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La Iglesia latinoamericana en el período colonial

A. ¿Cómo organizar una periodización propia del período? ¿Hasta cuándo podemos considerar el
período fundacional o de evangelización originaria en nuestro subcontinente latinoamericano?
¿Cuáles serían los rasgos propios de esta época para diferenciarlo de un período subsiguiente?

DUSSEL, Enrique, Historia de la Iglesia en América Latina Medio milenio de coloniaje y liberación
(1492-1992) Mundo Negro, Madrid 19926

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Grandes etapas de la historia de la Iglesia en América Latina durante el período colonial

1. Primera etapa. Los primeros pasos (1492-1519)


El primer sacerdote que llegó a América fue fray Bernard Boyl, pero que regresó pronto en 1494.
La evangelización de la isla de Santo Domingo comienza en 1500 con la misión franciscana, que se
verá aumentada hasta crear la misión de las Indias Occidentales en 1505.
Las primeras sedes episcopales latinoamericanas son las de Santo Domingo (1511), Concepción de
la Vega (1511) y Puerto Rico (1511); además, Santa María de la Antigua del Darién-Panamá (1513),
Cuba (1517) y Tierra Florida (1520).
Es destacada la labor de los dominicos, como Antonio de Montesinos, quien predicó sobre la grave
falta que significaba la opresión a que sometían al indio. Los dominicos obtuvieron en 1512 las Leyes
de Burgos en favor del indio.
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También entre los dominicos es notoria la labor de Bartolomé de las Casas, clérigo encomendero
llegado en 1514, quien comprendió la injusticia que cometía con sus indios, y tuvo una conversión
profética. Para defender al indio, se entrevistó con el rey Fernando, con el príncipe Carlos, con
Adriano futuro Papa, con Cisneros Arzobispo de Toledo y futuro regente de España, pensó el Plan
para la Reforma de las Indias, fue nombrado Clérigo procurador de los indios, presentó un Memorial
en defensa del indio y un plan de colonización pacífica, sin armas, contando sólo con labriegos,
defendió al indio en las Cortes de Barcelona en 1519 en presencia de Carlos V, presentando su
proyecto de fundar pueblos de indios libres, aunque después por diversos factores esta experiencia
resultó un desastre en Cumaná, actual Venezuela.
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Descripción resumida de lo que caracteriza esta etapa:
Estamos en el primer momento de las misiones, en las pequeñas islas del Caribe y en algún punto
de Tierra Firme. Las armas pacifican primero; después llegan el misionero y el encomendero. El
encomendero realiza una explotación agraria del indio. El misionero encuentra una enorme dificultad
para evangelizar, como es comprensible.

Destacando elementos que después podrían ayudar a una diferenciación:


Lugar: islas del Caribe y algún punto de Tierra Firme
Modelo: armas primero, explotación agrícola del indio por el encomendero, misionero
Evangelización: con enorme dificultad

2. Segunda etapa. Las misiones de Nueva España y Perú (1519-1551)


Después de la conquista del continente por Cortés en 1519, en 1524 empieza la evangelización
metódica en México, con la llegada de los doce primeros misioneros franciscanos, los doce apóstoles
de Nueva España, de un valor excepcional y gran formación. Sus destinatarios serán indios ya
conquistados, pacificados por las armas. Luego, en 1526 llegan doce dominicos, en 1533 siete
agustinos.
Los religiosos superaron las dificultades presentadas por la naturaleza (altura, ríos, desiertos,
nevadas, fiebres, insectos), y también por la comunicación, donde pasaron de la mímica, a utilizar
intérpretes y rápidamente a estudiar el idioma, elaborando diccionarios, gramáticas, catecismos,
confesionarios, sermonarios en la lengua nativa.
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Se erigieron las diócesis de Carolense (1519), Tlaxcala (1526), México (1530), Comaygua (1531),
Nicaragua (1531), Coro-Venezuela (1531), Santa Marta y Cartagena (1534), Guatemala (1534),
Antequera (1535), Michoacán (1536), Chiapa (1539), Guadalajara (1548), Vera Paz (1561), Yucatán
(1561), Durango (1620).
La jerarquía se fue haciendo cargo paulatinamente de la responsabilidad de la Iglesia. Se contó con
obispos insignes como Zumárraga en México, Quiroga en Michoacán, Fuenleal en Santo Domingo,
Maraver en Guadalajara.
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Se destaca la labor de un grupo de obispos latinoamericanos en favor del indio, entre los que
resaltan Las Casas, Antonio de Valdivieso, Juan del Valle.
Bartolomé de las Casas escribió su obra “Del único modo de atraer a todas las gentes a la
religión verdadera”, convirtió por su obra personal a los indios de la Tierra de la Guerra, en
Guatemala, a quienes se los pasó a llamar “Vera Paz”, tierra de la paz verdadera. Bartolomé
proponía una evangelización sin armas, luchaba por la humanización del injustamente
tratado, luchó por la libertad integral del indio. Nombrado por obispo de Chiapa, pero
vencido por la clase encomendera por su postura de defensa al indio, tuvo que volver a
España y renunciar a su diócesis.
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Antonio de Valdivieso cerró su vida con el martirio en favor de la lucha por la liberación del
indio, en Nicaragua. Desde su llegada en 1544 se desvivió por sus indios. Por su prédica en
favor de la libertad del indio, fue apuñalado por un soldado.
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Juan del Valle se levantó proféticamente contra la violencia que sufrió el indio por parte del
encomendero como obispo de Popayán. Como no conseguía quien oiga sus protestas ni en
la Audiencia, ni en el Consejo de Indias, se decidió ir al Concilio de Trento a presentar la
situación, pero murió en Francia de camino.
Con la llegada de Pizarro al Perú en 1529, viene también un grupo de dominicos, entre los cuales se
encuentra fray Vicente de Valverde, quien se convertiría en el primer prelado de la diócesis de Cuzco
(1537).
Se crean además las diócesis de Lima (1541), Quito (1546), Asunción (1547), Charcas (1552), Santiago
de Chile (1564), Córdoba de Tucumán (1570), Arequipa y Trujillo (1577), La Paz, Santa Cruz,
Guamancha y Buenos Aires (1620).
Los dominicos fueron los primeros en comenzar la labor misionera, seguidos de los franciscanos,
mercedaros y agustinos.
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El método misional se basaba en peregrinar pueblo en pueblo, bautizar a los indios, predicar en su
lengua o por intérpretes, se realizaba una cristianización masiva, se extirpaba la idolatría y los
antiguos cultos.
Un resumen de este período lo encontramos descripto así:
Estamos en el segundo momento de las misiones, en el que algunas veces las armas, pero por lo
general los misioneros, pacifican a los indios mediante la predicación, el convencimiento, el trato
directo. Pero poco a poco llega la influencia de la civilización hispánica, y los indios bautizados
forman parte de las encomiendas. Algunos se someten al sistema, pero otros se retiran a los montes,
a las cordilleras, a las selvas, a los desiertos, al sertâo -en Brasil-, volviendo así en parte al paganismo.
Los misioneros, sin embargo, les seguirán, y en esta nueva etapa nacerán las misiones propiamente
dichas, ejemplo para los siglos futuros.
Destacando elementos que después podrían ayudar a una diferenciación:
Lugar: punto focal en México y Perú, extendiéndose por los territorios vecinos.
Modelo: algunas veces las armas, pero por lo general los misioneros, pacifican a los indios mediante
la predicación, el convencimiento, el trato directo.
Evangelización: comienza la evangelización metódica, peregrinar pueblo en pueblo, bautizar a los
indios, predicar en su lengua o por intérpretes, se realiza una cristianización masiva, se extirpa la
idolatría y los antiguos cultos.

3. Tercera etapa. La organización y el afianzamiento de la Iglesia (1551-1610)


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Esta etapa se destaca por la verdadera organización de la Iglesia latinoamericana. Se celebran
numerosos Concilios y Sínodos, esencialmente pastorales, misioneros; con el anhelo de poder
organizar definitivamente la nueva Iglesia. Los obispos de todo el continente se reúnen para
promulgar leyes eclesiásticas que regirán hasta el siglo XIX.
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La Primera Junta con presencia de un obispo se celebró en 1532. En 1539 se reunieron obispos y
representantes de las Órdenes, y las conclusiones se conocieron como Capítulos de la Junta
Eclesiástica. Se realizó otra Junta de los obispos de México en 1546. El Primer Concilio provincial se
celebró en 1555. El segundo, en 1565. El más importante Concilio en tierra mexicana fue el de 1585,
donde el problema de fondo fue la disminución de los privilegios de los religiosos.
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En Sudamérica, el primer Concilio provincial de todos los nuevos Reinos fue convocado en 1551, en
Lima. Se abordan claramente las problemáticas según una clara división de la sociedad: las
comunidades rurales indias y las comunidades urbanas blancas hispano-criollas. El segundo Concilio
provincial se realizó entre 1567-1568. El más importante de los Concilios provinciales fue el
convocado por el arzobispo Toribio entre los años 1582-1583, el III Concilio limeño, que trató el
catecismo, escrito en quechua y aymará, y se dirigió especialmente a los más pobres, los indios, los
negros y los niños.
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Concilios provinciales de la cristiandad de Indias
Año Sede Nº Nombre del metropolitano
1551-1552 Lima I Jerónimo de Loaysa
1555 México I Alonso de Montúfar
1565 México II Alonso de Montúfar
1567-1568 Lima II Jerónimo de Loaysa
1582-1583 Lima III Toribio de Mongrovejo
1585 México III Pedro Moya de Contreras
1591 Lima IV Toribio de Mongrovejo
1601 Lima V Toribio de Mongrovejo
1622 Santo Domingo I Pedro de Oviedo
1625 Santa Fe I Remando Arias de Ugarte
1629 La Plata I Remando Arias de Ugarte
1771 México IV Francisco de Lorenzana
1772 Lima VI Diego de Parada
1774 La Plata II Pedro Argandoña
1774 Santa Fe II Agustín Camacho y Rojas
Para la diferenciación:
Lugar: Principalmente los Concilios que organizan la vida de la Iglesia latinoamericana tienen lugar
en Lima y México, pero también en Santo Domingo, Santa Fe, La Plata. También se realizan Sínodos
diocesanos en Popayán, Quito, Santiago de Chile, Tucumán, Coro, Puerto Rico, Concepción,
Guacamanca, Comayagua, etc.
Modelo: división de la sociedad en la comunidad blanca, hispana, urbana y las comunidades indias
rurales, tierra de misión.
Evangelización: organización eclesial, los obispos de todo el continente se reúnen para promulgar
leyes eclesiásticas.

4. Cuarta etapa. Los conflictos entre la Iglesia misionera y la civilización hispánica (1620-1700)
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Este período se caracteriza por las tensiones entre las pretensiones del Patronato y la labor misionera.
El Patronato, quien había costeado la labor misional, no queriendo perder ninguno de sus privilegios,
ahora obstaculiza la labor misionera. En 1622 se crea Propaganda Fide para ir limitando los poderes
del Patronato español y portugués.
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Un nuevo factor es también la nueva y pujante Compañía de Jesús. La Compañía se mostró insigne
en sus obras y entendía que la dirección suprema de las misiones debía corresponder al Papa. La
lucha entre el Patronato y los jesuitas era sin tregua.
Los primeros jesuitas llegaron a Brasil en 1549, crearon una escuela de niños, y se extendieron
rápidamente hasta los países guaraníes. El método que emplearon fue de los pueblos, y después de
experiencias como las de Roque González, en Asunción, florecerán las reducciones.
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Una de las dificultades para esta autonomía era la censura absoluta que el rey de España impuso a
los obispos con Roma. El Patronato denunciaba al episcopado de ingratitud.
Este fue el siglo de las reducciones, no sólo de los jesuitas en los países guaraníes, también los
franciscanos en México, Bolivia, Ecuador y Amazonas.
Las doctrinas organizaron mejor la defensa del indio.
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Resumen:
Por primera vez amplias zonas de misión tienen un contacto exclusivo con la Iglesia, sin mediación
de las armas hispánicas, y sin la introducción del comercio o la explotación económica.

Para la diferenciación:
Lugar: la misión se extiende a Brasil, los países guaraníes, Bolivia, Ecuador, Amazonas.
Modelo: enfrentamiento y tensiones entre el Patronato y la labor misional. El Patronato obstaculiza
la labor misionera porque no quiere perder ninguno de sus privilegios. La jerarquía quiere limitar sus
poderes, crea Propaganda Fide, la nueva y pujante Compañía de Jesús se mostró insigne en obras y
entiende que la dirección de las misiones corresponde al Papa.
Evangelización: nuevo estilo de las reducciones.

5. Quinta etapa. La decadencia borbónica (1700-1808)


Esta etapa está caracterizada por la decadencia hispánica, que significó en América su propia
decadencia, manifestada en aislacionismo, separatismo de cada región y la falta de nuevos
misioneros.
Este aislamiento y falta de nuevos misioneros se debe en parte a que, por el Tratado de Utrecht, de
1713, España y Portugal no poseen ya el poder sobre los mares, y Holanda e Inglaterra reemplazan
el poder hispánico, por lo que se dificulta embarcarse hacia América hispánica en estos mares
fundamentalmente ingleses.
La misión continuó en este tiempo. Un ícono de este período es fray Junípero Serra (1713-1784),
quien promovió una acción evangelizadora en la zona del norte de México. Desde San Diego hasta
San Francisco llegaron los franciscanos fundando puestos de misión y reducciones.
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El hecho capital y decisivo para esta decadencia de la Iglesia en América Latina fue la expulsión de
los jesuitas. Además, Propaganda Fide fracasaba y no llegaba a sus fines.
Además, algunas de las dificultades que debió afrontar la Iglesia en este tiempo fueron la falta de
apoyo romano, la conversión de su economía al sistema agropecuario, el endurecimiento de las
fronteras con los indios, y el letargo al que cayó la sociedad colonia, que incluía lo espiritual.
Uno de los progresos de este tiempo fue la conquista del campo. Puesto que América hispánica era
ciertas ciudades separadas por inmensas extensiones de desiertos, pampas, campos, todos territorios
todavía por colonizar. Desde las capitales virreinales se fue fundando hacia el interior un sinnúmero
de ciudades, villas, pueblos y con ellos parroquias, con clero criollo, mestizo e incluso indio.
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Cabe destacar, ante la crisis que representaba la mengua de nuevos misioneros, la vida del laico
cristiano, que se caracterizaba por una activa participación, ya sea a través de las cofradías,
congregaciones y órdenes terceras, que permitían al cristiano agruparse por oficios, sexo, edades,
clases sociales, en las ciudades, el campo, las reducciones y ejercer un auténtico apostolado laical.
Pero la vida misma era concebida por el laico como un llamado al testimonio de evangelización,
todo miembro de la sociedad manifestaba en diversos gestos, palabras y acciones una cierta
intención apostólica. Esta vida de testimonio y apostolado era nutrida por el acceso a la Sagrada
Escritura en lengua española y aún amerindia, aspecto que caracterizaba a América, y por los
numerosos libros de formación espiritual para laicos promovidos por los pastores.

Diferenciación:
Lugar: zona del norte de México, como California, San Diego, San Francisco.
Modelo: decadencia hispánica, que significó para América Latina aislamiento, separatismo de cada
región, falta de nuevos misioneros.
Evangelización: la Iglesia sufre la crisis europea, ya no llegan misioneros por la dificultad de
embarcarse en mares ingleses, la expulsión de los jesuitas es genera una decadencia para la Iglesia
latinoamericana. Sin embargo, se destaca la misión de los franciscanos al norte de México que llegan
desde California, hasta San Diego y San Francisco. También se va extendiendo la Iglesia con la
conquista del campo, desde los centros capitales se van fundando hacia el interior nuevas ciudades,
y con ellas parroquias acompañadas por el clero criollo, mestizo e incluso indio. Se destaca el
testimonio y el apostolado del laicado.

BORGES, Pedro (dir.), Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas (siglos XV-XIX) vol. I, Madrid,
Biblioteca de Autores Cristianos,1992

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Borges realiza una crítica de las periodizaciones realizadas por Ergaña en 1966, quien divide en tres
etapas por las dinastías que reinaron en España, la considera inconveniente porque el cambio de
dinastía no significó ninguna modificación suficientemente profunda, amplia y generalizada; luego,
la de Methol Ferré en 1968, quien distingue dos etapas: expansión y organización (1492-1620) y
dualismo entre Iglesia establecida y misión (1620-1808), aseverando que la expansión continuó más
allá que el 1620 y que el dualismo empezó antes a finales del siglo XVI; la de Dussel, quien divide en
cinco períodos cronológicos: primeros pasos (1492-1519), misiones en Nueva España y Perú (1519-
1551), organización y afianzamiento de la Iglesia (1551-1620), conflictos entre la Iglesia misionera y
la civilización hispánica (1620-1700) y decadencia borbónica (1700-1808), asegura que las misiones
del segundo período no se restringen a Nueva España y Perú ni se pueden clausurar con la
celebración del primer concilio provincial de México, que la organización del tercer período comienza
mucho antes, que resulta reductiva la cuarta etapa por resaltar únicamente su característica
conflictiva y que la última etapa si bien fue decadente tuvo aspectos de renovada prosperidad.
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Desde su punto de vista la periodización está muy lejos de ser fácil y no se dispone de ninguna base
clara para distinguir etapas cronológicas. Dando una propuesta afirma que el período entre 1492-
1523 se distingue claramente por ser de experimentación o tanteo, sin prosperidad; el comprendido
entre 1523-1568 se caracteriza por el paso definitivo de la evangelización al continente americano y
la definitiva consolidación de la Iglesia en el Nuevo Mundo; entre 1568-1808 piensa que no intervino
ningún elemento suficientemente decisivo como para considerar que toda la Iglesia
hispanoamericana entró en una nueva etapa, aunque destaca que hay que distinguir entre Iglesia
diocesana, la ya constituida y consolidada definitivamente, e Iglesia misional o vías de constitución,
y no descarta que el hecho de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 afectara profundamente
a la Iglesia; finalmente, el período entre 1808-1824 se caracteriza por una crisis, la Iglesia se ve
sacudida por los acontecimientos políticos.

DUSSEL, Enrique, Historia General de la Iglesia en América Latina vol. I/1 Introducción general,
CEHILA, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1983

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Dussel afirma que toda periodización tiene algo de artificial, que depende de los criterios diversos
desde los cuales se las abarque. Pero su necesidad está en la imposibilidad de una descripción
histórica sin estas figuras o momentos que nos permitan hacer un alto y analizarlas enmarcados en
ciertos límites.
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En un trabajo posterior, admite las limitaciones de su periodización propuesta anteriormente, y
afirma que estaba pensada principalmente para la América hispana, sin tratar al Brasil, que no tuvo
en cuenta el fenómeno protestante y que la periodización del siglo XIX y XX era muy tentativa.
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Realizando un trabajo en conjunto, propone una nueva periodización basada en épocas, períodos y
fases:
Iª Época: La cristiandad americana (1492-1808)
Primer período: La evangelización
Segundo período: La organización de la Iglesia
Tercer período: La vida cotidiana de la cristiandad americana
IIª Época: La Iglesia y los nuevos Estados (1808-1930)
Cuarto período: La Iglesia en la emancipación
Quinto período: La Iglesia en la formación de los nuevos Estados
Sexto período: La reorganización de la Iglesia ante el Estado liberal
IIIª Época: Hacia una Iglesia latinoamericana (1930- )
Séptimo período: El laicado y la cuestión social (1930-1962)
Octavo período: La Iglesia del Concilio Vaticano II y del CELAM y la liberación latinoamericana (1962-
)
Este modelo de periodización aclara que en la época colonial no admite un marco cronológico
suficientemente generalizable y que por lo tanto se tiene en cuenta más bien estos tres fenómenos
para que la cronología vaya surgiendo según las regiones y países latinoamericanos.
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Aclara que entiende por épocas:
Los momentos más importantes de la historia que, fundamentalmente, quedan definidas en
referencia a la estructura de la totalidad práctico-productiva que la determina.
Períodos:
Son momentos internos de las épocas, cuya caracterización depende más bien del conjunto de
acontecimientos dentro de un mismo tipo de totalidad práctica productiva, pero modelizada de
manera definida.
Fases:
Son momentos internos en los períodos donde se dan, dentro del mismo período o modelo, cambios
en el bloque histórico no determinantes sino secundarios, o coyunturas de significación tal que
indican que es necesario mostrar alguna diferencia.

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