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CAPÍTULO 5
La caridad en la persona cristiana
Aquí se impone el estudio de la caridad en el cristiano. El amor se convierte en el dato
más radical de la identidad del cristiano, debe buscar el bien, lo bueno y lo bello; cuando no
se busca el bien, no hay amor, solo deseo.
Los objetivos del estudio de la caridad en la teología espiritual son:
 Señalar el papel que juega la caridad en la vida y en la persona del cristiano.
 Plantear la integración de la persona cristiana desde la caridad. Lo que integra a
al hombre en su capacidad de amar.
 Clarificar la naturaleza de la caridad.
 Potenciar la afectividad dentro de la caridad.
Es común afirmar que el amor es la clave de la realización de la persona humana, que el
hombre encuentra la felicidad en el amor y que el fin de su existencia es amar. En otras
palabras, cuando el hombre busca a Dios en el amor, la persona es algo; cuando busca solo
satisfacerse, es nadie. Existe actualmente un interés por primar el amor como el dato radical
de la identidad de la persona humana. Una persona es humana en cuanto su capacidad de
amar; en cuanto se da, se acoge y ama.
Teniendo en cuanta lo anterior, surge una forma de amar: No juzgar; no preocuparse,
pues el mañana es de Dios; cumplir lo que Dios me manda; donarme y dar. Visto de esta
forma, el amor es mi peso, como decía san Agustín, es lo que valgo.
En cuanto a la naturaleza de la caridad, decimos que es una vocación particular en la
cual se encontrará la plenitud. Los escritores del Nuevo Testamento tenían a su disposición
varios términos que significan amor: storgé, el afecto sensible propio de los lazos de sangre;
eros, amor de deseo, ardiente, apasionado y sensual; filia, que significa amistad en general y
presupone un acercamiento afectuoso inspirado por el sentimiento o el instinto; y ágape, que
significa un amor de elección, de estima y de preferencia.
Pero el amor no puede ser comprendido en su plenitud si no tenemos en cuenta a la
trinidad. La comunión de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu no es sólo objeto de nuestra
contemplación, es más, mucho más. La Trinidad-Amor llega a nosotros. ¿Cómo?
 Un primer dato importante a tener en cuenta es el amor del Padre al Hijo
encarnado.
 El amor del Padre también llega al mundo pecador (Jn 3,1417). Este amor, que
es amor de donación porque nos da al Hijo para que vivamos la vida de hijos (1
Jn 4,9.10.14), es también auto donación.
 El amor de Jesús a los hombres. Es un amor de donación, da todo lo que ha
recibido del Padre en su condición de Mediador.
 El Espíritu, que es don del Padre (Jn 14,16-17.26; 15,26) y es don de Jesucristo
(Jn 16,7; 20,22). En el don del Espíritu Santo, en el que se nos da el amor.
De esta manera podemos comprender la caridad en nosotros mismos, el hombre ama
porque es amado y ese amor se nos ha donado. El amor es una respuesta de amor a Dios.
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El amor se ve en el actuar, la caridad es operante. Hay caridad si se busca el bien del

otro. La caridad es afectiva, o sea, implica los afectos, deseos, pasiones, mociones,
sentimientos, emociones.
Ahora nos preguntamos del porqué de la vigencia de la afectividad. A lo cual
respondemos con 7 puntos:
 La afectividad es imprescindible como integradora de la unidad de la persona.
 Es insuficiente la presentación de la caridad-operatividad. existe el peligro de
despojar a la caridad de su componente afectivo y reducirla a la simple
observancia de los mandamientos.
 Es insuficiente el compromiso sin la gratuidad. Hay que mirar la vida con
gratitud, descubrir que todo es don.
 Es insuficiente el planteamiento del cristianismo desde la mera ética. el
cristianismo se caracteriza por el DON de ser hijos en el Hijo. Este planteamiento
incluye en sí mismo una nueva relación, necesariamente afectiva, con Dios.
 Es insuficiente el planteamiento del cristianismo como mero seguimiento de
Jesús. No seguimos a Jesús para hacernos hijos, sino que le seguimos siendo ya
en él hijos.
 Es insuficiente el conocimiento racional sin la afectividad.
 La candad/amor/afectividad es la que estructura la persona cristiana.