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Derecho Civil III Contratos
Simples convenciones: son acuerdos que no producen efectos jurídicos (Ej: Juan y Ud. se
ponen de acuerdo para ir el domingo a la cancha, o para jugar al tenis, o para ir al teatro, etc);
Convenciones jurídicas: son acuerdos que producen efectos jurídicos, tal el caso de un
matrimonio, un tratado internacional, un contrato, etc. Entre convención jurídica y contrato
hay una relación de género a especie (género: convención jurídica; especie: contrato).
Contrato: es una especie de convención jurídica, pero no todas las convenciones jurídicas son
contratos. Para que sea un contrato debe producir efectos jurídicos determinados: debe dar
nacimiento, modificación o extinción a derechos de carácter patrimonial. Por faltar este
requisito no son contratos el matrimonio, un tratado, un acuerdo para visitar hijos;
Naturaleza Jurídica. El contrato es un acto jurídico, y como acto jurídico reviste los siguientes
caracteres:
Distinción entre Contrato y ley. Ley y contrato tienen un punto de contacto: constituyen una
regla jurídica a la cual deben someterse las personas. Pero las diferencias son profundas y
netas: la ley es regla general, el contrato sólo para las partes que lo han firmado. De ahí que los
contratos estén subordinados a la ley; las normas imperativas no pueden ser dejadas de lado
por los contratantes, quienes están sometidos a ellas, no importa lo que hayan convenido en
sus contratos.
Distinción entre Contrato y acto administrativo. Estos actos son los emanados del poder
legislador y ejecutivo que realiza una serie de actos jurídicos. La distinción se denota en que el
contrato es un acuerdo entre particulares físicas jurídicas, los administrativos están a cargo de
órganos de índole internacional. Una especie de actos administrativos son los contratos
administrativos que es una especie dentro del género de contratos, pero está regulado por
normas de derecho público (licitación, concesión, contrato de obra pública) el que lo determina
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es el estado, no hay una paridad de intereses. Los contratos de derecho privado son libres para
que los celebre cualquier persona. En los contratos administrativos es el estado, el poder
administrador, quien establece las clausulas, y además en estos contratos puede el estado no
cumplir, puede rescindir de un contrato de concesión, de obra pública, etc. Es una potestad que
tiene el estado jurisdiccional de cumplir o no contratos, pero en ciertos casos conlleva también
las consecuencias de sus acciones.
Distinción entre Contrato y Sentencia. La sentencia es un acto jurídico que emana del poder
judicial, que constitucionalmente está integrado por una serie de tribunales en la que su
función es solucionar pleitos y conflictos. La competencia es el limite a la jurisdicción
(capacidad que tienen los jueces de dictar sentencia). Existe la competencia territorial, la
competencia material (juez civil, laboral, penal) y competencia por grado (1er instancia, cámara
de apelación, tribunales superiores). La distinción con el contrato seria que la sentencia es la
resolución de un juez la cual es unipersonal, que no puede ser arbitraria, no hay asimilación
alguna entre contrato y sentencia de un juzgado unipersonal. Pero cuando la sentencia emana
de un tribunal (3 jueces) ese acuerdo (decisión de ese tribunal colegiado, es decir, de más de
dos miembros) podría decirse que es una convención jurídica pero no es contrato porque los
jueces no son partes, porque son llamados a dirimir en una cuestión que es ajena a ellos, no
son contratantes, y además es un acto jurisdiccional es decir que hacen el acuerdo en uso de
sus atribuciones. En el contrato se reúnen las partes para celebrar ese contrato.
a. en cualquier momento pueden convenir que el contrato se rija por una ley distinta de la que
lo regía, ya sea por una elección anterior o por aplicación de otras disposiciones de este
Código. Sin embargo, esa modificación no puede afectar la validez del contrato original ni los
derechos de terceros;
c. las partes pueden establecer, de común acuerdo, el contenido material de sus contratos e,
incluso, crear disposiciones contractuales que desplacen normas coactivas del derecho elegido;
d. los usos y prácticas comerciales generalmente aceptados, las costumbres y los principios del
derecho comercial internacional, resultan aplicables cuando las partes los han incorporado al
contrato;
e. los principios de orden público y las normas internacionalmente imperativas del derecho
argentino se aplican a la relación jurídica, cualquiera sea la ley que rija el contrato; también se
imponen al contrato, en principio, las normas internacionalmente imperativas de aquellos
Estados que presenten vínculos económicos preponderantes con el caso;
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Libertad de Contratación. Así lo expresa el art. 958: “Las partes son libres para celebrar un
contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público,
la moral y las buenas costumbres”.
No obstante, existen normas regulatorias de los contratos que pueden clasificarse en tres
órdenes: a) Imperativas o indisponibles: Son reglas de orden público, obligatorias, que sirven
de límite a la autonomía de la voluntad (art. 12). Por ejemplo, los plazos mínimos de locación
(art. 1197); b) Dispositivas: Son reglas supletorias de la voluntad, que están previstas en la ley
para el caso de que las partes no hubieran dispuesto nada a su respecto. Por ejemplo, el art.
873 (lugar de pago); c) Interpretativas: Son normas de carácter aclaratorio que tienen por
objeto fijar el alcance de la voluntad de los particulares, o precisar qué es lo que se ha querido
establecer al contratar. Es el supuesto del art. 1141, donde si nada se pacta, se entiende que la
venta realizada es de contado, o del art. 1252 que brinda pautas para calificar un contrato
como de obra o de servicios.
Límites a la Autonomía de la Voluntad. Los límites a la autonomía de la voluntad están dados,
en primer lugar, por el orden público que surge de leyes imperativas de aplicación forzosa,
según el principio sentado en el art. 12 del Código. En segundo término, se debe satisfacer el
recaudo del objeto-fin de carácter social del contrato, en resguardo de la moral, las buenas
costumbres y en general, en cumplimiento del objeto de los contratos (arts. 958, 1004, 1014,
etc.). Asimismo, el contrato no debe significar un ejercicio abusivo de los derechos (art. 10), ni
una lesión subjetiva, en contraposición a lo dispuesto en el art. 332, ni debe proceder su fuerza
obligatoria en caso de acontecimientos extraordinarios, imprevisibles e inevitables que torne
excesivamente oneroso el cumplimiento de lo pactado (art. 1091). Debe asimismo quedar a
salvo la buena fe en la concertación del contrato (art. 961).
Cláusulas abusivas. Son aquéllas que favorecen desmedidamente a una parte perjudicando a
la otra como limitar indebidamente la responsabilidad por daños o ampliación de los derechos
predisponente (ej: las que establecen que la empresa puede aumentar la cuota
arbitrariamente). Sobre este tema, la Ley 24.240 dice que, aunque el contrato sigue en pie,
esas cláusulas no se tendrán en cuenta.
Efecto Vinculante. ARTÍCULO 959. Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las
partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los
supuestos en que la ley lo prevé.
Facultades de los jueces. Los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de
los contratos, excepto que sea a pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de
oficio cuando se afecta, de modo manifiesto, el orden público (art. 960).
Las facultades de los jueces para modificar las estipulaciones contractuales se ven con nitidez
en la aplicación de las teorías del abuso del derecho, de la lesión, de la imprevisión, de la
reducción de cláusulas penales, la adecuación o eliminación de las cláusulas abusivas, en
especial en materia de contratos de consumo o con cláusulas predispuestas.
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Principio de Buena Fe. Por aplicación de este principio, “Los contratos deben celebrarse,
interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado,
sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los
alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor”. (art.
961)
El concepto de la buena fe encierra dos sentidos: el de la buena fe -objetiva (buena fe-lealtad),
consistente en obrar con honestidad y lealtad hacia la otra parte; y el de la buena fe-subjetiva:
(buena fe-creencia), consistente en obrar con el convencimiento, con la creencia, de que lo que
se hace es lo correcto).
Teoría de la imprevisión.
Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido conferidos derechos, o asignadas
obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si la prestación se torna
excesivamente onerosa por causas extrañas a su área propia.
Contempla el supuesto donde no hay imposibilidad de pago (devaluación, etc.) pero si existe
una dificultad para hacerlo porque se tornó excesivamente onerosa, haciendo que el deudor
caiga en quiebre. La teoría de la imprevisión sostiene la necesidad de caer esa relación, o de
reajustar las cláusulas del contrato
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-Teoría de la base del negocio jurídico: sostenía que, al celebrarse el contrato, las partes tenían
en cuenta todas las circunstancias básicas que son propias del negocio jurídico. Debía haber
una equivalencia de situaciones
-Teoría del fundamento moral: el cumplimiento estricto de lo pactado, habiendo cambios, sería
contrario a la moral, las buenas costumbres y la equidad
Prelación Normativa. El contrato no se da en el vacío (Alterini). Por eso todos los contratos
dependen, de algún modo, del marco de normas vinculantes que lo rodean y que inciden sobre
ellos de distinta manera.
Para la regulación de los contratos en general, la ley establece un orden jerárquico de prelación
que controle la concurrencia de las disposiciones generales del Código y las de las leyes
particulares. Como principio general, las normas legales relativas a los contratos son
supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su
contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible (art. 962); tal el caso de las leyes
imperativas. Ahora bien, cuando concurren disposiciones del Código y de alguna ley especial,
las normas se aplican con el siguiente orden de prelación: a) normas indisponibles de la ley
especial y de este Código; b) normas particulares del contrato; c) normas supletorias de la ley
especial; d) normas supletorias del Código (art. 963).
Además, el contenido del contrato se integra con: a) las normas indisponibles, que se aplican
en sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas; b) las normas supletorias; c) los usos y
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prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados
obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados
en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable (art. 964).
Carácter de las normas legales. Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de
la voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de su
contexto, resulte su carácter indisponible (art. 962).
Integración del contrato. La idea de integración del contrato parte de la idea de la ineficacia
parcial, de modo que el contrato, aunque contenga una cláusula nula o ineficaz, es válido y
eficaz en el resto. Por tanto, en caso de nulidad parcial de una cláusula, corresponde que el
juez integre el contrato “de acuerdo a su naturaleza y los intereses que razonablemente
puedan considerarse perseguidos por las partes” (art. 389). De igual modo, ante una cláusula
abusiva declarada nula por el juez, simultáneamente debe integrar el contrato si no pudiera
subsistir sin comprometer su finalidad (arts. 989 y 1122).
El contenido del contrato se integra con: a) las normas indisponibles, que se aplican en
sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas; b) las normas supletorias; c) los usos y
prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados
obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados
en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable (art. 964).
Derecho de Propiedad. ARTÍCULO 965.- Derecho de propiedad. Los derechos resultantes de los
contratos integran el derecho de propiedad del contratante.
Los derechos generados por la celebración de un contrato integran el derecho de propiedad de
las partes que lo celebraron que, como lo estableció la CSJN, comprende “todos los intereses
apreciables que el hombre pueda poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad.
Todo derecho que tenga un valor reconocido como tal por la ley, sea que se origine en las
relaciones de derecho privado, sea que nazca de actos administrativos (derechos subjetivos
privados o públicos), a condición de que su titular disponga de una acción contra cualquiera
que intente interrumpirlo en su goce, así sea el Estado mismo, integra el concepto
constitucional de propiedad”
Es inherente a la propiedad el derecho de poseer la cosa, disponer o servirse de ella, usarla y
gozarla conforme a un ejercicio regular. Como todo derecho, el de propiedad no es absoluto y
no puede ser ejercido de manera abusiva.
Los contratos forman parte del derecho de la propiedad
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Sistema Francés: no contiene una parte general previa y trata directamente las instituciones
jurídicas. En este caso, los principios generales se encuentran mezclados entre las normas
particulares de cada institución. Este sistema fue seguido -y de ahí su nombre- en el Código
Civil Francés, que tiene un Título preliminar referido a las leyes y luego 3 libros que tratan
respectivamente 'de las personas', 'de los bienes' y 'de las diferentes maneras de adquirir la
propiedad', regulándose dentro de este último lo referente a los contratos.
Sistema Alemán: el Código se divide en dos sectores; uno, es la llamada Parte General en la
cual se tratan los principios comunes a las instituciones sobre las que se legisla; el otro, es la
llamada Parte Especial, en la cual se establecen normas específicas para cada institución. Este
sistema fue seguido -y de ahí su nombre- en el Código Civil Alemán, el cual se compone por 5
libros: 1) Parte General; 2) Obligaciones (en una de las secciones de este libro se trata 'De las
obligaciones que nacen de los contratos, y en otra sección se trata cada contrato en particular);
3) Derechos reales; 4) Derechos de familia; 5) Obligaciones civiles y comerciales.
El Esbozo de Freitas también trae, en el Libro I, una Parte General (sobre personas, cosas,
hechos y actos jurídicos), en el Libro II trata de los derechos personales en las relaciones de
familia y en las relaciones civiles (acá se trata lo referente a los contratos), en el Libro III se
refiere a los derechos reales y en el Libro IV a las sucesiones.
El Código Civil Argentino de Vélez Sarsfield, siguió al Esbozo de Freitas, fundamentalmente en la
clasificación de los derechos, pero a diferencia de éste no trae una Parte General. Nuestro
Código consta de dos Títulos preliminares y 4 Libros: I) De las personas; II) De los derechos
personales en las relaciones de familia; III) De los derechos reales; IV) Disposiciones comunes
de los derechos personales y reales.
El método del nuevo Código Civil y Comercial
1. Libro Primero: parte general;
2. Libro Segundo: se refiere a las relaciones de familia;
3. Libro Tercero: se refiere a los derechos personales;
4. Libro Cuarto: se refiere a los derechos reales;
5. Libro Quinto: se refiere a la transmisión de derechos por causa de muerte;
6. Libro Sexto: está dedicado a las disposiciones comunes a los derechos personales y reales.
El lugar de cumplimiento de los contratos
El lugar del cumplimiento de los contratos que en ellos no estuviere designado, o no lo indicare
la naturaleza de la obligación, es aquel en que el contrato fue hecho, si fuere el domicilio del
deudor, aunque después mudare de domicilio o falleciere.
Si el contrato fue hecho fuera del domicilio del deudor, en un lugar que por las circunstancias
no debía ser el de su cumplimiento, el domicilio actual del deudor, aunque no sea el mismo
que tenía en la época en que el contrato fue hecho, será el lugar en que debe cumplirse.
Si el contrato fuere hecho entre ausentes por instrumento privado, firmado en varios lugares, o
por medio de agentes, o por correspondencia epistolar, sus efectos, no habiendo lugar
designado para su cumplimiento, serán juzgados respecto a cada una de las partes, por las
leyes de su domicilio.
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En todos los contratos que deben tener su cumplimiento en la República, aunque el deudor no
fuere domiciliado, o residiere en ella, puede, sin embargo, ser demandado ante los jueces del
Estado.
Si el deudor tuviere su domicilio o residencia en la República, y el contrato debiese cumplirse
fuera de ella, el acreedor podrá demandarlo ante los jueces de su domicilio, o ante los del lugar
del cumplimiento del contrato, aunque el deudor no se hallase allí.
Hechos en el país. Los contratos hechos en la República para violar los derechos y las leyes de
una nación extranjera, no tendrán efecto alguno.
Los contratos celebrados en la República o fuera de ella, que deban ser ejecutados en el
territorio del Estado, serán juzgados en cuanto a su validez, naturaleza y obligaciones por las
leyes de la República, sean los contratantes nacionales o extranjeros.
Los contratos hechos en país extranjero para transferir derechos reales sobre bienes inmuebles
situados en la República, tendrán la misma fuerza que los hechos en el territorio del Estado,
siempre que constaren de instrumentos públicos y se presentaren legalizados. Si por ellos se
transfiriese el dominio de bienes raíces, la tradición de éstos no podrá hacerse con efectos
jurídicos hasta que estos contratos se hallen protocolizados por orden de un juez competente.
Eficacia temporal de la Ley. ARTÍCULO 7º. A partir de su entrada en vigencia, las leyes se
aplican aun a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Las leyes no
tienen efecto retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposición en contrario. La
retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías
constitucionales. Las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso de
ejecución, con excepción de las normas más favorables al consumidor en las relaciones de
consumo.
Las situaciones (ej: estado de padre, estado de hijo, etc) o relaciones jurídicas (ej: un contrato)
producen efectos o consecuencias, y cuando estos efectos se producen con posterioridad a la
nueva ley, ella se habrá de aplicar a dichos efectos, pero no podrá aplicarse a los efectos
producidos antes de su sanción, pues ellos ya han sido regulados por la ley anterior.
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Efecto inmediato: Se suele afirmar que las leyes tienen efecto inmediato, lo cual significa que
ellas se habrán de aplicar a todo hecho posterior o futuro que se produzca a partir de la fecha
de su entrada en vigencia. En cuanto al alcance de este principio, diremos que la nueva ley se
habrá de aplicar:
Irretroactividad de las leyes. El principio general es que las leyes son irretroactivas. No se
pueden aplicar para atrás, es decir, a hechos o consecuencias ya producidos; solo se aplican a
hechos o consecuencias futuros salvo disposición legal en contrario.
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a) El objeto
b) El consentimiento.
c) La causa
Son esenciales, los elementos sin los cuales el contrato en general o una variedad específica de
contratos no puede existir. Si se hace referencia a los contratos en general, los elementos
esenciales coinciden con los elementos constitutivos o de existencia del contrato a que se ha
hecho mención. Si se piensa en singulares figuras contractuales, estos elementos varían en
cada tipo diferente de ellas: de este modo, por ejemplo, en materia de contrato de
compraventa, serán elementos esenciales el precio y la cosa; en los contratos de locación de
obra, el opus y el precio, y así por el estilo.
Los elementos naturales, son aquellas consecuencias que se derivan de la naturaleza jurídica de
un determinado contrato, de modo que se dan de pleno derecho, sin necesidad de una
manifestación expresa de las partes, siendo necesaria tal voluntad, exclusivamente, para
excluirlas o modificarlas. Tal es lo que ocurre con la obligación de saneamiento en los contratos
a título oneroso (art. 1033 y ss., CCCN) y con la cláusula resolutoria implícita, en los contratos
bilaterales (art. 1087, CCCN). De la caracterización dada, se advierte que esos mentados
elementos, no son tales. Se trata tan solo de efectos que la ley adscribe regularmente a
determinado tipo de contratos, con respecto a los cuales las partes tienen un poder dispositivo,
en cuanto pueden suprimir o modificar tales consecuencias por mutuo consentimiento.
Finalmente, se entiende por elementos accidentales los que las partes incorporan de común
acuerdo al contrato; por tanto, no se dan regularmente para determinadas figuras
contractuales, sino dependen exclusivamente de la voluntad de los contratantes. Ahora bien,
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La declaración constituye un hecho del lenguaje que se vale de símbolos para trasmitir ideas.
Tales símbolos pueden consistir en la palabra hablada o escrita, pero no se agotan en ella.
También valen las indicaciones o gestos tales como levantar la mano en una subasta para hacer
una postura o, incluso, en una actitud silenciosa que en determinadas circunstancias puede
entrañar un modo directo y explícito de dar a conocer una voluntad, cuando el acuerdo de las
partes le ha atribuido tal significado.
El art. 262 del CCCN prescribe: "Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse
oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material".
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Manifestación de voluntad presunta. El Código de Vélez en su art. 920 prescribía que "la
expresión de voluntad puede resultar igualmente de la presunción de la ley en los casos que
expresamente lo disponga".
Las presunciones iuris tantum. Se dan supuestos en que la ley, teniendo en cuenta lo que
ordinariamente ocurre, califica a ciertos comportamientos infiriendo de ellos una determinada
voluntad negocial. Son las hipótesis de manifestaciones presuntas que, a su vez, pueden tener
un doble significado: en ciertos casos la ley atribuye a un comportamiento una dada voluntad,
pero admite la prueba en contrario y se habla de presunción ¡uris tantum .
Presunciones iuris et de iure. Existen otras hipótesis en que la ley atribuye a un cierto
comportamiento, el valor de una declaración de voluntad en determinado sentido, sin admitir
prueba en contrario. En estos casos la ley imputa un concreto efecto jurídico a esa conducta,
con entera prescindencia de la voluntad, en cuanto cierra la puerta a la investigación de la
intención real del autor del comportamiento.
Caracteres de la oferta
Intención de obligarse. La oferta debe contener una declaración de voluntad seria, destinada a
crear, modificar o extinguir un contrato. No constituyen ofertas las declaraciones formuladas
en broma; con fines docentes; los pedidos de información sobre un determinado producto o
servicio; las propuestas “sin compromiso” o similares, de las que no surja la intención del
emisor de asumir ineludiblemente un compromiso contractual, generador de obligaciones.
Remisión a persona determinada o determinable. Su carácter recepticio determina su
transmisión a persona determinada o determinable, lo que exige de un sujeto identificado por
su nombre o bien que pueda ser identificado por parámetros que permitan su individualización
y que impidan considerar a la propuesta como dirigida a persona indeterminada.
Suficiencia. La oferta, para poder ser considerada tal, debe estar referida a un contrato especial
y contener los elementos necesarios para establecer los efectos que se derivarán de su
aceptación. No es necesario que prevea todos y cada uno de los aspectos jurídicos inherentes
al vínculo obligacional que se procura establecer, pues la integración normativa del contrato
puede concretarse por vía de lo establecido en el art. 964 CCyC; pero debe satisfacer los
recaudos mínimos imprescindibles para que el contrato pueda considerarse concluido a partir
de una eventual aceptación de los términos de la propuesta enviada al destinatario.
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Este artículo regula la invitación a formular ofertas, que se tiene por efectuada cuando se
realiza una oferta dirigida a personas indeterminadas, al público en general, como la que se
formula cuando se publica un aviso clasificado haciendo saber de la intención de vender alguna
cosa. No obstante, prevé que el emisor dé cuenta de una intención clara de contratar, en cuyo
caso valdrá directamente como oferta, sujeta a los usos del lugar en el que se formula.
ARTÍCULO 974.- Fuerza obligatoria de la oferta. La oferta obliga al proponente, a no ser que lo
contrario resulte de sus términos, de la naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso.
Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el
proponente queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la
recepción de la respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación.
Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto
que contenga una previsión diferente.
Oferta simple. La oferta simple no está sujeta a modalidad alguna, por lo que puede ser
revocada en cualquier momento; se entiende que pierde vigencia cuando transcurre el tiempo
razonable necesario para recibir la aceptación, de acuerdo a las circunstancias del caso y del
medio de comunicación empleado.
Momento inicial del plazo El párr. 4° del art. 974 prescribe: "... Los plazos de vigencia de la
oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que contenga una previsión
diferente " . Si se repara que en la fijación de este plazo razonable se tiene en consideración la
expectativa del oferente de recibir una respuesta a su oferta, como corolario de un elemental
sentido común, se advierte que la regla debería ser la inversa. Y que en principio los plazos de
vigencia de la oferta deberían computarse a partir de su emisión.
La oferta debe ser mantenida durante el tiempo de su vigencia o por el que “puede
razonablemente esperarse la recepción de la respuesta expedida por los medios usuales de
comunicación”, ello en razón de su carácter vinculante y de la obligación de su emisor de actuar
con buena fe (arts. 9, 961, 991 CCyC y cc.); ello, sin perjuicio del ejercicio de la facultad de
retractarla en los términos del art. 975 CCyC, si no se hubiera enunciado como irrevocable por
un determinado lapso.
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Retractación de la oferta. ARTÍCULO 975. La oferta dirigida a una persona determinada puede
ser retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo
tiempo que la oferta.
ARTÍCULO 976.- Muerte o incapacidad de las partes. La oferta caduca cuando el proponente o
el destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación. El que
aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su
aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.
Causales. La oferta puede perder eficacia por motivos que determinan su caducidad.
Contrato Plurilateral. ARTÍCULO 977. Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la
oferta emana de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay contrato sin el
consentimiento de todos los interesados, excepto que la convención o la ley autoricen a la
mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión sólo entre
quienes lo han consentido.
Aceptacion. ARTÍCULO 978. Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la
plena conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al
manifestar su aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo
contrato, pero las modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de
inmediato al aceptante.
Quien recibe una oferta dispone entonces de varias posibilidades: guardar silencio, rechazarla,
proponer una reformulación de sus términos o aceptarla. Si acepta, su manifestación debe ser:
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a) lisa y llana; y b) oportuna, formulada durante el lapso de vigencia de la oferta. Ello sin
perjuicio de la posibilidad de considerar a la aceptación tardía como una oferta formulada por
el destinatario de la propuesta anterior.
Modos de aceptación. ARTÍCULO 979. Toda declaración o acto del destinatario que revela
conformidad con la oferta constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando
existe el deber de expedirse, el que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de
las prácticas que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio
actual y las declaraciones precedentes.
En este artículo se establecen cuáles son las formas jurídicamente relevantes en las que puede
exteriorizarse la aceptación; pero, en especial se establecen los efectos del silencio ante la
comunicación de una oferta, cuestión de notoria importancia para la limitación o eliminación
de prácticas abusivas por las que una parte pueda querer conferir al silencio de la otra el
sentido de una aceptación de la oferta, imponiéndole vínculos no deseados.
a. Aceptación expresa: se produce por manifestación verbal, por escrito o por signos
inequívocos que dan cuenta de una declaración afirmativa.
c. Aceptación por el silencio: en razón de lo establecido en este art. y en el art. 263 CCyC, el
silencio guardado por el destinatario de la oferta no puede ser en principio considerado como
aceptación, salvo que, por la relación existente entre las partes o por la vinculación entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes, pudiera considerarse que el receptor de la
oferta debía expedirse. Es posible que, por la relación existente entre los sujetos de la
comunicación o por su dinámica de vinculación previa, corresponda considerar como válida
entre ellos una estipulación del oferente en el sentido que, de no rechazar el aceptante la
propuesta dentro de determinado lapso razonable, esta deba considerarse aceptada; lo que
carecería de fuerza obligatoria de no ser el indicado el contexto en el que se formuló la
aserción (art. 1065, inc. a, CCyC).
vigencia de la oferta.
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celebrados entre presentes los contratos en los que no hay solución de continuidad entre la
oferta y la respuesta a ella; y entre ausentes, aquellos en los que media un plazo entre una y
otra manifestación, sin importar, en razón de las posibilidades que ofrecen las TIC (Tecnologías
de la Informática y las Comunicaciones) la localización física de los sujetos involucrados en el
intercambio.
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Acuerdo parcial. ARTÍCULO 982. Los acuerdos parciales de las partes concluyen el contrato si
todas ellas, con la formalidad que en su caso corresponda, expresan su consentimiento sobre
los elementos esenciales particulares. En tal situación, el contrato queda integrado conforme a
las reglas del Capítulo 1. En la duda, el contrato se tiene por no concluido. No se considera
acuerdo parcial la extensión de una minuta o de un borrador respecto de alguno de los
elementos o de todos ellos.
No obstante, con lógica sistémica relativa al respeto del principio de libertad contractual, en
caso de duda, el contrato se tendrá por no celebrado.
Contrato por adhesión. ARTÍCULO 984.- Definición. El contrato por adhesión es aquel mediante
el cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente,
por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya participado en su redacción.
La ordinaria determinación bilateral del contenido del vínculo, que caracteriza a la contratación
discrecional y que se desenvuelve desde la etapa de tratativas, queda sustituida por un simple
acto de adhesión a un esquema predeterminado unilateralmente.
Unilateralidad y rigidez. Tal vez la unilateralidad sea uno de sus rasgos más característicos. La
configuración interna del contrato viene modelada solo por una de las partes, precisamente
identificada como el predisponente, lo que significa que el adherente no participa en la
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redacción ni influye en su contenido. Otro elemento caracterizante del contrato por adhesión
lo constituye la rigidez del esquema predeterminado por el empresario. Ello significa que su
contraparte carece del poder de negociación consistente en contar con la posibilidad de
discutir o en intentar influir en la redacción del contrato o tan siquiera de una cláusula. El
tramo íntegro de las tratativas precontractuales en punto al contenido de las condiciones
generales se halla suprimido.
La desigualdad económica no parece ser una característica que atrape a todos los supuestos,
pues quien ostenta poder económico también formaliza contratos por adhesión en calidad de
adherente. De allí que aparezca como más convincente distinguir a las partes según el poder de
negociación de que dispongan. Predisponer un contrato presupone poder de negociación y ello
solo lo ejerce el profesional. Adherir a un contrato presupone que se carece de dicho poder. Y
esa carencia se sitúa en cabeza del adherente/ consumidor o usuario.
Requisitos. ARTÍCULO 985. Las cláusulas generales predispuestas deben ser comprensibles y
autosuficientes. La redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible. Se tienen por no
convenidas aquellas que efectúan un reenvío a textos o documentos que no se facilitan a la
contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la conclusión del contrato.
ARTÍCULO 987. Interpretación. Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se
interpretan en sentido contrario a la parte predisponente.
ARTÍCULO 988. Cláusulas abusivas. En los contratos previstos en esta sección, se deben tener
por no escritas:
b. las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían derechos del
predisponente que resultan de normas supletorias;
Las cláusulas abusivas. Debe entenderse por cláusulas abusivas o vejatorias, aquellas que
entrañan un desequilibrio de los derechos y obligaciones de las partes en estos contratos por
adhesión a condiciones generales.
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Derecho Civil III Contratos
Control judicial de las cláusulas abusivas. ARTÍCULO 989. La aprobación administrativa de las
cláusulas generales no obsta a su control judicial. Cuando el juez declara la nulidad parcial del
contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su finalidad.
La norma prevé la intervención judicial para el control de las cláusulas abusivas en los contratos
formados por adhesión a cláusulas predispuestas por una de las partes contratantes.
El criterio enunciado, según el cual la aprobación administrativa de determinados modelos
de cláusulas generales no obsta a su control judicial, es consistente con lo establecido
en el art. 1122 CCyC con relación a los contratos de consumo y con el principio
general, inherente al sistema de frenos y contrapesos propio de la división de Poderes
de gobierno, por el que los actos de la Administración pueden ser revisados por el
Poder Judicial.
El artículo pone de manifiesto el entrelazamiento de lo público y lo privado en diversos
sectores de la materia contractual en los que por tiempo se han detectado abusos, plasmados
en los repertorios de jurisprudencia. Queda así establecido que la evaluación de los efectos
que en un conflicto concreto puede tener la aplicación de cláusulas contenidas en condiciones
generales aprobadas por la autoridad administrativa de un área (como pueden ser la Secretaría
de Comercio e Industria de la Nación; la Superintendencia de Seguros de la Nación o la
Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación, entre muchos otros supuestos posibles),
es materia justiciable.
Ante una cláusula a la que se le atribuye el carácter de abusiva, el juez tiene dos caminos:
a. establecer, con base en lo pautado en el art. 987 CCyC, una interpretación que le reste toda
potencialidad lesiva de los derechos del adherente; o bien
b. declarar la nulidad de la disposición.
Tratativas contractuales
Artículo 990, del CCyC: Libertad de negociación. Las partes son libres para promover tratativas
dirigidas a la formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento.
Este artículo, se refiere a que las partes la pueden abandonar, estas tratativas previas y no
generan ninguna responsabilidad. Porque se relación con lo que establece el artículo 958,
cuando habla de la libertad de contratar, que dice que las partes son libres para celebrar el
contrato, determinar el contenido, fijar sus límites, y solo va a tener en cuenta los limites que
van a ser impuestos por la ley, la moral y las buenas costumbres.
Artículo 991 del CCyC: Deber de la buena fe. Durante las tratativas preliminares, y aunque no se
haya formulado una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas
injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la responsabilidad de resarcir el
daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del comercio.
Confirma que durante estas tratativas preliminares las partes tienen que obrar de buena fe. Y
que se pueden iniciar aun antes de formularse alguna oferta. Y la posibilidad de reclamar los
daños a la otra parte, la norma lo autoriza, aunque no precisa cuales, pero vamos a tener en
cuenta lo que dice la doctrina y la jurisprudencia de hacer lugar a la reparación de lo que se
denomina daño a la confianza. La norma se refiere al daño sufrido por haber confiado y
entonces ahí la parte va a poder reclamar el daño emergente y el lucro cesante.
Artículo 992 del CCyC: Deber de confidencialidad. Si durante las negociaciones, una de las
partes facilita a la otra una información con carácter confidencial, el que la recibió tiene el
deber de no revelarla y de no usarla inapropiadamente en su propio interés. La parte que
incumple este deber queda obligada a reparar el daño sufrido por la otra y, si ha obtenido una
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Derecho Civil III Contratos
Esta es una novedad que se incorpora en el código, y si bien acá no se avanza en lo que se
considera confidencial y entiende como debe ser tratada la confidencialidad. Los aspectos si
contempla cuando se vulnera esa confidencialidad, porque cubre tanto la revelación a terceros,
como el propio uso inapropiado de la misma. Y en cuanto a la descripción del daño que hace, la
parte va a poder reclamar una indemnización que va a ser cuantificada en la medida del
enriquecimiento del infractor; esto es lo que se llama daño lucrativo.
Artículo 993 del CCyC: Cartas de intención. Los instrumentos mediante los cuales una parte, o
todas ellas, expresan un consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitando a
cuestiones relativas a un futuro contrato, son de interpretación restrictiva. Solo tienen la fuerza
obligatoria de la oferta si se cumplen sus requisitos.
Esto es también una incorporación nueva al código civil y comercial donde este artículo busco
evitar una clasificación detallada como hacia la doctrina. Y fija la base jurídica de que las cartas
de intención, van a ser interpretadas con un sentido estricto. Quiere decir que, ante la duda, de
esa carta si es o no, la voy a considerar como una tratativa preliminar y no como oferta. Ni
mucho menos como un acuerdo parcial. Y se van a resolver cada caso en particular.
Promesa de celebrar un contrato. ARTÍCULO 995. Las partes pueden pactar la obligación de
celebrar un contrato futuro. El futuro contrato no puede ser de aquellos para los cuales se exige
una forma bajo sanción de nulidad. Es aplicable el régimen de las obligaciones de hacer.
Puede celebrarse para comprometer la realización de un futuro contrato que no sea de los que
requieren una forma bajo sanción de nulidad, como ocurre con la donación de inmuebles, de
cosas muebles registrables y de prestaciones periódicas o vitalicias (art. 1552 CCyC).
Contrato de opción. ARTÍCULO 996. El contrato que contiene una opción de concluir un
contrato definitivo, otorga al beneficiario el derecho irrevocable de aceptarlo. Puede ser
gratuito u oneroso, y debe observar la forma exigida para el contrato definitivo. No es
transmisible a un tercero, excepto que así se lo estipule.
Se trata de un contrato preliminar por el que las partes se obligan a celebrar un futuro
contrato, cuyos elementos esenciales particulares determinan, otorgando a una de ellas, a
varias o a todas, según el tipo de vínculo del que se trate, la facultad irrevocable de concluir el
contrato por vía de la aceptación, la que debe ser ejercida dentro del plazo de un año o del
menor que convengan.
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Derecho Civil III Contratos
El contrato de opción debe observar la forma requerida para el contrato definitivo; lo que
determina, por ejemplo, que si la finalidad del contrato de opción es la celebración de un
contrato de compraventa inmobiliaria, deba realizarse en escritura pública (art. 1017, inc. a,
CCyC).
Pacto de preferencia. ARTÍCULO 997. El pacto de preferencia genera una obligación de hacer a
cargo de una de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra
o las otras partes. Si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza, de
condominio, de partes en contratos asociativos o similares, el pacto puede ser recíproco. Los
derechos y obligaciones derivados de este pacto son transmisibles a terceros con las
modalidades que se estipulen.
Según el precepto transcripto, el otorgante asume una obligación de hacer. Dicha obligación
consiste, conforme con lo que establece el art. 998, en que si se decide a celebrar un futuro
contrato, debe dirigir al beneficiario una declaración con los requisitos de la oferta,
comunicándole su decisión de celebrar el nuevo contrato, en su caso, de conformidad con las
estipulaciones del pacto. Existe otra versión que lo considera como el acuerdo en virtud del
cual el otorgante se obliga con la otra parte a preferirla en paridad de condiciones con un
tercero, si se decide a celebrar un determinado contrato. Vale decir, si bien el pacto presupone
dos partes, los protagonistas son, en definitiva, tres. La obligación del otorgante respecto de su
contraparte consiste, si se decide a celebrar un determinado contrato, en la denuntiatio, esto
es, en el deber de comunicarle la intención de contratar, ante la oferta hecha por un tercero. Si
la contraparte del promitente no ejerce la preferencia, el otorgante es libre de contratar con el
tercero en las mismas condiciones rechazadas. Este criterio coincide con nuestra tradición
jurídica, y sobre esta base el Código Civil y Comercial ha reglamentado la manifestación más
importante del pacto en el contrato de compraventa (art. 1165).
Pacto de preferencia. El pacto de preferencia genera una obligación de hacer a cargo de una
de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra o las otras
partes. Si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza, de condominio, de
partes en contratos asociativos o similares, el pacto puede ser recíproco. Los derechos y
obligaciones derivados de este pacto son transmisibles a terceros con las modalidades que se
estipulen.
Efectos. El otorgante de la preferencia debe dirigir a su o sus beneficiarios una declaración, con
los requisitos de la oferta, comunicándole su decisión de celebrar el nuevo contrato, en su caso
de conformidad con las estipulaciones del pacto. El contrato queda concluido con la
aceptación del o de los beneficiarios.
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Derecho Civil III Contratos
ambos requiere ser integrada por otra declaración de voluntad, asentimiento, aprobación,
homologación.
El negocio es condicional, pero como esa autorización o aprobación opera con carácter
suspensivo para el supuesto de que no se cumpla la misma, las partes deberán restituirse lo
que hubieran recibido con sus accesorios, por el contrario de que si se cumple esa condición
queda perfeccionado el contrato y las partes deben cumplir con el mismo.
Error. “La noción exacta de una cosa puede faltarnos, ya sea porque no tengamos ninguna
idea, o porque tengamos una falsa idea. En el primer caso hay ignorancia; en el segundo error.
La apreciación jurídica de estos dos estados es la misma y desde entonces es indiferente
emplear una u otra expresión”, decía el codificador de 1871 en la Nota al art. 923.
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Derecho Civil III Contratos
declaración lo pudo conocer según la naturaleza del acto, las circunstancias de persona, tiempo
y lugar (art. 266).
Es accidental el error de hecho que versare sobre alguna calidad accidental de la cosa, o sobre
algún accesorio de ella. En estos casos, el error no invalida el acto, aunque haya sido el motivo
determinante para hacerlo.
El error esencial, a su vez, puede ser excusable o inexcusable. Es excusable cuando concurren
ciertas circunstancias que inducen al equívoco del agente, pero no podrá alegarse cuando la
ignorancia del verdadero estado de las cosas proviniese de una negligencia culpable de quien
ha errado (error inexcusable).
El error de cálculo no da lugar a la nulidad del acto, sino solamente a su rectificación, excepto
que sea determinante del consentimiento (art. 268).
En suma, para que el error sea causa de nulidad de un acto jurídico, debe ser esencial y
reconocible (en los actos bilaterales o unilaterales recepticios). Se prescinde así del requisito de
la excusabilidad previsto en el Código anterior, cuyo esquema se traslada -para tutela de la
confianza- del que yerra hacia el destinatario de la declaración: se requiere, por ello, la
reconocibilidad. La prueba del error está a cargo de quien lo invoca.
No obstante, la parte que incurre en error no puede solicitar la nulidad del acto, si la otra
ofrece ejecutarlo con las modalidades y el contenido que aquélla entendió celebrar, lo que
determina en este caso la subsistencia del acto (art. 269).
Lo dispuesto precedentemente es aplicable al error en la declaración de voluntad y en su
transmisión o exteriorización.
Dolo. ARTÍCULO 271.- Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda aserción de lo falso o
disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee para la
celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa, cuando
el acto no se habría realizado sin la reticencia u ocultación.
Distintas acepciones.
Dolo como factor de atribución de responsabilidad subjetivo (art. 1724). Se configura por la
producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses
ajenos.
Dolo esencial. Es el que vicia el consentimiento porque fue la causa determinante del acto al
inducir a la víctima a que lo consienta en condiciones desventajosas para ella
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Derecho Civil III Contratos
Prueba. La prueba de la acción dolosa que vicia la voluntad puede rendirse por cualquier
medio. Por las características propias que posee aquella, la prueba de presunciones tiene
especial importancia.
Sentencia. La sentencia que comprueba los requisitos del dolo esencial en un caso concreto
declara la nulidad relativa del acto jurídico celebrado con ese vicio (art. 386 CCyC).
El dolo incidental o dolus incidens se refiere a la maniobra engañosa que proviene de la otra
parte o de un tercero pero que no ha sido la causa determinante del acto. Es decir, el engaño
no determina la realización del negocio pero ha logrado que la víctima consienta condiciones
que le son más gravosas o perjudiciales.
Los requisitos del dolo incidental se definen por exclusión de aquellos que el art. 272 CCyC
establece para el dolo esencial en orden a provocar la invalidez del negocio. Por tanto, para que
este se configure, las maniobras o la omisión empleadas no deben haber sido causas
determinantes del acto, o bien el daño que provocaron no debe haber sido de escasa
importancia.
ARTÍCULO 274.- Sujetos. El autor del dolo esencial y del dolo incidental puede ser una de las
partes del acto o un tercero.
ARTÍCULO 275.- Responsabilidad por los daños causados. El autor del dolo esencial o
incidental debe reparar el daño causado. Responde solidariamente la parte que al tiempo de la
celebración del acto tuvo conocimiento del dolo del tercero.
El dolo —esencial o incidental— siempre constituye un acto ilícito y, como tal, es idóneo para
dar lugar a la indemnización respectiva.
El artículo establece expresamente que el dolo genera responsabilidad civil tanto para la parte
como para los terceros que fueron autores del dolo que vició el acto. Cuando se trata de dolo
esencial, es el mismo hecho que da lugar a dos acciones:
a. la acción de nulidad del acto con la finalidad de volver las cosas ex ante, esto es, al tiempo
anterior a la celebración del acto; y
La víctima también puede optar por dejar subsistente el negocio jurídico y renunciar a reclamar
su invalidez, solicitando al propio tiempo la reparación de los danos que el dolo le ha
provocado.
Si el dolo ha sido incidental, solamente dará lugar a la reparación de los perjuicios que fueran
acreditados Cuando el dolo fue cometido por un tercero, la parte beneficiada por el obrar de
este responderá solidariamente por los daños causados a la víctima siempre que hubiera
tenido conocimiento del dolo del tercero al momento de la celebración del acto; si dicho
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Derecho Civil III Contratos
En suma, en cualquiera de esos casos, el autor responde. Si existió dolo de un tercero, pero la
parte beneficiada tuvo conocimiento de ello al tiempo de la celebración del acto, responde
solidariamente.
Sanción que recae sobre la dispensa del dolo. Prueba del dolo: Interés en probar el dolo.
El dolo, se trate de dolo esencial o accidental, configura un hecho ilícito. La parte que alega
haber sido víctima tendrá también que acreditar las maniobras, ocultamientos o cualquier otra
acción con entidad para configurarlo. Rigen los principios generales sobre la carga de la prueba,
la cual puede rendirse por cualquier medio ya que se trata de simples hechos.
De los hechos producidos por la fuerza y el temor. Los vicios que afectan la libertad y que
permitirán a la víctima demandar la anulación del acto y reclamar daños y perjuicios al autor
del hecho, son la fuerza e intimidación, que se denominan genéricamente “violencia”. La
violencia se presenta de dos formas distintas: como violencia física (“fuerza”), y violencia moral
(“intimidación”).
La fuerza irresistible y las amenazas que generan el temor de sufrir un mal grave e inminente
que no se puedan contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte o de un tercero,
causan la nulidad del acto. La relevancia de las amenazas debe ser juzgada teniendo en cuenta
la situación del amenazado y las demás circunstancias del caso (art. 276).
No hay intimidación por injustas amenazas cuando el que las hace se limitase a ejercitar sus
propios derechos. Asimismo, el temor reverencial, o el de los descendientes hacia los
ascendientes, o el de los subordinados para con sus superiores, no es causa suficiente para
anular los actos.
El autor de la fuerza o la intimidación debe reparar los daños. El acto podrá anularse aunque la
fuerza o la intimidación haya sido empleada por un tercero que no intervenga en él. Si la
contraparte conocía la acción de fuerza o intimidación cometida por el tercero, responderá
solidariamente, pero si la ignoraba, y el acto se declara nulo, el tercero será el único
responsable de todos los daños y perjuicios ocasionados a la parte perjudicada por la
declaración de nulidad (art. 278).
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Derecho Civil III Contratos
El negocio (en principio lícito) cumple con el objeto y sus formalidades, pero hay algo que no es
sincero, que no refleja la verdad, que muestra una realidad que no es tal. En consecuencia nos
encontramos frente a un acto o negocio que pretende esconder la verdad y al mismo tiempo
producir un engaño hacia quienes no han participado del acto. Tenemos así por un lado, un
acto simulado, visible, que exhibe una ficción y, por otro lado, un acto disimulado, oculto, no
percibido por quienes no han participado a su relación.
Analizando el contenido del art. 333, la simulación se configura: a) cuando se encubre el
carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro; b) cuando el acto contiene cláusulas que
no son sinceras; c) cuando el acto contiene fechas que no son verdaderas; d) cuando en un
acto jurídico se constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas, que no son
aquellas para quienes en realidad se constituyen o transmiten, caso conocido como de
interposición de personas. Esta enumeración de las hipótesis en las que un acto se considera
simulado, contenida en el art. 333, no es taxativa sino enunciativa.
Para que exista simulación, si bien no es requisito ineludible en el acto simulado el animus
nocendi (intención de dañar) sí lo es el animus decipiendi, o sea, la intención de engañar, pues
“siempre tiende a quedar en secreto, ello es de su esencia y tal secreto no está destinado sino
a engañar a quienes son ajenos a la simulación, mostrándoles una apariencia que encubre una
realidad distinta”.
En suma, para que se configure la simulación, se requieren tres elementos: a) discordancia
consciente entre la voluntad real y la declarada; b) acuerdo entre las partes otorgantes del
acto; c) ánimo de engañar, de donde puede resultar o no un perjuicio a terceros, o a la ley.
Cifuentes alude a la simulación como un negocio complejo, definiéndolo como el acto o
negocio jurídico que por acuerdo de las partes se celebra exteriorizando una declaración
recepticia no verdadera, para engañar a terceros, sea que esta carezca de todo contenido, o
bien que esconda uno verdadero diferente al declarado.
Naturaleza jurídica del acto simulado.
Se ha debatido siempre acerca de si el acto simulado es un acto nulo -y en tal caso si la nulidad
es absoluta o relativa- o si se trata de un acto inexistente.
En nuestro Código el acto simulado es un acto anulable, generalmente de nulidad relativa. Esta
idea es aceptada por parte de la doctrina (Borda, Salas, Arauz Castex) y es la generalizada en la
jurisprudencia nacional.
Pese a ello muchos ven en el acto simulado, un acto inexistente. Así, dice Llambías que “si el fin
del acto jurídico es el establecimiento de relaciones jurídicas entre las partes, ese elemento
definidor falla en el supuesto del acto simulado, en el cual las partes han expresado su
consentimiento para constituir una apariencia, pero no para conferirse los derechos y obli -
gaciones que resultan ostensiblemente del acto”.
Para De Ruggiero y Rivera, “debe distinguirse entre la simulación absoluta y la relativa. En la
primera, la acción tendería a la declaración de inexistencia, pues falta el consentimiento de las
partes para la producción de efectos jurídicos; de allí que, declarada la simulación, nada queda;
mientras que en la segunda se anularía el acto ostensible para que apareciera en todo su
esplendor el acto real”.
El acuerdo simulatorio.
En todo acto simulado subyace un acuerdo de no atribuir a aquel los efectos que, por
naturaleza, debe producir. A esto se llama acuerdo simulatorio. Para Mosset Iturraspe, el
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Derecho Civil III Contratos
acuerdo simulatorio es un momento prenegocial del acto simulado; una suerte de contrato
preliminar o preparatorio. Y si un acto simulado obedece al acuerdo previo entre partes, “es
obvio que el acto ostensible, simulado, no será más que la ejecución del acuerdo simulatorio.
El acto simulado, como tal, reconoce un para qué, una causa, que debe hallarse en el acuerdo
simulatorio”.
A) El negocio oculto. El acuerdo simulatorio se realiza entre dos personas, aunque el negocio
simulado aproveche solo a una de ellas, y se da principalmente en los casos de simulación
ilícita, donde un deudor simula vender sus bienes a un tercero, para perjudicar a sus
acreedores.
En tal caso, el tercero “es arrastrado, como cómplice, a participar del acto aparente que el
primero ideó para burlar a sus acreedores. Suele ocurrir que éste segundo, al tiempo de tener
que devolver lo que simulada e ilícitamente adquirió, se niegue a hacerlo. La ley civil, al
prohibir ejercer la acción para obtener el reintegro, si bien sancionaba a un culpable,
beneficiaba al otro, con lo que su dolo obtenía así un premio legal”, como lo puntualiza
Morello, quien califica a éste último como el simulador principal.
Ejemplo clásico de un acto simulado, es la donación (acto disimulado) oculta bajo el ropaje de
una compraventa (acto ostensible), lo que presupone un acuerdo previo entre donante y
donatario para tal fin (acuerdo simulatorio).
B) La causa simulandi. La simulación del negocio jurídico, obedece siempre a un motivo, a una
razón mediante la cual las partes deciden llevar adelante el negocio simulado; lo ordinario y
razonable en el mundo negocial es actuar con una causa o motivo. El acto ostensible y el oculto
se ligan así a través del acuerdo simulatorio en función de una causa fin o finalidad, por lo que
el proceso simulatorio radica en la “discordancia entre los móviles determinantes que contiene
el acuerdo simulatorio y los intereses económio-sociales que el negocio simulado está
destinado a cumplir”.
“La causa simulandi, es el motivo que induce a dar apariencia a un negocio jurídico que no
existe, o a presentarlo en forma distinta de la que le corresponde”. En el clásico ejemplo de la
donación disfrazada de compraventa, la causa simulandi, esto es, el motivo de la simulación,
estaría claramente representada por el interés del vendedor de caer en estado de aparente
insolvencia para salvar de su patrimonio los bienes vendidos, sobre los que, caso contrario,
podría lograr el acreedor la efectividad de su crédito.
Las relaciones que surgen del acto simulado, tanto entre las partes entre sí como entre
éstas y los terceros, se emparentan con la licitud o ilicitud de la causa simulandi. Si la causa fin
es lícita y no perjudica a terceros, el acto oculto obliga a las partes entre sí, dejando incluso
expedita la respectiva acción declarativa para el caso de incumplimiento del acuerdo
simulatorio. En cambio, si es ilícita, y causa perjuicios a terceros, las partes no podrán ejercer
entre ellas la acción de simulación y aquellos pueden atacar el negocio simulado para tornarlo
ineficaz.
Debe sin embargo destacarse que la causa simulandi no constituye un elemento esencial
para la procedencia de la acción de simulación y hasta se puede prescindir de ella cuando su
comprobación sea difícil en la acción ejercida por terceros. En cambio, tiene destacada
relevancia para diferenciar la simulación lícita de la ilícita.
Formas de simulación.
El art. 333, prevé distintos supuestos que caracterizan los negocios simulados.
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Derecho Civil III Contratos
La simulación puede referirse a: a) la naturaleza del acto; b) alguno de sus elementos (v.gr., el
precio); c) su contenido (v.gr., la fecha); d) los sujetos que en él intervienen, caso que plantea el
problema de la interposición de personas.
a) Simulación de la naturaleza del acto. La norma se refiere a la simulación que encubre el
carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro. El caso frecuente ya apuntado, es
cuando se dona bajo apariencia de una compraventa. Lo encubierto es la donación realizada
por quien transmite el dominio, a través de un negocio distinto (la compraventa).
b) y c) Simulación de elementos del acto o su contenido. El art. 333 se refiere a cláusulas que
no son sinceras, o a fechas que no son las verdaderas. Es el caso de una compraventa de
inmueble en la que se simula un precio inferior al real en la escritura, para aminorar o eludir
deberes fiscales; o de quien aparece comprando un bien y no es quien paga el precio, cuando
en la escritura figura que fue el comprador quien abonó el dinero.
d) Interposición de personas. La norma incluye como hipótesis de simulación los casos en que
se constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas, que no son aquellas para
quienes en realidad se constituyen o transmiten.
d.1) Interposición ficticia. El testaferro. En este aspecto, la simulación se realiza con la
intervención de un tercero que se posiciona en el lugar de una de las partes del contrato. El
caso clásico es el de quien quiere donar (A) un bien a otra persona (B), y para ello recurre a un
tercero (C) a quien “vende” el bien. Este tercero comprador C -el testaferro-, a su vez “vende”
luego el bien al real destinatario de la donación (B). Esta operación elíptica de interposición
ficta, suele ocurrir cuando existen normas que prohíben la realización del acto, o directamente
para eludir la ley.
d.2) Interposición real. En este caso, un tercero interpuesto adquiere efectivamente el bien que
a él fue transmitido, pero en rigor lo hace como mandatario oculto del real interesado en la
adquisición, sin que lo sepa el vendedor, quien en todo tiempo entiende realizar un acto real.
d.3) Interposición fiduciaria. En este caso, la persona interpuesta adquiere los derechos que se
le transmiten, pero se obliga a traspasarlos a un tercero. A diferencia del testaferro, el
fiduciario adquiere efectivamente el derecho, aunque en virtud del pacto de fiducia, surgen
límites en sus poderes. El fiduciante sólo tiene un derecho personal a la satisfacción de la
obligación por el fiduciario; mientras que éste es titular del derecho transmitido.
d.4) Simulación e interposición real. Se ha dicho que en la interposición real de personas no hay
simulación “pues el transmitente ignora que ha tratado con el testaferro de un tercero”, por lo
que en tal caso el acto es real y surte efectos entre las partes. De ahí que este supuesto no
encuadre en el art. 333, “puesto que aquél no ha constituido o transmitido derechos a
personas distintas del adquirente”. Por ello, si de la interposición que emana del mandato
oculto resulta una violación a la ley, la nulidad que del acto se declare no tendrá base en la
simulación, sino en la conducta contraria a derecho.
La jurisprudencia confirma el criterio expuesto: “Cuando el acto jurídico fue ejecutado con
interposición real de personas, es decir, mediante quien es mandatario oculto de otra persona
que no aparece como parte del acto, es válido y no adolece de simulación. Esta es la posición
mayoritaria para la cual es requisito de la simulación el acuerdo de partes para simular;
ausente en la hipótesis de interposición real de personas”. En el mandato oculto, el mandatario
actúa en nombre propio, sin representación y simulando adquirir para sí los derechos que en
realidad adquiere para su mandante. “Este acto es real y surte sus efectos entre las partes,
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Derecho Civil III Contratos
dejando a salvo las relaciones existentes entre el solvens (comprador) y su mandante oculto,
las que son para el accipiens (vendedor) res inter alios acta”.
d.5) Interposición real e interposición ficticia. Queda claramente fijada la distinción entre
interposición real e interposición ficticia Sostiene Greco que “Ferrara, al criticar parte de la
doctrina francesa que no distinguía las dos especies de interposición, reserva el concepto de
prestanombre o testaferro (homme de paille según los franceses) al intermediario ficticio. El
intermediario real, por el contrario, es un verdadero contratante en el negocio jurídico;
adquiere para su patrimonio los derechos emergentes del negocio y se constituye en deudor
de las obligaciones correlativas, todo en forma real, aunque por otro acto se obligue a
transmitir aquellos derechos al interponente, obligación para cuyo cumplimiento será
menester la realización de una nueva transmisión”. Y concluye el distinguido jurista que sólo en
la interposición ficticia, “en la que no basta el acuerdo entre el interponente y el testaferro,
sino que se requiere asimismo la inteligencia con el tercer contratante, estamos en el campo de
la simulación. En cambio, cuando hay interposición real -o sea sólo acuerdo entre el
interponente y el adquirente ostensible, sin que participe el otro contratante- la figura es
extraña a la idea de simulación; aquí el intermediario real es un verdadero contratante,
mandatario en nombre propio, y adquiere en su nombre una situación jurídica que, por su
relación interna, queda obligada a transmitir al mandante oculto”.
Clases de simulación.
La generalidad de la doctrina considera dos criterios de clasificación de la simulación: las
denominadas absoluta y relativa, y las llamadas lícita e ilícita.
A) Simulación absoluta y relativa.
La simulación es absoluta cuando se celebra un acto jurídico que nada tiene de real. El acto
aparenta ser tal, pero en realidad no hay tal acto ni ningún otro. En la simulación absoluta, las
partes “no quieren, en realidad, celebrar negocio alguno”, y por lo general se la emplea para
insolventar el patrimonio del deudor en perjuicio de sus acreedores, casos en los cuales se
configura de modo ilícito, no pudiendo las partes de ejercer entre sí la acción de simulación. La
simulación relativa se configura cuando se emplea para dar a un acto jurídico una apariencia
que oculta su verdadero carácter. En este caso, coexisten dos actos jurídicos: uno ostensible,
aparente, y otro oculto, real que es el que refleja la verdadera motivación de las partes. Aquí se
produce pues una “divergencia entre la intención práctica y la causa típica del negocio”.
Otros criterios doctrinarios apuntan a considerar la llamada simulación por interposición de
personas como una categoría autónoma de simulación.
B) Simulación lícita e ilícita.
El art. 334 dispone: “La simulación ilícita o que perjudica a un tercero provoca la nulidad del
acto ostensible. Si el acto simulado encubre otro real, éste es plenamente eficaz si concurren los
requisitos propios de su categoría y no es ilícito ni perjudica a un tercero. Las mismas
disposiciones rigen en el caso de cláusulas simuladas”. De ahí que será ilícita la simulación cuyo
contenido sea contrario al ordenamiento jurídico o cause perjuicios a un tercero, mientras que
si tales condiciones no se verifican la simulación tendrá carácter lícito.
Para Rivera, los casos de simulación lícita “son puramente teóricos”, pues por lo general, las
partes tienen intención de producir perjuicio. Y aun cuando esa intención no exista, el perjuicio
puede igualmente verificarse. En el caso clásico de la donación simulada como compraventa
que resulta, en principio, lícita, “pues, si el donante no tiene herederos forzosos y no se trata
del pago del pretium stupri, nada podría objetarse; sin embargo surge la figura del Fisco como
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Derecho Civil III Contratos
perjudicado, ya que en tal acto se omite el pago del impuesto a la transmisión gratuita o el que
haga sus veces, lo que otorga carácter ilícito al acto que, sustancialmente, no perjudica los
derechos de terceros”. Además, “para calificar de ilícita a la simulación, basta con que ella
tenga un fin ilícito, sin que sea necesario que tal fin se haya consumado”.
Por otra parte, en el caso de la simulación lícita, el acuerdo simulatorio “vincula a las partes al
negocio oculto en la simulación relativa, en función del respeto a la autonomía de la voluntad”.
Acción de simulación.
Introducción. Objeto de la acción.
Los derechos de las partes que celebraron una simulación lícita, o de los terceros que han
resultado víctimas de un perjuicio en la simulación ilícita, se dirime a través de la acción de
simulación, cuyo objeto es precisamente, la declaración de simulado del acto que se ataca.
Por ello, quienes “otorgan un acto simulado ilícito o que perjudica a terceros no pueden ejercer
acción alguna el uno contra el otro sobre la simulación”, excepto que las partes no obtengan
beneficio alguno del ejercicio de la acción de simulación (art. 335, 1ra. parte).
La acción de simulación, junto a la acción subrogatoria y la acción revocatoria o pauliana,
integran las llamadas acciones conservatorias o integrativas del patrimonio del deudor, cuyo
patrimonio es la “prenda común de los acreedores”. Por ello se ha considerado que la acción
de simulación, es “el conducto para conseguir la declaración del vicio”, pues de esta forma el
acreedor logra “el mantenimiento de la garantía del patrimonio del deudor para la efectiva
concreción de sus derechos de crédito. El bien aparentemente salido del patrimonio sigue
claramente perteneciendo a él, más allá de su salida aparente”.
En cuanto al objeto, la acción de simulación se endereza “a la simple comprobación judicial de
la verdadera realidad jurídica, oculta bajo una falsa apariencia, y a preparar el camino a
ulteriores acciones de pago o cumplimiento”.
Acción de simulación entre partes.
La acción de simulación persigue la declaración de que el acto es simulado, y se encamina a
sacar a la luz la realidad encubierta, “de donde la acción resulta ahora declarativa de la realidad
oculta”. Y como ello se origina en una controversia entre las partes del acto simulado, surge
como consecuencia que la acción “lleva anexa también una condena”, pues es evidente que la
acción se deduce “para evitar que una de las partes, prevaliéndose del negocio simulado (...)
lesione los intereses que compromete el negocio disimulado, cuando éste es, por supuesto,
lícito”.
Como regla general las partes carecen de acción entre sí, si se trata de simulación ilícita. Por
excepción “si los simuladores no se proponen consumar el acto ilícito realizado mediante la
simulación, ni aprovechar de él, sino repararlo, destruyendo las apariencias lesivas de los
derechos ajenos, no hay impedimento para la promoción de una acción tendiente a dejar sin
efecto el acto simulado”.
En palabras de Morello el precepto permite “el arrepentimiento del simulador principal, que
quiere volver las cosas a la situación originaria recuperando los bienes, con lo que su
patrimonio continuará así representando la prenda común de sus acreedores”.
Prescripción de la acción entre las partes del acto simulado.
El art. 2562 inc. a) dispone que prescribe a los dos años el pedido de declaración de nulidad
relativa y de revisión de actos jurídicos. El cómputo de dicho plazo en la acción de declaración
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Derecho Civil III Contratos
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Derecho Civil III Contratos
Necesidad: Se asocia a la noción de carencia, material o espiritual, que traduce una situación
de angustia o agobio, derivada de la falta de medios materiales elementales para subsistir.
Debilidad síquica: No se acepta la noción amplia que comprende un obrar imprudente o
negligente, pues no se trata de proteger una actuación irreflexiva. Jurídicamente el concepto es
mucho más restringido y está referido a los estados mentales patológicos de debilidad, o
estados de inferioridad mental.
Inexperiencia: Es la falta de conocimientos que se adquieren con el uso y la práctica. Pero es
necesario, para que haya lesión, que esa inexperiencia esté relacionada con el
aprovechamiento de la otra parte mediante sagacidad o astucia, valiéndose de la necesidad de
inexperto para obtener de él –sin mediar dolo- una ventaja patrimonial excesiva.
Concepto: Se entiende por capacidad la actitud de la persona para ser titular de relaciones
jurídicas pudiendo adquirir derechos y contraer obligaciones. La doctrina ha distinguido la
capacidad de ejercicio art 23 de la capacidad de derecho art 22. En el caso de la primera es
absoluta o relativa. La de derecho siempre es relativa. La capacidad de ejercicio puede ser
suplida en el mismo momento del nacimiento de la relación jurídica por la representación, en
este caso ha sido colocada para quien no pueda por si ejercer un derecho pueda ser titular del
mismo celebrando el acto, padres, tutores o curadores. Nuestro código regula la capacidad a
partir del art 22, estableciendo su art 24 que son incapaces de ejercicio las personas por nacer,
las que no cuentan 18 o 13 y la madurez suficiente de acuerdo al art 24 y 25. Los declarados
incapaces por sentencia judicial con la extensión y con el alcance de la misma art 32. En el art
48 se hace lo propio con la inhabilitación donde se regula el prodigo.
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Derecho Civil III Contratos
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Derecho Civil III Contratos
precepto establece que es necesario el asentimiento del otro cónyuge para enajenar o gravar
los bienes que menciona.
Algo semejante ocurre con la situación del fallido, que no puede realizar actos de
administración o disposición de sus bienes ni, por tanto, contratar, por la situación de
desapoderamiento que ope legis produce la quiebra.
Legitimación excepcional o de segundo grado. Juntamente con esa forma de legitimación de
primer grado, existe otra de índole excepcional, contingente o de segundo grado. En virtud de
ella, un sujeto que no es el titular tiene competencia para realizar negocios que afectan
intereses ajenos y, consecuentemente, la esfera perteneciente al dominus. En estos casos no
coincide el sujeto de voluntad con el sujeto del interés El primer supuesto de legitimación de
este carácter está dado por la representación.
En este instituto, un sujeto debidamente autorizado o investido de poder, el representante,
realiza actos jurídicos que producen efectos exclusiva y directamente en la esfera del titular de
los intereses. La legitimación se traduce en un poder, una autorización que lo habilita para
producir estos efectos.
Otras veces la ley confiere legitimación a una persona para que esta pueda realizar actos que
afecten la esfera jurídica ajena, pero en salvaguardia de un interés propio.
Es lo que ocurre con la acción subrogatoria (art. 739, CCCN) o con las hipótesis de ejecución, en
las que el acreedor promueve la enajenación de los bienes del deudor para que se destine el
producido a la satisfacción de la acreencia (art. 743, CCCN).
Legitimación aparente. Finalmente, están los supuestos de legitimación aparente, en que una
persona está legitimada para realizar negocios que afecten el círculo de intereses ajenos, sin
tener ninguna autorización ni poder y sin contar con ningún derecho para ello. La razón de que
se le confiera eficacia a estos actos jurídicos realizados por quien no es titular de los intereses
que se ponen en juego, estriba en tutelarla buena fe de los terceros que han confiado en la
legitimación aparente del autor del negocio. Entre los supuestos de este tipo de legitimación,
pueden mencionarse los siguientes: la adquisición legal de derechos reales sobre muebles por
subadquirentes (art. 1895, CCCN); los actos a título oneroso realizados por el heredero
aparente a favor de adquirentes de buena fe (art. 2315, CCCN); los actos realizados por el
titular aparente de un inmueble o mueble registrable, para trasmitir derechos reales o
personales tales cosas adquiridas en virtud de un acto nulo (art. 392, CCCN);y, finalmente, el
pago hecho al acreedor aparente (art. 883, inc.e, CCCN).
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Derecho Civil III Contratos
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Derecho Civil III Contratos
Efectos. ARTÍCULO 359.- Efectos. Los actos celebrados por el representante en nombre del
representado y en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efecto directamente para el representado.
Abuso de poder. Nocion. Han sido examinadas la hipótesis en las que, quien actúa en nombre
ajeno, lo hace sin poder o excediendo los límites de este. Diversos son los supuestos de abuso
del poder. En ellos, el representante actúa formalmente dentro de los límites del poder que se
le ha conferido, pero contrariando la finalidad de la representación, la que, por vía de regla, es
la tutela del interés del representado.
En estos casos de abuso del poder, los actos que el representante realiza en nombre del
representado no lo son en el interés de este, sino en beneficio de un interés contrastante, ya
sea del propio representante o de un tercero. Los supuestos de abuso del poder se dan, pues,
cuando el representante beneficia directamente a la otra parte a expensas del representado,
en connivencia o no con ella, es decir, contando o no con la complicidad de esta; o bien cuando
media un conflicto de intereses en el que la tutela del perteneciente al representante o la del
de un tercero, que también le ha sido confiada, exige el sacrificio del interés del representado
Contrato consigo mismo. ARTÍCULO 368.- Acto consigo mismo. Nadie puede, en representación
de otro, efectuar consigo mismo un acto jurídico, sea por cuenta propia o de un tercero, sin la
autorización del representado. Tampoco puede el representante, sin la conformidad del
representado, aplicar fondos o rentas obtenidos en ejercicio de la representación a sus propios
negocios, o a los ajenos confiados a su gestión.
El contrato consigo mismo, se trate del contrato que celebra el representante actuando como
tal por una parte y a título personal por la otra, o simultáneamente en calidad de
representante de las partes, por vía de regla, no está permitido. Solo se admite cuando existe
una autorización del representado.
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Derecho Civil III Contratos
el contrato no tenía objeto, solo tenía efectos; Para algunos el objeto de los contratos son las
cosas y los hechos, que es la posición que toma el nuevo código; Para Lorenzetti, el objeto de
los contratos, son las relaciones jurídicas que crea; Mosset iturraspe dijo que el objeto del
contrato es la operación jurídica considerada
Objetos prohibidos. Correlativamente con lo dispuesto en el art. 279 para el objeto de los
actos jurídicos, el art. 1004 establece que no pueden ser objeto de los contratos los hechos que
son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la
dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un
motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo
humano se aplican los arts. 17 y 56.
Determinación. Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados en su
especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si ésta puede ser
determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su
individualización.
Determinación por un tercero. Las partes pueden pactar que la determinación del objeto sea
efectuada por un tercero.
En caso de que el tercero:
-No realice la elección,
-Sea imposible o
-No haya observado los criterios expresamente establecidos por las partes o por los usos y
costumbres
Puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe tramitar por el procedimiento
más breve que prevea la legislación procesal.
Bienes inexistentes y futuros. Los bienes inexistentes y futuros pueden ser objeto de los
contratos. La promesa de transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir,
excepto que se trate de contratos aleatorios.
Bienes Ajenos. Los bienes ajenos también pueden ser objeto de los contratos. Si el que
promete transmitirlos garantizó el éxito de la promesa, y ésta no se cumple, está obligado a
indemnizar. Si no ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los
medios necesarios para que la prestación se realice y si, por su culpa, el bien no se transmite,
debe reparar los daños causados. El que ha contratado sobre bienes ajenos como propios
también es responsable de los daños si no hace entrega de ellos.
Bienes Litigiosos. Los bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser
objeto de los contratos, siempre que se declare ese carácter, y sin perjuicio de los derechos de
terceros. Quien de mala fe contrata sobre esos bienes como si estuviesen libres, debe reparar
los daños causados a la otra parte si ésta ha obrado de buena fe.
El Código Penal de la Nación considera casos especiales de defraudación y penaliza con el
delito de “estelionato” a quien “vendiere o gravare como bienes libres, los que fueren litigiosos
o estuvieren embargados o gravados; y el que vendiere, gravare o arrendare como propios,
bienes ajenos” (art. 173, inc. 9, del Código Penal).
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Derecho Civil III Contratos
Bienes sobre Herencia futura. La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni
tampoco pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares (art.
1010).
Contratos de larga duración. ARTÍCULO 1011. En los contratos de larga duración el tiempo es
esencial para el cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los efectos queridos por
las partes o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar.
Las partes deben ejercitar sus derechos conforme con un deber de colaboración, respetando la
reciprocidad de las obligaciones del contrato, considerada en relación a la duración total. La
parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad razonable de renegociar de
buena fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de los derechos.
La Causa.
Distinción entre causa y objeto. El objeto consiste en la materia sobre la que versa el acto, es
decir, es el aspecto objetivo del contrato se relaciona con los bienes, con los hechos. En
cambio, la causa es la finalidad buscada por las partes, ósea, la razón de ser del acto. Debe
existir una causa final como elemento de todo contrato.
Funciones asignadas a la noción de causa
Disposiciones generales. Se aplican a la causa de los contratos las disposiciones de la Sección
2ª, Capítulo 5, Título IV, Libro Primero de este Código. Se define a la causa como el fin
inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad de
las partes (art 281). También la integran los motivos exteriorizados cuando estos sean lícitos y
hayan sido incorporados en forma expresa o tácita, si esto fuese esencial para ambos
El artículo 282 regula la presunción de causa, aunque la misma no este expresada en el acto
mientras que no se pruebe lo contrario y aunque esta fuese falsa, en concordancia con el
artículo 1013. Si bien la existencia de la obligación o de la deuda, no se presume (art 727) una
vez acreditada la existencia de una obligación esta hace suponer que tiene razón de ser
legitima, ya que probando o demostrando un efecto es razonable inducir que se funda en
alguna causa aun cuando esta se mantenga en penumbras o bien oculta, en consecuencia la
prueba de que no existe causa o la causa ni por consiguiente la obligación es un resorte del
deudor (debe demostrar que no tiene causa). En todo de acuerdo con los principios que rigen
la carga de la prueba.
Necesidad. La causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración y
subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad,
adecuación o extinción del contrato. El CCC ratifica y jerarquiza el rol de la causa fin en su etapa
de formación (tratativa, personamiento del contrato) y también de ejecución (cumplimiento
del mismo), abriendo la posibilidad de plantear su frustración receptada en el art 1090 y así
despeja toda duda relativa al valor estructural de este elemento en la gestación,
perfeccionamiento y cumplimiento contractual y se supera lo que planteaba el CC en los 500 y
502. La nulidad, extinción o adecuación al negocio que carece de causa fin o la pierde esta
prevista en la norma y esto reafirma que la pervivencia del negocio juridico (que siga viviendo
el negocio juridico) solo se mantiene si está dotado de una causa licita, que es la que le otorga
el sentido y validez a ese negocio juridico.
Causa Falsa. Falsa causa. La causa constituye un requisito esencial de los actos jurídicos, su
falta importa la nulidad de estos.
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Derecho Civil III Contratos
Tradicionalmente se ha distinguido entre falta de causa y falsa causa. Si una persona contrae
una determinada obligación en razón de una causa cualquiera y luego resulta que no existe, se
trata de un caso de falsa causa. Pero puede ocurrir que en el título se exprese una cláusula que
no es verdadera, sino aparente que encubre otra real. Se trata del supuesto de causa simulada.
Si, en estas condiciones, la causa ostensible —esto es, la que figura en el título— no es
verdadera, pero la real u oculta existe y es lícita, el acto es igualmente válido. Lo simulado
puede estar tanto en el móvil, en el fin o en la fuente de la obligación. La obligación fundada en
falsa causa será válida siempre que la causa oculta sea lícita, carácter que debe reunir cualquier
acto jurídico por definición.
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Derecho Civil III Contratos
b) Solemnidad relativa. Aquí la omisión de la forma impuesta por la ley acarrea la invalidez del
acto jurídico, por lo cual no produce los efectos que debía generar, pero -no obstante- produce
como consecuencia un efecto distinto, consistente en la obligación de cumplir la solemnidad
omitida, operándose la denominada “conversión” del acto. El acto pierde así sus efectos
propios pero, por conversión, el acto nulo, pasa a ser un acto jurídico distinto, tal como lo
dispone el art. 285. Se encuentran contemplados los supuestos del art. 1017 donde el negocio
se transforma en la obligación de otorgarlo según la forma impuesta en la ley. Deben ser
otorgados por escritura pública: a) los contratos que tienen por objeto la adquisición,
modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles (excepto los casos en que el acto
es realizado mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa); b) los
contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles; c) todos los
actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública; d) los demás
contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en escritura
pública.
Se considera subasta pública a la venta realizada mediante remate, por orden judicial. La
subasta administrativa es la que realiza un ente oficial, sin trámite judicial que es asimilable a la
subasta judicial.
Por lo tanto, si alguien pretende vender un inmueble utilizando como instrumento un boleto
de compraventa privado, está realizando un contrato válido que lo obliga a otorgar escritura
pública a fin de integrar el acto jurídico complejo, para cuya conclusión la ley impone el
cumplimiento de esa formalidad. La nulidad del contrato de compraventa no implica la nulidad
del boleto. De ahí que el otorgamiento pendiente de un instrumento previsto como formalidad
solemne relativa constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una forma
bajo sanción de nulidad. En este caso si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo
hace en su representación, siempre que las contraprestaciones estén cumplidas, o fuera
asegurado su cumplimiento (art. 1018).
c) Formalidad simple o no solemne. En este tipo de actos la forma se exige “ad probationem”.
Los actos adquieren relieve cualquiera sea la forma en que se los otorgue, pero no se los puede
probar si no se exhibe la forma o instrumento exigido por la ley o por las partes. Están
incluidos: los contratos que sea de uso instrumentar, los que no pueden ser probados
exclusivamente por testigos (art. 1019), las donaciones no incluidas en el art. 1552, etc.
Por otro lado, la formalidad exigida para la celebración del contrato rige también para las
modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen solamente sobre
estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista disposición legal en contrario (art. 1016).
Modificaciones al contrato. La formalidad exigida para la celebración del contrato rige
también para las modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen
solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista disposición legal en
contrario.
Exigencia de forma escrita:
Contratos que deben ser otorgados por escritura pública:
o Los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de
derechos reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado
mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa; este artículo viene del
1184 del CC.
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Derecho Civil III Contratos
o Los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;
o Todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública;
referencia al artículo 1016
o Los demás contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser
otorgados en escritura pública. No es taxativo, es otro tipo de contrato formal.
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Derecho Civil III Contratos
los testigos (terceros ajenos a un pleito, que presenciaron con sus sentidos alguna situación
importante). Es importante también la prueba pericial (peritos que son avezadas en distintas
áreas). También están las pruebas relativas a telegramas, cartas documentos, pruebas virtuales
o informáticas, los envíos que se hacen por esa vía. Previstos en la legislación de forma.
Modos de prueba: cómo se van a realizar esas probanzas, es decir, como se organizan dichas
pruebas. Es una actividad propia del derecho procesal y de los códigos de procedimiento
(regulan los modos de prueba). Ej: en caso de testigos, no tendrían que ser inhábiles
(parientes, amigos cercanos, interés en el pleito, citados antes de la audiencia, etc.)
Los contratos NO formales tienen la capacidad de ser probados por cualquier medio de prueba:
testigo, sube, etc.
La prueba y la forma está muy enraizada, pero no es lo mismo la prueba de un contrato no
formal que de la prueba de un contrato formal. La regla dice los contratos formales deben ser
probados acompañando la solemnidad que establece la ley. Pero tiene 3 excepciones, que
deben ser acreditadas no solo esbozadas:
-Imposibilidad de obtener la prueba prevista por la ley (hubo una circunstancia fáctica que
impide a las partes otorgar la formalidad que exige la ley)
-Principio de prueba instrumental (el CC hablaba de principio de prueba por escrito): principio
no prueba escrita, no se tiene la misma.
-Principio de ejecución del contrato: se acredita que el contrato empezó a cumplirse. Ej: un
inquilino que ya empieza a ocupar la casa que alquila pero no tiene contrato, pero si los recibos
de pago.
Acreditadas estas excepciones puede probar el contrato si no es por estas, puede ser por
cualquiera.
Relación entre forma y prueba. Prueba de los contratos formales.
Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser
probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de
haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de
ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra
parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil (no hay certeza) la
existencia del contrato.
Supuestos:
a. Cuando existe imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad: lo
que puede darse en caso de mediar destrucción, sustracción o extravío del instrumento, o
también, de darse algún supuesto invencible de acceso al documento.
b. Si existe principio de prueba instrumental: lo que ocurre, por ejemplo, si quien sostiene la
existencia del contrato presenta facturas, recibos, remitos, cartas de porte, constancias de
transferencias bancarias o cualquier otro tipo de instrumento que tendría su origen en la
existencia del vínculo contractual invocado, sin perjuicio de que ellos permitan tener por
corroborado también el comienzo de ejecución. Puede tratarse de instrumentos públicos,
privados o particulares no firmados y constar en soporte papel o tratarse de documentos
electrónicos (art. 287 CCyC).
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Derecho Civil III Contratos
Se considera parte del contrato a quien: a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en
interés ajeno; b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés; c)
manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un
agente sin representación (art. 1023).
Efecto con relacion a los sucesores universales y particulares.c Los efectos del contrato se
extienden, activa y pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que
de él nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la
naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley (art. 1024).
En consecuencia el contrato no produce efectos respecto de los sucesores universales: a) Si se
trata de obligaciones “intuitu personae”; b) Cuando la ley impide la transmisión (caso del
“pacto de preferencia” en la compraventa, art. 1165, o de la muerte del mandante o del
mandatario, art. 1329); c) Cuando las partes han convenido la intransmisibilidad; d) Cuando la
transmisión es contraria a la naturaleza misma del contrato (contrato de constitución de
usufructo, cuyos efectos terminan con la muerte del usufructuario, art. 2140).
Sucesor universal es el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de otro; sucesor
singular el que recibe un derecho o un bien en particular (art. 400).
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Derecho Civil III Contratos
Contrato para persona a designar. Cualquier parte puede reservarse la facultad de designar
ulteriormente a un tercero para que asuma su posición contractual, excepto si el contrato no
puede ser celebrado por medio de representante, o la determinación de los sujetos es
indispensable. La asunción de la posición contractual se produce con efectos retroactivos a la
fecha del contrato, cuando el tercero acepta la nominación y su aceptación es comunicada a la
parte que no hizo la reserva. Esta comunicación debe revestir la misma forma que el contrato,
y ser efectuada dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los quince días desde su
celebración. Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato produce efectos entre las
partes. Las partes incluyen en el contrato una estipulación por la cual una o cualquiera de ellas,
se reserva la facultad de designar ulteriormente a un tercero para que asuma su posición
contractual. Ej: compras en comisión en las cuales el contratante tiene derecho a individualizar
a su comitente con posterioridad
Contrato por cuenta de quien corresponda. El contrato celebrado por cuenta de quien
corresponda queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición
contractual cuando se produce el hecho que lo determina como beneficiario del contrato. En
este tipo de contrato tiene el sujeto en blanco, porque se lo celebra en interés de un tercero
que esta indeterminado. Y cuya determinación se hará posteriormente. Este tipo de contrato es
45
Derecho Civil III Contratos
representativo porque el celebrante no contrata en interés propio, sino que actúa en interés de
un tercero.
Contrato para persona a designar. ARTÍCULO 1029. Cualquier parte puede reservarse la
facultad de designar ulteriormente a un tercero para que asuma su posición contractual,
excepto si el contrato no puede ser celebrado por medio de representante, o la determinación
de los sujetos es indispensable. La asunción de la posición contractual se produce con efectos
retroactivos a la fecha del contrato, cuando el tercero acepta la nominación y su aceptación es
comunicada a la parte que no hizo la reserva. Esta comunicación debe revestir la misma forma
que el contrato, y ser efectuada dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los
quince días desde su celebración. Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato
produce efectos entre las partes.
El contrato para persona a designar tiene lugar cuando uno de los contratantes, el estipulante,
se reserva el derecho o la facultad de designar, dentro de un plazo establecido, a quien ocupará
luego su posición contractual en el negocio. Este contrato carecía de regulación en el orden
normativo previo a la sanción de este Código.
Suele ser un recurso empleado por intermediarios, quienes actúan en nombre e interés
propios, de especial uso en operaciones de compraventa de inmuebles y de automotores—las
denominadas compras “en comisión”—, quienes adquieren un bien sin satisfacer los recaudos
formales específicos, que completarán una vez que encuentren un comprador al que adjudicar
la cosa.
Contrato por cuenta de quien corresponda. ARTÍCULO 1030. El contrato celebrado por cuenta
de quien corresponda queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la
posición contractual cuando se produce el hecho que lo determina como beneficiario del
contrato.
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Derecho Civil III Contratos
2. que el cumplimiento de las prestaciones a cargo de cada una de las partes deba producirse
en forma simultánea; por lo que la previsión no resulta de aplicación en los casos de
contraprestaciones sucesivas.
El planteo de la suspensión puede hacerse en forma extrajudicial o judicial —lo que se deriva
del empleo del “puede” en su redacción—, supuesto en el que podrá articularse por vía de
acción o de excepción dilatoria, con efectividad hasta que la parte eventualmente remisa dé
cumplimiento u ofrezca seriamente cumplir.
Tutela preventiva. Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus derechos
sufriesen una grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo
significativo en su aptitud para cumplir, o en su solvencia. La suspensión queda sin efecto
cuando la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que el cumplimiento será realizado
(art. 1032).
Seña, señal o arras. Con frecuencia en algunos contratos se entrega una “seña”, “señal” o
“arras” para asegurar su cumplimiento o su perfeccionamiento, ya que no hay ejecución
inmediata de las obligaciones emergentes del mismo. Como principio general la seña debe ser
entendida como confirmatoria del contrato, es decir, orientada a reforzar el cumplimiento de
las obligaciones, a cuenta del precio total y en signo de ratificación del contrato. Sin embargo,
puede ocurrir que las partes pacten la posibilidad de “arrepentimiento”. En este último caso, la
seña posibilita la resolución o extinción inmediata del contrato, presentando características
singulares ya que si quien dio la seña se arrepiente de la operación pierde lo que ha entregado,
pero si quien frustra el contrato es el que recibió la seña, debe devolver el doble de su valor. Así
lo estipula el art. 1059: “La entrega de señal o arras se interpreta como confirmatoria del acto,
excepto que las partes convengan la facultad de arrepentirse; en tal caso, quien entregó la
señal la pierde en beneficio de la otra, y quien la recibió, debe restituirla doblada”. Los daños
derivados del arrepentimiento se limitan al monto de la seña.
Como señal o arras pueden entregarse dinero o cosas muebles. Si la seña es de la misma
especie que lo que debe darse por el contrato, lo dado en seña se tiene como parte de la
prestación si el contrato se cumple; pero no si ella es de diferente especie o si la obligación es
de hacer o no hacer (art. 1060).
Cláusula "como seña y a cuenta De precio". En los boletos de compraventa es muy frecuente
la constancia de que el comprador entrega una suma como seña y a cuenta de precio. La
cláusula como seña y a cuenta de precio tiene una doble función sucesiva: como seña si el
contrato no se cumple y como tal permite el arrepentimiento; a cuenta de precio en caso de
cumplimiento. En otras palabras, esta cláusula no importa ninguna diferencia con la
estipulación lisa y llana de una seña. Nos parece un criterio acertado. Al expresar que la suma
se entrega también a cuenta de precio, no se hace sino mencionar uno de los efectos normales
de la seña; en el fondo, no es sino una redundancia, pero de ella no se podría extraer la
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Derecho Civil III Contratos
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Derecho Civil III Contratos
-Aumentarla,
-Disminuirla o
-Suprimirla
La responsabilidad por saneamiento resulta un elemento natural de los contratos a los que se
aplica
Interpretación de la supresión y de la disminución de la responsabilidad por saneamiento.
Las cláusulas de supresión y disminución de la responsabilidad por saneamiento son de
interpretación restrictiva.
Casos en los que se las tiene por no convenidas. La supresión y la disminución de la
responsabilidad por saneamiento se tienen por no convenidas en los siguientes casos:
a. si el enajenante conoció, o debió conocer el peligro de evicción, o la existencia de vicios; No
se puede establecer una cláusula que dicte que no se va a responder por un vicio oculto, si la
parte actúa de mala fe conociendo el desperfecto
b. si el enajenante actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación
(relación de consumo), a menos que el adquirente también se desempeñe profesionalmente
en esa actividad.
Las partes pueden pactar los límites de responsabilidad, en cualquier relación. Menos las de
consumo.
Pluralidad de bienes. En los casos en que la responsabilidad por saneamiento resulta de la
enajenación de varios bienes se aplican las siguientes reglas:
o Si fueron enajenados como conjunto, es indivisible;
o Si fueron enajenados separadamente, es divisible, aunque haya habido una
contraprestación única.
En su caso, rigen las disposiciones aplicables a las cosas accesorias.
Pluralidad de sujetos. Quienes tienen responsabilidad por saneamiento en virtud de
enajenaciones sucesivas son obligados concurrentes. Si el bien ha sido enajenado
simultáneamente por varios copropietarios, éstos sólo responden en proporción a su cuota
parte indivisa, excepto que se haya pactado su solidaridad.
Ignorancia o error. El obligado al saneamiento no puede invocar su ignorancia o error, excepto
estipulación en contrario.
Responsabilidad por evicción. ARTÍCULO 1044.- Contenido de la responsabilidad por evicción.
La responsabilidad por evicción asegura la existencia y la legitimidad del derecho transmitido, y
se extiende a:
a. toda turbación de derecho, total o parcial, que recae sobre el bien, por causa anterior o
contemporánea a la adquisición;
b. los reclamos de terceros fundados en derechos resultantes de la propiedad intelectual o
industrial, excepto si el enajenante se ajustó a especificaciones suministradas por el adquirente;
c. las turbaciones de hecho causadas por el transmitente.
Noción. La garantía de evicción es la que debe toda persona que transmite un derecho o una
cosa a título oneroso y que luego de la transmisión, y por una causa anterior a ella, el
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Derecho Civil III Contratos
adquirente se ve privado en todo o en parte del uso o goce de la cosa o derecho, en virtud de
una sentencia judicial que declara un mejor derecho de un tercero sobre la cosa transmitida.
Tal garantía se traduce en el pago de indemnizaciones en favor del damnificado.
Exclusiones. La responsabilidad por evicción no comprende: a) las turbaciones de hecho
causadas por terceros ajenos al transmitente; b) las turbaciones de derecho provenientes de
una disposición legal; c) la evicción resultante de un derecho de origen anterior a la
transferencia, y consolidado posteriormente. Sin embargo, el tribunal puede apartarse de esta
disposición si hay un desequilibrio económico desproporcionado (art. 1045).
Citación por evicción. Si un tercero demanda al adquirente en un proceso del que pueda
resultar la evicción de la cosa, el garante citado a juicio debe comparecer en los términos de la
ley de procedimientos. El adquirente puede seguir actuando en el proceso.
Gastos de defensa. ARTÍCULO 1047. El garante debe pagar al adquirente los gastos que éste ha
afrontado para la defensa de sus derechos. Sin embargo, el adquirente no puede cobrarlos, ni
efectuar ningún otro reclamo si:
b. citó al garante, y aunque éste se allanó, continuó con la defensa y fue vencido.
a. si el adquirente no cita al garante, o lo hace después de vencido el plazo que establece la ley
procesal;
Sin embargo, la responsabilidad subsiste si el adquirente prueba que, por no haber existido
oposición justa que hacer al derecho del vencedor, la citación oportuna del garante por
evicción, o la interposición o sustanciación de los recursos, eran inútiles; o que el allanamiento
o el laudo desfavorable son ajustados a derecho.
Responsabilidad por vicios ocultos. Son los defectos ocultos de la cosa adquirida a título
oneroso preexistentes a la adquisición que tornan impropio su destino o dificultan su uso o
goce, de suerte tal que de haberlo sabido el adquirente, no la habría adquirido, o habría dado
un menor precio por ella.
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Derecho Civil III Contratos
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Derecho Civil III Contratos
las cualidades que normalmente tienen los objetos de esa especie y calidad. Entonces, si luego
resulta que el bien tenía un vicio o defecto oculto, la lealtad que debe presidir las relaciones
contractuales obliga al enajenante a responder por el perjuicio ocasionado. Se trata de una
garantía que la ley reconoce a todo adquirente a título oneroso para ponerse a cubierto de
sorpresas desagradables y para brindar una mayor seguridad en los negocios jurídicos. De ahí
que tal garantía es debida inclusive por el enajenante de buena fe que desconocía los vicios; a
tal punto que se ha concluido que –en esa hipótesis- estaríamos según Borda ante un supuesto
de responsabilidad contractual sin culpa.
Interpretación de la ley. La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus
finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos
humanos, los principios y los valores jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento.
Interpretación del contrato. Por aplicación del principio establecido en el art. 1061 “El contrato
debe interpretarse conforme a la intención común de las partes y al principio de la buena fe”,
lo que concuerda con la regla del art. 961 en cuanto a que los contratos deben celebrarse,
interpretarse y ejecutarse de buena fe.
Tipos de interpretación.
Autentica. Es aquella que emana de las partes mismas, surge de sus palabras y de sus hechos
Doctrinaria. Que es emitida por los juristas con fuerza moral científica y que generalmente
influye en la opinión de los jueces
Judicial. Realizada por los tribunales cuando la cuestión se plantea ante ellos y pone fin a la
cuestión que es debatida, siendo en realidad los últimos interpretes
Métodos de interpretación.
Método Gramatical. Es probablemente el más antiguo. Consiste en atenerse a las palabras del
texto escrito de la ley, pero hay que señalar que el interés del jurista no puede detenerse en la
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Derecho Civil III Contratos
consideración de la palabra en sí, sino que se la debe tomar para comprender la conducta de
las partes, y no aisladamente sino en su contexto que estaría dado por todo el acuerdo de
voluntades y legislación.
Método Lógico. Pretende desentrañar por medio del razonamiento el pensamiento real,
psicológico, del autor.
Método Dogmático. En contraposición del método lógico, considera el texto como sustento de
significaciones objetivas, desprendidas del autor que las formulo y capaces de ir suministrando
soluciones según las circunstancias y maneras de como se actua; La costumbre es la fuente
primaria del derecho.
Medios y criterios de interpretación. Los medios son elementos atinentes al caso concreto y
los criterios de interpretación son principios que trascienden el caso especifico y que el
interprete infiere de la experiencia común y de la conciencia social.
Significado de las palabras. ARTÍCULO 1063. Las palabras empleadas en el contrato deben
entenderse en el sentido que les da el uso general, excepto que tengan un significado específico
que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y prácticas del lugar de celebración
conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato. Se aplican iguales reglas
a las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consentimiento se manifiesta.
Interpretación contextual. ARTÍCULO 1064. Las cláusulas del contrato se interpretan las unas
por medio de las otras, y atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto.
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Derecho Civil III Contratos
Principio de Conservación. ARTÍCULO 1066. Si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de
alguna de sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de
varias interpretaciones posibles, corresponde entenderlos con el alcance más adecuado al
objeto del contrato.
Según el principio de conservación del contrato enunciado en el art. 1066 CCyC, las situaciones
dudosas que pudieran darse con relación a la ponderación de la validez del contrato o de
alguna de sus cláusulas, deben interpretarse en el sentido de darle efectos. Esto es, en caso de
duda, el juez no debe privar de validez a lo estipulado por las partes; pero solo en caso de
duda, pues de ser clara la invalidez, debe declararla, aun de oficio, en caso de afectar ella el
orden público.
En caso de existir diversos sentidos posibles, alguno de los cuales conduce a la determinación
de la ineficacia de todo o parte del contrato, el intérprete debe optar por la valoración que
resulte más adecuada al objeto del contrato.
Expresiones oscuras. ARTÍCULO 1068. Cuando a pesar de las reglas contenidas en los artículos
anteriores persisten las dudas, si el contrato es a título gratuito se debe interpretar en el
sentido menos gravoso para el obligado y, si es a título oneroso, en el sentido que produzca un
ajuste equitativo de los intereses de las partes.
La subcontratación no tenía regulación general en los Códigos anteriores, aunque sí dentro del
contrato de locación, en el que es de uso habitual.
b. el leasing, en el que el tomador del leasing puede arrendar el bien (art. 1238, párr. 2, CCyC);
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Derecho Civil III Contratos
Disposicion General. ARTÍCULO 1070. En los contratos con prestaciones pendientes éstas
pueden ser subcontratadas, en el todo o en parte, a menos que se trate de obligaciones que
requieren prestaciones personales.
b. de las acciones que corresponden al subcontratante, contra la otra parte del contrato
principal, en la extensión en que esté pendiente el cumplimiento de las obligaciones de éste
respecto del subcontratante.
Estas acciones directas se rigen por lo dispuesto en los artículos 736, 737 y 738.
Contratos conexos. Definición. ARTÍCULO 1073. Hay conexidad cuando dos o más contratos
autónomos se hallan vinculados entre sí por una finalidad económica común previamente
establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para el logro del resultado
perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley, expresamente pactada, o derivada
de la interpretación, conforme con lo que se dispone en el artículo 1074.
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Derecho Civil III Contratos
La definición netamente descriptiva que propone el art. 1073 CCyC se integra con dos
elementos configurantes: la pluralidad (dos o más contratos autónomos) y la finalidad
económica común (el objetivo supracontractual).
Esa finalidad económica supracontractual es distinta de la causa fuente y causa fin de cada
contrato conectado.
En caso de dudas o en los que nada adviertan los contratantes, la interpretación contextual
definirá la existencia de dicho objetivo común o, alternativamente, falta de conexión en pos de
dicho resultado.
Interpretación. Articulo 1074. Los contratos conexos deben ser interpretados los unos por
medio de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que surge del grupo de contratos, su
función económica y el resultado perseguido.
Efectos. Articulo 1075. Según las circunstancias, probada la conexidad, un contratante puede
oponer las excepciones de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la
inejecución de obligaciones ajenas a su contrato. Atendiendo al principio de la conservación, la
misma regla se aplica cuando la extinción de uno de los contratos produce la frustración de la
finalidad económica común.
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Derecho Civil III Contratos
Nulidad Absoluta. Cuando en la observancia del precepto están comprometidos estos valores
supremos que atienen y conforman el núcleo esencial del orden público la moral o las buenas
costumbres, son de nulidad absoluta. La nulidad absoluta es irrenunciable, por lo tanto, no
puede sanearse por confirmación del acto ni por la prescripción. La nulidad absoluta puede
declararse por el juez, aun sin mediar petición de parte, si es manifiesta en el momento de
dictar sentencia. Puede alegarse por el Ministerio Público y por cualquier interesado, excepto
por la parte que invoque la propia torpeza para lograr un provecho.
Nulidad Relativa. Cuando están en juego la protección de intereses particulares o privados. la
nulidad relativa puede ser subsanada porque es renunciable y, va de suyo, susceptible de
confirmación. La nulidad relativa solo puede declararse a instancia de las personas en cuyo
beneficio se establece. Excepcionalmente puede invocarla la otra parte, si es de buena fe y ha
experimentado un perjuicio importante.
Causa sobreviniente. Imposibilidad de cumplimiento. Es un obstáculo insuperable para el
cumplimiento de la obligación; tiene que ser un obstáculo absoluto que impida cumplir con la
obligación. Una mera dificultad para cumplir, no lo exime de la responsabilidad. Esa
imposibilidad puede ser definitiva o temporaria. Si es definitiva, el deudor queda liberado. Pero
si es temporaria, solo se exime de los daños y perjuicios moratorios y tiene que cumplir con la
obligación, una vez que ceso el obstáculo.
Imposibilidad relativa: es respecto a determinada persona deudora, pero no afecta a otras. Son
hechos que impiden el cumplimiento de un determinado deudor. No es suficiente para
dispensarlo al deudor de responsabilidad.
Rescisión: se refiere a la extinción del contrato por voluntad de ambas partes, o de una sola de
ellas si ha sido previsto en el contrato o surge de la ley. El art. 1076 dispone: “El contrato puede
ser extinguido por rescisión bilateral. Esta extinción, excepto estipulación en contrario, sólo
produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros”. Ingresan dentro de esta
categoría: a) el distracto (mutuo acuerdo extintivo, art. 1076); b) la rescisión unilateral
autorizada por el contrato o por la ley; c) la rescisión legal (contratos bancarios art. 1383,
comodato art. 1541 inc. c), locación de cosas art. 1217 inc. b), etc.).
Extinción por declaración de una de las partes. ARTÍCULO 1077. El contrato puede ser
extinguido total o parcialmente por la declaración de una de las partes, mediante rescisión
unilateral, revocación o resolución, en los casos en que el mismo contrato, o la ley, le atribuyen
esa facultad.
Disposiciones generales para la extinción por declaración de una de las partes. Excepto
disposición legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a la revocación
y a la resolución las siguientes reglas generales:
El derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe ser dirigida
por todos los sujetos que integran una parte contra todos los sujetos que integran la otra;
La extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un juez. La
demanda puede iniciarse aunque no se haya cursado el requerimiento previo que pudo
corresponder; en tal situación se aplica el inciso f);
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Derecho Civil III Contratos
Operatividad de los efectos de la extinción por declaración de una de las partes. ARTÍCULO
1079. Excepto disposición legal en contrario:
a. la rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro;
b. la resolución produce efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a
título oneroso por terceros de buena fe.
Restitución en los casos de extinción por declaración de una de las partes ARTÍCULO 1080. Si
el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por
resolución, las partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en
razón del contrato, o su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir, y
a lo previsto en el artículo siguiente.
Contrato Bilateral. ARTÍCULO 1081. Si se trata de la extinción de un contrato bilateral:
a. la restitución debe ser recíproca y simultánea;
b. las prestaciones cumplidas quedan firmes y producen sus efectos en cuanto resulten
equivalentes, si son divisibles y han sido recibidas sin reserva respecto del efecto cancelatorio
de la obligación;
c. para estimar el valor de las restituciones del acreedor se toman en cuenta las ventajas que
resulten o puedan resultar de no haber efectuado la propia prestación, su utilidad frustrada y,
en su caso, otros daños.
Reparacion del Daño. ARTÍCULO 1082. La reparación del daño, cuando procede, queda sujeta a
estas disposiciones:
a. el daño debe ser reparado en los casos y con los alcances establecidos en este Capítulo, en el
Título V de este Libro, y en las disposiciones especiales para cada contrato;
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Derecho Civil III Contratos
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Derecho Civil III Contratos
Clausula resolutoria expresa. ARTÍCULO 1086.- Las partes pueden pactar expresamente que la
resolución se produzca en caso de incumplimientos genéricos o específicos debidamente
identificados. En este supuesto, la resolución surte efectos a partir que la parte interesada
comunica a la incumplidora en forma fehaciente su voluntad de resolver.
En este artículo se regula lo que la doctrina tradicionalmente denomina como pacto comisorio
expreso, la primera forma de cláusula resolutoria concebida en nuestro derecho, a la que luego
se agregó la forma implícita regulada en los arts. 1087 y 1088 CCyC.
El pacto expreso conserva funcionalidad en todos los casos en los que a la dinámica del
contrato no le resulta conveniente o suficiente estar a los términos operativos del pacto
implícito; a diferencia del CC, que prohibía este tipo de estipulación en la prenda, el anticresis y
la venta de cosas muebles, la aplicación del instituto es en este Código amplia, limitada solo
por las exclusiones propias de los contratos por adhesión a cláusulas predispuestas y de
consumo, en caso de configurarse un supuesto de ejercicio abusivo.
La cláusula resolutoria es una estipulación de las partes en un contrato por las que ellas
establecen el procedimiento que deberá observarse para concretar la extinción del vínculo
jurídico, por incumplimiento de obligaciones a cargo de una de ellas.
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Derecho Civil III Contratos
Efectos de la resolución del contrato. Los intitutos resolutorios actúan ex tunc, es decir, con
efecto retroactivo (art 1079, inc. B), pero siempre dejando a salvo los derechos adquiridos por
terceros de buena fe a titulo oneroso y sólo en supuestos muy especiales puede hablarse de
que sus efectos son ex nunc (para lo futuro). En cuanto se hará en la medida que corresponda
de las cosas que han recibido en razón del contrato o su valor, y cuando proceda la reparación
del daño.
Resolución y lesión. Aun en el supuesto de lesión, la norma permite la subsistencia del vinculo
contractual si aquel que, aprovechando la ligereza, inexperiencia o necesidad de la contraria
hubiera obtenido una ventaja patrimonial desproporcionada y sin justificación, admite que se
equilibren las prestaciones en forma proporcionada y equitativa
2-La existencia de una causa, típica o motivacional, que pueda considerarse objetivada en el
contrato;
3-La incidencia de un hecho sobreviniente, inesperado, grave, ajeno a las partes, que afecte la
posibilidad de concreción de esa causa de modo permanente y no meramente temporal y
supere el riesgo asumido por la parte afectada;
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Derecho Civil III Contratos
5-Planteo de parte.
Consumidor. Artículo 1092. Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere
o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio
propio o de su grupo familiar o social. Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de
una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o
servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su
grupo familiar o social
Interpretación y prelación normativa. ARTÍCULO 1094. Las normas que regulan las relaciones
de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de protección del
consumidor y el de acceso al consumo sustentable. En caso de duda sobre la interpretación de
este Código o las leyes especiales, prevalece la más favorable al consumidor.
Según el art. 42 CN, el consumidor debe ser protegido en su salud, seguridad e intereses
económicos y es a la satisfacción de esas finalidades que debe apuntar la interpretación de las
normas relacionadas con la materia, las que a menudo son dictadas por organismos con poder
de policía en distintas áreas del mercado, como la Secretaría de Comercio e Industria, el Banco
Central de la República Argentina, la Superintendencia de Seguros de la Nación o la de Servicios
de Salud, entre otros, tanto en el orden nacional como provincial o de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
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Derecho Civil III Contratos
Los derechos de los consumidores: La ley 24.240 y su actualización por ley 26.361
Practicas abusivas. ARTICULO 8º bis Ley 24240: Trato digno. Prácticas abusivas. Los
proveedores deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los
consumidores y usuarios. Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los
consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No podrán ejercer sobre
los consumidores extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o
comerciales o cualquier otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice.
Cualquier excepción a lo señalado deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en
razones de interés general debidamente fundadas. En los reclamos extrajudiciales de deudas,
deberán abstenerse de utilizar cualquier medio que le otorgue la apariencia de reclamo judicial.
Tales conductas, además de las sanciones previstas en la presente ley, podrán ser pasibles de la
multa civil establecida en el artículo 52 bis de la presente norma, sin perjuicio de otros
resarcimientos que correspondieren al consumidor, siendo ambas penalidades extensivas
solidariamente a quien actuare en nombre del proveedor.
Libertad de contratar. Están prohibidas las prácticas que limitan la libertad de contratar del
consumidor, en especial, las que subordinan la provisión de productos o servicios a la
adquisición simultánea de otros, y otras similares que persigan el mismo objetivo.
Informacion dirigida a los consumidores. ARTICULO 4 ley 24240. El proveedor está obligado a
suministrar al consumidor en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado con las
características esenciales de los bienes y servicios que provee, y las condiciones de su
comercialización. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor y
proporcionada en soporte físico, con claridad necesaria que permita su comprensión. Solo se
podrá suplantar la comunicación en soporte físico si el consumidor o usuario optase de forma
expresa por utilizar cualquier otro medio alternativo de comunicación que el proveedor ponga
a disposición.
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Derecho Civil III Contratos
-Contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan (JUICIO CONCRETO) o puedan
inducir (JUICIO EN ABSTRACTO) a error al consumidor, cuando recaigan sobre elementos
esenciales del producto o servicio; La publicidad engañosa está en pugna, además, con tres
principios fundamentales del derecho del consumo: el de equilibrio, el de veracidad y el de
confianza en la apariencia desplegada.
-Efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan a
error al consumidor; para que la publicidad comparativa sea legítima es preciso que su
contenido sea objetivo; que la comparación lo sea entre elementos esenciales y verificables y,
finalmente, que sea exacta. Si la publicidad comparativa contraría los tres elementos que la
componen, es ilícita
-Debe ser clara, precisa, en idioma nacional, no debe dar lugar a confusión, que no sea
engañosa y su finalidad es atraer al consumidor. Se debe dar en la etapa anterior donde las
partes ni siquiera se conocen. Artículo 8 de la ley
Acciones. ARTICULO 52. Acciones Judiciales. Sin perjuicio de lo dispuesto en esta ley, el
consumidor y usuario podrán iniciar acciones judiciales cuando sus intereses resulten afectados
o amenazados.
En las causas judiciales que tramiten en defensa de intereses de incidencia colectiva, las
asociaciones de consumidores y usuarios que lo requieran estarán habilitadas como
litisconsortes de cualquiera de los demás legitimados por el presente artículo, previa evaluación
del juez competente sobre la legitimación de éstas.
Resolverá si es procedente o no, teniendo en cuenta si existe su respectiva acreditación para tal
fin de acuerdo a la normativa vigente.
Modalidades Especiales.
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Derecho Civil III Contratos
-Que con fundamento normativo, el consumidor o usuario pueda ejercer el derecho de revocar
su aceptación.
Utilización de medios electrónicos. Siempre que en este Código o en leyes especiales se exija
que el contrato conste por escrito, este requisito se debe entender satisfecho si el contrato con
el consumidor o usuario contiene un soporte electrónico u otra tecnología similar.
Información sobre los medios electrónicos. Si las partes se valen de técnicas de comunicación
electrónica o similares para la celebración de un contrato de consumo a distancia, el proveedor
debe informar al consumidor, además del contenido mínimo del contrato y la facultad de
revocar, todos los datos necesarios para utilizar correctamente el medio elegido, para
comprender los riesgos derivados de su empleo, y para tener absolutamente claro quién
asume esos riesgos.
Ofertas por medios electrónicos. Las ofertas de contratación por medios electrónicos o
similares deben tener vigencia durante el período que fije el oferente o, en su defecto, durante
todo el tiempo que permanezcan accesibles al destinatario. El oferente debe confirmar por vía
electrónica y sin demora la llegada de la aceptación.
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Derecho Civil III Contratos
Ese lugar fija la jurisdicción aplicable a los conflictos derivados del contrato. La cláusula de
prórroga de jurisdicción se tiene por no escrita.
Si la aceptación es posterior a la entrega del bien, el plazo debe comenzar a correr desde que
esta última se produce. Si el plazo vence en día inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil
siguiente.
Las cláusulas, pactos o cualquier modalidad aceptada por el consumidor durante este período
que tenga por resultado la imposibilidad de ejercer el derecho de revocación se tienen por no
escritos.
Forma y plazo para notificar la revocación. La revocación debe ser notificada al proveedor por
escrito o medios electrónicos o similares, o mediante la devolución de la cosa dentro del plazo
de diez días computados conforme a lo previsto en el artículo 1110.
Si el plazo vence en día inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil siguiente. El plazo de diez
días al que alude la disposición puede ser prolongado si existe conformidad de partes, pero no
puede ser limitado en el tiempo aunque medie acuerdo ya que se trata de un plazo
irrenunciable establecido por una disposición indisponible.
Gastos. El ejercicio del derecho de revocación no debe implicar gasto alguno para el
consumidor. En particular, el consumidor no tiene que reembolsar cantidad alguna por la
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Derecho Civil III Contratos
disminución del valor de la cosa que sea consecuencia de su uso conforme a lo pactado o a su
propia naturaleza, y tiene derecho al reembolso de los gastos necesarios y útiles que realizó en
ella.
Clausulas abusivas .Normas aplicables. Se aplican en este Capítulo lo dispuesto por las leyes
especiales y los artículos 985, 986, 987 y 988, existan o no cláusulas generales predispuestas
por una de las partes.
Regla general. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es abusiva la cláusula que,
habiendo sido o no negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto provocar un
desequilibrio significativo entre los derechos y las obligaciones de las partes, en perjuicio del
consumidor.
Situación jurídica abusiva. Se considera que existe una situación jurídica abusiva cuando el
mismo resultado se alcanza a través de la predisposición de una pluralidad de actos jurídicos
conexos.
b. Perjuicios solo para el predisponente, ya que este último no podría hacer valer la desventaja
que resulta de un contenido contractual del que es su único autor;
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Derecho Civil III Contratos
Control judicial. El control judicial de las cláusulas abusivas se rige, sin perjuicio de lo dispuesto
en la ley especial, por las siguientes reglas:
-Si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede
subsistir sin comprometer su finalidad;
-Cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de contratos conexos, el juez debe
aplicar lo dispuesto en el artículo 1075.
Otra nueva incorporación al Código Civil y Comercial. No hay una norma anterior en el Código
de Vélez, esta es incorporada en forma expresa, en el código a veces se utilizaba el artículo
1071 bis que establecía las obligaciones de evitar actividades lesivas en la intimidad ajena,
también se usaban muchos otros artículos; ahora los tenemos específicamente establecido. Lo
novedoso de esto es que, cubre tanto la acción como la omisión que hace previsible no solo la
producción del daño si no también su continuidad, su agravamiento, y esto sea cual fuere el
factor de la responsabilidad. Esta prevención del daño comprende también la tutela preventiva
que quiere decir, que se puede suspender el cumplimiento de la prestación hasta que la otra
parte cumpla, o de seguridades suficientes.
Articulo 1712. Legitimación activa. Están legitimados para reclamar quienes acreditan un
interés razonable en la prevención del daño.
Los que tengan un interés razonable, la norma acá adopto un criterio que parece dejar su
extensión al juez, al decir, razonable; lo que si no hay duda que abarca a los damnificados
directos, sobre los cuales se presume un interés para producir la prevención del daño. Los
indirectos deberán demostrar su interés. Y lo que dice basta un interés, pero que es interés sea
razonable, y este carácter se debe juzgar de acuerdo con los que las personas consideran que
actúan de buena fe y en la misma situación de las partes. Se va a tener que tener en cuenta
también, la naturaleza y la circunstancia del caso y también su continuación o agravamiento
atendiendo a un grado de previsibilidad.
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Derecho Civil III Contratos
Articulo 1713. Sentencia preventiva. La sentencia que admite la acción preventiva debe
disponer, a pedido de parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar,
hacer o no hacer; según corresponda; debe ponderar los criterios de menor restricción posible
y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad.
Esta acción preventiva, se recepta en un sentido amplio, comprende la tutela, tanto la civil
preventiva, como la tutela inhibitoria. Como puede ser; provisional o definitiva. Lo puede hacer
tanto como cuando yo pido una medida auto satisfactoria, o cuando pido una cautelar
provisoria. Que es lo que hace, establece el contenido y alcance de la sentencia, también esta
medida preventiva puede ser dispuesta de oficio y acá lo que tiene que hacer le juez es como
ponderar los criterios de menor restricción posible y de los medios más idóneos para asegurar
la eficacia de la obtención de la finalidad.
Quiere decir que acá los jueces podrían incluir junto con la indemnización reparatoria una
sanción adicional conforme al daño punitivo para proteger la vida y la salud de los potenciales
damnificados y provocar un efecto disuasivo sobre aquellos que tienen aptitud para producir
daños y que funciona como una advertencia para quienes están en condiciones de tomar
precauciones para prevenirlos. Esto es que el derecho de daños, no solo tiene una función
reparatoria, sino también una función preventiva y precautoria
Esto estaba contemplado en el artículo 666 bis, que podían dejar sin efectos o reajustarlas para
el supuesto de condenas combinatorias pecuniarias. Como señala en este articulo como
contrapeso de eventuales excesos en la aplicación y cuantificación esta norma va actuar como
un equilibrante de esa sanción disuasiva. Para que no sea excesiva. La puede dejar sin efecto,
total o parcialmente el juez.
Servicios riesgosos. Toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las
cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios
empleados o por las circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva.
ARTICULO 6º — Cosas y Servicios Riesgosos. Las cosas y servicios, incluidos los servicios
públicos domiciliarios, cuya utilización pueda suponer un riesgo para la salud o la integridad
física de los consumidores o usuarios, deben comercializarse observando los mecanismos,
instrucciones y normas establecidas o razonables para garantizar la seguridad de los mismos.
En tales casos debe entregarse un manual en idioma nacional sobre el uso, la instalación y
mantenimiento de la cosa o servicio de que se trate y brindarle adecuado asesoramiento. Igual
obligación regirá en todos los casos en que se trate de artículos importados, siendo los sujetos
anunciados en el artículo 4 responsables del contenido de la traducción.
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Factor El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los efectos de atribuir
objetivo responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto
disposición legal en contrario.
Responsabilidad Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge que
objetiva. el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.
Factores Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa consiste en la omisión de la
subjetivos diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las personas, el
tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o
profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.
Valoración Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor es
de la la diligencia exigible al agente y la valoración de la previsibilidad de las consecuencias.
conducta Cuando existe una confianza especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las
condiciones particulares de las partes
Para valorar la conducta no se toma en cuenta la condición especial, o la facultad intelectual de
una persona determinada, a no ser en los contratos que suponen una confianza especial entre
las partes. En estos casos, se estima el grado de responsabilidad, por la condición especial del
agente.
Relación Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho
causal productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias
inmediatas y las mediatas previsibles.
Tipos de Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder según el curso natural y
consecuencias ordinario de las cosas, se llaman en este Código “consecuencias inmediatas”. Las
consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento
distinto, se llaman “consecuencias mediatas”. Las consecuencias mediatas que no pueden
preverse se llaman “consecuencias casuales”.
Funcion Resarcitoria. Articulo 1716. Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a
otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado,
conforme con las disposiciones de este código.
Quiere decir que esto de reparar es la función más importante de la responsabilidad por daños,
no diferencia la responsabilidad contractual y extra contractual.
Acá lo que vamos a destacar es la importancia de la función de los artículos que habla de
antijuricidad, de las causales de justificación, los factores de atribución, los eximentes de
responsabilidad, y la relación de causalidad. Lo que queda en claro es que no hay una
diferenciación de lo que yo tengo que reparar ya sea en la parte contractual y extracontractual.
Previsibilidad Contractual. ARTÍCULO 1728. En los contratos se responde por las consecuencias
que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Cuando
existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias
también al momento del incumplimiento.
Hecho del damnificado. ARTÍCULO 1729. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por
la incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el
contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia
especial.
Caso fortuito o fuerza mayor. ARTÍCULO 1730. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al
hecho que no ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El
caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario.
Este Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos.
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Hay caso fortuito o de fuerza mayor cuando un hecho imprevisible o inevitable, ajeno al
presunto responsable, viene a constituirse en la verdadera causa adecuada del daño, y
desplaza a la conducta del agente. En tal caso, el sindicado como responsable se exime
totalmente de responsabilidad.
Hecho de un tercero. ARTÍCULO 1731. Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el
hecho de un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso
fortuito.
El hecho de un tercero por quien el sindicado como responsable no debe responder
únicamente exime a aquel en la medida en que reúna los caracteres del caso fortuito. De lo
contrario, ambos (demandado y tercero) responden frente a la víctima concurrente o
solidariamente, según los casos.
Imposibilidad de incumplimiento. ARTÍCULO 1732. El deudor de una obligación queda eximido
del cumplimiento, y no es responsable, si la obligación se ha extinguido por imposibilidad de
cumplimiento objetiva y absoluta no imputable al obligado. La existencia de esa imposibilidad
debe apreciarse teniendo en cuenta las exigencias de la buena fe y la prohibición del ejercicio
abusivo de los derechos.
Prueba de los factores de atribución y de las eximentes. ARTÍCULO 1734. Excepto disposición
legal, la carga de la prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes
corresponde a quien los alega.
La norma en estudio pone en cabeza del demandante la prueba del factor de atribución. Así, en
principio, el actor deberá acreditar, según los casos, la existencia de una conducta negligente
del demandado, la intervención en la producción del daño de una cosa o actividad riesgosa,
etc.
Daño resarcible.
Concepto de daños. ARTÍCULO 1737.- Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un
derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la
persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva.
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Reparación Plena. Artículo 1740: reparación plena. Se usó el término de reparación plena
porque es evidente que todo el daño no es jurídicamente reparable. Esta plenitud de
reparación depende de cada uno de los sistemas, es decir, de los factores de atribuciones, las
circunstancias que llevaron a la liberación del responsable, la nómina de los daños resarcibles.
Esta plenitud es jurídica y no material. Y las excepciones, por ejemplo, podría ser la cláusula
penal, la seña, la indemnización de equidad o atenuación por equidad (artículo 1742 y 1743). Y
cuando habla de la restitución al estado anterior puede consistir en una reparación en dinero o
en especie. Y si la victima obra por el reintegro específico tiene como límite la imposibilidad,
excesiva onerosidad o el abuso y en esos supuesto esa opción no va a proceder y se va a
realizar en dinero. Y agrega este artículo que los daños que derivan de la lesión a la intimidad,
identidad, al honor incluye la publicación de la sentencia a costa del responsable.
ARTÍCULO 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la
restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago
en dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea
parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en
dinero. En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad
personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus
partes pertinentes, a costa del responsable.
Dispensa anticipada de la responsabilidad. ARTÍCULO 1743. Son inválidas las cláusulas que
eximen o limitan la obligación de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles, atentan
contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son también
inválidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del daño sufrido por dolo del
deudor o de las personas por las cuales debe responder.
Prueba del daño. ARTÍCULO 1744. El daño debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto que
la ley lo impute o presuma, o que surja notorio de los propios hechos.
Daño Punitivo. Se han definido a los daños punitivos como, “sumas de dinero que los
tribunales mandan a pagar a la victima de ciertos ilícitos, que se suman a las indemnizaciones
por daños realmente experimentados por el damnificado, que están destinadas a punir graves
inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el futuro”. En análogo sentido
Kemelmajer de Carlucci expresa que “los punitive damages se conceden para sancionar al
demandado (el sujeto dañador) por haber cometido un hecho particularmente grave y
reprobable con el fin de disuadir o desanimar a acciones del mismo tipo”. Su objeto es aplicar
una sanción económica a aquellos que obtengan un beneficio dinerario con su obrar ilícito. Son
una indemnización incrementada que se otorga al dañado o a una entidad de bien público; así,
en los casos en que se probara que el dañador hubiera actuado intencional, maliciosa o
fraudulentamente, podrá imponerse al dañador además de reparar los daños efectivamente
sufridos, una suma extra con carácter punitivo o ejemplar.
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Daño directo. Es el que sufre la víctima propiamente, que marca el legítimo interés para el
ejercicio de la acción en procura de su reparación.
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