir, con
efecto retroactivo (art 1079, inc. B), pero siempre dejando a salvo los derechos adquiridos por
terceros de buena fe a titulo oneroso y sólo en supuestos muy especiales puede hablarse de
que sus efectos son ex nunc (para lo futuro). En cuanto se hará en la medida que corresponda
de las cosas que han recibido en razón del contrato o su valor, y cuando proceda la reparación
del daño.

Resolución del contrato e imprevisión. Fundamentos jurídicos. Respecto a la imprevisión, si el


contrato se vuelve excesivamente oneroso y la problemática no obedece a la actuación de las
partes, sino que deriva de situaciones ajenas las mismas, las diferentes teorías admiten la
posibilidad de que si las parten llegan a un nuevo acuerdo reacomodando las respectivas
prestaciones, el contrato sigue teniendo plena vigencia. Si las partes no se ponen de acuerdo, a
pedido de parte, el juez podrá mediante una sentencia definir cuáles serán las nuevas
obligaciones que deben incorporarse en el contrato originario.

Resolución y lesión. Aun en el supuesto de lesión, la norma permite la subsistencia del vinculo
contractual si aquel que, aprovechando la ligereza, inexperiencia o necesidad de la contraria
hubiera obtenido una ventaja patrimonial desproporcionada y sin justificación, admite que se
equilibren las prestaciones en forma proporcionada y equitativa

Frustración de la finalidad. Concepto. ARTÍCULO 1090. La frustración definitiva de la finalidad


del contrato autoriza a la parte perjudicada a declarar su resolución, si tiene su causa en una
alteración de carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su
celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada. La
resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la otra. Si la
frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el
cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.

Frustacion e imposibilidad de imposibilidad de incumplimiento. En la frustración de la


finalidad no existe imposibilidad de incumplimiento, sino que una afectación al interés de una
de las partes por una causa que le es ajena en razón de lo cual no puede alcanzarse el motivo
determinante de celebración. Da lugar a la resolución del contrato por afectar la causa fin del
contrato. Si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución solo si se
impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.

Requisitos para la resolución por frustración de la finalidad. La frustración requiere:

1- Un contrato válido subsistente al tiempo del planteo;

2-La existencia de una causa, típica o motivacional, que pueda considerarse objetivada en el
contrato;

3-La incidencia de un hecho sobreviniente, inesperado, grave, ajeno a las partes, que afecte la
posibilidad de concreción de esa causa de modo permanente y no meramente temporal y
supere el riesgo asumido por la parte afectada;

61
Derecho Civil III Contratos

4-Inexistencia de mora relevante o de culpa o dolo vinculados con la generación de la


frustración causal, de la parte que efectúa el planteo;

5-Planteo de parte.

Efectos. En cuanto a los efectos de la frustración, su admisión conduce a la resolución del


vínculo contractual y no da lugar a resarcimiento. Si se entregó algún adelanto en razón de una
prestación que no podrá ya ser cumplida, corresponde su restitución. Las partes pueden
acordar la compensación de gastos.

Unidad XIII. Contratos de consumo.


Relación de consumo. ARTÍCULO 1092. Relación de consumo es el vínculo jurídico entre un
proveedor y un consumidor.

Consumidor. Artículo 1092. Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere
o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio
propio o de su grupo familiar o social. Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de
una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o
servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su
grupo familiar o social

Contratos de consumo. ARTÍCULO 1093. Contrato de consumo es el celebrado entre un


consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u
ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o
privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de
los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o social.

Interpretación y prelación normativa. ARTÍCULO 1094. Las normas que regulan las relaciones
de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de protección del
consumidor y el de acceso al consumo sustentable. En caso de duda sobre la interpretación de
este Código o las leyes especiales, prevalece la más favorable al consumidor.

Según el art. 42 CN, el consumidor debe ser protegido en su salud, seguridad e intereses
económicos y es a la satisfacción de esas finalidades que debe apuntar la interpretación de las
normas relacionadas con la materia, las que a menudo son dictadas por organismos con poder
de policía en distintas áreas del mercado, como la Secretaría de Comercio e Industria, el Banco
Central de la República Argentina, la Superintendencia de Seguros de la Nación o la de Servicios
de Salud, entre otros, tanto en el orden nacional como provincial o de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.

Interpretación del contrato de consumo. ARTÍCULO 1095. El contrato se interpreta en el


sentido más favorable para el consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su
obligación, se adopta la que sea menos gravosa.

Normas aplicables a los contratos discrecionales y de consumo.

Efectos de la calificación de un contrato celebrado por adhesión o clausulas predispuestas.

Protección de los intereses económicos de los consumidores. ARTICULO 5º — Protección al


Consumidor. Las cosas y servicios deben ser suministrados o prestados en forma tal que,

62
Derecho Civil III Contratos

utilizados en condiciones previsibles o normales de uso, no presenten peligro alguno para la


salud o integridad física de los consumidores o usuarios.

Garantías. ARTICULO 11 de Ley 24240. Cuando se comercialicen cosas muebles no consumibles


conforme lo establece el artículo 2325 del Código Civil, el consumidor y los sucesivos
adquirentes gozarán de garantía legal por los defectos o vicios de cualquier índole, aunque
hayan sido ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad entre
lo ofrecido y lo entregado, o su correcto funcionamiento. La garantía legal tendrá vigencia por
TRES (3) meses cuando se trate de bienes muebles usados y por SEIS (6) meses en los demás
casos a partir de la entrega, pudiendo las partes convenir un plazo mayor. En caso de que la
cosa deba trasladarse a fábrica o taller habilitado el transporte será realizado por el
responsable de la garantía, y serán a su cargo los gastos de flete y seguros y cualquier otro que
deba realizarse para la ejecución del mismo.

Los derechos de los consumidores: La ley 24.240 y su actualización por ley 26.361

Practicas abusivas. ARTICULO 8º bis Ley 24240: Trato digno. Prácticas abusivas. Los
proveedores deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los
consumidores y usuarios. Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los
consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No podrán ejercer sobre
los consumidores extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o
comerciales o cualquier otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice.
Cualquier excepción a lo señalado deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en
razones de interés general debidamente fundadas. En los reclamos extrajudiciales de deudas,
deberán abstenerse de utilizar cualquier medio que le otorgue la apariencia de reclamo judicial.
Tales conductas, además de las sanciones previstas en la presente ley, podrán ser pasibles de la
multa civil establecida en el artículo 52 bis de la presente norma, sin perjuicio de otros
resarcimientos que correspondieren al consumidor, siendo ambas penalidades extensivas
solidariamente a quien actuare en nombre del proveedor.

Libertad de contratar. Están prohibidas las prácticas que limitan la libertad de contratar del
consumidor, en especial, las que subordinan la provisión de productos o servicios a la
adquisición simultánea de otros, y otras similares que persigan el mismo objetivo.

Informacion dirigida a los consumidores. ARTICULO 4 ley 24240. El proveedor está obligado a
suministrar al consumidor en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado con las
características esenciales de los bienes y servicios que provee, y las condiciones de su
comercialización. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor y
proporcionada en soporte físico, con claridad necesaria que permita su comprensión. Solo se
podrá suplantar la comunicación en soporte físico si el consumidor o usuario optase de forma
expresa por utilizar cualquier otro medio alternativo de comunicación que el proveedor ponga
a disposición.

Publicidad. Concepto: Constituye publicidad todo medio de información destinado a permitir a


un cliente potencial formarse una opinión sobre los resultados que pueden ser esperados del
bien o del servicio que le es propuesto, así como sobre las características de los bienes o
servicios ofertados.

Está prohibida toda publicidad que:

63
Derecho Civil III Contratos

-Contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan (JUICIO CONCRETO) o puedan
inducir (JUICIO EN ABSTRACTO) a error al consumidor, cuando recaigan sobre elementos
esenciales del producto o servicio; La publicidad engañosa está en pugna, además, con tres
principios fundamentales del derecho del consumo: el de equilibrio, el de veracidad y el de
confianza en la apariencia desplegada.

-Efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan a
error al consumidor; para que la publicidad comparativa sea legítima es preciso que su
contenido sea objetivo; que la comparación lo sea entre elementos esenciales y verificables y,
finalmente, que sea exacta. Si la publicidad comparativa contraría los tres elementos que la
componen, es ilícita

-Sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de forma perjudicial o


peligrosa para su salud o seguridad. Es abusiva la publicidad que utiliza el miedo o la
superstición para persuadir al consumidor para adquirir productos o servicios.

-Debe ser clara, precisa, en idioma nacional, no debe dar lugar a confusión, que no sea
engañosa y su finalidad es atraer al consumidor. Se debe dar en la etapa anterior donde las
partes ni siquiera se conocen. Artículo 8 de la ley

Acciones. ARTICULO 52. Acciones Judiciales. Sin perjuicio de lo dispuesto en esta ley, el
consumidor y usuario podrán iniciar acciones judiciales cuando sus intereses resulten afectados
o amenazados.

La acción corresponderá al consumidor o usuario por su propio derecho, a las asociaciones de


consumidores o usuarios autorizadas en los términos del artículo 56 de esta ley, a la autoridad
de aplicación nacional o local, al Defensor del Pueblo y al Ministerio Público Fiscal. Dicho
Ministerio, cuando no intervenga en el proceso como parte, actuará obligatoriamente como
fiscal de la ley.

En las causas judiciales que tramiten en defensa de intereses de incidencia colectiva, las
asociaciones de consumidores y usuarios que lo requieran estarán habilitadas como
litisconsortes de cualquiera de los demás legitimados por el presente artículo, previa evaluación
del juez competente sobre la legitimación de éstas.

Resolverá si es procedente o no, teniendo en cuenta si existe su respectiva acreditación para tal
fin de acuerdo a la normativa vigente.

En caso de desistimiento o abandono de la acción de las referidas asociaciones legitimadas la


titularidad activa será asumida por el Ministerio Público Fiscal.

Efectos de la publicidad. Las precisiones formuladas en la publicidad o en anuncios,


prospectos, circulares u otros medios de difusión se tienen por incluidas en el contrato con el
consumidor y obligan al oferente.

Modalidades Especiales.

Contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales. Está comprendido en la


categoría de contrato celebrado fuera de los establecimientos comerciales del proveedor el
que resulta de una oferta o propuesta sobre un bien o servicio concluido en el domicilio o lugar
de trabajo del consumidor, en la vía pública, o por medio de correspondencia, los que resultan
de una convocatoria al consumidor o usuario al establecimiento del proveedor o a otro sitio,

64
Derecho Civil III Contratos

cuando el objetivo de dicha convocatoria sea total o parcialmente distinto al de la contratación,


o se trate de un premio u obsequio.

Contratos celebrados a distancia. Contratos celebrados a distancia son aquellos concluidos


entre un proveedor y un consumidor con el uso exclusivo de medios de comunicación a
distancia, entendiéndose por tales los que pueden ser utilizados sin la presencia física
simultánea de las partes contratantes.

En especial, se consideran los medios postales, electrónicos, telecomunicaciones, así como


servicios de radio, televisión o prensa.

Son características esenciales de la venta a distancia, como lo es la venta por correspondencia:

-Que comprador y vendedor no se hallen presentes simultáneamente;

-Que la oferta se realice por los medios enunciados;

-Que la aceptación se transmita por los mismos medios;

-Que con fundamento normativo, el consumidor o usuario pueda ejercer el derecho de revocar
su aceptación.

No constituyen contratos a distancia los celebrados mediante distribuidores automáticos o


locales comerciales automatizados, ni las ventas realizadas en subastas.

Utilización de medios electrónicos. Siempre que en este Código o en leyes especiales se exija
que el contrato conste por escrito, este requisito se debe entender satisfecho si el contrato con
el consumidor o usuario contiene un soporte electrónico u otra tecnología similar.

Información sobre los medios electrónicos. Si las partes se valen de técnicas de comunicación
electrónica o similares para la celebración de un contrato de consumo a distancia, el proveedor
debe informar al consumidor, además del contenido mínimo del contrato y la facultad de
revocar, todos los datos necesarios para utilizar correctamente el medio elegido, para
comprender los riesgos derivados de su empleo, y para tener absolutamente claro quién
asume esos riesgos.

Ofertas por medios electrónicos. Las ofertas de contratación por medios electrónicos o
similares deben tener vigencia durante el período que fije el oferente o, en su defecto, durante
todo el tiempo que permanezcan accesibles al destinatario. El oferente debe confirmar por vía
electrónica y sin demora la llegada de la aceptación.

Lugar de cumplimiento. En los contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales,


a distancia, y con utilización de medios electrónicos o similares, se considera lugar de
cumplimiento aquel en el que el consumidor recibió o debió recibir la prestación.

65
Derecho Civil III Contratos

Ese lugar fija la jurisdicción aplicable a los conflictos derivados del contrato. La cláusula de
prórroga de jurisdicción se tiene por no escrita.

Revocación. En los contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales y a


distancia, el consumidor tiene el derecho irrenunciable de revocar la aceptación dentro de los
diez días computados a partir de la celebración del contrato.

Si la aceptación es posterior a la entrega del bien, el plazo debe comenzar a correr desde que
esta última se produce. Si el plazo vence en día inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil
siguiente.

Las cláusulas, pactos o cualquier modalidad aceptada por el consumidor durante este período
que tenga por resultado la imposibilidad de ejercer el derecho de revocación se tienen por no
escritos.

Deber de informar el derecho a la revocación. El proveedor debe informar al consumidor


sobre la facultad de revocación mediante su inclusión en caracteres destacados en todo
documento que presenta al consumidor en la etapa de negociaciones o en el documento que
instrumenta el contrato concluido, ubicada como disposición inmediatamente anterior a la
firma del consumidor o usuario.

El derecho de revocación no se extingue si el consumidor no ha sido informado debidamente


sobre su derecho.

Forma y plazo para notificar la revocación. La revocación debe ser notificada al proveedor por
escrito o medios electrónicos o similares, o mediante la devolución de la cosa dentro del plazo
de diez días computados conforme a lo previsto en el artículo 1110.

Si el plazo vence en día inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil siguiente. El plazo de diez
días al que alude la disposición puede ser prolongado si existe conformidad de partes, pero no
puede ser limitado en el tiempo aunque medie acuerdo ya que se trata de un plazo
irrenunciable establecido por una disposición indisponible.

Efectos del ejercicio del derecho de revocación. Si el derecho de revocar es ejercido en


tiempo y forma por el consumidor, las partes quedan liberadas de sus obligaciones
correspectivas y deben restituirse recíproca y simultáneamente las prestaciones que han
cumplido.

Imposibilidad de devolución. La imposibilidad de devolver la prestación objeto del contrato no


priva al consumidor de su derecho a revocar. Si la imposibilidad le es imputable (por haberse
perdido la cosa por su culpa o dolo), debe pagar al proveedor el valor de mercado que la
prestación tiene al momento del ejercicio del derecho a revocar, excepto que dicho valor sea
superior al precio de adquisición, en cuyo caso la obligación queda limitada a este último.

Gastos. El ejercicio del derecho de revocación no debe implicar gasto alguno para el
consumidor. En particular, el consumidor no tiene que reembolsar cantidad alguna por la

66
Derecho Civil III Contratos

disminución del valor de la cosa que sea consecuencia de su uso conforme a lo pactado o a su
propia naturaleza, y tiene derecho al reembolso de los gastos necesarios y útiles que realizó en
ella.

Excepciones al derecho de revocar. Excepto pacto en contrario, el derecho de revocar no es


aplicable a los siguientes contratos:

-Los referidos a productos confeccionados conforme a las especificaciones suministradas por el


consumidor o claramente personalizados o que, por su naturaleza, no pueden ser devueltos o
puedan deteriorarse con rapidez;

-Los de suministro de grabaciones sonoras o de video, de discos y de programas informáticos


que han sido decodificados por el consumidor, así como de ficheros informáticos,
suministrados por vía electrónica, susceptibles de ser descargados o reproducidos con carácter
inmediato para su uso permanente;

-Los de suministro de prensa diaria, publicaciones periódicas y revistas.

Clausulas abusivas .Normas aplicables. Se aplican en este Capítulo lo dispuesto por las leyes
especiales y los artículos 985, 986, 987 y 988, existan o no cláusulas generales predispuestas
por una de las partes.

Control de incorporación. Las cláusulas incorporadas a un contrato de consumo pueden ser


declaradas abusivas aun cuando sean negociadas individualmente o aprobadas expresamente
por el consumidor.

Regla general. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es abusiva la cláusula que,
habiendo sido o no negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto provocar un
desequilibrio significativo entre los derechos y las obligaciones de las partes, en perjuicio del
consumidor.

Situación jurídica abusiva. Se considera que existe una situación jurídica abusiva cuando el
mismo resultado se alcanza a través de la predisposición de una pluralidad de actos jurídicos
conexos.

Límites. No pueden ser declaradas abusivas:

-Las cláusulas relativas a la relación entre el precio y el bien o el servicio procurado;

-Las que reflejan disposiciones vigentes en tratados internacionales o en normas legales


imperativas.

No revisten carácter de abusivas aquellas cláusulas de las que de su aplicación resulten:

a. Ventajas o sacrificios análogos para ambas partes, ya que la relación de equivalencia o el


principio de la máxima reciprocidad de intereses se halla preservado;

b. Perjuicios solo para el predisponente, ya que este último no podría hacer valer la desventaja
que resulta de un contenido contractual del que es su único autor;

c. Desequilibrio no excesivo ni manifiesto ya que el equilibrio contractual no implica una


simetría a rajatabla entre ventajas y sacrificios.

d. Que hayan sido negociadas por ambas partes, como ser:

67
Derecho Civil III Contratos

1. La definición del objeto principal o materia sobre la que se contrata; y

2. La adecuación entre el precio o retribución afrontado por el consumidor con el bien o


servicio suministrado por el proveedor, si ambos elementos (a y b) se hallan expresados con
claridad

Control judicial. El control judicial de las cláusulas abusivas se rige, sin perjuicio de lo dispuesto
en la ley especial, por las siguientes reglas:

-La aprobación administrativa de los contratos o de sus cláusulas no obsta al control;

-Las cláusulas abusivas se tienen por no convenidas;

-Si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede
subsistir sin comprometer su finalidad;

-Cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de contratos conexos, el juez debe
aplicar lo dispuesto en el artículo 1075.

Unidad XIV. Incumplimiento contractual. Responsabilidad por daños.


Responsabilidad contractual y extracontractual. Hay un doble régimen de responsabilidad
culposa, según que se haya violado una obligación en sentido estricto (responsabilidad
contractual) o bien que se haya transgredido el deber genérico de no causar daño a otro
(responsabilidad extracontractual o aquiliana).
Acción preventiva. Artículo 1711. Acción Preventiva. La acción preventiva procede cuando una
acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o
agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.

Otra nueva incorporación al Código Civil y Comercial. No hay una norma anterior en el Código
de Vélez, esta es incorporada en forma expresa, en el código a veces se utilizaba el artículo
1071 bis que establecía las obligaciones de evitar actividades lesivas en la intimidad ajena,
también se usaban muchos otros artículos; ahora los tenemos específicamente establecido. Lo
novedoso de esto es que, cubre tanto la acción como la omisión que hace previsible no solo la
producción del daño si no también su continuidad, su agravamiento, y esto sea cual fuere el
factor de la responsabilidad. Esta prevención del daño comprende también la tutela preventiva
que quiere decir, que se puede suspender el cumplimiento de la prestación hasta que la otra
parte cumpla, o de seguridades suficientes.

Articulo 1712. Legitimación activa. Están legitimados para reclamar quienes acreditan un
interés razonable en la prevención del daño.

Los que tengan un interés razonable, la norma acá adopto un criterio que parece dejar su
extensión al juez, al decir, razonable; lo que si no hay duda que abarca a los damnificados
directos, sobre los cuales se presume un interés para producir la prevención del daño. Los
indirectos deberán demostrar su interés. Y lo que dice basta un interés, pero que es interés sea
razonable, y este carácter se debe juzgar de acuerdo con los que las personas consideran que
actúan de buena fe y en la misma situación de las partes. Se va a tener que tener en cuenta
también, la naturaleza y la circunstancia del caso y también su continuación o agravamiento
atendiendo a un grado de previsibilidad.

68
Derecho Civil III Contratos

Articulo 1713. Sentencia preventiva. La sentencia que admite la acción preventiva debe
disponer, a pedido de parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar,
hacer o no hacer; según corresponda; debe ponderar los criterios de menor restricción posible
y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad.

Esta acción preventiva, se recepta en un sentido amplio, comprende la tutela, tanto la civil
preventiva, como la tutela inhibitoria. Como puede ser; provisional o definitiva. Lo puede hacer
tanto como cuando yo pido una medida auto satisfactoria, o cuando pido una cautelar
provisoria. Que es lo que hace, establece el contenido y alcance de la sentencia, también esta
medida preventiva puede ser dispuesta de oficio y acá lo que tiene que hacer le juez es como
ponderar los criterios de menor restricción posible y de los medios más idóneos para asegurar
la eficacia de la obtención de la finalidad.

Articulo 1714. Deber judicial, en la punición excesiva. Si la aplicación de condenaciones


pecuniarias administrativas, penales, o civiles respecto de un hecho provoca una punición
irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los fines de fijar prudencialmente su monto.

Quiere decir que acá los jueces podrían incluir junto con la indemnización reparatoria una
sanción adicional conforme al daño punitivo para proteger la vida y la salud de los potenciales
damnificados y provocar un efecto disuasivo sobre aquellos que tienen aptitud para producir
daños y que funciona como una advertencia para quienes están en condiciones de tomar
precauciones para prevenirlos. Esto es que el derecho de daños, no solo tiene una función
reparatoria, sino también una función preventiva y precautoria

Articulo 1715, Facultad judicial en la punición excesiva. En el supuesto previsto en el artículo


1714 el juez puede dejar sin efecto, total o parcialmente, la medida.

Esto estaba contemplado en el artículo 666 bis, que podían dejar sin efectos o reajustarlas para
el supuesto de condenas combinatorias pecuniarias. Como señala en este articulo como
contrapeso de eventuales excesos en la aplicación y cuantificación esta norma va actuar como
un equilibrante de esa sanción disuasiva. Para que no sea excesiva. La puede dejar sin efecto,
total o parcialmente el juez.

Responsabilidad en los contratos de consumo.

Servicios riesgosos. Toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las
cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios
empleados o por las circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva.

ARTICULO 6º — Cosas y Servicios Riesgosos. Las cosas y servicios, incluidos los servicios
públicos domiciliarios, cuya utilización pueda suponer un riesgo para la salud o la integridad
física de los consumidores o usuarios, deben comercializarse observando los mecanismos,
instrucciones y normas establecidas o razonables para garantizar la seguridad de los mismos.

En tales casos debe entregarse un manual en idioma nacional sobre el uso, la instalación y
mantenimiento de la cosa o servicio de que se trate y brindarle adecuado asesoramiento. Igual
obligación regirá en todos los casos en que se trate de artículos importados, siendo los sujetos
anunciados en el artículo 4 responsables del contenido de la traducción.

Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable puede basarse en factores objetivos o


subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa.

69
Derecho Civil III Contratos

Factor El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los efectos de atribuir
objetivo responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto
disposición legal en contrario.
Responsabilidad Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge que
objetiva. el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.
Factores Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa consiste en la omisión de la
subjetivos diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las personas, el
tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o
profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.
Valoración Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor es
de la la diligencia exigible al agente y la valoración de la previsibilidad de las consecuencias.
conducta Cuando existe una confianza especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las
condiciones particulares de las partes
Para valorar la conducta no se toma en cuenta la condición especial, o la facultad intelectual de
una persona determinada, a no ser en los contratos que suponen una confianza especial entre
las partes. En estos casos, se estima el grado de responsabilidad, por la condición especial del
agente.
Relación Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho
causal productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias
inmediatas y las mediatas previsibles.
Tipos de Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder según el curso natural y
consecuencias ordinario de las cosas, se llaman en este Código “consecuencias inmediatas”. Las
consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento
distinto, se llaman “consecuencias mediatas”. Las consecuencias mediatas que no pueden
preverse se llaman “consecuencias casuales”.

Funcion Resarcitoria. Articulo 1716. Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a
otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado,
conforme con las disposiciones de este código.

Quiere decir que esto de reparar es la función más importante de la responsabilidad por daños,
no diferencia la responsabilidad contractual y extra contractual.
Acá lo que vamos a destacar es la importancia de la función de los artículos que habla de
antijuricidad, de las causales de justificación, los factores de atribución, los eximentes de
responsabilidad, y la relación de causalidad. Lo que queda en claro es que no hay una
diferenciación de lo que yo tengo que reparar ya sea en la parte contractual y extracontractual.

Previsibilidad Contractual. ARTÍCULO 1728. En los contratos se responde por las consecuencias
que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Cuando
existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias
también al momento del incumplimiento.
Hecho del damnificado. ARTÍCULO 1729. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por
la incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el
contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia
especial.
Caso fortuito o fuerza mayor. ARTÍCULO 1730. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al
hecho que no ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El
caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario.
Este Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos.

70
Derecho Civil III Contratos

Hay caso fortuito o de fuerza mayor cuando un hecho imprevisible o inevitable, ajeno al
presunto responsable, viene a constituirse en la verdadera causa adecuada del daño, y
desplaza a la conducta del agente. En tal caso, el sindicado como responsable se exime
totalmente de responsabilidad.
Hecho de un tercero. ARTÍCULO 1731. Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el
hecho de un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso
fortuito.
El hecho de un tercero por quien el sindicado como responsable no debe responder
únicamente exime a aquel en la medida en que reúna los caracteres del caso fortuito. De lo
contrario, ambos (demandado y tercero) responden frente a la víctima concurrente o
solidariamente, según los casos.
Imposibilidad de incumplimiento. ARTÍCULO 1732. El deudor de una obligación queda eximido
del cumplimiento, y no es responsable, si la obligación se ha extinguido por imposibilidad de
cumplimiento objetiva y absoluta no imputable al obligado. La existencia de esa imposibilidad
debe apreciarse teniendo en cuenta las exigencias de la buena fe y la prohibición del ejercicio
abusivo de los derechos.
Prueba de los factores de atribución y de las eximentes. ARTÍCULO 1734. Excepto disposición
legal, la carga de la prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes
corresponde a quien los alega.

La norma en estudio pone en cabeza del demandante la prueba del factor de atribución. Así, en
principio, el actor deberá acreditar, según los casos, la existencia de una conducta negligente
del demandado, la intervención en la producción del daño de una cosa o actividad riesgosa,
etc.

Facultades judiciales. ARTÍCULO 1735. No obstante, el juez puede distribuir la carga de la


prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes
se halla en mejor situación para aportarla. Si el juez lo considera pertinente, durante el proceso
debe comunicar a las partes que aplicará este criterio, de modo de permitir a los litigantes
ofrecer y producir los elementos de convicción que hagan a su defensa.

Prueba de la relación de causalidad. ARTÍCULO 1736.- Prueba de la relación de causalidad. La


carga de la prueba de la relación de causalidad corresponde a quien la alega, excepto que la ley
la impute o la presuma. La carga de la prueba de la causa ajena, o de la imposibilidad de
cumplimiento, recae sobre quien la invoca.

Daño resarcible.

Concepto de daños. ARTÍCULO 1737.- Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un
derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la
persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva.

Indemnización. Artículo 1739: requisitos para la procedencia de la indemnización. Establece los


requisitos para que el daño sea indemnizable. El perjuicio debe ser directo, es decir, daño
personal o indirecto cuando lo reclama otro que sufrió el perjuicio en un interés propio. Actual
o presente es el que ya ocurrió al tiempo de la sentencia. Y el futuro es el que todavía no ha
sucedido, aunque la causa generadora ya existe. Es cierto en cuando a su existencia es
indudable o tiene un alto grado de probabilidad se opone con el incierto, eventual o hipotético
que no es indemnizable. Y lo que agrega este artículo es la perdida de la chance cuando alguien

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se ve privado de tener una ganancia probable o de evitarse un perjuicio, es la perdida de la


oportunidad que se pierde por el hecho de un tercero o porque el deudor incumplió con la
obligación, la perdida de chance debe tener suficiente fundamento, tiene que haber una
probabilidad objetiva y guardar una adecuada relación de causalidad.

Reparación Plena. Artículo 1740: reparación plena. Se usó el término de reparación plena
porque es evidente que todo el daño no es jurídicamente reparable. Esta plenitud de
reparación depende de cada uno de los sistemas, es decir, de los factores de atribuciones, las
circunstancias que llevaron a la liberación del responsable, la nómina de los daños resarcibles.
Esta plenitud es jurídica y no material. Y las excepciones, por ejemplo, podría ser la cláusula
penal, la seña, la indemnización de equidad o atenuación por equidad (artículo 1742 y 1743). Y
cuando habla de la restitución al estado anterior puede consistir en una reparación en dinero o
en especie. Y si la victima obra por el reintegro específico tiene como límite la imposibilidad,
excesiva onerosidad o el abuso y en esos supuesto esa opción no va a proceder y se va a
realizar en dinero. Y agrega este artículo que los daños que derivan de la lesión a la intimidad,
identidad, al honor incluye la publicación de la sentencia a costa del responsable.

ARTÍCULO 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la
restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago
en dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea
parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en
dinero. En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad
personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus
partes pertinentes, a costa del responsable.

Atenuacion de la responsabilidad. ARTÍCULO 1742. El juez, al fijar la indemnización, puede


atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la
víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del
responsable.

Dispensa anticipada de la responsabilidad. ARTÍCULO 1743. Son inválidas las cláusulas que
eximen o limitan la obligación de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles, atentan
contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son también
inválidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del daño sufrido por dolo del
deudor o de las personas por las cuales debe responder.

Prueba del daño. ARTÍCULO 1744. El daño debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto que
la ley lo impute o presuma, o que surja notorio de los propios hechos.

Daño Punitivo. Se han definido a los daños punitivos como, “sumas de dinero que los
tribunales mandan a pagar a la victima de ciertos ilícitos, que se suman a las indemnizaciones
por daños realmente experimentados por el damnificado, que están destinadas a punir graves
inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el futuro”. En análogo sentido
Kemelmajer de Carlucci expresa que “los punitive damages se conceden para sancionar al
demandado (el sujeto dañador) por haber cometido un hecho particularmente grave y
reprobable con el fin de disuadir o desanimar a acciones del mismo tipo”. Su objeto es aplicar
una sanción económica a aquellos que obtengan un beneficio dinerario con su obrar ilícito. Son
una indemnización incrementada que se otorga al dañado o a una entidad de bien público; así,
en los casos en que se probara que el dañador hubiera actuado intencional, maliciosa o
fraudulentamente, podrá imponerse al dañador además de reparar los daños efectivamente
sufridos, una suma extra con carácter punitivo o ejemplar.

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Daño directo. Es el que sufre la víctima propiamente, que marca el legítimo interés para el
ejercicio de la acción en procura de su reparación.

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