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CA P Í T U L O e51

Trastornos de la conducta alimentaria


M.E. Lorán y L. Sánchez-Planell

P U N T O S C L AV E
• La anorexia nerviosa es un trastorno que trasciende • La correcta y precoz identificación de los trastornos
el simple deseo de ser delgado y hacer dieta. alimentarios, con establecimiento de un tratamiento
• El factor precipitante más frecuente de un trastorno adecuado, mejora su pronóstico.
alimentario es una dieta restrictiva.

INTRODUCCIÓN concierne al inicio de la comida como al mantenimiento


de la ingesta y su finalización. Los conocimientos actuales
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se han sobre la neurotransmisión implicada en el control de la
convertido en las últimas décadas en un importante foco de ingesta, el papel de los neuropéptidos, el concepto de cas-
interés para la investigación básica y clínica. La atención ha cada de saciedad (Blundell, 1995), etc., han intentado inte-
surgido como una evidente necesidad de prevenir y dar res- grarse en modelos etiopatogénicos explicativos de la anore-
puesta terapéutica a condiciones clínicas que afectan a secto- xia y bulimia nerviosas, y también utilizarlos para encontrar
res importantes de la población. En efecto, si bien la obesidad posibles aplicaciones terapéuticas. Debe reconocerse que
está reconocida como uno de los trastornos de mayor pre- estos objetivos no están todavía cubiertos, en tanto que estas
valencia en la población, recientes estudios epidemiológicos condiciones clínicas continúan siendo trastornos de base
y la impresión clínica diaria señalan que trastornos tales biológica no totalmente aclarada y en los que el tratamiento
como la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia nerviosa (BN) psicofarmacológico o no es eficaz (AN) o, si se muestra
presentan en las sociedades occidentales una incidencia razonablemente útil (BN), no conocemos suficientemente
y prevalencia superiores a lo que estimaciones intuitivas los mecanismos subyacentes a su efectividad.
consideraban. La profundización en el estudio clínico de los La experiencia clínica diaria demuestra hasta qué pun-
diferentes TCA ha permitido conocer su tendencia a la croni- to la influencia de los factores psicológicos personales y
cidad, su resistencia a las diferentes estrategias terapéuticas, socioculturales es importante para el desarrollo de los
la alta comorbilidad con otros trastornos psicopatológicos e trastornos de la alimentación, y cómo dif ícilmente puede
incluso el alto índice de mortalidad que acompaña los casos llevarse a cabo una prevención y una orientación terapéu-
crónicos. Por otra parte, el hecho de que el inicio de los cua- ticas globales sin tenerlos en cuenta. Como se verá más
dros ocurra habitualmente en la adolescencia o al inicio de la adelante, la concepción etiopatogénica actual de los TCA
vida adulta comporta que el impacto personal y sociofamiliar es claramente biopsicosocial y diacrónica, en el sentido de
de estos trastornos sea profundamente negativo. que tanto los factores biológicos como los psicológicos y
La conducta alimentaria normal y sus desviaciones pato- sociales actúan como elementos predisponentes, precipi-
lógicas sólo pueden comprenderse si se estudian bajo el tantes y perpetuantes. Este enfoque biopsicosocial, común,
enfoque de los tres niveles organizativos: neurobiológico, por otra parte, a la mayoría de los trastornos psiquiátricos,
psicológico y relacional. Desde un punto de vista neuro- puede verse acusado de «hiperinclusivo» y de no haber
biológico, el progreso en la comprensión de los TCA se ha podido todavía concretar ni jerárquica ni temporalmente los
reflejado en el paso del estudio de las alteraciones conduc- diferentes factores, pero es, evidentemente, a la luz de nues-
tuales tras lesiones cerebrales específicas al análisis de los tros conocimientos actuales, el único que puede ofrecer una
mecanismos neuroquímicos responsables del control fisio- visión global del desarrollo del cuadro clínico y, asimismo, el
lógico normal y sus posibles desviaciones en las diferentes único que permite la posibilidad de diseño y aplicación de
condiciones clínicas. Así, el clásico modelo neural dual debe estrategias terapéuticas eficaces, tanto a corto plazo como
comprenderse hoy de forma más compleja, tanto en lo que para la prevención de recaídas.

© 2015. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos


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CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e203

CLASIFICACIÓN TABLA e51- 1


Clasificación de los trastornos de la conducta
La falta de adecuados conocimientos etiopatogénicos ha
alimentaria y de la ingesta de alimentos (DSM-5)
determinado que la clasificación de los TCA se haya basado
clásicamente en criterios descriptivos. Así, se han diferen- Pica
ciado: Trastorno de rumiación
1. Trastornos cuantitativos, que comprenderían las ano- Trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos
Anorexia nerviosa (tipo restrictivo o tipo con atracones/
malías por exceso de ingesta (bulimia y potomanía) y
purgas)
por defecto (rechazo alimentario y anorexia). Bulimia nerviosa
2. Trastornos cualitativos o aberraciones alimentarias, Trastorno de atracones
que incluirían la pica o alotriofagia, y el mericismo o Otro trastorno de la conducta alimentaria o de la ingesta
rumiación. de alimentos especificado:
La moderna historia de la clasificación de los TCA se Anorexia nerviosa atípica
inició con el establecimiento por parte del DSM-III de cinco Bulimia nerviosa (de frecuencia baja y/o duración
limitada)
categorías diagnósticas: AN, bulimia, pica, rumiación y una
Trastorno de atracones (de frecuencia baja y/o duración
categoría residual denominada trastorno atípico de la con- limitada)
ducta alimentaria. En el DSM-III-R (1987) se mantuvieron Trastorno por purgas
estas categorías diagnósticas, aunque con modificaciones Síndrome de ingesta nocturna de alimentos
en los criterios diagnósticos de la AN, introducción del con- Trastorno de la conducta alimentaria o de la ingesta de
cepto de BN en sustitución de la bulimia y calificación de la alimentos no especificado
categoría residual como TCA no especificado. Esta clasifica- Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nom-
ción fue objeto de críticas justificadas, y así, B
­ eumont (1988) bre de la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y
señaló que la inclusión de los trastornos de la alimentación estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.ª edición. ©2014,
en el grupo de trastornos de inicio en infancia y adolescencia American Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.
era un tanto arbitraria, ya que no infrecuentemente la AN,
y sobre todo la BN, se inician en la adolescencia tardía y en
la vida adulta. Otros puntos de disensión se centraron en el mas incompletas de los TCA. También aparecen cambios
llamado TCA no especificado, «cajón de sastre» donde se en la AN, la BN y el trastorno de atracones, ya que permite
mezclaban condiciones clínicas excesivamente heterogé- la especificación del nivel de gravedad actual y de remisión
neas, y en la exclusión de la obesidad. clínica parcial y total.
En efecto, si bien la obesidad es un trastorno con deter-
minación multicausal (al igual que la AN y BN) y eviden-
temente en muchos casos las alteraciones psicopatológicas TRASTORNOS POR DISMINUCIÓN
son inexistentes o muy discretas y de carácter netamente DE LA INGESTA
reactivo, también es cierto que en otros pacientes las altera-
ciones psicopatológicas desempeñan un papel predominante El rechazo alimentario es un síntoma que puede presen-
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

en la génesis y perpetuación de la obesidad, obstaculizando tarse en muchos casos clínicos psiquiátricos y en todos los
cualquier terapéutica estrictamente somática. segmentos de edad. En la tabla e51-2 se señalan diversas
En el DSM-IV (1995) y el DSM-IV-TR (2000), la clasi- condiciones clínicas en las que el síntoma adquiere prota-
ficación de los TCA experimentó nuevas variaciones. Se gonismo (se exceptúan las alteraciones paidopsiquiátricas).
consideraron de forma independiente la anorexia nerviosa El reconocimiento del síntoma no siempre es fácil, ya que,
y la bulimia nerviosa respecto a los trastornos de inicio en por ejemplo, las pacientes con AN en etapas incipientes
infancia y adolescencia, eliminando de los TCA la pica y la del proceso disimulan el rechazo encubriéndolo bajo una
rumiación; se establecieron subtipos tanto en la AN como supuesta anorexia o molestias intestinales posprandia-
en la BN, y en el epígrafe de TCA no especificado, junto a les. Similar actitud de disimulo del síntoma puede verse
los casos parciales de AN y BN, se incluyó el llamado tras- también en pacientes paranoides con ideación delirante
torno por atracón. de envenenamiento. El rechazo alimentario no tiene, en
En el DSM-5 (2013) (tabla e51-1) se han vuelto a inte- la gran mayoría de casos, un tratamiento específico, y su
grar entre los TCA, la pica y el trastorno de rumiación. evolución va ligada al complejo sindrómico del que forma
Se observa la aparición de nuevas categorías diagnósticas parte. Una excepción terapéutica la constituye la sitiofobia
como el trastorno de evitación/restricción de la ingesta selectiva, en la que el paciente obsesivo o fóbico presenta
de alimentos, el trastorno de atracones y un apartado que un temor anormal a ingerir determinados alimentos, y en
engloba entre otros TCA a diversos trastornos alimentarios estos casos las técnicas de modificación conductual pueden
(AN atípica, BN de frecuencia baja y/o duración limitada, comportar un rápido alivio sintomático. En los casos en los
trastorno de atracones de frecuencia baja y/o duración limi- que el rechazo alimentario implica un claro riesgo para la
tada, trastorno por purgas y síndrome de ingestión nocturna vida del paciente (desnutrición extrema) debe instaurarse
de alimentos). Se mantiene el TCANE, que incluye las for- realimentación forzada.
e204 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

TABLA e51- 2
Patologías psiquiátricas con rechazo al alimento
Categoría diagnóstica Presentación clínica
Anorexia nerviosa Rechazo alimentario
Anorexia; conductas alimentarias aberrantes
Trastorno somatoforme Disfagia por espasmo esofágico
Trastorno de conversión Mantenimiento de la dependencia, manipulación del entorno
Trastorno fóbico Evitación fóbica de la deglución por temor a la asfixia (generalmente, sitiofobia selectiva)
Trastorno obsesivo Rituales obsesivo-compulsivos en relación a las alteraciones psicodinámicas del cuadro
(generalmente sitiofobia selectiva)
Hipocondría Reacción ansioso-depresiva con anorexia
Reacción vivencial anormal ansiosa o depresiva
Anorexia en el contexto clínico de la reacción
Trastorno bipolar Hipomanía o manía: anorexia
Depresión: anorexia y rechazo alimentario en relación o no a ideación delirante
Esquizofrenia Forma catatónica: negativismo con rechazo alimentario
Forma paranoide: rechazo alimentario en relación al cuadro delirante-alucinatorio
Paranoia Rechazo alimentario en relación al sistema delirante
Psicosis exógenas Cuadros confusionales con anorexia y/o rechazo alimentario
Personalidades psicopáticas, Rechazo alimentario en el contexto de una conducta oposicionista manipuladora
caracteropatías, sociopatías
Drogodependencias Alcohol, cocaína, derivados anfetamínicos, anorexia, rechazo alimentario

TABLA e51- 3
Criterios diagnósticos del trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos (DSM-5)
A. Trastorno de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos (p. ej., falta de interés aparente por comer o alimentarse;
evitación a causa de las características organolépticas de los alimentos; preocupación acerca de las consecuencias
repulsivas de la acción de comer) que se pone de manifiesto por el fracaso persistente para cumplir las adecuadas
necesidades nutritivas y/o energéticas asociadas a uno (o más) de los hechos siguientes:
1. Pérdida de peso significativa (o fracaso para alcanzar el aumento de peso esperado o crecimiento escaso en los niños)
2. Deficiencia nutritiva significativa
3. Dependencia de la alimentación enteral o de suplementos nutritivos por vía oral
4. Interferencia importante en el funcionamiento psicosocial
B. El trastorno no se explica mejor por la falta de alimentos disponibles o por una práctica asociada culturalmente aceptada
C. El trastorno alimentario no se produce exclusivamente en el curso de la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa, y no hay
pruebas de un trastorno en la forma en que uno mismo experimenta el propio peso o constitución
D. El trastorno alimentario no se puede atribuir a una afección médica concurrente o no se explica mejor por otro trastorno
mental. Cuando el trastorno alimentario se produce en el contexto de otra afección o trastorno, la gravedad del mismo
excede a la que suele asociarse a la afección o trastorno y justifica la atención clínica adicional
Especificar si:
En remisión: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para los trastornos de la conducta alimentaria
y de la ingesta de alimentos, los criterios no se han cumplido durante un período continuado
Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nombre de la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadís-
tico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.ª edición. ©2014, American Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.

El DSM-5 incluye una nueva categoría diagnóstica: el Anorexia


trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos
(tabla e51-3). Se refiere a los casos en los que hay una restricción La anorexia, al igual que el rechazo alimentario, forma
alimentaria con repercusiones físicas significativas (deficiencia parte de muchos complejos sindrómicos (tabla e51-2), cons-
nutricional, necesidad de alimentación enteral, etc.), pero que tituyendo la anorexia secundaria, o bien es aparentemente
no está causado por patologías médicas o psiquiátricas, ni se el elemento central del trastorno conocido como anorexia
asocia a las cogniciones típicas de la AN o la BN. mental o AN.
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e205

Anorexia nerviosa según Dally, 1969) o trastorno obsesivo, entre otras causas


atribuidas.
La AN es una enfermedad de etiopatogenia sólo parcial- En la actualidad, el interés científico hacia la AN se ha
mente conocida, cuya sintomatología inicial está centrada incrementado notablemente, centrándose en intentar com-
no en la anorexia, sino en el deseo irrefrenable de delgadez prender la etiopatogenia del trastorno desde un punto de
y la consiguiente resistencia a comer o a retener lo ingerido. vista biopsicosocial, en clarificar sus relaciones con otras
Este elemento nuclear dará lugar, con el paso del tiempo, patologías psiquiátricas y en el desarrollo de medidas tera-
más o menos rápidamente, según los casos, a un complejo péuticas que permitan mejorar el pronóstico del cuadro.
sindrómico en el que destacan las extravagantes autolimita- La AN está considerada en la actualidad como una entidad
ciones dietéticas, las alteraciones conductuales destinadas a nosológica perfectamente individualizada, con caracterís-
reforzar la conducta de evitación de la comida, la percepción ticas etiopatogénicas, fenomenológicas, evolutivas y tera-
distorsionada de la imagen corporal, el intenso miedo a péuticas que la diferencian claramente de otros cuadros
engordar que no disminuye, a pesar de la progresiva delga- de desnutrición psicógena. En la tabla e51-4 se señalan los
dez, y diferentes alteraciones psicopatológicas y f ísicas que criterios diagnósticos que el sistema clasificatorio DSM-5
aparecen como consecuencia de la creciente desnutrición. atribuye a la enfermedad y en el que se reconoce la exis-
El cuadro clínico, descrito inicialmente por Morton (1689) tencia de dos subtipos, anorexia tipo restrictivo y tipo con
e individualizado nosológicamente de forma casi paralela atracones/purgas, que no presentan diversidad etiopatogé-
por Lasegue (1873) y Gull (1874), fue objeto por parte de nica conocida, pero sí características clínicas, pronóstico y
los psicopatólogos clásicos de un interés comparativamente requerimientos terapéuticos diferentes. Cabe destacar cómo
menor respecto al despertado por otras condiciones clínicas, en esta nueva edición del sistema clasificatorio se ha elimina-
y considerado como un síndrome de base histérica (Janet, do el criterio de amenorrea para poder diagnosticar de AN,
1929) o forma de trastorno afectivo (opinión kraepeliniana, y el hecho de que no se especifique un porcentaje concreto

TABLA e51- 4
Criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa (DSM-5)
A. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un peso corporal significativamente
bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física. Peso significativamente bajo se define como un
peso que es inferior al mínimo normal o, en niños y adolescentes, inferior al mínimo esperado
B. Miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso, incluso con
un peso significativamente bajo
C. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución, influencia impropia del peso o la cons-
titución corporal en la autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal actual
Nota de codificación: El código CIE-9-MC para la anorexia nerviosa es 307.1, que se asigna con independencia del subtipo.
El código CIE-10-MC depende del subtipo (véase a continuación)
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Especificar si:
(F50.01) Tipo restrictivo: Durante los últimos tres meses, el individuo no ha tenido episodios recurrentes de atracones o
purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas). Este subtipo describe
presentaciones en las que la pérdida de peso es debida sobre todo a la dieta, el ayuno y/o el ejercicio excesivo
(F50.02) Tipo con atracones/purgas: Durante los últimos tres meses, el individuo ha tenido episodios recurrentes de atracones
o purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas)
Especificar si:
En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la anorexia nerviosa, el criterio A
(peso corporal bajo) no se ha cumplido durante un período continuado, pero todavía se cumple el criterio B (miedo intenso
a aumentar de peso o a engordar, o comportamiento que interfiere en el aumento de peso) o el criterio C (alteración de la
autopercepción del peso y la constitución)
En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la anorexia nerviosa, no se ha
cumplido ninguno de los criterios durante un período continuado
Especificar la gravedad actual:
La gravedad mínima se basa, en los adultos, en el índice de masa corporal (IMC) actual (véase a continuación) o, en niños y
adolescentes, en el percentil del IMC. Los límites siguientes derivan de las categorías de la Organización Mundial de la Salud
para la delgadez en adultos; para niños y adolescentes, se utilizarán los percentiles de IMC correspondientes. La gravedad
puede aumentar para reflejar los síntomas clínicos, el grado de discapacidad funcional y la necesidad de supervisión
Leve: IMC ≥ 17 kg/m2
Moderado: IMC 16-16,99 kg/m2
Grave: IMC 15-15,99 kg/m2
Extremo: IMC < 15 kg/m2
Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nombre de la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadís-
tico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.ª edición. ©2014, American Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.
e206 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

de pérdida ponderal o un IMC mínimo necesario para el mayor. Descrita inicialmente como un trastorno que afecta
diagnóstico de la AN. Son también novedad las opciones con mayor frecuencia a jóvenes de nivel socioeconómico
de especificación del nivel de gravedad actual según el IMC alto, los estudios epidemiológicos demuestran que su dis-
y la posibilidad de especificar si el cuadro está en remisión tribución tiende a ser uniforme en todas las clases sociales
parcial o en remisión total. (Garfinkel y Garner, 1982). La escasa prevalencia de la AN
en Asia, África y población negra norteamericana (Becker
Epidemiología.  Existen algunas dificultades para señalar y cols., 2005; Hoek y cols., 2005; Pike y Mizushima, 2005;
con exactitud la epidemiología de la AN (baja prevalencia, Striegel-Moore y cols., 2005) no debe interpretarse sobre la
tendencia a ocultar la enfermedad, conexión AN-BN, valo- base de supuestas diferencias biológicas interraciales, sino
ración del síndrome parcial). La AN es una enfermedad que en función de factores socioculturales, de forma que existiría
afecta fundamental, pero no exclusivamente, a mujeres entre una clara relación entre presión de factores socioculturales
los 10 y 30 años, aceptándose en general que la edad de inicio «occidentales» y presentación de casos. De hecho, se han
más frecuente se sitúa entre los 13 y los 18 años. Si bien el detectado tasas crecientes de trastornos alimentarios en
inicio del cuadro en niñas menores de 10 años o en mujeres mujeres jóvenes inmigrantes al integrarse en países con
mayores de 30 años se considera estadísticamente irrele- este tipo de entorno sociocultural. Se constata un riesgo
vante, la experiencia clínica diaria demuestra un evidente significativamente elevado para TCA en los miembros de la
aumento de los casos de inicio prepuberal y un 5% de casos familia (Strober y cols., 2000), pero se precisa delimitar en
iniciados a partir de los 20 años. La presentación del cuadro qué medida son los genes o el ambiente, o una combinación
en varones no se considera excepcional, aunque todos los de ambos, los factores de riesgo.
estudios epidemiológicos realizados demuestran una pre-
valencia no superior al 10% del total de casos (Crisp, 1980; Etiopatogenia.  La AN se considera en la actualidad un
Fichter y cols., 1985; Raevuori, 2008). trastorno de etiología multifactorial y que sólo puede ser
Se ha señalado repetidamente que el aumento de la inci- comprendida desde un punto de vista etiopatogénico con
dencia de la AN en las últimas décadas ha sido notable. Sin un enfoque biopsicosocial. En efecto, los estudios epide-
embargo, los datos sobre incidencia no son concluyentes, miológicos, genéticos, neuroquímicos, psicopatológicos,
ya que algunos estudios recientes sugieren que existe un sociogenéticos, etc., realizados en las últimas décadas, han
aumento y otros refieren tasas estables. Según Hoek (2006), permitido comprobar que las formulaciones biologistas,
la incidencia ha aumentado en el siglo xx hasta alcanzar un psicodinámicas o sociogenéticas no pueden explicar de
nivel estacionario en la década de 1970. Estos datos con- forma aislada el inicio, el desarrollo y la perpetuación del
cuerdan con el importante trabajo de Currin y cols. (2005), proceso. Un ejemplo de modelo multifactorial desarrollado
en el Reino Unido, que constatan una incidencia constan- por Lucas (1981) y modificado por Pirke y Ploog (1984) se
te en las décadas de 1980 y 1990. Se acepta globalmente una expone en la figura e51-1.
incidencia alrededor de 8/100.000 en los países occidenta- Garfinkel y Garner han profundizado en el desarrollo de
les (Hoek, 2006). En nuestro medio todavía se percibe un una concepción multifactorial señalando que pueden iden-
aumento de la presión asistencial por nuevos casos de AN. tificarse factores predisponentes, desencadenantes y perpe-
Los estudios de prevalencia realizados a finales de los años tuantes. En la figura e51-2 se muestra el listado y la interac-
setenta (Crisp y cols., 1976) y replicados posteriormente ción secuencial de dichos factores (Toro y Vilardell, 1987),
(para revisión, consultar Hoek y Van Hoeken, 2003, y Bulik entre los que destacan por su mayor significación etiológica:
y cols., 2006) han mostrado que, en los países occidentales, Factores predisponentes.  Entre los factores predis-
aproximadamente un 0,5-1% de las adolescentes desarrolla la ponentes deben diferenciarse los individuales, los familiares
enfermedad de forma completa, sobrepasando el 1% cuando y los socioculturales.
se consideran los llamados casos parciales, es decir, aque- Los factores predisponentes individuales comprende-
llos que cumplen algunos de los criterios diagnósticos de la rían: las alteraciones cognitivas consistentes en un estilo
enfermedad, pero no todos (McNight investigators, 2003). de pensamiento concreto con razonamiento dicotomizado
Estudios de prevalencia realizados en España (Morandé y (Bruch, 1979); los trastornos psicopatológicos centrados
Casas, 1997; Ruiz y cols., 1998; Morandé y cols., 1999; Pérez- en la tríada sintomatológica descrita asimismo por Bruch
Gaspar y cols., 2000; Rojo y cols., 2003; Rodríguez-Cano y (1973) (v. «Clínica»); la estructura caracterial que, pese a
cols., 2005), en la población de mayor riesgo (mujeres de 12 la variabilidad, suele mostrar en el grupo de las llamadas
a 21 años de edad), indican los siguientes datos: 0,14-0,69% anoréxicas restrictivas una agrupación de rasgos tales como
para AN; 0,41-1,38% para BN; 2,76-4,86% para TCA no el conformismo, la necesidad de aprobación, la hiperrespon-
especificados. La prevalencia total de TCA es de 4,1-6,4%. sabilidad y la falta de respuesta a las necesidades internas, y
En Cataluña (comarca de Osona), los datos constatados la posible vulnerabilidad neuroendocrina. Estos dos últimos
(Arrufat-Nebot, 2006) son algo inferiores: prevalencia factores serán considerados de nuevo al estudiar los aspectos
total de TCA en el sexo femenino de 3,49% y en el sexo clínicos. Sin embargo, el factor de riesgo fundamental y más
masculino de 0,27%. La prevalencia del trastorno en los importante es, sin duda, el género femenino, aunque toda-
llamados grupos de riesgo (estudiantes de ballet, gimnas- vía no está claro si esta asociación es atribuible a factores
tas, modelos, etc.) es probablemente tres o cuatro veces biológicos o psicosociales.
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e207

FIGURA e51-1  Modelo multifactorial de patogenia y etiología de la anorexia nerviosa. (De Ploog y Pirke, 1987.)

Entre los factores familiares deben considerarse tanto la La influencia de los factores genéticos en la etiología de
estructura y la dinámica familiares como los aspectos gené- los trastornos de la conducta alimentaria se ha demostrado
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ticos. Selvini Palazolli (1974) y Minuchin (1978) estudiaron tanto en estudios con familias como en gemelos. Actualmen-
en profundidad los aspectos estructurales y dinámicos de te, se acepta que los TCA son trastornos heterogéneos con
la familia de las anoréxicas, y señalaron cómo el modelo una etiología multifactorial compleja en la que existe una
familiar que con frecuencia se encuentra en el entorno de interacción entre genes y ambiente. Estudios con gemelos
muchas pacientes se caracterizaría por la sobreprotección, han demostrado que los TCA son poligénicos y, por lo tanto,
el alto nivel de aspiraciones, la rigidez, la eternización de múltiples genes contribuyen a su desarrollo. Los familiares
los conflictos, la tendencia a implicar al niño en los con- de los pacientes con trastornos alimentarios tienen un riesgo
flictos parentales y, en general, un estilo de relación en el cuatro veces superior a tener el trastorno que los familiares
que no reconociendo los límites individuales se obstaculiza de controles no afectados. Aunque el riesgo es superior
el desarrollo de un sentimiento de autonomía. No se dis- para la AN que para la BN, estos estudios demuestran la
pone de estudios controlados que permitan afirmar que transmisión transgeneracional conjunta de la vulnerabilidad
una determinada disfunción familiar constituye un factor a ambos trastornos (Strober y cols., 2000). Los estudios
etiológico específico, y continúa siendo objeto de discusión con gemelos han estimado que la heredabilidad de la AN
si la evidente disfunción familiar presente en la mayoría de se halla entre el 33 y el 84% (Bulik y cols., 2007). Si bien
los casos plenamente establecidos es causa o consecuencia en los últimos años ha aparecido un número importante
del trastorno alimentario, o si simplemente es un indicador de estudios genéticos, la realidad es que son poco conclu-
inespecífico de un trastorno psiquiátrico más general. Los yentes (Bulik, 2007; Kas, Kaye y cols., 2009). En el ámbito
estudios de los últimos años han ido centrándose en la trans- de la genética molecular, los estudios de asociación se han
misión del modelo corporal delgado mediante modelamien- realizado fundamentalmente con genes implicados en la
to o mediante comentarios y críticas referidos al aspecto función serotoninérgica y dopaminérgica. Algunos estudios
f ísico, fundamentalmente de las niñas. han buscado una posible asociación con polimorfismos en
e208 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

FIGURA e51-2  Interacción secuencial de los factores predisponentes, precipitantes y de mantenimiento en la


anorexia nerviosa. (De Toro y Vilardell, 1987.)

los genes de los receptores 1D y 2A de la serotonina y D2 de estudios genéticos incontrovertibles y, por contra, aunque
la dopamina (Bergen y cols., 2003, 2005; Gorwood, 2004). algunos estudios han detectado una acusada morbilidad de
Aunque no todos los estudios confirman la asociación, el los trastornos afectivos en las familias de pacientes con AN,
gen del receptor 1D de la serotonina parece ser prometedor. no se ha detectado una prevalencia superior de trastornos
Los estudios de ligamento en la AN restrictiva evidencian alimentarios en familiares de pacientes afectivos, lo que no
la presencia de un locus de susceptibilidad en el cromosoma apoyaría la teoría de una diátesis compartida para ambos
1, con evidencia de asociación tanto a genes serotoninér- trastornos.
gicos como opioidérgicos (Bergen y cols., 2003; Brown y Respecto a los factores neurobioquímicos, los estudios se
cols., 2007). En el estudio de la posible asociación entre han centrado en la función serotoninérgica cerebral debido
AN y otros trastornos determinados genéticamente, tiene a su implicación en la regulación del apetito, del humor y
importancia la posible relación entre la AN y los trastornos del control de los impulsos, así como en el perfeccionismo.
afectivos. Se ha señalado la frecuente presencia de sinto- En pacientes anoréxicas con bajo peso hay una disminución
matología depresiva en pacientes anoréxicas. Si bien para de la concentración del metabolito de la serotonina 5-HIAA
algunos autores la relación se establecería sobre la base de en el LCR, como consecuencia de la desnutrición, el cual
que el trastorno de alimentación predispondría a la depre- se normaliza o aumenta por encima de lo normal cuando
sión y no al contrario (Laessle y cols., 1987), para otros la las pacientes se recuperan. Concretamente, datos recientes
relación entre la AN (y la BN) y los trastornos afectivos indican que los receptores 5HT2A están disminuidos y los
sería más profunda. Revisiones de la literatura al respecto 5HT1A aumentados, tanto en fase aguda como de recupera-
(Halmí, 2003; Lilenfeld, 2004) señalan que los argumentos ción. Se ha especulado que el aumento de la actividad sero-
que apoyan la existencia de una relación profunda y no de toninérgica podría ser una de las causas del perfeccionismo y
simple reactividad entre AN y trastorno afectivo se basan la rigidez que tienen muchas de estas pacientes. Por lo tanto,
en estudios fenomenológicos, evolutivos, de morbilidad es probable que los síntomas nucleares de la AN, como son
familiar, de respuesta a tests biológicos (TSD, TSH frente a los pensamientos obsesivos y la ingesta restrictiva, estén en
TRH, MHPG urinario, polisomnograf ía de sueño nocturno) relación con un aumento de la actividad serotoninérgica.
y respuesta a la medicación timoléptica. Sin embargo, la Todos estos hallazgos han sido elegantemente sintetizados
hipótesis de una pertenencia de la AN al espectro de tras- por Kaye y cols. (2009) en un modelo explicativo. Recien-
tornos afectivos no puede apoyarse en la actualidad en temente, se ha demostrado que las concentraciones séricas
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e209

del BDNF (brain-derived neurotrophic factor), un regulador Clínica.  Habitualmente, el cuadro se presenta en niñas o
de la plasticidad cerebral, están reducidas en la AN aguda adolescentes sin psicopatología previa valorable y sin obesi-
(Nakazato y cols., 2009), y estudios genéticos sugieren un dad acusada, aunque no es infrecuente un discreto sobrepeso
trastorno rasgodependiente relacionado con este sistema o una disconformidad con alguna parte de su cuerpo. La con-
(Ribases y cols., 2005). Actualmente, se está investigando ducta restrictiva inicial puede ser espontánea y referida a «la
sobre los mecanismos centrales del control del apetito. El comida que engorda» (hidratos de carbono y grasas) o bien
conocimiento de tales mecanismos ayudará a entender los la consecuencia de una dieta prescrita médicamente que la
trastornos de la alimentación, ya que éstos podrían resultar joven deformará de manera paulatina o estará encubierta por
de déficits de los sistemas autorreguladores (Berthoud y una supuesta inapetencia o malestar gástrico. En esta fase
cols., 2008; Berridge, 2009; Marsh y cols., 2009). del trastorno, la sensación de hambre suele estar rígidamente
Los estudios epidemiológicos y transculturales son controlada, aunque, en algunas pacientes, sobre todo adoles-
demostrativos de que los factores socioculturales tienen centes tardías, pueden aparecer episodios de descontrol
un papel primordial en la génesis del cuadro. Para algunos bulímico que las culpabilizan y pueden ir seguidos o no de
autores, estos factores constituyen los hechos más signifi- vómitos autoinducidos, y característicamente de una intensi-
cativos y eficaces para que el trastorno pueda desarrollarse ficación de las medidas restrictivas. En un porcentaje elevado
(Toro y Vilardell, 1987). La sobrevaloración de la delgadez, de pacientes se instaura amenorrea cuando la pérdida pon-
el cambio de papel de la mujer en la sociedad occidental y deral es todavía discreta. Suele ser característico, asimismo,
la aplastante presión publicitaria son elementos claramente desde el inicio del cuadro, el despliegue de hiperactividad
necesarios para la aparición de la AN. No debe olvidarse, sin reflejada tanto en el terreno académico o laboral como en el
embargo, que la AN se ha desarrollado históricamente en el f ísico. La conducta alimentaria anormal con pautas dietéti-
mundo occidental bajo la presión de factores socioculturales cas extravagantes, el interés por la cocina y las dietas de los
de diversa índole, y los estudios de prevalencia muestran demás, la persistencia de hiperactividad, la fácil irritabilidad
que sólo un pequeño porcentaje de jóvenes sometidas a ante las reacciones familiares, la pérdida progresiva de la
los patrones culturales y estéticos imperantes en nuestra sensación de hambre con sensación de saciedad ante una
sociedad presentan el cuadro. Estos hechos constituyen una ingesta mínima (no siempre) y sobre todo el deseo irrefre-
confirmación de que en la etiopatogenia de la AN concu- nable de continuar adelgazando, pese a la ya acusada pérdida
rren diversos factores necesarios (algunos absolutamente ponderal, son síntomas característicos de la fase intermedia,
necesarios), pero ninguno puede ser considerado suficiente. en la que la mayoría de las pacientes de nuestro medio son
Factores precipitantes.  El factor precipitante principal remitidas a consulta médica. Negación de enfermedad o
es la dieta restrictiva. El cerebro es particularmente vulne- reconocimiento de ella con vivencia de incapacidad para
rable a las consecuencias de la mala nutrición, puesto que superarla, ausencia o mínima reacción hipocondríaca ante la
utiliza cerca del 20% de la ingesta calórica y es especialmente situación f ísica, y progresivas alteraciones psicopatológicas
dependiente de la glucosa. En muchos casos se puede iden- son también elementos clínicos habituales en este período,
tificar una reacción depresiva como claro factor desenca- en el que el trastorno de la alimentación se ha convertido en
denante. En ocasiones, la AN se inicia tras situaciones de el centro de la vida de la paciente. En la mayoría de los ca­
cambio a nivel familiar o escolar, enfermedades adelgazantes sos en los que no se ha conseguido establecer un programa
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

o acontecimientos vitales objetivamente estresantes. terapéutico, la paciente sigue un curso de progresiva des-
Factores perpetuantes.  Junto a los factores predis- nutrición que puede desembocar en estados caquécticos
ponentes no resueltos, tanto individuales como familiares, con pérdidas ponderales de más del 50% respecto a su peso
y naturalmente los persistentes patrones socioculturales idóneo y grave riesgo letal. Otras pacientes se estabilizan
patógenos, deben considerarse como factores perpetuantes en pesos inferiores en 20-25% al peso idóneo intentando
de primer orden las alteraciones psicopatológicas consecu- llevar un ritmo de vida normal, aunque las repercusiones
tivas a la desnutrición. El conocido estudio de Keys y cols. psicológicas y físicas del trastorno las limitan acusadamente.
(1950) sobre los efectos psicobiológicos de la inanición puso La recuperación espontánea en esta fase de la enfermedad
de manifiesto que la desnutrición comportaba la aparición de es una experiencia clínica anecdótica.
alteraciones psicopatológicas, tales como sintomatología Una evolución como la descrita es expresiva de un caso de
obsesivo-compulsiva en relación con la comida, irritabilidad, AN atípica, que el DSM-5 incluye en la categoría diagnóstica
labilidad emocional, pérdida de capacidad de concentración, de otro trastorno de la conducta alimentaria o de la inges-
disgripnia, etc. La valoración de que esta sintomatología ta de alimentos especificado. El DSM-5 establece los criterios
cede con la realimentación ha tenido gran importancia en diagnósticos señalados en la tabla e51-5. La atipicidad, que no
el enfoque terapéutico actual de la AN (v. «Tratamiento»). debe entenderse como sinónimo de mejor pronóstico, tam-
La adopción de un modelo etiopatogénico multifactorial bién vendría dada según Bruch (1973, 1978) por la ausencia
permite al clínico una comprensión global del paciente que de lo que dicha autora consideró alteraciones psicopatoló-
ninguna otra posición teórica le permitiría, a la vez que desde gicas nucleares del cuadro: a) distorsión en la percepción
el punto de vista terapéutico determina mayor flexibilidad de la imagen corporal con incapacidad de reconocimien-
para utilizar de forma integrada los diversos recursos tera- to de la progresiva delgadez; b) percepción distorsionada
péuticos de que disponemos. de los estímulos provenientes del cuerpo (hambre, fatiga),
e210 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

además, por: una más frecuente historia familiar de


TABLA e51-5 obesidad, frecuente sobrepeso premórbido, descon-
Criterios diagnósticos de otro trastorno trol impulsivo, frecuentes reacciones distímicas, mayor
de la conducta alimentaria o de la ingesta riesgo autolítico y mayor frecuencia de alcoholismo y
de alimentos especificado (DSM-5) drogodependencias.
1. Anorexia nerviosa atípica: Se cumplen todos los criterios 2. Alteraciones psicopatológicas. En la AN, la personalidad
para la anorexia nerviosa, excepto que el peso del puede intervenir en los siguientes términos: la perso-
individuo, a pesar de la pérdida de peso significativa, nalidad como factor predisponente a la AN; rasgos de
está dentro o por encima del intervalo normal personalidad como consecuencia de la AN, y rasgos de per­
2. Bulimia nerviosa (de frecuencia baja y/o duración
sonalidad como factores que intervienen en el curso y
limitada): Se cumplen todos los criterios para la
bulimia nerviosa, excepto que los atracones y los pronóstico de la enfermedad (Wonderlich y cols., 2005).
comportamientos compensatorios inapropiados se Concretamente, los rasgos de personalidad señalados
producen, de promedio, menos de una vez a la semana para la AN restrictiva son: neuroticismo, rigidez, perfeccio­
y/o durante menos de tres meses nismo, hiperresponsabilidad, obsesividad y contención,
3. Trastorno de atracones (de frecuencia baja y/o entre otros (Cassin y cols., 2005). El estilo cognoscitivo
duración limitada): Se cumplen todos los criterios para descrito por Bruch, con pensamiento concreto y razona-
el trastorno de atracones, excepto que los atracones se
miento dicotomizado «todo o nada», suele estar presente.
producen, de promedio, menos de una vez a la semana
y/o durante menos de tres meses La alteración en la percepción de la imagen corporal
4. Trastorno por purgas: Comportamiento de purgas como signo patognomónico de la AN fue descrito por
recurrentes para influir en el peso o la constitución primera vez por Bruch (1962) y en la actualidad conti-
(p. ej., vómito autoprovocado; uso incorrecto de laxantes, núa siendo considerado uno de los criterios diagnós-
diuréticos u otros medicamentos) en ausencia de atracones ticos necesarios para el diagnóstico de la enfermedad
5. Síndrome de ingesta nocturna de alimentos: Episodios (v. tabla e51-3). Slade y Russell (1973), en una revisión
recurrentes de ingesta de alimentos por la noche,
de los primeros trabajos publicados sobre la objetivación
que se manifiesta por la ingesta de al despertarse del
sueño o por un consumo excesivo de ellos después de dicha distorsión, llegaron a las siguientes conclusio-
de cenar. Existe consciencia y recuerdo de la ingesta. nes: a) las pacientes anoréxicas sobreestiman acusada-
La ingesta nocturna de alimentos no se explica mejor mente la anchura de sus propios cuerpos, en tanto que
por influencias externas, como cambios en el ciclo las personas no anoréxicas, como promedio, calculan
de sueño-vigilia del individuo o por normas sociales con mayor exactitud; b) las anoréxicas son mucho más
locales. La ingesta nocturna de alimentos causa malestar exactas al juzgar las medidas de los objetos inanimados,
significativo y/o problemas del funcionamiento. El
su propia estatura o incluso la anchura de los cuerpos
patrón de ingesta alterado no se explica mejor por el
trastorno de atracones u otro trastorno mental, incluido de otras mujeres; c) las pacientes muestran, paradóji-
el consumo de sustancias, y no se puede atribuir a otro camente, una mejoría en la capacidad de apreciar su
trastorno clínico o a un efecto de la medicación cuerpo con exactitud cuando ganan peso; d) como pro-
medio, las pacientes todavía sobreestiman la anchura
Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nom-
de su cuerpo cuando son dadas de alta, y e) el grado de
bre de la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.ª edición. ©2014, sobreestimación en el momento del alta se consideró
American Psychiatric Association. Todos los derechos reservados. un factor predictivo de futuras recaídas. Sin embargo,
estudios de revisión más recientes han demostrado que
y c) sentimiento de ineficacia con falta de significación y la distorsión de la imagen corporal no es patognomónica
autoafirmación. de la AN, pudiéndola presentar también los pacientes
En la sintomatología clínica básica de la AN deben des- obesos, bulímicos e incluso personas sin trastornos de
tacarse los siguientes factores: la alimentación. Asimismo, parece demostrado que la
1. Actitud hacia la comida. Lo primario es el deseo irre- cuantificación del grado de distorsión está en función de
frenable de delgadez con intenso miedo a engordar, en la técnica empleada, aunque parece existir una relación
tanto que la auténtica anorexia, si aparece, suele ins- directa entre gravedad del cuadro y distorsión. Debe
taurarse tardíamente. Sobre la base de la conducta ali- también hacerse notar que las anoréxicas no sólo dis-
mentaria se han delimitado dos subgrupos de pacientes: torsionan su imagen, sino que tienden a infraestimar —
restrictivas y bulímicas (Casper y cols., 1980; Garfinkel en mayor grado que los controles— una figura normal,
y cols., 1980). Las pacientes restrictivas presentarían considerando como figura ideal una evidentemente
todas las conductas expresivas de rechazo (deseo de menor que la suya (Garner y Garfinkel, 1981; Touyz y
comer sola, lentitud extrema al hacerlo, dieta bordeando cols., 1984; Birtchenell y cols., 1985).
el ayuno, ocultación de comida) y mostrarían inape- En la AN es habitual la sintomatología afectiva. En
tencia más frecuentemente que el subgrupo bulímico. las etapas iniciales del cuadro predomina una distimia
Las pacientes del subgrupo bulímico, por el contrario, ansioso-irritable que progresivamente suele impreg-
alternarían las conductas restrictivas con atracones que narse de rasgos depresivos. Al considerar los aspectos
terminarían ocasionalmente en vómitos autoinducidos. etiopatogénicos se ha tratado ya la relación entre la AN
Las anoréxicas del subgrupo bulímico se caracterizarían, y los trastornos afectivos, pero debe recordarse aquí que,
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e211

al margen de la calidad fenomenológica de los síntomas también pacientes con gran desnutrición y sin AN). El
presentados y de la naturaleza de la relación AN-tras- patrón de secreción de cortisol está alterado, mostrando
torno afectivo, la patología depresiva presente puede niveles plasmáticos elevados por la tarde y primera parte
ser grave y el riesgo autolítico, alto. Con frecuencia, la de la noche. El TSD muestra no supresión en, proba-
sintomatología depresiva surge como consecuencia del blemente, el 50% de anoréxicas, con independencia de
estado de desnutrición, y puede mejorar con la recupe- su estado afectivo. Se ha atribuido al hipercortisolismo la
ración del peso, sin tratamiento específico. seudoatrofia cerebral que presentan la mayoría de anoré-
Otras alteraciones psicopatológicas siempre pre- xicas y que se demuestra en las TAC craneales en forma
sentes son la hiperactividad, el insomnio terminal, el de ensanchamiento de los surcos (Krieg y cols., 1986). A
pensamiento obsesivoide, el retraimiento social y la nivel funcional, se ha observado una asimetría del flu-
progresiva pérdida del deseo sexual. Como ya se ha jo sanguíneo en los lóbulos temporales, que no parece
dicho, el propio proceso de inanición es factor pro- ser reversible con la recuperación ponderal (Gordon
ductor y perpetuante de gran parte de las alteraciones y cols., 1997). Los cambios neuroquímicos presentes
psicopatológicas desarrolladas. en la AN se han atribuido también a la desnutrición,
3. Amenorrea. La amenorrea es un síntoma característico aunque es posible que tales cambios puedan, a su vez,
de la enfermedad que en más del 70% de pacientes suele perpetuar las alteraciones conductuales. En pacientes
presentarse cuando la pérdida ponderal es discreta. Un anoréxicas desnutridas se detecta una disminución de la
20% de pacientes presentan amenorrea sin previa pérdi- actividad serotoninérgica: disminución de la unión de las
da de peso detectable (Fries, 1977). La amenorrea en la plaquetas a los inhibidores de recaptación de serotonina,
AN es consecuencia de un hipogonadismo hipogonado- aplanamiento de las respuestas de prolactina y cortisol
trófico originado por una disfunción hipotalámica que a los agonistas de la 5-HT, disminución de los niveles
se considera primordialmente producida por la reduc- de metabolitos de la 5-HT en LCR y disminución de la
ción de la ingesta calórica y la pérdida de peso (Fichter actividad plaquetaria de monoaminooxidasa. Aunque, tal
y Pirke, 1984). En las pacientes anoréxicas de bajo peso como se ha señalado, es probable que las pacientes anoré-
el estudio del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal muestra xicas presenten un aumento del tono basal de 5-HT, éste
una disminución de los valores de estrógenos y de los disminuye, y por lo tanto queda enmascarado, durante
valores basales de gonadotropinas, sobre todo de LH. En la fase activa de la enfermedad debido a la malnutrición.
el estudio del patrón de secreción en 24 h se observa un Las consecuencias f ísicas de la desnutrición, así
patrón prepuberal con niveles bajos de LH durante las como del frecuente abuso de diuréticos y laxantes,
24 h, o como en etapas medias de la pubertad, un patrón afectan prácticamente a todos los sistemas. Una de
de secreción pulsátil con niveles de LH más elevados las complicaciones médicas más graves de la AN es la
en el sueño que en vigilia (Boyar y cols., 1974). Con la osteoporosis. El principal factor de riesgo es el déficit
recuperación ponderal aumentan los niveles basales de estrogénico, pero otros de los factores que contribuyen
gonadotropinas y la respuesta de LH LHRH, aunque un son la desnutrición, con disminución de la ingesta de
patrón maduro de LH no se instaura hasta que no se ha calcio, y la hipercortisolemia. Según diversos estudios,
recuperado como mínimo un 80% del peso idóneo, y hay esta osteoporosis sólo es parcialmente reversible, y úni-
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datos que señalan que el tiempo necesario para dicha camente la recuperación ponderal ha demostrado ser un
reinstauración aumenta con la edad de las pacientes y tratamiento eficaz (Zipfel y cols., 2000a). Pueden surgir
con la duración de la enfermedad (Ploog y Pirke, 1987). alteraciones hidroelectrolíticas, principalmente en pre-
En la etiopatogenia de la amenorrea de las pacientes sencia de conductas purgativas. La depleción de fósforo
anoréxicas parece desempeñar un papel fundamental puede tener un valor especial, sobre todo a la hora de
la hipoleptinemia. La leptina, hormona secretada por corregir la deshidratación, por la posibilidad de que con
los adipocitos, es un indicador preciso de la situación la hemodilución baje a niveles incompatibles con la vida.
de los depósitos grasos necesarios para la secreción de La bradicardia también es una señal de alerta importante
LHRH y la activación del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal (v. Tratamiento, criterios de ingreso). En la tabla e51-6
(Mantzoros, 2000). En las pacientes con AN los niveles de se señalan las complicaciones f ísicas de la AN.
leptinemia caen rápidamente en respuesta a conductas de
restricción-ayuno, y la administración de leptina se tradu- Diagnóstico diferencial.  Debe establecerse respecto a
ce en una mejoría de la pulsatilidad de LH y de los paráme- las anorexias secundarias y los cuadros de rechazo alimen-
tros ováricos (tamaño, crecimiento folicular, ovulación) y tario (v. tabla e51-2). Algunos procesos expansivos hipotalá-
reaparición de la menstruación (Chan y Mantzoros, 2005). micos y la caquexia hipofisaria presentan una sintomatología
Otras alteraciones endocrinometabólicas presentes en parcialmente similar, por lo que es aconsejable realizar, sobre
la AN y secundarias a la restricción calórica y a la pérdida todo en los casos de presentación atípica, las exploraciones
ponderal incluyen: aumento de GH (en aproximadamente neurológicas y endocrinológicas adecuadas para descartar
el 50% de pacientes), probablemente debido a la disminu- aquellas patologías.
ción de la producción de IgF1; disminución plasmática de
T3 con aumento de la T3 inactiva con T4 y TSH norma- Evolución y pronóstico.  El curso evolutivo a corto
les, y alteración en la termorregulación (que presentan plazo de los casos sometidos a tratamiento en régimen de
e212 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

del siglo xx, uno de cada cinco casos de AN evoluciona


TABLA e51-6 hacia la cronicidad. En las pacientes con mala evolución se
Manifestaciones físicas de la anorexia nerviosa establece una AN crónica restrictiva o bulímica con alte-
Cardiovasculares raciones psicopatológicas de mayor gravedad que en las
Bradicardia fases iniciales (patología depresiva grave, sintomatología
Hipotensión obsesivo-compulsiva, conductas adictivas) o un cuadro de
Arritmias (incluyendo intervalo QT prolongado) BN normoponderal. Estudios prospectivos en la comuni-
Acrocianosis dad (Hjern y cols., 2006; Wentz y cols., 2009) indican que
Gastrointestinales los casos con inicio en la adolescencia presentan el mejor
pronóstico, con tasas de mortalidad casi nulas. Sin embargo,
Vaciado gástrico enlentecido
Estreñimiento aunque sin cumplir criterios para TCA, más de la mitad de
Elevación de enzimas hepáticas los casos mantiene una preocupación anormal por el peso
y la figura corporales, con conductas alimentarias más o
Renales
menos anómalas en función de la gravedad de la sobreva-
Filtrado glomerular disminuido loración. Cerca de 10% mantiene criterios para TCA y 6%
Hiperazoemia
para AN. Estudios publicados sobre la evolución a largo
Edemas
Litiasis plazo de los casos graves (Theander y cols., 1985; Ratna-
suriya y cols., 1991; Zipfel y cols., 2000b) señalan tasas de
Hematológicas
mortalidad elevadas, del 16-18%, y que la recuperación es
Anemia rara después de una evolución larga (10-12 años). Estudios
Leucopenia recientes (Birmingham y cols., 2005; Millar y cols., 2005;
Trombocitopenia
Fichter y cols., 2006) confirman la elevada tasa de mortalidad
Hipoplasia medular. Degeneración gelatinosa
(cerca del 5%) en la población con AN, debida tanto a las
Endocrinometabólicas complicaciones f ísicas como a la elevada tasa de suicidios
Ovarios poliquísticos (Papadopoulos y cols., 2009). Numerosos estudios evolutivos
Amenorrea coinciden en señalar que la precocidad en la edad de inicio,
Alteración de la termorregulación la buena relación paternofilial y una rápida instauración de
Disfunción tiroidea tratamiento son variables clínicas asociadas a un buen pro-
Hipercolesterolemia
Hipoglucemia
nóstico. La corta duración del primer ingreso hospitalario
Hipercarotenemia y el bajo número de posibles reingresos, si bien son aparen-
Hipercortisolemia temente indicadores de potencial benignidad, no han mos-
Hipoproteinemia trado en muchos estudios evolutivos significación estadís-
Osteoporosis, osteopenia tica como factores de buen pronóstico. Se han identificado,
Otras como factores de mal pronóstico, la presencia de acusadas
Deshidratación
alteraciones psicopatológicas premórbidas, la comorbilidad
Alteraciones electrolíticas psicótica, el desarrollo de bulimia y la cronicidad del cuadro.
Pérdida de cabello Algunos estudios de seguimiento a largo plazo han señalado
Lanugo que un peso muy bajo al inicio del tratamiento y numerosos
reingresos hospitalarios se asocian significativamente con
una alta tasa de mortalidad. No se dispone de datos con-
internamiento suele ser favorable en más del 80% de los cluyentes que permitan considerar una determinada estruc-
pacientes. Los estudios de seguimiento a medio y largo plazo tura de personalidad como factor pronóstico. Los escasos
realizados en las últimas décadas demuestran, sin embargo, estudios evolutivos en varones no demuestran que el sexo
que el pronóstico real de la AN difiere sensiblemente de su de los pacientes constituya un factor pronóstico valorable.
evolución inicial (Hsu, 1988; Zipfel y cols., 2000b; Hjern y
cols., 2006). Los datos de los estudios longitudinales sobre Tratamiento.  En la AN se han utilizado todos los procedi-
el pronóstico de la AN ofrecen una disparidad de resultados mientos terapéuticos de que dispone la psiquiatría: métodos
a consecuencia de evidentes problemas metodológicos: psicoterápicos con orientación analítica, tratamiento psi-
estudios en poblaciones distintas, unos en centros de refe- coanalítico ortodoxo, técnicas de modificación conductual,
rencia con casos muy graves, otros en la comunidad, y falta psicoterapia de orientación cognitivo-conductual, grupos
de uniformidad de criterios para valorar la evolución. En las de autoayuda, tratamientos farmacológicos con orexígenos,
últimas décadas, los estudios prospectivos han intentado neurolépticos, ansiolíticos, antidepresivos e incluso sales
superar los problemas metodológicos, utilizando criterios de litio. Como se ha señalado (Sánchez-Planell, 1987), un
diagnósticos estrictos, prolongando el período de segui- enfoque terapéutico racional debe considerar los siguientes
miento y uniformando criterios evolutivos. presupuestos: a) el tratamiento instaurado precozmente
Según la revisión de Steinhausen (2002), de todos los mejora de forma sensible el pronóstico; b) el tratamiento debe
estudios de seguimiento publicados en la segunda mitad tender a cumplimentar los criterios de curación que, bási-
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e213

camente, son: mantenimiento del peso idóneo, desaparición al tratamiento, complicaciones médicas graves (bradicardia
de las alteraciones psicopatológicas, con especial énfasis en con ritmo cardíaco < 40 lat./min, marcada hipotensión
la adecuada maduración psicosexual y en la superación de ortostática) o trastornos psicopatológicos no controlables
las percepciones y cogniciones anómalas relacionadas con la ambulatoriamente, deben ser tratados en régimen de hos-
insatisfacción e imágenes corporales, y reaparición y regulari- pitalización completa en unidades especializadas ubica-
zación de los ciclos menstruales; c) la recuperación ponderal das en un hospital general. Programas terapéuticos como los
no es sinónimo de curación, sobre todo si el aumento de propuestos por Russell (1977) o Crisp (1970) ofrecen todos
peso se ha conseguido rápidamente y en el transcurso de un ellos resultados favorables similares con hospitalizaciones
ingreso hospitalario; sin embargo, la evidencia clínica demos- medias de 8-12 semanas. Dado que uno de los factores pre-
trativa de que parte de las alteraciones psicopatológicas de dictivos de pronóstico desfavorable es el fracaso de intentos
las pacientes con AN están directamente relacionadas con terapéuticos y que la AN es un trastorno con alto índice de
el estado de desnutrición y mejoran con el simple aumen- recaídas, existe un acuerdo general en considerar que este
to ponderal comporta que dicho aumento sea un objetivo trastorno debe ser tratado por equipos especializados que
terapéutico prioritario; d) la elección terapéutica debe ser puedan llevar a cabo todas las etapas del tratamiento y su
flexible en función de la situación clínica; e) en la mayoría de posterior control evolutivo a largo plazo.
los casos, el tratamiento de la paciente debe complementarse
con tratamiento familiar, y f ) el cuadro sólo podrá conside-
rarse resuelto tras un seguimiento a largo plazo. TRASTORNOS POR EXCESO
Una paciente detectada precozmente puede tratarse DE INGESTA
ambulatoriamente, aunque ello comporta controles clínicos
frecuentes a cargo de un equipo especializado que establezca Potomanía
tanto las pautas dietéticas como el tratamiento psicológico,
individual o grupal, y el farmacológico, en función de la La potomanía o ingesta muy excesiva de líquidos, habitual-
existencia de alteraciones psicopatológicas depresivas o mente agua, es un trastorno poco frecuente que suele ir liga-
ansiosas. En la actualidad, hay un acuerdo general respecto do a estructuras caracteriales histéricas. Algunas pacientes
a que el tratamiento psicoterápico de orientación cognitivo- con AN presentan ingestas líquidas cuantitativamente muy
conductual es probablemente el mejor método psicológico elevadas como mecanismo para inducir saciedad o, cuando
de tratamiento (Treasure y cols., 2010) y la psicoterapia de no, para engañar respecto al aumento ponderal. Ante un
orientación analítica no es adecuada para los casos graves. cuadro de apariencia potomaníaca debe realizarse siempre
La prescripción de tratamiento farmacológico estará en el diagnóstico diferencial respecto a la diabetes insípida,
función de la gravedad de las alteraciones psicopatológicas diagnóstico que en general puede hacerse a través de la
«inespecíficas» (depresivas, obsesivas, ansiosas). Los fárma- simple anamnesis, aunque en casos con componente de
cos orexígenos son característicamente ineficaces. Algunos simulación puede ser necesaria la hospitalización para reali-
estudios señalan que el tratamiento farmacológico, con- zar un estudio clínico-biológico controlado.
cretamente los inhibidores selectivos de la receptación de
serotonina, no parece ser eficaz en pacientes desnutridas y
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con bajo peso debido a la disminución de la concentración de Bulimia nerviosa


serotonina en el espacio sináptico (Ferguson y cols., 1999),
y, por lo tanto, no es aconsejable realizar tratamiento far- El comportamiento bulímico, definido por la presencia de
macológico en situación de peso muy bajo. Aunque ningún episodios de ingesta incontrolada de gran cantidad de ali-
tratamiento farmacológico ha demostrado ser eficaz en lo mentos, es un TCA presentado fundamentalmente por algu-
relativo a los síntomas nucleares de la anorexia (Crow y nos pacientes obesos y un alto porcentaje de pacientes con
cols., 2009), se ha planteado en algunos estudios que los AN, y con mucho menor frecuencia en cuadros neurológicos
inhibidores de recaptación de serotonina pueden ser eficaces con disfunción hipotalámica. Junto a estos comportamientos
en pacientes que han normalizado su peso al disminuir la conocidos clásicamente, Russell (1979) acuñó el término de
probabilidad de recaídas, dado que mejorarían la sintomato- BN para describir sindrómicamente a un grupo de pacientes
logía obsesiva respecto a la alimentación y el peso, el perfec- en los que el cuadro clínico se centraba en la presencia de:
cionismo y la irritabilidad que todavía pueden persistir (Kaye a) deseos apremiantes e irrefrenables de comer en exceso; b)
y cols., 2001). Tanto para los casos detectados precozmente evitación de los efectos engordantes de la comida mediante
como, sobre todo, para aquellos que con un cierto tiempo la autoinducción del vómito y el abuso de diuréticos y/o
de evolución no presentan gravedad extrema, el hospital laxantes, y c) un miedo morboso a engordar. Las pacientes
de día es el marco terapéutico idóneo, porque permite un descritas por este autor eran en conjunto normoponderales
tratamiento psicológico intensivo, el necesario control del y presentaban todas el antecedente de haber padecido AN
trastorno conductual general y el alimentario en particular, en forma completa o parcial, por lo que Russell consideró
y una ruptura con el entorno adaptada individualmente. el síndrome como una «variante ominosa de la AN». En
Los casos con pérdida ponderal muy acusada y/o que efecto, aunque la presencia de episodios bulímicos en el
presentan negación persistente de enfermedad y resistencia transcurso de la AN era perfectamente conocida por todos
e214 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

los clínicos, la importancia de la descripción sindrómica de


Russell consistió, en último término, en subrayar uno de los TABLA e51- 7
posibles aspectos evolutivos de la AN, en el que mantenién- Criterios diagnósticos de la bulimia
dose la psicopatología nuclear del cuadro se «perderían» nerviosa (DSM-5)
características muy definitorias de la enfermedad, el peso A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de
marcadamente inferior a lo normal y la amenorrea, y pasa- atracón se caracteriza por los dos hechos siguientes:
rían a primer plano los episodios de descontrol de la ingesta 1. Ingestión, en un período determinado (p. ej., dentro
alimentaria y los métodos para compensarla. de un período cualquiera de dos horas), de una
cantidad de alimentos que es claramente superior a
Tras la descripción inicial, surgieron inmediatamente
la que la mayoría de las personas ingerirían en un
las controversias sobre si el cuadro era simplemente una período similar en circunstancias parecidas
variante de la AN o, por el contrario, se trataba de un sín- 2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere
drome con individualidad nosológica con claras diferencias durante el episodio (p. ej., sensación de que no se
respecto a la anorexia con episodios bulímicos y a los come- puede dejar de comer o controlar lo que se ingiere o
dores compulsivos obesos. Esta controversia todavía no ha la cantidad de lo que se ingiere)
finalizado, y en la actualidad muchos investigadores clínicos B. Comportamientos compensatorios inapropiados
recurrentes para evitar el aumento de peso, como el
no consideran que la BN sea simplemente una variante de la
vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes,
AN, sino que conceptualizan los trastornos de la conducta diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio
alimentaria como un continuo en el que la restricción die- excesivo
tética es el precursor conductual que llevará, en presencia C. Los atracones y los comportamientos compensatorios
de determinados factores predisponentes y precipitantes, al inapropiados se producen, de promedio, al menos una
desarrollo de uno u otro cuadro. vez a la semana durante 3 meses
El proceso de individualización nosológica de la BN puede D. La autoevaluación se ve indebidamente influida por la
constitución y el peso corporal
verse reflejado en la evolución de los criterios diagnósticos
E. La alteración no se produce exclusivamente durante los
de los sistemas clasificatorios al uso. Así, el DSM-III (1980) episodios de anorexia nerviosa.
reconoció la bulimia como un trastorno independiente de la Especificar si:
AN, desvinculándose del concepto sindrómico de Russell, al En remisión parcial: Después de haberse cumplido con
indicar en uno de sus criterios que el trastorno no era debido anterioridad todos los criterios para la bulimia nerviosa,
a la AN. El DSM-III-R (1987) sustituyó el nombre de bulimia algunos, pero no todos los criterios, no se han cumplido
por BN y acercó los criterios diagnósticos a la descripción durante un período continuado
En remisión total: Después de haberse cumplido con
de Russell, al incluir en ellos el empleo regular de maniobras
anterioridad todos los criterios para la bulimia nerviosa,
compensatorias y la preocupación persistente por la silueta y no se ha cumplido ninguno de los criterios durante un
el peso. Con el DSM-IV (1995), el episodio bulímico quedó período continuado
mejor definido en lo que se refiere a la falta de control, y en Especificar la gravedad actual:
relación a la AN se afirma que el trastorno no ocurre exclu- La gravedad mínima se basa en la frecuencia de comporta­
sivamente durante sus episodios, sino que las pacientes que mientos compensatorios inapropiados (v. a continuación).
presentan episodios bulímicos y maniobras compensatorias La gravedad puede aumentar para reflejar otros síntomas
y el grado de discapacidad funcional
sólo durante la AN deben diagnosticarse de AN de subtipo
Leve: Un promedio de 1-3 episodios de comportamientos
compulsivo-purgativo y no como afectadas de BN. Con el compensatorios inapropiados a la semana
DSM-5 (2013) (tabla e51-7) ha desaparecido la diferenciación Moderado: Un promedio de 4-7 episodios de
entre subtipo purgativo y no purgativo, y se engloba bajo el comportamientos compensatorios inapropiados
mismo término de BN a los pacientes que realizan conductas a la semana
compensatorias purgativas y/o de restricción alimentaria e Grave: Un promedio de 8-13 episodios de comportamientos
hiperactividad f ísica. También se ha reducido la frecuencia compensatorios inapropiados a la semana
Extremo: Un promedio de 14 episodios o más de
mínima a la que se realizan los atracones y las conductas
comportamientos compensatorios inapropiados
compensatorias a una vez a la semana. a la semana
Un número importante de personas que comen compul-
sivamente no utilizan mecanismos compensatorios inme- Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nom-
bre de la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y
diatos de tipo alguno para controlar su peso, tendiendo estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.ª edición. ©2014,
lógicamente a la obesidad. En el DSM-5 (2013), los come- American Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.
dores compulsivos se han integrado en una nueva categoría
sindrómica; el llamado trastorno de atracones (binge eating
disorder) (tabla e51-8). se han realizado a nivel de asistencia primaria; c) la población
seleccionada tiene un rango muy reducido en términos de
Epidemiología.  Los estudios epidemiológicos sobre la BN edad; d) la selección suele hacerse únicamente entre pobla-
se han visto obstaculizados por varios factores: a) la indivi- ción femenina; e) es un cuadro que frecuentemente tiende a
dualización del trastorno es reciente y delimitar el cuadro encubrirse, y f) los estudios suelen hacerse con cuestionarios
clínico ha resultado dif ícil; b) la mayor parte de los estudios de autoevaluación.
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e215

Si se utilizaban entrevistas personales, la prevalencia con


TABLA e51-8 criterios DSM-III era del 1,5% y con criterios DSM-III-R, del
Criterios diagnósticos del trastorno 0,9%. Estudios recientes (Jacobi y cols., 2004; Hoek, 2006;
de atracones (DSM-5) Hudson y cols., 2007) parecen confirmar que la prevalencia
A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de de la BN plenamente desarrollada en mujeres adolescentes
atracón se caracteriza por los dos hechos siguientes: y jóvenes oscila entre el 0,5 y 1%, aunque esta cifra puede
1. Ingestión, en un período determinado (p. ej., dentro infraestimar la tasa real en la población general debido a que
de un período cualquiera de dos horas), de una muchas pacientes se niegan a participar en los estudios epi-
cantidad de alimentos que es claramente superior
demiológicos y sólo una minoría entra en el sistema de salud
a la que la mayoría de las personas ingeriría en un
período similar en circunstancias parecidas mental. En España, diversos estudios han constatado tasas de
2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere prevalencia entre 0,41 y 1,38% (Morandé y Casas, 1997; Ruiz y
durante el episodio (p. ej., sensación de que no se cols., 1998; Morandé y cols., 1999; Pérez-Gaspar y cols., 2000;
puede dejar de comer o no se puede controlar lo Rojo y cols., 2003; Rodríguez-Cano y cols., 2005; Arrufat-
que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere) Nebot, 2006). Respecto a la incidencia de la BN, los estudios
B. Los episodios de atracones se asocian a tres (o más) de realizados muestran un aumento progresivo de ésta a nivel
los hechos siguientes:
de la atención primaria, desde el 9,9 por 100.000/año en 1985
1. Comer mucho más rápidamente de lo normal
2. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno (Hoek, 1991) ­hasta el 15,4 por 100.000/año en 1989 (Hoek y
3. Comer grandes cantidades de alimentos cuando no cols., 1995). A partir de algunos estudios más recientes, en
se siente hambre físicamente los que no se detecta este aumento de la incidencia (Currin
4. Comer solo debido a la vergüenza que se siente por y cols., 2005; Hoek, 2006), surge la controversia sobre si el
la cantidad que se ingiere incremento de la incidencia es real o simplemente se trata
5. Sentirse luego a disgusto con uno mismo, deprimido de una mejoría en la capacidad para detectar el trastorno,
o muy avergonzado
cuestión que no está por el momento clarificada, aunque la
C. Malestar intenso respecto a los atracones
D. Los atracones se producen, de promedio, al menos una impresión clínica generalizada en nuestro medio es que el gran
vez a la semana durante tres meses aumento del número de casos es difícil justificarlo únicamente
E. El atracón no se asocia a la presencia recurrente de un como el resultado de una mejor capacidad de detección. Los
comportamiento compensatorio inapropiado como en estudios transculturales han establecido que la BN, al igual que
la bulimia nerviosa y no se produce exclusivamente en la AN, se presenta con tanto mayor frecuencia cuanto mayor
el curso de la bulimia nerviosa o la anorexia nerviosa es el grado de culturización occidental, y también, al igual
Especificar si:
que en la AN, el trastorno se presenta con mayor frecuencia
En remisión parcial: Después de haberse cumplido con
anterioridad todos los criterios para el trastorno de en los colectivos que están sometidos más específicamente a
atracones, los atracones se producen con una frecuencia ideales estéticos de delgadez (bailarinas, modelos, etc.). Los
media inferior a un episodio semanal durante un estudios comparativos realizados entre poblaciones rurales y
período continuado urbanas (Rathner y Messner, 1993; Hoek y cols., 1995) pare-
En remisión total: Después de haberse cumplido con cen confirmar la impresión clínica de que la BN presenta
anterioridad todos los criterios para el trastorno de una mayor prevalencia en áreas urbanas, aunque tal hallazgo
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

atracones, no se ha cumplido ninguno de los criterios


puede deberse a que suele mostrarse en edades en que muchas
durante un período continuado
Especificar la gravedad actual: jóvenes del ámbito rural han emigrado ya a zonas urbanas.
La gravedad mínima se basa en la frecuencia de los Respecto a los síndromes parciales (cuadros en los que
episodios de atracones (v. a continuación). La gravedad no se cumplen todos los criterios diagnósticos del trastorno),
puede aumentar para reflejar otros síntomas y el grado se señala una prevalencia del 3%, pero futuros estudios epi-
de discapacidad funcional demiológicos deberán categorizar mejor, desde el punto de
Leve: 1-3 atracones a la semana vista psicopatológico, a los individuos que forman parte del
Moderado: 4-7 atracones a la semana
continuum que va desde personas con preocupación injus-
Grave: 8-13 atracones a la semana
Extremo: 14 o más atracones a la semana tificada por el peso y, a través de casos con sintomatología
incompleta, hasta casos clínicamente detectables.
Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nom-
bre de la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.ª edición. ©2014,
Etiopatogenia.  Siendo la BN un trastorno de etiopatoge-
American Psychiatric Association. Todos los derechos reservados. nia sólo parcialmente conocida, parece ser que, al igual que
en la AN, existen factores que predisponen al cuadro, otros
que sirven como desencadenantes y otros que comportan
En la importante revisión de Fairburn y Beglin (1990) de la perpetuación del trastorno.
más de 50 estudios epidemiológicos se vio que las tasas de pre- En la BN pueden identificarse varios estadios: a) una
valencia publicadas varían en función de los criterios diagnós- etapa previa a la aparición del cuadro, donde incidirían
ticos y la metodología utilizada. Cuando se utilizaban criterios factores predisponentes que facilitarían su aparición, sin
DSM-III y cuestionarios autoadministrados, la prevalencia era que ello signifique inevitabilidad del desarrollo del trastorno;
del 9%, mientras que con criterios DSM-III-R era del 2,6%. b) una segunda etapa que iría desde la aparición de conduc-
e216 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

tas precursoras hasta el establecimiento claro del trastorno; impulsividad. Respecto a la implicación de la serotonina
el precursor conductual mejor identificado es el inicio de en la regulación de la conducta alimentaria, se ha vis-
una dieta; durante esta etapa pueden aparecer determinados to que la hiperfunción serotoninérgica disminuye la
factores considerados como precipitantes, que aumentan el cantidad de comida ingerida, la duración de la ingesta y
riesgo de desarrollo del trastorno e interaccionando con la la apetencia por los hidratos de carbono. Los fármacos
dieta llevan al inicio de éste, y c) una tercera etapa durante que disminuyen la función serotoninérgica incrementan
la cual la interacción de diversos factores y la presencia de el consumo de comida y conducen a un aumento de
mecanismos protectores determinarían la transitoriedad del peso, mientras que las sustancias que mejoran la función
trastorno, su «estancamiento» en una forma clínica parcial, serotoninérgica (fenfluramina, ISRS) comportan una
el desarrollo completo y su posible perpetuación. disminución de la ingesta y un aumento de la sensación
Se trata de un modelo biopsicosocial en el que durante de saciedad. Las pruebas de función serotoninérgica en
las diversas etapas del trastorno tanto los factores biológicos pacientes con BN parecen confirmar la hipótesis de que
como los psicológicos y socioculturales interactúan. en la BN el patrón de ingesta podría estar determina-
Factores predisponentes do por una hipofunción serotoninérgica (Goldbloom
1. Factores socioculturales. Los valores estéticos dominan- y cols., 1990; Hallman, 1990; Jimerson y cols., 1992;
tes en la cultura occidental, que priman la delgadez y ­Steiger, 2001), si bien se desconoce si las alteraciones en
rechazan el sobrepeso, están determinando que sobre la función serotoninérgica de las bulímicas son prima-
una excesiva preocupación por el peso y la silueta cor- rias o secundarias al patrón caótico de la alimentación, y
porales se desarrolle una imagen corporal insatisfactoria si son comunes a todas las pacientes o sólo a un subgru-
que puede llegar a adquirir las características de idea- po (depresivo, con trastornos por abuso de sustancias o
ción sobrevalorada. Las pacientes con BN presentan con de control de impulsos).
frecuencia una insatisfacción con su imagen corporal Respecto a la neurotransmisión noradrenérgica,
(Fairburn y Garner, 1986; Garfinkel y cols., 1992), que diversos estudios muestran una reducción de su acti-
es previa al desarrollo de la enfermedad. vidad, resultados similares a los hallados en anoréxicas
2. Factores familiares. El estudio de Kasset y cols. (1989) de bajo peso y que probablemente en bulímicas sean
demostró una agregación familiar del 9,6% en 40 sujetos producto de la dieta intermitente (Pirke, 1995). Jimerson
con BN y 185 familiares de primer grado, casi tres veces y cols. (1992) han encontrado una disminución de HVA
superior a la hallada en el grupo control (3,5%). Los en el LCR en pacientes bulímicas con alta frecuencia de
estudios de gemelos y familiares sugieren que la AN, la atracones y han postulado que una actividad dopamí-
BN y el trastorno por atracón son enfermedades gené- nica disminuida en las vías mesolímbicas podría ser la
ticas complejas, con una heredabilidad entre el 50 y 83% responsable en estas pacientes de la alteración de la res-
(Bulik y Tozzi, 2004). Los más relevantes (Treasure y puesta hedónica y del desarrollo de una conducta seme-
Holland, 1989; Fichter y Noegel, 1990; Hsu y cols., 1990, jante a una «adicción» por la comida. Aunque se sabe
y Kendler y cols., 1991) demuestran que la concordancia que los neuropéptidos desempeñan un papel importante
en monocigóticos es claramente superior que en dici- en la regulación de la conducta alimentaria, los diversos
góticos, especulándose que la vulnerabilidad genética estudios llevados a cabo en pacientes con BN han dado
podría actuar directamente predisponiendo a la obe- resultados contradictorios. Así, si bien parece compro-
sidad o a una estructura de personalidad determinada, bado que en bulímicas vomitadoras hay un aumento de
que a su vez fuese un factor predisponente para el desa- betaendorfinas (Fuellerton y cols., 1988), tal aumen­
rrollo del cuadro. Respecto a los estudios de agregación to puede darse inespecíficamente en muchas situacio­
familiar (Strober, 1992), se ha visto que los familiares nes de estrés. Respecto a la colecistocinina (CKK), con
de pacientes depresivos no presentan mayores tasas de conocida acción reguladora de la saciedad, se ha visto
TCA que la población general, y las bulímicas con depre- que las bulímicas presentaban tasas posprandiales más
sión coexistente muestran una mayor prevalencia de bajas y menor sensación subjetiva de saciedad que los
historia familiar de trastorno afectivo. Los estudios sujetos del grupo control (Geriacioti y Liddle, 1988).
de ligamento han identificado loci para AN y BN y ras- Este hallazgo, sin embargo, no puede juzgarse sin tener
gos conductuales asociados, como la compulsividad en cuenta que la determinación de una sustancia secre-
(Bulik y cols., 2003; Bacanu y cols., 2005). Se señala una tada por el tubo gastrointestinal de pacientes bulímicas
asociación entre TCA y abuso de alcohol u otras drogas. puede estar influida por las alteraciones funcionales del
3. Factores individuales. Se ha señalado en muchos estu- tubo digestivo que presentan estas pacientes.
dios que la obesidad o sobrepeso selectivo premórbidos El estudio de los factores psicológicos predisponen-
son un claro factor de riesgo para la BN, ya que ambos tes se ha centrado en la investigación de los trastornos
conducen habitualmente a la restricción dietética, la de personalidad. Según Strober (1991), las bulímicas
cual es el principal precursor conductual del cuadro. normoponderales presentarían rasgos predisposicio-
Los estudios sobre neurotransmisores se han centrado nales como la búsqueda de emociones, excitabilidad,
en aquellos que están directamente relacionados con falta de persistencia y tendencia a la disforia ante situa-
la regulación de la conducta alimentaria, afectividad e ciones de rechazo o de falta de gratificación, rasgos que
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e217

irían en contra de la rigidez necesaria para mantener te, pero tampoco excepcional, y en bastantes ocasiones la
una conducta de restricción dietética. Se ha señalado exploración clínica detecta que se trata de casos «parcia-
que bajo la misma conducta bulímica subyacerían al les» que se habían mantenido a nivel subclínico hasta que
menos dos tipos de pacientes (Vitousek y Manke, 1994); empeoraron en circunstancias estresantes raras. Aunque
uno de los tipos se caracterizaría por la presencia de algunos autores han señalado que un inicio después de los
desinhibición, inestabilidad afectiva, impulsividad y 25 años puede ir asociado a una mayor frecuencia de pro-
dificultades «temperamentales» manifiestas ya des- blemas de dependencia a alcohol u otras drogas, síntomas
de la infancia, y en él los episodios bulímicos podrían depresivos e intentos autolíticos (Mitchell y cols., 1987),
significar al principio del cuadro un mecanismo de alivio estos hallazgos no se confirman habitualmente en clínica.
de afectos negativos. Otros pacientes, por el contrario, Las pacientes bulímicas suelen presentarse en clínica
con patrón de personalidad más ajustado, pero sin las tras un período de latencia desde el inicio de la enfermedad,
características tan obsesivoides de la AN, desarrollarían que no infrecuentemente se extiende durante años. Inde-
más el cuadro en función de la restricción dietética. Las pendientemente de que alrededor del 50% de las pacientes
bulímicas presentan mayor impulsividad que las anoré- bulímicas presentan una historia de AN previa, aproximada-
xicas, probablemente debido a los patrones dietéticos mente un 40% de los casos presentaban un mayor o menor
erráticos y a la inestabilidad emocional asociados a la sobrepeso antes del inicio del cuadro. En algunas pacientes,
BN (Díaz-Marsa y cols., 2000; Claes y cols., 2002). este sobrepeso era evidente, pero en muchas de ellas era
Entre los factores psicológicos predisponentes tam- muy discreto, aunque estaba localizado y evocaba una cierta
bién deben tenerse en cuenta la insatisfacción corporal, preocupación dismorfofóbica.
la patología afectiva previa al inicio del cuadro y los En la mayoría de pacientes bulímicas, el inicio del cuadro
acontecimientos vitales estresantes; entre estos últi- se relaciona claramente, al igual que en la AN, con una con-
mos debe considerarse el abuso sexual como un factor ducta de dieta, y, establecida ésta, hay una gran variabilidad
general de riesgo para el desarrollo de patología psiquiá- individual tanto respecto al tiempo que transcurre hasta que
trica y no como un factor etiológico específico de la BN la paciente desarrolla los primeros episodios de descontrol
(Welch y Fairburn, 1994). como respecto al inicio de las maniobras compensatorias
Factores desencadenantes.  El precursor conductual y el consiguiente desarrollo completo del cuadro clínico.
más frecuente es la dieta, como consecuencia de un sobre- Tal como se muestra en la tabla e51-7, los criterios diag-
peso vivido de forma insatisfactoria El principal factor nósticos del DSM-5 señalan tres aspectos específicos de la
perpetuante de la BN es la persistencia y gravedad de los BN: en primer lugar, los episodios recurrentes de ingesta
factores predisponentes (Fairburn y cols., 1997, 1998). Este voraz (atracones), enmarcados por la sensación de falta de
sobrepeso, global o selectivo, puede ser determinado cons- control; en segundo lugar, la utilización de mecanismos
titucionalmente, adquirido durante la pubertad o el resulta- compensatorios para evitar los efectos engordantes de lo
do de situaciones psicológicas adversas que han comportado ingerido, y, en tercer lugar, una autoevaluación exagerada-
un aumento de la ingesta más o menos compulsivo. Entre mente influida por el peso y la silueta corporales. El estudio
las situaciones que pueden dar lugar a este incremento de la del cuadro clínico debe completarse con las consideraciones
ingesta, destacan las experiencias de pérdida y rechazo sen- sobre las complicaciones médicas derivadas de esta sinto-
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

timental, familiar, laboral o académico. Dado que la mayor matología específica, las alteraciones psicopatológicas «ines-
parte de las personas que inician una dieta no desarrollan pecíficas» que con gran frecuencia aparecen en el transcurso
un TCA, es evidente que los factores predisponentes inter­ del cuadro o en algunos casos lo preceden, y los trastornos
actúan determinando la vulnerabilidad para presentarlo. La de la personalidad que subyacen en muchos casos y son
tolerancia fisiológica y psicológica a la restricción dietética lógicamente muy determinantes de la evolución a largo
viene determinada por su intensidad, carácter selectivo de la plazo del trastorno.
deprivación, tiempo en que se mantiene, factores psicobioló- El primer síntoma específico lo constituyen los episodios
gicos personales y estados afectivos negativos concurrentes. bulímicos. Según el DSM-5, los atracones vienen definidos
Factores perpetuantes.  La tendencia a la restricción die- por una doble condición: a) la ingesta de alimento en un
tética, principal precursor conductual del cuadro, se man- corto período de tiempo en cantidad superior a la que la
tendrá en tanto que la preocupación morbosa por el peso mayoría de las personas ingerirían en un tiempo similar y
y la silueta corporales no se modifiquen. El segundo factor en las mismas circunstancias, y b) la sensación de pérdida de
perpetuante es la continuidad de una conducta disruptiva de control sobre la ingesta de alimento. Se ha demostrado que
los mecanismos reguladores de la conducta alimentaria, ya hay una gran variabilidad en cuanto al contenido calórico en
que restricción-atracón y vómito comportarán alteraciones los atracones, con un promedio aproximado de 1.459 kcal
neuroendocrinas con ruptura de la cascada de la saciedad. en cada uno de ellos (Rosen y cols., 1986). También se ha
visto que los atracones suelen ser más ricos en grasas que en
Clínica.  La BN suele aparecer al final de la adolescencia hidratos de carbono (Kaye y cols., 1992). La mayoría de las
o en el inicio de la década de los 20 años de edad, aunque pacientes entran en el círculo dieta-atracón-maniobra com-
recientemente se observa una mayor frecuencia de aparición pensatoria en este orden cronológico, y las circunstancias
en edades más jóvenes. Un inicio más tardío no es frecuen- desencadenantes suelen ser los estados disfóricos y ciertas
e218 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

situaciones relacionadas con la comida (estar rodeado de gran sobre todo, puede ocasionar graves alteraciones de la con-
cantidad de alimentos «prohibidos») o con las condiciones ducción cardíaca y muerte, por lo que es muy importante
fisiológicas determinadas por el ayuno total o parcial. En la corrección ocasional del potasio. La disminución de la
relación a la pérdida de control sobre la ingesta, la sensación densidad mineral ósea es frecuente en mujeres con AN res-
de no poder parar de comer o no poder controlar el tipo o trictiva o BN con antecedentes de AN, pero la osteopenia no
cantidad de comida es vivida por las pacientes de forma muy es una complicación habitual en la bulimia normoponderal
negativa y contribuye al desarrollo de una baja autoestima no previamente anoréxica.
y al aislamiento social. Las complicaciones gastrointestinales suelen estar relacio-
El segundo aspecto específico del trastorno es la presen- nadas con la autoinducción de vómitos, y las más frecuentes
cia de mecanismos compensatorios destinados a impedir son la esofagitis por reflujo, el ulcus gastroduodenal y, en
el aumento ponderal subsiguiente a las sobreingestas. La muy raras ocasiones, la perforación esofágica y gástrica; otras
autoinducción del vómito es el método más frecuentemente complicaciones muy poco frecuentes son la dilatación aguda
utilizado por las pacientes, de forma que en la mayoría de gástrica tras atracones importantes y la pancreatitis aguda o
muestras clínicas más del 70% la realizan como mínimo una crónica. Más habitual es el estreñimiento pertinaz en relación
vez al día (Mitchell y cols., 1985). El uso habitual y excesivo con el abuso de laxantes.
de laxantes es muy frecuente, pero pocas veces es el método Las complicaciones neurológicas más habituales son la dis-
compensador exclusivo debido a su relativa ineficacia para minución del umbral convulsivante en relación con la dise-
evitar la absorción de lo ingerido. Tanto los laxantes como lectrolitemia y la dilatación ventricular y ensanchamiento de
los diuréticos provocan deshidratación con la consiguien- los surcos en relación con la desnutrición.
te sensación de pérdida ponderal, pero al interrumpir su Los trastornos endocrinológicos están relacionados con
utilización se produce una retención refleja de líquidos y, el estado de desnutrición que se refleja en los niveles de
por tanto, se perpetúa el empleo de éstos. Otras conductas glucosa y de insulina bajos, en la elevación de ácidos grasos
compensatorias son el ayuno casi total durante gran parte libres, ácido beta-hidroxibutírico y acetoacetato, y en los
del día, el uso de anorexígenos y el ejercicio físico exagerado. bajos niveles de triyodotironina y noradrenalina (Pirke y
El tercer síntoma específico es la preocupación persistente cols., 1985). Un elevado número de pacientes bulímicas
por el peso y la figura. La mayoría de las pacientes bulímicas normoponderales presentan amenorrea. Pirke y cols. (1988,
presentan un acusado grado de insatisfacción corporal, que, 1989) demostraron que la mitad de las pacientes presenta-
tal como demuestran Garfinkel y cols. (1992), se correlaciona ban ciclos anovulatorios y el 30% mostraban alteraciones
con una gran preocupación por el peso y la figura corporales, en la fase luteínica, la cual era más corta de lo normal y con
y, por tanto, las pacientes con mayor rechazo por su cuerpo bajos niveles de progesterona. La mayoría de los estudios
muestran mayor sensación de gordura, más conductas res- han demostrado cifras normales de cortisol y ACTH (Walsh
trictivas y mayor grado de alteración psicológica. y cols., 1987; Gwirstman y cols., 1989) y, a pesar de que un
50% de las pacientes bulímicas muestran una respuesta no
Complicaciones médicas.  Los signos y síntomas f ísi- supresora al TSD, estos resultados no se han podido corre-
cos y las complicaciones médicas están en relación con la lacionar con la presencia de patología afectiva (Kirike, 1986).
presencia de vómitos y abuso de laxantes y/o diuréticos. La función tiroidea suele ser normal.
Los signos f ísicos más habituales suelen ser los siguientes:
a) signo de Russell, que son callosidades en la base de los Comorbilidad.  Los trastornos del estado de ánimo
dedos como consecuencia de la introducción repetida de constituyen la alteración psicopatológica inespecífica más
los dedos para provocarse el vómito; b) hipertrofia de las frecuente en la BN, y la mayoría de los estudios realizados
glándulas salivales en vomitadoras crónicas, que puede estar han subrayado la intensidad sintomatológica de los cuadros
en relación con la hiperplasia por irritación y los déficits afectivos, siendo siempre la depresión mayor el diagnóstico
nutritivos (Dalin, 1986), y c) alteraciones orales como gingi- más frecuente, con tasas relativamente bajas de distimia y
vitis, glositis, caries y erosión del esmalte dental. Las anoma- muy bajas de trastorno bipolar (Halmi, 2003; Lilenfeld, 2004;
lías del equilibrio hidroelectrolítico suelen estar presentes en McElroy y cols., 2006). Sin embargo, la experiencia clínica
el 50% de las pacientes y están relacionadas con los vómitos y diaria respecto a la evolución de la sintomatología depresiva
el abuso de diuréticos y/o laxantes. La hipopotasemia es una en condiciones terapéuticas no farmacológicas demuestra
de las alteraciones electrolíticas con complicaciones médicas que muchas pacientes bulímicas, cuyos síntomas afectivos
potencialmente severas, que, según una revisión de Green- permiten diagnosticarlas de depresión mayor, mejoran sen-
feld y cols. (1995), se da en un 5,5% de pacientes y suele estar siblemente al instaurarse tratamientos psicológicos especí-
en relación con un bajo peso y conductas purgativas diarias. ficamente bulímicos del trastorno (Fairburn, 1982; Swift y
La causa fundamental de la hipopotasemia es la pérdida de cols., 1985; Norman y Herzog, 1986; Laessle y cols., 1987).
ácido gástrico producida por el vómito y el paso de potasio Hace un tiempo, diversos estudios intentaron valorar la
del espacio extracelular al intracelular debido a la alcalosis secuencialidad de aparición de la patología afectiva respecto
metabólica. También el abuso de laxantes provoca diarreas a los síntomas bulímicos (Walsh y cols., 1985; Hudson y
acuosas con pérdida de potasio. La hipopotasemia provoca cols., 1987; Braun y cols., 1994; Brewerton y cols., 1995), y
debilidad muscular, nefropatía tubular y rabdomiólisis, y, aunque en un número valorable de casos se ha visto que la psi-
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e219

copatología afectiva no es simplemente un epifenómeno del la personalidad como, en general, todas las alteraciones
trastorno bulímico, en la mayoría de pacientes la patología psicopatológicas presentadas por las pacientes bulímicas
depresiva es secundaria en su aparición al cuadro bulímico, previamente al tratamiento, deben ser valoradas con precau-
presenta una evolución paralela a la del TCA y responde ción, ya que en muchos casos los síntomas son secundarios
terapéuticamente a los métodos de tratamientos psicológicos a los graves trastornos conductuales alimentarios.
utilizados para éste.
Los trastornos de ansiedad son muy frecuentes en pacien- Curso y pronóstico.  En la mayoría de los estudios a
tes bulímicas, y la mayoría de los estudios han mostrado corto y medio plazo (hasta 5 años de seguimiento), aproxi-
altas prevalencias de fobia social, trastorno obsesivo y, en madamente dos terceras partes de las pacientes no cumplen
menor grado, trastorno de pánico, fobias simples y agorafo- criterios diagnósticos de BN al final del seguimiento, pare-
bia. Los síntomas ansiosos de las pacientes bulímicas suelen ciendo existir una relación entre los resultados favorables
estar relacionados con su TCA y su ideación sobrevalorada y la explicación de un protocolo específico de tratamiento.
sobre el peso y silueta corporales. Las altas prevalencias de En un reciente estudio sobre la evolución de la BN (Stein-
fobia social y agorafobia que presentan las bulímicas pueden hausen y Weber, 2009), realizado sobre 79 trabajos (5.653 pa­
interpretarse como epifenómenos del trastorno básico y cientes), se obtienen los siguientes datos: 45% recuperación
que desaparecen cuando la conducta alimentaria está bajo total, 27% considerable mejoría y 23% curso crónico. La
control. Sin embargo, en algunos estudios se demuestra el presencia de un trastorno límite de personalidad es un factor
inicio previo de la fobia social, lo cual plantea si es un factor de mal pronóstico. Johnson y cols. (1990) y Fichter y cols.
de riesgo específico para la BN o bien precede inespecífi- (1994) demuestran que las pacientes con trastorno límite
camente a diversos trastornos del eje I (Van Ameringen y de la personalidad, caracterizadas por la presencia de mul-
cols., 1991; Brewerton y cols., 1993; Braun y cols., 1994). Res- tidescontrol impulsivo, peor ajuste social, distocia familiar,
pecto al trastorno obsesivo-compulsivo, hasta el momento relaciones interpersonales caóticas y frecuentes conductas
únicamente disponemos de datos contradictorios como autodestructivas, muestran un peor curso evolutivo que las
resultado de diversos estudios acerca de su prevalencia en bulímicas sin trastorno límite de la personalidad.
pacientes bulímicas. En la mayoría de los estudios de seguimiento no se detec-
Un importante porcentaje de pacientes bulímicas pre- tan indicadores pronósticos válidos, aunque se ha señalado
sentan historia de consumo excesivo de alcohol y abuso de que los antecedentes familiares de alcoholismo y depresión, la
sustancias psicoactivas (Gadalla y cols., 2007; Calero-Elvira larga duración de la enfermedad y la gravedad de los TCA al
y cols., 2009), y el estudio de la prevalencia de los TCA en inicio de la enfermedad serían indicadores de mal pronóstico.
pacientes con abuso de alcohol y otras drogodependencias La tasa de mortalidad en la BN encontrada en el trabajo
ha mostrado en general resultados que confirman la elevada de revisión ya citado (Steinhausen y Weber, 2009) fue del
asociación entre ambos trastornos (Peverer y Fairburn, 1991; 0,32%. Aunque esta cifra sea inferior que en la AN, debe
Striegel-Moore y cols., 1994). En algunas pacientes bulímicas, tenerse en cuenta que muchos casos graves de BN no pue-
sobre todo las que abusan de alcohol y drogas, se presentan den ser controlados evolutivamente y probablemente las
otros trastornos del control de los impulsos, como cleptoma- bulímicas multiimpulsivas presentan una tasa de mortalidad
nía, autoagresiones y desinhibición sexual (Lacey y Moure- por autólisis o por complicaciones surgidas de su comor-
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

lli, 1986). La presencia de este complejo sintomático llevó a bilidad claramente superior a la de la población general.
considerar que estas pacientes constituirían un subgrupo de De hecho, el trabajo de Forcano y cols. (2009) indica que la
pacientes particularmente graves, para las que se acuñó el prevalencia de intentos de suicidio a lo largo de la vida es
nombre de bulímicas multiimpulsivas (Lacey y Evans, 1986). de 26,9%, independiente del subtipo de BN.
Respecto a los trastornos de personalidad, parece ser
que los trastornos límite, histriónico, por evitación y por Tratamiento.  Aunque algunos casos de inicio reciente y/o
dependencia representan la mayoría de los diagnósticos paucisintomáticos pueden presentar una evolución favora-
en el eje II (Lilenfeld y cols., 2006). Estudios de Gartner ble espontáneamente o tras simples consignas dadas en las
y cols. (1990) y Wonderlich y cols. (1990) señalan que las entrevistas diagnósticas, la gran mayoría de las pacientes
anoréxicas bulímicas y las pacientes con BN no presentan requieren tratamiento estructurado. Hay un consenso gene-
diferencias sustanciales en sus trastornos de personalidad y ralizado sobre los objetivos que deben conseguirse a través
las anoréxicas restrictivas y anoréxicas bulímicas no diferían del tratamiento: a) restauración de un patrón alimentario
en la frecuencia de los trastornos de personalidad ni en la normal con eliminación del ciclo perpetuador vómitos-atra-
presencia específica de trastornos del grupo inmaduro. Un cones; b) corrección de los patrones cognitivos y de las altera-
metaanálisis reciente (Cassin y Von Ranson, 2005) constata ciones emocionales que mantienen el trastorno conductual
que el trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo es alimentario; c) tratamiento de las posibles complicaciones
más frecuente en la AN restrictiva y el trastorno por atracón médicas; d) tratamiento de los trastornos psiquiátricos que
que en la BN; que el trastorno de personalidad dependien- se presentan comórbidamente, y e) mantenimiento de la
te se encuentra tanto en la AN como en la BN, y que el normalidad con prevención de posibles recaídas.
­trastorno de personalidad límite es más frecuente en el tras- Desde la individualización nosológica se han propues-
torno por atracón. De todas formas, tanto las alteraciones de to numerosas estrategias terapéuticas farmacológicas y
e220 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

psicológicas, algunas de las cuales han demostrado una (para revisión v. Mitchell y cols., 2007). Al considerar en
evidente eficacia tanto a corto plazo como en la prevención su conjunto los resultados de los diferentes estudios con-
de recaídas a medio y largo plazo. Diversos factores han trolados destacan varios hechos: la eficacia «antibulímica»
influido en el proceso de selección de las modalidades tera- es independiente de su capacidad antidepresiva; la eficacia
péuticas más adecuadas: a) estudios prospectivos compara- terapéutica aparece con dosis altas, similares o superiores
tivos de la efectividad de los diversos tipos de tratamiento; incluso a las utilizadas en el tratamiento de un episodio
b) profundización en aspectos clínicos del trastorno, con depresivo mayor de intensidad media; la eficacia terapéutica
reconocimiento de que aspectos psicopatológicos nuclea- es similar al utilizar diferentes fármacos con mecanismos de
res del cuadro son inaccesibles a la simple modificación acción dispares; la eficacia terapéutica de los heterocíclicos
conductual o a la farmacoterapia, y evidencias de la gran e IMAO parece limitada a la contención de los episodios
heterogeneidad clínica (diferente comorbilidad, diversas críticos y a la mejoría de la posible comorbilidad afectiva
estructuras de personalidad subyacente), y c) gran aumento (depresiva y ansiosa); se produce un alto porcentaje de aban-
de la presión asistencial, obligando al diseño y utilización de donos a causa de los efectos secundarios, y no se dispone de
programas terapéuticos muy estructurados en contenido y estudios controlados que confirmen el mantenimiento de la
tiempo de aplicación. eficacia terapéutica a largo plazo, pero la experiencia clínica
Tratamiento psicológico.  Hay un consenso generalizado, demuestra que la farmacoterapia debe mantenerse al menos
basado en una sólida experiencia, sobre que la forma de un año. Dada la probable alteración en la BN de los mecanis-
psicoterapia de elección es la terapia cognitivo-conductual mos serotoninérgicos que regulan la conducta alimentaria,
(TCC), que puede ser administrada en grupo o individual- así como el buen perfil de tolerabilidad de los ISRS, incluido
mente (Fairburn, 2006; Shapiro y cols., 2007). Aunque sea el no aumento ponderal con su uso, se ha considerado en
bien aceptada, la TCC presenta bajas tasas de remisión total los últimos años que estos fármacos podrían constituir el
de los atracones y conductas purgativas (30-40%) (Mitchell tratamiento farmacológico de elección de la BN (Bronwley y
y cols., 2007) y tasas de recaída de cerca del 40% (Halmi y cols., 2007; Shapiro y cols., 2007). Los ISRS pueden resultar
cols., 2002). La terapia interpersonal (TIP) demostró resulta- especialmente útiles en pacientes con síntomas de depre-
dos comparables a la TCC (Agras y cols., 2000), pero parece sión, ansiedad, obsesiones o descontrol de impulsos, o en
tener una respuesta más lenta (Shapiro y cols., 2007). La aquellos pacientes que no han respondido favorablemente
terapia basada en la familia puede ser útil para adolescen- a la terapia cognitivo-conductual. La fluoxetina, a dosis de
tes con BN (Ie y cols., 2007). No se dispone de estudios 60 mg/día, ha demostrado en diversos estudios controlados
que señalen de forma significativa qué tipo de pacientes (Shapiro y cols., 2007) su eficacia terapéutica, con buena
deben someterse a uno u otro tipo de tratamiento y a qué tolerancia y bajo nivel de abandonos. Sin embargo, el trata-
modalidad individual o grupal, aunque la experiencia clínica miento exclusivamente farmacológico es poco aceptado por
demuestra que las pacientes multiimpulsivas son muy dis- las pacientes (tasa de abandono cerca del 40%) (Bacaltchuk
ruptivas de la dinámica de grupo y funcionan mejor a nivel y Hay, 2003). Se desconoce el efecto de la farmacoterapia a
de terapia individual o en grupo de psicopatología similar. largo plazo y su capacidad para prevenir recaídas (Romano y
Los grupos de autoayuda son especialmente útiles en pacien- cols., 2002; Shapiro y cols., 2007). En los últimos años, diver-
tes recuperadas parcial o totalmente para la prevención sos estudios abiertos y algún estudio controlado (Hedges y
de recaídas, pero deben desaconsejarse como tratamiento cols., 2003; Hoopes y cols., 2003; Nickel y cols., 2005) han
inicial o como única terapia. señalado la eficacia y efectividad del topiramato, fármaco
El consejo nutricional es imprescindible en todos los anticonvulsionante, en el tratamiento de la BN. Sin que
pacientes. Aunque no se conocen todos los eslabones etio- esté bien establecido su mecanismo de acción en la BN, es
patogénicos de la BN, no hay duda de que el cuadro aparece posible que entre sus acciones farmacológicas su capacidad
siempre tras una temporada de restricción dietética y, sin antagonista de los receptores de glutamato AMPA/kainato
una normalización nutricional, cualitativa y cuantitativa, el determine su acción anorexígena y la potenciación de la
paciente no puede controlar los atracones y sus mecanismos sensación de saciedad. En general, se obtiene una respuesta
compensatorios. Si bien la mayoría de programas terapéu- terapéutica favorable con disminución significativa del nú­
ticos psicoterápicos incluyen consejo nutricional, la profun- mero de atracones y purgas a dosis entre 200 y 400 mg/día,
didad y persistencia de las distorsiones conceptuales y de la con especial buena respuesta en pacientes con disregula­
fobia ponderal mostradas por las pacientes aconsejan esta- ción afectiva e impulsiva importante. Se dispone de muy es­
blecer un programa independiente de reeducación dietética. casos estudios comparativos entre la farmacoterapia y méto­
Tratamiento farmacológico.  Desde el inicio de la década dos psicoterápicos (Treasure y cols., 2010) y sobre la eficacia
de los años ochenta y hasta la actualidad, la farmacoterapia de tratamientos combinados, aunque esta última estrate­
antidepresiva ha constituido el tratamiento psicofarmaco- gia terapéutica es probablemente la más utilizada en la clíni­
lógico de elección para la BN. Numerosos estudios contro- ca diaria.
lados han demostrado la superioridad de diversos fármacos En conclusión, puede señalarse que el tratamiento de la
antidepresivos sobre el placebo en cuanto a la reducción BN debe adaptarse individualmente. La mayoría de pacientes
significativa de atracones y vómitos (60-70%), pero con una con BN de inicio reciente y sin graves trastornos de perso-
baja tasa de abstinencia absoluta al final de los tratamientos nalidad mejoran en 2-4 meses con tratamientos centrados
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e221

en el consejo nutricional y un programa terapéutico de tipo tanto a sujetos de raza blanca como de raza negra. Existen
cognitivo-conductual. La presencia de gran intensidad sin- numerosos estudios de prevalencia en poblaciones clínicas.
tomatológica y acusada psicopatología afectiva o descontrol Se ha observado que el TA es frecuente en pacientes obesos y
pulsional aconseja la instauración de farmacoterapia antide- que la prevalencia aumenta en relación al grado de obesidad.
presiva. En los casos con claro trastorno de personalidad
subyacente es aconsejable la instauración de tratamientos
psicoterápicos combinados (cognitivo-conductual e interper- Clínica
sonal) y farmacoterapia adaptada individualmente. La mayor
parte de pacientes pueden ser tratados ambulatoriamente, Los pacientes con TA y obesidad difieren claramente de los
pero el ingreso en unidades especializadas puede ser nece- obesos sin TA en muchos aspectos clínicos. Suelen presen-
sario cuando existan graves complicaciones médicas, grave tar obesidad, inician las dietas siendo más jóvenes e intentan
comorbilidad psiquiátrica, conductas autoagresivas con ries- infructuosamente la pérdida ponderal, tendiendo a considerarse
go autolítico, gran intensidad sintomatológica que hace pre- con mayor sobrepeso, mostrar más baja autoestima y mayor
ver la dificultad o imposibilidad del tratamiento ambulatorio, dificultad para interpretar las sensaciones de hambre y saciedad.
y fracasos en tratamientos ambulatorios previos. Los estudios sobre psicopatología comórbida han seña-
lado diferencias evidentes. Se ha señalado que casi la mitad
de los obesos con TA presentan episodios de depresión
TRASTORNO DE ATRACONES mayor mientras que los obesos sin TA presentan una tasa
mucho menor. También se ha señalado que los obesos con
El interés moderno por lo que hoy conocemos como tras- TA presentan mayor prevalencia a lo largo de la vida de abu-
torno de atracones (TA) se inició cuando Stunkard (1959) so de alcohol y sustancias que grupos control de pacientes
describió un síndrome caracterizado por la presencia de obesos sin TA. Asimismo, se ha observado que los obesos
atracones en una muestra de pacientes obesos. con TA tienen mayores tasas de trastornos de personalidad,
Con la aparición del DSM-IV se propuso el «trastorno por especialmente de trastorno evitativo, histriónico y límite.
atracón» como un nuevo trastorno en el apéndice B de crite- Así, la psicopatología comórbida de los obesos con TA está
rios y ejes propuestos para estudios posteriores. En la actua- mucho más próxima a la de los pacientes con BN que a la
lidad, se clasifica en una categoría independiente: trastorno de pacientes obesos sin TA.
de atracones. El DSM-5 (tabla e51-8) lo define mediante
los siguientes criterios: a) episodios recurrentes de atracones
tal como se definen en la BN; b) los episodios de atracón Curso
se asocian a tres o más de los siguientes síntomas (ingesta
mucho más rápida de lo normal; comer hasta sentirse desa- Los estudios evolutivos realizados hasta el momento refieren
gradablemente lleno; ingesta de grandes cantidades de comi- una historia natural del trastorno en muestras no clínicas
da a pesar de no tener hambre; comer a solas para esconder que difiere de la experiencia clínica generalizada. En un
la voracidad, sentirse a disgusto con uno mismo, depresión, o estudio comparativo de muestras comunitarias afectadas
gran culpabilidad después del atracón). El criterio c) se refiere de BN o TA, la evolución a 5 años demostró que el TA, a
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

al profundo malestar al recordar los atracones. Según el diferencia de la BN, parece ser un trastorno más inestable,
DSM-5 los atracones tienen lugar, como media, al menos una que tiende a la remisión espontánea, pero también a un
vez a la semana durante tres meses (criterio D). El atracón no aumento ponderal no relacionado con los atracones.
se asocia a estrategias compensatorias inadecuadas regulares Probablemente, los pacientes identificados clínicamente
(p. ej., purgas, ayuno, ejercicio f ísico excesivo) y no aparece presentan un alto grado de psicopatología comórbida que
exclusivamente en el transcurso de una AN o una BN. empeora el pronóstico. Estudios evolutivos con pacientes
con TA han mostrado que, tras el tratamiento, la remisión
de los atracones no comporta una mejoría ponderal.
Epidemiología
Respecto a los estudios de prevalencia en población no clí- Tratamiento
nica, se han señalado prevalencias que oscilan entre el 1 y
el 3% (Treasure y cols., 2010). Los estudios sobre población El problema mejor conocido es la falta de mantenimiento
adolescente han referido cifras no superiores al 1%. Sin de la reducción de peso: la mayoría de los individuos que
embargo, a lo largo de la vida, un 4,5% de la población tuvo intentan perder peso no tienen éxito a largo plazo. Distintos
episodios de atracones frecuentes durante un mínimo de estudios controlados indican que tanto la terapia cognitivo-
3 meses. Hay un acuerdo general en que la distribución conductual, la terapia interpersonal o la terapia conductual
por sexos tiene una predominancia del cuadro en mujeres de adelgazamiento son eficaces en los pacientes con TA
(proporción de 1,5/1). Aunque se dispone de pocos estudios (tanto obesos como no obesos), al menos durante el pri-
de prevalencia en función de las diferencias étnicas, las mer año de seguimiento. En estudios de seguimiento más
investigaciones iniciales parecen indicar que el TA afecta prolongado, se observa una tendencia a la recuperación del
e222 CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria

peso perdido, que no tiene por qué ir acompañada de la la noche. Un porcentaje (probablemente no superior al 10%)
reaparición de los atracones (Wilson y cols., 2010). de pacientes obesos presentan un cuadro clínico de ingesta
Se dispone de estudios controlados de tratamiento far- nocturna en el que destaca una clara hiperfagia nocturna
macológico del TA en los que se han aplicado las estrategias con disgripnia, que va acompañada de conducta anoréxica
farmacológicas que habían mostrado éxito en el tratamiento durante la vigilia. El síndrome suele tener carácter reactivo
de la BN: antidepresivos tricíclicos e ISRS, anorexígenos y frente a situaciones estresantes, y su curso corre paralelo al
anticonvulsionantes. Recientemente, y de forma similar a lo de los factores desencadenantes.
descrito en BN, se han realizado diversos estudios abiertos Algunos pacientes obesos son claramente bulímicos, con
y controlados (Shapiro y cols., 2007; McElroy y cols., 2009) un patrón de ingesta que se basa en la presencia de episodios
con topiramato en el trastorno por atracón con resultados de voracidad como los descritos al hablar de la BN, pero sin
satisfactorios, tanto en la reducción ponderal como en la que existan maniobras correctoras de la sobreingesta. En
mejoría significativa de los atracones. este tipo de pacientes, los tratamientos de modificación con-
En conclusión, la farmacoterapia dirigida a la pérdida ductual eficaces para la obesidad sintomática psicógena leve
de peso tiene eficacia a corto plazo, pero es frecuente la no suelen presentar resultados tan favorables, habiéndoseles
ganancia de peso posterior. La farmacoterapia dirigida a los considerado incluso tributarios de tratamientos quirúrgicos,
atracones no redunda necesariamente en pérdida de peso. a pesar del claro riesgo que dichas técnicas comportan en
Por esta razón, la mejor secuencia puede ser tratar inicial- pacientes con crisis bulímicas.
mente el TA y posteriormente el exceso de peso (Zwaan y Cuando se estudia psicopatológicamente a pacientes
Roerig, 2003). obesos con obesidad moderada y mórbida (más del 100% de
sobrepeso), se comprueba que las alteraciones psicopatoló-
gicas reactivas son evidentes, pero probablemente de mucha
Obesidad menor intensidad de lo previsible, dado el grado de incapa-
cidad profesional, rechazo social y deterioro familiar que
La obesidad no está clasificada en el DSM-5 como un tras- comportan las obesidades graves. Tal como han señalado
torno primariamente psiquiátrico, ya que se la considera una Hafner y cols. (1987) y Stunkard y cols. (1986), los estudios
condición médica multideterminada etiopatogénicamente psicopatológicos de pacientes obesos mórbidos pendientes
y con manifestaciones clínicas muy variadas que sólo en de intervención de cirugía restrictiva demuestran que su
ocasiones tienen valor psicopatológico. En realidad, sin nivel de alteración psicopatológica no es superior al de otros
embargo, la relación psicopatología-obesidad se establece pacientes hospitalizados no obesos. Deben exceptuarse
a tres niveles. En primer lugar, porque algunas obesidades de esta afirmación las alteraciones psicopatológicas espe-
demuestran inequívocamente que existe en su etiología un cíficas relacionadas con la conducta alimentaria anómala
claro factor psicógeno, sin cuya valoración no podrá esta- y la distorsión en la percepción de la imagen corporal. A
blecerse un programa terapéutico eficaz. En segundo lugar, pesar de que la cuantificación de la psicopatología reactiva
porque un alto porcentaje de pacientes obesos desarrollan presentada muestra resultados no desfavorables, la calidad
a lo largo de su vida alteraciones psicopatológicas reactivas, de vida de los pacientes con obesidad mórbida es objetiva y
generalmente no graves, y cuya intensidad no es propor- subjetivamente muy deficiente. La disparidad entre ambos
cional a la gravedad de la obesidad. Por último, porque un hechos no está suficientemente aclarada, aunque quizás
porcentaje valorable de pacientes obesos presentan en el esté relacionada con que los factores psicógenos sean muy
transcurso de tratamientos dietéticos y/o farmacológicos poco representativos en la etiología de la obesidad mórbida.
reacciones distímicas. Un porcentaje valorable de pacientes obesos presentan
Las obesidades en las que el factor psicógeno representa reacciones distímicas en el curso de los tratamientos adel-
un elemento etiológico destacado suelen pertenecer al tipo gazantes. Una valoración de los posibles factores psicógenos
de obesidad leve (20-40% de sobrepeso), aunque algunos previamente al inicio de cualquier programa terapéutico
pacientes con conductas bulímicas graves puedan presentar permite prevenir en la mayoría de los casos la aparición
una obesidad moderada (41-100%). La alteración psicopato- de estos cuadros distímicos. Si no ha sido así, el tratamien-
lógica menor de estas obesidades sintomáticas psicógenas to antidepresivo soluciona la alteración psicopatológica,
es un cuadro de ansiedad libre flotante, que ha determinado aunque compromete el éxito del tratamiento adelgazante.
biográficamente una conducta de ingesta con fines ansio- La sustitución de los antidepresivos heterocíclicos por los
líticos, conducta que naturalmente actuará a lo largo de la agonistas serotoninérgicos (fluoxetina) parece ofrecer ini-
vida del sujeto como un refuerzo positivo para el acto de cialmente buenos resultados.
comer. Como, lamentablemente, no es inhabitual que la
valoración psicopatológica de estos pacientes se efectúe
tardíamente, suele detectarse en la exploración la clásica Trastornos cualitativos
impregnación depresiva propia de los cuadros ansiosos de
larga evolución. Algunos de estos pacientes con ingestas Pica o alotriofagia.  La pica es un TCA centrado en la
ansiolíticas continuadas pueden presentar un incremento de ingesta persistente de sustancias no nutritivas (DSM-5)
tales conductas a última hora de la tarde e incluso durante (tabla e51-9).
CAPÍTULO e51  Trastornos de la conducta alimentaria e223

TABLA e51- 9
Criterios diagnósticos de la pica (DSM-5)
A. Ingestión persistente de sustancias no nutritivas y no alimentarias durante un período mínimo de un mes
B. La ingestión de sustancias no nutritivas y no alimentarias es inapropiada al grado de desarrollo del individuo
C. El comportamiento alimentario no forma parte de una práctica culturalmente aceptada o socialmente normativa
D. Si el comportamiento alimentario se produce en el contexto de otro trastorno mental (p. ej., discapacidad intelectual
[trastorno del desarrollo intelectual], trastorno del espectro autista, esquizofrenia) o afección médica (incluido el embarazo),
es suficientemente grave para justificar la atención clínica adicional
Nota de codificación: El código CIE-9-MC para pica es 307.52 y se utiliza en niños o adultos. Los códigos CIE-10-MC para pica
son (F98.3) en niños y (F50.8) en adultos
Especificar si:
En remisión: Después de haberse cumplido todos los criterios para la pica con anterioridad, los criterios no se han cumplido
durante un período continuado
Reproducción autorizada por Editorial Médica Panamericana en nombre de la Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadís-
tico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5.ª edición. ©2014, American Psychiatric Association. Todos los derechos reservados.

TABLA e51- 10
Criterios diagnósticos del trastorno de rumiación (DSM-5)
A. Regurgitación repetida de alimentos durante un período mínimo de un mes. Los alimentos regurgitados se pueden volver a
masticar, a tragar o se escupen
B. La regurgitación repetida no se puede atribuir a una afección gastrointestinal asociada u otra afección médica (p. ej., reflujo
gastroesofágico, estenosis pilórica)
C. El trastorno alimentario no se produce exclusivamente en el curso de la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno
de atracones o el trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos
D. Si los síntomas se producen en el contexto de otro trastorno mental (p. ej., discapacidad intelectual [trastorno del desarrollo
intelectual] u otro trastorno del neurodesarrollo), son suficientemente graves para justificar atención clínica adicional
Especificar si:
En remisión: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el trastorno de rumiación, los criterios no
se han cumplido durante un período continuado

La pica se considera una conducta anormal a partir de los Arrufat-Nebot, F.J. (2006). Estudio de prevalencia de trastornos
18 meses y en general cuando persiste en la infancia tiende de la conducta alimentaria en la población adolescente de la
a remitir en la adolescencia. La conducta alotriofágica del comarca de Osona. Tesis doctoral presentada a la Facultad de
Medicina de la Universidad de Barcelona. Barcelona.
adulto puede presentarse en psicosis, retrasos mentales y
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síndromes demenciales. Las complicaciones médicas de la
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pica se relacionan con la naturaleza de lo ingerido, aunque 4, CD003391.
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