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Radicación N° 035-0947-04
Disciplinado PEDRO JAVIER CONTRERAS y otro
Cargo Gerente
Entidad Unidad Básica de Atención “Nuestra Señora del Carmen”
ESE
Quejoso Informe Oficial CGR
Fecha queja 22 de julio de 2004
Asunto Fallo de segunda instancia
I. ASUNTO
II. ANTECEDENTES
Con fundamento en lo anterior, la Procuraduría Regional del Vichada, con auto del 27
de octubre de 2004 ordenó investigación disciplinaria en contra de los señores
PEDRO JAVIER CONTRERAS BURGOS, en calidad de Gerente de la UNIDAD
BÁSICA DE ATENCIÓN “NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN” EMPRESA SOCIAL
DEL ESTADO, y otros, al considerar que del informe de la Contraloría se observaban
presuntas irregularidades en la ejecución del contrato Nº 032 del 24 de julio de 2003,
presumiéndose un daño patrimonial (Fl. 47).
Agotado el trámite procesal, la Procuraduría Regional del Vichada con fallo del 16 de
junio de 2006, declaró responsables disciplinariamente a los señores PEDRO
JAVIER CONTRERAS BURGOS y LAURENTINO SOTOMAYOR TAUTA, en sus
calidades de Gerente y Técnico de Mantenimiento, respectivamente, ambos de la
UNIDAD BÁSICA DE ATENCIÓN “NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN” EMPRESA
SOCIAL DEL ESTADO (Fl. 191).
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III. DEL CARGO FORMULADO
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por falta de equipo de bombeo”. Lo quiere decir que la obra no se había
terminado en su totalidad, ya que el contrato reza Perforación en de diámetro
por 50 mts de profundidad. Igualmente, no tuvo en cuenta que el mismo
contratista, ROBERTO TULIO OSORIO, en oficio fechado 4 de noviembre de
2003, manifestó a la UBA que “tan pronto este equipo sea adquirido me
comprometo a hacer la respectiva instalación (mano de obra)”. Pese a todo lo
anterior certificó el cabal cumplimiento de la obra, para que así cancelaran el
valor total del contrato, conducta esta que va una vez efectuada va en menos
cabo del patrimonio estatal.” (Sic para todo el texto).
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(sic) no entró en funcionamiento, generando además, detrimento al erario público
porque los recursos que fueron destinados en la obra no cumplieron su objetivo
V. DE LAS APELACIONES
Dice que dentro del proceso disciplinario no se pudo establecer que su representado
actuó con negligencia, porque él fue designado como interventor de manera
olímpica, sin comunicación alguna, a quien no se le suministraron viáticos para
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desplazarse al municipio de Cumaribo, para que estuviera pendiente de que la obra
se realizara de acuerdo a las especificaciones del contrato; que el pozo profundo no
se pudo probar por falta de una bomba que no adquirió de manera oportuna la UBA;
que sus superiores lo intimidaron e hicieron creer que la bomba estaba en camino y
que no habría inconvenientes al certificar la entrega de la obra; que a su defendido le
hacen firmar una certificación elaborada por otro funcionario de la UBA; que como se
puede observar actuó de buena fe sin detenerse a pensar en que su conducta
constituía falta disciplinaria, siendo utilizado para que firmara la certificación.
Agrega que la conducta realizada por su patrocinado no es típica, pues fue inducido
por terceros a realizarla, no siendo consciente, no pudiéndosele atribuir culpabilidad
alguna, más cuando el mismo Estado no le notificó cuales eran sus funciones como
interventor, ni le suministró los recursos necesarios para constatar que la obra se
realizara de acuerdo a los términos de referencia, y más aún cuando el mismo
Estado lo obligó con engaños a firmar la certificación que hoy lo tiene en problemas.
Señala en primer lugar, que en el fallo se le deduce responsabilidad por hechos que
no fueron materia de cargo, por cuanto el único cargo formulado consistió en haber
ordenado el pago al contratista sin que presuntamente se hubiere realizado la
totalidad del objeto del contrato, pero que con violación de su derecho de defensa y
de contradicción, se agregan en el fallo otras conductas que no fueron materia del
cargo, presentando así en este caso el hecho de que no existe consonancia entre la
conducta reprochada en el auto de cargos y las señaladas en el fallo de instancia,
presentándose una nulidad.
Indica que se debe tener en cuenta, que sobre el hecho materia de cargo, el fallador
de instancia acepta en la providencia impugnada que era procedente realizar el pago
del contrato, porque el contratista había cumplido con el objeto del mismo.
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existía en el almacén del hospital de Cumaribo, previo a la contratación en discusión
y que es parte del patrimonio de la ESE, existencia real previa al momento de su
posesión en la gerencia de la empresa, la cual fue entregada al contratista para su
instalación, pero que por razones imponderables, al momento de instalarla presenta
un corto circuito, hecho que el supervisor del contrato no deja consignado,
permitiendo su traslado fuera del área del hospital para su revisión, tal y como consta
a folio 46 donde AGROEQUIPOS CUMARIBO certifica que en sus instalaciones
revisó una bomba tipo lapicero. Por lo que en conclusión si existía el equipo para el
fin de la contratación, cosa diferente es que al instalarse ocurrió un caso fortuito que
impidió que el contratista pudiera instalarla, no obstante haber realizado las obras
objeto del contrato; que por lo tanto no podía retenerse el pago al contratista frente a
esa situación que se presentaba y que lo obligó a retirar su personal de trabajadores
acordando con la administración que una vez se solucionara el problema de la
bomba, procedería a instalarla en forma inmediata, de ahí que sea necesario repetir
el hecho de que el mismo fallador reconoce que era procedente el pago; además, el
daño sufrido por la bomba no se pudo reparar según se acredita con el transcurso
del tiempo, lo que planteó la necesidad de adquirir una nueva, supeditado ello a la
disponibilidad presupuestal y de caja, siendo de resaltar que si bien es cierto que al
cierre de la ejecución presupuestal existía saldo en el presupuesto de gastos, en el
presupuesto de ingresos existía un saldo negativo en la ejecución, destacando que el
hecho relacionado con la adquisición de la electro-bomba, no fue materia de cargos.
De la competencia
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Moralidad Pública conocer de las presentes diligencias en segunda instancia, que
correspondieron por reparto a esta Delegada.
Las Empresas Sociales del Estado en materia contractual se rigen por las reglas del
derecho privado, salvo algunas excepciones, caso en el cual se aplican las
disposiciones contenidas en la Ley 80 de 1993 (Régimen de la contratación
administrativa). Así lo ha señalado la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de
Estado en reiteradas ocasiones, empero, nos permitimos a continuación extractar los
apartes más pertinentes del concepto emitido el 6 de abril de 2000, dentro del exp.
1263.
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empresas es de derecho privado, con aplicación excepcional de las cláusulas
mencionadas. Sin embargo, estima pertinente aclarar que cuando tales
empresas, hipotéticamente tuvieran que celebrar los contratos a que se refiere
el artículo 32 de la ley 80, no es pertinente dar aplicación a disposiciones
distintas a las de derecho privado. Con todo, que el estatuto contractual no se
aplique sino en punto a las cláusulas excepcionales, conforme al numeral 6°
del artículo 195 de la ley 100, no significa que los administradores y
encargados de la contratación en las empresas en cuestión, puedan hacer
caso omiso de los preceptos de los artículo 209 de la Constitución, 2° y 3° del
C.C.A. Este último precepto (articulo 209 C.P.), regula el alcance y contenido
de cada uno de los principios mencionados; a estos y a las demás
disposiciones deberán los administradores de las empresas sociales del
Estado ajustar su actividad contractual. En igual forma y en desarrollo de los
mismos preceptos, los principios universales - asociados al interés general -,
contenidos en la ley 80 de 1993 y relacionados con los fines de la contratación
estatal, con los derechos y deberes de las entidades estatales y de los
contratistas, la capacidad, así no estuvieran vertidos en mandatos legales,
deben presidir la contratación en las empresas mencionadas, pues son
postulados que tocan con la moralidad, la continuidad y prestación eficiente de
los servicios públicos, y con la garantía de los derechos de los administrados-
usuarios. Del mismo modo, la responsabilidad de los administradores de las
empresas sociales del Estado, se regirá directamente por las previsiones del
artículo 90 de la Constitución, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 50 de
la ley 80, que recoge parcialmente los alcances del precepto constitucional.”
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atención a que conforme lo revela la abogada del implicado SOTOMAYOR, ella no
fue notificada del fallo de instancia, surtiéndose dicha diligencia únicamente con el
encartado, lo cual genera una irregularidad sustancial que afecta el derecho a la
defensa técnica, al no satisfacerse el principio de publicidad del acto procesal y al
desconocerle no puede ejercer en debida forma el derecho de impugnación y
defensa.
RESUELVE
LFCF