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REVOLUCIÓN INDUSTRIAL E
INDUSTRIALIZACIÓN
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4– BIBLIOGRAFÍA
1.1– Introducción.
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a una mayor producción para satisfacer la nueva demanda, por lo que es preciso introducir
nuevos cambios técnicos, en cascada.
La primera Revolución Industrial tuvo lugar en Reino Unido a finales del siglo
XVIII e implicó una profunda transformación en la economía y sociedad británicas. Los
cambios más significativos se produjeron en los procesos de producción: qué, cómo y
dónde se producía. La producción se trasladó de la fabricación de productos primarios a la
de bienes manufacturados y servicios, gracias al aumento de la eficacia técnica. La
Revolución Industrial tuvo como consecuencia una mayor urbanización y, por tanto,
procesos migratorios desde las zonas rurales a las zonas urbanas.
a– Protoindustrialización.
Pero para obtener mejores resultados, era preciso procurar una concentración de los
trabajadores en fábricas donde estuvieran sujetos a una disciplina, ahorrando al tiempo los
recorridos por zonas rurales mal comunicadas a que el anterior sistema obligaba.
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segunda (1870–1945) es predominante el sector de la química pesada, electricidad y motor
de explosión (Diesel). La tercera tiene como señas la robótica y electrónica, energía
atómica y exploración espacial.
d– La"industrialización" se refiere al proceso por el que los países que no son pioneros
en la Revolución Industrial van incorporando estos cambios posteriormente ("importación
de la Revolución Industrial")
El algodón fue el motor de los cambios. Se trabaja en Europa desde el siglo XII:
pero el hilo sacado era fino, por lo que necesita ir asociado al lino. Al conquistar la India
(primer país industrial mundial en el XVIII), existe una textil barata: la única manera de
competir con ella desde Gran Bretaña era introducir máquinas. Además, se comienza a
prohibir la industria artesanal de la India para poder vender a aquel mercado productos
elaborados.
Los nuevos métodos provocan una concentración geográfica intensa: sobre todo en
la región de Lancashire –Manchester y Liverpool–.
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El primer paso para la mejora de la producción de hierro fue la lenta introducción
de carbón de coque en los hornos en vez del vegetal: se emplea por Darby en 1709, pero no
se generaliza hasta finales de siglo (por la escasez de la madera, tanto como por la
competencia del hierro sueco). La máquina de vapor fue introducida como fuelle por
Wilkinson. También se producen innovaciones en la depuración del metal: pudelación –el
carbón se quema, con un hierro más puro– por Onion y Cort. El resultado será la
concentración de las fábricas cerca de las minas de carbón, sobre todo en los Middlands,
con centro en Birmigham, y en el sur del País de Gales
El Banco de Inglaterra ejerce una importante labor: presta dinero para la política
exterior, apoya a compañías con monopolio comercial con consentimiento estatal. Se crean
nuevos bancos privados, ajustando la circulación de billetes a las reservas de oro,
validando cheques y letras de cambio. Pero no conceden préstamos a largo plazo: la
mayoría de los industriales tiene que autofinanciarse. Tendrá una gran importancia el nuevo
sistema de compañías anónimas, especialmente en la venta de acciones en las compañías
ferroviarias.
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América, así como exportación de algodón y productos industriales acabados.
d– Revolución agrícola.
También hay que resaltar los avances técnicos: siembra en hileras (método de
Jethro Tull), empleo del arado de Rotherham triangular, primeras trilladoras en el siglo
XIX. De esta forma, aumentó la productividad un 90%, y se incrementaron los niveles de
consumo interior al elevarse la renta familiar de los agricultores (pueden comprar más
productos industriales).
e– Crecimiento de la población.
Hasta 1740 el crecimiento poblacional no fue espectacular, con una alta natalidad y
algo menos elevada mortalidad (pese a la desaparición de las epidemias, y debido a la falta
de higiene que provocaba una enorme mortalidad por enfermedades enteríticas e
infeccioas).
La existencia de trabajo infantil hace que las familias tengan muchos hijos,
dado que no suponen grandes gastos de manutención y sí una aportación a las
economías familiares.
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Avances en la medicina, con la aparición de la vacuna, y nuevas formas de
higiene (gracia a los descubrimientos de Pasteur)
El peso del Parlamento fue crucial en Inglaterra desde el siglo XVII. La victoria en
la guerra de los Siete Años frente a Francia y España convierte a Gran Bretaña en la
dueña del mar (además, la pérdida de EEUU no supuso un grave daño para su
comercio).
El Parlamento estaba formado por dos cámaras: Alta o de los lores (compuesto
por 300 nobles, de la que dependía el Alto Tribunal de Justicia, y con prerrogativa de
veto presupuestario) y Baja o de los Comunes (elegida por sufragio censitario, y
compuesta fundamentalmente por propietarios de tierras).
El sistema político está presidido por una gran corrupción, con aspectos como
los "burgos podridos", escaños provenientes de villas que en la Edad Media tenían
cierta importancia, pero ya no en el siglo XVIII, y que eran aprovechados por arrivistas
que con la compra de pocos votos podían hacerse con un escaño. Van a ser suprimidos,
y también la regla que exige ser propietario de tierras para votar o ser elegido en la
Cámara Baja: es un triunfo de la nueva burguesía.
En Europa existen tímidos progresos hasta mediados del siglo XIX, con niveles de
producción muy alejados de los de Gran Bretaña, de tal modo que hasta 1850 sólo Bélgica
se acercaba a los niveles del modelo inglés. Francia y Alemania inician su despegue más
tarde.
-Bélgica.
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En Bélgica existió una concentración industrial en torno a Lieja, donde la red de
transportes facilitaba la llegada de carbón. La fabricación de hierro colado permite la
exportación a través del puerto de Amberes, especialmente con intercambios con la
Renania alemana.
En 1830 (año de independencia de este país de los holandeses) se crea la banca
belga Société Genéral, que permite inversiones en los distintos sectores, el especial el textil
y el ferroviario. Se dedican a la compra de minas fuera de su territorio (España, etc.),
conservando el monopolio del zinc.
-Francia.
-Alemania.
El sistema educativo alemán se orienta, más que hacia las disciplinas humanistas
como en Francia, a las ramas técnicas, destacando una avanzada universidad. También se
aprovechan las reservas de carbón y de hierro del Rhur, Sarre y Silesia, donde comenzó
una industrialización que tendrá en el siglo XIX un espectacular desarrollo.
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abandonado o la periferia de los obreros), sin alcantarillado ni agua corriente, iluminación;
falta de escuelas suficientes para atender a los nuevos llegados, hacinamiento por la
escasez de espacio construido, vida pésima. Se inician planes de reforma de urbanismo,
como el de Haussman de París, pero que llegan demasiado tarde, y no siempre se hacen por
motivos altruistas: la clase obrera es considerada como un peligro, por lo que se reforman
las ciudades: grandes avenidas para que la policía pueda pasar. Además, para los
constructores los obreros suponen un mercado improductivo (bajo poder adquisitivo de
cara a comprar viviendas), por lo que sus viviendas las construyen con pésimas
condiciones obreros no especializados. Es frecuente la prostitución de las mujeres como
consecuencia del hambre.
-Condiciones de trabajo
Generalmente fueron muy duras, por prevalecer el concepto de beneficio por parte
del patrón ante cualquier otra consideración. Las jornadas son desde salida a puesta del sol,
la disciplina estricta y los despidos frecuentes, gracias a una reglamentación puesta por la
empresa: se impuso así la supresión de los descansos dominicales y festivos.
-Cambio psicológico.
En el campo existía un trabajo más variado, organizado por el mismo agricultor, sin
duda algo más humano. Tampoco puede olvidarse la pésima situación de los jornaleros del
sur de Gran Bretaña en los tiempos precedentes, casi similar a la de los obreros
industriales. El nuevo trabajo era mecánico, con un ritmo marcado por las máquinas,
rutinario. El control en las fábricas era asfixiante, y no existen seguros de enfermedad ni
compensaciones por los despidos.
Las clases altas, el propio gobierno, crearon una atmósfera hostil frente a cualquier
organización defensiva de los obreros. No hay una legislación que regule los aspectos
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humanos del trabajo en las fábricas. Sólo a partir de 1830 hay cierta reacción de la
sociedad, que comienza a plantearse la defensa de una legislación social.
Adam Smith fue uno de sus puntales fundamentales. Fue crucial en la corriente su
obra Ensayo sobre la Naturaleza y causa de la Riqueza de las Naciones (1776). Smith
piensa que la riqueza es consecuencia del trabajo humano, y señala que la "opulencia tiene
su origen en la división del trabajo": así, es el primero en estudiar el aumento de la
productividad que comporta dicha especialización de las tareas laborales. Los productos,
opina, deben circular en libertad, y el Estado sólo debe intervenir en tres campos: mantener
la justicia interior, defender el territorio nacional y preocuparse de aquellas obras
necesarias que la iniciativa privada no realiza.
Por su parte, Tomas Robert Malthus representa la visión pesimista del liberalismo:
la población crece en progresión geométrica mientras los alimentos lo hacen en progresión
aritmética. Consecuencia inevitable será la escasez de alimentos y lucha por la propia
conservación. Los únicos frenos posibles son "positivos" (hambre, plagas, enfermedades) y
"preventivos" (disminución voluntaria de la natalidad).
Para David Ricardo el valor de los bienes está determinado por su coste de
producción, y el capital ha de considerarse como trabajo acumulado. Afirma que es
necesaria la libre circulación de productos agrícolas entre los países.
Para Ricardo hay dos salarios: el natural, que permite a la familia obrera subsistir, y
el de mercado, condicionado por la ley de la oferta y la demanda.
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industrial y su desarrollo.
A fines del siglo XVIII y en el siglo XIX surge el industrial. Sus orígenes sociales
son diversos (incluso algunos procedían de la nobleza) y más aún lo eran sus ocupaciones
anteriores: muchos fueron comerciantes, negociantes, banqueros que pasan del comercio o
la especulación a la producción (en este caso de trata de un trasvase de capitales del
comercio a la industria), pero también era muy corriente el pasaje gradual del empresario
rural hacia la fábrica urbana.
La novedad del trabajo del industrial era total. El industrial es, a la vez, un
comerciante, ya que necesita vender sus productos, y un empresario, puesto que se le
exigen cualidades organizativas. Por una parte, debe adquirir las materias primas en las
mejores condiciones, y conocer las posibilidades de venta de antemano. Además, debe
organizar su empresa imponiendo una disciplina colectiva. Por último, debía conocer lo
fundamental de las nuevas innovaciones tecnológicas.
A lo largo del siglo XIX adquirirán conciencia de sus intereses, aunque no siempre
los vieran como comunes. Podría decirse que formaban a la vez el núcleo más reconocible
y vertebrador de la burguesía y su nivel superior. Sin embargo, eran un grupo
numéricamente reducido.
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industrial, se les ofrecían otras vías paralelas de ascenso en el seno de las clases medias. El
comercio es una de ellas, la banca otra. En el mismos sentido puede citarse el gran
desarrollo de las profesiones liberales, ya se trata de juristas (muy relacionados con el
mundo de los negocios) o de diversas categorías sanitarias y de profesores.
Hay una neta diferencia, dentro de Europa, entre dos modelos de transición
demográfica. Europa occidental y nórdica inicia más rápidamente este proceso, en tanto
que en Europa mediterránea y oriental los fenómenos se repiten con casi 50 años de
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retraso.
1– Una mejor alimentación, hasta el punto de que según Rainhard se duplica el consumo
medio en alimentación.
2– Una mejora en las condiciones sanitarias, sobre todo a partir de a aplicación de las
vacunas (Jenner) y la asepsia (Pasteur). Enfermedades como el tifus, la difteria, el cólera
morbo, se reducen considerablemente mediante vacunas. La relación entre los progresos de
la industria química (también por el uso de pesticidas y plaguicidas que eliminan los
vectores que transportan dichas enfermedades, como el mosquito anofeles respecto a la
fiebre amarilla) y el crecimiento de la población aparece de forma patente.
Dentro de este factor es importante señalar que los conceptos higiénicos van siendo
difundidos entre la población, sobre todo entre las clases más ilustradas. La propia
preocupación de los estados por la higiene se plasma en la adopción de medidas legales
destinadas a evitar los hacinamientos insalubres propios de los inicios de la revolución
industrial: planes urbanísticos (con mayor o menor fortuna) como los de Haussman de
París – "boulevares"–, "ciudad jardín" de Howard, etc)
5– Progresiva adopción por parte de los estados de medidas y legislaciones sociales: desde
la Ley de Pobres inglesa a las primeras legislaciones sobre seguridad social (seguros de
accidente, pensiones, etc.), mayores exigencias de seguridad en el trabajo, etc. Las
conquistas del obrerismo se plasmarán en una mejora de las condiciones laborales y vitales
de buena parte de la población.
1 Al ser zonas socialmente más atrasadas (pervivencia de los siervos en Europa oriental, grandes latifundios
en La Pampa), los costes de la mano de obra son mínimos, factor en el que basan su baratura los productos.
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1– Prácticas maltusianas: el control de natalidad comienza a ser efectivo a partir de 1876,
especialmente en los países nórdicos y Francia. A finales del XIX proliferan sociedades que
intentan reducir la natalidad. Incluso los puritanos ingleses aceptan este control. Las clases
medias y altas son las más proclives a aceptarlo, en tanto los obreros apenas sí lo hacen:
incluso el socialismo critica el control como algo burgués.
2– La emigración: supone un factor negativo para Europa: hasta 1900 afecta a los países
occidentales, y tras 1900 a los eslavos: emigración selectiva (jóvenes entre 20–35 años). Es
una válvula de escape de la presión demográfica, y generalmente supone el envío de
divisas a los países de partida, aunque hace que el precio de la mano de obra se encarezca
en su país de origen. Pero para los receptores (EE.UU, etc.) supone un beneficio (su
desarrollo económico coincide con la llegada de emigrantes). En una segunda fase los
países receptores irán poniendo trabas a la emigración: selección de emigrantes.
El sector primario irá cediendo su predominio a partir de mediados del XIX (no así
en los p. mediterráneos y eslavos): Francia a finales del siglo un 20–25% de sector
primario, en tanto Inglaterra tiene un 50% de población dedicada a industria.
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de racionalización de la ciencia: primero se plantea una "necesidad" que es resuelta a partir
de la investigación específica. También surge una nueva estructuración de la fábrica:
comienza la producción "en cadena" (división atomizada del trabajo) preconizada por
Henry Ford, en serie, etc.
– Planificación estatal: Las potencias orientan su política global a la búsqueda de
espacios vitales donde puedan desarrollarse las necesidades del nuevo capitalismo, siendo
ésta la primera preocupación estatal de los estados burgueses. Es el origen del imperialismo
(búsqueda de materias primas y mercados). Esto va a plantear una dicotomía: los países
capaces de asegurarse imperios coloniales son los que van a obtener un desarrollo
económico mayor, mientras los países más débiles verán empeorar su situación relativa.
limitadas, anónimas, cotización en bolsa, etc.
En el siglo XIX existe una fase hasta 1895 donde los precios decaen, no
continuamente, pero sí de modo general. Hay variaciones importantes establecidas en torno
a la primera crisis del capitalismo (1870–73). Pasada esta crisis, hay una cierta
recuperación hasta la crisis de 1893–96, en la que se vuelven a hundir los precios.
Esto no quiere decir, sin embargo, que el nivel económico global en el último tercio
del XIX sea una etapa de recesión, sino de cierta prosperidad económica.
En 1873 se produce una gran crisis, la primera del capitalismo, de larga duración,
sólo superada por la de 1929. Afecta especialmente a Europa central, nórdica y oriental. Es
el crack alemán. Se produce en Austria (caída de la bolsa de Viena), coincidiendo con la
euforia de la unidad alemana y las indemnizaciones de guerra que Bismarck impone a
Alemania: se crea una euforia especulativa, finalmente acabada con una reacción en cadena
provocada por la venta de acciones de una banca sin liquidez. La crisis afectó también a
EE.UU. e Inglaterra (por la bancarrota de los gobiernos turco y peruano), pero no a Francia
(inmersa en el pago de los 5.000 m de francos a Prusia).
Tras una nueva etapa expansiva, sucede una crisis menor en 1890: en Francia se
hunden varios bancos con el escándalo de Panamá. Nuevos episodios críticos se
desarrollan (casi con periodicidad decenal: ¿son intrínsecos al capitalismo, como opinan
los marxistas?; ¿son simplemente crisis de crecimiento?), con especial importancia en 1907
(crisis de superproducción) y 1913, por la crisis de los Balcanes.
3.2.1– Agricultura.
Terminadas las guerras napoleónicas hasta 1870 es la etapa de la agricultura
metódica, con una actitud de explotación agrícola racional, lo que da lugar a cambios
estructurales en la propiedad: desamortizaciones, etc. La nueva demanda de productos
agrícolas por parte de los emigrados a la ciudad incrementa las necesidades productivas,
estimula la adopción de sistemas más aptos.
A lo largo del XIX desaparecen en los países más avanzados las "hambres"
tradicionales, a partir de tres factores:
a– Cambios en las formas de la propiedad. Gran Bretaña fue el primer país en el que se
realizaron importantes reformas. Se ponen en cultivo nuevas tierras, eriales y baldía, y se
incrementa la productividad por trabajador y hectárea. Pero el sector agrícola británico
sufrió a lo largo de la segunda revolución industrial un progresivo deterioro, ya que la
política librecambista del gobierno facilita la llegada masiva del trigo estadounidense o de
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las carnes argentinas.
En Francia las transformaciones son más lentas, teniendo que sufrir, además, la
crisis de la filoxera de la vid, así como la competencia del trigo estadounidense y
canadiense: ante esta amenaza, el gobierno adoptó una política proteccionista.
b– Fertilización del suelo. El guano del Perú (abono de gaviota) se comienza a explotar tras
1850 por los ingleses, y desde 1860 los nitratos chilenos y sales potásicas de Alemania.
Pero a partir de 1880 será la industria química la que proporcione nuevos abonos sintéticos.
Además, la existencia de piensos compuestos permite una agricultura intensiva
estabulizada: los excedentes pueden ser comercializados gracias a los nuevos medios de
conservación (iniciados por Appert y continuados por Pasteur), así como los frigoríficos
(1882). Estas circunstancias permiten una diversificación de la dieta.
c– Mecanización del campo. Inventos como la segadora de Mac Cormikc (1846) ahorraban
dos terceras partes de la mano de obra campesina. Las gavilladora automática de 1878, las
cosechadoras–trilladoras inventadas en California, etc., incrementan los rendimientos. El
único problema para el campesino será el poder costear su adquisición.
3.2.2– Transportes.
La red ferroviaria se va uniendo a los centros secundarios. Pero la mayor revolución
es el transporte individual. El surgimiento del motor de gasolina cambiará el panorama de
los transportes, gracias a la invención del motor de explosión por Benz, y el de Diesel en
1893, aplicado pronto a los automóviles. En principio los automóviles son pequeños trenes,
luego independizados de los raíles (1895). También son importantes los ciclomotores
(generadores de un nuevo culto a la velocidad).
Peugeot incorpora el neumático inventado por Michelin, lo que provoca una intensa
demanda del caucho y petróleo. Las compañías petrolíferas (que exigen gran inversión)
serán por otra parte un modelo de concentración productiva.
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Paralelamente se desarrolla la aviación. El primer dirigible a vapor data de 1852, y
Zeppelín aplicará el motor de explosión. A partir de 1903 EE.UU. desarrollará la industria
de la aviación, que tendrá especial importancia con las contiendas militares mundiales.
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permite la independencia respecto a los saltos de agua. Poco a poco se introducirán
máquinas eléctricas y de gasolina. Un invento revolucionario es la máquina de coser en
1835 (Sigma): cada hogar puede ser un pequeño taller. EE.UU. y Japón (desde 186) harán
la competencia a Europa. Por otra parte, nacen los grandes almacenes, innovaciones como
la publicidad (desarrollo de la sociedad de consumo).
4– BIBLIOGRAFÍA
BELINCHON, M–ALONSO, I.: Otra visión de la Revolución Industrial Británica:
presencia de las mujeres. Recopilación de textos y materiales. Ed. Península,
Barcelona, 1968.
BERG, M: La era de las manufacturas, 1700–1820. Una nueva historia de la Revolución
Británica, 1750–1850. Ed. Crítica, Barcelona, 1990.
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Madrid, Istmo, 1989.
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NERÉ, J.: Historia contemporánea. Barcelona, Labor, 1982.
RULE, J.: Clase obrera e industrialización. Historia social de la Revolución Industrial
Industrial británica. Editorial Crítica, Barcelona, 1987.
VV.AA.: La Revolución Industrial. Ed. Crítica, Barcelona, 1988.
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