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Tercera edad

Introducción
Se llama tercera edad a la etapa de la vida humana que inicia aproximadamente a
los 65 años de edad en adelante. Esta marca puede variar de acuerdo a las
condiciones de salud y bienestar de la persona, así como de acuerdo a su estado
anímico.
Cuando las personas se refieren a la vejez, muchas veces lo hacen considerando
únicamente aspectos biológicos, científicos, médicos, psicológicos, etc., sin
detenerse en otros factores que están relacionados con el envejecimiento. Se omite
considerar que la vejez es, en definitiva, una construcción histórica y sociocultural,
ya que cada sociedad es la que define y le da significado a las diferentes etapas de
la vida de una persona.
Mientras que en la actualidad se contempla al viejo como un ser "pasado, fuera de
modas y como a un estorbo", es preciso observar como en otras civilizaciones y
épocas históricas se les consideró como una fuente de sabiduría y experiencia por
lo que a su vez sirvió como consejero de las distintas comunidades donde residía,
participando en la todos los aspectos de la vida cotidiana.
Situación en la region
Desde el punto de vista político y ciudadano, cada país tiene criterios diferentes
para establecer la edad de paso a la senilidad desde el punto de vista legal. Así, en
algunos países de América Latina, la tercera edad inicia a los 60 años.
Argentina es uno de los países con más alta tasa de envejecimiento de
Latinoamérica. Según el censo 2010,1 en los últimos años se observó un
incremento en la proporción de personas mayores de 60 años: suman 5.725.000, lo
que representa el 14,2 % de la población. Asimismo, proyecciones del Fondo de
Población de las Naciones Unidas (UNFPA) indican que en el año 2050 el 25 % de
la población argentina tendrá 60 años o más.

Población 60 años y Porcent


Año
total más aje

36.647.79
2.000 4.929.840 13,45
8
40.755.07
2.010 5.853.301 14,36
6
44.417.08
2.020 7.132.202 16,06
1
47.779.86
2.030 8.480.968 17,75
4
50.732.21
2.040 10.546.201 20,79
5
53.120.63
2.050 12.508.848 23,55
0
Actualmente el 14% de toda la población mayor de 60 vive en la ciudad de Buenos
Aires y representa un 21% de su población total.

Las expectativas de vida en Argentina es hoy de 72 años, similar a la de los países


desarrollados, y en los próximos 25 años se espera que llegue a los 77,5 años.
Conforme surge del Mapa Nacional de la Discriminación -elaborado por el INADI en
el 2013-, es importante la diferencia que existe con relación a las experiencias de
discriminación (propias y de terceros) según los distintos grupos de edad.
entre aquellas personas de 46 a 59 años, y de modo más abrupto aún, disminuye a
un 41 % entre los adultos y las adultas mayores de 60 a 74.15
persisten estereotipos negativos y positivos vinculados a la edad de las personas
mayores. Según Graham y Baker,los estereotipos positivos se encuentran dirigidos
en primera instancia hacia las personas mayores que se ubican en el rango de 60 a
65 años. A medida que aumenta la edad disminuyen las percepciones positivas y
prevalecen las imágenes negativas. Finalmente, cuando las personas alcanzan los
90 y 100 años recuperan esa valoración positiva y se les concede mayor estatus
que las que se encuentran entre los 70 y 80 años.

En los países desarrollados, entre un 4% y un 6% de las personas mayores han


sufrido alguna forma de maltrato en casa, según la Organización Mundial de la
Salud (OMS). Desde la página web de la entidad denuncian que en los centros
asistenciales como los asilos, "se cometen actos abusivos como maniatar a los
pacientes, atentas contra su dignidad y negarles premeditadamente una buena
asistencia". Esto puede generar, lógicamente, daños físicos graves y consecuencias
psíquicas de larga duración.
En nuestro país debemos agregar a esto los notables y acelerados cambios a los
cuales se ha visto sometida la sociedad argentina desde la década del ‘90 con la
aplicación de una feroz e inhumana política de corte neoliberal, que ha
desmantelado y transformado la estructura social, precarizando y expulsando del
mercado laboral a grandes masas de población que aún en condiciones de jubilarse
no han podido completar sus años de aporte o se han visto obligados a aceptar
cualquier tipo de trabajo en condiciones infrahumanas, con ingresos en negro y con
un sistema de cobertura social prácticamente inexistente.
Como consecuencia, en el futuro, será cada vez menor la franja de ancianos que
posea un ingreso y una cobertura social que les permita un nivel digno de vida,
poniendo en grave riesgo su supervivencia.
Perceptores De Ingreso
● Casi dos tercios de los mayores de 70 años sin cobertura habita en hogares
donde no hay otras personas que cuenten con ese beneficio.
● casi seis de cada diez mayores de 70 años sin cobertura vive en hogares
donde no hay personas ocupadas que perciban ingresos
● Si se toman en cuenta ambos tipos de ingresos, se comprueba que un tercio
de los mayores sin jubilación habita en hogares que carecen de perceptores
de ingresos de origen previsional o laboral.
● También se aprecia que una cuarta parte convive con un perceptor de
jubilación o pensión y casi un tercio con algún perceptor de ingresos
laborales, en tanto que el 12% cohabita con perceptores de ingresos de
ambas fuentes.

En el Día Internacional de las Personas Mayores, la OMS toma partido contra el


edadismo.
En un nuevo análisis llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
se ha comprobado que las actitudes negativas o discriminatorias hacia las personas
mayores están muy extendidas y son perjudiciales para su salud física y mental.

En la encuesta World Values Survey analizada por la OMS, que se realizó a más de
83 000 personas en 57 países, se evaluaron las actitudes hacia las personas
mayores en todos los grupos de edad. En opinión del 60% de los encuestados, no
se dispensa a los ancianos el respeto que merecen. Este problema es más marcado
en los países de ingresos altos, donde el grado de respeto por este grupo de edad
es más bajo.

En opinión de John Beard, Director del Departamento de Envejecimiento y Ciclo de


Vida de la OMS, «este análisis confirma que el edadismo (o discriminación por
motivos de edad) es un fenómeno muy extendido. La mayoría de las personas nos
dejamos llevar inconscientemente por los estereotipos sobre las personas mayores.
Sin embargo, como ocurre con el sexismo y el racismo, podemos modificar estas
conductas presentes en nuestras sociedades y dejar de tratar a las personas en
función de su edad. Con ello, lograremos que nuestras sociedades sean más
prósperas, equitativas y saludables».

El nivel educativo
El nivel educativo de las personas influye en la percepción que se tiene sobre la
vejez y el envejecimiento. Distintas investigaciones demuestran que las personas
con nivel educativo más bajo tienden a una valoración negativa del envejecimiento.
Por el contrario, a medida que el nivel de instrucción es más alto, se valora de forma
menos negativa el envejecimiento y existen menores prejuicios hacia las personas
adultas mayores.

El nivel socioeconómico
El nivel socioeconómico es uno de los factores más importantes para determinar y
definir cuál va a ser la salud en general, el bienestar, la calidad y expectativa de vida
durante la vejez. Establece distintas formas de llegar a la vejez y de transitarla;
indica de qué forma se enfrentará la discriminación por parte de diversos sectores
sociales, así como los tipos de roles a desempeñar en la sociedad. El nivel de
autonomía o dependencia que se ejerza en esta etapa incidirá en los tipos de roles
que se desempeñen. La falta de recursos económicos lleva a una disminución
notable en la calidad de vida y en la solvencia en el manejo de la independencia,
incrementando las posibilidades de sufrir maltrato y discriminación.

Inequidades sanitarias
La diversidad que se aprecia en la vejez no es cuestión de azar. En gran medida se
debe a los entornos físicos y sociales de las personas, puesto que ese entorno
influye en sus oportunidades y sus hábitos de salud. La relación que mantenemos
con nuestro entorno viene determinada por características personales, como la
familia en la que nacimos, nuestro sexo y etnia, que dan lugar a inequidades de
salud. La diversidad que se da en la vejez se debe en gran medida a los efectos
acumulados de esas inequidades sanitarias a lo largo de la vida. Deben instaurarse
políticas de salud pública que reduzcan, más que refuercen, dichas inequidades.

Estereotipos, prejuicios y discriminación


Uno de los objetivos de este trabajo es analizar de qué manera los estereotipos y
prejuicios hacia las personas adultas mayores inciden de forma negativa en el
desarrollo de su vida. En este sentido, es importante saber que los estereotipos
sociales son con-cepciones o representaciones generalizadas y homogéneas
respecto de un grupo o colectivo social, que operan como creencias y pueden
implicar una valoración negativa o positiva hacia el grupo. En su visión negativa,
están en la base de las prácticas discriminatorias y de las conductas violentas
asociadas a estas prácticas.
En relación con las personas adultas mayores, prevalecen los estereotipos
negativos y descalificatorios. Se las vincula a la enfermedad, el déficit intelectual, la
dependencia económica, el aislamiento y la ausencia de vínculo con la actualidad.
Estas interpretaciones negativas de la vejez inciden de forma determinante y
perjudicial en la calidad y expectativa de vida, ya que afectan las posibilidades y el
ánimo de las personas mayores, desestabilizan su sistema inmune e incrementan la
propensión a contraer enfermedades.

A modo de cierre
El maltrato hacia las personas adultas mayores no es consecuencia de un único
factor sino que se manifiesta como resultado de la interacción de una multiplicidad
de factores sociales, culturales y psicoemocionales. En esta situación, inciden
también distintas características como el género, la edad y el nivel de educación
alcanzado.
Muchas veces, el maltrato se produce cuando se impide a las personas mantener su
independencia económica, lo que constituye una clara privación de derechos y una
pérdida de poder. La discriminación y el maltrato hacia las personas mayores
predisponen a esta población a sentirse alejada de las expectativas e ideales
sociales, y muchas veces ellas mismas se comportan en base a esos estereotipos.
La discriminación hacia las personas mayores encuentra su principal fundamento en
la edad; una de las consecuencias más importantes es la afectación de la
autopercepción de los adultos y adultas mayores, situación que actúa favoreciendo
la naturalización del maltrato y la marginación. En este punto, es necesario recordar
que la edad no representa un indicador válido para determinar el estado de salud
psicofísico, nivel intelectual, capacidad de integración y comunicación de las
personas adultas mayores.

Fuentes
https://www.who.int/es/news-room/detail/29-09-2016-discrimination-and-negative-
attitudes-about-ageing-are-bad-for-your-health
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/envejecimiento-y-salud
http://inadi.gob.ar/contenidos-digitales/producto/discriminacion-por-edad/
https://www.significados.com/tercera-edad/
Karina E Landia -tercera edad en Argentina. Ponencia de descarga sin link

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