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Francia Milena Zuluaga Tangarife

Reflexión Crítica Individual

A partir de la revisión de los documentos de la actividad uno: como libro Bases Constitucionales
de Función Pública de Pedro Alfonso Hernandez, El Modelo de Gestión ética para Entidades del
Estado de la USAID, así como la Película propuesta en la Unidad del siguiente programa: Estamos en
la olla podrida Corrupción Colombiana, se extractaron algunas de las ideas principales que
contribuyen en el fortalecimiento democrático y gestión pública transparente.

De acuerdo al libro Bases Constitucionales de Función Pública de Pedro Alfonso Hernandez,


aborda dos grandes capítulos, los elementos y características del empleo público y La
tipología constitucional del empleo público.

Dentro de los elementos y características del empleo público, se establece: la clasificación,


nomenclatura, funciones, requisitos, remuneración, pertenencia a una planta de personal,
finalidad, duración y núcleo esencial de la estructura de la función pública. Es por esto que
desde la Constitución Política de 1991 se establece en:

En el artículo 1º establece que Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma


de república, democrática, participativa y pluralista. Estos son principios directamente
relacionados con el sistema de la función pública que adopta la propia Constitución y orientan
ineludiblemente el desarrollo del régimen de los servidores públicos que trace el legislador.

El artículo 2º alude a los fines esenciales del Estado social de derecho. El Estado podrá
alcanzarlos a través de la actuación de los servidores públicos. Por lo tanto, es evidente la
conexidad entre la asignación de funciones a los empleos públicos, el ejercicio de esas
competencias por sus titulares y el cumplimiento de los fines del Estado. Tan concreto es este
vínculo, que el legislador ha querido explicitar este elemento teleológico a través de la noción
de Empleos Público, al mencionar que tiene como propósito el cumplimiento de los fines del
Estado y de los planes de desarrollo.

El artículo 3º de la Constitución consagra el principio de la soberanía popular; los servidores


públicos constituyen uno de los medios establecidos para el ejercicio de dicho postulado. La
participación directa, a través de los mecanismos de participación popular, es otra manera a
través del cual se ejerce la soberanía. Por ello se establece que los elegidos representan al
pueblo en el ejercicio de la soberanía.

En ese escenario, el Empleo Público constituye, a su vez, el fundamento del modelo de Función
Pública previsto en el sistema constitucional colombiano. De ahí la necesidad sentida de
concederle el puesto de privilegio que como institución jurídica y política le corresponde.

Por otra parte, en el documento el Modelo de Gestión ética para Entidades del Estado de la USAID,
el cual contiene fundamentos conceptuales y el manual metodológico, donde se determina que la
Función Pública se entiende como toda actividad temporal o permanente, remunerada u
honoraria, realizada por una persona natural en nombre del Estado o al servicio del Estado
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o de sus entidades, en cualquiera de sus niveles jerárquicos, o también puede ser entendida
como la actividad del Estado ejercida con el fin de atender asuntos de interés público por
medio de sus servidores. Cuyas finalidades, características y condiciones están
determinadas por la Constitución Nacional en sus artículos 2, 122 a 131 y 209, así como por
la Ley 489 de 1998 y la Ley 909 de 2004.

En nuestra época, el Estado constituye la representación del interés público lo que es conveniente
y beneficioso para el desarrollo humano de la colectividad. En consecuencia, el ejercicio
administrativo de la función pública debe realizarse sobre la finalidad de preservar y darle
cumplimiento al interés general de todos los asociados. Para esto la ética cumple diversos roles en
el desempeño de la función pública, que van desde la función de supervivencia, hasta la de servir
de fundamento para establecer los criterios de actuación y de liderazgo de los servidores públicos.
la ética constituye la base sobre la cual se construyen los acuerdos fundamentales para
mantener la cohesión social y garantizar que cada miembro del colectivo sienta disminuida
la incertidumbre por los riesgos propios de encontrarse habitando un mundo
eminentemente plural y diversificado; otra función es la de protección del interés público;
función de construcción de lo público es decir lo de interés o utilidad común. Por lo anterior
es condición que el servidor público actúe desde criterios éticos, que son los que le permiten
dar prioridad al interés común sobre el personal o de grupos privados. De lo contrario, al
estar ausente la ética en el ejercicio de la función pública, la corrupción administrativa hace
su aparición de inmediato.

Es por ello que la naturaleza del Servicio Público está dada por su propia definición. El
Diccionario de la Lengua Española dice que Servicio Público es la “Actividad llevada a cabo
por la Administración o, bajo un cierto control o regulación de esta, por una organización,
especializada o no, y destinada a satisfacer necesidades de la colectividad”. Los servidores
públicos de carrera y los que son vinculados por contrato, representan en su campo de
competencia a toda la ciudadanía y, por lo tanto, tienen la obligación moral de defender en
todas sus actuaciones los intereses de toda la comunidad, lo cual les exige mantener una
línea apolítica –vale decir sin preferencias dictadas por la pertenencia a un determinado
partido o movimiento político- en el cumplimiento de sus funciones públicas. En virtud de
lo anterior, el valor público se expresa en la construcción de lo público, en la satisfacción de
las necesidades de las comunidades y en la consolidación de un estilo de gestión pública
eficiente y transparente que genere confianza en las instituciones públicas.

Dada la función social que ejercen los servidores públicos, de ahí la importancia de la
confianza, ya que una sociedad que reconoce derechos para todos los ciudadanos puede
exigirle el cumplimiento de sus deberes, para esto se requiere un cemento social que a
manera de relaciones básicas cohesionen, articulen y mantengan el aglutinamiento del
colectivo. En una sociedad democrática, dicho aglutinante es la confianza. La confianza es
la base de lo social, ya que para cualquier acto de interacción social en donde exista acuerdo
de voluntades, la credibilidad mutua es indispensable. Por ello, una de las tareas más
trascendentales y urgentes que tienen las entidades del Estado colombiano y los servidores
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públicos en su papel de liderazgo social, es la construcción de confianza de la población en


sus instituciones. De ahí lo importante de la Gobernabilidad que consiste en el conjunto de
condiciones que hacen factible a un gobernante o director, el ejercicio real del poder que
formalmente se le ha entregado para el cumplimiento de los objetivos y fines bajo la
responsabilidad de su cargo, de ahí que a mayor confianza social, mayor gobernabilidad y
producción de riqueza para beneficio de todos los asociados, y entre más se incremente la
gobernabilidad y la justicia en la distribución de la riqueza, mayor será la confianza de la
población en las instituciones y en el sistema.

Actualmente enfrentamos una ambigua posición de muchos colombianos que perciben respecto de
los directivos y las figuras notables de ciertas entidades públicos donde se expresa desconfianza en
las acciones de los representantes y la ineficiencia del Estado y un imaginario según el cual los
servidores públicos suelen incurrir en prácticas deshonestas, crean desconfianza en las instituciones
de nuestro país, dado los hechos de corrupción que dañan la confianza. Es por esto que La
corrupción no es un delito banal equiparable a una infracción del Código de Tránsito o a una
estafa a particulares. Constituye una violación a los deberes del cargo, una negación de los
valores que se supone fundamenta el sistema político administrativo y democrático del
Estado de Derecho, y tiene fuertes consecuencias en la destrucción de la confianza social,
así como en el deterioro de la vida de las poblaciones más débiles y necesitadas cuando
existe apropiación particular de fondos públicos destinados a programas sociales.

Prevenir la corrupción y generar procesos para reducirla es, sin duda, el camino necesario
para la consolidación de un Estado Social de Derecho y de una economía de mercado
eficiente en Colombia, que garanticen los derechos y ofrezcan unos bienes de calidad para
resolver las necesidades de todos sin exclusiones.

Por eso, el trasfondo de intencionalidad de la ética pública es la configuración de una cultura


de la integridad en la gestión pública, que conduzca a la emisión de unos juicios de confianza
por parte de la ciudadanía acerca de las Entidades y de los servidores públicos, al reconocer
que todos estos tienen comportamientos transparentes e íntegros, no solamente porque
cumplen de manera formal la ley, sino porque en sus prácticas se evidencia un fuerte
compromiso por la defensa y la construcción de lo público, así como porque sus servicios
laborales están dirigidos de forma diáfana hacia el mejoramiento de la calidad de vida de
toda la población.

La confianza se construye mediante una gestión que aplique diferentes mecanismos y estrategias
para orientar el quehacer institucional con integridad, transparencia y eficiencia:

− La aplicación de la totalidad de los recursos de la entidad al cumplimiento de los


fines constitucionales y misionales.
− El trato respetuoso y servicial de los servidores públicos hacia la ciudadanía.
− El establecimiento de reglas de juego claras y su aplicación imparcial.
− El trato justo en las relaciones con los públicos internos y externos de la entidad.
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− La imparcialidad en el suministro de información a los oferentes y en la selección de


los contratistas.
− La rendición de cuentas a la ciudadanía en forma amplia y periódica sobre los
recursos ejecutados y los resultados obtenidos en la gestión.
− El suministro de información oportuna y el diálogo con las organizaciones de
veeduría ciudadana.
− La construcción de valores compartidos entre los servidores públicos de la entidad.
− La solidaridad interna de la entidad, tanto en lo que se refiere al trabajo colaborativo
como al apoyo de sus miembros en situaciones calamitosas.

La Gestión Ética es la actuación autorregulada de los agentes públicos, orientada a asumir


sus responsabilidades frente a los grupos con los que interactúan, a encaminar sus acciones
hacia el establecimiento de modelos de trabajo orientados por la ética pública, y a ajustar
los planes estratégicos y estructuras organizacionales hacía, la búsqueda de los fines
sociales que garanticen la aplicación de los Derechos Humanos integrales y el
mejoramiento de las condiciones de vida de toda la población en especial de la más
vulnerable según lo ordenan la Constitución y la Ley.

Por último, de acuerdo a lo evidenciado en el video el siguiente programa: Estamos en la olla


podrida Corrupción Colombiana, refleja la percepción de los colombianos en referencia a la
contratación en Colombia y la problemática que aqueja el país con la corrupción de los gobernantes
y como son manejados con prebendas e influencias las contrataciones del país, dicha corrupción
afecta los bienes y beneficios de la comunidad. Así mismo se evidencia la falta de transparencia en
la información de los procesos contractuales. Donde se tocan temas como “La corrupción es tan
Colombiana como la agua panela o el atraco callejero”, “El establecimiento patrocina la corrupción
y la corrupción mantiene el establecimiento”, “uno tiene que gobernar con los amigos y en el
contrato vienen los torcidos”, así mismo se evidencia que “Los organismos de control como la
contraloría, el congreso elige el contralor que normalmente es elegido del partido político de turno,
para favorecer y abstenerse de investigar”, por otra parte, el pueblo no se preocupa por protestar
ya que se mantiene entretenido con “pan y circo” y por último, las personas que tratan de buscar el
trasfondo de los actos de corrupción terminan amenazadas o difamadas, por lo que desisten de
estas intenciones.

De ahí la importancia de establecer una política de información pública confiable, que garantice el
acceso equitativo a los diversos negocios y limite las posibilidades de monopolio; igualmente debe
pagar oportunamente las obligaciones, para que los proveedores puedan desarrollar
eficientemente su labor en el mercado, y así puedan responder a su vez con sus responsabilidades
laborales y sociales. Las Entidades públicas deben establecer mecanismos para la prevención del
uso de sobornos, de prácticas desleales tales como la difamación, la manipulación de precios, la
celebración de pactos ilícitos para monopolizar a los proveedores, la violación de la propiedad
intelectual, el contrabando, la construcción de monopolios en el mercado y el abuso de información
confidencial. Es importante que las entidades públicas establezcan sistemas para garantizar el
acceso equitativo y transparente de sus contratistas, absteniéndose de emplear cualquier forma de
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comisión o presión que lesione las condiciones de justicia en que todas las demás entidades tienen
derecho a ofrecer sus productos.

Bibliografia

Departamento Administrativo de la Función Pública. (2006). Modelo de Gestión Ética para Entidades
del Estado. Fundamentos Conceptuales y Manual Metodológico. USAID a través de
Casals&Associates Inc. Bogotá Colombia. Recuperado
dehttp://campus.cgr.go.cr/elearningdesarrollo/Campus/congreso2012/7-4-1-
modelo_gestion_etica.pdf

Hernández, P. A. (2004). Bases Constitucionales de la Función Pública. Bogotá Colombia.


Recuperado
dehttps://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/INEC/IGUB/Bases-funcion-
publica-2004.pdf

CENPRO TV (1998). El siguiente programa: Estamos en la olla podrida –


Corrupción Colombiana [Video]. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=yB8upjrCDLw

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