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Introducción
Colombia durante los periodos 2005-2015 se ha enfrentado a una serie de cambios positivos
como lo fue en el período de 2002 a 2007 en el que alcanzó una tasa de crecimiento media
del 5.5 %, como resultado de las políticas del gobierno Uribe, de tal modo que la economía
mundial fue favorable para Colombia; así mismo se encontró en periodos negativos como lo
fue en los años 2008 y 2009 por el pésimo manejo diplomático del gobierno colombiano se
dio como consecuencia el rompimiento con los gobiernos de Ecuador y Venezuela, lo que
genero un deterioro en las relaciones comerciales, lo que da lugar a un factor negativo a la
recesión mundial. Desde el segundo semestre de 2008, todas las variables significativas de
la economía mostraron su tendencia a la caída y, efectivamente, a partir de este periodo hasta
el tercer trimestre de 2009 la economía entro en fase recesiva.
Objetivo General
Objetivo especifico
JUSTIFICACION
Maco Teórico
Como política económica se entiende que son las estrategias que formulan los gobiernos
para conducir la economía de los países. Estas estrategias utilizan herramientas para obtener
unos fines o resultados económicos específicos. Las herramientas utilizadas se relacionan
con las políticas monetaria, cambiaria aquellas en las cuales se centrará la solución de la
problemática a analizar. La política monetaria, por ejemplo, a través de las decisiones sobre
la emisión de dinero, puede generar efectos sobre la inflación o las tasas de interés.
Estos son tan solo instrumentos, o metas intermedias, que son buscadas por las autoridades
económicas porque se supone que ellas contribuyen a alcanzar el objetivo último de toda
política que es mejorar el nivel y la calidad de vida de toda la población. (Cabrera. 2001).
Antecedentes
Por ejemplo, el periodo 1998-2001 se caracterizó por dos crisis internacionales: la del
Sudeste Asiático en 1997-98, con sus coletazos sobre Rusia y los mercados emergentes, y la
recesión mundial de 2001-2002, con los agravantes provenientes del terrorismo de
septiembre 11 y el estallido de la crisis argentina. Al mismo tiempo, se presentó una
prolongada caída en la demanda agregada interna, agravada por la crisis financiera local y la
agudización del conflicto interno. Todo esto ha tenido graves repercusiones fiscales.
Para colmo de males, la necesidad de sufragar las pérdidas derivadas de los desmanes en el
manejo de la banca pública (1993-97) y la crisis del sistema hipotecario (1998-99) no dejaron
alternativa distinta a la de recurrir a la adopción del impuesto a las transacciones financieras
(2x1000), a partir de diciembre de 1998, y su posterior elevación, desde enero del 2000 (al
3x1,000). Este impuesto ha implicado un incremento neto en la carga tributaria cercano a
0.7% del PIB, en momentos críticos para las empresas y los agentes económicos en general,
drenando así el ingreso disponible para la inversión y el consumo privado.
La suma de la inflación y el desempleo (“los males de la economía” de los que hablaba Okun)
promediaron cerca del 34% en los años 1975-97. A pesar del descenso rápido de la inflación
en los años recientes, dicha suma apenas se redujo al 29% en los años 1998-2002. Una vez
tomamos en consideración la postración casi total en materia de crecimiento en este último
periodo, con un promedio cercano a 0,5%, encontramos que el “índice de sufrimiento
macroeconómico” se ha quedado estancado en niveles del 28%, similares a los que venimos
registrando desde mediados de los años setenta. Este es casi el doble del registrado en los
años 1967-74, cuando se combinaron políticas de exportación con estímulos a la demanda
agregada interna y cuando aún no existían los mecanismos de indexación, que habrían de
prevalecer hasta 1998.
Desarrollo